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(1945-1948)
Autoridades
Datos Generales
Índice
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1Toma de mando
2Gobierno
o 2.1Crisis política
o 2.2Crisis económica-social
o 2.3Obras
2.3.1Política hacendaria
2.3.2Política agropecuaria
2.3.3Política educacional
2.3.4Política internacional
2.3.5Fomento y obras públicas
2.3.6Salud pública, trabajo y asistencia social
2.3.7Defensa nacional
o 2.4El golpe de estado de 1948
3Acontecimientos diversos
4Autoridades
o 4.1Ministros
5Referencias
6Bibliografía
Toma de mando[editar]
Gobierno[editar]
Crisis política[editar]
En el aspecto político, no tardó en ocurrir la ruptura del Frente Democrático Nacional, pues
su principal integrante, el Partido Aprista de Haya de la Torre, quiso convertir al presidente
Bustamante en un simple instrumento de sus intereses, bajo el argumento de que los votos
de sus militantes lo habían llevado al poder. Como Bustamante se negó a asumir el papel
de marioneta, ocurrieron serios roces entre el presidente y los apristas, que a la postre
llevarían a una ruptura total entre ambos.
El partido aprista tenía una sólida posición en el Congreso, en los sindicatos, en las
universidades y en los municipios de todo el país. Sus miembros presionaron hasta hacer
aprobar leyes demagógicas y pusieron en los puestos claves de la administración pública a
sus partidarios. Para contrarrestar esta ofensiva aprista, elementos conservadores y hasta
entonces apolíticos, formaron los partidos Social Republicano y el Movimiento Cívico
Independiente, pero no lograron nada efectivo.
El gobierno también sufrió la oposición de la oligarquía detentadora del poder económico,
que miraba con malos ojos los planes renovadores de Bustamante, así como a algunas de
sus políticas económicas, como el control de cambios, que les afectaba directamente a sus
bolsillos. Esta oligarquía, cuya riqueza se sustentaba en la exportación agro-minera, puso
serias trabas a la labor del presidente, al restringir las inversiones y al ocultar o disminuir el
volumen de la producción.
En septiembre de 1945, el APRA planteó la interpelación del entonces titular de
Agricultura, el ingeniero Enrique Basombrío Echenique, quien fue censurado porque no
supo precisar el precio de los pallares en Ica.1
Víctor Raúl Haya de la Torre.
Un proyecto de ley de imprenta fue presentado por la Célula Parlamentaria Aprista, ley que
los grandes diarios (El Comercio y La Prensa) consideraron que limitaba la libertad de
prensa, por lo que la bautizaron como la «ley de la mordaza». Las juventudes
independientes (es decir, antiapristas) convocaron una manifestación en el Parque
Universitario, alzando la bandera de la libertad de expresión. Por su parte, los apristas
organizaron una contramanifestación (7 de diciembre de 1945). El premier Rafael
Belaúnde pronunció entonces una frase que le fue duramente recriminada: «Si las ideas
se combaten con ideas, las masas se combaten con las masas». Ante la amenaza del
presidente Bustamante de observar la ley, los apristas aprobaron una segunda ley que
modificaba la primera, logrando así atemperar las protestas. No obstante, este incidente
provocó la caída del gabinete Belaunde, que a principios de 1946 fue reemplazado por otro
presidido por el doctor Julio Ernesto Portugal.2
En 1946 se realizaron elecciones complementarias para proveer quince vacantes en la
Cámara de Diputados y cuatro en el Senado. El APRA ganó 13 diputaciones y 1
senaduría. De otro lado, Luis A. Flores, de la Unión Revolucionaria, ganó la senaduría de
Piura.3
En ese mismo año de 1946 se produjo en el parlamento un ardoroso debate para la
aprobación del “Contrato de Sechura”, por el cual el gobierno autorizaba a la Internacional
Petroleum Company (IPC) a explorar, y eventualmente, a explotar yacimientos petrolíferos
en el desierto de Sechura, situado en el departamento de Piura. Los opositores al gobierno
(que a la vez eran antiapristas) calificaron el contrato de “entreguista” y desataron una
campaña demagógica, que tuvo gran impacto en la opinión pública. El contrato fue
aprobado por la cámara de diputados, pero quedó pendiente su aprobación en el Senado. 4
La crisis política llegó a su clímax con el asesinato de Francisco Graña Garland, un
importante empresario que era presidente del directorio del diario La Prensa (7 de
enero de 1947). Como dicho diario realizaba entonces una persistente campaña
antiaprista, se acusó del crimen a los apristas.5 El sector antiaprista, encabezado
por Pedro G. Beltrán, arremetió entonces contra el aprismo, comparando el homicidio con
el de Antonio Miró Quesada de la Guerra, el director de El Comercio, que fuera victimado
en 1935 por Carlos Steer Lafont, un joven aprista.
El “crimen Graña” significó el comienzo de la ruptura entre Bustamante y el APRA. El
gabinete ministerial que presidía el doctor Portugal renunció y se conformó otro, presidido
por el contralmirante José R. Alzamora. Como ministro de Gobierno fue nombrado el
general Manuel A. Odría, un antiaprista radical, a quien se encomendó la investigación del
crimen Graña.
La crisis política llegó a un momento crucial al producirse una inusitada huelga
parlamentaria, manipulada por un grupo de senadores denominados "independientes"
(antiapristas), quienes se negaron a concurrir al Senado el 28 de julio de 1947 para instalar
el Congreso de ese año. La intención de dichos senadores era dejar si quórum el Senado
para evitar la aprobación del “Contrato de Sechura”. La Constitución establecía que ambas
cámaras del Congreso, la de senadores y la de diputados, debían funcionar
simultáneamente; de lo contrario, se producía el receso parlamentario. Bustamante
gobernó entonces sin Parlamento, mediante decretos-leyes, pues no podía hacer otra
cosa, y el APRA lo acusó de haber maquinado todo ello para inmovilizar a la oposición.
En agosto de 1947, trabajadores de varias empresas, instigados políticamente,
amenazaron con una huelga general, lo que obligó al gobierno a suspender las garantías
por treinta días. El 1 de setiembre del mismo año, alumnos del Colegio Guadalupe de Lima
se declararon en huelga y provocaron desórdenes callejeros, que se saldó con la muerte
de un alumno.6
A fines de octubre de 1947 se conformó otro gabinete, predominantemente militar,
presidido por el contralmirante Roque A. Saldías, en el que continuó el general Odría como
ministro de Gobierno y Policía. Este gabinete tuvo que hacer frente a la difícil situación
creada por el accionar aprista y la reacción antiaprista. El 16 de febrero de 1948 fue
asesinado en Cerro de Pasco el prefecto del departamento de Pasco, Francisco Tovar
Belmont. Este crimen, según se afirmó, fue instigado y dirigido por el partido aprista. A raíz
de ello, el gobierno suspendió las garantías constitucionales por quince días. 6
El 28 de febrero de 1948, el presidente Bustamante dirigió un dramático mensaje a la
nación, donde denunció la irresponsable política que hacía el aprismo, que para entonces
se había apoderado de los organismos claves de la administración pública y realizaba una
campaña de desprestigio del gobierno en el exterior, restringiendo así las inversiones de
capital extranjero.
El premier Saldías propuso poner fuera de la ley al aprismo, lo que fue rechazado por
Bustamante; en respuesta, Saldías y su gabinete renunciaron en junio de 1948. Le sucedió
el gabinete presidido por el general Armando Revoredo Iglesias, que estuvo integrado por
algunos civiles y que sería el último gabinete del gobierno.
El 7 de julio de 1948 estalló la sublevación antiaprista del comandante Alfonso Llosa G. P.,
en Juliaca, que fracasó, pero fue un signo del malestar de los altos mandos militares
quienes consideraban débil la actuación del presidente frente a los apristas, quienes
continuaron cometiendo acciones terroristas en diversos lugares del país.
A fin de dar solución al problema planteado en el Congreso por el receso o el ausentismo
de los parlamentarios, Bustamante propuso, en julio de 1948, la convocatoria a un
Congreso Constituyente integrado por los congresistas electos en 1945 y un número
adicional elegido por lista incompleta y en distrito electoral único. Este proyecto no se
concretó, pues algunos meses después se produjo el golpe de estado de Odría.
Crisis económica-social[editar]
En el aspecto económico se produjeron serias dificultades. La inflación crecía y los salarios
perdían su poder adquisitivo. Continuó la escasez de productos de primera necesidad, que
solo podían obtenerse en los “estanquillos” si se presentaba el carné de militante aprista.
Se hacían colas desde tempranas horas de la madrugada para poder adquirir aceite, arroz
y otros productos de primera necesidad.
Frente al malestar social, que se manifestó en huelgas, Bustamante aplicó una política de
asistencia social, de inspiración aprista. Por ejemplo, subsidió los productos de primera
necesidad, es decir importó alimentos para venderlos directamente al consumidor a
precios más bajos de los normales. Esto solo produjo especulación y la inevitable
corrupción. Todo lo cual significó un peligroso crecimiento del gasto público, sin ampliarse
la recaudación tributaria. Otras medidas aplicadas por Bustamante, como el control de
cambios y los controles de precios, no variaron la aguda situación.
Por su parte, los exportadores (el famoso “clan exportador”
de oro, algodón, lana, arroz y azúcar) reclamaron la eliminación total del control de
cambios y de la restricción de las importaciones, que les afectaba directamente a los
bolsillos; al ver frustrados sus deseos, tramaron el golpe de estado con los militares.
Obras[editar]
Política hacendaria[editar]
Para enfrentar la crisis económica, el gobierno dio una serie de medidas:
Gobierno de
Bustamante y Rivero
Inicio » Periodo Independiente » República » Gobierno de Bustamante y Rivero
El levantamiento aprista
El 3 de octubre de 1948, el APRA inició una sublevación en el
Callao con apoyo de algunos miembros de la Marina, como el
capitán de fragata Enrique Águila Pardo y el capitán de corbeta
José Mosto y otros del Ejército, como el mayor Victor Villanueva,
y un grupo de civiles. El levantamiento fracasó y algunos
apristas se asilaron en embajadas, como Haya de la Torre en la
de Colombia. El violento intento de tomar el poder de los
apristas y la falta de decisión de Bustamante y Rivero marcaron
un nuevo fin para la democracia.