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La Biblia nos da esperanza. Nos anima cada día a no desmayar frente a las adversidades. El
dolor y la aflicción nos rodean cada día.
¿Cual es la razón de nuestra esperanza? De eso vamos a hablar este día. Bienvenidos.
En otras palabras necesito presentar argumentos razonables acerca de la fe, que puedan dar
respuestas a quienes buscan respuesta.
La buena noticia de parte de Dios a la humanidad es que Cristo vino al mundo para
reconciliarnos con Dios a través de su muerte en la cruz.
Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los
pecadores, de los cuales yo soy el primero. (1 Tim. 1:15)
Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la
muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron. (Romanos 5:12)
Esta es la razón por la cual tenemos que enseñar a nuestros hijos a decir la verdad, a portarse
bien, a obedecer. Lo malo ya lo saben.
18 Así que, como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres, de la
misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida.
19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos
pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos. (Rom.
5:18-19)
Arrepentirse entonces es reconocer que eres pecador. Es darte cuenta que no puedes cambiar
eso por ti mismo. Es aceptar que solo Jesús puede hacerlo y vienes a El por medio de la fe en El.
Cuando tu re das cuenta que cierto alimento te está dañando y que si lo sigues consumiendo te
llevará a la muerte, ¿qué haces?
Lo dejas de consumir. Luchas porque te gusta, pero por tu vida cambias tus hábitos de
alimentación. Es lo mismo con la creer en Jesús.
Jesús dijo:
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues,
a preparar lugar para vosotros.
3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo
estoy, vosotros también estéis.
4 Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
5 Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan
14:1-6)
Tito 2:
Pero tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina.
2 Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia.
3 Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino,
maestras del bien;
4 que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos,
5 a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la
palabra de Dios no sea blasfemada.
8 palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo
que decir de vosotros.
9 Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos, que agraden en todo, que no sean
respondones;
10 no defraudando, sino mostrándose fieles en todo, para que en todo adornen la doctrina de
Dios nuestro Salvador.
14 quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un
pueblo propio, celoso de buenas obras.