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De acuerdo con lo argumentado hasta ahora, es posible concluir en que por su propia
naturaleza el bien común reúne los siguientes caracteres:
a) Expansivo. – Pues es el bien de todas las “partes” o sectores que integran el todo
comunitario.-
b) Distributivo. – Como consecuencia de lo anterior, el bien común sólo se realiza
cuando se distribuye entre los miembros de la comunidad (véase infra, Cap. V). Por
consiguiente, la realización y la distribución del bien común son sólo dos aspectos de una
misma realidad.-
c) Indeterminado. – Pues alcanza a todos los bienes de orden temporal, cualquiera
que fuera su naturaleza, susceptibles de satisfacer las necesidades humanas generadas en la
vida comunitaria– social.-
d) Subsidiario. –Pues sólo tiene como objeto aquellos bienes que no pueden ser
alcanzados o satisfechos, o no deben ser gestionados por las agrupaciones intermedias entre
el hombre y el Estado o por los hombres en su actuación individual.-
e) Solidario. –La nota de la solidaridad ayuda a corregir ciertas rigideces que pueden
surgir del carácter distributivo del bien común. El bien común exige que la riqueza social –
no sólo material, sino también inmaterial, como la cultura, por ejemplo– se distribuya no
sólo conforme con lo que a cada uno le corresponde según un acto de estricta justicia, sino
también conforme con las necesidades, ya que la marginación es tanto un mal individual
como un mal social.-
¿Se agota la realización del bien común en el ámbito de la gestión de cada uno de los
Estados nacionales? ¿Existe el bien común supranacional, trascendente a las metas de
obtención posible por los Estados nacionales?.-
En la actual situación internacional, todavía y en sentido estricto, no puede
considerarse la existencia de un bien realizable más allá de las fronteras nacionales sobre el
que pueda efectuarse el tipo de argumentaciones desarrolladas en los parágrafos anteriores.
Para ello debería existir una autoridad supraestatal, que definiera y gerenciara el bien
común internacional.-
Sin embargo, la tendencia se orienta hacia el pleno reconocimiento –con carácter
jurídico– de ese bien común supranacional. Esto es así porque se está desarrollando una
nueva “agenda” supranacional globalizada, dentro de cuyo contenido es posible identificar
el problema ecológico o de protección del ambiente; el problema de los flujos migratorios;
el problema de la afirmación y reconocimiento efectivo de los derechos humanos y de la
democracia; el problema de ciertas formas de criminalidad, como el narcotráfico, el lavado
de dinero, el tráfico de niños; el problema de la sanidad, como el caso del flagelo del S. I.
D. A. y el problema del control o regulación del mercado globalizado. Por supuesto que,
por sobre todo, aquella “agenda” supranacional mantiene, como ideal predominante, el
establecimiento y mantenimiento de la paz, como el principal bien de los pueblos y de las
mujeres y hombres que los forman.-
Estos, que hemos denominado “problemas”, no son sino “bienes”, es decir realidades,
hechos, relaciones sociales, que las mujeres y los hombres de todo el planeta consideran,
cada vez más, como buenos, positivos, valiosos para su propia felicidad individual. Pero
son bienes que deben ser gestionados en común para luego ser aplicados o distribuidos para
su gozo personal por cada uno de los habitantes de la tierra. Es decir, no pueden ser
realizados o logrados sólo por el esfuerzo personal individual de cada uno, sino que
requieren de una realización general, colectiva, a través de un sujeto capaz de provocarlos,
asegurarlos, distribuirlos o aplicarlos en las situaciones concretas.-
Son bienes comunes, o dicho de otra manera, forman parte del bien común. Claro que
se trata de un bien común que, para su realización, trasciende las fronteras de los Estados–
naciones. Ya no pueden ser satisfechos dentro de la geografía nacional, con la autoridad
estatal encerrada en el límite de su soberanía nacional y relacionada con los otros estados
de una manera meramente contractual, de naturaleza conmutativa. Este nuevo bien común
supranacional ya existe como un bien anhelado por todos y frente al cual todos –de
cualquier nacionalidad– se sienten insatisfechos en lo que respecta a su logro pleno. La
insatisfacción provocará la respuesta, es decir, el surgimiento del nivel en el que el anhelo
pueda ser satisfecho. Así surgirán la o las organizaciones supranacionales con poder
suficiente para realizar este, su propio fin o bien que las califica y las determina. El
proceso, aunque incipiente, se está desarrollando a una velocidad mayor de la que nosotros
–contemporáneos– podemos percibir (023).-
En conclusión, si como afirma Santo Tomás, “el bien común de la ciudad y el bien
singular de una persona no difieren sólo como lo mucho y lo poco, sino según una
diferencia formal”, ya que “la razón de bien común y de bien singular es distinta, así como
es distinta la razón de todo y parte” (024), siendo las comunidades inferiores partes con
respecto a la sociedad general, sólo cabe concluir que frente al bien común realizado por el
Estado, el bien de esas agrupaciones menores tiene razón de bien particular.-
§ 015. EL ESTADO DE LA PROCURA EXISTENCIAL