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Estudiante: Nicolás Antolínez Parrado

Curso: Historia de Colombia V

Gutiérrez, Francisco (2007), “¿Lo que el viento se llevó? Los partidos políticos y la
democracia en Colombia 1958-2002”, Bogotá, D.C: Norma.
Francisco Gutiérrez1 busca en su libro analizar “los cambios en los partidos tradicionales y
en el régimen político, y sus relaciones mutuas, desde el Frente Nacional hasta hoy”2. El
autor parte de la idea de que lo que se conoce como “política tradicional”, para el momento
de la publicación del texto, está muriendo. Siendo así ¿Por qué y cómo se dio este proceso?
El texto se Gutiérrez se inscribe dentro de un amplio debate historiográfico sobre los
partidos políticos, ¿Realmente existen los partidos políticos en Colombia? ¿Cuál es el papel
que juegan dentro de la democracia? ¿Puede tenerse una democracia sólida con partidos
políticos débiles? Estas preguntas, que el autor considera “teológicas” son dejadas de lado,
la investigación que presenta se encarga de estudiar lo existente en la realidad colombiana,
más allá del deber ser.
El libro cuanta con una introducción y diez capítulos. En la introducción se encarga de dar
el porqué de la investigación y un breve resumen de cada uno de los capítulos. El libro tiene
una estructura cronológica y temática, siendo así, se empieza por la “vieja política” del
Frente Nacional y se avanza en el tiempo hasta la “criminalización de la política”, durante
la década de los 80 y los 90. Después de eso, en los últimos dos capítulos, el autor rompe
con el esquema cronológico y pasa a uno temático, con respecto a todo este proceso, ¿De
qué manera se comportaron los partidos políticos tradicionales?
El libro se alimenta de una gran variedad de fuentes: prensa, revistas y libros producidos
por los mismos partidos políticos, una gran cantidad de entrevistas, actas de cuerpos
colegiados, los archivos de los partidos y fuerzas políticas, expedientes judiciales, cifras
electoras, etc. En cuestiones teóricas bebe en gran medida de autores como Duverger y
Schumpeter. Existen varios elementos centrales en la obra de Gutiérrez, sin embargo,
considero que se remarcan los siguientes: La crisis de los partidos a partir del Frente
1
Francisco Gutiérrez es un antropólogo y politólogo colombiano. Realizó sus estudios en la Universidad de
Los Andes, la Universidad Externado de Colombia y la Universidad de Varsovia. Se ha desempeñado como
profesor y trabajó en 1987 con la UNESCO. Sus trabajos versan sobre diversos temas, pero se ha
concentrado en la historia política, social y hasta cierto punto la historia económica.
2
Francisco Gutiérrez Sanín, ¿Lo que el viento se llevó? Los partidos políticos y la democracia en Colombia
1958-2002 (Bogotá: Norma, 2007) 23.
Nacional, la irrupción e influencia de Turbay y el turbayismo en la política nacional, la
atomización y división de los partidos políticos y relacionado con esto último está el
cambio en las reglas del juego político a partir de la Asamblea Nacional Constituyente de
1991.
El Frente Nacional significó, a la postre, una crisis dentro de la identidad política de los
partidos que repercutiría aún más allá de los años 80. Las alianzas que se forjaron, junto
con la inclinación a la izquierda del Partido Liberal –que se figuraba como el oficialismo-
afectó gravemente la forma en que las bases y los votantes veían a los partidos. Era difícil
ver una real diferencia entre los partidos tradicionales, además de esto, en el caso del
Partido Conservador, al tener como referentes los años de la violencia y el gobierno de
Laureano Gómez, su modernización se vio impedida y debió reorganizarse alrededor de
figuras cohesionadores, como Misael Pastrana y Álvaro Gómez Hurtado.
Es en este contexto en el que aparece Julio Cesar Turbay. Este, opuesto a las alianzas del
Frente Nacional, y posicionándose como un referente firme dentro del liberalismo,
construyó su capital político desde las regiones, por medio de sus agentes, que terminarían
forjando unas largas cadenas de clientelismo y baronatos. Estos baronatos serían
determinantes y los triunfos electorales del liberalismo, pero al mismo tiempo, serían
responsables de la entrada de las economías ilegales en la política –en especial en el Partido
Liberal- y la futura fragmentación de los partidos.
El turbayismo, siendo mayoría en las regiones, vivió de primera mano las consecuencias
del cambio de las reglas de juego a partir de la constitución de 1991. Mientras que la nueva
constitución le abría la puerta a las nuevas formas de hacer política, a los movimientos
independientes y sociales, los baronatos vieron la posibilidad de hacerse sus propias
carreras políticas, más rápidas que como era tradicional, por medio de un trabajo directo
con las bases y las Juntas de Acción Comunal. Estos nuevos espacios transformaron las
lógicas del clientelismo colombiano, este pasó a ser un “clientelismo de mercado”; es el
estallido de las disidencias partidistas, los diversos directorios a nivel regional, etc.
En paralelo a esto se da la criminalización de la política. Las economías ilegales,
especialmente el narcotráfico, debían empezar a pensar en cómo relacionarse con el
establecimiento. El autor en particular estudia los casos del MLN de Carlos Lehder, la
infiltración del Cartel de Cali en el Partido Liberal y la participación de los grupos
paramilitares. Esta relación no es homogénea, hay diversas formas en las que se da, en
algunos casos de manera hostil, por lo que Gutiérrez considera que utilizar el término de
“narco democracia” resulta problemático y más bien retorico. La relación entre el
narcotraficante y el político es como la de “principal-agente”, el principal, es decir el narco,
paga al agente, el político, para que este consiga beneficios o protección. Sin embargo, esta
relación termina haciéndose tortuosa para el principal, este debe pagar y confiar en el
agente, aun cuando sabe que este no tiene motivo alguno para cumplir su palabra. El
narcotraficante no puede irrespetar su palabra, los negocios con los que se relaciona, al ser
ilegales, valen por el valor de su palabra. Si, por otro lado decide entrar en la política,
termina llamando la atención y ya expuesto, se enfrenta al establecimiento.
Mientras que Lehder, aprovechando el auge de los nuevos movimientos independientes y la
división de los partidos por el nuevo clientelismo, fundó el MLN, de inspiración fascista,
logrando causar un terremoto en la política regional y finalmente enfrentándose en algunos
casos directamente con el establecimiento, el Cartel de Cali abogó por ver en el Estado y
los políticos una herramienta más que como unos enemigos. La financiación de la campaña
de Samper es el vivo ejemplo de su proceder, por medio de los caciques locales y de los
agentes políticos del nuevo clientelismo, logró financiar una campaña que terminó por ser
el punto culminante de esta práctica política. No se trataba solamente de comprar votos,
sino de comprar la presencia de los votantes en las manifestaciones, discursos y reuniones.
En cuanto al caso de los paramilitares su intervención en la política es, como puede
suponerse, más brutal. Como con el cartel de Cali, optan por la negociación con las elites
locales y nacionales, además de los militares. Con esto hecho, optan por incentivar o
amenazar a las autoridades de sus zonas de influencia, siendo ya sus últimos recursos la
masacre y el desplazamiento para evitar la entrada en la escena de fuerzas políticas nuevas
o de izquierda.
La política colombiana, aparentemente más democrática bajo las reglas de la constitución
del 91, se comportaba por otro lado de forma errática. Existe tanto en los votantes como en
los intelectuales, y la opinión en general, una nostalgia por la política culta. Los tiempos del
bipartidismo fueron sepultados desde el momento en que los caciques locales incursionaron
en los movimientos independientes, los políticos tradicionales se retiraron y el conflicto
armado transformó las dinámicas electorales, ahora permeadas por el narcotráfico y el
clientelismo.

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