Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
inesperadamente entusiasta y
amistosa, que ha hallado entre los
lectores la antología de Hermann
Hesse Lecturas para minutos
expresión quintaesenciada de su
pensamiento y experiencia, ha
movido a confeccionar un segundo
tomo.
También esta vez han sido
principalmente las cartas de
Hermann Hesse las que han
ofrecido el más variado muestrario
de textos lacónicos e incisivos.
Numerosos extractos de artículos
sueltos, de crítica y ensayo,
diseminados en diarios y revistas y
no recogidas hasta ahora en forma
de libro, así como algunas adiciones
de las novelas y cuentos de Hesse
considerados en la primera parte de
Lecturas para minutos, vienen a
completar este volumen.
Se ha mantenido la articulación
temática no sólo por razones de
unidad formal, sino porque la
anterior distribución conserva su
validez para el nuevo fondo
acumulado. Así, junto a los
pensamientos sobre la propia
especialidad, la situación y el
quehacer de artista como individuo
marcado y comprometido al
máximo, aparecen también aquí
reflexiones sobre política y
sociedad, en proporción cuantitativa
casi equivalente, pues estos
campos para Hesse no se excluyen
en modo alguno sino que se
condicionan mutuamente. Su obra
poética es —según hemos
comprobado cada vez con más
claridad en el curso de nuestras
ediciones póstumas— reflejo
exacto, traducido a imagen, de un
intelecto agudo y crítico que se ha
expresado en casi 35 000
respuestas a cartas y en una obra
de crítica cultural y contemporánea
lamentablemente poco conocida y
considerada, pues hasta hoy sólo
pudo aparecer alrededor de la
décima parte en forma de libro.
Hermann Hesse
Lecturas para
minutos, 2
ePub r1.0
JeSsE 23.04.15
Título original: Lektüre für Minuten 2-
Gedanken aus seinen Büchern und
Briefen
Hermann Hesse, 1975
Traducción: Manuel Olasagasti
Selección de textos: Volker Michels
Retoque de cubierta: JeSsE
Yo no sé si el mundo ha mejorado, si no
ha sido siempre igual de bueno e igual
de malo. Lo que si sé es que si el mundo
ha mejorado gracias a los hombres, si
gracias a los hombres se ha hecho más
rico, más vital, más alegre, más
arriesgado, más divertido, no se debe a
los reformadores, sino a los auténticos
«egoístas», que no conocen un norte ni
se proponen metas, que se contentan con
vivir y ser ellos mismos.
(87)
En épocas democráticas e
intelectualmente saturadas como la
nuestra es ya un descubrimiento el que
no exista sólo el hombre normal que
posee tal y cual propiedad y piensa con
tales o cuales categorías postuladas por
Kant, sino que entre los hombres
normales, carentes de interés, se den a
veces personas extraordinarias, que con
frecuencia son patológicas en algunos
aspectos, pero capaces de expresar la
verdad, la inexorabilidad de los
fenómenos de la vida y el simbolismo de
todo ser individual respecto al Todo.
(92)
La salvación, el recogimiento, la
meditación y el renacer de un pueblo no
se realiza en la superficie ni tiene lugar
en las masas, sino que acontece, de
modo silencioso y recatado, en los
individuos.
(115)
Todo anhelo de vigorizar la vida está
hoy proscrito por los poderes
dominantes.
(116)
El establecimiento de un polo, la
aceptación de un lugar para desde él
contemplar y ordenar el mundo, es el
principio y fundamento de toda
formación, de toda cultura, de toda
sociedad y moral. El que considera
intercambiables, siquiera por un
momento, el espíritu y la naturaleza, el
espíritu y la libertad, el bien y el mal, es
el más terrible enemigo del orden…
Pero la realidad suprema es la mágica
experiencia de la convertibilidad de
todos los estatutos, de la presencia
igualmente justificada de los polos
opuestos.
(264)
La ciencia de la literatura se me ha
representado siempre como asunto de
pandectas polvorientas, como mundo
umbrátil, apolillamiento de museo y a
veces hurto en cadáveres. En ella, una
especie de sectarios transcribieron
opiniones de sectarios fallecidos, para
futuros sectarios. Y cuando pugnaban
entre sí, se trataba siempre de peleas
entre sectas, al margen de esta realidad
que para mi significa la literatura.
Estimo que la literatura no se puede
tomar como un manjar a punto,
aderezado por otros sino que cada cual
debe conquistar trozo a trozo. Es preciso
leer los libros antiguos, y uno mismo ha
de formar sus juicios.
La auténtica creación siempre
encontrará lectores mientras tenga
contenido las verdades y las situaciones
básicas del hombre —y lo muerto,
muerto está—. Es decir, si yo admito la
ciencia de la literatura, es sólo como
historia de las ideas y en sus
componentes sociológicas: en la medida
que nos aclara ciertas circunstancias
sociales que permiten entender una
determinada época de la literatura.
(284)
La contemplación no es examen o
crítica, es nada más que amor. Es el
supremo y más deseable estado de
nuestra alma: amor desinteresado sin
apetencias.
(435)
Las resistencias al reconocimiento del
amor corporal son las que provocan la
mayoría de las neurosis y las que dan
lugar también, casi siempre, a un general
fingimiento, de noble apariencia, pero
de efectos perniciosos en las otras
dimensiones de la vida, por ejemplo en
el plano patriótico y político.
(436)
La favorable acogida,
inesperadamente entusiasta y amistosa,
que ha hallado entre los lectores la
antología de Hermann Hesse Lecturas
para minutos, expresión
quintaesenciada de su pensamiento y
experiencia, nos ha movido a
confeccionar un segundo tomo con el
nuevo material descubierto en nuestra
labor editora de los últimos tres años.
También esta vez han sido
principalmente las cartas de Hermann
Hesse las que han ofrecido el más
variado muestrario de textos lacónicos e
incisivos. Numerosos extractos de
artículos sueltos, de crítica y ensayo,
diseminados en diarios y revistas y no
recogidas hasta ahora en forma de libro,
así como algunas adiciones de las
novelas y cuentos de Hesse
considerados en la primera parte de
Lecturas para minutos, vienen a
completar este volumen.
Se ha mantenido la articulación
temática no sólo por razones de unidad
formal, sino porque la anterior
distribución conserva su validez para el
nuevo fondo acumulado. Así, junto a los
pensamientos sobre la propia
especialidad, la situación y el quehacer
de artista como individuo marcado y
comprometido al máximo, aparecen
también aquí reflexiones sobre política y
sociedad, en proporción cuantitativa
casi equivalente, pues estos campos
para Hesse no se excluyen en modo
alguno sino que se condicionan
mutuamente. Su obra poética es —según
hemos comprobado cada vez con más
claridad en el curso de nuestras
ediciones póstumas— reflejo exacto,
traducido a imagen, de un intelecto
agudo y crítico que se ha expresado en
casi 35 000 respuestas a cartas y en una
obra de crítica cultural y contemporánea
lamentablemente poco conocida y
considerada, pues hasta hoy sólo pudo
aparecer alrededor de la décima parte
en forma de libro.
El pensamiento, la vida y la obra
poética constituyen una única ecuación.
Sus elementos, aislados en los dos
tomos de Lecturas para minutos, se
combinan entre sí como en un mosaico
cuya totalidad compone el retrato de un
hombre que, al expresarse íntegramente,
se ajusta al mismo tiempo a las leyes
psicológicas de lo universal. Así,
muchos aparentes antagonismos no
resultan ser contradicciones sino
complementos, como polaridades
dialécticas de una misma realidad. En
este campo de tensiones se desenvuelve,
según Hesse, todo lo viviente. En su
modelo de El juego de los abalorios
aparece esto llevado a la práctica de
modo sistemático: «En cierta escuela de
arte dramático —leemos en esta novela
—, un ejercicio favorito era yuxtaponer,
enfrentar y finalmente conjugar de modo
armónico dos ideas opuestas, como ley y
libertad, individuo y comunidad, y se
otorgaba gran valor, en tal juego, a la
exposición perfectamente equilibrada e
imparcial de los temas y las
proposiciones y a la elaboración de la
síntesis, con la mayor pureza posible,
desde la tesis y la antítesis».
Ojalá esta recopilación, con sus
tesis y antítesis, pueda ser una ayuda
para todos aquellos que no están en
condiciones de seleccionar y sintetizar
por sí mismos la crítica de la época y
las alternativas de un escritor con
producción literaria tan compleja, y
prefieren el rodeo de la formulación más
o menos abstracta.