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en sus distintas escalas territoriales (Cuadro Nº 01), las cuales se agrupan en tres grandes grupos: ciudades
metrópolis nacionales/ macroregionales/ regionales, ciudades intermedias, y ciudades menores; a los que se debe
agregar los asentamientos rurales en los que existe capitales distritales. Los cuatro centros urbanos más importantes
del país se encuentran en el primer grupo, Lima-Callao y Trujillo en la Costa, y Arequipa y Huancayo en la sierra. La
primera tiene el rango de metrópoli nacional, mientras las otras tres tienen el rango de metrópolis macroregional. Al
margen de las concentraciones poblacionales y disparidades sociales y económicas, entre estas ciudades y con
respecto al país, estas cuatro ciudades se encuentran localizadas en departamentos con Índices de Desarrollo
Humano (IDH) favorables (Anexo: Cuadro Nº 07), lo cual las pone en mejores condiciones para incrementar su
competitividad al interior como al exterior del país. Existe así una correlación directa entre competitividad y
desarrollo humano. Sin embargo ninguna de estas ciudades salvo Lima – Callao, aparece ni medianamente
posicionada como una ciudad competitiva frente a otras ciudades de esta parte del continente (Anexo: Cuadro Nº
08). Igualmente, a diferencia de algunos países, tampoco el Perú ha incrementado su participación en número de
ciudades competitivas, donde solo mantiene la participación de la ciudad de Lima – Callao (Anexo: Cuadro Nº 09). Al
respecto, es necesario mencionar que el departamento de Lima, por su índice de Competitividad Regional, y por
Índice de Desarrollo Humano, dista mucho de los otros departamentos nacionales (Anexo: Cuadro Nº 07).
Finalmente, en este tema cabe señalar que algunos países de la región no siendo competitivos sin embargo
mantienen un número mayor de ciudades posicionadas dentro de las competitivas (Anexo: Cuadros Nº 08 – 11). Una
de las explicaciones para este desacoplamiento entre la competitividad urbana respecto de la competitividad
nacional, estaría en la forma y resultados obtenidos entre la gestión, los procesos de urbanización y ocupación del
territorio, y cómo se insertan en el contexto del proceso de globalización de manera disociada, no permitiendo un
mejor posicionamiento de la ciudad de Lima, excluyendo la participación de otras de ciudades peruanas. 2 Este
número se refiere a los asentamientos mayores de 2.000 habitantes. DOCUMENTO EN CONSULTA MINISTERIO DE
VIVIENDA, CONSTRUCCION Y SANEAMIENTO PLAN NACIONAL DE DESARROLLO URBANO- TERRITORIO PARA TODOS
Lineamientos de Política 2006-2015 9 1.1 El proceso de Urbanización en el Perú (1940 – 2000). Desde mediados del
siglo pasado, el Perú al igual que otros países de América Latina, ha experimentado un crecimiento acelerado de la
población, la mayor concentración es de carácter urbano, impulsado por el éxodo de población del campo a la
ciudad, hacia Lima Metropolitana principalmente, y en menor proporción a otras ciudades ubicadas en la costa norte
e interior del país, y que en algunos casos se vieron beneficiados y potenciados por las funciones que desarrollan. La
población del país, en 1940 llegó a 6.207.960 habitantes, duplicándose en poco más de tres décadas, al pasar a
13.538.208 habitantes en el año 1972 (Cuadro Nº 01). Similar situación se presenta en aproximadamente el mismo
tiempo, llegando a 27.219.264 habitantes según los datos preliminares del último censo del año 2005. La tasa de
crecimiento promedio anual ínter censal ha pasado de 1.90% (1940 – 1961), a 2.80% (1961 – 1972), manteniéndose
en 2.60% desde 1972 – 1993, y estimándose para el periodo 1993 – 2005 en 1.77%. Aunque esta tasa de crecimiento
ha descendido, se pude apreciar que la población urbana tiene un comportamiento distinto (Ver Cuadro Nº 01, 02),
mas aun en el período 1940 – 1972, en detrimento de la población rural, generado por factores y procesos de
carácter histórico, geográfico, económico, político, cultural entre otros. Cuadro Nº 01: Población Censada Urbana y
Rural (1940 – 2002). Fuente: Equipo de Trabajo – PNDU, 2006, sobre la base del INEI. Este crecimiento urbano
constituye un proceso continuo, ascendente e irreversible para todos los departamentos y ámbitos territoriales. En
síntesis, para los departamentos naturales de la costa y la sierra, se considera como urbana la población asentada en
conglomerados de 2.000 habitantes y más; mientras que para la selva, de 500 habitantes y más, lo que se sustenta
en el Reglamento de Demarcación Territorial.3 La urbanización ha generado un desarrollo desigual