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El pasaje de la Biblia que veremos el día de hoy está incluido en Gálatas 6:7-10, en el que se
determina: “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso
también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que
siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien;
porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos
bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.”
EL AUTOENGAÑO
El autoengaño es el proceso mediante el cual un ser humano se convence a sí mismo de una
mentira y actúa basando su vida en dicho fraude, tratando de persuadir a los demás de su falsa
verdad. En la primera parte del pasaje analizado dice la palabra: “No os engañéis; Dios no
puede ser burlado: …” De esta frase se desprenden las siguientes conclusiones:
Salmo 36:1-2: “La iniquidad del impío me dice al corazón: No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Se lisonjea, por tanto, en sus propios ojos, De que su iniquidad no será hallada y
aborrecida.”
Isaías 44:20: “De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma,
ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?”
Santiago 1:22: “Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a
vosotros mismos.”
I de Juan 1:8: “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros.”
Salmos 139:1-3: “Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y
mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi
reposo, Y todos mis caminos te son conocidos.”
Eclesiastés 12:14: “Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa
encubierta, sea buena o sea mala.”
Lucas 12:2: “Porque nada hay encubierto, que no haya de descubrirse; ni oculto, que no
haya de saberse.”
Claramente el Señor establece una diferencia entre dos clases de siembras y cosechas así:
Los que esparcen las semillas de la carne en la tierra preparada para este fin y cultivan este tipo de
obras recogerán el fruto correspondiente a estas semillas y este cultivo como lo demuestra nuestro
Señor así:
Job 4:8: “Como yo he visto, los que aran iniquidad Y siembran injuria, la siegan.”
Proverbios 22:8: “El que sembrare iniquidad, iniquidad segará, Y la vara de su insolencia se
quebrará.”
Oseas 8:7: “Porque sembraron viento, y torbellino segarán; no tendrán mies, ni su espiga hará
harina; y si la hiciere, extraños la comerán.”
Contrario a lo anterior, los que esparcen las semillas del Espíritu en la tierra preparada para este fin
y cultivan este tipo de obras recogerán el producto respectivo a esos granos y cosecha, veamos dos
ejemplo biblico de esta verdad así:
Oseas 10:12: “Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced
para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe
justicia. ”
Juan 4:36: “Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que
siembra goce juntamente con el que siega.”
Sembrar y cosechar el bien traera su recompensa divina y debe ser una labor constante y continua,
como se evidencia en los siguientes versículos:
Salmo 37:27: “Apártate del mal, y haz el bien, Y vivirás para siempre.”
Proverbios 3:27: “No te niegues a hacer el bien a quien es debido, Cuando tuvieres poder para
hacerlo.”
Mateo 12:12: “Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer
el bien en los días de reposo.”
Romanos 2:7: “… vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e
inmortalidad,…”
I de Pedro 2:15: “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la
ignorancia de los hombres insensatos;”
I de Pedro 3:17: “Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo
quiere, que haciendo el mal.”
I de Pedro 4:19: “De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas
al fiel Creador, y hagan el bien.”
En la ejecución del bien debemos ponderar el beneficiario, primando nuestro hermano espiritual.
Jóvenes, el autoengaño no es agradable a Dios y si optamos por hacerlo debemos tener claro que
Dios no puede caer en esa mentira, debiendo optar siempre por las obras del Espíritu y sus
consecuencias escogiendo siempre hacer el bien sin desfallecer jamás.