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DIGESTIVO BAJO
FACULTAD DE MEDICINA Y NUTRICION
UJED
EPIDEMIOLOGIA
La hemorragia digestiva baja afecta de manera predominante a los adultos mayores de 65
años. La incidencia anual de hospitalización por esta causa va de 1 por cada 100 000
personas en la tercera década de vida a más de 200 por cada 100 000 en la novena década
de vida.
Esta predominancia en la edad adulta refleja la alta prevalencia de las enfermedades
causantes de hemorragia digestiva baja en este grupo etario (enfermedad diverticular, colitis
isquémica y malformaciones vasculares). El adulto mayor con frecuencia tiene una o varias
condiciones clínicas preexistentes que pueden influir de manera adversa en la evolución de
un episodio de hemorragia digestiva baja.
Los estudios clínicos señalan que hasta 70% de estos adultos padecen al menos una
enfermedad coexistente.
En algunos estudios poblacionales se ha sugerido que la hemorragia digestiva baja ocurre
con más frecuencia en mujeres y, al parecer, las características raciales no representan un
factor para este padecimiento.
La mayoría de los pacientes que sufren hemorragia digestiva baja tiene buen pronóstico
dado que ésta cesa de manera espontánea en 80% de los casos.
Los factores de mal pronóstico mejor documentados son:
edad avanzada, tiempo de estancia hospitalaria prolongado y presencia de
comorbilidad.
La mortalidad oscila entre 0 y 25%, con un promedio de 2.4%.
En este contexto, muchas de las muertes no se atribuyen de manera directa a la hemorragia
descontrolada, sino a la exacerbación de una enfermedad preexistente o al desarrollo de una
complicación nosocomial.
La hemorragia digestiva baja persistente o recurrente sucede entre 10 y 40% de los casos,
de los cuales entre 5 y 50% requerirán que se realice hemostasia.
Con base en estos factores, los pacientes pueden ser clasificados en tres grupos de riesgo:
los que presentan más de tres factores tienen 84% de sufrir hemorragia grave; aquellos con
uno a tres factores tienen 43% de riesgo y los que no tienen ningún factor sólo tienen 9% de
riesgo de hemorragia grave.
ETIOLOGIA
Cuadro Clinico.
El estudio clínico de un paciente con hemorragia
digestiva baja incluye el registro del color de la
sangre expulsada por el recto, su volumen y la duración del evento. La presencia de heces
negras, pestilentes y líquidas recibe el nombre de melena e indica hemorragia digestiva alta,
aunque también llega a ocurrir cuando la sangre proviene del intestino delgado. Cuando se
expulsa sangre rojo brillante a través del recto, el sitio de la hemorragia es el recto o el colon
izquierdo. Es importante señalar que es muy difícil para el paciente y aun para el personal
médico y de enfermería precisar el color y las características de las evacuaciones en el
contexto de cualquier evento de hemorragia gastrointestinal.
Tratamiento:
En todo paciente con hemorragia gastrointestinal se debe realizar de manera simultánea la
historia clínica, la exploración física y la reanimación inicial.
Para establecer el estado hemodinámico es necesario monitorizar la tensión arterial, el
pulso, la oximetría periférica, el flujo urinario y la presión venosa central, elementos muy
valiosos para guiar el reemplazo de líquidos en estos pacientes.
Es importante que al realizar la primera venopunción se tomen muestras para análisis de
biometría hemática completa, química sanguínea, electrólitos séricos, tiempo de protrombina
y tiempo parcial de tromboplastina activada, así como de gases sanguíneos para determinar
grupo sanguíneo y factor Rh.
Se debe evitar el decúbito supino para prevenir el riesgo de broncoaspiración. La colocación
de puntas nasales con oxígeno a 3 o 5 litros por minuto es útil para mejorar el estado de con-
ciencia en pacientes seniles, confusos o inquietos y con pobre perfusión cerebral.
Si se detecta hipotensión ortostática en un paciente con hemoglobina menor a 100 g/L, es
conveniente transfundir un concentrado eritrocitario.
Protocolo de tratamiento:
En el manejo del paciente que ha sido reanimado, después de determinar la gravedad de la
hemorragia y tras descartar hemorragia digestiva alta, el siguiente paso es determinar con
prontitud la causa de la hemorragia y tratarla. Para realizar este paso sin duda el estudio de
elección es la colonoscopia. En algunos casos se puede realizar de manera expedita la
anoscopia con rectosigmoidoscopia flexible sin preparación intestinal, de la cual se ha
reportado que puede ser de utilidad diagnóstica entre 10 y 60% de los casos.
A pesar de que el estudio de colonoscopia se considera el estándar de oro en la valoración
diagnóstica inicial ante cualquier paciente con hemorragia digestiva baja, para confirmar el
diagnóstico es útil precisar la causa, que en muchas ocasiones puede ser también
terapéutica.
Debido al elevado riesgo de perforación y porque disminuye mucho su sensibilidad
diagnóstica, este estudio está formal- mente contraindicado sin preparación intestinal previa.
En la actualidad se prefiere la preparación intestinal con polietilenglicol por vía oral o por
sonda nasogástrica.
En caso de hemorragia digestiva baja se indica realizar colonoscopia “temprana” dentro de
las primeras 24 horas de inicio del padecimiento; este estudio requiere sedación pro- funda,
un área especial y un equipo de endoscopistas expertos. En los centros especializados se
logra obtener el diagnóstico en 88% de los casos, y puede realizarse intervención
terapéutica en 12% de ellos.