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RECURSOS

TURÍSTICOS
H. AYUNTAMIENTO 2018-2021
SUB-DIRECCIÓN DE TURISMO

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PRESERVA TU HERÓICA TLAPACOYAN
SEMINARIO PARA LOS PRESTADORES DE SERVICIOS TURÍSTICOS
DE LA HERÓICA MUNICIPALIDAD DE TLAPACOYAN

MEMORIA

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Siendo el municipio de Tlapacoyan, Veracruz, un espacio geográfico con clima cálido húmedo que
lo hace agradable durante la mayor época del año; con abundantes y bellos recursos naturales;
con una gran variedad de flora y fauna, de las que algunas especies son distintivas de la región;
con sitios arqueológicos que datan desde hace más de 8,000 años, de los cuáles muchos se
encuentran en buen estado de conservación y expuestos al público; con sitios de la historia
reciente que hablan de la grandeza, orgullo y patriotismo de sus habitantes; a tan solo cinco horas
de una de las ciudades más grandes del mundo y a tres de una de las principales ciudades del país,
además de que está tan solo a 60 kilómetros de las playas más atractivas del estado de Veracruz; y
con una incipiente infraestructura de servicios turísticos, que tiene gran potencial de desarrollo,
pero que apenas está empezando a despertar, lo que implica que, de manera individual, los costos
de promoción y publicidad resulten altos; algunos de los PRESTADORES DE SERVICIOS TURÍSTICOS
del municipio, hemos decidido formar esta agrupación, apelando al sentimiento de unidad y lucha
que manifestaron nuestros antepasados en la batalla del 22 de Noviembre de 1865, ofrendando su
vida en beneficio de la sociedad a la que pertenecían, para que, de manera unida y solidaria,
realicemos esfuerzos comunes que nos beneficien a todos, seamos pequeños, medianos o grandes
individuos o empresas, y al mayor número de nosotros, dejando la puerta abierta para que detrás
de los socios fundadores se incorporen otros grupos, empresas o individuos, que con tan solo el
sentimiento común de respeto hacia nuestro patrimonio ecológico, histórico y cultural, pasen a
formar parte de esta organización cuyo

OBJETIVO GENERAL:
ACTIVAR EL FLUJO DE VISITANTES Y TURISTAS, NACIONALES Y EXTRANJEROS, DESARROLLANDO
ESTRATEGIAS DE CAPACITACIÓN Y DESARROLLO TURÍSTICO Y CULTURAL EN LA ZONA, HACIENDO
PUBLICIDAD EXTENSIVA Y REDUCIENDO COSTOS DE OPERACIÓN, AMPLIANDO ASÍ LA CALIDAD DE
NUESTROS SERVICIOS Y NUESTRA UTILIDAD MARGINAL, PARA QUE SIN SALIRNOS DE LOS PRECIOS
DEL MERCADO REGIONAL, NACIONAL E INTERNACIONAL, PROVOQUEMOS UNA MAYOR Y MÁS
JUSTA DERRAMA DE INGRESOS EN EL MUNICIPIO.

OBJETIVO ECONÓMICO:
COMO RESULTADO DE LAS ACCIONES QUE SE REALICEN, LOGRAR UN AUMENTO TANGIBLE EN EL
NÚMERO DE VISITANTES Y TURISTAS, GENERANDO UNA MAYOR DERRAMA ECONÓMICA DIRECTA
EN LA ZONA, AUMENTANDO EL FLUJO DE CIRCULANTE, DE MANERA QUE SE FORTALEZCA LA
INFRAESTRUCTURA TURÍSTICA Y SE GENEREN MÁS EMPLEOS.

OBJETIVO SOCIAL:
PASAR DE LA CONCIENCIA A LA SENSIBILIZACIÓN SOCIAL POR EL CUIDADO, PRESERVACIÓN Y
APROVECHAMIENTO SUSTENTABLE DE NUESTROS RECURSOS NATURALES, HISTÓRICOS Y
CULTURALES, EN BENEFICIO DE LA MAYOR PARTE DE LA POBLACIÓN LOCAL Y REGIONAL,
ELEVANDO LA CALIDAD DE VIDA DE LA POBLACIÓN.

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Introducción

 Glifo de Tlapacoyan.
o Códice Mendocino
o “Lugar donde se lava”
o Un brazo sobre un bulto de tela que denota la acción de lavar sobre una piedra, donde
aparece el símbolo de agua con chalchihuites y caracolillos.
 Ubicación.
o Se encuentra ubicada en la zona centro del estado, en las coordenadas 19:58 latitud
norte y 97:13 longitud oeste, a una altura sobre el nivel medio del mar de 450 mt.
o Fundada en el año de 1472, elevada a la categoría de ciudad por decreto número 72,
expedido por la H. Legislatura del Estado, el 13 de Diciembre del año de 1956, con una
extensión territorial de 167.96 km2. (0.23 % del total del Estado).
o Tiene una altura sobre el nivel medio del mar de 450 mts.
o También se le conoce como: La Sultana del Barlovento. Al parecer este título se lo
aplico el explorador Alejandro de Humboldt.

Medio físico:

 GEOLOGÍA: Se tiene roca sedimentaria caliza, proveniente del período Cretácico de la era
Mesozoica. Se observa una actividad volcánica del período Terciario en la era Cenozoica, con
suelo sedimentario de Lutita/Arenisca y roca ígnea extrusiva con basalto y ceniza volcánica,
ocupando el 57.18 % de la superficie municipal; y del período Cuaternario de la era Cenozoica
se encuentra roca ígnea extrusiva de toba ácida; el suelo es aluvial.

 FISIOGRAFÍA: Se inserta dentro del Eje Neo-volcánico de la Sierra Madre Oriental, en la


vertiente Norte-Oeste de la Sierra Chiconquiaco, con Sierra y Sierra con lomeríos. Sus
elevaciones principales son: la ladera Este del volcán DOS CERROS, con 912 MSNM; el volcán
SAN ISIDRO, con 600 MSNM; el cerro TEPANTEPEC, con 300 MSNM y el cerro LA BANDERA,
con 200 MSNM. Ocupa parte de la llanura costera del Golfo Norte, con llanuras y lomeríos.

 CUENCA HIDROLÓGICA: El municipio se encuentra enclavado en la Región Tuxpan-Nautla y en


la Subcuenca del río María de la Torre y del río Bobos, siendo bañado por una gran cantidad de
ríos y manantiales como: Xiliapan, Tilapa, Atehuetzin, María de la Torre, Cañas, Sordo, Buena
Vista, Totoapan (El cual fue canalizado para surtir de agua a la cabecera municipal), Tomata,
Bobos, Itzapa, Dos Arroyos y Arroyo de Piedra.

 ÁREA NATURAL PROTEGIDA

o Se trata de un Parque Eco arqueológico, de 10 500 hectáreas entre los municipios


de Atzalan y H. Tlapacoyan, el medio físico imperante es el de una gigantesca
cañada en cuyo fondo surca el Rio Filobobos (cuenca alta del Rio Nautla),
utilizado este para la práctica del descenso de ríos. En sus márgenes los
arqueólogos ubicaron 5 asentamientos prehispánicos, los más conocidos son: El
Cuajilote y Vega de la Peña.
o Fecha de decreto: 11 de agosto de 1992.
o Ubicación: Municipios de Tlapacoyan y Atzalan.

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o Superficie (ha): 10,528-31-58
o Ecosistema que protege: Bosque tropical subperennifolio.
o Flora representativa: Chirimoya (Annona cherimola), cedro (Cedrela odorata), sauce
(Salix taxifolia), olmo (Ulmus mexicana), apompo (Pachira aquatica).
o Fauna representativa: Culebra voladora (Spilotes pullatus), iguana verde (Iguana
iguana), aguililla colarroja (Buteo jamaicencis), chachalaca (Ortalis vetula), oso
hormiguero (Tamandua mexicana) y viejo de monte (Eira barbara).

Cómo llegar:

Desde México, D.F.; Vía Teziutlán, Pue. Desde México, D.F.; Vía Perote, Ver.
Zócalo – Santa Martha Acatitla Zócalo – Santa Martha Acatitla
Santa Martha Acatitla – Entronque San Santa Martha Acatitla – Entronque San
Martín Martín
Entronque San Martín – Entronque Puebla Entronque San Martín – Entronque Puebla
Entronque Puebla – Entronque Amozoc III Entronque Puebla – Entronque Amozoc III
Entronque Amozoc III – Entronque Ixtenco Entronque Amozoc III – Entronque Ixtenco
Entronque Ixtenco – Entronque Oriental Entronque Ixtenco – Entronque Oriental
Entronque Oriental – Entronque Payuca Entronque Oriental – Entronque Perote
Entronque Payuca – Entronque Cuyoaco Entronque Perote – Altotonga
Entronque Cuyoaco – Xonocuautla Altotonga – Atzalan
Xonocuautla – Teziutlán Atzalan – Tlapacoyan
Teziutlán – Tlapacoyan (31 Km)
308 Km/3h 40min/$302.00 Casetas 313 Km/3h 40min/$309.00 Casetas

Desde el Puerto de Veracruz; Vía Xalapa, Ver. Desde el Puerto de Veracruz; Vía Casitas,
Veracruz – Entronque Veracruz Ver.
Entronque Veracruz – José Cardel Casitas = Costa Esmeralda
José Cardel – Entronque Carrizal Veracruz – Entronque Veracruz
Libramiento Plan del Río Entronque Veracruz – José Cardel
Entronque Cerro Gordo – Xalapa José Cardel – Nautla
Xalapa – Entronque Banderilla Nautla – Casitas
Entronque Banderilla – Entronque Casitas – San Rafael
Libramiento Perote 2 San Rafael – Martínez de la Torre
Entronque Libramiento Perote 2 – Altotonga Martínez de la Torre – Tlapacoyan
Altotonga – Atzalan
Atzalan – Tlapacoyan
214 Km/2h 54min/$187.00 Casetas
218 Km/2h 32min/$90.00

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Desde Puerto de Veracruz; Vía Córdoba, Ver. Desde Poza Rica (El Tajin); Vía Casitas
Veracruz – Entronque Cabeza Olmeca Poza Rica – Entronque Cazones
Ent. Cabeza Olmeca – Entronque La Tinaja Entronque Cazones – Entronque Totomoxtle
Entronque La Tinaja – Entronque Córdoba Entronque Totomoxtle – Gutiérrez Zamora
Entronque Córdoba – Entronque La Luz Gutiérrez Zamora – Entronque Gtz. Zamora
Entronque La Luz – Orizaba Entronque Gtz. Zamora – Casitas
Orizaba – Cd. Mendoza Casitas – San Rafael
Cd. Mendoza – Esperanza San Rafael – Martínez de la Torre
Esperanza – El Seco Martínez de la Torre - Tlapacoyan
El Seco – Entronque Perote
Entronque Perote – Altotonga
Altotonga – Atzalan
Atzalan – Tlapacoyan
375 Km/4h 21min/$244.00 Casetas 149 Km/1h 47min/$45.00 Casetas

Sitios de interés turístico:

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- Parque Central

Lleva el nombre de: Luis Escobar Toledano, nació en Teziutlán, el 21 de Julio de 1842. Fue
presidente municipal a partir de 1875, y repitió en varios periodos, su administración marco el
progreso de la ciudad y el municipio. Fue llamado el urbanizador de Tlapacoyan. Murió el 18 de
Diciembre de 1917, en la H. Tlapacoyan, Ver.

- Parroquia de la Asunción (Siglo XVI)

Fue iniciada por los franciscanos hacia el año 1554 (s. XVI), como una humilde capilla de
materiales perecederos. Su construcción duro muchos años, evidente en su estructura que
presenta varios estilos arquitectónicos. Su última intervención constructiva fue en 1940, para
reconstruir la cúpula y bóveda.

- Palacio Municipal (1890)

Construido de 1870 a 1890, con estilo Neoclásico, en su origen presentaba techumbre de Madera
y tejas. El reloj que corona su fachada fue instalado en 1927. Durante la época de los cristeros
fue quemado y en el año de 1947 fue reconstruido por Amador Torres. En época reciente ha
tenido varias remodelaciones, en su techumbre y en su interior, pero se ha respetado su
fachada, con balcones y arcadas.

- Santuario de Ntra. Sra. de Guadalupe (1944)

Santuario de Nuestra Señora, María de Guadalupe, es el nombre del templo que conocemos
como “El Cerrito”. Construido en 1944 por el presbítero Francisco Ramos, con aportaciones de
toda la población. Es considerado una réplica de la antigua capilla del Tepeyac. Durante su fiesta
tutelar, el 12 de Diciembre, congrega a una vasta feligresía proveniente de poblaciones vecinas
como: Atzalan, Jalacingo, Altotonga y de San Jose Acateno, del estado de Puebla, entre otras.

- Plaza Texcal

Sitio para recordar la batalla del 22 de Noviembre de 1865 en el lugar en que se atrincheró el
General Ferrer; batalla por la que se le nombró HERÓICA a la municipalidad de Tlapacoyan.

- Cascada de Tomata (22 mt)

Del río Alseseca se desprende esta impresionante caída de agua que se desploma por 22 mts.
Con una capacidad de 22 000 lts. por segundo, para luego continuar por un estrecho cañón que
asemeja un laberinto. Se recomienda observarla con el sol cenital para admirar los arcoíris que en
ella se forman. No existen servicios.

- Dos Cerros (Volcán inactivo)

- San Isidro (Volcán inactivo)

- Manantiales de Río Sordo (Balneario)

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Nacimientos de agua, manantiales que en un considerable volumen dan origen al río del mismo
nombre. A poca distancia de su nacimiento forma varias pozas, a manera de un gran
balneario natural. Ideal para caminatas contemplativas (observación de aves y flora). No existen
servicios, por lo que se recomienda llevar lo necesario para su estancia.

- Zona arqueológica de Coxmiquiloyan

- Paso Real (Balneario)

- Zona arqueológica de Piedra Pinta

Esparcidas por varias de las parcelas, se encuentran vestigios arqueológicos que dan cuenta de las
manifestaciones culturales de los pueblos asentados en esta zona desde la época prehispánica;
basamentos piramidales, petroglifos, material lítico (efiges en piedra y utensilios), así como una
gran cantidad de enseres domésticos, decorativos y de trabajo en barro, entre todo este cumulo
de historia se encuentran piezas que se han denominado cajetes piedras con oquedades que bien
pudieron ser la representación de constelaciones o utilizadas para rituales de fertilidad.

- Hidroeléctrica El Encanto (CFE)

- Cascada del Encanto (70 mt)

Es un cañón con profundidades de hasta 120 mts, conocida como La Catedral de la Naturaleza,
en una de sus gargantas alberga, una cascada de más de 30 mts. Para poder apreciarla tendrás
que utilizar los servicios de los balseros, y acatar las reglas de seguridad. Muy cerca existen
servicios de hospedaje y restaurantes.

- La Pochota (Árbol ancestral)

- El Jobo (Ex-Hda Gpe. Victoria)

- Sitio Arqueológico El Cuajilote (200 dc)

Llamado así por la presencia del árbol denominado por los lugareños como Cuajilote.
Este sitio surgió hacia el año 200 D.C. y tuvo una ocupación constante hacia el año 800 D.C. Su
emplazamiento central se realizó en torno a una gran plaza rectangular de 450 mts. de largo y 80
de ancho, rodeada por 10 estructuras piramidales y tres altares centrales, donde se descubrieron
figurillas antropomorfas con atributo fálico; en el extremo sur se localiza su TEMPLO MAYOR y en
el extremo norte el JUEGO DE PELOTA con una orientación este-oeste y un TEMAZCAL en su
cabezal (subterráneo).

El sitio cuenta con cinco plazas y se extiende con plataformas y estructuras dentro de
varios ranchos de particulares. Construido en la margen derecha del Rio Filo bobos (cuenca
alta del Rio Nautla). Su vocación fue la de un Centro Ceremonial dedicado al culto de la
fertilidad, procedente este de la cultura Huasteca. En materia religiosa fue el centro rector
de un vasto territorio densamente poblado.

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Todo indica que durante el equinoccio de primavera, la población se congregaba
desde muy temprano en la Gran Plaza para presenciar las ceremonias dedicadas a la deidad
tutelar. Como lo fue el juego de pelota, representación del cosmos donde luchaban el día
y la noche.

- Sitio Arqueológico Vega de la Peña (900 dc)

A unos 4 Km al norte de EL CUAJILOTE, se encuentra este sitio arqueológico que estuvo


habitado entre los años 900 y 1500 D.C., cuando sus moradores construyeron una GRAN PLAZA
rodeada de PALACIOS con ALTARES CENTRALES, JUEGO DE PELOTA y su TEMPLO PRINCIPAL,
llamado El Dintel, y CONJUNTOS HABITACIONALES. Sus habitantes fueron sometidos, alrededor de
1465, por los AZTECAS de Tenochtitlan, BAJO EL MANDO DE Moctezuma Ilhuicamina (1440-1468),
quienes fueron imponiendo sobre el lenguaje y arquitectura Totonaca el lenguaje Náhuatl y la
arquitectura Mexica del Altiplano.

Es de suma importancia el conjunto arquitectónico del sur-este dentro del área cívico religiosa por
su uso ceremonial, como lo atestiguan restos de incensarios, la disposición de los elementos
superiores y su decoración, hecha de mosaico de piedra y modelada con estuco, mostrando en
bajo relieve la GRECA ESCALONADA o “XICALCOLLIUHQUI” (Este símbolo es reconocido como la
abstracción de la SERPIENTE EMPLUMADA, en la cual la VOLUTA forma parte de la cabeza y el
ESCALÓN representa la cola emplumada; la combinación de la espiga o colmillo en negativo y
positivo nos indica un concepto dual). Según la MATRÍCULA DE TRIBUTOS. Tlapacoyan tendría que
pagar, de 80 en 80 días: 400 cargas de mantas de algodón, miel, vainilla y hechuras de trajes
guerreros.

- La Palmilla (Balnearios)

- Rojo Gómez (Gastronomía)

Actividades recreativas en el Municipio:

- Descenso en balsa

Los primeros aventureros llegaron al rio Filo bobos en 1988. Desde entonces esta
actividad fue bien recibida por los visitantes. Nuestro rio se divide en tres secciones de
aproximadamente 10 kms cada una para la práctica del Rafting y son: Alto filo, Puente Filo
y Cascada El Encanto.

Los ríos, dependiendo de su peligrosidad, se clasifican del 1 al 5. La categoría 1


corresponde a ríos mansos cuya superficie es semejante a un espejo. Y el cinco son aguas
bravas imposibles de navegar.

La clasificación del Filobobos es dos y tres, esta es adecuada para la práctica del
rafting sin ningún riesgo. Y al utilizar el servicio de alguna compañía registrada de descensos,
estarás completamente seguro para disfrutar de esta actividad; que no requiere de
experiencia previa, y es adecuada para toda la familia, sin límite de edades. Los únicos
requisitos son, disposición al ejercicio y no temer al agua.

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- Tirolesa

- Albercas

- Balnearios en los ríos

- Senderos contemplativos (Caminatas)

- Paseos a caballo

- Kayak

- Temazcal

PRONTUARIO HISTÓRICO.

Época prehispánica:

Aún no se sabe la fecha más antigua de los primeros asentamientos humanos en la zona, pero
dada la cercanía de la región con la Cueva del Cedral, en el estado de San Luis Potosí, que data de
hace 33,000 años, y a que se localizan una gran cantidad de petroglifos dispersos en el área, se
considera que hubo presencia de grupos cazadores y recolectores en la zona desde hace 35,000
años.

Fue hacia el año 2,000 A.C. cuando se asume que surgieron las primeras aldeas, basadas en una
economía mixta: La agricultura in situ, la pesca de los ríos en la que aprovechaban peces,
camarones, acamayas, burritos, etc. y la proximidad al mar, que les proporcionaba una variada
cantidad de mariscos, moluscos y peces. Aún se conservan restos arqueológicos de artefactos
líticos hechos de obsidiana, pedernal y rocas basálticas, que datan del año 1,500 A.C.

Como en otros sitios, la sedentarización permitió un auge en el crecimiento de la población, donde


pequeñas aldeas se fueron transformando en Centros Ceremoniales, dando lugar a importantes
ciudades que pasaron a integrar la Región del Totonacapan, comprendida ésta desde el río
Papaloapan, al sur, el río Cazones, al norte, la Sierra Madre Oriental al oeste y el Golfo de México
al Este. Los diferentes sitios arqueológicos que se localizan en el Totonacapan permiten entender
que alcanzaron un alto grado de desarrollo con ciudades muy bien organizadas, con edificios
públicos y ceremoniales, áreas de mercado para el intercambio de productos, sistemas hidráulicos,
escritura pictográfica y una arquitectura bien definida con el estilo de TALUD – TABLERO –
CORNIZA.

Época colonial:

Los FRANCISCANOS llegaron en 1521 para evangelizar a los indígenas de la Nueva España, dejando
en Tlapacoyan constancia de ello en el primitivo templo dedicado a la Virgen de la Asunción, el

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cuál fue remodelado en épocas posteriores, dedicándole sitios de honor a los apóstoles Santiago y
San Pedro.

El Porfiriato:

El Porfiriato dejó su huella y ha quedado plasmada en la arquitectura de su palacio municipal, de


estilo neoclásico, compuesto de dos cuerpos, diez arcadas y diez ventanales, donde nueve arcadas
y nueve ventanales corresponden a la fachada, con columnas adosadas y remate corintio.

De esta misma época se conservan las bancas de metal que rodean el jardín y las luminarias de
fierro colado con dragones fantásticos.

El quiosco original fue demolido para construir uno de metal de influencia Art – Deco. Cabe
mencionar que en Tlapacoyan se encontraba una fábrica de puros que mandaba toda su
producción a Francia exclusivamente, además de que hacendados de extracción europea tenían
grandes extensiones de tierra dedicadas a la producción de caña de azúcar y sus derivados, así
como de ganado vacuno que surtía el abasto en la ciudad de México, el cuál era transportado en
tren desde la población vecina de Teziutlán. Se conservan construcciones de estas haciendas como
en La Palmilla, El Naranjal, Finca El Carmen y en la propia ciudad de Tlapacoyan.

Época reciente:

Durante la época de los cristeros, Tlapacoyan sufrió la quema de santos en el interior de la iglesia.
El pueblo se disgustó tanto que atacaron a los federales y al refugiarse estos en el palacio los
hicieron salir prendiendo costales de ixtle llenos de chile seco en los bajos del edificio.

Otro hecho significativo fue la creación del Ejido de La Palmilla, cuando el 30 de Octubre de 1975
tomaron posesión de la propiedad de una de las familias más antiguas del Tlapacoyan moderno.

¿PORQUÉ ES HERÓICA LA MUNICIPALIDAD DE TLAPACOYAN?


(Tomado de un texto escrito por José Lanzagorta Croche)
La Batalla de Tlapacoyan

Antecedentes
Desde fines de 1864, Napoleón III se da cuenta, cada vez con mayor claridad, que el Norte va a ganarle al
Sur en la guerra de Secesión en los Estados Unidos, es por esto, y por tener cada vez más conflictos con los
prusianos, que le pide al mariscal Aquiles Bazaine que inicie el regreso de tropas. En este momento el
número de efectivos extranjeros que cubrían el territorio nacional era de 40,000. Bazaine cumple las
órdenes recibidas pero, primero envía a Europa a los generales fieles al emperador Maximiliano. Ya para
mediados de 1865 habían salido 12,000 soldados. Como de todos modos era necesario mantener un
corredor tanto para recibir avituallamiento y municiones, como para la inminente salida del resto de los
contingentes armados, el alto mando conservador, decidió desde principios de 1865, despejar el camino
hacia el Golfo de México en un abanico que abarcara desde el puerto de Veracruz hasta Tuxpan, Es en este
contexto en el que se libran las ocho batallas que culminan con la pérdida de Tlapacoyan para los ejércitos
republicanos y que gracias a esto pudieron los invasores sentir que tenían el dominio de la "Tierra Caliente".

Al rayar el alba del lunes 6 de febrero de 1865 una fuerte columna de soldados austriacos, con sus
pantalones bombachos de color rojo, al mando del conde Jules de Hasinger empezó a descender
lentamente por la colina de Texaxaca. El objetivo del ejército imperial era apoderarse de la villa de
Teziutlán. Accidentalmente se encontraba en esa ciudad Fernando M. Ortega, gobernador del estado de

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Puebla, quien con el coronel Benito Marín, comandante militar de la plaza y el capitán de la Guardia
Nacional Nicolás Bello se replegaron al barrio de Ahuateno y acordaron resistir el empuje de los invasores,
por lo que convocaron al pueblo a la defensa tocando a rebato las campanas. El dominio de la plaza por
parte de los austriacos les costó muchas vidas, entre ellas la del mismo conde De Hasinger. Aquí se
acantonaron los austriacos hasta que fue comisionado para continuar el avance el conde de Thun, que llegó
con la Segunda División para auxiliar a los destacamentos que se encontraban enclavados en esta región de
la sierra de Puebla.

El conde de Thun buscó al cacique de la zona, Juan Francisco Lucas, aquél que había ayudado al gobierno de
la república con el batallón Zacapoaxtla ese glorioso lunes 5 de mayo de 1862 para que firmarse un
armisticio, inicialmente temporal y después definitivo. Logrado esto, sintiendo que ya no tenían que
cuidarse las espaldas, concentra sobre la plaza de Teziutlán un gran número de efectivos con los que piensa
tomar la villa de Tlapacoyan, puerta de entrada a barlovento.

Comenta Peredo Borboa en su magnífico trabajo que "el dos de agosto en la madrugada, cayó una columna
austriaca que descendió de Teziutlán por Hueytamalco y cruzó la población a paso veloz, deteniéndose en la
hacienda de El Jobo. Al amanecer, los vecinos sobresaltados acudieron a las autoridades municipales a
inquirir sobre la presencia de esos extraños y que fue el alcalde quien les informó que se trataba de una
fuerza austriaca y que ya habían enviado correos a Misantla y el Pital, donde existían fuerzas de la Guardia
Nacional y de otros cuerpos; al mismo tiempo que invitaba a los habitantes a empuñar las armas para
defender el suelo patrio".
Por parte de los republicanos, el jueves tres de agosto de 1865, llegaron a la plaza de Tlapacoyan el coronel
Ferrer con 60 hombres del batallón Ligero Llave y algunos elementos de caballería; cuatro o cinco horas
después hace su entrada el coronel Pérez con la Guardia Nacional de El Pital y Nautla que seguramente
acudieron por el llamado que les había hecho el presidente municipal de Tlapacoyan, Manuel Mendoza
Aguilar, quien por cierto era el primer presidente que tenía la villa. En ese momento, él ya había arengado al
pueblo a tomar las armas en contra de los austriacos y a defender al gobierno de la república, por lo que se
presenta a las órdenes de los coroneles con un puñado de valientes tlapacoyenses. Sin embargo,
seguramente el destacamento invasor enviado cumplía labores de reconocimiento pues esperaron al
anochecer para replegarse nuevamente hasta el pueblo de Hueytamalco.

PRIMER COMBATE.- Cerca de la media noche del domingo 6 de agosto se escucharon disparos en la
trinchera de Texcal, paulatinamente el fuego fue avanzando hasta las trincheras de El Arenal e Itzapa, el
ataque duró hasta cerca del amanecer, pero el enemigo fue rechazado con éxito por las fuerzas
republicanas, retirándose cuando despuntaba el día, después de haber sufrido algunas bajas. Esta fue la
primera prueba a que se sometieron los patriotas tlapacoyenses, arrojando un saldo favorable, ya que
fueron muertos 8 y 6 heridos, en tanto que en el bando de los republicanos, tan sólo hubo 4 muertos y 5
heridos.

El lunes 7 de agosto, llegó a Tlapacoyan el general Ignacio R. Alatorre, que era el jefe de la línea defensiva de
"Tlapacoyan a la fortaleza de San Carlos", y enterado de la reyerta dictó algunas disposiciones, para la
defensa y atrincheramiento de la plaza. El enemigo, conocedor de los refuerzos que habían recibido y
creyendo que sería atacado, se refugió nuevamente en Hueytamalco, donde se parapetó esperando la
ofensiva.

SEGUNDO COMBATE.- Alatorre sólo estuvo en Tlapacoyan cuatro días, pues las necesidades de la línea que
resguardaba lo obligaban a estar en constante movimiento; pero antes de salir, el jueves 10 de agosto, para
poderse dar una idea del acomodo de las fuerzas invasoras, le ordenó a una columna que realizara algunas
exploraciones sobre el camino a Teziutlán; ésta, después de recorrer unos cuantos kilómetros, se encontró
con el enemigo y regresó perseguida por las tropas austriacas y finalmente se replegó a la trinchera de El
Arenal; al percatarse de esto el comandante Vicente Acuña, ejecuta una maniobra envolvente, cruzando por
las barrancas y sorprendiendo a los enemigos por la retaguardia, ocasionándoles una completa derrota en la
que quedaron 12 muertos, 15 heridos, armamento, municiones y 21 prisioneros entre austriacos y

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mexicanos.

Al anochecer, Alatorre recibió una comunicación del jefe austriaco Gruber, informándole que fusilaría a los
prisioneros mexicanos que tenía en su poder si él fusilaba a los que le había hecho en la mañana de ese día;
a lo que éste le contestó que “pasada la acción, había mandado fusilar a todos los traidores y en cuanto a
los prisioneros austriacos que estaban en su poder, correrían la misma suerte que los prisioneros mexicanos
que se encontraban en aquel bando".

Alatorre pensó que el escarmiento recibido por el enemigo sería suficiente para que éste no volviera a
intentar otro ataque y se retiró el viernes 11 de agosto. Quedó el coronel Ferrer como responsable de la
plaza. Traía en mente sitiar y tomar Xalapa, ya que si la estrategia extranjera era mantener un cordón entre
el mar y la capital para no perder los suministros, evidentemente haría más daño rompiendo el cordón que
iba de Xalapa a Veracruz que el que comunicaba con Nautla; así que, después de dictar las providencias
defensivas de la plaza, le ordena a Ferrer que se reúna con él para el domingo 20 de agosto en Tlacolulan,
ciudad ubicada a menos de 20 kilómetros de Xalapa.

Sin embargo el mal tiempo ocasionó que Alatorre se encontrara en Naolinco hasta el día 21, bastante
molido por el mal camino que es tan característico en la temporada de lluvias, y más entonces, pues en las
malas brechas que comunicaban a tierra caliente, las constantes lluvias destrozaban completamente los
caminos y los hacían de difícil acceso, sembrándolos de innumerables sartenejas que hacían tan difícil el
paso.
La apreciación estratégica del coronel Ferrer era diferente, pues estando el enemigo tan cercano
consideraba inminente un nuevo ataque y por eso retrasó su salida, dando tiempo a que llegaran las fuerzas
de la Guardia Nacional de El Pital para así no dejar la plaza desguarecida. Este tipo de acciones
características de la conducta previsora del coronel Ferrer inspiraba simpatías. Se le sumaron en el trayecto
de Tlapacoyan a Tlacolulan aproximadamente 100 hombres que, si bien eran insuficientes para una
empresa de la magnitud que se requería para tomar Xalapa, servirían para obligar al enemigo a concentrar
las fuerzas de las ciudades cercanas en la capital del estado, como de hecho ocurrió, ya que al sentir el
enemigo el movimiento de tropas cercanas, inmediatamente pidió refuerzos que le llegaron de Huatusco,
Orizaba y Teziutlán.

El general Alatorre le pidió a Ferrer que fuese a Banderilla para hacer el cobro de las contribuciones que se
adeudaban al estado, y al coronel Estrada le demandó que moviese los 150 efectivos con que contaba hasta
la hacienda de la Concepción, con el objeto de ofrecerle cierto apoyo en caso de ser necesario en el
movimiento de los dineros que iba a recaudar.

Al retirarse Alatorre de Naolinco, le giró órdenes mediante correos al teniente coronel Estrada y al coronel
Pérez, que comandaban las fuerzas de Zamora y El Pital para que, reforzando a las del coronel Andrade que
se encontraban en Tlapacoyan, se apoderaran de Teziutlán. La operación fue efectuada el lunes 11 de
septiembre. Suponían encontrarse con un enemigo débil o escaso, cuando en realidad estaban
preparándose para despejar el camino de abastecimiento al Golfo de México, y se toparon con un enemigo
bien pertrechado y numeroso que causó a los republicanos 162 bajas y 35 heridos que los obligó a
replegarse hasta Tlapacoyan en completa derrota.

TERCER COMBATE.- Los soldados del imperio, envalentonados por la facilidad con que habían derrotado a
los republicanos en su fallido ataque a Teziutlán, y pensando que el fruto estaba maduro y no tenía caso
esperar más para despejar el camino, once días después, es decir el viernes 22 de septiembre, deciden
atacar Tlapacoyan, pero se llevan un chasco, pues son rechazados vigorosamente por las fuerzas
pertenecientes al Batallón Ligero Llave, que mandaban los coroneles Manuel Andrade y Estrada, dejando en
el campo 12 austriacos y 6 republicanos muertos y 8 heridos.

Días después se supo que el Conde de Thun había concertado con el general Juan Francisco Lucas (cacique
militar de la sierra de Puebla) un armisticio, mediante el cual este último se comprometía a replegar sus

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fuerzas hasta Zacapoaxtla y Tetela, por lo que el invasor quedaba sin la zozobra de ser atacado por la
retaguardia, dueño de la plaza de Teziutlán y de otras de menor importancia, próximas al camino Xalapa-
México. Sin embargo, parece no haber existido una plena toma de conciencia de que la plaza de Tlapacoyan
en ese momento se había vuelto tácticamente importante para el gobierno imperial.

Señala Ramírez Lavoignet en su Biografía de los gobernadores que, a iniciativa del general García se había
formado una línea defensiva provisional conjunta de los estados de Veracruz, Chiapas y Tabasco, cuyos
representantes lo designaron general en jefe el 26 de marzo de 1865 y el gobierno de la República le
confirió el mando de la Línea de Oriente, que incluía a los tres anteriores y a Oaxaca, Puebla y Tlaxcala;
según consta en documento del 18 de mayo del mismo año, en este mismo tenor, el General sonorense
Ignacio R. Alatorre fue nombrado Jefe de las fuerzas de Barlovento por el general Alejandro García y
procedió a formar una sola división compuesta de cuatro columnas, de las cuales, la primera estaba a las
órdenes del general Juan N. Méndez, poblano oriundo de Tetela y quien llegaría a ser presidente interino de
la República 11 años después. Se integraba esta columna por la Guardia Nacional de Papantla y la Compañía
Fieles de Tuxpan; la segunda, se componía del Batallón Ligero Llave y la Guardia Nacional de Tlapacoyan,
bajo el mando del Coronel Andrade; la tercera estaba a las órdenes del teniente coronel Lorenzo Fernández,
formada por la Guardia Nacional de Misantla y por el Batallón Ligero Zamora; y la cuarta, a las órdenes del
coronel Honorato Domínguez, la constituían todas las guerrillas de Tierra Caliente.

El general Alatorre dispuso que se reforzara el destacamento de esta plaza, que quedó a las órdenes de los
coroneles Ferrer y Andrade, mientras él les enviaba algunos pertrechos; así fue como llegó a sumar la
guarnición 500 hombres y además fueron pertrechados con dos obuses provenientes de Papantla.

Las siguientes semanas fueron de aparente inactividad por parte del enemigo, que se encontraba
acantonado en Teziutlán al mando de los jefes austriacos Grubher y Zach. Contaban estos con cerca de
2,500 hombres de las tres armas (artillería, infantería y caballería) y con un servicio eficiente de intendencia.
En realidad era la calma que precedía a la tormenta pues estaban haciendo los preparativos para tomar por
asalto a Tlapacoyan.

CUARTO COMBATE.- El jueves 16 de Noviembre, a eso de las dos de la tarde, las columnas austriacas, que
para ese momento habían aumentado considerablemente por los realistas mexicanos que se les habían
unido en el rumbo de Perote y Jalacingo, descendieron acampando en Hueytamalco, Dos Cerros y Tomata;
se acercaron a unos 12 kilómetros de la población que era su objetivo y empezaron a preparar el sitio. Para
entonces, había transcurrido casi mes y medio sin que se registrara ninguna escaramuza y aunque la
población vivía la zozobra natural de un estado de sitio, nadie sospechaba que se aproximaba una gran
batalla, en la que se decidiría no sólo el dominio de la plaza de Tlapacoyan, sino el de toda la costa de
Barlovento.

Es interesante saber que si bien barlovento significa: la parte de donde viene el viento, el gobernador,
coronel Francisco de Paula Milán, hombre muy ligado a la historia de San Rafael y amigo de Rafael Martínez
de la Torre, tenía la idea de que para procurar un mejor servicio militar en el estado, éste debería dividirse
en tres líneas militares: Sotavento, Centro y Barlovento. La primera comprendería los cantones sureños de
Minatitlán, Acayucan, Los Tuxtlas, Cosamaloapan, Veracruz, Zongolica y los pueblos de Orizaba y Córdoba.
La del Centro correspondería a Xalapa, Coatepec, Misantla, Jalacingo, Huatusco y algunos pueblos de
Córdoba y Orizaba; y la tercera correspondería a los cantones de Papantla, Tuxpan, Chicontepec, Tantoyuca
y Tampico.

QUINTO COMBATE.- Albeando el viernes 17 de noviembre, comenzó el descenso de los soldados


imperialistas. Bajaron tres columnas que, desplegadas como abanico, sitiaron parcialmente la villa;, una de
estas columnas descendió por el Cerro de Gentiles, otra por el camino del pequeño volcán de Dos Cerros y
una tercera por el de Tomata, lanzándose al asalto a las 7 de la mañana y durante nueve horas. Austriacos y
mexicanos combatieron con denuedo. Los primeros, con sus cañones de 8 pulgadas (como eran rayados les
daban mayor precisión y tenían un alcance de unos dos kilómetros), hacían cimbrar el suelo y

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desmoronaban los parapetos de los defensores, quienes apostados en lugares estratégicos pudieron
soportar la agresión e incluso repelerla, por lo que al caer la tarde, cuando los invasores se dieron cuenta de
que no sería posible tomar la plaza, iniciaron la retirada dejando en el campo 36 muertos, 14 heridos y 24
prisioneros; en tanto que por el lado republicano quedaron 18 muertos y 11 heridos.

Para aprovechar la huida en su favor, Alatorre ordena al Coronel Andrade que persiga al enemigo, que se
retiraba por el rumbo de Tomata y que en su huida iba incendiando casas y disparando sobre los vecinos
que, curiosos, osaban asomarse. Andrade con 100 hombres del Batallón Ligero Llave y 40 de la Guardia
Nacional de Tlapacoyan, se dispuso a perseguirlos tal y como se lo habían ordenado. En tanto el general
Alatorre, con otros 100 hombres de Zamora y El Pital, hizo un rodeo por las cañadas, pero llegó tarde para
prestarle auxilio a las fuerzas de Andrade, que iba recibiendo el fuego de la artillería enemiga de frente,
porque ésta, aunque iba de huida, siempre se encontraba emplazada en lo alto y a medida que se
replegaban, alcanzaban mayores alturas, con lo que aumentaba el alcance de su artillería. La maniobra
produjo resultados desastrosos en los republicanos, que tuvieron 44 muertos y 21 heridos, entre ellos 12 de
Tlapacoyan. Cuando Andrade retrocedía con la tropa diezmada, se les unió Alatorre, quien no había podido
llegar a tiempo hasta el lugar donde se desarrolló con mayor intensidad el combate.

Aprovechando que una fuerza había salido a perseguir a los austriacos por el camino de Tomata, otro grupo
de imperialistas, pretendiendo tomarlos desprevenidos descendieron por el cerro de Gentiles y atacaron las
trincheras de El Zapote y El Arenal. No obstante la fuerza con que cargaron, con un contingente numeroso y
artillería, fueron rechazados, dejando 12 muertos y llevándose 7 heridos.

Las lluvias, que normalmente están presentes por estas fechas, llegaron el sábado 18 y aprovechando su
intermitencia, Alatorre mandó a recoger los despojos y sepultar a los muertos de ambos bandos, pues el
enemigo en su huida, no había tenido tiempo ni para recoger sus cadáveres.

SEXTO COMBATE.- El lunes 20 de noviembre incursionaron los republicanos tiroteando los tres
campamentos que tenían los imperialistas establecidos en las cercanías de Tlapacoyan. A las once de la
mañana le tocó el turno a la contraofensiva imperialista y de Tomata se desprendió una columna con 400
hombres y una pieza de artillería con la que inició el asedio a la trinchera de Itzapa, apoyada por un batallón
de tiradores que prolongaron el asedio durante dos horas y retirándose después, al ver la inutilidad del
intento.

SÉPTIMO COMBATE.- Pensando que sería propicio el ataque, el martes 21 el enemigo descendió
simultáneamente en grandes columnas por los cerros de Gentiles y El Chacal, pero fueron repelidos por las
avanzadas, quienes estaban atentas a cualquier movimiento enemigo, obligándolos a detener su marcha.
La población se sumó a la defensa, impulsados por el alcalde Manuel Mendoza, quien en un discurso hizo
enardecer los ánimos de los lugareños, haciéndoles ver lo importante que era que en esas horas difíciles, se
encontraran hombres capaces de defender su patria. Al caer la tarde, nuevamente intentaron los
imperialistas el asalto y de Tomata salió una columna fuertemente armada que se detuvo a una distancia de
tiro de cañón y después de amagar durante una hora, contramarchó.

Ese mismo día, pero ya de noche, un pelotón de soldados imperialistas que se hallaban situados en
Eytepeques, probablemente envalentados por una ración de alcohol, atacó Texcal, que era defendida por
Ferrer, Acuña, Ortega, López Limón y 120 hombres de tropa; después de media hora dejó de hostilizar al
parapeto republicano y regresó al sitio donde estaban acantonados.

LA BATALLA DE TLAPACOYAN.- Aunque el ejército imperialista tenía sitiada la población desde hacía varios
días y contaba con fuerzas de las tres armas que sumaban más de 2,500 soldados entre austriacos y
simpatizantes de la causa del emperador, esa madrugada recibió de Teziutlán un refuerzo de 500 infantes,
por lo que contaron con 3,000 soldados contra sólo 500 republicanos, lo que los indujo a pensar que era el
momento de asaltar la plaza, pues no sería fácil que se presentara una mejor oportunidad. Así que una

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columna situó su artillería en las partes más altas e inició el fuego a las 6 de la mañana sobre la trinchera de
Texcal, y otra sobre la de Itzapa, mientras dos más hacían lo propio sobre las de El Zapote y El Conejo.
Las trincheras fueron reforzadas con los voluntarios de Tlapacoyan, quedando los defensores distribuidos
como sigue:
 La trinchera de Itzapa, con 60 hombres, estuvo a cargo del capitán Bernabé Valdez y 20 voluntarios de
Tlapacoyan.
 La trinchera de El Peñascal, con 20 voluntarios y 50 hombres de la fuerza regular, a cargo del capitán
Pascual Arriaga.
 En la trinchera de Texcal, el coronel Manuel Alberto Ferrer, y el comandante Cenobio Rojano, con 80
hombres de la fuerza regular y 40 voluntarios, con 2 obuses que estaban asistidos por el comandante
Vicente Acuña, el capitán López Limón y los subtenientes Rodríguez, y Jiménez.
 La trinchera de El Arenal, a cargo del comandante Antonio Amaro, con 100 hombres y 30 voluntarios.
 La trinchera de Salto del Conejo, a cargo del coronel Manuel Andrade y del subteniente Antonio Oltela,
con 30 voluntarios, 30 Regulares y el resto de la fuerza.
 La trinchera de El Zapote, a cargo del capitán Juan Mejía, con 50 hombres y 20 voluntarios.
 La trinchera de La Horqueta, (donde aún hoy existe una ermita), a cargo del general Ignacio R. Alatorre,
con 130 hombres, y que era donde tenía establecido su puesto de mando, con el resto de la gente.

El enemigo cargó simultáneamente y con gran vigor contra todos los puestos, obligando a ceder ante su
acometida primero a la trinchera del Peñascal, donde el enemigo se parapetó y emplazó la artillería para
bombardear el puesto de Texcal, haciendo lo mismo después sobre la trinchera de Itzapa, mientras los
soldados que habían descendido por Gentiles, arreciaban su ataque sobre los puestos de El Arenal y de El
Zapote.
Como es sabido, la artillería obliga a replegarse y al suspender el bombardeo, la infantería va tomando los
sitios que fueron desalojados, así, ocho piezas de artillería inician esa mañana su ataque sobre Texcal, con
tan mala suerte, para las armas republicanas, que uno de sus dos obuses quedó destruido. El coronel Ferrer,
junto con los hombres que estaban en la trinchera de Texcal soportaban el bombardeo que recibían de los
austriacos, pero al caer la trinchera de El Peñascal, arreció y con más precisión el cañoneo a la trinchera de
Texcal y de esta manera les fueron derribando las improvisadas barricadas que habían construido con trozos
de madera y peñascos, por lo que envió a Rafael Ortiz como correo al puesto de mando de Alatorre,
pidiéndole auxilio. Alatorre, al comprender que la batalla estaba perdida se había puesto en marcha hacia El
Jobo, cuando fue interceptado por Rafael Ortiz, y envió al coronel Ferrer esta respuesta:

"dígale a Ferrer que se defienda como pueda, y que si muere en esta lucha, yo me encargaré de decirle al
mundo que murió como un héroe”.

Ortiz ya no pudo regresar a dar tan angustiosa noticia, porque para entonces los parapetos de El Arenal y El
Zapote habían caído y Ferrer era atacado por los cuatro costados, estaba casi al descubierto, porque la
artillería enemiga emplazada en El Peñascal y la del camino de Teziutlán les habían derribado toda la
defensa con que contaban.

Con desesperación vio Ferrer sucumbir a sus hombres uno por uno; Acuña, el valiente comandante
cordobés, compañero de su infancia, el capitán de artillería López Limón y el subteniente Rodríguez del
Batallón Llave, quienes hacían lo imposible, tratando de utilizar de la mejor manera el único obús que les
quedaba.

El sitio de Tlapacoyan vivía sus últimos momentos, Ferrer y los pocos sobrevivientes que quedaban, algunos
de ellos heridos, seguían batiéndose con gran brío, pero sin poder contener ya el avance del enemigo quien
al llegar a una distancia de veinte metros cargó resueltamente sobre el parapeto al arma blanca. Ferrer,
animando a sus hombres al grito de: "a ellos, ¡Viva México!", hizo que sus compañeros de armas, con
bayoneta calada recibieran bravamente a los atacantes, en una lucha cuerpo a cuerpo y sin cuartel aunque
perdida de antemano para el bando republicano. Pero, al iniciarse el asalto, en una descarga que hicieran

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los austriacos, Ferrer, que había brincado sobre los restos del parapeto y disparaba su pistola, recibió un tiro
en la frente que segó su vida.

Según el informe rendido mucho tiempo después por Alatorre, el saldo de supervivientes en la trinchera de
Texcal fue el siguiente: de los 120 hombres de la Guardia Nacional y voluntarios de Tlapacoyan que
defendían la trinchera de Texcal sólo quedaron con vida once personas: el Comandante Vicente Acuña, con
un brazo despedazado por la metralla; el Capitán López Limón, el subteniente Rodríguez y ocho elementos
más.

Al ver Alatorre que la batalla estaba perdida, se retira de la trinchera de La Horqueta (cuya ubicación hoy en
día sería cercana al colegio Ruiz Cortines); sin embargo, espera que lleguen los soldados que se batían en
retirada, reúne unos 40 hombres y deja al capitán Aguirre con el mando de esa tropa. Él continúa hasta la
hacienda de El Jobo, de allí se va a Ixcacoaco (que en aquel entonces, era la congregación más importante y
poblada de las que pertenecían a Tlapacoyan), donde permaneció con la idea de llevar al cabo un
contraataque, reuniendo a su gente y enviando correos a Papantla, a Tuxpan, así como a la Línea de
Veracruz a Xalapa, que cubría el coronel Honorato Domínguez, para solicitar ayuda.

Pero esta batalla perdida había aniquilado momentáneamente la velocidad de respuesta del ejército
republicano y pasan 26 días sin que pueda aglutinar un contingente importante, por lo que en la madrugada
del domingo 17 de diciembre, el capitán austriaco Hammerstein le da un "albazo", ocasionándole una
verdadera derrota en la que le hicieron al capitán Aguirre 18 prisioneros con sus fusiles y le quitaron dos
banderas, gran cantidad de parque, una caja con 600 pesos fuertes, caballos y acémilas de carga, por lo que
se vio obligado a pedir una tregua al enemigo por ocho días en la que se comprometía a entregar toda la
línea hasta Misantla pasado el plazo; antes no, porque argumenta que si queda sin guarnición la plaza de
Misantla, podrían volver los indios —que ya antes se habían levantado en armas— a cometer tropelías.
Finalmente se ve obligado a entregar la plaza a los imperialistas el jueves 21 de diciembre y se retira a la
hacienda de El Rincón, cercana a Papantla, donde sufre una nueva y terrible derrota que lo hizo capitular en
definitiva, en unión del general Muñoz, autoridad política de Barlovento, y se ve obligado a firmar ante la
presencia del Conde de Thun y el Comisario Imperial Galicia el pacto en Papantla. Así cayó la Línea de
Barlovento, quedando únicamente al sur de ella, sobre las armas, el coronel Honorato Domínguez,
comandante de la Línea de Veracruz a Xalapa con matriz en la fortaleza de San Carlos.

Cabe hacer notar que el triunfo de Tlapacoyan para los austriacos tuvo tal resonancia que se dio a conocer
en el extranjero y que motivó que el 9 de diciembre de 1865, en cumplimiento al decreto del 6 del mismo
mes, expedido por la Gran Cancillería de las Ordenes Imperiales, fuesen condecorados por orden de S.M. el
emperador, los jefes y oficiales y algunos realistas que tomaron parte en el combate.

La acción de Tlapacoyan arrojó un saldo de 86 austriacos muertos, entre ellos el teniente Read, 29 heridos,
incluyendo a Rausther, y por parte de los republicanos, entre muchos otros murieron el coronel Manuel A.
Ferrer, el comandante Cenobio Rojano, el subteniente Jiménez, los capitanes Bernabé Valdez, Pascual
Arriaga, Juan Mejía y Antonio Amaro. El total de muertos mexicanos fue de 268 y de 82 heridos, más 202
prisioneros.

Las fuerzas realistas, que disponían de un batallón de zapadores, terminada la batalla procedieron a cavar
zanjas en los mismos sitios en que se registraron los hechos, inhumando en ellas a los mexicanos muertos,
mientras los de ellos fueron conducidos al panteón de la ciudad, y clases y oficiales al atrio y patio del curato
de la Iglesia.

En ambos bandos hubo interés por ocultar la magnitud de la batalla; los austriacos, porque querían ganarse
la simpatía de la gente de esta región para fines ulteriores y Alatorre, para minimizar la magnitud de la
derrota, también ocultó la verdad y sólo en su reseña histórica, publicada posteriormente, deja traslucir
entre líneas que de 500 hombres con que defendió la plaza logró reunir 100 sobrevivientes.

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Al caer la tarde de ese mismo miércoles 22 de noviembre, el cura Miguel Domingo Reyes despide a los
muertos con sus oraciones, 26 quedan sepultados en el lado sur del jardín del curato. Ferrer y el teniente
Read quedan en el lado norte. Al bajar a la fosa, ambos reciben los honores de ordenanza, siendo por este
motivo Ferrer el único soldado republicano que recibió honores por parte del imperio; también fue el último
en ser enterrado en esa tarde grisácea. Más tarde, una lluvia pertinaz que paulatinamente fue arreciando
sumió en la neblina a la ciudad.

Apéndice I
Muchos tlapacoyenses que han leído acerca de esta batalla suponen que fue por cobardía o traición el
hecho de que Alatorre abandonara la plaza de Tlapacoyan, porque se sienten heridos en su orgullo al saber
que el general dejó a su suerte a las fuerzas que defendían la villa. Incluso el nombre de la calle principal,
Alatorre, fue cambiado por el de Héroes de Tlapacoyan, por un sentimiento de este tenor.

Espero que el siguiente argumento les haga cambiar de opinión: Si es verdad que las fuerzas nacionales
vencieron a los ejércitos franceses el 5 de mayo de 1862, también es cierto que un año después, el 17 de
mayo de 1863, los franceses vencieron a las fuerzas republicanas en el mismo lugar. Esa segunda ocasión,
por órdenes del presidente de la república Benito Juárez, se contaba en Puebla con más fuerzas de las que
estratégicamente hubiese sido correcto. El general Jesús González Ortega, quien sustituyera en el mando al
general Ignacio Zaragoza, ya que éste había muerto de tifo exantemático en septiembre del año anterior, le
indicaba al presidente lo peligroso de su táctica ya que si perdiesen, el ejecutivo quedaría sin ejército y se
vería obligado a huir de manera prolongada, durante mucho tiempo, hasta que se rehiciese un nuevo
ejército. Juárez desatendió el consejo y, como ya sabemos, se vio obligado a mantener su presidencia
itinerante en un carruaje. Al otro día del triunfo francés, el 18 de mayo, se presentó ante los prisioneros
mexicanos un oficial francés, llevando, por órdenes del general Forey, un pliego que contenía el
compromiso para los prisioneros de reconocer al imperio y de jurar no volver a hacer armas en contra de
éste. El día 22 de mayo una columna de 1400 hombres compuesta por generales, jefes y oficiales que se
negaron a firmar el mencionado compromiso salen de Puebla con rumbo a la Martinica y de allí a Francia.
Este grupo, que conformaba el grueso de los hombres con mando de tropa del ejército mexicano, por
negarse a jurar fidelidad a Francia es conocido en la historia como “los no juramentados” y si no hubiese
sido por la gran cantidad de deserciones, la República se habría quedado prácticamente sin oficiales.
Mi intención al marcar este episodio es señalar que si las plazas que están perdidas no se abandonasen, se
perderían inútilmente muchos oficiales.
Es más, podría considerarse traidor a Juan Francisco Lucas, que firma un armisticio con el conde de Thun,
quedando con esto los austriacos protegidos en la retaguardia y facilitándoles por ello invadir el corredor de
barlovento. El general Alatorre fue un hombre que generalmente mantuvo su lealtad a quien fuese leal a la
República y estuviese del lado de la ley. Nace en 1832 en Guaymas Sonora y a los 18 años, en 1850,
interrumpe sus estudios en el Seminario de Guadalajara para ingresar como alférez en la Guardia Nacional

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de Jalisco. Es herido en el Batán en 1851, en la Baja California a los filibusteros de Walker que en 1853
habían fundado la República de Sonora-Sinaloa, que abarcaba incluso hasta una parte del sur de California.
Una vez que expulsa de suelo nacional a Walker, el filibustero huye hacia Nicaragua, en donde se declara
Presidente de la República y está a punto de ser reconocido por los Estados Unidos, pero la expropiación de
los ferrocarriles propiedad de Cornelius Vandervilt provoca que éste presione al gobierno de su país para
que no lo reconozca y finalmente termina siendo fusilado. En Sonora, Alatorre combate a Rousset de
Boulbon en 1854; dos años después pelea contra Vidaurri, en 1856; durante la intervención francesa es
comisionado para defender Teziutlán. En la Batalla de Puebla, el 5 de mayo de 1862, le toca defender el
Cerro de Loreto. Otra vez en Puebla pelea a las órdenes de Jesús González Ortega, en 1863. Se distingue en
Acultzingo atacando al ejército francés para facilitar la huida de los prisioneros mexicanos que eran
conducidos al destierro. Pierde la batalla de Tlapacoyan en noviembre de 1865, con lo que queda el Golfo
de México a merced de los imperialistas, pero toma Xalapa en 1866, con lo que comienza la recuperación
del suelo antes perdido y rechaza a fuerzas enemigas muy superiores en número. Concurre a la toma de
Puebla, con Porfirio Díaz, el 2 de abril de 1867, y al sitio de México contra los imperialistas.
Alatorre defiende a Juárez contra los sublevados del Plan de la Noria y posteriormente al Presidente Lerdo
contra los rebeldes tuxtepecanos, es nombrado General de División por méritos en campaña en 1870 y
después es nombrado gobernador y Comandante Militar de Puebla en 1872 y al año siguiente es nombrado
Jefe militar de Yucatán, en donde ocupa el gobierno interinamente. Pierde frente a Porfirio Díaz la batalla
final en Tecoac, el 16 noviembre de 1876, batalla que define el ascenso del porfirismo. Está en servicio
activo en 1882 y marcha a Europa en comisión del gobierno. Es Ministro de México en Centro América en
1890, donde reside varios años. Muere en la ciudad de Tampico, Tamaulipas, en 1899.

Apéndice II
Siendo gobernador el Lic. Francisco Hernández Hernández, el Gobierno del Estado de Veracruz, con fecha
sábado 27 de febrero de 1869 y por decreto No. 142, designó a la entonces villa de Tlapacoyan con el título
de "Heróica" y en el H. Ayuntamiento de Córdoba, Veracruz, ciudad natal del héroe, mandó grabar su
nombre con letras de oro en el Salón de Sesiones. El Lic. Francisco Hernández también era gobernador
durante la invasión francesa y a él le correspondió declarar Benemérito del Estado al general Ignacio de la
Llave, quien había sido asesinado el 23 de junio de 1863. También ordenó que el estado se denominara en
lo sucesivo Veracruz-Llave.

Apéndice III
El Gobierno del Estado de Veracruz, por decreto No. 91 del 13 de marzo de 1878, creó el municipio de
Juchique de Ferrer, en homenaje al glorioso soldado cordobés.
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