Вы находитесь на странице: 1из 26

UNIVERSIDAD DE PIURA

FACULTAD DE COMUNICACIÓN
COMUNICACIÓN ESCRITA I

EL TEXTO EXPOSITIVO O EXPLICATIVO

1. Características generales de la actitud expositiva o explicativa


2. Las modalidades de la exposición-explicación
3. Características estructurales
3.1. Procedimientos de la exposición-explicación
3.1.1. Procedimientos estructurales o esquemas globales
3.1.2. Procedimientos discursivos o estructuras retóricas
4. Características formales, lingüísticas y textuales
4.1. Características formales
4.2. Características lingüísticas
4.2.1. Características gramaticales
4.2.2. Características léxicas
4.3. Características textuales: aspectos de coherencia y cohesión
4.4. Otras características
Bibliografía
Actividades

1. Características generales de la actitud expositiva o explicativa

Sánchez-Bravo considera esta actitud como expresión de la racionalidad de nuestra inteligencia y la


respuesta al porqué de las cosas1. El fin de este tipo de texto es un intento por comprender el mundo.

La exposición es un tipo de texto que representa la actividad del razonamiento en su más alto ejercicio.
Según Rafael Núñez y Enrique del Teso2 la exposición es la presentación discursiva de pensamientos para
configurar un discurso explicativo. Su contenido son ideas, pensamientos; en suma, abstracciones.

Álvarez Angulo (2001: 15) señala que conviene precisar que la denominación de texto «expositivo»
aparece frecuentemente junto a calificaciones como «explicativo» e «informativo». Para aclarar los términos,
acudimos al DRAE (2014, 23.ª ed.) y encontramos las siguientes definiciones:

Exponer: 1. Presentar algo para que sea visto.


2. Manifestar o dar a conocer algo. Me expuso su opinión política.
3. Declarar, interpretar, explicar el sentido genuino de una palabra, texto o doctrina que
puede tener varios o es difícil de entender.
Explicar: 1. Declarar, manifestar, dar a conocer lo que alguien piensa.
2. Declarar o exponer cualquier materia, doctrina o texto difícil, con palabras muy claras para
hacerlos más perceptibles.
Informar: 1. Enterar o dar noticia de algo.

A la vista de estas definiciones, podemos concluir lo siguiente: a) la superposición o uso indiscriminada de


estos tres conceptos se justifica por la proximidad conceptual y la estrecha relación que hay entre ellos; b)
el concepto de información es excesivamente general y vago; c) la principal diferencia entre el concepto de
exposición y el de explicación radica precisamente en la intencionalidad, de manera que la exposición
1
Cf. Periodistas: mensajeros, escribas y retóricos, Madrid: Pirámide, S.A., 1979, p. 153.
2
Rafael Nuñez y Enrique del Teso, Semántica y pragmática del texto común. Producción y comentario de textos . Madrid:
Cátedra, S.A., 1996. Estos mismos autores tienen una idea equivocada de lo que es un discurso expositivo pues lo
consideran como un catálogo de ideas y no un entramado intelectual complejo, cuando más bien es esto último, pero sí
reconocen que la relación lógica -que bien puedo llamar coherencia, es decir, el correcto raciocinio en el encadenamiento o
secuencia de las ideas- es esencial en el trabajo de abstracción.
busca principalmente mostrar o presentar una serie de informaciones, mientras que la explicación, además
de mostrar estas informaciones; persigue facilitar la comprensión («que se haga más perceptible»); y d) en
la práctica, con mucha frecuencia, aparecen mezcladas la intención de exposición y la de la explicación,
formando parte esta segunda de la primera. Por esta razón optamos por la denominación de texto
expositivos-explicativo (Álvarez Angulo, 2001: 15-16).
Respecto de la definición de texto –señala Álvarez Angulo (2001: 16)– es común concebirlo como «todo
texto cuyo objetivo principal es expresar información o ideas con la intención de mostrar y de explicar o hacer
más comprensible dichas informaciones». De ahí que este tipo de texto sea el más frecuente en la vida
académica y social, ya que trasmiten información nueva y explican nuevos temas.

Las formas perceptivas de la exposición o explicación son:

a) La objetividad: la entendemos como el distanciamiento psicológico del emisor respecto a la


realidad objetivada. Tenemos la ausencia del emisor en su discurso, esa ausencia no sólo
comprende el aspecto gramatical, la ausencia del yo en el discurso, sino que va más allá: todo el
discurso debe evidenciar que el autor se ciñe a los elementos referidos tratando de excluir
cualquier matiz que manifieste su apreciación personal3.

b) La representación conceptual: es la presentación de una realidad mediante ideas, es decir,


realizada en el plano de la abstracción. El esfuerzo de esta representación está dirigido a lograr la
comprensión de la materia que se desarrolla de forma abstracta, una comprensión que se formula
en términos de verdad.

En la exposición, «la operación cognitiva, la producción de verdad, realizada por el enunciador (emisor),
consiste, más que en producir discursos verdaderos, en generar discursos que produzcan un efecto de sentido,
al que podemos llamar “verdad”»4. Así pues, la modalidad del discurso expositivo es asertivo, y hace constar que
las cosas son así como se presentan.

El texto expositivo ejercita el plano apofántico del lenguaje: proposiciones donde se afirma lo verdadero o
lo falso de una realidad, donde se manifiesta la aserción de las afirmaciones: desde la certidumbre de lo que es
o no es, hasta lo contrario, es decir, la atenuación, donde caben la duda, la incertidumbre, la especulación, como
grado de conocimiento del saber que se expone. Lo importante es lo que se ha llegado a saber y los tanteos que
hay para incrementarlo.

Demostrar que algo es aquello que «es» utilizando como medio la lengua, es sumamente arduo porque
exige previamente la comprensión cabal de una realidad, con toda la exigencia de saberla nombrar en todos sus
aspectos para luego explicarla. Ello es fruto de la reflexión y el raciocinio. Así, la exposición se mueve en el
plano lógico, donde cobra real importancia instaurar las relaciones de las ideas expresadas. La discursividad en
este tipo de texto atiende a la comprensión o la explicación abstracta de la realidad.

2 Las modalidades de la exposición o-explicación

Según Álvarez Angulo (2001: 16), pertenecen a la exposición los siguientes géneros discursivos:
a. Discursos científicos: artículos, monografías, tratados, exposiciones y cursos.
b. Discursos didácticos: manuales y legislación educativa.
c. Discursos de divulgación: artículos de revista, conferencias, enciclopedias y documentos.
«En el conjunto de los discursos explicativos, los más representativos, los más puros, los más “objetivos”,
son, por definición, los discursos científicos, cuyo principal objetivo es explicar […]. Estos textos, en sus
respectivos ámbitos de aplicación (economía, tecnología, química, arquitectura, informática, aeronáutica, etc.),

3
Los que hablan de una objetividad imposible se equivocan, lo que sí hay son grados de objetividad, y hay medios
profesionales, por los cuales se puede conseguir una objetividad humana posible, contando con que es un sujeto el que
debe lograrlo y ello establece unos límites humanos y profesionales.
4
Jorge Lozano, Cristina Peña-Marín, Gonzalo Abril, Análisis del discurso: hacia una semiótica de la interacción textual ,
Cátedra, Madrid, 1997, p. 79.

2
constituyen una parte importante dentro del conjunto de los textos expositivos-explicativos», añade Álvarez
Angulo (2001: 16).

Existen diferentes criterios para agrupar los textos explicativos. Así, por ejemplo, atendiendo a la intención
o finalidad (didáctica o no), el contenido del mensaje y al público al que se dirige (Álvarez, 1997: 9-10), la
exposición puede ser divulgativa o especializada.

A través de los textos expositivos divulgativos, el autor informa a sus lectores, de manera clara y objetiva,
sobre un tema de interés general. Este tipo de exposición se dirige al lector común o a un público amplio, por lo
que la información deberá presentarse de forma ordenada, precisa y ha de ser explicada con términos que
faciliten la comprensión del tema. Este tipo de textos se caracteriza por presentar una explicación didáctica, cuyo
común denominador es la frecuencia de definiciones y reformulaciones. Ejemplo:

¿Qué es la gingivitis?

La gingivitis es un proceso inflamatorio de las encías, es muy común y muy doloroso.


Afecta la parte más superficial de la encía por lo que se manifiesta por enrojecimiento,
endurecimiento, inflamación y sangrado leve, sobre todo al cepillar los dientes. Se presentan a
cualquier edad, aunque son más frecuentes en jóvenes de 20.
Esta infección está relacionada principalmente con una inadecuada higiene bucal, lo que facilita la
formación de placa dentobacteriana, la cual se forma por la acumulación de bacterias, restos de
alimentos, células epiteliales muertas y mucina.
También contribuyen en el desarrollo de la gingivitis la acumulación del sarro, el tabaquismo,
deficientes y malas curaciones dentales, maloclusiones o mordidas defectuosas y la acumulación
e incrustación de restos de alimentos en los dientes.
Otro factor que las desarrolla, son las variaciones hormonales en las mujeres, sobre todo durante
el período menstrual y el embarazo, etapa en la que las encías aumentan de tamaño y se inflaman
levemente. Durante la menopausia y debido a la falta de producción de hormonas sexuales
muchas mujeres pueden presentar gingivitis descamativa, con síntomas dolorosos y molestos.
Cuando no se atiende oportunamente, la gingivitis puede ocasionar una periodontitis.
La Hora. Piura, domingo 30 de julio de 2006.

La exposición especializada, científica o técnica se dirige a un público que posee el dominio de una
determinada materia, es decir, la formación o los conocimientos para entender los datos técnicos o científicos
que se le presentan. Miriam Álvarez (1997: 9-10) dice que en este tipo de exposición, la lengua escrita es el
vehículo que transmite y canaliza los contenidos científicos, además de ofrecer a las ciencias unos modelos de
expresión muy adecuados por su desvinculación de situaciones concretas, lo que le confiere un mayor grado de
objetividad: Por lo general, los lectores deben conocer el significado de una gran variedad de tecnicismos para
comprender estos textos. Ejemplo:

En el embrión humano el pronefros está representado por 7 a 10 grupos celulares macizos,


dispuestos en la región cervical. Los primeros nefrotomas vestigiales que se forman experimentan
regresión antes de originarse los últimos, y hacia el final de la cuarta semana ha desaparecido
todo indicio del sistema pronéfrico.
Sadler, T. W. (1993) Embriología médica. 6.ª ed. Madrid, Buenos Aires,
Editorial Médica Panamericana, pág. 265.

Carmen López, siguiendo a Moirand (1999), afirma que la explicación científica se produce cuando el
emisor presupone que los destinatarios se interrogan sobre las relaciones entre hechos, procesos o fenómenos,
o cuando él mismo induce este tipo de pregunta sobre las razones de los hechos, de los fenómenos o de los
procesos; “¿por qué esto ocurre así?”, “¿cómo es posible?”. El emisor se muestra como testigo de la explicación.
Es un testigo reconocido, dotado de saberes acumulados a lo largo de la historia de la disciplina científica,
especialista y/o productor de conocimientos de esta disciplina. La explicación científica se manifiesta en una
estructura del tipo “X explica Y” (determinado hecho explica determinado fenómeno), por lo que se concibe como

3
una operación cognitivo-discursiva de orden causal. En esta operación se recurre a la intertextualidad del campo
científico: a su memoria, al discurso de la teoría, de los grandes autores (Moirand, 1999: 71-87).

Se puede optar por una de las modalidades propias de la explicación: podemos elegir un texto
académico, científico, técnico o especializado o un texto de divulgación, etc.

3. Características estructurales

La estructura de una explicación intenta mostrar el orden del razonamiento, el orden en el que se debe
observar el problema para solucionarlo, es decir, un orden lógico o mental, no «real»: primero el problema y
después la solución, primero lo más sencillo y después lo más complejo.

La superestructura o plano formal del texto ha sido definida como una estructura esquemática,
independiente del contenido semántico de cada texto o macroestructura, pero que puede actualizarse en él. Por
medio de la superestructura asignamos a cada texto un tipo específico de discurso (narrativo, descriptivo,
expositivo, etc.). Así, en la producción de un texto explicativo el emisor debe organizar toda la información textual
según cánones establecidos dentro de una tipología textual, es decir, según un esquema cuyos componentes
esenciales constituyen datos e información que sirven para explicar un tema y es por lo que un texto es
explicativo y no de otro tipo.

La macroestructura o plano del contenido textual es «la organización sintáctico-semántica del texto como
globalidad» (García Berrio y Albaladejo, 1983: 156): al mismo tiempo que el escritor construye el texto, efectúa
un proceso paralelo mediante el cual, por medio de estrategias globales, construye el texto como una totalidad
coherente, es decir, haciendo uso de diferentes mecanismos, organiza la información por medio de una
jerarquización de las ideas principales, secundarias y otros detalles, permitiendo. De esta forma, el lector será
capaz de (re)construir la información central del texto (o macroestructura) (Cunningham, y Moore, 1990).

De ahí que en el nivel macroestructural se debe velar por el desarrollo ordenado y armónico del tópico o
«estructura semántica nuclear de un texto» (van Dijk, y Kinstch, 1983: 144-145) y por la necesaria construcción
de las ideas centrales (subtópicos) o macroproposiciones. El tópico es la idea más general en la que es posible
englobar la información contenida en un texto de acuerdo al tema y a un público específico. En algunos textos es
posible encontrar el tema explicitado en el título o al comienzo del texto; sin embargo, en otros casos, el escritor
sólo entrega una serie de pistas para que el lector lo infiera. En un texto bien construido debe desarrollarse un
tema principal que sirva como eje de la estructura textual. Este tema deberá estar acorde a la situación
comunicativa, es decir, deberá tener presente al lector o lectores, la intención, el contexto, etc. Si estas
condiciones no se presentan, es posible que se produzca un quiebre en la coherencia textual.

Por su parte, Carneiro (1999, 164) afirma que en un texto expositivo siempre se parte de una idea general
que se desarrolla en dos niveles: el de la información temática o principal, y el de la información complementaria.
La primera conforma la estructura base del texto, la que por medio de las ideas generales desarrolla la idea
central o la idea principal, si la hubiera; la segunda conforma la estructura complementaria, que por medio de
ideas particulares, específicas, desarrolla las ideas generales5. Apreciemos el siguiente esquema:

Idea particular 1.1


Subtema 1 Idea general 1 Idea particular 1.2
Idea particular 1.3

Idea particular 2.1


TEMA Subtema 2 Idea general 2
Idea particular 2.2

Idea particular 3.1


Subtema 3 Idea general 3

5
Ibídem., 164.

4
Idea particular 3.2

ESTRUCTURA BASE: ESTRUCTURA COMPLEMENTARIA:


Primer nivel de desarrollo Segundo nivel de desarrollo

Por su parte, Bassols y Torrent (1997: 74-75) citan el esquema propuesto por Grize para representar la
estructura general de una secuencia explicativa:

Ei ¿Por qué? / ¿Cómo? Ep Porque Ee

(Oc) (Op) (Oe)

Así, partimos de una esquematización inicial (Ei) que presenta un objeto complejo (Oc). Este genera un
¿por qué? o un ¿cómo? que se contestan con una esquematización problemática (Ep), o sea, con una respuesta
que deja todavía muchas incógnitas. Finalmente, un nuevo operador (porque) nos conducirá a la
esquematización explicativa (Ee), que daría lugar al objeto explicado. Veamos un ejemplo:
Referencia al tema u objeto Pregunta sobre el tema:¿por qué?, Planteamiento explícito del
problemático ¿cómo? problema por tratar
EXPLICACIÓN

El origen del Universo es un Muchos han intentado responder En esta oportunidad, nos Una de las teorías
tema que intriga a muchas cómo se originó la vida y el universo centraremos en las más importantes es
personas en general. explicaciones científicas que se la teoría del Big-
han propuesto Bang…

3.1. Procedimientos de la exposición-explicación

Los textos explicativos o expositivos no son producto de una redacción espontánea. Para organizar la
información de un texto explicativo bajo los tres niveles de estructuración estudiados y de una manera correcta,
adecuada y coherente hace falta conocer y dominar una serie de procedimientos que nos permitan alcanzar
ciertos propósitos comunicativos. Estos procedimientos pueden ser diversos y constituyen saberes estratégicos
de gran utilidad para la didáctica de la producción y comprensión de textos explicativos. A continuación, los
describiremos en tres grupos: procedimientos estructurales o esquemas globales, procedimientos discursivos o
estructuras retóricas y procedimientos lingüísticos generales.

3.1.1. Procedimientos estructurales o esquemas globales


Contamos, pues, con unos procedimientos estructurales o esquemas globales que ayudan a ordenar y a
disponer con coherencia las partes del texto, a determinar la idea principal y su desarrollo en la superficie textual
y a comprender los contenidos que se están presentando. A continuación se enumeran y explican brevemente.
Para la clasificación y explicación de las diferentes estructuras se ha seguido a González Cabanach (2005: 88-
93) y a Llamas Saíz, Martínez Pasamar y Tabernero Sala (2012: 131-132), además del criterio propio que se ha
ido concretando a través de la experiencia docente.

 Estructura introducción-desarrollo-conclusión
También se le llama lineal o clásica. Es la estructura básica de la exposición. Incluye una introducción o
presentación, un desarrollo o explicación y una conclusión o cierre. Inicialmente, se presenta o delimita el tema.
Asimismo, se dan a conocer los objetivos, los procedimientos y los hechos a desarrollar. Después, se procede a
la explicación de la información y para ello pueden usarse diversas estructuras (deductiva, inductiva, paralela,
comparación, encuadrada, etc.) atendiendo a la naturaleza del tema. Finalmente, se busca un cierre a modo de

5
conclusión: se puede recoger la idea expuesta en la introducción o también sintetizar o recapitular la información
explicada. La idea principal suele aparecer en la introducción, aunque muchas veces es preciso inferirla a partir
del desarrollo. Veamos el siguiente texto que cita Aznar y otros (1991: 60):

La primera guerra mundial (1914-1918)

(A) La primera guerra mundial estalló debido a la rivalidad que existía entre los estados
europeos a principios de siglo.
(B) Las causas de esta rivalidad eran diversas: el desarrollo capitalista que exigía la búsqueda
de nuevos mercados, ambiciones colonialistas que chocaban en la conquista y reparto de
África, el deseo de incremento territorial como premisa de paz duradera, la particular
situación de Austria-Hungría con grupos étnicos distintos y a veces disconformes, la
arrogancia nacionalista estimulada desde el poder y favorecida por la carrera de
armamentos, el deseo alemán de terminar con la supremacía militar inglesa y la política
rusa en los Balcanes.
(C) El asesinato del heredero austriaco archiduque Francisco Fernando y su esposa en
Sarajevo (28 junio, 1914) fue la chispa inmediata que hizo estallar el polvorín de tantas
rivalidades acumuladas. Austria acusó a Servia de tener responsabilidad en el atentado,
Alemania dio carta blanca a Austria, Rusia apoyó a Servia… y el 28 de julio de 1914 Austria
declaró la guerra a Servia.
(D) Como resultado de estos sucesos Europa quedó dividida en estados beligerantes (Entente,
Imperios centrales) y neutrales. (…)
(E) Pensada como una guerra rápida, la primera guerra mundial se prolongó cuatro años,
provocó la revolución rusa y desembocó, tras la intervención USA, en la victoria aliada.
(F) A consecuencia de la guerra el mapa de Europa sufrió una profunda transformación, los
regímenes vencidos fueron sustituidos por otros de corte democrático. Pero no se acertó a
solucionar en la paz lo que se había querido solucionar con la guerra.

En el ejemplo, se parte de una breve introducción (párrafo A) donde aparece el tema del texto: «la
primera guerra mundial». Los párrafos siguientes (desde B hasta E) desarrollan el tema. La idea principal
requiere ser inferida, ya que no aparece completa ni en la introducción ni en el desarrollo. Tenemos las
siguientes posibilidades:

- Causas y consecuencias de la Primera Guerra Mundial.


- Las rivalidades que produjeron el estallido de la Primera Guerra Mundial entre estados europeos y las
consecuencias que trajo consigo ésta.

Es preciso señalar que para la explicación se ha creído conveniente recurrir a la relación causa-efecto o
consecuencia. Para el final, se busca una consecuencia (párrafo F) que, por lo visto, recalca cómo quedó Europa
después de la guerra.

 Estructura deductiva
Se parte de una idea general que luego se desarrolla con informaciones particulares que la explican,
analizan o demuestran. Se le conoce también como estructura analítica o explicativa. La idea principal aparece
al inicio del texto:

La democracia suele definirse como «gobierno del pueblo por y para el pueblo». Gobernar
significa: dictar las normas por las que la colectividad ha de regirse, hacer que se ejecuten y
resolver los conflictos que su ejecución plantee. Pero es obvio que el pueblo no puede llevar a
cabo directamente estas tareas. Sólo puede hacerlo indirectamente, es decir: encomendándolas a
quienes vayan a ejercerlas, para que lo hagan en su nombre. La democracia indirecta es la única
posible; y uno de sus principios básicos, el que los gobernantes sean elegidos por el pueblo.
Pero además, la democracia exige que el gobierno sea ejercido «para el pueblo», es decir: que
satisfaga sus aspiraciones, que busque el «bien común» y lo realice al máximo posible. Para lo
cual es necesario que el bien común y la justicia inspiren las leyes que los gobernantes dicten en

6
representación del pueblo, y que luego se atengan a ellas. Por eso se dice que la democracia es
«estado de derecho». Si los gobernantes no acatan las leyes, sus actos serán anulados; y ellos,
sancionados como corresponda. Y si, aun actuando con legalidad, no satisfacen suficientemente
las aspiraciones del pueblo que los eligió, serán apartados de sus cargos.
Se comprende que la democracia así entendida sea aspiración universal en nuestros días; que
cuanto suene a antidemocrático sea objeto de repulsa general; y que los países sin marchamo de
demócratas se vean rechazados por la comunidad de naciones.
Pero esa democracia no existe en plenitud en ningún sitio. En realidad, es sólo una meta
inasequible a la que intentar aproximarse; y unas instituciones que facilitan esa aproximación o
que, el menos, dificultan el frontal atropello de sus exigencias. La democracia, pues, admite
grados. Y aunque no existe en el mundo ni un solo país que no se autotitule democrático, lo son
en medida muy diversa; y algunos no lo son en absoluto».
Gómez Antón, Francisco (2000). Cómo reconocer si es una democracia lo que se tiene delante. 2.ª
ed. Madrid, Ediciones Internacionales Universitarias, págs. 15-16.

El texto presenta una estructura analizante. La idea principal expuesta al inicio («La democracia suele
definirse como ‘gobierno del pueblo por y para el pueblo’») es desmenuzada para explicar por qué es gobierno
del pueblo, gobierno por el pueblo y gobierno para el pueblo.

 Estructura inductiva
Se parte de casos particulares para llegar a una idea general. Lo particular -ejemplos, concreciones,
tipos, clases, etc.- preceden a lo general o genérico, lo aclaran y lo hacen más comprensible.

Esta estructura implica una conclusión a la que se llega después del análisis previo del tema o asunto
tratado. También se le conoce como estructura sintetizante o conclusiva. La idea principal aparece al final del
texto:
Una explicación menos espectacular acerca de la desaparición de los dinosaurios propone que
ésta se halla conectada con sus pequeños cerebros y su falta de adaptabilidad a un cambio de
condiciones. Los dinosaurios eran tan listos como cualquier otro reptil, lo cual quiere decir que
tenían un grado de inteligencia más bien bajo. Hará unos 80 millones de años, el clima de la Tierra
empezó a cambiar. Las condiciones climáticas del mundo habían sido suaves y constantes
durante más de 100 millones de años, a lo largo de todo el reinado de los reptiles, pero de pronto
dieron un giro, y las condiciones se hicieron más frías y secas. El nivel de los océanos descendió,
y los continentes, que habían estado en buena parte cubiertos de agua durante el primer período
de calor y humedad, emergieron. Al mismo tiempo, los continentes se había ido desplazando a la
deriva, alejándose del ecuador; cuando los dinosaurios empezaron a evolucionar, vivían
principalmente en trópicos y subtrópicos, donde el clima raramente variaba a lo largo del año. Pero
con la deriva de los continentes, muchos se encontraron en las zonas templadas septentrionales y
meridionales, expuestos al ciclo de las estaciones.
Un clima fresco y seco y amplias zonas de terreno expuesto a las inclemencias no eran las
condiciones idóneas para un reptil. Significaba un gran cambio pasar del suave clima de una isla
calentada por las aguas que la rodeaban a la inclemencia siberiana de un interior continental, con
sus duros inviernos y sus sofocantes veranos. La deriva hacia los polos de los continentes
exacerbada aún más esos extremos estacionales de temperatura.
Un animal pequeño e inteligente puede soportar tales cambios, porque la inteligencia le
proporciona la flexibilidad necesaria para idear nuevas estrategias de comportamiento, como la
hibernación, y el tamaño reducido hace que las nuevas estrategias sean practicables. Durante el
invierno, el animal pequeño puede cavar una madriguera y pasar la estación en un relativo
bienestar; durante el verano, encontrará a su disposición muchos rincones umbríos.
Los dinosaurios no poseían ninguno de los rasgos esenciales requeridos para la supervivencia:
pocos eran pequeños, y ninguno era inteligente. En consecuencia, se vieron dolorosamente
abrumados. Los mamíferos, por su parte, disponían de todos los rasgos necesarios: poseían
cuerpos pequeños que podían proteger fácilmente; disponían de un pelaje y un metabolismo de
sangre caliente que los ayudaba a vivir en los momentos de frío o calor extremos; y, lo más
importante de todo, tenían grandes cerebros, que los dotaban de los inapreciables dones de la

7
inteligencia y la adaptabilidad. En aquel cambiante mundo, la adaptabilidad debió ser el rasgo más
valioso que un animal podía poseer. Aunque es posible que los detalles no sean conocidos nunca,
parece probable que el secreto de la extinción de los dinosaurios y la supervivencia de los
mamíferos resida en esta circunstancia.
En este texto se parte de un análisis de ideas y se llega a una conclusión. La idea principal se encuentra
al final del último párrafo: «En aquel cambiante mundo, la adaptabilidad debió ser el rasgo más valioso que un
animal podía poseer. Aunque es posible que los detalles no sean conocidos nunca, parece probable que el
secreto de la extinción de los dinosaurios y la supervivencia de los mamíferos resida en esta circunstancia».

 Estructura encuadrada o de encuadre


La idea principal aparece al inicio y al final del texto. Se repite al final con el propósito de reafirmarla o
recalcarla, pues interesa que el lector tenga clara dicha idea:
No hay riesgo más grave que proyectar sobre la vida colectiva los requisitos y caracteres de la
vida individual; es decir, considerar una sociedad como si fuera una persona. La vida humana en
sentido estricto, la de cada cual, se mueve entre dos elementos que no se eligen: uno de ellos es
la circunstancia, que nos es impuesta, con la cual nos encontramos, queramos o no; el otro, la
vocación, que no nos es impuesta, porque frente a ella somos libres, pero que nos es propuesta, y
si somos infieles a ella, una vez que la hemos ido descubriendo, la consecuencia es la
inautenticidad, la falsedad de nuestra vida.
Ahora bien, una sociedad, un país en una época determinada, es circunstancia, precisamente la
inmediata de cada uno de los hombres que allí viven: con esa sociedad se encuentran, de ella
derivan la mayor parte de sus recursos, ella les ofrece sus posibilidades y les plantea sus
problemas, de su sustancia histórica y social están hechos. Y si hablamos de «vocación», sólo de
manera analógica puede aplicarse a una sociedad; y hay que distinguirla cuidadosamente de las
vocaciones personales de sus habitantes. Por esto, la tentación de interpretar las sociedades
como «hombres» a escala mayor ha gravitado pesadamente sobre los intentos de comprender las
realidades colectivas.
Marías, Julián. España inteligible6.
Vemos que en este fragmento expositivo-argumentativo la idea que aparece al inicio del texto: «No hay
riesgo más grave que proyectar sobre la vida colectiva los requisitos y caracteres de la vida individual; es decir,
considerar una sociedad como si fuera una persona» se repite al final con otras palabras: «Por esto, la tentación
de interpretar las sociedades como «hombres» a escala mayor ha gravitado pesadamente sobre los intentos de
comprender las realidades colectivas».

 Estructura cronológica
Organiza los textos teniendo en cuenta la secuencia temporal en la que ocurren los hechos o se
relacionan los datos (desde lo más antiguo hasta lo más reciente o viceversa). El modelo cronológico puro sigue
el proceso de principio a fin, y los acontecimientos aparecen en el texto según ocurren en la realidad. Este tipo
de estructura aparece, por lo general, en los textos históricos y sus partes son: inicio-desarrollo-fin. No
necesariamente los hechos que aparecen es este tipo de texto guardan una relación de causalidad. Veamos un
ejemplo:

Las gafas se inventaron en el siglo XIII. Fueron una evolución de la lupa, desarrollada dos
siglos antes. El que inventó las gafas fue un italiano, que unió dos lentes sobre una montura de
cuerno. Hasta entonces cada cual tenía su truco. Nerón, el emperador romano de ojos azules,
observaba las luchas de los gladiadores a través de una esmeralda. En 1305, el monje Fray
Giordano de Rivelta databa el invento: «Hace 20 años que ha nacido el arte de confeccionar
gafas para ayudar a ver mejor a los que lo necesitan».
El invento fue, en principio, patrimonio de la iglesia: sólo lo utilizaban los monjes copistas.
Pronto los españoles lo pusieron de moda como un signo de nobleza y riqueza. Durante la
Revolución Francesa la moda se exportó a Francia.

6
Citado por Llamas Saíz, Martínez Pasamar y Tabernero Sala (2012: 137).

8
Los chinos perfeccionaron las monturas añadiendo unos contrapesos de latón a la altura de las
orejas. A principios del siglo XX los «quevedos» se sustituyeron definitivamente por las gafas
de montura tradicional.
Hace un siglo también, aparecieron los lentes de contacto. Eran una prótesis que engordaba el
ojo. Pero durante la II Guerra Mundial, la Armada británica contribuyó indirectamente a su
revolución: habían descubierto el plexiglás, un plástico con el que construyeron las cabinas de
los aviones de caza. Y los americanos tomaron la idea para realizar, en 1947, las primeras
lentillas duras.
Quince años más tarde, un químico checoslovaco creó la lentilla blanda a partir de un plástico
hidrófilo. Los nuevos materiales permitieron la construcción de lentes más finos, resistentes y
permeables, que permiten la imprescindible oxigenación de la córnea. Además de las lentillas
rígidas, permeables al gas y blandas, en los últimos años se han impuesto dos novedades de
lentes desechables, es decir, de usar y tirar: los de uso continuo, que no se quitan ni para
dormir y se arrojan a la basura al cabo de una semana o un mes; y los de uso interno, que se
quitan sólo para dormir, se limpian a diario y duran un mes. Hoy también pueden corregir el
astigmatismo. La ventaja que tienen los lentes de contacto sobre las gafas es que, aparte de
mejorar la estética para lo que no quieren delatar su deficiencia visual, permite un mayor
campo de visión y mejor agudeza visual. Además son recomendados para reducir la evolución
de las miopías progresivas.

 Estructura pirámide invertida


Es la estructura propia de la noticia. La información relevante aparece gradualmente de arriba abajo. Así
por ejemplo, si tenemos una noticia de cinco párrafos, podríamos prescindir de los dos últimos sin que lo anterior
pierda sentido, ya que la información más importante se puso al inicio. Se estructura del siguiente modo: lead o
esencia, información complementaria, datos adicionales, relleno. La idea principal aparece al inicio del texto, en
el lead:

MUERE MUJER EN PLENA LIPOSUCCIÓN


Una mujer de 52 años murió ayer por la tarde cuando era sometida a una operación de liposucción en la clínica
Astocóndor, ubicada en la sexta cuadra de la avenida Boulevard del Parque, en San Borja.
Aunque las causas de su deceso serán determinadas en las investigaciones, trascendió que Gladys Elena
Palacios Gómez no habría resistido la anestesia.
También se conoció que la mujer ingresó a la clínica en la mañana, pero su operación se realizó a las 3 p.m. La
clínica, de propiedad de Juan Astocóndor Pérez, prefirió no opinar sobre lo acontecido.
Los peritos de la fiscalía y de División de Homicidios de la PNP llegaron a las 5:30 p. m. para el levantamiento
del cadáver. Los familiares de Palacios Gómez denunciaron que se trató de una negligencia.
Tomado de la versión electrónica del diario El Comercio de Lima (Perú), 13-07-2006
 Estructura paralela o paralelística
Presenta un tema cuyos aspectos se exponen y explican sin gradación jerárquica o conceptual, esto es,
se desarrolla con ideas o hechos que se encuentran en un mismo nivel, de modo que ninguna de ellas es más
importante que la otra. Por lo general, no presenta conclusión o recapitulación:

El recetario marino era, como podemos sospechar, forzosamente limitado. Con todo, existieron
algunos platos famosos, aunque seguramente nada apreciados: las mazamorras, el almodrote
y la calandraca.
Las mazamorras (palabra proveniente de la expresión árabe «sopa de barco») aprovechaban
los trocitos de galleta desmoronada que quedaban en el fondo de las cubas y, con adición de
aceite, ajo y vinagre, se molía hasta conseguir una pasta que podía consumirse por sí sola o
con base de diversos mojos. También se elaboraba con las galletas impresentables de puro
agusanadas, y es de suponer que entonces resultaría más alimenticia al incorporar las
proteínas del gusano. La definición que da el Diccionario de Autoridades indica que la
mazamorra se prepara con «el bizcocho podrido que no está de recibo». Una variedad era el
irónicamente llamado «capón de galera», especie de ajoblanco con biscocho, aceite, vinagre,
ajo y aceitunas.

9
Con los cambios geográficos que la llevan hacia el oeste, la mazamorra fue ennobleciéndose.
En el mundo de la galera mediterránea del que procedía significaba potaje o engrudo con el
que se apiensan los galeotes. Por eso el vocablo catalán correspondiente, macamerro,
conservó el sentido de bazofia o comida asquerosa o mal preparada. Sin embargo, la
mazamorra, al llegar al Atlántico y ser consumida por marinos libres, se dignificó, dentro de su
pobreza. En la etapa siguiente, que es la americana, sin aspirar a la mesa del señor, se
ennoblece considerablemente y llega a significar poleada de maíz con azúcar y miel, una
golosina que en Perú apreciaban mucho las clases humildes.
El almodrote era una salsa elaborada con los restos de queso emborrado que quedaban en el
fondo de las vasijas. Bastaba añadir ajo y comino y trabajarlo en el mortero hasta reducirlo a
pasta oleosa. Este unto, de fuerte sabor, ayudaba a pasar con cierta dignidad cualquier guiso
de pescado o carne desecada e hidratada mediante remojo. En tierra, y no necesariamente en
ambientes marinos, se llamó almodrote a una salsa fina muy a propósito para adobar platos de
berenjenas, hortaliza que ya se sabe lo bien que combina con el queso.
Finalmente la calandraca era un dudoso sopicaldo aromatizado con una bolita de sebo de
cerdo rancia y algún vestigio de tocino. Como toda sopa de pobres, servía para calentar y
llenar el estómago más que para nutrirse.
Eslava Galán, Juan. Tumbaollas y hambrientos.

 Estructura comparativa
Se expone una serie de ideas que comparan y contrastan las diferencias y/o semejanzas de dos o más
objetos:

Desarrollo mediante comparación atendiendo a sus semejanzas:


«Tabaco y azúcar son, ambos, productos del reino vegetal que se cultivan, se elaboran, se
mercan y al fin se consumen con gran deleite en bocas humanas. Además, en la producción
tabaquera y en la azucarera pueden advertirse los mismos cuatro elementos: tierra, máquina,
trabajo y dinero, cuyas variantes combinaciones constituyen su historia». (Fernando Ortiz.
Contrapunto cubano del tabaco y el azúcar).

Desarrollo mediante contraste atendiendo a sus diferencias:


«La caña de azúcar y el tabaco son todo contraste. Diríase que una rivalidad los anima y
separa desde sus cunas. Una es planta gramínea y otra es planta solanácea. La una brota de
retoño, el otro de simiente; aquélla de grandes trozos de tallo con nudos que se enraizan y éste
de minúsculas semillas que germinan. La una tiene su riqueza en el tallo y no en sus hojas, las
cuales se arrojan; el otro vale por su follaje, no por su tallo, que se desprecia. La caña de
azúcar vive en el campo largos años, la mata de tabaco sólo breves meses. Aquélla ama la
lluvia caída del cielo; éste el ardor nacido de la tierra…». (Fernando Ortiz. Contrapunto cubano
del tabaco y el azúcar).

 Estructura causativa o causal


Esta forma de organizar el texto expositivo «contiene dos categorías: antecedente y consecuente;
existiendo entre ellas: a) una relación temporal: los antecedentes preceden a los consecuentes, y b) unos
vínculos causales o cuasi-causales entre ellas: los antecedentes facilitan o son una condición necesaria y
suficiente para que aparezcan los consecuentes» (Sánchez Miguel, 1993: 43). Son muy típicos en los textos de
Geografía e Historia (Sánchez Miguel, 1993: 131-132):

La decadencia
Tras el auge económico alcanzado durante el reinado de los Reyes Católicos, España
comienza una profunda depresión económica. A finales del siglo XVI se puede decir que la
política económica de Carlos I y Felipe II había resultado un gran fracaso. En 1558 Felipe II
tuvo que declarar la bancarrota de la Hacienda española.
Una de las causas de esta depresión se debe a la gran cantidad de dinero empleado en
costear los ejércitos, desembolso que todavía era mayor al tener que mantener grandes

10
contingentes de tropas fuera de España, debido a los continuos conflictos mantenidos por la
Corona.
Otra de las causas de la depresión económica se debe a la falta de inversiones para el
desarrollo de la industria. La riqueza estaba concentrada en unos pocos nobles que disponían
de grandes capitales, pero que no invertían su riqueza en la industria o en comercio, pues era
considerado algo indigno. El mantenimiento de una suntuosa corte personal, el mecenazgo de
artistas, la construcción de palacios e iglesias y las generosas donaciones de limosnas,
consumían los recursos económicos de esta clase social. También cabe mencionar que la gran
cantidad de plata que llegaba de América, más de 400.000 kilos anuales, provocó una fuerte
subida de los precios en la economía española. Esta alza de los precios no hizo sino precipitar
la bancarrota del Imperio Español a finales del siglo XVI.

 Estructura problema-solución
Se exponen uno o varios problemas, y las posibles soluciones de los mismos. Por lo general, la primera
parte del texto se refiere al problema y lo que sigue son las soluciones o alternativas de solución. Generalmente
responde al esquema: problema de conocimiento: «¿por qué ocurre?», «¿cómo es posible?» / respuesta
explicativa: X explica Y / conclusión-valoración.

Las comunicaciones en el imperio (citado por Sánchez Miguel, 1998: 322)

El territorio abarcado por el Imperio Romano llegó a ser inmenso. Recordemos por un
momento que incluía la casi totalidad del continente Europeo, el norte de África y el Oriente
Próximo (lo que hoy es Siria). Una extensión tan enorme suponía un problema a la hora de
comunicar Roma con los distintos puntos del Imperio. Podemos aclarar mejor este problema si
nos planteamos cuántos accidentes geográficos (ríos, montañas, mares) había que superar
para enviar mercancías, órdenes, noticias, o soldados (las legiones) desde Roma al norte de
Francia o a Siria, por poner dos ejemplos.
Para resolver el problema, Roma desarrolló una potente flota naval que permitía comunicar
entre sí y de manera segura todas las provincias del Imperio. Las naves romanas a remo -con
dos o tres filas de remos- o la vela recorrían todo el mar Mediterráneo. Transportaban el trigo
de Egipto a la ciudad de Roma, o el vino de Hispania a Britania (lo que hoy denominamos Gran
Bretaña). De esta manera regiones muy distantes entre sí pudieron establecer relaciones y
lazos permanentes.
Por otro lado, Roma creó grandes vías y calzadas que conectaban todas las regiones del
Imperio con Roma. De esta manera, las legiones (y las mercancías o las noticias) podía
recorrer el Imperio de un lado a otro según las necesidades de cada momento. Esta red de
calzadas precisó la construcción de grandes puentes, como el de Alcántara, en la provincia de
Cáceres, sobre el Río Tajo, cuyos arcos centrales miden 36 metros, o el de Mérida, sobre el río
Guadiana, que mide 792 metros.

Cabe indicar que la exposición no sigue un esquema rígido de estructuración, aunque es habitual
comenzar por nociones generales, a manera de introducción, para luego emprender la exposición de lo que
quiere comunicarse. No siempre el orden es así, puede empezarse por el final para luego acudir al desarrollo del
proceso que pretende explicarse. También se puede elegir el orden cronológico o lógico dependiendo de la
intención comunicativa. De todos modos es necesario elaborar un esquema o guión de ideas, con el fin de
ordenar los contenidos más relevantes, dejando de lado aquellos que son menos significativos del tema que
vamos a tratar. De ahí que estos procedimientos estructurales se constituyen en herramientas para quien escribe
textos explicativos.

3.1.2. Procedimientos discursivos o estructuras retóricas

Mientras los procedimientos estructurales organizan las partes del texto, los discursivos desarrollan los
contenidos de la exposición. Cualquiera de las estructuras globales vistas en el punto anterior puede valerse de
los procedimientos discursivos para desarrollar o explicar los contenidos. Por ejemplo, la estructura inductiva

11
como las de encuadramiento o de comparación-contraste pueden utilizar definiciones, analogías,
reformulaciones, etc.

Dentro de los procedimientos discursivos consideramos las estructuras retóricas o relaciones lógicas
propias de los textos explicativos. Estas estructuras tienen carácter sintáctico y semántico y reciben el nombre
de “retóricas” porque desarrollan una función específica en la secuencia explicativa. Suelen presentarse en el
nivel superestructural, o en el nivel del párrafo o microestructural y vienen determinados por el objetivo del texto
y por el contexto de producción, esto es, el grado de conocimiento compartido entre emisor y receptor. En la
textualización, los procedimientos se materializan en los distintos niveles (macro y micro) de estructuración del
texto y se vehiculan con formas lingüísticas recurrentes (López, 2005).

Son conocidos, por ejemplo, los cinco tipos de relaciones lógicas básicas de la explicación establecidos
por Meyer (1985: 11-63): la enumeración («collection»), la causalidad («causation»), el problema-solución
(«response»), la comparación («comparison») y la descripción («description»). Cada uno de estos tipos de
conexión de la información puede darse en el nivel de estructuración global del texto, en el nivel del párrafo, o en
el nivel oracional. Trimble (1985) también describe estructuras retóricas que aportan información en el texto
explicativo a través de esquemas sintácticos regulares. Trimble distingue los siguientes tipos de estructuras en el
nivel del párrafo: la definición, la clasificación, la descripción, las instrucciones y las relaciones visuales-verbales.
Estas microsecuencias se materializan en el texto a través de distintas técnicas retóricas: orden temporal o
espacial, relación de causa-efecto, orden de importancia, comparación y contraste, analogía, ejemplificación e
ilustración.

Podríamos enumerar más estructuras retóricas que caracterizan la explicación frente a otras formas
textuales. Su estudio es fundamental en las propuestas didácticas que se hagan para desarrollar la producción y
comprensión de los textos explicativos en el aula. Desde el punto de visto pedagógico, el estudio del texto
explicativo sigue dos líneas de investigación: una referida a la comprensión y otra a la composición escrita. En el
ámbito anglosajón, destacan los estudios sobre comprensión de textos explicativos (Meyer, 1985). Los trabajos
que se han desarrollado en torno al aprendizaje de la composición escrita parten sobre todo de la tradición
francesa (Chiss y otros, 1987) y del campo de la enseñanza de segundas lenguas (Trimble, 1985).

«En un nivel más cercano a los textos concretos, la propuesta de Meyer de los modos de organización
expositiva, se presenta como más operativa para trabajar pedagógicamente los procesos de comprensión y
producción de textos expositivos» (Padilla, 1999: 72-73). Estas estructuras son categorías funcionales útiles para
ayudar a los estudiantes a comprender y textualizar adecuadamente la información en una secuencia explicativa
(Martínez, 2001). Estos procedimientos, por tanto, contribuyen a hacer comprensible un fenómeno, y a conseguir
así el objetivo prioritario de un texto explicativo7. (Estos procedimientos ya se han estudiado).

4. Características formales, lingüísticas, léxicas y textuales

1.1. Características formales

En los textos se emplean los organizadores intra, meta e intertextuales. Generalmente son recursos
tipográficos que permiten la organización interna del texto y de las relaciones intertextuales. Hacen parte de
estrategias textuales basadas en claves contextuales y el conocimiento de la situación general de comunicación.
Los organizadores intratextuales remiten a otra parte del texto (cf. supra); mientras que los organizadores
intertextuales se refieren a otro texto de autor identificado (sistema de citas). Son organizadores metatextuales:
los guiones, los números o letras para enumerar hechos, argumentos, fenómenos, etc., el control de márgenes o
alinea, las comillas, los subrayados y los cambios en el tipo de letra, e igualmente los paréntesis y la letra itálica
como marcadores de reformulación textual. Asimismo, se aprecia la frecuente utilización de formas
supralingüísticas como son los títulos, los subtítulos, en estrecha relación con los organizadores textuales, su
función es importante, ya que generalmente indican relevancia y contribuyen a estructurar los contenidos.

7
Una descripción de las estructuras retóricas que caracterizan el subgénero expositivo examen puede verse en
Battaner et al. (2001). Gülich (1991) ha destacado los tipos de procedimientos discursivos que se emplean en las
interacciones orales entre expertos y no expertos.

12
En ocasiones, la información se complementa con gráficos, mapas, fotografías, infografías, cuadros,
esquemas, barras estadísticas, etc., que ilustran el tema.

1.2. Características lingüísticas

1.2.1. Características gramaticales


Los textos expositivos poseen una unidad interna, por ello suelen estar organizados en párrafos, y estos a
su vez en oraciones. Esta unidad se da desde todos los niveles del lenguaje: recurrencias fónicas,
morfosintácticas, léxicas, etc. Así también en la existencia de los elementos de relación: preposiciones,
conjunciones y signos gráficos (números, letras, guiones, etc.).

En la exposición nada debe sobreentenderse, por ello es conveniente detenerse en la significación de los
elementos nuevos. La modalidad de la expresión de nuestro pensamiento es la certeza8, no se desdeña que se
pueda reconocer la limitación de los resultados, de acuerdo a las condiciones en que se ha producido el
mecanismo de la deducción, inducción o cualquier otro procedimiento de raciocinio. Aunque los conocimientos
gramaticales no constituyan un factor determinante en una situación comunicativa concreta, su actuación
implícita es evidente y necesaria, porque a través de ellos se facilita el hilo discursivo o la concatenación de
todos los elementos que participan en una actividad de escritura, además de ser adaptables a los diversos
géneros y tipos de textos.

Se sabe que la gramática proporciona un bagaje lingüístico y teórico importante, desempeña una función
relevante en los procesos de corrección y revisión del escrito durante la composición escrita, pero aún así, para
la enseñanza podría ser peligroso si ocupara un lugar central en los programas curriculares, puesto que podría
limitar su uso y con ello obstruir un proceso de adquisición natural (Cassany, 1996a: 86). Al respecto, Zayas y
Rodríguez (1992: 14) especifican tres grandes ámbitos de intervención didáctica en el aprendizaje gramatical,
que debemos tener en cuenta a la hora de usar los recursos lingüísticos que nos ofrece la lengua:
1. Ámbito contextual: unidades lingüísticas que intervienen en el contexto y, en general, todas aquellas
formas lingüísticas que tienen una relación directa con la enunciación.
2. Ámbito textual: unidades lingüísticas que aseguran la cohesión y la conexión entre las oraciones de la
secuencia textual.
3. Ámbito oracional: aspectos morfosintácticos relevantes para la construcción aceptable de oraciones y
para la formación de palabras.

La frase expositiva es descriptiva, contemplativa, imparcial; la construcción frecuente es la paratáctica o


coordinada cuyos nexos marcan la relación lógica entre las ideas9, aunque también encontramos la presencia de
las proposiciones subordinadas que amplían glosando, explicando las ideas principales. El tiempo es el presente
que expresa lo universal, lo permanente, la vigencia.

Veamos, pues, las principales características gramaticales de los textos expositivos o explicativos10:
- El predominio del presente y del futuro de indicativo. La exposición suele constituir un espacio intemporal
con la pretensión de crear la apariencia de que el momento de producción y el de lectura transcurren
paralelamente. Suelen abundar los verbos estativos, así como la cópula ser. Predominan igualmente las
formas verbales no personales o impersonales.
El uso del presente intemporal: puesto que es adecuado para las afirmaciones y definiciones científicas:
«Una vida ordenada significa una vida bien aprovechada»; «El sentimental es alguien que deposita toda
la fe en el plan, en el programa, sin atender al comportamiento de las personas».
El tiempo verbal más común en los textos expositivos prototípicos es el presente de indicativo, tiempo
utilizado habitualmente para vincular el enunciado al momento de la enunciación; pero también en
ocasiones para darle un carácter intemporal, similar al que se observa en las declaraciones de valor

8
En la certeza la mente se siente firme, estable, segura, inamovible gnoseológicamente. La certeza es una actitud
gnoseológica de la persona.
9
Para que el discurso resulte lógico hay que aprender a discurrir, a razonar.
10
Véase también Álvarez Angulo (2001: 15-29).

13
universal. De todas maneras, pueden aparecer otros tiempos verbales –como los distintos tiempos del
pasado–, si apoyando la explicación se aportan sucesos, anécdotas, declaraciones, etc. ordenados en el
tiempo y situados en un momento anterior al de la enunciación. El presente indica el grado de fiabilidad
que el locutor atribuye a la información que trasmite –o que se posee en general sobre ella–. Junto a las
expresiones de certeza y el presente, puedan aparecer adverbios de duda o probabilidad o valores
modales de algunos tiempos (condicional de información no asegurada).
- La adjetivación específica, pospuesta y valorativa. Este tipo de adjetivación (adjetivos y equivalencias
estructurales) supone una particularización del sustantivo; es decir, agrega a la significación del
sustantivo algo que no es tan necesaria o naturalmente comprendido en ella.
En general, se suele usar adjetivos tanto especificativos, para delimitar el contenido de los sustantivos y
asegurar la precisión, como explicativos, para ampliar la información o matizar aseveraciones: «Este ser
(Cupido) pequeño, travieso y regordete, con diminutas alas sobre sus espaldas» (...).
- Las nominalizaciones anafóricas y aposiciones explicativas. Los grupos nominalizados son especialmente
interesantes desde el punto de vista gramatical, ya que acarrean una serie de hechos lingüísticos
(elección del sufijo, de la preposición, construcción de diversos complementos del nombre). Las
aposiciones se presentan generalmente como informaciones nuevas: el elemento remático en la
progresión de información que supone todo el texto.
- El orden de palabras estable. la exposición-explicación muestra preferencia por las construcciones lógicas
sobre las psicológicas, establecidas sobre el esquema sintáctico de sujeto-verbo-complementos.
El orden en el que aparecen las palabras en un texto explicativo, suele ser el lógico: sujeto + verbo +
complementos, pero este orden puede verse alterado por factores estilísticos, pragmáticos o textuales,
tales como el énfasis, la empatía, la longitud, la complejidad estructural de los constituyentes, etc.
(Bassols y Torrent, 1997: 79).
Adam (1991:14) afirma que «los textos con secuencia dominante explicativa se asocian generalmente a la
síntesis y al análisis de las representaciones conceptuales: Sujeto + es + atributo (síntesis) y Sujeto +
tiene + complemento (análisis). Estas fórmulas se desarrollan mediante proposiciones causales, finales y
modales que se encargan de demostrar, concretar y relacionar lo que se afirma».
- El predominio de oraciones subordinadas a las coordinadas. La subordinación sirve para explicar y ampliar
la información o para resaltar la relación lógico-semántica entre las proposiciones: «La libertad de
enseñanza en el proceso educativo, tiene su base en el derecho natural que nadie puede ignorar. No se
trata, por tanto, ni de un privilegio reclamado, ni de una concesión del Estado, sino de una expresión y
garantía de libertad».
Entre las proposiciones subordinadas destacan las proposiciones adjetivas explicativas o especificativas
de relativo, y algunas proposiciones subordinadas adverbiales, que introducen las circunstancias
temporales en que un hecho se desarrolla (encontramos las temporales, condicionales, consecutivas y
causales): «Tras la fábula, que no tiene tiempo, existe la realidad de las cosas» ; «La figura inmortal de
Cupido, un niño que hiere corazones caprichosamente con sus flechas, nace de la fantasía griega para
representar el amor, fuerza universal de atracción y motor de casi todos los actos de la vida».
Asimismo, se recurre a las proposiciones coordinadas, entre las que destacan las copulativas y las unidas
con enlaces explicativos como es decir, esto es, a saber, etc. La coordinación suele aparecer
relacionando periodos amplios y proporcionando matices semánticos de inclusión o de exclusión. A
veces, se suele recurrir a la yuxtaposición.
Se puede alternar los diferentes tipos de oraciones, tratando de evitar la complejidad sintáctica.
- El predominio absoluto de las oraciones enunciativas, que suelen aparecer con ejemplos de carácter
explicativo. «Hace más de dos mil millones de años la vida se originó en el océano. Fue el agua la que
oxigenó las primeras formas de vida, y hasta hoy existen en el mar animales primitivos que son 99%
agua» (...); «La moda de la corbata ha variado de acuerdo con las épocas. Alcanzó sus más bajos niveles
de venta y popularidad en los años 60, fruto de la rebeldía juvenil contra la formalidad conservadora. La
tendencia, no obstante, se revirtió en los 70, a tal punto que ya en la década de los 80 batió todos los
récords de ventas» (...). También se incluyen las oraciones interrogativas retóricas: «¿Es importante esta
ola de sentimentalismo?», se pregunta uno de los editores. «Sí, porque es esencialmente escapista.
Sustituye la realidad por la apariencia, los hechos por los deseos, la moderación por la autocomplacencia,
y transforma la responsabilidad personal en victimismo. Todo el que valore la razón y la civilización debe
estar alarmado. El dolor de la multitud del Londres de los noventa puede, al final, resultar peor que los
disturbios de la multitud del París de los sesenta» (...).

14
- Las oraciones aclaratorias del tipo: «como es bien sabido» o «tal es el caso de...», «como dijimos antes»,
permiten relacionar la idea principal y los distintos aspectos que la desarrollan.
Por lo general, un texto expositivo-explicativo presenta oraciones extensas, pues para obtener claridad y
precisión en las definiciones, las explicaciones o los fragmentos conclusivos se escriben períodos
oracionales más o menos largos, aunque es recomendable buscar un equilibrio entre las oraciones cortas
y largas para que los párrafos no sean muy densos: «El desarrollo de la inteligencia reviste diversos
aspectos de interés para la tarea educativa. El educador ha de promover y apoyar hábitos de observación
cuidadosa, de descripción, de asociación-disociación, convergencia-divergencia, análisis-síntesis. Se ha
de procurar educativamente la adquisición de habilidades cognitivas relacionadas con las principales
operaciones intelectuales: la conceptualización, la universalización, la clasificación, la definición, el
razonamiento inductivo y deductivo, y todo ello en los diferentes ámbitos de operaciones intelectuales
como la inteligencia teórica, que permite la correcta realización de las operaciones conceptuales,
judicativas y discursivas; la inteligencia práctica o capacidad de resolución de problemas, la inteligencia
estratégica o razón instrumental, que nos permite entender adecuadamente la relación medio-fin en las
diversas tesituras de la vida; la inteligencia social, que es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y
el sentido de la oportunidad en la convivencia, etc.».
- El uso de oraciones con el pronombre «se» impersonal o de pasiva refleja para limitarse a representar el
proceso expositivo: «Se puede comer sin dientes. No hay motivo para creer que el individuo no hubiera
comido cosas blandas, como caracoles, moluscos, o gusanos», expresó.
- La nominalización de frases verbales, por ejemplo: La salida del sol, en lugar de El sol sale, para
desvanecer el interés del sujeto de la acción y así centrarse en los hechos, en los objetos y procesos.
También abunda la nominalización del infinitivo: El fumar es dañino para la salud.
- Con frecuencia los textos expositivos-explicativos aparecen marcados por un grado de abstracción más o
menos elevado que se reflejará en el abundante empleo de sustantivos abstractos.
- La presencia de adverbios, que cumplen la misma función del adjetivo respecto al verbo. Aparecen con
frecuencia los adverbios terminados en -mente y los de carácter modal: (...) «es sorprendentemente poco
lo que se sabe sobre los mecanismos fisiológicos que gobiernan nuestro peso» (...).
- Es frecuente el uso de gerundios, infinitivos y participios con función circunstancial al comienzo de las
oraciones.
- Asimismo, se recomienda el correcto uso de los signos de puntuación y de otras convenciones que
utilizamos para destacar algunos elementos: negrita, cursiva, comillas, etc. o la entonación adecuada que
facilitan la compresión del texto.

1.2.2. Características léxicas

- El uso de un léxico especializado propio del tema que se está explicando. Si estamos frente a un tema muy
especializado tendremos que comprender y manejar los tecnicismos propios de cada área científica o
técnica, pues los diversos oficios o profesiones, de las ciencias naturales y humanas y de las diversas
técnicas poseen lenguajes especiales que mantienen, en general, la estructura gramatical de la lengua
común, y sólo se diferencian por poseer estructuras propias.
- La tendencia a la precisión léxica. La precisión léxica supone el recurso a la significación unívoca con
profusión de tecnicismos, cultismos, préstamos y xenismos de lenguas dominantes científicamente en la
correspondiente área de conocimiento.
- Los términos deben estar despojados de toda ambigüedad o contradicción. Predomina el lenguaje
denotativo, pues solo interesa informar de manera objetiva y conseguir un grado de abstracción más o
menos elevado en los textos especializados, técnicos o científicos. Sobresale, por tanto, la función
referencial del lenguaje.
- En la redacción de textos explicativos se requiere de una descripción lingüística operativa, un armazón
previsible del texto y de la adecuación a las necesidades del usuario. Pierre Herat afirma que la redacción
técnica de textos explicativos especializados es en gran medida una actividad semejante a la traducción,
entendida esta como reformulación y decodificación, que sólo después de una fase de interpretación
puede utilizar los recursos de la codificación. La redacción es, pues, una traducción inversa en la propia
lengua con palabras y expresiones cuyo dominio es progresivo desde el punto de vista del aprendizaje
(Herat, Pierre, 1997: 154).
Por tanto, en el caso del lenguaje científico, técnico o especializado debemos considerar que:

15
- Hay una especialización semántica de términos. Por ejemplo, en el mundo científico el hornillo es
un dispositivo que sirve para calentar en los matraces; y no guarda parecido alguno con el horno
que nosotros conocemos.
- El lenguaje científico posee unas exigencias gramaticales y semánticas que, si bien son comunes
a toda clase de escritos, imponen a esta clase de lenguaje un especial rigor (Lázaro y Tusón,
1989: 177).
- El carácter monosémico de los tecnicismos, es decir, que a cada término le corresponde un
significado único, ni ambiguo ni equívoco. Queda excluido por tanto el uso de cuasi sinónimos,
aunque a veces es posible una transformación léxica. Ejemplo (en: Gatti y Wiesse, 1999: 138):
«El oído externo está constituido por el pabellón y el conducto auditivo externo. El pabellón
funciona como recolector de ondas acústicas, a las cuales canaliza hacia el interior. El conducto
auditivo externo es un tubo cilíndrico y sinuoso que termina en el tímpano. Sirve para conducir
ondas hacia el tímpano, reforzar ciertas frecuencias y amortiguar los sonidos más agudos».
- Para facilitar la comprensión de los términos técnicos o especializados que aparecen en un texto
expositivo, conviene explicarlos entre paréntesis, entre comas o guiones, y si el caso lo requiere
habría que explicar su origen o procedencia o incluir información adicional. Asimismo, el orden de
aparición de una sigla o de un término desconocido ha de ir desde lo más explícito a lo más
hermético: «El plasma, que es un líquido amarillento (compuesto en 92% de agua), forma el 55%
de la sangre». El que explica debe establecer una terminología razonada, ha de ser capaz de
formular y reformular enunciados para que se adecuen a lo que se pretende decir: la claridad y la
explicitación son los objetivos que se ha de proponer.

4.3. Características textuales: aspectos de coherencia y cohesión


- El uso de los procedimientos de cohesión léxica del texto: repetición, reiteración, elipsis, hipónimos,
hiperónimos, palabras conectadas por la relación parte-todo, etc.
- El uso endofórico de los deícticos. Se trata de marcas o indicadores que refieren a otros elementos del texto
que pueden ir delante (anfóricos) o detrás (catafóricos); esta función hace que sean elementos
importantes en la cohesión textual. Mediante el fenómeno de la deixis se destacan los aspectos
gramaticales y léxicos de la relación tripartita entre el sistema lingüístico, la subjetividad del codificador y
los factores contextuales. Es una operación que permite relacionar los objetos y sucesos del mundo a las
coordenadas de lugar y de tiempo asociados con el locutor.
La anáfora es la «relación de identidad que se establece entre un elemento gramatical y una palabra o
grupo de palabras nombrados antes en el discurso; p. ej., la que establece entre lo y que había estado
ahí en Dijo que había estado allí , pero no me lo creí » (DEL, 2014). La catáfora es la «relación de
identidad que se establece entre un elemento gramatical y una palabra o grupo de palabras que se
nombran después en el discurso; p. ej., la que establece entre esto y que renunciaba en Lo que dijo
es esto: que renunciaba » (DEL, 2014); la catáfora introduce información nueva o amplía un enunciado
general: «Con orden hay paz y eficacia: se sabe dónde están las cosas y se ahorra tiempo, y además nos
hacemos dueños de las cosas y no al revés: estar esclavizados a las llaves, a la ropa, a los papeles, a las
herramientas, porque nunca hay forma de encontrar nada y nos pasamos la vida pendientes de ellas».
El fenómeno deíctico se extiende a todas aquellas expresiones de la lengua que identifican y localizan a
sus referentes en el contexto tomando como punto de partida el eje de coordenadas yo, aquí, ahora del
hablante. Estos tres orígenes, que tienen la función de dirigir la atención del oyente, proporcionan los
puntos básicos de referencia para la construcción del espacio deíctico y hacen que el sistema deíctico se
considere «egocéntrico». En este sentido la deixis y la modalización tienen una estrecha relación, en
cuanto que ambos fenómenos son dos manifestaciones de la subjetividad del hablante.
- Las marcas de modalización o modalizadores. Introducen el punto de vista del emisor en el discurso, bien
mediante verbos modales (poder, desear), de opinión (creer, opinar) o performativos (prometer, jurar);
bien mediante otros procedimientos como la cuantificación mediante adjetivos o elementos equivalentes,
el uso de exclamaciones o interrogaciones de carácter retórico, los adverbios oracionales, la connotación,
el léxico marcado positiva o negativamente, el uso de comillas o guiones para marcar la distancia y el
posicionamiento del enunciador respecto del enunciado. Estas marcas o indicadores tienen que ver con la
actitud que el sujeto hablante (enunciador) adopta con respecto a sus producciones verbales

16
(enunciados); indican el grado de adhesión (incondicional o mitigada), de incertidumbre o de rechazo del
sujeto de la enunciación con respecto a los contenidos enunciados.
Los modalizadores pueden ser asertivos (plantean la veracidad o falsedad de un enunciado), apreciativos
(el sujeto establece juicios de valor) o deónticos (la enunciación tiene en cuenta la presencia del
coenunciador, y por ello estos modalizadores se refieren a la idea de permiso, de obligación y de
prohibición).
Por tratarse de textos con pretensión de universalidad, es común el predominio de la modalidad asertiva,
formulada mediante recursos lingüísticos tales como verbos de opinión que indican la actitud del
enunciador (estimar, creer, opinar…), las formas impersonales (es evidente, no hay que decir que…);
elementos adverbiales (sin duda, a decir verdad, en mi opinión, desde mi punto de vista…); verbos que
presuponen la verdad o falsedad de lo que se dice (revelar, confesar, dudar, imaginar…); LO CIERTO. La
aserción está ligada a la modalidad cierto/no cierto; expresiones como poder, puede ser, es posible,
parece que… marcan las reservas del enunciador a propósito de algo.
- Una mayor abundancia de elipsis (o menor redundancia). Elipsis y redundancia son dos fenómenos
textuales que están en relación inversa con el mundo conocido o compartido por emisor y receptor; de
modo que a mayor conocimiento compartido corresponde mayor grado de elipsis, por tanto.
- El uso frecuente de marcadores del discurso (conectores discursivos) u organizadores textuales para
establecer relaciones significativas de las ideas, y para mostrar la unidad de la exposición. A
continuación, recogemos la lista de los marcadores del discurso que más se emplean en la explicación,
propuesta por Casado Velarde (1993: 36-38) y Llamas Saíz, Martínez Pasamar y Tabernero Sala (2012:
140). Estas unidades introducen, dentro del discurso, una función textual determinada.

TEXTOS EXPOSITIVOS-EXPLICATIVOS
Estructuradores / jerarquizadores del discurso
Tematizadores con respecto a, en/por lo que respecta a, en lo que concierne/lo
concerniente a, en lo que atañe/lo atingente a, en cuanto a, en lo que
refiere/lo referente a.
Digresores por cierto, a propósito (de), a todo esto.
Ejemplificadores por ejemplo, sin ir más lejos, a saber, en concreto, pongamos por
caso, así.
Reformuladores o aclaradores es decir, en otras palabras, esto es, mejor dicho.
Continuadores, comentadores en efecto, efectivamente, pues bien, así, en este sentido.
Conclusivos en resumen, en suma, resumiendo, en resumidas cuentas.
Metatextuales (espacio - de anterioridad: antes, hasta aquí, hasta el momento, hasta este
temporales) punto, más arriba, en líneas/párrafos/páginas/capítulos anteriores.
- de simultaneidad: ahora, en este momento, en este punto, aquí,
en este capítulo/en esta parte, al mismo tiempo, mientras.
- de posterioridad: luego, más adelante, más tarde, más abajo, en
adelante, en páginas/líneas/capítulos/párrafos posteriores, a
continuación, seguidamente.
Organizadores de la - de apertura o iniciadores: en primer lugar, para empezar,
información primeramente.
- continuadores, distribuidores de la información: en segundo
(tercer, cuarto) lugar; por/de una parte, Por/de un lado […] por/de
otra (parte), por/de otro lado.
- continuadores aditivos: igualmente, asimismo, además.
- finalizadores de cierre: por último, finalmente, en último
término/lugar, en fin, por fin, para terminar, en definitiva, en
conclusión, para concluir/terminar/acabar/finalizar.

- Progresión temática (tema / rema o tópico / comentario). En los textos expositivos suele utilizarse más la
progresión temática lineal, constante y derivada. En la exposición, dicen Bassols y Torrent (1997: 188-

17
191), avanzamos expandiendo el tema, dilatándolo, amplificándolo. Entre las maneras de expandir el
tema más frecuentes tenemos la ejemplificación y la justificación, pero podemos hacerlo comentando un
mismo asunto desde distintas perspectivas, citando lo que otros han dicho sobre el particular, por
diferenciación interna en subtemas, por detención y focalización en un aspecto, etc.

4.4. Otras características


- El frecuente recurso a definiciones, citas, referencias, descripciones, formulación de hipótesis, justificaciones
causales, inducciones y deducciones. Se trata de fenómenos textuales muy frecuentes en la exposición.
Algunos, como la descripción, la formulación de hipótesis y las justificaciones, son más propios de otros
tipos de texto, como el descriptivo o el argumentativo. Esto justifica la heterogeneidad de secuencias que
componen todo texto.
- El discurso explicativo se construye predominantemente en estilo indirecto (más apropiado porque establece
distancia entre el expositor y el texto): «Jaime Balmes decía -con razón- que toda auténtica personalidad
debe tener la cabeza de hielo, el corazón de fuego y los brazos de hierro», pero cabe también el estilo
directo, como en las citas, declaraciones o diálogos que se incluyen: «Un hombre fuerte comprende
aquello que afirma Ortega y Gasset: «No somos disparados sobre la existencia como la bala de un fusil,
cuya trayectoria ya está absolutamente determinada. Es falso decir que, en la vida, quienes deciden son
las circunstancias. Al contrario: las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos.
Pero el que decide es nuestro carácter».
- Es importante mostrar las fuentes orales o bibliográficas de donde se extrajo la información con la que se
explica un tema: «Jaime Balmes decía... »; «Un hombre fuerte comprende aquello que afirma Ortega y
Gasset:... ».
- Las reformulaciones intradiscursivas y ejemplificaciones. Son explicitaciones necesarias de tipo informativo
que suelen coincidir con incisos explicativos y que tienen el propósito de dejar claramente expuesto el
contenido informativo.
- La repetición de conceptos. Es un fenómeno textual que funciona como dispositivo de coherencia.
- La fórmula de cierre. Aparece expresada generalmente mediante un resumen o conclusión.
- En la exposición-explicación suele utilizarse cifras, porcentajes y cualquier otro dato numérico que, por lo
general, ha de ser exacto y correcto.
- El escaso empleo de valores estilísticos y ausencia en la variedad de matices. Este fenómeno es
consecuencia de la pretensión de universalidad y de objetividad que persiguen estos textos.
- La descripción, sobre todo objetiva, técnica o científica, es un apoyo insustituible en la exposición-
explicación, pues interviene activamente en textos en donde sea necesario enumerar la naturaleza,
partes y finalidad de un objeto o de un fenómeno cualquiera, de algún experimento efectuado para probar
tal o cual hipótesis, e incluso, para informar sobre el funcionamiento y aplicación de determinados
aparatos, maquinarias o procedimientos, etc. Es adecuada, por tanto, para textos correspondientes a las
ciencias naturales, a la medicina, a las ciencias físicas y a las ciencias experimentales. Veamos un
ejemplo (en: Gatti y Wiesse, 1999: 138):

El oído

El oído es un dispositivo extraordinariamente complejo que actúa como un transductor, pues


recoge energía acústica y la convierte en impulsos eléctricos. Para su estudio, suele dividirse en
tres partes: oído externo, oído medio y oído interno.
El oído externo está constituido por el pabellón y el conducto auditivo externo. El pabellón funciona
como recolector de ondas acústicas, a las cuales canaliza hacia el interior. El conducto auditivo
externo es un tubo cilíndrico y sinuoso que termina en el tímpano. Sirve para conducir ondas hacia
el tímpano, reforzar ciertas frecuencias y amortiguar los sonidos más agudos.
El oído medio es una pequeña cavidad llena de aire que se inicia en el tímpano. Comprende a tres
osículos contiguos llamados martillo, yunque y estribo.
El tímpano recibe las ondas sonoras y vibra. Por ello se puede decir que transforma la energía
aérea en energía sólida. La cadena de minúsculos huesos recibe la vibración del tímpano y la
transmite amplificada al oído interno. La presión sobre la ventana oval del oído interno es entre
veinte y treinta veces mayor que la presión sobre el tímpano.

18
La estructura del oído interno es tan complicada que se le suele llamar «laberinto». Está
constituido por el vestíbulo, los canales semicirculares (que sirven como órganos del equilibrio) y la
cóclea o caracol. En esta última están encerrados tres conductos llenos de linfas, varias
membranas que separan los conductos, y el órgano de Corti. Éste contiene más de veinte mil
células ciliadas, de las que parten las fibras constitutivas del nervio auditivo. En el oído interno la
energía sólida originada en el oído medio se convierte en líquida porque los golpes del estribo
sobre la membrana de la ventana oval mueven las linfas de los conductos. Este movimiento, unido
al de las membranas, genera fenómenos eléctricos que son transportados al cerebro mediante el
nervio auditivo. En el cerebro se cumple la función de análisis de los impulsos eléctricos.

Las descripciones científicas suponen un punto de vista objetivo, en el cual no tienen cabida las
expresiones subjetivas. El redactor pretende ser un observador neutral que transmite la realidad del
objeto. Por esta razón, se prefiere el enfoque de tercera persona (o las expresiones pasivas o
impersonales). Como la ciencia se ocupa de lo real, el modo verbal adecuado a su expresión es el
indicativo. El presente es el tiempo más apropiado a la descripción científica, ya que aquel sirve para
referirse a los fenómenos de siempre (atemporales) o al estado actual de los conocimientos científicos.

- También la narración puede emplearse para una exposición-explicación de acontecimientos históricos o


procesos en los que interviene el factor tiempo, tal como podemos observar en el texto que se cita a
continuación (en: Gatti y Wiesse, 1999: 138):

El niño Mozart y los viajes

Wolfgang Amadeus Mozart, uno de los más grandes artistas de todos los tiempos, nació en
Salzburgo el 27 de enero de 1756. Desde muy pequeño, recibió esmerada educación musical de
su padre, Leopoldo, quien era experto violinista y compositor de la corte del Príncipe Arzobispo de
Salzburgo.
Los frutos de la genialidad de Wolfgang se manifestaron desde su infancia. Compuso sus primeras
obras en 1761, cuando ya era buen violinista y clavecinista. El padre comprendió que el niño
estaba dotado de facultades prodigiosas y se dedicó a buscar fama. Para ello, organizó giras
artísticas por los principales centros culturales europeos.
La primera gira artística se realizó en 1762. El 12 de enero partió la familia hacia Munich. Luego, el
18 de setiembre, se dirigió hacia Viena. En ambas ciudades el pequeño intérprete y compositor
impresionó a la aristocracia y se ganó su simpatía.
Como los primeros viajes habían sido tan exitosos, el padre se animó a organizar otros. Así, en el
año siguiente, los Mozart se dirigieron a tierras más lejanas y recorrieron Baviera, Suabia,
Renania, Bélgica y Francia. Mientras residían en París, Wolfgang compuso sus primeras sonatas
para piano y violín.
Después de una estadía de cinco meses en la capital de Francia, la familia se trasladó a Londres,
donde permaneció desde abril de 1764 hasta julio de 1765. En este lapso, el pequeño compuso
seguramente su primera sinfonía.
En Londres también tuvo la oportunidad de apreciar las obras de autores importantes, y de afinar
su conocimiento de instrumentos musicales, como el piano y el clarinete. A partir de entonces,
Mozart demostró especial aprecio por este instrumento de viento.
Antes de llegar a su patria en 1766, pasó varios meses en Holanda, Francia, Suiza y Baviera. Los
tres años y medio de viaje habían sido determinantes para el desarrollo musical del niño. Durante
ese lapso, su capacidad creativa se había enriquecido de tal modo que en Salzburgo empezó a
componer obras más complicadas.
En 1769 Mozart y su padre iniciaron la serie de viajes a Italia, donde la acogida fue tan cálida
como lo había sido en París o en Londres. El primer recorrido por Italia duró de diciembre de 1769
hasta marzo de 1771 y comprendió ciudades de las diversas regiones: Verona, Mantua, Milán,
Parma, Bolonia, Florencia, Roma y Nápoles. En el mismo año regresó a Italia para presentar
algunas de sus creaciones, que en ese momento ya eran 135. Entre octubre de 1772 y marzo de
1773 estuvo en Italia por tercera y última vez. Después de este viaje, las circunstancias cambiaron
y la vida del niño prodigio se volvió más difícil.

19
- La heterogeneidad de secuencias. Como se puede apreciar, en la exposición-explicación de información, es
frecuente la presencia de otras secuencias discursivas, tales como las descriptivas y las narrativas. En
algunos casos, también podrían aparecer secuencias argumentativas, pero en menor medida.

BIBLIOGRAFÍA

Adam, Jean Michel (1990. Éléments de linguistique textuelle. Liège, Madarga.


Adam, Jean Michel (1992). Les textes: types et prototypes. Récit, description, argumentation, explication et
dialogue. París: Nathan.
Adam, Jean Michel (1997). «Los textos: heterogeneidad y complejidad», en Francisco J. Cantero y otros (eds.),
Didáctica de la Lengua y la Literatura para una sociedad plurilingüe del siglo XXI . Barcelona:
Publicaciones de la Universidad de Barcelona, págs. 3-12.
Adam, Jean Michel y Françoise Revaz (1996). «(Proto)tipos: la estructura de la composición en los textos».
Textos de didáctica de la lengua y la literatura, 10, págs. 9-22.
Alarcos Llorach, Emilio (1990). «Las oraciones degradadas quondam subordinadas», en Actas del Congreso de
la Sociedad Española de Lingüística. XX aniversario. Madrid: Gredos, págs. 33-43.
Alcina, J. y J. M. Blecua (1975). Gramática española. Barcelona: Ariel.
Alonso, F., Cano, A. y González, I. (1992). Curso de Lengua. Técnicas de expresión oral y escrita. Madrid:
Coloquio, S.A.
Álvarez Menéndez, A. I. (1988). «El adverbio y la función incidental». Verba, 15, págs. 215-236.
Álvarez Angulo, Teodoro (2001). Textos expositivo-explicativos y argumentativos. Barcelona: Octaedro.
Álvarez, Miriam (1997 [1994]). Tipos de escrito II: exposición y argumentación. Madrid: Arco Libros, 3ª. ed.
Atienza, Encarna (1999), Propuesta de evaluación del texto escrito en Enseñanza Secundaria . Barcelona:
Universidad de Barcelona.
Aznar, Eduardo, Anna Cros y Lluís Quintana (1991). Coherencia textual y lectura. Barcelona: ICE-Horsori.
Bajtin, M. (1986). Speech Genres and Other Late Essays. University of Texas Press: Austin.
Bajtin, M. (1994). Estética de la creación verbal. Madrid: Siglo XXI, 4ª ed.
Bajtín, Mijaíl M. (1959-1961, 1979). «El problema de los géneros discursivos». Estética de la creación verbal,
México, Siglo XXI, págs. 248-293.
Bally, Charles (1947). El lenguaje y la vida, trad. esp., Buenos Aires.
Bally, Charles (1950). Linguistique générale et linguisique française, Berna.
Bassols, Margarida y Anna Torrent (1997). Modelos textuales. Teoría y Práctica. Barcelona: Eumo-Octaedro.
Battaner, Paz; Encarna Atienza; Carmen López y Mario Pujol (2001). Aprender y enseñar: la redacción de
exámenes. Madrid: Antonio Machado Libros.
Beaugrande, Robert-Alain de y Wolfgang U. Dressler (1997 [1981]). Introducción a la lingüística del texto.
Barcelona: Ariel, 1.ª ed. española.
Bernárdez, Enrique (1982). Introducción a la lingüística del texto. Espasa Calpe: Madrid.
Bernárdez, Enrique (comp.) (1987). Lingüística del texto. Madrid: Arco Libros.
Bernárdez, Enrique (1995). Teoría y epistemología del texto. Madrid: Cátedra.
Brown, Gillian y George Yule (1993), Análisis del discurso. Madrid: Visor.
Bühler, Karl (1950). Teoría del lenguaje, trad. esp. Madrid.
Bustos Gisbert, José María (1996). La construcción de textos en español. Salamanca: Universidad de
Salamanca.
Bustos Gisbert, José María (2000). «Tipología textual y progresión informativa», en J. J. de Bustos Tovar y otros
(eds.), Lengua, discurso, texto (I Simposio Internacional de Análisis del Discurso). Madrid: Visor, vol. 1,
págs. 1005-1020.
Bustos Tovar, J.J. y otros (eds.) (2000). Lengua, discurso, texto (I Simposio Internacional de Análisis del
Discurso). Madrid: Visor.
Bustos Tovar, José Jesús de (2000). «Gramática y discurso», en M. Alvar (dir.), Introducción a la Lingüística
española, Barcelona, Ariel, págs. 407-443.
Calsamiglia, Helena (1993). «Singularidades de la elaboración textual: aspectos de la enunciación escrita». En:
Lomas, C. y Osoro, A. (comp.) El enfoque comunicativo de la enseñanza de la lengua, Barcelona: Paidós
Ibérica, S.A., págs. 181-182.
Calsamiglia Blancafort, Helena y Amparo Tusón Valls (1999). Las cosas del decir. Barcelona: Ariel.

20
Camps, A. (1990). «Modelos del proceso de redacción: algunas implicancias para la enseñanza», Infancia y
Aprendizaje, 49, págs. 3-19.
Camps, A. (1996). «La enseñanza de la composición escrita. Una visión general». Cuadernos de pedagogía,
216, pág. 19.
Carneiro Figueroa, Miguel (1999). Manual de redacción superior. Lima: San Marcos.
Casado Velarde, Manuel (1998). «Lingüística del texto y marcadores del discurso», en Mª A. Martín Zorraquino y
E. Montolío (coords.). Los marcadores del discurso. Teoría y análisis. Madrid: Arco Libros, págs. 55-70.
Casado Velarde, Manuel (2000 [1993]). Introducción a la gramática del texto del español . Madrid: Arco Libros, 4ª
ed.
Casado Velarde, Manuel (ed.) (2000). «Lingüística y gramática del texto: su articulación interdisciplinar”, RILCE,
16.2, págs. 247-262.
Cassany, D. y otros (1994). Enseñar lengua. Barcelona: Graó Educación.
Cassany, D. (1995). Reparar la escritura. Barcelona: Graó Educación.
Cassany, D. (1996a [1989]). Describir el escribir. Cómo se aprende a escribir. Barcelona: Paidós Ibérica, S.A, 6.ª
ed.
Cassany, Daniel (1996b). La cocina de la escritura. Barcelona: Anagrama, 3.ª ed.
Cervera, Ángel (1999). Guía para la redacción y el comentario de texto. Madrid: Espasa-Calpe.
Ciapuscio, Guiomar (1994). Tipos textuales. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires.
Colomer, T. y Camps, A. (1990). Enseñar a leer, enseñar a comprender, Madrid, Celeste ediciones.
Combettes, B. (1987). «Types de textes et faits de langue», Practiques, 56, pág. 11.
Combettes, Bernard y Roberte Tomassone (1994 [1988]). Le texte informatif, aspects linguistiques. Bruselas-
París: De Boek-Wesmael/Primes 9, 3.ª ed.
Cooper, J. David (1990). Cómo mejorar la comprensión lectora. Madrid: Visor.
Cortés Rodríguez, Luis y Matilde Camacho (2003). ¿Qué es el análisis del discurso? Barcelona: Octaedro-EUB.
Coseriu, Eugenio (1967). Teoría del lenguaje y lingüística general. Cinco estudios. Madrid: Gredos.
Coseriu, Eugenio (1981a). Lecciones de lingüística general. Madrid: Gredos.
Coseriu, Eugenio (1981b). Textlinguistik. Eine Einführung. Tubinga: Gunter Narr.
Coseriu, Eugenio (1991 [1977]). El hombre y su lenguaje. Estudios de teoría y metodología lingüística . Madrid:
Gredos, 2.ª ed.
Coseriu, Eugenio (1992). Competencia lingüística. Elementos de la teoría del hablar. Madrid: Gredos.
Coseriu, Eugenio (1997). Lingüística del testo. Intriduzione a una ermeneutica del senso, Donatella DI Cesare
(ed.). Roma: Carocci.
Coseriu, Eugenio y Óscar Loureda (2006). Lenguaje y discurso. Pamplona: EUNSA.
Coseriu, Eugenio (2007). Lingüística del texto. Introducción a la hermenéutica del sentido. Madrid: Arco Libros.
Cuenca, Mª Josep (2000). Comentario de textos referenciales. Madrid: Arco Libros.
Cunningham, J. y D. Moore (1990). «El confuso mundo de la idea principal», en J. Baumann (Ed.), La
comprensión lectora (Cómo trabajar la idea principal en el aula). Madrid: Visor.
Dijk, T. A. van (1983). La ciencia del texto. Barcelona: Paidós.
Dijk, T. A. van (1984). Texto y contexto (semántica y pragmática del discurso). Madrid: Cátedra, 2ª. ed.
Dijk, T. A. van (1989 [1980]). Estructuras y funciones del discurso. México: Siglo XXI, 6.ª ed.
Ducrot, Oswald (1986 [1984]). El decir y lo dicho. Polifonía de la enunciación. Barcelona: Paidós.
Escandell Vidal, Mª Victoria (1996 [1993]). Introducción a la pragmática. Barcelona: Ariel, 2.ª ed.
Fernández, Gastón (1993). Cómo escribir correctamente. La comunicación escrita. Madrid: Playor.
García Berrio, A. y T. Albadalejo (1983). «Estructura composicional. Macroestructuras», ELUA, 2, pág. 156.
Gatti, Carlos y Jorge Wiesse (2003 [1999]). Técnicas de lectura y redacción: lenguaje científico y académico ,
Lima, Universidad del Pacífico, 3.ª ed. aumentada y nuevamente corregida.
González Cabanach, Ramón y otros (2005). Estrategias y técnicas de estudio. Cómo aprender a estudiar
estratégicamente, Madrid, Pearson Educación, S. A.
González Nieto, L. (1994). «Enseñar lengua en la educación secundaria», TEXTOS de didáctica de la lengua y
de la literatura, 1, pág. 34.
González Pérez, Rosario (2003). «La coherencia textual como fenómeno discursivo», RILCE, 19.2., pág. 219-
238.
González Ruiz, Ramón (2007 [2002]). «Competencia textual», en Romero Gualda, Mª Victoria, (coord.) Lengua
española y comunicación. Barcelona: Ariel, 2.ª ed., págs. 97-153.

21
Grice, L. (1975). “Logic and conversation», en Cole y Morgan (Eds.), Syntax and semantics. New York: Academic
Press, págs. 178-188.
Gutiérrez Ordóñez, S. (2002). De semántica y pragmática. Madrid: Arco Libros.
Halliday, M. y R. Hasan (1976). Cohesion in English. Londres: Longman.
Herat, Pierre (1997). Las lenguas especializadas. Barcelona: Ariel.
Krashen (1984). Writing: Research, Theory and Aplications.
Lamíquiz, Vidal (1994). El enunciado textual. Análisis lingüístico del discurso. Barcelona: Ariel.
Lázaro, F. y Tusón, V. (1989). Lengua española. Madrid: Anaya.
Lozano, Jorge; Cristina Peña-Marín; Gonzalo Abril (1997). Análisis del discurso: hacia una semiótica de la
interacción textual. Madrid: Cátedra.
Lomas, C. y A. Osoro (comp.) (1993). El enfoque comunicativo de la enseñanza de la lengua, Barcelona, Paidós.
Lomas, C., A. Osoro y A. Tusón (1997). Ciencias del lenguaje, competencia comunicativa y enseñanza de la
lengua. Barcelona: Paidós.
Loureda Lamas, Óscar (2003). Introducción a la tipología textual. Madrid: Arco Libros.
Llamas Saíz, Carmen, Concepción Martínez Pasamar y Cristina Tabernero Sala (2012). La comunicación
académica y profesional. Usos, técnicas y estilo. Pamplona: Aranzadi.
Martín Vivaldi, G. (1982). Curso de redacción. Teoría y práctica de la composición y del estilo. Madrid: Paraninfo,
19.ª ed.
Martín Zorraquino, MªAntonia y J. Portolés Lázaro (1999). «Los marcadores del discurso» en I. Bosque y V.
Demonte (eds.), Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe, vol. 3, págs. 4051-
4213.
Martínez, Mª Cristina (2001). Análisis del discurso y práctica pedagógica, Buenos Aires, Homo Sapiens
Ediciones, 3ª edición ampliada y mejorada.
Martínez, Roser (1997). Conectando texto, Barcelona, Octaedro.
Mederos Martín, H. (1988). Procedimientos de cohesión en el español actual, Tenerife, Aula de cultura.
Mendoza Fillola, A. (coord.) (1998). Conceptos clave en didáctica de la lengua y la literatura. Barcelona,
SEDLL/ICE/Horsori.
Meyer, Bonnie J.F. (1985). «Prose Analysis: Purposes, Procedures, and Problems». En Britton, Bruce K. y Black,
John B. (eds.). Understanding Expository Text. A Theoretical and Practical Handbook for Analyzing
Explanatory Texts, Londres, Lawrence Erlbaum, págs. 11-63.
Michel Charolles (1994). «Cohésion, cohérence et pertinence du discours», Travaux de Linguistique et
Philologie, XXIX, págs. 125-151; 133-137.
Miret, I. y Ruiz, U. (1996). «La lengua escrita en el aula», TEXTOS de didáctica de la lengua y de la literatura , 5,
págs. 4-11.
Moirand, Sophie (1999). «Les dimensions dialogiques d’une catégorie discursive: l’explication». En Gambier,
Yves y Suomela-Salmi, Eija (eds.), Jalons pour le 75e anniversaire de l’enseignement du français à
l’Université de Turku, Turku, Publications du Département d’Études Françaises de l’Université de Tuku,
págs. 71-87.
Monné Marsellés, P. (1998). «La escritura y su aprendizaje». En: Mendoza Fillola, A. (coord.) Conceptos clave
en didáctica de la lengua y la literatura. Barcelona: SEDLL/ICE/ Horsori, pág. 160.
Montolío Durán, Estrella (Coord.) (2000). Manual práctico de escritura académica. Barcelona: Ariel Practicum,
vol. II.
Montolío Durán, Estrella (2001). Conectores de la lengua escrita. Barcelona: Ariel.
Moreno, A. (1994). Redacción paso a paso, Barcelona: Teide, 4.ª ed.
Núñez Ladevéze, Rafael (1991). La construcción del texto. Madrid: Eudema S. A.
Núñez Ladevéze, Rafael y Enrique del Teso (1996). Semántica y pragmática del texto común. Producción y
comentario de textos. Madrid: Cátedra.
Onieva Morales, Juan Luis (1991). Curso Básico de Redacción. Madrid: Verbum.
Onieva Morales, Juan Luis (1995). Curso Superior de Redacción. Madrid: Verbum.
Padilla de Zerdán, Constanza (1999). «El status de lo expositivo en tipologías textuales representativas», RILL,
14, págs. 72-73.
Parodi, G. y Núñez, P. (1993). «La macroestructura semántica y el diseño de pruebas de comprensión», en
Peronard, M. y L. Gómez (Comp.), Macroestrategias y metacognición en el proceso de comprensión
textual, Valparaíso, UCV, Informe FONDECYT.
Perelman, Ch. y Olbrechets-Tyteca, L. (1989). Tratado de la argumentación. La nueva retórica, Madrid, Gredos.

22
Peronard, M. y L. Gómez (Comp.) (1993). Macroestrategias y metacognición en el proceso de comprensión
textual. Valparaíso, UCV: Informe FONDECYT.
Portolés Lázaro, José (1998a). Marcadores del discurso. Barcelona: Ariel.
Portolés Lázaro, José (1998b). «La Teoría de la argumentación y los marcadores del discurso», en Mª Antonia
Martín Zorraquino y E. Montolío (coords.), Marcadores del discurso en español. Teoría y análisis. Madrid:
Arco Libros.
Real Academia Española (2014). Diccionario de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe.
Reyes, Graciela (1994 [1990]). Pragmática lingüística. Barcelona: Montesinos. 2.ª ed.
Reyes, Graciela (1998). Cómo escribir bien en español. Madrid: Arcos Libros.
Roulet, Eddy (1991). «Une approche discursive de l’hétérogénéité discursive». Études de Linguistique Appliquée,
83, págs. 117-130.
Roulet, Eddy (1998). Modèles du discours. Berna: Peter Lang.
Sánchez Miguel, Emilio (1993). Los textos expositivos: estrategias para mejorar su comprensión . Madrid:
Santillana.
Sánchez Miguel, Emilio (1998). Comprensión y redacción de textos: dificultades y ayudas. Barcelona: Edebé.
Scardamalia, M. y Bereiter, C. (1992). «Dos modelos explicativos de los procesos de composición escrita»,
Infancia y Aprendizaje, 58, págs. 43-63.
Searle, John (1986 [1969]). Actos de habla. Madrid: Cátedra. Versión en castellano.
Serafini, Mª Teresa (1993). Cómo redactar un tema. Didáctica de la escritura. Barcelona: Paidós, 2.ª. ed.
Serafini, Mª Teresa (1994). Cómo se escribe, Barcelona, Paidós.
Trimble, Louis (1985). English for Science and Technology. A discourse approach, Cambridge, Cambridge
University Press.
Tusón, Amparo (1994). «Iguales ante la lengua, desiguales en el uso. Bases sociolingüísticas para el desarrollo
discursivo», Signos. Teoría y práctica de la educación, 12, págs. 30 - 31.
Tusón, Amparo (1995). Análisis de la conversación. Barcelona: Ariel.
Tusón, Jesús (1993). El lujo del lenguaje, Barcelona: Paidós.
Vilarnovo, Antonio (1990). «Coherencia textual: ¿coherencia interna o coherencia externa?». Estudios de
Lingüística, 6, pág. 233.
Vilarnovo, Antonio y José Francisco Sánchez (1994 [1992]). Discurso, tipos de texto y comunicación . Pamplona:
EUNSA, 2.ª ed.
Wilson, Deirdre y Tomoko Matsui, (2001). «Recent approaches to bridging: truth, coherence, relevance», en
Bustos Tóvar, J.J., Lengua, discurso, texto (I Simposio Internacional de Análisis del discurso), Visor:
Madrid, vol. 1, págs. 103-131.
Zayas, F. y Rodríguez, C. (1992). «Composición escrita y contenidos gramaticales», Aula de Innovación
educativa, 2, pág. 14.

PÁGINAS WEB CONSULTADAS

Carrillo Guerrero, Lázaro: http://www.um.es/tonosdigital/znum10/estudios/F-a-Carrillo.htm#_ftnref14

López Ferrero, Carmen. “Reflexiones sobre la enseñanza-aprendizaje de los textos explicativos en la


universidad”. Universitat Pompeu Fabra (Barcelona).07 de noviembre de 2005. (http://web.fu-
berlin.de/adieu/vazquez/Reflexiones.pdf).

ACTIVIDADES

PROCEDIMIENTOS ESTRUCTURALES

I. Analice la estructura global del siguiente texto expositivo-explicativo, tomando como referencia el
esquema de Grize citado por Bassols y Torrent:

ARADO

23
Arado F AGR 1 Instrumento agrícola que permite abrir surcos en la tierra, generalmente para
acondicionarla mejor para la ciembra (adecuación a la estructura física del suelo, aireación, destrucción de las
malas hierbas, etc.); suele ser tirado por animales (bueyes, caballos, etc.) o por un tractor.
–No se puede precisar la fecha de origen de los arados: de cuando eran totalmente de madera no se han
conservado restos. Es probable que ya durante el neolítico se usara un tipo de arado, movido a mano, como el
que se ha conservado en algunas islas escocesas y de otros lugares de agricultura muy primitiva. El arado tuvo
un papel muy importante en la evolución humana, puesto que permitió el cultivo de superficies muchos mayores,
liberando una parte de la comunidad de la producción agrícola, hecho que permitió la especialización. También
provocó la entrada del hombre en los trabajos agrícolas, mientras que la agricultura de azada era
predominantemente femenina. Las representaciones plásticas permiten saber que ya era utilizada en el Próximo
Oriente –incluido Egipto– hacia el año 3000 a. C. , cuando aparecieron las primeras civilizaciones históricas,
hacia el 2500 en valle del Indo y, quizá al mismo tiempo o hacia el 2000 a. C., en China.
El arado primitivo era totalmente de madera, de una pieza: un tronco del cual partían dos ramas, una de
las cuales servía de reja y el otro, de esteva; más tarde, la reja se recubrió de bronce. El paso decisivo fue el uso
del hierro, y la reja totalmente de hierro e independiente, acoplada, resultó mucho más eficaz y más duradera.
Este tipo de arado, usado por los griegos y los romanos, se extendió por todos los países mediterráneos, incluida
la África al norte del Sáhara. Poco eficaz para labrar la tierra grasa del centro de Europa, los pueblos célticos
inventaron un tipo de arado provisto de pala que giraba la Tierra y que ya existía en las Galias antes de la
conquista romana. (...)
Miquel Tarradell

II. Señale el procedimiento estructural o el tipo de esquema global que se ha seguido en el siguiente texto:

EL XENON

El más pesado y menos abundante de los gases inertes. Los experimentos en seres humanos han demostrado
que la respiración de una mezcla de 20% de oxígeno y 80% de xenón produce rápidamente una anestesia
profunda muy útil a la cirugía. Fue descubierto en Gran Bretaña por Sir William Ramsay T.M.W. Travers en 1898.
La única fuente para obtenerlo es el aire.
El elemento químico Xenón pertenece a la familia de los gases nobles. Se distingue con el número atómico 54 y
tiene peso atómico de 131.30. Su símbolo es Xe. Es incoloro, insípido, inodoro e inocuo. Tiene poca afinidad y
es uno de los elementos más raros. Uno de los gases inertes más pesados se puede llevar al estado líquido
mediante bajas temperaturas y moderadas presiones. En esta condición es una extraordinaria herramienta de
trabajo para las espectroscopias.

Dos científicos norteamericanos encontraron que el Xenón líquido es ópticamente transparente a una amplia
variedad de radiaciones, desde las ultravioletas hasta las infrarrojas. Además el xenón en ese estado es un
excelente disolvente capaz de actuar sobre los hidrocarburos y toda clase de líquidos viscosos.

Los especialistas que descubrieron estas propiedades creen que las soluciones de xenón sólido pueden ser
útiles para el estudio de moléculas grandes, especialmente de aquellas proteínas que fácilmente se
descomponen con el calor.

El gran tamaño de los átomos de xenón permite que éstos sean deformados por los campos eléctricos de otros
átomos y moléculas. Debido a esta propiedad, de ser fácilmente polarizable, el xenón líquido actúa como un
agente físico, pero no químico, cuando se le coloca frente a otros compuestos. El xenón líquido interactúa con
varios tipos de moléculas, ya sean polares como el agua o no polares como los hidrocarburos.

Como caso raro en una molécula de Xenón sólo hay un átomo; es decir, que sus moléculas son monoatómicas.
Lo corriente en química es que las moléculas de un mismo elemento sean por lo menos diatómicas; por ejemplo
dos átomo de oxígeno forman una molécula de oxígeno, dos de nitrógeno forman una molécula de nitrógeno.
También hay moléculas triatómicas como las de ozono, que están compuestas por tres átomos de oxígeno.

24
Las moléculas poliatómicas tienen la propiedad de absorber las radiaciones ultravioletas y las regiones visibles
del espectro, debido a las transiciones electrónicas. En consecuencia, el líquido es completamente transparente
al ultravioleta, a la luz visible y al infrarrojo.

Mediante la técnica de la espectroscopia los especialistas observan que las moléculas poliatómicas se retuercen,
estiran y saltan alrededor de sus enlaces. Pero en el caso del xenón líquido las moléculas danzan solitarias y ni
siquiera absorben la luz infrarroja, que es la de mayor longitud de onda.

Según los investigadores, el xenón líquido cuando se somete a una temperatura inferior a 10 grados centígrados
y a una presión de 58 atmósferas. La solidificación es posible por aplicación de temperaturas más bajas. En una
misma cámara se puede registrar los pasos de gas a líquido y de líquido a sólido. Los investigadores que
lograron estos hallazgos piensan que esto permitirá el diseño de sistemas para estudiar la estructura química de
diversas sustancias en cualquiera de los estados.

PROCEDIMIENTOS DISCURSIVOS (ESTRUCTURAS RETÓRICAS) Y CARACTERÍSTICAS FORMALES,


LINGÜÍSTICAS, LÉXICAS Y TEXTUALES

III. Analice los procedimientos discursivos (estructuras retóricas) y características formales, lingüísticas,
léxicas y textuales del siguiente texto:

PESO Y GRASA: EL CONTROL BIOLÓGICO DESAFÍA A LAS DIETAS

Por Tomás Unger

Aunque en algunas culturas la gordura es aún sinónimo de belleza y bienestar, en el mundo occidental
industrializado -y en la cultura occidental en general- el ideal de salud y belleza humana se asocia cada vez más
con la esbeltez. Se ha escrito y especulado mucho sobre las razones de estas actitudes, sobre todo en lo que
respecta al ideal de belleza femenina, pero nadie discute su prevalencia. Billones de dólares se gastan
anualmente en comidas, libros, medicinas, aparatos y cursos destinados a cambiar la figura. En la casi totalidad
de los casos, para reducir el volumen en busca de un ideal dictado por la moda.
Sin embargo, es sorprendentemente poco lo que se sabe sobre los mecanismos fisiológicos que
gobiernan nuestro peso, y con ello la forma de nuestro cuerpo que tanto preocupa y ocupa a la porción más
próspera de la humanidad.
Aparte de los casos en que se intenta cambiar la contextura física a base de alimentación -que no por ser
patéticos son pocos- millones de personas hacen grandes sacrificios físicos y económicos, minando su salud, en
base a sistemas cuyo funcionamiento y consecuencias la ciencia desconoce aún.

LAS TRES PREMISAS

La multibillonaria industria del «control de peso» se basa en tres premisas: que el factor clave de la
gordura es la sobrealimentación; que el cuerpo almacena el exceso de comida en forma de grasa y, que un
control consciente del consumo y gasto de energía puede lograr y mantener un peso deseado.
Desgraciadamente ninguna de estas premisas ha podido ser comprobada científicamente y, si bien una o todas
ellas pueden resultar ciertas en un caso y momento dado, su aplicación da resultados positivos en menos del
10% de los casos. Y es que el mecanismo de control del peso es infinitamente más complejo y sofisticado de lo
que harían suponer estas tres premisas.

CASOS PSIQUIÁTRICOS Y EL HOMBRE DE MEDIA TONELADA


Es sabido que muchos casos, tanto de obesidad como de anorexia (imposibilidad patológica de ingerir
alimentos), son causados por desórdenes psíquicos; también se sabe que ciertos casos de obesidad extrema
obedecen a desórdenes fisiológicos. Cuando en 1958 murió a la edad de 32 años Robert Earl Huges, pesando
478 kilos, el exceso de comida que había consumido en los 19 años que demoró en alcanzar su peso, no había

25
sido mayor del que consumieron muchos hombres normales de su tamaño. En el caso de Huges se trataba de
un desorden fisiológico, como en el de otros se trata de uno psíquico. Pero estos casos son los menos, siendo
eminentemente clínicos.
La mayoría de los que sufren, o creen sufrir, de exceso de peso no corren el riesgo de alcanzar media
tonelada, ni comen en forma compulsiva, aunque las dietas y medicamentos puedan llegar a causarles actitudes
patológicas hacia la comida. En la mayoría de los casos se trata de personas que han decidido que la cantidad
de grasa que su cuerpo considera adecuada dada la alimentación y tipo de vida al que lo han acostumbrado, es
excesiva; pero es el mecanismo automático de control -cuyo funcionamiento no es aún bien conocido- el que
determina el uso que el cuerpo hace de los alimentos. Esto no quiere decir que un exceso de alimentos no
produce gordura, ni que una reducción de la alimentación no adelgace; pero el efecto en uno u otro sentido dista
mucho de ser directamente proporcional. Es más, en muchos casos, grandes variaciones producen efectos
mínimos y, apenas cesa el esfuerzo, el cuerpo regresa a lo que considera es su estado normal con tenaz
precisión.
Aunque los científicos no han podido comprobarlo aún en forma definitiva, hay evidencia de que el cuerpo
lleva un registro constante de sus reservas de grasas. Al parecer los depósitos de grasa del cuerpo, en su
mayoría subcutáneos, reportan a través de la sangre sus existencias al cerebro. Se cree que es el hipotálamo
(en la base del cerebro) el que lleva la contabilidad de las reservas de grasa e instruye al organismo para seguir
almacenando o eliminándolas. Esta función varía en intensidad por factores hereditarios o por causa de la
diabetes. En una persona normal esta contabilidad controlada sería la causa de que se recupere con tanta
facilidad el peso perdido con gran esfuerzo y sacrificio, y el por qué tras una baja espectacular de unos kilos (el
verdadero exceso), es tan difícil seguir bajando.
Una serie de experimentos, llevados a cabo con grupos de voluntarios, han contribuido a entender mejor
la manera como el cuerpo humano responde a variaciones drásticas en la alimentación. Para prepararse a
enfrentar la alimentación de las víctimas de la hambruna de guerra, en 1944, la Universidad de Minnesota
experimentó con 36 voluntarios sometidos a una dieta de hambre por 24 semanas. En los años 60, el Dr. E. A.
Sims hizo un experimento opuesto con voluntarios de la prisión estatal de Vermont, EE.UU., sometiéndolos a
sobrealimentación. El fisiólogo inglés O. D. Edholin hizo en 1953 un experimento de control con 12 cadetes, en el
Instituto de Investigación Médica, registrando meticulosamente su consumo de alimentos y gasto de energía. Los
tres experimentos, además de otros resultados secundarios, indicaron lo mismo: el cuerpo tiene sus propias
medidas, las que defiende y eventualmente recupera.

CONSUMO Y GASTO, APATÍA Y GLOTONERÍA


Tanto los hambreados voluntarios de Minnesota, como los sobrealimentados presos de Vermont y los
cadetes ingleses, trataron de conservar su peso. En el caso de los hambreados, a base de descuido personal,
apatía e inactividad completa; en el caso de los sobrealimentados, con malestar y recuperando su peso una vez
terminado el experimento. Los cadetes ingleses, que no estaban sometidos a régimen alimenticio, simplemente
comieron más o menos de acuerdo al esfuerzo físico a que fueron sometidos. Uno de los efectos secundarios
más interesantes se produjo en los hambreados, algunos de los cuales siguieron comiendo en exceso por
muchos meses después de acabado el experimento... ¿una lección para los dietistas heroicos?
A pesar de toda la información acumulada, de los progresos de la biología y la química, y de los
sofisticados medios de investigación modernos, los científicos son muy cautos en lo que se refiere a métodos
para bajar de peso. Todos parecen estar de acuerdo en que el ejercicio (de acuerdo al físico y edad del sujeto)
es siempre indicado, aunque no dé resultados espectaculares. También están de acuerdo en que recurrir a
medicamentos sin control médico es lo más peligroso. Pero probablemente lo más absurdo es tratar, por vanidad
o presión de una moda impuesta comercialmente, de modificar lo que la naturaleza considera correcto.

26

Вам также может понравиться