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ESTUDIO EXPERIMENTAL
DEL RASANTE EN VIGAS EN T
DE HORMIGÓN ARMADO
Tesis doctoral
ED|UA Escola de Doctorat
Escuela de Doctorado
Alicante, septiembre 2016
edua.ua.es
DEPARTAMENTO DE INGENIERÍA CIVIL
Dirigida por:
JOSE LUIS BONET SENACH
Titular de Universidad
Tutor:
SALVADOR IVORRA CHORRO
Catedrático de Universidad
Estudio experimental del rasante en vigas en T de hormigón armado reforzado con fibras de acero.
ÍNDICE GENERAL
1 INTRODUCCIÓN ..................................................................................... 11
3 METODOLOGÍA..................................................................................... 195
ÍNDICE DETALLADO
1 INTRODUCCIÓN ..................................................................................... 11
1.1 ANTECEDENTES.......................................................................................... 11
1.2 OBJETO Y CONTENIDO ................................................................................ 12
2 ESTADO DEL CONOCIMIENTO ................................................................ 15
2.1 GENERALIDADES ........................................................................................ 16
2.1.1 Definición........................................................................................ 16
2.1.2 Enfoque del problema ....................................................................... 17
2.1.3 Cortante vertical y cortante horizontal................................................. 18
2.1.4 Consideración del rasante a nivel diseño .............................................. 19
2.2 ESTUDIOS EXPERIMENTALES DEL RASANTE EN VIGAS DE HORMIGÓN
ARMADO ................................................................................................. 20
2.2.1 Alas comprimidas ............................................................................. 22
2.2.2 Alas traccionadas ............................................................................. 33
2.3 EVALUACIÓN DEL ESFUERZO RASANTE.......................................................... 34
2.3.1 Modelo viga tradicional...................................................................... 35
2.3.1.1 Material elástico lineal: estado no fisurado............................. 36
2.3.1.2 Material elástico lineal: estado fisurado ................................. 37
2.3.1.3 Material elástico no lineal .................................................... 40
2.3.1.4 Cálculo del rasante en el ala de una viga ............................... 43
2.3.1.4.1 Rasante medio en un tramo Δx ....................................... 44
2.3.1.4.2 Rasante en una sección x en flexión simple....................... 46
2.3.1.4.3 Métodos prácticos de cálculo........................................... 47
2.3.1.5 Influencia del mecanismo resistente ..................................... 48
2.3.2 Deformabilidad de las alas, arrastre de cortante y ancho eficaz............... 50
2.3.2.1 Generalidades ................................................................... 50
2.3.2.2 Formulación del ancho eficaz ............................................... 52
2.3.2.3 Distribución de tensiones en el ala........................................ 60
2.3.2.4 Influencia del ancho eficaz en el esfuerzo rasante ................... 61
2.3.2.5 Conclusiones ..................................................................... 63
2.3.3 Esfuerzos no contemplados en el modelo viga ...................................... 64
2.3.3.1 Esfuerzo axil concomitante con el rasante.............................. 64
2.3.3.1.1 Razaqpur y Ghali (1984) ................................................ 67
2.3.3.1.2 Páez y Díaz del Valle (1992) ........................................... 69
2.3.3.1.3 Jaeger y Bakht (2001) ................................................... 70
2.3.3.1.4 Distribuciones plásticas .................................................. 72
2.3.3.1.5 Conclusiones ................................................................ 72
2.3.3.2 Flexión transversal del ala por curvatura de la viga ................. 72
2.3.3.3 Flexión transversal del ala por cargas exteriores..................... 74
2.3.3.4 Efecto arco en tableros multivigas ........................................ 74
2.3.4 Método de bielas y tirantes ................................................................ 75
2.3.4.1 Generalidades ................................................................... 75
2.3.4.2 Aplicación al rasante de alas de vigas en T ............................ 77
2.3.4.2.1 Modelo global o completo ............................................... 77
2.3.4.2.2 Modelo parcial o combinado............................................ 81
2.3.4.2.3 Esfuerzos internos en las alas ......................................... 83
2.3.5 Método de los campos de tensiones .................................................... 84
2.3.6 Otros métodos más complejos ........................................................... 87
2.4 RESISTENCIA A ESFUERZO RASANTE ............................................................ 89
2.4.1 Conceptos generales......................................................................... 89
2.4.1.1 Método de bielas y tirantes.................................................. 89
2.4.1.1.1 Resistencia de las bielas................................................. 90
2.4.1.1.2 Resistencia de los tirantes .............................................. 93
1 INTRODUCCIÓN
1.1 ANTECEDENTES
El diseño y comprobación del rasante en alas de vigas en T o similares de hormigón armado
constituye el artículo 44.2.3.5 de la versión actual de EHE (2008) [1], enmarcado dentro del
artículo general dedicado al estado límite de agotamiento frente a cortante. Siempre ha sido un
artículo específico de la instrucción española. En la primera versión de 1939 era el artículo 38,
titulado Piezas en T en donde, en relación al rasante, se incluía simplemente un criterio de
armadura mínima. En la versión actual se formula el problema como una aplicación del método
general de bielas y tirantes, cuyas bases se establecieron por primera vez de una forma explícita
en la versión anterior de 1998.
La versión actual de EHE [1] incorporó como novedad, entre otros, el anejo 14 dedicado a
establecer unas recomendaciones para la utilización de hormigón con fibras. La presencia de
fibras en la masa de hormigón puede ser tenida en cuenta en los cálculos estructurales,
cumpliendo ciertas condiciones, y el anejo 14 recoge estas condiciones y revisa todos aquellos
aspectos en los que el articulado general sufre alguna modificación, con base a conocimientos
suficientemente contrastados [2]. El anejo 14 ha de entenderse como una primera versión del
documento y no todos los aspectos quedan cubiertos, entre ellos, el artículo dedicado al rasante
en donde solamente se advierte de la necesidad de basarse en campañas experimentales
concluyentes para considerar el efecto beneficioso de las fibras, principal motivo que ha
originado la redacción de la presente tesis doctoral.
El problema tampoco está resuelto en otras normas o recomendaciones que han introducido
bases de cálculo para este tipo de hormigón estructural, aparecidas principalmente en la pasada
década, fruto del interés creciente para ofrecer herramientas de cálculo para los ingenieros
calculistas. En la literatura no existen publicaciones específicas para el problema, pero además,
la información sobre datos disponibles de vigas de hormigón armado tampoco es numerosa. Los
estudios específicos para el rasante en vigas de hormigón armado se publicaron entre la década
de los años 70 y 80, y proporcionan una base de datos de 48 vigas con las alas funcionando en
compresión y 25 en tracción, y no todas ofrecen una información útil.
En el Capítulo 4, "Programa experimental", se describe en primer lugar las limitaciones que han
condicionado el alcance del estudio experimental, que ha consistido finalmente en la fabricación
de 13 vigas en T para ser ensayadas con el esquema más sencillo y más usado en la literatura,
con las alas funcionando en compresión y sin flexión transversal. El capítulo contiene además la
descripción del proceso de fabricación y ensayo, y toda la información relativa al
establecimiento de los ensayos de caracterización de los materiales y las características
finalmente obtenidas para los mismos.
El primer bloque trata de la evaluación del esfuerzo rasante, problema que en la literatura
técnica y normativa se ha abordado tradicionalmente con el modelo viga clásico. Se revisan las
expresiones directas que se deducen para el esfuerzo rasante en régimen elástico y el cambio que
sufren cuando los materiales alcanzan su comportamiento no lineal. El modelo viga tiene
limitaciones en el caso de vigas en T o similares a las que debe prestarse atención. La primera es
el problema de la deformabilidad del ala frente al rasante, que en la práctica se resuelve
adoptando un ancho eficaz para la misma. Otra limitación es la incapacidad de reproducir la
existencia de un axil transversal concomitante con el rasante. También se menciona la presencia
de otros esfuerzos concomitantes como la flexión transversal, que puede condicionar el
funcionamiento del mecanismo resistente. Aparte del modelo viga se incluye el método de bielas
y tirantes, que constituye otra herramienta de cálculo del esfuerzo rasante. Aunque inicialmente
se desarrolló como modelo resistente frente al cortante vertical, su generalización en el cálculo
del hormigón estructural permite emplearlo como modelo global, y no solo como modelo para
estudio de regiones D. Finalmente se citan estudios realizados sobre el rasante de vigas en T
mediante modelos estructurales más complejos.
Finalmente, el tercer bloque se dedica al hormigón reforzado con fibras acero. Se describen
sus características básicas y se recopila aquella información que se emplearía con los métodos
habituales para el problema del rasante en hormigón armado, ya que no hay publicaciones
específicas sobre este aspecto en HRFA. Se trata de la ley constitutiva de tensiones normales y la
caracterización para la transferencia a corte, esta última diferente al mecanismo de resistencia al
cortante vertical en vigas y losas, que sí se ha estudiado profundamente. Además se trata el tema
del modelo viga con las características especiales que aportan las fibras y se repiten algunos
temas tratados en el bloque de hormigón armado, como el modelo de bielas y tirantes y el
estudio de lajas y placas.
2.1 GENERALIDADES
2.1.1 Definición
El rasante es un esfuerzo tangencial que se obtiene en piezas flectadas cuando se realiza en ellas
un plano de corte longitudinal, paralelo a la directriz. En normas como EHE [1] y EC2 [4], que
dedican un apartado específico al diseño y comprobación frente a este esfuerzo, proporcionan
una definición general del mismo:
ΔF
S= E.2.1
Δx
El rasante del ala se define, entonces, como el esfuerzo tangencial S desarrollado en el plano de
unión del ala con el alma (plano AA' de la Fig.2.1a) y que resulta de la variación del esfuerzo
axil ∆F en la parte del ala exterior al plano de corte, en un tramo de viga de longitud ∆x
(Fig.2.1b). Se mide como fuerza por unidad de longitud y en otras ocasiones se habla de tensión
rasante media, obtenida dividiendo entre el espesor del ala.
Cualquier plano de corte paralelo a la directriz de la pieza genera una superficie sobre la que se
desarrolla un esfuerzo rasante, sin embargo, es fácil deducir que el rasante en un ala de espesor
constante es máximo según el plano de corte AA', y que cualquier otro plano del tipo BB'
(Fig.2.1a) proporciona un rasante de menor valor. Por ello, en vigas monolíticas, se entiende
siempre que el rasante se estudia en el plano vertical de arranque del ala desde el alma, aunque
no debe olvidarse la posibilidad de que, en casos especiales, pueda existir una superficie de corte
más débil. Por ejemplo, con la presencia de acartelamientos (Fig.2.1c). También debe
contemplarse la posibilidad de la pérdida de monolitismo, fisurando incluso antes de que actúe el
esfuerzo de corte, y por razones no relacionadas con él, como tracciones causadas por coacción a
las deformaciones por retracción o temperatura, golpes accidentales [8] o acciones que causen
flexión transversal.
Como consecuencia, a efectos prácticos, el enfoque general del problema del diseño frente a
esfuerzo rasante consiste en prever el nivel de carga y el mecanismo resistente adecuado para
satisfacer la condición de agotamiento, lo cual suele requerir un tanteo previo. Si se propone un
mecanismo resistente frágil debe evaluarse el rasante elástico, para lo cual la expresión E.2.1 se
usa tomando un tramo Δx pequeño, que permita describir mejor la distribución del esfuerzo
rasante a lo largo de la pieza. Si el rasante elástico supera la capacidad resistente prevista, ésta
debe cambiarse hacia un comportamiento dúctil, incorporando armadura suficiente, lo que
permite recalcular el rasante como plástico, de modo que la expresión E.2.1 puede usarse
escogiendo un tramo Δx grande, siempre que en él se mantenga constante el signo de variación
de la fuerza resultante ΔF en el ala de estudio.
Este modo de operar puede observarse en la EHE [1] cuando trata el problema general del
rasante en la junta entre hormigones. El art. 47º propone como valor pequeño para Δx un canto
útil y, en caso de disponer de armadura suficiente, permite emplear el máximo valor indicado
anteriormente para Δx. No obstante, para el caso particular del rasante en las alas de vigas
monolíticas (art. 44.2.3.5), asume que el rasante puede considerarse que se distribuye
uniformemente, lo que obliga a disponer una armadura transversal en el ala que se obtiene
aplicando el método de bielas y tirantes. En general, todas las normas, bien mediante bielas y
tirantes (Código Modelo [3], EHE [1], EC2 [4]) o bien mediante corte-fricción (ACI 318-11 [10],
AASHTO LRFD Bridge [ 11 ], CAN/CSA-S6-06 [ 12 ], JSCE/SSCS [ 13 ]), coinciden en dar
importancia a garantizar la unión del ala con el alma mediante la disposición de armadura
suficiente para tener un mecanismo resistente dúctil.
(a) (b)
Fig.2.2. Funcionamiento del cortante vertical y del cortante horizontal: (a) Cortante vertical; (b)
Cortante horizontal.
muy suave para cargas uniformes [15], y su resultante es nula si se integran para toda la pieza (v.
2.3.3.1). Además estas tensiones son ignoradas en la formulación habitual del rasante resistente
[6] que, o bien se basa en la aplicación básica del método general de bielas y tirantes, o bien en
una expresión de transferencia a corte. Otra diferencia con el cortante vertical es la presencia de
flexión transversal Mx, que habitualmente no influye en la formulación del mecanismo resistente
frente a rasante, sino que ambos problemas se estudian separadamente y posteriormente se
aplican unas reglas para el reparto de la armadura transversal del ala. Como excepción, el código
japonés (JSCE/SSCS [13]) incluye la flexión transversal en la formulación de la transferencia a
corte.
En resumen, el cortante vertical resistente presenta una formulación más evolucionada que la
proporcionada por el método de bielas y tirantes, más compleja, y que depende en gran medida
del flector contenido en su plano, mientras que el cortante horizontal o rasante resistente presenta
una formulación muy básica, deducida de un modelo de bielas y tirantes o de transferencia a
corte, que ignora el axil concomitante desarrollado por el trabajo longitudinal de la viga, y que lo
trata separadamente de la flexión transversal.
— La fisuración por esfuerzos rasantes parece quedar resuelta si, aparte de verificar el ELU, se
respetan las cuantías mínimas prescritas para la armadura. En este sentido, la EHE [1], que
emplea el método de bielas y tirantes para el diseño frente a rasante, recomienda limitar la
capacidad de los tirantes a la correspondiente a una deformación del 2‰.
Aparte, es interesante citar una recomendación de la RPX-95 [16] que, aunque trata sobre el
diseño de la conexión en tableros mixtos para puentes, comparte similitudes con el rasante en
vigas de hormigón. De un modo muy claro esta recomendación establece que la disposición de
los conectadores calculados (según la condición de agotamiento) debe ajustarse en lo posible a
la envolvente de esfuerzos rasantes elásticos, con objeto de limitar la deformación de la
conexión y asegurar un comportamiento cuasilineal de la estructura en servicio.
Volviendo a las vigas de hormigón armado, aunque la mayoría de normas como la EHE [1]
admite la redistribución completa del esfuerzo rasante y, por tanto, la distribución uniforme de la
armadura en un tramo Δx cuyo valor máximo lo establece como la distancia entre las secciones
de momento nulo y máximo; una medida encaminada a lograr una distribución de la armadura
más acorde con el funcionamiento en servicio se consigue reduciendo el valor máximo permitido
para Δx. El EC2 [4], por ejemplo, redujo dicho valor máximo a la mitad en su última versión.
En resumen, basta diseñar en ELU y adoptar unas sencillas reglas en la armadura transversal
para garantizar el buen funcionamiento del ala en servicio. Estas reglas consistirían en limitar la
deformación de la armadura en rotura y en proporcionar una distribución de la misma más
acorde al rasante elástico.
Estos hechos confirman que a finales de los años 60 no se poseía un conocimiento completo del
funcionamiento de las vigas en T pero ayudaron a despertar el interés en su estudio, siendo a
partir de los años 70 cuando comenzaron a plantearse ensayos específicos para el estudio del
rasante. En primer lugar, los propios Regan y Placas (1970) [19] utilizaron sus resultados previos
para proponer uno de los primeros métodos específicos de diseño de la armadura mínima en
vigas de hormigón armado, con base experimental y argumentos teóricos (v. 2.4.2.1.3). Como
aspecto anecdótico, aunque no se trata de un estudio experimental frente a rasante, es interesante
la referencia que dio Rao (1982) [20 ] del fallo de un puente real de tres vanos continuo de
hormigón armado con sección en cajón, atribuido a la ausencia de una adecuada armadura
transversal en la unión alas–alma.
El segundo autor, Johnson (1970) [23], reunió gran cantidad de resultados disponibles de ensayos
en vigas mixtas, incluyendo más de 60 vigas ensayadas en la Universidad de Cambridge.
Propuso una fórmula experimental para la cuantía mínima de la armadura transversal de la losa
(v. 2.4.2.1.2) y consideró que podría ser empleada en vigas en T de hormigón armado, señalando
que, hasta la fecha, dicho problema no había sido verificado mediante ensayos.
Como puede observarse, los autores citados observaron paralelismo entre el rasante en vigas de
hormigón armado y en vigas mixtas, no obstante, Regan (1982) [24] advirtió que la comparación
entre ambos tipos de vigas añadía incertidumbres, debido a diferencias importantes. Estas
diferencias consistían en que las vigas mixtas presentaban un mecanismo resistente propio del
alma metálica frente al cortante vertical, así como un modo particular en que el rasante era
introducido en las alas, mediante conectores que, a su vez, introducían unas fuerzas locales que
no estaban presentes en las vigas monolíticas de hormigón armado.
En lo concerniente sólo a vigas de hormigón armado, los resultados experimentales para estudiar
el comportamiento frente a rasante de las alas de vigas en T o similares son escasos.
Prácticamente la experimentación existente se extiende en un corto período de tiempo, entre
1970 y 1987, comenzando por las vigas estudiadas por Regan y Placas (1970) [19] y terminando
por la campaña experimental de Fiorito (1987) [25] y Tizatto (1987) [26]. Con posterioridad a esa
fecha no se han encontrado publicaciones de ensayos realizados con este fin. Jaeger y Bakht
(2001) [27] referenciaron el ensayo de una viga en T, realizado por Bartlett (1998), que agotó por
separación lateral de las alas, y que utilizaron para contrastar un método de cálculo del axil
transversal generado en el plano vertical de unión alas–alma (v. 2.3.3.1.3). Dado que dicho
método se fundamentaba en análisis lineal, no precisaba conocer la armadura transversal del ala
y no aportaron información sobre la misma. Recientemente Schütte y Sigrist (2014) [ 28 ]
contrastaron un método de cálculo mediante campos de tensiones (v. 2.4.2.2.1) pero usaron datos
experimentales de autores del período indicado.
Existen dos referencias importantes en donde se relacionan y describen brevemente los ensayos
experimentales llevados a cabo por diversos autores. En primer lugar el informe de Regan (1982)
[24] elaborado para el CEB, en donde se recogía información de los ensayos experimentales
realizados hasta ese año, dentro del objetivo general del CEB de revisar algunos modelos
resistentes del reciente Código Modelo 1978. Y en segundo lugar el trabajo de Fiorito (1987)
[25] y de Tizatto (1987) [26], siendo el último una tesis en donde se planteaba además un método
de diseño. Estas referencias se han empleado para describir el trabajo de algunos autores de los
que no se ha podido consultar la publicación original.
Las vigas D3, T21 y T24 fueron fabricadas sin armadura transversal en las alas, y todas ellas
manifestaron una rotura por separación lateral de las alas respecto del alma. La rotura siguió casi
inmediatamente a la aparición de fisuración longitudinal en el encuentro ala–alma, que se
localizó en el tramo central de la viga, correspondiente al de máxima flexión. Los autores
atribuyeron la forma de rotura a la generación de un axil transversal en el plano vertical de unión
ala–alma, distribuido de tal forma que conseguía estar autoequilibrado y, a la vez, crear un par en
equilibrio con la resultante axil de compresiones en el ala, en la sección de máxima flexión
vertical. Aparte, dicha resultante axil de compresiones estaba en equilibrio longitudinal,
obviamente, con un rasante según el plano de corte. Este esquema de fuerzas se representa en la
Fig.2.3a, adaptada del texto original, y es básico para comprender el funcionamiento de las alas
exentas, empleado por diversos métodos de cálculo propuestos en la literatura (v. 2.4.2),
incluidos los propios Regan y Placas (1970) [19].
El resto de vigas con igual geometría que T21 y T24 manifestaron también fisuración
longitudinal para una carga entorno al mismo valor, pero la presencia de armadura transversal,
repartida uniformemente en toda la viga, garantizó la unión ala–alma y permitió incrementar la
carga hasta agotamiento, en este caso, por un motivo diferente al rasante, cortante vertical. Las
vigas U1, U4, U3 y U7, de dimensiones diferentes y solicitadas por una carga uniforme,
manifestaron también el mismo fenómeno, aunque con otro valor del cortante en apoyo, similar
entre sí. Esto permite establecer lo que se puede denominar como rasante de fisuración, que
sería característico de la viga y de su esquema de carga. Regan y Placas (1970) [19] consiguieron
justificar numéricamente el rasante de fisuración en el caso de las vigas cargadas puntualmente,
pero no así en el caso de vigas con carga uniformemente repartida (v. 2.4.2.1.3).
Tabla 2.1. Datos resistentes de vigas en T ensayadas por Regan (1967) y Placas (1969).
ρl·fy ρw·fy ρf ·fy fc Vfis Vu Mu mt
VIGA [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [kN] [kN] [kNm] [kNm/m] tipo de rotura
D3 -- -- 0 32 50 50 31
rasante 0
T21 26,5 2,25 0 32 140 150 137
rasante 0
T24 26,5 2,25 (45º) 0 35 160 170 156
rasante 0
T37 26,5 2,25 0,52 32 160 210 192 0
cortante vertical
T32 26,5 2,25 0,79 28 160 217 199 0
cortante vertical
T14 26,5 2,25 (45º) 1,58 33 180 220 201 0
cortante vertical
T6 26,5 2,25 1,58 26 180 205 188 0
cortante vertical
U1 26,5 2,25 0,38 30 220 310 237
rasante 0
U4 26,5 1,57 0,38 28,5 190 270 206
rasante 0
U3 26,5 2,25 1,02 30 220 330 252 0
rasante+cortante vert.
U7 26,5 2,25 6,74 29,2 220 360 275 0
flexión longitudinal
U5 26 1,57 3,37 30 -- 250 191 19,5
cortante vertical
U6 26 1,57 6,74 29,6 -- 190 145 29,6
cortante vertical
Las cuantías geométricas ρl, ρw y ρf corresponden, respectivamente, a la armadura longitudinal de
tracción (referida al área útil del alma = bw·d), la transversal de cortante en el alma y la transversal del
ala; Vfis es el valor del cortante en apoyo para la situación de fisuración del ala; Vu y Mu son el cortante
en apoyo y el momento flector en la sección de máxima flexión para la situación de agotamiento de la
viga, despreciando el peso propio; mt es el momento flector transversal para la situación de agotamiento
de la viga. Vu, Mu y mt son datos experimentales.
380 w 380
viga U6
190 190
viga U5
a a 2· a
resto de vigas vigas D3, T6, T14, T21, T24, T32 y T37 vigas U1, U3, U4, U5, U6 y U7
d Viga b bw h hf d a
h hf D3 152,5 102 -- 38 191 610
T14, T21, T24, T32, T37 y T6 229 152 305 76 254 915
b bw b U1, U3, U4, U7, U5 y U6 459 152 305 76 254 1375
C Nf
T
sección sección
M=0 M máx
M máx
a
(a) (b)
Fig.2.3. Funcionamiento de la viga aislada: (a) esquema de fuerzas; (b) deformación de la armadura
transversal del ala. Adaptado de Regan y Placas (1970) [19].
Otra información interesante proporcionada por Regan y Placas (1970) [19] es la deformación
longitudinal del paramento superior comprimido en las vigas de la familia "U", de mayor
anchura de alas. En la Fig.2.4 se representa de forma simplificada esta deformación normalizada
respecto a la deformación sobre el alma, para un valor de la carga entorno al 90% de la carga de
rotura de la viga. En ningún caso se aprecia un funcionamiento eficaz 100% de las alas y los
autores no profundizaron en este problema, señalando simplemente que no existía una clara
división entre una armadura satisfactoria e insatisfactoria, sólo un comportamiento más integral
del ala con el aumento de la cantidad de armadura.
Puede añadirse que el salto del valor de la deformación entre alma y alas ha de ser originado por
la fisuración del ala, como así indica la Tabla 2.1 (Vfis<Vu). Las vigas U1 y U4, pobremente
armadas en el ala, mostraron aplastamiento del hormigón limitado solo a la anchura del alma, lo
que indica que el alma falló finalmente por flexión, al no ser acompañada eficazmente por las
alas, que habían fallado previamente por rasante. La viga U7, dotada de una armadura más
generosa, falló por flexión longitudinal y el aplastamiento del hormigón se observó en una
anchura extendida a todo el ala. Este detalle no pudo observarse en las vigas U5 y U6, con alas
solicitadas a flexión transversal, ya que fallaron prematuramente por otra causa, no obstante,
poseyendo una cuantía de armadura más generosa, sobre todo U6, acusaron también diferencias
notables entre la deformación medida en extremos y en el ala. El salto de valor entre alma y alas,
sin embargo, es muy reducido en U6. El fallo de las vigas U5 y U6 tenía la apariencia de fallo
por cortante de las alas actuando como losas en voladizo.
El siguiente estudio corresponde a Petersen y Lyhne (1975) en el que ensayaron unas 8 vigas
simplemente apoyadas, con una o dos cargas concentradas aplicadas sobre el alma, acorde a los
datos y esquemas de la Tabla 2.2. Como puede observarse, se varió la anchura de alas, la luz de
cortante (av) y la cantidad de la armadura transversal así como su distribución. En 6 vigas la
armadura transversal del ala se colocó concentrada bajo la carga puntual, en 1 viga la armadura
se distribuyó uniformemente en la mitad de la luz de cortante más próxima a la carga puntual, y
sólo en la viga restante se distribuyó en toda la luz de vano.
Fig.2.4. Deformación longitudinal del paramento comprimido de las vigas de gran anchura de alas: (a)
vigas sin flexión transversal; (b) vigas U5 y U6 con flexión transversal.
La información aportada no llega a ser del todo útil, 2 vigas fallaron por anclaje deficiente de la
armadura longitudinal de flexión, siendo una de ellas la que disponía de la armadura distribuida
en todo el vano, y sólo fallaron por rasante las vigas con armadura concentrada, un tipo de
distribución que en la práctica no se realiza. No obstante, los autores plantearon un modelo de
cálculo para el caso de armadura concentrada (v. 2.4.2.2.1). En las vigas 102 a 105 se observa
cómo el aumento de av produce una transición del modo de rotura, de cortante vertical a rasante.
Las vigas 104 y 106 parecen comparables, con la misma geometría y armadura concentrada la
viga 104 agota por rasante para un valor de la carga mayor que la viga 106, con armadura
repartida en av/2, pero esta última emplea mayor armadura transversal, menor armadura
longitudinal de flexión y acaba agotando finalmente por flexión, por lo que resulta difícil sacar
conclusiones claras.
160 40 137
av am av av av
[ mm] 1200 1200
Badawy y Bachmann (1977) [29] ensayaron un total de 5 vigas de proporciones más generosas,
todas con la misma geometría, variando únicamente la distribución y cantidad de la armadura
transversal e introduciendo flexión transversal en 3 de ellas. Aparte, dos vigas más con idéntica
geometría y también con flexión transversal en las alas fueron ensayadas por Bacchetta y
Bachmann (1977) [30], con la novedad de incorporar pretensado transversal en las mismas. La
geometría y esquema de ensayo se ilustra en la Tabla 2.3. La carga exterior consistió en dos
fuerzas puntuales dispuestas simétricamente, aplicadas sobre el alma, pero la flexión transversal,
en las vigas Q3 a Q7, se aplicó con un sistema independiente autoequilibrado, que se apoyaba en
la cara inferior de la viga, introduciendo una compresión vertical en el alma.
Tabla 2.3. Datos resistentes de las vigas en T ensayadas por Badawy y Bachmann (1977) [29] y por
Bacchetta y Bachmann (1977) [30].
fc ρf ·fy Vu mt
VIGA [MPa] [MPa] Distribución armadura [kN] [kNm/m] tipo de rotura
Q1 25,6 2 × (1,60 a 0,48) variable en 2 capas iguales 508 0 rasante
Q2 29,2 2 × 2,18 uniforme en 2 capas iguales 550 0 flexión
superior: 3,03 a 1,36 variable
Q3 22,9 532 10,7 flexión
inferior: 1,51 a 0,48 variable
superior: 1,36 y 2,48 uniforme en 2 escalones
Q4 27,9 541 >11,1 flexión transversal
inferior: 0,50 y 1,09 uniforme en 2 escalones
superior: 1,36 y 2,60 uniforme en 2 escalones
Q5 27,4 539 10,7 flexión
inferior: 0,50 uniforme
superior: 0,55 y 1,60 uniforme en 2 escalones
Q6 28,3 549 10,7 flexión
inferior: 0,50 y 1,09 uniforme en 2 escalones
superior: 0,55 y 1,66 uniforme en 2 escalones
Q7 28,3 549 10,7 flexión
inferior: 0,50 uniforme
La distribución variable disminuye hacia el punto de aplicación de la carga. La distribución uniforme
en 2 escalones concentra mayor armadura en un tramo de 1,5m entorno a cada carga puntual. Todas las
vigas poseen igual armadura longitudinal de tracción (ρl·fy=21,4MPa) e igual armadura vertical en el
alma (ρw·fy=5,59MPa).
400 400 q/2 2F q/2 q/2 2F q/2
2F
100
F F p p
620
En todas las vigas la armadura transversal de las alas se dividió en dos capas, escogiendo
diversos criterios para su distribución longitudinal y considerando un mínimo de armadura
constructiva con distribución uniforme. Es interesante revisar el planteamiento de los diversos
criterios, ya que reflejan un intento de enfocar el problema de un modo sencillo, utilizando
conceptos el enfoque del problema en Europa en aquellos años:
Viga Q1: según el modelo clásico o modelo de tracción principal, así denominado por
Badawy y Bachmann (1977) [29], explicado en el siguiente párrafo.
Viga Q2: según la analogía de la celosía o modelo de bielas y tirantes.
Viga Q3: superposición de la armadura requerida por el modelo clásico o de tracción
principal y la requerida por flexión transversal.
Vigas Q4 y Q6: superposición de la armadura requerida por el modelo de bielas y tirantes más
la requerida por flexión transversal.
Viga Q5 y Q7: armadura requerida por flexotracción, consistente en la flexión transversal más
la tracción obtenida del modelo de bielas y tirantes.
El modelo clásico o modelo de tracción principal procede de la información que puede obtenerse
del modelo viga clásico, esta consiste en la compresión longitudinal y en la tensión tangencial
rasante. Con este estado tensional en la junta de unión ala–alma, los autores utilizaron el círculo
de Mohr para obtener la tracción principal, y calcular la armadura transversal en consecuencia.
Obviamente descartaron este modelo ya que no cumplía el equilibrio transversal y conducía a
una distribución de la armadura inapropiada, inclinándose por el modelo de bielas y tirantes (v.
2.4.2.4). De hecho, la única viga que agotó por rasante fue precisamente la viga Q1, mientras que
las restantes vigas disponían de suficiente armadura transversal para provocar el agotamiento por
flexión longitudinal, excepto la viga Q4, que agotó por flexión transversal en las alas, y en
ninguno de estos casos se observaron signos del efecto del esfuerzo rasante.
Las vigas Q1 y Q2 constituyen los casos interesantes para la presente tesis. En la Fig.2.5 se
representa la fuerza de tracción transversal en el ala registrada con la instrumentación de la
armadura situada en la capa superior, para tres niveles de carga (F1, F2 y Fu), así como la
capacidad resistente máxima a tracción de dicha armadura (ρf ·fy·hf /2).
La gráfica de la Fig.2.5b corresponde a la viga Q2, que dispone de una distribución uniforme de
la armadura, y mayor cantidad total que en el caso de la viga Q1. La distribución del esfuerzo de
tracción es similar en los tres niveles de carga representados, aunque creciendo en intensidad.
Puntualmente, en el nivel Fu de agotamiento de la viga, se alcanza la plastificación en dos
secciones, ambas cercanas a cada una de las cargas concentradas. La cuantía de armadura
transversal es generosa y la viga acabó fallando por flexión longitudinal. El análisis de estas dos
vigas permite plantear el hipotético caso representado en la gráfica de la Fig.2.5c, que
correspondería a la viga Q2 con una cuantía de armadura igualmente distribuida pero en menor
cantidad. Se representa la tracción correspondiente al nivel Fu original, que supera a la capacidad
de la armadura en los tramos entorno a cada carga puntual; y se representa la probable
redistribución del esfuerzo, que habría permitido mantener el mismo tipo de rotura de la viga con
un ahorro en armadura transversal.
Fig.2.5. Fuerza de tracción medida y resistencia máxima en la capa superior de armadura: (a) viga Q1;
(b) viga Q2; (c) viga Q2 hipotética en agotamiento. Adaptado de Badawy y Bachmann (1977) [29].
Los experimentos descritos hasta ahora, si bien no son numerosos, sí permiten obtener una idea
del funcionamiento de la viga, de los esfuerzos generados en el ala y de la importancia de la
armadura transversal, y puede aplicarse también al caso de otras geometrías similares, como
ocurre con las dos vigas con sección en U invertida ensayadas por Tan y Goh (1979),
pertenecientes a un trabajo de estudiantes realizado en Londres. El esquema de ensayo se
representa en la Fig.2.6. En este caso se trata de un ala interior, así que puede existir cierta
coacción al desarrollo del axil transversal representado en la Fig.2.3a, en la unión de cada
semiala con su alma correspondiente. No obstante, al tratarse de una sola viga los resultados
mostraron máxima deformación transversal en la unión ala–alma en las proximidades de la
sección de máxima flexión. Una viga falló por flexión longitudinal, mientras que la otra, con
menor cuantía de armadura, falló por rasante, presentando el 75% de la armadura transversal del
ala plastificada.
50 30 250
1000 1000
650 [ mm]
También en Londres, Domingues (1981) ensayó 12 vigas en T con alas de gran anchura, de las
cuales 4 fueron con las alas comprimidas, cargadas sobre el alma mediante dos cargas puntuales
dispuestas simétricamente. Los datos relevantes se anotan en la Tabla 2.4. Las variables
consideradas fueron la cuantía de la armadura transversal, su posición en el ala, la luz de cortante
y, como novedad, se introdujo prefisuración en la unión alas–alma de una de las vigas, mediante
flexión transversal en ambos sentidos.
Todas las vigas fallaron por rasante, localizándose el daño en el tramo de junta extendido hasta el
punto de intersección del paramento inferior de las alas con la última fisura inclinada por
cortante en el alma. La viga T1-121 concentró la armadura transversal del ala en una sola capa,
localizada en el plano medio, y siendo la viga con menor cuantía, toda la armadura plastificó en
agotamiento. Algo similar ocurrió con la viga más corta T1-211, plastificando la práctica
totalidad de la armadura. La desvinculación parcial de las alas del alma provocó en ambas vigas
el aplastamiento del hormigón en compresión en el paramento superior del alma, lo que
representa una gran pérdida de eficacia de la sección en flexión.
Las vigas T1-111 y T1-112 aparentemente son iguales, poseen una mínima diferencia en la luz
de cortante, pero la verdadera diferencia estriba en la fisuración inicial del plano de corte en la
segunda, que falló para un valor de la carga entorno al 75% de la carga conseguida por la
primera, de alas monolíticas. En ambas vigas la armadura transversal plastificó en el entorno de
las secciones de flexión máxima.
Tabla 2.4. Datos de las vigas ensayadas por Domingues (1981).
av am ρl·fy ρf ·fy Notas fc tipo de
Vfis Vu
VIGA [mm] [mm] [MPa] [MPa] [MPa] rotura
[kN] [kN]
T1-121 2250 500 18,39 0,88 1 sola capa centrada 30,0 175 247,5 rasante
T1-111 2265 470 24,02 1,70 33,9 175 335 rasante
T1-211 1500 500 18,39 1,70 28,4 150 366 rasante
T1-112 2250 500 18,39 1,70 alas prefisuradas 27,6 -- 255 rasante
La distribución de la armadura transversal es uniforme en todos los casos, repartida en dos capas
excepto el caso indicado de la viga T1-121. Igual armadura vertical en el alma para todas las vigas
(ρw·fy=5,51MPa).
675 675
60
500 425
1500
[ mm] 500 av am av 500
Finalmente, el último estudio experimental realizado para el análisis del rasante corresponde a
Fiorito (1987) [25] y a Tizatto (1987) [26]. El primero ensayó 5 vigas en T simplemente
apoyadas, solicitadas por dos cargas puntuales dispuestas simétricamente, vigas que se
incorporaron también al estudio del segundo, que ensayó 9 vigas más con el mismo esquema, 6
de ellas con flexión transversal. El conjunto de 14 vigas se describe en la Tabla 2.5, con la
notación de ambos autores. Aparte de los dos tipos de carga aplicada, la otra variable escogida
fue la cuantía de la armadura transversal en las alas, utilizando un mismo diámetro de barra en
todas las vigas excepto en dos. La armadura se localizó en una sola capa superior y se repartió
longitudinalmente en la viga siempre de forma uniforme. En el caso de las vigas de la serie VT la
flexión transversal en las alas se aplicó primeramente hasta un valor preestablecido (q), que se
mantuvo constante con la aplicación de la carga sobre el alma. El número utilizado en el nombre
de la viga permite emparejar vigas MT y VT que poseen prácticamente las mismas
Tabla 2.5. Datos de las vigas del estudio de Fiorito (1987) [25] y Tizatto (1987) [26].
F F F hf
Vigas
MT 50
2·q F F q F q A sf 430 500
Vigas
VT
500 1000 1000 1000 1000 500 600 600 270 [ mm]
prácticamente al tramo central situado entre cargas puntuales, más allá de las cuales se produce
fisuración oblicua y más distanciada que en el caso anterior. Al fallar esta viga por flexión la
zona de daño se concentra en la sección central, con el hormigón aplastado en gran parte de la
anchura del ala.
(a)
(b)
Fig.2.7. Patrón de fisuración final de vigas MT: (a) viga MT3 (=T1); (b) viga MT8 (=T3).
La armadura transversal de las alas plastificó en su totalidad en el caso de la viga MT2. En las
vigas MT3 a MT8 la plastificación ocurrió en un tramo de viga entre el 60 y el 30% de la luz de
la viga. Las vigas MT7 y MT8, con alta cuantía de armadura, fallaron por flexión. La carga de
rotura de MT7 algo inferior se debió probablemente a la necesidad de descargar y volver a cargar
la viga por problemas técnicos.
Después de la fisuración longitudinal, en las vigas con cuantía intermedia que resistieron el
rasante de fisuración, se produjo una diferencia o salto de valor en la deformación longitudinal
del hormigón en la cabeza comprimida, entre las alas y el alma, signo de una pérdida de eficacia
de las alas. Es decir, las alas comprimidas se relajaron un poco y para compensar el alma
incrementó su trabajo. Este salto se hizo más notable con el incremento de la carga. Puede
observarse el caso de la viga MT4 en la Fig.2.8a, en donde además se aprecia la disminución de
la deformación hacia el extremo libre del ala, menos acusado en la fibra inferior. Las vigas MT7
y MT8, que fallaron por flexión, mostraron bastante uniformidad en la deformación longitudinal
del hormigón de las alas, tanto en la fibra superior como en la inferior, signo de una alta eficacia
de las mismas. En la Fig.2.8b se muestra el caso de la viga MT8, en donde sólo se aprecia un
salto en el nivel 6 de carga, cercano al de rotura, pero dado que la deformación supera el 3‰
prácticamente en toda la anchura del ala, a nivel tensional el hormigón se encuentra plastificado
en compresión y todo el ancho resulta eficaz a efectos prácticos. No obstante, Tizatto (1987) [26]
empleó el diagrama tensión–deformación real del hormigón y concluyó que la anchura eficaz del
ala (v. 2.3.2) era un 93% del ancho real en la viga MT8, y un 58% en la viga MT4.
(a) (b)
Fig.2.8. Deformación longitudinal del hormigón en el ala, en la sección central: (a) viga MT4; (b) viga
MT8. Adaptado de Tizatto (1987) [26].
Tizatto estableció como causa de rotura la combinación de rasante y flexión longitudinal, ya que
el momento último resistente registrado en los ensayos resultó inferior que el obtenido en las
vigas MT de características similares. No obstante, la viga VT8, con más armadura en las alas,
agotó para un valor del momento flector igual al 95% del momento de agotamiento de la viga
MT8, que rompió por flexión longitudinal. Parejo a este descenso en la capacidad resistente a
flexión también se acusó mayor pérdida de eficacia de las alas. La diferencia en la deformación
longitudinal entre el alma y el extremo libre del ala resultó más notable que en ausencia de
flexión transversal.
Fig.2.9. Patrón de fisuración final de vigas VT. Adaptado de Tizatto (1987) [26].
Como resumen, el número total de vigas ensayadas por todos los autores citados asciende a 48,
consistentes todas en vigas en T simplemente apoyadas, con la excepción de dos casos de vigas
en U invertida. El sistema de carga consistió en 1 o 2 cargas puntuales simétricas aplicadas sobre
el alma, o varias cargas puntuales para simular una carga repartida, aplicadas sobre el alma o
también sobre las alas para obtener flexión transversal. Unas 20 vigas fallaron por rasante puro, 2
vigas por una combinación de rasante y cortante vertical, y otras 6 vigas por una combinación de
rasante y flexión transversal. El resto fallaron por otras causas. Hay que recordar que no todas las
vigas fueron concebidas para estudiar el rasante; los primeros autores citados, Regan y Placas
(1970) [19], reutilizaron vigas de un estudio previo general de cortante, y 6 de sus vigas fallaron
por cortante vertical, lo que no las convierte en información muy útil, aunque sí permiten valorar
una resistencia a rasante inferior a la que realmente habrían alcanzado.
El patrón de fisuración en el ala es una combinación entre las fisuras que se originarían
transversalmente al alma debido a la tracción longitudinal, más las fisuras oblicuas debido a la
inclinación de las compresiones en el ala para transmitir el rasante al alma. En la Fig.2.11 se
reproducen las fotografías de dos casos de vigas ensayadas por Bacchetta y Bachmann (1979)
[31], ambas con la carga aplicada sobre el alma. La primera viga (Z1) repartió la armadura
longitudinal entre las alas y el alma, y agotó por flexión. La segunda viga (Z2) repartió la
armadura longitudinal sólo en las alas y agotó por rasante, produciéndose el aplastamiento del
hormigón por compresión oblicua en la zona de aplicación de la carga, zona con una alta
concentración de tracciones transversales.
Fig.2.11. Patrón de fisuración en el ala traccionada: (a) viga Z1, agotada por flexión; (b) viga Z2,
agotada por rasante. Adaptado de Bacchetta y Bachmann (1979) [31].
El conjunto de todos los autores citados suman un total de 25 vigas ensayadas para estudiar el
funcionamiento de las alas traccionadas, 14 de ellas fueron vigas en T, 6 en I, 4 en U invertida y
1 viga especial formada por dos vigas en T cruzadas. En todos los casos se trató de vigas
simplemente apoyadas con alas exentas, con la excepción de las vigas en U, aunque la coacción
transversal en este caso era reducida al tratarse de vigas aisladas. Un caso no comentado fue una
viga en I en pequeña escala ensayada por Domingues (1981) para reproducir las condiciones de
una viga continua.
• Se cumplen los principios de cálculo señalados en los textos normativos referentes a las
vigas. Normalmente estos principios se enumeran en el artículo del ELU frente a
solicitaciones normales (EHE [1] art. 42.1.2 y EC2-1-1 [4] aptdo. 6.1):
– Relación luz/canto grande para que puedan desarrollarse zonas con distribución
uniforme de tensiones (regiones B, donde aplican las hipótesis de Bernouilli-Navier).
Normalmente se emplea el principio de Saint-Venant, EHE [1] establece una relación
luz/canto>2, mientras que EC2-1-1 [4] sube el valor de la relación mínima a 3.
– Deformación plana de las secciones transversales (la hipótesis cinemática de la teoría
de vigas de Euler-Bernouilli consiste en aceptar que las secciones planas permanecen
planas después de deformarse la viga, y que se mantienen además perpendiculares a la
directriz de la misma). En el caso especial de formas en T, doble T, cajón o
asimilables, debe incluirse una limitación del ancho del ala para emplear en los
cálculos (ancho eficaz, EHE [1] art. 18.2.1).
– Igualdad de deformación entre la armadura y el hormigón que la rodea.
– Las tensiones de los materiales se obtienen a partir de unas leyes constitutivas σ–ε
predefinidas, en las que se desprecia la tracción en el hormigón excepto en situaciones
de servicio en las que la sección no haya sufrido un momento flector superior al
momento de fisuración. En HRFA, sin embargo, se considera que las fibras de acero
aportan tracción incluso en agotamiento.
• El trabajo que desarrolla la viga es básicamente flexión recta. Ello implica que la sección
es simétrica respecto del plano vertical y que la flexión en el plano horizontal es
inexistente o despreciable.
En este apartado se explican las distintas formas que adopta la expresión general E.2.1 con los
supuestos anotados. Aparte, se supone carga monótonamente creciente hasta el agotamiento en
flexión. En todo el proceso de carga de la viga, se entiende que nunca se supera la capacidad
resistente frente a rasante. La hipótesis de deformación plana implica además que la unión de las
alas con el alma se mantiene perfecta e intacta en todo el proceso. Una exposición similar, al
tratar la distribución de tensiones tangenciales en la sección transversal de una viga de hormigón,
puede seguirse en los libros de Calavera [7] y de Jiménez Montoya et al. [5]. Se distinguen dos
fases para el comportamiento elástico y lineal de los materiales, la primera con el hormigón
íntegro y la segunda con fisuración, y una tercera y última fase para el comportamiento no lineal.
Con niveles bajos de carga en la viga se acepta que el hormigón se comporta como un material
elástico lineal y se considera la sección íntegra de hormigón, siempre que la fibra más
traccionada no supere la resistencia a flexotracción.
En la Fig.2.12a se representa una sección trabajando según el caso general de flexión compuesta,
sometida a unos esfuerzos N y M referidos a la directriz. La sección tiene un área A y una
inercia I referida al eje Oy que pasa por su centro de gravedad. Una parte de la sección se
representa rayada, y tiene un área Ap y una inercia Ip referida a su propio centro de gravedad, así
como un momento estático Sp referido a Oy.
z z Mp
x Gp
xG Np M
Ap Af
O y x N
(a) (b)
Fig.2.12. Esfuerzos parciales bajo solicitaciones normales genéricas N-M.
Sobre el área parcial resultan unos esfuerzos parciales Np y Mp, referidos al propio centro de
gravedad de dicha área. En el análisis de secciones en régimen elástico y lineal, mediante la
integración directa de las tensiones normales, estos esfuerzos parciales pueden expresarse a partir
de los esfuerzos totales del siguiente modo:
Ap Sp
Np = ⋅N+ ⋅M E.2.2
A I
Ip
Mp = ⋅M E.2.3
I
Para el rasante entre ala y alma de una sección en T se escoge el área parcial de un ala, anotada
ahora con el subíndice "f" (Fig.2.12b). Usando la definición del rasante E.2.1 para un tramo
diferencial de viga (dx) y la expresión del axil parcial E.2.2, particularizada para flexión simple
(N=0), se obtiene:
ΔF dN f d ⎛ Sf ⎞ d ⎛ Sf ⎞ S dM
S= = = ⎜⎜ M ⎟⎟ = ⎜⎜ ⎟⎟ ⋅ M + f ⋅
Δx dx dx ⎝ I ⎠ dx ⎝ I ⎠ I dx
y finalmente
d ⎛ Sf ⎞ S
S= ⎜ ⎟⎟ ⋅ M + f ⋅ V
dx ⎜⎝ I
E.2.4
⎠ I
en donde V es el cortante vertical. La expresión también es válida para el caso menos habitual de
tener un axil constante en la viga (N≡cte).
Si la viga presenta una sección constante los parámetros Sf e I resultan también constantes, así
que la expresión E.2.4 se transforma en la conocida expresión del rasante elástico, aplicable tanto
a un ala superior como inferior:
Sf
S= ⋅V E.2.5
I
Siendo estrictos, el momento estático del ala y la inercia deben obtenerse homogeneizando las
armaduras longitudinales, y éstas pueden experimentar variación según la longitud de la viga,
pero en la práctica esto ocurre de una forma discontinua y siempre podemos establecer tramos en
la viga en donde la relación Sf/I sea constante. Por simplicidad, pueden emplearse también los
parámetros brutos ya que la repercusión de los cambios en la armadura longitudinal es mínima.
z
ala 1, comprimida
ala 1 Sf1 >0
+ S 1 <0
_
S1 >0
y
Sf2 >0 ala 2, traccionada
ala 2
S2 <0 +
_
S 2 >0
Una vez se supera el nivel de carga que provoca la fisuración por tracción del hormigón se
trabaja con la sección fisurada homogeneizada, manteniendo el régimen elástico de los
materiales. Ahora el centro de gravedad de la sección se traslada, el eje Oy de la Fig.2.12a
asciende y la inercia de la sección reduce su valor hasta Ifis. En flexión simple el centro de
gravedad coincide con la profundidad de la fibra neutra, luego Oy representa también la fibra que
separa la zona comprimida de la traccionada.
Dado que la sección sigue en régimen lineal se llega a la misma expresión E.2.4 pero en esta
ocasión usando los parámetros de la sección fisurada homogeneizada:
d ⎛ S f,fis ⎞ S
S= ⎜⎜ ⎟⎟ ⋅ M + f,fis ⋅ V E.2.6
dx ⎝ I fis ⎠ I fis
La expresión corresponde a flexión simple pero sería válida también para axil constante (N≡cte),
en cuyo caso hay que recordar que los parámetros de la sección fisurada dependerían de las
solicitaciones normales N-M.
La realidad del problema es más compleja, un estudio detallado del entorno de la sección
fisurada revela que el hormigón adherido a la armadura traccionada contribuye en la rigidez de la
misma, que es lo que se conoce como efecto tensorrigidez (tension stiffening). El Código Modelo
(1990) [33] propone emplear un nuevo diagrama σ–ε multilineal para la armadura traccionada
"embebida", manteniendo la hipótesis de despreciar el hormigón en tracción, pero esto rompe la
hipótesis inicialmente adoptada de material lineal. No obstante, la influencia de estas
consideraciones es pequeña y a efectos prácticos se mantiene la validez de la expresión E.2.7.
Es interesante observar además que, aunque el momento estático del ala Sf y la inercia I son
parámetros que cambian sustancialmente de valor con el paso del estado no fisurado al estado
fisurado, su relación, sin embargo, guarda prácticamente la misma proporción, sobre todo en
secciones con alas anchas:
Sf S f,fis
≈
I I fis
Según la expresión E.2.7 la relación Sf,fis/Ifis representa la fracción del cortante vertical que se
transforma en rasante, pero tiene un significado general que se explica a continuación. Para ello,
en la Fig.2.14a se representa una sección en doble T fisurada en flexión simple, donde la fibra
neutra (x) cae dentro de la altura del alma, lo que aporta mayor generalidad. Por simplicidad, se
representa una sola capa de armadura en tracción y ninguna en compresión.
bw bf
Nc Nfc
hf M
x
As z V
Asf
Nt Nft N=0
Fig.2.14. Sección fisurada en régimen lineal: (a) sección transversal fisurada; (b) distribución de
tensiones normales sobre toda la sección y (c) sobre el ala derecha comprimida y traccionada.
Para el ala traccionada el desarrollo sería el mismo, pero con los parámetros referidos a la
armadura total traccionada As y a la que se encuentra en el ala de estudio Asf. El razonamiento es
también válido para sección no fisurada, obteniendo expresiones análogas.
La expresión E.2.8 puede utilizarse para deducir fácilmente otras expresiones más inmediatas
para los dos siguientes casos particulares:
— Ala comprimida: cuando la fibra neutra cae dentro del espesor del ala (x≤hf) la relación
entre momentos estáticos se transforma en una relación de anchos.
S f,fis
bf 1
⋅ = E.2.10
I fis b z
Si la fibra neutra cae en el alma (Fig.2.14a) normalmente la zona de área comprimida
comprendida entre hf y x tiene un valor relativo pequeño y, a efectos prácticos, la
expresión E.2.10 resulta una aproximación válida.
— Ala traccionada: cuando la armadura se dispone en una sola capa.
S f,fis
A sf 1
⋅ = E.2.11
I fis As z
Si la armadura se dispone en varias capas, con diferente distribución en el ancho del ala,
puede ocurrir que el c.d.g. de la armadura traccionada total As presente una altura
diferente de la de la armadura parcial Asf, por lo que la expresión E.2.11 dejaría de ser
exacta, pero en la práctica resulta una aproximación válida, ya que las diferencias que
pueden darse son pequeñas.
La expresión E.2.9 permite dar un significado general a la relación Sf,fis/Ifis. Para el caso del ala
comprimida se trata del producto de la inversa del brazo mecánico por la proporción entre la
resultante de compresiones en el ala de estudio y la resultante de compresiones en la sección
completa. Como el brazo mecánico es un parámetro que clásicamente se ha considerado
constante para una viga de hormigón armado en flexión simple [7], la conclusión para el ala
comprimida es:
Lo anterior es válido tanto si la fibra neutra cae en el alma como en el ala, ya que en este caso el
área traccionada del ala no contribuye en la resultante de tensiones normales al despreciar la
tracción en el hormigón. También es extensible al ala traccionada, empleando en este caso la
resultante de tracciones.
El significado de la expresión E.2.9 es general, y se mantiene válido también fuera del rango
lineal de comportamiento de los materiales, según se expone en el siguiente apartado.
Si se usan leyes constitutivas genéricas para los materiales, el análisis seccional requiere un
cálculo iterativo hasta obtener el plano solución de deformaciones, que es el que genera una
distribución de tensiones normales en equilibrio con el momento flector solicitante, y
autoequilibradas en el caso de flexión simple. Resuelto este problema se pueden evaluar las
resultantes parciales de tensiones normales y el brazo mecánico.
b SECCIÓN SECCIÓN
bf COMPLETA PARCIAL
z εc
Ac σc Nfc
Nc
hf
xo Acf x fn M
1
χ
H d o y εo z V
bw Asf
εs σs σsf Nft
Nt
Fig.2.15. Análisis seccional con leyes constitutivas genéricas para los materiales.
N fc
— Factor de transferencia para ala comprimida: β=
Nc
E.2.12
N
— Factor de transferencia para ala traccionada: β = ft
Nt
y finalmente, válido tanto para ala comprimida como traccionada, el rasante resulta:
d ⎛ 1⎞ V
S= ⎜β ⋅ ⎟ ⋅ M + β ⋅ E.2.13
dx ⎝ z ⎠ z
La ecuación E.2.13 es una generalización de las expresiones E.2.4 y E.2.6, vistas para sección no
fisurada y sección fisurada respectivamente en rango lineal. Como ya se ha indicado, a nivel
práctico, en vigas de sección constante en flexión simple se supone un brazo mecánico constante,
y además puede comprobarse que la variación del parámetro β a lo largo de la pieza, empleando
esta vez leyes no lineales, es también despreciable. De hecho, es frecuente encontrar en tratados
y normas expresiones sencillas para β en función de los parámetros geométricos de la sección,
expresiones que no por ser sencillas dejan de ser exactas en algunos casos. Por tanto, el primer
sumando de E.2.13 puede anularse resultando que el rasante entre ala y alma de una viga en T o
similar, de sección constante y funcionando en flexión simple en rango no lineal, se expresa:
V
S = β⋅ E.2.14
z
donde V cortante vertical en la sección de estudio.
z es el brazo mecánico, para el que habitualmente se adopta z=0,9·d.
β es el factor de transferencia, relación entre la resultante parcial de las tensiones
normales en el ala de estudio y la resultante total de las tensiones normales del
mismo signo en la sección completa, correspondiente al momento flector M que
actúa simultáneamente con V.
En la Tabla 2.6 se dan las expresiones simplificadas que resultan para β en el caso de ala
comprimida. Dependen de la ley constitutiva del hormigón que se emplee y de la posición de la
fibra neutra. El significado de los diferentes parámetros puede consultarse en la Fig.2.15.
La expresión E.2.16 es la más sencilla, consistente en establecer la relación entre el ancho del ala
y el ancho total. Es exacta cuando la fibra neutra cae dentro del ala (Fig.2.16a),
independientemente de la ley constitutiva que se emplee para el hormigón, siempre que el
espesor del ala sea constante o si la profundidad de la fibra neutra es menor al espesor mínimo.
Cuando la fibra neutra cae en el alma pasa a ser una expresión aproximada (E.2.17), equivalente
a despreciar el área comprimida del alma Acw (Fig.2.16b), por lo que sobreestima el valor de β, y
queda del lado de la seguridad. Por tanto, puede ser empleada incluso sin haber realizado
previamente el análisis seccional frente a flexión.
Si se emplea una ley trapezoidal o curva en el análisis seccional y la fibra neutra cae en el alma,
no puede calcularse β como la relación entre áreas (E.2.18) ya que se infravalora, excepto si se
elimina el área comprimida del alma Acw del área total Ac (Fig.2.16b). Aparte, tampoco resulta
coherente emplear una ley más sofisticada en el análisis seccional frente a solicitaciones
normales y pretender evaluar el rasante con una expresión aproximada. En la práctica, el uso de
una ley curva se hace a través de una herramienta de cálculo programada, por lo que la inclusión
de una opción para el cálculo de las resultantes de compresiones no supone ninguna dificultad y
en este caso el valor de β se obtiene directamente con su definición E.2.12.
c cwf cf
σc c cwf cw cf
σc
xfn
x fn
Acf Acf Acf
Acwf Acwf Acf
σs Acw σs
(a) (b)
Fig.2.16. Posición de la fibra neutra: (a) en el ala; (b) en el alma.
La sustitución de E.2.16 en E.2.14 y el empleo de un brazo mecánico igual a 0,9 veces el canto
útil proporciona una expresión clásica del rasante en alas comprimidas recogida en tratados de
hormigón [5,7,34]:
b − bw V
S= ⋅ E.2.19
2b 0,9 d
Las actuales normas optan por dar la expresión del rasante en forma general E.2.1, pero en
normas antiguas como la EH-91 [36] es frecuente encontrar el rasante con la forma simplificada
de la expresión E.2.19. Otros autores, para estudios prácticos, consideran una distribución
uniforme en todo el espesor del ala y toman el brazo mecánico como la distancia entre el plano
medio del ala y el c.d.g. de la armadura principal de tracción (Regan y Placas 1970 [19];
Razaqpur y Ghali 1986 [37]):
b − bw V
S= ⋅ E.2.20
2b d − 0,5h f
siendo d el canto útil y hf el espesor del ala según la Fig.2.15.
Para el caso de ala traccionada la expresión simplificada de β se establece a partir de las áreas de
armaduras traccionadas, con las anotaciones de la Fig.2.15. La expresión es única, no interviene
la fibra neutra, pero en la Tabla 2.7 se matizan dos situaciones referentes a la distribución de la
armadura y al nivel de tensiones desarrollado.
Tabla 2.7. Expresión simplificada del factor de transferencia en el ala comprimida.
Uso y comentarios Expresión simplificada
Exacto si las armaduras consisten en una o varias capas con igual A sf
β= E.2.21
distribución en el ancho del ala, o bien si están todas plastificadas. As
No, inseguro, infravalora el valor de β si las armaduras consisten en A sf
dos o más capas con desigual distribución en el ancho del ala y si no β >≈ E.2.22
están plastificadas. As
σc σc
As As
Asf Asf
fy σs2
σs1
(a) (b)
Fig.2.17. Rasante en ala traccionada: (a) armaduras plastificadas; (b) armaduras en capas con
tracciones diferentes.
En los apartados previos se ha tomado la definición general del rasante E.2.1 reduciendo el tramo
de estudio ∆x a un diferencial dx, lo que ha permitido en flexión simple expresar el rasante como
una fracción del cortante vertical V. Esta segunda forma de expresar el rasante (E.2.14) permite
evaluarlo en cualquier sección x de la viga, incluso sin resolver el análisis seccional frente a
solicitaciones normales ya que pueden usarse expresiones simplificadas (E.2.19 y E.2.23). Según
esto pueden establecerse dos formas de abordar el problema del cálculo del rasante en el ala de
una viga y que, aunque normalmente se contemplan ambas en los textos y normas, no reciben
ningún nombre en concreto, de modo que se van a designar del siguiente modo:
— Forma general para el rasante medio en un tramo Δx, y
— Forma particular, para el rasante en una sección x en flexión simple, expresado en
función del cortante vertical.
Es interesante, no obstante, conocer la forma que tiene la ley del esfuerzo rasante en una viga a
partir de la ley de esfuerzos cortantes ya que de este modo se pueden identificar los tramos de la
viga donde el rasante mantiene su signo, y se puede entonces escoger adecuadamente la
discretización de la viga en tramos Δx para proceder a al cálculo mediante la forma general.
Para expresar el rasante medio desarrollado entre ala y alma de una viga en T, doble T o
asimilable, en un tramo Δx definido por las secciones xi y xj, se utiliza la definición general E.2.1
pero conviene anotarla del siguiente modo:
ΔN f, ij
S ij = E.2.24
Δx ij
donde ΔNf,ij = Nf,j–Nf,i es la diferencia de resultantes de tensiones normales actuantes
sobre el ala de estudio entre la sección frontal (j) y la dorsal (i).
Δxij = xj–xi es la longitud del tramo de viga escogido, con las precauciones que
se comentan más adelante.
Según el análisis seccional y con la notación de la Fig.2.15, las resultantes parciales en las alas se
expresan del siguiente modo:
— Para el ala comprimida, sin considerar la armadura longitudinal
σ c (ε(z )) ⋅ b f dz
xo
N fc = ∫x o − hf
E.2.25
— Para el ala traccionada, en el caso de varias capas de armaduras
N ft = ∑ A sf, k ⋅ σ s (ε(z k )) E.2.26
k
σc(ε) y σs(ε) son las leyes constitutivas adoptadas para el hormigón y el acero;
ε(z) = εo + χ·z es la deformación unitaria de la fibra z, con el criterio habitual de
compresiones positivas (ε>0):
z altura de una fibra de la sección, medida desde la directriz
escogida para la pieza;
εo deformación de la fibra directriz de la pieza;
χ curvatura del plano de deformación de la sección.
El plano de deformación de una sección queda definido por los parámetros εo y χ, y se obtiene
como aquel que presenta una distribución de tensiones normales tal que se consigue el equilibrio
con los esfuerzos normales solicitantes de la sección N y M, ya que esta forma de abordar el
problema es general. Estas condiciones se expresan:
σ c (ε(z )) ⋅ b(z ) ⋅ dz + ∑ A sk ⋅ σ s (ε(z k ))
xo
N=∫ E.2.27
xo − H
k
Las expresiones E.2.27 y E.2.28 constituyen un sistema de dos ecuaciones con dos incógnitas,
que son εo y χ, y se trata de un problema que puede ser programado y resuelto mediante métodos
numéricos sencillos.
En el proceso de cálculo del plano εo-χ deben incorporarse las deformaciones de agotamiento
que se adoptan convencionalmente para los materiales. Esto permite comprobar que la pareja de
esfuerzos N-M considerada no agota la sección y que existe un plano solución al problema. Es
decir, que esta forma general de proceder tiene en cuenta la capacidad resistente de la sección
frente solicitaciones normales.
Debe prestarse atención a la elección del tramo Δx, como el rasante es una magnitud con signo,
deben escogerse tramos en donde se conserve el mismo signo. Si se observa la expresión E.2.14,
particular para flexión simple, al hacer depender el rasante de una forma proporcional al cortante
vertical, se concluye que interesan:
– Tramos en donde se conserva el signo del cortante V. EHE [1] lo expresa como tramos en
donde la ley de momentos flectores M presenta variación monótona creciente o
decreciente.
– Tramos en donde, además, el cortante V no presente ninguna discontinuidad. EC2 [4] lo
expresa diciendo que la longitud ∆x no debe exceder la distancia entre secciones donde
apliquen cargas puntuales.
De esto se deduce que las secciones que deben delimitar los tramos Δx son, al menos, aquellas
en las que se anule el cortante, en las que se aplique una carga puntual y las secciones de apoyo.
En relación a la ley constitutiva a adoptar para el hormigón es necesario recordar que el bloque
rectangular es válido para estudiar secciones en situación de agotamiento a flexión, que son las
secciones de máximo momento flector, por lo que no es correcto emplearlo para secciones
intermedias. Para operar de una forma coherente, cuando se emplee el bloque rectangular debe
ser para una situación de agotamiento en flexión de la viga, y tomar el máximo valor posible
para los tramos ∆x, si no se corre el riesgo de que si la altura del bloque comprimido cae en el
alma en las dos secciones i y j que delimitan un tramo ∆xij, el rasante resulte nulo cuando en
realidad no lo es.
Este problema de indeterminación del rasante en ELU es advertido también por Calavera [7],
incluso si se emplea la ley parábola-rectángulo, señala que dichas leyes han sido propuestas para
elaborar un comportamiento válido para los casos de flexión, pero no tienen precisión para
problemas como este.
i cd cd j
hf 2
2
S ij = 0
σsi σsj
Δx ij
Fig.2.18. Problema de indeterminación del rasante en ELU.
No obstante, este problema surge en casos extremos y es fácil de detectar. Por ejemplo, en el
caso de utilizar la ley parábola-rectángulo definida por EHE [1] para hormigones de resistencia
normal, ocurriría en el tramo de viga en el que todas las fibras del ala adquiriesen una
deformación de compresión igual o superior al 2‰ (Fig.2.18), y normalmente correspondería a
zonas de máxima flexión positiva en donde el rasante resulta de valor pequeño. En estos casos
puede optarse por escoger tramos ∆x más grandes, o utilizar leyes constitutivas curvas más
complejas, con rama de ablandamiento, como la ley de Sargin (1971) o similares recogidas en
EHE [1] y EC2 [4], o en literatura más especializada.
El rasante entre ala y alma de una viga en T, doble T o asimilable, trabajando en flexión simple,
y en una sección x cualquiera, tiene una expresión E.2.14 que ya se ha deducido anteriormente,
pero interesa expresarla de la siguiente forma más general, para señalar la dependencia de todos
los parámetros de la sección x de estudio:
V (x )
S(x ) = β(x ) ⋅ E.2.29
z (x )
donde V(x) es el cortante vertical en la sección de estudio.
z(x) es el brazo mecánico correspondiente al momento flector M(x) que actúa
simultáneamente con el cortante V(x) en la sección de estudio. Aunque es
habitual emplear valores simplificados para el brazo mecánico, puede obtenerse
también del resultado del análisis seccional.
β(x) es el factor de transferencia (E.2.12), relación entre la resultante parcial de las
tensiones normales en el ala de estudio y la resultante total de las tensiones
normales del mismo signo en la sección completa, correspondientes a M(x). A
continuación se resumen las expresiones particulares de β:
Sf
β= ⋅z en sección no fisurada en régimen lineal.
I
S f,fis
β= ⋅z en sección fisurada en régimen lineal.
I fis
b b − bw
β≈ f = en ala comprimida de sección fisurada en régimen no lineal,
2 2b aunque puede emplearse en régimen lineal. La expresión es
exacta si la fibra neutra cae dentro del espesor del ala.
A sf
β≈ en ala traccionada de sección fisurada en régimen no lineal,
As
aunque puede emplearse en régimen lineal.
Con la expresión E.2.29 el rasante solamente resulta nulo cuando el cortante lo es, ya que en
flexión simple los otros dos parámetros, β y z, no pueden anularse. No existe el problema de
indeterminación en el valor del rasante señalado en el apartado anterior (2.3.1.4.1). Puede
emplearse perfectamente la ley parábola-rectángulo para evaluar β y z.
Las expresiones particulares de β son puramente geométricas y se pueden evaluar sin necesidad
de cálculo seccional previo, así que esta forma de evaluar el rasante no puede proporcionar en sí
misma un valor límite correspondiente a la situación de agotamiento en flexión de la pieza, para
lo cual habría que realizar un estudio aparte, y deducir así el valor del cortante V
correspondiente. Otro planteamiento para obtener un valor del esfuerzo rasante máximo es,
obviamente, realizar un estudio de la envolvente de esfuerzos cortantes mediante la combinación
de acciones en ELU.
Para el problema general de evaluar el esfuerzo rasante en una viga sometida a un nivel de carga
Q, se resumen brevemente las dos opciones disponibles mediante el modelo viga:
(A) Cálculo mediante análisis seccional general, válido para flexión simple y compuesta.
1.– Se divide la viga en tramos Δx definidos por unas secciones xi de referencia.
2.– Se evalúan las solicitaciones normales en cada sección de referencia, N(xi) y M(xi),
correspondiente al nivel de carga Q.
3.– Se establecen las leyes constitutivas para los materiales.
4.– En cada sección se busca el plano de deformaciones εo-χ que equilibra a N(xi) y
M(xi), resolviendo el sistema E.2.27 y E.2.28. En general, el proceso es iterativo e
incluye la discusión sobre la fisuración, la linealidad de los materiales y el
agotamiento de la sección frente al flector solicitante.
5.– En cada sección se evalúa el volumen de tensiones normales Nf en el ala de estudio,
correspondiente al plano de deformaciones εo-χ.
6.– En cada intervalo Δx se procede al cálculo del rasante medio por diferencia entre
resultados en sus secciones extremas (ecuación E.2.24). Se obtiene así una
representación escalonada del rasante.
Este es el enfoque general dado en el Código Modelo [3], EHE [1] y EC2 [4] para diseñar
la armadura transversal del ala mediante bielas y tirantes.
Una expresión sencilla y práctica, adecuada para la hipótesis de distribución uniforme del
rasante en ELU, se obtiene al escoger un tramo Δx de longitud máxima, comprendido
entre una sección con momento nulo y otra con momento máximo Mmáx, el rasante en el
ala comprimida resulta el menor de los dos siguientes valores:
1 b f M máx 1
S= ⋅ ⋅ ≤ ⋅ f cd A cf E.2.30
Δx b 0,9 d Δx
con la notación de la Fig.2.15. La desigualdad tiene en cuenta el caso en el que la
profundidad del bloque de compresiones supere el ala y caiga en el alma [7]. Para una
viga simplemente apoyada de luz L con carga distribuida, obviamente resulta un tramo
Δx=1/2L.
El cálculo del rasante resistente será objeto del apartado 2.4, pero antes es necesario señalar que
el mecanismo resistente frente al rasante influye en el valor del rasante solicitante. El concepto
es similar a cuando en vigas continuas se procede a realizar un cálculo lineal con redistribución
limitada, para lo que se exige que las secciones críticas presenten rotura dúctil. La redistribución
de esfuerzos en el ala de una viga en T ya ha sido comentado brevemente en relación a la
Fig.2.5, correspondiente a la tracción que experimentan las armaduras transversales del ala,
medida durante uno de los ensayos de Badawy y Bachmann (1977) [29].
El problema es que las expresiones de cálculo del rasante E.2.24 o E.2.29 no contemplan el
mecanismo resistente frente a rasante, en concreto, ignoran su posible comportamiento dúctil, lo
que puede impedir que el esfuerzo rasante crezca en aquellos tramos de la viga en donde se está
próximo a agotar su capacidad resistente. La limitación al valor del rasante solicitante de las
expresiones vistas solamente proviene del cálculo seccional a flexión de la viga, necesario para
la evaluación de ΔNf,ij en el caso de E.2.24 o para el cálculo de β(x), si se utiliza la definición
genérica E.2.12, en el caso de E.2.29.
Para explicar la influencia del mecanismo resistente frente a rasante sirve la Fig.2.19, en donde
se representan dos vigas sometidas a una carga uniformemente distribuida. La diferencia entre
ambas es que el rasante resistente del ala de estudio es dúctil en el caso (a) y frágil en el caso (b).
Se supone que las dos vigas ofrecen el mismo valor de agotamiento del rasante Su, constante para
cualquier tramo de la viga, representado con una línea de trazos. También se representa la ley de
rasantes solicitantes Sd1 correspondiente a un nivel de carga Qd1, determinada teóricamente con
cualquiera de las formas que se han expuesto (v. 2.3.1.4).
Qd1 Qd1
Qd2 < Qd1
Sd1 LÍMITE Sd1
Su Su
*
S d1
S d2
Su Su
(a) (b)
Fig.2.19. Viga con mecanismo resistente a rasante Su : (a) dúctil y (b) frágil.
En el caso dúctil (Fig.2.19a) se observa que en los tramos extremos de la viga Sd1 supera a Su,
estos tramos no son capaces de ofrecer mayor resistencia pero pueden mantenerla por ser dúctil,
y "pasan" el rasante que no son capaces de resistir a los tramos adyacentes de la viga, en los que
el rasante teórico resulta inferior a su valor de agotamiento (Sd1<Su). Es decir, el área rayada
verticalmente, rasante no resistido, pasa a ocupar el área rayada horizontalmente, dando forma a
una nueva ley de rasantes solicitantes anotada como Sd1*. Puede aumentarse el nivel de carga y el
área rayada horizontalmente crecería y se extendería hasta la línea vertical "límite", instante en el
que la viga habría alcanzado toda la capacidad teórica frente a rasante. La condición para llegar a
esta situación es que las primeras secciones que alcanzaron su resistencia deben ser capaces de
"esperar" hasta este instante, deben ser suficientemente dúctiles.
En el caso frágil (Fig.2.19b), por el contrario, los tramos extremos en donde Sd1 supera a Su
agotan su resistencia, y pasan de resistir Su a no resistir teóricamente nada, debido a su
comportamiento frágil. El área rayada verticalmente, que representa el rasante no resistido, ahora
sería mayor que en el caso (a) y no podría ser absorbida por zonas adyacentes, porque ocurriría
el mismo proceso, se superaría el rasante resistente y agotarían frágilmente. De este modo el
agotamiento de la viga se produciría de un modo brusco, comenzando en los extremos y
trasladándose hacia la zona central. La ley de esfuerzos rasantes Sd1 corresponde, por tanto, a un
nivel de carga Qd1 que en realidad no puede alcanzarse. La capacidad resistente de la pieza se
alcanzaría para un nivel de carga menor, Qd2, cuyo valor habría de ser tal que el rasante teórico
Sd2 en los extremos igualase al valor Su.
Resulta así que teniendo una resistencia teórica a rasante igual en ambas vigas, la primera de
ellas sería capaz de soportar un nivel de carga superior a la segunda. La clave está en el
comportamiento dúctil y, en segundo lugar, en la distribución de las cargas. Si en vez de emplear
una carga Qd repartida se aplicara una carga puntual, se obtendría un rasante teórico horizontal,
con lo cual ambas vigas sí resistirían el mismo nivel de carga, aunque agotarían de modo
diferente, con mayor y menor deformación, respectivamente.
Puede afirmarse, por tanto, que el mecanismo resistente frente al rasante influye en la
distribución de los esfuerzos rasantes solicitantes. De aquí se desprende también la idea de
que si se puede contar con una respuesta dúctil, para la situación de agotamiento puede
distribuirse uniformemente el rasante total solicitante en tramos Δx adecuadamente escogidos.
En el caso de la Fig.2.19a, al menos deben tomarse dos tramos ∆x, que son los separados por la
sección de rasante nulo (línea "límite").
Este enfoque es el que se ha plasmado en las normas, aunque solamente se permite un diseño
frágil en el caso de juntas de hormigonado de una losa sobre un sistema de vigas, siempre que el
rasante de cálculo sea de escasa entidad. En el caso del rasante desarrollado entre las alas y el
alma de una viga es común aceptar la redistribución del esfuerzo, obligando entonces a disponer
de un armado suficiente para tratar la unión ala–alma como junta dúctil, pudiendo emplear
entonces para su diseño el modelo de bielas y tirantes o una fórmula de corte-fricción
Por último, una consecuencia práctica del razonamiento seguido con la Fig.2.19 es que siempre y
cuando no se alcance la capacidad resistente frente al rasante, la ley de esfuerzos rasantes
solicitantes resulta proporcional a la ley de esfuerzos cortantes.
2.3.2.1 Generalidades
D C
(b)
A B
(c) D C
Nf
y τxy τxy
x
A
τs = τxy (B)
B σx ?
A B
(h) (i)
En el ala deformada ABC'D', la fibra D'C' mantiene la misma longitud que la fibra AB (f), lo que
resulta en un absurdo, puesto que el punto C' se ha desplazado respecto de su posición original,
cuando por simetría del problema no debería moverse. La forma de compatibilizar el problema
consiste en aliviar la compresión de la fibra C'D', manteniendo el punto C' en su posición
original C, y lo mismo, de forma gradual, para las fibras contiguas hasta llegar a la fibra AB. La
malla ha de reajustarse (g) y ello conduce a anular la hipótesis de distribución uniforme de
tensiones normales σx en el ancho del ala b, resultando una distribución curva en donde la
tensión normal máxima σx,máx se produce en la unión con el alma (h). El valor de esta tensión
máxima σx,máx extendido uniformemente en el ancho eficaz bef (i) proporciona la misma
resultante axil Nf.
El concepto de ancho eficaz va ligado sólo al modelo viga clásico, que es incapaz de reproducir
el fenómeno y necesita de este artificio, así que el empleo de otra teoría más avanzada de
cálculo, capaz de considerar la deformabilidad de las alas en su plano, hace innecesaria su
consideración. Estas teorías más complejas han sido empleadas por numerosos autores para
conocer la distribución real de tensiones normales σx en el ala, algunos de ellos se citarán en el
siguiente apartado (v. 2.3.2.2). Conociendo esta distribución, como valor promedio según el
espesor y aplicada en su plano medio, la definición clásica de ancho eficaz (Fig.2.20i) se expresa
del siguiente modo:
b
1
σ x,máx ∫0
b ef = ⋅ σ x dy E.2.31
La fórmula E.2.31 constituye una definición basada en tensiones, y pensada inicialmente para
espesores del ala pequeños en comparación con el canto de la viga, como ocurre en vigas
metálicas, sin embargo, dado que en vigas de hormigón el espesor del ala puede llegar a tener un
valor relativo no despreciable, la definición de ancho eficaz ha sido replanteada por diversos
autores (Chiewanichakorn et al. 2004 [ 43 ]; Nie et al. 2007 [ 44 ]), pero siempre se trata de
encontrar un ala eficaz que proporcione básicamente la misma resultante de tensiones y la
máxima tensión real producida en el encuentro con el alma. Los autores ya citados Fiorito (1987)
[25] y Tizatto (1987) [26] (v. 2.2.1) valoraron experimentalmente el ancho eficaz realizando
medidas directas de la deformación en el ala, en su paramento superior e inferior, manejando un
tratamiento análogo.
El estudio práctico del esfuerzo rasante requiere solamente la definición de ancho eficaz basada
en tensiones y, dado que su tratamiento en las normas se enmarca dentro de las comprobaciones
ELU, el ancho eficaz ha de corresponder a la situación de agotamiento. El problema es realmente
complejo y extenso, y para entender el planteamiento actual de las normas de hormigón armado
es necesario plantear una breve revisión histórica del problema, heredero en gran medida de los
estudios realizados en alas metálicas. En el próximo apartado se procede a esta revisión
seleccionando las contribuciones de autores más notables y su repercusión en las normas.
El estudio del arrastre de cortante tuvo su origen a finales del siglo XIX en la industria naval, en
donde se detectaron problemas en cascos de barcos construidos con chapas metálicas rigidizadas,
pasando posteriormente a la industria aeroespacial a principios del siglo XX [47]. Conocido el
problema de una pérdida de eficacia a flexión de una chapa unida a un nervio, fue Von Karman
(1924) quien introdujo el término de ancho eficaz por primera vez, empleando un método teórico
para resolver el problema. El método fue recogido en el libro "Theory of Elasticity" de
Timoshenko y Goodier (1933) [42], como ejemplo de aplicación del Principio del Trabajo
Mínimo en placas rectangulares, y la fórmula resultante proporcionó un formato que, como se
verá más adelante, prácticamente se ha mantenido en muchas normas actuales, revelando además
como principales parámetros el tipo de acción y las condiciones de apoyo y la distancia entre
secciones de momento nulo, que define el tramo en el que se posiciona la sección de estudio.
El problema elemental resuelto consistió en una viga de longitud infinita y continua sobre
apoyos equidistantes (Fig.2.21c), con todos los vanos igualmente cargados y con simetría
respecto de cada centro de vano. La anchura del ala era infinita y su espesor muy pequeño
(Fig.2.21a), de modo que las tensiones en el ala (σx) podían tratarse con elasticidad plana,
utilizando una función de Airy expresada en forma de serie de Fourier. Con estos trucos, con la
consideración de un caso particular en el que la ley de flectores adoptaba una forma cosenoidal
(Fig.2.21d) y utilizando la definición basada en tensiones (E.2.31), Von Karman (1924) dedujo
la expresión simplificada del ancho eficaz para la sección central:
4L
2 ⋅ b ef =
( )
E.2.32
π ⋅ 3 + 2ν − ν 2
siendo ν el coeficiente de Poisson y L la distancia entre secciones de momento nulo, denominada
habitualmente luz eficaz y anotada de otras formas (Lo ó Le). La distancia L define el tramo de
flexión con signo constante que contiene a la sección de estudio, en este caso la sección central.
Si se adopta como material el acero (ν=0,3) y se considera que la ley de flectores cosenoidal
difiere muy poco de una ley parabólica con igual momento máximo, correspondiente a una
sobrecarga uniforme [48], la fórmula E.2.32 se transforma en el ancho eficaz para el caso de la
sección central de una viga simplemente apoyada de longitud L, sometida a una sobrecarga
uniforme, a la que hay que añadir como límite superior, obviamente, el ancho real b:
bef = 0,18·L ≤ b E.2.33
Para el caso de hormigón podría emplearse ν=0,2, pero conduce a un factor 0,189 en la expresión
anterior, que no modifica sustancialmente el resultado, siendo preferible el valor más
conservador de 0,18.
ef ef
hf x
(d) M (x)= M 1· cos π x
L L
y
M1
2·L
(e) M(x)
L
M1
(b) x
Fig.2.21. Concepto de ancho eficaz desarrollado por Von Karman. Figura adaptada de [42].
Timoshenko y Goodier (1933) [42] presentaron la solución para el caso de una ley de momentos
flectores triangular (Fig.2.21e), obteniendo un 85% del valor expresado en E.2.32, así que el
caso de viga simplemente apoyada de longitud L, sometida a una carga puntual en centro de
vano, puede solucionarse anotando:
bef = 0,15·L ≤ b E.2.34
de donde se concluye que el efecto del arrastre de cortante es más desfavorable para una carga
puntual. Por extensión, es de esperar un efecto igualmente desfavorable en la sección de apoyo
interior.
Las ecuaciones E.2.33 y E.2.34 pueden ser normalizadas respecto del ancho real b. La relación
entre ancho eficaz y real se anota habitualmente como ψ=bef/b, y se denomina factor de ancho
eficaz o coeficiente de arrastre de cortante [40]. El factor L/b se denomina relación de aspecto y
se revela como el parámetro más importante. Ambas ecuaciones se representan sobre el gráfico
de la Fig.2.22, correspondiente a un estudio comparativo entre códigos de diversos países
elaborado por Brendel (1960) [18]. Dado que algunos códigos incorporaban parámetros nuevos
para las vigas de hormigón, como el espesor del ala y el ancho del alma, dicho autor escogió el
caso de una relación 10 entre el ancho y el espesor del ala, y una relación 40 entre la luz y el
ancho del alma. Aunque existen diferencias notables entre algunos códigos, lo cierto es que la
mayoría conserva la forma de las fórmulas prácticas E.2.33 y E.2.34, siendo Francia el país con
la propuesta más parecida, y los restantes con propuestas, en general, más conservadoras. La
rama horizontal por debajo del valor 1 corresponde a limitaciones en función del espesor de la
losa, tales como 6 veces (bef ≤6hf) en el caso de la norma alemana DIN 1045. La justificación de
dichas limitaciones no quedaba explicada, algunos autores posteriores han sugerido que era una
herencia de las limitaciones en alas metálicas comprimidas para prevenir inestabilidades [49,50] o
simplemente un límite práctico para prevenir valores grandes de la anchura eficaz en vigas con
alta relación de aspecto, habida cuenta que no se consideraban otros factores como la conexión
alas-alma, y la definición de ancho eficaz se basaba solamente en equivalencia de tensiones,
siendo la equivalencia en deformaciones otra posibilidad no contemplada entonces [51].
Brendel (1960) [18] aportó además un nuevo estudio centrado en vigas de hormigón, utilizando
trabajos de autores previos y resultados de ensayos realizados por el Instituto Alemán de
Materiales en Dresde, sobre vigas de hormigón armado a escala real y vigas de yeso a escala
reducida 1/10 [17] en donde se empleó alambre como sustituto de la armadura. Se comprobó
experimentalmente que el ancho eficaz crecía con el nivel de carga, excepto en unos modelos de
yeso, lo cual Brendel (1960) [18] justificó como consecuencia de un refuerzo transversal de
alambre insuficiente en las alas. Su estudio se realizó mediante la teoría de la elasticidad en vigas
con material homogéneo, de modo que se obviaba la fisuración del hormigón y la plastificación
tanto del hormigón como de la armadura para altas cargas, sin embargo se creía que ambos
efectos eran contrarios y se compensaban, aceptando así la validez de los resultados [34]. El
resultado se plasmó básicamente en unas tablas con algunas reglas, que se incorporaron al texto
alemán DIN 4224 [35], fueron recogidas por Leonhardt en su obra general de 1973 [34], y hay
que añadir que figuraron en la instrucción española entre la EH-68 y la EH-91 [36].
Anteriormente, el texto español contenía reglas sencillas y limitaciones como la ya comentada en
la Fig.2.22 de 6 veces el espesor del ala. En estos textos se concluye que los parámetros que
afectaban al ancho eficaz eran la relación de aspecto L/b, las condiciones de apoyo, el tipo de
carga (repartida o puntual), la distinción entre ala exterior e interior y, propios de las vigas de
hormigón (Fig.2.23), la relación entre el espesor del ala y el canto de la viga, y la relación entre
la luz y el ancho del alma. Como conclusiones generales importantes Brendel (1960) [18] anotó
que: (1) la teoría de la elasticidad era útil y proporcionaba resultados del lado de la seguridad; y
(2) el ancho eficaz aumentaba con el aumento de la carga.
bef
b
L
b
Fig.2.22. Ancho eficaz según diversos códigos en 1960. Adaptado de Brendel (1960) [18].
(a) (b)
Fig.2.23. Distribución de tensiones (a) real y (b) ideal en un ala comprimida de una viga de hormigón.
Adaptada de Leonhardt (1973) [34], adaptada a su vez de Brendel (1960) [18].
Aunque el concepto ya era conocido, las fórmulas en los códigos respondían a un momento en el
que dominaban los argumentos a favor de la simplicidad [52]. A nivel práctico se proyectaron
estructuras de puentes con reglas muy sencillas. En un breve período comprendido entre 1969 y
1971 se produjeron cuatro importantes fallos de puentes metálicos entre Europa y Australia
[49,53] más un quinto en Alemania del Este ocultado por las autoridades hasta 1998 [54], todos
durante la fase de construcción. De interés es el caso del West Gate Bridge (Melbourne, octubre
de 1970), ocho meses después del suceso un detallado informe redactado por un comité [55] fue
hecho público, poniendo de manifiesto que el diseño original se había realizado con el modelo
viga clásico, sin tener presente el arrastre de cortante. Mediante un cálculo con elementos finitos
capaz de reproducir el fenómeno, el comité encontró zonas en donde la tensión máxima superaba
en un 80% a la calculada originalmente. El puente tiene atribuida la etiqueta de "error de diseño"
en una reciente base de datos de colapso de puentes [56]. Pero no sólo fueron puentes metálicos,
puede añadirse un puente construido en 1977 que en su día fue récord en hormigón pretensado,
al salvar una luz de 241m en el vano central. Se trata del Koror-babelthaup Bridge, en las Islas
Palao, que colapsó en septiembre de 1996, seis meses después de una intervención para corregir
una flecha que en 1995 era de 1,39m en centro de vano, y seguía creciendo, lo que suponía más
del doble de la flecha estimada inicialmente con un modelo viga clásico, que incluía una
corrección por arrastre de cortante en la losa superior debido al peso propio. Bažant et al. (2008-
2012) [57,58,59] consiguieron explicar el comportamiento mediante un cálculo con elementos
finitos 3D e integración paso a paso, poniendo de manifiesto la importancia del arrastre de
cortante que generaron concentraciones de tensiones que amplificaron los efectos diferidos del
hormigón y de las pérdidas de pretensado.
No cabe duda que los sucesos en puentes metálicos impulsaron la revisión de los textos
normativos y el método de los elementos finitos fue adoptado como nueva herramienta de
análisis. En este sentido un referente importante lo constituye el trabajo de Moffatt y Dowling
(1972) [45], mediante elementos finitos elaboraron una serie de tablas y reglas para recoger
numerosos casos para secciones metálicas en régimen elástico. Posteriormente, Moffatt y
Dowling (1979) [ 60 ] consideraron válidos estos resultados para losas de hormigón de vigas
mixtas, pero introdujeron un término corrector para contemplar la fisuración de la losa en apoyos
continuos. La norma británica para puentes BS 5400 adoptó estos resultados [61] y fue la parte 5,
dedicada precisamente a puentes mixtos, la primera en publicarse en 1979 (BS 5400-5 [62]).
Posteriormente, en 1982 se publicaría la parte dedicada a puentes metálicos (BS 5400-3 [63]). La
parte dedicada a puentes de hormigón (BS 5400-4 [64]), en su segunda edición de 1984, aunque
mantenía una regla sencilla para el ancho eficaz, remitía a la parte 3 metálica para un cálculo
más refinado. Las especificaciones americanas para puentes (AASHTO [11] y CAN/CSA-S6-06
[12]) tomaron también los resultados de Moffatt y Dowling (1975) [41] pero sólo para vigas
metálicas, adaptados por Wolchuk y Mayrbaurl (1980) para los casos más habituales en vigas
continuas con carga uniforme, condensados en forma gráfica posteriormente por Wolchuk
(1990). La normativa de hormigón mantuvo reglas más sencillas.
Otro referente de cálculo con una variante del método de los elementos finitos lo constituye el
trabajo de Cheung y Chan (1978), en Canadá, planteado mediante el método de la banda finita.
En este caso, en lugar de tablas ajustaron una fórmula a los resultados de más de 300 modelos de
puentes de hormigón y mixtos, con dos tipologías, losa apoyada en vigas y vigas en cajón. El
código de puentes canadiense CAN/CSA-S6-06 [12] tiene adoptado estos resultados para el
ancho eficaz de puentes mixtos y también de hormigón [65], constituyendo una fórmula sencilla.
También siguieron realizándose estudios con métodos teóricos basados en teorías de elasticidad
con el objeto de obtener fórmulas que condensaran mejor la información. Maquoi y Massonnet
(1982) [48] dedujeron una fórmula teórica sencilla similar a la determinada por Von Karman
(1924) (E.2.32), pero considerando un ancho real b finito, si bien resultó ser un caso particular
del extenso estudio realizado posteriormente por Sedlacek y Bild (1993) [ 66 ]. Estos autores
aplicaron la teoría avanzada de vigas de pared delgada y la teoría de la elasticidad, y
consideraron factores de ortotropía para contemplar la rigidización de alas metálicas y no
linealidades como la fisuración en alas de hormigón. El resultado práctico fue una única fórmula
simplificada final que, de una manera elegante, era capaz de sintetizar con gran aproximación las
ocho tablas contenidas en BS 5400-3 [62]. Su aplicación requiere la división de la viga en tramos
de longitud L, comprendidos entre puntos de inflexión (Fig.2.24a), y proporciona el ancho eficaz
de la sección central de cada tramo, incluyendo un factor de forma m de la ley de momentos
flectores:
b 1
ψ = ef = 2
E.2.35a
b α 0b ⎛ α 0b ⎞
1 + 4,0 (1 + m ) + 3,2 (1 − m ) ⎜ ⎟
L ⎝ L ⎠
ΔM
m=4 E.2.35b
M máx
en donde b es el ancho real del ala situada a un lado del alma; bef su ancho eficaz; m el factor de
forma caracterizado por el valor absoluto del momento máximo Mmáx y la concavidad de la ley
de momentos ΔM (Fig.2.24c); y α0 un factor de rigidización longitudinal aplicable a alas
metálicas (Fig.2.24b) y que en hormigón adoptaría el valor α0=1. Diversos casos del factor m se
proporcionan en las Fig.2.24d-e-f.
La propuesta de Sedlacek y Bild (1993) [66] formó parte del Eurocódigo de estructuras
metálicas, para definir el ancho eficaz elástico, incorporada por primera vez en 1996 en la parte
correspondiente a elementos metálicos de chapa plegada (EC3-1-3 [67]) y posteriormente en la
parte de vigas armadas (EC3-1-5 [68]). No ocurrió así con los Eurocódigos para estructuras de
hormigón (EC2-1-1 [4], EC2-2 [38]) ni para la losa de hormigón de estructuras mixtas (EC4-1-1
[ 69 ], EC4-2 [ 70 ]), en estos casos se prefirió conservar una formulación más sencilla. Una
excepción ocurrió en España, cuando en 1995 se publicaron las recomendaciones para puentes
metálicos (RPM-95 [71]) y mixtos (RPX-95 [16]), cuya redacción fue impulsada por la Dirección
General de Carreteras del Ministerio de Fomento debido al retraso en la disponibilidad de los
Eurocódigos [72]. Estos textos se adelantaron en adoptar los casos m=–1, m=+0,5 y m=0 de la
expresión E.2.35, completándolos con reglas adicionales, y aplicaron las mismas reglas a la losa
de hormigón de puentes mixtos. Además, la actual EHE (2008) [1], aunque proporciona una
regla sencilla para el ancho eficaz (art.18.2.1), permite utilizar los criterios de la RPX-95 [16]
para puentes de hormigón con secciones en cajón o en T.
_ _ 4 ΔM m= 1
P m=
+
M p
+
L L L L
ΔM
_ _
M M
M ΔM =
p 4
+ +
(a) (c) L (d) L
2·b
m=0 P = p·L m = +1
t P
ΔA
ΔA α = 1+ ΔM =
M
b·t 4
M
M ΔM =0
p
(b) t (e) L (f) L
Fig.2.24. Estudio de Sedlacek y Bild (1993) [66]: (a) división de una viga genérica en tramos de
caracterización de la ley de momentos; (b) sección transversal; (c) definición del factor de forma m; (d)
caso de ley convexa; (e) caso de ley lineal; (f) caso de ley cóncava.
Las formulaciones del ancho eficaz citadas hasta ahora se basaban en estudios teóricos que
empleaban la teoría de la elasticidad, aunque experimentalmente habían evidencias de que el
ancho eficaz en alas de hormigón crecía con el aumento de la carga hasta agotamiento, siempre
que la armadura transversal del ala fuera adecuada [18]. Al incorporarse el método de los estados
límite en la década de los 70 se cuestionó también qué ancho eficaz debía considerarse en
agotamiento. Una regla sencilla fue adoptada por el código británico de puentes de hormigón BS
5400-4:1990 [64] permitiendo utilizar todo el ancho real del ala en ELU, confiando en la
plasticidad de los materiales para redistribuir las tensiones en el ancho del ala. En España, para la
redacción de las recomendaciones RPM-95 [71] y RPX-95 [16], se barajaron varias opciones
representadas en la Fig.2.25a, elaborada para el caso estándar de centro de vano en flexión
positiva con sobrecarga uniforme. Entre las diversas opciones hay que destacar dos de ellas:
— Curva de European Convention for Constructional Steelworks (ECCS 1990):
ψ ult = 2 ⋅ ψ el ≤ 1 E.2.36
— Curva de Dowling (1987):
( b L)
ψ ult = ψ el ≤ 1 E.2.37
en donde ψult es el factor de ancho eficaz en agotamiento o ELU y ψel el factor de ancho eficaz
elástico obtenido según Sedlacek y Bild (1993) [66]. La primera opción fue adoptada por las
recomendaciones españolas y, por tanto, aplican a la losa de hormigón, mientras que la segunda
fue adoptada por el EC3 [67,68], empleada conjuntamente con diversas reglas para contemplar la
inestabilidad local por abolladura propia de chapas metálicas, y actualmente queda recogida en la
reciente instrucción española de acero estructural EAE (2011) [75].
De este modo, la actual EHE (2008) [1] admite la validez de emplear la relación E.2.36 también
para puentes de hormigón armado o pretensado, pero no hay mayor explicación o detalle al
respecto. Aparte, hay que añadir que la RPX-95 [16] sugiere una interpolación lineal del ancho
eficaz entre los valores extremos a efectos de la determinación del diagrama momento-curvatura,
en función de la deformación en el encuentro del ala con el alma. El concepto es aclarado en el
Manual de aplicación de las Recomendaciones RPM-RPX (2002) [72], representado en la
Fig.2.25b para el caso de ala metálica, pero omite su particularización para el caso de ala de
hormigón. La EAE (2011) [75] repite la misma sugerencia pero planteando la interpolación
respecto de la curvatura. Es probable que una revisión de estas recomendaciones para puentes,
necesaria por los cambios sufridos por la normativa de estructuras de hormigón y metálicas en
España, actualice estos conceptos, y quizás se incline por la relación E.2.37, en concordancia con
los Eurocódigos, que produce resultados más conservadores, como puede apreciarse en la
representación de la Fig.2.26.
Código Modelo CM-90 [33] y el reciente CM-2010 [3]. La segunda fracción (E.2.39) es adoptada
por el Eurocódigo para estructuras mixtas EC4 [69], el texto americano para estructuras de
hormigón ACI 318-11 [10] y para estructuras mixtas AISC 360-05 [76]; así como el texto japonés
para estructuras de hormigón JSCE/SSCS [13].
Estos valores resultan inferiores a la relación 0,15L de la expresión E.2.34, obtenida por
Timoshenko y Goodier [42] para carga puntual en centro de vano, por lo que son valores
conservadores que evitan la distinción entre carga uniforme y puntual. Por su similitud, además,
hay quien sostiene que esta forma de expresar el ancho eficaz parece una herencia de la teoría de
la elasticidad [49]. Debe matizarse que las actuales versiones del EC2 (2004) [4] y del Código
Modelo (2010) [3] modificaron su fórmula del ancho eficaz añadiéndole un anchura adicional
igual al 20% del ancho del ala. Acorde a la notación de la expresión E.2.35, esta fórmula puede
reescribirse del siguiente modo:
⎧ 1
bef 1 ⎪
ψ= = 0,2 + ≤ ⎨ 1
10 ⋅ (b L )
E.2.40
b ⎪ 5 ⋅ (b L )
⎩
siendo ψ el factor de ancho eficaz aplicable tanto en ELS como en ELU, evitando así la
complejidad de proporcionar reglas que tengan en cuenta los efectos de la redistribución de
tensiones. Hendy y Smith (2007) [77] sostienen que la repercusión práctica en el uso del mismo
ancho en ELS y ULS no suele ser grande para puentes de hormigón en donde normalmente
puede contarse con todo el ancho real. Otros autores se han pronunciado sobre la sencillez del
criterio, pero en relación al EC4 [69], aunque resulta perfectamente trasladable a vigas de
hormigón. Viñuela y Martínez (2009) [78] opinan que la regla parece adecuada para sección de
vano, aunque excesivamente restrictiva para el caso de las secciones de flexión negativa en
apoyos, en donde el hormigón fisura y la plastificación de la armadura en ELU permitiría
redistribuir las tensiones a un mayor ancho eficaz. Previamente, Amadio et al. (2002, 2004)
[79,80] propusieron duplicar el ancho eficaz elástico en flexión negativa, manteniendo igual el
ancho eficaz en la secciones de flexión positiva; todo ello debido a la menor ductilidad del
hormigón en flexo-compresión que la armadura en tracción.
ψ
=ψ
ψ
ψ
(a) ψ (b) ε 4ε
Fig.2.25. Ancho eficaz en ELU: (a) propuesta de diversos autores; (b) ancho eficaz en función de la
deformación. Adaptado de [72].
En la Fig.2.26 se representan las opciones comentadas del factor del ancho eficaz. Las curvas del
EC3 [68], RPM [71] y RPX [16] se corresponden al caso de ala sin rigidización en centro de vano
a flexión positiva con carga uniforme, el valor elástico corresponde al caso m=–1 de E.2.35, y el
valor último según E.2.37. Las curvas del EC2 [4] no distinguen entre carga uniforme ni
concentrada, ni entre ELS y ELU; la versión 2004 corresponde a E.2.40 mientras que la versión
1992 corresponde a E.2.38.
b L
Según se ha expuesto, las normas actuales de hormigón optan por mantener reglas sencillas con
valores del ancho eficaz próximos a servicio, y sólo en algunos casos como en la EHE [1]
remiten a formulaciones más detalladas que se encuentran en las normas de construcción mixta o
metálica. El texto japonés JSCE-SSCS (2007) [13] llega a sugerir criterios para casos no
contemplados en otras normas como pretensado, retracción y fluencia. Fuera de normas, la
tendencia es el empleo de análisis mediante elementos finitos para tratar de encontrar mayor
precisión que la formulación establecida por las normas [43,44,79,81,82 ,83 ,84,85 ,86 ,87 ], o para
estudiar aspectos no cubiertos en ellas, como geometrías o esquemas estructurales más
complejos [88,89,90], procesos constructivos [91], o pretensado y acciones indirectas [92,93]
Tal y como se plantea la definición del ancho eficaz basada en tensiones (E.2.31), el cálculo de
la distribución real de tensiones en el ala constituye el principal problema a resolver en
cualquiera de los métodos citados en el apartado previo. Moffatt y Dowling (1975) [41] aportaron
una fórmula para la estimación de las tensiones longitudinales reales en las partes del ala alejadas
del alma, se trataba de una expresión parabólica de 4º grado ajustada a los resultados numéricos
de su estudio mediante elementos finitos, y contrastada experimentalmente. La fórmula fue
incorporada primeramente a la norma británica de puentes mixtos BS 5400-5 (1979) [62],
aplicable a la losa de hormigón, y se mantiene vigente en el EC3-1-5 (2004) [68], con un ligero
cambio formal y en un factor:
4
⎛ y⎞
σ(y ) = σ 2 + (σ1 − σ 2 ) ⋅ ⎜1 − ⎟ E.2.41
⎝ b⎠
siendo σ2 = (ψ–0,2)·σ1 ≥ 0, la tensión en el punto más alejado del alma; ψ el factor de ancho
eficaz; e y la distancia del punto considerado del ala medida a partir del alma (Fig.2.27).
ef ef
σ1 σ (y) σ1 σ (y)
σ2 σ2 =0
Caso ψ>0,2 Caso ψ≤0,2
y
y
bs =5 ψ·b
(a) b (b)
Fig.2.27. Distribución de tensiones normales en el ala según EC3-1-5 [68].
No hay ninguna referencia al uso de E.2.41 en el EC2 [4,38], pero en la revisión correspondiente
a la parte de puentes de hormigón realizada por Hendy y Smith (2006) [77] anotan que dicha
fórmula puede emplearse en caso de precisar una distribución de tensiones normales más
realista. No hay aclaración en cuanto a la situación de plastificación parcial del ala. En estudios
numéricos como el de Marí y Bernat (1985) [94] pueden encontrarse ejemplos de distribuciones
obtenidas con elementos finitos similares a la forma parabólica ilustrada en Fig.2.27.
Evidencias experimentales en vigas de hormigón existen muy pocas. Algunos de los estudios
descritos en 2.2.1 presentaron datos de mediciones de deformaciones longitudinales del ala en
donde, en general, se apreciaba menor deformación en aquellos puntos de las alas más alejados
del alma. Tizatto (1987) [26] llegó a medir en 5 puntos distintos del ala, tanto en el paramento
superior como en el inferior, como se aprecia en la Fig.2.8, para diversos niveles de carga. Al
emplear la misma geometría de viga no pueden sacarse conclusiones pero sí poner de manifiesto
la importancia de diversos factores: la cuantía de la armadura transversal del ala; la existencia de
un rasante de fisuración longitudinal, que puede ocasionar discontinuidades en el punto de unión
alas–alma, más o menos pronunciadas en función de la armadura; y la influencia de flexión
transversal, que agudiza la diferencia de deformaciones entre el alma y el punto más alejado del
ala. Estos factores son característicos de las alas de hormigón y no parecen haber sido
considerados en los estudios numéricos planteados para estudiar el arrastre de cortante, en donde
se considera la deformabilidad del ala en su plano pero no la integridad de la unión ala–alma. La
validez de la afirmación de Hendy y Smith (2006) [77] depende, por tanto, de un correcto armado
de las alas de hormigón.
En el cálculo del esfuerzo rasante mediante el modelo viga, la influencia del ancho eficaz es
directa, puesto que la geometría real del ala es modificada para considerar una distribución
uniforme de tensiones. Basta fijarse en la definición del factor de transferencia β, introducido en
el apartado 2.3.1.3. Pero no solo afecta en el análisis seccional, sino que, dado que influye en la
rigidez de la viga, tiene efecto también en el análisis estructural de vigas hiperestáticas y, por
tanto, en las leyes de momentos flectores y de cortantes, necesarias para evaluar el rasante.
Moffatt y Dowling (1972) [45] se cuestionaron sobre qué ancho eficaz era el más adecuado para
el análisis estructural, que tiene dos vertientes, el cálculo de deformaciones y el cálculo de
esfuerzos. Para deformaciones establecieron un ancho eficaz basado en la equivalencia de
flechas, pero encontraron que no era muy sensible ni a la posición de la sección ni al tipo de
carga, por lo que su propuesta práctica para uso en códigos fue utilizar el ancho eficaz basado en
tensiones correspondiente a la sección de un cuarto de luz. Para el cálculo de esfuerzos,
encontraron que el análisis estructural realizado con las propiedades de la sección sin reducción
en las alas era suficientemente aproximado, aunque el análisis seccional debía ser realizado con
el ancho eficaz basado en la equivalencia tensional.
Con estas conclusiones, la norma británica para puentes mixtos BS 5400-5 (1979) [62], en su
apartado 5.3.1, permitió adoptar un ancho eficaz constante en todo el vano para el cálculo del
esfuerzo rasante, cuyo valor se tomaba igual al de la sección de cuartos de vano. Posteriormente,
la parte dedicada puentes de hormigón BS 5400-4 [64] permitió el uso del ancho completo para
análisis estructural. Un análisis más detallado consistiría en considerar la variabilidad del ancho
eficaz a lo largo de la viga. En su libro de construcción mixta, Martínez Calzón (1978) [95]
señaló que el carácter variable del ancho eficaz a lo largo de la pieza y fenómenos locales de
concentración de cargas eran responsables de producir ciertas perturbaciones en la distribución
de esfuerzos rasantes. Esto puede observarse en resultados publicados por Razaqpur y Ghali
(1984) [15], en donde comparó el rasante obtenido con el modelo de viga clásico con sección
constante y el obtenido con el modelo de viga con teoría elástica 2D resuelto mediante elementos
finitos (Fig.2.28). Como puede observarse, la consideración de la deformabilidad del ala genera
perturbaciones de la ley teórica de rasantes, pero a efectos prácticos no resultan excesivas.
(a) (b)
(c) (d)
Fig.2.28. Rasante elástico unitario S1 en viga simple: (a) viga simple con 2 cargas puntuales; (b) viga
simple con carga uniforme; (c) viga continua con 2 cargas puntuales; (d) viga continua con carga
uniforme. S1 resulta de dividir el rasante de elementos finitos entre el de la teoría de vigas. Adaptado de
Razaqpur y Ghali (1984) [15].
En la actualidad, las normas no hacen referencia específica sobre el cálculo del rasante, sino
simplemente sobre el análisis estructural. El EC2 [4] permite usar un valor constante igual al de
la sección de centro de vano, lo que habitualmente conduce a considerar el ancho completo [77].
EHE [1] omite cualquier comentario pero, en su defecto, la RPX-95 [16] anota que, en general,
no es necesario considerar la reducción de anchuras para el cálculo de esfuerzos, excepto en
casos de bajos valores del factor de ancho eficaz elástico ψel, sin proponer ningún valor para el
mismo. El ancho eficaz sí debe considerarse en el análisis seccional, EC2 [4] y EHE [1] plantean
el mismo tanto en ELS como en ELU, pero no así la RPX-95 [16] (E.2.36).
En relación a otras normas de hormigón hay que mencionar que los textos americanos ACI-318
[10], CSA A23.3-04 [96], AASHTO (2012) [11], CAN/CSA-S6-06 [12] simplemente establecen
un único valor del ancho eficaz, y el texto japonés JSCE-SSCS (2007) [13] explícitamente
establece que para el cálculo de esfuerzos en estructuras hiperestáticas puede emplearse el ancho
real del ala.
2.3.2.5 Conclusiones
La deformabilidad de las alas es un problema complejo sobre el que existe una bibliografía muy
extensa. La solución práctica para contemplar este fenómeno en el modelo viga consiste en
definir un ancho eficaz y todas las normas de hormigón contienen propuestas sobre su
formulación. Se trata de fórmulas sencillas y conservadoras ya que proporcionan un ancho eficaz
próximo a valores de servicio, inferior al que podría desarrollar la viga en agotamiento. En este
sentido la norma que suscita más interés es la EHE [1] ya que, aunque proporciona unas reglas
muy simples, también permite emplear la RPX-95 [16], que contiene una formulación más
detallada, heredera de los numerosos estudios desarrollados para vigas metálicas y mixtas.
Sobre los factores de los que depende el ancho eficaz, el EC2 [4] cita a la armadura transversal
dispuesta en el ala, y otros autores sostienen también la relevancia de este factor [26,77], pero
llama la atención la ausencia de la armadura transversal del ala en cualquiera de las
formulaciones del ancho eficaz citadas en los apartados previos. Las recomendaciones FIP
(1999) [97] van un poco más lejos y sugieren que puede considerarse un ancho eficaz mayor si se
diseña y detalla la armadura transversal adecuadamente para ello, pero no establece ninguna
relación, no establece límites para el ancho eficaz, ni proporciona ninguna referencia.
La ausencia de la armadura transversal en la formulación del ancho eficaz solamente puede tener
una explicación, y es que se supone que la armadura garantiza la integridad de la unión alas–
alma. Es decir, hay establecido un proceso de cálculo directo: se establece un ancho eficaz, se
evalúa el rasante en agotamiento y se diseña la armadura, la cual garantiza como mínimo el
ancho eficaz establecido previamente. El ingeniero no dispone entonces de criterios sencillos
ampliamente aceptados para proceder de modo inverso, es decir, la opción de obtener un ancho
eficaz más generoso mediante el armado del ala. Esta opción resultaría interesante ya que a
menudo la geometría y el esquema estructural no se pueden cambiar, pero la cuantía de la
armadura resulta un parámetro con más libertad de elección. No obstante, las normas son
abiertas al empleo de modelos de cálculo más complejos siempre que permitan verificar de un
modo fiable la adopción de anchos eficaces más generosos.
Como se verá en el apartado 2.4.2, existen métodos de diseño frente al rasante, no recogidos en
normas, que proporcionan relaciones directas entre el ancho eficaz y la cuantía de la armadura
transversal. Normalmente el ancho eficaz es introducido como dato pero pueden usarse de modo
inverso, es decir, fijar cuantía de la armadura y deducir un ancho eficaz. Sin embargo no existen
discusiones sobre si este ancho eficaz, que se podría denominar resistente, es compatible con el
ancho eficaz en agotamiento que sería capaz de desarrollar la viga acorde a su geometría y
esquema estructural, por ejemplo, el formulado en RPX-95 [16]. Además, los métodos están
contrastados con un escaso número de ensayos, generalmente consistentes en vigas simplemente
apoyadas con alas exentas. No obstante, utilizando la formulación de la RPX-95 [16], parece
razonable plantear condiciones como la siguiente:
ψ el ≤ ψ res ≤ ψ ult = 2 ⋅ ψ el ≤ 1 E.2.42
en donde ψres sería el factor de ancho eficaz resistente, sobre el que el ingeniero puede actuar
modificando la cuantía de la armadura.
En relación al estudio planteado en la presente tesis, conclusiones de Brendel (1960) [18], por
ejemplo, y la observación de los resultados experimentales de Tizatto (1987) [26], conducen a
pensar si la armadura es adecuada el ancho eficaz debería crecer con el nivel de carga, y decrecer
en caso contrario. Por tanto, la formulación existente del ancho eficaz no resulta fiable para
estimar la resistencia de las vigas, sino que debe ser un dato a establecer a partir de los resultados
experimentales.
La teoría clásica de vigas permite obtener el esfuerzo rasante solicitante en el plano vertical de
unión de un ala con el alma de la viga, pero no es capaz de ofrecer información sobre un
esfuerzo axil concomitante que aparece en el mismo plano. La existencia de este esfuerzo axil es
fácilmente demostrable planteando el equilibrio del ala, pero su cálculo no es inmediato. En la
Fig.2.29a se ilustra el caso de un segmento Δx de ala comprimida, delimitada por una sección
libre y otra donde actúa una resultante de compresión Nx. El equilibrio en sentido longitudinal
proporciona la fuerza rasante total Nxy. Si se toman momentos respecto del punto O, debe
aparecer un momento que equilibre la excentricidad de Nx, lo que se conseguiría, en principio,
con una fuerza de compresión Cy. Sin embargo, el equilibrio en sentido transversal obliga a que
aparezca una fuerza de tracción Ty que iguale a la compresión Cy, y que esté más cercana al
punto O, para mantener el equilibrio de momentos. La Fig.2.29b presenta el esquema para el
caso de ala traccionada.
Cy Nxy
O
Ty Nx
Nxy = S·Δx
(a) (b)
Fig.2.29. Axil transversal concomitante con el rasante: (a) ala comprimida; (b) ala traccionada.
Figura adaptada de Regan (1982) [24].
La existencia de las fuerzas transversales surge del propio trabajo de flexión longitudinal de la
viga, y es descrito como un fenómeno secundario fruto de la tridimensionalidad del
funcionamiento de las vigas en T [39]. Pueden encontrarse referencias de este funcionamiento en
vigas mixtas ensayadas hasta rotura por Davies (1969) [21]. La Fig.2.30 es una vista en planta del
ala una vez agotada la viga, la fisuración longitudinal es apreciable debido a que se dispuso una
armadura transversal de escasa cuantía.
Fig.2.30. Rotura del ala por fisuración longitudinal. Adaptado de Davies (1969) [21].
Fig.2.31. Medida de la deformación en la armadura transversal del ala para diferentes niveles de carga.
Tizatto (1987) [26].
método de los elementos finitos se dedujeron distribuciones de tensiones para diferentes casos de
carga y se ajustaron fórmulas numéricas (Razaqpur y Ghali 1984 [15]; Páez y Díaz del Valle
1992 [6]) y también ha habido estudios teóricos mediante el uso de elasticidad plana (Jaeger y
Bakht 2001 [27]).
Ny 0,09 L
L2
0,061 L
Ny
q [a]
1,5 [b]
TRACCIÓN [a] Girkmann (1959)
1,0 [b] Allen & Severn (1961)
[c] Regan & Placas (1970)
[d] [c]
0,5 [d] Razaqpur & Ghali (1984)
(elementos finitos)
0 x
0,125 0,25 0,375 0,5 L
_ 0,5
COMPRESIÓN
0,946 en
x =0,019 L
Fig.2.32. Comparación del axil transversal por diversos autores según Razaqpur y Ghali (1984) [15].
Hay que mencionar que la distribución de fuerzas transversales obtenida por los estudios citados
[15,6,27], que tratan al hormigón como un material elástico, no guarda relación con los resultados
obtenidos mediante el método de bielas y tirantes. Cuando se emplea bielas y tirantes el propio
método es capaz de reproducir el trabajo transversal del ala a través de la celosía contenida en su
plano, pero el enfoque es totalmente diferente. La situación descrita por bielas y tirantes
corresponde a un hormigón multifisurado con las armaduras que actúan como tirantes
plastificadas. Con el criterio habitual de escoger un ángulo constante para la inclinación de las
bielas de la celosía del ala, en una viga simplemente apoyada, la tracción obtenida en los tirantes
se distribuye uniformemente en el caso de carga puntual, mientras que se distribuye
escalonadamente con carga uniforme, resultando mayor tracción en los extremos de la viga. Esta
tracción coexiste con una compresión que la equilibra, ligeramente desplazada para compensar la
excentricidad del cordón longitudinal del ala. Para obtener resultados correctos debe existir una
armadura suficiente que garantice que la celosía propuesta funciona adecuadamente. Por este
motivo el método de bielas y tirantes no serviría para describir el agotamiento del ala de la viga
de la Fig.2.30, mientras que, como se ha indicado, el planteamiento de Regan y Placas (1970)
[19] les permitió justificar la rotura de vigas con ausencia de armadura transversal.
El estudio realizado por Razaqpur y Ghali (1984) [15] constituye el más extenso realizado sobre
la distribución del axil transversal Ny a lo largo de la longitud de la viga. Utilizaron el método de
elementos finitos y análisis lineal y elástico. Estudiaron una serie de 40 vigas variando relaciones
entre diversos parámetros geométricos, y considerando varios tipos de carga consistentes en una
carga uniforme, una carta puntual de posición variable y dos cargas puntuales simétricas. El
resultado fue el establecimiento de unas fórmulas aproximadas capaces de dar solución a los
casos prácticos más comunes.
los resultados por elementos finitos y por la formulación simplificada de dos casos de posiciones
extremas para la carga concentrada. En el eje vertical se representa el valor unitario del axil,
referido a |Nxy0|, que es el valor del rasante elástico (modelo viga, ecuación E.2.5) en la sección
de apoyo para el sistema de carga representado. En caso de interés, siempre puede estimarse la
magnitud de la compresión simplemente estableciendo las dos condiciones de equilibrio con el
esfuerzo de tracción.
b
L
P
Ny
Nymáx
Ny >0
TRACCIÓN
Nyp
x
bw
s
c s + 3 b bw 1 2c
2 L
Fig.2.33. Caso de carga puntual P a una distancia c ≤ L/2 del apoyo.
Ny
c / L = 0,5 c / L = 0,5
| Nxy0 |
c / L = 0,1
0,4 SIMPLIFIED EQUATIONS
SIMPLIFIED EQUATIONS
0,3 c / L = 0,1
El parámetro que más influye en la forma de la distribución es la relación de aspecto del ala, es
decir, el cociente entre la luz y el ancho de un vuelo. No obstante Razaqpur y Ghali optaron por
la expresión E.2.46 independiente de la luz, correspondiente a un valor η=3,2, siendo η un
parámetro adimensional utilizado en su estudio paramétrico, definido en la Fig.2.19, donde se
representan tres casos de viga con relación de aspecto 10, 16 y 24.
Ny (x) 4L η(x) = 24
η(x) = N · b b b bw
xy0 w 4 η =3,2
2 = 16
b = 10 TRACCIÓN x
q 0
0,125 L 0,25 L 0,375 L 0,5 L
Ny _
2 x q
COMPRESIÓN
_
4
bw L
Fig.2.35. Caso de carga uniformemente distribuida.
Páez y Díaz del Valle (1992) [6] realizaron un estudio similar mediante elementos finitos pero de
menor alcance, centrándose en el caso de viga en T simplemente apoyada solicitada con
sobrecarga uniforme, con objeto de revisar el diseño de la armadura transversal. La propuesta
para evaluar el axil transversal considera como principales parámetros la luz de la viga L y el
vuelo del ala bf, dentro del rango de valores:
0,011L < bf < 0,1L
El esquema de la distribución de tensiones y la notación de los diferentes parámetros que la
definen se proporciona en la Fig.2.36, para el caso de ala superior comprimida.
Las tracciones se extienden en una longitud 2c, cuyo valor promedio es:
2
⎛b ⎞ M
N yp = 4,4 ⋅ ⎜ f ⎟ ⋅ máx E.2.47
⎝ L ⎠ b⋅z
donde Mmáx es el momento máximo en la sección central, y z es el brazo mecánico para el que
los autores proponen la distancia del centro de la armadura traccionada al plano medio del ala.
El valor máximo del axil de tracción, que se produce a una distancia u de la sección central:
N ymáx = 1,5 ⋅ N yp E.2.48
Ny (x) b
q
Parámetros:
Cy Ny
kz a = 0,03L + 0,4bf
c = 0,47L – 0,4bf
Ty x bf j = 0,256L – 0,05bf
Nymáx j Nyp u = 0,44L – 0,8bf
x q
kz = 0,2485L – 0,15bf
a u
c
L 2 L
Fig.2.36. Esquema de la distribución del axil transversal. Figura adaptada de [6].
Jaeger y Bakht (2001) [27] plantearon un estudio directo con la teoría elemental de vigas y
elasticidad plana, utilizando una hipótesis adicional consistente en introducir las fuerzas
cortantes y flectores en los extremos de la viga de una forma consistente con las tensiones
desarrolladas en el interior de la viga, es decir, como si no aplicase el principio de Saint-Venant
en los apoyos. El estudio tiene carácter general aunque está planteado para una viga simplemente
apoyada, de sección constante y tratada como de un solo material homogéneo, sometida a una
carga distribuida q(x).
El problema se considera resuelto como suma de dos estados. En el estado I (Fig.2.37a) la viga
es sometida a la carga exterior q, y las reacciones en los apoyos se introducen en las secciones
extremas como fuerzas cortantes verticales (V1 en el apoyo 1) que generan, a su vez, dos fuerzas
cortantes horizontales autoequilibradas, una en cada vuelo del ala (H1 en el apoyo 1). Se aísla el
ala de estudio y se toma una rebanada ABCD. El equilibrio de fuerzas longitudinales en la
rebanada permite deducir la conocida expresión del rasante (E.2.5) y el equilibrio transversal
conduce a expresar una tracción directa en función de las características mecánicas de la sección
y de la carga q exterior:
S b − bw
N yI (x ) = f ⋅ ⋅ q(x ) E.2.49
I 4
con el significado de Sf, I igual que en E.2.43. Las fuerzas H1 y H2 se deducen mediante el
equilibrio con la resultante de NyI(x) en toda la longitud de la viga.
El axil NyII(x) se anula en x=3b/2 y a partir de dicha distancia presenta valores muy pequeños.
(a) (b)
Fig.2.37. Descomposición del problema en dos estados de carga: (a) Estado I; (b) Estado II.
La expresión final del axil transversal es suma de E.2.49 y E.2.50. La aplicación al caso común
de carga uniformemente repartida q conduce a la expresión:
S b − bw ⎡ πL - πx ⎛ πx ⎞⎤
N y (x ) = f ⋅ ⋅ q ⋅ ⎢1 − ⋅ e b ⋅ cos⎜ ⎟⎥ para 0 ≤ x ≤ L/2 E.2.51
I 4 ⎢⎣ b ⎝ b ⎠⎥⎦
La representación de la ecuación E.2.51 obtiene resultados bastante ajustados a los obtenidos por
Razaqpur y Ghali (1984) [15] mediante elementos finitos.
Para cargas puntuales, dado que en realidad es un concepto puramente teórico, Jaeger y Bakht
sugieren que sean sustituidas por una serie de armónicos. A efectos prácticos proponen usar el
primer término de la serie, que se utilizaría para formular el axil del estado I. Para cargas
realistas de vehículos encontraron que el axil máximo de tracción raramente supera dos veces el
axil promedio, por lo que para estimar la máxima tensión de tracción para cualquier sistema de
cargas recomiendan proceder del siguiente modo:
(1) La intensidad media de carga Q por unidad de longitud de la viga se evalúa dividiendo la
carga total entre la luz de vano.
(2) El axil de tracción promedio se expresa:
S b − bw
N yp = f ⋅ ⋅Q E.2.52
I 4
(3) El axil de tracción máximo se localiza aproximadamente en la sección donde se produce la
máxima intensidad de la carga exterior:
N ymáx ≈ 2 ⋅ N yp E.2.53
El valor promedio propuesto en E.2.52 resulta inferior al de la expresión E.2.46, pero esto se
debe a que es un valor exacto según las hipótesis de Jaeger y Bakht, mientras que Razaqpur y
Ghali (1984) [15] trataron de proporcionar un valor práctico conservador, que cubriese la
mayoría de casos habituales de la relación de aspecto del ala.
Jaeger y Bakht advierten que la aplicación de la formulación para el axil transversal sólo es
válida para alas exentas, ya que en alas interiores comprendidas entre dos vigas o dos almas,
estos elementos ofrecen una coacción que reduce el desarrollo de estas tracciones.
Existen propuestas de distribuciones plásticas para el esfuerzo axil transversal sobre la junta de
unión de las alas y el alma, conjuntamente con el esfuerzo rasante, pero no responden
directamente al esquema de carga de la viga, sino que se proponen para tramos de ala
comprendidos entre la sección de máximo momento y la sección de momento nulo. Estas
propuestas forman parte de métodos desarrollados para el análisis resistente de las alas frente a
rasante, en los que se plantea el equilibrio del tramo de ala estudiado. El equilibrio transversal se
consigue mediante compresiones en el hormigón y tracciones en la armadura transversal, y el
equilibrio de momentos estableciendo una excentricidad entre ambas resultantes.
Estas propuestas quedan descritas en el apartado 2.4.2 relativo a métodos de diseño. En concreto
se trata de las distribuciones planteadas por Regan y Placas (1970) [19] (Fig.2.66b), Petersen y
Lyhne (1975) (Fig.2.67a), Morley y Rajendran (1975) [22] (Fig.2.68 y Fig.2.69a), Domingues
(1981) (Fig.2.67b) y Tizatto (1987) [26] (Fig.2.71).
2.3.3.1.5 Conclusiones
Se pueden señalar tres formas de reproducir el axil transversal en el plano vertical de unión del
ala con el alma de una viga en T o asimilable:
— Mediante elasticidad plana resuelta por elementos finitos o por aproximaciones teóricas.
— Mediante bielas y tirantes.
— Mediante distribuciones plásticas utilizadas en modelos de campos de compresiones.
Las dos últimas opciones se emplean para comprobaciones resistentes, por lo que describen una
situación diferente a la contemplada en la primera opción, la cual permite entender el
funcionamiento de la viga en estados de servicio. La primera opción ha sido empleada por
algunos autores para propuestas de diseño de la armadura (Razaqpur y Ghali 1986 [37]; Páez y
Díaz del Valle 1992 [6]) no obstante, otros autores sostienen que la magnitud de este esfuerzo es
pequeña en relación al rasante y puede obviarse ya que resulta cubierto por la armadura
transversal mínima (Murcia et al. 1993 [39], Jaeger y Bakht 2001 [27]) o con la deducida
teniendo en cuenta sólo el rasante.
A pesar de la escasa entidad del axil transversal fue utilizado por Regan y Placas (1970) [19] para
justificar la rotura de alas sin armadura transversal en vigas solicitadas por cargas puntuales, y
Jaeger y Bakht (2001) [27] sugirieron que se reconsiderara este esfuerzo en la revisión de las
especificaciones de puentes. En este sentido el axil transversal debería ser incluido en los
estudios de fisuración longitudinal, la cual constituye uno de los mecanismos de daño más
importante de los tableros de hormigón. En Xanthakos (1994) [49] se reúne información sobre
este tema, asociando tableros sometidos a cargas puntuales severas con los que presentan mayor
fisuración longitudinal.
La curvatura que adquiere una viga en T al deformarse, cuando es solicitada por cargas
gravitatorias, induce una flexión transversal en el ala debido al cambio de dirección que sufren
las tensiones normales que se desarrollan en ella. El fenómeno se conoce como flange curling en
el diseño de perfiles metálicos conformados en frío o perfiles de chapa plegada y fue estudiado
originalmente por Winter (1940) [99]. Ocurre en alas inusualmente anchas y delgadas, la parte
del ala más alejada del alma tiende a flectar hacia el eje neutro de la viga (Fig.2.38b). En general,
no es un factor crítico que limite el ancho del ala, aunque debe controlarse en el caso de que la
apariencia de la sección sea importante [100].
f
M C f C M deformación ala
eje neutro
T T
deformación ala
f f
(a) (b)
Fig.2.38. Flange curling en perfil metálico: (a) alzado lateral de una rebanada de viga; (b) sección
transversal. f es una carga exterior equivalente del fenómeno. Adaptado de [99].
Regan (1982) [24] anotó que la deformación por flexión transversal de las alas de hormigón,
incluso sin estar cargadas directamente, era un fenómeno apreciable en muchos ensayos. No
obstante no lo consideró un efecto importante. Según la Fig.2.39 la fuerza vertical por unidad de
longitud que aparece en el arranque del ala comprimida debido a la curvatura es:
N
fv = f E.2.54
r
en donde Nf es la resultante de compresiones en el vuelo del ala, y 1/r es la curvatura por flexión
longitudinal de la viga. En el supuesto de que la resultante en el ala se distribuya uniformemente
en el ancho eficaz bef, el momento transversal por unidad de longitud en la junta es:
N b
m v = f ⋅ ef E.2.55
r 2
Nf
θ
Nf r
fv
θ
mv Nf Nf
bef
2
Fv Fv = 2rΔ · Nf
Δ Δ
Fig.2.39. Flexión transversal inducida por curvatura [24].
Regan (1982) [24] sugirió el cálculo del momento transversal con la curvatura correspondiente a
la plastificación de las armaduras longitudinales de flexión de la viga, y su uso para determinar
una armadura transversal extra en el ala. Obviamente esta armadura adicional se distribuiría en el
entorno de las secciones críticas, en donde se espera la máxima curvatura por flexión
longitudinal.
Badawy y Bachmann (1977) [29] sugirieron una armadura mínima entre el 0,10 y 0,15% en cada
una de las capas de armadura transversal del ala, superior e inferior, y este aspecto fue señalado
por Razaqpur y Ghali (1986) [37] para resistir momentos secundarios transversales, de difícil
determinación, diferentes a los proporcionados por cargas gravitatorias extendidas sobre las alas,
y que se localizan en las posiciones de cargas concentradas y reacciones de apoyos.
Otros esfuerzos que pueden actuar combinadamente con el rasante son los correspondientes a la
flexión transversal del ala debido a la actuación directa de cargas exteriores en ella. A diferencia
del esfuerzo axil concomitante con el rasante (v. 2.3.3.1) la flexión transversal sí está
contemplada en las normas de hormigón como esfuerzo a considerar junto con el rasante para
dimensionar la armadura del ala.
El modelo viga clásico sólo resuelve el trabajo longitudinal de las secciones transversales de la
viga y el trabajo frente a rasante, así que la valoración de estos esfuerzos requiere un análisis
particular. Esta disociación de esfuerzos obedece a la sencillez del modelo estructural utilizado.
En el análisis de tableros de puentes esta disociación entra dentro de lo que se denomina como
análisis de esfuerzos locales, los cuales se han calculado clásicamente utilizando la teoría de
placas delgadas. De este modo el ala de una viga en T puede ser tratada como una placa
empotrada en su unión con el alma.
Este esfuerzo es inexistente en vigas aisladas en donde las alas están exentas, por lo que no será
tratado en profundidad. Únicamente hay que citar que en el caso de tableros multivigas, en los
tramos de losa entre vigas, aparece un esfuerzo transversal adicional en el encuentro de la losa
con las vigas, debido a la presencia de cargas verticales aplicadas sobre la losa, y que suele
2.3.4.1 Generalidades
A finales de los años 80 los códigos de diseño de estructuras de hormigón se limitaban a dar
reglas de diseño para elementos con distribuciones lineales de deformaciones (regiones B) y
carecían de un método general para regiones D, aunque de forma implícita existían criterios de
diseño propios del método de bielas y tirantes para elementos como ménsulas cortas o zapatas
rígidas. Schäfer et al. (1991) [110] señalaron la necesidad urgente de que los códigos de diseño
dispusieran de un método para regiones D, ya que estas regiones más complicadas eran en donde
a menudo se concentraban los daños de la estructura. El Código Modelo 1990 [33] se redactó con
este enfoque, teniendo en consideración el texto de Schlaich et al. (1987) [111], referenciado
como un primer tratado general del método.
Desde entonces, los distintos códigos han ido incorporando progresivamente el método de bielas
y tirantes en su texto, enunciando la teoría básica y su forma de aplicación. EHE [1] lo incorporó
de esta forma por primera vez en su primera versión de 1998, considerándolo como un método
válido para el estudio de zonas o regiones de discontinuidad y como el método general de
cálculo frente a solicitaciones tangentes. El EC2 [4], aunque indicó la validez del método en su
primera versión de 1993, no lo enunció de un modo completo hasta su última versión de 2004.
Fuera del entorno europeo, AASHTO LRFD Bridge [11] y los códigos canadiense CSA A23.3-
04 [96] y CAN/CSA-S6-06 [12] incorporaron el método en los años 90, y ACI-318 [10] lo incluyó
en su versión 2002, por primera vez, como un apéndice para solucionar problemas en donde el
diseño seccional clásico no era posible, y actualmente, en la reciente versión de 2014, ha pasado
a ocupar el capítulo 23 completo. El código japonés JSCE/SSCS (2010) [13] también dedica una
parte completa al método dentro de su segundo bloque dedicado a métodos estándar.
Paralelamente fueron publicándose diferentes obras que reflejan la creciente importancia que con
el tiempo se le ha ido dando al método como herramienta práctica de diseño, pudiendo citarse,
entre otros, a Bergmeister et al. (1993) [112], FIP (1999) [97], ACI SP-208 (2002) [113], ACHE
(2003) [114], Martin y Sanders (2007) [115], Miguel et al. (2009) [116], Williams et al. (2012)
[117].
Una particularidad del método es que pueden plantearse diversos modelos de bielas y tirantes
para un mismo problema, que satisfagan las condiciones de equilibrio y de resistencia. Schlaich
et al. (1987) [111] dieron como criterio práctico para escoger el mejor de ellos aquel que
presentase el menor número de tirantes y los más cortos. Existen, no obstante, propuestas más
elaboradas como la reciente de Lourenço y Almeida (2013) [ 118 , 119 ], basada en el uso de
modelos adaptativos de campos de tensiones. En consecuencia un modelo de bielas y tirantes
podría predecir la carga última real sin gran precisión. Hagberg (1983) [120] estudió más de 200
ménsulas cortas ensayadas por otros autores, obteniendo una relación media entorno a 1,2 entre
la resistencia experimental y la calculada. Ese valor es aceptable, pero en modelos complejos
pueden cometerse errores notables. Ley et al. (2007) [ 121 ] llegaron a obtener una relación
superior a 2 en algunos modelos de viga de gran canto isostática con hueco. Garber et al. (2014)
[122] obtuvieron relaciones entre 1,4 y 1,8 en vigas de gran canto hiperestáticas con tres huecos.
Actualmente las normas recogen esta posibilidad pero sin entrar en detalles, aunque todas
coinciden en la condición de la orientación del modelo según la solución elástica. EC2 (2004) [4]
lo recoge genéricamente en sus párrafos 5.6.4(2) y 7.3.1(8), y como detalle para el control
indirecto de la fisuración en las zonas de anclaje de piezas postesadas, en 8.10.3(4) establece una
limitación de la tensión en la armadura para evitar la comprobación del ancho de fisura, 300MPa
en general y 250MPa en puentes [38]. El Código Modelo 2010 [3] apenas menciona esta
posibilidad en su apartado general 7.2.2 de modelización estructural. EHE (2008) [1]
simplemente anota que una región D diseñada con bielas y tirantes funcionará bien en servicio si
se la armadura se orienta según el campo de tensiones de tracción, en la medida de lo posible, y
si se limita la deformación máxima de los tirantes en ELU (2‰ en los comentarios del art.40.2).
La norma que va un poco más lejos es ACI-318 [10], desde su primera versión en 2002, en su
comentario RA.2.1, sugiere el cálculo de deformaciones y control de fisuración en vigas de gran
canto y en elementos típicamente estudiados con bielas y tirantes; y para fisuración propone un
área eficaz del tirante.
El problema del rasante alas-alma de una viga en T, o asimilable, es abordable por el método de
bielas y así está planteado en las normas europeas. Permite dimensionar la armadura transversal
del ala y verificar las tensiones en el hormigón, pero no necesariamente se utiliza para evaluar el
esfuerzo rasante, ello depende del alcance del modelo. Puede distinguir dos casos:
— Modelo completo o global, con el que se busca una estructura reticulada que modelice tanto
las alas como el alma de la viga, con celosías adecuadamente conectadas, cuyo análisis
permite evaluar el esfuerzo rasante; y
— Modelo parcial o combinado, con el que únicamente se plantea una celosía para el ala,
solicitada por esfuerzos que se han obtenido mediante el modelo viga.
El modelo global o completo consiste en buscar una analogía de celosía que represente a la
totalidad de la viga, tanto sus regiones D como sus regiones B, resultando una celosía espacial.
Para obtener este modelo en una viga en doble T se parte de la celosía plana clásica asignada al
alma, con la configuración correspondiente al sistema de carga estudiado, y se sustituye cada
cordón longitudinal, que representa la totalidad del ala comprimida o traccionada, por un juego
de cordones paralelos que se unen al alma a través de bielas inclinadas y tirantes perpendiculares
a ella. Habitualmente se emplean dos cordones paralelos, cada uno representa el ala situada a
cada lado del alma. La Fig.2.40 ilustra el caso de una viga simplemente apoyada con carga
puntual en centro luz. En los esquemas en planta del ala superior e inferior, las bielas inclinadas
del alma no se representan sino sólo su efecto mediante la proyección sobre el plano de la fuerza
de compresión que desarrollan.
Cada tirante transversal conecta los dos cordones paralelos cuya fuerza es desviada parcialmente,
en una cantidad ΔF, hacia el alma mediante un par de bielas inclinadas. El tirante representa un
tramo longitudinal del ala, Δx, y el esfuerzo rasante puede calcularse entonces con la expresión
E.2.1. La simplicidad conduce a adoptar valores constantes para los diferentes ángulos de
inclinación de las bielas y la celosía planteada, gracias a la simetría, es isostática así que, en el
caso de la Fig.2.40, el esfuerzo rasante en un ala resulta constante:
ΔF 1 F
S= = ⋅ cotgθ w ⋅ E.2.56
Δx Δx 2
El tramo longitudinal Δx que abarca cada tirante queda establecido a partir de la altura z
escogida para la celosía y del ángulo de inclinación de las bielas del alma: Δx = z·cotgθw. El
valor correcto para z debe ser el brazo mecánico de la viga, que puede obtenerse de un análisis
seccional en centro de vano, aunque siguiendo la norma de la sencillez, puede escogerse el valor
aproximado para flexión simple 0,9d o localizar el cordón comprimido en el c.d.g. del ala y el
cordón traccionado en el c.d.g. de la armadura longitudinal de tracción. La sustitución de Δx en
E.2.56 nos lleva a la expresión más sencilla que se puede obtener para el esfuerzo rasante,
correspondiente al caso de carga puntual en centro de vano isostático:
F
S= E.2.57
2z
2F
z
θw
F Δx F
θ fs
Δx
θ fi
(a) (b)
Fig.2.40. Modelo global en viga en doble T solicitada por una carga puntual: (a) visualización 3D de un
extremo de la viga; (b) vistas en alzado de la viga y en planta de cada ala.
Recordando ahora la evaluación del rasante mediante el modelo viga tradicional (2.3.1.3), a esta
expresión se puede llegar de igual modo empleando la ecuación E.2.14 y el factor de
transferencia β en su forma más simplificada (E.2.16), despreciando además el ancho del alma
frente al ancho total del ala:
V b − bw V V
S = β⋅ ≈ ⋅ y con bw ≈ 0 resulta S=
z 2b z 2z
que es igual a la expresión E.2.24 ya que la reacción F se corresponde con el valor del cortante
vertical V en el tramo comprendido entre el apoyo y la sección de aplicación de la carga. De
modo análogo puede razonarse para el ala traccionada, en donde el factor de transferencia β se
expresaría en función del área de las armaduras longitudinales (E.2.21).
Este modelo de bielas y tirantes, consistente en sustituir el ala completa por dos cordones
paralelos, asume la simplificación de despreciar la parte común alas–alma, de modo que
sobrevalora el esfuerzo rasante, tanto más cuanto menor sea la relación de anchuras entre el ala y
el alma. El modelo puede refinarse incorporando un tercer cordón longitudinal, por ejemplo,
según se ilustra en la Fig.2.41 para el caso de una viga en T con el ala superior comprimida, sin
embargo, este segundo modelo tiene el inconveniente frente al primero de que interiormente no
es estáticamente determinado y, por tanto, para el cálculo de fuerzas en las barras debe hacerse
una suposición de rigideces en bielas y tirantes, lo cual, no está exento de imprecisión.
2F
(a) alzado de viga y planta del
z ala con 3 cordones
θw
comprimidos;
F Δx F (b) modelo de 3 cordones
θ fs comprimidos;
(c) descomposición en dos
celosías
(a)
w w
2F
σc b ·2 F b ·2 F
bw
σs
= CELOSÍA ESPACIAL
+ CELOSÍA PLANA
(b) (c)
Fig.2.41. Modelo que considera la contribución del área común alas–alma.
Como puede observarse, el modelo de bielas y tirantes puede refinarse y obtener un resultado
para el esfuerzo rasante muy parecido al obtenido mediante el modelo viga. Para carga puntual
se obtiene un rasante constante y para carga repartida puede obtenerse fácilmente una variación
escalonada del rasante que sigue una ley lineal, de modo análogo a como se obtendría con el
modelo viga. En este caso, la carga uniforme debe descomponerse en cargas puntuales aplicadas
en los nudos de la celosía.
Falta añadir que la posición en planta de los cordones que modelizan las alas se ha de
corresponder con la línea resultante de las tensiones longitudinales en el ala. Aceptando una
distribución uniforme de tensiones según el ancho del ala y según su espesor la línea de paso se
corresponde con el c.d.g. de la sección transversal del ala. Esto significa aceptar una distribución
plástica de tensiones así como emplear el ancho eficaz del ala, en el caso de que presente un
ancho real excesivamente grande, acusando deformabilidad frente al rasante (v. 2.3.2). La
solución práctica es adoptar cordones paralelos pero no deja de ser una aproximación,
especialmente válida en alas de espesor constante en situación de agotamiento y con ancho real
pequeño o moderado para no acusar arrastre de cortante.
Como antecedentes del empleo del modelo global, Leonhardt (1970) es citado [15] como el
primer autor en aplicar bielas y tirantes al estudio del rasante en vigas en T, con ala comprimida,
estableciendo un valor de 45º para la inclinación de las bielas tanto en el ala como en el alma, sin
contrastar experimentalmente. Badawy y Bachmann (1977) [29] sí que ensayaron vigas en T
sometida a flexión positiva (ala comprimida), utilizando también un modelo global con
inclinaciones de 45º para las bielas del alma y un valor ajustado empíricamente entre 22º y 26,5º
para las bielas del ala, dependiendo de si se aceptaba que la armadura transversal plastificara o
no antes de agotar la resistencia a flexión o corte de la viga, respectivamente. Bacchetta y
Bachmann (1979) [31] hicieron lo propio para flexión negativa (ala traccionada), ajustando el
ángulo de las bielas del ala traccionada en 26,5º o 31º. Parte de estas propuestas tuvieron reflejo
en la obra de puentes de viga en cajón de Schlaich y Scheef (1982) [134], quienes ilustraron los
apoyos extremos e internos de una viga en cajón con un modelo global, implicando losa superior,
almas y losa inferior. Pero como texto importante de referencia, hay que citar al Código Modelo
CM-90 (1990) [33], que cambió el tratamiento del rasante respecto de su versión previa de 1978.
El CM-90 proporcionó el esquema básico de la Fig.2.42 para el caso más sencillo de viga en
doble T isostática sometida a flexión positiva por carga puntual, la figura sugiere la libertad de
escoger unos ángulos variables de inclinación de las bielas en el alma y alas, para acomodarse a
la geometría del problema.
La EHE [1] incorporó en su primera edición de 1998 otras figuras más generales (Fig.2.43), en
donde propuso una celosía global para un tramo genérico correspondiente a un apoyo interior,
existiendo una zona de cambio del signo de flexión y cambio, por lo tanto, en la forma de trabajo
del ala de estudio. Las alas presentan una inclinación de bielas constante e igual a 45º.
Como dato curioso, en Norteamérica diseñan el rasante con un modelo de transferencia a corte
(ACI-318-11 [10], AASHTO LRFD Bridge [11], CAN/CSA-S6-06 [12]), y todas las guías de
aplicación de bielas y tirantes referenciadas previamente [113,115,117] carecen de ejemplos del
rasante en vigas en T, aunque, como excepción, puede encontrarse este tratamiento en un libro
general de Wight y MacGregor (2012) [135], titulado Reinforced Concrete Mechanics & Design.
(a)
(b)
(c)
Fig.2.42. Modelo global de bielas y tirantes sugerido por CM-90 para una viga en I:
(a) ala comprimida; (b) alma; (c) ala traccionada. Adaptada de CM-90 [33].
Fig.2.43. Modelo global de bielas y tirantes sugerido por EHE (1998) [1].
La aplicación del modelo de bielas y tirantes de una forma parcial o combinada va enfocada
directamente al dimensionamiento y comprobación del ala, no al cálculo del esfuerzo rasante, ya
que para proceder de este modo se debe tener calculado el rasante mediante otro método,
normalmente, el modelo viga. Dado el extenso uso del modelo viga, este modelo parcial es más
empleado que el modelo global.
En este caso, escogido un tramo Δx en la viga, con las indicaciones anotadas en 2.3.1.4.1, se
plantea en el trozo de ala estudiado una celosía análoga a la empleada para el modelo global,
solo que ahora ya no hay conexión con una celosía para el alma. En la Fig.2.44 se representa el
modelo parcial más sencillo para el caso de un ala comprimida, en donde el ancho eficaz del ala
y la longitud Δx e inclinación θf escogida conduce a establecer tres tirantes con sus
correspondientes tres bielas. La tensión tangencial τs se supone uniformemente distribuida, así
como la compresión inclinada σc en cada biela, y el trabajo de los tirantes resulta uniforme
también.
θf
F F +ΔF F σc σc σc F +ΔF
bef
τs
C C C
3 3 T 3 T T
Δx 3 3 3
hf
Δx
Fig.2.44. Modelo parcial de bielas y tirantes en el caso de ala comprimida.
El resultado es análogo al obtenido con un modelo global pero pueden haber diferencias en
función de las aproximaciones que se efectúen en el cálculo de la resultante F. Si se realiza un
análisis seccional exacto se está en condiciones de no incluir en F la parte correspondiente al
área común alma-alas (Acwf de Fig.2.45a), ni tampoco, en el caso de que la fibra neutra caiga en
el alma, la parte correspondiente al alma (Acw de Fig.2.45b).
cwf
σc cwf
σc
Acwf = área comprimida
común alma-alas.
Acw Acw = área comprimida
sólo del alma.
σs σs
(a) (b)
Fig.2.45. Áreas no contabilizadas en el cálculo de la resultante de compresiones F: (a) caso de fibra
neutra en el ala; (b) caso de fibra neutra en el alma.
(a) (b)
Fig.2.46. Modelo de tres cordones paralelos en el ala: (a) ala comprimida; (b) ala traccionada.
Adaptado de Leonhardt (1973) [34].
Esta forma de proceder puede observarse en la famosa obra académica de seis volúmenes de
estructuras de hormigón que Leonhardt comenzó a publicar en 1973, obra de gran importancia y
de extenso uso en las escuelas de ingeniería, con varias ediciones y traducción al castellano en
1984. En su primer tomo, Leonhardt [34] utilizó un ejemplo consistente en plantear tres cordones
paralelos en cada ala, que repartían uniformemente la resultante de tensiones normales, lo que
obliga a tener establecido previamente el ancho eficaz. Al emplear tres cordones paralelos
densificó también la celosía de bielas inclinadas y tirantes pero, aunque se entrecruzaban varias
veces, superpuso celosías estáticamente determinadas (Fig.2.46). Fijó en 45º el ángulo de
inclinación de las bielas. El esfuerzo rasante lo formuló con la expresión E.2.14 y empleó como
factor de transferencia β las expresiones más sencillas de Tabla 2.6 y Tabla 2.7 (E.2.16 y E.2.21).
Las normas incorporaron más tarde el estudio del rasante con bielas y tirantes. El tratamiento
parcial puede observarse en la primera versión del EC2 (1991) [4], aunque en la propuesta de la
resistencia por agotamiento de los tirantes, deducida para un ángulo de inclinación de las bielas
de 45º, todavía incluía un término de resistencia a corte del hormigón.
Una vez planteado y resuelto un modelo de bielas y tirantes, ya sea global o parcial, es
interesante expresar los esfuerzos internos del ala en función del rasante y de los parámetros
intervinientes. Para ello es necesaria la Fig.2.47 en donde se representa un tramo de celosía para
ala comprimida y ala traccionada. En la Fig.2.47b se escoge a un tirante que desarrolla una
tracción T para desviar una fuerza longitudinal ΔF del ala situada a la derecha del alma. El
tirante representa al campo de tracciones transversal de anchura Δx. En la Fig.2.47c se aísla a la
biela inclinada correspondiente al tirante, y que desarrolla una compresión C. ΔF es la variación
de fuerza en el cordón longitudinal desarrollada en un tramo Δx de la viga.
F θ f F +Δ F
C
bef
θf
σc
C T τs
hf
Δx Δx
θf
F F +Δ F
C
σc θf
bef T C
τs
hf
Δx Δx
(a) (b) (c)
Fig.2.47. Esfuerzos internos en las alas: (a) sección transversal del ala; (b) modelo de bielas y tirantes
en planta del ala; (c) detalle de una biela inclinada.
Las limitaciones resistentes se establecen habitualmente en términos de tensión (v. 2.4.1.1) por lo
que resta expresar así el trabajo del tirante transversal y el de la biela inclinada. Para el tirante se
supone una armadura transversal Asf dispuesta con una separación sf, que trabaja a un valor de la
tensión σsf. Mediante el uso de E.2.60 puede anotarse:
A sf T τs ⋅ hf
⋅ σ sf = = E.2.62
sf Δx cotg θ f
Dentro de la teoría de la plasticidad se enuncia el teorema del límite inferior que establece que
todo sistema de cargas en equilibrio con un campo de tensiones que satisface la condición
estática de plasticidad, es un límite inferior de la carga de rotura. La aplicación práctica de este
teorema es fácilmente visualizable en elementos o regiones D bidimensionales, en donde se trata
de establecer áreas cuyo campo tensional (función que proporciona el estado tensional en cada
punto) sea sencillo formular y esté en equilibrio con las cargas en su contorno, que pueden
provenir de las áreas adyacentes y de las cargas exteriores. Estas áreas reciben el nombre de
campos de tensiones. A su vez, el conjunto de todos los campos de tensiones ha de cumplir el
equilibrio global.
El método trabaja así con tensiones, a diferencia del método de bielas y tirantes que trabaja con
resultantes, y la condición de agotamiento se establece a nivel tensional. En cualquier punto del
campo de tensiones la tensión ha de ser igual o inferior a la tensión de plastificación.
Clásicamente se utiliza la respuesta rígido-plástica y ello permite establecer líneas de
discontinuidad, que se definen como curvas que delimitan regiones dentro de un cuerpo, a lo
largo de las cuales pueden producirse saltos (discontinuidades) en el valor de las tensiones
paralelas a uno y otro lado de las mismas, debiendo ser iguales sus tensiones normales y
tangenciales [138]. Sirve de ejemplo la línea BD de la Fig.2.48c, en el lado izquierdo se tiene una
compresión uniaxial σr paralela a la línea BD, y en el lado derecho es nula, sin embargo la
tensión normal a la línea BD es nula e igual a ambos lados, así como la tensión tangencial.
Muttoni y Ruiz (2006) [138] establecen como elementos básicos de un modelo de campos de
tensiones los mismos que los establecidos para un modelo de bielas y tirantes, denominándolos
exactamente igual: bielas, tirantes y nudos. Las bielas son campos de compresiones uniaxiales
que pueden ser rectos o en abanico (Fig.2.48). Otros autores son más genéricos en la designación
de los campos de tensiones, llamando bielas a lo que claramente constituye un flujo uniaxial de
tensiones pero utilizando el nombre genérico de campo de tensión cuando la forma geométrica se
aleja de la indicada. Un campo sencillo muy versátil lo constituye el campo triangular, que tiene
la propiedad de desarrollar un campo homogéneo de tensiones en el caso de que sus bordes estén
cargados por tensiones repartidas uniformemente y las fuerzas resultantes guarden equilibrio
[139]. Diversos autores, Petersen y Lyhne (1975), Morley y Rajendran (1975) [22] y Domingues
(1981), utilizaron los campos de tensiones triangulares homogéneos para formular la capacidad
resistente de alas de vigas en T frente a rasante (v. 2.4.2.2.1).
σc σc
C E
C
σr D D
σr
σr σr
A A
B B
σc σc,máx
polo polo
(a) (b) (c) (d)
Fig.2.48. Campos de compresión uniaxial: (a) biela recta; (b) abanico centrado; (c) abanico no
centrado en viga de gran canto con sección rectangular; (d) ídem con sección en T.
Igual que se ha indicado para el método de bielas y tirantes, un tratamiento íntegro de la viga con
campos de tensiones proporciona el rasante solicitante entre ala y alma, pero no constituye una
solución exacta del problema, tan solo una aproximación utilizada para plantear un mecanismo
resistente válido y del lado seguro. A nivel teórico Muttoni et al. (2006) [140] presentaron los
esquemas de la Fig.2.49 correspondientes a un tratamiento íntegro de una viga en I, en donde se
representan los campos de tensiones y, aparte, las resultantes de cada elemento de la viga. El
problema está resuelto con campos de compresiones uniaxiales. En el alma (Fig.2.49a) los
campos de compresión inclinados (con tonos grises y delimitados entre líneas de trazo continuo)
conducen la carga al apoyo indirectamente gracias a la presencia de campos de tracción
verticales superpuestos (delimitados entre líneas discontinuas), desarrollados por la armadura
vertical. En el ala superior comprimida (Fig.2.49c) el desvío de la fuerza longitudinal se realiza
progresivamente mediante armadura transversal resultando en una sucesión de bielas inclinadas.
La armadura transversal actúa en la línea de discontinuidad existente entre la biela inclinada y el
campo de compresión uniaxial longitudinal, y debe ser anclada a partir de dicha línea. El número
de bielas inclinadas del ala resulta de las bielas de compresión inclinada adoptadas para el alma.
De un modo similar se plantean los campos de tensiones en el ala inferior (Fig.2.49e).
Como puede observarse, las resultantes de los campos de tensiones proporcionan esquemas de
bielas y tirantes. En el alma el resultado es obvio (Fig.2.49b) y en las alas la diferencia está en
que el esfuerzo en la sección de centro de vano se considera repartido en todo el ancho del ala
(Fig.2.49d-f) a diferencia de los esquemas de bielas y tirantes representados en la Fig.2.40b, que
se concentra en un único cordón en cada ala.
también las alas de vigas en T (Fig.2.50), en esta ocasión modelizadas con un solo campo de
compresión uniaxial inclinada (Fig.2.50c), adecuado para una menor luz de cortante.
(a)
(b)
(c)
(d)
(e)
(f)
Fig.2.49. Modelización de una viga en I con campos de tensiones: (a) alzado, campos en el alma; (b)
alzado, resultantes; (c) planta ala superior, campos; (d) planta ala superior, resultantes; (e) planta ala
inferior, campos; (f) planta ala inferior, resultantes. Adaptado de Muttoni et al. (2006) [140].
Ruiz y Muttoni (2007) [137] señalaron entre los inconvenientes del método la necesidad de un
procedimiento de prueba-y-error y de cierto nivel de experiencia, la dificultad de implementarlo
de un modo general y de establecer el valor de la resistencia eficaz del hormigón que contemple
el efecto de la fisuración. Aparte, la consideración de material rígido-plástico impide el cálculo
de la ductilidad real de la estructura. Para solucionar el proceso de selección de los campos de
tensiones plantearon una propuesta de análisis mediante elementos finitos, considerando al
hormigón elasto-plástico con un coeficiente de reblandecimiento y a las armaduras
perfectamente elásticas en un primer cálculo, para finalmente ser consideradas elasto-plásticas
con endurecimiento. Este planteamiento está abierto, no obstante, al desarrollo de algoritmos
automáticos de optimización. Recientemente Lourenço y Almeida (2013) [118,119] han utilizado
un criterio energético de optimización aplicado a un cálculo no lineal paso-a-paso de estructuras
modelizadas con campos de tensiones uniaxiales (tirantes, bielas rectas y en abanico). Aunque
estos planteamiento son prometedores, no parece que actualmente eliminen la intervención del
ingeniero en la decisión de las características básicas del modelo, así como en su refinamiento.
No obstante, al permitir introducir comportamiento no lineal de los materiales, pueden
proporcionar una herramienta útil para, por ejemplo, evaluar anchos de fisura, algo que el
método básico de los campos de tensiones no proporciona.
En el caso específico de las vigas de hormigón en T, al parecer, los primeros estudios complejos
fueron para resolver el problema de la deformabilidad del ala frente al rasante (v. 2.3.2),
combinando la teoría de la elasticidad de vigas (elemento 1D) con la de la elasticidad plana para
tratar el ala (elemento 2D), compatibilizándola con la viga y utilizando análisis armónico.
Brendel (1960) [18] proporcionó así tablas numéricas para valorar el ancho eficaz.
Posteriormente, autores como Moffatt y Dowling (1972) [45] utilizaron la teoría de la elasticidad
plana lineal y el análisis mediante elementos finitos. Marí y Miquel (1985) [94] justificaron el
uso de los elementos finitos para este problema, frente al empleo de la teoría de láminas plegadas
y el método de la banda finita, argumentando la posibilidad de considerar nervios, armaduras y
análisis no lineal.
El análisis elástico lineal permite evaluar esfuerzos, que luego han de utilizarse separadamente
con un criterio de agotamiento para establecer la capacidad resistente de la pieza estructural. Con
esta idea Razaqpur y Ghali (1984) [15] aplicaron análisis elástico lineal mediante elementos
finitos para el estudio específico del rasante en vigas en T, evaluando tanto el rasante como el
axil transversal (v. 2.3.3.1.1). En la Fig.2.51 se presenta la comparación obtenida entre el modelo
viga clásico y el modelo MEF, observándose cómo el segundo suaviza los saltos de valor del
primero, y que se producen en el entorno próximo de las cargas concentradas y de los extremos
de viga. En esta línea, Páez y Díaz del Valle (1992) [6] centraron su interés en cuantificar el axil
transversal (v. 2.3.3.1.2) pero modelizaron solamente el ala como una placa solicitada en un
borde longitudinal por las tensiones tangenciales del rasante.
(a) (b)
Fig.2.51. Rasante comparado entre modelo MEF y modelo viga: (a) viga con cargas concentradas; (b)
viga con carga distribuida sobre el alma. Y ley práctica para diseño, siendo b el ancho total del ala y bw
el ancho del alma. Adaptado de Razaqpur y Ghali (1986) [37].
Aunque ha habido interés en el estudio de vigas en T con posterioridad a los autores citados,
aplicando análisis no lineal mediante elementos finitos, estos estudios se han centrado en
problemas diferentes del rasante en las alas (Nassif et al. 2001 [147]; Giaccio (2003) [148]). La
desventaja de estos métodos es no sólo su coste de cálculo, exigiendo la disponibilidad de
En el presente apartado se proporciona en primer lugar una visión de los conceptos generales
relativos al método de bielas y tirantes, teorías de lajas y placas y de transferencia a corte. A
continuación se describen los métodos específicos para diseño a rasante, primero los propuestos
por diferentes autores y finalmente los recogidos en la normativa de hormigón armado. Puede
adelantarse que las normas europeas se inclinan por el método de bielas y tirantes mientras que
las norteamericanas por modelos de transferencia a corte. En ambos casos resultan métodos más
sencillos que los utilizados para placas y lajas que, realmente, no han sido plenamente
explotados para el estudio del rasante.
Para operar de cualquiera de las dos formas el método establece cómo calcular la resistencia de
cada uno de sus elementos: bielas, tirantes y nudos. En el caso particular del rasante en las alas
de una viga en T, los modelos ilustrados en 2.3.4.2 tienen la ventaja de que los nudos
corresponden al encuentro de bielas sin restricción de su anchura y a tirantes que representan
armaduras distribuidas. Son nudos repartidos según Schlaich et al. (1987) [111] y en ellos no se
generan estados tensionales críticos, por lo que la comprobación resistente en ellos es
innecesaria. En consecuencia, en los siguientes subapartados se exponen los criterios resistentes
correspondientes a bielas y tirantes.
La capacidad resistente de una biela es el producto del área de su sección transversal crítica (Ac)
por la resistencia eficaz del hormigón adecuada a las condiciones de trabajo de la biela, anotada
como f1c según EHE [1], pudiendo añadir la contribución de la armadura que se disponga
interiormente en la biela y paralela a ella. Prescindiendo de la notación de coeficientes de
seguridad, la resistencia de una biela se expresa:
C u = A c ⋅ f1c + A sc ⋅ σ sc E.2.64
La presencia del término de la armadura, Asc·σsc, es contemplada en EHE [1], ACI-318 (2014)
[10], AASHTO LFRD [11] y JSCE/SSCS [13], y puede contabilizarse siempre que se respeten
reglas para evitar el pandeo. La tensión σsc en la armadura se corresponde con la situación de
deformación en la biela cuando esta aplasta, pudiendo adoptarse una deformación límite del 2‰.
El parámetro más problemático es la resistencia eficaz del hormigón f1c. El concepto tuvo
posiblemente su origen en la formulación planteada por Nielsen y colaboradores, a finales de los
años 70, para el diseño de la armadura a corte de una laja mediante análisis límite (v. 2.4.1.2.1),
y que aplicaron a la resistencia a corte de una viga con armadura transversal [139]. La resistencia
eficaz se expresó a partir de la resistencia uniaxial estándar de la probeta cilíndrica (fc) afectada
por un factor de eficacia de origen experimental (ν):
f1c = ν ⋅ f c E.2.65
f
ν = 0,8 − c [MPa] E.2.66
200
El factor ν recoge el hecho de que la resistencia uniaxial depende de la fisuración existente y de
la tensión en la dirección transversal. En concreto, la expresión E.2.66 sirve para el tipo de biela
inclinada que se desarrolla en el alma, en donde la armadura transversal controla la fisuración
pero es oblicua a la biela. El factor ha recibido diversos nombres, notaciones y formulaciones.
Está presente en las teorías del campo de compresiones que aparecieron después, siendo
denominado comúnmente como coeficiente de reblandecimiento (v. 2.4.1.2.2). La primera
contribución notable se atribuye a Vecchio y Collins (1986) [151] (E.2.82) pero tiene el
inconveniente de que su valor depende de la deformación transversal, ya que estas teorías
utilizan la compatibilidad de deformaciones.
gran parte de los códigos de hormigón estructural. La fórmula de la condición resistente que
mejor puede resumir todos los códigos debe incluir un factor adicional α:
σ c ≤ f1c = ν ⋅ α ⋅ f c E.2.67
dicho factor reductor α presenta básicamente el valor de 0,85 para tener presente el efecto de la
carga sostenida en el tiempo. Actualmente EHE [1] propone α=1 con carácter general.
JSCE/SSCS [13] atribuye 0,85 a la consideración de la diferencia entre la resistencia a
compresión en un elemento estructural y la determinada usando probetas de laboratorio. Para
diseño, el valor de fc debe ir afectado por el coeficiente de seguridad correspondiente.
Tabla 2.8. Factor de eficacia ν según E.2.67 en códigos afines.
compresión fisuración
fisuración
uniaxial, oblicua,
paralela,
ausencia con fisu-
armadura
de tracción ración ...
transversal
Texto Designación transversal
controlada grande
Schlaich (1987) [111] sin designación 1 0,8 0,6 0,4
EHE [1] sin designación 1 0,7 0,6 0,4
CM 2010 [3] factor reductor kc 1·ηf 0,75·ηf 0,55·ηf
EC2 [4] ν1 (cortante) ó ν' (general) 1 0,6·ν'
JSCE/SSCS [13] ν2 1 0,8 0,6 0,45
EHE [1] proporciona mayor detalle en el tercer caso, por corresponderse con la situación de las
bielas inclinadas en el alma de vigas armadas solicitadas a cortante, y también para el rasante en
las alas comprimidas de vigas en T. La expresión recuerda a E.2.66:
⎧ 0,6 para f ck ≤ 60 N/mm²
⎪
ν=⎨ f ck E.2.68
⎪⎩ 0,9 − 200 para f ck > 60 N/mm²
El Código Modelo 2010 [3] introduce un factor corrector ηf que tiene en cuenta la fragilidad
creciente con el valor de la resistencia a compresión:
1/3
⎛ 30 ⎞
ηf = ⎜⎜ ⎟⎟ [MPa] E.2.69
⎝ fc ⎠
Los valores de la Tabla 2.8 para el caso de fisuración oblicua aplican cuando la armadura
mantiene un ángulo con la biela menor que 65º, como es el caso del alma de vigas. Todos los
valores además pueden incrementarse en un 10% si existe compresión biaxial o los ángulos entre
biela y tirantes son mayores a 45º y en donde la armadura se disponga en múltiples capas.
El EC2 [4] considera un factor ν' de igual significado que ηf en el Código Modelo 2010 [3]:
f
ν ' = 1 − ck [MPa] E.2.70
250
En el contexto de la formulación de la resistencia a cortante, el EC2 [4] anota el factor reductor
como ν1, cuya expresión coincide también con E.2.70.
ACI-318 (2014) [10] utiliza una clasificación ligeramente diferente al incluir con mayor detalle
las bielas con forma de botella, aunque guarda similitud con los cuatro casos vistos. El factor es
anotado como βs y denominado coeficiente de biela, con los valores recogidos en la Tabla 2.9.
Existen también contribuciones de autores para casos específicos. Russo et al. (2006) [ 149 ]
propusieron su propio factor de eficacia de la biela inclinada en ménsulas cortas. Hoang et al.
(2012) [ 150 ] plantearon un factor de eficacia válido para bielas con fisuración paralela y
armadura transversal.
A diferencia de los valores discretos anotados en Tabla 2.8 y Tabla 2.9, el código canadiense de
hormigón CSA A23.3-04 [96] y de puentes CAN/CSA-S6-06 [12], así como AASHTO LFRD
[11], adoptan la resistencia formulada del campo modificado de compresiones (MCFT) de
Vecchio y Collins (1986) [151] (E.2.82) suponiendo que el estado de deformación de la biela
corresponde a una compresión del 2‰. Resulta así un único factor de eficacia aplicable a
cualquier biela, que es función de la deformación de tracción transversal a la misma (ε1):
1
ν= ≤ 1 E.2.71
0,8 + 170 ⋅ ε1
en donde el valor de la deformación ε1 debe introducirse como positivo para tracción. La
deformación de tracción puede estimarse a partir del tirante adyacente que presente un menor
ángulo con la biela, según la expresión:
ε1 = ε s + (ε s + 0,002 ) ⋅ cot 2 θ s E.2.72
siendo εs la deformación de tracción en el tirante y θs su ángulo con el eje de la biela. Los
estribos y la armadura secundaria de piel se ignoran cuando se calcula θs y ε1 [113]. En la Tabla
2.10 se establecen valores de ν adoptando εs igual a su límite elástico (aproximadamente 0,002),
y así pueden ser comparados con el de los códigos ya mencionados:
Tabla 2.10. Valores específicos del factor de eficacia según E.2.71 (códigos canadiense y AASHTO).
c
ε2 =−0,002 εs θs ε1 ν
0 90º 0 1,00
0,002 90º 0,002 0,88
θs ε1 0,002 60º 0,0033 0,73
0,002 45º 0,006 0,55
ε 0,002 30º 0,014 0,31
Factores de eficacia como E.2.71 o similares son empleados en modelos avanzados de análisis
no lineal en donde se consideran las deformaciones de las bielas y de los tirantes,
compatibilizándolas para obtener la geometría deformada del modelo. Una de las formas de
estimar la deformación transversal de la biela es utilizar el primer invariante del tensor de
deformaciones. Como ejemplo, en Eom y Park (2010) [125] puede consultarse una propuesta
para bielas inclinadas pertenecientes a una región B a cortante.
La resistencia de los tirantes formados por armaduras es atribuida convencionalmente sólo a las
armaduras, despreciando cualquier contribución del hormigón, pudiendo coexistir armaduras
pasivas y activas. En general, prescindiendo de la notación de coeficientes de seguridad, las
normas expresan la capacidad del tirante del siguiente modo:
Tu = A s ⋅ f y + A p ⋅ f py E.2.73
siendo As y fy el área y límite elástico de la armadura pasiva; y Ap y fpy los de la armadura activa,
con la particularidad de que si el pretensado se considera como fuerza exterior en el análisis de
esfuerzos, en la expresión E.2.73 debe sustituirse fpy por (fpy–σp), siendo σp la tensión
correspondiente a la fuerza de pretensado en la situación estudiada.
En la generalización del método de bielas y tirantes, Schlaich et al. (1987) [111] contemplaron el
caso de tirantes de hormigón exclusivamente, obviamente sin fisurar, sosteniendo que este tipo
de tirantes podían usarse si no existía riesgo de fallo progresivo. Para ello sugirieron una sencilla
regla sobre la capacidad del tirante de albergar una hipotética área fisurada sin que se excediese
la resistencia a tracción en el resto de área del tirante. Además, en el caso de que el tirante fuera
cruzado por una biela, propusieron utilizar una resistencia a tracción biaxial simplificada
ilustrada en la Fig.2.52b. La opción de la Fig.2.52a la emplearon para evaluar la resistencia en el
caso de carga concentrada en un macizo sin presencia de armadura transversal, en donde se
genera una biela con forma de botella. Además, como indica la guía FIP (1999) [97], los tirantes
de hormigón también están presentes en almas sin armadura transversal o en el mecanismo de
adherencia y anclaje de las armaduras, no obstante, ninguna de las normas de hormigón
estructural citadas en el apartado previo contempla la existencia de este tipo de tirantes en sus
artículos y apartados dedicados al método. Como excepción se puede citar el caso del código
japonés JSCE/SSCS [13], que permite su consideración siempre que se verifique que la
resistencia esperada para el hormigón en tracción pueda mantenerse en ELU.
σct σct
fct fct
σc σc
(a) f 0,5 f (b) f
Fig.2.52. Resistencia biaxial tracción–compresión simplificada, Schlaich et al. (1987) [111].
Existe también la opción de considerar la contribución del hormigón en los tirantes constituidos
por armaduras, pero entre los códigos citados sólo ACI-318 [10] sugiere en sus comentarios
(R23.2.3) un área eficaz de los tirantes aunque solamente para la comprobación en servicio de la
fisuración, no para la capacidad resistente del tirante. En algunos modelos avanzados de bielas y
tirantes se han utilizado áreas eficaces de hormigón (Yun y Cho, 2005 [128]; To, 2005 [131]),
permitiendo obtener resultados más ajustados.
El trabajo del ala en su encuentro con el alma de una sección en T o asimilable se puede estudiar
como un problema particular de un elemento bidimensional de hormigón armado sometido a
esfuerzos de membrana, a los que habría que añadir los esfuerzos de flexión transversal en
aquellas alas que reciban cargas sobre ellas. Siendo más precisos en los términos, las alas
desarrollan un trabajo como laja para los esfuerzos contenidos en su plano, como placa para los
esfuerzos de flexión transversal, y como losa para ambos esfuerzos actuando simultáneamente.
CARGAS
DE TRÁFICO
La teoría del análisis límite trata de determinar la capacidad resistente de estructuras y elementos
estructurales hechos con materiales perfectamente plásticos (rígido-plásticos) [139], los cuales
ofrecen una mayor sencillez para desarrollos de cálculo.
Nielsen (1963) se sirvió de este supuesto para ofrecer un método de diseño de la armadura de
una laja de hormigón armado. Supuso una cuantía uniforme de armadura en direcciones
perpendiculares, localizada en el plano medio de la laja o en capas simétricas respecto del plano
medio. Consideró el hormigón con resistencia a tracción nula y las armaduras sólo en tracción,
trabajando al límite elástico fy, es decir, que si en una de las direcciones ortogonales existía
y
y |τ xy |
θ τ xy Caso 2 Caso 1
σc2 -1 σy
τ xy | τ xy |
ρx f y σc2 σx σx·σy = τ xy
² -1
ρy f y Caso 4 Caso 3
(Criterio de signos positivo)
(a) (b)
Fig.2.54. (a) Elemento laja en equilibrio. (b) Gráfico de casos del método de Nielsen (1963).
El resultado de estos casos se resume en la Tabla 2.11. Con las condiciones que identifican a
cada caso pueden establecerse las regiones de validez del gráfico de la Fig.2.54b.
El problema consiste en, conocidas las tensiones σx, σy y τxy, determinar el caso de la Tabla 2.11
y aplicar las ecuaciones correspondientes para el diseño de la armadura y para la comprobación
de la compresión máxima en el hormigón. Inicialmente el límite de la compresión se estableció
en 0,85·fc. En su obra reciente, Nielsen y Hoang (2010) [139], mantienen vigente el método y
establecen como condición para la compresión:
σc ≤ ν ⋅ fc E.2.75
utilizando un coeficiente eficaz conservador
f
ν = 0,7 − c [MPa] E.2.76
200
Tabla 2.11. Casos para diseño y comprobación de una laja con malla ortogonal (Nielsen 1963).
Caso Condiciones Armadura Hormigón
–|τxy| < σx ρxfy = σx + |τxy|
1 σc2 = –2|τxy|
–|τxy| < σy ρyfy = σy + |τxy|
ρx = 0
σx ≤ –|τxy| τ xy
2
τ xy
2
2 σ c2 = σ x +
σx·σy ≤ τxy² ρ yf y = σ y − σx
σx
τ xy
2
σy ≤ –|τxy| ρxfy = σx − τ xy
2
3 σy σ c2 = σ y +
σx·σy ≤ τxy² σy
ρy = 0
σx < 0
ρx = 0 σx + σy ⎛ σx − σy ⎞
2
4 σy < 0 σ c2 = − ⎜ ⎟ + τ xy 2
ρy = 0 ⎜ ⎟
σx·σy > τxy²
2 ⎝ 2 ⎠
El Código Modelo (1990) [33] admitió el método y describió los cuatro casos con el uso de un
diagrama similar al de la Fig.2.54b, estableciendo la resistencia a utilizar para el hormigón. De
un modo más genérico el EC2-2 (2005) [38] permite el diseño en ELU de elementos membrana
mediante la aplicación de la teoría de la plasticidad y el teorema del límite inferior, por lo que
resulta válido el método expuesto, que es recogido en un anexo F de carácter informativo, y
además proporciona valores límite para la resistencia a compresión del hormigón como función
de los valores de las tensiones principales, incorporando los aspectos básicos de un trabajo de
Carbone et al. (2001) [ 157 ]. Otros métodos siguieron al de Nielsen (1963) consistentes en
variantes que trataban de superar las simplificaciones de aquel. Una revisión de varios de ellos
puede consultarse en Isgor (1997) [158] quien destacó que, aunque el método original era menos
aproximado, siempre producía resultados del lado seguro, lo que junto con su sencillez lo
convertía en idóneo para diseño.
El problema inverso consiste en plantear como datos la armadura ortogonal de una laja y buscar
entonces la superficie de fluencia F(σx; σy; τxy) que establece su capacidad resistente. Su solución
completa puede consultarse en Nielsen y Hoang (2010) [139]. Un caso muy utilizado es el de
corte puro (σx=σy=0), en donde la resistencia plástica a corte y el ángulo de inclinación de las
fisuras depende sólo de las armaduras:
τ xy = ρ x f yx ⋅ ρ yf yy E.2.77
ρ yf yy
tan 2θ = E.2.78
ρ x f yx
siendo fyx y fyy los límites elásticos en cada dirección. Aparte debe cumplirse la condición
resistente E.2.75 para la dirección principal de compresión:
σ x ⋅ f yx + σ y f yy ≤ ν ⋅ f c E.2.79
La validez de E.2.77 se basa en la plastificación de las armaduras, lo que ocurre con cuantías de
armadura bajas o moderadas. Para cuantías altas se introduce un límite superior |τxy|≤0,5fc.
Kaufmann (1998) [159] planteó unas modificaciones a la superficie de fluencia F(σx; σy; τxy)
cuando comparó los resultados del análisis límite con un modelo del campo de compresiones
desarrollado por Kaufmann y Marti (1998) [153]. Carbone et al. (2001) [157] desarrollaron un
método que clasificaron como plástico, con la particularidad de que la resistencia del hormigón
dependía de la desviación angular existente entre la dirección principal de compresión en la
situación de agotamiento y en la situación en servicio justo antes de fisurar. Todos ellos
corresponden a dos familias de armaduras ortogonales. Para el caso de armaduras oblicuas
pueden consultarse unas expresiones para las ecuaciones de equilibrio en la guía de diseño para
el EC2-2 de Hendy y Smith (2007) [77]. Otros métodos simplificados directos han sido
propuestos más recientemente por Rahal (2008) [152] y Miguel et al. (2013) [160], enmarcados
en el análisis límite, aunque han utilizado resultados y conceptos de modelos de la teoría del
campo de compresiones (v. 2.4.1.2.2).
Marti (1990) [163] planteó un modelo sándwich para el estudio del cortante transversal en losas.
Asignó la resistencia a cortante a la capa intermedia o núcleo, buscando en ella la dirección y
magnitud del cortante principal, para discutir la existencia de fisuración oblicua, en cuyo caso los
esfuerzos de membrana de las capas extremas se veían incrementadas por un término más,
necesario para mantener el equilibrio. Este modelo sándwich queda recogido en el EC2-2 (2005)
[38] como anexo informativo (anexo LL). En su última versión, el Código Modelo 2010 [3]
también considera este modelo planteando una propuesta simplificada para evitar el cálculo
iterativo de todos los espesores de capas y brazos mecánicos. La simplificación no debe aplicarse
a placas muy delgadas debido a que en ellas cobra gran importancia la diferencia existente en los
brazos mecánicos y recubrimientos de las familias de armado [77]. Una revisión más extensa del
análisis límite aplicado a losas puede consultarse en Meyboom (2003) [164].
τ xy τ cxy
(a)
σx = (b)
σ cx + (c)
σ sx
Fig.2.55. Elemento laja y reparto de esfuerzos entre hormigón y armaduras: (a) esfuerzos solicitantes
del elemento laja; (b) tensiones de respuesta del hormigón; (c) ídem de las armaduras.
c1
σ c2 εy ε2
ε1
y
x θ εx θ
El uso de E.2.80 y E.2.81 junto con las ecuaciones constitutivas de los materiales permite
obtener la respuesta del panel frente a los esfuerzos solicitantes. Si, como es habitual, las
ecuaciones constitutivas incluyen un criterio de rotura, puede procederse a un proceso de carga
creciente del panel hasta obtener la máxima resistencia. Con leyes constitutivas no lineales, cada
nuevo valor de carga (σx, σy, τxy) requiere un proceso iterativo de cálculo para resolver el sistema
de ecuaciones. Con este planteamiento, para cada nivel de carga existe un ángulo θ de
inclinación de las fisuras. Cualquier modelo que siga este planteamiento puede ser descrito
abreviadamente como un modelo de fisuración repartida con ángulo variable (rotating angle).
En la literatura son numerosas las publicaciones sobre modelos de campos de compresiones con
ángulo variable, y múltiples las publicaciones sobre variantes, modificaciones, aplicaciones
prácticas e implementaciones en modelos de elementos finitos. Las diferencias entre los modelos
estriba principalmente en las ecuaciones constitutivas y, en ocasiones, en la consideración de
condiciones adicionales para establecer el agotamiento del panel. Destacan, sobre todo, el
modelo del campo modificado de compresiones (MCFT= Modified Compression Field Theory)
de Vecchio y Collins (1986) [151] y el modelo de celosía reblandecida con ángulo variable (RA-
STM= Rotating Angle Softened Truss Model) de Hsu (1988).
En el caso de MCFT, el modo de fallo no venía gobernado por las tensiones medias sino por las
tensiones locales en la fisura, para las que se añadieron a la formulación nuevas variables y
parámetros. El resultado fue un sistema de 15 ecuaciones no lineales. En la Fig.2.57 se comparan
los resultados experimentales y analíticos de seis paneles ensayados a corte puro. El método dio
origen a numerosas publicaciones posteriores, algunas se citan a continuación. Vecchio y Collins
(1988) [ 166 ] lo aplicaron para predecir la respuesta a corte de vigas de hormigón armado.
Vecchio (1989) [178] lo adaptó para su aplicación con elementos finitos en el análisis de
estructuras que podían suponerse trabajando en un estado de tensión plana. Collins y Mitchell
(1991) [167] lo incluyeron en su libro general de hormigón pretensado. Vecchio (2000) [168] y
Vecchio et al. (2001) [169] desarrollaron DSFM (Disturbed Stress Field Model) para corregir
carencias del primero.
Hsu (1988) presentó su RA-STM para el estudio de cortante y torsión, y lo amplió para
elementos membrana en Hsu (1991) [170]. El planteamiento básico era similar al MCFT, pero
existían unas diferencias principales que fueron anotadas como errores de concepto del MCFT
por Hsu (1998) [173], explicando cómo eran corregidos por RA-STM. Se trataba de las tensiones
locales en la fisura y de la congruencia en las leyes constitutivas de tracción empleadas para el
hormigón y la armadura. El modelo proporcionaba buen ajuste siempre que la relación entre las
cuantías mecánicas de las dos armaduras no estuviera fuertemente descompensada. Pang y Hsu
(1995) [171] establecieron el límite para la aplicabilidad del método, y fuera de él era necesario
plantear otras opciones como fijar el ángulo de fisuración.
Fig.2.57. Resultados con MCFT comparados con experimentales. Bentz et al. (2006) [172].
Si se supone que el ángulo de fisuración queda fijo, cuando ésta aparece, para el resto del
proceso de carga, es necesario reformular las ecuaciones de equilibrio y compatibilidad, dando
origen a lo que se denominan modelos de campos de compresiones con ángulo fijo. El ángulo
de fisuración θF corresponde a la tensión principal de compresión deducida a partir de las
tensiones totales σx, σy y τxy que solicitan al panel (σb en la Fig.2.58a). En el instante previo a la
fisuración las armaduras apenas contribuyen así que θF coincide con el ángulo θ de la dirección
principal de compresión en el hormigón. Superado el nivel de fisuración es cuando las armaduras
desarrollan su trabajo y la compresión principal en el hormigón adquiere un ángulo θ que
comienza a diferenciarse de θF [173], excepto que se disponga de la misma armadura en ambas
direcciones y las tensiones medias sean iguales (ρxσsx=ρyσsy), en cuyo caso los sistemas a-b y 1-2
coinciden [142]. En el sistema a-b existe ahora una componente tangencial en el hormigón τcab
(Fig.2.58b). Si se utilizan las tensiones en el hormigón del sistema a-b, las ecuaciones de
equilibrio se escriben:
σ x = σ ca ⋅ sen 2 θ F + σ cb ⋅ cos 2 θ F − 2τ cab ⋅ senθ F ⋅ cosθ F + ρ x ⋅ σ sx
σ y = σ ca ⋅ cos 2 θ F + σ cb ⋅ sen 2 θ F + 2τ cab ⋅ senθ F ⋅ cosθ F + ρ y ⋅ σ sy E.2.83
(
τ xy = (σ ca − σ cb ) ⋅ senθ F ⋅ cosθ F − τ cab ⋅ cos 2 θ F − sen 2 θ F )
y, análogamente, las ecuaciones de compatibilidad se expresan:
ε x = ε a ⋅ sen 2 θ F + ε b ⋅ cos 2 θ F − γ ab ⋅ senθ F ⋅ cosθ F
ε y = ε a ⋅ cos 2 θ F + ε b ⋅ sen 2 θ F + γ ab ⋅ senθ F ⋅ cosθ F E.2.84
(
γ xy = 2 (ε a − ε b ) ⋅ senθ F ⋅ cosθ F − γ ab ⋅ cos 2 θ F − sen 2 θ F )
El ángulo que forma el sistema 1-2 con respecto al sistema a-b es denominada ángulo de
desviación β (Fig.2.58b), y puede obtenerse mediante la ecuación de compatibilidad:
1 ⎛ γ ⎞
β = ⋅ tan −1 ⎜⎜ ab ⎟⎟ E.2.85
2 ⎝ εa − εb ⎠
σb τ cab cab
σca σc1
σa σcb
σc2
y
θ
x θF θ
a β 2 1
b
β = θF − θ
(a) (b) (c)
Fig.2.58. FA-STM: (a) ángulo fijo θF y tensiones totales principales (σb<σa); (b) tensiones del hormigón
referidas al sistema a-b; (c) tensiones principales del hormigón (RA-STM).
Llegados a este punto, existe un problema en la consideración de las ecuaciones constitutivas del
hormigón. Pang y Hsu (1996) [174 ] presentaron su modelo FA-STM (Fixed-Angle Softened-
Truss Model) y en él aplicaron las ecuaciones constitutivas del hormigón según los ejes a-b,
incluyendo una ecuación para la tensión tangencial τcab, de modo que la influencia del ángulo de
desviación no quedaba muy clara. Originalmente β fue usado para una primera fórmula
experimental de τcab, Hsu y Zhang (1997) [175] lo eliminaron, y en Hsu y Mo (2010) [142] se
incluyó en la ley de compresión a través del coeficiente de reblandecimiento. La opción más
lógica habría sido aplicar las leyes constitutivas del hormigón según ejes 1-2, y así lo plantearon
Lee et al. (2011) [176], para ello las tensiones σca y σcb en E.2.83 deben ser sustituidas por:
σ ca = σ c1 ⋅ cos 2β + σ c2 ⋅ sen 2β
E.2.86
σ cb = σ c1 ⋅ sen 2β + σ c2 ⋅ cos 2β
y las deformaciones εa y εb en E.2.84 deben ser sustituidas por:
ε a = ε1 ⋅ cos 2β + ε 2 ⋅ sen 2β
E.2.87
ε b = ε1 ⋅ sen 2β + ε 2 ⋅ cos 2β
De este modo Lee et al. (2011) [176] obtuvieron mejor ajuste con los resultados de paneles
ensayados por otros autores y con vigas diseñadas para fallar a cortante antes de la plastificación
de la armadura de flexión.
Los modelos FA-STM añaden más ecuaciones al problema pero frente a RA-STM y MCFT
presentan la ventaja de que permiten deducir una componente del hormigón resistente a corte,
gracias a fijar el ángulo θF y al aparecer la tensión tangencial τcab. FA-STM constituye además un
caso singular de otro modelo más general que incluye el efecto Poisson, denominado Softened-
Membrane Model (SMM), establecido por Hsu y Zhu (2002) [177], capaz de predecir la rama
descendente de las curvas carga–deformación.
Se han planteado trabajos en el campo de los elementos finitos, pudiendo citarse a Vecchio y
Selby (1991) [184], Polak y Vecchio (1993) [185] y Yamamoto y Vecchio (2001) [186], quienes
validaron sus modelos con ensayos en elementos estructurales sencillos como paneles y vigas
rectangulares solicitadas a cortante.
Palacios y Samartín (2002) [187] (2003) [188] aplicaron a un elemento losa las ecuaciones de
equilibrio entre esfuerzos y tensiones, integrando las mismas según el espesor de la losa, que
dividieron en múltiples capas, que eran tratadas como lajas sobre las que aplicaron un modelo
RA-STM. El método propuesto puede utilizarse para analizar un elemento losa elaborando
curvas de respuesta de tensiones y deformaciones hasta hallar el punto máximo, lo que permite
verificar la condición de agotamiento en ELU. A modo de ejemplo, sus autores resolvieron el ala
en voladizo de una sección en cajón de un tablero de puente (Fig.2.59), limitándose a su solución
numérica sin contraste experimental. Ignacio Díaz (2007) [ 189 ] aplicó el método para la
optimización del diseño de las armaduras y para su implementación en programas de elementos
finitos.
My
y Nxy
My
Nxy
x Nx
Nxy Nx
Fig.2.59. Ejemplo de aplicación del modelo de Palacios y Samartín (2003) [188] (figura adaptada).
El término transferencia a corte se emplea como un concepto general sobre la transmisión del
esfuerzo cortante a través de un plano de debilidad de una pieza de hormigón, en donde las
partes divididas por el plano experimentan un desplazamiento relativo conforme se desarrolla el
mecanismo resistente. En los próximos apartados se expone la descripción breve de los
mecanismos de transferencia a corte y se relacionan los métodos de cálculo más relevantes,
agrupados en dos categorías, empíricos y analíticos, según ACI-ASCE 445 [165], o bien en semi-
empíricos y racionales a sugerencia de Rahal (2010) [156].
En relación al rasante en el plano de unión vertical de alas de vigas en T o similares hay que
recordar el funcionamiento descrito para las mismas al tratar los ensayos llevados a cabo por
diferentes autores (v. 2.2). Inicialmente el plano de corte es monolítico hasta llegar al nivel de
carga correspondiente al rasante de fisuración, pero esta fisuración sólo se producía según el
plano de corte en determinados tramos del ala, donde el axil transversal era máximo, mientras
que adquiría una inclinación creciente al alejarse de dichos tramos. El interés, por tanto, en los
modelos de transferencia a corte ha de centrarse en planos monolíticos y también en planos
prefisurados.
Autores como Hofbeck et al. (1969) [8] y Mattock y Hawkins (1972) [154] ensayaron probetas de
push-off, ilustradas en la Fig.2.60, y diferenciaron entre la existencia o ausencia de una fisura
previa al esfuerzo de corte. Con esta distinción puede describirse el modo de fallo por
transferencia a corte.
suficiente en aceros con límite elástico convencional, y Kahn y Mitchell (2002) [ 191 ]
recomendaron mantener un valor máximo de 414MPa para la contribución del acero, después de
haber ensayado aceros de mayor limite elástico. Por último, el cuarto mecanismo es el efecto
pasador, que alcanza un valor máximo para un deslizamiento comprendido entre 0,1 y 0,2 veces
el diámetro de la armadura, según la propuesta actual del Código Modelo 2010 [3]. Los valores
máximos de cada mecanismo no se producen simultáneamente, y por eso se habla de que uno de
ellos acaba gobernando el mecanismo final resistente. Normalmente se prescinde del efecto
pasador si no se espera o se admite un gran deslizamiento.
Birkeland y Birkeland (1966) establecieron una analogía con el deslizamiento que experimentan
dos bloques cuya interfaz tiene forma de dientes de sierra (Fig.2.61) y asumieron una abertura de
fisura suficiente para provocar la plastificación de la armadura. Propusieron la fórmula E.2.88 en
la que se identifican los dos parámetros básicos del mecanismo resistente: ρfy, denominado
normalmente grado de refuerzo o fuerza de cosido; y tanφ, denominado posteriormente
coeficiente de fricción y anotado como μ, que dependía del tipo de junta o plano de corte y cuyo
valor se asignaba experimentalmente. Establecieron tanφ=1,7 para hormigón monolítico, 1,4
para junta artificialmente rugosa y 1 para juntas ordinarias, pero según los resultados
experimentales fue necesario establecer un límite a partir del cual el modelo se volvía inseguro
en la predicción de la resistencia de corte.
Autor/es Fórmula
⎧
(
⎪⎪2,25 ρf y + σ n ) para ρf y +σ n <
K1 ⎫
1,45 ⎪⎪ > ⎧K 2 f c
τu = ⎨ /
K1 ⎬ ⎨⎩K 3
Mattock (2001) [192] E.2.90
⎪K1+ 0,8 ρf y + σ n
⎪⎩
( ) para ρf y +σ n ≥ ⎪
1,45 ⎪⎭
Birkeland (1968), Raths (1977) τu = K ⋅ ρf y [MPa] E.2.91
[193], Shaikh (1978) [194]
Hofbeck et al. (1969) [8] sugirieron considerar una combinación de cohesión y fricción para
obtener un mejor ajuste en los resultados con bajo grado de refuerzo, y Mattock y Hawkins
(1972) [154] presentaron E.2.89 para diseño en hormigón prefisurado, con un término de
cohesión aparente c=1,38MPa, una fricción μ=0,8 y un valor límite expresado en función de fc;
aplicable para (ρfy+σn)>1,4MPa, límite establecido por observar desviaciones en resultados
experimentales, siendo σn la tensión normal sobre el plano de corte procedente de acciones
exteriores, positiva para compresión. El modelo fue denominado corte-fricción modificado,
objeto de estudios posteriores como en Mattock et al. (1976) [197] para áridos ligeros.
As As fy As fy
Ac τu Acτu
Δ
ϕ As fy N
Acτu w ϕ
As fy
As fy tan ϕ
Fig.2.61. Modelo de fricción de Birkeland y Birkeland (1966).
Mattock (2001) [192] estudió un rango amplio de resistencias del hormigón y propuso la
expresión E.2.90, que resulta en una curva trilineal y resuelve la aplicabilidad del modelo previo
(E.2.89) para grados de refuerzo pequeños. El valor de los tres parámetros para hormigón
monolítico de peso normal es: K1=0,1fc≤5,52MPa; K2=0,3 y K3=16,6MPa.
También se plantearon formas parabólicas como E.2.91, que permitía ajustarse a los resultados
de una forma más satisfactoria que el modelo lineal, sin la artificiosidad de imponer un límite
superior. Birkeland (1968) es citado [190,194,211] por manejar en sus notas de clase esta
expresión con K=2,78MPa. Raths (1977) [193] sugirió K=λ·3,11 para hormigón monolítico,
siendo λ=1 para hormigón de peso normal. La propuesta de Shaikh (1978) [194] mantenía una
forma similar al modelo lineal de fricción (E.2.88) pero definía un coeficiente de fricción
efectivo proporcional a la inversa de la tensión de corte, de modo que la expresión combinada
podía expresarse como E.2.91 con K=λ·(6,9μ)0,5, siendo λ=1 para hormigón de peso normal y
μ=1,4 el coeficiente de fricción para plano de corte hormigonado monolíticamente. Esta última
propuesta fue adoptada por el manual de diseño del PCI y permanece vigente en su última
edición (PCI Design Handbook 2010) [198].
Los modelos señalados hasta ahora no incluían la influencia de la resistencia del hormigón,
excepto en el límite superior. Walraven et al. (1987) [195] presentaron la fórmula E.2.92 para
planos prefisurados, con forma potencial y con unos coeficientes que dependían de la resistencia
del hormigón: C1=0,822·fc0,406 y C2=0,159·fc0,303 [MPa]. Diversos autores discutieron este
trabajo, como Mattock (1988) [199], que introdujo la resistencia a compresión en el término de
cohesión aparente, c=0,467·fc0,545 [MPa], para ser empleado en su ecuación E.2.89. También
Mau y Hsu (1988) [196], quienes propusieron E.2.93 para aplicar a planos de corte prefisurados o
monolíticos, fórmula fácil de convertir en adimensional.
Otra forma parabólica, que incluye la resistencia a compresión del hormigón y contempla un
término de cohesión es E.2.94, presentada por Loov y Patnaik (1994) [190], ajustada como límite
inferior de ensayos en vigas de hormigón compuestas, siendo λ=1 para hormigón de peso
normal, y k un factor que tenía en cuenta la naturaleza de la junta. Propusieron k=0,5 para la
rugosidad natural que se había obtenido en los ensayos, y k=0,6 para el caso de plano de corte
hormigonado monolíticamente.
La versión actual de ACI 318 (2014) [10] mantiene vigente en esencia la primera expresión
E.2.88, reduciendo el valor de tanϕ para proporcionar un apropiado margen de seguridad,
generalizando la inclinación de la armadura y contemplando la presencia de una compresión
sobre la junta, como puede consultarse en el apartado 2.4.3.2.1. El Código Modelo 2010 [3]
sugiere el uso de un parámetro de rugosidad para asignar una categoría a la junta y escoger los
valores adecuados de la cohesión y de la fricción, aunque no propone ninguno en concreto.
Como ya se expuso con la descripción de los mecanismos de transferencia a corte (v. 2.4.1.3.1)
el hormigón de un plano de corte monolítico inicialmente no fisurado agota de un modo diferente
al de un plano prefisurado. Hofbeck et al. (1969) [8] y Mattock y Hawkins (1972) [154] fueron
los primeros autores en descartar el modelo de fricción para este caso y en proponer un modelo
más racional, aunque el modelo de fricción mantenía su utilidad como herramienta sencilla para
un diseño seguro. Ambos autores se sirvieron de ensayos de push-off con probetas sin fisurar y
realizaron un planteamiento similar, hicieron hipótesis sobre el estado tensional en el plano
vertical de corte poniéndolo en función de la carga aplicada a la probeta y, mediante la ayuda del
concepto de envolvente de Mohr, determinaban de un modo gráfico la relación entre la tensión
tangencial de rotura y el grado de refuerzo.
envolvente E3
σy
τ relación
V τ τ u ρ fy
σx P
σx
τ E2 D 2
τ (τ , σx )
σy B
d E1 O
1 θ σ
b
V tan θ = − w
d C (τ , σy)
w
f ct 0,85 f c
Fig.2.62. Método para probetas push-off inicialmente no fisuradas Hofbeck et al. (1969).
El trabajo con tensiones medias permitía establecer una relación constante τ/σy=–w/d, así que
cualquier estado tensional (τ, σy) pertenecía a la línea recta OA. Cualquier círculo de Mohr,
tangente a la envolvente (línea E1E2E3) en un punto genérico B, permitía obtener el punto de
corte C con la recta OA, que representaba el estado tensional para el plano horizontal. La
obtención del punto D era inmediata, y representaba el estado tensional en agotamiento para el
plano vertical (τ, σx), es decir, una relación τu-ρfy. El método fue descrito de forma gráfica, así
que para obtener la tensión de corte de agotamiento τu correspondiente a un grado de refuerzo ρfy
había que proceder por tanteos, obtener unos pocos puntos de la gráfica τu-ρfy y luego interpolar
linealmente para el valor deseado.
de compresiones. Además plantearon un estado tensional más detallado para las bielas paralelas
y diagonales originadas en el plano de corte, necesitando crear dos parámetros nuevos a los que
asignarles un valor. El procedimiento también resultó gráfico. Nagle y Kuchma (2007) [201] lo
aplicaron para el estudio de fallos de cortante por compresión en la base del alma en los
extremos de vigas pretensadas con armaduras pretesas.
Otro enfoque racional de la transferencia a corte fue planteado por Nielsen (1969) y Nielsen et
al. (1978), que puede consultarse completo también en la obra de Nielsen y Hoang (2010) [139].
Emplearon el criterio modificado de Mohr-Coulomb para mostrar que la teoría de corte-fricción
era una solución de límite superior en la teoría de la plasticidad [165]. El problema fue tratado en
tensión plana (Fig.2.63a) estableciendo una línea de carga atravesada por una armadura
perpendicular, sin considerar ninguna excentricidad para la carga P, de este modo, el mecanismo
de fallo consistía en un movimiento relativo paralelo entre ambas partes, definido por un ángulo
α y un desplazamiento u. El hormigón fue considerado un material Mohr-Coulomb modificado,
con una cohesión c y un ángulo de fricción interna φ.
P c d
fc b
0,5 ν
armadura α a
u
(a)
P
(b) 0,5ν ψ
Fig.2.63. Transferencia a corte mediante el teorema del límite superior de plasticidad: (a) Mecanismo
de fallo; (b) Representación de la ecuación E.2.96.
ecuaciones E.2.96a y E.2.96c coinciden. Los autores utilizaron φ=37º y, mediante ajuste de los
datos de varios autores, obtuvieron ν=0,67 para hormigón monolítico. Tizatto (1987) [26] utilizó
el modelo para su propuesta de método simplificado en el diseño de alas comprimidas en vigas
en T frente a rasante, tal y como se expone en 2.4.2.2.2.2.
También se han planteado estudios analíticos derivados de la teoría del campo de compresiones
(v. 2.4.1.2.2). Hsu et al. (1987) [155] aplicaron un modelo para predecir el comportamiento de
las probetas de push-off monolíticas no fisuradas que entra dentro de la categoría de RA-STM,
aunque este modelo fue presentado como tal posteriormente por el propio Hsu (1988). El modelo
estaba pensado para predecir el comportamiento después de la fisuración diagonal, momento a
partir del cual supusieron que las tensiones se redistribuían de una forma uniforme en lo que
denominaron zona crítica (Fig.2.64). Despreciando el valor de la tensión normal horizontal, los
datos del problema venían expresados en función de la carga P y de la geometría de la probeta:
P P
σx = 0 ; σy = ; τ xy = E.2.97
ab bh
Eliminando la carga P se establecía así una relación constante entre tensión normal vertical y
tensión tangencial:
σy = K·τxy siendo K = h / a E.2.98
A partir de aquí, para un proceso de carga creciente, se trataba de resolver un sistema de
ecuaciones no lineales como ya se anotó en 2.4.1.2.2, para construir un diagrama completo carga
deformación y obtener así el valor máximo de la resistencia a corte.
Fig.2.64. Probeta de push-off y zona crítica, adaptado de Hsu et al. (1987) [155].
Rahal (2010) [156] aplicó al problema de transferencia a corte un método simplificado propuesto
previamente en Rahal (2008) [152], que servía para el análisis de elementos bidimensionales de
hormigón armado sujetos a esfuerzos de membrana, enmarcado en el análisis límite (v.
2.4.1.2.1.1). El resultado fue satisfactorio en el contraste de 114 probetas de push-off monolíticas
y prefisuradas, e incidió, al igual que Hsu et al. (1987) [155], en la importancia de considerar la
armadura longitudinal o paralela al plano de corte. Demostró que en probetas de gran tamaño,
con armadura longitudinal reducida, la aplicación de cuatro modelos de base empírica arrojaban
resultados claramente inseguros, mientras que su método resultaba ajustado del lado seguro.
Los primeros métodos empleados fueron empíricos, en concreto, los dos primeros fueron
directamente un ajuste experimental sobre resultados de vigas mixtas, pero con un planteamiento
aplicable a vigas de hormigón. Con posterioridad, dentro de los métodos empíricos, se han
incluido planteamientos que, aunque han empleado razonamientos teóricos sencillos, siempre
han incluido alguna fórmula de carácter empírico, como el criterio de agotamiento o la
valoración del axil transversal concomitante con el rasante.
Los dos primeros métodos empíricos recogidos en este apartado, propuestos por Davies (1969)
[21] y Johnson (1970) [23], se basaron en ensayos realizados en vigas mixtas, pero podían
plantearse también para vigas en T de hormigón armado. El desconocimiento completo del
problema les condujo a plantear fórmulas 100% empíricas para el diseño de la armadura
transversal, buscando una forma análoga al modelo de corte–fricción con cohesión que había
surgido en los 60 como fórmula empírica sencilla para el problema de transferencia a corte.
Los métodos que siguieron se plantearon para vigas de hormigón armado e incluyeron conceptos
teóricos aunque de una u otra forma emplearon fórmulas empíricas. Por ejemplo, el método de
Regan y Placas (1970) [19] encaja como una aplicación simplificada del límite inferior de
plasticidad, aunque adoptaron como criterio resistente la fórmula empírica de fricción más
cohesión. Hay dos métodos, planteados por Razaqpur y Ghali (1986) [37] y por Páez y Díaz del
Valle (1992) [6], que tienen en común el uso de una expresión completamente empírica para
evaluar el axil transversal concomitante con el rasante en el plano de unión ala–alma, procedente
del ajuste de resultados, no de ensayos, sino de cálculos mediante elementos finitos.
Hay también dos planteamientos (Regan y Placas, 1970 [19]; Tizatto, 1987 [26]) que no se
centran en el cálculo de la armadura, sino en estimar el valor del rasante que produciría el inicio
de la fisuración en el plano de unión ala–alma, pero están planteados sin rigor, aunque resultan
interesantes para establecer un criterio para justificar la necesidad de armadura en ausencia de
flexión transversal.
Aunque Davies (1969) [21] estudió vigas mixtas, uno de los aspectos que trató fue el
establecimiento de una cuantía mínima de la armadura transversal de la losa, cuya función era
mantener la integridad de la losa para garantizar la capacidad resistente a flexión teórica de la
viga. Argumentó la complejidad del problema, agravada en vigas mixtas por la interacción entre
la losa y los conectadores, para proponer una solución empírica. Su propuesta puede
generalizarse y consiste en ajustar los coeficientes adimensionales k1 y k2 de la expresión E.2.99,
a partir de resultados de vigas ensayadas que hayan manifestado fisuración longitudinal antes del
agotamiento a flexión:
S f = k 1 ⋅ h f ⋅ f c + k 2 ⋅ A sf ⋅ f y E.2.99
siendo hf el espesor del ala; Asf el área de la armadura transversal dispuesta en el ala por unidad
de longitud de la viga; fc la resistencia a compresión del hormigón del ala; fy el límite elástico de
la armadura; y Sf el rasante transmitido por el ala justo en el momento en que se hace visible la
fisuración longitudinal. Para ello, han de probarse diversos valores de cuantías bajas de armadura
transversal, ya que una cuantía elevada impediría la visualización clara de la fisuración
longitudinal, permitiendo a la viga agotar a flexión por un valor ligeramente superior al momento
último teórico.
Davies ensayó 7 vigas mixtas, pero sólo 4 de ellas para tratar la armadura transversal. Empleó
una cuantía geométrica de 0,94-0,47-0,235 y 0,118%, y solamente la primera agotó a flexión sin
manifestar fisuración longitudinal, así que las tres restantes las empleó para obtener los
coeficientes k1 y k2 (la viga con 0,118% agotó según se ha ilustrado previamente en la Fig.2.30).
Consideró la constancia de los coeficientes k1 y k2 para cualquier nivel de carga, de modo que
con la expresión E.2.99 podría determinarse la armadura mínima necesaria para que la fisuración
longitudinal apareciera en la situación de resistencia última a flexión, sin más que imponer
Sf=Su, siendo Su el rasante transmitido justo en la situación de agotamiento teórico a flexión de la
viga, es decir:
S − k1 ⋅ h f ⋅ f c
A sf,mín = u E.2.100
k2 ⋅fy
Esta armadura sólo contempla el funcionamiento de las alas frente a rasante, en ausencia de
flexión transversal, problema que Davies indicó que dejaba fuera del estudio.
La principal idea aportada es, por tanto, que la fisuración longitudinal que aparece en el
encuentro de las alas con el alma es admisible siempre que ocurra en un estado avanzado de
carga, durante el desarrollo del agotamiento a flexión, y que el fenómeno es controlable
disponiendo un mínimo de armadura transversal.
Johnson (1970) [23] reunió resultados disponibles de ensayos en vigas mixtas, incluyendo más de
60 vigas ensayadas en la Universidad de Cambridge, y consideró los resultados experimentales
de las probetas de push-off de Hofbeck et al. (1969) [8] (v. 2.4.1.3). Propuso una fórmula
experimental para la cuantía mínima de la armadura transversal de la losa de vigas mixtas,
derivada de considerar que la resistencia frente a rasante es suma de una componente de
cohesión y de una componente de fricción. En el caso de hormigón de peso normal, no sometido
a cargas de fatiga ni a flexión transversal positiva, y válido para tramos de flexión longitudinal
positiva y negativa, estableció:
ρ mín ⋅ f y = 1,26 ⋅ τ − 0,316 ⋅ f c ≥ 0,552 [MPa] E.2.101
siendo ρ la cuantía geométrica de la armadura transversal total que atraviesa la superficie de
corte; fy su límite elástico; fc la resistencia a compresión de la probeta cilíndrica; y τ la tensión
rasante en la superficie de corte estudiada.
En ausencia de flexión transversal (Mt≈0) recomendó disponer más de 0,5ρmín como capa de
armadura inferior, zona afectada por la altura de los conectadores. Con flexión transversal
negativa (Mt<0) la capa inferior se beneficia de la compresión que se genera, por lo que
recomendó disponer como capa superior el mayor entre 0,5ρmín y la cuantía necesaria por
flexión. Si la flexión es grande y la cuantía necesaria por flexión supera a ρmín, no debe
eliminarse la armadura de la capa inferior y recomendó disponer una cuantía igual o superior a
0,5ρmín.
La expresión E.2.101 no contempla la presencia de una tensión normal sobre el plano de corte, lo
que indica que Johnson no consideró ningún axil transversal concomitante con el rasante en
planos de corte verticales. Si bien la fórmula fue propuesta para vigas mixtas, Johnson señaló
que no existía ninguna razón obvia para que no se aplicara también al caso de vigas en T de
hormigón armado, aunque matizó que esta afirmación no había sido verificada mediante
ensayos.
Regan y Placas (1970) [19] analizaron el problema del rasante resistente en las alas de vigas en T
a partir de resultados experimentales propios, procedentes de las tesis que ambos presentaron en
1967 y 1969, respectivamente, en la Universidad de Londres. Por una parte trataron de justificar
la rotura de vigas sin armadura transversal y, por otra, plantearon un método de cálculo de la
armadura mínima transversal basándose en una condición resistente de fricción más cohesión y
en las condiciones de equilibrio global del ala.
La justificación de la rotura en vigas sin armadura transversal en las alas sólo resultó satisfactoria
para el caso de vigas solicitadas con carga puntual en el alma, pero esto parece originado
principalmente por usar una distribución especulativa de tensiones normales transversales en el
ala, aspecto que los autores no estudiaron en profundidad. El planteamiento puede generalizarse,
suponiendo el ala como un elemento plano. Para una distribución de cargas aplicada sobre el
alma de la viga, si se conoce la distribución de tensiones planas en la unión del ala con el alma
en cada sección x de la viga, σx(x), σy(x) y τ(x), puede determinarse la sección en la que se
alcanza la máxima tensión principal de tracción σI(x)máx. Cuando el nivel de carga provoque que
dicha tracción iguale a la resistencia a tracción del hormigón (σI(x)máx=fct) se iniciará la
fisuración del ala que provocará un agotamiento rápido de la viga, de modo que dicho nivel de
carga será aproximadamente la carga máxima resistente de la viga.
En la Fig.2.65 se ilustra el caso planteado por Regan y Placas (1970) [19], tramo extremo de viga
simplemente apoyada, sometida a una carga puntual a una distancia a del apoyo, que es
generalizable a un tramo de viga comprendido entre una sección de flexión nula y otra de flexión
máxima. Consideraron una distribución de compresiones uniformes (σx) tanto en el ancho eficaz
del ala (bef constante para toda la viga) como en su espesor, un valor aproximado de la tensión
rasante (τ=S/hf, siendo S el rasante según E.2.20) y, sin justificación, una distribución lineal de
las tensiones transversales (σy). Concluyeron que la máxima tracción principal (σI) se producía
en la sección de momento máximo (x=a). Los autores únicamente anotaron estas indicaciones,
pero puede deducirse fácilmente la condición de agotamiento:
⎡ 2⎤
2
2 ⎛ 2⎞
Nf ⎢ ⎛ b ef ⎞ ⎛ b ⎞ ⎛ b ⎞ ⎥
σI = ⋅ ⎢3 ⋅ ⎜ ⎟ − 1 + ⎜1 + 3 ⋅ ⎜ ef
⎟ ⎟ + 4⋅⎜ ef
⎟ ⎥ ≡ f ct E.2.102
2 b ef h f ⎝ a ⎠ ⎜ ⎝ a ⎠ ⎟ ⎝ a ⎠
⎢⎣ ⎝ ⎠ ⎥⎦
con los significados de los parámetros anotados en la Fig.2.65. La expresión E.2.102 puede
emplearse también para estimar la carga con la que se inicia la fisuración del ala, válido para el
caso de presencia de armadura transversal.
ALZADO C
hf
M =0 hf
T d− M máx
2
SECCIÓN
a hf
PLANTA
y Nf
1 b ef
x b
2 ef
σx b ef,tot
τ
bef Mmáx
Nf = d
σy bef,tot d − 0,5 hf
En el caso de disponer armadura transversal, una vez superado el nivel de carga deducido de la
condición E.2.102 se produce una redistribución de tensiones en la unión ala–alma. Regan y
Placas (1970) [19] sugirieron la distribución real de la Fig.2.66a y, para cálculos prácticos,
plantearon la distribución de la Fig.2.66b, lo que les convierte, dentro de la bibliografía
consultada, en los primeros autores en tener en cuenta la excentricidad de la resultante de
compresiones en el ala en el análisis del rasante. La distribución consiste en dos bloques de
tensiones normales ocupando parcialmente la junta, generando una excentricidad de la resultante
axil para conseguir el equilibrio de momentos con la resultante de compresiones en el ala. Una
compresión σc actúa sobre un tramo kc·a, y una tracción correspondiente al límite elástico de la
armadura transversal (ρfy) actúa en un tramo opuesto de longitud ks·a, con la particularidad de
que ambos tramos pueden llegar a solaparse. La condición de agotamiento se alcanza mediante la
aplicación de un modelo de cohesión más corte-fricción asignado solamente al tramo
comprimido, que es donde se supone que actúa una tensión rasante distribuida también
uniformemente. La componente resistente de fricción se consigue únicamente con la compresión
directa σc, es decir, la condición resistente se expresa:
τ ≤ c + μ σc E.2.103
siendo c la cohesión y μ el coeficiente de fricción.
Nf
b ef
k f b ef
σcx τ
τ
σc ρ fy
σs kc a
ks a
(a) σcy (b)
Fig.2.66. Ala con armadura transversal: (a) distribución real sugerida; (b) distribución simplificada
para cálculo. Adaptado de Regan y Placas (1970) [19].
(1971) [98] solucionó este problema y el resultado es una ecuación cuadrática fácilmente
resoluble:
2
Nf ⎛ Nf ⎞ 2N f ⎛ b ⎞
kc = 1+ ⎜⎜1 +
− ⎟⎟ − ⋅ ⎜1 − 2μ k f ef ⎟ E.2.104
2cah f ⎝ 2cah f ⎠ cah f ⎝ a ⎠
siendo a, hf y bef los parámetros geométricos descritos en la Fig.2.66b; kf representa la
excentricidad de la resultante axil de compresión en el ala Nf. Para un diseño correcto de la
armadura Nf debe calcularse en la situación de agotamiento a flexión de la viga.
Una vez conocido kc el problema queda definido con las siguientes relaciones:
k
ks = 1− c E.2.105
2
k
σc = ρ f y ⋅ s E.2.106
kc
1 ⎛ N ⎞
ρ fy = ⋅ ⎜⎜ f − c ⋅ k c ⎟⎟ E.2.107
μ ks ⎝ a hf ⎠
La expresión E.2.107 representa, por tanto, la cuantía mínima de la armadura transversal del ala
que garantiza la resistencia frente al rasante. Regan y Placas (1970) [19] no establecieron ningún
límite superior para la compresión σc, y particularizaron el problema para una cohesión
c=0,125fc, una fricción μ=1 y una excentricidad kf=0,5.
Razaqpur y Ghali (1986) [37] propusieron un método completo, en el sentido de que plantearon
tanto el cálculo de esfuerzos en el plano de unión ala–alma como el criterio resistente; y de
carácter general, ya que incluían cualquier tipo de carga y esquema de apoyo de la viga.
Fiorito (1987) [25] y Tizatto (1987) [26] cuestionaron la validez teórica del método, de hecho, el
segundo señaló que conducía a cuantías de armadura antieconómicas aparte de distribuciones de
armadura poco prácticas. La razón puede encontrarse en el hecho de que los esfuerzos Nxy y,
principalmente, Ny provienen de un análisis lineal, por lo que son proporcionales a la carga
exterior aplicada y no contemplan la redistribución debido a la plastificación de la armadura.
Aparte, Razaqpur y Ghali (1986) [37] dieron a entender que su método era el primero que
consideraba de una forma explícita el esfuerzo axil transversal Ny en el diseño, sin embargo, esta
afirmación resulta errónea ya que, si bien en las expresiones E.2.108 y E.2.109 efectivamente
figura el esfuerzo a través de la tensión σy, lo cierto es autores previos como Regan y Placas
(1970) [19] sí que consideraron el axil transversal para hacer cumplir la condición de equilibrio
de momentos en el ala, como puede apreciarse en la Fig.2.66b, con el acierto de plantear una
redistribución de esfuerzos, adecuada a los criterios habituales de diseño en hormigón armado.
Si bien no se trata de un método de diseño, Tizatto (1987) [26] propuso una expresión sencilla
para evaluar la resultante de compresiones en el ala que provocaría la fisuración longitudinal de
la misma (Nf,fis) y, por tanto, el inicio del agotamiento de la viga en el caso de no disponer de
armadura transversal en el ala y de ausencia de flexión transversal:
N f,fis a 3 2
= 0,1 ⋅ ⋅ fc E.2.110
a ⋅ hf b ef
con los significados habituales de a, hf y bef, para los que resulta válida la Fig.2.65,
correspondiente a la propuesta similar de Regan y Placas (1970) [19], con quienes comparte la
cuestionable hipótesis de suponer una distribución lineal de tensiones transversales σy, sobre
todo después del estudio más detallado sobre este esfuerzo que realizaron Razaqpur y Ghali
(1984) [15] (v. 2.3.3.1.1). Tiene además otra hipótesis cuestionable, y es la condición de
fisuración longitudinal del ala, ya que simplemente igualó la tracción máxima con la resistencia a
tracción uniaxial (σy,máx=fct), prescindiendo del estado tensional bidimensional, cosa que sí
tuvieron en cuenta Regan y Placas (1970) [19].
A pesar de estos inconvenientes, lo cierto es que la sencilla expresión E.2.110 permite justificar
fácilmente el problema de la necesidad de armadura transversal en vigas de alas anchas
comprimidas, en ausencia de flexión transversal. Basta imponer la condición Nf,fis=Nf,u, siendo
Nf,u=fc·bef ·hf, el axil de agotamiento a compresión del ala. De este modo, Tizatto (1987) [26]
estableció que, para hormigones de resistencia habitual (fc≤40MPa), las vigas con relación
bef/a>0,17 iniciarían una fisuración longitudinal antes de agotar la capacidad a compresión del
ala, luego, sin otras consideraciones, serían vigas que necesitarían armadura transversal para
controlar la fisuración y evitar la rotura por separación del ala. La conclusión opuesta es que
vigas con relación bef/a<0,17 podrían diseñarse sin armadura transversal en las alas. Tizatto
(1987) [26] no profundizó más en este concepto y ni siquiera contrastó su expresión con
resultados experimentales, argumentando el escaso interés práctico.
El planteamiento de Páez y Díaz del Valle (1992) [6] guarda cierta similitud con el de Razaqpur
y Ghali (1986) [37], tratado en el apartado previo, ya que estudiaron el axil transversal Ny
mediante un análisis paramétrico con elementos finitos, propusieron una fórmula ajustada
empíricamente a sus resultados para el caso de carga repartida (E.2.47 y E.2.48, según se ha
expuesto en el apartado 2.3.3.1.2) y, posteriormente, emplearon este esfuerzo, junto con el
rasante Nxy y el flector transversal Mx para proponer un método de diseño de la armadura
transversal. Los esfuerzos Nxy, Mx y Ny siguen la notación empleada en 2.3.3.1, que obedece a
considerar el ala contenida en el plano xy, con el eje x paralelo a la viga.
La propuesta para diseñar la armadura de unión alas–alma es muy sencilla ya que consiste en la
superposición de dos juegos de armaduras, cada uno obtenido para dos estados tensionales
procedentes de dos grupos de esfuerzos:
A sf = A sf,1 + A sf,2 E.2.111
donde Asf,1 es la armadura transversal frente a solicitaciones normales, es decir, el axil
transversal Ny y el momento flector transversal Mx; y
Asf,2 es la armadura encargada de resistir la tracción diagonal producida por el estado de
corte puro que genera el esfuerzo rasante Nxy. Ello implica suponer fisuración
oblicua con inclinación de 45º, para lo cual los autores plantearon dos
posibilidades: disponer una armadura oblicua con inclinación 45º, como solución
técnica eficaz; o disponer una armadura perpendicular, paralela a Asf,1, como
solución más práctica. En ambos casos la condición para la armadura puede
resumirse del siguiente modo:
A sf,2 N xy
ρ fy = ⋅fy ≥ τ = E.2.112
hf ⋅ s hf
siendo hf el espesor del ala y s la separación de la armadura, medida siempre
perpendicular a la armadura.
Para el esfuerzo rasante propusieron usar la fórmula simplificada E.2.20, en donde el rasante es
proporcional al cortante vertical, siendo Nxy=S, pero utilizando un brazo mecánico ligeramente
diferente, igual a d–0,4hf.
Son varias las objeciones que pueden realizarse sobre la propuesta. Al igual que con Razaqpur y
Ghali (1986) [37] (v. 2.4.2.1.4), el axil transversal Ny proviene de un análisis elástico lineal no
fisurado, y generalmente también Nxy, ya que así suele calcularse el cortante vertical, por lo que
son proporcionales al nivel de carga, omitiendo cualquier redistribución de esfuerzos, lo que
conduce a una distribución de la armadura poco práctica. Aparte, es cuestionable la validez de la
superposición de estados, y la armadura de corte se deriva de plantear un estado fisurado con un
ángulo de fisuración de 45º, cuando realmente no hay corte puro si se considera el axil
transversal Ny y, sobre todo, el axil longitudinal Nx, que no es tenido en cuenta. Finalmente, no
contrastaron resultados con ensayos propios ni con los de otros autores. En un ejemplo numérico,
la consideración de Ny condujo a emplear un 13% más de armadura transversal tipo Asf,1.
El teorema del límite inferior de plasticidad tiene su aplicación práctica en el método de los
campos de tensiones, cuyas generalidades ya han sido tratadas en el apartado 2.3.5. Este método
fue empleado para diseño de las alas frente al rasante por unos pocos autores entorno a finales de
los años 70, contemplando el estado tensional de cualquier punto del ala y satisfaciendo las
condiciones de equilibrio. El planteamiento y resolución podía resultar costoso, dependiendo del
número de campos de tensiones empleados en modelizar el ala, por ello se propusieron también
soluciones simplificadas que consideraban el ala como un cuerpo rígido y planteaban el estudio
de las tensiones sólo en el plano de unión del ala con el alma, ignorando el estado tensional de
las restantes zonas. En el presente apartado, por tanto, se dividen las propuestas en dos grupos:
campos de tensiones y modelos simplificados.
El teorema del límite inferior también puede aplicarse al método de bielas y tirantes pero, ya que
la analogía de la celosía surgió por observación experimental, se ha optado por exponer este
método en un apartado diferente (v. 2.4.2.4).
El ejemplo más básico de cómo visualizar el flujo de tensiones en un ala aislada comprimida
mediante campos de tensiones lo constituye la propuesta de Petersen y Lyhne (1975),
consistente en un campo tensional triangular homogéneo, anotado como A en la Fig.2.67a, y otro
campo tensional B nulo para el resto del ala. El campo A presenta un estado uniaxial de
compresión paralela a su borde inclinado (σA), que resulta de desviar la compresión longitudinal
del ala (σf) mediante una armadura transversal concentrada en la sección de máxima flexión de la
viga. Mediante condiciones de equilibrio se puede conocer la relación entre los distintos
parámetros intervinientes y el interés estriba en determinar la mínima armadura necesaria para
apurar las condiciones plásticas de los materiales. La condición plástica impuesta para la
armadura es siempre una tensión de tracción igual al límite elástico fy; y para el hormigón, en
este caso, fue limitar la compresión uniaxial del campo triangular, lo que puede escribirse como
σA≤ν·fc, según la notación seguida en el análisis límite (v. 2.4.1.2.1), siendo ν el coeficiente de
eficacia de la resistencia a compresión del hormigón cuando éste trabaja en condiciones
diferentes al ensayo estándar de compresión uniaxial.
σf σB = 0 σf
σB = 0 Nf σA Nf
σA b ef β σB b ef
b ef
α
2 2
τ ρ fy
τ
σ As fy σ
hf
(a) (b)
Fig.2.67. Modelos para ala comprimida aislada: (a) Petersen y Lyhne (1975); (b) Domingues (1981).
Dada la sencillez del modelo, con pocas operaciones puede obtenerse la expresión de la
armadura mínima, anotada a continuación de forma adimensional:
2
ρ fy ⎛τ⎞
= 0,5 ⋅ ν − 0,25 ⋅ ν − ⎜⎜ ⎟⎟ 2 E.2.113
fc ⎝ fc ⎠
siendo ρ=As/(a·hf) la cuantía referida al área de rasante, aunque la armadura As haya de
disponerse concentrada; τ=Nf/(a·hf) la tensión rasante distribuida uniformemente; y Nf la
resultante de compresiones en el ala eficaz.
ello quiere decir que si la condición plástica es con ν=0,6, un valor razonable para hormigón
comprimido resistiendo cortante, entonces el nivel de compresión en el ala σf nunca alcanzaría
un valor mayor a 0,6fc, lo cual no es razonable. En los ensayos llevados acabo por los propios
autores se dio el caso de una viga que con armadura repartida en un tramo a/2, contiguo a la
carga concentrada, rompió por flexión cuando tenía una cantidad de armadura menor que otras
cuatro vigas con armadura concentrada, que rompieron por rasante.
La longitud a corresponde al tramo del ala sobre el que se desarrolla el rasante de estudio,
comúnmente es entendida como la distancia entre la sección de momento máximo y la sección
de momento nulo situada sobre el apoyo, ya que los modelos se han planteado sobre vigas
simplemente apoyadas, más sencillas de ensayar. En estos dos modelos descritos se consideró el
flujo de compresiones del ala hacia el apoyo, a través del alma, por lo que redujeron la longitud a
en una cantidad z/2·cotgθw siendo z el brazo mecánico y θw el ángulo de la fisuración inclinada
en el apoyo.
Otro modelo con mayor número de campos de tensiones y de resolución más laboriosa fue
planteado por Morley y Rajendran (1975) [22]. El modelo se ilustra en la Fig.2.68, queda
descrito con 3 campos triangulares homogéneos J, H y K, más un campo G nulo, y precisa de dos
parámetros geométricos para su definición, los ángulos α y β. Los campos J y K son uniaxiales y
no precisan de armadura, mientras que el campo H se encarga de desviar las compresiones; para
ello desarrolla tracciones, siendo preciso emplear en él una armadura transversal. El criterio
seguido para diseñar la armadura fue el caso 2 de la Tabla 2.11, propuesto por Nielsen (1963)
para una laja de hormigón armado sin armadura longitudinal, según se ha visto en el apartado de
análisis límite (v.2.4.1.2.1.1).
σK σK
σG = 0
Nf
σJ
α b ef = 2 na
y β na
x
τJ τH
σHy
σJy hf
La determinación del campo K es directa, σK cumple la condición plástica ya que se obtiene del
análisis seccional necesario para hallar Nf. Sólo queda imponer la condición plástica para el
hormigón en el campo J: σJ≤ν·fc. Con los criterios descritos y las ecuaciones de equilibrio los
autores buscaron los valores de α y β para minimizar la armadura. El número de operaciones
necesario resulta mucho mayor que en los dos modelos previos pero finalmente resultan unas
expresiones directas y sencillas:
a
tan β = E.2.117
2 b ef
τ ⎛ 1 ⎛ a ⎞
2 ⎞
tan α = ⋅ ⎜1 + ⋅ ⎜⎜ ⎟⎟ ⎟− a E.2.118
ν fc ⎜ 4 ⎝ b ef ⎠ ⎟ 2 b ef
⎝ ⎠
2
⎛b ⎞
4 ⋅ τ ⋅ ⎜ ef ⎟
ρ fy = ⎝ a ⎠
E.2.119
τ ⎛⎜ ⎛ b ef ⎞ ⎞⎟
2
3 b ef
− ⋅ 1+ 4 ⋅⎜ ⎟
a ν fc ⎜ ⎝ a ⎠ ⎟
⎝ ⎠
siendo τ=Nf/(a·hf) la tensión rasante distribuida uniformemente, aunque el mecanismo resistente
contempla dos valores diferentes de la tensión rasante; y a la distancia entre la sección de
máxima flexión y la sección de momento nulo, sobre apoyo. La demostración completa de las
expresiones E.2.117, E.2.118 y E.2.119 puede consultarse en el anejo B.
Morley y Rajendran (1975) [22] plantearon este modelo junto con otro simplificado (v.
2.4.2.2.2.1) y otro basado en el teorema del límite superior (v. 2.4.2.3), en todos ellos emplearon
el factor n para expresar la excentricidad de la resultante Nf, anotado en la Fig.2.68. La relación
con el ancho eficaz es inmediata (bef=2na). La objeción que encontraron en su modelo de campo
de tensiones es que no era capaz de recoger el caso n=0, mientras que no ocurría así en los otros
dos modelos, como se verá más adelante. El caso n=0 sería útil para modelizar una semi-ala
interior, como en una viga de sección en cajón o en un tablero multivigas.
Otros modelos fueron propuestos por Domingues (1981), tanto para alas comprimidas como para
alas traccionadas, y ningún autor posterior ha vuelto a plantear o contrastar modelos de campos
de tensiones para el problema del rasante hasta el trabajo recientemente publicado de Schütte y
Sigrist (2014) [28]. En este trabajo, sin embargo, el planteamiento de los campos de tensiones es
mucho más avanzado, incluyendo condiciones de compatibilidad de deformaciones para definir
el coeficiente de eficacia ν, similar al coeficiente empleado en la teoría de los campos de
compresiones, dentro del concepto de reblandecimiento del hormigón (v. 2.4.1.2.2),
argumentando que las alas podían ser tratadas como paneles o lajas de hormigón, de modo
similar al problema del cortante vertical en las almas. El análisis planteado por estos autores
contempla conjuntamente la flexión de la viga, el funcionamiento a corte del alma y a rasante de
las alas, requiere la discretización en tramos y la resolución iterativa de un sistema de
ecuaciones. El modelo lo contrastaron con los resultados experimentales de Badawy y Bachmann
(1977) [29] y de Tizatto (1987) [26], 6 vigas en total, sin flexión transversal ni pretensado
transversal, concluyendo que proporcionaba mayor precisión que el resto de métodos existentes,
excepto en el caso de vigas con cuantía baja de la armadura transversal.
Nf
f1c π −θ
y f1c na N
θ 2
τ = a hf
A B π−2α 2θ f
zona A
τ zona B
x
− f1c O σ
ρ fy
−N
k·a hf τ = a hf
− f1c+σc f
f1c−σc
σc −σc
(a) (b)
Fig.2.69. Método simplificado de Morley y Rajendran (1975) [22]: (a) distribución de tensiones en el
ala; (b) cálculo de las compresiones sobre el hormigón de la junta de corte.
El resultado de este planteamiento, que utiliza 3 ecuaciones de equilibrio y una 4ª ecuación del
círculo de Mohr, permite hallar la cuantía de la armadura transversal (ρ) en función de la tensión
rasante y de la excentricidad de la resultante de compresiones en el ala. Utilizando la notación
seguida hasta ahora para la resistencia plástica del hormigón en compresión, se emplea f1c=ν·fc, y
la fórmula adimensional resultante, comparable con otros métodos, es:
⎛ 2 ⎞
ρ fy ⎜τ τ ⎛τ⎞ ⎟
= 0,5 ν − ⋅ ⎜ + 2n ν − 4 ⋅ ⎜⎜ ⎟⎟ ⎟
0,25 ν − 2 2
E.2.120
fc ⎜ fc fc ⎝ fc ⎠ ⎟
⎝ ⎠
siendo τ=Nf/(a·hf) la tensión rasante uniformemente distribuida en a (Fig.2.69a); y n la
excentricidad de la resultante Nf, expresada como una fracción de a. Puede también sustituirse el
término n·a por el más familiar 0,5bef, siendo bef el ancho eficaz del ala situada a un lado del
alma. En la Fig.2.70 se representa la ecuación E.2.120 para diversos valores de n, adoptando
ν=1. Para que el radicando sea siempre positivo, la tensión rasante queda forzosamente limitada
según la siguiente expresión:
0,5 ν f c
τ < E.2.121
1 + 16 n 2
El problema ilustrado en Fig.2.69a queda definido finalmente con las siguientes expresiones:
⎛ 2 ⎞
⎜ ⎛τ⎞ ⎟
σ c = f c ⋅ ⎜ 0,5 ν − 0,25 ν − ⎜⎜ ⎟⎟ ⎟
2
E.2.122
⎜ ⎝ fc ⎠ ⎟
⎝ ⎠
ρ f y − σc
k= E.2.123
ν f c − 2σ c
2τ
tan(2α ) = E.2.124
2σ c − ν f c
siendo σc el valor sin signo de la compresión mínima en el hormigón compatible con una tensión
tangencial τ (Fig.2.69b); k la fracción de la junta AB con máxima compresión transversal; y α el
ángulo de la dirección principal de compresión en la junta en el tramo k·a. Puede observarse
cómo el ángulo α permite explicar de una forma simplificada el patrón de fisuración que suele
aparecer en el ala debido al rasante, en estados avanzados de carga. La Fig.2.7, correspondiente a
resultados experimentales de Fiorito (1987) [25], permite comprobar cómo el ángulo de
inclinación de las fisuras es pequeño en las proximidades de la sección de máxima flexión y
crece conforme las fisuras se desarrollan en las cercanías del apoyo.
0,5
τ/fc
0,4
a lí mite
curv
0
0,3 n= 1
0,
n= 0,2
n= 0,3
n= ,4
n= 0 5
0,2 n= 0,
n= 0,6
0,1
Fig.2.70. Relación entre tensión rasante y cuantía de armadura para ν=1 y diversos valores de n; curva
límite para el caso ν=α=1 y c=hf . Según Morley y Rajendran (1975) [22].
Morley y Rajendran (1975) [22] emplearon la curva límite (E.2.126 con α=ν) para justificar el
momento de agotamiento de las cuatro vigas mixtas de Davies (1969) [21], comentadas
brevemente en 2.4.2.1.1, cometiendo un error entre el 9 y el 15% del lado seguro, lo que
constituye una aproximación satisfactoria. Hay que recordar que 3 de estas vigas disponían de
una armadura transversal en el ala deficitaria para que la viga desarrollase su momento máximo
resistente teórico. Utilizaron ν=0,6 como valor más adecuado para establecer la resistencia a
compresión del hormigón, valor que también encajaba con ensayos propios que habían realizado
previamente sobre elementos placa de hormigón armado.
Hasta aquí el estudio descrito es aplicable a vigas en T con alas aisladas pero Morley y
Rajendran (1975) [22] extendieron su aplicabilidad a las alas interiores, que es el caso que se
presenta con la disposición de varias vigas en T paralelas o similares, sin más que adoptar una
excentricidad nula para la resultante de compresiones en el ala, es decir, n=0. También dieron
indicaciones para el caso de vigas continuas, recomendando como simplificación práctica tomar
la sección A de la Fig.2.69a como la sección sobre el apoyo continuo, Nf como la suma de la
resultante de compresiones en B y tracciones en A, y n un valor promedio entre ambas secciones.
Trataron también la flexión transversal con los mismos criterios simplificados de la teoría de la
plasticidad, asignando tensiones rasantes solamente en el espesor comprimido del ala, en donde
aplicaron como criterio de fallo un estado tensional con tensiones principales 0 y –f1c, empleando
un círculo de Mohr similar al de la Fig.2.69b.
Tizatto (1987) [26] utilizó como criterio resistente el planteamiento teórico de la transferencia a
corte dado por Nielsen et al. (1978), dentro de la teoría de la plasticidad, según se ha expuesto en
el apartado 2.4.1.3.3. En concreto se trata de la fórmula E.2.96b, debido a que correspondía al
intervalo más habitual para las cuantías mecánicas de la armadura transversal empleadas en las
alas de las vigas en T. Particularizó la fórmula para un ángulo de fricción interna ϕ=37º y, dado
que originalmente no contemplaba la excentricidad de la fuerza de corte (fuerza P de la
Fig.2.63a), la reescribió sustituyendo ρfy por una tensión genérica σ normal al plano de corte,
adoptando la siguiente forma:
τ = 0,25 ⋅ ν ⋅ f c + 0,75 ⋅ σ E.2.128
en donde ν es el factor de eficacia de la resistencia a compresión del hormigón.
Tizatto (1987) [26] observó que los ensayos de vigas en T presentaban toda la armadura
transversal plastificada cuando la cuantía de la misma era muy baja y/o el ancho eficaz pequeño.
En caso contrario, sólo una parte de la armadura llegaba a plastificar. Debido a esta observación
planteó dos modelos de cálculo, derivados de las distribuciones de tensiones en el plano de corte
ilustradas en la Fig.2.71. El esquema corresponde a un tramo de ala de longitud a, comprendido
entre una sección de momento nulo y otra de momento máximo, independientemente del tipo de
carga aplicado sobre el alma de la viga. En la situación de agotamiento sólo consideró una
tensión rasante resistente en el tramo de ala de longitud kc·a, que está sometido a una compresión
uniforme σ para equilibrar el momento de la resultante de compresiones en el ala Nf. La
compresión σ es la máxima compatible con τ según el criterio de rotura indicado en E.2.128.
M máx M máx
M=0 Nf M=0 Nf
bef bef
2 2
τ τ
σ σ ks =1− kc < 1
k c·a ks =1
ρ fy ρ fy
El término Nf/ahf es una suerte de tensión tangencial nominal, mientras que la tensión tangencial
realmente resistente, acorde al modelo, es 1/kc veces mayor. Ambas expresiones son fácilmente
reescribibles en forma adimensional, y así se representan en la Fig.2.72, en donde pueden
compararse los dos modelos para diferentes valores de la relación del ancho eficaz (bef/a),
adoptando un valor ν=1. La similitud de las curvas para valores de la cuantía mecánica baja
condujo a descartar el primer modelo, en favor del segundo, ya que reproducía resultados
satisfactorios tanto para cuantías bajas como mayores.
Con este razonamiento Tizatto (1987) [26] propuso la ecuación E.2.130 como solución al
problema de cálculo de la armadura transversal resistente frente a rasante de un ala comprimida,
utilizando como datos el ancho eficaz bef y la resultante de compresiones Nf. La situación de
agotamiento plástico del ala queda definida finalmente con las dos siguientes expresiones:
⎛ 4a ⎞
⎜⎜ − 3 ⎟⎟ ⋅ ρ f y
kc = ⎝ b ef ⎠
E.2.131
⎛ 4a ⎞
ν f c + ⎜⎜ − 3 ⎟⎟ ⋅ ρ f y
⎝ b ef ⎠
1− kc
σ= ⋅ρ fy E.2.132
kc
0,4 bef/a
Nf / ahffc
0,1
0,2
0,3 0,3
0,4
0,1
0,2
0,3
0,2 0,4
Fig.2.72. Comparación de los dos modelos de Tizatto (1987) [26] con ν=1.
Mientras que Nielsen et al. (1978) establecieron originalmente unos valores para ν de 0,67 para
junta monolítica íntegra, y de 0,5 para junta prefisurada, Tizatto (1987) [26] propuso ν=1,
ajustado al resultado de sus 8 vigas en T cargadas sobre el alma, de las cuales 5 formaron
también parte del estudio de Fiorito (1987) [25], más otras 3 vigas de Domingues (1981).
En el caso de que la flexión transversal fuera inferior al 40% del momento de agotamiento en
ausencia de rasante, estableció que la flexión no afectaba a la resistencia a rasante, aunque
recomendó distribuir la armadura igualmente en dos capas, con mayor cuantía en la capa
traccionada por la flexión, reduciendo en la misma cantidad la de la capa comprimida.
Alternativamente, como regla práctica de diseño, para no depender de los ábacos, propuso el
cálculo aislado de la armadura de rasante y de flexión, disponiendo la suma de la de flexión más
la mitad de la de cortante o sólo la de cortante, dependiendo de cuál fuera mayor.
El teorema del límite superior de plasticidad establece que un conjunto de cargas externas
actuantes constituye un límite superior de aquellas que causarían el colapso, si puede encontrarse
un mecanismo tal que el trabajo ejercido por las fuerzas actuantes sea igual a la energía disipada
por la deformación del medio. La aplicación del teorema se conoce como método cinemático, y
resulta compleja si se pretende tener en cuenta la deformación de todo el medio, por ello, los
pocos autores que aplicaron el teorema al problema del rasante consideraron el ala como un
cuerpo rígido y sólo una franja estrecha, según la línea de unión con el alma, quedaba sometida a
un flujo plástico tensiones.
Nf
ω na
v A
u B
0,5·L − a a
a
av
(a) (b) 0,5·L
Fig.2.73. Modelos de límite superior: (a) Morley y Rajendran (1975) [22]; (b) Domingues (1981).
Petersen y Lyhne (1975) plantearon un mecanismo puramente rotacional mientras que Morley y
Rajendran (1975) [22] consideraron además una traslación según se representa en la Fig.2.73a.
En opinión de Regan (1982) [24], este último mecanismo no era muy realista por dos razones:
trataba el ala aisladamente, mientras que el fallo de la viga no podía ocurrir sin la formación de
un mecanismo global; y consideraba un desplazamiento longitudinal u que en realidad se
desvanecía en el extremo de la viga. Un mecanismo más completo, que integraba el ala en un
modelo global de fallo de la viga, fue planteado por Domingues (1981), basado en las
observaciones de sus propios ensayos. La Fig.2.73b esquematiza este modelo para una viga en T
aislada.
Autores posteriores que revisaron el problema coincidieron en calificar a estos métodos como
poco prácticos [24,25,26], aunque potencialmente valiosos en el análisis de estructuras existentes
[24]. La razón es que conducían a sistemas de ecuaciones cuya resolución no era inmediata.
Incluso el mecanismo aparentemente sencillo propuesto por Morley y Rajendran (1975) [22]
requiere el uso un ábaco para su aplicación, o una rutina programada para resolver el sistema de
3 ecuaciones resultante. Dicho sistema, a modo de ejemplo, se anota a continuación:
Nf U ⎡ ⎛V ⎞ ⎛ 1 − V ⎞⎤
= ⋅ ⎢ senh −1 ⎜ ⎟ + senh −1 ⎜ ⎟⎥ E.2.133a
a hf fc 2 ⎣ ⎝U ⎠ ⎝ U ⎠⎦
ρ fy
⋅ ⎡1 − U 2 + (1 − V ) + U 2 + V 2 ⎤
1
=
2
2 (1 − 2V ) ⎣⎢
E.2.133b
fc ⎦⎥
4n ⋅
Nf
a hf fc
=2
ρ fy
fc
( )
⋅ 1 − 2V + 4V 2 − 1 + 2V + (1 − V ) ⋅ U 2 + (1 − V )
2
E.2.133c
⎡ ⎛V ⎞ ⎛ 1 − V ⎞⎤
− V ⋅ U + V + U ⋅ ⎢ senh −1 ⎜ ⎟ − senh −1 ⎜
2 2 2
⎟⎥
⎣ ⎝U ⎠ ⎝ U ⎠⎦
con los significados de los parámetros anotados en la Fig.2.73a, siendo U=u/(a·ω) y V=v/(a·ω)
parámetros adimensionales que representan el movimiento relativo del ala que minimizaría la
energía disipada. La eliminación de U y V en el sistema E.2.133 conduciría a una única ecuación
que relacionaría ρ con Nf y n, al igual que en otros modelos simplificados, pero este problema ha
de resolverse de una forma numérica. Una ventaja encontrada por Morley y Rajendran (1975)
[22] en este modelo, frente al otro modelo suyo planteado con campos de tensiones, expuesto en
2.4.2.2.1, es la capacidad de contemplar el caso n=0, útil para el estudio de alas interiores en
sistemas de vigas paralelas.
La analogía de bielas y tirantes como método de diseño para el rasante en alas de vigas en T o
similares es el método actual que figura en las normas europeas, y se dedica un apartado
posterior para su descripción (v. 2.4.3.1), aparte, aspectos generales del método y específicos
para el rasante ya han sido recogidos previamente (v.2.3.4.2 y 2.4.1.1). En este apartado se
exponen las aportaciones individuales de los escasos autores que aplicaron la analogía de bielas
y tirantes para el estudio específico del rasante.
El modelo fue presentado por Leonhardt (1970) en unas conferencias, siendo citado como el
primer autor en extender el modelo de celosía en el estudio de vigas en T [15]. Posteriormente, en
1973, lo recogió en su importante obra "Estructuras de Hormigón Armado", en su primer tomo
[34], como un caso especial de cortante (Fig.2.46), proponiendo un ángulo de 45º para la
inclinación de las bielas contenidas en las alas, sin ninguna evidencia experimental. El valor de
Con los resultados experimentales establecieron dos valores para el ángulo de la compresión
oblicua del ala aunque, dado el escaso número de vigas ensayadas, señalaron el carácter
provisional de las conclusiones: θf=22º (tanθf=0,4) si se aceptaba que la armadura transversal del
ala plastificara antes de que la viga agotara por flexión o por cortante vertical; y θf = 26,6º
(tanθf=0,5) en caso contrario, para evitar la plastificación de la armadura. Leonhardt consideró
estos resultados y en la 3ª edición de su obra, en el tomo III (1977) [206], dedicado a las bases de
armado, estableció como válida la posibilidad de emplear un ángulo de 30º para toda la longitud
de la viga, incluso en los extremos, aunque mantuvo el criterio general de 45º, lo que supone un
diseño más seguro.
Aunque la fórmula E.2.134 fue deducida para un esquema de carga consistente en dos fuerzas
puntuales, tiene un alcance general. El motivo es la presencia del cortante en la expresión del
rasante. Badawy y Bachmann (1977) [29] no discutieron este aspecto, pero sí que establecieron
que la armadura transversal ρ obtenida en una sección x, con cortante vertical V(x), según
E.2.134, debía colocarse desplazada una distancia 0,6·(z+b) en la dirección del momento flector
creciente.
Fig.2.42. Similar a la expresión anterior (E.2.134), la fórmula utilizada para la tracción en los
tirantes transversales del ala empleaba un rasante simplificado, función del cortante vertical:
A sL,f V
ρ fy = ⋅ ⋅ tan θ f E.2.135
2 A sL z h f
siendo AsL el área de la armadura total de flexión longitudinal; y AsL,f el área de la armadura de
flexión longitudinal localizada en las alas. En esta ocasión, la armadura transversal obtenida en
una sección debía colocarse desplazada una distancia 0,3·(z+2be) en la dirección del momento
flector decreciente (en magnitud), siendo be la separación adoptada de los tirantes longitudinales
del ala traccionada.
hf
Nf
θf
bef
2
(a) (b)
Fig.2.74. Propuesta de Tizatto y Shehata (1990) [207]: (a) modelo de ala comprimida; (b) contraste de
datos experimentales con la expresión E.2.139.
2.4.2.5 Conclusiones
Hay un problema que debe destacarse al revisar los métodos de diseño frente a rasante, y es que
el contraste experimental ha sido escaso. Se puede decir que Tizatto (1987) [26] fue el último
autor en estudiar en profundidad el problema, al plantear simultáneamente un método de diseño
y una campaña experimental, y señaló que la información disponible hasta entonces no era
suficiente para adoptar conclusiones con cierto grado de fiabilidad. Recientemente Schütte y
Sigrist (2014) [28] se pronunciaban de modo similar, habiendo contrastado su método
precisamente con resultados de Tizatto (1987) [26], así como con otros procedentes del trabajo de
Badawy y Bachmann (1977) [29].
Aparte, la viga en T con alas aisladas y apoyada simplemente es la que resulta más fácil de
ensayar, y la mayoría de métodos han planteado su modelo para el caso de ala aislada
comprimida. En el caso de alas interiores o en el de vigas continuas no hay contraste con ensayos
experimentales, e incluso en alas aisladas traccionadas el número de ensayos es menor. En este
sentido, el método de bielas y tirantes, dada su generalidad y su sencillez, es el más versátil,
mientras que los restantes métodos requieren modificaciones o consideraciones especiales que
muchos autores han omitido. Morley y Rajendran (1975) [22] (v. 2.4.2.2.2.1) son los que
plantearon una discusión más profunda de estos aspectos, sugiriendo soluciones para alas
interiores y para vigas continuas.
Entre los métodos experimentales merece especial atención destacar el de Regan y Placas
(1970) [19] ya que plantearon el equilibrio del ala teniendo en cuenta la distribución plástica del
axil transversal. Al usar el modelo empírico de corte–fricción más cohesión como criterio
resistente, el método encaja dentro de la filosofía de diseño de las normas americanas que, como
se verá más adelante (v. 2.4.3.2) adoptan el mismo modelo de transferencia a corte, aunque
existen ciertos matices diferentes. El problema de las normas es que, aunque la formulación
general de transferencia a corte contempla la presencia de una fuerza axil sobre el plano de corte,
omiten advertir sobre su presencia concomitante con el rasante en alas aisladas, mientras que en
el método de Regan y Placas (1970) [19] el axil queda perfectamente integrado, planteando
además una redistribución plástica adecuada para el análisis en agotamiento.
Los métodos de Razaqpur y Ghali (1986) [37] (v. 2.4.2.1.4) y Páez y Díaz del Valle (1992) [6] (v.
2.4.2.1.6) parecen planteados para sacar partido a los resultados de un análisis de esfuerzos en el
plano de unión ala–alma mediante elementos finitos, con el que formularon de forma empírica el
axil transversal (v. 2.3.3.1.1 y 2.3.3.1.2). Sin embargo, la validez teórica ya fue cuestionada en el
primero de ellos [25,26], el axil transversal procedía de un análisis lineal y era proporcional a la
carga exterior, sin contemplar ningún tipo de redistribución, originando una disposición de la
armadura no uniforme, poco práctica y antieconómica. Un argumento similar podría aplicarse al
segundo método.
La formulación del axil transversal procedente de un análisis lineal sí resulta interesante para
emplear en los métodos que estiman el rasante de fisuración longitudinal de la unión ala–alma,
ya que las propuestas de Regan y Placas (1970) [19] (v. 2.4.2.1.3) y de Tizatto (1987) [26] (v.
2.4.2.1.5) carecen de rigor, al proponer sin justificación una distribución lineal de este esfuerzo.
La estimación del rasante de fisuración puede permitir establecer un límite que, si no se supera,
haría innecesaria la armadura transversal, siempre en ausencia de flexión transversal. Aunque
ninguno de los autores citados profundizó en el tema, Tizatto (1987) [26] razonó de un modo
sencillo que vigas aisladas y simplemente apoyadas con relación bef/a<0,17 podrían diseñarse sin
armadura transversal en las alas, siendo bef el ancho eficaz del ala y a la distancia entre la
sección de máxima flexión y el apoyo más cercano. El concepto de rasante de fisuración también
permite proporcionar una resistencia mínima frente a rasante proporcionada por el hormigón,
cuando todos los de métodos de diseño, planteados en agotamiento, concluyen que si la cuantía
de armadura es nula (ρ=0) la resistencia a rasante es nula. También permitiría, de un modo
justificado, establecer una cuantía mínima de armadura por este motivo, que sería función de la
geometría de la viga, de modo parecido a como se establece una cuantía mecánica mínima para
flexión longitudinal.
Los métodos basados en el límite superior de plasticidad han sido cuestionados y descartados
como métodos atractivos para diseño [24,25,26]. En sí mismos proporcionan un límite superior
del valor del rasante de agotamiento y, además, mecanismos resistentes sencillos no son capaces
de proporcionar una fórmula simple y explícita, a diferencia de los métodos basados en el límite
inferior.
Sin duda, la analogía de bielas y tirantes constituye el método más sencillo y versátil, y permite
un tratamiento consistente con el cortante vertical del alma [24]. Se comenta con mayor detalle al
tratar la normativa (v. 2.4.3.3) pero, en relación a los autores aquí citados, queda claro que el
problema principal de discusión es la elección del ángulo de inclinación de las bielas en el ala.
Una vez fijado el ángulo, la demanda de armadura crece linealmente con el nivel de carga, sin
ningún límite, salvo el que se deriva de comprobar adicionalmente la capacidad a compresión del
hormigón en las bielas inclinadas, mientras que otros métodos de diseño proporcionan una única
fórmula que incluye la limitación de la tensión rasante. El método de bielas y tirantes resulta
conservador o antieconómico para valores bajos del grado de refuerzo ρfy/fc, e inseguro para
valores altos, comprobándose experimentalmente que en ese caso no plastifica toda la armadura
[26]. Quienes aportaron una solución interesante al respecto fueron Tizatto y Shehata (1990)
[207], expresando el ángulo en función del ancho eficaz.
En todos los métodos revisados se contempla el ancho eficaz como un dato conocido, un dato
invariable que se establece al principio del análisis. Generalmente se emplea la relación de
aspecto, cociente entre el ancho eficaz y la longitud de rasante (bef/a). En las fórmulas de diseño
de la armadura se observa una relación entre tres parámetros, la cuantía de la armadura (ρ), la
tensión rasante (τ) y la relación de aspecto (bef/a). Solamente Morley y Rajendran (1975) [22]
profundizaron en el problema un poco más, estableciendo la curva límite (E.2.126), en donde se
elimina la relación de aspecto después de haber establecido una relación directa entre ella y la
tensión rasante (E.2.125). La curva límite representa el agotamiento simultáneo de la viga frente
a rasante y frente a flexión, y permite replantear el ancho eficaz en ELU, haciéndolo depender de
la cuantía de la armadura, parámetro en el que el ingeniero puede intervenir con gran libertad en
el diseño. Puede conseguirse así mayor capacidad a flexión de la viga que la obtenida siguiendo
la normativa, ya que el ancho eficaz propuesto actualmente en el EC2 [4], por ejemplo,
corresponde a valores cercanos al comportamiento en rango elástico [77]. La estrategia de la
curva límite puede aplicarse también al resto de métodos que plantearon el equilibrio del ala,
utilizando la relación:
τ Nf b
= = ef E.2.140
fc a hf fc a
deducida de asumir Nf=fc·bef·hf.
Un matiz que es discutible en todos los métodos que han planteado el equilibrio del ala es que se
supone que la excentricidad del rasante es la mitad del ancho eficaz, lo cual no es cierto. El
concepto de ancho eficaz empleado en el análisis seccional responde a manejar la misma
resultante de tensiones en el ala entre la situación real y la hipotética de una distribución
uniforme de tensiones. El punto de paso de la resultante no tiene por qué coincidir, de hecho, la
excentricidad supuesta bef/2 resulta siempre inferior al valor de la excentricidad real, en el caso
habitual de arrastre de cortante positivo. Esto añade un error del lado inseguro, ya que una mayor
excentricidad demanda mayor armadura para un mismo valor del rasante, como así puede
observarse en la Fig.2.70. Este error se repite también en la analogía de bielas y tirantes, ya que
el cordón longitudinal del ala comprimida se materializa en mitad del ancho eficaz. El error no
está cuantificado, pero podría estimarse utilizando las distribuciones teóricas de tensiones
propuestas en EC3 [68] (parte 1-5, 3.2.2) que, aunque planteadas para alas metálicas, son
sugeridas como válidas para alas de hormigón armado [77]. No obstante, no es probable que el
error sea elevado en los casos habituales, aunque se manifestará más en alas de gran anchura.
Según lo comentado en los dos párrafos precedentes, si en una viga de alas con gran anchura
comprimidas se establece a priori un valor del ancho eficaz acorde a normas, como el EC2 [4],
que resultase inferior al ancho real, se infravaloraría no sólo la resultante de compresiones en el
ala, sino también la excentricidad de la misma. Si hipotéticamente se empleara una fórmula
fiable para determinar la cuantía de armadura transversal necesaria para resistir el rasante así
calculado, esta cuantía acabaría resultando insuficiente para la capacidad a rotura que realmente
podría haber desarrollado la viga. Es decir, la viga así diseñada, si se ensayara hasta rotura,
posiblemente manifestaría signos de agotamiento por rasante, siempre que la armadura
longitudinal de tracción fuera generosa. Luego si se pretende realizar una estimación real de la
rotura de una viga, el ancho eficaz no ha de ser un dato de partida. En este caso parece más
Finalmente, hay que añadir que existen metodologías de cálculo desarrolladas para problemas de
lajas y losas (v. 2.4.1.2), que no han sido empleadas por ningún autor para estudiar
específicamente el problema del rasante. El inconveniente de estos métodos es puramente
práctico, ya que pueden llegar a resultar ciertamente complejos, algunos de ellos orientados a la
implementación en técnicas de análisis con elementos finitos. Puede citarse a Schütte y Sigrist
(2014) [28], pero únicamente por emplear el concepto de ablandamiento del hormigón,
desarrollado en las teorías del campo de compresiones, para emplearlo como criterio de
plastificación del hormigón en su propuesta de campo de tensiones para alas comprimidas sin
flexión transversal. En el caso de presencia de flexión transversal puede citarse la resolución
anecdótica de un ejercicio teórico mediante el modelo multicapa propuesto por Palacios y
Samartín (2003) [188] (Fig.2.59).
Como breve reseña histórica, en el caso de la instrucción española, la primera edición de 1939
dedicaba su artículo 38 a las piezas en T, y obligaba simplemente a poner una armadura mínima
transversal en el ala igual a la mitad de la armadura necesaria por cortante vertical. En la versión
de 1968 se sustituyó la prescripción de armadura mínima para establecer la comprobación a
corte de una sección virtual de ancho el espesor del ala y de altura el canto útil de la pieza. Esta
sección virtual surgía de interpretar la expresión del rasante proporcional al cortante vertical
(E.2.14), y su resistencia a corte consistía en la suma de una resistencia virtual a corte del
hormigón y de la contribución de la armadura transversal. Saltando a la instrucción EH-91 [36],
ésta establecía la regla de cosido como el método general de cálculo frente a esfuerzos cortantes
según un plano conocido del elemento estructural, y de este modo era tratado el rasante entre
alas–alma en el artículo 39.1.3.4, en donde en sus comentarios se indicaba calcular la tensión
rasante según E.2.19 para ala comprimida y E.2.23 para ala traccionada. La regla de cosido era
explicada como una generalización del método de bielas de Ritter-Morsch, en definitiva, el
método de bielas y tirantes, aunque las bases del método no serían establecidas explícitamente
hasta EHE (1998) [1]. La particularización de la regla de cosido para un ángulo de la armadura
perpendicular al plano de corte conduce a las actuales expresiones E.2.142 y E.2.143, que se
exponen en el siguiente apartado (v. 2.4.3.1).
Badawy y Bachmann (1977) [29] y Bacchetta y Bachmann (1979) [31] ya habían planteado
modelos de celosía, los dos últimos con ensayos realizados en Suiza.
En el entorno anglo-americano la práctica inicial era prescribir una cuantía mínima de armadura
mantenida en los códigos hasta la década de los setenta [15], a partir de la cual fueron
incorporando un modelo de transferencia a corte, influenciado por la adopción que hizo ACI en
su código de 1971 [165] del modelo de corte-fricción de Birkeland y Birkeland (1966). Este
modelo, que ha sufrido diferentes revisiones e incorporaciones de términos de cohesión en
diversos códigos, ha quedado arraigado en las reglas de diseño en Norteamérica y no ha sido
desplazado por el método de bielas y tirantes, incorporado por ACI-318 desde 2002 [10].
La vigente instrucción española EHE (2008) [1], el EC2 (2004) [4] y el texto de referencia
Código Modelo 2010 [3] contienen un apartado específico dedicado al rasante entre alas y alma
de una viga, incluido dentro de un apartado más general dedicado al diseño en ELU frente a
cortante, y para el que se plantea el uso de bielas y tirantes como método general de diseño. La
última versión de la norma alemana DIN 1045-1:2008 [ 208 ] contenía también un apartado
análogo con el mismo planteamiento. Las normas británicas de estructuras de hormigón BS-8110
[9] y puentes BS-5400-4 [62] eran diferentes pero, al igual que el texto alemán, han sido retiradas
desde 2010 para adoptar el EC2 [4], todo ello dentro del objetivo de la implementación de los
Eurocódigos como normas europeas con la retirada de todas las normas nacionales conflictivas.
Así que puede decirse que, para el diseño frente a rasante entre alas y alma de vigas en T o
asimilables, las normas europeas aplican el método de bielas y tirantes.
(a) (b)
Fig.2.75. Esquemas de bielas y tirantes para el rasante: (a) en EC2 (2004) [4]; (c) en CM-2010 [3].
La variación de fuerza normal en el ala situada a un lado del alma (ΔFd) puede suponerse que se
reparte uniformemente en un tramo Δx. Para EHE [1] Δx debe abarcar como máximo el tramo
con variación monótona creciente o decreciente de la ley de momentos positiva o negativa, ya
que los puntos de cambio de signo de momentos deben adoptarse como límites de Δx. EC2 [4] es
más restrictivo e indica adoptar un valor máximo mitad del anterior, e incluye las secciones de
aplicación de cargas puntuales como límites de Δx.
Dada la naturaleza repartida del esfuerzo rasante a lo largo del desarrollo de la viga no existen
nudos singulares, por ello las normas utilizan solamente la capacidad resistente de las bielas
inclinadas y de los tirantes transversales para establecer el rasante último de agotamiento. Las
bielas y tirantes longitudinales de las alas se supone que no son problema ya que previamente la
viga ha de verificar el análisis seccional en rotura, necesario para evaluar ΔFd en un modelo
parcial.
Siguiendo el formato de EHE [1] la condición resistente para el rasante en cada tramo Δx es:
ΔFd ⎧ S (por biela inclinada)
Sd = ≤ ⎨ u1 E.2.141
Δx ⎩ S u2 (por tirante transversal)
Su1 es el esfuerzo rasante de agotamiento por compresión oblicua en el plano del ala, su
expresión se obtiene de E.2.63, sustituyendo σc por la resistencia uniaxial de cálculo f1cd:
S u1 = f1cd ⋅ h f ⋅ senθ f ⋅ cosθ f E.2.142
Su2 es el esfuerzo rasante de agotamiento por tracción transversal, su expresión se obtiene de
E.2.62, sustituyendo σsf por la resistencia de cálculo del acero fyd:
A
S u2 = sf ⋅ f yd ⋅ cotgθ f E.2.143
sf
Los significados de hf, θf, Asf y sf quedan recogidos en la Fig.2.75a, en donde se marca también
el ancho eficaz bef, de influencia directa en la evaluación de ΔFd. La resistencia uniaxial de
cálculo f1cd se expresa según E.2.67, introduciendo el coeficiente de seguridad del hormigón. El
factor de eficacia ν corresponde al de biela con fisuración oblicua de la Tabla 2.8, distinguiendo
dos casos:
— En alas comprimidas ν corresponde al caso de fisuración oblicua controlada, expresado de
una forma más detallada por EHE [1] en E.2.68, en función de la resistencia característica
del hormigón.
— En alas traccionadas ν corresponde al caso de fisuración oblicua con fisuración grande o de
gran abertura.
En España, en el caso de aplicación de las reglas de EHE [1] a edificación ordinaria, se dispone
del documento DA-EHE 08 [ 209 ], en donde se considera una resistencia uniaxial de cálculo
reducida a la mitad, es decir, f1cd=0,3fcd para ala comprimida, y f1cd=0,2fcd para ala traccionada.
La EHE [1] proporciona las expresiones E.2.142 y E.2.143 particularizadas para θf=45º, mientras
que el EC2 [4] las expresa de un modo ligeramente diferente y recomienda un intervalo de
valores para el ángulo de inclinación de las bielas:
— En alas comprimidas: 1 ≤ cotgθf ≤ 2,0 (26,5º ≤ θf ≤ 45º)
— En alas traccionadas: 1 ≤ cotgθf ≤ 1,25 (38,6º ≤ θf ≤ 45º)
Esto quiere decir que, con un cierto margen, si la compresión inclinada en el ala alcanza un valor
pequeño, alejado de la condición de agotamiento, puede escogerse un valor elevado del ángulo θf
que reduzca la armadura transversal, y llama la atención que este juego de valores permitiría
reducir hasta la mitad la armadura necesaria, si se comparan casos extremos. En este caso, la
opción de la EHE [1] es la más conservadora.
Finalmente, el EC2 [4] establece que la armadura longitudinal del ala debe cumplir las reglas de
armado para flexión en losas y señala el punto de anclaje en alas traccionadas, punto (B) en la
Fig.2.75a, intersección de la armadura y de la biela inclinada que transmite la fuerza al alma en
la sección A-A, siendo esta sección la que requiere dicha armadura longitudinal.
A diferencia de ACI-318 (2014) [10], estos últimos textos establecen el concepto de región
interfaz, que definen como aquella superficie de contacto entre elementos tales como almas y
alas, entre materiales diferentes y entre hormigones colocados en diferentes edades, o en fisuras
importantes existentes o potenciales, susceptibles de deslizamiento. De este modo, claramente
indican que la unión alas-alma debe diseñarse como región interfaz, para lo que se recurre a un
modelo de transferencia a corte, en donde la presencia de armadura transversal es necesaria.
Ninguna de las normas citadas dispone de un apartado específico para el diseño de la unión
monolítica alas-alma en vigas, pero la idea básica es, por tanto, que debido a que la superficie de
unión (vertical) puede fisurar por motivos diferentes de su trabajo a rasante, ésta ha de diseñarse
con armadura transversal mediante un modelo de transferencia a corte. Es interesante citar
también a la norma británica para puentes de hormigón BS-5400-4 [62], ya que puede incluirse
dentro del grupo de normas que aplican transferencia a corte, aunque fue retirada en 2010 a favor
del EC2-2 [38].
En este apartado se exponen los modelos de transferencia a corte particularizados para la unión
alas-alma monolítica propuestos por ACI-318 (2014) [10], AASHTO (2012) [11], CSA A23.3-04
[96] y CAN/CSA-S6-06 [12], a los que se añade el texto japonés JSCE/SSCS [13], que destaca
por una formulación diferente y un tratamiento más detallado de la flexión transversal. Para
uniformizar la formulación, ya que existe disparidad en la presentación de la capacidad resistente
de las diferentes normas, como fuerza o como tensión, se va a expresar en términos de rasante
resistente Su (=τsu·hf).
Estas normas, al no disponer de un apartado específico del problema, no dan indicaciones sobre
cómo evaluar el esfuerzo rasante de cálculo Sd, excepto en los apartados dedicados al cortante
horizontal en juntas de piezas compuestas flectadas. En este caso el método de cálculo
corresponde al rasante derivado del cortante vertical (v.2.3.1.4.2) aunque como método
alternativo mencionan el cálculo derivado de la variación axil en el ala (v.2.3.1.4.1).
No hay mención de la relación entre el ancho eficaz y el cálculo de Sd, pero en la ya retirada
norma británica para puentes mixtos BS 5400-5 [62], primera en publicarse en 1979 de la serie de
normas para puentes, específicamente establecía que podía adoptarse un ancho eficaz constante
en todo el vano para el cálculo del rasante, cuyo valor se tomaba igual al de la sección de cuartos
de vano.
El código ACI-318 (2014) [10] no dispone de ningún apartado específico para el rasante alas–
alma de vigas en T monolíticas, ni ninguna referencia explícita sobre qué método usar en este
caso. En su apartado 9.2.4 establece que en vigas en T el ala y el alma han de hormigonarse
monolíticamente o bien su unión ha de verificar la resistencia frente a rasante horizontal, en clara
referencia a la construcción compuesta de vigas prefabricadas más losa in situ, para el que dedica
un apartado completo (16.4). A pesar de ello el análisis del rasante en alas monolíticas puede ser
tratado mediante el modelo de corte-fricción, ya que la idea básica de este modelo contempla el
análisis de planos de corte monolíticos si dichos planos son planos de fisuración potencial.
con los significados habituales para Su, hf, Asf, sf y fc, estando fy limitado a un valor máximo de
420MPa; el resto de parámetros son:
Sn es el rasante nominal, según el tratamiento de seguridad del texto, y para el que se
establecen las limitaciones de E.2.145b, correspondientes al caso de hormigón colocado
monolíticamente; estas limitaciones son dimensionales y proporcionan un rasante en N/mm
para lo que debe introducirse fc en MPa y hf en mm;
φ es el coeficiente de minoración de seguridad, para corte φ=0,75;
μ es el coeficiente de fricción y que toma el valor 1,4λ para hormigón colocado
monolíticamente, en donde λ vale 1 y 0,75 para hormigón de peso normal y ligero,
respectivamente;
α es el ángulo de inclinación de la armadura con respecto al plano de corte, a favor del
esfuerzo rasante, funcionando a tracción y nunca a compresión;
Np es la fuerza de compresión neta de carácter permanente, por unidad de longitud, sin
mayorar y con signo positivo, que pueda actuar sobre el plano de corte. En el caso de
existencia de una fuerza de tracción se introduce Np=0 en E.2.145b, y el área de armadura
requerida para resistir la tracción ha de sumarse con el área requerida por rasante obtenida
con E.2.145.
En caso de flexión transversal, en los comentarios del código, se cita a Mattock et al. (1975)
[211] y se indica que debe colocarse la armadura máxima entre la requerida por rasante y la
requerida por flexión. Obviamente la necesaria por flexión debe disponerse en la cara
traccionada.
A pesar de que el texto incluye actualmente el método de bielas y tirantes como un capítulo más,
no se hace ninguna mención explícita sobre su aplicación para el análisis del rasante alas–alma.
Además, diversas guías americanas [113,115,117], aparecidas como aplicación del método
mediante ejemplos, tampoco incluyen ningún ejemplo de este problema. Puede encontrarse, sin
embargo, algún libro publicado en Norteamérica que resuelven la difusión de esfuerzos en el ala
de vigas en T con modelos de bielas y tirantes, como en Reinforced Concrete Mechanics &
Design, de Wight y MacGregor (2012) [135].
2.4.3.2.2 AASHTO
Las especificaciones de diseño para puentes AASHTO (2012) [11] establecen claramente que el
rasante del ala con el alma debe ser tratado como una región interfaz (Fig.2.76) cuyo diseño se
realiza mediante un modelo de transferencia a corte, sin embargo, no hacen más menciones
específicas de este problema al describir los diferentes parámetros de la formulación.
Fig.2.76. Transferencia a corte longitudinal entre alas y alma de una viga cajón de puente, ilustrado
según AASHTO (2012) [11].
El modelo consiste en un término de fricción, similar al del código ACI-318 (2014) [10] pero
particularizado para una armadura Asf perpendicular al plano de corte (α=90º), y en un término
adicional de cohesión y/o engranamiento de áridos. El tratamiento de seguridad es análogo, los
límites superiores del rasante resistente se establecen para su valor nominal Sn:
Su = φ ⋅ Sn E.2.146a
⎛A ⎞ ⎧⎪ K 1 ⋅ f c ⋅ h f
S n = c ⋅ h f + μ ⋅ ⎜⎜ sf f y + N p ⎟⎟ ≤ ⎨ E.2.146b
⎝ sf ⎠ ⎪⎩ K 2 ⋅ h f
en donde el significado de las variables es análogo al de la expresión E.2.145, incluyendo Np,
con el mismo límite para fy de 420MPa; el coeficiente de seguridad es φ=0,9 para hormigón de
peso normal y φ=0,8 para peso ligero; y los distintos factores adoptan los siguientes valores para
hormigón de peso normal colocado monolíticamente:
c = 2,76MPa factor de cohesión;
μ = 1,4 coeficiente de fricción;
K1 = 0,25 fracción de la resistencia del hormigón disponible para resistir el rasante;
K2 = 10,3MPa límite de la resistencia del plano de corte;
En los comentarios se advierte de que estos valores aplican estrictamente a hormigón monolítico
y no para situaciones en donde pueda aparecer una fisura en servicio, antes de la situación de
agotamiento. En este caso, aunque no lo indica, cabe la posibilidad de considerar aplicable el
caso de hormigón de peso normal colocado contra una superficie limpia, libre de lechada e
intencionadamente rugosa (amplitud 6mm), para el que se adoptarían los valores: c=1,65MPa;
μ=1; K1=0,25 y K2=10,3MPa. Aparte, debe adoptarse c=0 en ménsulas cortas y apoyos a media
madera, aclarando en los comentarios que la cohesión no es fiable en planos de corte verticales,
lo que plantea también la duda de aplicar este criterio al caso del rasante alas–alma, pero no hay
aclaración al respecto.
A la armadura además, se le exige un valor mínimo, lo que significa que no se confía totalmente
la resistencia a rasante al término de cohesión:
s ⋅h
A sf ≥ 0,34 ⋅ f f [mm y MPa] E.2.147
fy
y la separación sf no debe superar los 600mm en los elementos viga.
Finalmente, AASHTO (2012) [11] sugiere el cálculo del rasante solicitante mediante lo que
denomina modelo del sólido rígido, aplicado a un segmento de viga, y que conduce a un caso
particular de la expresión E.2.14, con β=0,5. En relación a la flexión transversal, omite cualquier
comentario, no obstante, éste debería ser afín a ACI-318 (2014) [10].
2.4.3.2.3 Canadá
La fórmula general propuesta por el código de estructuras de hormigón CSA A23.3-04 [96] es:
⎡ ⎛A ⎞⎤ A
S u = λ φ c ⋅ ⎢c ⋅ h f + μ ⋅ ⎜⎜ sf f y ⋅ senα + N p ⎟⎟⎥ + φ s sf f y ⋅ cosα E.2.148
⎣ ⎝ sf ⎠⎦ sf
y la fórmula alternativa es:
⎛ A sf ⎞ A
⎜⎜
S u = λ φc ⋅ k ⋅ f y ⋅ senα + N p ⎟⎟ ⋅ f c + φ s sf f y ⋅ cosα E.2.149
⎝ sf ⎠ sf
en ambos casos con la limitación de 0,25φcfc para el valor del primer término, que engloba
cohesión y fricción, mientras que el segundo término corresponde a la componente de la tracción
directa de la armadura debido a su inclinación α. Los parámetros hf, Asf y sf mantienen su
significado habitual y el resto son:
φc = 0,65 el coeficiente de seguridad para el hormigón;
φs = 0,85 el coeficiente de seguridad para el acero;
λ el factor por densidad del hormigón con valores 1, 0,85 y 0,75 para densidad
normal, semibaja y baja, respectivamente;
Np es la fuerza por unidad de longitud actuante perpendicular al plano de corte de
carácter permanente y sin mayorar, positiva para compresión y negativa para
tracción, aspecto este último diferente a los códigos previamente comentados;
y para hormigón colocado monolíticamente
c = 1MPa la cohesión;
μ = 1,4 el coeficiente de fricción;
k = 0,6
2.4.3.2.4 Japón
El código japonés JSCE/SSCS [13] tampoco tiene un apartado específico dedicado al rasante
alas–alma en vigas monolíticas. En la sección dedicada al cortante (9.2.2.1(5)) menciona el
problema existente en vigas en T con alas anchas y almas estrechas, y recomienda que el
fenómeno sea estudiado como un problema de transferencia a corte directo. El argumento es el
mismo ya mencionado, la alta probabilidad de ocurrencia de una fisura en el encuentro ala–alma.
contemplar la flexión transversal, lo que claramente está pensado para situaciones como las del
rasante alas–alma. También incluye la contribución resistente de llaves de cortante, pero este
término se ha eliminado a continuación para presentar la fórmula adaptada al caso de alas
monolíticas con el alma, y con una notación más acorde al presente texto. El modelo de
transferencia a corte se describe con dos casos:
(a) Rasante último de agotamiento con presencia de esfuerzo axil sobre el plano de corte, que es
suma de la transferencia a corte en el hormigón y de las componentes sobre el plano de corte
de la fuerza axil y cortante en la armadura:
1 ⎛ ⎞
⋅ ⎜⎜ τ c ⋅ h f + sf ⋅ τ s ⋅ senα − sf ⋅ (a ⋅ f yd )⋅ cosα ⎟⎟
A A
Su = E.2.150
γb ⎝ sf sf ⎠
1− b
⎛A a ⋅ f yd ⎞
siendo: τc = ⋅ ⎜⎜ sf ⋅
μ ⋅ f cdb − σ Nd ⎟⎟ ;
⎝ s f h f ⋅ senα ⎠
f yd
τ s = 0,08 ⋅ ;
a
⎡ ⎛ A sf ⎞⎤ σ
a = 0,75 ⋅ ⎢1 − 10 ⋅ ⎜ ⎟⎥ ;
− 1,7 ⋅ Nd
⎢⎣ ⎜ s f ⋅ h f ⋅ senα ⎟⎥ f yd
⎝ ⎠⎦
donde a debe cumplir 0,8 ⋅ 3 ≤ a ≤ 0,75 , y es un factor reductor que expresa la
disminución de la capacidad axil de la armadura (fyd) y el aumento de su
capacidad a corte (τs);
γb es un coeficiente de seguridad que, en general, adopta el valor 1,3;
α es el ángulo entre la armadura y el plano de corte;
μ es el coeficiente medio de fricción para contacto sólido-sólido y puede
tomarse igual a 0,45;
b es un coeficiente que representa la naturaleza del plano de corte, siendo b=2/3
para plano fisurado (que corresponde a una unión monolítica original);
σNd es la tensión normal media actuante sobre el plano de corte, σNd>0 si es
tracción (desfavorable) y σNd<0 si es compresión, en cuyo caso puede
tomarse igual a 0,5·σNd, en todos los casos el paréntesis de τc debe ser
positivo;
y los parámetros Asf, sf, hf, fcd y fyd mantienen el significado ya conocido.
(b) Rasante último de agotamiento con presencia de axil Nd y flexión transversal Md sobre el
plano de corte, ambos esfuerzos expresados por unidad de longitud, y generando flexión
compuesta, es decir, una cara traccionada y una cara comprimida:
S u = β M ⋅ S u,t + S u,c E.2.151
⎛ M ⎞
siendo β M = 4 ⋅ ⎜1 − d ⎟ ≤ 1
⎜ My ⎟
⎝ ⎠
My es el momento transversal de plastificación de las armaduras de tracción;
Su,c es el rasante resistente calculado según E.2.150 pero correspondiente a la
altura comprimida del espesor del ala x, siendo x la profundidad de la fibra
neutra medida desde la cara comprimida; en este caso, la tensión normal
media puede tomarse igual a:
Pst
σ Nd =
hf − x
De los tres casos expuestos, el más frecuente es el caso (b) ya que habitualmente existe una
flexión transversal en las alas, excepto en ensayos en los que se la carga se aplique
exclusivamente sobre el alma, siendo despreciable la flexión transversal por peso propio. El caso
(c) puede darse si se dispone pretensado transversal en las alas.
2.4.3.3 Conclusiones
Las propuestas recogidas en las normas revisadas para el diseño de la armadura frente al rasante
alas–alma son sencillas y fáciles de aplicar, tanto el modelo de bielas y tirantes como el de
transferencia a corte. El mayor coste de cálculo parece ser necesario para la evaluación del
rasante solicitante de cálculo, en función de la complejidad de la estructura.
En el modelo de bielas y tirantes llama la atención que la libertad de escoger un ángulo θf para
alas comprimidas pueda conducir a diseños teóricamente satisfactorios con una diferencia de
armaduras del doble entre los casos extremos; diferencia menor en alas traccionadas. La
consecuencia práctica es que si la comprobación por compresión oblicua resulta holgada, puede
forzarse el valor del ángulo θf para obtener el diseño más económico de la armadura transversal.
La cuestión es por qué el ángulo no guarda relación con algún parámetro tan característico de las
vigas en T como pueda ser la relación de aspecto (bef/a en Fig.2.74a), de influencia directa en el
análisis seccional y en el cálculo de ΔFd. Diversos autores han señalado la armadura transversal,
que depende directamente del ángulo θf, como uno de los factores que influyen en el ancho
eficaz [18,22,24,94], pero en las normas no hay establecida ninguna relación. El ángulo θf=26,5º,
que conduce a un ala más flexible en su plano, parece basarse solamente en los ensayos de
Badawy y Bachmann (1977) [29] y Bacchetta y Bachmann (1977) [30]; un total de 7 vigas, todas
con la misma geometría y una anchura de ala relativamente pequeña que conduce a que el ancho
real sea plenamente eficaz, según la formulación del EC2 (2004) [4]. Tan solo las
recomendaciones FIP (1999) [97] sugieren que puede considerarse un ancho eficaz mayor si se
diseña y detalla la armadura transversal adecuadamente para ello, pero no establece ninguna
relación ni proporciona ninguna referencia. Fuera de la normativa, como se ha expuesto en
2.4.2.4, puede consultarse la propuesta de Tizatto y Shehata (1990) [207], estableciendo una
relación entre el ángulo y la relación de aspecto. En otros métodos de diseño (v. 2.4.2), aquellos
que han planteado el equilibrio del ala, considerando la excentricidad de la fuerza rasante
respecto del plano de corte, pueden encontrarse diversas relaciones entre la armadura y la
relación de aspecto.
En principio, las diferentes normas permiten escoger un único ángulo θf para toda la longitud del
ala, lo que permite simplificar el cálculo, pero hay que observar que esta elección no refleja
exactamente el flujo de tensiones en el ala en régimen elástico. Diversos estudios muestran un
ángulo de inclinación mayor en la zona de apoyo que en centro de vano, como así lo indican
patrones de fisuración en vigas ensayadas [25,26]. Aparte, el método de bielas y tirantes no es
capaz de reproducir correctamente la variación del esfuerzo axil transversal en el ala
concomitante con el rasante (v. 2.3.3.1), utilizado por algunos autores [6,19,22,26,37] para
plantear un diseño de la armadura supuestamente más eficaz, mejor distribuida. El método de
bielas y tirantes puede argumentar en este caso la capacidad de redistribución de esfuerzos
debido a la plastificación de la armadura, pero en ensayos de vigas solicitadas por cargas
puntuales pueden apreciarse casos en donde, siendo el rasante la causa de rotura, la plastificación
de las armaduras no resulta completa, concentrándose en el entorno de aplicación de las cargas
puntuales [26], lo que pone de manifiesto la presencia de un axil transversal de tracción mayor en
esta zona.
Una carencia importante en los códigos revisados, que no del método en sí mismo, es que omiten
la redacción de un apartado específico para el rasante alas–alma, simplemente señalan que debe
considerarse como un caso de transferencia a corte, remitiendo al apartado general para el
mismo, por lo que el ingeniero puede olvidar entonces considerar el axil transversal
concomitante con el rasante, que adquiere mayor relevancia en alas exentas. Los canadienses
Jaeger y Bakht (2001) [27] prestaron atención a este esfuerzo (v. 2.3.3.1.3), el problema es que
basaron su estudio en un análisis elástico lineal. Si se pretende diseñar la armadura transversal en
agotamiento, la opción más adecuada ya ha sido tratada al revisar otros métodos de diseño
consistentes en plantear el equilibrio del ala y en suponer una redistribución plástica de esfuerzos
en el plano de unión con el alma. En concreto, los métodos propuestos por Regan y Placas
(1970) [19] (v. 2.4.2.1.3) y por Tizatto (1987) [26] (v. 2.4.2.2.2.2), tienen un planteamiento que
puede integrarse perfectamente en la filosofía de diseño de los códigos americanos. Ambos
métodos ofrecen una fórmula de diseño de la armadura transversal que contempla tanto el axil
transversal como un modelo de transferencia a corte (fricción más cohesión) y sería interesante
revisar cómo dicho modelo se aplica de una forma coherente con la propuesta de los códigos
americanos.
El olvido del axil transversal también conduce a pensar que el ala comprimida y el ala
traccionada se diseñan igual, pero la redistribución del axil en la junta es totalmente opuesta.
Solucionado el problema del esfuerzo axil, los diferentes modelos de transferencia a corte
propuestos en los códigos revisados permiten considerarlo en su fórmula en el término de
fricción, beneficiando en caso de compresión e incrementando el armado en caso de tracción.
En resumen, las dos filosofías de diseño presentes en la normativa actual son sencillas de aplicar,
recayendo el mayor coste de cálculo en la evaluación del rasante. Ambas presentan también
aspectos interesantes para revisar y curiosamente métodos de diseño planteados hace más 30
años parecen ofrecer posibilidades para ello de un modo sencillo. Ninguna relaciona la cuantía
de la armadura con el ancho eficaz, así que el problema sólo va en una dirección, se adopta un
ancho eficaz para diseño y se calcula la armadura en consecuencia. Establecer un camino inverso
resultaría interesante para permitir optimizar aspectos como la capacidad resistente a flexión.
2.5.1 Generalidades
Un hormigón reforzado con fibras de acero (HRFA) es un hormigón convencional que alberga
en su masa fibras de acero, distribuidas aleatoriamente, cuyos diámetros suelen estar
comprendidos entre 0,3 y 1,0mm y longitudes entre 25 y 80mm [212]. La principal modificación
que introduce la presencia de fibras de acero en la masa de hormigón es el comportamiento en
tracción, ilustrado perfectamente en la Fig.2.77. Para dosificaciones de fibras de acero de hasta
aproximadamente 40kg/m³ el comportamiento es típicamente con ablandamiento [213] aunque
depende de la esbeltez de la fibra y de la resistencia del hormigón. Volúmenes superiores
consiguen gradualmente acercarse al comportamiento con endurecimiento aunque su fabricación
y puesta en obra se vuelve más complicada. En ambos casos las fibras aportan ductilidad, una
resistencia a tracción para grandes deformaciones que en hormigón convencional no existe.
(b)
(c)
El inicio del uso del HRFA como material de construcción buscaba la mejora de propiedades
como la resistencia al impacto y a la abrasión, el control de fisuración o la consistencia de la
masa fresca. Comenzaron a emplearse entorno a 1960 en losas, pavimentos y recubrimientos de
túneles [212, 214 ] así como en tuberías y otras piezas prefabricadas, y en cimentaciones para
maquinaria pesada. Este interés y uso del HRFA dio pie a los primeros informes sobre el estado
del conocimiento emitidos por instituciones como ACI en 1973 [ 215 ] o asociaciones
profesionales como RILEM en 1977, aunque metodologías de cálculo para su función
estructural, suficientemente contrastadas, se desarrollarían más tarde. En 1988 el Comité ACI
544 publicó un texto, ACI 544.4R [ 216 ], que trataba de referenciar resultados en piezas
estructurales basados en su experiencia, con el fin de ampliar las aplicaciones del HRFA ya que
hasta esa fecha era rutinariamente empleado sólo en unos pocos tipos de aplicaciones. Dicho
texto seleccionaba un método para el agotamiento de vigas en flexión y un término de
contribución a corte en vigas de HRFA. La extensión del uso del HRFA a elementos
estructurales se ha producido en los últimos años. Actualmente, códigos de hormigón estructural
como EHE (2008) [1], o textos de referencia como el Código Modelo 2010 [3] se han revisado
incorporando entre sus novedades metodologías de cálculo para las fibras de acero, de modo que
ahora el ingeniero proyectista ya dispone de un mayor margen de confianza para el empleo de
este material con fines resistentes.
En este apartado se expone una relación de normas, códigos y recomendaciones resultado del
interés y esfuerzo por estandarizar procedimientos de caracterización del HRFA para su uso en
las diversas obras de construcción, buscando especialmente, y últimamente, establecer métodos
de cálculo que permitan explotar el uso estructural de este material:
— Alemania: Dispone desde 1992 de una norma para hormigón con fibras de acero, revisada en
2001 (DBV - Merkblatt Stahlfaserbeton). Fue la primera en aparecer en Europa con el objeto
de cubrir el diseño estructural de túneles.
— Asociación internacional RILEM: A través de su comité técnico TC 162-TDF (Test and
design methods for steel fibre reinforced concrete) tiene desarrolladas toda una serie de
recomendaciones para la normalización de métodos de ensayo y de diseño para el hormigón
reforzado con fibras. Han aparecido publicados en su revista Materials and Structures desde
2001: "σ-ε design method" [218]; "Design of steel fibre reinforced concrete using the σ-w
method: principles and applications" [219]; "Bending test" [220]; "Uni-axial tension test for
steel fibre reinforced concrete" [221].
— Italia: Desde el año 2004 el Comité Nacional de Investigación ha publicado una serie de
instrucciones relativas al uso estructural de materiales compuestos, la quinta de esas
instrucciones la dedica al hormigón reforzado con fibras (CNR-DT 204/2006 [222]).
— España: En su última revisión, la norma de hormigón estructural EHE (2008) [1] incluyó por
primera vez un anejo, el nº14, dedicado a la utilización del hormigón con fibras de varios
tipos. Se estructura conforme el articulado general, desarrollando aquellos aspectos
novedosos aportados por las fibras y que están suficientemente contrastados. En él se señala
que son las fibras de acero las que poseen una base de conocimiento mayor. Aparte, existe
toda una serie de normas UNE que definen las características de las fibras de acero a
emplear y ensayos necesarios para su caracterización. Entre ellos figura la rotura por
compresión, por flexotracción, la resistencia a cortante e índices de tenacidad a compresión
y de resistencia a primera fisura.
— CEB-FIP: Ha redactado un nuevo Código Modelo 2010 [3] en el que el HRFA se incluye en
el texto tanto en el capítulo dedicado a materiales como en el de diseño.
— Norteamérica: ACI tiene un comité técnico dedicado al hormigón reforzado con fibras, ACI
544, y ha generado bibliografía desde la década de los años 70, a través de sus revistas ACI
Materials Journal y ACI Structural Journals. No sólo dispone de numerosos artículos sino
que han dado cuerpo a una serie de documentos que revisan periódicamente, a modo de guía
o recomendaciones. Los cuatro más destacados son: Report on fiber reinforced concrete
(ACI 544.1R [214]); Measurement of properties of fiber reinforced concrete (ACI 544.2R
[223]); Guide for specifying, proportioning, and production of fiber reinforced concrete (ACI
544.3R [224]); Design considerations for steel fiber reinforced concrete (ACI 544.4R [225]);
Physical properties and durability of fiber-reinforced concrete (ACI 544.5R [226 ]). Estas
publicaciones ACI referencian también a toda una serie de métodos de ensayo de ASTM. En
2008 la revisión del código ACI 318 [10] incluyó por primera vez el HRFA como material
estructural, aunque sólo permitido para hormigón de peso normal, y sin desarrollar fórmulas
de diseño.
— Francia: Dispone de las recomendaciones para lo que se denominan hormigones reforzados
con fibras de ultra-altas prestaciones (UHPFRC) caracterizados por una alta resistencia a
compresión y una respuesta en tracción con endurecimiento. Inicialmente redactadas por
AFGC-SETRA y publicadas como recomendaciones internas en 2002 [ 227 ], siendo las
primeras de su clase, y revisadas recientemente en 2013 [228] para, entre otros motivos, que
el capítulo de métodos de diseño estructural sea consistente con el EC2 [4].
— Japón: El código japonés JSCE/SSCS ha incluido, en su parte dedicada a Materiales y
Construcción (2007) [229], un capítulo específico para el hormigón reforzado con fibras de
acero y sintéticas, si bien no constituye una guía de cálculo estructural remite a unas
recomendaciones de diseño que en la fecha de publicación del texto se encontraban en fase
borrador, pero que se originaron en 1984, así como a toda una serie de normas de ensayo
para caracterización de sus propiedades. También dispone de unas recomendaciones para lo
que se denominan compuestos cementosos reforzados con fibras de altas prestaciones
(HPFRCC), JSCE (2008) [230].
ε w Resistencias:
4 fFt = resistencia a primera fisura, en
punto 1.
1 (c)
fFpc = resistencia postfisuración.
3 Respuesta con ablandamiento:
2
(b) ~ Lf 2 curva (a), fFpc en punto 2;
curva (b), fFpc en punto 3.
(a)
Respuesta con endurecimiento:
ε w curva (c), fFpc en punto 4.
deformación ó abertura
( ε ó w)
~ Lf 2
A nivel normativo, puesto que se exige un control de la resistencia a tracción mediante ensayo,
puede disponerse directamente de un valor de la resistencia a primera fisura. Para ello el Código
Modelo 2010 [3] no aconseja los ensayos de tracción directa, y sugiere que se emplee el ensayo
de flexotracción descrito en UNE-EN 14651 [249], adoptado también por EHE (2008) [1]. En
este caso se habla del Límite de Proporcionalidad, que se corresponde con la resistencia a
flexotracción, que puede ser transformada a resistencia a tracción media mediante fórmulas
establecidas en las normas para hormigón convencional.
A grandes rasgos, se pueden agrupar en tres bloques las propuestas habidas en la literatura para
formular la resistencia postfisuración. Los primeros autores dieron un enfoque analítico al
problema en los años 70, mediante el uso de factores de eficacia, también denominado como
enfoque clásico [ 250 ]. Esto permitió la identificación de parámetros representativos de la
contribución de las fibras, como la fracción de volumen y la esbeltez, que utilizaron
posteriormente otros autores para plantear fórmulas de ajuste experimental. Finalmente, tomando
como antecedente el texto alemán DBV-Merkblatt Stahlfaserbeton de 1992, recientes normas y
recomendaciones establecen una resistencia residual en función de valores procedentes de
ensayos de flexotracción.
A continuación se describen cada uno de los grupos de formulaciones citados, prestando mayor
atención al contenido en las normas. El motivo puede encontrarse en el trabajo de Marti et al.
(1999) [ 251 ] quienes concluyeron que, para fines prácticos del cálculo en rotura, era más
recomendable adoptar una resistencia postfisuración obtenida a partir del registro carga–flecha
de los ensayos de flexotracción, que usar una fórmula teórica de enfoque clásico, que podía
ocasionar algunos casos de predicciones inseguras.
Con la hipótesis habitual de que las fibras que agotan por arrancamiento lo hacen en el lado de la
fisura con longitud embebida más corta, la tensión media de tracción de las fibras se suele
expresar en función de la tensión en la fibra de longitud embebida máxima (Lf/2), o fibra de
referencia, y se hace a través del factor de eficacia por longitud ηL, del que existen básicamente
dos definiciones ligeramente diferentes:
— La primera definición establece ηL como la relación entre la tensión media de tracción en la
fibra, promediada en su longitud, y la tracción máxima, que se localiza en el borde de la
fisura. En este caso, la tracción máxima en la fibra de referencia (σf,1) se sustituye por la
resistencia tangencial de adherencia (τfu) considerada constante en toda la longitud embebida
y, por equilibrio, la tracción media se expresaría del siguiente modo:
L
σ f,media = η L ⋅ σ f,1 = η L ⋅ 2τ fu ⋅ f E.2.155
Df
Hay que señalar que las fórmulas se basan en la consideración de una fibra de sección
circular y diámetro Df, o bien, un diámetro equivalente para el caso de fibras no circulares.
— La segunda definición establece ηL referido a la resistencia última de la fibra (σfu), en cuyo
caso la tracción media se expresaría:
σ f,media = η L ⋅ σ fu E.2.156
También puede prescindirse del factor de eficacia por longitud, y considerar que la fibra media
representativa tiene una longitud embebida Lf/4, sobre la que actúa una resistencia tangencial de
adherencia constante, resultando:
L
σ f,media = τ fu ⋅ f E.2.157
Df
Si ahora se añade un factor de forma ηb, como solución práctica para considerar el efecto de la
geometría de la fibra en su resistencia al arrancamiento respecto de una geometría de referencia
(por ejemplo, la fibra recta), las distintas formas de expresar la resistencia postfisuración se
escribirían del siguiente modo:
L
f Fpc = η b ⋅ ηo ⋅ η L ⋅ 2τ fu ⋅ f ⋅ Vf E.2.158
Df
f Fpc = η b ⋅ η o ⋅ η L ⋅ σ fu ⋅ Vf E.2.159
Lf
f Fpc = η b ⋅ ηo ⋅ τ fu ⋅ ⋅ Vf E.2.160
Df
Como se puede observar, se trata de una formulación analítica basada en factores de eficacia,
pero no todos los parámetros intervinientes pueden ser formulados analíticamente, como es el
caso del factor de forma (ηb) o, principalmente, la tensión de adherencia (τfu), quizás uno de los
parámetros de mayor complejidad, de modo que dichas fórmulas deben completarse con
experimentación. Las fórmulas hay que interpretarlas como una forma genérica de expresar la
resistencia a tracción, ya que no todos los autores que han seguido este enfoque han empleado
los mismos factores ni los han formulado de la misma forma. Lim et al. (1987) [242] emplearon
la expresión E.2.158 para definir la máxima resistencia postfisuración, denominada por ellos
como resistencia última (fFtu). Laws (1971) [253] planteó la expresión E.2.159, menos frecuente,
pero reformuló un único factor de eficacia englobando orientación y longitud. Naaman (1972)
[235] planteó inicialmente el modelo de la expresión E.2.160, sin ηb, pero en sucesivos estudios
llegó a incluir tres (Naaman, 1987 [254]) y hasta cinco factores de eficacia (Naaman, 2008 [231]),
señalando que la ventaja de expresar la eficacia de las fibras como un producto de factores
residía en la posibilidad de incorporar nuevos conceptos en el caso de ser necesario. Naaman
(2003) [250] planteó también una generalización al caso de fibras metálicas con sección no
circular.
El uso de esta formulación analítica ha sido numeroso, para el análisis de vigas en flexión
[ 255 , 256 , 257 , 258 , 259 , 260 , 261 , 262 , 263 ], para análisis del cortante [ 264 , 265 , 266 , 267 , 268 , 269 ], de la
torsión [270,271,272,273], ménsulas cortas [274], e incluso en modelos de fractura [246]. Algunas
propuestas fueron recogidas en ACI 544 (1988) [216]. En la mayoría de los casos citados las
fórmulas analíticas fueron particularizadas para disponer de una expresión sencilla de un bloque
rectangular de tracciones.
Volviendo al factor de orientación ηo, hay que señalar que encierra seguramente el concepto
más importante de la resistencia postfisuración en HRFA, que afecta incluso a otros tipos de
formulaciones. Su formulación analítica más sencilla incluye solamente consideraciones
probabilísticas sobre la distribución espacial de la fibra en un dominio sin contornos. La
definición práctica más recurrida ha sido la propuesta inicialmente por Romualdi y Mandel
(1964) [239], como la relación entre la longitud media de todas las fibras proyectada en la
dirección de estudio y la longitud total. Suponiendo que las fibras tenían la misma probabilidad
de orientarse en cualquier dirección, justificaron un valor ηo=0,405 para el caso de un dominio
3D. Este valor fue anotado como incorrecto [275,276] en favor del deducido por Aveston y Kelly
(1973) [252], utilizado posteriormente por gran número de autores [277,278,279,280,281], en cuyo
caso pueden establecerse los valores de la Tabla 2.13.
Tabla 2.13. Valores del factor de orientación acorde a Aveston y Kelly (1973) [252].
ηo = Caso
1 fibras continuas alineadas con la tracción (θ=0, todas las fibras intersectan la fisura,
caso teórico), referido también como caso 1D
0,637 distribución aleatoria en el caso 2D
0,5 distribución aleatoria en 3D (isotropía)
0 fibras perpendiculares a la tracción (θ=90º, ninguna fibra intersecta la fisura)
La consecuencia es que, para una misma mezcla, la orientación puede hacer variar fuertemente la
resistencia postfisuración. Con una colocación y compactación adecuada, una orientación teórica
3D podría tender a una orientación 2D, que si es paralela a la dirección esperable de la tracción
supondría un aumento de la resistencia entorno a 0,637/0,5=1,27. Por el contrario, si la
orientación 2D es perpendicular a la tracción la resistencia podría prácticamente anularse. Las
formulaciones de la resistencia a tracción recogidas en normas (v.2.5.2.4) contemplan este
concepto, pero no lo cuantifican. EHE 2008 [1] advierte que su formulación sólo es válida si la
distribución y/o orientación de las fibras no es forzada intencionadamente, y sólo el Código
Modelo 2010 [3] introduce un factor de orientación similar a ηo, que debe verificarse
experimentalmente.
Detalles de la formulación del factor por longitud ηL pueden encontrarse en Laws (1971) [253]
y Allen (1972) [293], entre otros, en donde se maneja el concepto de longitud crítica de la fibra,
definida como la longitud mínima requerida para que la acumulación de tensiones por adherencia
sea igual a su resistencia a tracción [217]. El concepto es importante, y en la práctica sirve para
fabricar fibras de longitud inferior, de modo que permitan una rotura a tracción dúctil por
arrancamiento.
(c) (g)
(d) (h)
Fig.2.79. Diferentes geometrías de fibras metálicas: (a) recta; (b) extremos aplanados; (c) extremos
coniformes; (d) dentada; (e) extremos en gancho (hooked-end); (f) extremos ondulados; (g) ondulada
(crimped); (h) helicoidal; (i) anillo [305,306].
El desarrollo de las fórmulas analíticas E.2.158, E.2.159 y E.2.160 a principios de los años 70
puso de manifiesto la existencia de dos parámetros característicos de las fibras, la fracción de
volumen (Vf) y la esbeltez de la fibra (Lf/Df). El producto de ambos recibe el nombre de índice
de refuerzo de las fibras o factor de fibras, anotado generalmente como F [260,311] aunque se
han manejado diferentes definiciones para el mismo:
⎛L ⎞
— Referido a la fracción de volumen (Vf): Fv = Vf · ⎜⎜ f ⎟⎟ E.2.161a
⎝ Df ⎠
⎛L ⎞
— Referido a la fracción de peso (Wf): Fw = Wf · ⎜⎜ f ⎟⎟ E.2.161b
⎝ Df ⎠
⎛L ⎞
— Incluyendo un factor de adherencia o forma (ηb): Fb = η b ⋅ Vf · ⎜⎜ f ⎟⎟ E.2.161c
⎝ Df ⎠
siendo la primera la más usada, aunque la tercera representa a las fibras de una forma muy
eficaz, al incluir también características de adherencia [312]. Además, como ya se ha indicado, la
resistencia tangencial (τfu) fue considerada por algunos autores función de la resistencia del
hormigón sin fibras, así que, con estos parámetros identificados, otros autores optaron
directamente por ajustar fórmulas empíricas para obtener la resistencia a tracción postfisuración,
evitando así la determinación más compleja de cada uno de los factores de eficacia incluidos en
las fórmulas analíticas (v. 2.5.2.2.1), muchos de los cuales requerían además información de la
respuesta de pull-out de la fibra individual.
Básicamente, la totalidad de fórmulas empíricas revisadas han sido planteadas para el ensayo de
tracción indirecta, mientras que el ensayo de tracción directa ha sido utilizado principalmente
para la comprobación y ajuste de las fórmulas analíticas (v. 2.5.2.2.1). Dado que en el ensayo de
tracción indirecta se registra sólo la máxima carga obtenida, las fórmulas planteadas no
distinguen entre resistencia a primera fisura (fFt,i) ni resistencia postfisuración (fFt,iu), ni
proporcionan detalle sobre el nivel de deformación por tracción. Ello conduce a plantear
fórmulas con al menos dos términos, siendo el segundo nulo cuando no se emplean fibras (Vf=0),
de modo que el primero constituye la resistencia a tracción de la matriz. El problema puede
solucionarse midiendo la deformación horizontal, tal y como hizo Nanni (1988) [313], quien
recomendó el ensayo por su mayor sencillez en ejecución y registro de datos, pero a menudo esta
información no es proporcionada por los autores.
Paine (1998) [304], Padmarajaiah y Ramaswamy (2002-2004) [316,261] y Musmar (2013) [317]
utilizaron una expresión de dos términos. Sirve de ejemplo la propuesta del último autor, basada
en el análisis de 358 resultados del ensayo de tracción indirecta de diferentes autores:
f Ft,iu = (0,6 + 0,4 ⋅ Fv ) ⋅ f c [MPa] E.2.164
siendo Fv según E.2.161a, para un intervalo entre 0 y 3; y fc la resistencia a compresión de la
probeta cilíndrica del hormigón sin fibras, entre 20 y 102MPa.
Song y Hwang (2004) [318] y Thomas y Ramaswamy (2007) [319] ajustaron una fórmula de tres
términos tanto para la resistencia a tracción indirecta como para la resistencia a flexotracción.
Elliott et al. (2002) [243,244] hicieron lo mismo, usando una fórmula de dos términos, pero tiene
de especial que distinguieron perfectamente entre resistencia a la primera fisura y resistencia
postfisuración, como puede observarse en el caso de la resistencia a flexotracción:
Finalmente, hay que añadir que hubo autores que recurrieron también a la ley de mezclas
[320,240,321,322,323] pretendiendo ser una teoría con fundamento analítico, pero lo cierto es que
no fue más que una aproximación experimental utilizando un formato de fórmula que simulaba
la ley de mezclas, como así fue aclarado por otros autores [ 324 , 325 ], por lo que deberían
considerarse dentro del grupo de fórmulas experimentales.
En último lugar, debido a su aparición posterior a las teorías y formulaciones tratadas en los
apartados previos (v. 2.5.2.2.1 y 2.5.2.2.2), y con un marcado carácter práctico para diseño,
puede utilizarse como resistencia postfisuración una resistencia residual o equivalente, que
corresponde a aquella resistencia asociada, respectivamente, a un cierto valor o rango de valores
de la abertura de fisura, medida en un ensayo de referencia. Y es importante añadir que los
niveles de deformación considerados se escogen acorde al tipo de comprobación que pretende
realizarse, servicio o agotamiento.
Un antecedente del concepto se tiene en la norma de ensayo japonesa JCI-SF4 (1983), pero fue
utilizado para diseño en 1992 por la norma alemana DBV-Merkblatt Stahlfaserbeton. La norma
de ensayo americana ASTM C1399-10 [326], redactada por primera vez en 1998, definió su
propia resistencia residual. Marti et al. (1999) [251] estudiaron la idoneidad de usar el concepto
para fines prácticos del cálculo en rotura. RILEM TC 162-TDF (2000) [ 327 ] publicó unas
recomendaciones de diseño basadas en este concepto, revisadas finalmente en 2003 [218]. A
partir de entonces aparecieron, por orden, el texto italiano CNR-DT 204/2006 [222], el anejo 14
de la EHE 2008 [1] y el Código Modelo 2010 [3], guardando todas ellas gran similitud. Estas
normas definen una ley constitutiva en tracción, que será tratada más adelante (v. 2.5.2.4) pero a
continuación se explica el concepto de resistencia residual o equivalente empleado en ellas.
N
F F
2 2
f eq
f R,i
h
σN
0,3
w1 w2 wi w/δ [mm]
L 3 L 3 L 3
(a) (b) δ1 δ2 δi
Fig.2.80. Resistencias nominal y residual: (a) esquema de probeta de ensayo cargada en 4 puntos con
distribución nominal de tensiones; (b) gráfico genérico σN–w/δ.
El texto alemán DBV (2001) y RILEM TC 162-TDF (2000) [327] utilizan un intervalo de
flechas con origen en el instante de formación de la primera fisura, y restan la contribución
del hormigón sin fibras, considerada simplificadamente como el triángulo post-pico de base
0,3mm (Fig.2.80b). Los intervalos de deformación empleados son los siguientes:
Tabla 2.14. Intervalos de definición de la resistencia residual equivalente feq.
Texto o norma Intervalo en ... Servicio [mm] Rotura [mm]
DBV (1992 y 2001) [δ1, δ2] = [0; 0,65] [0,0; 3,15]
RILEM TC 162-TDF (2000) [327] [δ1, δ2] = [0; 0,65] [0,0; 2,65]
CNR-DT 204/2006 [222] [w1, w2] = [0; 0,60] [0,6; 3,00]
c c
h
2
h 0,9·h
h
0,66·h
M
La resistencia fFtu puede usarse para definir un modelo rígido-plástico para el análisis en
agotamiento. En servicio suele recomendarse una ley bilineal construida a partir de los valores de
fFts y fFtu, o una ley trilineal, en donde interviene además la resistencia a la primera fisura o límite
de proporcionalidad, y estas leyes más detalladas pueden usarse también en rotura (v. 2.5.2.4).
En los apartados previos se han referenciado modelos y fórmulas para valorar la resistencia a
tracción del HRFA, siendo básico distinguir entre primera fisura y postfisuración. La
modelización más completa de la respuesta a tracción del HRFA se consigue estableciendo una
ley constitutiva que permita valorar la contribución de las fibras para cada nivel de deformación.
En la literatura pueden distinguirse básicamente dos enfoques: el método σ–w [219] y el método
σ–ε [218]. Ambos se describen brevemente a continuación, aunque hay que adelantar que las
normas se han inclinado por el segundo (v. 2.5.2.4) ya que, en este caso, el diseño de elementos
estructurales puede tratarse de la misma manera que el empleado en hormigón armado
convencional.
Plantear una relación tensión–abertura de fisura (σ–w) es una conclusión lógica para la
caracterización de hormigones reforzados con fibras que exhiben respuesta a tracción con
ablandamiento, ya que la abertura de fisura o desplazamiento es lo que se registra en la mayoría
de ensayos de tracción. Su utilidad se ligó inicialmente al estudio del hormigón mediante la
mecánica de la fractura y Visalvanich y Naaman (1983) [246] se atribuyeron la primera ley
general aplicable al hormigón o mortero reforzado con fibras. Posteriormente, aparecieron
modelos cuyo objeto consistió en sentar las bases para disponer de una ecuación constitutiva de
caracterización del HRFA más orientada al análisis de piezas estructurales, como el de Lim et al.
(1987) [242].
El establecimiento de una ley σ–w en tracción uniaxial puede afrontarse de un modo directo,
mediante modelos semianalíticos que parten de una base teórica, hasta modelos meramente
experimentales. En general, ambos comparten el empleo de ensayos de tracción directa. Los
modelos semianalíticos se basan en modelos micromecánicos que describen el funcionamiento a
pull-out de una fibra con una orientación arbitraria, para luego integrar en toda la sección
fisurada resultando así factores de eficacia. Entre modelos sencillos hasta ciertamente complejos,
pueden citarse a Lim et al. (1987) [242]; Soroushian y Lee (1989) [238]; Li (1991-1992) [328,329];
Marti et al. (1999) [251]; Voo y Foster (2003) [301]; Laranjeira (2010) [330]; Lee et al. (2011)
[280,281]; Lee et al. (2013) [ 331 ]. En los modelos empíricos ha de escogerse una función
matemática que sea capaz de reproducir la forma del comportamiento a tracción uniaxial. Zhang
y Stang (1998) [ 332 ] emplearon una polilínea de cuatro tramos; Lee y Barr (2004) [ 333 ]
propusieron lo que denominaron modelo exponencial cuádruple; y Wang (2006) [245] propuso
una función racional y también una función exponencial.
También puede plantearse un enfoque diferente para caracterizar la ley σ–w, un modo indirecto
a partir de ensayos de flexotracción, lo que se conoce también como análisis inverso. Consiste
en reproducir los resultados experimentales de carga–flecha o carga–abertura de fisura a partir de
un modelo numérico en el que se ha supuesto una forma predefinida de la ley σ–w, la cual se va
modificando en un proceso iterativo hasta conseguir un ajuste satisfactorio. Kooiman (2002)
[275] utilizó un modelo multicapa usado por Hordijk (1991) [334] y optó por una ley bilineal.
Barros et al. (2005) [335] emplearon un modelo multicapa similar y optaron por una ley trilineal.
Woo et al. (2014) [336] utilizaron un modelo de elementos finitos con una ley trilineal.
Finalmente, hay que recordar que la aplicabilidad de la relación σ–w se limita a hormigones que
exhiben comportamiento en tracción con ablandamiento, no obstante, Naaman (2008) [231]
propone su uso en el caso de endurecimiento, una vez termina la fase de estabilización de
múltiple fisuración, momento en el que se produce la localización de una fisura que termina por
abrir y conducir al agotamiento del elemento traccionado.
El método σ–ε consiste en plantear una forma para la ley constitutiva σ–ε que proporcione los
mismos resultados carga–deformación de la pieza estructural ensayada y, por tanto, no se entra
en el detalle del funcionamiento de cada fibra. Pero existe un problema, en el caso de respuesta
Diversos autores [330,333,337] apuntan como precedente del método σ–ε el trabajo de Bazant y
Oh (1983) [338] en hormigón convencional, en el terreno de la mecánica de la fractura y del
análisis numérico mediante elementos finitos. Se trata del modelo de fisuración distribuida en el
que a la zona dañada por la fisura se asigna una banda de cierta anchura, en donde la abertura de
fisura se distribuye uniformemente como deformación unitaria. De este modo, conocida por
experimentación la ley de ablandamiento σ–w, ésta puede transformarse a una ley σ–ε, que se
asigna como nueva característica al material comprendido en la banda. El truco presenta ventajas
en el coste de cálculo, ya que para seguir el progreso de la fisura no es necesario adaptar el
mallado a la posición de la fisura, ni modificar las condiciones de los nudos que la definen.
cs F
h δ
x
L
Diversos valores para lcs se anotan en la Tabla 2.16. No deben interpretarse como propuestas de
aplicación general, sobre todo los tres últimos casos, sino que su alcance corresponde a
características similares de la campaña experimental realizada por sus autores. Precisamente los
resultados de Minelli y Vecchio (2004) [339] ponen de manifiesto la influencia de la respuesta a
tracción dada por las fibras, motivo por el que normas posteriores distinguen entre diversos casos
para establecer un valor aproximado de la longitud característica (v. 2.5.3.5).
En cuanto a la forma de la ley σ–ε, Dupont (2003) [278] propuso una ley escalonada (Fig.2.83b)
y Barros et al. (2005) [335] propusieron una ley trilineal (Fig.2.83c). En ambos casos se trataba
de leyes para uso directo en problemas de cálculo, definidas con resultados de resistencias
Tabla 2.16. Valores de la longitud crítica según algunos autores. h y x según Fig.2.82.
lcs Autores
0,5·h Pedersen (1996) [340]
2·(h–x) Casanova y Rossi (1996) [341] y Dupont (2003) [278]
0,6·h Barros et al. (2005) [335]
0,83·h HRFA con ablandamiento, Minelli y Vecchio (2004) [339]
6,67·h HRFA con endurecimiento, Minelli y Vecchio (2004) [339]
f Ft σ1 σ1
f Ftu σ2
σ3 σ2
σ3
ε ε ε
εcr εtu ε1 ε2 ε3 ε1 ε2 ε3
(a) (b) (c)
Fig.2.83. Leyes σ–ε: (a) elasto-plástica con escalón de Lim et al. (1987) [242]; (b) escalonada de Dupont
(2003) [278]; (c) trilineal de Barros et al. (2005) [335].
No todos los autores realizaron estudios detallados para relacionar w con ε, a través de la
longitud crítica, como los citados en la Tabla 2.16. Previamente, Lim et al. (1987) [242], que
formularon en primer lugar una ley σ–w, plantearon finalmente la ley σ–ε elasto-plástica con
escalón de la Fig.2.83a, para fines prácticos de cálculo. No necesitaron longitud crítica, porque la
deformación εcr correspondía a la formación de la primera fisura, aunque al establecer un valor
práctico de cálculo para la deformación última εtu, definido para una abertura de fisura
aproximada de Lf/16, sugirieron emplear la separación media entre fisuras. Para problemas
específicos de análisis de piezas estructurales, diversos autores propusieron directamente leyes
sencillas en el formato σ–ε, basándose en estudios previos de otros investigadores. Tan y Mansur
(1990) [342], Mansur y Ong (1991) [343] y Tan et al. (1993) [266] plantearon leyes σ–ε para ser
implementadas en un modelo de STM (v.2.4.1.2.2), y otros planteamientos similares, para el
estudio de la flexión, pueden consultarse en Lok y Pei (1998) [344], Lok y Xiao (1999) [345],
Soranakom y Mobasher (2007-2008-2009) [346,347,348] o en Mobasher (2012) [349].
En este apartado se expone cómo definen la resistencia a tracción del HRFA las diferentes
normas y recomendaciones de ámbito europeo, ordenadas cronológicamente. Casi en su
totalidad, se han decantado por el ensayo de flexotracción para definir la resistencia a tracción y
su ecuación constitutiva, en formato σ–ε, utilizando el concepto de resistencia equivalente o
residual (v.2.5.2.2.3). No se utiliza la formulación analítica basada en factores de eficacia (v.
2.5.2.2.1), solamente el texto italiano CNR-DT 204/2006 [222] hace una mención, no obstante, el
concepto de orientación está presente y así es destacado por los diferentes textos, pero no está
formulado. En la exposición que sigue de las diversas normas se omite el tratamiento de
seguridad para mayor simplicidad en la notación.
Fig.2.84. DBV (2001): (a) leyes σ–ε; (b) diagrama carga–flecha del ensayo de flexotracción.
El diagrama trilineal (curva OABC) es válido para cualquier análisis, mientras que los diagramas
simplificados bilineal (curva OBC) y rectangular o rígido-plástico (línea DC) sólo pueden
emplearse para el análisis en agotamiento. A partir del ensayo de flexotracción de 4 puntos
(probeta prismática b×h×L=150×150×600mm) se emplea el diagrama carga–flecha (Fig.2.84b)
para determinar de un modo directo los puntos característicos:
σ
σ1 = α f c ⋅ f Ft,fl ; ε1 = 1
Ec
E.2.174
σ 2 = α c ⋅ α sys ⋅ 0,45 ⋅ f eq,I ; ε 2 = ε1 + 0,1 ‰
f
El comité técnico TC 162-TDF de RILEM ofrece dos alternativas, una basada en la relación σ–w
y otra basada en la relación σ–ε. Para la primera dedica el documento RILEM TC 162-TDF
(2002) [219] en el que no se llega a proponer ninguna ley σ–w específica en tracción sino que
expone las diferentes formas para la misma (rígido-plástica, bilineal, multilineal y de forma
libre) y la posibilidad de realizar un análisis directo o inverso (v.2.5.2.3.1).
Para la segunda alternativa, inicialmente publicó RILEM TC 162-TDF (2000) [327] en donde la
ley σ–ε usaba el concepto de resistencia equivalente y una deformación última del 10‰,
guardando gran similitud con el texto alemán DBV (1992); pero posteriormente revisó la
propuesta en RILEM TC 162-TDF (2003) [218] utilizando el concepto de resistencia residual,
ampliando la deformación última a 25‰ e introduciendo un factor de tamaño, ya que la ley
inicial sobrevaloraba la resistencia en vigas de mayor canto que el de la probeta empleada en el
ensayo de caracterización.
F
σ1 FL
F1
σ2
F4
σ3
ε CMOD
Fig.2.85. RILEM TC 162-TDF (2003) [218]: (a) ley σ–ε; (b) diagrama carga–CMOD.
La ley σ–ε final es trilineal (Fig.2.85a), determinada directamente de los resultados del ensayo
de flexotracción de 3 puntos, descrito en RILEM TC 162-TDF (2002) [220]. Los puntos son:
σ
σ1 = 0,7 ⋅ f Ft,fl ⋅ (1,6 − d ) ; ε1 = 1
Ec
E.2.177
σ 2 = 0,45 ⋅ f R1 ⋅ κ h ; ε 2 = ε1 + 0,1 ‰
σ 3 = 0,37 ⋅ f R4 ⋅ κ h ; ε 3 = 25 ‰
donde fFt,fl es el límite de proporcionalidad, determinado a partir del máximo valor registrado de
la carga (FL) hasta un valor de la abertura de los bordes de la entalla (CMOD) de 0,05mm; Ec es
el módulo de elasticidad considerado (Ec=9500·fcm1/3); fR1 y fR4 son las resistencias residuales
(E.2.169) correspondientes a los valores de la carga F1 y F4; y κh es un factor de tamaño, función
del canto h [cm] del elemento estructural:
h − 12,5 ⎧ ≥ 0,4
κ h = 1 − 0,6 ⋅ ⎨ [h en cm] E.2.178
47,5 ⎩ ≤ 1
Hay que señalar que Barros et al. (2005) [335] aplicaron esta ley a una campaña de ensayos
encontrando que reproducía con una aproximación tosca los resultados reales de carga–flecha, y
propusieron su propia modificación de la ley.
El texto italiano CNR-DT 204/2006 [222] sugiere que la ley constitutiva se obtenga a partir del
registro de la tensión nominal σN y de la abertura de fisura w del ensayo más adecuado para el
tipo de HRFA y pieza estructural de estudio:
— ensayo de tracción uniaxial con entalla (Fig.2.86a) y ensayo de flexotracción de 4 puntos
con entalla (Fig.2.86c), para el caso de ablandamiento;
— ensayo de tracción uniaxial sin entalla (Fig.2.86b) para el caso de endurecimiento; y
En probetas entalladas w se mide entre dos puntos del fondo de la entalla (w = CTOD = Crack
Tip Opening Displacement). Para respuesta con endurecimiento w representa el alargamiento de
la longitud abarcada por la galga extensométrica, en donde se ha producido multifisuración. La
expresión de σN es obvia en el caso del ensayo de tracción directa, mientras que en el de
flexotracción se utiliza la expresión de flexión en material elástico y lineal (E.2.167).
(b)
A partir de σN–w se construye la ley σ–ε utilizando la longitud característica lcs (E.2.173), con lo
que resultaría una ley de forma genérica. Para el caso de cálculo habitual mediante el modelo
viga y la hipótesis de deformación plana de las secciones, lcs se define así:
— Ablandamiento en presencia de armadura convencional:
l cs = mínimo { s m ; h − x } E.2.179
siendo h el canto; x la profundidad de la fibra neutra, calculada en fase elástica fisurada sin
la contribución a tracción de las fibras; y sm la separación media entre fisuras:
⎛ Ø⎞
s m = ξ ⋅ ⎜⎜ 50 + 0,25 k 1 ⋅ k 2 ⋅ ⎟⎟ [mm] E.2.180
⎝ ρ⎠
siendo k1=0,8 para barras de alta adherencia y 1,6 para barras lisas; k2=0,5 para flexión y
1,0 para tracción pura; Ø el diámetro de las barras en tracción o diámetro ponderado en
caso de existir varios diámetros; ρ la cuantía geométrica de la armadura en tracción
referida al área efectiva en tracción, la cual queda definida por h–x; y ξ un factor
adimensional que considera la esbeltez de las fibras (Lf/Df)
50 ⎧ ≤1
ξ= ⎨ E.2.181
L f Df ⎩ ≥ 0,5
— Ablandamiento en ausencia de armadura convencional: lcs = h.
— Endurecimiento: lcs = s = longitud galga extensométrica utilizada en el ensayo.
También propone dos leyes σ–ε simplificadas cuya formulación depende del tipo de ensayo de
tracción empleado, utilizando dos resistencias equivalentes feq1 y feq2, calculadas a partir del
diagrama σN–w según E.2.168, con los intervalos definidos en la Fig.2.87a y en la Tabla 2.17.
N f Ft
f eq1 to
ec imien f Ftu endurecimiento
f eq2 f Fts endur f Ftu
a bl
and
a mie
nto ablandamiento f Ftu
f Ftu
w ε ε
wI w1A wi1 w1B w2A wi2 w2B εts εtu εtu
(a) (b) (c)
Fig.2.87. CNR-DT 204/2006 [222]: (a) gráfico σN–w procedente del ensayo de tracción escogido y
definición de feq1 y feq2; (b) modelo σ–ε bilineal; (c) modelo σ–ε rígido-plástico.
El modelo bilineal (Fig.2.87b) puede emplearse en ELS y en ELU, y se define con dos valores
de resistencia postfisuración, uno adecuado para situaciones de servicio (fFts) y otro adecuado
para agotamiento (fFtu):
— Ensayo de flexotracción de 4 puntos:
f Fts = 0,45 ⋅ f eq1 E.2.182
⎡ ⎤
w
(
f Ftu = k ⋅ ⎢f Fts − u ⋅ f Fts − 0,5 ⋅ f eq2 + 0,2 ⋅ f eq1 ⎥ ≥ 0 E.2.183 )
⎣ w i2 ⎦
siendo k=0,7 para sección completamente traccionada; y k=1 para el resto de casos.
— Ensayo de tracción uniaxial:
f Fts = f eq1 E.2.184
f Ftu = f Fts −
wu
w i2
(
⋅ f eq1 − f eq2 ) E.2.185
El modelo rígido-plástico (Fig.2.87c) sólo puede ser empleado en ELU, caracterizado por una
resistencia residual fFtu hasta el valor último admitido para la deformación εtu.
— Ensayo de flexotracción de 4 puntos:
f eq2
f Ftu = E.2.186
3
— Ensayo de tracción directa:
f Ftu = f eq2 E.2.187
El texto omite dar un valor explícito para εts, sin embargo, en el planteamiento del cálculo de fFts
emplea el valor de la abertura de fisura wi1, que es el valor intermedio del intervalo en el que se
evalúa la resistencia feq1, de modo que εts=wi1/lcs. El valor de se anota en la Tabla 2.17.
La EHE 2008 [1] establece tres tipos de leyes σ–ε de determinación directa, obtenidas a partir del
ensayo de flexotracción de 3 puntos con entalla, según UNE-EN 14651 [249] (Fig.2.88a),
utilizando el concepto de resistencia residual (E.2.169). No obstante, sugiere el uso de probetas
no entalladas y la reconfiguración del ensayo en el caso de diseño de elementos con canto
inferior a 125mm, o cuando el hormigón presente endurecimiento a flexión.
F
F FL
150×150×550 F1
hsp
F2 w
F3
25 entalla F4
B
f Ft
f Ft,R1 A C
D
E
f Ft,R3
f Ftu
ε ε
O
(c) εcr ε1 ε3 εtu (d) εtu
Fig.2.88. EHE 2008 [1]: (a) ensayo de flexotracción; (b) diagrama carga–CMOD (=w); (a) modelos σ–ε
trilineal (curva OBCE) y bilineal (curva OAE); (b) modelo σ–ε rectangular o rígido-plástico.
Todas las leyes son válidas para el cálculo de secciones frente a solicitaciones normales en ELU.
El diagrama trilineal es indicado para situaciones de pequeñas deformaciones, es decir, ELS o
para análisis estructural mediante cálculo no lineal. La definición del diagrama trilineal y
bilineal (Fig.2.88c) se realiza con los siguientes puntos:
f Ft
Punto B : f Ft = 0,6 ⋅ f L ; ε cr = 1000 ⋅
E c0
Punto C : f Ft,R1 = 0,45 ⋅ f R1 ; ε1 = ε cr + 0,1 ‰ E.2.188
Punto D : f Ft,R3 = k1 ⋅ (0,5 f R3 − 0,2 f R1 ) ; ε 3 =
2,5
l cs
donde εcr, ε1 y ε3 se expresan en tanto por mil [‰]; fL es el límite de proporcionalidad, máximo
valor registrado de la carga (FL) hasta un valor w=0,05mm; Ec0 es módulo de deformación del
hormigón, pero el texto no aclara su valor; k1=1 para flexión y k1=0,7 para tracción; y fR1 y fR3
son las resistencias residuales (E.2.169) determinadas para w1 y w3 (Fig.2.88b), respectivamente;
y lcs es la longitud crítica [m] para la que se propone la expresión E.2.179, y se proporciona la
Tabla 2.18 para obtener el valor de la separación media entre fisuras (sm). Hay que señalar que el
texto omite indicar que la fibra neutra x se evalúa en fase elástica fisurada sin la contribución a
tracción de las fibras, como sí lo hace CNR-DT 204/2006 [222] y el Código Modelo 2010 [3]. Sin
este matiz se induce a pensar que debe realizarse un cálculo seccional iterativo.
La definición del diagrama rectangular (Fig.2.88d), dado que es para agotamiento, se realiza
sólo con la resistencia residual fR3, correspondiente a un CMOD de 2,5mm:
f
f Ftu = R3 E.2.189
3
Con independencia del diagrama escogido, EHE 2008 [1] adopta εtu=20‰ para secciones
sometidas a flexión, y εtu=10‰ para secciones sometidas a tracción.
El Código Modelo 2010 [3] sugiere, como solución general para caracterizar la resistencia a
tracción del HRFA, la construcción de una ley σ–w mediante análisis inverso a partir del ensayo
de flexotracción. Como alternativa propone diversas leyes simplificadas según el estado límite a
comprobar, todas de determinación directa procedente también del ensayo de flexotracción de 3
puntos (Fig.2.88a). Los modelos simplificados para ELU son los siguientes:
— Modelo bilineal (Fig.2.87b), definido por:
w1
f Fts = 0,45 ⋅ f R1 ; ε ts =
l cs
E.2.190
− u ⋅ (f Fts − 0,5 ⋅ f R3 + 0,2 ⋅ f R1 ) ≥ 0 ;
w w
f Ftu = f Fts ε tu = u
w3 l cs
Para análisis en ELS propone el modelo multilineal de la Fig.2.89. En él, la primera curva
(OABC) corresponde al modelo de tracción establecido para hormigón sin fibras en la versión
anterior del texto, CM-90 [33] (aptdo. 2.1.4.4.2), a la que se le añade o superpone la ley lineal
postfisuración definida en E.2.190. En el caso de ablandamiento resulta una ley de 4 líneas
(Fig.2.89a), y en el caso de endurecimiento una ley trilineal (Fig.2.89b).
e c i mi
ento f Ftu
f Fts en d u r
B Hormigón sólo
f ct según CM-90 B
A A
0,9 f ct 0,9 f ct
f Fts Hormigón sólo
ab según CM-90
la
nd
am
ie
nto
C
C
f Ftu
ε ε
O O
(a) 0,15 εts εtu (b) εts εtu
Fig.2.89. Ley constitutiva en ELS: (a) para ablandamiento y (b) endurecimiento. CM-2010 [3].
Como novedad el Código Modelo 2010 [3] contempla el supuesto de distribuciones de fibras
anisótropas, en cuyo caso habla de una resistencia modificada:
f f
f Fts,mod = Fts y f Ftu,mod = Ftu E.2.193
K K
siendo K un factor de orientación de verificación experimental, para el que no se proporciona
ningún valor, simplemente señala que una orientación de las fibras favorable con el esfuerzo
conduce a un valor K<1 y, en caso contrario, a K>1. El factor K no coincide exactamente con el
factor de orientación ηo (v. 2.5.2.2.1), pero puede establecerse una relación con él. Mayor
información puede encontrarse en las recomendaciones de AFGC-SETRA (2002) [227], aunque
están redactadas para hormigones reforzados con fibras de ultra-altas prestaciones (UHPFRC).
2.5.2.5 Conclusiones
Las fórmulas analíticas identifican los parámetros más importantes que influyen en la resistencia
a tracción y ayudan a comprender el problema mediante el establecimiento de factores de
eficacia, sin embargo, su aplicación detallada resulta complicada ya que exigen la evaluación de
El empleo de fórmulas experimentales parece resultar útil siempre que se empleen dentro del
rango de los parámetros estudiados en la campaña experimental, aunque tienen el inconveniente
de que algunas de ellas no establecen la diferencia entre la resistencia a primera fisura y la
resistencia postfisuración, e ignoran el nivel de deformación asociado a la resistencia propuesta.
Una comparación entre los modelos propuestos por normas y recomendaciones europeas fue
realizada por Blanco et al. (2010) [350], mediante una campaña experimental de elementos losa
(0,2×1×3m) sometidos a flexión, y con armadura convencional, basándose en la elaboración de
diagramas carga–flecha. Sus conclusiones más importantes son:
— En pequeñas deformaciones, todos los modelos sobrevaloran la respuesta excepto los de
DBV (2001), que son los que reproducen la respuesta de una forma más fidedigna.
— En agotamiento, el modelo rígido-plástico obtiene el mejor ajuste, de cualquier norma
excepto DBV (2001), que infravalora el momento resistente en un 14%. El modelo trilineal
y bilineal de EHE [1] obtienen resultados más conservadores, mientras que el modelo
trilineal de RILEM [218] y el bilineal de CNR-DT 204 [222] proporcionan resultados más
ajustados aunque ligeramente del lado de la inseguridad, pero siempre inferior al 2%.
— El modelo trilineal de RILEM [218] destaca especialmente por considerar una resistencia
pico y residual última más elevadas que el resto de los otros modelos, lo que conduce a una
sobrevaloración de resultados, menos notable en agotamiento.
La conclusión final de Blanco et al. (2010) [350] es satisfactoria, aunque no existe ningún
modelo directo que ajuste bien tanto en servicio como en agotamiento. En este sentido, una ley
trilineal ajustada por análisis inverso proporcionaría mejores resultados, según se deduce del
trabajo de Barros et al. (2005) [335].
El aspecto menos tratado en las normas es el efecto de la orientación de las fibras. Aunque se
menciona la influencia de las posibles diferencias entre el HRFA obtenido en la fabricación de
las probetas, y el obtenido finalmente en el elemento estructural, ningún texto proporciona unas
bases para su valoración. Tan solo el Código Modelo 2010 [3] incluye un factor K en este sentido
(E.2.193), pero sugiere la experimentación para su correcta valoración.
En los siguientes apartados se concretan detalles de los parámetros generales que caracterizan el
funcionamiento a compresión, se revisan brevemente las formas de la ecuación constitutiva que
ha sido planteada por diversos autores, y se concluye con las consideraciones adoptadas en los
códigos y normas.
Numerosos autores han formulado la resistencia máxima a compresión del hormigón con fibras y
su deformación a partir de los datos del hormigón sin fibras original y de un parámetro
característico de las fibras, principalmente el factor de fibras Fv (E.2.161a), recurriendo a un
ajuste experimental. Los propios Thomas y Ramaswamy (2007) [319] propusieron:
f cf = 0,84· f c + 0,046 ⋅ f c ⋅ Fv + 1,02 ⋅ Fv E.2.194
(
ε f0 = 493,4 ⋅ f c + 3,5788 ⋅ f c ⋅ Fv + 484,95 ⋅ Fv ⋅ 10 6
0,3943
)
[MPa] E.2.195
siendo fcf la resistencia pico del hormigón con fibras; εf0 la deformación para la cual se produce;
y fc la resistencia a compresión del hormigón sin fibras. La formulación en tres sumandos
Aunque todos los autores coinciden en concluir que la adición de fibras permite al hormigón
comprimido alcanzar mayores valores de la deformación, prácticamente ninguno de ellos
formula o establece un valor para la deformación última, necesaria para los problemas de diseño
y comprobación de secciones frente a solicitaciones normales. Inicialmente Fanella y Naaman
(1985) [353] escogieron 15,4‰ como punto de ajuste para su curva de la ecuación constitutiva,
ya que experimentalmente registraron deformaciones por encima de este valor, y autores
posteriores fijaron 15‰ para evaluar la tenacidad [354,355,356,357]. Bencardino et al. (2007) [358]
anotaron que podía alcanzarse 3·εcu, siendo εcu la deformación última del hormigón sin fibras,
según sus ensayos de compresión en probetas cilíndricas, habiendo empleado 1,6 y 3% de
contenido de fibras tipo hooked-end (Lf=22mm, Df=0,55mm). En ningún caso mencionaron su
uso para análisis seccional en flexión. Como excepción, Khuntia y Goel (1999) [260] tomaron
una decisión práctica para su estudio de vigas, adoptando:
ε fu = 2 ⋅ ε f0 E.2.196
siendo εfu la deformación última del hormigón con fibras y εf0 la deformación correspondiente al
pico de resistencia.
Haido et al. (2011) [359] precisaron establecer un valor de εfu para definir la curva en compresión
del hormigón y emplearla en el estudio de diversos elementos estructurales mediante elementos
finitos. A partir del análisis de ensayos de compresión de varios autores establecieron:
ε fu = 0,00092 − 0,0092 ⋅ Fv + 3 9,4 ⋅10 −9 + 9,4 ⋅10 −6 ⋅ Fv E.2.197
que se representa en la Fig.2.90 para valores del índice de refuerzo Fv de hasta 1,7. Se observa
una rápida influencia por la presencia de fibras hasta un valor máximo de 13,2‰ para Fv=0,67.
Posteriormente desciende suavemente con el aumento del índice de refuerzo.
16
ε fu [‰]
14
12
10
8
6
4
3,03
2
0
Fv = Vf · Lf / Df
0 0,5 1 1,5
Li y Mishra (1992) [360] anotaron que la adición de fibras a partir de cierto nivel óptimo podía
afectar adversamente a la resistencia a compresión debido a la introducción de defectos
El uso de una función racional se debe a la ecuación original de Sargin (1971), que necesitaba de
cuatro parámetros para su definición, aunque Wang et al. (1978) [362] la aplicaron de una forma
disociada, una para la rama ascendente y otra para la rama descendente, duplicando el número de
parámetros para conseguir un mejor ajuste. Esta idea fue utilizada por Fanella y Naaman (1985)
[353] quienes plantearon esta función por primera vez para su uso en hormigón reforzado con
fibras. La fórmula, adaptada a la notación para HRFA, es la siguiente:
2
⎛ ε ⎞ ⎛ ε ⎞
A i ⋅ ⎜⎜ ⎟⎟ + B i ⋅ ⎜⎜ ⎟
⎝ ε f0 ⎠ ⎝ ε f0 ⎟⎠
σ(ε ) = f cf · 2
E.2.199
⎛ ε ⎞ ⎛ ε ⎞
1 + C i ⋅ ⎜⎜ ⎟⎟ + D i ⋅ ⎜⎜ ⎟⎟
⎝ ε f0 ⎠ ⎝ ε f0 ⎠
en donde fcf es la resistencia máxima a compresión del HRFA y εf0 es la deformación para la cual
se produce; Ai, Bi, Ci y Di son los parámetros de ajuste, con i=1 para la rama ascendente
(0<ε≤εf0) e i=2 para la rama descendente (εf0≤ε). En la Fig.2.91 se muestra el resultado de las
curvas obtenidos para dos volúmenes de fibras.
Fig.2.91. Curvas σ–ε para (a) Vf=1% y (b) Vf=2% (1ksi=6,89MPa). Fanella y Naaman (1985) [353].
El problema de E.2.199, tal y como la usaron Fanella y Naaman (1985) [353], es el tedioso
proceso de ajuste, pero pueden encontrarse otras propuestas más sencillas. Dhakal et al. (2005)
[363] propusieron directamente usar Ai=Di=1, Bi=0 y Ci=–1, tanto en la rama ascendente como
en la descendente. Campione y Mangiavillano (2008) [310] no emplearon la fórmula E.2.199 de
forma disociada y redujeron el número de parámetros a sólo 2, utilizando B=D–1 y C=A–2.
2.5.3.2.2 Método β
La curva más utilizada para HRFA ha sido la derivada de Carreira y Chu (1985) [364], propuesta
originalmente para hormigón convencional no confinado en compresión uniaxial, en la que un
único parámetro β definía la pendiente de la curva en el punto de inflexión de la rama
descendente. Esta solución, anotada como Método β por autores que la aplicaron también a
suelos arcillosos [365], particularizada para HRFA, presenta la siguiente forma:
⎛ ε ⎞
⎜⎜ ⎟ ⋅β
⎝ ε f0 ⎟⎠
σ(ε ) = f cf · β E.2.200
⎛ ε ⎞
β − 1 + ⎜⎜ ⎟⎟
⎝ ε f0 ⎠
con los significados de resistencia pico ya indicados para fcf y εf0, y con el parámetro β
formulado originalmente como:
1
β=
f E.2.201
1 − cf
ε f0 E ci
en donde Eci es el módulo tangente inicial de la curva. No obstante, la mayoría de autores han
prescindido de esta expresión de β en favor de otras ajustadas directamente a parámetros
medibles de las fibras. El efecto de β en la forma de la curva puede apreciarse en la Fig.2.92
Ezeldin y Balaguru (1992) [354], Nataraja, Dhang y Gupta (1999) [355], Oliveira et al. (2010)
[357] y Ou et al. (2012) [366] aplicaron tal cual la expresión E.2.200. Hsu y Hsu (1994) [367] la
emplearon sólo para la rama ascendente, utilizando una función exponencial para la rama
descendente. Lee (2002) [368] la empleó para hormigón de altas prestaciones con el parámetro β
desdoblado en dos parámetros diferentes. Mansur et al. (1999) [369] y Bhargava et al. (2006)
[356] la aplicaron de forma disociada, introduciendo unos factores que modificaban el parámetro
β en la rama descendente. Campione (2011) [311] la empleó también de forma disociada, pero
manteniendo el parámetro β. Como ejemplo representativo se escoge el de este último autor, que
queda definido con las siguientes expresiones:
fcf = fc + 6,913·Fv [MPa] E.2.202
ε / εfo 1,0
β=1,5
β=1,5
β=1,75
0,5 β=2,0
β=2,25
β=2,25
0,0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0 σ / fcf
Las expresiones E.2.202 a E.2.204 fueron ajustadas para fibras tipo hooked-end, afines a las
empleadas en la presente tesis, y su autor lo empleó para el estudio de soportes de hormigón, por
lo que este modelo será utilizado posteriormente como ley constitutiva en compresión para
proceder al análisis seccional.
Este modelo se basa en la conocida expresión que Hognestad (1951) planteó para hormigón
convencional no confinado, que consistía en una parábola de segundo grado ascendente y en una
recta descendente ajustada estadísticamente entre los resultados de 120 ensayos [370]. Soroushian
y Lee (1989) [238] añadieron un tercer tramo horizontal para representar mejor la ductilidad que
proporcionaban las fibras (Fig.2.93a). Xu y Cai (2010) [ 371 ] añadieron además una meseta
(Fig.2.93b) aunque su modelo lo emplearon para el estudio de UHTCC (Ultra-High Toughness
Cementitious Composite).
f cf f cf
f cR
0,2 f cf
ε ε
(a) ε f0 0,5 1,0 1,5
(b) εf1 εf2 εf3
Fig.2.93. Curvas σ–ε esquemáticas con rama parabólica ascendente y multilineal post-pico: (a)
Soroushian y Lee (1989) [238]; (b) Xu y Cai (2010) [371].
El modelo p-q consiste en el uso de una función de dos parámetros que gobiernan la forma de la
curva, q es la relación entre el módulo secante en el punto pico y el módulo tangente en el
origen, y p resulta de la minimización del error del ajuste de la curva a los resultados
experimentales [365]. La fórmula fue propuesta por Vipulanandan y Paul (1990) para hormigón
polimérico y reutilizada por Mebarkia y Vipulanandan (1992) [372] para hormigón polimérico
reforzado con fibras de vidrio. Posteriormente ha sido utilizada por Barros y Figueiras (1999)
[373] y Neves y Fernandes de Almeida (2005) [374] para el hormigón reforzado con fibras de
acero. Presenta una forma similar a una función racional (v.2.5.3.2.1) pero uno de sus términos
del denominador es una potencia cuyo exponente depende de los parámetros de forma:
⎛ ε ⎞
f cf · ⎜⎜ ⎟
⎝ ε f0 ⎟⎠
σ(ε ) = (1−q ) / p E.2.206
⎛ ε ⎞ ⎛ ε ⎞
1 − p − q + q· ⎜⎜ ⎟⎟ + p·⎜⎜ ⎟⎟
ε
⎝ f0 ⎠ ε
⎝ f0 ⎠
en donde fcf es la resistencia máxima a compresión y εf0 es la deformación correspondiente. Los
parámetros de forma p y q deben cumplir unas condiciones:
E
q = 1 − p − c0 E.2.207a
E ci
1− q
0 < p+q < 1 ; >0 E.2.207b
p
en donde Eci es el módulo tangente inicial y Ec0 el módulo secante en el pico (Ec0=fcf/εf0).
Conocidos los módulos secante y tangente sólo se precisa determinar p para tener definida la
curva. Su proceso de cálculo queda descrito en Mebarkia y Vipulanandan (1992) [372]. Con una
forma similar a E.2.206 Kumar y Sharma (2009) [375] plantearon otro modelo, pero emplearon
una pareja de parámetros de forma diferentes.
Existen otros modelos que plantean curvas de ajuste experimental pero que no encajan
exactamente con los modelos precedentes, como el de Khuntia y Goel (1999) [260], pensado para
hormigón de cualquier resistencia, con o sin fibras de acero, que emplearon para el estudio de
viguetas metálicas embebidas en hormigón reforzado con fibras de acero; y utilizado
posteriormente por Shallal y Alowaisy (2008) [376] para plantear un modelo de elementos finitos
y reproducir resultados de push-off en HRFA.
Como excepción a los modelos puramente experimentales puede citarse a Shah y Rangan (1971)
[351], quienes emplearon la ley de mezclas para construir la curva σ–ε del HRFA una vez
conocida la curva del hormigón sin fibras; y a Li y Mishra (1992) [360], que propusieron un
modelo micromecánico basado en existencia de microfisuras oblicuas a la dirección de
compresión, que experimentan deslizamiento y provocan el crecimiento de fisuras orientadas con
la compresión, siendo las fibras un elemento de retención, a la vez que de inducción de daño.
La resistencia a compresión del hormigón es un parámetro básico de proyecto que debe ser
objeto de control mediante ensayos, para cumplir con el valor especificado en proyecto. Por esta
razón no tiene especial sentido formular la resistencia a compresión del HRFA (fcf) a partir de la
resistencia del hormigón normal y de los parámetros característicos de las fibras, y puede
observarse cómo los diferentes códigos y normas carecen de este tipo de fórmulas (como
E.2.194, E.2.198 o E.2.202). Los propios ensayos de control se encargan de reflejar el efecto de
la adición de fibras. Este criterio es compartido por varios de los autores citados previamente
[369,357,373,374,260].
2.5.3.4 Conclusiones
V V
V
V V
(a) (b) (c) (d)
Fig.2.94. Tipos de ensayo: (a) probeta prismática de doble corte; (c) probeta prismática de corte simple;
(c) probeta en Z de push-off o también doble L; (d) fisuración secundaria durante el proceso de carga en
probetas en Z de Vinayagam (2004) [378].
En algunos casos de probetas de push-off las dimensiones del plano de corte han sido tan
reducidas [382], en relación a la longitud de la fibra, que han sido objeto de crítica al cuestionar
su efecto en la distribución aleatoria de las fibras durante la colocación del hormigón, a lo que
hay que añadir la presencia de una armadura secundaria [383]. Una propuesta interesante ha sido
realizada por Barragán (2002) [384] y Barragán et al. (2006) [385] al obtener una probeta en Z
para push-off a partir de los restos de la probeta prismática del ensayo de flexotracción
(Fig.2.95), señalando las siguientes ventajas: reducir interferencias en la distribución y
orientación de las fibras (no hay armadura y las entallas se obtienen mediante corte), ensayar la
misma mezcla de hormigón tanto a flexotracción como a corte, emplear el mismo tipo de molde
estándar y reducir el volumen de residuos.
Los resultados obtenidos por Barragán et al. (2006) [385] en las curvas de comportamiento en el
ensayo de corte, representando la tensión de corte frente al deslizamiento vertical del plano de
fisura resultaron similares a los aportados por el resto de autores (Fig.2.96). No obstante, la
relación existente en los resultados de tensión tangencial resistente máxima entre los diferentes
esquemas de ensayos y dimensiones de probetas no ha sido estudiada, y parece que en ciertos
casos puede ser un problema, según apuntaron Lee y Foster (2006) [383], quienes comprobaron
que sus resultados con push-off fueron muy inferiores a los obtenidos por Mirsayah y Banthia
(2002) [380] con el ensayo de doble corte en probeta prismática, a pesar de que existía cierta
similitud en el tipo de fibras y de hormigón ensayado. Los propios Mirsayah y Banthia (2002)
[380] habían criticado el ensayo de push-off por no ofrecer una solicitación de corte puro después
de la fisuración. Otros factores como la aplicación de la carga y la velocidad del ensayo pueden
tener una influencia que no ha sido estudiada en los trabajos de los autores revisados. Al menos
la aparente desventaja del ensayo de push-off parece conducir a resultados conservadores, lo que
resulta práctico, ya que situaciones de corte puro en las estructuras son menos frecuentes.
75 25
Bending test Prism for push-off
Load 25
260
60 260
75mm 2
deep
40 notch
150 150
75 450 75
cotas en mm
Fig.2.95. Obtención de las probetas de push-off según Barragán et al. (2006) [385].
(a) (b)
Fig.2.96. Curvas tensión–deslizamiento: (a) Barragán et al. (2006) [385]; (b) Khanlou et al. (2013)
[381]. En ambos casos se usaron fibras hooked-end (Lf=60mm) con un contenido anotado en kg/m³.
Las soluciones más prácticas para el cálculo de la transferencia a corte en hormigón reforzado
con fibras de acero corresponden a los modelos empíricos. En la Tabla 2.19 se han reunido 10
fórmulas empíricas de autores diferentes, y en la Tabla 2.20 se reúnen los datos que brevemente
describen los ensayos y materiales empleados. Algunas fórmulas sólo contemplan hormigón y
fibras de acero, mientras que otras, con la presencia del límite elástico (fy) indican la presencia
de armadura convencional perpendicular al plano de corte. Los datos experimentales utilizados
para su deducción han sido reducidos, y dada la gran variedad de fibras y combinaciones
posibles del resto de parámetros, la aplicación de las fórmulas ha de hacerse con precaución. Por
ejemplo, tanto Wang (2006) [245] como Khanlou et al. (2013) [381] dedujeron su fórmula con tan
solo 18 probetas ensayadas. En este sentido, el modelo que ha contrastado más resultados,
propios y de otros autores, con varios tipos de fibras, ha sido el de Ridha et al. (2012) [386],
utilizando un total de 108 resultados de ensayos.
NOTAS: [#] es fórmula que corresponde a probetas prefisuradas, el resto son para no fisuradas. La
mayoría son fórmulas dimensionales en donde se utiliza MPa y el volumen de fibras Vf se expresa en
porcentaje (%). Para el significado completo de todos los parámetros se remite a los textos originales.
La resistencia a tracción fFtu sólo aparece en el caso de los autores Swamy et al. (1987) [379] y
Vinayagam (2004) [378], para la que usaron expresiones analíticas de la resistencia
postfisuración, tipo E.2.158 y E.2.160 respectivamente, basadas en factores de eficacia. En el
resto de casos se elimina la resistencia a tracción del HRFA en favor de los parámetros directos
de las fibras como es la fracción de volumen (Vf), básicamente. En menor medida se recurre a la
esbeltez (Lf/df), también parámetro de determinación directa. El uso del factor de fibras Fb
(E.2.161c) deja claro la dependencia de la forma geométrica de las fibras en la capacidad
resistente a corte, pero su determinación no es directa, y se recurre al resultado de autores
previos que estudiaron la resistencia a tracción postfisuración.
En general, la observación del conjunto de los modelos empíricos permite realizar, a efectos
prácticos, las siguientes conclusiones:
● La transferencia a corte en hormigón reforzado con fibras de acero puede ser tratada
simplificadamente de un modo análogo al del hormigón armado convencional.
● La contribución de las fibras de acero puede plantearse como un término independiente que
se sumaría a la contribución del hormigón y a la de las armaduras de cosido.
● La caracterización de la contribución de las fibras puede realizarse a partir de varios de los
siguientes parámetros significativos: la fracción de volumen Vf; la esbeltez o relación de
aspecto de la fibra Lf/df; y el factor de fibra Fb (E.2.161c). También puede emplearse la
resistencia a tracción fFtu pero, a su vez, ésta acaba dependiendo de los factores citados.
Existen también modelos de cálculo racionales que ofrecen resultados, en general, satisfactorios
en la predicción del comportamiento a corte directo, sin embargo no han sido suficientemente
contrastados con una amplia variedad de tipos de fibras, ni en combinación con otros parámetros
como la fuerza de cosido de las armaduras.
Tan y Mansur (1990) [342], y seguidamente Valle (1991) [377], adaptaron el modelo de celosía
reblandecida que Hsu et al. (1987) [155] aplicaron al estudio de probetas de push-off de hormigón
armado monolíticas. Se trata de una aplicación del modelo de celosía reblandecida y con ángulo
de fisuración variable (RA-STM), en donde se sustituyen las ecuaciones constitutivas del
hormigón simple por otras que lo contemplan como un material nuevo, HRFA, con fibras
incorporadas en su masa. Ninguno de los autores contrastó la ley propuesta σ–ε de tracción para
el HRFA con ensayos de tracción directa, aunque Tan y Mansur (1990) [342] utilizaron la
formulación de Lim et al. (1987) [242]. Los resultados experimentales de probetas push-off
fueron reducidos y, mientras que Tan y Mansur (1990) [342] obtuvieron resultados ajustados y
del lado seguro para el valor de la resistencia a corte, Valle (1991) [377] obtuvo valores del lado
inseguro entre un 15 y un 20% en el caso de probetas que combinaban armadura y fibras
(Fig.2.97c), lo que atribuyó a que el modelo no contemplaba la interacción de las armaduras con
las fibras (sólo empleaba leyes constitutivas para materiales aislados), así como a la posible
influencia del armado de la probeta en la distribución de las fibras en la masa fresca de hormigón
durante su vertido en los moldes .
(a) Con fibras de acero. (b) Con armaduras. (c) Con fibras+armaduras.
Fig.2.97. Comparación de resultados obtenidos en probetas de push-off para hormigón de resistencia
normal (NC), adaptado de Valle (1991) [377].
Lee y Foster (2007-2008) [ 389 , 390 ] señalaron la difícil aplicación práctica de los modelos
previos [377,342] y presentaron su Variable Engagement Model II (VEMII), un modelo que
proporciona la tensión tangencial en función del deslizamiento, una vez producida la fisuración
en el plano de corte. Se basaron en el estudio del comportamiento a corte directo de la fibra
individual, con orientación prefijada, realizado en trabajos previos [383, 391 ]. Bajo ciertos
supuestos estadísticos, integraron la respuesta individual de la fibra en el área de corte, y el
resultado es un método que maneja varias ecuaciones, pero que es directo, aunque requiere
conocer parámetros experimentales adicionales, lo que lo convierte en un método inaplicable si
no se dispone de esa información para el tipo de fibra y hormigón empleado. Posteriormente
Htut y Foster (2010) [392] incluyeron también la abertura de fisura, contemplando así un modo
mixto de fallo, en el caso de una distribución y orientación aleatoria de la fibra en un dominio
3D. Y finalmente Ng et al. (2012) [393] completaron el modelo denominándolo Unified Variable
Engagement Model (UVEM), en el que habían añadido el dominio 2D, considerando un efecto
contorno en términos del espesor de la pieza de estudio, resultando una formulación más pesada.
Este último modelo sólo lo pudieron contrastar con 36 ensayos de tracción uniaxial, 8 ensayos de
corte directo y ninguno de modo mixto, por lo que dejaron pendiente la validación del modelo
para este caso.
En el campo de los elementos finitos, Shallal y Alowaisy (2008) [376] consiguieron resultados
analíticos con errores inferiores al 10% en comparación con sus resultados experimentales de
corte directo en probetas de push-off monolíticas, que contenían armadura y fibras de acero. Para
ello emplearon como ecuación constitutiva del hormigón en compresión y en tracción la
propuesta de Khuntia y Goel (1999) [260].
Por último, Suryanto et al. (2010-2012) [204-205] plantearon un modelo de transferencia a corte
en HRFA que es una adaptación del modelo de densidad de contacto de Li y Maekawa (1987)
[202], original para hormigón análisis no lineal del hormigón armado convencional. Expresado en
términos de deformación unitaria de corte y normal a la fisura, su utilidad recae en modelos de
elementos finitos, en concreto, analizaron paneles de HRFA dentro de la teoría del campo de
compresiones FA-STM.
Una propuesta interesante de Barragán (2002) [384] y Barragán et al. (2006) [385] consiste en
utilizar el ensayo de push-off como ensayo de control, del que se puede obtener una resistencia
tangencial equivalente o residual adecuada al tipo de comprobación estructural que se precise, de
un modo similar a como se describió para la resistencia a tracción postfisuración procedente del
ensayo de flexotracción (v. 2.5.2.2.3). La resistencia equivalente consiste en obtener una
resistencia media integrando la curva τ–s (tensión–deslizamiento) hasta cierto valor
preestablecido del deslizamiento, mientras que la resistencia residual es la resistencia asociada a
un valor concreto del deslizamiento. Los autores barajaron 0,25-0,50 y 1,00mm como valores del
deslizamiento para ser empleados en el cálculo de las resistencias residuales y equivalentes. No
realizaron ninguna aplicación práctica en piezas estructurales.
2.5.4.4 Conclusiones
En el problema de transferencia a corte del HRFA, el efecto de las fibras guarda similitud con el
comportamiento obtenido en tracción o en flexotracción. Aportan ductilidad y una resistencia
residual, y con cantidades adecuadas pueden aumentar la resistencia máxima que alcanzaría el
hormigón sin fibras. No hay consenso en el tipo de ensayo para su caracterización, pero el más
utilizado por los investigadores ha sido el ensayo de push-off, siendo la propuesta de Barragán
(2002) [384] interesante por usar la misma probeta del ensayo de flexotracción (Fig.2.95), pero
no suficientemente experimentada.
Los modelos de cálculo para predecir la resistencia a corte directo son mayoritariamente
experimentales, resultando fáciles de aplicar ya que, en general, sólo se precisa conocer datos de
determinación directa, pero han de ceñirse al tipo de fibra usado en la campaña experimental, por
su fuerte influencia en los resultados. Estos modelos guardan similitud con los planteados en
hormigón armado y, en general, el efecto de las fibras consiste en un término que se suma al del
hormigón y al de las armaduras. Proporcionan únicamente el valor de la máxima resistencia, sin
aportar información sobre el deslizamiento. De los diez modelos empíricos consultados (Tabla
2.19) sólo uno de ellos considera la tensión normal sobre el plano de corte [388], lo que lo
convierte en un modelo de referencia para el estudio del rasante. Hay que recordar que en el
Básicamente existen dos modelos racionales o más bien dos grupos, uno enmarcado en la teoría
del campo de compresiones [342,377] y otro que utiliza el concepto de longitud de enganche
(modelos VEM II y UVEM) [389,393]. Son capaces de describir la evolución de la resistencia a
corte en función de la deformación media y del deslizamiento, respectivamente, pero no han sido
suficientemente contrastados. Los primeros son complejos de llevar a la práctica sino se dispone
de una herramienta programada para resolver su sistema de ecuaciones no lineales. Los segundos
contienen una formulación directa pero pesada y requieren la calibración de diversos parámetros
experimentales dependientes del tipo de fibra y resistencia del hormigón.
Por último, la propuesta de emplear una resistencia a corte equivalente o residual [384,385] encaja
con lo establecido en normas para la resistencia a tracción del HRFA, procedente del ensayo de
flexotracción, y resulta interesante, pero no ha sido aplicada a problemas prácticos de resistencia
a corte.
Los primeros se emplean para HRFA de respuesta con ablandamiento, habiéndose utilizado más
para el caso de vigas sin armadura longitudinal, mientras que los segundos tienen una aplicación
más general, encajan con el cálculo tradicional de vigas de hormigón convencional y son, por
ello, los más usados en la literatura y los adoptados en las normas y códigos aparecidos en el
ámbito europeo (v. 2.5.2.4).
Conocida la ley σ–w, aplicable al estado fisurado en tracción, y las leyes σ–ε para el estado no
fisurado, el tratamiento de una viga simplemente apoyada se ilustra en la Fig.2.98a. Bajo carga
creciente la viga funciona inicialmente en rango elástico hasta que en la sección de mayor
solicitación a flexión aparece una fisura; a continuación funciona como si en la sección fisurada
existiera una rótula no lineal, de una longitud s, y los tramos adyacentes mantienen su
comportamiento en rango elástico no fisurado. La conexión de la rótula con los tramos
adyacentes se realiza mediante una sección transversal plana que permanece plana durante todo
el proceso de carga. El análisis de la rótula se realiza mediante las ecuaciones de equilibrio y de
compatibilidad, y es necesario suponer un perfil de fisura y su relación con la deformación de la
rótula para poder combinar la ley σ–w en la altura fisurada (a) con la ley σ–ε en la altura no
fisurada (h–a) (Fig.2.98b). Con este planteamiento el problema consiste en lo siguiente, dado un
valor de wo determinar la deformación de la rótula cuya distribución de tensiones asociada
cumple la ecuación de equilibrio axil que, para flexión simple y sección rectangular de ancho
unitario, se expresaría:
a h
0 = ∫ σ1 (w ) dz + ∫ σ 2 (ε ) dz E.2.219
0 a
con los significados de la Fig.2.98. La deformación de la rótula debe poder quedar determinada
con una única variable, cuyo valor se obtiene de la resolución de E.2.219. Normalmente se
escoge la profundidad de la fibra neutra x o la curvatura χ de la rótula. Variando los valores de
wo puede construirse el diagrama momento curvatura M–χ, que permite obtener el momento
máximo de agotamiento. La combinación de la rótula, con curvatura χ, y los tramos adyacentes
de la viga, permite obtener la flecha de la viga.
La longitud s se corresponde con la longitud crítica lcs tratada en 2.5.2.3.2, aunque existe la
posibilidad de plantear un modelo sin longitud de rótula (s=0), como en Oh et al. (2004) [394],
Prudencio et al. (2006) [395] y Ahmadi et al. (2011) [396], quienes lo utilizaron para el análisis
del ensayo de flexotracción de 4 puntos, descomponiendo la probeta en dos bloques rígidos.
s=R· ϕ
la rótula
ϕ 1 ϕ ϕ ϕ
R χ= R =
s 2 2
x
s M σ2 ε
h f ct
wz
a σ1 w
wo z>0
tramo lineal rótula tramo lineal
(a) no lineal (b) o
El modelo más sencillo es el descrito en la Fig.2.98 suponiendo un perfil de fisura lineal, con las
caras de la fisura permaneciendo paralelas a las caras de la rótula, tal y como procedieron Maalej
y Li (1994) [397] y Pedersen (1996) [340], pero existen otros modelos más elaborados como el
propuesto por Casanova y Rossi (1996) [341]. Otros estudios y aplicaciones pueden encontrarse
en Stang y Olesen (1998) [398], Kooiman (2000) [275], Buratti et al. (2011) [399] y Caggiano
(2013) [400].
vigas de HRFA con armadura longitudinal. RILEM TC 162-TDF (2002) [219] sugirió que podían
aplicarse los modelos desarrollados para vigas sin armadura, para ello la deformación de la
armadura localizada en la fisura podía ser evaluada a partir de la curvatura global de la rótula,
siendo proporcional a la distancia a la fibra neutra:
ε s = (x − d ) ⋅ χ E.2.220
en donde d sería la profundidad de la armadura considerada, medida desde el paramento
comprimido; y x y χ mantienen el significado de la Fig.2.98.
A nivel teórico Olesen (2001) [401] planteó un modelo considerando que la semilongitud s/2 de
la rótula correspondía a la longitud de despegue que experimenta la armadura, resultando
variable con el nivel de carga (Adaptive Hinge Model). Petersen (2010) [ 402 ] planteó una
modificación del modelo, también a nivel teórico. El contraste con resultados experimentales,
pero con modelos más sencillos, puede consultarse en Löfgren (2005) [403], Janssen (2008) [404]
y Montaignac et al. (2012) [405] quienes señalaron que, a efectos prácticos, no era interesante
adoptar un valor variable para s, ya que no conducía a una mejora notable de resultados.
El análisis a flexión de una viga de HRFA mediante modelos de fisuración distribuida consiste
en aplicar una ley σ–ε para tracción en régimen fisurado, siguiendo las mismas bases de cálculo
que las empleadas en el análisis de vigas de hormigón armado convencional. Existen
naturalmente particularidades a tener en cuenta, que se comentan brevemente.
x βx
d εf
h
f Ftu
f Ftu f Ftu
As εs
As fy As fy As fy
εt
(a) (b) (c)
Fig.2.99. Modelos simplificados de cálculo del momento resistente último. Opciones del bloque de
tracción: (a) en toda la altura traccionada; (b) a partir de cierta deformación de tracción εtf; (c)
eliminando el espesor de recubrimiento.
El uso de leyes σ–ε más detalladas requiere normalmente un proceso iterativo de cálculo para
resolver el análisis seccional y evaluar el momento de agotamiento (Mu). En la Fig.2.100 se
reúne una variedad de soluciones de diferentes autores. En compresión puede usarse cualquiera
de las leyes referenciadas en 2.5.3.2, y en tracción cualquiera de las referenciadas en 2.5.2.3.2 o
en 2.5.3.5. Con leyes σ–ε que no sean monótonamente crecientes puede ocurrir que el momento
máximo resistente (MR,máx) se alcance antes de que ningún material agote su deformación última,
εt
(e) (f) (g) (h)
Fig.2.100. Modelos generales de fisuración distribuida: (a) Lim et al. (1987) [257]; (b) Soranakom y
Mobasher (2008) [347]; (c) Maalej y Li (1994) [407]; (d) Dupont (2003) [278]; (e) Barros y Figueiras
(1999) [373]; (f) Lok y Pei (1998) [344]; (g) Padmarajaiah y Ramaswamy (2004) [261]; (h) Soranakom y
Mobasher (2007) [408].
2.5.5.3 Conclusiones
Desde el punto de vista práctico del rasante hay que recordar que se diseña en agotamiento y su
cálculo requiere el análisis de la sección crítica a flexión, luego cualquier modelo de los
referenciados parece válido pero, sin duda, los modelos de fisuración distribuida son los más
atractivos por su mayor sencillez, al manejar los mismos conceptos que en hormigón
convencional. En cuanto a la precisión obtenida, estudios como el de Martínez (2006) [ 413 ]
concluyen que los modelos de fisuración discreta, basados en una ley σ–w, son más realistas,
pero que los modelos de fisuración distribuida pueden ofrecer una precisión equiparable si se
hace una elección acertada de los puntos característicos del diagrama σ–ε. Para ello se sirvieron
del trabajo previo de Barros et al. (2005) [335], quienes modificaron la ley σ–ε propuesta por
RILEM TC 162-TDF (2003) [218] para ajustarse mejor a los resultados experimentales de carga–
flecha de probetas de flexotracción, ilustrando el beneficio de una ley sencilla, trilineal,
combinada con un análisis inverso.
Además, una viga en T de HRFA con características normales, cuya forma obedece a una mayor
eficacia en flexión, es bastante improbable que se diseñe sin armadura longitudinal. Con esta
característica se espera que la armadura gobierne el comportamiento a flexión, generando un
reparto de la fisuración, en cuyo caso el método σ–ε resulta adecuado y, dado que las fibras ya
no son las principales responsables en la contribución a la resistencia a tracción, se espera que la
imprecisión en los resultados sea más reducida. En estos casos de presencia de armadura el
método σ–w ha sido menos contrastado, y necesita de un artificio para combinar la abertura de
fisura con la deformación de la armadura longitudinal que la atraviesa.
Finalmente hay que recordar que pueden existir algunos problemas como el efecto tamaño (vigas
de mayor canto que las probetas empleadas para deducir la ley σ–ε) [218,414,415]; la posibilidad
de variaciones en la orientación de las fibras en diferentes partes de la sección transversal, lo que
conduciría a manejar diversas leyes σ–ε en el análisis de la sección transversal [ 416 ]; o la
contribución dudosa de la fibra localizada en la cobertura de paramentos expuestos a ambientes
agresivos [218].
El comportamiento en tracción del HRFA admite como simplificación la ley rígido-plástica para
ser considerada en comprobaciones de agotamiento, como así recogen las normas europeas (v.
2.5.2.4), por lo que puede ser considerado como un material adecuado para aplicar la teoría del
análisis límite, tanto en ausencia como en presencia de armaduras.
σc2 τ xy,u
f Ftu,x
y σc2 2 1
x
f Ftu,y θ
Fig.2.101. Análisis límite de la resistencia a corte puro de una laja de HRFA.
Elementos laja.
— Laja con armadura ortogonal según las direcciones x e y. En este caso la comprobación
resistente se realiza según la dirección de las armaduras, estableciendo una limitación
adicional para el esfuerzo cortante. La elección del nombre de los ejes debe realizarse de
modo que nx>ny, en este caso:
⎛ n ⎞
⎜ λ ⎟⎠
(
⎜ − A sx f y − f cf t + xy ⎟ ≤ n x ≤ A sx f y + f Ftu t − n xy ⋅ λ )
E.2.232
⎝
⎛ n xy ⎞
( )
− A sy f y − f cf t + n xy ⋅ λ ≤ n y ≤ ⎜⎜ A sy f y + f Ftu t −
λ ⎟⎠
⎟ E.2.233
⎝
(f cf + f Ftu ) ⋅ t ⋅ λ
n xy ≤ E.2.234
1 + λ2
en donde Asx y Asy es la sección de armadura por unidad de ancho, y λ tiene la expresión
2 n xy
λ=
( ) (
− n x − n y + n x − n y + 4 n xy
2
) 2 E.2.235
mR
t
f Ftu
Elementos placa.
La aplicación de la teoría del campo de compresiones (v. 2.4.1.2.2) al caso de HRFA parece
inmediata, se trataría de escoger un modelo existente y sustituir la ecuación constitutiva original
del hormigón por la nueva ley del HRFA, expresada en términos de deformación (σ–ε).
De este modo procedieron diversos autores utilizando RA-STM, que es el modelo más sencillo
con ángulo de fisuración variable, para aplicarlo a problemas de comportamiento estructural que
pueden tratarse simplificadamente mediante análisis plano de tensiones, y no a elementos laja,
propiamente. Tan y Mansur (1990) [342] y Valle (1991) [377] lo aplicaron a transferencia a corte
en probetas de push-off; Mansur y Ong (1991) [343] a vigas de gran canto (Fig.2.103); Tan et al.
(1993) [266] y Al-Ta'an y Al-Saffar (2007) [418] al cortante en viga de sección rectangular; Al-
Ta'an y Al-Husaini (2014) [419] a vigas de gran canto y ménsulas cortas; Rao y Seshu (2005)
[420] a torsión pura de una viga de sección rectangular. Éstos últimos, por simplicidad, utilizaron
una ley rígido-plástica en tracción, con un valor de resistencia basado en factores de eficacia.
Una comparación entre modelos RA-STM y modelos de ángulo fijo FA-STM, contrastando
resultados de 85 vigas fallando a corte de otros autores, fue realizado por Hwang et al. (2013)
[ 421 ], quienes además replantearon desde el principio las ecuaciones de equilibrio. Para ello
consideraron un reparto de esfuerzos en tres fases (Fig.2.104), argumentando que, de este modo,
los diferentes parámetros que caracterizan el comportamiento de las fibras podían ser estudiados
con mayor detalle, para lo cual emplearon una ley en tracción basada en factores de eficacia (v.
2.5.2.2.1). Entre sus conclusiones señalaron RA-STM como el modelo con peor ajuste frente al
(a) (b)
Fig.2.103. Vigas de gran canto ensayadas por Mansur y Ong (1991) [343]: (a) esquema de ensayo y
elemento laja de estudio; (b) resultados en una de las vigas.
y cy σsy Fy
τ xy τ cxy τ Fxy
τ xy τ cxy τ Fxy
Fig.2.104. Reparto de esfuerzos según Hwang et al. (2013) [421]: (a) elemento laja; (b) esfuerzos en
hormigón; (c) en armaduras; (d) y en fibras de acero (referidos al área transversal del elemento laja).
Queda patente que, si bien en algunos casos pueden obtenerse resultados satisfactorios con
modelos sencillos (Fig.2.103b) la precisión en todos los casos no queda asegurada, ni en modelos
más complejos, si no se cuidan los numerosos factores que intervienen en la caracterización del
HRFA, como los apuntados por Susetyo et al. (2013) [424] y que requieren de más investigación.
En cualquier caso, como ya se anotó para hormigón armado (v.2.4.1.2.2), la aplicación de estos
modelos no es inmediata, y hasta los más sencillos requieren una herramienta programada.
No existen bases de cálculo generales publicadas excepto en Fehling et al. (2014) [426] y en
Wang (2014) [427], que no llegan a ser completas y precisan de mayor investigación, pero en
ambos casos son establecidas para Hormigones de Ultra-Altas Prestaciones, cuya diferencia con
HRFA convencional es una gran fragilidad en compresión y endurecimiento en tracción
soportando mayores niveles de deformación. Como consecuencia, los valores del factor de
eficacia ν para bielas no son extrapolables a HRFA y el valor de la resistencia a tracción del
HRFA debería corresponderse con un valor residual adecuado a los niveles de deformación que
se esperan en el mecanismo resistente, y no a la máxima resistencia postfisuración.
Los escasos trabajos encontrados en la literatura sobre la aplicación de bielas y tirantes en piezas
de HRFA se caracterizan básicamente por estudiar mecanismos resistentes directos, en donde la
rotura viene gobernada por un elemento, biela o tirante. No son numerosos, pero permiten
confirmar el efecto beneficioso de la inclusión de fibras en la masa de hormigón.
2.5.7.1.1 Tirantes
P PFu
As f Fpc P f Fpc α
T
zt εy As fy α zt
εcr z C zt
sen α
x x·cosα
(a) (b) (c) (d)
Fig.2.105. Campione (2005) [274]: (a) ménsula corta; (b) análisis de la sección transversal de arranque
para la definición de (c) la geometría del modelo de biela y tirante; (d) contribución de la fibra.
También existe la opción de delimitar un área concéntrica con la armadura que constituye el
tirante principal. Esta forma ha sido planteada por Campione (2009) [431,432] en ménsulas cortas
(Fig.2.184a) y por Campione (2012) [433] en vigas de gran canto con armadura principal de
flexión. El objeto era plantear un modelo no lineal contemplando ecuaciones de compatibilidad
para evaluar la curva carga–deformación. Este área eficaz del tirante es la misma que la
propuesta por ACI-318 (2008) [10] en su comentario RA.2.1 para hormigón armado
convencional. Fehling et al. (2014) [426] y Wang (2014) [427] recomiendan que el área eficaz ha
de estudiarse en cada caso, y el segundo sugiere una capacidad del tirante limitada por la
capacidad a rotura de la armadura:
T = A c,ef ⋅ f Ftu + A s ⋅ f sy ≤ A s ⋅ f su E.2.238
siendo Ac,ef el área eficaz; fFtu la resistencia última a tracción del HRFA; As el área de las
armaduras pasivas que forman el tirante; fsy su límite elástico; y fsu su resistencia última. La
resistencia fFtu debe corresponderse con la plastificación de las armaduras, y no desvanecerse
antes de que las armaduras alcancen su deformación de rotura.
2r +Ø F
P
2r +Ø T C
εs
TFpc
α zt 66º f Ftu
z 25º
d ε cr
f Fpc C 52 mm
x·cosα x 52
T
εc 49º
b
(a) (b)
Fig.2.106. Tirantes: (a) armaduras con área eficaz de fibras, según Campione (2009) [431]; (b) fibras
solamente, según Schnütgen (2003) [434].
Tirantes constituidos solamente por fibras han sido considerados por Schnütgen (2003) [434] para
decidir detalles de diseño en segmentos prefabricados de revestimientos de túneles. Un detalle se
ilustra en Fig.2.184b en donde después de establecer el punto de paso de T, se asigna al tirante
una anchura concéntrica, condicionada por el contorno más próximo. Obtuvo un resultado
satisfactorio asignando una resistencia fFtu correspondiente a la resistencia equivalente 3 del
ensayo de flexotracción propuesto por RILEM TC 162-TDF (2000) [327] (ecuación E.2.168 con
el intervalo [δ1, δ2] definido en la Tabla 2.14), es decir, fFtu =0,37·feq,3.
2.5.7.1.2 Bielas
Las cuestiones a discutir en el caso de las bielas son su área resistente y la resistencia a
compresión, expresada a través del factor de eficacia ν (E.2.65). En relación al tamaño de la biela
no hay suficiente información para establecer criterios nuevos respecto del hormigón armado
convencional. La tendencia que se observa en la mayoría de los diversos investigadores es
mantener la dimensión de las bielas derivadas del planteamiento clásico del modelo de bielas y
tirantes y posteriormente modificar el factor de eficacia ν, considerando así una mayor
resistencia respecto del hormigón sin fibras.
2.5.7.2 Conclusiones
El modelo de bielas y tirantes promete ser una herramienta de análisis interesante. Las reglas de
diseño existentes y comentadas en este apartado parecen suficientes para algunos casos concretos
de ménsulas cortas o vigas de gran canto sin huecos, pero existen aspectos no resueltos
completamente que inevitablemente van a obligar a plantear estudios detallados de cada nueva
3 METODOLOGÍA
El planteamiento de la tesis se basa fundamentalmente en la extensa revisión del estado del
conocimiento realizada en el capítulo 2 y en los medios disponibles para llevar a cabo una
campaña experimental. En este capítulo se realiza un análisis del estado del conocimiento para
identificar conceptos importantes y carencias que permitan establecer un objetivo y metodología
para el presente trabajo.
Razaqpur y Ghali (1984) [15] aplicaron análisis elástico lineal mediante elementos finitos a una
variedad de vigas con diferentes esquemas de carga, de uno y dos vanos, y evaluaron así no sólo
el esfuerzo rasante sino también el axil transversal concomitante. En la Fig.2.51 se puede
apreciar la diferencia de resultados entre el modelo viga y el modelo MEF, siendo insignificante
a efectos prácticos. Este mayor detalle en la evaluación del esfuerzo rasante no es necesaria,
sobre todo en vigas con esquemas isostáticos, y a esto hay que añadir que la comprobación del
rasante a nivel diseño se enmarca en los estados límite últimos, por lo que cualquier variación
que presente el esfuerzo rasante en fase elástica se redistribuye en agotamiento. Una
confirmación de este hecho puede concluirse de los datos de deformación transversal en el ala
aportados por Badawy y Bachmann (1977) [29], ilustrados en la Fig.2.5, y también puede
apreciarse en resultados aportados por otros autores como Regan y Placas (1970) [19], Fiorito
(1987) [25] y Tizatto (1987) [26].
En relación al citado axil transversal concomitante con el rasante, se trata de un esfuerzo que el
modelo viga no es capaz de proporcionar, mientras que puede ser evaluado con modelos más
complejos. Razaqpur y Ghali (1984) [15] utilizaron los resultados de su modelo MEF para
considerar este esfuerzo en el diseño de la armadura transversal del ala y otros autores también
procedieron de forma similar [6]. El problema es que no resulta adecuado utilizar resultados
elásticos para plantear criterios de diseño en agotamiento de la armadura transversal. En
agotamiento se espera la redistribución plástica de esfuerzos y este planteamiento puede
observarse en los diferentes métodos simplificados planteados para el diseño del rasante por
otros autores (Regan y Placas, 1970 [19]; Domingues, 1981; Morley y Rajendran, 1975 [22];
Tizatto, 1987 [26]). No obstante, resulta útil conocer el axil transversal para evaluar el rasante de
fisuración y la propuesta de Razaqpur y Ghali (1984) [15] puede ser una herramienta sencilla y
práctica, de mayor generalidad que la propuesta por Páez y Díaz del Valle (1992) [6].
Mayor sofisticación para la evaluación del esfuerzo rasante puede encontrarse aplicando
elementos finitos con análisis no lineal, y probablemente los modelos más avanzados, pendientes
todavía de mayor estudio y ajuste, sean los que aplican la teoría del campo de compresiones para
definir elementos finitos particulares. La ventaja de este análisis es que encierra en el mismo
cálculo la evaluación del esfuerzo rasante y la respuesta del mecanismo resistente, siendo
capaces de proporcionar la capacidad final de la viga. La desventaja es su coste de calculo y la
necesidad tener ajustados numerosos parámetros, y el problema específico del rasante en T no se
ha afrontado todavía con estos métodos.
Una desventaja de emplear el modelo viga es el desconocimiento del ancho eficaz, sin embargo,
los primeros autores que estudiaron el problema establecieron un ancho del ala sin plantear
realmente el problema. Morley y Rajendran (1975) [22] plantearon a nivel teórico la
consideración del ancho eficaz para resistir el rasante simultáneamente con la situación de
agotamiento longitudinal del ala, plasmado en lo que denominaron curvas límite, pero sólo la
aplicaron para estimar la capacidad resistente de cuatro vigas mixtas ensayadas previamente por
Davies (1969) [21], fabricadas con una cuantía deficiente de la armadura transversal. Con
posterioridad, Fiorito (1987) [25] y de Tizatto (1987) [26] instrumentaron especialmente el ala
para poder deducir experimentalmente el valor del ancho eficaz. Conocido el ancho eficaz puede
valorarse con mayor exactitud el rasante solicitante.
modelo lineal de fricción más cohesión, o modelo de fricción modificado, a las que se puede
añadir el texto japonés JSCE/SSCS [13]. En estos textos, no se dedica ningún apartado específico
al caso del rasante en alas de vigas en T, por lo que el problema debe ser tratado dentro del
modelo general de transferencia a corte adoptado por cada norma.
Hay que destacar los modelos de campos de tensiones, ya que forman parte de una teoría
racional como aplicación directa del teorema del límite inferior de plasticidad. Esta característica
facilita su aceptación en normas como método de diseño y los convierte en modelos de gran
interés. De entre ellos destaca un modelo planteado por Morley y Rajendran (1975) [22], que
describe el estado tensional del ala mediante tres campos de tensiones no nulas, dos de ellos
uniaxiales y un tercero biaxial para el que emplearon como criterio de rotura la teoría del análisis
límite. En concreto, este criterio se emplea para el diseño simplificado de la armadura en lajas de
hormigón y, por extensión, también en losas, y queda recogido en el Código Modelo [3] y en
algunas normas como el EC2 [4].
Otros métodos para plantear mecanismos resistentes para el esfuerzo de corte pueden tener
aplicación en el análisis del rasante, pero son complejos de resolver. Se trata de las teorías del
campo modificado de compresiones, y su complejidad se deriva de emplear ecuaciones de
compatibilidad y leyes constitutivas no lineales para los materiales, que tienen como especial
característica la consideración del estado biaxial de deformaciones del hormigón. Permiten
estudiar un elemento laja solicitado a corte suponiendo distribución de tensiones uniformes en
sus bordes, pero esto es una limitación para su aplicación a alas solicitadas a rasante, dado que en
sus bordes no se desarrollan tensiones uniformes en toda la longitud. La solución está en
discretizar el ala en elementos laja, lo que significa utilizar estas teorías para definir modelos de
elementos finitos, que existen en la literatura pero no se han aplicado a este problema en
concreto.
Esta ausencia de información específica está compensada con un gran volumen de publicaciones
relativas a la caracterización básica del nuevo material: comportamiento en compresión (v. 2.5.3)
y, principalmente, en tracción (v. 2.5.2). También ha habido un gran desarrollo en el estudio de
la modelización del comportamiento a flexión de las vigas (v. 2.5.5). Así puede verse en las
normas que han publicado textos para el uso estructural del hormigón reforzado con fibras.
Todas definen una ley de cálculo en tracción utilizando el concepto de resistencia equivalente o
residual procedente del ensayo de flexotracción, o incluso del ensayo de tracción directa,
mientras que mantienen iguales las leyes en compresión definidas para el hormigón armado. En
este caso, puede encontrarse más detalle en trabajos publicados por diversos autores. Todas las
normas adoptan modelos de fisuración distribuida para la modelización de la flexión en vigas, ya
que encajan con el cálculo tradicional de vigas de hormigón convencional.
Toda esta información es suficiente para poder plantear la evaluación del esfuerzo rasante
solicitante del ala de una viga en T, de un modo análogo al planteado en vigas de hormigón
armado. No existen, sin embargo, publicaciones relativas al ancho eficaz, pero su definición
general puede emplearse conjuntamente con el modelo viga si se dispone de información
experimental adicional.
La resistencia a cortante vertical en HRFA también ha recibido mucha atención, y está formulada
en las normas, pero no ocurre así con los modelos generales como transferencia a corte o bielas y
tirantes. La transferencia a corte en junta entre hormigones no tiene realmente sentido en HRFA,
ya que difícilmente las fibras de acero pueden llegar a coser la junta, pero existen un número
aceptable de estudios de diversos autores realizados con probetas monolíticas y prefisuradas (v.
2.5.4). Son los modelos empíricos los que más se han desarrollado y contrastado, siendo
básicamente una imagen de los modelos de fricción modificada utilizados en hormigón armado,
en donde las fibras contribuyen como un término más que se suma al grado de refuerzo de la
armadura. Por el contrario, los modelos racionales son escasos, no ofrecen un contraste amplio
con resultados experimentales y, finalmente, no constituyen herramientas de cálculo sencillas.
El método de bielas y tirantes ha recibido una atención escasa en la literatura (v. 2.5.7). Existen
publicaciones sobre elementos estructurales sencillos, como ménsulas cortas o apoyos directos
de vigas de gran canto, que habitualmente son diseñados en hormigón convencional con el
método de bielas y tirantes. Estos casos permiten, no obstante, plantear modificaciones
razonables en los dos elementos básicos que se emplean para la modelización del rasante, las
bielas y los tirantes. Al tratarse de elementos repartidos la definición del área resistente no
constituye un problema. Campione (2012) [433] aporta la única solución práctica para el factor
de eficacia ν de la resistencia a compresión, y otros estudios concluyen la posibilidad de emplear
un término de resistencia residual adecuado a los niveles de deformación del tirante, que pueda
sumarse a la resistencia de la armadura [427], así como la posibilidad de emplear tirantes
constituidos exclusivamente por fibras [434].
Finalmente, los modelos resistentes desarrollados para lajas de hormigón armado tampoco han
sido objeto de gran atención (v. 2.5.6). No obstante, el texto italiano CNR-DT 204 [222]
proporciona una solución para lajas mediante análisis límite. También pueden encontrarse
adaptaciones de los modelos RA-STM, más numerosas que en modelos FA-STM, pero
mantienen el nivel de dificultad de los modelos originales, e incluso añaden incertidumbres
derivadas, por ejemplo, de las condiciones de colocación del hormigón en este tipo de elementos
estructurales. Obviamente, al igual que en hormigón armado, la aplicación de estos modelos de
las teorías del campo modificado de compresiones no es inmediata ni práctica.
Por este motivo puede establecerse como objetivo general del presente trabajo la revisión y
adaptación de los métodos citados para la consideración de la contribución resistente de las
fibras de acero. Dicho estudio sólo puede hacerse con una campaña experimental que incluya
vigas de hormigón armado como referencia, y vigas de iguales características que incorporen
fibras de acero en la masa de hormigón. El coste económico y la disponibilidad de medios acotan
el alcance de la campaña experimental, pero dentro de estas limitaciones se pretende establecer
unas primeras bases de cálculo que permitan utilizar estos métodos para el diseño y
comprobación de este problema estructural, al menos con un margen de seguridad igual o
superior al que existe actualmente con las vigas de hormigón armado.
— El concepto de rasante de fisuración, tratado por Regan y Placas (1970) [19] y por Tizatto
(1987) [26], cobra una especial importancia, puesto que permite establecer un nivel de carga
de la viga que, una vez superado, inicia la fisuración longitudinal del ala en su unión con el
alma, momento en el que la armadura transversal adquiere protagonismo en el mecanismo
resistente. Si este nivel de carga resulta inferior al nivel de carga teórico de la viga para
agotar su capacidad resistente a flexión, entonces la viga sirve para estudiar el modo de fallo
por rasante, que dependerá en gran medida del grado de refuerzo. Si, por el contrario, el
nivel de carga del rasante de fisuración supera al teórico de agotamiento por flexión,
entonces la viga mantendrá la integridad de la unión alas–alma hasta agotar por flexión.
— La estimación del rasante de fisuración fue planteada por Regan y Placas (1970) [19] y por
Tizatto (1987) [26], pero en ambos casos especularon sobre la distribución del axil
transversal concomitante con el rasante, careciendo así de rigor. La formulación de este
esfuerzo dada por Razaqpur y Ghali (1984) [15], adecuada para rango elástico no fisurado
del ala, puede ser tenida en cuenta para corregir esta carencia (v. 2.3.3.1.1).
— El concepto de ancho eficaz tiene también una gran importancia, ya que el rasante solicitante
depende directamente de él. Sin embargo, una carencia notable encontrada en los estudios
experimentales del rasante en vigas en T es que la mayoría de autores prescindieron de este
concepto o adoptaron directamente un valor establecido en normas. En este sentido, la
información proporcionada por Tizatto (1987) [26] resulta valiosa porque permite disponer
de unos datos experimentales con los que relacionar el ancho eficaz con el grado de
refuerzo. El ancho eficaz se muestra así como un parámetro vivo, una vez que se supera el
rasante de fisuración.
— Las normas americanas, que aplican el modelo de transferencia a corte, presentan una
formulación general que contempla la presencia de una fuerza axil sobre el plano de corte,
sin embargo, omiten advertir sobre la presencia de este tipo de fuerza concomitante con el
rasante en el caso de alas aisladas, consecuencia, probablemente de la limitación del modelo
viga para su cuantificación.
— En el modelo de bielas y tirantes las normas no establecen ninguna relación entre el ángulo
de inclinación de las bielas con la anchura del ala. También permiten adoptar un ángulo
constante para toda la longitud del ala cuando existen evidencias experimentales de roturas
por rasante en las que el patrón de fisuración indica mayor inclinación en las proximidades
del apoyo que en centro de vano, además de una plastificación incompleta de la armadura
transversal [29,26].
3.2.3 Metodología
Teniendo presente la exposición anterior de conceptos y carencias detectadas, la metodología se
divide en varios bloques de tareas que se requieren para alcanzar el objetivo del estudio, y que
constituirán el contenido de los siguientes capítulos.
El esquema de ensayo más utilizado en la literatura se repite por su sencillez y porque permite
entonces ampliar el número de datos existentes. Consiste en una viga simplemente apoyada
cargada sobre el alma en dos puntos centrales separados una distancia aproximadamente igual al
doble del canto. Los detalles se proporcionan en el capítulo 4, así como las limitaciones
impuestas por los medios disponibles, que se concretan básicamente en una geometría prefijada
para la viga en donde sólo hay cierto margen para escoger el espesor de las alas, el canto total y
la longitud. El objetivo es disponer de vigas que fallen por rasante, y para ello se utiliza el
concepto del rasante de fisuración. La idea es actuar sobre los parámetros geométricos, la
resistencia del hormigón y la armadura longitudinal de flexión para forzar a que el nivel de carga
correspondiente al rasante de fisuración sea inferior al nivel de carga correspondiente al
agotamiento por flexión de la viga. Debe buscarse la diferencia máxima posible, dentro del
margen de variación para los parámetros indicados, de este modo podrá obtenerse un intervalo en
el nivel de carga para poder observar la contribución de la armadura transversal del ala y de las
fibras de acero en el mecanismo resistente. Dado que no es posible la fabricación de un número
elevado de vigas, se opta por establecer unas características constantes para las mismas, en
donde los únicos parámetros variables sean el grado de refuerzo de la armadura y el contenido de
fibras de acero.
Los ensayos de caracterización de los materiales son los habituales para hormigón armado, el
ensayo de compresión para el hormigón y el ensayo de tracción de las armaduras. Hay que añadir
el ensayo de flexotracción UNE-EN 14651 [249] que permite ser utilizado para obtener probetas
de push-off, según la sugerencia de Barragán (2002) [384].
En el bloque relativo a la revisión teórica de los métodos se busca una expresión formal
adimensional común que permita la comparación directa de los modelos. Además, se tratan las
carencias detectadas en los modelos, según quedan recogidos en las normas, con la información
aportada por el estado del conocimiento. En el caso del modelo de bielas y tirantes se introduce
una relación entre el ángulo de inclinación de las bielas en el ala y la relación de aspecto de la
misma, según la sugerencia Tizatto y Shehata (1990) [207]. En el caso del modelo de
transferencia a corte se utiliza el planteamiento de los modelos simplificados de otros autores,
que consideran el ala un sólido rígido con una zona de debilidad que es el plano de unión con el
alma, para dar un enfoque más racional al problema e integrar de esta forma en la formulación el
axil transversal concomitante con el rasante. Una de las simplificaciones del modelo de bielas y
tirantes permite también justificar el estudio del tercer método, el de campos de tensiones. En
bielas y tirantes se permite usar un ángulo constante para toda la longitud del ala y el método de
campos de tensiones permite entrar en mayor detalle, ya que en cada uno de los campos en que
se divide el ala existe un ángulo para la inclinación de las compresiones.
Hay dos enfoques que son necesarios para dar solución adecuada a los modelos. El primero
busca minimizar el grado de refuerzo de la armadura, lo que permite eliminar la necesidad de
escoger un ángulo de inclinación de las compresiones en el modelo de bielas y tirantes, y definir
un mecanismo concreto, el más óptimo, dentro del abanico posible de mecanismos resistentes
que se presentan en la aplicación de transferencia a corte y campos de tensiones. El segundo
enfoque busca hallar la capacidad resistente a partir del grado de refuerzo, para lo que se usa el
concepto de curva límite introducido por Morley y Rajendran (1975) [22].
En el tratamiento de los modelos de cálculo se identifican los criterios de rotura del material
utilizados en cada uno de ellos para introducir de este modo la contribución de las fibras de
acero. Una de las cuestiones que se tratan es la posibilidad de emplear los resultados de los
ensayos de push-off.
4 PROGRAMA EXPERIMENTAL
El programa experimental ha podido ser llevado a cabo gracias a la contribución desinteresada
de la empresa Bortubo S.A., que dispone de una fábrica de piezas prefabricadas de hormigón en
la localidad de Fortuna, Murcia. El programa ha sido desarrollado acorde a los medios de la
fábrica, en donde se han fabricado y ensayado hasta la rotura un conjunto de 13 vigas de
hormigón armado.
El estudio de estas vigas está enfocado a obtener resultados para ser contrastados con los
métodos de diseño y comprobación actuales para el rasante, e introducir como nueva variable el
contenido de fibras de acero, de modo que la instrumentación ha de tratar de recoger la
información básica para realizar el análisis seccional de la sección central, y para estudiar el
plano teórico de corte frente a rasante.
El programa se completa con los ensayos de caracterización del material que comprenden la
resistencia a compresión del hormigón y la resistencia residual aportada por las fibras de acero
estudiada con los ensayos de flexotracción y de push-off.
ALZADO DE LA VIGA
F F
40
PLANTA DE LA VIGA
120
20
La separación de las cargas es ligeramente superior a dos veces el canto viga para garantizar que
la sección central, según el principio de Saint-Vennat, reúna las condiciones adecuadas para
aplicar las hipótesis de la teoría clásica de vigas. Con el esquema de carga se obtiene además una
ley teórica constante para el valor del rasante.
El alcance del estudio experimental viene condicionado por las características de las alas:
— Alas comprimidas.
— Alas exentas, sin coacción a la deformación transversal.
— Alas sin flexión transversal, salvo la derivada del peso propio pero que resulta de
escasa entidad.
El rasante se calculó a partir del valor teórico del momento de agotamiento de la sección
transversal, adoptando las hipótesis clásicas del análisis seccional, la ley parábola-rectángulo
para el hormigón y la ley elasto-plástica para las armaduras. Para el cálculo del momento de
agotamiento de la sección también era necesario establecer el valor del ancho eficaz a usar y, por
coherencia con los cálculos, se escogió el formulado por el EC2 [4]. La luz de las vigas (4m) y el
ancho de las alas (1,2m) encaja con el caso límite en el que el ancho eficaz coincide con el real.
La conclusión fue una cuantía teórica mínima de 568mm²/m y a partir de ella se optó por
establecer las cuantías marcadas en la Tabla 4.1.
No hay armadura transversal nula, sino que se dispone de un mínimo de 7 barras Ø8 que se
utilizarán para adherir en ellas galgas de acero para medir la deformación transversal del ala.
Hay que anotar que, fijados todos los parámetros de geometría y materiales, esta armadura es
sensible al valor considerado del ancho eficaz. Si el ancho eficaz resultase menor que 1,2m, la
cuantía teórica mínima se reduciría y entonces la armadura anotada en la Tabla 4.1 contribuiría
en mayor medida a resistir el esfuerzo rasante.
La forma de establecer el contenido máximo fue finalmente fabricando una viga de prueba, una
vez decididas las características descritas en 4.4. La viga había que fabricarla en posición
invertida (Fig.4.9). El proceso de fabricación y colocación del hormigón se describe en 4.6. No
se incluyó ningún armado transversal en las alas y se propuso una cantidad inicial de 60kg/m³.
Aunque inicialmente la masa resultó de consistencia fluida, la colocación a través del armado
principal de flexión dilató en el tiempo la operación y la masa fue perdiendo docilidad lo que
acabó ocasionando la creación de coqueras en el alma de la viga (Fig.4.2a). Se empleó una mesa
vibrante, que a la vez formaba el encofrado del ala de la viga, y se recurrió a la ayuda mediante
picado con barra aplicada en el alma, lugar donde se vertía el hormigón.
(a) (b)
Fig.4.2. Vista lateral del alma, viga en posición invertida después de desencofrar: (a) coquera de gran
tamaño en viga de prueba, con 60kg/m³ y vibración externa solamente; (b) una de las vigas posteriores
con 40kg/m³, vibración externa y aguja vibradora.
Posteriormente se redujo la cantidad de fibras hasta 40kg/m³ y se fabricó la viga anotada como
V1-40 en la Tabla 4.2, utilizando el mismo proceso de colocación que en la viga de prueba. El
resultado final al desencofrar mostró también coqueras localizadas a la altura de la armadura
longitudinal, aunque de dimensiones mucho más reducidas. Tras este resultado se buscó una
aguja vibradora para ser empleada en la mitad superior de la pieza, y antes de emplearla en otra
viga con la dosificación de 40kg/m³ se decidió fabricar la siguiente con una cantidad mínima.
Para establecer esta cantidad mínima se pensó en aquella que pudiera estar en el límite de lo que
se considera un hormigón reforzado con fibras con carácter estructural. La cantidad de 20kg/m³
es el valor mínimo recomendado por EHE [1] y que encaja aproximadamente con el 0,3% de
CNR-DT 204 [222]. Así que finalmente se escogió esta cantidad y un tercer valor intermedio,
resultando así tres dosificaciones diferentes de fibras:
Contenido de fibras en peso [kg/m³] 20 30 40
Contenido de fibras en volumen [%] 0,26 0,38 0,51
La siguiente viga fabricada fue una con la dosificación mínima, anotada como V2-20 en la Tabla
4.2, resultando con unos paramentos laterales del alma con aspecto liso aceptable. Cuando se
finalizaron la fabricación de las vigas con dosificaciones de 20 y 30kg/m³, se procedió del mismo
modo con las dos últimas vigas que iban a contener 40kg/m³. El resultado fue mucho mejor que
en el caso de la viga V1-40, pero el aspecto del paramento lateral del alma no fue perfectamente
liso, sino que acusó zonas con concentración de pequeñas oquedades, como burbujas, zonas
punteadas que mostraron el aspecto de la Fig.4.2b. El orden de fabricación de las vigas se anota
más adelante en la Tabla 5.1.
Inicialmente el valor del recubrimiento r se estableció en 30mm, pero tuvo que ser modificado en
el transcurso del ensayo para conseguir cambiar el plano de corte por rasante aparecido en
agotamiento, según se explica en 5.1.2.2. Para la obtención de los cantos útiles, aparte de tener
controlado el valor del recubrimiento r, se realizaron medidas en la fábrica una vez montados los
estribos con el armado longitudinal. El valor medio de las dimensiones del estribo y distancias de
las armaduras se anota en la Fig.4.3b, y en la Tabla 4.3 se anota el resultado de los cantos útiles
en las diferentes vigas.
Tabla 4.3. Recubrimiento y cantos útiles de las armaduras longitudinales.
r d1 d2 d3 d4 Vigas
30 49 247 297 347 V1-0, V2-0
25 44 242 292 342 V3-0, V4-0, V2-20, V3-20, V1-40
12 31 229 279 329 V1-20, V1-30, V2-30, V3-30, V2-40, V3-40
1200
2Ø12 d1
r
70 3×3Ø25 d2 207
d4 d3 330
400
Asf 50
50
El armado transversal del alma consiste en estribos Ø10 sencillos o dobles, con la distribución
indicada en la Fig.4.4. El detalle [1] de la figura corresponde a un pasador dispuesto para el
izado posterior de la viga desde la mesa de fabricación.
100
480 1400 1040
estribos
dobles
123
400
[1]
3 capas 3Ø25
(L=4880) 2Ø12 (L=4880)
500 2000
Fig.4.4. Alzado lateral de media viga en su posición final sobre apoyos. Definición del armado
transversal. Cotas en milímetros.
ALZADO
50 150 50 50 150 50
F F
40
16,0
16,5
16,9
16,9
16,9
16,9
16,9
16,9
16,5
16,0
14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14
V3
120
20
16,0
16,5
16,9
16,9
16,9
16,9
16,9
16,9
16,5
16,0
14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14 14
V4
120
20
Fig.4.5. Distribución de la armadura transversal en las alas: (a) familia V1; (b) familia V2; (c) familia
V3; (d) familia V4. Cotas en centímetros.
La dosificación por metro cúbico empleada fue parecida a la empleada por Bortubo S.A. en la
fabricación de paneles de muro nervados, ya que se iba a emplear el mismo encofrado y sistema
de fabricación. Sin contabilizar las fibras de acero, la dosificación final fue la siguiente:
1100 kgs de arena 0/4
880 kgs de gravín 6/12
300 kgs de cemento 42,5 R
1,8 litros de aditivo superplastificante ACE 425 de BASF
150 litros de agua
El último componente fueron las fibras de acero para las que se adoptó las cantidades de 20, 30 y
40kg/m³, y con ello se obtuvo 4 tipos diferentes de hormigón, el primero de ellos con contenido
nulo. El tipo de fibras de acero empleadas se describe en apartado aparte. El tamaño máximo de
árido igual a 12mm se adecuaba a los recubrimientos y separaciones que se obtenían del armado
de las vigas, y guardaba relación con la longitud de las fibras de acero para una correcta mezcla.
Se empleó una amasada de 1m³ de hormigón para la fabricación de cada viga, y de ella se
obtuvieron 3 probetas cilíndricas de 15×30cm para ensayar la resistencia a compresión según
UNE-EN 12390-3:2003. El valor de la resistencia del hormigón empleado en los cálculos
posteriores de cada viga fue el valor medio de los 3 datos de resistencia obtenidos. Al emplear
una amasada por viga la designación de cada hormigón es la misma que la de las vigas. El
resultado de la resistencia a compresión de las probetas no fue satisfactorio, tal y como se aprecia
en la Tabla 4.4. Por temas de plazos, la fabricación de las vigas se planteó en el mes de julio y
principios de agosto y el análisis posterior de estos resultados y la consulta con responsables
técnicos de la empresa permitió relacionar una serie de causas: la planta hormigonera tenía
establecido un volumen mínimo de 1,5m³ para garantizar un correcto mezclado pero se utilizó
solamente 1m³ correspondiente a cada viga para evitar tener que tirar el volumen sobrante; hubo
descuidos en el proceso de curado por parte de los operarios de la fábrica, pendientes de
mantener el ritmo habitual de fabricación en otras piezas, omitiendo riegos continuos durante los
días posteriores a la fabricación, y ningún riego en fines de semana. Para tener las mismas
condiciones que el hormigón de las vigas, las probetas se conservaron junto con las vigas
(Fig.4.11), las cuales se acopiaron en el exterior y cubrieron con lonas, no habiendo espacio en el
interior de las naves para tal fin.
4.5.2 Acero
El acero utilizado en las armaduras de la viga es un acero tipo B500SD, de diámetros 12 y 25mm
para la armadura longitudinal, diámetro 10mm para la armadura transversal de cortante, y un
acero B500T de diámetro 8mm para la armadura transversal del ala, salvo en la viga V4-0 en
donde se colocó diámetro 10mm de acero B500SD.
La caracterización de este acero se ha realizado con el ensayo de tracción simple en tres muestras
de barra de cada uno de los diámetros utilizados, según el procedimiento establecido en UNE-EN
10002-1. Las barras de diámetros 8 y 10 se ensayaron en el laboratorio de materiales de la
Escuela Politécnica de Alicante, mientras que las de diámetros 12 y 25 se ensayaron en el
laboratorio del suministrador Aceros Para La Construcción S.A., perteneciente al Grupo CELSA.
A partir de los resultados del ensayo se han obtenido las curvas medias de tensión–deformación
para cada diámetro, así como las propiedades medias, tal y como figuran en la Tabla 4.5 adjunta.
500
Propiedades medias:
Es = 223.320 MPa 400
ε máx = 4,1 % 300
ε u5 = 13,70 %
f s = 662 MPa 200
500
Propiedades medias:
Es = 206.180 MPa 400
ε máx = 16,7 %
300
ε u5 = 20,1 %
f s = 638 MPa 200
f y = 531 MPa 100
f s / f y = 1,202 Deformación [%]
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22
Tensión [MPa]
Curva media σ-ε para el 700
acero Ø12, B-500-SD. 600
500
Propiedades medias:
Es = 209.685 MPa 400
ε máx = 12 %
300
ε u5 = 16,5 %
f s = 658 MPa 200
f y = 552 MPa 100
f s / f y = 1,192 Deformación [%]
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22
Tensión [MPa]
Curva media σ-ε para el 700
acero Ø25, B-500-SD. 600
500
Propiedades medias:
Es = 195.414 MPa 400
ε máx = 10,4 %
300
ε u5 = 16,6 %
f s = 660 MPa 200
f y = 552 MPa 100
f s / f y = 1,196 Deformación [%]
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22
Mediante un dibujo teórico representado en la Fig.4.6 se obtuvo un valor mínimo de 25mm para
la separación vertical entre barras longitudinales de flexión, y para la separación de dichas barras
con el encofrado, lo que nos conduce a una longitud de fibra máxima de 31mm, aunque
realmente las zonas que más preocupan son los huecos de 38mm entre las barras Ø25 y el hueco
de ~35mm en la zona de unión alas-alma.
54 70
25 25
25 25
Ø8 3×3Ø25
15 15
70
~35 2Ø12 Ø8 46
(a) (b)
Fig.4.6. Huecos libres teóricos entre barras para las vigas de HRFA: (a) sección transversal; (b) alzado
lateral en el tramo más denso. Cotas en milímetros.
trefilado en frío a partir de hilo de acero de elevada resistencia laminado en la fase de corte, y
perfilada con ganchos en los extremos (hooked-end).
Las fibras de acero se suministraron sueltas, estaban empaquetadas en cajas de cartón de unos
17kg de peso, lo que provocaba que estuvieran completamente apelmazadas (Fig.4.8a). La forma
de romper la fibra fue mediante el vertido manual en pequeños montones sobre un garbillo o
tamiz fabricado con un marco de madera de dimensiones 60×50cm y una malla metálica
cuadrada de huecos 14×14mm (Fig.4.8b-d). El garbillo podía ser manejado por un solo operario
el cual se colocaba junto a la tolva y garbillaba sobre la cinta transportadora (Fig.4.8c). De este
modo las fibras de acero, de 30mm de longitud, caían completamente sueltas y como la cinta
transportadora estaba en movimiento, eran vertidas también de una forma suelta en la amasadora
de hormigón, que se encontraba amasando la mezcla de los componentes previos, favoreciendo
así su mezclado y distribución.
La operación de vertido de la fibra era realizada por tres operarios, dos de ellos abrían las cajas y
preparaban los montones para verter sobre el garbillo y el tercero garbillaba sobre la tolva. El
resultado era una velocidad de adición de la fibra baja, entorno a 6kg/min, permitiendo una
mezcla cuidadosa y uniforme. El tiempo total oscilaba entre 3 y 7 minutos, para las cantidades de
fibras de 20 y 40kg/m³, respectivamente. El tiempo total de amasado, contado desde el inicio del
vertido de la fibra, estuvo entre 10 y 12 minutos.
(b)
(a)
(c) (d)
Fig.4.8. Mezclado de las fibras de acero: (a) apelmazamiento de las fibras en las cajas de suministro;
(b) malla metálica 14×14mm para el tamizado de las fibras de acero; (c) operario garbillando las fibras
en la tolva sobre la cinta transportadora; (d) garbillo de 60×50cm.
Se empleó una mesa vibrante y el encofrado correspondiente que Bortubo S.A. utilizaba para la
fabricación de paneles de muro (Fig.4.9). Ello obligó a hormigonar la viga en posición invertida,
pero permitió aplicar vibración externa sobre el ala, favoreciendo la orientación de la fibra justo
en la zona de interés. El hormigón se colocó desde una tolva suspendida del pórtico-grúa de la
nave, la operación se hizo en una sola vez. Para la colocación del hormigón de la mitad superior,
donde existía una elevada densidad de armado, inicialmente se empleó picado con barra pero no
se consiguió una compactación adecuada por lo que finalmente se sustituyó por una aguja
vibrante de pequeño diámetro.
La vibración externa, en general, es más recomendable, ya que produce una distribución más
uniforme de las fibras según planos horizontales. De este modo, el plano vertical de unión ala–
alma presenta la orientación idónea para ser cosido por las fibras de acero. Por otra parte, la
vibración interna suele alterar la distribución de las fibras, las cuales tienden a orientarse a lo
largo de la aguja, pero este problema no es preocupante ya que se produciría en la parte superior,
donde ya no es necesaria una especial distribución ni orientación de las fibras porque la cuantía
del armado longitudinal de tracción es tan alta que prácticamente no se notará el efecto resistente
de las fibras.
Para garantizar el espesor constante del ala, menor que el usado por Bortubo S.A. para sus
paneles de muro (100mm), se incorporó una pieza adicional al encofrado, según puede
observarse en la Fig.4.9c y d.
(a)
(b)
Encofrado 200 (fijo)
original
dirección hormigonado
pieza de
encofrado
variable añadida
100
1200 (fijo)
(c) (d)
Fig.4.9. Mesa vibrante y hormigonado de la viga en posición invertida: (a) colocación de la armadura
sobre la mesa vibrante; (b) colocación de encofrados laterales; (c) sujeción de encofrados
laterales y pieza de encofrado añadida para garantizar el espesor del ala; (d) posición de
hormigonado de la viga.
Cada viga tenía un volumen de 0,75m³ y pesaba entorno a 1,9ton. Para su izado se utilizó el
puente grúa y unos enganches semi-embebidos en el hormigón en los extremos de la viga, muy
utilizados para este fin en algunos tipos de piezas prefabricadas. Es el detalle [1] de la Fig.4.4 y
que se ilustra también en las Fig.4.10a y c. Este enganche se colocó a una altura de unos 125mm,
aproximadamente la posición del centro de gravedad bruto de la pieza.
(b)
(a)
(c) (d)
Fig.4.10. Fabricación: (a) sistema de enganche previsto en el montaje de la armadura; (b) despegue e
izado de la viga; (c) vista del enganche en su estado final semi-embebido, el hueco se consigue
mediante una goma con forma semiesférica; (d) prefisuración del ala en viga V1-0 por
problemas de desmoldeo.
El acopio de las vigas, junto con su juego de 6 probetas, se realizaba en posición invertida. Para
el curado estaba previsto un riego con agua 3 veces al día durante los 5 días siguientes a su
fabricación, y la cubrición de las vigas con láminas de plástico para retener la humedad, pero
como se ha comentado, la omisión parcial de este plan y otras causas condujeron a obtener una
baja en la resistencia a compresión prevista para el hormigón.
4.6.2 Instrumentación
La instrumentación fue pensada para obtener información sobre los siguientes conceptos:
— Respuesta general de la viga: medida de la flecha.
— Respuesta de la sección central: medida de las deformaciones de la armadura longitudinal.
— Control del fenómeno de la deformabilidad del ala frente al rasante (ancho eficaz): medida
de la deformación longitudinal del ala en diferentes puntos del ancho de la misma, en la
sección central.
— Funcionamiento de la unión ala–alma: medida de la deformación transversal de la armadura
transversal del ala.
El equipo de registro de datos disponía de un total de 16 canales, numerados del 0 al 15, sin
embargo el canal nº4 presentó un mal funcionamiento que no pudo corregirse para las fechas
programadas de los ensayos de las vigas, así que se sacrificó una de las medidas destinadas a
controlar el ancho eficaz del ala. El uso de los canales se anota en la Tabla 4.6.
Tabla 4.6. Tabla de uso de los diferentes canales del equipo de registro.
Canal nº Uso
0 Fuerza aplicada por el pórtico, registrada a partir de su célula de carga.
1 Captador de desplazamientos para la flecha de la viga en la sección central.
2 Galga extensométrica adherida a la armadura longitudinal de tracción, Ø25, en
la sección central.
3 Galga extensométrica adherida a la armadura longitudinal de compresión, Ø12,
en la sección central.
--, 5, 6, 7, 8 4 galgas extensométricas adheridas al hormigón para medir la deformación
longitudinal de compresión en la sección central.
9 a 15 7 galgas extensométricas para medir la deformación transversal en el arranque
ala-alma, adheridas a la armadura transversal del ala, diámetros Ø8 y Ø10.
Se emplea la numeración de los canales para referirnos a cada dispositivo de medida (célula,
captador o galga). La disposición en la sección central del captador de desplazamientos y las
galgas se representa en la Fig.4.12. La colocación de galgas se ilustra en las Fig.4.13 y Fig.4.14.
5 1 6 7 8
ALA ALA
IZQUIERDA DERECHA
2
(a) (b)
Fig.4.12. (a) Sección central instrumentada para medir deformaciones longitudinales en la armadura y
en el hormigón, y para medir la flecha. (b) Galgas extensométricas nº2 y 3, colocación sobre la
armadura montada en posición invertida.
(a)
(b)
Galga nº2 – Ø25 traccionada. Galga nº3 – Ø12 comprimida.
Fig.4.13. Disposición de las galgas extensométricas nº 2 y 3: (a) pegado y sujeción de cables; (b)
protección con masilla.
Se siguió una misma pauta para el pegado de las galgas de hormigón en el ala, tomando como
referencia la posición del observador que se encuentra en el control de mando del pórtico de
carga. Así, según el sentido de recorrido de izquierda a derecha de la viga, se pudo nombrar un
ala izquierda donde se pegó siempre la galga nº5, y un ala derecha donde se pegaron las galgas
nº7 y 8 (Fig.4.15).
(b)
(a)
Fig.4.14. (a) Disposición de las galgas extensométricas nº 6, 7 y 8 en el ala de hormigón, sección
central; (b) detalle de la galga nº7.
ALZADO LATERAL
5-6-7-8
F 1 F
3
40
50 150 50 50 150 50
PLANTA
ALA
5
IZQUIERDA
1
120
6
20
2-3
ALA 7
DERECHA
8
Según se expuso en el apartado 2.3.3.1, aparte del esfuerzo rasante, aparece un esfuerzo axil
transversal a lo largo de la longitud de la viga, necesario para el equilibrio del ala. Rasante y axil
transversal son los esfuerzos concomitantes del funcionamiento a flexión longitudinal de la viga,
y no guardan relación con la posible flexión transversal en las alas. Para el esquema de carga del
ensayo y tomando como referencia el trabajo de Razaqpur y Ghali (1984) [15], el axil generado
es de compresión en las proximidades de los apoyos, en una corta distancia inferior al 10% de la
luz de vano, y su magnitud no tiene importancia en el diseño porque será resistido por el
hormigón; y es de tracción en el resto del vano, siendo máximo bajo el punto de aplicación de la
carga. Como por equilibrio del ala ambos axiles, compresión y tracción, deben anularse, basta
tratar de controlar el esfuerzo de tracción en el vano, esfuerzo que además tiene importancia por
contribuir en la aparición de la fisuración longitudinal del ala en su arranque del alma.
Fig.4.16. Captador de
desplazamiento posicionado
en la viga.
Según esto, las galgas extensométricas numeradas desde la 9 hasta la 15 se repartieron a lo largo
de la viga, sin cubrir las zonas de apoyo, para medir la deformación transversal del ala en su
encuentro con el alma, lo que se consiguió mediante el empleo de 7 barras de diámetro Ø8 en 12
vigas y de diámetro Ø10 en la viga de referencia V4-0. Para controlar ambas alas se dispusieron
al tresbolillo y se mantuvo el mismo esquema en todas las vigas. El esquema de la distribución
de galgas se representa en la Fig.4.17.
ALZADO LATERAL
F F
50 150 50 50 150 50
12 11 10 9 13 14 15
40
ALA
IZDA.
11 9 13 15
120
20
ALA 12 10 14
DCHA.
galga
(a) (b)
Fig.4.18. Galga extensométrica en la armadura transversal del ala: (a) galga nº15, colocada y
protegida; (b) sección transversal esquemática.
(a) (b)
Fig.4.19. (a) Pórtico de ensayo situado en el exterior y (b) equipo interior de medida
y control digital de la fuerza.
El pórtico es usado por Bortubo S.A. para el ensayo de tubos, y dispone de un balancín de carga
que permitió fácilmente aplicar las dos cargas puntuales sobre las vigas. El pórtico tiene una
plataforma de apoyo consistente en una plancha de acero apoyada sobre la cimentación. La
longitud de la plancha es de 4m, justo la luz pensada para las vigas, así que para apoyarlas
correctamente se colocaron dos perfiles IPE-330 paralelos de mayor longitud. Sobre ellos, a
modo de enanos para levantar la viga de hormigón, se colocaron otras dos piezas metálicas, cada
una de ellas con un aparato de apoyo tipo articulación.
Viga de hormigón
APOYO
Láminas de elastómero
530
"ENANO" METÁLICO
4000
Para cada viga se fabricó una amasada de hormigón, de la que se obtuvieron 3 probetas
prismáticas 15×15×58cm para ser ensayadas a flexotracción según UNE-EN 14651 [249] y la
novedad es que se emplearon las dos mitades resultantes para preparar las probetas de ensayo de
push-off, siguiendo las indicaciones anotadas por Barragán et al. (2006) [385]. Dichos autores
señalan una serie de ventajas de usar este tipo de probetas, como son:
— Dimensiones estándar de las probetas y de tamaño fácilmente manejable para su ensayo
(entorno a 14kg cada una).
— Las entalladuras obtenidas por corte de sierra no perturban, obviamente, la distribución de
las fibras de acero, cosa que ocurre en los moldes de probetas de push-off que incluyen una
forma especial para generar la entalla en el propio hormigón fresco.
— Ausencia de armadura que puede perturbar también la distribución de las fibras, sobre todo
en volúmenes pequeños de hormigonado.
Podemos añadir además otras dos ventajas obvias:
— Obtención resultados de resistencias a corte justo en la misma probeta en la que se han
obtenido resultados de resistencias a flexotracción.
— Economía al aprovechar las dos mitades de las probetas de flexotracción, lo que tiene
también un interés medioambiental.
En la Fig.4.22 se ilustra el modo de obtener dos probetas de push-off, mediante cortes de sierra, a
partir de una probeta de flexotracción una vez ensayada. Se proporcionaron dos tipos de corte,
(A) y (B), como se explica más adelante.
4.7.1 Flexotracción
Los ensayos de flexotracción se realizaron a la misma edad que se ensayó la viga a la que
correspondían, con unas pocas horas de diferencia. No se realizó un curado especial de las
probetas, sino que, como se indicó anteriormente, éstas se almacenaron junto a la propia viga,
para mantener sus mismas condiciones.
Se siguió la norma UNE-EN 14651 [249]. Para obtener la entalla se empleó una sierra de 2,5mm
de espesor, lo que a efectos prácticos resultaba en un ancho de corte de 3mm. El corte fue
obtenido por vía húmeda. El parámetro medido fue el CMOD. El único aspecto que no pudo
seguirse fielmente fue el modo en que se midió el CMOD. Sólo pudo emplearse un captador de
desplazamientos LVDT colocado paralelamente al paramento inferior de la probeta , presentado
así una separación entre la línea de medición y el paramento igual a 6mm, la mitad del diámetro
del LVDT, y superior a 5mm que es la separación máxima recomendada por la norma. No
obstante, el error no tiene especial relevancia y puede ser corregido aproximadamente. En
Ferreira et al. (2001) [440] se plantearon separaciones entre 0 y 10mm, proponiendo factores de
corrección que dependían de la altura relativa de la fisura, habiéndose basado en la mecánica de
la fractura lineal elástica. Como ejemplo, cuando la fisura se había propagado prácticamente en
todo el canto de la probeta y la separación era de 10mm, el factor de corrección era 0,92, es decir,
el CMOD era un 8% menor al CMOD medido según la línea del aparato medidor. Otra
corrección que se deriva de colocar el LVDT en una de las dos mitades de la probeta es que la
línea de medición no se mantiene paralela al plano definido por los dos bordes de la entalla. Pero
se trata de una corrección inapreciable. Si se plantea una altura de fisura de 150mm y un
CMOD=4mm se obtiene un ángulo de desviación de 0,764º, lo que se traduce en un factor de
corrección de 0,9997.
(a) (b)
Fig.4.23. Ensayo de flexotracción: (a) configuración; (b) disposición del captador para medir el CMOD.
El interés de estos ensayos es contar con la información necesaria para construir la ley
constitutiva de tensiones normales del HRFA y poder así realizar los cálculos del análisis
seccional clásico. La ley en tracción adoptada es la ley trilineal propuesta por EHE [1], de modo
que los parámetros resistentes obtenidos del ensayo son:
fL = límite de proporcionalidad o resistencia a flexotracción
fR1 = resistencia residual a flexotracción para CMOD=0,5mm
fR2 = resistencia residual a flexotracción para CMOD=1,5mm
fR3 = resistencia residual a flexotracción para CMOD=2,5mm
fR4 = resistencia residual a flexotracción para CMOD=3,5mm
Obviamente, para los hormigones con contenido nulo de fibras de acero únicamente se obtuvo la
resistencia a flexotracción o límite de proporcionalidad fL.
En la tabla también se incluye la resistencia media a compresión y unas dos últimas columnas
relativas a la comprobación de los criterios de EHE [1] en su art.31.4 para la consideración de las
fibras de acero con función estructural. Como puede observarse, la dosificación de 20kg/m³ en un
hormigón de resistencia media entorno a 21MPa no es suficiente para poder considerar al HRFA
con función estructural. A partir de 30kg/m³ todos los hormigones cumplen, así que según EHE
las fibras de acero pueden ser tenidas en cuenta en los cálculos estructurales. También puede
comprobarse que, en todos los casos, se trata de un hormigón HRFA con comportamiento a
flexión con ablandamiento, según el criterio de EHE [1] en 39.5, tabla A.14.1 (fR1<fL y fR2<fL).
4.7.2 Push-off
Como ya se ha indicado, para realizar los ensayos de push-off se siguió el mismo proceso
anotado por Barragán et al. (2006) [385]. Seguidamente al ensayo de flexotracción se procedió al
corte de las probetas según el esquema de la Fig.4.24, obteniendo unas probetas prismáticas de
15×15×26cm, con dos entallas que le dan forma de "Z". En la Fig.4.24a se representa a la
probeta de flexotracción en su posición original de hormigonado (cara rugosa superior). Se
empleó la misma sierra que en flexotracción obteniendo una anchura de entallas de 3mm. Las
entallas tienen una profundidad de 75mm y se distancian unos 60mm, resultando así un plano de
corte de 150×60mm.
75 25
dirección de
hormigonado 25
tipo (B)
260
60 260
260 mm
3
tipo (A)
El esquema de corte seleccionado para la probeta de flexotracción permitió obtener dos planos
de corte de las probetas de push-off, con diferente orientación con respecto a la dirección de
hormigonado y al modo de vibrado. Hay que recordar que el hormigón fresco de la probeta se
compactó con vibración externa, colocándola sobre la misma mesa vibrante que servía de
encofrado para la viga. El interés de realizar estos dos tipos de corte es observar la influencia del
mismo en el desarrollo del ensayo de push-off, y el hecho de contar con 6 probetas para cada tipo
de hormigón permitía disponer de un número suficiente de probetas para obtener valores medios
en uno y otro caso. No obstante, el plano de corte tipo (A) parece el más adecuado por dos
motivos:
— El primero es que el plano tipo (A) tiene más probabilidad que el tipo (B) de quedar cosido
eficazmente por las fibras de acero, ya que éstas tienden a orientarse preferentemente según
planos horizontales, al haber compactado las probetas sobre una mesa vibrante. Barragán et
al. (2006) [385] recomiendan este tipo de corte.
— En segundo lugar, y más importante quizás, es que el plano de corte tipo (A) tiene la misma
orientación relativa que tendrá el plano vertical de unión del ala con el alma de la viga en T
y, por tanto, es más representativo para el fenómeno que se desea estudiar.
La carga se aplicó a través de unos prismas metálicos de 25×25mm tanto en la cara superior
como en la inferior, orientados para ser coplanarios con el plano de corte. El ensayo se realizó
aplicando una velocidad constante de 1μm/seg para el desplazamiento del pistón de la prensa, de
modo que el valor de la carga ha de adaptarse a la forma de rotura de la probeta. Mediante
captadores de desplazamiento LVDT se midió el acortamiento vertical y la expansión horizontal
(Fig.4.25), el primero trata de recoger el movimiento paralelo a la junta de corte, una vez que se
produzca la fisuración (s ≡ slip o deslizamiento), y el segundo trata de medir la abertura de la
fisuración del plano de corte (w ≡ crack width o ancho de fisura).
El corte realizado para las entallas dejaba una anchura de 3mm y la finalización del ensayo se
estableció para un valor del deslizamiento próximo a este valor, superando los 2,5mm. Puede
mencionarse, por ejemplo, que CM-90 [33] proponía una fórmula para la tensión tangencial de
cálculo, debida al rozamiento hormigón-hormigón en interfaz rugosa, que correspondía a un
valor del deslizamiento aproximadamente igual a 2mm, así que el corte de 3mm permite un
recorrido suficiente para estudiar el problema.
Del mismo modo que en los ensayos de flexotracción, la dosificación de fibras de acero
empleadas condujo a un comportamiento frente a corte con ablandamiento, es decir, hubo un
pico para el valor de la carga y luego una caída de su valor hasta estabilizarse más o menos en un
valor residual. Este ensayo también se realizó en los hormigones sin fibras en donde no hubo,
obviamente, comportamiento post-pico.
5 RESULTADOS EXPERIMENTALES
En este capítulo se describen los resultados experimentales obtenidos correspondientes a las 13
vigas ensayadas, comenzando por los procesos de rotura observados y continuando con el
comentario de los resultados directos, cuya representación gráfica completa se recoge en el anejo
A. Los resultados de las características de las armaduras y de las probetas de hormigón
ensayadas, de compresión, flexotracción y push-off, han sido incluidos resumidamente en el
capítulo 4 previo. Los resultados completos de flexotracción y push-off se recogen también en el
anejo A.
5.1.2.1 Cortante
El modo de fallo por cortante no estaba previsto y se manifestó en las vigas V4-0 y V1-40,
fabricadas en 4º y 5º orden, respectivamente, y se debió a una deficiente compactación del
hormigón situado en el entorno de la armadura longitudinal de tracción de la viga. Las cinco
primeras vigas anotadas en la Tabla 5.1 se fabricaron aplicando solamente la vibración externa
de la propia mesa que servía de encofrado al ala (Fig.4.9), así como picado con barra en la zona
del alma correspondiente a la armadura longitudinal de tracción. Hay que recordar que las vigas
se fabricaron en posición invertida (Fig.4.9). Así como en la viga de prueba aparecieron coqueras
notables en el alma (Fig.4.2a), en las vigas V4-0 y V1-40 hubo problemas de compactación y se
detectaron coqueras en el alma que fueron suficientes para provocar un modo de fallo prematuro
anotado como cortante C en la Tabla 5.1. La Fig.5.1a muestra la viga V4-0 fallando por
compresión oblicua en el alma combinada con una adherencia deficiente de las armaduras
principales de tracción. En el paramento puede apreciarse una textura picada en ciertas zonas que
revelan la deficiente compactación. La Fig.5.2b muestra el fallo de la viga V1-40 por el mismo
motivo. La mejor apariencia del paramento del alma se consiguió al tratar de rellenar los huecos
con mortero grout, pero la operación no permitió profundizar más en el alma.
En ambas vigas además se produjo un fallo adicional por compresión en la cabeza comprimida
de una sección cercana a uno de los puntos de aplicación de la carga, solicitada a máxima
flexión. Puede apreciarse con mayor detalle en la Fig.5.1c, en donde la gran curvatura adquirida
por la viga al iniciar su fallo por cortante parece ser responsable de que el ala partiera por flexión
longitudinal, concentrándose la compresión por flexión en la anchura del alma, en donde se
aprecia una costra de recubrimiento levantada por la aparición de pandeo en la armadura Ø12
comprimida. El pandeo de la armadura no ocurrió en el caso de V1-40. La comparación de la
Fig.5.1a y c permite establecer claramente que el fallo se inició en el alma. Aunque en las alas se
había marcado fisuración longitudinal y oblicua, en el momento de fallo de la viga V4-0 no
mostró signos de encontrarse en un estado cercano al agotamiento por rasante, y la viga V1-40
tampoco, aunque presentó un estado de fisuración más avanzado.
Entrando en mayor detalle en los resultados de la Tabla 5.1, pueden comentarse los siguientes
aspectos. La viga V4-0 es la que dispone de un armado transversal mínimo teórico, superior al
resto de 12 vigas. La carga de agotamiento resulta 536,2kN, ligeramente superior a la mostrada
por la viga con un armado inmediatamente inferior dentro del mismo tipo de hormigón, la V3-0,
que agotó por rasante con 533,0kN. Esto, unido al aspecto mostrado por la unión alas–alma, hace
pensar que, de no haber fallado por cortante, la resistencia a rasante habría sido superior, e
incluso que la viga V4-0 habría terminado por agotar por flexión. La otra viga, V1-40, presenta
una carga máxima de 494,9kN, ligeramente inferior a la viga de armado inmediatamente
superior, V2-40, que agotó con 530,9kN por flexión, aunque en la comparación hay que tener en
consideración que posee un canto útil algo menor (se usó r=25mm en V1-40 y r=12mm en V2-
40) y la diferencia en la resistencia a compresión del hormigón. De no haber fallado por cortante,
parece que la viga V1-40 habría fallado por flexión, aunque es una hipótesis reñida con el fallo
por rasante, ya que el aspecto de la fisuración del ala era más avanzado que en el caso de la viga
V4-0.
ala íntegra
(a) (b)
Las vigas V4-0 y V1-40 no resultan válidas para el presente estudio pero sus resultados finales
pueden ser tenidos en cuenta como referencia y a nivel cualitativo. Constituyen un ejemplo de la
importancia del proceso de colocación y compactación del hormigón en el elemento estructural.
Esta clase de problemas de compactación no se producían en el tipo de piezas fabricadas
habitualmente por Bortubo S.A., para las que empleaba un hormigón sin fibras y con
disposiciones de armado mucho menos densas. A partir de la viga 6ª (V2-20) se empleó una
aguja vibradora para compactar adecuadamente el hormigón colocado en el alma de la viga.
Como puede observarse en la Tabla 5.1, los modos de fallo que siguieron correspondieron
solamente a rasante y a flexión.
5.1.2.2 Rasante
El fallo por rasante se produjo en 6 de las 13 vigas ensayadas, sin embargo, la superficie de
rotura no fue siempre el plano vertical de unión alas–alma y este aspecto guarda relación con el
recubrimiento r empleado en el proceso de fabricación de las vigas y que, como puede
observarse en la Tabla 5.1, se redujo de un valor inicial de 30 a 12mm. Inicialmente, en las dos
primeras vigas (V1-0 y V2-0), el elemento separador dispuesto para apoyar la jaula de armaduras
sobre la mesa de encofrado consistió en un separador estándar de plástico de 30mm de altura
sobre el que apoyaban los estribos, tal y como aparece en la Fig.5.2a. Para el espesor del ala
previsto de 70mm, los estribos quedaban altos y el modo de atado de las 2 barras Ø12
longitudinales todavía dejaba a una mayor altura la armadura transversal (Fig.5.2b), lo que
provocaba que quedase en la mitad inferior del espesor del ala, una vez girada la viga para su
posición final de ensayo.
La primera viga ensayada, V1-0, falló por rasante según un plano vertical, tipo 1-2 de la
Fig.5.2c, pero el plano de rotura vino condicionado por la prefisuración parcial existente en el
ala, como ya se ha comentado (Fig.4.10d). La segunda viga, V2-0, falló por rasante según la
superficie 1-3 de la Fig.5.2c, lo que condujo a cuestionar si el recubrimiento sobre los estribos
era tan grande como para acabar movilizándose junto con el ala, al fallar ésta a rasante. En las
cinco vigas siguientes (V3-0, V4-0, V1-40, V2-20 y V3-20) se emplearon separadores de
mortero de 25mm de altura, pero dos nuevas roturas por rasante se produjeron de nuevo según
una superficie de corte horizontal 1-3 (Fig.5.2c). Este modo de fallo ha sido anotado como
rasante H en la Tabla 5.1. En la Fig.5.3 se ilustra la situación de agotamiento de la viga V3-0 y
en la Fig.5.4 el aspecto final de la superficie de corte en el caso de la viga V2-20.
Ø8
70
(b) ~40 30
1 3
(a) (c)
Fig.5.2. Fallo por rasante: (a) tipos de superficies de fallo obtenidas por rasante; (b) viga en posición
invertida y recubrimiento inicial en cabeza comprimida y altura real en armadura transversal.
(a) (b)
Fig.5.3. Agotamiento por rasante según una superficie horizontal en viga V3-0: (a) marcado de fisura
longitudinal inferior; (b) vista frontal.
(a) (b)
Fig.5.4. Superficie de corte horizontal, aspecto final en viga V2-20: (a) vista general; (b) detalle.
Finalmente se optó por colocar tochos de barra Ø12 como separadores para el resto de seis vigas
(r=12mm), consiguiendo entonces dos roturas por rasante según un plano vertical tipo 1-2 de la
Fig.5.2c, anotado como modo de fallo rasante V en la Tabla 5.1, y cuatro roturas por flexión que
se comentan en el apartado siguiente.
En la Fig.5.5 se ilustra el agotamiento por rasante mostrado por la viga V1-20. Aunque la
formación de fisuras sigue un patrón de doble simetría (simetría transversal y longitudinal), la
rotura final no es simétrica, sólo uno de los cuatro posibles tramos de ala es el que finalmente se
separa del alma. La otra viga, V1-30, se ilustra en la Fig.5.6, en donde se ofrece además un
detalle de la fisura abierta y cosida por las fibras de acero.
Fig.5.5. Agotamiento en viga V1-20 por rasante según un plano de corte vertical.
(a)
(b)
Fig.5.6. Agotamiento en viga V1-30: (a) vista en planta del ala agotada; (b) detalle de la fisura y
presencia de las fibras de acero.
5.1.2.3 Flexión
El número de vigas que fallaron por flexión fue de 5 aunque, como ya se ha comentado, las dos
vigas que fallaron prematuramente por cortante dieron signos de pertenecer a este grupo, sobre
todo la viga de referencia V4-0. Dada la elevada cuantía de armadura longitudinal de tracción,
así como la obtención de una resistencia a compresión del hormigón más baja de la prevista, el
agotamiento por flexión correspondió en todos los casos a un aplastamiento del hormigón. No
obstante, en las vigas V3-20 y V3-30 se pudo apreciar una fisuración longitudinal por rasante en
estado avanzado. Por ello, en la Tabla 5.1 se hace una distinción anotando el fallo de estas vigas
como flexión R, mientras que en el resto se anota simplemente como flexión.
El caso de la viga V3-20 se ilustra en la Fig.5.7a, que proporciona una vista general después de
agotar y retirar los puntos de carga y en la que, además, se han marcado con línea gruesa las
fisuras por rasante, que se muestran con mayor detalle en la Fig.5.7b, desde otro punto de vista.
En esta segunda imagen puede apreciarse la formación de cierta cascarilla según la fisura
longitudinal, señal de una inminente rotura por rasante, no obstante, la viga falló finalmente y
aparentemente por flexión. La Fig.5.7c corresponde a una vista lateral del fallo por flexión de la
sección central, en ella se puede observar cómo la deformación de la armadura longitudinal de
tracción es pequeña, obligando al fallo en la cabeza comprimida; se aprecia, además, que la
ausencia de armadura longitudinal en el ala ha permitido que partiese formando una cuña.
El caso de la viga V2-30 se ilustra en la Fig.5.8, proporcionando una vista del paramento
superior de la sección central y un detalle del pandeo de las dos barras Ø12 comprimidas. Esta
viga no mostró signos de fisuración avanzada por rasante como en el caso anterior.
(a)
(b) (c)
Fig.5.7. Agotamiento por flexión en viga V3-20: (a) vista general; (b) detalle de la fisuración por
rasante en avanzado estado; (c) vista lateral y detalle del estado final del alma y ala.
Las restantes tres vigas, V3-30, V2-40 y V3-40, que fallaron sin el pandeo de la armadura,
mostraron un comportamiento análogo al descrito: escasa deformación en tracción de la
armadura, aplastamiento del paramento superior, ala finalmente partida en sentido transversal,
acorde a la flexión longitudinal. Como se ha indicado, la viga V3-30 presentó una fisuración por
rasante avanzada, con formación de cascarilla, ilustrada en la Fig.5.9. Dicha fisura se sitúa
adyacente a uno de los puntos de carga y en el lado en el de la viga en el que el rasante es no
nulo, igual que en el caso ilustrado en Fig.5.7b. La fisura se formó inicialmente de un modo
limpio, por tracción, para un valor de la carga de 30ton, como puede apreciarse en el número
anotado a mano en el paramento; la formación de cascarilla corresponde al desarrollo de un
deslizamiento relativo posterior entre ambos bordes de la fisura, aparecido antes del agotamiento
por flexión.
(a) (b)
Fig.5.8. Viga V2-30: (a) paramento superior de la sección central, agotado por aplastamiento en
flexión; (b) detalle del pandeo de las barras Ø12 comprimidas.
Fig.5.9. Viga V3-30: aspecto de la fisura longitudinal por rasante en la situación de agotamiento por
flexión. El número 30 escrito a mano indica el valor de la carga en ton con el que se apreció la
formación de la fisura.
Las curvas han sido agrupadas por familias con el mismo contenido de fibras de acero. En ellas
puede observarse un primer tramo inicial muy corto de máxima pendiente, correspondiente al
estado elástico no fisurado, que finaliza entorno a un valor de la carga de 50kN. Sigue un tramo
en donde la pendiente se va reduciendo progresivamente hasta estabilizarse, mostrando entonces
una tendencia rectilínea. Este segundo tramo rectilíneo se abandona cuando comienzan a
manifestarse síntomas de algunos de los modos de fallo anotados en la Tabla 5.1.
En la familia de vigas VN-20 se produce un comportamiento similar, pero estas vigas poseen una
contribución adicional de las fibras que permite que el tramo rectilíneo se prolongue un poco
más que en el caso de la familia VN-0. Así la viga V1-20 abandona el tramo recto para una carga
de 400kN, mientras que la viga sin fibras análoga V1-0 lo hace para 300kN. Del mismo modo, la
viga V3-20 presenta un tramo recto hasta 600kN, mientras que el de la viga V3-0 llega hasta
500kN. En el caso de la viga V2-20 la lectura de flecha falló tempranamente, pero con las
lecturas disponibles se puede observar un comportamiento similar al comentado. En la misma
línea, la familia de vigas VN-30 presenta un tramo rectilíneo más prolongado. En la viga V1-30,
el tramo recto alcanza una carga de 500kN, unos 100kN por encima del nivel alcanzado por la
viga V1-20. La familia VN-40 presenta un comportamiento anómalo del que cabría esperar, ya
que apenas se supera la carga máxima de 500kN como carga de agotamiento. Hasta ese valor las
vigas V2-40 y V3-40 mantienen un tramo recto, mientras que la viga V1-40 abandona el tramo
recto entorno a una carga de 400kN para terminar fallando por problemas de compactación
deficiente en el alma.
En la Fig.5.10 se han seleccionado tres diagramas carga–flecha correspondientes a tres vigas con
modos de fallo diferentes. En ellos se señala un punto C que marca el inicio de la cedencia en el
diagrama carga–flecha. En la viga V1-30 (Fig.5.10a), que agotó por rasante según un plano
vertical de unión ala–alma, este punto se identifica con dos fenómenos: el inicio de la
plastificación de la armadura longitudinal Ø25 de tracción, como puede observarse de la lectura
de la galga S2 en la gráfica momento–deformaciones longitudinales; y la cedencia en las lecturas
de la deformación transversal en las alas, signo de que la fisuración longitudinal en la unión
alas–alma ha progresado notablemente, como puede observarse en la gráfica carga–deformación
transversal en alas. Ambas gráficas pueden consultarse en el anejo A, apartados 1.2 y 1.4,
respectivamente. En la viga V3-20 (Fig.5.10b), que agotó por flexión con aplastamiento del
hormigón, el punto C se identifica con la plastificación de la armadura longitudinal de tracción,
mientras que las deformaciones transversales en el ala siguen creciendo, pero no experimentan
ningún crecimiento brusco, como en el caso anterior. Finalmente, en la viga V2-0 (Fig.5.10c),
que agotó por rasante según un plano horizontal, el punto C se produce tras un salto brusco de
deformación de más de un 1‰ en 4 de las 7 barras transversales en las alas instrumentadas con
galgas, signo de aparición de la fisuración longitudinal alas–alma, sin embargo, la armadura
longitudinal de tracción todavía se encuentra a 2/3 de su tensión de plastificación.
compactación del hormigón en el alma. La aparición de este modo de fallo también se traduce en
una cedencia del diagrama carga–flecha algo más rápida que la detectada por los mecanismos de
flexión descritos.
S1 C6
ε S3
3 χ
d S2
1
ε S2
2
En el anejo A se proporciona para cada viga dos gráficos. El primero representa la evolución de
las deformaciones de las galgas 2, 3 y 6 con el valor del momento flector en el tramo central de
la viga. El segundo representa el diagrama momento–curvatura obtenido aplicando las
expresiones E.5.1 y E.5.2, importante para conocer la posición de la fibra neutra y para poder
contrastar los cálculos teóricos de análisis seccional basados en las hipótesis clásicas del modelo
viga. La representación gráfica se realiza hasta que se alcanza el valor máximo de la carga
aplicada a la viga, aunque hay algunos casos en los que algunas de las galgas han fallado antes.
También hay 3 casos de vigas en los que no pudieron obtenerse registros de la galga 6 y en el
primer gráfico se representa su valor hipotético como extrapolación de los valores de las galgas 2
y 3, mientras que solamente se representa el diagrama momento–curvatura obtenido con E.5.1
(vigas V3-0, V4-0 y V3-30). En vigas V2-0, V1-40 y V1-30 los dos diagramas momento–
curvatura prácticamente se superponen, mientras que en el resto la curvatura χ26 resulta siempre
ligeramente inferior a la χ23.
En cuanto a los resultados obtenidos, en la Tabla 5.2 se anota el valor de las deformaciones
longitudinales correspondientes a la situación de carga máxima, así como la profundidad teórica
de la fibra neutra, excepto en unos pocos casos en donde las lecturas fallaron antes (entre
paréntesis se anota el valor del momento flector correspondiente). Pueden realizarse las
siguientes observaciones:
— El nivel de deformación es mayor en la armadura traccionada que en la cabeza comprimida,
aunque en todos los casos la fibra neutra en agotamiento supera ampliamente el espesor del
ala (x>70mm).
— 7 de las 13 vigas agotaron con la armadura Ø25 más traccionada habiendo alcanzado y
superado el límite elástico, que se establece en 2,8‰ según datos de la Tabla 4.5, aunque 3
vigas más se quedaron cerca, mostrando signos de cedencia en los gráficos. El máximo valor
de deformación corresponde a la viga V3-20 con εS2=6,372‰, alcanzado antes de la carga
máxima, siendo esta carga, además, la mayor del conjunto de las 13 vigas.
— Los diagramas no muestran gran ductilidad debido a que la armadura longitudinal de
tracción se dimensionó para conseguir siempre la rotura por compresión en el hormigón, en
el caso de producirse el agotamiento por flexión.
— Aunque no en todas, en aquellas vigas con menor cuantía de acero en la unión alas–alma,
tanto armaduras como fibras, se puede apreciar una perturbación en los gráficos entorno al
valor M=250kNm (F=333kN), que parece corresponderse a una manifestación visible de la
fisuración longitudinal entre alas y alma. Los casos más notables son V2-0, V3-0 y V1-20.
400
F7=496kN
1,5 F6=488kN
300 εC5 extrema F5=442kN
εC6 central F4=392kN
1,0
200 εC7 intermedia F3=346kN
εC8 extrema F2=295kN
[cm]
(e)
Fig.5.12. Ejemplos de resultados de deformación longitudinal del ala en la sección central: (a)-(b) viga
V1-30 agotada por rasante; (c)-(d) viga V3-40 agotada por flexión; (e) referencia de galgas.
El caso de la viga V1-30 corresponde a un agotamiento frente a rasante a través del plano
vertical de unión ala–alma. En Fig.5.12a se aprecia cómo en el intervalo inicial de carga 0–
300kN las curvas de deformación prácticamente se superponen, síntoma de una distribución
uniforme de deformaciones de compresión en todo el ancho del ala. A partir de 300kN las curvas
comienzan a separarse y la correspondiente a la galga 6 presenta un mayor crecimiento de
deformación, síntoma de mayor concentración de tensiones de compresión en el alma, como así
se aprecia a partir del nivel F4 en Fig.5.12b. Para este nivel de carga se pudo observar la
aparición de fisuración longitudinal en el entorno de los puntos de aplicación de la carga,
apreciable a simple vista aunque a una distancia cercana de 50cm, y que se ha marcado con una
línea para su mejor visualización en la Fig.5.13.
Fig.5.13. Aparición de la fisuración longitudinal en el entorno de los puntos de carga en la viga V1-30.
El caso de la viga V3-40 corresponde al de la viga con mayor cuantía de fibras y armadura
transversal empleada en el conjunto completo de vigas ensayadas, y que agotó por flexión. En
Fig.5.12c se aprecia cómo las curvas de deformación resultan prácticamente coincidentes,
excepto en el nivel de agotamiento en donde la galga 6 sufre un mayor aumento y la galga 5 se
relaja, lo que puede deberse a la configuración final del recubrimiento del hormigón
desmenuzado al agotar por aplastamiento. En la Fig.5.12d se aprecian perfiles de compresión
bastante uniformes en los niveles de carga previos al de agotamiento. Aunque también se detectó
fisuración longitudinal a partir de un valor de la carga entorno a 300kN, la perturbación en las
curvas de la es mínima, casi inapreciable, por lo que la conexión materializada por la armadura
transversal (ρf=359mm²/m) y las fibras de acero (40kg/m³) permitió aprovechar la capacidad para
la anchura del ala.
Los casos extremos descritos reflejan el comportamiento general de las 13 vigas ensayadas. En
aquellas vigas con menor cuantía de armadura transversal y de fibras de acero se aprecia una
disminución en el valor del ancho eficaz conforme aumenta el nivel de carga, al contrario del
comportamiento admitido en las normas de hormigón estructural, como así explican Hendy y
Smith (2006) [77] en relación al EC2-2 [38], pero no se trata de una contradicción ya que la
explicación es la deficiente cuantía de armadura transversal. La disminución del ancho eficaz
comienza a manifestarse, en general, con la aparición de la fisuración longitudinal alas–alma, lo
que puede observarse con el mayor crecimiento de la galga 6 respecto de las demás. En general,
la familia de vigas VN-40 son las menos afectadas, así como las vigas de mayor contenido de
armadura transversal en cada familia.
Una consecuencia práctica de este comportamiento es que utilizar un ancho eficaz constante para
reproducir el diagrama momento–curvatura mediante análisis seccional clásico no puede
conseguir un buen resultado en aquellas vigas que manifiesten este fenómeno de una forma
pronunciada.
500
400
400
εS9 εS9
300
εS10 εS10
εS11 300 εS11
εS12 εS12
200 εS13 εS13
εS14 200 εS14
εS15 εS15
100
100
La viga V1-20 falló por rasante y en valores cercanos a la máxima carga alcanzada puede
observarse en la Fig.5.14a cómo la lectura de las galgas comenzó a dispararse indicando lo que
parece ser la plastificación de la totalidad de las barras instrumentadas. Las galgas S10 y S14
fallaron antes de alcanzarse la carga máxima. Las barras correspondientes a las galgas S10 y S11
rompieron y en la Fig.5.15 puede observarse la situación final de la barra S11. Un detalle del
estado final de otra barra rota por rasante se ilustra en la Fig.5.16. En cambio, en la viga V3-40,
que falló por flexión, puede observarse en la Fig.5.14b que las armaduras transversales apenas
sobrepasaron la deformación del 1‰, manteniendo la misma velocidad de deformación
adquirida después de la formación de la fisuración longitudinal.
barra S11
barra S12
Fig.5.15. Viga V1-20, situación final del ala separada de la viga por rasante.
20 cm
(alma)
(a) (b)
Fig.5.16. Estado final de una de las barras transversales del ala, viga V1-0: (a) tramo correspondiente a
un ala y al alma; (b) detalle con la posición de la galga, una vez retirada la masilla protectora.
La primera viga ensayada V1-0, que agotó por rasante según una superficie horizontal tipo 1-3
de la Fig.5.2b, presenta un comportamiento ligeramente diferente, como puede apreciarse en su
gráfico de curvas carga–deformación transversal (F–εst). Las galgas correspondientes al ala
derecha, S9, S10, S12 y S14, no presentan el primer tramo recto de gran pendiente, como se
puede apreciar en las galgas del ala izquierda, S11, S13 y S15. Ello se debe a que el
desencofrado de la viga, la segunda en fabricarse, resultó problemático y el ala derecha fisuró
prematuramente en uno de los extremos según el plano vertical de unión alas–alma, aunque la
fisura sólo era apreciable a muy corta distancia y el ala afectada mantuvo la planeidad con el
resto de las alas de la viga. No obstante, como puede apreciarse, esto afectó al modo en que
evolucionó la deformación de las galgas afectadas en el proceso de carga.
6 ANÁLISIS DE RESULTADOS
El principal objetivo del presente capítulo es valorar el esfuerzo rasante solicitante en el ala en
cada una de las trece vigas ensayadas. No sólo se evalúa dicho esfuerzo en la situación final de
agotamiento de la viga, sino que se realiza un seguimiento de su evolución a partir de los
registros de carga y deformaciones, lo que va a permitir ilustrar mejor el funcionamiento
resistente de las vigas.
Posteriormente se procede a dos análisis diferentes para valorar el rasante. En primer lugar se
realiza un análisis en régimen lineal para establecer el rasante de fisuración (v. 6.2),
incorporando una estimación del axil transversal concomitante con el rasante, escogida de la
revisión realizada en 2.3.3.1. Si en una viga su nivel de carga correspondiente al rasante de
fisuración resulta inferior a su nivel de carga necesario para el agotamiento a flexión, la viga
podría agotar por rasante si no dispone de suficiente armadura transversal en las alas. En
segundo lugar, se procede a un análisis no lineal más general para valorar el rasante solicitante
en cualquier nivel de carga (v. 6.3), incorporando las propiedades que aportan las fibras en las
leyes constitutivas del hormigón. Los resultados serán utilizados en el capítulo 7 para contraste
de modelos resistentes.
La fórmula del EC2 [4] figura en su aptdo. 5.3.2.1 y coincide con la del CM 2010 [3]. Está
anotada en forma adimensional en E.2.40 y representa el planteamiento actual simplificado del
ancho eficaz, proporcionando un valor próximo a la situación de trabajo en servicio. Esta
fórmula fue seleccionada originalmente para que el ancho eficaz del ala coincidiera con el valor
del ancho real (500mm, a cada lado del alma), contempla un 20% del ancho del alma más 1/10
de la luz eficaz o distancia entre puntos de momento nulo. La fórmula de la EHE [1] (en su
art.18.2.1) omite el término del 20% del ancho del ala y su resultado es más conservador
(400mm). Ambos textos no distinguen
Si se pretende emplear una formulación más detallada, la EHE [1] remite a la RPX-95 [16], que
distingue entre el valor a emplear en servicio y en agotamiento, descritos en su art.4.5 y cuadro
4.4.1, respectivamente. Dado que en las vigas intervienen una carga repartida, correspondiente al
peso propio, y las cargas puntuales aplicadas por el pórtico de carga, en teoría debería aplicarse
una ponderación entre los anchos eficaces correspondientes a cada tipo de carga, sin embargo se
desprecia el efecto del peso propio en favor de las cargas puntuales, de mayor entidad. La RPX-
95 [16] sólo contempla el caso de carga puntual centrada en vano, pero puede recurrirse al
art.21.3.3 de la EAE (2011) [75] para el caso de cargas no centradas. La consideración de cargas
puntuales produce un efecto más desfavorable en el ancho eficaz, resultando un valor de 303mm,
que puede duplicarse para su consideración en agotamiento, sin superar el ancho real.
La formulación de la antigua EH-91 [36], en su art.50.1, utiliza unas tablas que coinciden con las
presentadas por Brendel (1960) [18], basadas en análisis elástico lineal, considerando el efecto
del espesor del ala frente al canto de la viga, aspecto no tratado en la formulación de la RPX-95
[16], y que tiene un efecto favorable. Empleando la tabla 50.1.a, correspondiente a viga exenta y
a cargas repartidas, se obtiene un valor del ancho eficaz de 438mm, pero ha de corregirse con un
factor para considerar el efecto de las cargas concentradas, siempre que se repartan en una
longitud inferior al 10% de la luz de la viga. Es el caso de las vigas ensayadas, en donde la carga
se aplicó con unos elementos de reparto de longitud 120mm (Fig.4.20), muy inferior a 400mm
(=10% de la luz). El resultado es un ancho eficaz de 340mm, ligeramente superior al obtenido
por la RPX-95 [16], debido a la influencia del espesor del ala, y algo inferior al establecido por
EHE [1] que no considera el efecto de las cargas puntuales.
Estos valores del ancho eficaz se van a utilizar como referencia, pero ninguno de ellos contempla
su dependencia con la cuantía de la armadura transversal dispuesta en las alas, sino que, acorde a
la filosofía de las normas, la armadura debería diseñarse para el valor del ancho eficaz
preestablecido. El ancho eficaz a emplear en las vigas ensayadas se evaluará más adelante (v.
6.3.2), siendo uno de los parámetros a determinar en el análisis seccional.
En la Tabla 6.2 se anotan los resultados para la sección homogeneizada no fisurada y la sección
fisurada: A es el área; g es la profundidad del c.d.g. medida desde el paramento superior de la
sección; I es la inercia; Sf es el momento estático del ala situada a un lado del alma; y los
subíndices h y fis indican sección homogeneizada no fisurada y sección fisurada,
respectivamente. Como puede observarse, el c.d.g., que coincide con la fibra neutra en flexión
simple, cae en el alma, lo que deja a las alas funcionando completamente comprimidas.
Varios autores plantearon el cálculo de la carga de fisuración Ffis, como Regan y Placas (1970)
[19] (v. 2.4.2.1.3) y Tizatto (1987) [26] (v. 2.4.2.2.2.2), pero ambos utilizaron una distribución
lineal de tracciones transversales sin ningún tipo de justificación. En el presente apartado se
procede a estimar esta carga utilizando una expresión más racional para las tracciones
transversales, procedente del estudio de Razaqpur y Ghali (1984) [15] (v. 2.3.3.1.1), y se entra a
valorar en mayor detalle el inicio de la fisuración en relación al espesor de la losa.
El planteamiento del problema se ilustra en la Fig.6.1, en donde en (c) se delimita el tramo del
ala ABCD estudiado, sobre el que se representan los esfuerzos laja que solicitan al ala según el
esquema de carga aplicado en (a), ignorando la parte de viga que sobresale más allá del apoyo.
Los esfuerzos Ny y Nxy son repartidos, mientras que Nx representa la resultante axil de
compresiones sobre el ala. El punto B, situado bajo la carga puntual F, es el punto de unión ala–
alma más desfavorable para el problema estudiado, como se verá a continuación, y que
corresponde al punto donde se produce la tracción transversal máxima Ny,máx, conjuntamente con
un valor máximo para Nx. En (d) se esquematiza el criterio habitual para las tensiones planas,
con tracciones positivas, y en (e) se ilustran las direcciones principales que resultan, siendo σI y
σII las tensiones principales de tracción y compresión, respectivamente.
y
Nx
bef
x
A B A B
N xy
Ny N y,máx
(d) tensiones en B σy (e) direcciones principales en B
τ xy D C
σx
σI > 0 σ II < 0
θII > 0
B
A B
θI < 0
Tabla 6.4. Resistencia media a tracción fctm empleada en cada viga [MPa].
V1-0 V2-0 V3-0 V4-0 V1-20 V2-20 V3-20 V1-30 V2-30 V3-30 V1-40 V2-40 V3-40
fc 19,7 20,7 20,6 20,2 19 19,9 21 23 20,5 22,4 21,2 22 19
fL 3,3 3,1 3,1 3,1 3,1 3,1 3,5 3,5 3,3 2,9 3,3 3,5 3,2
f ctm 2,11 1,98 1,98 1,98 1,98 1,98 2,23 2,23 2,11 1,85 2,11 2,23 2,04
Según se razonó en el apartado 6.1.3, la carga observada en los ensayos para la que se produce el
rasante de fisuración se corresponde con una situación en servicio, posterior a la fisuración por
flexión, por lo que los esfuerzos laja pueden expresarse con los parámetros seccionales para
rango elástico lineal fisurado (Tabla 6.2). En primer lugar, la resultante axil de compresiones en
el ala Nx puede obtenerse fácilmente adaptando la expresión E.2.2, resultando:
Nx =
S f,fis
I fis
⋅ F ⋅a + Mp( ) E.6.2
en donde Sf,fis es el momento estático del ala (eficaz) e Ifis la inercia de la sección transversal,
ambos parámetros en régimen fisurado, como ya se ha indicado; a es la luz de cortante (Fig.6.1a)
de valor 1,5m; y Mp=6,562kNm corresponde al momento flector del peso propio en B.
Para la tracción transversal Ny,máx, esfuerzo que no es capaz de proporcionar el modelo viga
clásico, se emplea la formulación de Razaqpur y Ghali (1984) [15], detallada en 2.3.3.1.1. La
presencia de dos cargas puntuales F, dispuestas simétricamente y con una distancia entre sí de
1m, produce una superposición de leyes del esfuerzo Ny (ilustradas en la Fig.2.33), generándose
un valor máximo y constante en el tramo central entre cargas puntuales. Aparte, se añade
también el axil transversal correspondiente al peso propio. El resultado, particularizado a la
geometría de la viga, conduce a la siguiente expresión:
S f,fis
N y,máx = ⋅ (1,5 + 0,256 ⋅ F ) E.6.4
I fis
en la que ha de introducirse las unidades m y kN, resultando el axil en kN/m.
Atendiendo a cómo se distribuyen las tensiones planas según la línea AB del ala y observando la
expresión de la tracción principal σI (E.6.1b), es fácil deducir que el punto B sufre el valor
máximo de σI. Desplazando el punto de estudio desde B hacia A, la tensión de tracción σy (>0)
disminuye rápidamente, también lo hace, aunque con mayor suavidad, la magnitud de la tensión
de compresión σx (<0), mientras que la tensión rasante τxy permanece constante. El resultado es
un descenso en el valor de la tracción principal. Cuando el punto de estudio se desplaza de B
hacia el centro de vano, la tracción σy permanece constante, y prácticamente igual ocurre con la
compresión σx, ya que el efecto del peso propio es mínimo, mientras que la tensión rasante τxy se
anula, por lo que el valor de la tracción principal también disminuye.
Las tensiones planas formuladas en E.6.1 representan valores medios según el espesor del ala,
pero para contemplar el hecho de que la tensión de compresión longitudinal σx puede variar
notablemente según el espesor, se añaden dos opciones más en el cálculo de la carga de
fisuración por rasante, consistentes en formular las tensiones normales en el paramento superior
e inferior del ala. Por el contrario, el valor de la tensión rasante se mantiene uniforme en el
espesor del ala. Para las tensiones longitudinales se utilizan las expresiones:
F ⋅a + Mp
σ x,sup = − ⋅ g fis E.6.5a
I fis
F ⋅a + Mp
σ x,inf = − ⋅ (g fis − h f ) E.6.5b
I fis
siendo gfis la profundidad del c.d.g. de la sección fisurada, medido desde el paramento superior; y
Mp=6,562kNm el momento flector por peso propio, como ya se ha indicado previamente.
Para las tensiones transversales, que suelen ser de menor entidad que las tensiones
longitudinales, se considera la variación producida por la flexión transversal debida al peso
propio del ala, que puede evaluarse considerando la sección bruta, resultando:
σ y,sup = σ y + 0,27 [MPa] E.6.6a
σ y,inf = σ y − 0,27 [MPa] E.6.6b
siendo σy la tracción calculada según E.6.1d.
El resultado de resolver la ecuación E.6.1a en cada una de las vigas ensayadas se presenta en la
Tabla 6.5 para el caso de tratar con tensiones medias (se utilizan las ecuaciones E.6.1 a E.6.4); en
la Tabla 6.6 para el caso de estudiar el paramento superior del ala (se sustituyen las ecuaciones
E.6.1c y d por E.6.5a y E.6.6a); y en la Tabla 6.7 para el caso de estudiar el paramento inferior
del ala (se sustituyen las ecuaciones E.6.1c y d por E.6.5b y E.6.6b). En estas tres tablas se
resuelve el problema considerando un ancho eficaz bef=500mm. Como datos adicionales de
interés se incluyen en las tablas la tensión principal de compresión σII, cuya expresión es análoga
a E.6.1b, pero con un signo menos acompañando al término raíz; y las direcciones principales,
ilustradas en Fig.6.1e, que quedan definidas con las siguientes expresiones:
1 ⎛ 2τ xy ⎞
θ II = ⋅ arctg ⎜ ⎟ E.6.7
2 ⎜ σx − σy ⎟
⎝ ⎠
θ I = θ II − 90º E.6.8
Como puede observarse, la carga total (2×F) necesaria para provocar que la tensión principal
alcance el valor de la resistencia a tracción es menor cuando se plantea esta condición en el
paramento inferior del ala, lo que indica que la fisuración longitudinal se inicia en el paramento
inferior para propagarse finalmente a través del espesor del ala hacia el paramento superior.
Además el valor obtenido es más o menos constante para todas las vigas, un promedio de 321kN,
y las variaciones existentes se deben a diferencias en el valor de la resistencia a tracción entre las
vigas, así como en los cantos útiles de las armaduras longitudinales, que modifican los
parámetros seccionales.
Tabla 6.5. Rasante de fisuración. Condición aplicada con tensiones media: σI=fctm. Cálculo para un
ancho eficaz bef=500mm.
viga 2×F Nx Nxy Ny,máx σ x,sup τ xy σ y,sup σ I,sup σ II,sup θ I,sup θ II,sup
[kN] [kN] [kN/m] [kN/m] [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [º] [º]
V1-0 371,1 413,3 271,9 71,5 -11,81 -3,88 1,02 2,11 -12,89 -74,4 15,6
V2-0 348,2 388,6 255,4 67,2 -11,10 -3,65 0,96 1,98 -12,12 -74,4 15,6
V3-0 344,9 391,6 257,4 66,6 -11,19 -3,68 0,95 1,98 -12,21 -74,4 15,6
V4-0 345,0 391,5 257,3 66,6 -11,19 -3,68 0,95 1,98 -12,21 -74,4 15,6
V1-20 336,6 399,2 262,3 65,0 -11,40 -3,75 0,93 1,98 -12,45 -74,4 15,6
V2-20 345,0 391,5 257,3 66,6 -11,18 -3,68 0,95 1,98 -12,21 -74,4 15,6
V3-20 390,0 441,6 290,7 75,0 -12,62 -4,15 1,07 2,23 -13,78 -74,4 15,6
V1-30 379,9 450,8 296,7 73,1 -12,88 -4,24 1,04 2,23 -14,07 -74,3 15,7
V2-30 358,3 424,9 279,4 69,1 -12,14 -3,99 0,99 2,11 -13,26 -74,3 15,7
V3-30 314,0 374,2 245,6 60,8 -10,69 -3,51 0,87 1,85 -11,67 -74,4 15,6
V1-40 367,4 416,7 274,1 70,8 -11,90 -3,92 1,01 2,11 -13,00 -74,4 15,6
V2-40 380,1 450,6 296,6 73,1 -12,88 -4,24 1,04 2,23 -14,06 -74,3 15,7
V3-40 347,6 411,9 270,8 67,1 -11,77 -3,87 0,96 2,04 -12,85 -74,4 15,6
media 356,0 411,3 270,4 68,7 -11,75 -3,86 0,98 2,06 -12,83 -74,4 15,6
Tabla 6.6. Rasante de fisuración. Condición aplicada al paramento superior del ala: σI,sup=f ctm. Cálculo
para un ancho eficaz bef=500mm.
viga 2×F Nx Nxy Ny,máx σ x,sup τ xy σ y,sup σ I,sup σ II,sup θ I,sup θ II,sup
[kN] [kN] [kN/m] [kN/m] [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [º] [º]
V1-0 376,7 419,3 275,9 72,5 -17,32 -3,94 1,31 2,11 -18,12 -78,5 11,5
V2-0 350,5 391,1 257,1 67,6 -16,21 -3,67 1,24 1,98 -16,95 -78,6 11,4
V3-0 348,4 395,5 260,0 67,2 -16,49 -3,71 1,23 1,98 -17,23 -78,6 11,4
V4-0 348,3 395,2 259,8 67,2 -16,45 -3,71 1,23 1,98 -17,20 -78,6 11,4
V1-20 343,0 406,6 267,2 66,2 -17,13 -3,82 1,22 1,98 -17,90 -78,7 11,3
V2-20 348,2 395,0 259,6 67,2 -16,43 -3,71 1,23 1,98 -17,17 -78,6 11,4
V3-20 401,3 454,2 299,1 77,1 -18,96 -4,27 1,37 2,23 -19,82 -78,6 11,4
V1-30 396,2 469,6 309,2 76,2 -20,07 -4,42 1,36 2,23 -20,94 -78,8 11,2
V2-30 369,3 437,6 287,9 71,1 -18,54 -4,11 1,29 2,11 -19,36 -78,7 11,3
V3-30 318,0 378,8 248,6 61,6 -16,15 -3,55 1,15 1,85 -16,85 -78,8 11,2
V1-40 375,0 425,1 279,7 72,2 -17,76 -4,00 1,30 2,11 -18,56 -78,6 11,4
V2-40 395,8 468,9 308,7 76,1 -19,97 -4,41 1,36 2,23 -20,84 -78,8 11,2
V3-40 355,9 421,5 277,2 68,6 -17,77 -3,96 1,25 2,04 -18,56 -78,7 11,3
media 363,6 419,9 276,2 70,1 -17,63 -3,95 1,27 2,06 -18,42 -78,7 11,3
Tabla 6.7. Rasante de fisuración. Condición aplicada al paramento inferior del ala: σI,inf=fctm. Cálculo
para un ancho eficaz bef=500mm.
viga 2×F Nx Nxy Ny,máx σ x,sup τ xy σ y,sup σ I,sup σ II,sup θ I,sup θ II,sup
[kN] [kN] [kN/m] [kN/m] [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [º] [º]
V1-0 338,8 378,1 248,4 65,4 -6,64 -3,55 0,66 2,11 -8,08 -67,9 22,1
V2-0 317,7 355,5 233,3 61,5 -6,14 -3,33 0,61 1,98 -7,51 -67,7 22,3
V3-0 313,2 356,5 234,0 60,7 -6,11 -3,34 0,60 1,98 -7,49 -67,6 22,4
V4-0 313,6 356,8 234,2 60,7 -6,13 -3,35 0,60 1,98 -7,51 -67,6 22,4
V1-20 302,7 360,0 236,1 58,7 -6,10 -3,37 0,57 1,98 -7,51 -67,3 22,7
V2-20 313,9 357,0 234,3 60,8 -6,14 -3,35 0,60 1,98 -7,52 -67,6 22,4
V3-20 352,6 400,2 263,1 68,0 -6,99 -3,76 0,70 2,23 -8,53 -67,8 22,2
V1-30 337,0 400,9 263,4 65,1 -6,77 -3,76 0,66 2,23 -8,34 -67,3 22,7
V2-30 320,4 380,9 250,1 62,0 -6,46 -3,57 0,62 2,11 -7,95 -67,4 22,6
V3-30 280,4 335,3 219,6 54,5 -5,49 -3,14 0,51 1,85 -6,83 -66,9 23,1
V1-40 332,6 378,1 248,4 64,3 -6,54 -3,55 0,65 2,11 -7,99 -67,7 22,3
V2-40 337,9 401,8 264,0 65,3 -6,82 -3,77 0,66 2,23 -8,39 -67,4 22,6
V3-40 312,3 371,1 243,6 60,5 -6,32 -3,48 0,59 2,04 -7,77 -67,4 22,6
media 321,0 371,7 244,0 62,1 -6,36 -3,49 0,62 2,06 -7,80 -67,5 22,5
En un menor número de vigas, los saltos en el valor de la deformación de las galgas se retrasan a
un valor más elevado de la carga, entorno a 350kN, que teóricamente puede justificarse con la
consideración de un ancho eficaz menor. Los resultados teóricos para un ancho eficaz
bef=400mm se adjuntan en la Tabla 6.8, habiendo utilizado solamente la condición de alcanzar la
resistencia media a tracción en el paramento inferior del ala. Como claro ejemplo puede
observarse la viga V2-30, en la que se obtiene una carga de fisuración teórica estimada en
361,4kN, y en su gráfico carga–deformación transversal se registra un salto notable en la galga
S11 y más suave en las galgas S10, S12 y S14, mientras que en las galgas S15 y S13 se observan
cambios de pendiente a partir de este valor de la carga.
Tabla 6.8. Rasante de fisuración. Condición aplicada al paramento inferior del ala: σI,inf=fctm. Cálculo
para un ancho eficaz bef=400mm.
viga 2×F Nx Nxy Ny,máx σ x,sup τ xy σ y,sup σ I,sup σ II,sup θ I,sup θ II,sup
[kN] [kN] [kN/m] [kN/m] [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [MPa] [º] [º]
V1-0 380,0 399,7 263,0 73,1 -8,50 -3,76 0,77 2,11 -9,83 -70,5 19,5
V2-0 356,6 376,0 247,3 68,8 -7,88 -3,53 0,71 1,98 -9,15 -70,3 19,7
V3-0 352,1 377,8 248,3 67,9 -7,87 -3,55 0,70 1,98 -9,15 -70,2 19,8
V4-0 352,4 377,9 248,5 68,0 -7,89 -3,55 0,70 1,98 -9,17 -70,2 19,8
V1-20 341,2 382,6 251,4 65,9 -7,90 -3,59 0,67 1,98 -9,20 -70,0 20,0
V2-20 352,6 378,0 248,5 68,0 -7,90 -3,55 0,70 1,98 -9,18 -70,2 19,8
V3-20 396,3 424,2 279,3 76,2 -9,02 -3,99 0,82 2,23 -10,43 -70,5 19,5
V1-30 380,7 427,6 281,4 73,3 -8,86 -4,02 0,78 2,23 -10,32 -70,1 19,9
V2-30 361,4 405,4 266,6 69,7 -8,41 -3,81 0,73 2,11 -9,79 -70,1 19,9
V3-30 316,9 357,4 234,6 61,3 -7,18 -3,35 0,61 1,85 -8,42 -69,6 20,4
V1-40 373,9 400,8 263,7 72,0 -8,43 -3,77 0,76 2,11 -9,78 -70,3 19,7
V2-40 381,6 428,2 281,8 73,4 -8,91 -4,03 0,78 2,23 -10,37 -70,1 19,9
V3-40 352,0 394,4 259,3 67,9 -8,19 -3,70 0,70 2,04 -9,53 -70,1 19,9
media 361,4 394,6 259,5 69,7 -8,23 -3,71 0,73 2,06 -9,56 -70,2 19,8
Tratando el ancho eficaz como un parámetro a determinar, la conclusión es que, atendiendo a los
resultados experimentales, parece situarse en el intervalo razonable de 400 a 500mm, que son los
valores correspondientes a EHE [1] y EC2 [4], respectivamente (v. Tabla 6.1). En los datos
proporcionados por Tizatto (1987) [26] sobre sus vigas ensayadas, puede observarse también
cómo el ancho eficaz prácticamente coincide con el real para los primeros niveles de carga,
previos a la fisuración por rasante.
Finalmente, el proceso de cálculo descrito resulta ser una herramienta útil para establecer la
geometría de una viga en T para que presente riesgo de rotura por rasante y, por tanto, necesidad
de disponer de una armadura transversal mínima en las alas. Para ello la carga que produce el
rasante de fisuración ha de ser inferior al valor de la carga teórica que produciría agotamiento de
la viga por flexión o por cortante vertical
También se concluye que, en caso contrario, con alas relativamente cortas, la viga podría
funcionar perfectamente sin armadura transversal, todo ello siempre en ausencia de una flexión
transversal fuerte en las alas. En el presente cálculo solamente se ha considerado la flexión
transversal por peso propio del ala, que ha resultado ser de escasa entidad, permitiendo la
aparición de la fisuración en el paramento inferior.
ancho eficaz gracias a haber instrumentado las alas con gran número de galgas, 10 en cada ala, 5
en el paramento superior y 5 en el paramento inferior (Fig.2.8), lo que les permitió sacar un
perfil de deformaciones y un perfil de compresiones, suponiendo válida la relación σ–ε
procedente del ensayo de compresión uniaxial. Con estos datos evaluaron la resultante de
compresiones en el ala, determinando finalmente el ancho eficaz según la definición clásica de
equivalencia tensional, teniendo en cuenta el espesor del ala y utilizando como tensión máxima
la correspondiente al paramento superior del alma.
En las vigas ensayadas para la presente tesis no pudo emplearse un número suficiente de galgas
para proceder de modo similar, pero se dispone de datos para describir la flexión de la sección
central mediante las galgas nº2 y nº3 correspondientes al acero (Fig.6.2):
ε + ε S2
χ 23 = S3 E.6.9
d S2 − d S3
Es la curvatura χ23 la que se va a utilizar para el análisis seccional. En el apartado 1.2 del anejo A
se representa esta curvatura y la obtenida utilizando la galga 2 y la galga en hormigón 6, sin
embargo en 3 vigas no se dispuso de valor para la galga 6, en otras tres el diagrama momento–
curvatura coincide, pero en el resto la curvatura χ26 resultó siempre inferior a la curvatura χ23.
Como ya se anotó en 5.2.2, la galga nº6 tuvo una exposición diferente por encontrarse adherida
en un paramento exterior y al aire libre durante la ejecución del ensayo. Estas irregularidades y
un cálculo inicial con el planteamiento que se describe a continuación, aconsejó no utilizar el
dato de la galga nº6, permitiendo así que todas las vigas se analizaran con la información más
coherente proporcionada por la curvatura χ23.
S3 6 ε C6
ε S3
3 χ
d S2
1
ε S2
2
Fig.6.2. Datos experimentales disponibles para caracterizar la flexión, galgas S2, S3 y C6.
6.3.1 Planteamiento
Básicamente, como se ha indicado, el problema consiste en transformar el diagrama
experimental M–χ en un diagrama M–Nf. Para ello, a partir de cada pareja de datos
experimentales (χE, ME) se busca el plano de deformación de la sección que, con una curvatura
χE, guarda equilibrio con los esfuerzos normales consistentes en un flector ME y en un axil nulo.
Hay que resolver entonces un sistema de dos ecuaciones, y las incógnitas escogidas son el ancho
eficaz bef y un parámetro de deformación, para el que se toma la deformación en la fibra directriz
de la pieza (εo). Con esta descripción, las ecuaciones de equilibrio pueden anotarse del siguiente
modo:
N tot (ε o ; b ef ) = 0 E.6.10
M tot (ε o ; b ef ) = M E E.6.11
siendo Ntot la resultante axil total de la distribución de tensiones normales sobre la sección, y
Mtot su flector resultante.
Existe una viga, la V2-20, en la que no se dispone de datos de la curvatura para niveles de carga
superiores al 45% de la carga máxima, debido a que falló la galga S2, pero sí se dispone de los
datos de S3 y C6. En este caso se ha procedido de un modo análogo, escogiendo uno de estos
datos de deformación. Por ejemplo, puede establecerse como dato (εC6, ME) y buscar el plano de
deformación que, pivotando en la fibra del paramento superior con una deformación εC6, verifica
las ecuaciones de equilibrio E.6.10 y E.6.11.
Un indicativo de que la viga ha funcionado correctamente, y de que las lecturas de las galgas han
resultado acordes a este funcionamiento, sería que el valor deducido del ancho eficaz resultase
igual o menor que el ancho real (bef≤500mm). Es de esperar que los resultados obtenidos
escogiendo como dato la curvatura experimental (χE=χ23 ó χ26) sean mejores que si solamente se
escoge como dato una de las deformaciones unitarias disponibles, por ejemplo εC6, debido a que
ella sola no refleja el comportamiento general de la sección, y puede provocar mayor desviación
en los resultados. Estos aspectos se discutirán más adelante con la viga V2-20.
La resolución del sistema E.6.10–E.6.11 no es directa, las expresiones de Ntot y Mtot resultan
complicadas debido a la ley σ–ε adoptada para el hormigón y a la geometría de la sección. Los
siguientes apartados detallan el proceso.
Dada la similitud de las características de los materiales empleados en la presente tesis, se utiliza
la ley en compresión propuesta por Campione (2011) [311] (ecuaciones E.2.200 y E.2.202 a
E.2.204), enmarcada en el método β (v.2.5.3.2.2). Esta ley utiliza como datos el factor de fibras
Fv (E.2.161a), de determinación directa, y la resistencia del hormigón sin fibras fc. En el presente
estudio se dispone, sin embargo, de la resistencia a compresión del hormigón con fibras fcf, por
lo que se procede a utilizar de modo inverso la relación original propuesta entre fcf y fc (E.2.202).
Resulta así la siguiente ley σ–ε para el hormigón:
⎛ ε ⎞
⎜⎜ ⎟⎟ ⋅ β
ε
σ(ε ) = f cf · ⎝ f0 ⎠ β E.6.12
⎛ ε ⎞
β − 1 + ⎜⎜ ⎟⎟
⎝ ε f0 ⎠
en donde ε f0 = 0,0016 + 0,00002 ⋅ f cf + 0,00178 ⋅ Fv
⎧⎪ 1,4276 ⋅ e 0,0247⋅(fcf −6,913⋅Fv ) para 0 ≤ ε ≤ ε f0
β= ⎨ 0,0247⋅(fcf −6,913⋅Fv )
⎪⎩ 1,4276 ⋅ e + 0,175 ⋅ Fv para ε f0 < ε ≤ ε cu
siendo εf0 la deformación correspondiente a fcf, tensión máxima de compresión de la ley σ–ε. La
ley sirve también para el hormigón sin fibras, sin más que introducir Fv=0.
En cuanto a la deformación última del hormigón con fibras en compresión (εcu) hay que decir
que carece de interés su uso para el análisis que se pretende realizar. El motivo es, como se verá
en los resultados, que el valor de εcu no influye en el cálculo del momento máximo resistente
(MRmáx) ni en el axil de compresión máxima en el ala (Nfmáx), ya que ambos esfuerzos se
obtienen antes de que la fibra más comprimida de la sección alcance εcu. Esto ocurre debido al
empleo de una ley en compresión con rama de ablandamiento. No obstante, se decide establecer
un valor de εcu que permita constatar este hecho, y para ofrecer una mayor coherencia se decide
usar la propuesta práctica de Khuntia y Goel (1999) [260] (E.2.196), es decir, tomar como
deformación última el doble de la deformación correspondiente a la máxima compresión. La
consideración de εcu permite entonces evaluar la curvatura máxima teórica y el momento de
agotamiento MRu.
Para la ley en tracción del HRFA se utiliza la ley trilineal definida por EHE [1] (v.2.5.2.4.4) que,
tal y como está recogida en el texto, presenta algunas ambigüedades:
— El módulo de deformación longitudinal tangente en el origen Eco. La norma omite cualquier
aclaración sobre él pero dada la notación y ya que describe la fase inicial no fisurada en
tracción, se toma igual al módulo tangente en el origen en compresión, utilizando los datos
experimentales de la resistencia a compresión fcf, es decir: Eco=10.000·(fcf)1/3.
— La fibra neutra x, que interviene en el cálculo de la longitud crítica. La norma omite aclarar
el cálculo de x, mientras que el texto italiano CNR-DT 204/2006 [222] y el Código Modelo
2010 [3] señalan que puede evaluarse en fase elástica fisurada sin la contribución a tracción
de las fibras.
EHE [1] establece la longitud crítica lcs como el valor mínimo entre la separación media entre
fisuras (sm) y la altura traccionada de la sección (h–x) (E.2.179). En la Tabla 2.18 (tabla A.14.1
original de EHE [1]) se indica que en el caso de hormigón armado con una resistencia residual
fR3d<2N/mm² la separación sm puede calcularse como en hormigón armado convencional, según
su artículo 49.2.4. Si la condición se expresa sin coeficiente de seguridad se tiene fR3<3N/mm²,
que es el caso del hormigón de todas las vigas fabricadas. Por otra parte, en la fabricación de las
vigas hubo modificación del recubrimiento superior de la armadura, lo que produjo dos valores
para el recubrimiento de la armadura traccionada, de modo que al aplicar el citado artículo 49.2.4
se obtienen dos valores para la separación media:
— recubrimiento c=58,5mm ⇒ sm=141mm (vigas V1-20, V1-30, V2-30, V3-30, V2-40, V3-40)
— recubrimiento c=45,5mm ⇒ sm=115mm (vigas V2-20, V3-20, V1-40)
Para estimar la altura traccionada, dado que el ancho eficaz es un parámetro que no es
completamente conocido a priori, se ha utilizado para él un valor pequeño (bef=800mm), para
tratar de obtener el valor más bajo que podría darse en la altura traccionada (h–x). En lugar de
realizar un análisis elástico lineal fisurado, se han utilizado los cálculos de análisis seccional
realizados en las vigas de hormigón sin fibras, empleando sólo la ley en compresión E.6.12 con
Fv=0. En el caso de la viga V1-0, para un proceso de carga creciente, los cálculos seccionales
resultaron en una profundidad de la fibra neutra que oscilaba entre 150 y 200mm, con
bef=800mm, es decir, una altura traccionada entre 200 y 350mm. Ello ha constatado que las vigas
se encuentran en el caso sm< h–x, por tanto, la longitud crítica que se ha adoptado en todos los
cálculos ha sido: lcs = sm. No obstante, también se ha comprobado, repitiendo cálculos en
algunas vigas de HRFA, que la variación en el valor de la longitud crítica lcs no conduce a
grandes diferencias en los resultados, y ello es debido a la alta cuantía de armadura longitudinal
de tracción.
En primer lugar interesa reescribir la ecuación constitutiva del HRFA, para unificar la notación e
identificar los cuatro intervalos de definición de la misma: dos tramos de resistencia a tracción
residual (R3) y (R1), un tramo de tracción elástica (T), y un tramo de compresión (C). Con el
criterio habitual de compresiones positivas, se tiene:
⎧ E R3 ⋅ ε + TR3 >/ 0 para ε < ε R1 tramo (R3)
⎪ E ⋅ε + T para ε R1 ≤ ε < ε ct tramo (R1)
⎪ R1 R1
f cf
C
εR3 εR1 ε ct ε
D
f ctR1
εfo
f ctR3 C
f ct T
R1 B
R3
0,1
Fig.6.3. Ley constitutiva del HRFA completa.
Para la armadura longitudinal, constituida por una capa superior de 2Ø12 y tres capas inferiores
de 3Ø25, se adopta una ley elasto-plástica, con Es y fy según los datos del apartado 4.5.2:
⎧ ≤ fy
σ s (ε ) = E s ⋅ ε ⎨ E.6.14
⎩ ≥ −f y
Para organizar la integración de tensiones hay que establecer una correspondencia entre el plano
de deformación con los intervalos de definición de la ley constitutiva. El plano de deformación
se expresa tomando como eje de referencia la directriz de la viga, c.d.g. de la sección bruta
eficaz, de modo que la deformación de cualquier fibra situada a una altura z se evalúa con
E.6.15, correspondiente a la hipótesis de deformación plana. En la Fig.6.4 se ilustra un plano de
deformación genérico, definido por εo y χ, y la distribución de tensiones correspondiente. Existen
cuatro fibras características que delimitan cada intervalo de integración, expresiones E.6.16 a
E.6.19. La presencia de zR0 se produce en el caso habitual de ER3<0, y señala la fibra a partir de
la cual las fibras dejan de contribuir en tracción.
• Esfuerzos parciales en [zA, zB] con perfil de tensiones tipo (C). En este caso se recurre a una
integración numérica mediante la regla de Simpson compuesta:
⎡ n
−1
n ⎤
b z B− z A ⎢
( ) ( )
⎥
2 2
N c,C (z A , z B ) = ⋅ ⋅ ⎢σ c (z A ) + σ c (z B ) + 4 ⋅ ∑ σ c z 2j−1 + 2 ⋅ ∑ σ c z 2j ⎥ E.6.20
3 n
⎢ j= 1 j= 1 ⎥
⎣ ⎦
⎡ n
−1
n ⎤
b z B −z A ⎢
( ) ( )⎥
2 2
M c,C (z A, z B ) = ⋅ ⋅ ⎢z A⋅ σc (z A ) + z B⋅ σc (z B ) + 4 ⋅∑ z 2j−1⋅ σc z 2j−1 + 2⋅∑ z 2j⋅ σc z 2j ⎥ E.6.21
3 n
⎢ j=1 j=1 ⎥
⎣ ⎦
siendo n un número par de intervalos en los que se divide [zA, zB], de modo que la longitud de
cada uno esté entorno 1mm, imponiendo un valor mínimo n=6; σc(zk) es la tensión de
ε zB σ zB zB
h εz Nc perf = b·σ·dz
zs
zB ε zA σ(zA)
zA
z zB
zA
zi Mc perf = b·σ·z·d z
DIRECTRIZ εo zA
Las resultantes totales sobre la sección, tal y como se necesitan en las ecuaciones de equilibrio
E.6.10–E.6.11, se obtienen sumando las resultantes de todos los elementos de hormigón, más las
correspondientes a las capas de armadura, a las cuales se les asigna una tensión neta para no
contabilizar doblemente la resultante del hormigón en ellas:
En resumen, los esfuerzos totales Ntot y Mtot se definen con E.6.28 y E.6.29 pero para su
completa definición precisan de las expresiones E.6.13 hasta E.6.27, incluyendo la Tabla 6.9, y
todo depende de los parámetros de deformación εo y χ.
Existen tres casos de vigas cuya rotura por rasante se produjo según una superficie básicamente
horizontal, formada sobre los estribos de cortante. En este caso, dado que se movilizó toda el ala,
la sección transversal se descompone simplificadamente en 4 rectángulos según se indica en la
Fig.6.6b. La resultante de compresiones sobre el ala, anotada ahora como Nf2, se obtiene de los
dos rectángulos de ancho bef que constituyen las alas a cada lado del alma, más el rectángulo
central superior posee una altura igual al recubrimiento geométrico r de los estribos de cortante.
El cuarto rectángulo da forma al resto del alma de la viga, de ancho 200mm y altura 400–r. Las
vigas que presentan este tipo de superficie de rotura por rasante son: viga V2-0 (r=30mm), viga
V3-0 (r=25mm) y viga V2-20 (r=25mm). En estas vigas se proporcionan tanto los resultados de
Nf como de Nf2.
ef ef ef ef
r ε c,sup Nf ó Nf2
v εo σs,1
σc
σs,2
Af Af2 ε s,inf σc σs,3
σs,4
Fig.6.6. Axil de compresión en el ala: (a) para rotura por rasante por plano vertical de unión ala–alma;
(b) para rotura por rasante según superficie horizontal (vigas V2-0, V3-0 y V2-20); (c) plano de
deformaciones y distribución de tensiones genérica.
(1) Se establece un valor inicial para el ancho eficaz, bef=500mm para comenzar con el proceso
de carga o bien igual al valor del cálculo previo para niveles de carga intermedios.
(2) Se utiliza la ecuación de equilibrio axil E.6.10 para obtener el valor de εo, mediante un
proceso iterativo. Es sencillo proponer un intervalo de búsqueda de εo en el que en los
extremos el axil tome valores de signo contrario.
(3) Con el valor de εo obtenido en el paso previo, se utiliza la ecuación de equilibrio flector
E.6.11 para obtener el momento flector M=Mtot(εo; bef) y realizar la siguiente discusión:
— Si M–ME > +0,001kNm se adopta un valor mayor para bef y se repite el paso (2).
— Si M–ME > –0,001kNm se adopta un valor menor para bef y se repite el paso (2).
— Si |M–ME| < 0,001kNm se ha alcanzado una solución satisfactoria y sigue el paso (4).
(4) Con los datos (εo; bef) se procede al cálculo de la resultante axil de compresiones en el ala Nf
que, repartida en la longitud 1,5m constituye el rasante que solicita el ala.
El número de datos escogidos resulta suficiente para construir los diagramas M–Nf y permite
concluir que, en algunos casos de vigas, se alcanzó un valor máximo de Nf antes de llegar al
nivel máximo de carga soportado por la viga. En todos los casos los puntos ME–χE escogidos
presentan un valor de M superior al momento de fisuración (v. 6.1.3), así que la fase inicial de
carga con el hormigón no fisurado no ha sido tenida en cuenta en el caso del hormigón armado
sin fibras
Como ya se ha indicado, en algunas vigas no ha podido disponerse de los datos completos de las
tres galgas S2, S3 y C6, por lo que se ha recurrido a utilizar aquel dato de deformación
disponible, con resultados menos satisfactorios, como se puede apreciar en los valores
resultantes del ancho eficaz. No obstante, ha servido para marcar la tendencia de los diagramas,
permitiendo estimar la resultante Nf.
Se proporcionan también los resultados del momento resistente máximo teórico (MRmáx), para un
ancho eficaz de 500 y de 400mm, que son los valores establecidos en EC2 [4] y EHE [1],
respectivamente (v. Tabla 6.1). El resumen de los resultados numéricos se presenta en la Tabla
6.10 y en la Tabla 6.11, en el apartado siguiente (v. 6.3.3).
200
150
100
50
Nf [kN ] χ [10-6mm -1]
0
350 300 250 200 150 100 50 0 0 2 4 6 8 10 12
Para una mejor interpretación del diagrama M–Nf es interesante observar el comportamiento de
la siguiente viga V2-0. En primer lugar, en la viga V1-0 el valor máximo de Nf (=300kN) parece
ser el detonante de la rotura, aunque la viga fue capaz de soportar un incremento más de carga
(desde M=240 hasta 281kNm), mientras disminuía tanto Nf como bef. En V2-0 se produce un
máximo relativo de Nf en 323kN, más o menos el mismo valor que en V1-0, y en esta viga queda
claro que dicho valor corresponde al rasante de fisuración, como se explica más adelante. Luego
en V1-0, el valor Nf,máx=300kN es el rasante de fisuración que conduce a la viga, con sólo 7
barras Ø8 transversales, a un rápido deterioro y fallo final. Hasta dicho valor, el comportamiento
de M–χ y M–Nf es prácticamente lineal.
300
250
200
150
100
50
Nf [kN ] χ [10-6mm -1]
0
400 350 300 250 200 150 100 50 0 0 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22
Aunque la viga agotó con Nf2 (Fig.6.6), se ofrece el diagrama M–Nf en lugar de M–Nf2, en
coherencia con el resto de vigas. Ambos presentan la misma forma, sólo que Nf2 resulta con un
valor ligeramente superior al doble de Nf.
350
300
250
200
150
100
Al igual que en la viga V2-0, aunque el agotamiento se produjo con Nf2 (Fig.6.6), se ofrece sólo
el diagrama M–Nf.
Para los primeros niveles de carga la demanda de ancho eficaz resulta extremadamente elevada
pero se regulariza inmediatamente. Entorno a M=255kNm se han seleccionado varios puntos del
diagrama M–χ para tratar de reproducir la situación correspondiente al rasante de fisuración. Al
igual que en las vigas precedentes, existe una perturbación en el trazo del diagrama M–χ
experimental (puede observarse claramente en el anejo A, pero apenas se aprecia. Ello es debido
a la mayor cuantía de armadura transversal. Tampoco se observa un salto apreciable en el
diagrama construido M–Nf, pero sí en el caso del ancho eficaz, en donde se observa un salto de
valor entorno al 63% de la carga última. Según la opción χ23, la viga presenta un valor máximo
del rasante (Nf,máx=515kN) en un escalón de carga previo al de agotamiento de la viga, en
concreto, para una carga del 95% de la de agotamiento.
350
300
250
200
150
100
Esta viga debió fallar a flexión con un ancho eficaz probable de 0,8×500=400mm, que coincide
con el valor establecido en EHE [1] (Tabla 6.1), y con un nivel de carga mayor. Debido a la
presencia de coqueras en el alma, el funcionamiento en el nivel de carga próximo a agotamiento
está sujeto a dudas.
La viga presenta un armado transversal en el ala aproximadamente igual al mínimo exigido por
EC2 [4] y, para el nivel de carga esperable de fisuración por rasante, en el anejo A no se puede
apreciar salto o perturbación en las lecturas de las galgas S2 y S3, aunque sí un cambio de
tendencia en las lecturas de las galgas de deformación transversal del ala. Este cambio se
produce entorno a F≈325kN, es decir, M≈244kNm, siendo difícil dar un valor más preciso con la
simple observación del gráfico. Éste es el valor que se ha adoptado como rasante de fisuración.
Resta añadir que la evolución del ancho eficaz es prácticamente constante, algo que debe
esperarse de una viga con armadura transversal ligeramente superior a la mínima.
0,4
Flexión teórica [kNm & mm]:
MRmáx= 469,6 para bef= 500 0,2
MRmáx= 416,6 para bef= 400 M/MEmáx
0,0
0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0
250
200
150
100
50
Nf [kN ] χ [10-6mm -1]
0
500 450 400 350 300 250 200 150 100 50 0 0 2 4 6 8 10 12 14 16 18
El nivel del rasante de fisuración puede identificarse claramente en el diagrama M–χ para un
valor del momento M=217kNm. El ancho eficaz demandado en la primera fase de carga, hasta el
rasante de fisuración resulta irreal, ya que la relación bef/b resulta mayor a 1, no obstante,
superado el rasante de fisuración su valor desciende a 0,8 para caer finalmente a 0,6 en la
situación de fallo, valores ambos mayores que los alcanzados por la viga V1-0, de mismo
armado pero sin fibras.
350
300
250
Del mismo modo que en vigas V2-0 y V3-0, el agotamiento se produjo con Nf2 (Fig.6.6), pero se
ofrece el diagrama M–Nf en lugar de M–Nf2. En este caso la galga S2 dejó de dar señal a partir
del nivel M=195kNm, por lo que sólo se dispone del diagrama M–χ experimental hasta dicho
valor. Para tratar de reconstruirlo se ha empleado como parámetro de deformación para resolver
el análisis seccional la lectura de S3. Ello resulta en una respuesta aparentemente más rígida, si
se compara el tramo inicial del que sí se disponen de datos. A su vez, la lectura de S3 sólo resulta
fiable hasta alcanzar el 98,7% de la carga final, momento a partir del cual dispara su valor. La
opción εS3 no permite identificar el rasante de fisuración, pero las lecturas de las galgas
transversales en el anejo A conducen a estimar un valor M=248kNm para el inicio de la
fisuración por rasante.
Para estimar a efectos prácticos Nf no puede utilizarse la única curva disponible (opción εS3)
porque sobrestima su valor, demandando un ancho eficaz irreal. En su defecto, para la situación
de carga máxima, se prescinde de los datos de deformación y se busca mediante tanteos el ancho
eficaz que consigue que la sección alcance como momento máximo resistente el valor del
momento máximo experimental, es decir, MRmáx=MEmáx. El resultado es bef=421mm,
Nf=574,6kN y Nf2=1244,2kN, que son los únicos valores anotados en la Tabla 6.10.
M [kN·m ]
500
400
300
200
100
La galga S2 dejó de dar lecturas a partir de M=480kNm, lo que constituye un 92% de la carga
máxima, y no hubo datos para construir el diagrama M–χ completo. La galga S3 además disparó
su lectura justo antes de producirse el agotamiento. En este caso, dado que no se puede proceder
a un cálculo para la situación final de fallo con el método establecido, se procede de modo
análogo al planteado para la viga V2-20, al tratarse de la situación de agotamiento. Es decir,
puede tantearse qué valor del ancho eficaz se necesita para que la sección alcance como
momento máximo resistente el valor del momento máximo experimental, MRmáx=MEmáx. El
resultado es bef=478,1mm y Nf=682,0kN, valores que encajan con las tendencias marcadas en los
gráficos. En la Tabla 6.10 se anota este valor como estimado.
0,4
Flexión teórica [kNm & mm]:
MRmáx= 539,7 para bef= 500 0,2
MRmáx= 479,9 para bef= 400 M/MEmáx
0,0
0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0
M [kN·m ]
500
400
300
200
100
En el anejo A no se puede apreciar el rasante de fisuración en las lecturas de S3, C6 o S2, y ello
se traduce en la ausencia de irregularidad en el diagrama M–χ, sin embargo, en las lecturas de las
galgas transversales del ala puede establecerse un nivel M=250kNm, de nuevo, para el rasante de
fisuración.
La perturbación que se produce en el gráfico de la evolución del ancho eficaz es mínima. Éste
permanece con un valor prácticamente constante hasta que se desencadena la rotura final por
rasante.
350
300
250
200
150
100
En este caso la lectura de S3 cedió antes de la carga máxima. Dado que la viga falló por flexión,
si se plantea el cálculo seccional prescindiendo del dato de deformación, puede tantearse el valor
del ancho eficaz necesario para que el momento resistente máximo sea igual al momento
experimental máximo, es decir, MRmáx=MEmáx. De este modo se obtiene bef=459,1mm y
Nf=645,4kN, que encaja más o menos con la tendencia marcada por los gráficos. En la Tabla
6.10 se anota este valor como estimado. En consecuencia, la resultante de compresiones máxima
en el ala se produce para la situación de fallo final.
Para identificar el rasante de fisuración ha sido necesario observar el cambio de tendencia en las
deformaciones transversales del ala, en el anejo A, estimando un nivel de carga M=255kNm.
0,4
Flexión teórica [kNm & mm]:
MRmáx= 530,7 para bef= 500 0,2
MRmáx= 470,5 para bef= 400 M/MEmáx
0,0
0,0 0,2 0,4 0,6 0,8 1,0
400
350
300
250
200
150
100
En esta ocasión la galga S3 falló para una situación del 93% de la carga máxima. Atendiendo al
comportamiento de la viga precedente, V2-30, parece que la rama final marca la tendencia hasta
agotamiento, sin existir una situación previa en donde se produzca un valor máximo. Al carecer
de datos de deformación en la situación de carga máxima se procede a buscar mediante tanteos el
ancho eficaz que consigue que la sección alcance como momento máximo resistente el valor del
momento máximo experimental, es decir, MRmáx=MEmáx. El resultado es bef=443,7mm y
Nf=680,0kN, que encaja con la tendencia de las curvas. En la Tabla 6.10 se anota este valor, por
tanto, como estimado.
300
250
200
150
100
50
Nf [kN ] χ [10-6mm -1]
0
600 500 400 300 200 100 0 0 2 4 6 8 10 12 14
El diagrama M–χ resulta más rígido que en otros casos. Para un M=300kN se tiene χ≈8·10-6mm-1
mientras que en vigas que no acusaron una compactación deficiente se alcanza χ≈10·10-6mm-1
(por ejemplo, la viga homóloga de contenido inferior de fibras V1-30). Una posible explicación
es que problemas de adherencia en la armadura longitudinal generen, en consecuencia, niveles de
deformación en ella inferiores a los alcanzados con la hipótesis de adherencia perfecta,
reduciéndose así el valor calculado de la curvatura. Un efecto parece ser una mayor demanda de
ancho eficaz, superior al real. Como la curvatura utilizada para el cálculo seccional es
ligeramente inferior a la que correspondería a un funcionamiento correcto de la viga, para poder
equilibrar el momento flector con niveles de deformación menores se precisa una cabeza de
compresión más generosa. La consecuencia práctica es una ligera sobrevaloración de la
resultante axil Nf, pero no parece ser excesiva. Para M=300kN en viga V1-30 se tiene Nf=430kN
mientras que en V1-40 se alcanza Nf=445kN.
350
300
250
200
150
100
Para establecer el rasante de fisuración hay que observar en el anejo A el cambio de tendencia en
las lecturas de las deformaciones transversales de las alas y, como en otras vigas, puede
establecerse en M=250kNm, aunque se produce de forma suave. A partir de este nivel, la
relación bef/b se sitúa ligeramente por debajo de 0,8.
Si bien esta viga no acusó los problemas de compactación de la viga V1-40, la apariencia de los
paramentos laterales del alma no fue perfectamente lisa. Algunas pequeñas oquedades, del
tamaño de burbujas, podían observarse en la franja del alma adyacente a la unión con el ala.
Aparte, las aristas de las alas mostraban algunos signos de haber sido manipulada toscamente, y
pudieron apreciarse algunas fisuras existentes en las alas antes de proceder al ensayo. Esto podría
explicar un valor de la carga máxima más bajo que su viga homóloga de cuantía inferior en
fibras (V2-30).
300
250
200
150
100
50
Nf [kN ] χ [10-6mm -1]
0
600 500 400 300 200 100 0 0 2 4 6 8 10 12 14 16
También hay que añadir, al igual que en la viga V2-40, que el aspecto de los paramentos
laterales del alma presentó peor apariencia que en vigas con una dosificación de fibras menor,
signo de mayor dificultad a la hora de compactar correctamente el hormigón en el entorno del
armado longitudinal de tracción de la viga. La situación de fallo de la viga guardó la apariencia
de fallo por flexión pero puede observarse que el nivel alcanzado resulta inferior al cálculo
teórico con ancho eficaz bef=400mm, mientras que la demanda de ancho eficaz, según los datos
experimentales resulta mayor.
El dato más utilizado para el análisis seccional ha sido la curvatura χ23, atendiendo a unos
resultados del valor del ancho eficaz más razonables. Los casos de las vigas V4-0 y V2-20
corresponden a una falta de datos, por lo que se ha empleado otra opción. Asimismo, en otras
vigas se ha procedido con una corrección o estimación de la resultante axil Nf. Los detalles de
estas operaciones se encuentran en el apartado previo (v. 6.3.2).
Sobre la Tabla 6.11 puede observarse lo siguiente, un incremento del ancho eficaz de un 25%,
que corresponde a pasar de 400 a 500mm, supone un aumento del momento resistente máximo
de tan solo un 13%, pero un aumento similar del ~25% en la resultante axil de compresiones en
el ala. Por otra parte, evaluar el rasante utilizando la situación del momento resistente último
supone infravalorarlo en un 12% aproximadamente. Son conclusiones que corresponden al caso
particular de las vigas ensayadas, en donde la armadura de tracción resulta sobreabundante y no
llega a plastificar completamente.
Finalmente, con los valores de las deformaciones εc,sup y εs,inf puede deducirse el valor alcanzado
por la profundidad de la fibra neutra, resultando siempre superior a 130mm, lo que supone que el
ala eficaz trabaja completamente comprimida durante todo el proceso de carga.
Tabla 6.11. Momentos resistentes teóricos para un valor preestablecido del ancho eficaz.
Momento Resistente Máximo Momento Resistente Último
VIGA εo χ MRmáx Nf εc,sup εs,inf εo χ MRu Nf εc,sup εs,inf
-6 -6
‰ 10 /mm kNm kN ‰ ‰ ‰ 10 /mm kNm kN ‰ ‰
F F Nf
hf A B bef
a
N
τ = a·hf
A B f
(a) (b)
Fig.7.1. Esquema de viga en T aislada con alas comprimidas: (a) alzado; (b) planta del ala comprendida
entre la sección de apoyo y la sección de momento flector máximo.
⎧ ≤ 2⋅ω
⎪
t = ω ⋅ cotg θ f ⎨ ≤ ν ⋅ cotg θ f E.7.6
⎪⎩ 1 + cotg θ f
2
t= ⎨
⎧⎪ mínimo 2 ⋅ ω ; { ω ⋅ (ν − ω ⋅) }
para ω < 0,5 ν
E.7.7
⎪⎩ 0,5 ⋅ ν para 0,5 ν ≤ ω
t armadura mínima t
0,5·ν 0,3
0,4·ν
0,2
armadura mínima
θf =45º límite (η=1)
límite (η=0,8)
0,1
límite (η=0,6)
θf =26,5º
ω ω
0,0
(a) 0,2·ν 0,5·ν (b) 0,0 0,1 0,2 0,3 0,4
Fig.7.2. Rasante resistente según bielas y tirantes: (a) curvas convencionales E.7.6 y de armadura
mínima E.7.7; (b) curvas límite E.7.12, con ν=0,6.
para el problema del rasante en vigas en T, que distingue entre alas anchas y estrechas para
obtener un mejor margen de seguridad:
⎧ ⎧ ⎫
ω ⋅ (ν − ω ⋅) ⎬ para ω < 0,5 ν
KB
⎪ mínimo ⎨ 2 ⋅ ω ; ⋅ω;
t= ⎨ ⎩ β ⎭ E.7.9
⎪ 0,5 ⋅ ν para 0,5 ν ≤ ω
⎩
Cuando el ala es estrecha, de modo que β≤0,5·KB, la expresión E.7.9 acaba resultando igual a la
expresión E.7.7.
Si se utilizan las expresiones E.7.8 y E.7.11 en expresión original E.7.6 se obtiene una nueva
relación para el rasante resistente en la que interviene la influencia del ancho eficaz a través de
KB y la capacidad a flexión de la sección crítica B (Fig.7.1b) a través del factor α:
⎧ ≤ 2⋅ω
t = α ⋅ η⋅ KB ⋅ ω ⎨
α ⋅ η ⋅ K B ⋅ (ν − α ⋅ η ⋅ K B )
E.7.12
⎩ ≤
Según la revisión realizada en 2.5.7 la consideración de las fibras en los modelos de bielas y
tirantes puede implicar mejorar la resistencia de los elementos del modelo del siguiente modo: en
bielas puede modificarse el coeficiente ν de eficacia de la resistencia a compresión del hormigón,
y en tirantes puede añadirse una resistencia a tracción última aportada por las fibras y extendida
a un área eficaz adecuadamente seleccionada.
Para el caso de bielas, en la formulación del apartado previo (v. 7.1.1.1) puede sustituirse ν por
un nuevo factor νF, y puede tomarse la expresión E.2.239 como referencia para valorar el efecto
de las fibras, a través de su factor Fv (E.2.161a).
Para el caso de tirantes, la resistencia a tracción aportada por las fibras debe corresponderse a
una deformación avanzada, que permita acompañar a la armadura del tirante durante su
plastificación. Para este caso parece adecuada la resistencia fFtu establecida en las diversas
normas, en concreto, se puede usar la establecida por EHE [1] en E.2.189, empleada para la
definición del diagrama rectangular (Fig.2.88d) para el que se establece una deformación última
εtu=10‰ en secciones sometidas a tracción, valor idéntico al establecido para la armadura. Dadas
las posibles diferencias de puesta en obra y compactación del hormigón que forma el tirante y
del que se utiliza en las probetas de flexotracción para la obtención de fFtu, debe considerarse un
coeficiente que permita tener en cuenta este aspecto. En cuanto al área eficaz, los tirantes
formados por la armadura transversal del ala son tirantes distribuidos y, dado que se producen en
un elemento con espesor reducido, parece adecuado considerar como área eficaz para la
resistencia fFtu el área real del ala, o bien, como se ilustra en Fig.7.3, para grandes separaciones
de la armadura (sf>hf), un área concéntrica con cada armadura. Con estas consideraciones, en la
formulación del apartado previo (v. 7.1.1.1) puede sustituirse la cuantía ω por la siguiente
cuantía de cosido, constituida por las armaduras y las fibras de acero:
ω + KA ⋅ fF E.7.13
siendo KA el factor de área eficaz, de valor KA=1 si se considera eficaz toda el área
transversal real del tirante o, por ejemplo, de valor KA=hf/sf si sólo se considera un
área eficaz hf×hf asignada a cada armadura transversal, en el caso sf>hf, según se
ilustra en Fig.7.3;
fF la resistencia adimensional a tracción de las fibras, definida como
K ⋅f
f F = o Ftu E.7.14
fc
en donde fFtu es la resistencia a tracción ya indicada para las fibras, y Ko es el
factor comentado sobre la posible diferencia entre el hormigón del tirante y el
hormigón de la probeta de flexotracción. Ko=1 significa que el tirante reúne las
mismas condiciones de distribución y orientación aleatoria y uniforme en 3D de
las fibras que en las probetas de flexotracción.
Según se expuso en 2.4.3.2, ACI-318 [10] utiliza un modelo de corte-fricción, mientras que
AASHTO [11] contempla un término adicional de cohesión, así que, para mayor generalidad se
emplea esta segunda forma, siguiendo la expresión E.2.146 pero con la notación del presente
apartado. La aplicación de este modelo de transferencia supone que el plano vertical de unión
ala–alma es una región interfaz, en concreto, la unión es una fisura potencial susceptible de
deslizamiento. La evaluación de la capacidad resistente se plantea cuando el mecanismo
resistente se ha movilizado de modo que la armadura transversal se encuentra plastificada y el
hormigón a cada lado del plano de corte se encuentra comprimido con un valor de la tensión
igual a la tracción de la armadura, que coacciona la separación de ambas partes. Esto se
representa en la Fig.7.4 con las distribuciones de tensiones ρfy y σ autoequilibradas, extendidas a
toda la longitud a del ala, correspondientes a una distribución uniforme de la armadura, que es la
solución práctica habitual.
# hf
Nf
bef
bef
2
τc τt
Δσt
Δσc
k·a (1−k)·a
ρ fy
σ
Fig.7.4. Estudio del rasante en el ala comprimida mediante transferencia a corte.
La normativa americana no profundiza en el problema del ala exterior o ala de viga aislada, de
hecho, no dispone de un artículo específico para el diseño de la unión monolítica alas–alma. Tal
y como se ilustra en la Fig.7.4, para que exista equilibrio de momentos, admitiendo sólo
distribuciones rígido-plásticas de tensiones, han de desarrollarse forzosamente dos variaciones de
tensiones normales sobre la junta, una compresión Δσc y una tracción Δσt adicionales que, a su
vez, han de resultar autoequilibradas. Ello implica que, en la situación de agotamiento, si se
aplica un modelo de cohesión más fricción, se desarrollan dos tensiones rasantes resistentes, una
para el tramo de longitud ka comprimido (τc), adyacente al apoyo, y otra para el tramo de
longitud (1–k)a traccionado (τt), adyacente a la sección de flexión máxima:
(
τ c = c + μ ⋅ ρf y + Δσ c ) E.7.18
(
τ t = μ ⋅ ρf y − Δσ t ) E.7.19
siendo c la tensión de cohesión y μ el coeficiente de fricción. Las variaciones de tensiones Δσc y
Δσt son tratadas como magnitudes sin signo. Siguiendo las recomendaciones de diversas normas,
no se considera cohesión para el tramo traccionado, AASHTO [11] lo recomienda para planos
verticales de corte, en general, y EHE [1] y EC2 [4] lo indican cuando existe tracción.
Con el esquema de la Fig.7.4 se pueden escribir tres ecuaciones de equilibrio que, ligeramente
tratadas son las siguientes:
— Equilibrio longitudinal: τ = k ⋅ τ c + (1 − k ) ⋅ τ t E.7.20
— Equilibrio transversal: 0 = k ⋅ Δσ c + (1 − k ) ⋅ Δσ t E.7.21
τ ⋅ β = k 2 ⋅ Δσ c + (1 − k ) ⋅ Δσ t
2
— Equilibrio de momentos: E.7.22
El problema es el siguiente, se conoce la cuantía ρfy y se desea evaluar qué valor de la resultante
axil Nf es capaz de resistir el ala, o lo que es lo mismo, qué tensión nominal rasante τ resiste el
ala. Para ello se dispone del conjunto de 5 ecuaciones anotado, 2 correspondientes al criterio de
fallo (E.7.18 y E.7.19) y 3 de equilibrio (E.7.20, E.7.21 y E.7.22). La tensión τ es incógnita junto
con otras 5 variables más, k, τc, τt, Δσc y Δσt, por lo que el problema queda aparentemente
indeterminado. Tomando Δσt como una variable supuestamente conocida, la resolución del
sistema de 5 ecuaciones conduce a la siguiente expresión de la tensión nominal rasante
Δσ t
τ=
Δσ t + βc
⋅ c + μ ⋅ ρf y ( ) E.7.23
Si se observa la expresión E.7.23, la derivada resulta dτ/d(Δσt)>0 luego, fijado el valor de ρfy, τ
es creciente con Δσt. El caso extremo, con el que se consigue maximizar la resistencia τ,
corresponde al instante en el que la tracción Δσt alcanza su valor máximo posible, que es ρfy,
momento en el que la junta se descomprime en el tramo (1–k)a y se anula el término de fricción.
En consecuencia, el problema queda solucionado con los siguientes resultados:
c + μ ⋅ ρf y
τc = E.7.24
1 − βμ
τt = 0 E.7.25
β
Δσ c =
1 − βμ
(
⋅ c + μ ⋅ ρf y ) E.7.26
Δσ t = ρf y E.7.27
1 − βμ
k= ⋅ ρf y E.7.28
ρf y + βc
ρf y
τ=
ρf y + βc
(
⋅ c + μ ⋅ ρf y ) E.7.29
Como puede observarse, la tensión rasante nominal τ no guarda una relación lineal con la cuantía
ρfy, debido a la necesidad que tiene el ala de desarrollar básicamente dos tramos con diferentes
resistencias rasantes reales.
Los modelos corte-fricción, con o sin cohesión, tienen establecida una limitación superior cuyo
objeto es proporcionar un límite seguro frente a la predicción de la relación lineal entre τ y ρfy,
ya que experimentalmente dicha relación lineal comienza a perderse existiendo mayor
dispersión. La limitación aplica a casos con grado de refuerzo o cuantía ρfy elevada, o bien, con
una compresión ρfy+Δσc elevada sobre el plano de corte. Mattock (2001) [192] justifica el límite
indicando que en planos de corte sobre-reforzados la junta permanece cerrada y el ratio de
crecimiento de τ con ρfy se reduce. En general se establece un límite consistente en el menor
valor de entre una fracción de la resistencia a compresión y un valor absoluto de resistencia. Se
trata, por ejemplo, de los límites K1·fc y K2 en la expresión E.2.146 de AASHTO (2012) [11]
siendo K1=0,25 y K2=10,3MPa. Para hormigones de resistencia normal sólo aplica la condición
con K1. Otros valores para K1 son 0,2 (ACI-318 [10]) o 0,3 (Mattock y Hawkins 1972 [154]).
Es importante tener presente que la aplicación del límite K1·fc puede conducir a resultados
conservadores, por lo que su aplicación ha de ser objeto de revisión si se pretenden obtener
resultados con el modelo aproximados a los resultados experimentales. En cualquier caso, el
límite debe aplicarse a τc (E.7.24) y no a τ (E.7.29), ya que τ es una tensión nominal, pero para
manejar una fórmula final τ(ρfy) hay que realizar una transformación. Para ello, se utiliza la
relación entre τ y τc que proporciona la ecuación del equilibrio longitudinal (E.7.20), así como la
expresión final del factor k (E.7.28). El resultado es la siguiente fórmula:
ρf y 1 − βμ
τ=
ρf y + β c
(
⋅ c + μ ⋅ ρf y ≤ )
ρf y + β c
⋅ ρf y ⋅ K 1 ⋅ f c E.7.30
Análogamente, también puede plantearse la curva límite del mismo modo que el seguido para
deducir la expresión E.7.12 en el modelo de bielas y tirantes. Utilizando la relación E.7.11 hay
que operar con cada término de la desigualdad de E.7.31 para eliminar β. El resultado es:
αηω ⎛⎜ c + μω ⎞⎟ αη + μK 1 ⎛ 4c ⋅ αηK 1 ⎞
t= ⋅ ⎜ 1 + 4c ⋅ − 1⎟ ≤ ⋅ ω⋅⎜ 1+ − 1 ⎟ E.7.32
2c ⎝ αηω ⎠ 2 c ⎜
⎝ ω ⋅ (αη + μK 1 )2 ⎟
⎠
siendo α el coeficiente usado para definir el bloque rectangular de tensiones de compresión α·fc
en el ala, correspondiente a la situación de agotamiento a flexión de la sección crítica B
(Fig.7.1b); y η la fracción comprimida del espesor del ala definida en E.7.11. Utilizando t de
E.7.32 y β de E.7.11, pueden particularizarse las expresiones E.7.24, E.7.26 y E.7.28, que
determinan así el mecanismo resistente de la Fig.7.4, aunque resultan expresiones más pesadas.
En el caso de cohesión nula c=0 la expresión E.7.32 no puede emplearse, hay que deducir una
nueva a partir de E.7.11 y de E.7.31, resultando:
αη ⋅ K1
t = μ⋅ω ≤ E.7.33
αη + μ ⋅ K1
es decir, el modelo de corte–fricción es tan sencillo que se mantiene el mismo formato de la
fórmula original aunque el valor límite superior queda penalizado debido a la consideración de la
excentricidad del rasante. No obstante, no hay que olvidar que la tensión t es nominal, ya que la
verdadera tensión tangencial es τc, con un valor mayor que la nominal cuanto mayor sea la
excentricidad del rasante, y sobre ella sigue aplicando la misma limitación: τc≤K1·fc.
Para considerar la contribución de las fibras de acero en un modelo de cohesión y fricción, sin
alterar la esencia del mismo, la solución consiste en introducir un término adicional de
resistencia a tracción postfisuración y normal al plano de corte, equivalente a la fuerza de cosido
ρfy de la armadura. En la Tabla 2.19 pueden observarse diversas fórmulas empíricas que
contemplan armadura transversal de cosido y fibras de acero y que conservan una forma que
encaja con un modelo de cohesión más fricción. Se tiene, por ejemplo, la primera propuesta de
Swamy et al. (1987) [379], claramente presentada como un valor fijo de cohesión más un término
(ρfy+fFtu) afectado por un coeficiente de fricción; o la propuesta más reciente de Al-Sulayvani y
Al-Feel (2009) [388], con una apariencia de términos independientes, incluyendo una
componente normal exterior sobre el plano de corte, pero que puede reordenarse estableciendo
un coeficiente común de fricción.
El esquema planteado del ala en estudio para el caso de hormigón armado (Fig.7.4) se mantiene
igual, y la solución que proporciona un valor máximo de la resistencia tangencial sería la misma,
en este caso, con Δσt=ρfy+Ko·fFtu y resultando igualmente τt=0. Basta entonces reescribir las
expresiones deducidas para hormigón armado. La curva de armadura mínima original E.7.31
se transforma en la siguiente expresión:
ω + fF ω + fF
t= ⋅ (c + μ ⋅ (ω + f F )) ≤ ⋅ (1 − βμ ) ⋅ K1 E.7.35
ω + fF + β c ω + fF + β c
en donde fF es la resistencia adimensional a tracción de las fibras ya definida en E.7.14.
q·a σK
y >0
y σJ σK Nf τ xy
bef
bef
x
2 σx<0
τJ τH ρyfy
σHy
τ xy
2
σJy ρyfy = σy −
σx
(a) k·a (b)
Fig.7.5. Modelo de 3 campos de tensiones: (a) esquema de trabajo; (b) criterio resistente para la
armadura en el campo H.
Del mismo modo que el seguido para deducir la expresión E.7.12 en el modelo de bielas y
tirantes, también se puede proceder a plantear la curva límite. La situación de agotamiento a
flexión de la sección crítica B (Fig.7.1b) significa también imponer la condición de agotamiento
para la tensión del campo K, es decir, σK=α·fc. Debe utilizarse entonces la relación E.7.11 para
eliminar β de las expresiones E.7.38 y E.7.39, resultando fórmulas más sencillas aún:
4 ν + ω − αη
k=
4 (ν + ω)
E.7.40
1 3ν −α⋅η
t= ⋅ α ⋅ η⋅ ω⋅ E.7.41
2 ν+ω
σy
τ xy Ecuaciones de equilibrio:
σ x ⋅ senθ + τ xy ⋅ cosθ − K o f Ftu ⋅ senθ = 0
σ y ⋅ cosθ + τ xy ⋅ senθ − ρ f y ⋅ cosθ − K o f Ftu ⋅ cosθ = 0
σx
con el criterio de tracción positiva (σx>0 y σy>0)
Ko· f Ftu θ
ρfy
Fig.7.6. Criterio de agotamiento de un elemento laja con armadura transversal y fibras de acero según
la teoría de análisis límite.
La condición E.7.42, habiendo expresado σx, σx y τxy a partir de las ecuaciones de equilibrio
entre los campos de tensiones, se utiliza para encontrar los parámetros geométricos k y q,
minimizando la armadura e imponiendo la condición plástica en el campo J (σJ=νF·fc). El
resultado, para mayor simplicidad, se expresa en función de la tensión nominal rasante
adimensional t:
1 ⎛ f ⎞
q=
⋅ ⎜1 + β F ⎟ E.7.43
2 ⎝ t ⎠
βt ⎛ 1 ⎛1 f ⎞ ⎞
2
k = 1 − ⋅ ⎜1 + ⋅ ⎜⎜ − F ⎟⎟ ⎟ E.7.44
2 ⎜ 4 ⎝β t ⎠ ⎟
⎝ ⎠
y la tensión t se obtiene con la siguiente expresión, que puede denominarse curva de armadura
mínima, análoga a la expresión E.7.39 pero incluyendo el efecto de las fibras:
⎛ ⎛ νF ⎞⎞
3ν F + 2 f F + (3ν F + 2 f F )2 − 4 f F ⋅ (ν F + f F ) ⋅ ⎜⎜1 + 4β 2 ⎜⎜1 + ⎟⎟
β ⎝ ⎝ ω + f F ⎟⎠ ⎟⎠
t= ⋅ E.7.45
2 ⎛ νF ⎞
1 + 4β 2 ⎜⎜1 + ⎟⎟
⎝ ω + fF ⎠
siendo fF la resistencia a tracción postfisuración adimensional según E.7.14. Para νF puede
tomarse la expresión E.2.239 como referencia.
La consideración simultánea del agotamiento a compresión del ala (condición σK=α·fc), derivada
de la situación de agotamiento a flexión de la sección crítica B (Fig.7.1b), conduce a la curva
límite. Operando del mismo modo que en hormigón armado (v. 7.1.3.1) resultan unos
parámetros geométricos de expresión más sencilla:
1 ⎛ f ⎞
q = ⋅ ⎜⎜1 + F ⎟⎟ E.7.46
2 ⎝ αη ⎠
αη ⋅ (3 ω + αη) + f F ⋅ (αη − ω)
k = 1−
4 αη ⋅ f F ⋅ (ν F + ω + f F )
E.7.47
En el apartado 2.2.1 se describieron los ensayos llevados a cabo por diversos autores en vigas en
T, casi en su totalidad, con esquemas de carga para conseguir alas trabajando en compresión. Se
han seleccionado todos aquellos casos de vigas en T cargadas solamente sobre el alma, con una
información suficiente para poder disponer datos que permitan contrastar los modelos de cálculo
revisados en el apartado 7.1.
En total son 24 vigas con una distribución uniforme de la armadura transversal en el ala, excepto
en el caso de la viga Q1 de Badawy y Bachmann (1977) [29]. Dicha viga posee una armadura
transversal con una capacidad, anotada ρf·fy en la Tabla 2.3, que por capa oscila de 1,60MPa en
apoyo a 0,48MPa en centro de vano. La viga falló por rasante y en la Fig.2.5 puede observarse
cómo funciona esta armadura para el nivel de carga en agotamiento, prácticamente el mecanismo
resistente queda gobernado por la cuantía más baja, mientras que se desaprovecha la capacidad
de la armadura contigua al apoyo. A efectos de cálculo, entonces, no parece adecuado utilizar un
valor promedio de la armadura, que resultaría en 0,75MPa por capa, y mantener el valor de
0,48MPa podría resultar optimista. Finalmente se opta por no contabilizar las armaduras
adyacentes al apoyo en un tramo de longitud igual a la mitad de la que existe entre el apoyo y el
pico de fuerza de tracción transversal Ny en la Fig.2.5. Según la información disponible, ello
conduce a eliminar 3 de las 11Ø6 por capa existentes en el tramo de 2m en donde se desarrolla el
rasante, resultando una capacidad de 0,55MPa por capa, 1,09MPa en total, que es valor anotado
en la Tabla 7.1.
La Tabla 7.1 recoge las características más relevantes de las vigas seleccionadas para contrastar
resultados, repetición en la mayoría de los casos de la información dada en el apartado 2.2.1, con
alguna excepción como el caso ya comentado de la viga Q1. Como puede observarse, acorde a la
información aportada por los autores originales, se anotan vigas que agotaron por rasante pero
también por otros motivos diferentes como cortante vertical o flexión. El motivo es que el
número de datos experimentales es escaso, y estas últimas vigas pueden proporcionar un valor
del rasante solicitante en la situación de fallo que, siendo inferior al rasante resistente último que
habría sido capaz de desarrollar cada viga, podría encontrarse en un valor cercano a éste último.
Este aspecto se discutirá más adelante. En cualquier caso, no cabe duda que resultará en un
rasante resistente del lado seguro, característica que se deberá tener presente en la discusión y
contraste de modelos de cálculo.
El principal dato ausente en la Tabla 7.1 es el ancho eficaz alcanzado por el ala en las dos
situaciones de carga anotadas, necesario para la evaluación de la resultante axil de compresiones
en el ala y, consecuentemente, del esfuerzo rasante en el tramo a. Sólo Tizatto (1987) [26]
proporcionó este dato, correspondiente a una situación cercana al fallo de la viga, resultado de un
registro exhaustivo de la deformación longitudinal del ala (Fig.2.8). En el resto de casos, la
información existente no permite proceder de una forma similar a la seguida por Tizatto (1987)
[26], o en la presente tesis (v. 6.3), así que se va a plantear otro modo de evaluar el ancho eficaz
de cada viga.
En primer lugar, en la Tabla 7.2 se anotan los escasos datos existentes sobre el ancho eficaz
experimental, que corresponden a la serie de vigas MT, así como el ancho eficaz en todas las
vigas, resultante de aplicar la normativa seleccionada previamente en el apartado 6.1.1. Las vigas
MT1 y MT2 fallaron para una carga correspondiente al rasante de fisuración, entorno a un 60%
de la carga última de las vigas MT7 y MT8, que fallaron por flexión. Hay que señalar la práctica
coincidencia del valor del ancho eficaz experimental de las vigas MT1 y MT2 con el ancho
eficaz establecido en EHE [1], por lo que éste parece la opción más adecuada para estimar el
ancho eficaz en una situación de carga de la viga equiparable a servicio, con las alas íntegras, de
modo que no se vea afectado por la cuantía de la armadura transversal. La viga MT8, con el
mayor valor de ρ·fy, presenta un ancho eficaz experimental a mitad de camino entre el propuesto
por EHE [1] y por EC2 [4]. Las vigas MT6 a MT4, con reducción progresiva de ρ·fy pero siempre
superando a las vigas MT1 y MT2, ven reducido también su ancho eficaz experimental
correspondiente, por debajo incluso de las vigas MT1 y MT2, lo que claramente es un indicativo
de que, superado el nivel de carga del rasante de fisuración, la armadura transversal del ala
influye en su ancho eficaz. En concreto, la cuantía empleada para estas vigas es incapaz de
garantizar el valor del ancho eficaz prescrito en la normativa de hormigón usada. Es evidente que
la formulación del ancho eficaz de la normativa no es válida para el estudio de estas vigas.
En el análisis seccional se ha tenido en cuenta el espesor variable de las alas de las vigas de la
serie MT (hf en la unión ala–alma y 50mm en el extremo del ala). Para el bloque comprimido se
ha considerado una resistencia α·fc con α=1. Para determinar la capacidad plástica de la armadura
longitudinal se ha utilizado el dato fyl, no obstante, en ciertos casos, esta resistencia parece
insuficiente, ya que el momento resistente MRu obtenido resulta inferior al valor experimental
MEu con una diferencia apreciable. Son los casos de las vigas de Domigues (1981), las vigas
MT7 y MT8 de Tizatto (1987) [26] y, en menor medida, las vigas U7 y U3 de Regan (1967). La
explicación puede encontrarse en la documentación más detallada dada por Tizatto (1987) [26],
en donde claramente fyl=570MPa es un límite elástico convencional, ya que el acero no presenta
escalón de cedencia, alcanzando una tensión de rotura de 712MPa con una deformación del
11,6‰. Si se rehacen los cálculos para la viga MT8, buscando MRu=MEu=900kNm para el ancho
b=600mm, la resistencia a tracción demandada para la armadura longitudinal resulta
fs=650,6MPa, un valor que entra dentro de lo razonable (hay que añadir x=64,34mm y
Nf=994kN).
En relación al ancho del ala, el empleo de dos valores, el real b y el eficaz bef según EHE [1],
sirve para ilustrar cómo una variación apreciable en el ancho apenas influye en el momento
resistente teórico MRu, y su efecto queda también reducido, aunque menos, en la resultante axil
sobre el ala Nf. El ejemplo más notable lo constituyen las vigas de Regan (1967), una reducción
del 40% en el ancho del ala (de b=459mm a bef=275mm) supone sólo una reducción del 4% en el
momento resistente MRu y una reducción del 9% en la resultante axil Nf. La explicación se debe
a que la profundidad del bloque comprimido cae dentro del espesor del ala (x<hf) con un margen
suficiente como para que cualquier modificación del ancho b no cambie dicha situación. Esto
ocurre además con todas las vigas de la Tabla 7.3, lo que permite concluir que, en estos casos, no
es necesaria una gran precisión en la estimación de bef.
Finalmente, la principal utilidad de la Tabla 7.3 es comparar la armadura transversal en las alas
de las vigas con la armadura mínima que se deduce de aplicar EHE [1] utilizando el ángulo
mínimo de inclinación de las bielas propuesto por EC2 [4], es decir:
(ρf y )mín = N f ⋅ 1 = N f ⋅ 1 E.7.49
a ⋅ h f cotgθ f a ⋅ hf 2
Como puede observarse, sólo la viga U7 posee un valor de ρfy que supera ampliamente el valor
mínimo, habiendo agotado efectivamente por flexión longitudinal. En esta viga se observó
aplastamiento generalizado en toda la anchura del ala y en la Fig.2.4 se aprecia un valor mínimo
en la relación ε/εalma de ~0,7; ello permite suponer una deformación ε≈0,7×3,5‰=2,45‰ en el
punto del paramento superior del ala más alejado del alma, lo que indicaría que se alcanzó una
tensión fc de compresión en toda la anchura y, por tanto, un ancho eficaz bef=b. No puede decirse
lo mismo de las vigas U3, U4 y U1, con un valor de ρfy muy inferior al mínimo. En estos casos
la Fig.2.4 no resulta suficiente para poder valorar el ancho eficaz bef, que debió resultar inferior
al ancho real. Aparte, el hecho de que la viga U3 presente MEu=252 > 238=MRu (con b) indica
que debería revisarse el valor de la tensión de tracción de la armadura, ya que seguramente se
trató de un acero sin escalón de cedencia, información que no está disponible.
Las vigas Q2, T1-112 y MT7 poseen un valor de ρfy que queda ligeramente por debajo del valor
mínimo, y la viga MT8 ligeramente por encima. Q2, MT7 y MT8 fallaron por flexión, mientras
que el fallo de T1-112 fue descrito como fallo por rasante, pero tenía la particularidad de que la
unión alas–alma había sido prefisurada. El resto de vigas ofrecen una clara deficiencia de
armadura transversal, con valores de ρfy incluso inferiores a la mitad del mínimo, y la mayoría
presentaron una rotura catalogada como fallo por rasante, excepto 4 vigas de Placas (1969) que
fallaron por cortante, aunque hay que recordar que las vigas de este autor se enmarcaban en un
estudio general del cortante.
Es interesante comentar la viga Q2, que posee una anchura del ala pequeña, ya que el ancho
eficaz según EHE [1] coincide con el real. En la documentación original [29] se puede ver que el
acero longitudinal presenta un escalón de cedencia, luego el uso de fyl es adecuado, ya que se
trata de un límite elástico aparente, y es de esperar mayor aproximación en el cálculo del
momento último. El fallo observado por sus autores fue de flexión, pero el momento de
agotamiento anotado resulta inferior al momento teórico. Dado que la armadura transversal del
ala resulta ligeramente inferior a la mínima, podría considerarse un ancho eficaz del ala inferior
al real. Si, mediante el análisis seccional plástico, se busca un ancho eficaz bef tal que se igualen
los momentos de agotamiento teórico y experimental, MRu=MEu=1.122kNm, se obtiene
bef=207mm (con x=196mm, en el alma, y Nf=604kN), valor del ancho que resulta pequeño para
las características de la viga. Este ejemplo pone de relieve que, con la información disponible, no
parece adecuado plantear el cálculo del ancho eficaz basándose únicamente en la equivalencia
del momento flector.
Para establecer esta relación semi-empírica se utilizan los resultados teóricos de la aplicación del
método de los campos de tensiones (v. 7.1.3.1) y el concepto de curva límite. El motivo es que
este método ofrece una expresión única para la relación t(ω), entre resistencia a rasante y cuantía
de la armadura, mientras que los otros dos métodos necesitan expresiones adicionales para
definir así valores límites. La solución consiste en buscar una relación entre el ancho eficaz y la
cuantía de la armadura transversal. Utilizando E.7.11 puede sustituirse la tensión t en la
expresión E.7.41, de modo que se obtiene la siguiente relación:
3ν − αη ω
β= ⋅ E.7.50
4 αη ν + ω
en donde hay que recordar que β es el cociente entre el ancho eficaz bef y la longitud a del tramo
de ala que resiste el rasante (E.7.4). En consecuencia, debería existir una relación lineal entre β²
y ω/(ν+ω). Dado que se conoce β y ω de 6 de las 8 vigas de la serie MT, en la Fig.7.7 se
representan estos datos con el valor habitual propuesto para el factor de eficacia de la resistencia
a compresión en presencia de fisuración oblicua, ν=0,6, caso recogido en la Tabla 2.8 al suponer
fisuración controlada y propuesto por EHE [1] para aplicación del método de bielas y tirantes.
Como caso más generoso, dado que ν se utiliza como condición del campo de tensiones J
(Fig.7.5a), se añade también la Fig.7.8, en donde se representan los mismos datos pero con
ν=0,8, que corresponde a fisuración paralela. Además, se añaden los resultados de las vigas de
hormigón armado ensayadas en la presente tesis, las vigas V1-0, V2-0, V3-0 y V4-0.
Hay que recordar que el mecanismo resistente planteado por todos los modelos estudiados, en
concreto el de campos de tensiones, considera el estado fisurado del hormigón, luego los datos
de vigas que fallaron por rasante de fisuración, porque carecían de armadura transversal o
presentaban una cuantía muy baja, no resultan válidos para verificar la relación E.7.50. Tizatto
(1987) [26] sólo proporcionó el valor del ancho eficaz para la situación del rasante de fisuración
en las vigas MT1 y MT2, por ello estas vigas deben descartarse. Basta observar las Fig.7.7 y
Fig.7.8 para confirmar que no siguen la tendencia lineal de las restantes vigas cuatro vigas de la
misma serie, MT4, MT5, MT6 y MT8.
Respecto a las vigas de la presente tesis, puesto que se procedió a evaluar la evolución del ancho
eficaz durante todo el proceso de carga, se dispone de información del mismo para la situación
del rasante de fisuración y para la situación de máxima carga soportada por la viga. Por ello
pueden representarse dos puntos para cada viga, excepto V4-0, que no resulta fiable en la
situación de carga máxima ya que falló prematuramente por coqueras en el alma. Como ya se ha
comentado, la representación en las Fig.7.7 y Fig.7.8 de la situación correspondiente al rasante
de fisuración en estas vigas confirma la independencia de β² con respecto de ω/(ν+ω). Las vigas
V2-0, V3-0 y V4-0 ofrecen prácticamente el mismo β², mientras que el valor más bajo de V1-0
puede justificarse por los problemas de prefisuración parcial sufridos en el proceso de
desencofrado. Una vez superado el nivel de carga del rasante de fisuración, en la situación de
agotamiento de las vigas, se observa que las vigas V1-0, V2-0 y V3-0 siguen una tendencia
lineal.
Las pendientes de las rectas ajustadas, en teoría, se corresponden con el factor (3ν–αη)/(4αη) de
la expresión E.7.50. Dado que ν es un valor propuesto, dentro de los valores habituales
recomendados, y α es conocido del análisis seccional, puede deducirse el valor de η, que hay que
recordar que se definió en E.7.11 como la fracción del espesor del ala que resulta comprimida
(η=x/hf≤1).
0,10
β² Relación β~ω, caso ν=0,6
0,09
y = 0,4423x
MT8
0,08 V3-0
V2-0 V4-0
0,07
MT1
0,06 MT2 y = 0,2957x
MT6
V3-0
0,05 V1-0
Fig.7.7. Relación β~ω según resultados experimentales (caso ν=0,6). Nf,fis= situación de carga
correspondiente al rasante de fisuración; MEmáx= situación de máxima carga.
0,10
β² Relación β~ω, caso ν=0,8
0,09 y = 0,5699x
MT8
0,08 V3-0
V2-0 V4-0
0,07
MT1 y = 0,3772x
MT2
0,06
MT6 V3-0
0,05 V1-0
Fig.7.8. Relación β~ω según resultados experimentales (caso ν=0,8). Nf,fis=situación de carga
correspondiente al rasante de fisuración; MEmáx=situación de máxima carga.
En primer lugar, para las vigas de la serie MT, se adoptó α=1 en el análisis seccional
simplificado y de la Tabla 7.3 puede obtenerse un valor promedio η=0,79 de las cuatro vigas
MT4, MT5, MT6 y MT8, para el caso de usar el ancho eficaz según EHE [1]. Si bien este cálculo
no se corresponde exactamente con la situación experimental de agotamiento, por problemas ya
comentados, sí puede tomarse como indicativo de esta serie de vigas, con una cabeza de
compresión fuerte, obligando a que el bloque comprimido caiga dentro del espesor del ala. En
segundo lugar, para las vigas de esta tesis no se procedió a un análisis seccional simplificado,
sino que se usó una ley no lineal para el hormigón (v. 6.3.1.1). De estos cálculos se sabe que η=1
en todos los casos, debido a una capacidad de la armadura de tracción superior a la capacidad a
compresión de las alas. El valor de α puede determinarse con los resultados de la Tabla 6.10,
basta repartir el valor de Nf entre el área del ala eficaz y relacionarlo con el valor de la resistencia
a compresión, es decir, α=Nf/(bef ·hf ·fc). Para la situación de carga máxima, anotada como
MEmáx, el valor promedio obtenido para las vigas V1-0, V2-0 y V3-0 es α=0,93.
Con estas consideraciones puede elaborarse la Tabla 7.4, en donde se presenta el factor η de
compresión parcial del ala deducido del ajuste experimental entre β y ω, para los casos ν=0,6 y
ν=0,8. El parámetro m es la pendiente de las rectas ajustadas en Fig.7.7 y Fig.7.8, así que el
factor resulta η=3ν/(α·(1+4m)). Es de destacar el hecho de que en las vigas VN-0, en donde se ha
procedido con un análisis seccional más detallado, coherente con el cálculo de bef, el caso ν=0,8
conduce a un valor prácticamente exacto de η (1≈1,03). En las vigas MT la diferencia en η es
más notable, pero con ν=0,8 se obtiene mayor aproximación (0,79<>0,73).
La propuesta de relacionar β con ω de este modo parece, por tanto, adecuada, de manera que en
el resto de vigas de hormigón armado, de las que se carece de información experimental sobre el
ancho eficaz, éste podría estimarse a partir de E.7.50, sustituyendo β por su definición:
3ν −α η ω
b ef = a ⋅ ⋅ E.7.51
4αη ν+ω
en donde α=1 y para η puede tomarse como valor aproximado el que resulta del análisis plástico
anotado en la Tabla 7.3 para el caso ideal de usar el ancho eficaz según EHE [1].
A raíz de los resultados gráficos del apartado anterior, presentados en las Fig.7.7 y Fig.7.8, es
interesante crear un apartado nuevo para destacar el hecho de que puede establecerse un criterio
para fijar una armadura mínima, cuyo objeto sería garantizar un valor establecido del ancho
eficaz en la situación final de agotamiento a flexión. En este caso, el criterio surge de observar el
comportamiento de las series de vigas MT y VN-0, independientemente, al relacionar los datos
correspondientes al nivel de carga del rasante de fisuración con las rectas ajustadas según el
criterio de la curva límite.
La Fig.7.9 es repetición de la Fig.7.8, pero en ella se han dibujado unas rectas horizontales que
representan el valor medio de β² para el nivel de fisuración en cada familia de vigas. Son
En el caso de la familia MT, el único dato disponible de ancho eficaz de viga con ω>ωfis es la
viga MT8, la cual falló por flexión y con un ancho eficaz experimental ligeramente superior al de
las vigas MT1 y MT2. Según la Tabla 7.3 dicha viga posee una armadura ligeramente superior a
la mínima (ρfy=3,4>2,82MPa) deducida con el ancho eficaz de EHE [1], con el modelo de bielas
y tirantes, y con el ángulo mínimo sugerido por EC2 [4] (θf=26,5º).
En el caso de la familia VN-0, la viga con ω>ωfis es V4-0, cuyo punto del nivel de fisuración está
prácticamente alineado con la recta ajustada con las vigas V1-0, V2-0 y V3-0. Lamentablemente
esta viga no resulta fiable en los datos de la situación de agotamiento, ya que su fallo vino
condicionado por la presencia de coqueras en el alma, pero todo hace indicar que habría sido
capaz de mantener el ancho eficaz del nivel de fisuración. En la Tabla 6.10 se aprecia cómo el
ancho eficaz del nivel de fisuración es 409mm, baja a 392mm para la situación Nf,máx, que
precede a la situación final de fallo en donde termina por alcanzar un valor de 360mm.
0,10
β² Relación β~ω, caso ν=0,8 y = 0,5699x
y = 0,3772x
0,09
0,08 MT8
V3-0
V2-0 V4-0
0,07
MT1
0,06 MT2
MT6 V3-0
0,05 V1-0 Nf,fis Tizatto
0,00 ω/(ν+ω)
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25
Fig.7.9. Establecimiento de una armadura mínima para garantizar el ancho eficaz en servicio.
Un comentario que puede hacerse con la serie de vigas VN-0, y no con la serie MT, es que,
como se ha podido representar el ancho eficaz en dos situaciones diferentes de carga, la del
rasante de fisuración y la del agotamiento final de la viga, queda claro el salto que se produce en
el valor de β² cuando se pasa de la primera situación a la segunda. Y el salto se reduce conforme
aumenta ω, hasta llegar a ωfis.
Para finalizar, otro aspecto de interés es que el criterio de establecer la armadura mínima
transversal de las alas, utilizando el método de bielas y tirantes con un ángulo θf=26,5º, parece
funcionar adecuadamente con el ancho eficaz de EHE [1], pero plantea dudas con el ancho eficaz
de EC2 [4], que resulta superior. Es decir, en vigas de alas anchas, la armadura mínima indicada
parece garantizar el ancho eficaz de EHE [1] en la situación de agotamiento a flexión, mientras
que plantea dudas para garantizar el ancho eficaz EC2 [4]. El ejemplo lo constituye la viga MT8,
según los datos presentados en la Tabla 7.5, obtenidos sin el empleo de coeficientes de
seguridad.
Tabla 7.5. Viga MT8: ancho eficaz y armadura transversal comparados con EHE y EC2.
datos reales dato experimental según EHE [1] según EC [4]
b = 600mm bef = 550mm bef = 500mm bef = 600mm
ρfy = 3,4MPa (ρfy)mín = 2,82MPa (ρfy)mín = 2,92MPa
(θf=26,5º) (θf=26,5º)
En este sentido, el criterio que figura en EHE [1] es más seguro ya que, además de proponer un
ancho eficaz más conservador, adopta una formulación del método de bielas y tirantes
particularizada para θf=45º, que conduciría a ρfy=5,64MPa.
En cuanto al valor del ancho eficaz, en 7.2.1.1.1 se estableció un criterio para estimarlo en
aquellas vigas que carecían de este dato experimental y que fallaron para un nivel de carga
superior al del rasante de fisuración, gracias a la contribución de la armadura transversal. El
criterio se resume en la expresión E.7.51, aunque queda pendiente discutir la influencia del factor
ν, habiendo barajado valores de 0,6 y 0,8. Para ello se presentan los resultados completos de
estas vigas en la Tabla 7.6, correspondientes a ambos casos. Como puede observarse, la
diferencia en el valor del ancho eficaz es escasa, y esta diferencia se reduce al evaluar la
resultante de compresiones en el ala. Con estos resultados, prácticamente es indiferente
inclinarse por uno u otro valor del factor ν, no obstante, como ya se indicó con la Tabla 7.4, el
caso ν=0,8 permitía un ajuste más aproximado de la curva límite con los resultados
experimentales por lo que, en coherencia, se adopta esta última solución.
Finalmente, en la Tabla 7.7 se reúnen los resultados definitivos del rasante solicitante de todas
las vigas, incluyendo las cuatro vigas de la serie VN-0 de la presente tesis, con la novedad de
reordenarlas según el modo de fallo (rasante, cortante y flexión) y según el valor creciente de ω.
Se añade además un número adicional de identificación para facilitar la localización de la viga en
las representaciones gráficas del apartado siguiente, utilizadas para el contraste de los resultados
experimentales con los diferentes modelos de cálculo estudiados en 7.1. La tabla también incluye
el ancho eficaz adoptado y una breve referencia sobre el criterio seguido para su estimación.
Tabla 7.8. Rasante solicitante máximo en las vigas hormigón armado de esta tesis.
situación MEmáx situación Nf,máx
ω bef Nf nivel de bef Nf
VIGA tipo de rotura t t
[mm] [kN] carga [mm] [kN]
V1-0 rasante V prefis.parcial 0,038 189 254 0,123 85% 334 300 0,145
V2-0 rasante H 0,073 294 357 0,164 98% 265 363 0,167
V3-0 rasante H 0,147 353 493 0,228 95% 421 515 0,238
V4-0 cortante C 0,211 360 496 0,234 96% 392 504 0,238
En los métodos de cálculo tratados en 7.1 para vigas de hormigón armado, modelos de bielas y
tirantes (v. 7.1.1.1), transferencia a corte (v. 7.1.2.1) y campos de tensiones (v. 7.1.3.1), se
plantearon unas funciones t(ω) denominadas curvas de armadura mínima, que dependían del
factor β, relación entre el ancho eficaz en la situación de agotamiento de la viga y la longitud del
ala (E.7.4), excepto en el modelo de bielas y tirantes, debido a que está formulado en función del
ángulo θf y ninguna norma lo relaciona con el ancho eficaz del ala. También se plantearon otras
funciones t(ω) denominadas curvas límite, en donde desaparece el factor β al relacionar la
situación de agotamiento frente a rasante simultáneamente con la situación de agotamiento a
flexión de la sección de momento máximo del ala. En su lugar, aparecen como factores nuevos α
y η, definidos en E.7.10 y E.7.11.
Ambos tipos de curvas se representan en el presente apartado por separado, junto con los
resultados experimentales de las vigas de hormigón armado seleccionadas. Para una mejor
discusión de los resultados es necesario elaborar una nueva tabla anotando para las vigas no sólo
los valores de ω y t, sino también los valores de los parámetros β, α y η (Tabla 7.10). Los valores
de ω y t se toman de la Tabla 7.7. En cuanto al parámetro β se presentan dos valores:
βexp es el valor correspondiente a la situación experimental de agotamiento de las vigas, es
decir, βexp=bef /a, siendo el ancho eficaz de la Tabla 7.7.
βEHE es el valor correspondiente al ancho eficaz establecido en EHE [1], que permite
discutir qué vigas no poseen un diseño adecuado con la norma; puede evaluarse con la
Tabla 7.2, o bien, combinar directamente las expresiones E.7.4 y E.2.38 resultando:
L b
β EHE = ≤ E.7.53
10 ⋅ a a
El valor de α y de η se conoce para las vigas de la presente tesis, en ellas el ala resulta
completamente comprimida en todo su espesor, por tanto, η=1, y el valor de α puede
determinarse con los resultados de la Tabla 6.10, repartiendo el valor de Nf entre el área del ala
eficaz, es decir, α=Nf/(bef·hf·fc), utilizando los resultados de la situación de carga máxima,
anotada como MEmáx. Como puede observarse en la Tabla 7.10, α resulta prácticamente igual a 1,
excepto en la viga V2-0. Dicha viga, sin embargo, presenta α=0,946 en la situación previa al
agotamiento, cuando la resultante axil alcanza un valor máximo (anotado como situación Nf,máx),
por lo que el valor más bajo de α podría justificarse por irregularidades en las lecturas de las
galgas en la situación extrema de carga.
Para el resto de vigas de hormigón armado, correspondientes a otros autores, ahora que se
conoce un ancho eficaz bef estimado en la situación de agotamiento (Tabla 7.7), puede plantearse
un nuevo cálculo seccional simplificado utilizando un bloque rectangular en compresión con
α=1, siendo η un parámetro a determinar. En esta ocasión se busca que el momento resistente
teórico sea igual al momento máximo experimental, y para ello las incógnitas a resolver con las 2
ecuaciones de equilibrio son la profundidad x del bloque comprimido y la tracción en la
armadura, anotada ahora como fs. Esto es necesario porque, como ya se observó al comentar la
Tabla 7.3, en algunos casos el valor del momento experimental máximo (MEu en la tabla) no
podía alcanzarse con el dato del límite elástico convencional fy, ya que resultaba un momento de
agotamiento teórico inferior (MRu en la tabla), incluso utilizando todo el ancho real del ala. En
otros casos MRu, considerando la armadura longitudinal plastificada, resultaba muy superior a
MEu, señal de que una cabeza comprimida fallaba sin conseguir agotar la capacidad plástica de la
armadura.
Los datos y resultados básicos del análisis seccional se dan en la Tabla 7.9 (otros datos de las
vigas pueden consultarse en Tabla 7.1). Entre ellos, de especial interés, figura la relación fs/fy,
que en algunos casos supera la unidad, alcanzando un valor máximo de 1,24 en la viga T1-111
de Domingues (1981), lo que entra dentro de lo razonable para aceros sin escalón de cedencia
dúctiles. En las vigas de la serie MT de Tizatto (1987) [26] se conocen los datos del acero, que
presenta una tensión de rotura de 712MPa, así que la tensión máxima fs=655,4MPa demandada
en la viga MT8 entra dentro de lo razonable. Los casos con fs/fy<1 corresponden en general a
vigas que fallaron con el rasante de fisuración o con un nivel de carga ligeramente superior. El
valor obtenido de η se anota de nuevo en la Tabla 7.10, junto con el resto de datos que van a
utilizarse para el contraste de métodos de cálculo del rasante.
Tabla 7.9. Análisis seccional simplificado en las vigas de otros autores, con bef conocido.
datos análisis seccional (α=1)
fy A s,l fc MEu hf b ef fs f /f x η
s y
VIGA [MPa] [mm²] [MPa] [N·mm] [mm] [mm] [MPa] [mm]
T21 621 1.604 32 137 76 183 361,1 0,58 34,9 0,46
T24 621 1.604 35 156 76 183 412,5 0,66 36,5 0,48
T37 621 1.604 32 192 76 92 566,8 0,91 94,9 1
T32 621 1.604 28 199 76 109 606,3 0,98 119,5 1
T14 621 1.604 33 201 76 159 556,4 0,90 57,5 0,76
T6 621 1.604 26 188 76 147 541,2 0,87 74,9 0,99
U1 621 1.604 30 237 76 145 701,2 1,13 101,7 1
U4 621 1.604 28,5 206 76 144 594,7 0,96 76,2 1
U3 621 1.604 30 252 76 235 701,9 1,13 60,3 0,79
U7 621 1.604 29,2 275 76 459 728,6 1,17 37,4 0,49
Q1 554 4.249 25,6 1.036 100 285 490,9 0,89 122,4 1
Q2 554 4.249 29,2 1.122 100 400 515,2 0,93 75,0 0,75
T1-121 570 2.057 30 557 60 381 677,8 1,19 51,0 0,85
T1-111 570 2.686 33,9 759 60 449 709,6 1,24 53,7 0,89
T1-211 570 2.057 28,4 549 60 277 691,0 1,21 112,0 1
T1-112 570 2.057 27,6 574 60 512 692,5 1,21 44,0 0,73
MT1 570 3.463 35,1 500 70* 512 347,6 0,61 29,2 0,42
MT2 570 3.463 41,6 600 75* 494 417,8 0,73 30,6 0,41
MT3 570 3.463 31,3 750 75* 312 570,4 1,00 160,7 1
MT4 570 3.463 35,8 730 70* 348 527,5 0,93 64,8 0,93
MT5 570 3.463 30,8 780 70* 355 589,0 1,03 157,5 1
MT6 570 3.463 32,8 860 70* 461 622,4 1,09 69,3 0,99
MT7 570 3.463 32,8 860 70* 469 621,5 1,09 65,4 0,93
MT8 570 3.463 27,5 900 75* 557 655,4 1,15 86,0 1
*
Espesor del ala variable linealmente, siendo hf el valor alcanzado en la unión ala–alma y
50mm en el extremo del ala.
Los resultados de la Tabla 7.10 son representados en la Fig.7.10 para el caso de emplear las
curvas de armadura mínima con KB=2/5 y distintos valores de β; y en la Fig.7.11 para el caso de
emplear las curvas límite.
caen justo sobre la curva extrema, aunque realmente la viga 27 posee βexp=0,235 y debe
utilizarse otra curva que añade margen de seguridad.
Las vigas 1, 2 y 3 son las que poseen ω=0, por lo que no hay lugar a la formación de un
mecanismo de bielas y tirantes cuando se alcanza el nivel de carga correspondiente al rasante de
fisuración, que es la situación representada con el valor de t≈0,10. Para un diseño acorde al
modelo, estas vigas deberían haberse dimensionado con ω=0,05 como mínimo, aunque
resultados de otras vigas con este valor del grado de refuerzo indican que entonces habrían sido
capaces de resistir un rasante superior a 0,10.
La solución de EHE [1] corresponde a cotgθf =1, que implica β=0,4, que es un valor que no se
suele dar práctica, de hecho, el ancho eficaz establecido en la norma para diseño no permite
adoptar un valor de β superior a L/(10·a) y si, como es habitual, a≈L/2, esto quiere decir que β
no suele superar el valor de 0,2, siempre desde el punto de vista de diseño. En la realidad las
vigas adoptan el valor de β que le permite su geometría y esquema de carga, así como la
armadura transversal del ala. La curva con β=0,4 cubre con seguridad la totalidad de las vigas,
tanto las que fallaron por rasante como por otra causa, excepto la viga 28. Dicha viga alcanzó
βexp=0,334, pero agotó por flexión. Esta última viga forma parte del conjunto de 4 vigas que
poseen ω>0,1, tres de las cuales presentan resultados aparentemente inseguros pero que deben
discutirse con detalle para cada caso.
En cuanto al valor que podría haber alcanzado el rasante resistente de la viga 19, según el plano
vertical de unión ala–alma, la curva de armadura mínima indica un valor t=0,258 (Fig.7.10),
mientras que la curva límite con η=1 predice un valor menor t=0,243 (Fig.7.11), quizás más
acertado o, por lo menos, más seguro, pero hay poca información experimental válida para
profundizar en este aspecto.
La viga 24 (V4-0) corresponde a la primera viga de la serie fabricada para la presente tesis, con
problemas de formación de coqueras en el alma que anticipó el fallo de la viga. Así que el punto
t-ω representado en los gráficos solamente indica un valor inferior al rasante resistente que
realmente habría sido capaz de desarrollar el ala. Sólo pueden hacerse algunas conjeturas. Con el
estudio realizado del ancho eficaz experimental en 7.2.1.1.1 se sugirió posteriormente, en
7.2.1.1.2, una propuesta para establecer la armadura mínima que garantiza un valor del ancho
eficaz en la situación límite de la viga en la que se alcanzan simultáneamente el agotamiento a
rasante del ala y su agotamiento por compresión longitudinal, derivado de la flexión en la
sección crítica. Esta propuesta se plasmó en la Fig.7.9 y en ella puede deducirse que la viga V4-0
parece disponer de una armadura transversal ligeramente superior a la necesaria para garantizar
que el ancho eficaz alcanzado con el nivel de carga correspondiente al rasante de fisuración se
mantenga hasta el nivel agotamiento de la viga. Este ancho eficaz puede estimarse en 420mm a
partir de la recta ajustada a los datos de las vigas V1-0, V2-0 y V3-0 (y=0,3772x).
Con el ancho eficaz bef=420mm puede procederse a un cálculo seccional no lineal acorde a los
criterios de 6.3.1, resultando MRmáx=459,8kNm, Nf=575,9kN y, en consecuencia, t=0,272, que es
el punto 24(a) representado en los gráficos. Las curvas de armadura mínima y límite (η=1)
indican una resistencia a rasante algo superior a este valor, ello significa que la viga V4-0, en
caso de no haber presentado problemas de coqueras en el alma, debió agotar teóricamente por
flexión y que el grado de refuerzo ω=0,211 era adecuado para este fin. El punto 24(b)
corresponde al caso teórico de usar bef=500mm, ancho establecido por EC2 [4]. El rasante resulta
t=0,323, que puede obtenerse fácilmente con los datos de la Tabla 6.11. Dicho valor resulta
superior al proporcionado por las curvas de armadura mínima y límite (η=1), e incluso superior
al valor extremo 0,3 (=0,5·ν con ν=0,6), lo que significa que la viga no habría sido capaz de
desarrollar un ancho eficaz de 500mm, siendo el motivo de fallo el rasante por compresión
oblicua.
Finalmente, la viga 28 corresponde a la viga U7 de Regan (1967), de la que se anota que falló
por flexión longitudinal, habiendo mostrado signos de aplastamiento en toda la anchura del ala.
El ancho eficaz estimado coincide con el ancho real (Tabla 7.7), lo que, dada la gran anchura del
ala, la convierte en la viga con el valor máximo de la relación de aspecto del ala eficaz. Como
puede observarse en Tabla 7.10 se tiene βexp=0,334 que supera ampliamente a βEHE=0,2. Otra
característica que presenta esta viga es que la armadura longitudinal de tracción no es capaz de
igualar la capacidad máxima a compresión del ala, y el resultado es que la sección transversal,
buscando la máxima eficacia, demanda todo el ancho del ala posible, porque la armadura
transversal se lo permite, y reduce la profundidad del bloque comprimido dentro del espesor del
ala, resultando un valor η=0,49 (Tabla 7.10), para así maximizar el brazo mecánico.
margen de seguridad a menos del doble. Según estos cálculos, la viga 28 poseía armadura
transversal suficiente para resistir el rasante, como este rasante correspondía a un nivel de
compresión en el ala que la armadura longitudinal de la viga no podía igualar, el fallo ocurrió
finalmente por flexión. Así puede constatarse en la Tabla 7.9, en donde se precisa fs/fy=1,17 para
poder igualar el momento máximo experimental.
Si se utilizan ahora las curvas límite (Fig.7.11), la curva KB=0,4 y η=0,49 señala que con el
grado de refuerzo de la viga 28, ω=0,231, el rasante máximo resistente que podría desarrollar el
ala sería t=0,213, pero ello supone una resultante de la cabeza comprimida de la sección que la
armadura longitudinal no es capaz de alcanzar, por ello la viga debió fallar por flexión, que es lo
que ocurrió. En conclusión, el punto que representa a la viga 28 no supone ningún caso extraño
que contradiga el modelo resistente.
Este simple análisis de la viga 28 permite observar un posible problema en el diseño de vigas en
T con alas de gran anchura, en donde la consideración de la excentricidad del rasante, a través de
β, conduce a valores más restrictivos del grado de refuerzo, mientras que una aplicación estándar
del modelo de bielas y tirantes, con un ángulo θf escogido especialmente bajo, conduciría a un
diseño posiblemente inseguro. La curva límite de esta viga estima un rasante resistente t=0,213,
como ya se ha anotado, inferior a t=0,292, que es el que se deduciría de la curva de armadura
mínima convencional E.7.7, sin tener presente β. No hay más datos experimentales, pero sería
interesante plantear en la viga 28 variaciones en la armadura longitudinal de flexión y en la
armadura transversal del ala, buscando los casos en los que el modo de fallo de la viga cambiara
de flexión a rasante, lo que permitiría un mejor contraste de las curvas de armadura mínima y
curvas límite.
0,30
tramo curvo = ω ⋅ (ν − ω ⋅)
24(a)
0,25 27
24
15 19
18 26
0,20 14 β=0,4 ó
13
16 19(2b) 28 cotg θf=1
9 17
0,15 7
11 12
25 β=0,35
8 23
21 10
3 4 22 19(2a) β=0,3 fallo Rasante
20
0,10 2 6 fallo Cortante
1 5 β=0,25 fallo Flexión
0,05
0,30
KB=0,4 ; η=1
KB=0,4 ; η=0,8 24(a)
0,25 27
19 24
15
18 26
0,20 14
13
16 19(b)
9 17
11 12 28
0,15 7 25
8 23
21 10
19(a) fallo Rasante
3 4
20
22 KB=0,4 ; η=0,6
0,10 2 6
fallo Cortante
1 5 KB=0,4 ; η=0,49 fallo Flexión
Fig.7.11. Contraste con el modelo de bielas y tirantes según las curvas límite.
En primer lugar, en la Fig.7.12 se presentan los resultados de las vigas junto con las funciones
t(ω) resultantes de aplicar ACI-318 [10] y AASHTO [11], según se desprende de los textos
originales, sin considerar la condición de equilibrio del ala derivada de la excentricidad del
rasante. Para el modelo de corte-fricción, si se particulariza la expresión E.2.145, se tiene:
t = μ ⋅ ω ≤ 0,2 E.7.54
en donde μ=1,4. Se adopta sólo la limitación de 0,2, por simplicidad, ya que el rango de
resistencias del hormigón de las vigas es bajo. Es conveniente recordar que el límite 0,2 es un
artificio para evitar que el diseño resulte inseguro en algunos casos, el propio texto en sus
comentarios así lo señala, remitiendo a los trabajos de Mattock (2001) [192] y Kahn y Mitchell
(2002) [191]. Esto quiere decir, y así puede observarse en resultados de ensayos de push-off de
dichos trabajos, que en otros casos el resultado puede ser excesivamente conservador.
La opción más sencilla para la cohesión adimensional es fijar un valor independiente de fc. En la
Fig.7.12 se representan los casos c=0,1, c=0,08 y c=0,06. La elección de c=0,1 se realiza por tres
motivos, en primer lugar porque es un valor que ya fue propuesto por Mattock (2001) [192] en su
fórmula E.2.90, y en segundo lugar porque permite ilustrar cómo la aplicación simple del modelo
de fricción más cohesión puede conducir a resultados inseguros si se compara con la curva de
armadura mínima, que tiene en cuenta la particularidad de la excentricidad del rasante según se
detalló en 7.1.2.1. Este segundo motivo se explicará más adelante. El tercer motivo surge de la
revisión de modelos simplificados planteados por algunos autores para el problema específico de
diseño de la armadura frente a rasante en vigas en T (v. 2.4.2). Pueden citarse a tres autores que
utilizaron como criterio de agotamiento en el plano de unión ala–alma el modelo de fricción
modificado, aunque su aplicación no se ciñó estrictamente a las hipótesis básicas del modelo
consideradas en las normas americanas. No obstante, plantearon valores de la cohesión que
contrastaron con los escasos resultados de vigas en T existentes, y es interesante citarlos. Regan
y Placas (1970) [19] establecieron c=0,125 (v. 2.4.2.1.3). Razaqpur y Ghali (1986) [37]
propusieron c=0,1 para alas comprimidas, con la limitación c·fc≤3MPa (v. 2.4.2.1.4). Y
finalmente Tizatto (1987) [26] planteó c=0,25·ν, con ν=1 para conseguir un ajuste medio a sus
resultados (v. 2.4.2.2.2.2), siendo ν el factor de eficacia de la resistencia a compresión acorde al
tratamiento formal que Nielsen et al. (1978) aplicaron al modelo de fricción modificado dentro
de la teoría de la plasticidad, aunque en este último caso sus autores propusieron originalmente
ν=0,67 para junta monolítica íntegra, y ν=0,5 para junta prefisurada.
0,30
t ACI-318 & AASHTO
24(a)
0,25 27
19 24
15
18 26
0,20 14
13
16 17
9 28
11 12
0,15 7 23 25
8
21 10 AASHTO c =0,1 μ=1
3 4 22 fallo Rasante
20 AASHTO c =0,08 μ=1
0,10 2 6 fallo Cortante
1 5 AASHTO c =0,06 μ=1
fallo Flexión
ACI-318 μ=1,4
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
La Fig.7.12 muestra cómo el modelo de fricción según ACI-318 [10] es un modelo sencillo que
deja a todos los resultados experimentales en el lado seguro, excepto la viga 28, lo que no tiene
relevancia porque falló por flexión debido a una armadura longitudinal escasa, según se comentó
en 7.2.1.2.1. En cuanto al modelo de fricción más cohesión de AASHTO [11] la elección de μ=1
resulta adecuada para la nube de puntos, mientras que es necesario fijar una cohesión reducida
para proporcionar seguridad en el diseño, serviría c=0,06, a excepción de nuevo de la viga 28 y
de la viga 24, ambos casos sin relevancia. Como ya se discutió en el apartado previo (v.
Puede observarse cómo, lo que en la Fig.7.12 resultaría un diseño inseguro con c=0,1, en la
Fig.7.13 se convierte en un diseño seguro, manteniendo los mismos datos de cohesión y fricción.
En esta figura se representa el caso de la curva de armadura mínima (E.7.31) utilizando
solamente el valor de la cohesión c=0,1 y variando β entre 0,1 y 0,3, que es el rango de valores
en el que se mueve β en el conjunto de las 28 vigas (Tabla 7.10). Incluso aquellas vigas con
resultados aparentemente inseguros, con un fallo diferente al rasante, aquí quedan cubiertas sin
ningún problema. Por ejemplo, la viga 25 posee βexp=0,2 y la curva AASHTO correspondiente
resulta segura. La viga 28 posee βexp=0,334 y la curva AASHTO correspondiente resulta segura.
Del mismo modo ocurre con la curva ACI, en donde sólo se modifica el valor límite,
manteniéndose intacta la rama inicial inclinada.
Como diferencia observable entre las Fig.7.12 y Fig.7.13 es que el valor límite, aplicable a
grados de refuerzo grandes, se reduce considerablemente cuando se aplica a la tensión rasante
nominal y cuando la excentricidad del rasante aumenta. Ello es lógico, si se tiene presente la
Fig.7.4, cuando aumenta la excentricidad del rasante, para un mismo grado de refuerzo ω, se
demanda más tracción transversal, lo cual sólo puede conseguirse aumentando la longitud del
tramo traccionado, disminuyendo así el factor k. De este modo, se reduce la longitud del tramo
comprimido y, para compensar, aumenta el valor de τc, con lo que el límite 0,2 o K1 entra a jugar
antes. Este límite, no obstante, parece que podría ser objeto de estudio para variarlo al alza,
aunque no hay datos experimentales para su discusión.
0,30
Curvas de armadura mínima β=0,1~AASHTO c =0,1
t
β=0,2~AASHTO c =0,1
0,25 27
β=0,3~AASHTO c =0,1
19 24
15
18 26
0,20 14
13
16 17
9
11 12 28
0,15 7 23 25
8
21 10
3 4 22
20
0,10 2 6
1 5
β=0,1~ACI fallo Rasante
β=0,2~ACI fallo Cortante
0,05 β=0,3~ACI fallo Flexión
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.13. Contraste con transferencia a corte aplicado al problema específico del rasante.
0,30
Curvas límite η=0,6~AASHTO c =0,1
t
η=0,8~AASHTO c =0,1
27 η=1~AASHTO c =0,1
0,25
19
15 24
18 26
0,20 14
13
16 17
9 28
1112 25
0,15 7
8 23
21 10 22
3 4
20
fallo Rasante
0,10 2 6 η=1 ~ ACI
1 5 fallo Cortante
η=0,8 ~ ACI
fallo Flexión
η=0,6 ~ ACI
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
El caso de la curva límite con cohesión (E.7.32) y sin cohesión (E.7.33) se representa en la
Fig.7.14. El resultado guarda una forma similar a las curvas de armadura mínima, pero ahora
desaparece β y aparece el parámetro η de compresión parcial del espesor del ala. Si la capacidad
del ala se reduce progresivamente, porque disminuye η, la curva límite con cohesión exige un
mayor grado de refuerzo, aunque no resulta notable. El efecto de η se nota sobre todo en el valor
límite cuando el grado de refuerzo supera un valor entorno a 0,1. En esta ocasión, con mayor
claridad, todas las vigas quedan en el lado seguro, independientemente de que no hayan fallado
por rasante. La viga 28 posee un η=0,49, por tanto, las curvas límite correspondientes se
situarían por debajo.
Como puede observarse, las curvas parecen más sensibles al valor de β que en el caso del
modelo de transferencia a corte. De hecho presentan la particularidad de que para distintos
valores de β pueden entrecruzarse. Ello es consecuencia de que la geometría del modelo con 3
campos de tensiones puede resultar muy forzada cuando β tiende, por ejemplo, a cero, siendo
entonces necesario replantear el número de campos y la geometría del modelo. No obstante, para
el rango de valores de β en que se mueven las vigas de estudio, las curvas de armadura mínima
ofrecen resultados similares a los modelos previos. Al no poseer un valor límite artificioso, como
en el caso del modelo de transferencia a corte, para los casos de un grado de refuerzo elevado la
estimación del rasante resistente es más generosa, y probablemente más ajustada a la realidad,
aunque no se disponen de datos experimentales para esta discusión.
La curva límite E.7.41 se representa en la Fig.7.17 únicamente para el factor ν=0,8, y con
distintos valores para η, habiendo adoptado en todos los casos α=1. La curva con η=1 deja en su
interior sólo a 3 vigas que fallaron por rasante, la 10, la 17 y la 19. La viga 10 se ajusta bastante a
la curva, tiene la particularidad de haber presentado prefisuración parcial de las alas. Las vigas
17 y 19 también son particulares, habiendo fallado por rasante según una superficie horizontal,
tal y como se describió para la viga 19 en el apartado 7.2.1.2.1, pero además la viga 17 posee
α=0,838, por lo que la curva con η=1 se ajusta más todavía al punto que la representa. Un
margen de seguridad más adecuado se consigue con un factor ν=0,6, utilizado para representar el
juego de curvas en la Fig.7.18. Los casos con η=1 y η=0,8 resultan coincidentes, y con valores
decrecientes de η las curvas descienden, demandando así mayor grado de refuerzo para resistir el
mismo rasante.
0,30
t Curvas de armadura mínima ν=0,8 24(a)
0,25
27
ν=0,8 ; β=0,1
15 19 24
18 26
0,20 14
13
16 17
9 28
11 12
0,15 7 23 25
8
21 10
3 4 22 ν=0,8 ; β=0,2
20 fallo Rasante
0,10 2 6 fallo Cortante
1 5
fallo Flexión
ν=0,8 ; β=0,3
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.15. Contraste con modelo de campos de tensiones, curvas de armadura mínima con ν=0,8.
0,30
t Curvas de armadura mínima ν=0,6
24(a)
0,25 27
19 24
15
18 26
0,20 14
13 ν=0,6 ; β=0,1
16 17
9 28
11 12
0,15 7 23 25
8
21 10
3 4 22
20 fallo Rasante
0,10 2 6
ν=0,6 ; β=0,2 fallo Cortante
1 5
fallo Flexión
0,05 ν=0,6 ; β=0,3
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.16. Contraste con modelo de campos de tensiones, curvas de armadura mínima con ν=0,6.
0,30
t Curvas límite, ν=0,8
24(a)
0,25 27
19
15 24
18 26
0,20 14
13
16
9 28
11 12 17
0,15 7 23
8 25
21 η=1,0
3 4 20 22 fallo Rasante
10
0,10 2 6 η=0,8 fallo Cortante
1 5 η=0,6 fallo Flexión
η=0,4
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.17. Contraste con modelo de campos de tensiones, curvas límite con ν=0,8.
0,30
t Curvas límite, ν=0,6
24(a)
0,25 27
19 24
15
18 26
0,20 14
13
16
9 28
11 12 17
0,15 7
8 23 25
21
3 4 20 22 fallo Rasante
10
0,10 2 6 η=1,0 & η=0,8 fallo Cortante
1 5 η=0,6 fallo Flexión
η=0,4
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.18. Contraste con modelo de campos de tensiones, curvas límite con ν=0,6.
Para observar el efecto de las fibras de acero se representan el total de las 14 vigas ensayadas,
incluyendo las 4 vigas de hormigón sin contenido en fibras. En coherencia con el contraste
realizado con las vigas de hormigón armado, las funciones se representan enfrentando el rasante
resistente t con el grado de refuerzo de la armadura ω solamente, y la consideración del efecto de
las fibras de acero a través de fF se representa con familias de curvas.
7.2.2.1 Datos
La resistencia a tracción última adimensional del hormigón fF es diferente para cada viga pero, en
general, mantiene un valor más o menos similar en cada familia de vigas, atendiendo a la
cantidad empleada de fibras de acero. Esta resistencia se definió en E.7.14 y se anota en la Tabla
7.11 dividida entre Ko, que es el factor que tiene en cuenta la diferencia que puede existir entre el
hormigón colocado y compactado en las probetas de flexotracción y el colocado y compactado
finalmente en el ala de las vigas. El valor de Ko se decidirá con la representación de los
resultados y su contraste con los modelos de cálculo. Para la resistencia fFtu se utiliza la
establecida por EHE [1] en E.2.189, tomando fR3 de la Tabla 4.7.
El resto de datos de la Tabla 7.11 son el grado de refuerzo ω y la tensión rasante nominal t,
correspondientes al plano de corte vertical de unión alas–alma, la relación de aspecto del ala
eficaz βexp y el coeficiente α. Los tres últimos parámetros corresponden a la situación de carga
máxima de la viga, y se evalúan con los datos de la Tabla 6.10. Como valor de referencia,
βEHE=0,267 en todos los casos. Todos estos parámetros se explicaron con la Tabla 7.10, al tratar
las vigas de hormigón armado.
Es interesante representar primeramente en la Fig.7.19 estos resultados y unir mediante una línea
aquellas vigas con el mismo contenido de fibras de acero, de este modo puede confirmarse el
efecto beneficioso de la presencia de fibras de acero. Esto puede observarse con la familia de
vigas VN-20, con respecto a la familia de vigas sin fibras VN-0. El efecto se reduce con la
familia VN-30, en donde además se aprecia un resultado anómalo con V3-30. Hay que recordar,
no obstante, que la representación de los fallos por otra causa diferente al rasante suponen un
valor inferior al rasante resistente que sería capaz de desarrollar el ala con el grado de refuerzo
que posee.
La familia VN-40 claramente presenta un comportamiento irregular, que podría atribuirse a una
menor eficacia de los medios de colocación y compactación del hormigón con un contenido
mayor de fibras de acero. La viga V1-40 acusó una deficiente compactación del hormigón en el
alma, con coqueras visibles, fallando por lo que podría ser una combinación de compresión
oblicua en el alma y problemas de adherencia de la armadura longitudinal de tracción. A pesar de
ello, el rasante solicitante en la situación de fallo de la viga V1-40 supera al rasante resistido por
las tres vigas de igual grado de refuerzo ω, y contenido inferior de fibras, que sí fallaron todas
por rasante. No ocurre lo mismo con las otras dos vigas, V2-40 y V3-40, en este caso, el rasante
solicitante en la situación de fallo de la viga, aunque supera al de las vigas de hormigón sin
fibras, V2-0 y V3-0, resulta inferior al de las vigas con contenido menor de fibras. En estas vigas
se mejoró la compactación del alma introduciendo una aguja vibradora y aunque no mostraron
coqueras como en V1-40, el aspecto de los paramentos laterales del alma no fue perfecto. En los
resultados del análisis seccional de estas vigas (v. 6.3.2) se observa que el fallo aparente por
flexión se produce con una carga entre un 80 y 90% de la capacidad teórica de la sección con
ancho eficaz 400mm, según EHE [1].
0,35
t
V2-30 V3-20
0,30
V3-30
V2-20
0,25
V3-40
V4-0
V1-40 V2-40
V3-0
0,20
V1-30 V1-20
fallo Rasante
0,15 fallo Cortante
V2-0
V1-0 fallo Flexión
0,10 F0
F20
0,05 F30
F40
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25
Para aplicar el modelo de bielas y tirantes (v. 7.1.1.2) considerando la contribución de las fibras
es necesario establecer el valor de dos factores. El primero de ellos define el área eficaz de los
tirantes del ala, para el que se adopta KA=1, considerando que, al tratarse de tirantes repartidos,
toda el área transversal real resulta eficaz. El segundo factor es νF, correspondiente a la eficacia
de la resistencia a compresión del hormigón, para el que se toma la expresión E.2.239 que se
particulariza para cada clase de hormigón en la Tabla 7.12. En la tabla también se establece la
notación que se emplea en los gráficos para las cuatro clases de hormigón, así como un valor
medio de la resistencia a tracción adimensional fF/Ko (=fFtu/fc), para reducir el número de curvas
a representar.
Hay que recordar el modo de fabricación de las vigas (Fig.4.9) para asignar un valor al factor Ko.
Las vigas se fabricaron en posición invertida sobre una mesa vibrante, por lo que el hormigón en
la zona de las alas se vio sometido a una compactación mediante vibración exterior que favoreció
teóricamente la orientación de las fibras según el plano horizontal. Una orientación 2D según el
plano horizontal, que es perpendicular al plano vertical de unión alas–alma, es una orientación
óptima para la función estructural que se busca de las fibras en el problema del rasante. Aparte,
la exposición a la vibración exterior se produjo durante un tiempo más prolongado que en el caso
de las probetas de flexotracción.
Recurriendo a los datos del factor de eficacia por orientación de la Tabla 2.13 puede estimarse Ko
como la relación entre el factor teórico para orientación 2D (ηo=0,637) y el de orientación 3D
(ηo=0,5), es decir, Ko=0,637/0,5≈1,3. Esto quiere decir que cabe esperar una resistencia a
tracción del hormigón mayor en la zona de unión alas–alma que la obtenida en las probetas de
flexotracción. Para la representación de las curvas teóricas t(ω) se emplea el valor Ko=1,3, que
puede considerarse como adecuado si se observa que se mantiene un margen de seguridad
coherente con el presentado para las curvas del hormigón armado sin fibras.
Las particularidades de las vigas V3-0 y V4-0, que aparentemente caen en el lado inseguro de la
curva con cotgθf=2, ya se comentaron en 7.2.1.2.1. La viga V3-0 falló por rasante con una
superficie básicamente horizontal, el punto representado corresponde al rasante solicitante sobre
el plano vertical de unión ala–alma, pero si se representa adecuadamente el caso real de rotura se
tiene el punto V3-0(2b) como más razonable. La viga V4-0 debió fallar teóricamente por flexión
según el punto representado V4-0(a), así que cabe esperar un rasante resistente ligeramente
superior.
En la Fig.7.21 se representan las curvas de armadura mínima (E.7.16), que presentan un cambio
de crecimiento más adecuado entorno a ω=0,1. Para mayor simplicidad se ha fijado un solo valor
para la relación de aspecto del ala, β=0,2. Hay que recordar que valores de β menores a 0,2 no
cambian las curvas, y valores mayores a 0,2 reducen la pendiente del primer tramo recto (v.
Fig.7.10). A pesar de que no todos los resultados representados corresponden a fallo por rasante,
las curvas se muestran seguras excepto con V3-30, V2-40 y V3-40. Como se ha indicado, V2-40
y V3-40 no son vigas con resultados fiables, en cuanto a V3-30, en la Fig.7.19 también se
aprecia un comportamiento que no sigue la tendencia de la familia VN-30.
En la Fig.7.22 se representan las curvas límite (E.7.17) que, con la consideración de la situación
de la excentricidad del rasante y de la condición de agotamiento simultáneo por compresión
longitudinal del ala en la sección de máxima flexión, resultan más conservadoras para valores
medios del grado de refuerzo. Están representadas para α=1 y η=1. El análisis seccional de las
vigas genera un valor de α ligeramente inferior a 1 (Tabla 7.11), y su efecto en las curvas sería
un ligero desplazamiento hacia la derecha del tramo curvo intermedio resultando, por tanto, más
seguras. A diferencia de las curvas de armadura mínima, que no tienen en consideración la
relación del ángulo θf con la anchura del ala, la viga V3-30 ahora es cubierta con seguridad por
la curva correspondiente F30.
Si se aceptan los resultados de las curvas límite como los más ajustados al fenómeno resistente,
la elección de un valor generoso para Ko no genera valores inseguros. Se diría incluso que, en
0,35
t Bielas y tirantes convencional (cotg θf)
V3-20 V4-0(b)
F40, cotg θf =2 V2-30
0,30 V3-30
F30, cotg θf =2 V2-20
V4-0(a)
V3-40
0,25
V2-40
V3-0 V4-0
V1-40
0,20 V1-20
V1-30
V2-0
V3-0(2b)
0,15 F20, cotg θf =2
fallo Rasante
V1-0 F0, cotg θf =2
V3-0(2a) fallo Cortante
0,10 fallo Flexión
F40, cotg θf =1
F30, cotg θf =1
0,05
F20, cotg θf =1
F0, cotg θf =1 ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
0,35
t Curva de armadura mínima, β=0,2
V2-30 V4-0(b)
0,30 V3-20
V3-30
V2-20 V4-0(a)
V3-40
0,25
V2-40
V4-0
V1-40 V3-0
fallo Rasante
0,20
V1-30 V1-20 V3-0(2b) fallo Cortante
fallo Flexión
V2-0
0,15
F0
V3-0(2a)
F20
V1-0
0,10 F30
F40
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.21. Contraste con el modelo de bielas y tirantes según la curva de armadura mínima con β=0,2.
0,35
t Curvas límite V4-0(b)
V3-20
V2-30
0,30
V3-30
V2-20 V4-0(a)
0,25
V3-40 V4-0
V1-40 V2-40 V3-0
0,20 fallo Rasante
V1-30 V1-20 V3-0(2b)
fallo Cortante
V2-0 fallo Flexión
0,15
F0
V3-0(2a)
V1-0 F20
0,10
F30
F40
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.22. Contraste con el modelo de bielas y tirantes según las curvas límite (α=1, η=1).
La particularización del modelo de transferencia a corte para el caso de hormigón reforzado con
fibras de acero (v. 7.1.2.2) solamente incluye la introducción de la resistencia a tracción
adimensional fF, así que se mantienen como parámetros característicos del modelo la cohesión c,
la fricción μ y el valor límite K1. En general, un contenido bajo o moderado de fibras de acero en
la masa de hormigón no tienen por qué modificar los valores de cohesión y fricción, y así puede
observarse en los diferentes modelos empíricos resumidos en la Tabla 2.19. El término de
cohesión aparece en muchos casos función de fc0,5, cuya dependencia del contenido de fibras es
mínima, así como un coeficiente que acompaña a la fuerza de cosido de la armadura ρfy, que
presenta un valor constante. Así que c y μ se mantienen con el valor empleado con hormigón
armado, no obstante, para el factor de fricción que acompaña al término de las fibras de acero se
pueden consultar los resultados obtenidos en los ensayos de push-off, llevados a cabo a partir de
las dos mitades resultantes de la probeta de flexotracción.
De los diferentes parámetros de resistencia tangencial residual definidos en el anejo A para tratar
los resultados de tensión–deslizamiento de las probetas de push-off, aquellos que resultan más
representativos son las resistencias residuales equivalentes, anotadas allí como τRe,j, y definidas
y = 1,3926x + 0,0956
0,15 y = 1,9154x + 0,0527
y = 2,0489x + 0,0355
0,10 t Re1
t Re2
t Re3
0,00 fF
0,00 0,01 0,02 0,03 0,04 0,05
Para el contraste de resultados solamente se van a representar curvas para el modelo con
cohesión no nula. En primer lugar, en la Fig.7.24 se representan las curvas de armadura mínima
(E.7.35) asumiendo que el valor de K1 se mantiene igual a 0,25, como la propuesta de AASHTO
[11] para hormigón armado. Adicionalmente se representa en tono gris las curvas consistentes en
el primer término de la expresión (E.7.35) con objeto de apreciar el modelo sin la imposición de
ninguna limitación. Para reducir el número de curvas representadas sólo se utiliza el parámetro
β=0,2. Las vigas ensayadas presentan, en general, un valor de βexp entorno a 0,2 o superior
(Tabla 7.11), y conforme aumenta β las curvas se modifican hacia valores más conservadores,
por tanto, resulta suficiente para la discusión adoptar β=0,2.
Lo primero que llama la atención en la Fig.7.24 es que la imposición de una limitación superior
conduce a que todas las curvas, independientemente del contenido de fibras, tiendan al mismo
valor límite, (1–βμ)·K1, cuando el grado de refuerzo aumenta. Sin embargo, los resultados
experimentales, aunque son escasos y algunos de vigas con comportamiento irregular, parecen
demandar una revisión al alza de K1, en función del contenido de fibras. Así puede observarse si
se comparan las vigas V3-0 y V3-20. Si se elimina directamente la limitación se producen
resultados ajustados pero presumiblemente seguros, ya que las vigas V3-40 y V4-0(a) no reflejan
realmente el valor resistente que se habría obtenido del rasante.
En la Fig.7.26 se representan las curvas límite (E.7.36) utilizando el factor K1F, η=1 y, por
simplicidad, sólo α=1. El resultado es muy parecido al de las curvas de armadura mínima. La
diferencia más notable es que proporcionan resultados ligeramente más generosos cuando el
grado de refuerzo es pequeño.
Al igual que se ha comentado con el modelo de bielas y tirantes, el salto resistente que se
produce entre las curvas teóricas F0 y F20 resulta inferior al salto producido entre las familias de
vigas VN-0 y VN-20, que puede observarse en la Fig.7.19, mientras que el salto entre F20 y F30
resulta del mismo orden que entre las familias VN-20 y VN-30. El empleo de un factor Ko=1,3
no parece resultar excesivo, incluso la resistencia a tracción atribuida a las fibras parece quedarse
corta para ajustarse mejor a los resultados.
0,35
t Curvas de armadura mínima, β=0,2
V3-20 V4-0(b)
V2-0
0,15
fallo Rasante
V1-0 fallo Cortante
V3-0(2a)
0,10 fallo Flexión
F0
F20
0,05
F30
F40 ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.24. Contraste con transferencia a corte y curvas de armadura mínima (β=0,2 y K1=0,25).
0,35
t Curva de armadura mínima, β=0,2 y K1F
V2-30 V4-0(b)
0,30 V3-20
V3-30
V2-20 V4-0(a)
V3-40
0,25
V2-40
V3-0 V4-0
V1-40
0,20 V1-20
V1-30 V3-0(2b)
V2-0
0,15 fallo Rasante
V3-0(2a) fallo Cortante
V1-0 fallo Flexión
0,10
F0
F20
0,05 F30
F40 ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.25. Contraste con transferencia a corte y curvas de armadura mínima (β=0,2 y K1F).
0,35
t Curvas límite V4-0(b)
V3-20
V2-30
0,30
V3-30
V2-20 V4-0(a)
0,25
V3-40 V4-0
V3-0
V1-40 V2-40
0,20 V1-20
V1-30
V3-0(2b)
V2-0
0,15 fallo Rasante
fallo Cortante
V1-0 V3-0(2a)
fallo Flexión
0,10
F0
F20
0,05 F30
F40 ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.26. Contraste con transferencia a corte según las curvas límite (α=1, η=1).
El modelo de campos de tensiones desarrollado para hormigón armado reforzado con fibras de
acero (v. 7.1.3.2) incorpora solamente la resistencia a tracción fF y modifica el valor del factor de
eficacia de la resistencia a compresión del hormigón νF. A la vista de los resultados obtenidos en
modelos previos, se mantiene aquí el valor adoptado para factor Ko (=1,3).
Para representar las curvas de armadura mínima (E.7.45) se utiliza únicamente β=0,2, mientras
que se emplean dos valores para el factor de eficacia del hormigón armado, ν=0,8 y ν=0,6, en las
Fig.7.27 y Fig.7.28, respectivamente. El valor de νF obtenido con ν=0,6 figura en la Tabla 7.12,
pero se repite a continuación junto con el valor obtenido con ν=0,8, que ha de resultar siempre
inferior a 1.
Tabla 7.13. Factor de eficacia a compresión.
νF = ν + 0,28·Fv (E.2.239)
F0 F20 F30 F40
ν = 0,6 0,6 0,66 0,69 0,72
ν = 0,8 0,8 0,86 0,89 0,92
Como se puede apreciar, la solución con ν=0,8 produce resultados más ajustados en el caso del
hormigón sin fibras, de hecho, el punto V4-0(a) se calculó para un ancho eficaz determinado con
el concepto de curva límite y con ν=0,8. Para las familias de vigas con fibras se producen
resultados seguros, excepto con la viga V3-40, ya que con la viga V2-40 hay que emplear
β=0,262 y, en este caso, se produciría un resultado seguro. La solución con ν=0,6, más acorde al
valor habitualmente aceptado para la compresión oblicua en las alas comprimidas de una viga en
T en el método de bielas y tirantes, produce unas curvas más seguras, aunque la viga V3-40
sigue manteniéndose en el lado inseguro (puede comprobarse con β=0,292).
Para representar las curvas límite (E.7.48) se procede de un modo similar, estableciendo ν=0,8 en
la Fig.7.29, y ν=0,6 en la Fig.7.30. Puesto que la curva límite representa el agotamiento
simultáneo por rasante y por compresión longitudinal del ala eficaz en la sección de máxima
flexión, el ajuste con los puntos de las vigas V1-0, V2-0 y V3-0 es casi perfecto con ν=0,8. Este
ajuste se pierde con la presencia de fibras, aunque las vigas con bajo grado de refuerzo V1-20 y
V1-30 guardan gran cercanía con su curva correspondiente, siempre en el lado seguro. Y el
margen de seguridad crece con la opción ν=0,6.
Frente a los modelos anteriores, el campo de tensiones presenta la ventaja de emplear una única
fórmula para describir el mecanismo resistente, sin necesidad de añadir una segunda expresión
como limitación superior.
0,35
t Curva de armadura mínima, ν=0,8 & β=0,2
V3-20
V2-30 V4-0(b)
0,30 V3-30
0,20
V1-30 V1-20 V3-0(2b)
fallo Rasante
V2-0
0,15 fallo Cortante
V3-0(2a) fallo Flexión
V1-0
F0
0,10
F20
F30
0,05 F40
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.27. Contraste con modelo de campos de tensiones, curvas de armadura mínima (ν=0,8; β=0,2).
0,35
t Curva de armadura mínima, ν=0,6 & β=0,2
V2-30 V4-0(b)
V3-20
0,30
V3-30
V4-0(a)
V2-20
V3-40
0,25
V2-40
V4-0
V1-40 V3-0
0,20 V1-20
V1-30 V3-0(2b)
V2-0 fallo Rasante
0,15 fallo Cortante
V3-0(2a) fallo Flexión
V1-0 F0
0,10
F20
F30
0,05 F40
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.28. Contraste con modelo de campos de tensiones, curvas de armadura mínima (ν=0,6; β=0,2).
0,35
t Curvas límite, ν=0,8 & α·η=1
V4-0(b)
V3-20
V2-30
0,30
V3-30
V2-20
V3-40 V4-0(a)
0,25 V2-40
V4-0
V1-40 V3-0
0,20
V1-30 V1-20 fallo Rasante
V3-0(2b) fallo Cortante
V2-0 fallo Flexión
0,15
F0
V3-0(2a) F20
V1-0
0,10 F30
F40
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.29. Contraste con modelo de campos de tensiones, curvas límite con ν=0,8.
0,35
t Curvas límite, ν=0,6 & α·η=1
V3-20 V4-0(b)
V2-30
0,30
V3-30
V2-20 V4-0(a)
V3-40
0,25
V2-40 V4-0
V1-40 V3-0
0,20
V1-30 V1-20 fallo Rasante
V3-0(2b) fallo Cortante
V2-0 fallo Flexión
0,15
F0
V1-0 V3-0(2a) F20
0,10 F30
F40
0,05
ω
0,00
0,00 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30
Fig.7.30. Contraste con modelo de campos de tensiones, curvas límite con ν=0,6.
La utilidad de las curvas límite puede ilustrarse para el caso de las vigas VN-40, que no
funcionaron correctamente. Con la curva límite puede estimarse el ancho eficaz en la situación
de agotamiento y de este modo estimar el momento flector resistente que realmente deberían
haber desarrollado las vigas, con cierto margen de seguridad. En el presente apartado se
proporcionan estos resultados teóricos para estas vigas, utilizando el modelo de campos de
tensiones.
Para la viga V1-40 se tienen los siguientes datos de partida, el grado de refuerzo y la resistencia a
tracción, para la que se emplea Ko=1,3:
f
ω = 0,035 ; f F = K o ⋅ Ftu = 1,3 ⋅ 0,0393 = 0,0511
fc
Con ν=0,8 se tiene νF=0,922 (Tabla 7.13) así que, si se admite α·η=1, con la expresión de la
curva límite E.7.48 se tiene t=0,197. Utilizando entonces la relación E.7.11 se puede obtener:
t 0,197
β= = = 0,197 ⇒ bef = β·a = 0,197·1500 = 295,5mm < 500mm (real)
α⋅η 1
Procediendo a realizar un cálculo seccional no lineal, según las bases de cálculo descritas en
6.3.1 pero imponiendo bef como dato, se obtienen los siguientes resultados:
MRmáx = 414,2kNm ; Nf = 428,6kN
Se obtiene una fibra neutra de 199,1mm, superior al espesor del ala 70mm, por lo que se
confirma η=1. Sólo queda comprobar el valor de α resultante de repartir uniformemente la
resultante Nf en el ala eficaz:
Nf 428,6 ⋅ 103
α= = = 0,977 ≈ 1
b ef ⋅ h f ⋅ f c 295,5 ⋅ 70 ⋅ 21,2
El valor de α es prácticamente igual a la unidad, por lo que la hipótesis hecha α·η=1 es
admisible. Este cálculo se repite para las vigas V2-40 y V3-40, y todos los resultados se
muestran en la Tabla 7.14. En todos los casos se calcula t suponiendo α·η=1, y tras el análisis
seccional se comprueba que η=1 y que α≈1, por lo que puede darse por válido el cálculo.
Puede observarse que el momento resistente máximo estimado supera al momento resistente real
obtenido en los ensayos, tanto en la viga V1-40, que falló de modo irregular por la presencia de
coqueras en el alma, como las vigas V2-40 y V3-40, que fallaron aparentemente por flexión.
Atendiendo al comportamiento seguro de las curvas límite con otras vigas de las familias VN-20
y VN-30, es previsible que las vigas hubiesen podido resistir un valor ligeramente mayor al
estimado. Hay que tener en cuenta que ni siquiera la viga V3-40 aprovecha todo el ancho real del
ala; en el caso extremo, con bef=500mm el momento resistente máximo teórico sería 475kNm
(Tabla 6.11). Con los valores estimados, no obstante, puede realizarse una comparación con las
tres primeras vigas de la familia VN-0. En la Tabla 7.15 se anotan los resultados experimentales
de las vigas VN-0 junto con los resultados estimados de las vigas VN-40. En el hormigón sin
fibras se aprecia un progresivo aumento del ancho eficaz, del momento resistente máximo y de la
resultante axil sobre el ala, fruto de un grado de refuerzo creciente. Este progreso se mantiene en
el caso del hormigón con 40kg/m³ de fibras de acero, pero se consigue un mayor ancho eficaz, un
mayor momento resistente máximo y una mayor resultante de compresiones en el ala, lo que
resultan en una mayor capacidad resistente frente a rasante. Otro hecho notable es que la
armadura transversal del ala en la viga V3-0 no permite garantizar el ancho eficaz establecido
por EHE [1], igual a 400mm, mientras que la adición de 40kg/m³ permite incluso superarlo.
En los cálculos descritos para las tres vigas se obtienen siempre la misma clase de resultados, un
ancho eficaz menor al ancho real y un ala eficaz aprovechada en todo su espesor con η=1 y α≈1.
Podrían ocurrir otros casos diferentes. Si el ancho eficaz estimado por la curva límite supera al
ancho real del ala entonces obviamente debe usarse el ancho real para analizar la sección y
calcular el momento resistente máximo, y la conclusión sería que la viga agotaría claramente por
flexión y no por rasante. Si después del cálculo seccional se obtiene α·η<1 puede procederse a un
cálculo iterativo hasta encontrar el valor adecuado de β.
En total, son un conjunto de 7 vigas en las que se conoce el grado de refuerzo real, el rasante en
la situación de fallo y la relación de aspecto, anotados como ωreal, t y βexp respectivamente en la
Tabla 7.16. En dicha tabla se presentan los resultados para la armadura necesaria por cálculo,
anotada como ωcalc, obtenidos con cada uno de los métodos tratados, incluyendo dos
posibilidades para cada uno. En el caso del método de bielas y tirantes se utiliza la curva de
armadura mínima convencional (E.7.7) y la general (E.7.9) que es función de β. En ambos casos
se ha empleado el factor ν=0,6, que es el que se establece en normas. En transferencia a corte se
emplea la opción con la limitación superior K1=0,25, y otra en la que se ha eliminado dicha
limitación. El motivo es que en las vigas MT6 y MT8 no hay solución para ωcalc porque el
rasante t supera al valor límite. Como obviamente las vigas fueron capaces de alcanzar dicho
valor del rasante se añade la opción en la que se elimina este límite, resultando valores de ωcalc
perfectamente seguros. En ambos casos se ha empleado c=0,1 y μ=1. En campos de tensiones se
muestran los resultados de utilizar ν=0,8 y ν=0,6.
La relación (ωcalc/ωreal) es el nivel de seguridad alcanzado por cada método. Excepto en dos
casos, en donde se produce una predicción casi perfecta, se obtienen valores seguros en la
determinación del grado de refuerzo. Las excepciones corresponden a la viga V1-0 cuando se usa
campos de tensiones con ν=0,8, y a la viga MT8 cuando se usa bielas y tirantes convencional.
Ambos métodos son los que proporcionan el valor promedio de (ωcalc/ωreal) más bajo, siendo el
modelo de campos de tensiones el más ajustado con ν=0,8.
La viga V1-0 presentó fisuración parcial con un grado de refuerzo muy bajo, lo que condicionó
un valor bajo para βexp, y el método de campos de tensiones proporciona resultados muy
ajustados en esta zona del diagrama t(ω), como puede apreciarse en la Fig.7.15. Pero el principal
motivo que puede argumentarse parece ser que es la localización de esta fisuración parcial, que
ocurrió en extremos de la viga (Fig.4.10d). Esta zona es modelizada por el campo J de tensiones
(Fig.7.5a), y en dicho campo el criterio de agotamiento es para la compresión oblicua ν·fc, en
principio con fisuración paralela, de ahí el valor inicialmente empleado ν=0,8, pero realmente
existe una fisura oblicua que obligaría a usar ν=0,6, en cuyo caso el nivel de seguridad sería
1,29, más acorde al alcanzado en el resto de vigas.
La viga MT8 falló por flexión pero el ancho eficaz que alcanzó en rotura fue menor al ancho real
del ala, considerado como ancho eficaz por EC2 [4], y superior al ancho eficaz establecido por
EHE [1], que puede considerarse como un valor elástico (Tabla 7.2). Esta viga es de las pocas
vigas existentes con ω>0,1 y gran anchura de alas, y parece suscitar el interrogante sobre la
idoneidad de adoptar el ancho eficaz establecido en EC2 [4] conjuntamente con cotgθf=2 para
diseñar la armadura transversal. El nivel de seguridad en esta viga aumenta si se usa la opción
general, considerando que cotgθf viene condicionado por β, en este caso puede observarse cómo
el nivel de seguridad sube hasta (ωcalc/ωreal)=1,37, mientras que se mantiene igual en casi todas
las demás vigas.
En relación al nivel de seguridad medio que proporciona cada método, el más bajo 1,29 que
corresponde al modelo del campo de tensiones con ν=0,8, seguido de 1,44 y 1,56
correspondientes al modelo de bielas y tirantes convencional y general, respectivamente. El
modelo más conservador es el de transferencia a corte con un nivel medio 2,07, y si se elimina la
condición límite toma un valor entorno a 1,7, igual que el modelo de campos de tensiones con un
el valor más conservador para el factor de eficacia de la resistencia a compresión ν=0,6.
De los tres modelos empleados, se puede decir que el único que se ha aplicado con los criterios
actuales establecidos en las normas es el modelo de bielas y tirantes convencional, apurando el
valor mínimo del ángulo de inclinación de las bielas en el ala recomendado por el EC2 [4] y sin
tener en consideración la anchura de las alas. El nivel de seguridad es (ωcalc/ωreal)=1,44 y sería
mucho mayor de haber empleado la opción cotgθf =1, que es la que por defecto viene en EHE
[1], aparte hay que añadir que este nivel de seguridad aumenta cuando se emplean los
coeficientes de seguridad para la resistencia de materiales y acciones. En conclusión, con los
datos experimentales disponibles, puede tomarse 1,4 como un nivel de seguridad de referencia.
El modelo de transferencia a corte según AASHTO [11] no se ha aplicado como se deduce del
texto original porque ya se argumentó con la Fig.7.12 que conducía a resultados ajustados con la
cohesión adimensional c=0,1, lo que quiere decir que se habría obtenido (ωcalc/ωreal)<1 en la
mitad de vigas, más o menos. Por el contrario, la aplicación del modelo de un modo más
racional, con la misma cohesión c=0,1, considerando la excentricidad del rasante y eliminando la
limitación originada por K1, produce resultados satisfactorios, con un nivel de seguridad
ligeramente superior a 1,4.
El modelo de campos de tensiones no está recogido en normas pero fácilmente puede tener
cabida en ellas por compartir conceptos con bielas y tirantes, perteneciendo a una teoría con un
origen más racional. Con el esquema de 3 campos planteado en la Fig.7.5a es el modelo que
mejor ajuste produce porque alcanza un nivel de seguridad ligeramente inferior a 1,4. Si
contabilizamos los resultados con ν=0,8, excepto para la viga V1-0 para la que se contaría el
resultado con ν=0,6, el nivel medio alcanzado sería 1,34. Una ventaja de este modelo es que
ofrece una única fórmula, sin necesidad de emplear expresiones adicionales para establecer
límites.
— En campos de tensiones se usa la misma fórmula que la empleada para bielas y tirantes en el
factor de eficacia νF, con los valores anotados en la Tabla 7.13.
De los modelos adaptados para considerar las fibras de acero el modelo de bielas y tirantes es el
que produce resultados más ajustados, pero con un margen de seguridad medio de 1,63, seguido
del modelo de campos de tensiones si se emplea ν=0,8. Y si se elimina la limitación K1F al
modelo de transferencia a corte produce un margen de seguridad medio ligeramente superior al
del campo de tensiones.
Tabla 7.17. Comparativa de modelos en vigas de hormigón armado reforzado con fibras de acero.
VIGA V1-20 V2-20 V3-20 V1-30 V2-30 V1-40
fF/Ko 0,0193 0,0184 0,0175 0,0319 0,0325 0,0393
ωreal 0,039 0,076 0,145 0,032 0,074 0,035 valor
pro- relación
βexp 0,190 0,281 0,319 0,244 0,306 0,286 medio HRFA
t 0,188 0,275 0,309 0,188 0,300 0,223 HRFA HA
Bielas y tirantes ωcalc 0,069 0,123 0,190 0,052 0,131 0,060 -- --
convencional ωcalc/ωreal 1,75 1,61 1,31 1,62 1,77 1,72 1,63 1,13
Bielas y tirantes ωcalc 0,069 0,169 0,224 0,073 0,187 0,108 -- --
general, con β ωcalc/ωreal 1,75 2,22 1,55 2,25 2,53 3,08 2,23 1,43
Transferencia a ωcalc 0,083 no no 0,090 no no -- --
corte, con K1F ωcalc/ωreal 2,11 no no 2,77 no no 2,44 1,18
Transferencia a ωcalc 0,083 0,178 0,217 0,066 0,179 0,091 -- --
corte, sin K1 ωcalc/ωreal 2,11 2,33 1,50 2,05 2,42 2,58 2,17 1,30
Campos de ωcalc 0,058 0,177 0,250 0,052 0,196 0,082 -- --
tensiones, ν=0,8 ωcalc/ωreal 1,47 2,32 1,73 1,59 2,65 2,33 2,02 1,56
Campos de ωcalc 0,081 0,256 0,378 0,067 0,283 0,104 -- --
tensiones, ν=0,6 ωcalc/ωreal 2,07 3,36 2,61 2,08 3,82 2,97 2,82 1,63
Al comparar los resultados de las vigas de hormigón armado con los de las vigas de hormigón
armado reforzado con fibras de acero, lo primero que destaca es que todos los modelos de
cálculo adaptados para las fibras proporcionan un nivel de seguridad mayor. En la propia Tabla
7.17 se incluye la relación entre los resultados obtenidos con los modelos para hormigón con
fibras y los obtenidos con hormigón armado, anotada como HRFA/HA. El modelo que se
mantiene con un nivel de seguridad más próximo al obtenido en hormigón armado es el modelo
de bielas y tirantes convencional, con una relación 1,13. El modelo de transferencia a corte con
la limitación de K1F no debería considerarse por la cantidad de vigas nulas que se presentan,
aunque en el caso de omitir la limitación, el incremento de seguridad obtenido es el menor que
sigue al de bielas y tirantes convencional. El modelo que sufre más descompensación es el
modelo de campos de tensiones, de algún modo esto indica que el parámetro νF considerado, así
como la resistencia fF, infravaloran la capacidad real que aportan las fibras para resistir el rasante
de las vigas ensayadas.
Hay que recordar que la resistencia fF utiliza la definición de fFtu según la expresión E.2.189,
dada por EHE [1], que emplea la resistencia residual fR3, correspondiente a un CMOD de 2,5mm
del ensayo de flexotracción. El uso de otra resistencia a tracción, como las resistencias
equivalentes utilizadas por CNR-DT 204/2006 [222] (v. 2.5.2.4.3), para un intervalo de abertura
de fisura adecuado, podría aumentar el valor de fF con el objeto de reducir la relación HRFA/HA
pero, en esencia, no cambia la filosofía de ninguno de los métodos.
La conclusión práctica que puede obtenerse con esta comparación es que, basándose en este
estudio inicial, los modelos revisados para adaptarlos a la presencia de fibras de acero pueden
emplearse para diseño con el criterio establecido en los diferentes parámetros, ya que producen
un nivel de seguridad superior a los modelos existentes para hormigón armado. El modelo de
bielas y tirantes es el que, globalmente, mejor resultado proporciona en el sentido de mejor ajuste
a los resultados reales.
En cuanto a sencillez, todos los modelos proporcionan fórmulas directas y sencillas cuando
consideran las fibras de acero, aunque la curva de armadura mínima del modelo de campos de
tensiones resulta más pesada de manejar, pero tiene la ventaja de ser una fórmula única, que no
añade expresiones adicionales para establecer valores límite.
8 CONCLUSIONES
Después del tratamiento de los resultados experimentales y de su contraste con los tres métodos
de cálculo revisados, surgen una serie de conclusiones que pueden agruparse por temas de interés
práctico. Se trata del uso de los métodos para diseñar y para comprobar. Además, el estudio ha
proporcionado resultados que sugieren la posibilidad de establecer una relación sencilla entre el
ancho eficaz y la armadura transversal, herramienta de cálculo que permitiría en algunos casos
plantear un diseño más óptimo de las vigas en T. Estos temas de cálculo se exponen en apartados
independientes, aunque comparten aspectos que se repiten. Son tratados de un modo general,
válido para vigas de hormigón armado y hormigón reforzado con fibras de acero. No obstante, se
incluye un último apartado específico para las fibras de acero.
Antes es interesante recordar resumidamente las limitaciones del estudio experimental. Se trata
de vigas en T simplemente apoyadas, exentas, con las alas comprimidas y sin flexión transversal.
Contenidos de fibras entre 20 y 40kg/m³, y fibras de un solo tipo, hooked-end de longitud 30mm
y esbeltez 86. Hormigón de resistencia convencional, prevista inicialmente para unos 25MPa,
adaptándose al tipo de hormigones fabricados por la empresa Bortubo S.A. para la fabricación de
piezas prefabricadas, pero que problemas en el control de curado redujo a valores entorno a
20MPa. A ello hay que añadir unos medios de colocación del hormigón y compactación que
condujeron a limitar la dosificación de fibras, y a obtener algunos resultados finales
insatisfactorios en ciertos casos, como ya se ha comentado al analizar detalladamente los
resultados de las vigas.
8.1 CONCLUSIONES
8.1.1 Campaña experimental
Como ya se ha indicado en la introducción, la conclusión general de la campaña experimental no
es satisfactoria al haberse producido diversas irregularidades en la fabricación, colocación,
compactación y curado del hormigón de las vigas, ya comentadas en el capítulo 4. Algunas de
estas irregularidades ponen de manifiesto la importancia de los medios de colocación del
hormigón reforzado con fibras de acero para una correcto funcionamiento estructural de la pieza
final. La baja en la resistencia a compresión sitúa al hormigón fuera de norma, pero juega a favor
en el sentido de que reduce el rasante de fisuración, aumentando la diferencia entre éste y la
carga teórica de agotamiento por flexión de la viga.
A pesar de estos inconvenientes, del conjunto de 13 vigas, 5 de ellas han resultado con
comportamiento irregular, pero se ha manifestado en estados de carga cercanos al agotamiento,
por lo que la fase inicial de carga hasta el rasante de fisuración ha resultado aceptable. Hay que
añadir que las vigas irregulares con fibras de acero han resistido más que las vigas de referencia
de hormigón armado, las cuales han funcionado correctamente excepto la viga principal de
referencia V4-0. Todas estas conclusiones pueden obtenerse de la Fig.7.19, en donde se enfrenta
el rasante nominal frente al grado de refuerzo.
Los resultados sirven finalmente para constatar el efecto beneficioso de la contribución de las
fibras de acero y, además, la tendencia mostrada por los resultados de la Fig.7.19 encaja con los
resultados teóricos de modificar los modelos de bielas y tirantes, transferencia a corte y campos
de tensiones para considerar la resistencia aportada por las fibras de acero.
Las curvas de armadura mínima tienen un uso directo y sencillo. Funcionan con el valor de β
preestablecido, que es la forma como se trabaja cuando se aplican las bases de diseño de una
norma. Son pocos los pasos a seguir para su empleo:
(1º) Conocidas las cargas de diseño de la viga y el ancho eficaz bef establecido en la norma,
puede diseñarse la viga a flexión estudiando la sección crítica.
(2º) Después del diseño a flexión se está en condiciones de conocer el rasante t que se transmite
en la unión ala–alma, sirve para este fin el apartado 2.3.1.
(3º) Con el valor de β (=bef/a) se puede seleccionar la curva de armadura mínima
correspondiente de entre cualquiera de los tres métodos estudiados, y con el valor de t se
obtiene directamente el grado de refuerzo ω necesario.
K o ⋅ f Ftu
fF = E.8.1
fc
en donde fFtu es la resistencia a tracción indicada para ELU cuando se emplea un diagrama
rectangular simplificado o modelo rígido-plástico. En general, las propuestas de las normas
coinciden y pueden consultarse en 2.5.2.4. En este estudio se ha utilizado la propuesta de EHE
[1], la expresión E.2.189 basada en la resistencia residual fR3 del ensayo de flexotracción,
correspondiente a un CMOD de 2,5mm. Por su parte, CNR-DT 204/2006 [222] propone E.2.184,
basada en la resistencia residual equivalente feq2 del ensayo de flexotracción, obtenida para un
intervalo de ancho de fisura entre 0,6 y 1,8mm; y también permite el ensayo de tracción directa
proponiendo E.2.185. El factor Ko recoge la posible diferencia entre el hormigón colocado en la
zona de unión alas–alma de la viga y el hormigón colocado en la probeta de flexotracción. Ko=1
significa que el tirante reúne las mismas condiciones de distribución y orientación aleatoria y
uniforme en 3D de las fibras que en las probetas de flexotracción. Tiene un significado análogo
al considerado por el Código Modelo 2010 [3] en su apartado 5.6.7, denominado factor de
orientación (E.2.193) y es de determinación experimental.
BIELAS Y TIRANTES
En el método de bielas y tirantes la relación t(ω) que proporciona el grado de refuerzo mínimo en
el ala tiene la siguiente expresión:
⎧ ⎧ 2 ⋅ (ω + K ⋅ f ) ⎫
⎪ ⎪ A F
⎪
⎪⎪ mínimo ⎪⎨ K B ⋅ (ω + K ⋅ f ) ⎪
⎬ para ω < 0,5ν F −K A ⋅ f F
t =⎨ β
A F
E.8.2
⎪ ⎪
⎪ ⎪⎩ (ω +K A ⋅ f F ) ⋅ (ν F − ω −K A ⋅ f F ) ⎪⎭
⎪
⎪⎩ 0,5 ⋅ ν F para 0,5ν F −K A ⋅ f F ≤ ω
en donde
KA es el factor de área eficaz del tirante de fibras de acero que acompaña a las armaduras
transversales del ala. En general KA=1 es un valor adecuado para tirantes repartidos, como
es el caso del problema del rasante.
KB es un parámetro de valor 0,4 que permite discutir la intervención de β en la fórmula, lo que
ocurre cuando se trata con vigas de alas anchas (β>0,5·KB)
νF es el factor de eficacia de la resistencia a compresión de las bielas para el que se sugiere
inicialmente la expresión experimental νF=ν+0,28·Fv, siendo ν el factor de eficacia
utilizado en hormigón armado (ν=0,6 según EHE [1] para alas comprimidas), y Fv el factor
de fibras (E.2.161a). La expresión corresponde a E.2.239, propuesta por Campione (2012)
[433], ya comentada en 2.5.7.1.2.
TRANSFERENCIA A CORTE
En el método de transferencia a corte se propone una expresión para la relación t(ω) que surge de
aplicar el modelo de cohesión y fricción considerando la excentricidad del rasante. Inicialmente
contiene un valor límite, reflejo del límite establecido en el modelo original:
ω + m ⋅fF ω + m ⋅fF
t= ⋅ (c + μ ⋅ (ω + m ⋅ f F )) ≤ ⋅ (1 − βμ ) ⋅ K1F E.8.3
ω + m ⋅fF + β c ω + m ⋅fF + β c
en donde
CAMPOS DE TENSIONES
En el método de campos de tensiones puede emplearse como relación t(ω) para la determinación
del grado de refuerzo mínimo la siguiente expresión:
⎛ ⎛ νF ⎞⎞
3ν F + 2 f F + (3ν F + 2 f F )2 − 4 f F ⋅ (ν F + f F ) ⋅ ⎜⎜1 + 4β 2 ⎜⎜1 + ⎟⎟
β ⎝ ⎝ ω + f F ⎟⎠ ⎟⎠
t= ⋅ E.8.4
2 ⎛ νF ⎞
1 + 4β 2 ⎜⎜1 + ⎟⎟
⎝ ω + fF ⎠
siendo νF el único parámetro a considerar, para el que se propone νF=ν+0,28·Fv, la misma
relación que en el método de bielas y tirantes. El valor de ν en teoría se corresponde con el caso
de compresión con fisuración paralela, ya que aplica a la zona del ala adyacente al apoyo en
donde se produce la máxima inclinación de las compresiones, es decir, un valor 0,8, pero si
existen fisuras longitudinales previas en esta zona es aconsejable adoptar un valor de 0,6.
La expresión E.8.4 se ha aplicado para un rango de valores de β entre 0,1 y 0,33 con resultados
aceptables. En vigas con alas muy estrechas se tendrían valores pequeños de β y el modelo de 3
campos de tensiones podría resultar muy forzado, por lo que en este caso sería interesante otra
configuración diferente de campos de tensiones.
existente en las normas y códigos, ya que está pensada para proporcionar un valor conservador
en los cálculos y asume que la disposición de la armadura transversal en las alas verifica el
estado límite último frente al rasante.
Para este fin pueden utilizarse las curvas límite (v. 7.2.2.2.4). El resumen de esta formulación,
correspondiente a los tres métodos planteados, es la siguiente:
— Para el modelo de bielas y tirantes:
⎧ ≤ 2 ⋅ (ω + K A ⋅ f F )
t= α ⋅ η ⋅ K B ⋅ (ω + K A ⋅ f F ) ⎨
α ⋅ η ⋅ K B ⋅ (ν F − α ⋅ η ⋅ K B )
E.8.5
⎩ ≤
— Para el modelo de transferencia a corte:
αη ⋅ (ω +m⋅ f F ) ⎛⎜ c + μ(ω +m⋅ f F ) ⎞⎟
t= ⋅ ⎜ 1 + 4c ⋅ −1
2c ⎝ αη ⋅ (ω +m⋅ f F ) ⎟⎠
E.8.6
αη + μK1F ⎛ 4c ⋅ αη ⋅ K1F ⎞
≤ ⋅ (ω +m⋅ f F ) ⋅ ⎜ 1 + − 1⎟
2c ⎜
⎝ (ω +m⋅ f F ) ⋅ (αη + μK 1F )2 ⎟
⎠
— Para el modelo de campos de tensiones:
1
t= ⋅
2
ω + fF
νF + ω + fF
[
⋅ αη ⋅ (3ν F + 2 f F ) − f F ⋅ (ν F + f F ) − (αη)
2
] E.8.7
El significado de todos los parámetros y los valores recomendados para ellos ya ha sido expuesto
resumidamente en el apartado previo (v. 8.1.2).
Para el problema de comprobación se conocen el grado de refuerzo ω así como las características
resistentes del hormigón proporcionadas por las fibras, plasmadas en el parámetro fF (E.8.1). El
cálculo, en general, no es directo, y requiere una serie de tanteos:
(1) Se supone α=1, lo habitual para las leyes en compresión simplificadas empleadas en el
hormigón, por lo que es un valor que puede permanecer fijo.
(2) Se supone un valor para η. Es interesante operar con el ancho real del ala y mediante un
cálculo en flexión obtener un valor inicial ηo, es decir, η=ηo.
(3) Conocido ω, fF y el producto α·η se tiene identificada la curva límite t(ω), lo que permite
calcular el rasante nominal t
(4) Conocido el rasante nominal puede obtenerse la relación de aspecto β a través de la relación
E.7.11, es decir, β=t/(α·η), que permite conocer el ancho eficaz bef=β·a de la sección crítica.
(5) Con el ancho eficaz se procede a la siguiente discusión:
(5.a) Si bef > b la rotura se produce por flexión, ya que el grado de refuerzo ω es capaz de
garantizar un ancho eficaz superior al ancho real. En este caso, el cálculo con el ancho
real realizado en el paso 2 sirve para establecer la situación de agotamiento de la viga.
(5.b) Si bef < b la rotura viene condicionada por la capacidad resistente del ala frente a
rasante, alcanzada simultáneamente con su capacidad a compresión longitudinal. El
cálculo seccional con bef permite determinar el valor de η que, en general, será
diferente al valor ηo supuesto en el paso (2), así que hay que realizar un cálculo
iterativo hasta que converja el valor de η. Hecho esto se tiene identificada la curva
El cálculo del rasante resistente con cualquiera de los métodos revisados utiliza como hipótesis
la fisuración longitudinal parcial o completa del ala y esta sólo se produce si se supera el rasante
de fisuración, así que, alcanzado el paso (5.b), queda pendiente una última comprobación en el
caso de que la viga no se encuentra prefisurada en el plano de unión alas–alma. Se trata de
valorar el rasante de fisuración según el procedimiento seguido en el apartado 6.2 pero, de
nuevo, el ancho eficaz a utilizar en este caso no es un parámetro conocido. No obstante, ahora
que el ala funciona de un modo íntegro puede usarse un valor del ancho eficaz utilizando la
formulación existente en la literatura, que tiene resuelto el problema con mucho más detalle en
vigas metálicas, mientras que en hormigón usa valores elásticos básicamente.
Completado este estudio puede definirse Qt,lím como el nivel de carga correspondiente al paso
(5.b), procedente del uso de la curva límite; y Qt,fis como el nivel de carga correspondiente al
rasante de fisuración. La discusión final procede del siguiente modo:
Qt,fis < Qt,lím ⇒ el ala fisura por rasante y la viga es capaz de resistir mayor nivel de carga
gracias al grado de refuerzo ω y la contribución de fF
Qt,fis > Qt,lím ⇒ el ala fisura por rasante, momento en el que el grado ω y fF comienzan a
funcionar realmente, pero no son capaces de mantener dicho nivel de carga
y la viga acaba fallando de una manera brusca
0,30
t V4-0
0,20
V2-0
V1-0
t fis 0,15
0,10
nivel Nf,fis
rasante de fisuración medio
nivel MEmáx
0,05
0,00 ω
0,00 0,05 ω fis 0,10 0,15 0,20 0,25
Fig.8.1. Rasante de fisuración y límite en función del grado de refuerzo en las vigas VN-0.
de fisuración y a la situación de máxima carga de las vigas pueden consultarse en la Tabla 6.10.
Para la curva límite se emplea la solución del método de campos de tensiones (E.7.41 con ν=0,8
y α·η=0,94). La viga V1-0 es el ejemplo que ilustra que soportó un rasante máximo para un nivel
de carga ligeramente inferior al de agotamiento (ME=240,3kNm para el rasante de fisuración y
MEmáx=281,2kNm para el nivel de carga final de agotamiento).
De este modo, para diseñar una viga con un ancho eficaz más generoso que el establecido en las
normas, que permita aprovechar una capacidad resistente a flexión mayor, se sugiere cumplir las
siguientes limitaciones:
⎧ b
b ef, el ≤ b ef,d ≤ ⎨ ef,ult E.8.8
⎩ b
siendo bef,d el ancho eficaz propuesto para diseño; b el ancho real del ala; bef,el el ancho eficaz
elástico, entendido también como el ancho eficaz exigido por la norma; y bef,ult el ancho eficaz
último que, según el criterio de RPX-95 [16], resultaría bef,ult=2×bef,el.
La principal limitación del estudio es el escaso número de datos disponibles, aparte hay que
resaltar la importancia notable que han tenido los medios disponibles para la colocación y
compactación del hormigón en las vigas, cuyo efecto se ha manifestado por el comportamiento
irregular de aquellas vigas con dosificaciones más altas de fibras. A ello ha contribuido el hecho
de haber empleado una alta cuantía de armadura longitudinal de flexión, con separaciones justas
y en tres capas. El comportamiento irregular de las vigas puede deducirse de las propias curvas
t(ω) experimentales representadas en la Fig.7.19.
La revisión de los tres métodos de cálculo seleccionados para el análisis del rasante en vigas de
hormigón armado, y su actualización para la consideración de la contribución de las fibras de
acero, es capaz de reproducir el comportamiento experimental de las curvas t(ω) pero la
aproximación conseguida es menor que en el caso de aplicar los métodos en vigas de hormigón
armado solamente, con la ventaja de resultar siempre del lado seguro. La comparación de
métodos permite establecer el modelo de bielas y tirantes convencional como el que menos
incremento de seguridad produce, seguido del modelo de transferencia a corte, pero sólo si se
elimina la condición de su valor límite.
La forma de tener en cuenta la contribución de las fibras de acero en los métodos de cálculo es
sencilla y se adapta a la caracterización que las normas actuales hacen del hormigón reforzado
con fibras de acero. Se trata básicamente de emplear la resistencia a tracción fFtu establecida para
estados límites últimos en el caso de emplear un modelo rígido-plástico. No obstante, existe una
limitación importante que ninguna norma ha resuelto, debido a la dificultad para su
determinación, y es la relación entre la resistencia obtenida en las probetas según el ensayo
estándar y la resistencia que se espera obtener en el hormigón colocado en la pieza estructural.
Solamente el Código Modelo 2010 [3] plantea el uso de un factor que modifica la resistencia a
tracción de las probetas, en su apartado 5.6.7, denominado factor de orientación (E.2.193), pero
es de determinación experimental para cada caso concreto. En el presente estudio se ha planteado
un factor Ko para este concepto, a nivel teórico, pero no ha podido ser determinado
experimentalmente y se carece de información detallada para establecer la diferencia existente
entre la distribución y orientación de las fibras en la zona de encuentro alas–alma con respecto a
la producida en las probetas de flexotracción. En su defecto se ha adoptado un valor razonable
consultando la literatura, para recoger las condiciones favorables que presentaba la zona de
unión alas–alma de las vigas, al estar contacto con el encofrado vibrante y durante más tiempo
que en el caso del hormigón vertido en los moldes de las probetas de flexotracción.
Otra conclusión relativa a la resistencia a tracción fFtu utilizada es que probablemente ofrece un
valor reducido para ser empleado en este tipo de problema resistente. El valor corresponde a la
transformación (E.2.189) de la resistencia residual fR3 del ensayo de flexotracción UNE-EN
14651 [249], correspondiente a un ancho de fisura de 2,5mm. En los ensayos de probetas a
flexotracción o a tracción directa, la deformación por tracción se localiza en un área reducida, y
así es medida y valorada. En un problema real de una pieza estructural, como es el caso del
rasante en el ala, se alcanzan diversos niveles de deformación por tracción en diferentes zonas.
Para cuando el ala alcanza su resistencia óptima existen zonas con altas deformaciones de
tracción localizada y otras con valores más reducidos. Una redefinición de fFtu, como la
resistencia equivalente planteada inicialmente por la norma alemana DBV (1992) o utilizada por
la norma italiana CNR-DT 204/2006 [222], puede resultar más adecuada. No obstante, con la
resistencia fFtu ciñéndose al texto de la EHE [1], que coincide con el Código Modelo 2010 [3], se
obtienen resultados seguros, lo que es interesante como criterio inicial de diseño cuando no se
dispone de una gran cantidad de datos experimentales.
Existen otros factores que intervienen en los métodos de cálculo que requieren ser modificados
para la consideración de las fibras de acero y que se comentan a continuación.
inclinadas. En campos de tensiones, dado que sólo usa una única fórmula, su efecto se nota para
cualquier valor del grado de refuerzo, pero se hace más notable con valores altos.
La ampliación de la base de datos es necesaria para estudiar con mayor detalle algunos
problemas específicos detectados que pueden constituir líneas de investigación. A continuación
se identifican y explican brevemente posibles temas de investigaciones futuras.
Relativo al ancho eficaz del EC2 y el ángulo mínimo para la compresión oblicua
Es necesario reunir datos experimentales de vigas en T con alas comprimidas diseñadas para
forzar que el ancho real del ala coincida con el ancho eficaz establecido en EC2 [4] y que la
armadura transversal del ala esté diseñada con el ángulo mínimo recomendado para la
inclinación de las bielas, θf=26,5º (cotgθf=2). El resultado de la viga MT8, comentado con la
Tabla 7.5 y obtenido sin coeficientes de seguridad, apunta a que esta particular situación de
diseño de una viga puede suponer un caso inseguro. La única propuesta encontrada en la
literatura que puede corregir este problema corresponde a Tizatto y Shehata (1990) [207], y
está recogida en E.8.2 con el factor KB. La propuesta es 14 años anterior al texto del EC2 [4],
por lo que cuando se planteó simplemente se argumentó un mayor ajuste a los resultados
experimentales de 13 vigas de diversos autores.
9 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
9.1 Bibliografía citada
La bibliografía citada no se ha consultado directamente, sino que se anota en el texto porque
resulta necesario, habiendo sido citada por otros autores cuya publicación sí que ha sido
consultada directamente (figura en 9.2 bibliografía consultada). Este tipo de bibliografía se cita
en el texto sin emplear referencia numérica entre corchetes, simplemente se anota el autor y el
año entre paréntesis.
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ÍNDICE
1 VIGAS ...................................................................................................... 5
1.1 DIAGRAMAS CARGA FLECHA ..........................................................................5
1.2 SECCIÓN CENTRAL: DEFORMACIONES LONGITUDINALES...................................7
1.3 ALA: DEFORMACIÓN LONGITUDINAL EN SECCIÓN CENTRAL ............................. 12
1.4 ALA: DEFORMACIÓN TRANSVERSAL .............................................................. 17
2 PROBETAS DE FLEXOTRACCIÓN ............................................................. 30
2.1 FAMILIA DE VIGAS VN-0 (sin fibras).............................................................. 31
2.2 FAMILIA DE VIGAS VN-20 (fibras 20kg/m³).................................................... 35
2.3 FAMILIA DE VIGAS VN-30 (fibras 30kg/m³).................................................... 38
2.4 FAMILIA DE VIGAS VN-40 (fibras 40kg/m³).................................................... 41
3 PROBETAS DE PUSH-OFF ....................................................................... 44
3.1 HORMIGÓN SIN FIBRAS............................................................................... 45
3.1.1 Generalidades.................................................................................. 45
3.1.2 Gráficos y tablas de resistencias ......................................................... 49
3.1.3 Conclusiones ................................................................................... 53
3.2 HORMIGÓN CON FIBRAS.............................................................................. 54
3.2.1 Generalidades.................................................................................. 54
3.2.2 Resultados gráficos........................................................................... 58
3.2.3 Tablas de resistencias ....................................................................... 67
3.2.4 Análisis de los resultados................................................................... 76
3.2.4.1 Influencia de la orientación del plano de corte respecto del
hormigonado .................................................................... 76
3.2.4.2 Formas de rotura ............................................................... 77
3.2.4.3 Probetas con comportamiento irregular ................................. 83
3.2.4.4 Parámetros de resistencia tangencial .................................... 84
3.2.5 Conclusiones ................................................................................... 85
4 Referencias............................................................................................ 88
1 VIGAS
1.1 DIAGRAMAS CARGA FLECHA
FAMILIA DE VIGAS VN-0 (sin fibras)
600 F [kN ]
V1-0
V2-0
500
V3-0
V4-0
400
V2-0
300 V3-0
200
V1-0
V4-0
100
Flecha [mm]
0
-10 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
600 V1-20
V2-20
500 V2-20 V3-20
400
V1-20
300
200
V3-20
100
Flecha [mm]
0
-10 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
NOTA: En la viga V2-20 el extensómetro para medir la flecha se colocó por error a una mayor altura, así
que agotó su recorrido antes de completar el ensayo de la viga, despegando de ella tras registrar una
flecha de 29mm.
500
V3-30
400
V2-30 V1-30
300
200
100
Flecha [mm]
0
-10 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
500
V2-40
400
V1-40
V3-40
300
V1-40
200
V2-40
V3-40
100
Flecha [mm]
0
-10 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100
S3 6 ε C6
ε S3
3 χ
d S2
1
ε S2
2
Se representan los valores de deformación registrados en cada galga en función del valor del
momento flector solicitante, y se representa también el gráfico momento–curvatura, obteniendo
la curvatura según dos expresiones:
ε S3 + ε S2 ε C6 + ε S2
χ 23 = y χ 26 =
d S2 − d S3 d S2
Los valores de deformación, sean de tracción (εS2) o compresión (εS3 y εC6), se representan y se
emplean en las fórmulas sin signo. Los valores de la profundidad de las galgas, dS2 y dS3, se
obtienen de los datos presentados en el capítulo 4 (Tabla 4.3), y se anotan a continuación:
(continuación)
300 300
250 250
200
S2
200 χ26
S3
χ23
150 C6 150
100 100
50 ε [‰] 50 χ [10-3m -1]
0 0
0 1 2 3 4 0 5 10 15 20
350 350
300 300
250 250
S2 χ23
200 200
S3
150 C6 150
100 100
50 ε [‰] 50
χ [10-3m -1]
0 0
0 1 2 3 4 0 5 10 15 20
NOTAS:
En las vigas V3-0 y V4-0, ensayadas el mismo día, no pudo utilizarse la galga C6. En los
gráficos M–ε figura la curva correspondiente a C6 como extrapolación de los datos de las galgas
en las armaduras S2 y S3. En los gráficos M–χ solamente pueden representarse las curvas
correspondientes a las galgas dispuestas en las armaduras, ya que si se utiliza C6 conduce a la
misma curva.
100 100
ε [‰] 50 χ [10-3m -1]
50
0 0
0 1 2 3 4 0 5 10 15 20
400 400
300 300
S2 χ26
S3
200 200 χ23
C6
100 100
ε [‰] χ [10-3m -1]
0 0
0 1 2 3 4 5 6 7 0 5 10 15 20 25
NOTAS:
En viga V2-20 la galga S2 falló su lectura a partir de una carga F=230kN, por lo que no ha
podido construirse el diagrama momento–curvatura a partir de este valor. El uso de las galgas S3
y C6 para evaluar una curvatura no es razonable ya que se encuentran muy próximas.
En viga V3-20 la galga S2 dejó de medir correctamente a partir de un valor de la carga
ligeramente inferior al máximo de agotamiento, por ello en la gráfica M–ε la curva S2 sólo
alcanza un valor M=480kNm, mientras que S3 y C6 llegan hasta el valor máximo M=518,4kNm.
300 300
S2 χ26
S3
200 200 χ23
C6
100 100
ε [‰] χ [10-3m -1]
0 0
0 1 2 3 4 0 5 10 15 20
300 S2 300
χ23
S3
200 C6 200
NOTAS:
En viga V2-30 la galga S3 comprimida falló su lectura a partir de una carga F=386kN,
(M=290kNm), cercana a la carga de agotamiento, para las que las galgas S2 y C6 sí que
ofrecieron registros coherentes. Por ello, en el diagrama M–χ, el tramo final de la curva χ23 no es
correcto.
En viga V3-30 no se pudieron obtener lecturas de la galga C6 en hormigón. En el gráfico M–ε
figura su valor extrapolado de S2 y S3, pero en el gráfico M–χ solamente figura la curva χ23.
400
εC5 extrema
300 F5=306kN
εC6 central 0,5 F4=276kN
εC7 intermedia F6=347kN
200 εC8 extrema F3=248kN
F2=202kN
F7=375kN
100 F1=100kN
ε [‰]
0 0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 -60 -40 -20 0 20 40 cm
500
2,5
400
2,0
εC5 extrema
300 εC6 central 1,5 F6=506kN
εC7 intermedia
200 εC8 extrema 1,0 F5=344kN
F4=302kN
100 F3=276kN
ε [‰] 0,5 F2=247kN
F1=198kN
0 0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 -60 -40 -20 0 20 40 cm
[cm]
(continuación)
500
2,0
400 F8=536kN
1,5
300 εC6 central F7=486kN
εC7 intermedia F6=439kN
εC8 extrema 1,0 F5=390kN
200 F4=345kN
F3=291kN
100 0,5 F2=197kN
ε [‰]
F1=93kN
0 0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 -60 -40 -20 0 20 40 cm
[cm]
NOTAS:
Las vigas V3-0 y V4-0 se ensayaron a rotura el mismo día y hubo problemas con los canales
correspondientes a las galgas C5 y C6, sin poder realizar registros. No obstante, los valores
representados para la posición C6 figuran extrapolados a partir de los resultados de las
deformaciones en las galgas S2 y S3 dispuestas en las armaduras longitudinales,
aproximadamente en la misma línea vertical que C6.
600
1,5
500
εC5 extrema
400 F8=456kN
εC6 central 1,0 F7=441kN
300 εC7 intermedia
F6=394kN
εC8 extrema F5=346kN
200 F4=300kN
0,5 F3=250kN
F2=201kN
100 ε [‰]
F1=99kN
0 0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 -60 -40 -20 0 20 40 cm
600 F7=589kN
1,5
500
F6=523kN
εC5 extrema
400 F5=459kN
εC6 central 1,0 F4=399kN
300 εC7 intermedia F3=337kN
εC8 extrema
200
0,5 F2=224kN
100 ε [‰] F1=107kN
0 0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 -60 -40 -20 0 20 40 cm
600 2,5
500 2,0
εC5 extrema
400 F11=691kN
εC6 central 1,5 F10=588kN
300 εC7 intermedia F9=538kN
F8=491kN
εC8 extrema 1,0 F7=441kN
200 F6=394kN
F5=346kN
ε [‰] 0,5
100 F4=297kN
F3=247kN
F2=198kN
0 0,0 F1=102kN
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 -60 -40 -20 0 20 40 cm
[cm]
[cm]
NOTAS:
En viga V3-30 no pudieron realizarse registros de la galga C6, los valores anotados se han
extrapolado de las galgas S2 y S3 dispuestas en las armaduras longitudinales, una de las cuales
falló antes del último nivel de carga anotado (F7=534kN).
400
1,5
500
400 1,5
εC5 extrema F4=530kN
300 εC6 central F3=455kN
1,0
εC7 intermedia F2=389kN
200 εC8 extrema
0,5 F1=251kN
100
ε [‰]
0 0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 -60 -40 -20 0 20 40 cm
[cm]
NOTAS:
En viga V3-40 no hubo registros de la galga C8.
300
200 εS9
εS10
εS11
εS12
100 εS13
εS14
εS15
εst [‰]
0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0
2,0
1,0
0,0 x [m ]
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0
-1,0
ALA DERECHA
F1=100kN
-2,0 F2=202kN
F3=248kN
-3,0 F4=276kN
F5=306kN
-4,0 F6=347kN
F7=375kN
-5,0
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 13 15
ALA DERECHA 12 10 9 14
NOTAS:
El fallo temprano de la galga S10 no ha permitido completar las curvas de deformación
transversal en el ala derecha. Otras galgas como la S9, S12 y S14 fallaron antes de alcanzar la
carga de máxima, todas correspondientes al ala derecha.
400
300
εS9
εS10
εS11
200
εS12
εS13
εS14
100
εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0 6,0 7,0
2,0
1,0
0,0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 x [m ]
-1,0
ALA DERECHA
-2,0 F1=198kN
F2=247kN
-3,0
F3=276kN
-4,0 F4=302kN
-5,0 F5=344kN
F6=506kN
-6,0
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 13 15
ALA DERECHA 12 10 9 14
NOTAS:
Antes del último nivel de carga las galgas S12 y S13 dejaron de marcar coherentemente, por lo
que no existe una curva completa para el nivel F6.
400
300
εS9
εS10
εS11
200
εS12
εS13
εS14
100
εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0
F3=294kN
F4=349kN
1,0 F5=392kN
F6=441kN
F7=488kN
F8=533kN
0,0
ALA DERECHA
-1,0
-2,0
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 13 15
ALA DERECHA 12 10 9 14
NOTAS:
La mayor lectura en galgas S13, S14 y S15 corresponde al fallo por rasante del tramo de viga
entre x=2,5m y x=4m.
400
300
εS9
εS10
εS11
200
εS12
εS13
εS14
100
εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0
F3=291kN
F4=345kN
F5=390kN
F6=439kN
0,5 F7=486kN
F8=536kN
ALA DERECHA
-0,5
-1,5
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 13 15
ALA DERECHA 12 10 9 14
NOTAS:
No hubo fallo por rasante y las lecturas no alcanzaron el valor correspondiente a la plastificación
de la armadura transversal.
400
300
εS9
εS10
200 εS11
εS12
εS13
100 εS14
εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0
F2=201kN
3,0 F3=250kN
F4=300kN
2,0 F5=346kN
F6=394kN
1,0 F7=441kN
F8=456kN
0,0
ALA DERECHA
-3,0
-4,0
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
NOTAS:
La galga S15 comenzó a dar lecturas erróneas a partir de F=200kN. La galga S12 estaba situada
en el lado del ala que agotó por rasante. Otras galgas, S9, S11 y S14, fallaron antes de alcanzar el
nivel de carta F7.
500
400
εS9
300
εS10
εS11
200 εS12
εS13
εS14
100 εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0
F2=224kN
3,0
F3=337kN
F4=399kN
2,0
F5=459kN
F6=523kN
1,0
F7=589kN
0,0
ALA DERECHA
-2,0
-3,0
-4,0
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
NOTAS:
Las galgas S14 y S15 estaban situadas en el lado de la viga que agotó por rasante, que movilizó
ambas alas.
600
500
400
εS9
εS10
300
εS11
εS12
200 εS13
εS14
100 εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0
F3=247kN
1,5 F4=297kN
F5=346kN
F6=394kN
1,0 F7=441kN
F8=491kN
0,5 F9=538kN
F10=588kN
F11=691kN
0,0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0
ALA DERECHA
-0,5
x [m ]
-1,0
V3-20
-1,5
-2,0
-2,5
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
500
400
300 εS9
εS10
εS11
200 εS12
εS13
εS14
100 εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 5,0
1,0
V1-30
0,5
0,0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 x [m ]
-0,5
ALA DERECHA
F1=99kN
-1,0 F2=199kN
F3=300kN
F4=347kN
-1,5
F5=393kN
F6=441kN
-2,0 F7=471kN
F8=547kN
-2,5
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
NOTAS:
La galga S10 dejó de marcar en el nivel F7. Todas las galgas dejaron de marcar correctamente a
partir del nivel F7, y no hay lecturas en el nivel F8. Las galgas S12 y S10 etaban localizadas en
el ala que agotó por rasante.
600
500
400
εS9
εS10
300
εS11
εS12
200 εS13
εS14
100 εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0
F2=414kN
1,5
F3=493kN
1,0 F4=571kN
F5=635kN
0,5
0,0
0,0 1,0 2,0 3,0 4,0 x [m ]
ALA DERECHA
-0,5
-1,0 V2-30
-1,5
-2,0
-2,5
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
600
500
400
εS9
εS10
300
εS11
εS12
200 εS13
εS14
100 εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0 3,0
3,0 F2=379kN
2,5 F3=441kN
F4=504kN
2,0
F5=564kN
1,5 F6=620kN
1,0 F7=664kN
0,5
0,0
x [m ]
ALA DERECHA
-1,0
-1,5
-2,0
-2,5
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
NOTAS:
Las galgas S14 dejó de funcionar tempranamente, a partir del primer nivel de carga.
400
300
εS9
εS10
200 εS11
εS12
εS13
100 εS14
εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0 2,0 3,0
2,0 F2=249kN
F3=371kN
1,5
F4=434kN
1,0 F5=495kN
0,5
0,0
x [m ]
ALA DERECHA
-1,0 V1-40
-1,5
-2,0
-2,5
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
NOTAS:
Las galgas S9 y S12 presentaron valores incoherentes en los primeros niveles de carga.
400
300
εS9
εS10
εS11
200
εS12
εS13
εS14
100
εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0
F2=389kN
1,0 F3=455kN
F4=530kN
0,5 F5=531kN
0,0 x [m ]
ALA DERECHA
-0,5 V2-40
-1,0
-1,5
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
NOTAS:
La galga S9 no dió lectura, por lo que las curvas del ala izquierda no pueden completarse.
400
300
εS9
εS10
200 εS11
εS12
εS13
100 εS14
εS15
0 εst [‰]
0,0 1,0
F2=295kN
1,0 F3=346kN
F4=392kN
F5=442kN
0,5 F6=488kN
F7=496kN
0,0
ALA DERECHA
-0,5 V3-40
-1,0
-1,5
2,00 2,00
ALA IZQUIERDA 11 9 13 15
ALA DERECHA 12 10 14
NOTAS:
La galga S12 no dió lecturas coherentes en todo el proceso de carga, por lo que no ha sido
representada.
2 PROBETAS DE FLEXOTRACCIÓN
En este apartado se proporcionan los resultados obtenidos de los ensayos de flexotracción de las
3 probetas fabricadas para cada una de las 13 vigas ensayadas.
Los resultados están agrupados por tipo de hormigón, es decir, por contenido de fibras de acero,
y consisten en las gráficas Carga–CMOD y en un cuadro de resultados correspondientes al límite
de proporcionalidad (LOP), o resistencia a flexotracción, las cuatro resistencias residuales, y los
valores medios para ser empleados en cálculos. La notación empleada es la misma que la seguida
en EHE [2]:
fL = límite de proporcionalidad (LOP) o resistencia a flexotracción
fR1 = resistencia residual a flexotracción para CMOD=0,5mm
fR2 = resistencia residual a flexotracción para CMOD=1,5mm
fR3 = resistencia residual a flexotracción para CMOD=2,5mm
fR4 = resistencia residual a flexotracción para CMOD=3,5mm
Tanto el LOP como las resistencias residuales han sido calculadas con la expresión de la tensión
de tracción en la fibra más tendida en un hipotético régimen elástico y lineal:
3⋅ F ⋅ L
f=
2 ⋅ b ⋅ h sp
2
siendo b el ancho de la probeta y hsp la altura existente entre el fondo de la entalla y el paramento
superior de la probeta. Los valores de b y hsp se obtuvieron como valor medio de dos medidas
realizadas sobre la probeta.
En el caso de hormigón reforzado con fibras de acero se proporciona además el resultado de las
condiciones establecidas por EHE [2] en su artículo 31.4 para establecer la consideración de la
función estructural de las fibras de acero.
Carga [kN ] 12
Viga V1-0: Diagrama carga - CMOD
10
probeta B
4
probeta C
0 CMOD [mm ]
-0,5 0,0 0,5
La probeta A rompió sin registros por una aplicación inadecuada de la carga en la prensa.
Viga V2-0
10
probeta A
4 probeta B
probeta C
0 CMOD [mm ]
-0,5 0,0 0,5
Viga V3-0
10
probeta A
4
probeta B
probeta C
0 CMOD [mm ]
-0,5 0,0 0,5
Viga V4-0
10
probeta A
4 probeta B
probeta C
0 CMOD [mm ]
-0,5 0,0 0,5
10
probeta A
8 probeta B
probeta C
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
Viga V2-20
10
probeta A
probeta B
probeta C
8
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
Consideración de la función estructural de las fibras (según EHE [2] anejo 14 art.31.4):
Limitación 1ª: fR1 ≥ 0,4·fL = 1,24 NO CUMPLE
Limitación 2ª: fR3 ≥ 0,2·fL = 0,62 cumple
Viga V3-20
12
probeta A
10 probeta B
probeta C
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
12
probeta A
10 probeta B
probeta C
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
Viga V2-30
probeta A
10
probeta B
probeta C
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
Consideración de la función estructural de las fibras (según EHE [2] anejo 14 art.31.4):
Limitación 1ª: fR1 ≥ 0,4·fL = 1,32 cumple
Limitación 2ª: fR3 ≥ 0,2·fL = 0,66 cumple
Viga V3-30
8 probeta A
probeta C
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
La probeta B fisuró en la fase de contacto del rodillo central con la probeta, por lo que no fue
válida y no se ha incluido en los resultados.
Consideración de la función estructural de las fibras (según EHE [2] anejo 14 art.31.4):
Limitación 1ª: fR1 ≥ 0,4·fL = 1,16 cumple
Limitación 2ª: fR3 ≥ 0,2·fL = 0,58 cumple
probeta A
10
probeta B
probeta C
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
Consideración de la función estructural de las fibras (según EHE [2] anejo 14 art.31.4):
Limitación 1ª: fR1 ≥ 0,4·fL = 1,32 cumple
Limitación 2ª: fR3 ≥ 0,2·fL = 0,66 cumple
Viga V2-40
10
probeta A
4 probeta B
probeta C
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
Consideración de la función estructural de las fibras (según EHE [2] anejo 14 art.31.4):
Limitación 1ª: fR1 ≥ 0,4·fL = 1,4 cumple
Limitación 2ª: fR3 ≥ 0,2·fL = 0,7 cumple
Viga V3-40
10
4
probeta A (NULA)
probeta B
2 probeta C
CMOD [mm ]
0
-0,5 0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 4,0 4,5 5,0
La probeta A fisuró en la fase de conctacto del rodillo central con la probeta, por lo que no es
válida. La curva representada corresponde, por tanto, a una probeta prefisurada, pero no se ha
utilizado en los resultados de resistencias f.
3 PROBETAS DE PUSH-OFF
En este apartado se proporcionan los resultados obtenidos de los ensayos de push-off realizados
en probetas resultantes de las dos mitades de las probetas de flexotracción. Aunque numerosos
autores han utilizado el ensayo de push-off para la caracterización de la transferencia a corte,
tanto en hormigón armado como en hormigón reforzado con fibras, revisados en el capítulo 2 del
estado del conocimiento, las dimensiones de la probeta utilizada en el presente estudio solamente
ha sido empleada por Barragán (2002) [3] y Barragán et al. (2006) [4]. No existe un ensayo
estándar de push-off, por lo que en este apartado no solamente se exponen los resultados gráficos
de los ensayos, sino también se comentan las observaciones realizadas sobre el desarrollo de los
mismos y se plantean diversos valores de la resistencia residual y equivalente para su posible uso
en cálculos resistentes.
Dado que se fabricaron 3 probetas de flexotracción por viga, cada viga dispone de 6 resultados
de push-off, lo que supone un total de 78 ensayos. La información resultante se organiza en dos
bloques, el primero corresponde a la realización del ensayo en el hormigón sin fibras y el
segundo corresponde al hormigón reforzado con fibras de acero; dentro de cada bloque los
resultados se agrupan por viga.
Para designar a las probetas se emplea el nombre utilizado para la probeta original de
flexotracción y se añade al final, entre paréntesis, la letra A o B correspondiente al tipo de corte
aplicado para las entallas (Fig.A3.1). Por ejemplo, V2-30A(B) es la probeta de push-off con corte
tipo (B) proviniente de la probeta de flexotracción A de la viga V2-30.
dirección de
hormigonado
tipo (B)
260
260 mm
tipo (A)
entalla para
flexotracción
En primer lugar, hay que señalar que en la mayoría de casos se pudo observar la aparición previa
de una fisuración que no era debida al esfuerzo de corte, y que precedía al agotamiento por corte.
En concreto 21 probetas de las 24 correspondientes al hormigón en masa, presentaron este tipo
de fisuración. Básicamente se trata de dos tipos de fisuras:
— Fisuras horizontales situadas a la altura de las entallas, que se inician en la cara lateral
opuesta a la del corte de la entalla y progresan hasta una distancia aproximada de 1cm del
fondo de la entalla. Este tramo no fisurado de 1cm es el cuello por el que se canalizan las
compresiones verticales. Al tratarse de hormigón en masa, una fisura de este tipo presenta
una anchura apreciable y prácticamente divide a la probeta en dos bloques que giran en
sentido contrario hasta alcanzar una posición de equilibrio, proceso en el que se experimenta
una caída del valor de la carga y un aumento del deslizamiento. La formación de una segunda
y última fisura de este tipo acaba dividiendo a la probeta en tres bloques, según se puede
apreciar en Fig.A3.2a. Estas fisuras se marcan tanto en la cara frontal como dorsal de la
probeta y pueden denominarse fisuras horizontales de flexión. La casuística es sencilla ya
que sólo aparecen a la altura de las entallas, así que pueden aparecer dos fisuras o solamente
una, como en el caso de la Fig.A3.2c, en donde además se aprecia la formación de la fisura
final vertical de agotamiento a corte.
— Fisuras verticales que nacen a partir de la entalla, a una distancia entre 1 y 2cm desde el
fondo de la misma, y progresan hacia el interior del tramo central de la probeta que contiene
el plano de corte de estudio (Fig.A3.2d y e), y su longitud no suele alcanzar la mitad de este
tramo, es decir, 3cm. La zona donde se originan es una zona de especial concentración de
tracciones [3]. La aparición de estas fisuras puede afectar en el registro del ancho de fisura y
del deslizamiento, así como un cambio en la velocidad de crecimiento de la carga. La
casuística es más variada, ya que pueden marcarse en una cara pero no en la cara opuesta, de
modo que pueden tenerse un total máximo de cuatro fisuras de este tipo. Esta clase de fisuras
resultaron mucho menos frecuentes que las anteriores.
Con posterioridad a la aparición de alguna de las fisuras descritas, si así ocurría, en la mayoría de
los casos la probeta de push-off agotó con una fisura vertical que unía los fondos de las dos
entallas (Fig.A3.2b-c-d-e-f). También pudieron apreciarse unos pocos casos en donde se marcó
una fisuración múltiple, oblicua y paralela, delimitando unas microbielas; en la Fig.A3.2g se
aprecian 3 fisuras y 2 microbielas. A veces una cara mostraba una fisura vertical y la cara
opuesta podía mostrar fisuración oblicua, aunque la gran mayoría de las 24 probetas ensayadas
mostraron la fisura vertical.
Hay que citar dos casos de probetas que no representan el tipo de rotura buscado. Están
recogidos en las fiburas Fig.A3.2h e i, en donde se puede apreciar claramente que el plano
vertical de corte agotó principalmente por tracción, o más bien flexión, sin que llegase a unir los
fondos de las dos entallas, por lo que es un caso de probeta que no representa el tipo de rotura
buscado.
Los diagramas τ-s obtenidos reflejan la influencia de la fisuración en el proceso de carga, que
hay que recordar que consistía en aplicar una velocidad de desplazamiento constante e igual a
1μm por segundo. El tramo inicial de carga resulta básicamente una línea recta hasta alcanzar un
pico máximo, al que sigue una caída de la tensión pero que es recuperada en muchos casos con la
formación de un segundo y hasta un tercer pico. Este comportamiento puede explicarse del
siguiente modo:
(a) Diagrama con 1 solo pico: Este debería ser el comportamiento ideal y que reflejaría un
proceso de carga de la probeta hasta su rotura por agotamiento a corte, apareciendo una
única fisura vertical por corte. El pico correspondería a la máxima tensión tangencial
desarrollada por el plano vertical delimitado por las dos entallas.
(b) Diagrama con 2 picos: En este caso el primer pico se debe a la aparición de una fisura
horizontal o, menos probable, de dos fisuras horizontales simultáneas. En el caso de
formarse una fisura, la probeta queda dividida en dos bloques que experimentan un
pequeño giro relativo hasta alcanzar una situación de equilibrio, momento en el que la
carga disminuye su valor hasta que, conforme avanza el pistón de carga, encuentra de
nuevo la resistencia ofrecida por el plano de corte y vuelve a crecer su valor. Se llega así a
un segundo pico que corresponde al fallo final del plano de corte.
(c) Diagrama con 3 picos: En este caso los dos primeros picos se deben a la aparición no
simultánea de fisuración horizontal por flexión, produciéndose dos fases de giros relativos
entre los bloques resultantes de la probeta, hasta alcanzar la correspondiente situación de
equilibrio. El tercer pico corresponde al agotamiento por corte del plano delimitado por las
dos entallas.
El tipo de fisura vertical por tracción, que no ha sido habitual, si se produce, no es responsable de
ningún pico, en todo caso puede provocar cambios de pendiente en la rama de carga.
Los pequeños giros relativos que se producen con la aparición de una o dos fisuras horizontales
de flexión acaban modificando la orientación del plano vertical de corte, lo que causa la
introducción de una componente de tensión normal en el mismo. Suponiendo que se forman 2
fisuras horizontales en los planos medios de las entallas, que los 3 bloques rígidos en que queda
dividida la probeta giran hasta que los bordes de la entalla se tocan, y que línea vertical de carga
permanece en su posición original, puede obtenerse la inclinación que adquiere el plano de corte
con respecto a la línea vertical de carga según se representa en la Fig.A3.3a. Resulta un ángulo
de 1,736º pero, a su vez, la cara superior e inferior oscilan 0,529º, lo que debería mover
ligeramente el punto de paso de la fuerza vertical V, inclinando la línea de carga hacia el mismo
lado que el plano de corte, de modo que la desviación con el plano de corte resultaría inferior a
1,736º. Esto significaría que menos de un 3% de la fuerza vertical V es transformada en una
componente normal sobre el plano de corte, lo que no parece tener especial relevancia.
τ [MPa]
τ máx
3,5
V τ P1
3,0
0,555º
2,5
1,736º
2,0
1,5
1,0
0,5
slip [mm]
0,0
V 0,0 s P1 s *m 0,5 s *P1 s m 1,0
(a) (b)
Fig.A3.3. Push-off: (a) giro relativo con la formación de dos fisuras de flexión; (b) diagrama τ–s con 3
picos y determinación del deslizamiento para la tensión máxima.
En los diagramas τ–s se puede observar que, en el caso de que presenten más de un pico, el valor
máximo de la carga registrado se puede producir en cualquiera de los picos. Este valor máximo
es el valor que se va a adoptar como resistencia tangencial nominal de corte τmáx. Para tratar de
ofrecer un resultado del deslizamiento sm correspondiente a τmáx que corrija los inconvenientes
citados, se propone proceder del siguiente modo:
— En curvas de un solo pico es obvio que sm corresponde al deslizamiento registrado en el pico.
— En curvas de más de un pico sm corresponde al primer pico si éste registra el máximo de la
tensión tangencial.
— En curvas de más de un pico, en donde el máximo de tensión ocurre en el segundo o tercer
pico, se procede a trasladar la rama ascendente del pico máximo, que se situa por encima del
primer pico, hacia la rama inicial de carga, tal y como se ilustra en la Fig.A3.3b. La nueva
posición del pico máximo presentará un deslizamiento que se anota como sm* para indicar
que su valor ha sido obtenido mediante corrección del diagrama. Se trata de determinar el
punto de corte sP1* en la rama ascendente de τmáx, para el valor de la tensión del primer pico
τP1, mediante interpolación de los registros disponibles, y así se obtiene:
sm* = sP1 + sm – sP1*
3,5 B (A)
3,0 B (B)
C (A)
A (A)
B (A)
2,5
C (A)
A (B)
2,0
B (B)
C (B)
1,5
1,0
0,5
s = slip [mm ]
0,0
0,0 0,5 1,0
Viga V2-0
τ
4,5
[MPa ] V2-0
4,0
3,5
C (A)
3,0 A (A)
2,5 A (B)
2,0
B (B)
A (A)
1,5
B (A)
C (B)
C (A)
B (A)
1,0 A (B)
B (B)
0,5 C (B)
s = slip [mm ]
0,0
0,0 0,5 1,0
Tensión tangencial máxima promedio: – todas las probetas τmáx = 3,82 MPa
– sólo probetas (A) τmáx = 3,85 MPa
– sólo probetas (B) τmáx = 3,80 MPa
En esta ocasión todas las probetas presentaron las dos fisuras horizontales por flexión posibles,
salvo B(B) que solo marcó la fisura horizontal inferior, aunque marcó de una forma especial una
fisura vertical de tracción paralela al plano de corte y que progresó casi los 6cm (Fig.A3.2e).
Como puede apreciarse hay casos en donde la máxima tensión tangencial nominal se produce en
el primer pico, y casos en donde se produce en el segundo.
Viga V3-0
4,5
τ [MPa ]
V3-0
4,0
B (B)
B (A) A (A)
3,5
C (A)
3,0
C (B)
A (B)
2,5
2,0 A (A)
B (A)
1,5 C (A)
A (B)
1,0 B (B)
C (B)
0,5
s = slip [mm ]
0,0
0,0 0,5 1,0
Tensión tangencial máxima promedio: – todas las probetas τmáx = 3,91 MPa
– sólo probetas (A) τmáx = 3,93 MPa
– sólo probetas (B) τmáx = 3,88 MPa
En esta ocasión el canal de medida para la abertura de fisura w no funcionó, por lo que no hubo
registro. Si se observan las probetas previas de las vigas V1-0 y V2-0 se concluye que la
deformación registrada horizontalmente es prácticamente nula en todo el proceso de carga hasta
la rotura por corte.
Todas las probetas presentan las dos fisuras posibles horizontales por flexión, salvo la probeta
A(B) que no presentó ninguna, solamente la fisura vertical por corte y alguna fisura vertical
secundaria por tracción.
En esta ocasión se tienen varias probetas que presentan tres picos y el tercero corresponde al
valor máximo registrado de la tensión tangencial nominal.
Viga V4-0
4,5
τ [MPa ] V4-0
4,0
B (A)
3,5 A (A)
3,0
A (B)
B (B)
2,5
C (A)
2,0
C (B)
A (A)
B (A)
1,5
C (A)
A (B)
1,0
B (B)
C (B)
0,5
s = slip [mm ]
0,0
0,0 0,5 1,0
Tensión tangencial máx. promedio: – todas las probetas τmáx = 3,86 MPa no incluye C (B)
– sólo probetas (A) τmáx = 3,92 MPa
– sólo probetas (B) τmáx = 3,76 MPa no incluye C (B)
El resto de probetas presentaron todas las dos fisuras posibles horizontales por flexión.
3.1.3 Conclusiones
Una vez presentados los resultados pueden señalarse las siguientes conclusiones en diferentes
aspectos de interés.
[a] Influencia de la fisuración horizontal por flexión y vertical por tracción en la medida del
deslizamiento.
Ambos tipos de fisuración afectan al valor registrado del deslizamiento, pero es la fisuración
horizontal la causante de que en los diagramas τ–s aparezcan picos que preceden al
agotamiento por corte. La fisuración vertical provoca generalmente cambios en la pendiente
del diagrama. En ambos casos se genera un incremento del valor del deslizamiento. Es
posible que un dispositivo de medida localizado en el tramo del plano de corte entre las
entallas pueda eliminar o reducir la influencia de ambos efectos pero, para las dimensiones
de la probeta utilizada, el dispositivo de medida adoptado, propuesto por [3,4], es el más
sencillo que existe. Aunque, en principio, ambos efectos no permiten considerar a este tipo
de ensayo como adecuado para evaluar la resistencia a corte y relacionarla con un valor del
deslizamiento, la corrección propuesta, comentada en el siguiente punto, parece que puede
controlar en gran medida el problema. Hay que esperar también a observar los resultados en
HRFA.
Barragan (2002) [3] no comentó la aparición de fisuración horizontal por flexión, solamente
la fisuración vertical por tracción. Dentro de su estudio ensayó 3 probetas de push-off con un
hormigón sin fibras de resistencia fc=35MPa, y otras 3 probetas con fc=70MPa, lo que
parece indicar que una mayor resistencia del hormigón puede contener las tracciones
verticales generadas en los laterales de la probeta, evitando la formación de las fisuras
horizontales.
[c] Distinción entre probetas con plano de corte tipo (A) y tipo (B).
Como era de esperar, no existe diferencia apreciable en la resistencia obtenida distinguiendo
entre probetas con corte tipo (A) y con corte tipo (B) (Fig.A3.1). La siguiente tabla resume
todos los resultados de la tensión tangencial máxima y permite la comparación entre los
diferentes casos:
viga V1 viga V2 viga V3 viga V4
fcm [MPa] = 19,7 20,7 20,6 20,2
promedio de todas las probetas τmáx [MPa] = 3,83 3,82 3,91 3,86
promedio de probetas (A) τmáx [MPa] = 3,74 3,85 3,93 3,92
promedio de probetas (B) τmáx [MPa] = 3,92 3,8 3,88 3,76
Se espera que sí que se aprecie alguna diferencia en el caso de hormigón con fibras de acero
pero en la rama post-pico, que es inexistente en el caso de hormigón sin fibras.
En primer lugar, el contenido de fibras empleado combinado con la resistencia del hormigón
obtenida origina un comportamiento resistente con ablandamiento frente al esfuerzo de corte, es
decir, la presencia de fibras no se aprecia hasta que se supera la resistencia tangencial pico
máxima. Esto conduce a pensar que en la rama inicial de carga no deberían existir diferencias
con el hormigón sin fibras, sin embargo, la fisuración horizontal y vertical previa al agotamiento
por corte, aparecida por flexión y tracción en las probetas de hormigón sin fibras, queda ahora
mucho más amortiguada. Estas fisuras, al estar cosidas por fibras de acero se estabilizan antes y
se abren menos, y su efecto en el gráfico carga–deslizamiento (τ-s) es menos acusado que en el
caso de hormigón sin fibras.
Si se observan los resultados obtenidos en los diagramas carga–deslizamiento (τ-s), con una
cantidad de 20kg/m³ de fibras de acero pueden observarse la formación de 2 o 3 picos, pero es
más habitual la formación de un solo pico con presencia de cambios de pendiente en el tramo
previo al mismo. En el caso de 40kg/m³ ya solamente se forma un solo pico de carga,
correspondiente a la tensión tangencial máxima, y la influencia de la fisuración previa por
flexión y tracción se plasma únicamente en cambios de pendiente. De las 54 probetas ensayadas
pueden contabilizarse 6 casos con formación de 2 picos entre los hormigones de 20 y 30kg/m³, y
3 casos con formación de 3 picos en el hormigón de 20kg/m³.
En cualquier caso, la fisuración por flexión y tracción previa al agotamiento por corte sigue
alterando el valor del deslizamiento s registrado y, por ello, una cuestión que se plantería para el
HRFA sería cómo medir la tensión residual para un valor de s si han existido perturbaciones en
su medida. Para tratar de responder a esta cuestión, junto con los diagramas de resultados, se van
a proporcionar unas tablas con diversos parámetros de la resistencia residual. Para definir estos
parámetros se utiliza el diagrama de la Fig.A3.4, que corresponde a la probeta V2-20A(B), la
cual presentó 2 fisuras horizontales (Fig.A3.5), reflejándose en el diagrama con la formación de
3 picos en la rama de carga. Este hecho, aunque no resultó frecuente en el conjunto de las 54
probetas, sirve para marcar claramente el intervalo [sL, sp], en donde el registro del deslizamiento
se ve afectado por la fisuración horizontal, pero no así el registro de la tensión tangencial, que se
supone que no se ve afectada de una manera apreciable. Como se verá en los resultados de los
diagramas, este efecto disminuirá con el contenido creciente de las fibras de acero.
τ [MPa] τ máx
3,0
2,5
2,0
1,5 τ Re,j
1,0 τ R,i τ Rp,j
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 slip [mm]
sL sp si sj
Δ sj
Fig.A3.4. Diagrama genérico τ–s y diferentes parámetros resistentes.
(a) (b)
Fig.A3.5. Probeta de push-off V2-20A(B) con 2 fisuras horizontales: (a) cara frontal; (b) cara dorsal.
Las fisuras están remarcadas para una mejor visualización en las fotos.
Esto se puede traducir en una remontada del valor de la carga para valores del deslizamiento
inferiores a los 3mm. Normalmente todos los ensayos superaron el valor del deslizamiento de
2mm sin que existiera remontada en el valor de la carga, excepto en 3 casos en donde el ensayo
se paró un poco antes. Así pues, 2mm parece un valor razonable para dar por finalizado el
ensayo. A nivel estructural un deslizamiento de 2mm entre dos partes de una pieza que funcionen
a rasante es una situación irreversible que sólo podría admitirse en un estado límite de
agotamiento, y no parece de interés estudiar valores de deslizamiento superiores.
Además, para el hormigón de cada viga, se presenta una tabla con los valores medios de las
tensiones tangenciales τmáx, τR,i, τRp,j y τRe,j, expresadas en MPa y redondeadas a un decimal. Para
identificar posibles diferencias entre el tipo de corte A y B se realizan tres medias, una con las 6
probetas, otra con las 3 probetas con corte A y otra con las 3 probetas con corte B. Los resultados
se comentan posteriormente con mayor detalle.
1,5
B (B) C (A)
1,0 A (A)
B (A) A (B) C (B)
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V2-20
τ [MPa ] 4,0 V2-20
3,5
A (A)
3,0 B (A)
C (A)
2,5 A (B)
2,0 B (B)
C (B)
B (A)
1,5 C (A)
1,0
A (B)
0,5 A (A)
C (B) B (B)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 s [mm ]
1,5 A (B)
C (A)
1,0
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
1,0
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V3-20
τ [MPa ] 4,5 V3-20
4,0
3,5 A (A)
B (A)
3,0 C (A)
2,5 A (B)
B (B)
2,0
C (B)
1,5
1,0 A (A)
C (A)
B (A)
0,5 A (B)
B (B)
C (B)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 s [mm ]
1,0 A (A)
B (A)
0,5 B (B)
C (B)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
1,0
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V1-30
τ [MPa ] 5,0 V1-30
4,5 A (A)
A (B)
4,0 B (A)
C (A)
3,5
A (B)
3,0
B (B)
2,5 C (B)
2,0
1,5
A (A)
1,0 C (A)
B (A)
0,5 C (B)
B (B)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 s [mm ]
1,0
0,5
A (B)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V2-30
τ [MPa ] 4,5 V2-30
4,0
A (A)
3,5 B (A)
3,0 C (A)
A (B)
2,5
B (B)
2,0 C (B)
A (A)
1,5
1,0 C (A)
A (B)
C (B) B (A)
0,5 B (B)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 s [mm ]
1,5
C (A)
1,0 B (A) A (B)
A (A)
0,5 B (B)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
1,0
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V3-30
τ [MPa ] 5,0 V3-30
4,5
4,0
A (A)
3,5 B (A)
3,0 C (A)
2,5 A (B)
A (B) B (B)
2,0
C (B)
1,5
B (B) C (A)
1,0 A (A)
C (B)
0,5 B (A)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 s [mm ]
2,0
1,5 A (B)
C (A)
1,0
C (B) B (A)
0,5 B (B) A (A)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
1,0
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V1-40
τ [MPa ] 4,5 V1-40
A (A)
4,0
B (A)
3,5 C (A)
3,0 A (B)
B (B)
2,5
C (B)
2,0 C (A)
B (B)
1,5 B (A)
1,0 A (A)
A (B)
C (B)
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 s [mm ]
B (A) A (A)
1,0
C (B) A (B)
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
1,0
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V2-40
τ [MPa ] 4,5 V2-40
4,0
A (A)
3,5 B (A)
C (A)
3,0
A (B)
2,5 B (B)
2,0 C (B)
C (A)
1,5 B (A) B (B)
A (A)
A (B)
1,0 C (B)
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 s [mm ]
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
1,0
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V3-40
τ [MPa ] 4,5 V3-40
4,0 A (A)
B (A)
3,5
C (A)
3,0 A (B)
B (B)
2,5
C (B)
2,0 C (A)
B (B)
1,5 B (A)
1,0 A (A)
A (B)
0,5
C (B)
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 s [mm ]
C (B)
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
1,0
C (B)
0,5
0,0
0,0 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 3,0 3,5 w [mm ]
Viga V1-20
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V1-20 A (A)
s 0,217 1,000 1,500 2,000 0,217 0,717 1,217 1,717
w 0,105 1,102 1,533 2,024 0,105 0,882 1,295 1,768
τ 3,448 1,257 1,087 0,957 3,448 1,391 1,219 1,017
τRe,i × × × × × 1,993 1,637 1,462
probeta V1-20 B (A)
s 0,202 1,000 1,500 2,000 0,202 0,702 1,202 1,702
w 0,005 1,100 1,557 2,004 0,005 0,794 1,310 1,739
τ 3,183 0,775 0,686 0,581 3,183 0,868 0,729 0,643
τRe,i × × × × × 1,472 1,132 0,984
probeta V1-20 C (A)
s 0,160 1,000 1,500 2,000 0,160 0,660 1,160 1,660
w 0,003 1,982 2,603 3,159 0,003 1,213 2,087 2,799
τ 3,861 0,103 0,277 0,329 3,861 1,624 0,193 0,304
τRe,i × × × × × 2,776 1,682 1,208
probeta V1-20 A (B)
s 0,231 1,000 1,500 2,000 0,365 0,865 1,365 1,865
w 0,008 1,139 1,679 2,179 0,038 0,990 1,558 2,055
τ 2,980 1,039 0,827 0,691 2,930 1,112 0,873 0,722
τRe,i × × × × × 1,605 1,293 1,125
probeta V1-20 B (B)
s 0,309 1,000 1,500 2,000 0,311 0,811 1,311 1,811
w 0,048 1,275 1,650 2,065 0,049 1,130 1,503 1,890
τ 4,030 1,695 1,418 1,164 4,030 1,938 1,505 1,229
τRe,i × × × × × 2,571 2,121 1,874
probeta V1-20 C (B)
s 0,142 1,000 1,500 2,000 0,181 0,681 1,181 1,681
w 0,004 1,774 2,327 2,889 0,002 1,323 1,996 2,521
τ 3,304 0,693 0,487 0,378 3,290 0,861 0,618 0,423
τRe,i × × × × × 1,774 1,248 1,005
Viga V2-20
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V2-20 A (A)
s 0,106 1,000 1,500 2,000 0,108 0,608 1,108 1,608
w 0,028 1,066 1,567 2,059 0,029 0,674 1,192 1,680
τ 3,079 0,729 0,599 0,557 3,079 1,070 0,691 0,588
τRe,i × × × × × 2,317 1,611 1,330
probeta V2-20 B (A)
s 0,160 1,000 1,500 2,000 0,160 0,660 1,160 1,660
w 0,048 1,456 2,010 2,692 0,048 1,083 1,632 2,226
τ 2,913 0,938 0,914 0,653 2,913 0,945 0,945 0,845
τRe,i × × × × × 1,863 1,470 1,332
probeta V2-20 C (A)
s 0,183 1,000 1,500 2,000 0,183 0,683 1,183 1,683
w 0,007 1,273 1,819 2,261 0,007 0,844 1,501 2,003
τ 3,660 0,862 0,700 0,630 3,660 1,043 0,798 0,639
τRe,i × × × × × 1,949 1,496 1,284
probeta V2-20 A (B)
s 0,298 1,000 1,500 2,000 0,413 0,913 1,413 1,913
w 0,018 1,127 1,612 2,048 0,031 1,003 1,538 1,995
τ 3,711 0,997 0,854 0,767 3,563 1,197 0,874 0,778
τRe,i × × × × × 2,627 1,860 1,560
probeta V2-20 B (B)
s 0,176 1,000 1,500 2,000 0,206 0,706 1,206 1,706
w 0,005 1,494 2,100 2,676 0,018 1,121 1,747 2,327
τ 3,387 0,606 0,495 0,434 3,186 0,695 0,545 0,486
τRe,i × × × × × 1,380 1,070 0,928
probeta V2-20 C (B)
s 0,112 1,000 1,500 2,000 0,112 0,612 1,112 1,612
w 0,008 2,624 3,742 3,832 0,008 1,638 2,840 3,915
τ 3,380 0,232 0,227 0,270 3,380 0,278 0,231 0,253
τRe,i × × × × × 1,349 0,868 0,702
Viga V3-20
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V3-20 A (A)
s 0,158 1,000 1,500 2,000 0,158 0,658 1,158 1,658
w 0,036 1,192 1,671 1,992 0,036 0,813 1,374 1,774
τ 4,063 1,346 1,004 0,924 4,063 2,174 1,195 0,963
τRe,i × × × × × 3,164 2,355 1,923
probeta V3-20 B (A)
s 0,150 1,000 1,500 2,000 0,153 0,653 1,153 1,653
w 0,008 1,668 2,341 2,973 0,008 1,132 1,870 2,528
τ 4,008 1,059 0,758 0,596 4,008 1,382 0,933 0,703
τRe,i × × × × × 2,663 1,901 1,537
probeta V3-20 C (A)
s 0,185 1,000 1,500 2,000 0,185 0,685 1,185 1,685
w 0,018 1,078 1,434 1,869 0,018 0,809 1,195 1,589
τ 3,873 1,469 1,227 0,958 3,873 1,834 1,387 1,128
τRe,i × × × × × 2,900 2,200 1,884
probeta V3-20 A (B)
s 0,067 1,000 1,500 2,000 0,067 0,567 1,067 1,567
w 0,008 1,218 1,755 1,707 0,008 0,753 1,277 1,833
τ 3,362 0,825 0,647 0,451 3,362 1,213 0,784 0,633
τRe,i × × × × × 2,120 1,542 1,264
probeta V3-20 B (B)
s 0,072 1,000 1,500 2,000 0,072 0,572 1,072 1,572
w 0,017 2,066 2,612 3,087 0,017 1,481 2,150 2,689
τ 3,850 0,695 0,477 0,378 3,850 1,076 0,649 0,452
τRe,i × × × × × 2,144 1,486 1,170
probeta V3-20 C (B)
s 0,207 1,000 1,500 2,000 0,207 0,707 1,207 1,707
w 0,036 1,613 2,379 2,966 0,036 1,143 1,982 2,636
τ 4,010 0,595 0,320 0,191 4,010 0,856 0,461 0,267
τRe,i × × × × × 2,445 1,517 1,126
Viga V1-30
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V1-30 A (A)
s 0,186 1,000 1,500 2,000 0,194 0,694 1,194 1,694
w 0,023 0,940 1,435 1,767 0,032 0,663 1,189 1,551
τ 4,578 2,078 1,601 1,399 4,578 2,328 1,793 1,512
τRe,i × × × × × 3,363 2,737 2,371
probeta V1-30 B (A)
s 0,161 1,000 1,500 2,000 0,234 0,734 1,234 1,734
w 0,018 1,175 1,711 2,187 0,034 0,876 1,386 1,924
τ 3,875 1,325 1,105 0,921 3,810 1,490 1,231 1,025
τRe,i × × × × × 2,459 1,903 1,642
probeta V1-30 C (A)
s 0,183 1,000 1,500 2,000 0,186 0,686 1,186 1,686
w 0,018 1,045 1,376 1,732 0,018 0,769 1,175 1,546
τ 4,635 2,018 1,770 1,341 4,635 2,416 1,955 1,436
τRe,i × × × × × 3,568 2,813 2,467
probeta V1-30 A (B) — probeta no válida en la rama residual—
s 0,211 1,000 1,500 2,000 0,211 0,711 1,211 1,711
w 0,005 no no no 0,005 no no no
τ 4,055 no no no 4,055 no no no
τRe,i × × × × × no no no
probeta V1-30 B (B)
s 0,249 1,000 1,500 2,000 0,249 0,749 1,249 1,749
w 0,000 1,402 1,988 2,736 0,000 1,031 1,632 2,363
τ 3,759 0,249 0,309 0,217 3,759 0,788 0,364 0,253
τRe,i × × × × × 2,322 1,314 0,980
probeta V1-30 C (B)
s 0,238 1,000 1,500 2,000 0,238 0,738 1,238 1,738
w 0,005 1,217 1,767 2,223 0,005 0,817 1,527 2,014
τ 4,763 1,101 0,693 0,528 4,763 2,311 0,831 0,599
τRe,i × × × × × 3,574 2,440 1,861
Viga V2-30
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V2-30 A (A)
s 0,243 1,000 1,500 2,000 0,245 0,745 1,245 1,745
w 0,023 1,294 2,087 2,778 0,024 0,904 1,678 2,445
τ 3,955 1,247 0,856 0,658 3,955 1,415 1,048 0,738
τRe,i × × × × × 3,059 2,346 1,984
probeta V2-30 B (A)
s 0,181 1,000 1,500 2,000 0,181 0,681 1,181 1,681
w 0,022 1,104 1,650 2,157 0,022 0,754 1,320 1,838
τ 4,104 1,271 1,026 0,877 4,104 1,491 1,168 0,967
τRe,i × × × × × 3,153 2,430 2,103
probeta V2-30 C (A)
s 0,131 1,000 1,500 2,000 0,131 0,631 1,131 1,631
w 0,008 0,999 1,379 1,855 0,008 0,674 1,087 1,516
τ 4,044 1,534 1,273 1,074 4,044 1,764 1,459 1,203
τRe,i × × × × × 3,072 2,537 2,263
probeta V2-30 A (B)
s 0,216 1,000 1,500 2,000 0,216 0,716 1,216 1,716
w 0,005 1,586 2,367 3,205 0,005 1,178 1,939 2,792
τ 4,147 1,064 0,847 0,750 4,147 1,229 0,940 0,772
τRe,i × × × × × 2,467 1,970 1,728
probeta V2-30 B (B)
s 0,332 1,000 1,500 2,000 0,332 0,832 1,332 1,832
w 0,052 1,645 2,536 3,227 0,052 1,327 2,242 3,014
τ 4,005 0,661 0,571 0,519 4,005 0,711 0,599 0,521
τRe,i × × × × × 1,940 1,489 1,309
probeta V2-30 C (B)
s 0,281 1,000 1,500 2,000 0,284 0,784 1,284 1,784
w 0,029 1,348 1,924 2,406 0,032 1,034 1,707 2,165
τ 3,845 0,833 0,715 0,654 3,845 0,916 0,765 0,688
τRe,i × × × × × 2,093 1,656 1,473
Viga V3-30
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V3-30 A (A)
s 0,243 1,000 1,500 2,000 0,249 0,749 1,249 1,749
w 0,049 1,068 1,621 2,056 0,052 0,810 1,338 1,849
τ 4,014 1,328 1,095 0,909 4,013 1,625 1,201 1,029
τRe,i × × × × × 3,159 2,358 2,018
probeta V3-30 B (A)
s 0,181 1,000 1,500 2,000 0,181 0,681 1,181 1,681
w 0,011 1,763 2,551 3,101 0,011 1,047 2,091 2,737
τ 4,339 1,016 0,778 0,657 4,339 1,256 0,924 0,723
τRe,i × × × × × 2,989 2,147 1,784
probeta V3-30 C (A)
s 0,234 1,000 1,500 2,000 0,237 0,737 1,237 1,737
w 0,005 1,114 1,541 1,931 0,005 0,891 1,306 1,725
τ 4,331 1,434 1,239 1,125 4,331 1,665 1,337 1,166
τRe,i × × × × × 3,185 2,444 2,124
probeta V3-30 A (B)
s 0,263 1,000 1,500 2,000 0,263 0,763 1,263 1,763
w 0,018 1,306 1,788 2,378 0,018 1,076 1,569 2,048
τ 3,901 1,377 1,171 0,918 3,901 1,517 1,254 1,060
τRe,i × × × × × 2,271 1,944 1,763
probeta V3-30 B (B)
s 0,175 1,000 1,500 2,000 0,248 0,748 1,248 1,748
w 0,008 1,045 1,534 1,985 0,109 0,791 1,288 1,728
τ 3,842 1,309 1,107 0,988 3,595 1,486 1,200 1,050
τRe,i × × × × × 2,471 2,016 1,797
probeta V3-30 C (B)
s 0,194 1,000 1,500 2,000 0,194 0,694 1,194 1,694
w 0,010 1,400 1,977 2,518 0,010 0,982 1,627 2,192
τ 4,205 1,363 1,083 0,904 4,205 1,626 1,222 1,004
τRe,i × × × × × 3,234 2,442 2,077
Viga V1-40
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V1-40 A (A)
s 0,237 1,000 1,500 2,000 0,237 0,737 1,237 1,737
w 0,022 0,853 1,248 1,784 0,022 0,624 1,049 1,462
τ 3,817 1,989 1,829 1,495 3,817 2,104 1,945 1,702
τRe,i × × × × × 3,366 2,850 2,624
probeta V1-40 B (A)
s 0,272 1,000 1,500 2,000 0,272 0,772 1,272 1,772
w 0,011 0,809 1,204 1,598 0,011 0,608 1,015 1,412
τ 3,862 1,904 1,623 1,420 3,862 2,076 1,705 1,507
τRe,i × × × × × 2,973 2,601 2,385
probeta V1-40 C (A)
s 0,332 1,000 1,500 2,000 0,340 0,840 1,340 1,840
w 0,045 0,614 0,965 1,392 0,052 0,499 0,854 1,268
τ 3,856 2,422 2,219 1,997 3,854 2,478 2,287 2,058
τRe,i × × × × × 3,327 3,031 2,857
probeta V1-40 A (B)
s 0,261 1,000 1,500 2,000 0,264 0,764 1,264 1,764
w 0,016 1,710 2,652 3,523 0,019 1,289 2,193 3,228
τ 4,192 1,530 1,176 0,763 4,192 1,694 1,369 0,929
τRe,i × × × × × 3,331 2,593 2,228
probeta V1-40 B (B)
s 0,348 1,000 1,500 2,000 0,348 0,848 1,348 1,848
w 0,021 0,872 1,290 1,669 0,021 0,754 1,194 1,569
τ 4,068 2,140 1,976 1,711 4,068 2,184 2,029 1,787
τRe,i × × × × × 3,420 2,940 2,714
probeta V1-40 C (B)
s 0,171 1,000 1,500 2,000 0,174 0,674 1,174 1,674
w 0,026 0,978 1,434 1,844 0,027 0,680 1,130 1,579
τ 3,694 1,251 1,043 0,905 3,694 1,528 1,137 0,997
τRe,i × × × × × 2,935 2,303 2,003
Viga V2-40
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V2-40 A (A)
s 0,165 1,000 1,500 2,000 0,168 0,668 1,168 1,668
w 0,025 1,201 1,740 2,164 0,025 0,782 1,397 1,868
τ 4,255 1,701 1,509 1,387 4,255 1,867 1,629 1,459
τRe,i × × × × × 3,310 2,765 2,519
probeta V2-40 B (A)
s 0,185 1,000 1,500 2,000 0,185 0,685 1,185 1,685
w 0,018 1,188 1,822 2,453 0,018 0,771 1,416 2,068
τ 4,177 2,046 1,701 1,486 4,177 2,327 1,915 1,640
τRe,i × × × × × 3,530 3,060 2,784
probeta V2-40 C (A)
s 0,307 1,000 1,500 2,000 0,307 0,807 1,307 1,807
w 0,083 0,916 1,294 1,635 0,083 0,751 1,150 1,502
τ 4,001 2,437 2,324 2,098 4,001 2,465 2,381 2,203
τRe,i × × × × × 3,403 3,154 3,030
probeta V2-40 A (B)
s 0,159 1,000 1,500 2,000 0,162 0,662 1,162 1,662
w 0,016 1,322 1,869 2,353 0,020 0,912 1,490 2,029
τ 4,044 1,771 1,423 1,243 4,044 2,057 1,637 1,360
τRe,i × × × × × 3,176 2,752 2,493
probeta V2-40 B (A)* — esta probeta debía ser (B) pero se hizo un corte tipo (A)
s 0,208 1,000 1,500 2,000 0,208 0,708 1,208 1,708
w 0,012 1,034 1,428 1,832 0,012 0,725 1,177 1,584
τ 3,976 2,226 2,090 1,819 3,976 2,303 2,172 1,994
τRe,i × × × × × 3,477 3,101 2,926
probeta V2-40 C (B)
s 0,225 1,000 1,500 2,000 0,225 0,725 1,225 1,725
w 0,005 1,209 1,789 2,404 0,005 0,896 1,454 2,077
τ 4,155 1,409 1,224 1,077 4,155 1,546 1,317 1,155
τRe,i × × × × × 2,863 2,383 2,160
Resistencias medias [MPa] y coeficiente de variación (CV). En este caso particular se trata de 4
probetas tipo (A) y sólo 2 probetas tipo (B):
τmáx τR,1 τR,2 τR,3 τRp,1 τRp,2 τRp,3 τRe,1 τRe,2 τRe,3
todas las probetas
τmedio = 4,10 1,93 1,71 1,52 2,09 1,84 1,64 3,29 2,87 2,65
CV = 2,5% 17,8% 22,4% 22,7% 15,0% 19,4% 22,2% 6,8% 9,4% 11,1%
sólo probetas (A)
τmedio = 4,10 2,10 1,91 1,70 2,24 2,02 1,82 3,43 3,02 2,81
CV = 2,6% 14,3% 18,3% 18,5% 11,4% 15,3% 17,4% 2,6% 5,5% 7,4%
sólo probetas (B)
τmedio = 4,10 1,59 1,32 1,16 1,80 1,48 1,26 3,02 2,57 2,33
CV = 1,8% 21,0% 28,0% 27,4% 17,5% 23,9% 28,4% 8,3% 11,4% 13,5%
Viga V3-40
Resultados en probetas de las distintas situaciones resistentes [mm & MPa]:
Resist. Para deslizamientos absolutos Para deslizamientos relativos
máx 1 2 3 Pico último 1 2 3
probeta V3-40 A (A)
s 0,156 1,000 1,500 2,000 0,156 0,656 1,156 1,656
w 0,008 0,941 1,406 1,842 0,008 0,646 1,085 1,550
τ 3,757 1,781 1,451 1,276 3,757 2,073 1,693 1,376
τRe,i × × × × × 2,761 2,307 2,044
probeta V3-40 B (A)
s 0,215 1,000 1,500 2,000 0,215 0,715 1,215 1,715
w 0,038 1,099 1,536 1,993 0,038 0,838 1,290 1,724
τ 3,715 2,359 2,111 1,762 3,715 2,521 2,244 1,962
τRe,i × × × × × 2,813 2,596 2,438
probeta V3-40 C (A)
s 0,271 1,000 1,500 2,000 0,271 0,771 1,271 1,771
w 0,035 1,008 1,340 1,619 0,035 0,841 1,197 1,488
τ 4,435 2,824 2,469 2,108 4,435 2,973 2,649 2,283
τRe,i × × × × × 3,466 3,139 2,913
probeta V3-40 A (B)
s 0,192 1,000 1,500 2,000 0,192 0,692 1,192 1,692
w 0,005 0,793 1,127 1,471 0,005 0,612 0,920 1,247
τ 3,424 1,232 1,006 0,834 3,424 1,384 1,114 0,953
τRe,i × × × × × 1,839 1,547 1,373
probeta V3-40 B (B)
s 0,266 1,000 1,500 2,000 0,269 0,769 1,269 1,769
w 0,026 1,190 1,739 2,284 0,029 0,886 1,498 2,025
τ 4,090 1,937 1,812 1,763 4,090 2,088 1,825 1,799
τRe,i × × × × × 2,815 2,379 2,190
probeta V3-40 C (B)
s 0,174 1,000 1,500 2,000 0,174 0,674 1,174 1,674
w 0,005 4,580 5,935 7,014 0,005 3,261 5,111 6,329
τ 3,366 0,349 0,298 0,173 3,366 0,518 0,339 0,255
τRe,i × × × × × 1,148 0,770 0,615
En primer lugar interesa observar de una manera sencilla la influencia del tipo de corte aplicado
a las probetas de push-off en relación a la dirección de hormigonado, ilustrado en la Fig.A3.1.
Para ello se puede representar la tensión tangencial resistente en función de un parámetro del que
dependa fuertemente. En la revisión bibliográfica realizada sobre la transferencia a corte en
HRFA puede destacarse el producto de la resistencia a tracción del hormigón por la fracción del
volumen de fibras como parámetro utilizado en la propuesta de fórmulas experimentales (Lee y
Foster 2006 [5]), y normalmente la resistencia a tracción es expresada como raiz cuadrada de la
resistencia a compresión (Khaloo y Kim 1997 [6]; Wang 2006 [7]). También puede pensarse en
el factor de fibras, producto de la fracción de volumen por la esbeltez, pero en el caso estudiado
solamente se ha empleado un mismo tipo de fibras, con un valor constante de la esbeltez.
En la Tabla 3.1 se presentan los valores medios de los resultados en cada una de las 9 vigas
ensayadas, escogiendo la tensión tangencial máxima τmáx y, como valor representativo de la
tensión residual, la anotada como τR,3, correspondiente a un deslizamiento absoluto s3=2mm. Se
anota el valor medio tanto del total de las 6 probetas de push-off, como el de las 3 probetas tipo
(A) y el de las 3 probetas tipo (B).
En el caso de la tensión residual (Fig.A3.6b) las probetas tipo (A), con el plano de corte paralelo
a la dirección de hormigonado, ofrecen una resistencia mayor y, a su vez, presentan una
tendencia lineal más confiable que en el caso de las probetas tipo (B), ya que los coeficientes de
determinación o R² resultan iguales a 0,738 y 0,401, respectivamente. Esto es indicativo de que
las fibras, responsables de la resistencia residual, no se orientaron aleatoriamente en la
fabricación de las probetas, sino que la vibración externa aplicada favoreció su alineación según
planos horizontales. De este modo, en las probetas tipo (A), las fibras presentaron mayor
probabilidad de intersectar el plano de corte con ángulos grandes. En las probetas tipo (B), como
el plano de corte tenía una orientación horizontal durante la fabricación de la probeta, las fibras
tenían mayor probabilidad de intersectarlo con ángulos menores, resultando así menos eficaces.
3,0
1,0
2,0
0,5
1,0
0,5 0,5
Vf · fc Vf · fc
0,0 0,0
0,5 1,0 1,5 2,0 2,5 0,5 1,0 1,5 2,0 2,5
todas sólo (A) sólo (B) todas sólo (A) sólo (B)
todas sólo (A) sólo (B) todas sólo (A) sólo (B)
(a) (b)
Fig.A3.6. Efecto del tipo de corte en la probeta de push-off: (a) tensión tangencial máxima; (b) tensión
tangencial residual 3 (para s=2mm). Las rectas representan líneas de tendencia.
Durante el proceso de carga, que hay que recordar que consistía en aplicar una velocidad de
desplazamiento constante e igual a 1μm/s, el valor de la carga se adapta a la forma de rotura de la
probeta. Al igual que en el caso del hormigón sin fibras, se pudo apreciar la formación de una
fisuración inicial fuera del plano de corte antes de alcanzar la resistencia tangencial máxima
pero, en esta ocasión, en menor número de probetas y mucho más amortiguada al quedar
estabilizada por la presencia de fibras de acero. Como ya se indicó, esta fisuración consistía en
fisuras horizontales situadas a la altura de las entallas y fisuras verticales cercanas al fondo de las
entallas. Las primeras eran causantes de la formación de picos en el diagrama carga–
deslizamiento (τ–s), mientras que las segundas provocaban cambios de pendiente.
Normalmente, entorno a los 9 o 10 minutos solía producirse el pico de máxima tensión y si, en
algún caso, se superaba este valor, era por la aparición de la fisuración horizontal, que solía
retrasar el pico. La duración total hasta detener el ensayo rondaba entorno a los 40 minutos.
Del total de 54 probetas ensayadas, en 25 de ellas no se apreció a simple vista ninguna fisura
horizontal por flexión, en 21 probetas se pudo apreciar una sola fisura horizontal y en las 8
probetas restantes se formaron las 2 fisuras posibles, cada una a continuación de cada entalla. Al
igual que en hormigón sin fibras, estas fisuras atravesaban toda la probeta, de modo que se
marcaban tanto en la cara frontal como en la dorsal, así como en la cara lateral opuesta a la de la
entalla. En la Fig.A3.5 ya se ha presentado la cara frontal y dorsal de la probeta V2-20A(B),
como ejemplo de la formación de 2 fisuras horizontales. Otro ejemplo puede verse en la
Fig.A3.7a, correspondiente a la probeta V1-20B(B), y en la Fig.A3.7b, correspondiente a la
probeta V2-40C(A), en esta ocasión se formó una sola fisura horizontal. En estos tres casos, las
fisuras horizontales se han tenido que remarcar en la fotografía para que puedan visualizarse
fácilmente, lo que confirma el efecto de contención de las fibras de acero.
El número de probetas afectadas por la fisuración vertical por tracción fue mayor. Estas fisuras
no atraviesan toda la probeta, por lo que pueden observarse en una cara pero no en la opuesta, y
así podemos tener entre 1 y 4 fisuras posibles. Del total de 54 probetas sólo en 13 de ellas no se
apreció este tipo de fisuras, y en el resto se pudieron observar mayormente entre 1 y 2 fisuras. La
Fig.A3.7c muestra el ejemplo de una fisura vertical nacida a 2cm del fondo de la entalla superior,
pero que no progresó en anchura. Por el contrario, en las Fig.A3.7l y m se puede apreciar cómo
las fisuras verticales acaban progresando en anchura y acompañando a la fisuración por corte
para ayudar a formar bielas inclinadas. En Fig.A3.7h se muestra cómo las fisuras verticales
acaban conectando con la fisuración por corte.
La fisuración por corte apareció con posterioridad y es la que fue progresando hasta la detención
del ensayo por cierre total o parcial de las entallas, lo que provocaba un repunte del valor de la
carga, que se ha descartado en la representación de los gráficos. El aspecto que ofrece la
fisuración por corte es variado, pero pueden establecerse los siguientes tipos:
— Una única fisura vertical que une el fondo de las dos entallas, su trazo puede ser rectilíneo
(Fig.A3.7a) o presentar cierta sinuosidad (Fig.A3.7b). Puede tratarse de una fisura limpia o
quedar acompañada por otras fisuras secundarias que son cortas y más o menos paralelas a la
fisura principal, pero no hay formación clara de bielas inclinadas comprimidas que funcionen
como tales. En la Fig.A3.7c se han remarcado estas fisuras secundarias.
— 2 o 3 fisuras inclinadas que destacan claramente, formando un ángulo entre 15 y 25º con el
plano vertical de corte, de modo que se forman bielas relativamente grandes cuya anchura
puede resultar ligeramente superior a 1cm (Fig.A3.7d-e-f-g). De nuevo puede tratarse de unas
fisuras limpias o quedar acompañadas de fisuras secundarias de menor entidad. La abertura
del plano de corte w (lectura del desplazamiento horizontal) se consigue mediante el giro de
las bielas. En general, el ensayo había que deternerlo antes del aplastamiento de las bielas ya
que los bordes de las entallas comenzaban a tocarse, con la consiguiente estabilización y
repunte del valor de la carga. Como excepción, puede observarse la Fig.A3.7h, en la que la
biela intermedia aplasta y las entallas acaban cerradas completamente. Normalmente el
pequeño giro de las bielas propiciaba la aparición de una o dos últimas fisuras que
atravesaban la biela, por su centro o en sus extremos, interconectando todas las fisuras según
el plano de corte definido por los fondos de las dos entallas.
— Múltiples fisuras inclinadas que se desarrollan paralelas entre sí y se distribuyen según la
extensión del plano de corte, semejantes entre sí en longitud aunque pueden presentar
aberturas desiguales (Fig.A3.7i-j). Se trata de 4 fisuras o más, hasta 8 fisuras, aunque en este
último caso puede ser un número sujeto a cierta subjetividad del observador. La inclinación
de las fisuras es similar al caso anterior, entre 15 y 25º, y se crean bielas pequeñas
comprimidas que aplastan y acaban interconectando todas las fisuras con los fondos de las
entallas superior e inferior. El aspecto inicial de multifisuración cambia a algo más complejo,
con desconchados causados por el aplastamiento de las bielas, aunque se aprecia finalmente
un plano de corte vertical, pero no con el aspecto "limpio" comentado en el primer caso, al
hablar de una sola fisura vertical (Fig.A3.7k).
(g) V3-40C(B) -dorsal- (h) V3-40C(B) -frontal- (i) V3-30A(A) (j) V1-30C(A)
fase fase
inicial final
Estas anotaciones resultantes de una inspección visual encierran una componente subjetiva, pero
una vez establecidos los criterios es de esperar que la diferencia mostrada por dos observadores
distintos sea mínima. El resultado de la fisuración por corte, así como el de la fisuración por
flexión y por tracción, se presenta en la Tabla 3.2.
Puede realizarse un estudio sencillo utilizando el número anotado de fisuras principales en cada
probeta, prescindiendo de las secundarias y de las de tracción, y haciendo una ordenación
creciente, dentro de cada conjunto de probetas con el mismo contenido de fibras de acero,
distinguiendo entre cara dorsal y frontal, y distinguiendo entre plano de corte tipo (A) y tipo (B).
El resultado se puede observar en la Tabla 3.3
dirección de dirección de
hormigonado hormigonado
cara dorsal
tipo (B)
tipo (A)
cara frontal o
dorsal, indiferente
cara frontal
No ocurre así con la cara dorsal, en donde no se observa tendencia ninguna. Domina la presencia
de una sola fisura de corte, y este hecho no parece verse influenciado por el contenido de fibras.
La explicación que puede ofrecerse es la siguiente, durante la compactación mediante vibrado
exterior las fibras en la masa fresca de hormigón tendieron a localizarse mayormente en la mitad
inferior de la probeta y, por tanto, más cercanas a la cara frontal. Las fibras no se distribuyeron
uniformemente según el espesor de la probeta de 15cm. Hay que recordar que las probetas se
compactaron colocándolas sobre la misma mesa vibrante en las que fabricaba la viga en T, y se
retiraron cuando la lechada afloraba a la superficie.
Pueden contabilizarse 77 fisuras de carácter principal que se han marcado en la cara frontal de
las probetas con tipo de corte (A) frente a 47 en la cara dorsal.
En la Tabla 3.3 se puede apreciar, no obstante, cómo el número total de fisuras aumenta
ligeramente con el contenido de fibras, excepto en el caso de la cara frontal para un contenido de
20kg/m³, que resulta mayor que el resto. No hay explicación aparente para esta excepción, salvo
el azar junto con la parte de subjetividad al realizar las anotaciones.
Fisuras secundarias.
Las fisuras secundarias son aquellas que, según la apreciación del observador, tienen menor
entidad en longitud y abertura que otras fisuras aparecidas, denominadas principales y que
parecen dominar el modo de funcionamiento a corte. Si se contabiliza el uso de la palabra
"secundaria" en la descripción hecha en la Tabla 3.2 se puede observar que crece con el
contenido de fibras; 9, 10 y 13 veces para el contenido de fibras de 20, 30 y 40kg/m³,
respectivamente.
Hay que mencionar que una probeta de entre las 54 ensayadas carece de rama residual,
comportándose como si se tratara de hormigón en masa. Es la probeta V1-30A(B) que rompió
bruscamente separándose en dos bloques en "L". En el plano de corte formado puede observarse
cómo las fibras que quedaron desnudas tenían una orientación bastante paralela al plano, por lo
que no cosieron eficazmente la fisura por corte (Fig.A3.9a). Como indica la designación de la
probeta se trata de un plano de corte tipo (B), de orientación perpendicular a la dirección de
hormigonado. Aparte, el número de fibras visibles en el plano de corte resulta inferior que el de
otras probetas del mismo hormigón, lo que parece indicar que los operarios llenaron el molde
con a una parte de la amasada en donde las fibras se distribuyeron en menor cantidad. Es una
probeta que claramente solo puede tenerse en cuenta para el valor de la tensión tangencial
máxima τmáx. Como contraste, en la Fig.A3.9b se ilustra el caso de otra probeta tipo (A) de la
misma amasada, pero procedente de otra probeta original de flexotracción.
(a) (b)
Fig.A3.9. Aspecto del plano de corte: (a) probeta V1-30A(B) no válida; (b) probeta V1-30B(A), mismo
hormigón pero otra probeta de flexotración original, con plano de corte tipo (A). Las dos mitades en L de
las probetas fueron colocadas una encima de la otra para realizar la fotografía
Observando los gráficos de carga–deslizamiento (τ–s) se pueden detectar unas 5 probetas que
experimentan una caída del valor de la carga hasta prácticamente anularse, en comparación con
el resto de probetas de su mismo hormigón. Tras la caída, el valor de la carga remonta
ligeramente, momento en el que las pocas fibras que han cosido el plano de corte comienzan a
trabajar, aunque alcanza un valor residual relativamente bajo. Estas probetas son: V1-20C(A),
V2-20C(B), V3-20C(B), V1-30A(B) y V2-30B(B). Como puede observarse, 4 de las 5 probetas
son con plano de corte tipo (B), una orientación poco favorable, como ya se ha explicado; y
además corresponden a cuantías bajas de fibras de acero, 3 probetas con 20kg/m³ y las 2 restantes
con 30kg/m³.
Finalmente, en la probeta V3-40B(B) puede apreciarse una forma de rotura no válida en la cara
frontal (Fig.A3.10a), mientras que en la cara dorsal sí se aprecia una rotura por corte
(Fig.A3.10b). En la cara frontal se han remarcado unas fisuras de menor entidad, una de ellas por
corte que finalmente no progresó, en favor de las dos fisuras verticales nacizas a unos 2cm del
fondo de la entalla superior e inferior. En la cara dorsal sí se aprecia la formación de tres bielas,
una de ellas de mayor tamaño, que terminaron conectadas por una fisura vertical.
(a) (b)
Fig.A3.10. Probeta V3-40B(B): (a) cara frontal, fisuras secundarias remarcadas; (b) cara dorsal.
Junto a los gráficos incluídos en el apartado 3.2.2 se proporciona una tabla resumen de las
resistencias medias tangenciales, la máxima y las diferentes propuestas de la resistencia residual.
En el apartado 3.2.3 se han proporcionado las tablas de los resultados detallados de cada una de
las 6 probetas correspondientes a cada viga, así como el coeficiente de variación (CV) de los
resultados obtenidos en cada parámetro.
En el caso de la resistencia tangencial máxima el valor del CV permanece en casi todos los casos
por debajo del 10%, independientemente de análizar las probetas tipo (A) o tipo (B). Los casos
en donde CV supera el 10% corresponden a una probeta tipo (A) con 20kg/m³ de fibras, y a dos
probetas tipo (B) con 20 y 30kg/m³ de fibras.
En el caso de las diferentes propuestas para la resistencia residual tangencial se tienen 81 valores
del CV para las probetas tipo (A) y otros tantos para las tipo (B). Hay que recordar que se tienen
9 amasadas de hormigón y se han definido 9 parámetros (3 τR,i + 3 τRp,i + 3 τRe,i).
El 80% de los casos el CV resulta con un valor inferior en las probetas tipo (A), es decir, se
produce menos dispersión de resultados cuando el plano de corte ha sido vertical durante la
fabricación y compactación de las probetas, sin embargo, la dispersión puede llegar a ser muy
superior a la obtenida en el caso de la tensión tangencial máxima. Existen casos en donde el CV
puede superar el 50%.
Dentro de un mismo tipo de probetas, se puede observar que el CV es similar para las resistencias
residuales definidas para un valor concreto del deslizamiento (τR,i y τRp,i), ya sea absoluto o
relativo al deslizamiento del último pico del diagrama τ–s. Ello es debido a que la elección del
deslizamiento se realizó para que quedase fuera de la rama de caída brusca que se produce justo
después del último pico de tensión. La resistencia residual equivalente (τRe,i) es la que
proporciona un resultado más satisfactorio en cuanto al valor de CV. De los 27 resultados para las
probetas tipo (A), sólo uno de ellos supera el valor del 20%, siendo inferiores en el resto de
casos, incluso, en algunos de ellos, equiparables a los valores obtenidos para la resistencia
tangencial máxima.
Finalmente, los resultados de tensión tangencial residual equivalente resultan siempre superiores
a los obtenidos para la tensión tangencial residual. La explicación es que, tal y como se han
definido, incluyen el tramo de caída brusca que se produce justo después del último pico de
tensión y, dado que en todos los casos se obtiene respuesta con ablandamiento, esto eleva el
valor resultante de la tensión tangencial media.
3.2.5 Conclusiones
Después de la exposición de los resultados y de un sencillo análisis de los mismos, pueden
retomarse los aspectos de interés ya comentados en el caso del hormigón sin fibras (v. 3.1.3) para
añadir las siguientes conclusiones:
[a] Influencia de la fisuración horizontal y vertical ajena al corte y valor del deslizamiento
correspondiente a la tensión tangencial máxima (sm).
La presencia de fisuración horizontal y vertical, originada por causas diferentes al esfuerzo
de corte en estudio, es más reducida que en el caso de las probetas de hormigón sin fibras,
gracias al efecto de cosido de las mismas. La alteración del valor del deslizamiento medido
es, por tanto, menor. Uno de los hormigones que mejor se comporta, en este sentido, es V3-
40, en donde se puede apreciar que las curvas carga deslizamiento solamente presentan un
pico, lo que indica que no se precisaría la corrección aplicada al deslizamiento
correspondiente a la tensión máxima (sm), tal y como se empleó para la mitad de las probetas
ensayadas de hormigón sin fibras. En este caso, para V3-40, el valor medio resulta
sm=0,21mm, que no se aleja mucho del valor medio obtenido en el hormigón sin fibras,
sm=0,243mm.
Tabla 3.4 Comparación de la tensión tangencial máxima entre hormigones sin y con fibras.
hormigón sin fibras hormigón 20kg/m³ hormigón 30kg/m³ hormigón 40kg/m³
viga V1-0 V2-0 V3-0 V4-0 V1-20 V2-20 V3-20 V1-30 V2-30 V3-30 V1-40 V2-40 V3-40
fc [MPa] 19,7 20,7 20,6 20,2 19,0 19,9 21,0 23,0 20,5 22,4 21,2 22,0 19,0
τmáx [MPa] 3,83 3,82 3,91 3,86 3,47 3,36 3,86 4,28 4,02 4,11 3,91 4,1 3,8
τmáx / fc0,5
0,86 0,84 0,86 0,86 0,80 0,75 0,84 0,89 0,89 0,87 0,85 0,87 0,87
Como puede observarse, el valor de la relación τmáx / fc0,5 se presenta bastante uniforme en
todos los casos, excepto unos valores más bajos en el hormigón de las vigas V1-20 y V2-20.
Este resultado parece indicar la escasa influencia de los efectos de la fisuración horizontal y
vertical en el resultado de la tensión tangencial máxima. También puede anotarse que la
dosificación de fibras no constituye un factor determinante en el resultado.
[c] Distinción entre probetas con plano de corte tipo (A) y tipo (B).
En el caso de hormigón con fibras de acero sí se hace patente la influencia del tipo de corte
proporcionado a las probetas de push-off para la formación de las entallas, pero solamente en
la fase post-pico o residual de la resistencia tangencial.
Las probetas tipo (A) resultan más adecuadas para caracterizar la resistencia a corte, y
producen resultados más confiables, utilizando como variable el producto Vf·fc0,5, pero no
pueden descartarse los resultados de las probetas tipo (B), y la razón está en el uso que
pretenda hacerse de los resultados para el estudio de un elemento estructural. En la
aplicación al rasante entre alas y alma de las vigas fabricadas hay que quedarse con los
resultados de las probetas tipo (A) para el caso de estudio en el plano vertical unión ala–
alma, ya que durante la fabricación dicho plano también permanecía vertical y la vibración
externa, al ser aplicada mediante la mesa vibrante, favorecía la orientación de las fibras
según planos horizontales. Por el contrario, en el caso de que el fallo por rasante se
produjera según un plano horizontal de unión entre ala y alma, habría que emplear los
resultados de las probetas tipo (B).
También es interesante la conservación de los dos resultados para analizar situaciones
intermedias, en donde el plano de corte del elemento estructural de estudio no tenga una
orientación claramente definida, perpendicular o paralela, respecto de los planos
preferenciales de orientación de las fibras. Situaciones intermedias podrían estudiarse con
interpolaciones entre los casos extremos.
Aparte, el análisis de los dos tipos de probeta puede arrojar conclusiones sobre la orientación
de las fibras en la masa fresca. Si no se apreciara diferencias notables entre los resultados de
la resistencia residual, sería indicativo de una orientación aleatoria, mientras que diferencias
como las mostradas en el caso estudiado indicarían una orientación preferencial.
Finalmente, en relación a otros aspectos propios del hormigón con fibras, hay que anotar que el
tipo de rotura ha sido mayoritariamente dúctil, excepto los casos comentados en 3.2.4.3,
motivados por el bajo contenido de fibras y la orientación desfavorable en relación al plano de
corte de las probetas tipo B.
En todos los casos la respuesta resistente ha sido con ablandamiento, produciéndose una caída
del valor de la tensión una vez formada y completada la fisuración por corte. Esta caída de
tensión precisa de un deslizamiento entre 0,3 y 0,5mm para movilizar a la resistencia residual. El
contenido de fibras más bajo, 20kg/m³, ha permitido obtener una resistencia residual inicial entre
un cuarto y a un tercio de la resistencia pico, valor que no llega a estabilizarse, sino que va
descendiendo suavemente conforme progresa el deslizamiento. El contenido de fibras más alto,
40kg/m³, ofrece una resistencia residual inicial mayor, entorno al 50% de la resistencia pico,
también sin estabilizarse, disminuyendo suavemente con el deslizamiento.
En este sentido, parece que la tensión equivalente resulta un parámetro más adecuado aunque, tal
y como está definida, arroja unos valores resistentes superiores, resultado de considerar el tramo
de caída brusca que se produce justo después del último pico de tensión.
4 Referencias
1 UNE-EN 14651: "Método de ensayo para hormigón con fibras metálicas. Determinación de la
resistencia a la tracción por flexión (límite de proporcionalidad LOP, resistencia residual)".
2007+A1:2008.
2 CPH (Comisión Permanente del Hormigón): "EHE-08, Instrucción de Hormigón Estructural".
Ministerio de Fomento, Gobierno de España, Madrid, 2008.
3 Barragán, B.E.: "Failure and toughness of steel fiber reinforcement concrete under tension and
shear". Doctoral Thesis, Universitat Politécnica de Catalunya, Escola Técnica Superior d'Enginyers
de Camins, Canals i Ports de Barcelona, March 2002.
4 Barragán, B., Gettu, R., Agulló, L. y Zerbino, R. (2006): "Shear failure of steel fiber-reinforced
concrete based on push-off tests". ACI Materials Journal, vol. 103, issue 4, July 2006, pp.251-257.
5 Lee, G.G. y S.J. Foster: "Behaviour of steel fiber reinforced mortar in shear I: Direct shear testing".
Uniciv Report No. R-444 October 2006, The University of New South Wales, School of Civil and
Environmental Engineering, Sydney, 185 pp.
6 Khaloo, A.R. y N. Kim: "Influence of concrete and fiber characteristics on behavior of Steel Fiber-
Reinforced Concrete under direct shear". ACI Material Journal, Vol.94, No.6, November-December
1997, pp.592-600.
7 Wang, C.: "Experimental investigation on behavior of steel fiber reinforced concrete (SFRC)".
Master's thesis, Department of Civil Engineering, University of Canterbury, New Zealand, August
2006, x-155 pp.