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Por decreto 14.538 del Gobierno de facto, el 3 de junio de 1944 se creó la Comisión Nacional
de Aprendizaje y Orientación Profesional, con carácter autárquico, y cuyas relaciones con el Poder
Ejecutivo Nacional se establecerían por intermedio de la Secretaría de Trabajo y Previsión (actual
Ministerio de Trabajo). Bajo la dependencia de la Comisión, se creó también la Dirección General de
Aprendizaje y Trabajo de los Menores, la que tendría a su cargo la dirección, inspección y contralor de
todos los servicios establecidos. Anexo a esta Dirección, se creó, asimismo, un Instituto de
Psicotecnia y Orientación Profesional para asistir a los menores.
Este decreto estableció que correspondía al Estado la vigilancia, contralor y dirección del
trabajo y aprendizaje de los menores de 14 a 18 años de edad. Para la admisión al aprendizaje se daría
preferencia a aquéllos que hubieran concluido la escuela primaria. Mediante el aprendizaje se
procuraba asegurar al menor la enseñanza efectiva de un oficio o trabajo; que los trabajos tuvieran una
graduación y metodización que respondieran al desarrollo de los procesos técnicos en la actividad u
oficio que constituyan su aprendizaje y contemplaran, a la vez, su edad y fuerza física; y que la
enseñanza teórica fuera un complemento del trabajo ejecutado, incluyéndose a la vez aquellos
conocimientos indispensables para su formación cultural, moral y cívica.
Los cursos serían de aprendizaje, para aprendices de 14 a 16 años de edad que trabajaran 4
horas; o complementarios, para menores de 16 a 18 años que trabajaran 8 horas. También se dispuso
que la Secretaría de Trabajo y Previsión instalaría por su cuenta o coordinaría con otros ministerios o
instituciones, la instalación de escuelas-fábricas y colonias-escuelas para resolver el problema de
menores inadaptados, deficientes, huérfanos o abandonados, bajo un régimen mixto de enseñanza y
producción y con una organización que permita la atención integral del menor: médica, pedagógica,
moral y profesional.
Al año siguiente, por otro decreto Nº 6.648, de fecha 24 de marzo, a pedido de la Unión
Industrial Argentina, se modificaron algunas disposiciones del decreto anterior, contemplándose la
posibilidad de organizar cursos similares de aprendizaje para obreros adultos que deseen perfeccionar
su cultura general o sus conocimientos técnicos o artesanales. Se estableció, además, la creación de un
Fondo para Aprendizaje, que sería administrado directamente por la Comisión Nacional de
Aprendizaje y Orientación Profesional y la aplicación de un impuesto para aprendizaje, sobre el total
de remuneraciones pagadas al personal de establecimientos industriales. Posteriormente, con la
restauración del estado de derecho, la existencia de la Comisión Nacional de Aprendizaje y
Orientación Profesional fue ratificada por ley 12.921, sancionada el 21 de diciembre de 1946.
Por otra parte, las misiones monotécnicas y de extensión cultural, creadas por decreto del Poder
Ejecutivo Nacional del 17 de julio de 1947, tenían por objeto la capacitación técnica y cultural en el
primer grado de la artesanía rural. El ciclo se cumplía en dos años y la residencia en cada población se
extendía por períodos de igual término renovables. El plan de estudios comprendía un ciclo de
materias técnicas y de trabajo de taller en relación con la especialidad de cada misión y un grupo de
materias humanísticas obligatorias, comunes a todas las especialidades. El director de cada misión
sería, a la vez, el maestro de taller.
En 1948 se unificaron las antiguas escuelas de artes y oficios y las industriales, y aun las
llamadas técnicas de oficios, todas las cuales se llamarían en adelante escuelas industriales, con siete
años de estudios comprensivos de tres ciclos: 1) Ciclo de capacitación o básico, de dos años de
duración, a cuyo término el alumno obtendría el título de obrero capacitado; 2) Ciclo medio, de dos
años y título de experto en un oficio; y 3) Ciclo superior, de tres años y título de técnico.
Las funciones ejecutivas de este Consejo eran ejercidas por un presidente, nombrado por el
Poder Ejecutivo Nacional y por ocho miembros, designados también por el Poder Ejecutivo, en la
siguiente forma: tres vocales que representaban a la docencia técnica; un vocal nombrado por el
Ministerio de Trabajo; uno en representación de las asociaciones profesionales docentes de actuación
en el Consejo; dos por las asociaciones empresarias; y uno por la central obrera o por un gremio de
trabajadores ligado a la educación técnica. De este cuerpo colegiado dependían diversos organismos
de conducción educativa, apoyo técnico y apoyo administrativo que, en conjunto, configuraban la
estructura institucional del Consejo. Como primer presidente del CONET fue designado Ernesto
Babino, que se desempeñaba entonces como director general de Enseñanza Técnica y había
participado en la preparación del proyecto de ley de creación de ese nuevo organismo.
Los organismos de conducción educativa del CONET eran: la Dirección General de Enseñanza
Técnica, que asistía al presidente en la supervisión general de la educación técnica, de acuerdo con los
planes y programas aprobados; y la Dirección General de Formación Profesional, que asesoraba al
presidente en la formación profesional y artesanal, también de acuerdo con los planes y programas
aprobados. Como organismo de apoyo técnico existía una Dirección General de Planeamiento y
Programación, que se ocupaba del estudio y aplicación de las técnicas que debían emplearse para la
estructuración y administración del presupuesto-programa y su correspondiente formulación y
proyecto. Dirigía también la promoción y extensión de la educación técnica y formación profesional y
artesanal y asistía en la planificación, programación y normatización de su desarrollo. Y como
organismo de apoyo administrativo, funcionaba una Dirección General de Administración, que dirigía
los servicios administrativo-contables de jurisdicción del Consejo y la administración de los servicios
generales.
Para la formación docente de los profesionales que requerían las escuelas del CONET, se creó,
por decreto 15.858, del 26 de noviembre de 1959, el Instituto Nacional Superior del Profesorado
Técnico, complementado luego por el decreto 910, del 9 de febrero de 1965. El Instituto comenzó a
funcionar en 1964, con la dirección de Leonardo Cozza, que fue designado rector organizador y
permaneció en el cargo hasta 1972. Los objetivos institucionales de este nuevo establecimiento
educativo, fueron, entre otros:
Formar personal docente para las distintas ramas y niveles de la educación técnica y
vocacional, de acuerdo con las necesidades y exigencias de recursos humanos
previsibles.
Asegurar la formación general, científica y técnico-docente en el más alto grado de
acuerdo con los objetivos de nivel de cada carrera.
Procurar el perfeccionamiento del personal docente en ejercicio en las distintas
funciones y niveles que se requieran.
Actuar como Escuela Superior de Perfeccionamiento, Conducción y Supervisión
Docente.
Los títulos otorgados por este Instituto fueron: a) Profesor en disciplinas industriales. b)
Profesor de enseñanza práctica, c) Maestro de enseñanza práctica. Además se otorgaron certificados
de capacitación docente, de instructor y de especialización o perfeccionamiento.
Por ley 13.229, del 19 de agosto de 1948, se habían creado los cursos de perfeccionamiento
técnico en las escuelas dependientes de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación
Profesional, previéndose para los egresados de dicho ciclo, de cuatro años de duración, el título de
técnico de fábrica o de técnico industrial otorgado este último por las escuelas industriales.
En virtud del mismo instrumento legal, en 1953 se creó la Universidad Obrera Nacional, para la
formación integral de profesionales de origen obrero, cuyos egresados obtendrían el título de
ingeniero de fábrica. Para ingresar en la Universidad se requería poseer el título de técnico de fábrica
o de técnico industrial.
En 1959, por ley 14.885 se cambió el nombre de esta casa de estudios por el de Universidad
Tecnológica Nacional, que ostenta en la actualidad, y se le otorgó autarquía. De acuerdo con sus
estatutos, su fin específico es el de crear, preservar y transmitir la cultura superior en el campo de la
tecnología, para lo cual debe formar profesionales dotados de una adecuada formación técnica,
cultural y humanística y un espíritu de solidaridad social, que los haga aptos para satisfacer las
necesidades de la industria y para desenvolverse en los planos directivos de la industria y de la
comunidad. Esta Universidad se caracteriza, además, por tener una sede central en la ciudad de
Buenos Aires, donde funciona el rectorado, y treinta facultades regionales diseminadas en toda la
extensión del país. En Buenos Aires se cursan carreras especializadas en ingeniería eléctrica,
electrónica, mecánica, metalurgia, naval, química, textil y construcciones. En el interior del país, las
especialidades que se cursan en las facultades regionales responden a las necesidades de su zona de
influencia. Las carreras comprenden tres ciclos: a) el básico, común a todas las especialidades; b) el de
materias básicas de ingeniería, integrado por materias que son comunes a todas las especialidades; y c)
el de especialización, constituido por las asignaturas específicas de cada carrera, que incluye, además,
un conjunto de materias que abarcan conocimientos de economía, legislación y temas humanísticos.
Existen también cursos de posgrado y de extensión en ingeniería nuclear, maquinaria vial, ingeniería
vial, ingeniería sanitaria, higiene y seguridad industrial, etc. En la Universidad existe también un
Centro de Investigaciones Tecnológicas (CIT), que depende del rectorado, y un Centro de Cálculo,
para promover la difusión y el empleo de las técnicas del cálculo numérico, el procesamiento de la
información y la experimentación numérica orientada hacia los problemas tecnológicos.
LEY 24.013
TITULO V
Capítulo 1