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Universidad Adolfo Ibáñez Alumno: Mario Vera González

Escuela de Negocios Fecha de entrega:


Ingeniería Comercial 23 de abril de 2020
Profesor: Rodrigo Rivero
El desarrollo del capitalismo en perspectiva Control:
mundial e histórica “Ensayo 1”
Sección 1

EL OTRO COSTO DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO MODERNO

La revolución industrial marcó un antes y un después en la Historia. Fue un verdadero


punto de inflexión en cómo las relaciones sociales de producción llevaban constituidas
cientos de años. En consecuencia, se comenzaron a experimentar hechos o fenómenos tales
como el desarrollo de los mercados domésticos, el surgimiento del concepto “consumidor”,
la expansión de la demanda ante nuevas necesidades de consumo y, por supuesto, la
estratificación social con el robustecimiento de la clase trabajadora y la hegemonía de la
clase burguesa. La promesa de fondo de la industrialización capitalista se cumplió. Los
niveles de productividad el perfeccionamiento de su ejecución permitieron un crecimiento
económico sin precedentes. El desarrollo y producción de tecnologías dieron pie a las
fábricas, al trabajo asalariado y, en el papel, a que los trabajadores obtuvieran cierto nivel
de independencia para gastar su dinero cómo quisieran, liberando el consumo y
permitiendo la ejecución del libre mercado. División del trabajo y especialización resultan
en beneficios a los que, de una forma u otra, todos acceden. Claro está, esto generó costos
económicos importantes para los trabajadores. Pero ningún costo resultó tan importante
como el social.

El modelo de producción capitalista en su fase de industrialización, logró la consecución


de lo que podría llamarse un “consumidor moderno”, que con las nuevas formas de
producción y acceso a ingresos pudo avanzar hacia una mayor abundancia material,
desarrollo de nuevos estilos de vida y nuevas prácticas de consumo 1. Beneficios
económicos, pero a merced de costos sociales. Esto surge desde las nuevas necesidades que
1
De Vries, cap 4

1
enfrentan los trabajadores, donde cambian su fuerza de trabajo por un ingreso que les
permita cubrir esas necesidades, en su gran mayoría, básicas. Esto entonces, se volvió la
puerta de entrada para la explotación, con trabajadores enfrentando largas y exigentes
jornadas de trabajo, con pagos que muchas veces eran insuficientes. Así, la desigualdad se
volvió parte del “ciclo natural” de las lógicas de mercado.

En Alemania, el gigante que llegó tarde al proceso de industrialización, Federico Engels,


hijo de un comerciante textil, publicó “La situación de la clase obrera en Inglaterra”,
donde presentó un análisis sumamente pesimista respecto a la calidad de vida de los
trabajadores, afirmando que «mucho más desmoralizante que su pobreza en su influencia
sobre el trabajador inglés, es la inseguridad de su posición (…) El proletario, que no tiene
más que sus dos manos, que consume hoy lo que ganó ayer, que está sujeto a todas las
posibilidades posibles, y no tiene la más mínima garantía de poder ganar las necesidades
más básicas de la vida, a quien cada crisis, cada antojo de su empleador puede privar de
pan, este proletario se coloca en la posición más repugnante e inhumana concebible para
un ser humano»2. Esto ilustra de manera brillante cómo la revolución industrial cimentó, no
solo una nueva forma de producir, sino una nueva forma de relacionarse socialmente. Las
relaciones sociales de producción, consecuencia del desarrollo del capitalismo en su fase
industrial, no solo articularon la explotación como relación económica entre clases, sino
que también fueron el caldo de cultivo de la opresión en su esfera política, entendida la
distribución desigual de poder, y de la dominación en su esfera social, entendida como la
validación de ese poder adquirido por la clase dominante ante la clase dominada.

En consecuencia, analizar las repercusiones económicas de la profundización del


capitalismo, como la desigualdad estudiada con la curva de Kuznets, se vuelve irrelevante
si no se consideran también las consecuencias sociales y políticas a la que la revolución
industrial dio pie para el desarrollo de la sociedad moderna. La nueva pregunta que se abre
es si, incluso con desigualdad económica, dentro del capitalismo es posible un escenario
libre de asimetría social o política , o si acaso, para el desarrollo exitoso del modelo, este
escenario es necesario.

2
Broadberry & O’Rourke 2010, cap 9

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