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Año I.—Número 4. Madrid 16 Mayo 1883.

REVISTA IBÉRICA DE POLITICA, LITERATURA, CIENCIAS Y ARTES.


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Director: D. Juan Reina

Queda prohibida la reproduccion de los artículos literarios y científicos que se publiquen en esta Revista.

SUMARIO. DON JOSÉ R. CARRACIDO.—Las ciencias induc- DON ANASTASIO R. LOPEZ.—Poesías de D. Fran-
— tivas. cisco de Abarzuza.
16 de Mayo. DON LUIS MARCO.—Velocidad de la transmision DON JOAQUIN MORENO.—Miscelánea.
DON J. ORTEGA MUNILLA.—Panza-al-trote. nerviosa. REVISTAS EXTRANJERAS:
DON JACINTO OCTAVIO PICON.—Un cuento en una DON ANGEL DE LUQUE.—Revista política ex- Revue des Deux - Mondes.
carta. terior. Biblioteca Universal y Revista Suiza.
DON CÁRLOS FERNANDEZ SHAW.—Sonetos. Revue Britanique.

16 de Mayo. La discusion de los nuevos presupuestos debe decidir


la suerte final del ministerio. ¿Cómo encontrar una caí-
Entre las acusaciones que se formulan contra el Go- da más artistica que la motivada por una serie de dis-
bierno, figura la de poco artista. Hace veinte dias mor- cursos de Moret?
tales que sólo piensa en buscar una postura académica De dos partes debe constar la campaña del ilustre
para caer y no acierta á encontrarla. Apenas se toca un economista: una crítica y otra productiva. El diputado
resorte de la mal traida maquinaria política que no des- demócrata que en una serie de discusiones parciales ha
cubra el mismo letrero: Inmoralidad. ido notando los mil lunares de unos presupuestos calcu-
No querian provocar una crisis franca á consecuen- lados á ojo de buen cubero, puede ahora lucir todas sus
cia del debate Fiori-Giron; se negaban á reconocer los galas oratorias, formulando el mot de la fin de esta anó-
inconvenientes de que el Sr. Abascal continuase al mala situacion.
frente del Municipio de Madrid, y la actitud del conde La izquierda dinástica, puede darse por seguro que
de Xiquena ha precipitado los acontecimientos. El re- procurará inducir al más importante de sus jefes para
gistro es diferente; pero la nota idéntica. que abandone los escrúpulos que lo colocan á honesta
Esta cuestion trajo por incidencia al Congreso de distancia, dado que esa honestidad no denota doncellez,
diputados una polémica más acerca del modo como en sino viudez prolongada.
España se practican las elecciones. Con este motivo los astrónomos de la política se de-
Pocas veces se habrá escuchado en Parlamento algu- dican á inventar cábalas, no más sólidamente fundadas
no discurso más amargamente franco y sincero que el que las de ciertos astrónomos, amantes de lo maravi-
pronunciado con tal motivo por el más fogoso de nues- lloso, cuando un corneta, despues de recorrer la excén-
tres oradores. No es de hoy, ni de este Gobierno, sino trica elipse de su órbita, camina en direccion del sol,
costumbre inveterada en nuestro país, la corrupcion del como si hubiera de precipitarse en su candente masa.
sistema electoral. Cómplices de ella son los gobiernos, ¿Será absorbido por la atraccion solar? ¿Continuará su
los candidatos y los electores. Apenas se anuncian nue- marcha alejándose de nuevo en progresion inversa á la
vos comicios, el ministerio se ve agobiado de ruegos y velocidad con que se aproximó?
asediado de comisiones: los pretendientes se cuidan más Ambos fenómenos se registran en la historia de
de una sonrisa del ministro de la Gobernacion que de nuestro sistema planetario. Todo consistirá en la ener-
conquistar voluntades en sus distritos. gía con que se verifique la atraccion.
Inútil seria modificar el sufragio; ocioso que se im- Mas si el Gobierno sucumbe en la discusion de pre-
pongan severas penas á los infractores de la ley; el mal supuestos, sin que la opinion pública, ni quien ha de
está muy hondo y hay que estudiarle con serenidad. ser su intérprete más fiel, le permita conservar el mando
Tales fueron, si no las palabras, las ideas manifestadas durante el anhelado estío, ¿quién se encargará de for-
con extraordinaria elocuencia, por el Sr. Romero y Ro- mar gabinete? ¿Se cumplirán al fin los pronósticos de
bledo. que, haciéndonos eco de los primeros rumores, dábamos
Cuando el hombre de partido se eleva á la mision de cuenta en la crónica de nuestro número anterior?
estadista, debe estudiar los hechos y buscar sus leyes Preguntaba en Francia una señora á uno de nuestros
naturales sin pasion ni enconos. ¡Ojalá los discursos de primeros hombres de Estado:
este género reemplazasen siempre en nuestras Cortes á —Monsieur C: ¿Qué pronosticais de las cosas de Es-
las diatribas menudas do las comadres políticas! paña?
Difícil, por no decir imposible intento, el del señor —Madame: En España puede fundarse todo, menos
Sagasta de ganar el verano entre dimes y diretes de las puentes y pronósticos.
oposiciones. La dimision del alcalde de Madrid era una —¿...?
de las tres que pide la opinion publica por un solo —Los primeros porque los destruyen las faccio-
motivo. nes; y los segundos porque los hunde la casualidad.
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PANZA-AL-TROTE. telon de nubes plomizas, y la luz hubiera por


—— completo faltado á la tierra á no haber sido el
PANZA-AL-TROTE.—Apodo dichoso acaso de que al ponerse el sol, una-
con que se nota á aquel que de sus últimas miradas pudo atravesar triste
anda siempre comiendo á cos-
ta ajena, ó á donde halla oca cielo y urbano paisaje, produciendo una ilu
sion de entrarse, y que ordi- minacion amarilla, que centelleó en los char-
nariamente padece hambre y cos, ensangrentando sus aguas. Luz mori-
necesidad. bunda y agua pluvial se unieron en el espacio,
(Diccionario de la Acade- La gota y el rayo se besaron, y aquellas se de-
mia Española.)
jan atravesar por éstos en una explosion de-
I. amor, convirtiéndose el temporal deshecho en
Cementerio.—Evocacion del espíritu. graciosa cascada de piedras preciosas. Llovian
rubíes , diamantes, zafiros, y sobre todo,
Robustas espaldas, hechas á tal oficio, lle- ópalos; la coloracion recorrió todos los tonos.
vaban por la cuesta de Areneros, una tarde de Iba del aurífero al anaranjado, deteniéndose
las más frias de Noviembre, poco antes de que en el violeta donde desarrollaba riqueza inaca-
oscureciese, la parihuela mortuoria de la par- bable de matices. El mísero cortejo, cruzando
roquia de San Ildefonso. Los cuatro sepultu- aquella tempestad de agua y colores, tenia
reros, de desiguales estaturas, por lo que la algo de desfile teatral, y parecia que el cielo,
caja iba desnivelada, caminaban deprisa, á queriendo honrar con la solemnidad más ade-
veces metiéndose en la acera para evitar los cuada el entierro de aquel pobre, pedía pres-
charcos y barrizales, ya saliéndose al camino tados á la luz Drumont sus resplandores falsos.
real, donde el continuo paso de carretas habia El arco iris surgió de entre las ráfagas de llu-
dejado hondos carriles, especie de vía que el via, y distendió su curva noble excelsa, apo-
Noviembre traza alrededor del mundo, y que yando un pié en el Pardo y otro en los llanos
el Mayo borra en un dia de sol. ¿Dónde está el de Vallecas. Madrid quedó encerrado en aquella
sol? ¿Ha venido alguna vez por aquí? Diríase faja de luz. Mas fué por poco tiempo: el dia se
que no, segun lo turbio del celaje, que con aleja y los sepultureros hubieron de apretar el
bandas de nubes plomizas cierra el espacio paso para llegar al cementerio de San Ilde-
libre entre una manzana de casas pobres y un fonso antes de que, con las de la luz, sus puer-
taller de picapedrero. Ni tampoco acreditan tas fueran cerradas.
que haya pasado por aquí la escoba de oro de El agua, cayendo sin cesar durante una se-
sus rayos, los blandos lodazales, que han hecho mana, habia hecho su oficio en el cementerio,
del camino un pantano y de las ruinas de borrado inscripciones, anegado tumbas, ayu-
aquellos dos casucos de adobes un informe dado á la tierra en su faena digestiva. La arena
montículo de barro. Las dos filas de olmos, de los senderos, oprimida por la grave pisada
que suben con prodigios de valor la cuesta del de los sepultureros, conservaba la huella de los
cementerio, enseñan las ramas sus hojas, y ocho pies paralelamente señalados, como si
éstas, desprendidas días antes de sus tallos por allí hubiese pasado la bestia fantástica
nativos, giran alrededor de ellos por el en- destructora que tiene su pesebre en el nicho.
charcado suelo, no decidiéndose á la separa- Estas huellas habian descrito una línea curva,
cion definitiva. habian cruzado las dos primeras salas, habian
—Semana de beneficio para la cama redonda, traspuesto los límites de una tapia, al otro
dijo uno de los sepultureros, empujando la lado de los cuales parece comienza un corral.
caja sobre el hombro para cambiar el sitio de La arena no avanzaba más allá de aquel porton
apoyo. desvencijado y la tierra negra recobraba sus
—Este es el tercero que nos da propina, derechos. Allí sí que habia hecho su oficio el
afirmó otro de los cuatro agua. En un enorme hoyo se habia reunido
Una carcajada soez dió vueltas alrededor de una mediana acequia, y dos cavadores procu-
la caja. Empezaba á llover de nuevo. Las go- raban en vano cegarla con sendas espuertas
tas de lluvia, suspendidas un instante en la de tierra. Un poco más allá otro hoyo, que
atmósfera, volvían á descender con ruido y frisaba en barranco, mostraba, completamente
fuerza. Sobre la tapa de la caja sonaban como al descubierto, cadáveres recien echados. Uno
con redoble de tambor: sobre la cara de los de ellos estaba desnudo del todo, y la cal que
enterradores simulaban lagrimas que prestaba le habian arrojado, por que más pronto se le
la naturaleza á quien de otro modo no era comiera la nada, cubría su rostro. El de una
capaz de ellas; en las charcas negruzcas caian mujer, vestida con una como bata de percal
con ruido de agua hirviente, y mil pompillas negro, llevaba su pudor hasta á aquella cínica
de barrizoso cristal estallaban en la superficie. y brutal tumba; pero otro cadáver femenino,
Más turbio se puso el cielo; más oscuro aquel de edad y rostro indescriptible é inexplicable
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—tal le habian puesto el lodo, y lo que el Ar- SEPULTURERO 2.°—Aprieta la lluvia. Vámo-
cipreste de Hita nombraba «demasías de la ca- nos. Hasta mañana. Dame lumbre...
labrina»-permanecia en una desnudez inde La lluvia arreció en tal manera, que no hubo
cente. No hallaba el gusano obstáculos en el en toda la villa paraguas bastante fuerte para
brocado y el oro, como en el cadáver de un librarse de ella. La plaza de Chamberí se inun-
monarca, sino que franca y generosamente se daba, las alcantarillas rebosaban el barro, y de
entregaba allí la materia á la materia, como si las canales y las esquinas de los tejados se des-
un nuevo nacer cubriese en cendal de ino- prendían diluvios. Solitario se quedó el ce-
cencia el taller de la renovacion de los do- menterio, y el último muerto que acababa de
lores. tomar posesion de sus tres piés de tierra, con-
Si ridículamente hubiese entonces preten- servando por todo abrigo un guiñapo de ca-
dido plagiar á Shakespeare un dramaturgo, misa que le cubria los brazos, parte del pecho
hubiese podido apuntar en su libro de memo- y hasta las rodillas, fué bañado por la lluvia,
rias este diálogo. especie de bautismo que la muerte le aperci-
SEPULTURERO l.º—Poca carne traemos. Esto bia. El lácio y guedejudo cabello, la barba cre-
es engañar á esos señores. (Señalando lo más cida al descuido de una larga enfermedad, ha-
profundo del barranco.) blaban de no lejanos años juveniles y daban
CAVADOR 2.º—¿Es el último de hoy? al lívido rostro señales de majestad desusada
SEPULTURERO 2.°—(Secándose con un sucio y algo melodramática. La línea negra que in-
guiñapo el sudor de la cara, que no por eso dicaba. el lugar de la boca, partía en dos el
queda limpia.) El último. Pesa poco; pero como óvalo del rostro, y se destacaba crudamente
era tarde, hemos andado listos... y se suda... en el semblante, que ya empezaba á presentar
SEPULTURERO 4.°—Venga la cal. (Le acercan aspecto de asquerosa blandura gelatinosa. El
una espuerta y con un cazo de fontanero que mucho llover habia puesto la tierra tan blan-
hay hundido en la cal que contiene, echa un da que, poco despues de haber sido arrojado
poco en el hoyo.) Vamos allá. A la una, á las el cadáver al gran hoyo, el propio peso le ha-
dos... bia hecho marcar una huella con que el lodo
(Se oye ruido de cuerpo que cae en tierra. parecia querer copiar las líneas del cuerpo.
Los sepultureros, sosteniendo una de las varas Disuelto con el agua un gran terron en que
de la parihuela-caja, han hecho girar ésta, de se apoyaban los piés del muerto, éste se des-
manera que se vaciara, y el cadáver ha salido. lizó por la pendiente, y acomodada su espalda
—Dejan la caja en el suelo; echan más cal so- en la huella, vino á quedar como sentado; sus
bre el cuerpo muerto.) codos se apoyaron en las rodillas; cayó la ca-
SEPULTURERO 3.º—(Tirando de una sábana beza por su propio peso hácia adelante, y no
que envolvía el cuerpo.) ¡Qué flaco está! ¡Qué pareció sino que, recobrada la vida por el
naturalezas tan tísicas! El mundo se acaba. bueno del difunto, adoptaba postura de des-
Huesos, huesos y nada más que huesos. canso para aguardar en cómoda actitud el des-
CAVADOR 2.°—No es como esa mujer que tra- enlace de aquel incidente último del triste dra-
gísteis esta mañana. Ahí está; aún se la ve el ma, sobre el cual no habian aún corrido el
cogote. No quedan ya más que dos enemigos telon de tierra.
del alma: el mundo y el demonio... La carne la El viento se desató de repente, hizo palpi-
hemos enterrado hoy á las diez. tar en negras olas todos aquellos pequeños
SEPULTURERO 1.º—¿Quién tiene un cigarro? mares de barro de los charcos; hubo árbol que
SEPULTURERO 3.º—(Alargándole la petaca.) mojó sus tiesas aristas en la humedad del
Cualquiera... Echad más cal. suelo, y más de una chapa de zinc voló por la
CAVADOR 2.º—¿Para qué? Este hombre no atmósfera. Chirrearon al mismo tiempo los
tiene trabajo alguno; ya está en esqueleto. Se alambres de las coronas puestos en las se-
conoce que se le han comido en el mundo y no pulturas y los goznes de las vidrieras en los
nos traen más que los huesos. nichos que las tenian; paseóse, bajo las ga-
SEPULTURERO 2.º—¡Sí, pero buena panza! lerías, el vendabal, retorciéndose furioso por
¿Está hinchado? ellas y arrebatándoles el silencio—ese sudario
CAVADOR 1.º—Borracho... El vino hincha. invisible de los cementerios.—Hasta parecia
CAVADOR 2.º—A algunos. que el muerto hablaba, que el viento traia
SEPULTURERO 3.°—Mira qué cabeza se trae. sílabas dichas por lábio humano. En el cielo,
¡Pistonuda! El pelo le llega al cuello. Es una el desatentado huracan habia barrido las nu-
melena de teatro. bes; las cuarteó, las rasgó en mil girones y se
CAVADOR, 2.º—¡Pues anda, que la barba!... llevó hácia Levante la tempestad, dejando
No estaba abonado á Sí sí. Uñas y pelo: eso es limpio el cielo, centelleantes las estrellas,
lo que no deja de crecer cuando viene la mi- como si acabasen de crearlas, ó cuando mé
seria... y el hombre se va pareciendo al oso. nos, de darlas un limpion... Pero no: induda-
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blemente en aquel conjunto de notas silbonas, pardo velo de su manto á la cara; las bandas
aulladoras, que gemían, maldecian, susurra- de su negro pelo relucían, no por artificio del
ban preces, proferian maldiciones, se queda- cosmético, sino por el del agua del cielo. Su
ban medio dormidas en blando sollozar de en- manton negro tenia rotos, en vano remenda-
decha elegiaca ó se desataban en inarmónico dos, manchas lavadas sin éxito: plegado rígi-
arpegio de gritos, la garganta humana ponia damente, acusaba la delgadez del cuerpo y la
un alarido. El hombre, en aquel concierto de absoluta carencia de lo que llamó el cínico
la tempestad, dejaba exhalar el sonido de su artista «gracias curvas.» Iba muy deprisa,
voz. Puede el viento silbar en un agujero, muy deprisa, por la calle de Atocha, tanto que
dejaba atrás los tranvías. Su paso era irregu-
teclear en los quebrados losanges de la lápida,
tañer áspera viola, pasando su arco entre las lar: ya. avanzaba midiendo con ancho compás-
hojas secas de una corona de siemprevivas; las losas, ya con paso precipitado, pero corto.
pero no puede balbucear la palabra. Y eran Se ajustaba con ambas manos, que eran muy
palabras, palabras del pátrio idioma, un ¡qué lindas, las caídas del manto y el pañuelo so-
frio! seguido de una tos fuerte; un ¡ay! prolon-
bre el raso pecho. Miraba al cielo, amenazan-
gado en notas de llanto; un ¿qué... es... es...
te y torvo.
to ...? que el viento desarticulaba como si des- Én la plaza de Anton Martin un cojo hacia
parramase las letras al conducirlas. bailar un perro, vestido con roja casaquilla
Cuarto menguante el de la luna, su luz no galoneada de oro. Un grupo de chiquillos, es-
alumbraba la escena lo bastante para que el tudiantes y soldados le miraba, y cuando pasó
horrible misterio pudiese descubrirse. Todo loClara alguno la dijo:
brillante del cementerio brillaba: la cúpula de —Vaya un lucero que le ha robado á Vd. el
la capilla, de pizarras negras: las cruces de cielo, flamenca.
metal, de un sarcófago, neciamente solemne Aludian á que Clara era tuerta del ojo dere-
cho,y con una fealdad tal, que en vano habia
y lujosamente estúpido; los surcos trazados por
la carretilla de mano del cavador, que estabanla naturaleza plegado, por disimular la ausen-
cía del cristal humano, la doblez del párpado,
llenos de agua; los abalorios de una corona de-
positada por el viento en medio de una senda. porque se descubría su deficiencia, antes que
Pero en la hoya grande todo era tinieblas: losel fulgor vívido de su sana pupila, en que la
paredones de la derecha la dejaban en la oscu-parte deshecha del rostro yacia en un estado
de tristeza cómica, deformado con el estira-
ridad. De nada nos sirven los ojos: la tiniebla
es la ceguera de todos. miento de los músculos faciales.
Espíritu descubridor de los secretos sepul- Poca impresion hizo á Clara el brutal chiste
soldadesco, porque no se notó en su rostro
crales, el que revuelve las cenizas para buscar
la causa de ellas; el que anda por las heladascosa alguna que expresase dolor, ira ó despe-
venas hasta llegar al corazon, ya frio, donde cho. Continuó su camino, cada vez más de
se esconde un misterio de amor; el que dele- prisa, y al andar, lo sonaban en la faltriquera
trea los epitafios de alemaniscas letras; el unos cuantos cuartos. Un tranvía, un camion
que convoca junto á las tumbas recientes los y una berlina, habian tropezado é intercepta-
diabólicos duendecillos de la murmuracion y do la calle. Por arriba y por abajo se veian
la curiosidad, para que tejan, con hebras de otros vehículos detenidos y mucha gente al-
rededor. Tuvo tambien que pararse allí Clara y
dolor y risa, el velo de luto de las reputacio-
nes; el que ha sacado á luz el secreto de la abrirse camino á codazos. El vocerío de ma-
vanidad faraónica, envuelta en olorosos gui- yorales y cocheros disputando con feroces
blasfemias y rudas palabruchas, creció cuan-
ñapos; el que ha resucitado la historia del hom-
bre convertido en un soplo de ceniza, en los do en los esfuerzos que hacia el caballo de una
berlina de punto por avanzar, tropezó y cayo
terrenos plutónicos; sí, tú, espíritu de la no-
vela, ven á ayudarme. Dime si ese rígido ca- al suelo, quebrando las varas de la limonera.
dáver se ha movido, si ha hablado, qué pala- Aumentó el gentío, y Clara hubo de detener-
bras pronunció... si ese pedazo de carne que se ante uno de esos aparatos anunciadoras de
teatros, hechos con arreglo al patron de las
va á devorar el lodo fué el alcázar de un héroe
ó la guarida de un miserable. horcas, para que luzcan los grandes reclamos
del arte teatral; en letras gordas, nombres
II. ilustres y vulgares, títulos célebres y descono-
El poema de los guiñapos. cidos, de grandiosa memoria y de estúpida
gracia; mucha prodigalidad de «eminente,»
Clara no tenia paraguas, sus botas no esta- «aplaudidísimo» y «popular» y el panegírico
ban en buen estado, y sus tacones tan torci- del atrezzista, mezclado con el del génio.
dos, que la marcha era para ella operacion —¡Sullivan!—dijo Clara, leyendo uno de los
dolorosa. Con la lluvia se le habia pegado el carteles.
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Una lágrima acudió á su pupila sana, y —Sí; hace dos días que ha muerto, y para
añadieron los labios de Clara: qué se iba á guardar aquí...
—¡Pobre Sullivan! Clara vaciló; su mirada giró por la estancia
Pudo abrirse camino entre la multitud, y como buscando un punto de apoyo para su
cuando lo consiguió, llevaba la mano derecha persona. Se aproximó á la mesa, puso su
puesta en el pecho, por el sitio donde la ana- mano, húmeda de sudor frio, sobre una car-
tomía encuentra el corazon y la psicología peta en que habia desparramados polvos de
el centro de los dolores humanos. La po- salvadera, algunos de los cuales se adhirieron
bre tuerta llevaba silenciosamente un hilo de á sus pulpejos.
lágrimas continuo, que cala por su pálida me- —¿No ha dejado cartas ó papeles? preguntó.
jilla y la absorbía el manto. Sus piés chapo- —Veremos.
teaban en la acera mojada de cierto barniz El escribiente consultó el libro y dijo:
biscoso y negro; su alma lloraba infinita y —Sí; puede Vd. recoger los efectos que
profunda afliccion. Ella creyó que el corazon trajo el difunto. Suba Vd con este volante á
se encogía, se encogia bajo un peso muy la sala de Santa Casilda.
grande, muy grande, y que la apretaban el Maquinalmente obedeció Clara; sin darse
cuello con un dogal invisible y cruel. cuenta de sí, subió al piso tercero, donde esta-
—¡Pobre Alonso! exclamó entre dos sus- ba la sala de Santa Casilda, y allí, previa pre-
piros. sentacion del volante, la entregaron un envol-
Llegaba al Colegio de San Cárlos, de cuya torio muy sucio, dentro del cual habia un par
puerta salía rumor de colmena agitada: dejó de viejos zapatos, un libro, un paquete de pa-
atrás esta puerta y por la de más abajo, entró peles y varias prendas de ropa. Un entorpeci-
en el Hospital general. El portero la detuvo y miento singular se apoderó de su alma. No
la dijo: advertia qué pasaba á su alrededor, no sabia
—¿No sabe Vd. que no se puede entrar hoy? si era de dia ó de noche, si estaba viva ó
—No, balbuceó Clara con voz apenas inteli- muerta. Las únicas sensaciones de su sér, eran
gible. No vengo á ver á... Vengo á ver si... di- el peso del lío de ropa en su brazo derecho y
funto... la aspereza de las arenillas de la salvadera ad-
—Pase á la oficina, le interrumpió el porte- heridas á su mano izquierda. En este estado
ro; diciendo despues: por el patio, á la derecha. llegó á la calle de Embajadores, núm. 65, y
Estaba el patio encharcado, y los tiestos, sin subió á su casa. El llavin se le habia dejado
plantas, amontonados en un rincon, como puesto por olvido al marcharse. Apretó el pes-
cuerpo sin alma. El edificio del Hospital gene- tillo, y entró en su palacio de techumbre
ral en esta parte, poco há derribada, era un abohardillada. Un catre de tela, dos sillas ba-
dédalo de pasillos estrechos y húmedos que jas de anea, un espejo redondo, de los que
conducian á piezas destartaladas, de luces es- lleva el soldado en su mochila, un cesto de
casas y paredes nitrosas. En la direccion, la costura y un estantito colgado de la pared
principal sala de todas aquellas, habia cuatro con cuerdas, y en él algunos libros, compo-
mesas, abrumadas por el peso de legajos y nian el adorno de la pieza. Se dejó caer Clara
fajos de papel. Un mozalbete, entre hombre y en el lecho, y oprimió sobre su corazon el
niño, con sus manguitos de sarga en ambos maloliente lío de guiñapos. Dejó correr las lá-
brazos y con. un cigarro puro en la boca, esta- grimas.
ba allí, sentado en un sillon, como único re- —¡Ya estoy sola, sola, sola!.. ¡Mi vida se
presentante de la burocracia benéfica. acabó!.. ¡Alonso muerto y enterrado... Dios
—¿Qué ocurre? dijo con mal humor, inter- sabe dónde! No me he atrevido á preguntarlo,
rumpiendo la lectura de un periódico y arro- de miedo á saber que está en aquel pudridero
jando dos espirales de humo por la nariz. de los pobres, peor que un perro... ¡Ay de mí!
—Creo, dijo con firmeza Clara, que la fami- Besó el lío de guiñapos, hundió en él su ros-
lia de un enfermo que fallece aquí... puede re- tro como en carne viva, sensual y adorada,
coger su cadáver y enterrarlo. embriagándose su nariz recta y aguda con el
—Sí. olor del tabaco que dominaba sobre el de láu-
—Pues yo soy... dano y el de aguardiente en aquellos pingos.
—¿Cómo se llamaba el enfermo? prosigió el Despues se puso en pié, sacó de la faltriquera
doncel burócrata, como hombre acostumbra- un papel que envolvia un poco de dinero y le
do á casos semejantes. tiró sobre la cama.
Y echó mano á un libro alfabético. —¡Ibais á servir para enterrarlo! dijo con
—Alonso Ponzano. el acento con que hubiese dicho: «íbais á ser-
—A... Alonso... Murió el 13. ¡Ya está en- vir para enterrarme.»
terrado, señora! Se quitó el manto, y debajo de sus negros
—¿Ya? pliegues apareció por completo la despeinada
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cabeza, cuyo pelo escaso, negro y bronco, for- suciedad, Clara sacó lo que quedaba en el pa-
maba un rodete de dos trenzas. La color de ñuelo de yerbas en que todo habia sido en-
Clara era morena, con tal cuál peca en la na- vuelto. Desató el paquete de papeles, y se
riz; sus labios, delgados y poco fáciles á la son- escaparon del atadijo más de cien hojas, de
risa, con cierta plegadura severa, más propia diferentes tamaños, unas rayadas y escritas
de la ancianidad que de la juventud. A pesar cuidadosamente, la mayor parte con borrones
de esto, Clara Lafuente no habia cumplido aún y entre-renglonaduras: de todas las desdichas
los treinta años, bien que le faltara poco. La que pueden pasar á un escribiente, desde el
estatura alta, la delgadez suma, completaban volcarse el tintero en la pagina, hasta enre-
un conjunto sin gracia ni belleza. Sólo las ma- darse en una paja del papel un pinito de la
nos eran bonitas: gordezuelas y esbeltas, pro- pluma, disparando el otro menudas gotitas
metian engañosamente un buen brazo. negras, todo le habia sucedido al autor de
Deshizo Clara el lío de ropa, sacó cuidado- aquellos escritos.
samente lo que contenía. Puso en el suelo los Rápidamente los hojeó Clara. Puede acom
zapatos, en la cama unos pantalones, de modo pañarle en su lectura quien se tome el trabajo
que con sus canales tropezaron en los zapatos; de seguir la nuestra.
y sobre los pantalones un chaquet. Quedó re- J. Ortega Munilla.
constituido allí el forro de un hombre. Clara
le contempló con embeleso. Hasta sonrió, sí, ——————
sonrió; su ojo sano arrojo en un segundo mil UN CUENTO EN UNA CARTA.
chispazos de lumbre vívida, y la vacía órbita ——
del ojo perdido tembló, como sintiendo no po-
der arrojar tambien, en haces de miradas amo- Querida Julia:
rosas, el sentimiento que embargaba el ánimo Ya que tanto te interesas por mí, voy á con-
de Clara. Esta se sentó en una de sus dos sillas, fesártelo todo abriéndote mi corazon; que si la
se puso á contemplar el traje. ¡Buen espec- espontaneidad y la franqueza hacen á la amis-
táculo! Los zapatos estaban rojos de no tra- tad más firme, en cambio con la excesiva re-
tarse con el betun, y tenían barro del diluvio serva se debilita y aminora.
universal. Los pantalones, que eran á cuadros Lo que temes es cierto: no soy feliz. Nues-
negros y blancos, acababan en una sombra de tra brillante posicion, nuestra riqueza, la paz
tela, en un fleco recamado de lodo, en un des- que se disfruta en mi casa y el afecto entra-
filachamiento inverosímil; en las rodilleras un ñable que hijos y padres nos tenemos, devol-
siete, y poco más arriba una mancha sebosa, viéndonos el cariño, multiplicándolo como los
de apoyar las manos en los muslos, postura de espejos se vuelven las imágenes, no bastan á
holgazan. Por los mismos trotes y malandan- disipar la tristeza que se ha apoderado de mi
zas habia pasado el chaquet, y raída su trama, alma.
usado el galon de seda que pretendia ador- Sabes que nuestra fortuna es muy reciente,
narle, desgarrados los ojales y raidos los for- casi de ayer. ¿Te acuerdas cuántas veces tu
ros, lo que quedaba sin roto, las manchas lo generosidad vino en socorro de mis necesida-
cubrian: de modo, que allí las habia de tinta, des? Tal vez lo olvides como toda alma grande
de vino, de grasa, de tabaco húmedo, de agua olvida los beneficios que dispensa; yo recor-
y polvo. El chaquet habia muerto virgen de daré siempre tus favores, que si quien hace el
cepillo. bien no há menester guardarlo en la memo-
Clara sonrió, hemos dicho; pero aquella son- ria, quien lo recibe debe grabarlo en su alma.
risa fué breve, y luego volvieron las lágrimas; Vivíamos pobres, pero contentos, sostenidos
al fin su alma fué juguete de burla feroz de su por una resignacion muy parecida á la espe-
pasion y de su duelo, y ora lloraba, ora inter- ranza, cuando de pronto nuestra suerte varió,
rumpia el lloro con una sonrisa, que parecia y aquella estrechez, casi rayana en la necesi-
más natural en rostro de enajenada que en el dad, vino á trocarse de repente en una riqueza
de persona cuerda. Volvió á levantarse, cogió que toca en la opulencia.
un cepillo y limpió guiñapo por guiñapo, y Hace cuatro años, durante el invierno, su-
vació los bolsillos del chaquet, en cine habia frió mi marido un fuerte ataque de reuma, y
un terron de azúcar, partículas de tabaco, un los médicos le aconsejaron que tomase los ba-
lapiz sin punta y con el cabo deshecho á mor- ños de X... en la primavera próxima si quería
discos, una carta del gran poeta Perez de Haro precaver los efectos del mal para el año inme-
recomendando á Alonso Ponzano al Ramon diato; por cierto que tú me prestaste los cua-
Ceñiz, director de la compañía del teatro del tro mil reales que nos hicieron falta. Desde
Príncipe. aquel viaje data nuestra riqueza. Juan se en-
Cuando acabó la limpieza, es decir, cuando contró allí con un antiguo amigo y condiscí-
hubo quitado al paño una mínima parte de su pulo suyo, que se llamaba Mateo Resmilla, po-
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bre y desgraciadísimo cuando fueron juntos mino, dejaban caer las ramas lacias, sedientas
estudiantes; pero á la sazon muy rico y tan y cubiertas de un velo polvoriento y sucio. A
feliz como se lo permitían los tenaces dolores medida que pasaban las horas arreciaba el ca-
que le hablan llevado á la misma casa de baños lor, un calor sofocante, intenso, que caldeaba
que á mi Juan. la caja del coche, hacia sudar copiosamente á
Era el Mateo Resmilla un hombre moreno, las pobres mulas que lo arrastraban á fuerza
pequeño, grueso, coloradote, pesado, de mo- de latigazos, y arrancaba de cuando en cuando
vimientos tardos, de cuello corto, con una frases de mal humor y de impaciencia á los
gran predisposicion á dormirse en cualquier dos infelices viajeros. Mi marido, en aparien-
postura, fácilmente irritable y con todos los cia más endeble, pero en realidad más fuerte
caracteres de un temperamento marcadamente que Resmilla, soportaba aquellas molestias,
sanguíneo, de esos que parecen á todas horas pero Resmilla comenzó á sentirse mal, sufrió
amenazados de una congestion cerebral. Re- un mareo, le dieron dos ó tres vahídos pasaje-
cordaron al verse los dias de su juventud, las ros y concluyó por perder el sentido, alar-
mañanas en que iban juntos á la Universidad, mando á Juan que procuraba inútilmente ha-
los apuros en vísperas de exámen, la mala cerle volver en sí.
cama y peor comida que la patrona les daba, Al caer la tarde, llegó la diligencia á un
los aprietos en que les ponia su falta de dinero, pueblo de no escaso vecindario, donde habian
y aún tengo para mí que recordarían tambien de cenar los viajeros y mudar el tiro los zaga-
algo de esas aventuras que todos los hombres les para continuar el viaje; pero Juan, viendo
han tenido de muchachos y que rara vez lle- el mal estado de Resmilla, ni quiso aceptar la
gamos á saber nosotras. Durante aquellos po- responsabilidad de meter a su amigo en el co-
cos días, su amistad se reanudó tan sólida- che, tal como se encontraba, ni pudo abando-
mente, que á las preguntas indiferentes suce- narle solo y entre gentes extrañas. Mandó, por
dieron las inspiradas por el cariño verdadero, tanto, bajar los equipajes de la vaca, pidió un
y entonces supieron ambos que su posicion cuarto con dos camas, acostó al enfermo con
era completamente distinta. Mi Juan estaba ayuda de un criado, y se preparó á pasar la
pobre: para él y su familia sólo contaba con noche en aquella mala posada, disponiendo
los doce mil reales del destino á que hizo opo- antes que llamasen al médico.
sicion cuando acabó la carrera: en cambio Cuando éste llegó, Resmilla había recobrado
Resmilla, que fué á Cuba desesperado, habia el sentido.
hecho una gran fortuna. —No te alarmes, le dijo Juan, esto no es
Empezó por lo que comienzan muchos de los nada. Nos hemos embaulado en ese maldito
que allá van sin más recurso que su voluntad coche enseguida de almorzar, te has mareado,
ni más apoyo que su propia energía, es decir, has hecho mala digestion... En fin, esto no es
por barrer una tienda en la que entró de cria- nada. Nos iremos por la diligencia de mañana.
do, de la cual fué luego dependiente, en la que El médico examinó cuidadosamente á Res-
figuró despues como socio y de la que al fin milla, escribió una receta, ordenó que le dieran
llegó á ser dueño, convirtiendo en opulenta poca conversacion, y salió del cuarto hacien-
casa de banca el miserable tenducho á cuya do una seña á Juan para que le siguiese.
puerta llamó desamparado y miserable. Todo Fuera ya de aquel aposento, le habló así:
esto se lo explicó Resmilla con muchos deta- —¿Es Vd. pariente de ese caballero?
lles á Juan; pero no le dijo la cantidad á que —No señor: soy solamente su amigo; pero
ascendia su capital, ni era tampoco fácil su- no he creido conveniente dejarle aquí solo y
ponerla, porque vivía modestamente: su único en ese estado.
lujo consistía en fumar tabacos exquisitos y —Pues ha hecho Vd. perfectamente, porque
llevar en el dedo meñique de la mano izquierda ese señor está muy grave. Eso que Vd. ve es
un brillante magnífico. ni más ni ménos que una congestion cerebral
Terminados los baños al cabo de nueve días, de las que vienen espada en mano, y contra
resolvieron volver juntos á Madrid, y para via- las cuales nada podemos. Si tiene familia,
jar cómodamente, tomaron ellos dos los tres avísela Vd.; si es creyente, dígale Vd. que se
asientos de la berlina de la diligencia que ha- prepare, porque esto va muy deprisa. Y como
bia de llevarles desde el pueblo hasta la esta- no sea para cosa grave, que no le hablen: el
cion más próxima del camino de hierro. cura, el escribano y Vd.... pero poca, poca
Eran ya los últimos dias de Mayo; hacia conversacion.
mucho calor; el coche iba despacio envuelto en Figúrate cómo se quedaria Juan. No tuvo
una nube de polvo y moscas; el sol caia de otra cosa que hacer, sino lo que era forzoso.
plano sobre los campos abrasados; no se mo- Dudó mucho antes de decidirse; pero ¿quién
vía un pelo de aire y los árboles secos que de acepta la responsabilidad de dejar morir así á
trecho en trecho se veían en las laderas del ca- un hombre, sin prevenirle del riesgo que
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corre, sin pensar en que puede tener familia á duro cuyo empleo yo no conozca, ni yo doy.
quien desear ver, ó graves asuntos que arre- un paso que él no pueda saber.
glar? Juan mandó llamar al alcalde que estaba Y sin embargo, me falta aquella dicha tran-
en un café inmediato jugando al dominó, quila y reposada de los tiempos pasados: desde
habló con él unos instantes, teniendo la dicha hace algunos meses bulle en lo hondo de mi
de tropezar con un hombre listo, y aprove- corazon una pena como una burbuja de aire
chando luego un momento de lucidez en que en el fondo de un vaso: no es suficiente para-
Resmilla era dueño de todas sus facultades, agitarlo y basta para conmoverlo...
entró á verle. Ya sabes que mi padre tuvo la manía de los
—Creia que dormias, y por eso no entraba. pergaminos y blasones: por eso cuando me
—Me siento mal, muy mal: ven, te quiero casé me dió, entre otras muchas cosas, dos
hablar; más cerca. Esto se acabó. Hace dos cuadritos pequeños en que él mismo habia di-
años tuve otro ataque, y me dijeron, ó mejor bujado nuestro escudo, un jeroglífico muy
dicho, yo averigüé que los médicos afirmaron raro, que sólo él sabia descifrar, en el cual se
que si se repetia... en fin, que yo conozco que veian dos pajarracos estupendos, una maza
me muero. Haz que vengan un escribano y tes- que parecia una badila, dos calderos y un
tigos. perro. Pues bien; hace poco mi marido quiso
Salió Juan del cuarto, no sin haber procu- arreglar un salon, vino un tapicero á casa,
rado calmar á su infeliz amigo, mandóse venir tomó medidas, echó líneas, trazó proyectos y
á un escribano, entraron como testigos el al- por último, nos preguntó que cómo deseába-
calde con un hermano suyo, y un momento mos los cortinajes, aconsejándonos que los
despues Resmilla dictó su testamento con voz hiciésemos muy anchos, de felpa roja y con
clara, en términos breves, y lo firmó sin que nuestro escudo sobrepuesto , bordado con se-
la mano le temblara. das, en el centro. Ya le iba yo á contestar que
Pero tú figúrate cuál seria la sorpresa de no teníamos escudo, cuando Juan le repuso:
Juan, cuando al hacer la institucion de here- —Bueno; venga Vd. dentro de unos dias y
dero, Resmilla declaró que no tenia familia y le daremos el dibujo.
que dejaba toda su fortuna, de cerca de un Mi marido se habia acordado de los dos cua-
millon de duros, á su amigo D. Juan de Alerce. dritos que me dió mi padre cuando nos ca-
¡A mi marido! samos.
En vano Juan, asombrado de lo que oía, Efectivamente, y como yo sospechaba, ape-
quiso contradecirle, preguntarle si no tenia nas se fué el tapicero, Juan me preguntó por
otros deberes que cumplir ó instrucciones que los dos escudos para escoger el que hiciera
darle: Resmilla se ratificó en lo dicho, rozó al mejor.
alcalde que se aproximara á la cama, repitió —Están en la boardilla, le contesté.
clara y terminantemente su voluntad, aseguró —Pues mándalos bajar.
que no tenia familia, y añadió por último: Di á un criado la órden, pero no supo hallar-
—Que me entierren modestamente, y tú, los, confié el encargo á mi doncella, que tam-
Juan, haz construir en mi pueblo una escuela; poco dió con ellos, y por útimo, me decidí á
dinero te queda para eso y mucho más. subir á buscarlos yo misma, pues aunque la
Dos horas despues, Resmilla era cadáver y pretension de Juan me parecia ridícula y el
nosotros éramos ricos. A los tres dias, Juan viaje á la boardilla me hacia muy poca gracia,
salia para Madrid: á los cuatro meses estába- con todo transigia antes que con tener un dis-
mos en posesion de la fortuna de aquel hom- gusto con tan trivial motivo.
bre, que por tan extraño modo nos habia hecho A la mañana siguiente subí al desvan, donde
poderosos. por cierto no habia estado desde que nos mu-
¡Qué cambio se operó en nuestra casa y áun damos de casa, y donde, además de nuestros
en nosotros mismos! Juan hizo dimision del trastos viejos, se habían hacinado tambien
destino; alquilamos un cuarto mucho mejor algunos muebles en mal uso de los que tuvo
que el que teníamos; sustituimos el mobi- en su cuarto de una casa de huéspedes nuestro
liario viejo, reunido poco á poco, por uno en infortunado Resmilla. Dos horas largas me
cargado de pronto y pagado en el acto; nos pasé buscando los escudos de mi nobleza: por
abonamos á la ópera; me hice trajes magnífi- fin los encontré en un rincon con los marcos
cos; tomé un aya francesa á los chicos; varia- deshechos, los cristales rotos y el color comido
ron radicalmente nuestros gustos; casi se tor- por el tiempo.
cieron nuestras inclinaciones, como si al con- Iba ya á salir de aquel desvan oscuro y su-
tacto del oro, que los disculpa, pudieran cio, cuando hácia un extremo vi colocados,
desplegarse los defectos... pero seguimos que- sin órden ni concierto, los muebles del pobre
riéndonos y estimándonos cual si fuéramos Resmilla: una taquilla desvencijada con los
pobres. Estoy segura de que ni Juan gasta un cajoncillos volcados sobre un seron de esparto;
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una butaca coja con el respaldo grasiento y el y caprichosos sin conexion ni enlace entre si,
cuero despellejado por las uñas de los gatos; ni ley que los rija. Asunto bien fácil es el
un armario de pino pintado y un veladorcito buscar ejemplos que confirmen esto. Se des-
de caoba deslucida, lleno de manchas de tinta, cubrieron en el seno de la tierra cuerpos de
sobre las cuales resaltaban unas cuantas gotas formas geométricas y regulares, y se conside-
de esperma. ¡Qué muebles tan viejos y tan raron como juegos ó caprichos de la Natura-
sucios! ¡Qué emocion tan dulce y tan intensa! leza: idéntica explicacion se daba de los fenó-
Nadie podrá explicar cómo brotó la sensacion menos meteorológicos, de las criaturas mons-
que experimenté. Nadie sabrá decirme por truosas y del desarrollo de las enfermedades.
qué modo misterioso áquellas maderas apoli- Sin remontarnos á siglos anteriores, tenemos
lladas y mugrientas despertaron en mi alma la ciencia más moderna en el órden de las na-
un sentimiento tan poderoso y tan profundo. turales, la Química, que descansa sobre la
Los ojos se me arrasaron de lágrimas y dejé afinidad, considerando esta supuesta fuerza
caer al suelo los dos cuadritos de los escudos.como una simpatía ó antipatía que se desar-
Volvíme para salir de allí y ya iba á meter rolla entre los cuerpos al ponerse en contacto,
las llaves en la cerradura, cuando vuelto con- sin que hasta al presente se hayan medido sus
tra el muro, ví un cuadro que por su forma y efectos ni calculado sus equivalencias, de tal
su tamaño me era desconocido. Pensé que seria modo, que la Química parece hoy la ciencia de
tambien de Resmilla y acercándome á él logré, las pasiones moleculares, desarrollada en una
aunque pesaba mucho, darlo vuelta y poner- serie de idilios y dramas, en los que son per-
lo de frente hácia la poca luz que entraba por sonajes los átomos.
un ventanuco estrecho cubierto por una cor- El progreso de las ciencias se encarga de ir
tinilla natural de polvo y telarañas. Era un borrando estas arbitrariedades, levantando del
retrato de hombre jóven, moreno, pequeño, fondo mismo de estos hechos, al parecer in-
grueso, coloradote y corto de cuello .. conexos, la ley fatal y rigorosa que á todos
Me figuré quién era, pero no me satisfacía envuelve, pudiendo afirmar con un ilustre
la sospecha: aquella misma tarde pregunté á pensador, que el azar es la ignorancia. Y no
Juan: se diga que es esto una utopia moderna, hija
—¿De quién es un retrato de Hombre que de los espíritus trabajados por el prurito de la
hay en la boardilla y que yo no conozco? originalidad; todos los pensadores de alguna
—¿Uno rechoncho, muy encendido de color, exigencia lo han afirmado así, aunque care-
ordinario y corto de pescuezo? ciendo de conocimientos positivos, sus afirma-
—Sí; ese. ciones no tenían otro valor que el de inspira-
—Pues ¡toma! Ese es el retrato de Resmilla. cion ó presentimiento genial.
Ya Pitágoras hablaba del ritmo y armonía
...........................................................
Sí, Julia, sí; era el hombre á quien debemosde las esferas, afirmando de una manera abso-
nuestra fortuna; el que aseguró el porvenir luta que los números rigen el mundo. Platon, in-
de nuestros hijos; el que convirtió en perso- terrogado acerca de la ocupacion de la divini-
naje al empleadillo de doce mil reales; el que dad, contestó que geometriza continuamente, in-
cubrió de brillantes mis dedos ennegrecidos dicando con esto que todos los fenómenos de
por las picaduras de la aguja: aquella imágen, la realidad obedecen á leyes tan rigorosas
por ridícula que fuese, debia ser sagrada para como los teoremas geométricos y el mismo
nosotros y estar en el mejor salon de nuestra texto bíblico confirma este aserto con la tan
casa, en el mismo salon donde Juan quiso po- conocida frase que todo está dispuesto conforme á
ner, y al fin puso, los escudos de mi padre. peso y medida.
Te confieso que desde entonces, sin haber A pesar de esto, hay ciencias en las que no
dejado de querer á Juan, le estimo ménos por- sólo no se han formulado leyes, sino que se
que es de los que ignoran que hay en el mundo niega rotundamente la posibilidad de formu-
algo más hermoso que hacer bien; agrade- larlas jamás, entre las que figuran las bioló-
cerlo. Adios gicas, psíquicas, sociales, etc.
Tuya siempre, X... Fácil tarea seria demostrar, recorriendo to-
Por la copia, das las ciencias, que la ley es factor comun de
Jacinto Octavio Picón. la realidad entera, y por ende que su conoci-
miento perfecto seria aquel en que todo su
—————— contenido se condensase en vigorosas y sen-
LAS CIENCIAS INDUCTIVAS. cillas leyes; pero por ahora nos limitaremos á
mostrar la evolucion de las matemáticas y la
—— Física en este sentido.
Todas las ciencias en su comienzo se hallan El desarrollo de una ciencia está en razon
constituidas por hechos al parecer arbitrarios directa de la simplicidad de su objeto, lo cual
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es perfectamente lógico, pues en el caso con- ésta. Los primeros conocimientos del niño en
trario, siendo necesarias muchas fuentes de esta ciencia son tan sólo de observacion
conocimiento, mientras éstas no se conozcan mientras que su desarrollo no le permite ele-
no podrá brillar aquella en todo su explendor. varse á la formacion de conceptos abstractos,
A la manera que no surge una especie or- y si la historia del indivíduo es resumen y
gánica mientras no existen sus condiciones compendio de la Historia de la humanidad, ésta
de vida de las cuales á su vez es consecuen- debió seguir el mismo sendero.
cia, tampoco se forma una ciencia sin las que Sin tomar en cuenta estas pruebas indirec-
le son preliminares engendrándose en ellas tas, el estado actual de las Matemáticas de.
como el compuesto en los componentes. muestra lo mismo. Toda la teoría combinato.
Tratando Delbeuf de esta cuestion señala ria no posee otro género de demostraciones,
cinco períodos comunes al desarrollo de todas que inductivas y los teoremas relativos á
las ciencias en los que conviene fijar la aten- áreas y volúmenes son del mismo valor, deri-
cion, porque constituyen una de las bases vando las primeras de la del rectángulo y los
fundamentales sobre que descansan el sentido segundos del paralepípedo, teoremas perfecta
y plan relativos á nuestro asunto. mente experimentales.
1.° De observacion en el cual la ciencia está Pero ocurrió en el desarrollo de estas cien
constituida exclusivamente por hechos (cien- cias que considerando de mayor importancia
cias biológicas). 2.° De generalizacion cuando la demostracion racional que la empírica
los hechos están resumidos en leyes empíri- concuriendo ambas á un mismo fin, se des-
cas no compenetradas por el elemento racio- echó ésta como supérflua conservando tan
nal (Geología, Química). 3.° De simbolizacion sólo la primera. Este exclusivismo no deja de
aquel en que además de leyes empíricas como perjudicarla en alto grado; se mueve en un
simple enunciation de hechos constantes se círculo muy estrecho por falta de nuevos
aplica el algoritmo como medio de unifica- principios que sólo de la realidad pueden sur-
cion (Física en general). 4.º De verificacion gir, porque si el análisis matemático es incom-
cuando el algoritmo no sólo representa y ex- parable para sacar todas las consecuencias po-
plica todos los fenómenos conocidos, sino que sibles de un principio, es incapaz de hallar
razonando sobre él, predice los desconocidos otros nuevos.
(Mecánica celeste, óptica matemática). 5.° De 
consagracion en el cual la ciencia pierde por  
completo su parte experimental siendo tan Debemos examinar ahora la ciencia cuya
perfecto su estado que el pensamiento cree constitucion tenga un adelanto inmediatamen-
poseer sus moldes para construirla solo por el te inferior á las Matemáticas. Esta ciencia es
razonamiento (Mecánica, Geometría, Álge- la Física que entre todas las naturales es
bra). aquella cuyo algoritmo alcanza mayor desar-
Desde este punto de vista las ciencias difie- rollo.
ren entre sí más que por su contenido por su Y entiéndase que no empleamos el califica-
grado de desarrollo. tivo de ciencias naturales en el sentido estric-
Sin duda aparecerá algo extraña é infun- to que hoy se acostumbra, sino en el más ám-
dada la fijacion de períodos idénticos para plio de ciencias de la Naturaleza, incluyendo
todas las ciencias, sobre todo en los términos entre ellas la Física y la Química.
extremos. Dado el estado actual de nuestros La historia de la Física nos es perfectamen-
conocimientos ¿cómo admitir una fase experi- te conocida. Aunque en todas las épocas se
mental en las Matemáticas y una exclusiva- lia tenido algun conocimiento de ella, no se
mente racional como porvenir de las ciencias elevó á la categoría de ciencia sustantiva é
biológicas? Dicutiremos esta trascendental independiente con forma sistemática, hasta
cuestion tratando de cada ciencia en parti- los tiempos posteriores al Renacimiento. Su
cular. primer período, dentro de esta nueva fase,
Yo entiendo que las Matemáticas tuvieron confirma de lleno las ideas de Delbeuf, con nu-
su primer período de observacion desconocido merosos hechos recogidos por la observacion
por completo en la historia de estas ciencias y la experiencia; y si con algun detenimiento
no sólo por su antigüedad sino por el profundo reflexionamos acerca de la naturaleza de la
desden con que injustamente se ha mirado experimentacion, vemos que se reduce en úl-
despues de su nuevo rumbo. Antes de la de- timo término á medir. Midiendo se establecie-
mostracion racional del valor de la suma de ron las leyes de la gravedad y de las oscila-
los tres ángulos de un triángulo, debió obser- ciones del péndulo; medir es averiguar pesos
varse como creciendo uno decrecen los otros, específicos y coeficientes de dilatacion e índi-
sospechando así la constancia en el valor de ces de refraccion y poderes absorbentes ó
la suma hasta que por último se determinó emisivos; medir es conocer la intensidad de las
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atracciones y repulsiones ejercidas por los del abate Nollet), reducidos á un pesado cro-
imanes ó los cuerpos electrizados; en suma, nicon de experimentos expuestos sin órden
toda experimentacion física se reduce á una ni sistema, con los tratados modernos en los
medida, y por consiguiente su resultado en la que la parte experimental está reducida á su
más sencilla expresion, se representa por un más mínima expresion, teniendo en cambio
número. Como toda medida es siempre un dato un desarrollo tan exuberante el cálculo, que
relativo, será indispensable, para verificarla, la ocupa casi todas sus páginas y merced al cual
fijacion de unidad, y como es lógico, será tanto se deducen por puro razonamiento todos los
más importante su resultado, cuanto más in- fenómenos pertenecientes á un proceso deter-
trínseca sea esta unidad, en funcion de la cual minado, formando así cuerpo de doctrina con
ha de expresarse. Así los más notables adelan- verdadera unidad orgánica, como lo es toda
tos en la teoría del calor, arrancan de la época obra racional.
en que se abandonó la unidad, tan superficial y En todas las ramas de la Física la más atra-
externa al fenómeno, como el grado termo- sada en este respecto, es la Electricidad, cuyo
métrico, para sustituirla por la caloria que ar- atraso depende principalmente de no haberse
ranca de las entrañas mismas del fenómeno fijado la verdadera unidad de los fenómenos
térmico. eléctricos, ni medido la equivalencia de éstos
Por la solidaridad que caracteriza á la Natu- en trabajo mecánico. La Electricidad se en-
raleza en todas sus obras, en cuya virtud toda cuentra hoy en circunstancias más difíciles
entera está empeñada en el fenómeno más in- que se encontraba el calor antes de fijar la
significante, todo hecho es concomitante de caloria, porque, aunque el grado termométri-
otros muchos cuya influencia recibe, y como co, segun dijimos anteriormente, era una uni-
el estudio, para que conduzca á resultados po- dad muy externa al fenómeno térmico, siquiera
sitivos, ha de ser análitico, de aquí que una de se expresaba en medidas longitudinales, mien-
las cuestiones más interesantes sea la eleccion tras que los grados del galvanómetro expre-
de variables. Esta cuestion es de suma impor- sados en medidas circulares, tienen el incon-
tancia en todas las ciencias: resultando todo veniente de que, por cima de valer tan poco
fenómeno de la coexistencia de varios hechos para este caso como los del termómetro, es
correlativos, para evidenciar la relacion de menester pora su perfecta determinacion va-
estos, debe representarse cada uno en su can- lerse de senos y tangentes, que además cons-
tidad propia por una variable especial, y con- tituyen una medida indirecta.
seguido esto, ya tenemos todo lo necesario El verdadero progreso de esta rama de la
para conocerle, á la manera que el plantea- Física arrancará del conocimiento de la elec-
miento de las ecuaciones en Algebra, resul- tría, representando ésta una cantidad de ener-
tado de establecer relaciones entre todas sus gia eléctrica en sí expresada, por la cantidad
cantidades, es el paso más importante y de equivalente de trabajo mecánico. Todos los
mayor trascendencia para conocer el valor de trabajos hechos en este sentido se han referido
las incógnitas. especialmente al trabajo químico; pero este es
Los experimentadores de más nota, Reg- un dato muy complejo para llegar á la solu-
nault, por ejemplo, se distinguen por tomar cion apetecida.
en cuenta el mayor número de circunstancias Más adelantadas se encuentran las otras par-
posibles. rectificando así resultados anteriores, tes de esta ciencia. La teoría mecánica del ca-
erróneos por ser incompleta su determinacion; lor, partiendo de los notabilísimos trabajos de
y á la vez que descartan de la complegidad Mayer, que, con la intuicion del génio, inició
del fenómeno todas sus concausas, puede co- esta fecunda doctrina, y posteriormente de
nocerse éste en su evolucion serial, descu- Oerdet, Hirn y otros, alcanza tal perfeccion
briendo así el origen de sus supuestas pertur- que todos los hechos confirman los cálculos
baciones. que le sirven de fundamento, y si bien tiene
Procediendo de esta manera la Física llama- algunos vacíos como la teoría mecánica de
da experimental, se transformó gradualmente los gases, sin embargo, éstos no se oponen,
hasta convertirse hoy en Física matemática; sino que no se explican, por deficiencia de cono-
y así como en Geometría análitica cada figura cimiento quizá. Más completas se encuentran
geométrica representa una ecuacion, lo mis- la Optica, y la Acústica, eu las que no sólo los
mo cada fenómeno físico representa tambien fenómenos están comprendidos en leyes gene-
una ecuacion más ó ménos compleja, y cada rales, formuladas por induccion primero; sino
rama de esta ciencia un sistema completo de que por una más alta generalizacion se redu-
ecuaciones, siendo la expresion algorítmica la jeron á principios fundamentales de tanto va-
que representa el estado perfecto del conoci- lor, que por puro razonamiento se llegó á la de-
miento en esta rama del saber. Compárense duccion de muchos fenómenos no conocidos,
si no los antiguos tratados de Física (como el y que la experiencia demostró más tarde.
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Pero la que se ha desarrollado con una pu- consecuencias, si bien se presienten en parte
janza superior á todas ellas, ha sido la Mecá- no se alcanzan todavía.
nica, que, desde sus primeros pasos, abandonó En virtud de esta nueva tendencia de la Fi
el carácter experimental cambiándolo por el sica, toda ella se va convirtiendo en mecánica
matemático, y ha progresado tanto en este racional de tal modo, que podemos esperar un
sentido que al presente es una ciencia pura y período en el que se reduzca todo su conteni-
exclusivamente racional en grado tan perfecto do á determinar movimientos, llegando hasta
que, mientras en las otras ciencias el algorit- la determinacion mecánica de todos los fenó-
mo, en su mayor parte, no tiene más valor menos cósmicos, confirmándose así el lema de
que el de mero símbolo, que reduce á brevísi- Gandin, que dice: «los movimientos de un solo
ma fórmula sus proposiciones generales, de- átomo sobre nuestra tierra, son la resultante
jando siempre á descubierto la huella del teo- matemática de todas las ondulaciones etéreas
rema matemático de donde toma su origen, que á él llegan con el tiempo desde los abismos
debiendo considerarse más bien como una apli- del espacio infinito.»
cacion del Algebra á las respectivas ciencias,
José R. Carracido.
la Mecánica es una ciencia perfectamente ma-
temática con principios propios é independien- ————
tes, y compenetrada de lleno tambien por su VELOCIDAD DE LA TRANSMISIÓN NERVIOSA.
propio algoritmo. Véase cualquier teorema de
mecánica; no hay ninguno en Algebra ni en ——
Geometría al cual pueda referirse, á la inversa No vamos á tocar ni aun incidentalmente
de lo que sucede en las otras ciencias. Adqui- la eterna cuestión de la unidad ó dualidad del
rió este carácter la Mecánica idealizando su sér humano, y lo declaramos así, en primer
contenido hasta quedarse con conceptos ra- lugar, porque no es nuestro propósito exami-
cionales, como son Espacio, Tiempo y Movi- nar las razones que en defensa de ambas teo-
miento, que es una síntesis de espacio y tiem- rías alegan sus respectivos partidarios, y ade-
po, con lo cual adquirió tal desarrollo que, más porque, ora se admita ó se rechace la,
dados sus elementos, puede el hombre cons- existencia del espíritu como algo sustantivo é
truirla por sí, apoyándose, no más, en las leyes independiente del organismo, el asunto que
del pensamiento. Y no sólo es inmenso el va- vamos á, tratar es meramente biológico y en
lor intrínseco de esta ciencia, sino inmensa nada sirve para dar razón á nadie de si el he-
su trascendencia, que da la norma conforme cho de conciencia es ó no acto vital. Los fenó-
á la cual se constituye toda la Física, que en menos psíquicos se dan en función de la vida,
último término se reduce tambien á Mecá- y sólo bajo este concepto puede estudiarlos la
nica. biología, absteniéndose de emitir dictámen
Todos los trabajos indagatorios que al pre- sobre la esencia íntima de la actividad aní-
sente se verifican en esta ciencia, se encami- mica. Hecha esta necesaria salvedad sobre el
nan de una manera más ó ménos directa á de- alcance de la materia objeto del presente ar-
mostrar el gran principio de la unidad de los tículo, vamos á referir la historia y el estado
procesos naturales y su trasformacion recí- actual de los estudios respecto á la velocidad
proca. Tyndall, Verdet, Grove, Hirn y todos de la transmisión nerviosa en los actos voliti-
los eminentes físicos contemporáneos han des- vos del hombre, importante capítulo de la mo-
plegado su actividad en elevar de la categoría derna psico-física.
de hipótesis á la de principio comprobado, ra- Las investigaciones sobre los actos psíqui-
cional y experimentalmente, la sublime teoría cos, bajo su aspecto puramente biológico, esto
de que toda la actividad de la Naturaleza se es, en función del sistema nervioso, datan de
reduce á movimientos de masa, ó mecánicos 1850, en cuyo año y en el de 1852 publicó
y moleculares, ó íntimos, siendo el calor, la Helmhotz sus trabajos en los Archivos de Mü-
luz, la electricidad y el magnetismo meras ller, importantísima revista alemana de fisio-
modalidades de estos últimos, cuya mútua logía. Este ilustre sabio hizo la siguiente ex-
convertibilidad, tanto de éstos entre sí, como periencia: excitó un punto determinado de un
de todos ellos en trabajo mecánico, es un nervio motor, observando el tiempo transcur-
hecho demostrado ya en toda su evidencia. La rido entre el momento de la excitación y el
termodinámica ha sido el paso de mayor tras- momento de la contracción muscular; luego
cendencia dado en estos tiempos para la cons- excitó otro punto del nervio más distante que
titucion racional de las ciencias físicas, de- el primero de su origen central, observando
mostrando el fundamental principio de la per- asimismo el tiempo transcurrido entre la exci-
sistencia de la fuerza y la conservacion de la tación y la contracción, advirtiendo que este
energía, principio que ha trascendido ya á to- segundo tiempo era mayor que el primero.
das las ciencias incluso las sociales, y cuyas Conociendo, pues, la diferencia entre ambas
REVISTA IBÉRICA. 85

cantidades, y la longitud del nervio entre los inscriben por sí mismas en el cilindro registra-
dos puntos excitados, pudo inmediatamente dor sobre la misma hoja de papel que la línea
apreciar la velocidad del movimiento nervioso, antedicha y simultáneamente con ésta. Bajan-
según el espacio recorrido en la unidad de do ordenadas que abracen las distintas porciones
tiempo, hallándola en la rana de 26 á 27 me- de la línea que se estudia, y prolongándolas
tros por segundo, incomparablemente más hasta encontrar la de las vibraciones del dia-
lenta que la de la luz, la electricidad y el so- pasón, se pueden leer velocidades hasta de 10
nido, con las cuales se la habia querido com- á 20 metros por segundo. Así se ha comproba-
parar à priori. do que la velocidad del movimiento nervioso
Aquí lo importante era medir con exactitud no es constante en todo el trayecto de un ner-
el tiempo, para lo cual se ofrecian dos medios: vio, aumentando en los motores hacia la in-
1.° el galvanómetro; y 2.° las placas y cilin- sercion del músculo, y que dicha velocidad dis-
dros registradores (método gráfico). El cro- minuye al atravesarle una corriente eléctrica
nóscopo de Ponillet es un galvanómetro, cuya y crece con la temperatura.
corriente es interrumpida por la misma con- Quizá hayan podido parecer impertinentes
tracción muscular; la desviación de la aguja al asunto estos ligeros datos que anteceden;
imantada indica el tiempo que ha estado cir- pero eran necesarios como precedentes histó-
culando la corriente galvánica, pudiéndose ricos, y además por referirse á la transmisión
medir de esta manera hasta milésimas de se- del movimiento nervioso, cuya velocidad he-
gundo. Llega más tarde la contracción si se mos de ver variar bajo el poder de la voluntad
excita el nervio que cuando se excita el mús- y de la reflexión. En cierto modo hemos estu-
culo directamente, y la diferencia es la ve- diado la constante del problema, antes de calcu-
locidad de transmisión del agente nervioso; lar las variables.
habiendo de tenerse en cuenta que las fibras Vamos á referir algunas de las experiencias
musculares no obedecen en el acto á la elec- hechas en el hombre por Hirsch, Schelske,
tricidad, que la contracción no sigue á la sa- Donders, Jaeger y Bloch para deducir la velo-
cudida eléctrica hasta después de una centé- cidad de la voluntad y el retardo de la refle-
sima de segundo (tiempo de excitación latente). xión, experiencias notabilísimas en que se han
El procedimiento es sencillo y seguro; pero fundado varios aparatos ingeniosos, como el
como lo mejor es enemigo de lo bueno, el mé- miocronóspoco de Czermak (para demostrar que
todo gráfico se usa en los laboratorios con es necesario cierto tiempo para la transmisión
mucha más frecuencia que el galvanómetro. nerviosa), el nematacómetro de Donders (desti-
El método gráfico se funda en el empleo de nado á investigar el tiempo mínimo necesario
placas ó cilindros, dotados de un movimiento para una idea simple) y el nematacógrafo del mis-
uniforme, cuya velocidad se conoce, y reves- mo autor (cuyo objeto es determinar cuánto
tidos de un papel blanco ó ahumado, en el cual duran operaciones más ó ménos complejas del
un pincel ó un estilete, unido á un órgano espíritu). Solamente lo grandioso del intento
donde se ejecuta un movimiento, deja trazada merece la pena de exponer cuáles son los tra-
una línea más ó ménos curva ó llena de si- bajos en que se basa.
nuosidades. Hirsch, director del Observatorio de Neuf-
Por este método, la palanca unida al múscu- chatel, en 1861, hizo el siguiente experimen-
lo que se ha de contraer, y provista de un es- to: por una corriente eléctrica produjo dolor
tilete, se aplica á un aparato registrador con en un punto de la piel, marcando en un cilin-
una disposicion particular que marca el ins- dro rotador cronóscopo; al sentirlo, tocó una
tante de la excitación; desde él hasta el de la palanca-llave de Du Bois-Reymond para inter-
contracción, la línea trazada es recta; al con- rumpir la corriente, marcando nuevamente en
traerse el músculo señala una curva, en la cual el cilindro; midió el intervalo entre ambas se-
se ve que la máxima tensión del músculo se ñales y el tiempo transcurrido, siendo éste de
verifica cinco centésimas de segundo después uno á dos décimos de segundo. Durante él se
de iniciada la contracción. Aquí la dificultad han realizado los siguientes actos: transmisión
estaba en medir con exactitud el tiempo cor- de la impresión exterior al cerebro, percepcion
respondiente á los distintos momentos de la de ella, reflexión, transmisión de la voluntad
curva, resolviéndola Helmholtz por medio del hasta los dedos y contracción muscular para
reló de segundos para ver cuánto dura la ro- tocar la llave que ha de cortar la corriente.
tación del cilindro, y poder medir luego las Si se produce la excitación sucesivamente
distintas partes de la línea trazada en el papel en dos puntos diversos, el retardo es siempre
y hallar su relación con el tiempo. Pero este el mismo, siendo sólo distinto el tiempo em-
recurso era poco exacto, y Marey lo suplió con pleado en la transmisión de las sensaciones.
inmensas ventajas por un diapasón de 500 vi- Un ejemplo hará comprender esto mejor. Con
braciones simples por segundo, las cuales se una pinza de una bobina de inducción se pro-
86 REVISTA IBÉRICA.

duce dolor primero en un punto de la mejilla la transmisión de una excitación por los ner-
izquierda, despues en el extremo del dedo me- vios sensitivos ó motores. No está suficiente-
dio de la mano del mismo lado, y por último mente claro este punto todavía.
en la punta del dedo gordo del pié izquierdo, Ahora expondremos las experiencias de Don-
anotando en los tres casos el momento pre- ders y Jaeger, en las cuales se complica el
ciso del contacto de la pinza y tocando siem- problema, por tratarse de investigar el tiempo
pre el sugeto observado con la mano derecha empleado por la reflexión previa, necesaria
en el momento de sentir el dolor una llave para que la voluntad se determine.
eléctrica, que marca una señal en el cilindro Se recibe un choque eléctrico en una mano,
receptor, al par que en éste anota sus vibra- y al sentirlo se toca la llave con la mano
ciones el diapasón antedicho. El tiempo gas- opuesta. Si se sabe de qué lado se ha de reci-
tado en la transmisión de estas excitaciones bir el choque el retardo es de 20 centésimas
hasta la mano derecha, por el intermedio del de segundo, si se ignora es de 27; luego se
centro encefálico, es de 11 centésimas de se- han gastado siete centésimas de segundo en
gundo desde la mejilla, 14 desde la mano y reflexionar con qué mano debe tocarse la pa-
17 desde el pié, siendo por consiguiente los lanca-llave.
retardos de tres centésimas de segundo para Antes de poder dar serial de una chispa ó de
que la sensación suba de la mano izquierda á un ruido instantáneos, transcurren dos déci-
la cabeza y seis desde el pié del mismo lado. mos de segundo; si se manda tocar con la mano,
La corriente nerviosa franquea dos metros en derecha cuando la chispa sea blanca, y con la
seis centésimas de segundo, ó lo que es lo izquierda cuando roja, se tardan de tres á cua-
mismo, 34 metros por igual unidad de tiempo. tro décimos; luego en la reflexión se han em-
Según las experiencias de Schelske, en el pleado uno ó dos décimos de segundo. Si entre
observatorio de Utrecht, la velocidad nerviosa dos observadores, uno dice una sílaba y otro
de la voluntad es tan solo de 29m, 5; de 33m en la repite, mientras el fonautógrafo registra las
los nervios motores y 30 en los sensitivos, vibraciones de la palabra; cuando la sílaba se
segun Marey. Otros observadores dan distintas concierta de antemano, el tiempo tardado
cifras (Richet, 50; Helmholtz, 60; Kohrausch, desde que se oye hasta que se repite es dos
94; y Bloch, 132). Pero esta divergencia es décimos de segundo; cuando se desconoce la_
hija de la diferente ecuación personal del obser- sílaba que se ha de repetir, se emplea un dé-
vador, cuyo error se va corrigiendo con la cimo más. Para que el retardo sea lo más mí-
práctica de las observaciones, como saben nimo posible, se necesita educar la ecuación
muy bien los astrónomos; y sobre todo, áun personal de los observadores, la cual se per-
discutiendo el más ó ménos, no puede negarse fecciona por medio del aparato de Wolf.
que en la primera mitad de este siglo nadie Reseñaremos, por último, la experiencia
sospechaba ni siquiera el simple planteamiento de Bloch, que se funda en la persistencia de
de estas cuestiones: ¿Obedece la transmisión las sensaciones tactile. Si con un intervalo
de las sensaciones y de la voluntad á las leyes de 1/45 de segundo se reciben dos choques
de tiempo y espacio, como toda forma de mo- mecánicos, uno en cada mano, se sienten al
vimiento? ¿Cuál es su velocidad? mismo tiempo. Pero si el segundo choque se
Se ha visto que ésta es relativamente pe- recibe, en vez de en la mano, en un punto
queña. La mano que lanza una piedra hiende más próximo al sensorio, como la nariz, para
el aire á razón de 22 metros por segundo, casi que haya sincronismo aparente entre ambos
tanto como corren el agente nervioso, el ca- choques, se necesita dejar transcurrir mis
ballo de carrera, la liebre, el ciervo y el co- tiempo que en el caso anterior; la diferencia
nejo. La onda sanguínea arterial avanza no representa la velocidad de transmisión desde
más que 9 metros por segundo. la mano al cerebro, teniendo en cuenta que la
En la médula espinal la velocidad es la impresionabilidad para el choque es idéntica en
misma que en los nervios; resultado notable, todos los puntos del tegumento externo.
pues á la entrada de los tubos nerviosos en En cuanto á la duración de los procesos psí-
aquella dejan de ser sensibles á la electricidad, quicos, hé aquí lo que hay averiguado hasta
á las sustancias quimicas, heridas mecánicas, el presente. El tiempo comprendido entre una
etcétera, lo cual parece acusar ménos activi- excitación sensitiva y el movimiento que sirve
dad vital en la médula que en los nervios. Sin de señal para indicar que se ha percibido la
embargo, el movimiento reflejo por acción re- sensación, comprende una serie de actos, cada
fleja, esto es, cuando no media la masa ence- uno de cierta duracion, parte alícuota del tiem-
fálica, se retarda respecto de la acción directa po total empleado: 1.º excitación latente del
de un trigésimo hasta un décimo de segundo; aparato sensitivo (2 á 4 centésimas de segun-
lo cual indica que la acción refleja invierte en do); 2.° transmisión sensitiva hasta los cen-
la médula espinal doce veces más tiempo que tros nerviosos (ya lo hemos indicado antes);
REVISTA IBÉRICA. 87

3.º transmision sensitiva en la médula (para de la cuestion del Líbano, que si á España im-
las excitaciones procedentes del pié, 0,1749, porta muy poco ó nada, traía en cambio muy
para la mano, 0,1283=8 metros por segundo); preocupadas á las grandes potencias europeas,
4.º transmisión cerebral y actos cerebrales (de- cuyos representantes habíanse reunido en la
ducida por diferencia entre el tiempo total y capital otomana para resolver en internacio-
la suma de las demás cantidades conocidas); nal conferencia, asunto tan difícil por los di-
5.º transmisión motriz en la médula hasta versos intereses encontrados que intervenían
el músculo (cantidad ya conocida), y 6.º por en él.
último, excitación latente del músculo (indi- Con arreglo á las estipulaciones del tratado
cada más arriba). Exner ha encontrado la du- de Berlin, cada dos años se reunen en la córte
ración de la percepción sensitiva, distinta segun del Sultan los embajadores de las potencias
las edades, siendo de 0,2053 de segundo, á los signatarias de aquel convenio, para nombrar
veinte años; 0,0775 á los veintidos; 0,2821 á un gobernador del Líbano que satisfaga á to-
los veintitrés; 0,1231 á los veinticuatro; 0,0828 das, y cuya mision principal es velar en
á los veintiséis; 0,0901 á los treinta y cinco; aquella parte de la Armenia por los intereses
0,9426 y 0,3050 á los setenta y seis años. Pero cuantiosos de los católicos residentes allí. Este
estas cifras no enseñan nada porque hay otros año el asunto presentaba más dificultades que
factores individuales desconocidos, que ya he- de costumbre, porque Francia, decidida á ocu-
mos dicho constituyen la ecuación personal de par en las cuestiones internacionales el puesto
cada observador. Este error personal es cons- que á su grandeza corresponde, estaba resuel-
tante para cada uno y distinto en todos. ta, pero firmemente resuelta, á que predomi-
La duración de la percepción sensitiva es de nara su influencia, ya que hasta ahora la Gran
0",19 en las excitaciones ópticas, 0",15 en las Bretaña habia sabido con sus proverbiales ha-
acústicas y tactiles y de 0",15 á 0",23 en las gus- bilidades hacer que la gobernacion del Líbano
tativas. La duración del acto intelectual más estuviera siempre á cargo de un protegido suyo.
sencillo ha sido medida por Kries y Auerbach. El poderoso imperio británico se resignaba di-
Empleando dos focos luminosos, uno rojo y fícilmente á colocarse en lugar secundario; las
otro azul, que aparecen alternativamente, se demás potencias apoyaban cada cual á una de
manda hacer una señal cuando la luz sea roja estas dos con arreglo á sus simpatías ó á sus
(ignorando de qué color ha de ser). El mo- intereses, y la lucha que entre ambos bandos
mento de reflexión necesario para distinguir se produjo ha venido durando mucho más de
cuando se ha de hacer señal (muy variable se- lo que conviniera á la concordia que debe
gun las condiciones individuales y la clase de reinar entre los pueblos que por razon de su
excitación) es de una á seis centésimas de se- importancia y por la ley del más fuerte, se han
gundo. erigido en árbitros de los destinos de Europa.
Tal es á grandes rasgos el resultado de los La victoria ha sido para Francia, que la apre-
estudios hechos hasta el dia para investigar, cia tanto más cuanto que los éxitos diplomá-
no la esencia íntima de la actividad anímica ticos de Inglaterra en Egipto y las rivalidades
(noumenos), sino su modalidad á través de la de ambas naciones en Madagascar y otros
organización nerviosa (fenómenos), como ac- puntos del Africa tenían molestos á los fran-
tos psico-físicos sujetos á la condicion de es- ceses.
pacio y tiempo, número y medida. Sólo esto El último candidato que para gobernador del
puede intentar la biología, dejando á un lado Líbano habia sido presentado por la Puerta, el
la cuestión metafísica, para cuyo esclareci- general Wassa-effendi, albanés de nacimiento
miento se reconoce por completo y en un todo y católico de religion, al cual apoyaba el re-
incompetente. presentante de Francia, debe haber salido á
Dr. Luis Marco. estas fechas para tomar posesion del cargo que
acaban de confiarle las grandes potencias
———— europeas reunidas en cónclave diplomático.
REVISTA POLÍTICA EXTERIOR.
—— 
 
La cuestion del Líbano.—Trabajos colonizadores de Francia.—Declaracio-
nes de M. Challemel-Lacour sobre la triple alianza.—Situacion parla-
Al parecer se conforman los franceses con
mentaria en Inglaterra; contingencias de una crisis rninisterial.—Con-
flicto de poderes en Alemania.—Depretis y los partidos extremos en
esa compensacion y se dan por satisfechos con
Italia.—Inteligencias entre Grecia y Bulgaria; efecto que han producido
que se les deje tranquilamente perseguir sus
en Austria.—El ministerio holandés.—La guerra del Pacífico; recuerdo
histórico del conflicto que la provocó.
ideales colonizadores en Asia y á orillas del
En política, como en todo, no hay cosa que Congo. De algun tiempo á esta parte habíanse
no tenga su término, y no habia de ser ex- dibujado en nuestros vecinos de allende el Pi-
cepcion á esta regla el problema planteado rineo aficiones coloniales que en estos últimos
hace dos meses en Constantinopla con motivo meses se han acentuado mucho. En Tunez,
88 REVISTA IBÉRICA.

por ejemplo, puede darse por establecido de- europea, la de Viena como la de Roma y á
finitivamente el protectorado francés; el cón- la de Berlin, aplauden el discurso de M. Cha-
sul general de Francia en aquella regencia, llemel-Lacour, protestan del carácter eminen-
es arbitro absoluto del bey y sus ministros, y, temente pacífico de la alianza y aseguran en
aparte la ocupacion militar, puede muy bien todos tonos, que ni por asomo puede ésta diri-
compararse la accion de los franceses allí, á la girse contra Francia, á quien todos á porfia
que los ingleses ejercen en Egipto. En la costa desean felicidades y prosperidades sin cuento.
oriental de Africa, y no ya con autorizacion, En vista de declaraciones tan autorizadas
sino hasta con alegría por parte de los portu- como estas, nadie debe dudar de que ese
gueses que tienen allí colonias importantes, acuerdo entre los dos imperios de la Europa
han desembarcado los expedicionarios que al central y la jóven Italia, lejos de ser un peli-
mando del animoso viajero explorador Brazza, gro para la paz del continente, seria una ga-
van á plantear en aquellos ardorosos climas el rantia de que ésta no se ha de alterar por
sistema, que ha de reportar á Francia las ahora, si por acaso liabia alguien que creyese
grandes ventajas que pueden determinar los en próximas contingencias, capaces de deter-
convenios celebrados por Brazza con algunos minar una guerra continental.
reyezuelos semi-salvajes del interior del con-
tinente africano, y á la hora en que esto es- 
 
cribo, hállanse navegando con rumbo al Ton-
kin fuerzas respetables de infantería de marina La situacion del gobierno inglés es anómala
y marinería, que unidas á las que hay allí, y sumamente dificil, desde el punto de vista
emprenderán de una manera resuelta la tarea parlamentario, porque no son ya los fenianos
de hacer respetar á chinos y á annamitas los solos los que siguen con encarnizamiento una
derechos que Francia tiene en aquellas latitu- guerra sin cuartel al partido liberal; la han
des, en virtud de tratados vigentes que no inaugurado tambien las huestes conservado-
está dispuesta á derogar. ras, y con tan buena fortuna por cierto, que el
La Cámara de diputados francesa, compren- dia 3 de este mes, con motivo del proyecto de
diendo la importancia que para los grandes ley sobre el juramento, lograron derrotar al
pueblos tiene el convertirse en naciones colo- ministerio por tres votos. Mr. Gladstone no
niales, no ha vacilado en conceder el crédito habia hecho ese asunto cuestion de gabinete,
extraordinario que el gobierno podia para lle- y por lo tanto todo quedó por entonces redu-
var á cabo desahogadamente esas expedicio- cido á un quebrantamiento más o ménos
nes, pues aun cuando hay uno, el de Tonkin, grande del prestigio del gabinete.
pendiente todavía de un debate parlamentario, Los periódicos conservadores procuraron, y
no cabe alimentar dudas acerca de su aproba- esto es natural, sacar el partido posible de
cion. aquel fracaso, y el dia 9 de este mes, en la
Como los bienes, lo mismo que los males, no discusion del presupuesto y á propósito de una
vienen nunca solos, la República francesa está cuestion de forma en la manera de recaudar la
de enhorabuena, no ya solamente por lo que contribucion, ha vuelto á ser derrotado el mi-
se refiere á su política colonial é interior (en nisterio por siete votos de mayoría.
esta última nada ha ocurrido durante la pasa- Explicase fácilmente el primero de estos fra-
da quincena digno de ser anotado), sino que lo casos. Tratábase entonces de una cuestion reli-
esta tambien en lo que se relaciona con las giosa, en la que entraban en juego antiguas
demás potencias europeas. preocupaciones, á que tan apegados son los
Las francas declaraciones del ministro de ingleses, y no fué cosa para sorprender á
Negocios extranjeros, M. Challemel-Lacour, nadie que los elementos más moderados del
contestando á una interpelacion del duque de partido liberal, olvidando la necesidad que to-
Broglie en el Senado francés, sobre la triple dos los partidos tienen de la disciplina más
alianza, han favorecido por todo extremo á la completa, y pretextando que el gobierno habia
República vecina. El gobierno, por boca del declarado no se trataba de una cuestion de
ministro á quien aludo, supo explicar con gabinete, votasen con los que en concepto
tanta dignidad, con tanta firmeza, y á la vez suyo defendian la causa de la religion; pero
con tanta prudencia y tacto diplomático la ac- esta segunda vez el acto es harto significativo
titud resuelta de Francia enfrente de esa inte- y demuestra hasta la saciedad que los elemen-
ligencia de Italia, Austria y Alemania, actitud tos de la mayoría parlamentaria andan muy
tan exenta de injustificadas exageraciones y desunidos. El dia 11 suspendieron las Cáma-
baladronadas meridionales, como de debilida- ras sus sesiones hasta el 24, y esos dias de
des impropias de una nacion grande y pode- interregno serán seguramente aprovechados
rosa, tan exenta de ódios á los aliados, como para aunar voluntades por el jefe ilustre del
de miedo á sus manejos, que toda la prensa gobierno inglés, á quien su patriotismo no
REVISTA IBÉRICA. 89

puede permitir que entregue el poder á los lamentario vigente, al ménos por escrito, en
conservadores. Alemania.
Los momentos actuales no pueden ser más La inesperada publicacion de aquel extraño
oportunos para un cambio semejante de si- mensaje, precisamente en vísperas de unas
tuacion, que traería necesariamente en pos de vacaciones parlamentarias obedeció, bien pue-
sí una diferencia de criterio que para la mar- de asegurarse así, al deseo de imponer al
cha política de los asuntos interiores y exte- Reichstag la obligacion de votar en esta legis-
riores de la Gran Bretaña, seria una verdadera latura el presupuesto de 1884-85, despues de
desdicha. haber discutido y aprobado el del año corrien-
Incalculables son las consecuencias que una te, para deducir la prueba de que son posibles
crisis podría acarrear. Sobre todo en los asun- los presupuestos bienales con que sueña Herr-
tos de Egipto, Inglaterra se vería, de seguro, von-Bismarck.
comprometida en aventuras desagradables que El presidente de la Cámara alemana, obe-
acabarian de captarle la animadversion de las deciendo las indicaciones del emperador, puso
demás potencias que, más o ménos directa- á la órden del dia el debate sobre el presu-
mente, se hallan interesadas en la marcha po- puesto en cuestion. Las oposiciones compren-
lítica de los Estados del jedive; puesto que es dieron la jugada, y las declaraciones nada
cosa sabida que los conservadores censuran al oportunas del ministro Herr-Burchard y sus
gabinete actual porque no ejerce en Egipto trasparentes alusiones á las paternales adver-
una accion tan absorbente como ellos creen tencias que contenia el mensaje imperial, eran
necesaria á la bienandanza de Inglaterra. bien poco á propósito para atenuar la mala
Por lo que al interior respecta, basta con impresion recibida por los liberales.
fijarse un momento en las divisiones intesti- Uno de los oradores más influyentes del par-
nas, profundas, que aquejan al partido conser- tido seccionista, Herr-Bamberger, en nombre
vador inglés y en la poca talla política de los de todos los elementos liberales de la Cámara,
jefes que heredaron del ilustre lord Beaucons- pronunció un discurso enérgico expresando
field la direccion de esa importantísima frac- esas impresiones. «El imperio aleman. o será
cion política, para comprender cuán nefasta parlamentario, ó dejará de existir,» dijo; á lo
habia de ser hoy por hoy su gestion. cual contestó al ministro de Hacienda que «no
Si la prudencia proverbial de Mr. Gladstone, quiere el ministerio un gobierno parlamenta-
si las concesiones hechas con gran sentido rio, sino un gobierno imperial.»
práctico, por cierto, por el leader liberal á los Y hé ahí, en aquel aserto y en esta réplica
los colonos irlandeses, no han podido remediar la síntesis de la cuestion, que no es ni más ni
los males que aquejan á la pobre Irlanda, ¿qué ménos, que el antagonismo declarado entre
sucedería si los conservadores pusieran en las aspiraciones de la opinion pública, que
práctica sus procedimientos de intransigencia tienden al régimen parlamentario verdad,
y de rigor? La respuesta no es difícil. y la tradition histórica que Prusia quiere im-
Pero estas reflexiones huelgan seguramente poner al imperio germánico constituido en
ó yo me equivoco mucho, porque á pesar de 1871 á raíz de la desoladora guerra franco-ale-
las apariencias, no hay fundado temor de que mana.
por ahora abandone Mr. Gladstone las riendas Estas doctrinas han sido varias veces ex-
del poder. puestas con escueta claridad por el canciller
del imperio, y nadie dudará que la idea que

 
Bismarck tiene de lo que es régimen constitu-
cional, difiere radicalmente de las ideas que el
La situacion creada en Alemania por el men- ejemplo de la Gran Bretaña, nuestra maestra
saje imperial, de que ya hablé en mi anterior en estos achaques, ha conseguido aclimatar
Revista, dirigido al Parlamento, se acentúa en los Estados monárquicos de Europa.
de dia en dia, y de tal modo que reviste todos El príncipe de Bismarck no se limita á re-
los caractéres de un conflicto. Aquel docu- clamar para el soberano el poder ejecutivo en
mento y una carta que el canciller dirigió hace toda la extension que puede darse á la palabra,
pocos dias al Reichstag, como si fuera otro so- sino que quiere además revestirlo con ciertas
berano, acusan un sistema cuya huella se des- atribuciones legislativas, aunque limitadas
cubre, á poco que se examine el asunto, en to- por una especie de veto que concede al Parla-
das las manifestaciones hechas por el empera- mento.
dor y por su canciller de dos años á este parte; El camino no puede ser peor, y mucho debe
un sistema cuyas tendencias son reducir á la confiar el canciller no ya en su génio, sino en
expresion más mínima las atribuciones del po- su buena estrella, para atraverse á defender
der legislativo, dando al ejecutivo una ampli- semejantes doctrinas en nuestra época, des-
tud tal que mate por completo el régimen par- preciando el prudente consejo de que es pre-
90 REVISTA IBÉRICA.

ciso no apretar mucho, si no se ha de abarcar triunfo de esa política. Parece probable que el
muy poco. rey Jorge y el príncipe Alejandro hayan con-
 venido en los medios que deben emplear para
  poner coto á la influencia austriaca en la pro-
Depretis, en Italia, tiene cada dia que des vincia objeto de sus aspiraciones hácia la cual
plegar mayor vigor y más energía para com camina Austria por sus pasos contados, con
batir la intemperancia de los partidos avanza ánimo resuelto de decidir la contienda en be-
dos, que á cada paso comprometen con sus neficio propio.
exageraciones la marcha normal y progresiva Mientras llega el instante oportuno de for-
de la nacion cuyos destinos rige, inspirándose mular sus respectivas pretensiones territo-
en un criterio liberal acentuado y propio para riales, los dos soberanos se han puesto de
satisfacer á los más exigentes. La actitud de acuerdo, porque de algun modo se ha de em-
la extrema izquierda ha creado en el Parla- pezar, sobre las disensiones religiosas de sus
mento italiano una serie de divisiones tales, súbditos respectivos. Los búlgaros, que en su
que es poquísimo el apoyo que el ministerio inmensa mayoría profesan la religion grie-
puede esperar de los elementos avanzados de ga ortodoxa, dependian antes de la guerra
la mayoría. Depretis está entre la espada y la de 1877 del patriarca de esa iglesia que reside
pared: ó dar el poder á los conservadores o apo- en Constantinopla. Cuando el congreso de Ber-
yarse en elementos moderados, cuya influen- lin emancipó á los búlgaros de la dominacion
cia seria nula en el gabinete sin la conducta turca, los representantes de Rusia pidieron para
de la izquierda extrema, que á nadie podrá ella autonomía religiosa tambien; en Constan-
quejarse de las consecuencias que pueda traer tinopla parecieron exageradas, ya que no in-
esa semi-alianza, que se ve cada vez más justas, estas pretensiones de las cuales surgió
acentuada, entre el gobierno y los elementos un verdadero cisma que todavía existe, porque
ménos conservadores de la derecha. unos dieron la razon al patriarca griego en
Durante la primera mitad de Mayo, periodo Turquía y otros opinaron que Rusia defendía
que debe abarcar esta Revista, nada ha venido sus intereses.
á modificar esa situacion de que acabo de dar El rey de Grecia ha prometido ahora, segun
cuenta, y cuya existencia estaba ya indicada parece, al soberano de Bulgaria, interponer
á fines de Abril. toda su influencia para que el cisma desapa-
rezca, con objeto de separar los obstáculos

 
que se oponen á que esas dos naciones coope-
ren á una accion comun contra la codicia de
En Austria se siguen con palpitante interés Austria.
las peregrinaciones por Europa del príncipe Es natural que esa inteligencia haya sur.
reinante de Bulgaria, que despues de ser aga- gido bajo los auspicios del gobierno ruso, por-
sajado en Atenas por el rey de Grecia, ha lle- que es preciso no olvidar que el príncipe á
gado á la capital de Montenegro. donde le es- quien el tratado de Berlin colocó en el trono
peraba una acogida igualmente afectuosa. de Bulgaria no es más que el centinela avan-
Poco importa, en mi humilde concepto, al zado que la política moscovita tiene en el ca-
ministerio austro-húngaro la intimidad de Bul- mino de Constantinopla, áun cuando otra cosa
garia y Montenegro; pero es indudable que no haya podido parecer en alguna ocasion.
pueden tenerle igualmente sin cuidado, los 
rumores de una alianza próxima entre los ga-  

binetes de Sofia y de Atenas, sobre todo des- El ministerio holandés se ha presentado á


pues de la desavenencia entre Rumania y Aus- las Cámaras, que reanudaron sus tareas el,
tria con motivo de la cuestion del Danubio dia 10 de este mes. Su programa es de una
que se halla en suspenso, y de la cual, por lo vaguedad extraordinaria, pero que no debe
mismo, hace tiempo que no hablo á los lecto- sorprender á quien no haya echado en saco
res de la REVISTA IBÉRICA. roto lo que de él dije en mi anterior Revista.
Veamos por qué no puede ni debe tener esa Su vida será efímera, tanto más cuanto que
alianza descuidada á Austria. Es evidente que ha comenzado por aplazar la cuestion de re-
Rusia ha de tratar por todos los medios á su formas constitucionales, que hoy por hoy
alcance, de ganar el terreno que el tratado de constituye la principal aspiracion del pueblo
Berlin y la alianza austro-alemana le hicieron de Holanda.
perder en la península de los Balkanes, para
lo cual tenderá siempre á reconstituir sus 
 
alianzas en torno de la Turquía europea; y la
inteligencia entre los gabinetes de Atenas y ¡Pobre Perú! Los gritos de dolor que le ar-
Sofía, ó no significa nada, ó es el primer rancan los sufrimientos de una invasion ex-
REVISTA IBÉRICA. 91

tranjera, gritos cuyo eco llega de cuando en del dictador Piérola que sustituyera al presi-
cuando á Europa como para recordarnos que dente de la república, y entró á mediados de
una guerra desoladora empobrece aquel país Enero de 1881 en Lima.
desde hace más de cuatro años, apenan el áni- La Representacion nacional del Perú, com-
mo de los que consideramos á aquellos pueblos prendiendo lo inútil de la resistencia, pidió la
como hijos de esta patria nuestra tan querida. paz; pero el ministro de la Guerra chileno,
Contra todas las esperanzas que noticias toda- Sr. Vergara, que iba con el ejército, se negó
via recientes nos hicieran concebir, la guerra en absoluto á entrar en negociaciones con el
continúa y aún puedo decir que se ha recru- vencido, y tuvo la osadía de decir que aquello
decido en cierto modo desde la fecha de mi fuera tanto como renunciar al objeto princi-
anterior Revista. pal de la guerra, que consistía en arruinar al
Como dato para apreciar bien esa triste pá- Perú y ponerlo en la imposibilidad de levantar ca-
gina de la historia contemporánea de las re- beza en un siglo por lo ménos.
públicas hispano-americanas, bueno será re Y por lo visto esa opinion no era solo la del
cordar el origen, ya remoto, del conflicto que Sr. Vergara, sino que coincidia con la del
determinó la guerra entre los gobiernos de Parlamento chileno que no protestó de sus pa-
Chile, Perú y Bolivia. Data, si mal no recuerdo, labras y la de los generales de Chile que han
de 1866 y nació de la rivalidad entre Bolivia y llevado á la práctica ese programa infausto
Chile, que ambas pretendian tener derecho á que repele el espíritu de la época en que fe-
ciertos campos de guano y ciertas minas de lizmente vivimos.
plata que hay en los distritos de la primera de Los últimos acontecimientos de esta guerra
esas dos repúblicas, próximos á la Frontera sep- cruel que apena el ánimo de los neutrales, son
tentrional de la segunda. demasiado recientes, sobre todo los ocurridos
So pretexto, ó con motivo, que no quiero durante la última quincena, para que haya ne-
ser parcial, de la infraccion de los tratados vi- cesidad de relatarlos aquí; pero demuestran
gentes, Chile se apoderó de tres puertos boli- hasta la evidencia, que Chile no ha desistido
vianos; entonces intervino el Perú proponien- de sus poco generosos propósitos, y que el
do que los terrenos en litigio se declararan Perú está cada dia ménos en condiciones de
neutrales. sostener la guerra, ni siquiera de encerrar den-
Esta proposicion fué desoida, y Chile, cre- tro de límites racionales las extraordinarias
yendo que el Perú habia monopolizado, en su exigencias del vencedor.
territorio, aquellas minas en perjuicio de los En el estado actual de la contienda es difí-
agricultores é industriales chilenos, declaró cil, casi imposible, predecir cómo ni cuándo
la guerra á las dos repúblicas que estaban mu- terminará esa desastrosa lucha, mucho más
cho ménos preparadas para sostenerla que su para mí que no blasono de profeta y que me he
adversario, hasta el punto de que, Bolivia so- propuesto ser en estos artículos mero aunque
bre todo, ha hecho un papel casi pasivo du- fiel cronista de los acontecimientos. Ojalá que
rante toda la campaña. cumpliendo este deber pueda pronto decir á
La extension inmensa de los territorios que los lectores de la REVISTA IBÉRICA: La paz rei-
han sido teatro de esta lucha que bien puedo na entre nuestros hermanos de la América
llamar fratricida, le dió desde el principio el latina.
carácter de una guerra marítima, porque era Angel de Luque.
evidente qué venceria el que se hiciera dueño
del mar. Despues de varias escaramuzas du- ————
rante el verano de 1879, la marina peruana SONETOS.
quedó reducida á la impotencia ó poco ménos, —
merced á la destruccion de uno de sus buques AL HIMALAYA.
acorazados, el Independencia, y á la captura de –
otro, el Huescar, apresado por la escuadra chi-
lena en octubre del mismo año. Absorta la mirada no se atreve
Desde aquel momento quedó prejuzgado el A contemplar tu elevacion gigante;
desenlace de la campaña, y el presidente de ¿Quién será el que con paso vacilante
la república peruana se vino á Europa con el Hasta tu cima, triunfador, se eleve?
propósito de comprar otros buques con que Ni al rayo tu alta cumbre se conmueve;
sustituir los que habia perdido. La escuadra
¡Vírgen que espera á su ignorado amante
de Chile continuó bombardeando las ciudades
de la costa, y acabó desembarcando en Arica Envolviendo su púdico semblante
un cuerpo de ejército, que despues de luchar En irisada túnica de nieve!
con una resistencia encarnizada, casi heróica, Rueda á tus piés la avergonzada nube,
por parte de los peruanos, derrotó á las tropas Tiembla el torrente en su rugir sonoro,
92 REVISTA IBÉRICA.

Tu vencedora mole sube y sube ¡Y como la pasion vive en mi alma


Hasta tocar el alto firmamento... Mientras aliente el alma vas conmigo!!
¡Ya te corona el sol de rayos de oro!... Cárlos Fernandez Shaw.
Mas ¡te gana en altura el pensamiento!
————
——
SEVILLA. POESIAS DE D. FRANCISCO DE ABARZUZA.
— ——
Salud, ¡oh claro sol de la poesía; Tiempo muy propicio para el arte lírico, di-
Del génio patria y del amor señora, gan lo que quieran las almas endebles y apo-
Donde suena con voz arrulladora cadas, es el que alcanzamos. Cuando las creen-
El eterno cantar de la alegría! cias religiosas atraviesan crísis tan azarosa
Para ensalzar al mundo tu hidalguía como la presente, y la conciencia busca anhe-
La Giralda se alzó dominadora; losa asilo en que cobijar los preceptos de su
Junto al Betis durmió la dulce Flora, moral predilecta, y el corazon corre desalado
Se enamoró de tí la luz del dia!
tras inciertos y vagos ideales; cuando los sen-
timientos y aspiraciones hallan estrechos sus
Aun más que tus palacios y tus rejas
antiguos moldes y pugnan por dilatarlos, no
Y tus brisas de amor, tu luz ardiente, acertando á conseguirlo por percibir aún muy
Tu rio azul, tu catedral sublime... nebulosas las perspectivas de sus intuiciones;
Admira el corazon las dulces quejas cuando el alma, en fin, se debate en ánsias
De esa vaga poesía que en tu ambiente mortales viendo alejarse á la que la animaba y
Flotando eterna, palpitando gime!! sostenía en las tribulaciones y trances apura-
—— dos; cuando tales alteraciones y trastrocamien-
NOCHE DE INVIERNO. tos del comun sentir y pensar de nuestro siglo
— vemos diariamiente; creer que las memorias
¡Sólo quien sufre á combatir se atreve! de lo pasado, de aquel pasado cubierto de luz
Todo en tinieblas y en dolor reposa...
y de color, pero que encierra misérrimas in-
justicias sociales, pueden mitigar ni áun dis-
¡Qué terrible nevar!... Pregunta, hermosa,
traer nuestra actividad intelectual de esa labor
Al pobre corazon por tanta nieve!... sutil y minuciosa á que sujetamos creencias,
Quizás durmiendo tú, la dicha mueve dogmas y verdades, es cándido é inocente
Tus castos sueños de color de rosa; raciocinio que sólo puede ocurrírseles á las
¡Así será la noche caprichosa almas timoratas y quejumbrosas. El Nolli me
Aquí tan larga, pero allí tan breve! tangere yace roto y maltrecho por el Arise yee
No imagines que ausencia y que tormento gods, de Byron: justa en lid luminosa todo lo
Trajéronme las noches del olvido; que es producto de la inteligencia humana. En
No, con la tempestad crece mi aliento. el abierto campo del criticismo moderno caben
Soy como el ave, que al sentir herido todas las ideas: la más debeladora, la más im-
De muerte el corazon, se lanza al viento
perturbable y serena en el combate, esa será
la dueña y señora del reino de la inteligencia;
Y busca al rayo, ¡pero vuelve al nido!!
que no de otro modo alcanzaban el favor de su
—— dama los justadores y paladines en los torneos,
SIEMPRE donde la fuerza y el hecho campaban á discre-
— cion. Así los poetas que emplean su inspira-
Los mismos rayos de la misma idea cion en resucitar y dar vida á sentimientos y
Me alumbran siempre al despertar el dia, aspiraciones que animaron á generaciones que
Y al dar en brazos de la noche fria pertenecen á la historia, semejan á las formas
Siempre vuelvo á decir: "¡Bendita sea!" convencionales que adopta el indivíduo en su
La dulce brisa donde quier me vea trato de gentes. Todo es allí artificioso: todo
El mismo acento y bendicion oiría, se mueve y desarrolla impelido por la rima y
Que el mismo nombre mis destinos guía
el sonsonete, y ¡ay de la idea que no se doble-
gue á las exigencias del consonante!... pros-
Por monte y valle y por ciudad y aldea.
cripta y desterrada será por rebelde á la disci-
Vives en tí y en mí, porque te siento plina del amaneramiento y de la rutina.—No;
Llenar mis horas de terrible calma, el poeta, si ha de ser eco fiel y genuino del
Calmar las iras de mi atroz tormento, modo de sentir de sus contemporáneos, si ha de
Te siente mi pasion y voy contigo, reflejar en sus cantos los ideales (que así hay
¡Y como la pasion vive en mi alma que llamarlos) del medio en que vive, menes-
Mientras aliente el alma vas conmigo!! ter es que rompa con las convenciones y eti-
REVISTA IBÉRICA. 93

quetas de una retórica de carton, que todo lo el emblema de la creencia, seduce y atrae: es
fia al pulimento de la frase, acicalándola con el arte derramando los primores y lindezas á
afeites de relumbron y ajados atavíos de una manos llenas sobre las arrugas que afean á su
pedantesca y cultiparlante diccion, descui- antigua compañera.
dando, por tal manera, el pensamiento. Sólo Entre las poesías leidas por dicho señor en
así se explica la indiferencia con que son aco- el Ateneo, y publicadas en un tomito, hay al-
gidos los infinitos volúmenes de poesías que gunas muy notables por su forma gallarda y
salen anualmente de las prensas en nuestra marmórea, lo cual no es parte para que su
España. Pero si el poeta estudia con deteni- fondo decaiga de aquel tono que le imprime la
miento el modo de ser de su época y de su na- magnificencia del asunto que canta. La titu-
cion, y arrastrado por las intuiciones miste- lada Grecia y Roma muéstranos hasta qué
riosas de su génio, escudriña entre los infinitos punto el Sr. Abarzuza puede elevar su inspi-
y varios problemas que le ofrece la presente racion y cómo maneja nuestro idioma. Flui-
edad, aquel que logre hacer presa en mayor dez, grandilocuencia, grave entonacion, pen-
número de individuos y que tiene echadas rai- samiento levantado, el calor del sentimiento
ces más hondas en nuestro pueblo por referirse palpitando á través de las estrofas y espar-
al santuario de la conciencia comun; y luego ciendo por todas ellas esa vida, ó como quiera
que tiene hecho tal estudio y tal eleccion, si llamarse, que sólo la inspiracion en su nota
lo funde en su fantasía al calor del fuego en más alta logra imprimir.
que arde su alma, caldeada en amores y deli- Una sola estrofa le basta para relatar lo que
quios, enternecida por el pesar y la desespe- fué y lo que es la patria de los dioses en la
ranza... entonces el poeta que tal sienta y que historia del arte. Habla de la suprema belleza
tal haga será poeta y muy poeta; porque ha y dice:
ido á buscar su inspiration, la levadura y el Grecia, que fué una aurora,
alma de sus poesías al seno mismo de la socie- Naciendo de sus ondas, le descubre
dad que le ampara y le presta asilo. Así tienen Y en su inocente desnudez la adora.
que ser los poetas, populares y no cortesanos, Su culto, su existencia resumia,
sencillos, no artificiosos, ingénuos, no enre- Y por eso fué Grecia una alborada
vesados. Los sentimientos que expresan deben Y nunca vió por eso en pleno dia
palpitar en todos los corazones; sus ideas de- Su fecunda existencia dilatada.
ben bullir en todas las inteligencias. Cuan- Y luego añade:
do otra cosa hagan, el poeta es exótico y ex- Uno su genio fué; la misma cuna
traño en su propio suelo, y precisa el incienso Mecía en las helénicas vertientes
y el halago de artesonados salones para vivir Tanta esperanza que debió ser una.
y prosperar. ¡Bien hayan los que tienen más Su Areópago, su Delfos, su Tribuna
en precio el cantar los ideales de su tiempo, y Tuvieron fuerza y les faltó el instinto
sólo á ellos prestan los acordes de su lira! Que uniera sus destinos esplendentes,
Como están con las flores de Corinto
El Sr. Abarzuza pertenece á esta clase de Unidos sus dos bellos continentes.
poetas. El divorcio entre dos almas, poema dedi-
cado al príncipe de la lírica italiana, Carducci, Digno de un antiguo vate es el sacro fuego
es la encarnacion artística del conflicto reli- que enciende su espíritu y le arrebata en su-
gioso, perenne é insoluble en nuestra socie- blime entusiasmo al prorumpir en estrofas
dad. Delicadezas, primores, relieves, todo pa- como esta:
rece quedar subordinado en el poema ante el Yo vi con santa indignacion, la piedra,
vigor con que está delineado el pensamiento. Por el cincel de Fidias animada,
Solicitadas instancias de la armonía y de la Con la hojarasca torpe de la hiedra
forma tersa y gallarda de las quintillas en que Salir de los escombros profanada.
está escrito, todo lo desatiende el lector por Lo estrecho de los límites que nos imponen,
los atractivos con que seduce un pensamiento no nos permiten insertar algunos specimens de
que ocupa todas las conciencias. las demás poesías de que dejamos hecha men-
No es esto decir que en la serena region del cion. Entonces el lector atento advertiría pri-
arte no cabe sino lo real, elevado á tal esfera mores y bellezas que no alcanza á expresar
por los idealismos y fragancias con que supo nuestra pluma. Remito, pues, al curioso á la
envolverlo el artista. Allí tiene su lugar y librería, convencido de que ha de agradecer-
asiento todo lo que se agite y tenga vida así nos tal indicacion.
en lo real como en lo abstracto; pero bien en- Como traductor, muestra tambien sus con-
tendido que todo ello ha de ser en su justo diciones geniales el Sr. Abarzuza. Rolla, de
límite, sin intrusiones ni desequilibrios _Muy Alfredo de Musset, del poeta del corazon, como
artista se muestra el Sr. Abarzuza en este le llama una amiga mia, solicitó el fervor y
poema. La suavidad y blandura con que pinta entusiasmo de nuestro poeta, y nos tradujo
94 REVISTA IBÉRICA.

un canto de manera inimitable Con no ménos La historia de las discusiones acerca del valor de la
pulcritud y esmero vertió á nuestro idioma el palabra idea es tan antigua como la filosofía. En Gre-
tan celebrado monólogo de Hamlet, de Shakes- cia eidos significaba especie en sentido de apariencia.
peare y el discurso de Marco Antonio, univer- Aristóteles la empleó para significar sub-genero. La filo-
salmente aplaudidos y celebrados, sintiendo de sofía escolástica define la especie: "el género mas la di-
todas veras que el Sr. Abarzuza no se dedique ferencia " Pero Platon y sus secuaces habian dicho que
á traducciones de más empeño, por las felicí- eidos (idea) tenia un valor real; era el arque-tipo de
simas disposiciones que para ello muestra. todas las cosas que se llamaban de una misma especie.
Estas se clasificaban juntas, no por el parecido que tu-
Joven es aún el Sr. Abarzuza, y mucho se
viesen entre sí, sino por su aproximacion á la idea
puede esperar de su gran ingénio. En las mues- típica.
tras bizarras que de él nos ha dado, hácenos No fué otro el origen, como todo el mundo sabe, de
esperar con ánsia nuevas producciones que la famosa contienda entre nominalistas y realistas, que
corroboren lo ya dicho. No es de desear que tanto ruido dió en la Edad media. Mas como ahí no cesó
las condiciones generales que lo distinguen se la evolucion del lenguaje filosófico, se iniciaron tantas
desvíen ni tuerzan; antes bien, nuestros rue- nuevas acepciones como sectas y variedades de sectas
gos se encaminan á que continúe por la misma fueron surgiendo, de tal modo, que hoy seria muy difí-
y desgraciadamente solitaria senda, que te- cil encontrar dos filósofos, de distinta escuela, que die-
niendo grandes alientos, fresca inspiracion y sen igual valor á los términos idea é ideal.
el concienzudo estudio que se nota en todas La tecnología filosófica viene á ser corno las opera-
sus obras, ya puede aspirarse á la inmortalidad ciones algebráicas, cuyo resultado práctico depende del
y lograrla perdurablemente. valor que se quiera dar á los signos. Y ¿cómo sería po-
Anastasio R. Lopez. sible resolver una misma ecuacion aplicando distinta
clave á los signos de cada uno de sus miembros?
———— ¿Podria admitir el mismo concepto de idea é ideal
un positivista invocando la teoría de Locke, que un
MISCELANEA. panteista fundándose en la idea del sistema hegeliano?
— Y al adjetivar dicha palabra ó dar valor sustantivo al
Únicamente el ingenio y la gracia que completan adjetivo ideal, ¿puede llegarse nunca á un acuerdo, si•
la personalidad poética de Campoamor, dando á cuanto antes no se precisa el valor de las voces?
dice ó escribe una lozanía y frescura que, lejos de extin- Pero llega el fin de los debates, el presidente redacta
guirse, parece que se aumentan con los años, han podi- todo un libro sobre la tesis que se ha venido discutien-
do ser causa eficiente de que en la Seccion de Literatura do y nos ofrece sobre tan árida y oscura materia el ra-
del Ateneo, presidida por nuestro gran lírico, no haya millete de frases ingeniosas, sentencias humorísticas y
decaido un solo dia el interés de las discusiones, ame- discreteos filosófico, más bello que puede concebirse.
nizadas por los chistes y donaires del autor de las Do- Empieza anunciando al Ateneo que hasta el Sr. Cá-
loras, puntos de engarce á los importantes discursos de novas del Castillo puede equivocarse. ¡Qué síntesis tan fa-
varios oradores. mosas! ¡Qué combinaciones de luces! ¡Qué donosísima
El enunciado del toma, que en un principio constaba manera de probar la realidad é importancia de su teoría
de quince ó veinte palabras, podria reducirse á dos: Los del conocimiento en concepto ontológico, cosmológico y
ideales ó El ideismo, como ha tenido á bien llamarle el amotropológico, jurando la verdad de cuanto dice por las
presidente en su discurso-resúmen. catorce vulgaridades de los siete sabios de Grecia, y es-
¿Qué hemos de entender, preguntábamos al princi- perando que entre él y Cánovas ahuyentarán del Ateneo
pio, por idea y por ideal en la Seccion de Literatura del á esa turba de filósofos de temporada que se llaman
Ateneo? ¿Qué valor técnico tienen estas dos palabras Comte, Maleschot, Bernard, Buchner, Spencer y otros!
que pueda servir de punto de partida para una dis- Si alguna ocasion pudiera presentarse para juzgar
cusion? definitivamente las eminentes condiciones artísticas del
Sucede con frecuencia que dos oradores se engolfan Sr. Campoamor es, sin duda, la presente. Suprímase
en una disputa de opiniones, sin cuidarse de aquilatar del discurso-resúmen lo que tiene de poético, las deli-
el valor de los conceptos fundamentales en que se apo- ciosas y sorprendentes imágenes, los contrastes de ideas,
yan. Un racionalista y un escolástico discuten el ideal la mofa volteriana que hace de los sabios y ¿qué resta?
de la humanidad durante dos horas, agotan los recursos El pensamiento de un excéptico que se burla hasta del
de su ingenio, revuelven toda la historia de la filosofía excepticismo. Varíese el asunto, sustitúyanse los nom-
sin conseguir llegar á un acuerdo, hasta que un tercero bres consignados en el párrafo anterior por otros ficti-
en discordia les pregunta: ¿Qué es humanidad? tíos ó reales, y permítase al poeta discretear acerca de
Para el racionalista, "humanidad es la colectividad lo que dijeron ó él les atribuye. ¿Habrá disminuido por
orgánica de los seres racionales." Para el escolástico, eso el mérito de su hermosa disertacion?
"el conjunto de atributos esenciales que constituyen la Campoamor quiso escribir un libro enojoso de filo-
personalidad humana," sofía y le ha resultado un bellísimo poema. Tanto mejor
El primero habla de ideal como tendencia ó fin de la para la literatura española.
especie; el otro se limita á decir que el ideal de la hu- 
manidad no es más que la perfeccion del individuo.  

Entonces puede renovarse la pregunta. ¿,Qué es idea? Otro discurso memorable, el leido por el Sr. Menen-
REVISTA IBÉRICA. 95

dez Pelayo con motivo de su ingreso en la Academia de Otros buscaron luz por distinto camino, y vióse en
la Historia, completa el cuadro de los verdaderos acon- Inglaterra renacer, por impulso del más grande de los
tecimientos literarios de la quincena. historiadores modernos, la forma oratoria, tan explén-
Hoy que las pasiones de secta y de partido turban dida cono en los mejores dias de la antigüedad, y tan
con frecuencia el ánimo del escritor, privándole de la rica de pasion y de ardorosa elocuencia como en el yerno
serenidad necesaria para un juicio irreprochable, no de Agrícola: historia parcialísima lo mismo que sus
debe parecer extraña la diversidad de apreciaciones que modelos, historia de faccion y de bandería; pero tan
circulan acerca de las extraordinarias dotes que como sincera, tan honrada y tan sabiamente parcial, que
historiador, como crítico y como poeta posee el jóven borra con lo que tiene de poema lo mucho que tiene de
catedrático. El que sin más interés que el interés cien- alegato. Obra varia y tan opulenta como la misma na-
tífico ni más pasion que el amor á la belleza haya oído turaleza; poema de la libertad civil, de la industria y
leer ó leido, su discurso acerca del arte en la Historia, de la prosa; viril esfuerzo de un alma romana, para en-
juzgará fuera de toda cuestion el claro talento del ilus- noblecer con majestad patricia el trabajo moderno y
tre autor de la Historia de los heterodoxos. llevar de frente todas sus actividades, como si fuesen
"Me elegisteis tal como soy, y no he de venir á com- órganos de un mismo cuerpo, y no aislados mecanismos,
prar aplausos ni á mitigar impopularidades," dice en cual los consideraba la filosofía del siglo XVIII. Al fin,
el exordio y lo demuestra con franqueza y valor en todo en esa historia, que no es filosófica, ni religiosa, ni lite-
su trabajo. raria, ni comercial, sino todo esto y mucho más, y no
Es, sin duda, este discurso, la obra magna de Me- por fracciones atomísticas, sino todo á un tiempo y con
nendez Pelayo; marca una nueva fase en sus cualidades la misma libertad y miramiento de la vida, el animal
de crítico, nuevos recursos en su habilidad de estilista y humano respiró entero."
la plenitud ¿te, una gloriosa madurez intelectual. Párrafos estos dignos de un Macaulay ó de un Taine,
No hemos de seguirle paso á paso analizando su es- revelan que el espíritu de secta no estorba en Menendez
tudio del arte de escribir la historia á través de todos Pelayo la sinceridad del crítico, ni la inmensa erudi-
los tiempos; pero séanos licito trasmitir en comproba- cion atesorada ahoga las facultades del artista, dicho
cion de nuestros asertos, los párrafos con que termina sea de una vez, del verdadero poeta. En este discurso
tan magnífica excursion: el estilo del nuevo académico ha perdido aquel exceso
"La tésis y el epigrama enterraron la historia, y ve- de facilidad que tanto enojaba á su entusiasta Valera,
nida la reaccion, comenzó á sentirse la sed de algo ori- cambiándolo por esa serenidad clásica quo como el mis-
ginal, característico y rudo, que nos trajera olor de flo- mo Sr. Menendez Pelayo demostraba, no excluye, antes
res agrestes y ruido de selvas primitivas. Y como la requiere la viril energía propia de un alma profunda-
historia escrita al modo de Gibbon ó de Voltaire ha- mente convencida de las ideas que defiende.
blaba al ingenio, pero no á los ojos, y la historia escrita Joaquin Moreno.
al modo antiguo no abarcaba mayor espacio que el que
va desde la Acrópolis hasta el Pireo, ó el que se dilata ———————————
desde el arco de Septimio hasta el anfiteatro Flavio, fué REVISTAS EXTRANJERAS.
menester que una mitad entera de la historia humana —————
saliese de entre escombros y cenizas, evocada por los
conjuros del arte. Sacudieron su manto de polvo las ÚLTIMOS NÚMEROS PUBLICADOS.
abadías y las torres feudales; tornó á arder un monte ——
de leña en la cocina del señor sajon, mal avenido con REVUE DES DEUX MONDES.
la servidumbre de su raza; volvió á correr la tierra SUMARIO.—I. La primera campaña de Condé; por el du-
el maniferro Goetz de Berlichingen, terror del obispo que de Aumale.—II. El judío de Sofiewka; por M. V.
de Bamberg y esperanza de los aldeanos insurrectos; Rouslane.—III. Un ensayo de síntesis paleoethnica;
coronóse de lanzas y de alborotada muchedumbre de por el marqués G. de Laporta.—IV. Los modernos
croatas, arcabuceros y frailes el campamento de Wa- romanceros americanos; por M. T. Bentzon.—V. Chi-
na y Touquin; por Edmundo Planchut.—VI. Poesía;
llenstein; repitieron las gaitas de los higlanders escoce- por J. Normando.— VII. Revista literaria; por
ses la marcha de combate; resonó en los lagos de Suiza F. Brunetiere.—VIII. La triple alianza; por G. Val-
el juramento de los compañeros de Stauffacher; cayó el bert.—IX. Revista dramática.—X. Crónica de la
Innominado á los piés del cardenal Federico, y se alzó quincena.—XI. Movimiento financiero de la quincena.
XII. Boletin bibliográfico.
en el lazareto de Milan la bendita figura de Fra-Cris- El artículo La triple alianza merece especial men-
toforo. Se dirá que fueron arte hibrido, arte de transi- cion, más que por su mérito intrínseco, por ser la mate-
cion, el drama y la novela históricos; pero ¡dichoso el ria tratada en él de actual importancia y porque las
arte que tal sangre vino á infundir en el cuerpo anémico sentidas consideraciones que hace M. Valbert, son,
de la historia! aparte de cierta intencion política, la genuina expre-
Entonces nació la escuela pintoresca, la de los Ba- sion de los sentimientos de los hombres más sensatos de
rante, la de los Thierry, que confiesa su abolengo en la vecina república, respecto á la difícil posicion inter-
Quentin Durward y hasta en el carro Meroveo. Creció la nacional que su país conserva.
avidez del pormenor característico, el amor de lo infi- Examina el autor las razones que Alemania, Italia
nitamente pequeño, la indumentaria ahogando al pro- y Austria han tenido para celebrar la triple alianza,
cer ó al villano entre armaduras, jaeces y muebles; y que segun aquellas naciones, tiene por objeto conservar
llegó dia en que las historias de la Edad media parecie- la paz europea, y despues de un concienzudo análisis
ron iluminaciones de libros de coro ó tablas bizantinas.
96 REVISTA IBÉRICA.

de hechos y de opiniones vertidas por los estadistas y electricidad, evitando al mismo tiempo dos inco
los periódicos de aquellos países, saca en conclusion que nientes de las máquinas de vapor dentro de las pobla-
el objeto principal de esa alianza ha sido aislar á Fran- ciones, cuales son las chispas y el humo. Tiene además
cia, impidiéndole toda relacion amistosa con los demás la electricidad sobre los motores por aire comprimido,
pueblos, como dejaba entrever con su habitual rudeza únicos que evitan aquel inconveniente, la ventaja de
el órgano del canciller aleman. Este, dice, respeta todos ser ménos costosa.
nuestros derechos ménos el de procurarnos amigos. Por lo que atañe á las grandes vías, tambien sostie-
Estudiando las causas de semejante conducta por ne que en la mayor parte de los casos, sobre todo si
parte de Austria é Italia, hállalas el articulista primero próximos á ellas existen motores hidráulicos, es prefe-
en la política de Bismarck, el cual, por tortuosos pero rible la electricidad al vapor; pues por el pronto oca-
seguros caminos, tiende de un lado á aislar á Francia, y siona un ahorro en el trabajo de arrastre al prescindir
de otro á que Rusia sea una nacion asiática, y en su de las máquinas, carbon, agua y demás pesos que gas-
lugar sea el Austria la nacion oriental. Despues, y tan un esfuerzo muerto que el sistema Siemens hace
principalmente, encuentra las razones del aislamiento innecesario.
en que su patria se halla en la desdichada política inter- Muchas más consideraciones hace el autor, que no
nacional que ha seguido, ofendiendo á Italia al echarle es posible apuntar aquí, pero dignas de conocerse unas
al rostro antiguos servicios y sobre todo agotando sus por su importancia práctica y otras por lo curiosas.
fuerzas en esas luchas interiores, mediante las cuales se
cuentan tantos ministerios como meses. Por eso, añade, REVUE BRITANIQUE.
se precaven aquellas naciones para el caso de un cambio SUMARIO.—I. Simon de Montfort; por H. Reynald.—
II. Progreso y miseria; por O. S.—III. Un año de
en las instituciones; porque imaginan que consiste en amor, poesía; por Pablo Collin.—IV. La Pródiga,
las actuales nuestra debilidad internacional. de P. A. de Alarcon; por Arsenio Arüso.—V. El de-
El autor, no muy consecuente en sus ideas, cuando magogo, poesía; por M. Mazuyer.—VI. Los grandes
ha lamentado la escasez de relaciones amistosas, al ocu- servicios marítimos de la Francia; por Mortimer
D‘Ocague —VII. El presupuesto de la Francia
parse do Inglaterra, única que pudiera congregarse con (1869-1884); por A. Edmond-Blanc.—VIII. El sufra-
Francia en caso de una conflagracion, llega á declarar, gio universal, poesía; por M. Mazuyer.—IX. Mister
refiriéndose á ella, que es duro sujetarse á un régimen Gladstone en el colegio; por A. V.—X. Daisy Miller;
impuesto por los más grandes ambiciosos del mundo. por E. James.—XI. Marcha fúnebre, poesía; por
Andrés Lemoyne.—XII. Consecuencias financieras y
BIBLIOTECA UNIVERSAL Y REVISTA SUIZA. económicas de los convenios de 1859; por O. N.—
SUMARIO.—I. Quince dias en Italia; por M. Marc-Mon- XIII. Correspondencias, crónica y boletin bibliográfico.
nier.—II. La hechicera; por M. José Noël.—III. Ho- No sólo por su oportunidad, sino por el mérito in-
racio-Benedict de Sausure y su filosofía; por E. Navi- trínseco que revela, merece examinarse detenidamente
lle.—IV. Los ferro-carriles eléctricos; por M. Gustavo el segundo artículo, cuyo título es el mismo de un libro
Van Muyden.—V. Los poetas ingleses; por Leon Que-
mel.—VI. La Exposicion internacional suiza en Zu- famoso, cuyas conclusiones y exagerados aforismos re-
rich; por Ed. Tallichet.—VII. Variedades.—VIII, bate el autor de este trabajo. M. George, escritor ilumi-
IX, X y XI. Crónica parisiense, alemana, inglesa y nado de los Estados-Unidos, publicó no hace mucho
política.—XII Boletin literario y bibliográfico. una obra de carácter eminentemente socialista, que
Es interesantísima y curiosa la materia tratada en ha producido gran resonancia en Inglaterra y especial-
el cuarto artículo mencionado en el sumario; pero toda- mente en Irlanda. Inspirado el economista americano
vía es más notable el trabajo por la forma sencilla, á en las soñadas aspiraciones de Clootz-Owen y Moro,
un tiempo que profunda, con que se expone, que por la pretende, con un optimismo extraordinario, haber ha-
materia misma. M. Gustavo Van Muyden hace primero llado remedio á la miseria, señalando las causas de ella.
una sucinta y completa narracion de la manera como El articulista combate con fundadísimas razones los
se ha ido perfeccionando desde 1879 el maravilloso in- cinco aforismos, base de todas las otras conclusiones de
vento de M. Siemens. Comenzó éste por una especie de M. George, y que son los siguientes:
juguete que presentó el mencionado año en la exposi- 1.° Conforme acrece la produccion de la riqueza,
cion de Berlin; despues en Italia, en Francia y en di- disminuye la parte correspondiente á la clase obrera.
versos puntos de Alemania se ha perfeccionado el apa- 2.° Esta crea sus propios salarios segun los recibe,
rato y se ha extendido su aplicacion, no tanto en verdad siendo completamente falsa la doctrina corriente de que
como debiera. los salarios salen del capital.
Tal como hoy se encuentra es un aparato electro- 3.° La poblacion no aumenta más deprisa que los
motor, sin el inconveniente de los imanes fijos. Se apli- medios de subsistencia.
ca al movimiento de los vagones y la electricidad pro- 4.° La miseria se produce en realidad á causa de la
ducida por rotacion, se trasmite por los rails ó, como en detentacion individual del suelo.
algunos puntos se hace, mediante una especie de cable. 5.° La miseria seria aniquilada mediante la confis
El articulista explica admirablemente tanto el me- cacion del suelo por el Estado.
canismo como la manera de funcionar, sacando del Tales son los absurdos principios sustentados por
exámen de uno y otra conclusiones prácticas de inmen- M. George, con gran aparato lógico y sobra de imagi-
sa importancia. Entre ellas se encuentran la de que el nacion, principios que en el notable artículo mencio-
sistema Siemens puede sustituir á las máquinas de va- nado se rebaten con argumentos positivos y copia de-
por y á la fuerza animal con ventaja siempre en los interesantes datos.
tranvías, porque siendo relativamente cortas las dis- ————————————————————
tancias no es difícil la produccion y trasmision de la Madrid 1883.—J. Lopez, impresor, Caños, 1 triplicado.

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