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El Reino de las palabras perdidas

PERSONAJES

NARRADORA: Carla
MUDO: Álex
MUJER 1: Irene
MUJER 2: María Castel
PAJE: Sheila
REY: Álvaro
CONSEJERA: Carla
MENSAJERA: Sheila
FLAUTISTA: Cristina
OGRO: Álex
ABUELA: Cristina
CABALLERO: Álex
NIÑA: Cristina
DRAGÓN: Álex
HABITANTES DEL REINO: Jesús, Eloy, María Buil
DON WILFREDO: Juan
COMPARSAS DE ANUNCIOS: Jesús, Juan, Eloy, María Buil,
María Castel, Irene, Sheila,...
ACRÓBATAS Y MALABARISTAS: Todos y todas

Escuela de Sahún – Huesca


Curso 2006-07

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NARRADORA: Señoras, señores, niñas y niños sean todos bienvenidos a esta historia
que ahora voy a contar. Sucedió hace muchos, muchísimos años, en un tiempo
lejano, cuando los seres humanos vivían en castillos y caminaban por los bosques
llenos de animales y seres misteriosos. En aquella época tan lejana cuentan que
hubo un reino donde sucedían cosas muy extrañas. En la noche se oían ruidos
desconocidos y... pero mejor vayamos allí y veamos que ocurrió...

MUDO (Pasa por el escenario intentando hablar y haciendo ruidos): ¡mmm! ¡agggg!...
MUJER 1 (acercándosele): ¿Qué le ocurre? ¿Se encuetra bien?...
MUDO (se señala la boca indicando que no puede hablar)...
MUJER 1: ¿No puede hablar?
MUDO (gesticula que no)
MUJER 1: ¿Y le duele?
MUDO (gesticula que no)
MUJER 1: ¿Acaba de perder la voz?
MUDO (gesticula que SI)
MUJER 1: ¿Ha tenido un accidente?
MUDO (gesticula que no, señala el bosque)
MUJER 1: ¡Ah! en el bosque
MUDO (con la cabeza señala que si)
MUJER 2 (se acerca): ¿Qué ocurre? He visto que este señor está muy nervioso.
MUJER 1: No lo sé, yo lo he encontrado en la calle y lo único que sé es que acaba de
perder la voz en el bosque.
MUJER 2: ¡Oh, no! ¡Otra vez! Habrá que informar al Rey, esto no puede seguir así,
siempre que alguien entra en el bosque sale sin voz y con cara de espantado.

(Salen los HABITANTES DEL REINO del bosque sin voz)

MUJER 1: Si, tendremos que informarle, aunque no sé si podrá hacer algo, el Rey ya ha
enviado a sus mejores hombres y no hay manera de resolver el misterio.
MUJER 2: Si, aún recuerdo a Don Wilfredo, uno de sus mejores caballeros, que entró feliz
y sonriente con su armadura nueva y salió en calzoncillos, con las barbas
socarradas y sin poder contar nada.

(DON WILFREDO sale del bosque con un pañal sobre la ropa, una barba socarrada,...)

MUJER 1: ¡Ja, ja, ja! Si que fue divertido. Cuando lo vi no lo podía creer, aún sigue
escondido en una cueva de la vergüenza que pasó, pobre Don Wilfredo.
MUJER 2: Pero algo habrá que intentar, así que vayamos a informar al Rey de que ha
vuelto a ocurrir.

(Los tres se ponen en camino y salen de escena. Entra en escena un PAJE con un trono y
detrás el REY y la CONSEJERA. El PAJE pone el trono, se sienta el REY y el
PAJE se coloca junto a la puerta. Entran las MUJERES y el MUDO.)

MUJER 1: ¿Podemos ver al Rey?


PAJE: ¿Qué asunto os trae?
MUJER 2: Este pobre hombre se ha quedado sin voz por entrar en el bosque.
PAJE: ¡Otra vez! Se lo diré al Rey, aunque no sé si os recibirá porque está muy ocupado.
MUJERES: Esperaremos.
PAJE: Majestad, quieren veros.
REY: Ahora estoy muy ocupado, o es que no lo ves.

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PAJE: Lo veo, mi señor, lo veo, pero es muy urgente... lo del bosque ha vuelto a ocurrir.
REY: ¡Lo del bosque! ¡Otra vez! ¡Esto no puede seguir así! Decidles que se acerquen.

(Se acercan y le cuentan al REY lo sucedido.)

MUJER 1: Majestad, este pobre hombre entró en el bosque y perdió la voz.


REY: ¿Y tampoco nos puede escribir qué sucedió?
MUDO (gestos de que lo intenta pero no encuentra las palabras)
REY: Pues ya no sé que hacer, siempre que alguien entra en el bosque se queda sin voz
y ya nadie quiere descubrir el misterio. He prometido la mano de mi maravillosa y
guapísima hija y ni por esas.
CONSEJERA: ¡Ejem! Majestad, disculpadme, pero vuestra hija es un callo y una pesada y
pocos estarían dispuestos a enfrentarse a un peligro como este para luego,
encima, tener que cargar con ella. Quizás podríamos ofrecer una recompensa en
monedas de oro para quien resuelva el misterio.
REY: ¡Cómo os atrevéis...! (la CONSEJERA hace gesto de asustarse)... Pero tenéis
razón, aunque es el ser que más quiero, no creo que nadie se arriesgue por ella.
Está bien, llenad el reino de pasquines anunciando que daré una bolsa con mil
doblones de oro a quien resuelva el misterio y nos libre de esta desgracia. Y
mientras tanto que el mudo se quede en el bosque para no contagiarnos.

(Se van retirando todos y el PAJE se lleva el trono. Entra una MENSAJERA corriendo.
Coloca el cartel con el anuncio, se le cae, lo coloca al revés, lo cambia, lo pone
bien,... y se va.)

(Suena una flauta. Aparece un personaje tocándola. Lee el cartel. Lo arranca y marcha.
Entra en escena el PAJE con el trono y el REY y la CONSEJERA detrás.)

FLAUTISTA: Majestad. Soy la flautista de Hamelin. Casualmente he leído vuestro anuncio


(se lo muestra) y como desde que me llevé a todos los ratones y niños de Hamelín
estoy sin trabajo, vengo a ofrecerme para resolver el misterio y traeros ante vos al
responsable de estas tropelías.
REY (lo mira satisfecho): Me alegra vuestro ofrecimiento, así que no perdamos tiempo y
vayamos al bosque.

(Salen todos de escena. El PAJE se lleva el trono. Caminan y llegan a la entrada del
bosque)

REY: Este es el dichoso bosque.


FLAUTISTA: Allá voy.

(Entra la flautista feliz tocando su flauta.)

CONSEJERA: ¿De veras, Majestad, creéis que ella resolverá nuestro problema?
REY: Por las pintas que tiene tengo pocas esperanzas, pero se le ve tan decidida que no
cuesta nada probar.

(Se oyen unos ruidos muy fuertes. Se agitan los árboles. Deja de oírse la flauta. El REY y
la CONSEJERA se asustan y se mueven como si recibieran los golpes. Silencio
espectante. Al rato se mueven los árboles y sale la flautista despeinada,
intentando hacer sonar la flauta y perseguida por un ogro. El REY y la
CONSEJERA se esconden. El OGRO pasa ríendose.)

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OGRO: Ja, ja, ja,... Flautistas a mí, con la cantidad de mierda que tengo en las orejas. Ja,
ja, ja,... Me voy al bosque que esa flautista me ha dado hambre.

(Se marcha. Aparece la flautista despeinada y arreglándose.)

REY (cuchicheando): ¡Chsss...! ¡Chsss...! Flautista... flautista...


FLAUTISTA (asustándose): Majestad. Vaya susto que me habéis dado.
REY: ¿No habéis perdido la voz?
FLAUTISTA: No, porque iba a perderla, no era más que un sucio y grasiento ogro,
aunque, si me descuido, acabo en su cazuela.
REY (pensativo): O sea, que no es un ogro el problema. ¿Volveréis a intentarlo?
FLAUTISTA: ¿Yo? ¿Pensáis que estoy loca? Ni por todo el oro de vuestro reino... Hasta
nunca... (Y se marcha)

CONSEJERA: Tendremos que aumentar la recompensa


REY: Y quedarnos sin dinero. Ni hablar
CONSEJERA: Pues, a este paso, vuestro reino va a ser el más silencioso del mundo
porque casi todos vuestros súbditos se están quedando sin habla.
REY: Tendremos que buscar una solución...

(Piensan, dan vueltas,...Oyen ruidos. Se esconden. Entra en escena una comparsa de


animales de peluche con la canción “Los animales de dos en dos” de un anuncio
de la tele.)

CONSEJERA: Vaya, los del anuncio que se han perdido.


REY: Sigamos pensando.

(Siguen pensando, dan vueltas,...Oyen ruidos. Se esconden. Entra en escena una


ABUELA con su gayata.)

ABUELA: A las buenas, ¿es aquí donde la recompensa?


CONSEJERA (se la mira): ¿Qué recompensa?
ABUELA: ¿Estás tonta? La que ofrece el REY por resolver el misterio del bosque, que
recompensa va a ser.
CONSEJERA: Ya imaginaba, ya, pero ¿no pensará entrar en el bosque a sus años?
ABUELA: A sus años, a sus años,... Veo que no te enteras de nada, a mis años te
sorprenderías de lo que soy capaz. (dirigiéndose al público) A sus años dice la
espabilada esta.
REY: Está bien, está bien, pero si le ocurre algo yo no seré responsable.
ABUELA: Otro que igual, claro que no seréis responsable, pero si lo resuelvo ¿recibiré la
recompensa?
REY: ¿Y que hará con ella?
ABUELA: Como me aburro en el pueblo quiero conocer mundo, que ya voy teniendo edad
de salir de casa, y para eso necesito unos cuantos doblones.
REY: Naturalmente que tendréis vuestra recompensa, el bosque es suyo...

(La ABUELA entra en el bosque. Pasa el tiempo. El REY y la CONSEJERA dan vueltas.
Se oyen ruidos fuertes y gritos de ¡ay! ¡ay! ¡ay!... La CONSEJERA y el REY se
miran)

CONSEJERA: Ya me parecía a mí que esta pobre anciana lo iba a pasar mal.

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REY: Pero ella se empeñó, esperaremos a ver que ocurre.

(Dan vueltas. Silencio. Se oye a la abuela dando gritos)

ABUELA: ¡Venga, no te hagas el remolón, venga para tu casa!...

(El REY y la CONSEJERA se miran sorprendidos. Sale la abuela agarrando al ogro de la


oreja y dándole con la gayata)

OGRO: ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!...


REY: ¿Qué ocurre?
ABUELA: Nada, este crío que lleva un mes fuera de casa sin lavarse y asustando a las
indefensas ancianitas como yo y me lo llevo con sus padres para que le den un
buen remojón y le enseñen modales.
CONSEJERA: Pero, ¿ha descubierto el misterio? ¿Era el ogro?
ABUELA: Pues no, no lo he descubierto, no oyes que sigo teniendo voz. Por lo que veo
aun no has bajado de la higuera, hija. Vuelvo cuando tenga un rato. Adiós.
REY Y CONSEJERA: Adiós, adiós,...
ABUELA: Venga gamberro, a tu casa, te vas a enterar de lo que es bueno,... venga,...
OGRO: ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay!, pero no tire tan fuerte ¡Ay! ¡Ay!...

(La abuela y el ogro se van)

REY: Al final tendremos que entrar nosotros si queremos resolver el misterio.


CONSEJERA (asustado): Pero eso no podemos hacerlo, majestad, si entramos en el
bosque y salimos sin voz vuestro reino se hundirá en el caos y eso no debemos
permitirlo.
REY: Tenéis razón, no debemos entrar en el bosque por el bien de nuestro reino.
Esperaremos a que alguien más se presente a solucionarlo.

(Dan vueltas esperando. Oyen nuevos ruidos. Se esconden. Entra una comitiva al ritmo
de “las muñecas de famosa se dirigen al portal...”)

REY: Vaya con los anuncios, que pesadez, sólo nos falta el calvo de la lotería...

(Entra un CABALLERO armado. Se lo miran asombrados.)

CABALLERO: ¡Majestad! ¡Yo resolveré el misterio!


REY: Vos, Don Jeremías, os agradezco vuestro valor y vuestra entrega y, cuando lo
resolváis os concederé, además de los mil doblones de oro, algo de mayor valor: la
mano de mi hija.
CABALLERO: Gracias majestad por tan alto honor, pero la mano de vuestra hija ¡ejem...!
no será necesaria, con la bolsa de los mil doblones de oro ya me daré por
satisfecho.
REY: Sea, Don Jeremías, si ese es vuestro deseo así se hará.
CABALLERO: Ahora querría vuestra bendición antes de acometer esta empresa.
REY: Dadme vuestra espada

(El CABALLERO se la da y se arrodilla ante él)

CABALLERO: Tomadla majestad.

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(El REY lo bendice en los dos hombros)

REY: Que la suerte os acompañe en esta aventura por vuestro bien y por el de nuestro
reino que nunca olvidará tan alto sacrificio (le da la espada). Id ya.
CABALLERO: Allá voy.

(El CABALLERO entra con decisión, muy tieso)

CONSEJERA: Si Don Jeremías, el mejor CABALLERO del reino, no lo resuelve, nadie lo


resolverá.
REY: Confiemos en él, amiga mía, confiemos en él.

(Silencio, rudios, árboles,... Sale el CABALLERO con la armadura revuelta sin espada y
sin voz)

REY y CONSEJERA: ¡Don Jeremías!


CONSEJERA: ¡Por todos los Santos! ¿Qué os ha ocurrido?
CABALLERO: (Hace gestos, se señala la boca, señala algo muy grande que se le ha
llevado la voz, las palabras...)

REY: Que desgracia, ya no habrá forma de resolver el misterio y nuestro reino siempre
será desgraciado con ese peligro tan cercano.
CONSEJERA: Alguna solución encontraremos majestad, dejadme pensar.
REY: Mientras tanto, Don Jeremías, tendréis que volver al bosque para no contagiarnos.

(Entra una NIÑA jugando)

NIÑA: ¿Qué os ocurre?


CONSEJERA: ¿No lo sabes?
NIÑA: No, ni idea.
REY: Dejadnos pensar que esto son cosas de personas mayores y no de niñas.
NIÑA: Bueno, si no queréis que os ayude...
CONSEJERA: ¿Tú? ¿Cómo podrías ayudarnos?
NIÑA: Si me contáis vuestro problema quizás encuentre una solución.
REY: ¡Ja, ja, ja...! No nos hagáis reír. Cómo vas a solucionar algo que ni nuestros mejores
caballeros han podido resolver.
CONSEJERA: Don Jeremías, sin ir más lejos, entró a resolver el misterio del bosque y
salió sin voz y descuajeringado.
NIÑA: ¿Sin voz...? ¿Y no puede escribir lo que le ocurrió...?
CONSEJERA: Tampoco, es como si le hubieran robado las palabras.
NIÑA: ¿Las palabras? (pensativa) Que misterio tan interesante.
REY: No digas tonterías, es un gran peligro el que acecha en el bosque, tanto que he
ofrecido una recompensa de mil doblones de oro a quien lo resuelva y la mano de
mi maravillosa hija...

(La NIÑA va corriendo hacia el bosque)

NIÑA: Pues allá voy, yo lo resolveré (se para y se vuelve al REY), pero no quiero la mano
de vuestra hija, con el dinero será suficiente. (Sigue corriendo hacia el bosque)
REY y CONSEJERA: ¡Niña! ¡No hagas tonterías, vuelve!...
REY: Habría que entra a rescatarla, pobrecita Niña.
CONSEJERA: Ni hablar majestad, el reino es lo primero.

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REY: Tenéis razón, tenéis razón, si no fuera por vos que locuras cometería.

(Silencio. Comienzan a oírse cuchicheos y risas. El REY y la CONSEJERA se miran


sorprendidos. Silencio. Cuchicheos y risas más cercanos. Sale la NIÑA. Camina
hacia lo otros personajes. Se vuelve hacia el bosque y llama)

NIÑA: Va, Dragoncio, no tengas miedo, nadie va a hacerte daño, venga, sal...

(Se ve una mano de dragón y una cara asustadas que se asoman y se esconden de
nuevo. La NIÑA se acerca, le coge de la mano y le va sacando poco a poco. Es un
dragoncito asustado que se esconde detrás de la NIÑA y va saliendo del bosque.
El REY y la CONSEJERA se apartan asustados)

NIÑA: Majestad, este es vuestro misterio. Os presento a Dragoncio.


REY (acercándose con los otros): ¿Dragoncio?
NIÑA: Si, es un dragón muy tímido que vive en el bosque.
CONSEJERA: ¿Muy tímido? ¿Y cómo explicáis lo que le ha hecho a las gentes que han
entrado en el bosque?
REY: Eso, ¿cómo lo explicáis si es tan tímido como decís?
NIÑA: Muy fácil. El caso es que el pobre Dragoncio vive muy solo y como es tan tímido y
tan vergonzoso no se atreve a salir del bosque, así que, para saber lo que ocurre
por el mundo, cuando entra alguien, le roba las palabras y del susto salen
corriendo y rompiéndose la ropa con las ramas.
REY: Pero a ti no te ha hecho nada. Tú puedes hablar.
NIÑA: Ya, es que me ha contado que no había visto nunca una niña y, al verme tan
pequeña y tan desarmada, no le daba miedo y a querido conocerme primero. Por
eso nos hemos hecho amigos. ¿Verdad Dragoncio?

(DRAGONCIO mueve la cabeza afirmando)

DRAGONCIO: Si así ha sido, si...


CONSEJERA: La historia parece tener sentido, pero habrá que castigarlo por lo que ha
hecho.
DRAGONCIO: No, por favor no, no lo volveré a hacer...
REY: Me alegra oírte eso, pero no será suficiente ¿Cómo pagarás el mal que has hecho?
DRAGONCIO: Con mi magia puedo devolver todas las palabras.
CONSEJERA: Y tendrás que pagar una multa de mil doblones de oro o irás a las
mazmorras para el resto de tus días.
DRAGONCIO: Pero yo no tengo dinero, no podré pagarlo, y no quiero ir a una
mazmorra... (llora) ¡Bua...! ¡Bua...! ¡Lo siento mucho...! ¡Bua....!
NIÑA: Creo que tengo una solución. ¿No me debéis mil doblones de oro por resolver el
misterio?
REY: Sí, esa es la recompensa y la mano de... bueno eso mejor no.
NIÑA: Pues con ese dinero pagaré la multa de Dragoncio y así podré quedar libre.
DRAGONCIO (medio llorando): Pero te quedarás sin tu recompensa ¡Bua...! ¡Bua...! ¡Y
todo por mi culpa! ¡Bua...!
NIÑA: No importa. Es un dinero que antes no tenía, así que nada cambiará y además, he
ganado un amigo. (Le da un abrazo a Dragoncio)
REY: Pues si a todos os parece bien que así sea. Sólo quedaría devolver las palabras
robadas.
DRAGONCIO (respira fuerte hinchándose): ¡Allá van!

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(DRAGONCIO abre su boca y todo se llena de confetis y serpentinas que son las palabras
que caen como una lluvia sobre el público y el escenario.)

TODOS: ¡Bien!
REY: Hagamos una fiesta en palacio para celebrarlo.

(Salen todos. Entra la MENSAJERA poniendo los carteles de la fiesta. Se acercan las dos
mujeres leyendo el cartel. La MENSAJERA espera)

MUJER 1: Vaya, vaya, por fin se resolvió el misterio.


MUJER 2: Y que bien, vamos a tener una fiesta para celebrarlo.
MENSAJERA: Si, el Rey está muy contento y quiere aprovechar para ver si casa al bodrio
de su hija.
MUJER 2: Pues no sé si lo conseguirá. Eso es más difícil que el misterio de nuestro
bosque.
MUJER 1: Si, cada vez que se acerca un pretendiente y la ve o la oye huye despavorido y
no se vuelve a saber de ellos.
MUJER 2: A lo mejor la alegría les enturbia la vista y el oído y el Rey tiene suerte.
MENSAJERA: Bueno, yo me marcho que me queda mucho trabajo. Adiós.
MUJERES: Adiós.
MUJER 1: Y nosotras vamos para casa que tendremos que prepararnos para la fiesta.
MUJER 2: Yo no me la pienso perder por nada del mundo.

(Se marchan y vuelve el PAJE con el trono del REY y este detrás. El REY se sienta)

REY: Que comience la fiesta con nuestro poetas.

Poesías: MARÍA, IRENE y SHEILA.


Comentarios de espléndido, bravo, muy bien,... tras cada poema.

REY: Que salga los bufones para hacernos reír.

Chistes: ÁLEX y CRIS.

REY: Que salgan acróbatas y malabaristas. A esto me apunto.

Acrosport

REY: Y que no falte la música

Música

NARRADORA: Y esta es la extraña historia que ocurrió hace muchos, muchísimos años
en aquel reino al que, desde entonces, se le llamó el Reino de las palabras
perdidas, y también el Reino de las personas sabias, pues todos sus habitantes
recibieron las palabras que el dragón había atrapado durante siglos y siglos y se
volvieron muy sabios. Y, por este año, nos despedimos deseándoos lo mejor para
el próximo.

TODOS Y TODAS: ¡¡¡Feliz 2007!!!

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