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ARTÍCULO 3
Ningún Estado permitirá o tolerará tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes. No podrán invocarse circunstancias excepcionales tales como estado de guerra o
amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia pública como
justificación de la tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
ARTÍCULO 5
ARTÍCULO 7
Todo Estado asegurará que todos los actos de tortura definidos en el artículo 1 constituyen
delitos conforme a la legislación penal. Lo mismo se aplicará a los actos que constituyen
participación, complicidad, incitación o tentativa de cometer tortura.
ARTÍCULO 9
Siempre que haya motivos razonables para creer que se ha cometido un acto de tortura tal
como se define en el artículo 1, las autoridades competentes del Estado interesado procederán
de oficio y con presteza a una investigación imparcial.
ARTÍCULO 3
Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley podrán usar la fuerza sólo cuando sea
estrictamente necesario y en la medida que lo requiera el desempeño de sus tareas.
Comentario:
a) En esta disposición se subraya que el uso de la fuerza por los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley debe ser excepcional; si bien implica que los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley pueden ser autorizados a usar la fuerza en la medida en que
razonablemente sea necesario, según las circunstancias para la prevención de un delito, para
efectuar la detención legal de delincuentes o de presuntos delincuentes o para ayudar a
efectuarla, no podrá usarse la fuerza en la medida en que exceda estos límites.
c) El uso de armas de fuego se considera una medida extrema. Deberá hacerse todo lo posible
por excluir el uso de armas de fuego, especialmente contra niños. En general, no deberán
emplearse armas de fuego excepto cuando un presunto delincuente ofrezca resistencia
armada o ponga en peligro, de algún otro modo, la vida de otras personas y no pueda
reducirse o detenerse al presunto delincuente aplicando medidas menos extremas. En todo
caso en que se dispare un arma de fuego, deberá informarse inmediatamente a las
autoridades competentes.
2. Respetar y proteger la dignidad humana, así como defender y promover los derechos
humanos de todas las personas sin discriminación por motivos de origen étnico, sexo, religión,
nacionalidad, idioma, opinión política, posición económica o de cualquier otra índole.
4. Actuar con absoluta imparcialidad y objetividad en el ejercicio de sus funciones, con base a
criterios objetivos y sin discriminación en la búsqueda de la verdad, con el propósito de
coadyuvar en el sistema de administración de justicia.
7. Respetar la integridad física, psíquica y moral de todas las personas y bajo ninguna
circunstancia infligir, instigar o tolerar ningún acto arbitrario, ilegal, discriminatorio o de
tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, que entrañen violencia física,
psicológica y moral, en cumplimiento del carácter absoluto del derecho a la integridad física,
psíquica y moral garantizado constitucionalmente.
8. Cooperar con otros órganos y entes del sistema de justicia y demás órganos de seguridad
ciudadana para la realización de los fines y objetivos de la actividad de la investigación penal.
9. Extremar las precauciones cuando su actuación esté dirigida hacia niños, niñas o
adolescentes, los y las adultos mayores y las personas con discapacidad, para garantizar su
integridad física, psíquica y moral.
10. Abstenerse de ejecutar órdenes que comporten la práctica de acciones u omisiones ilícitas
o que sean lesivas o menoscaben los derechos humanos garantizados en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela o en los tratados internacionales sobre la materia, y
oponerse a toda violación de derechos humanos que conozcan.
11. Denunciar violaciones de derechos humanos que conozcan o frente a las cuales haya
indicio de que se van a producir.
13. Garantizar la inviolabilidad de la libertad personal, la cual solo será restringida por orden
judicial o ante la comisión de delitos flagrantes.
14. Garantizar a las personas capturadas o aprehendidas, entre otros, sus derechos a notificar
el hecho de su detención a una persona de su elección, a conocer el lugar de su detención, a
un abogado o abogada y a que se le practique un examen médico que deje constancia de sus
condiciones generales de salud e integridad personal.
15. Garantizar a las personas que sean interrogadas, entre otros, sus derechos a conocer la
identificación de las personas que practican el interrogatorio, la presencia de su abogado o
abogada y al registro audiovisual o auditivo del mismo.
Principios generales
Artículo 84.
El uso de la fuerza por parte de los órganos y entes con competencia en materia de
investigación penal estará orientado por el principio de afirmación de la vida como valor
supremo constitucional y legal, la adopción de escalas progresivas para el uso de la fuerza en
función del nivel de resistencia y oposición del ciudadano o ciudadana, los procedimientos de
seguimiento y supervisión de su uso, entrenamiento policial permanente y difusión de
instructivos entre la comunidad, a fin de facilitar la contraloría social en esta materia. El
traspaso en el uso de la fuerza mortal sólo estará justificado para la defensa de la vida del
funcionario o funcionaria policial o de un tercero.
3. El funcionario o funcionaria policial debe mantener el menor nivel del uso de la fuerza
posible para el logro del objetivo propuesto.
4. En ningún momento debe haber daño físico innecesario, ni maltratos morales a las personas
objeto de la acción policial, ni emplearse la fuerza como forma de castigo directo.