Límite físico
Nuestro cuerpo está marcado y distinguido,
Límites Sanos
Por Bernardo Stamateas
Lucas 5: 1-11
El establecer límites es una de las
características de las personas que están
sanas en sus emociones.
Límite es una frontera invisible, que nos
hace sentir bien, nos da seguridad,
haciéndonos independientes y marcando la
diferencia entre quién soy yo y quién el otro.
En el mundo natural todos establecemos
límites y son puestos de acuerdo a nuestra
crianza y, especialmente, a nuestra
ubicación en el sistema familiar.
El hijo mayor: llega cuando los papás son
jóvenes aun, es el sobreprotegido, el primer
amor, la primera sonrisa, el primer
embarazo y todas las expectativas están
puestas sobre él. Tiene que ser un ejemplo,
por eso es el más exigido, no se le permite
un error; es crítico y analiza a los demás. Le
cuesta divertirse porque lo asocia con
inmadurez, no sabe pedir ayuda y pretende
el cónyuge perfecto, los hijos perfectos, la
casa perfecta. Es muy meticuloso con sus
cosas.
El hijo menor: es el bebé. No se ve
desplazado por nadie, siempre será el bebé
de la familia. Es indisciplinado, posterga,
llega tarde y falta. No le gusta que se le
exija mucho, es alegre y, a veces, desprolijo.
El hijo del medio: tiene cosas heredadas
de sus hermanos, es el que menos rinde en
los estudios, introvertido, no le gusta que lo
corrijan, tiene miedo a los fracasos y
facilidad para compartir.
El hijo único: es el rey, muy independiente,
no le gusta que lo corrijan, que lo critiquen,
no sabe compartir, ni divertirse y estar con
niños.
Todos ocupamos un lugar en nuestra familia,
y eso marcará qué límite establecer:
físico o emocional.
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cada nervio cubierto por una membrana,
cada órgano tiene su límite, la piel marca un
límite.
Todo lo que hay debajo de la piel es nuestro,
y todo lo que hay hacia afuera no nos
pertenece. Por ejemplo:
El límite del orador, es la distancia que lo
separa de quienes lo escuchan.
Hay una distancia entre los amigos, otra
entre la pareja, entre la mamá y su bebé,
etc.
Todos tenemos un límite físico y es muy
molesto cuando alguien lo invade.
Límite emocional
Es el que determina quién tiene acceso a
nuestra privacidad, a la intimidad, los
miedos, las ideas más profundas.
Hay personas que no pueden establecer
ningún límite.
Leí una vez que los abusadores sexuales
saben a quién abusar porque huelen a las
personas que tienen dificultades de poner
límite, físico o emocional.
Si cuando éramos niños no nos respetaron,
fuimos invadidos permanentemente,
nuestras ideas y emociones no importaban;
si tuvimos padres sobreprotectores, que nos
forzaban a pensar como ellos y que
compartiéramos todo lo que nos sucedía, no
tuvimos privacidad; si fuimos abandonados,
seguramente nos costará establecer límites.
Estamos en una sociedad que no respeta los
límites; hay chicos que son pichones de
sicópatas, tienen problemas con las
maestras, con la policía, con los padres.
Cuando una persona es abandonada
emocionalmente, se refugiará en su mundo
y no tendrá sus propios límites ni respetará
los límites de los demás.
-“Corrí entusiasmado a ellos pero no me
prestaron atención”;
-“No estuvieron en los momentos claves de
mi vida”;
-“No me conocían”;
-“Nunca se enteraron de mis cosas”,
Esas son frases que expresan el abandono
experimentado por muchos chicos de parte
de sus padres.

Para establecer límites sanos:
1- Voy a impartir valores firmes y sanos a
mis hijos.
Impartir a los hijos que:
“Siempre serán responsables de sus
decisiones”;
“Deben estudiar sí o sí”;
“Respetar a los demás”;
“Juntarse con gente sana”;
“Motivarlos a congregarse aun cuando no
tengan ganas”;
“Amar al Señor por sobre todas las cosas”.
Estos son límites sanos, principios que hay
que tener claros.
El día de mañana estarán más agradecidos
a los que los desafiaron y motivaron con
una palabra de fe, que a los que les
“permitieron todo”.
El apóstol Pablo iba en un viaje misionero y tuvo
un problema con Bernabé que, en vez de alcanzar
el mundo con Pablo, se volvió atrás con otra
persona y perdió la gran oportunidad. Pasaron
los años, Bernabé pidió perdón a Pablo, y
continuaron el viaje. Se perdió la oportunidad de
alcanzar el mundo por no dejarse desafiar.
2- Tengo el derecho de usar las palabras
más poderosas que Dios me dio: sí y no.
Tenemos derecho a decir “no”.
Derecho a decidir a quiénes incluís y de
quienes te alejas.
Josué le dijo: “Señor, sácame a Acán” (que
le había robado todo). Y Dios no se lo sacó
porque no lo había puesto Él sino Josué.
Derecho a decidir quién se te acerca o no y
a alejarte del que te descalifica. ¡No tenés
por qué escucharlo!.
Si alguien te maldice, te levantas y te vas,
no escuches lo que no querés oír; y si no
podés irte no oigas, bostezá.
No te autoagredas.
El enemigo viola tu límite para tocar tu
identidad y que te sientas inferior, pero vos
decidís.
Cuidá tu fe, elegí a quien acercarte, y tu fe
mañana te cuidará a vos.
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La sabiduría se debilita.
Podés ser un gran sabio, tener una gran fe,
pero al juntarte con la gente equivocada tu
fe se debilitará.
Salomón fue el más sabio y el estúpido más
grande de toda la historia. Se casó con mil
mujeres que adoraban a Satanás y terminó
sus días haciéndole altares al diablo, porque
su sabiduría se debilitó y no supo decidir de
quién alejarse.
3-El enemigo no puede cruzar mi límite.
Satanás no puede violar tu límite porque
esta marcado con la sangre de Jesucristo
que señaló tu territorio con su victoria.
Tu ADN es multiplicación.
Cuando Dios creó a Adán y Eva les dijo:
“fructificad, multiplicaos y dominen”.
Tu espíritu es multiplicación.
Abraham se multiplicó; Israel estaba en
Egipto como esclavo pero se multiplicaban,
porque el ADN es multiplicación.
Juan 15 dice: “Permaneced en mí y llevareis
mucho fruto”.
Eso es recordar tu ADN espiritual y tenés
que multiplicarte sí o sí.
Pedro no había pescado nada y Jesús le dijo:
“Tirá las redes más al fondo”.
Jesús lo llamó no cuando estaba fracasado
sino cuando estaba prosperado.
Donde Jesús iba establecía su territorio y el
diablo tenía que huir.
No reprendas al diablo por donde vas,
establecé tu territorio y el enemigo tendrá
que salir, no puede cruzar tu límite, y donde
estás hay multiplicación.
El legalismo nos enseñó a temer a los brujos
y, donde establecemos el territorio, el que
tendrá que preocuparse es el brujo que no
podrá cruzar mi límite.
Pablo iba predicando y una chica que tenía
el más grande demonio de toda la ciudad,
un espíritu de adivinación (de Pitón, la
serpiente que asfixia), lo siguió por cuatro
días. Los dueños que administraban a la
jovencita eran millonarios, hasta que Pablo
se cansó, echó fuera al demonio de
adivinación y se les arruinó la empresa.
No hay diablo que pueda asfixiar lo que Dios
te ha dado, ni opresión que pueda detenerte
porque mayor es el que está en tu vida que
el que está fuera en el mundo.
En Juan 3, Jesús dijo a los discípulos: “no
soy de aquí, estoy en la tierra pero no soy
de acá”.
Somos como Jesús, aunque vivimos acá,
estamos sentados en los lugares celestiales
con Cristo; caminamos en la ciudad pero
estamos en el cielo y Satanás no puede
tocarnos.
4-Dios va a quebrar todos mis límites
internos.
Era muy raro que los pescadores expertos
no pescaran, por eso el primer milagro fue
que Pedro no haya pescado; y eso ocurrió
porque Jesús tenía que romper los límites
internos de Pedro.
Dios permitirá fracasos aparentes en tu vida
para romper tu límite interno que frena el
milagro.
Pedro le habló de tres límites: “hemos
trabajado duro”; “toda la noche”; “nada
hemos pescado”.
Mucha gente tiene creencias que limitan:
soy flaco; soy viejo; no tengo; no me
ayudan; no me da la cabeza; no puedo ser
líder; no sé como hacerlo; vivo lejos o cerca;
tengo hijos; me casé; me separé; tengo
trabajo o no lo tengo… Esas creencias son tu
ataúd y Dios te las romperá.
Dios romperá los rótulos que te pusieron: el
vago; el loco; el estúpido; la nena buena; el
héroe; el santo; la princesita... Serán
dinamitados por Dios y cuando ocurra te vas
a multiplicar de tal manera, que la bendición
alcanzará a tus hermanos.
Cuando Pedro rompió sus creencias, levantó
las redes y se rompían, llamaron a otras
barcas y también fueron bendecidas.
No hay nada mejor que caminar cerca de gente
libre, sin obstáculos, con una fe ilimitada, que
imparte su bendición.
Es imposible obedecer al Señor y no
prosperar, avanzar y no tener revelación;
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Dios da una palabra que motiva y será
trampolín para la nueva revelación.
Jesús le dijo: “Boga y echa las redes” y
luego: “Sígueme”.
Lo que sabes hoy, es bueno pero lo que
sabrás mañana será perfecto, más completo,
maravilloso de parte del Señor, porque las
ovejas del Señor, le oyen cada día y El, cada
día les añade algo nuevo.
5- Primero la experiencia y luego la
enseñanza.
Pedro le dice: “Maestro, hemos estado toda
la noche y nada hemos pescado”.
Cuando las redes se rompieron, cayó a los
pies y le dijo: “Señor”.
Ya no era maestro, ahora era Señor.
Dios te pone en la experiencia primero y
luego te explica.
Primero lo prosperó y luego le enseñó que
era su Señor.
Una cosa es saber que Dios prospera y otra
saberlo porque te prosperó; una cosa es
saber que sana y otra saberlo porque lo hizo
en tu vida.
Dios no explicará ciertas cosas para aprender
de la experiencia.
Explicación sin experiencia es religión,
legalismo.
Una cosa es el que sabe de memoria la
Biblia y otra el que experimentó a Dios
Sanador, Misericordioso, Perdonador,
Libertador, Amoroso.
Cuando lo experimentaste, lo impartís con
vida y la gente te seguirá.
6- Las grandes bendiciones no son ganadas
por estrellas sino por equipos.
Jesús luego llamó a los cuatro, porque las
bendiciones son para los equipos.
Dios siempre bendecirá a una familia, a una
iglesia, a un equipo.
Tal vez te pide el desafío para que seas
libres y con tu bendición alcances la
bendición de los tuyos.
El Señor les habló de lo que entendían;
sabían de finanzas, de negocios y les
además que les daría cosas más grandes y
vivan una vida de aventura siguiéndole por
siempre.

“Dejaron todo y le siguieron”.

Una persona inteligente sabe que, cuando

Dios da una bendición, lo que viene detrás,
es mayor.

Le dijo a Abraham: “Te daré hijos conforme

a las estrellas del cielo y las arenas del mar”
Y luego, “Dame a tu hijo en sacrificio”.
Abraham dio a su hijo porque sabía que
Dios le había dado una palabra primero y
era la que valía.
Dios lo creó a Adán y lo puso en el huerto,
para labrar la tierra. (Edén quiere decir
“delicia”).
Dios te plantará en algún lugar para que
desarrolles tu potencial.
Antes de hablar a Adán habló a los árboles y
les dijo: Produzca todo árbol hierba, todo
fruto según su género.

Enseñanza: Antes de Dios darte un sueño, le

habló a los recursos de tu sueño y la primera
palabra es la que vale.

Ya está todo preparado por Dios para

alcanzar tus sueños y el fruto venga a tu
mano. No importa lo que Satanás te haya
dicho, antes alguien habló primero.

David dijo: “Señor en pecado fui concebido”

Era hijo de adulterio, tenía esa marca;
cuando el profeta Samuel fue a ungir al rey
entre los hijos de Isaí, el padre no lo tuvo
en cuenta, porque era hijo de su esposa
con otro hombre.
Ninguno era el que buscaba Samuel,
preguntó si había otro hijo, Isaí lo llamó.
David fue hijo rechazado, de adulterio y
Satanás lo torturaba con eso, pero un día
David tuvo revelación y escribió: “En pecado
me concibió mi madre, pero antes de haber
sido formado, fui creado maravilloso porque
en tu libro estaban escritas todas las cosas
que me sucederían”.
Antes de que Satanás lo atormentara, Dios
había escrito en un libro la bendición con su
nombre y sería alguien grande en la tierra.