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La traducción de textos científicos y técnicos

Florina-Cristina HERLING
Universidad Técnica de Construcciones de Bucarest

Resumen
En este artículo nos proponemos hacer una introducción en el campo de la traducción
científico-técnica que, junto a otros tipos de traducciones especializadas (jurídica,
económica, médica), tiene una de las mayores demandas en el mercado profesional, por
eso los aspectos y conceptos presentes en este trabajo son en su mayoría de tipo teórico. El
texto especializado implica la división entre lenguaje general y lenguaje especializado,
siendo un texto que presenta una serie de características lingüísticas propias. El texto
científico-técnico es una producción lingüística que pretende que el traductor tenga
conocimientos terminológicos de especialidad tanto en su lengua materna, como también
en la lengua terminal. Al lado del vocabulario especializado, el traductor debe poseer una
técnica que le permita construir un texto idéntico o semejante al texto original, y también
debe tener en cuenta el destinatario (especializado o no-especializado) del texto meta.

Palabras clave
características, terminología, texto científico-técnico, tecnicismos, traducción científico-
técnica

1. Introducción
En este artículo nos proponemos presentar los textos científico-técnicos,
centrándonos en las características esenciales de estos, en el papel de la
terminología y en las estrategias y los procedimientos empleados en la traducción
científico-técnica. En el contexto socio-cultural actual el interés por la traducción
ha sido creciente, especialmente la traducción referida a ciertos sectores
relacionados directamente con la vida práctica: técnica, medicina, comunicaciones,
comercio, ámbito jurídico, etc. Las publicaciones de carácter científico-técnico
(manuales científicos, guías de usuario, artículos, libros especializados, ensayos,
etc.) han crecido y también ha crecido la demanda de su traducción en el mercado,
como consecuencia de la rapidez con la cual se ha desarrollado este sector y ha
evolucionado el lenguaje correspondiente. De este modo, es necesario disponer de
mediadores lingüísticos e interculturales formados en el dominio de la traducción
especializada. El campo temático presenta un nivel de dificultad del texto
relacionado a la terminología científico-técnica, porque los textos especializados
abordan un campo temático concreto, que necesita de parte del traductor un
conocimiento terminológico adecuado y una buena compresión del texto de
partida.
Pero para poder hacer referencia a la traducción científico-técnica primero
tenemos que definir el texto que la caracteriza: el texto científico-técnico.
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2. Texto científico-técnico
Dada la estrecha relación entre la ciencia y la técnica a veces es casi
imposible hacer una diferenciación clara entre las dos. Manuel Sevilla Muñoz y
Julia Sevilla Muñoz (2003: 22) definen la ciencia como la disciplina que “se ocupa
de la exploración de la naturaleza y de la comprensión de los fenómenos naturales,
mientras que la tecnología aplica los conocimientos científicos con fines
prácticos”.
De este modo, existen textos que pertenecen a las dos disciplinas a la vez o
que existen categorías intermedias entre la ciencia y la técnica (medicina) (Gamero
Pérez 2001: 26). En un intento para eliminar la confusión y las diferencias entre los
textos científicos y técnicos, Silvia Gamero Pérez (2001: 26) propone una
definición para cada una de las dos disciplinas:

La ciencia es un conjunto de saberes teóricos, y la técnica, la aplicación


de esos conocimientos a la explotación industrial (ciencias tecnológicas) o a la
explotación del suelo (ciencias agronómicas). En opinión de Pinchuck (1977), el
tipo de textos de que hacen uso los científicos tiene primordialmente la función de
difundir el conocimiento (por ejemplo, el artículo de investigación), mientras que,
por lo general y debido a la gran competencia comercial, los técnicos no escriben
para difundir sus conocimientos aplicados, sino para cumplir con una serie de
requisitos legales (patente, manual de instrucciones) o hacer publicidad de sus
productos (folleto publicitario informativo).

La misma autora española, Silvia Gamero Pérez (2001: 38) propone una
definición del texto técnico al que lo considera “[…] un acto concreto de
comunicación en el que los emisores son ingenieros, técnicos o profesionales; los
receptores son otros ingenieros, técnicos, especialistas en formación o público
general”.
Como podemos observar en las definiciones propuestas, la diferencia
principal entre las dos disciplinas consta en el hecho de que la ciencia se ocupa de
los aspectos teóricos (teorías, investigaciones, descubrimientos). De esta manera, la
ciencia está asociada con los fenómenos de la naturaleza, con la realidad física,
mientras que la técnica se preocupa de la aplicación de los conocimientos de la
ciencia (funcionamiento y descripción de máquinas, aparatos electrónicos y
electrodomésticos, etc.). Por consiguiente, consideramos que un texto tiene un
carácter científico o técnico cuando su temática hace referencia a las ciencias
experimentales (informática, biomedicina, ciencias físicas y naturales, tecnología
industrial y dominios conexos, matemáticas, etc.). Aparte del uso, hay diferencias
de tipo textual: los textos científicos cuentan con argumentación y descripción,
mientras que en los textos técnicos dominan la descripción y la exhortación
(Gamero 2001: 34).
Refiriéndonos al tipo de destinatarios a los cuales se le dirija el texto
divulgativo, identificamos dos tipos: el especialista y el no especialista. Los textos
dirigidos a los especialistas “tendrán mucha información sobre el contenido del
discurso” y pueden “hacer uso de todos los recursos característicos del texto
científico-técnico (tecnicismos, elementos no verbales...) para exponer mejor sus

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ideas e incluir una información más detallada. El receptor, familiarizado con esas
peculiaridades del registro científico-técnico, llegará a una comprensión profunda
del tema tratado” (Sevilla Muñoz y Sevilla Muñoz 2003: 27). Los textos dirigidos a
no especialistas “carecen de conocimientos profundos de lo tratado en el texto,
puede que, incluso, carezcan de cualquier conocimiento y que estén leyendo o
escuchando por primera vez información relativa a una disciplina” (Sevilla Muñoz
y Sevilla Muñoz 2003: 27). El emisor del discurso debe tener en cuenta las
limitaciones del receptor y de presentar su exposición en una manera fácil de
comprender, por eso no puede tratar en profundidad el tema y tampoco emplear
“recursos más específicos del registro científico-técnico. En el caso de hacer uso de
términos o conceptos complejos deberá incluir explicaciones para que el
destinatario sea capaz de entenderlos” (Sevilla Muñoz y Sevilla Muñoz 2003: 28).

2.1 Características principales de los textos científico-técnicos


Los textos científico-técnicos presentan algunas características y unos
rasgos lingüísticos propios, correspondientes en general con el nivel culto en su
registro formal. La función lingüística predomínate es la referencial, ya que su
meta es de informar de modo objetivo y fidedigno al destinatario. A veces puede
aparecer la función metalingüística para expresar el significado de los términos en
las definiciones y la función apelativa en los enunciados de los problemas, de las
instrucciones con el fin de involucrar al lector en los procesos explicativos. En los
textos científicos se utiliza un nivel culto de la lengua, un lenguaje preciso,
denotativo y un lenguaje “artificial” – un sistema de signos (diagramas, esquemas,
formulaciones químicas, signos matemáticos, etc.) con el propósito de lograr una
máxima objetividad. En estos tipos de textos se exige también una coherencia
terminológica, usándose términos monosémicos para evitar las imprecisiones y la
ambigüedad.
Según Galán y Montero (2002) y Gutiérrez Rodilla (2005: 22-25) las
características atribuidas al lenguaje científico-técnico son: objetividad,
universalidad y convencionalidad, claridad y precisión.
La objetividad es una característica fundamental de los textos científicos-
técnicos que usan un lenguaje de carácter expositivo, por eso los términos
utilizados en estos tipos de textos son monosémicos, pues que el objetivo es
reproducir fielmente las observaciones, los procesos, los análisis y el
funcionamiento y de ese modo no caben las opiniones ni los sentimientos del
emisor. La universalidad o internacionalidad constan en el hecho que entre los
científicos existe un lenguaje internacional, artificial y terminológico como
también unas estructuras textuales fácilmente de reconocer en varias lenguas, que
necesita sólo la traducción del significante, pero no el significado. Por ejemplo, la
palabra plomo presenta diferentes significados en los distintos idiomas, pero en el
lenguaje científico-técnico sólo significa “elemento químico metálico, de número
atómico 82” (DRAE 2001: s.v.). La univocidad (monosemia) y la precisión
constan en el hecho de que en este tipo de textos deben evitarse las ambigüedades y
los malentendidos. Se nota una escasez de sinónimos, de términos polisémicos o de
valores connotativos y se utilizan frecuentemente formulas y símbolos (de
significado único), palabras con carácter monosémico y tecnicismos, estructuras
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sintácticas características, recursos lingüísticos (definiciones, aclaraciones,
ejemplos, notas al pie) y no lingüísticos (esquemas, gráficos, diagramas,
ilustraciones).
Las características mencionadas anteriormente determinan algunos rasgos
lingüísticos propios, entre cuales:
(a) características terminológicas: el empleo de calcos; la existencia de
cultismos; la utilización de extranjerismos (anglicismos, germanismos, latinismos,
helenismos, galicismos, etc.); universalidad terminológica (el uso de una
terminología similar en diferentes lenguas); univocidad (los términos y las
expresiones empleados tienen un único significado); el uso de neologismos; el uso
de siglas y abreviaciones; el uso de tecnicismos (el lenguaje científico-técnico goza
de un amplio vocabulario específico);
(b) características pragmáticas: la terminología en el ámbito científico-
técnico y su campo de aplicación se cambia a medida que se desarrollan las
ciencias y tecnologías existentes o aparecen otras nuevas; el lenguaje científico-
técnico se utiliza en casos concretos, no en ámbito familiar, tampoco en la vida
cotidiana; el lenguaje científico-técnico implica el uso de tecnicismos que son
monosémicos, precisos y convencionales y no deja lugar a dudas (precisión).
(c) características morfosintácticas: el uso del artículo con valor
generalizador; predominio del tiempo presente de indicativo con valor atemporal;
empleo del subjuntivo con valor imperativo; uso de la tercera persona del singular
(para exponer la impersonalidad y subrayar la objetividad) y de la primera persona
del plural (“plural de modestia”, con la misma idea); uso de adjetivos
especificativos, descriptivos y de pertenencia; empleo de la sustantivación;
presencia de una sintaxis simple; predominio de oraciones coordinadas y
yuxtapuestas, de subordinadas adjetivas explicativas y especificativas, de
subordinadas adverbiales con el fin de aclarar la relación lógica entre los hechos;
predominio de oraciones enunciativas (aportan las informaciones de manera
objetiva); uso de oraciones donde se evita la presencia del agente: oraciones
impersonales, pasivas y pasivas reflejas (subrayan la objetividad);
(d) otras características lingüísticas: complexidad (la dificultad en
comprender el lenguaje científico-técnico, la terminología o el tema tratado);
concisión; presencias de los enlaces explicativos, como es decir, o sea…;
objetividad (el autor no introduce su opinión personal o sus emociones); claridad
(lenguaje sobrio que carece de figuras estilísticas); universalidad (el uso de varios
procedimientos no lingüísticos: símbolos, dibujos, gráficos, diagramas, esquemas,
ilustraciones, demostraciones matemáticas etc.).

2.2. Terminología
La terminología es un aspecto fundamental de los textos científico-
técnicos, pues el léxico especializado constituye el elemento que hace la diferencia
entre el lenguaje común y el lenguaje de especialidad. Silvia Gamero (2001: 40)
indica que “la terminología técnica siempre se ha considerado como la principal
característica de la traducción científico-técnica”, refiriéndose a “tres realidades
diferentes”:

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“En primer lugar, designa el conjunto de términos propios de una técnica,
ciencia o arte. […] Éste es el sentido al que nos referimos al hablar de las
características de funcionamiento de texto de partida. Otra acepción es la que
responde al conjunto de actividades prácticas relativas al tratamiento de los
términos. […] Por lo último, la terminología es la ciencia o la disciplina que tiene
por objeto el estudio teórico y aplicado de las denominaciones y de los conceptos
en los ámbitos de especialidad en una o más lenguas”.

La terminología se desarrolla en proporción con el avance de la ciencia y


de la tecnología, y de ahí la dificultad en establecer el número de tecnicismos
propios de una especialidad. El léxico científico-técnico es monosémico,
denotativo y de significado fijo, univoco (Corpas Pastor et. al 2008: 6). Los
tecnicismos son términos técnicos que se emplean en el lenguaje científico y
técnico con finalidad de evitar las confusiones, los equívocos, que tienen validez
universal, aunque haya adaptaciones de los significantes a sus respectivas lenguas
(Corpas Pastor et. al 2008: 6).
Algunos de estos son de uso generalizado, pero la mayoría tienen una
aplicación particular, para cada rama de la ciencia o de la tecnología. Para
comprender el significado de las voces técnicas es necesario consultar diccionarios
especializados, pues que la terminología especializada representa uno de los
aspectos más problemáticos de la traducción científico-técnica, los términos
especializados resultando ser parcialmente difíciles de comprender tanto para los
no especialistas, como para los especialistas de otros ámbitos.
Entre los mecanismos de formación de tecnicismos destacamos: la
derivación (con prefijos y sufijos, que debido a su significación especial modifican
el sentido de la palabra), la composición, el préstamo (palabras procedentes del
griego – helenismos, del latín – latinismos, del alemán – germanismos, del francés
– galicismos, del inglés - anglicismos), los neologismos, los epónimos, la
acronimia y las siglas.
(a) derivación: con prefijos especializados: ultra-, sub-, ar-, hipo-, infra-,
endo-, micro-, bi-, hiper-, etc.: ultravioleta, subcelular, microorganismo, arritmia,
hipervínculo, biconvexo, hipocentro, infrarrojo, endocardio; con sufijos
especializados: -oso, -ico, -osis, -asis, -itis, -oide, -oma, -ito, -ato, -ina, -ón, etc.:
sulfuroso, dermatitis, acidosis, adiposis, electrón, fotón, neutrón, bastoncillo,
alcaloide, morfina, cafeína;
(b) composición: nitrógeno, hemolisis, enología, ignífugo, centrífugo,
inmunodeficiencia, alcalometría, agujero negro, ácido carbónico, campo
magnético, barra de herramientas, disco duro, fibra óptico;
(c) préstamo: epidemia, edema, músculo, cáliz, cuadrado, embrión,
informática, quark, bypass, escáner, hardware;airbag, software
(d) calco: rascacielos, aire acondicionado, efecto invernadero;
(e) neologismos: biocombustible, encofrado, molde, aeronáutica,
telescopio;
(f) acronimia y siglas: TIC – tecnologías de la información y la
comunicación, láser – light amplification by stimulated emission of radiation;
RENFE – Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles, rádar – radio detection

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and ranging, ADN – ácido desoxirribonucleico, PVC – policloruro de vinilo,
PEAD – polietileno de alta densidad;
(g) epónimos: coulomb, newton, sievert, voltio, julio, ley de Ohm,
enfermedad de Parkinson, efecto Compton, grado Celsius, motor diésel, zeppelín.

3. La traducción científico-técnica y el perfil del traductor


La traducción científica y técnica tuvo un enorme avance en los últimos
años tanto en el ámbito teórico, como también en el ámbito didáctico. Muchos
investigadores han definido la traducción científico-técnica como la traducción que
trata sobre textos en los cuales se identifica un lenguaje de especialidad. Silvia
Gamero Pérez (2001: 23) indica que “la traducción técnica suele incluirse dentro de
lo que se ha dado en llamar “traducción especializada”, junto a otras variedades
como la traducción científica, jurídica, económica, comercial, etc.” y Peter
Newmark (1988: 208) considera que

“la traducción técnica constituye una de las dos partes de la traducción


especializada. La otra es la traducción institucional, el campo de la política, el
comercio, las finanzas, el gobierno, etc. La traducción técnica es en potencia no
cultural y, por tanto “universal”: las ventajas de la tecnología no se restringen a
una comunidad lingüística”.

El texto científico-técnico forma parte de un campo del saber lo cual obliga


al traductor a conocer la terminología y su correcta utilización y tener
conocimientos específicos del campo temático correspondiente. Así que, en la
traducción científico-técnica es necesario mantenerse los patrones del estilo,
porque al lado de la terminología específica el texto presenta otras características
como concisión, claridad, uso de voz pasiva, la impersonalidad etc. Amparo
Hurtado Albir (2003: 140) afirma que “la traducción técnica y científica es una
variedad de traducción con características específicas que le confieren
individualidad”.
La traducción científico-técnica no es creativa, como la literaria, sino es
simplemente un proceso reproductivo de transferencia de informaciones
especializadas. El traductor no sólo debe conocer y comprender los conceptos
científicos, los procesos técnicos y la terminología adecuada, resultado de un buen
proceso de documentación. Además debe conocer la cultura del idioma fuente y
meta, las convenciones textuales del idioma de llegada, el registro, el tipo de texto,
el estilo y el tipo de receptores a los cuales se dirija la traducción. Por eso, el
traductor científico-técnico se convierte en un científico o en un técnico y el texto
resultado por el medio de la traducción parezca uno original, como haber sido
escrito por un experto. El lenguaje científico es más universal que el técnico, por
eso hay más paralelismos entre la lengua de origen y la lengua meta.
La traducción científico-técnica es una traducción semántica, literal, que
sigue el mismo esquema del texto de la lengua de partida, basándose en una real
equivalencia y correspondencia de significados, debido al carácter expositivo y
objetivo del lenguaje, que debe ser conciso y preciso; requiere precisión no tanto

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estilística, sino léxica por la cual se garantiza la fidelidad de la traducción. De este
modo, el traductor debe poner en práctica las técnicas de traducción adecuadas a
estos tipos de textos, sin descuidar el estilo, el formato, la adecuación del encargo,
el mensaje. También debe tener en cuenta el uso de los términos que no pertenecen
al campo científico-técnico y evitar el empleo de palabras polisémicas, porque se
puede correr el riesgo de no elegirlas a las correctas. Por otra parte, en los textos
científico-técnicos predominan las siglas, los acrónimos y las abreviaturas, lo que
transforma al traductor en un investigador para encontrar las denominaciones más
adecuadas.
A continuación enumeramos las estrategias y los procedimientos más
utilizados en la traducción científico-técnica:
(a) traducción directa – presenta estrategias simples que requieren una
intervención mínima por parte del traductor y menos alejamiento del texto de la
lengua de partida;
(b) traducción literal – consiste en traducir el texto de la lengua de partida
palabras por palabras, pero teniendo en cuenta las normas gramaticales del texto de
la lengua de llegada. Peter Newmark (1988: 70) menciona que “en la traducción
literal, las construcciones gramaticales de la lengua original se transforman en sus
equivalentes más cercanos en la lengua terminal, pero de nuevo las palabras léxicas
se traducen una por una por su significado fuera de contexto”;
(c) préstamo – consiste en utilizar una unidad léxica o una expresión del
texto original en el texto meta sin ninguna modificación (salvo cuando se trata de la
transliteración);
(d) calco – consiste en la creación de términos nuevos (neologismos) en la
lengua de llegada, pero siguiendo la estructura de la lengua de origen;
(e) transposición – consiste en cambiar una categoría gramatical por otra
sin que cambie el significado del texto;
(f) modulación – consiste en cambiar o variar la forma del mensaje
mediante un cambio semántico o de perspectiva;
(g) restructuración – consiste en reorganizar el orden en el que aparece la
información en el texto de partida debido a las expectativas de la cultura meta;
(h) amplificación – consiste en introducir precisiones no formuladas en el
texto de la lengua original: informaciones, notas del traductor, notas al pie,
paráfrasis explicativas.

4. Conclusiones
La traducción científico-técnica demanda del traductor habilidades
lingüísticas y conocimientos específicos relacionados con la disciplina en cuestión,
teniendo en cuenta el ritmo alerto con que avanza la tecnología, lo que conduce al
cambio o aumento del vocabulario. Por eso, como hemos mencionado
anteriormente, la calidad de una traducción especializada consiste en el uso de una
terminología adecuada a la especialización del texto y que los términos
correspondan a los del texto de la lengua original. Así que, las mayores dificultades
a las que se enfrentará el traductor serán generalmente léxicas.
Debido a la limitación del espacio, sólo hemos podido exponer algunos
puntos más representativos relacionados con los textos científico-técnicos y con la
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traducción de estos. Hemos presentado las características principales que los
diferencian de otros géneros, el campo lexical que predomina en estos tipos de
textos y las más usadas estrategias y técnicas de traducción.
En conclusión, podemos afirmar que la traducción científico-técnica
representa una importante actividad que permite transmitir informaciones de
carácter especializado, de varios campos de la tecnología y de las disciplinas
científicas. En el ámbito socio-cultural actual tiene una importancia máxima,
subrayada por la mayor demanda en el mercado profesional que es la
“consecuencia” de los avances de las áreas de la ciencia y de la técnica.

Bibliografía
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herramientas del lenguaje. Madrid: Arco Libros.
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Gutiérrez Rodilla, B. M. (2005). El lenguaje de las ciencias. Madrid: Gredos.
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