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¿ESTRATEGIAS QUE SALVAN?

por John MacArthur

John MacArthur

“Hazte amigo del Espíritu Santo, y Él te dará la unción; ama el modelo de los doce, y
tendrás dirección; trabaja con células, y tendrás multiplicación. A lo largo de estos
años hemos podido comprobar y experimentar como la Visión del G12 ha transformado
vidas, familias y ministerios. Ha impartido restauración a miles de personas alrededor
del mundo, restaurado familias sacerdotales y ha despertado el llamado de Dios en la
iglesia. Hay quienes creen que la visión es un método más, una estrategia entre
muchas otras, pero la visión va más allá; pues transmite el latido del corazón de Dios,
el deseo ardiente de llevar salvación y establecer el Reino de los Cielos en esta tierra.”
Cesar Castellanos Domínguez (Líder del G12).
Muchos piensan que sus técnicas de evangelización, salvan, dejando de lado al que pago
precio de sangre: Jesucristo, único y verdadero Señor y Salvador.  Creen que son sus
estrategias las que cambian vidas  y son mucho mejores porque están acordes a nuestra
época; aunque dicen ser imitadores de Cristo, es posible que si El hiciera parte de uno de sus
seminarios o escuelas de evangelismo moderno, no pasaría el examen, pues las visiones
humanas van en contravía de la forma como Jesucristo predicó las Buenas Nuevas de
Salvación.
Los métodos de Iglecrecimiento consideran a todos los seres humanos como candidatos
perfectos para ser cristianos, pero Jesús que conoce los corazones, nunca forzó a nadie a
creer, tampoco les acomodó Sus Palabras con tal de que lo aceptaran, ni confío en aquellos
que apresuradamente prometieron seguirle; además, es posible ver en varios pasajes, como
aún puso “obstáculo” llevándoles a evaluar el costo y la necesidad de renunciar a todo.
La Iglesia emergente y sus sistemas de multiplicación se preocupan por las estadísticas, la
forma de lograr que miles se decidan en una campaña por Cristo, realizan manipulaciones
emocionales, shows y si es necesario intimidación. Se enseña que lo único que necesitan es
hacer una oración para aceptar a Jesús y “taran” ya están escritos en el libro de la Vida y
pueden publicar a los cuatro vientos que son cristianos. Se les advierte que no pongan en tela
de juicio en ningún momento la salvación recibida, pues la duda es una obra del enemigo, y se
les alienta a seguir adelante en su asistencia semanal. El resultado, multitudes que han hecho
profesiones de fe, sin una transformación plena de Dios en sus vidas, que en la actualidad
viven engañadas creyendo que son salvas y no lo son.
Es posible, que alguien que busque en la fuente de salvación correcta, Jesús; que además
anhele cosas espirituales, no materiales, es decir, vida eterna, alguien que tenga la actitud
correcta y escuche el Evangelio verdadero, ¿pueda irse sin obtener la salvación? Para los
evangelistas modernos esto es imposible, si va a Jesús por vida eterna, levanta su mano,
pasa al frente, da sus datos, en fin, no se irá sin obtener nueva vida, pero la Palabra de Dios,
nos enseña que no es así.
Quizás ha leído varias veces la historia del joven rico en Mateo 19: 16 – 22, parecía tener la
motivación adecuada, la mejor actitud, se acercó a Cristo e hizo la pregunta correcta, pero se
fue sin ser redimido. ¿Qué estuvo mal?
MOTIVACIÓN ADECUADA: Fue en búsqueda de vida eterna, no de cosas materiales.
ACTITUD CORRECTA: No fue orgulloso, ni presuntuoso; reconoció abiertamente que no
había alcanzado la vida eterna y no se avergonzó de hacer esa pregunta respetuosamente,
delante de todos.
ACUDIÓ A LA FUENTE ADECUADA: Jesús no es sólo la fuente de vida eterna, El es la vida
eterna, así que el joven rico estaba buscando en el lugar adecuado.
Un predicador moderno, no dejaría escapar un joven “rico” bajo ningún costo, y menos si
parece tan dispuesto. Pese a todas esas condiciones, Jesús, no le acomodó el evangelio, no
le invitó a creer, no le pidió que hiciera su decisión personal, en lugar de ello, levantó una
barrera ante él.
¿PORQUÉ SE FUE IGUAL?
La salvación no es un mero fenómeno psicológico.
Jesús no le ofreció un alivio a la necesidad, él lo enfrentó a que reconociera su
pecaminosidad, preguntándole acerca del cumplimiento de los mandamientos. El
reconocimiento del pecado es un elemento necesario para entender la salvación. No se puede
acudir a Jesús en busca de salvación basándose en necesidades psicológicas, ansiedad, falta
de paz, sentimiento de desesperanza, carencia de gozo o anhelo de felicidad solamente. La
salvación es para las personas que odian el pecado, que entienden que han vivido en rebeldía
contra un Dios santo.
La evangelización debe tomar al pecador y medirlo con la ley perfecta de Dios para que pueda
ver sus deficiencias. Una evangelización que trata sólo con las necesidades humanas, los
sentimientos humanos, los problemas humanos, carece de verdadero equilibrio. La salvación
no puede enfocarse sólo en el hombre, dejando de lado a Dios. Los falsos maestros se
arriesgan a presentarle el evangelio a un pecador diciendo: ¿Dios tiene un plan maravilloso
para su vida?, cuando justo en ese momento van camino al infierno por su rebeldía a un Dios
santo y justo, que no tolera el pecado y no salvará aquellos que quieren acercarse a Él, pero
proseguir en la inmundicia.
NO CONFESÓ SU CULPA
El joven rico se sentía justo, no tenía percepción alguna de haber cometido pecado, se sentía
demasiado bueno, estaba aferrado a su autojustificación. Su búsqueda espiritual era
auténtica, era un religioso que buscaba cumplir la ley, quizás era sincero; pero la salvación no
es para personas que desean un estímulo emocional, sino para pecadores que acuden a Dios
en busca de perdón. A menos de que una persona se avergüence de su pecado, no hay
salvación.
Jesús quería que todos procedieran al arrepentimiento, pero era algo que este hombre no
haría. Jesucristo no acepta a los pecadores según las condiciones de ellos. Aunque le amara
mucho, eso no le garantizaba la vida eterna con sólo pedirla.
NO SE SOMETIÓ A JESUCRISTO
El último desafío que le hizo Jesús era: “A menos que yo sea la máxima autoridad de tu vida,
no hay salvación para ti”. Al colocarse al lado de las riquezas del joven y pedirle que hiciera
una elección, nuestro Señor reveló el verdadero estado del corazón de aquel.
¿Debemos desprendernos literalmente de todo lo que poseemos para ser cristianos? No, pero
debemos estar dispuestos a renunciar a todo (Lucas 14: 33), lo que significa que no nos
aferramos a nada con preferencia a Cristo. Debemos desear hacer todo lo que Él nos pida. El
requerimiento de Jesús a este hombre tenía la intención de determinar si estaba dispuesto a
someterse a la soberanía de Jesús en su vida.
El joven rico no paso la prueba, se fue triste, realmente deseaba la vida eterna, pero no
estaba dispuesto  a tomar el camino señalado por Jesús: la confesión de sus pecados (Jesús
Salvador) y la sumisión (Jesús Señor).

Con esto aprendemos que un mensaje que ofrece alivio psicológico pero que no requiere
arrepentimiento de los pecados y afirmación del señorío de Cristo, es un evangelio falso que
no salva. La salvación es un don de Dios, no consecuencia de una estrategia humana, y todos
aquellos que corren a los grandes templos, sin disposición a renunciar al pecado, las
posesiones, la religión falsa y el egoísmo, pueden continuar allí, pero su confesión de fe es
vana y posiblemente, están en el camino ancho que lleva a la muerte.
Basado en un fragmento del libro EL EVANGELIO SEGÚN JESUCRISTO de John MacArthur

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