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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS


ÉTICA
GRUPO 9052

QUEZADAS GARCÍA SEBASTIÁN

Ensayo II

México D.F a 25 de Noviembre de 2018


Un punto de vista es, mas bien, una mentira consensuada, una
interpretación a la que definimos como verdadero. Nuestros sentidos no
pueden más que ofrecernos un punto de vista
Tal vez el único hilo conductor entre el fenómeno y nuestra percepción de
este sea subjetivo, es decir, prácticamente imaginario. Hay un vacío entre la
cosa y el punto de vista que la describe.
¿Son, entonces, los conceptos de verdad y mentira un forma de entender y
convivir con la realidad?
Si ninguna interpretación que hacemos a través de nuestra percepción del
mundo puede ser definida como totalmente verdadera, ¿para que mentir?
Pienso que en el acto de mentir olvidamos que cada declaración que
hacemos del mundo es tan solo una interpretación, mentimos porque
creemos que sabemos cual es la verdad. No importa que tan seguros
estemos de algo, lo único seguro es que así percibimos al mundo, no
tenemos manera de presumir que esa sea la verdad.
En “El Utilitarismo” John Mill expresa que hay excepciones en las cuales se
podría encubrir la verdad:

"Con todo, el hecho de que esta regla, sagrada como es, admita posibles ex-
cepciones, es algo reconocido por todos los moralistas, siendo el principal caso
excepcional aquel en que al ocultar algún hecho podamos salvar a un individuo de
un grande e inmerecido mal -especialmente cuando se trate de otro individuo que
no seamos nosotros mismos-, como ocurre cuando le ocultamos información a un
malhechor o malas noticias a una persona gravemente enferma, y cuando la
ocultación sólo puede ser realizada mediante la negación."1

Pienso que el imperativo categórico puede ser una máxima. Ejercer la


mentira no siempre garantiza un resultado favorable, de hecho puede
llevarnos a un panorama no deseado.

1 John Stuart Mill. (2014). El utilitarismo. Madrid: Alianza. p. 91


Vamos a poner un ejemplo:

Un abogado cree que su cliente, declarado culpable, es inocente. El caso es


confuso y la acusación no puede demostrarse al 100%, pero todo apunta a
que los cargos contra el acusado son verdaderos. El abogado está seguro de
que su cliente es inocente, más no puede demostrar que los hechos no son
la verdad y, dado que el confía en la inocencia del acusado, como no puede,
a través de lo que el cree que es verdad, convencer al juez, entonces miente
para que su verdad gane. El abogado, al creer que no tiene otra opción,
utiliza la mentira para defender su verdad y gana el juicio. El acusado queda
libre a pesar de que era culpable.

Pienso que decir la verdad si puede ser universalizable sobretodo bajo el


argumento de que ser honesto representa cultivar la virtud y que una
mentira no siempre nos garantiza el resultado que esperamos.
Entonces tendríamos que dejar de lado las situaciones en las cuales
podemos salvar a una persona mintiendo porque, a pesar de que eso puede
suceder, también puede suceder que nuestra visión de la verdad no cuadre
con la realidad. En otras palabras, si nuestra interpretación de la realidad no
encaja con la verdad, una mentira no puede asegurarnos un resultado
deseado.
Sin importar las buenas intenciones del abogado, su interpretación de los
hechos no cuadraba con la verdad y, por lo tanto, su mentira termino
traicionando sus intenciones. Él, creyendo que debía defender lo que
consideraba como verdadero, opta por utilizar la mentira. Su interpretación
de la realidad no solo lo desvió de cultivar la virtud de la verdad sino que
dejo libre a alguien que era culpable.
Posiblemente la mentira destruye mas de lo que construye y la verdad
construye mas de lo que destruye. Además, elegimos mentir siempre a raíz
de un parámetro. La decisión de mentir es subjetiva, depende de nuestro
discernimiento. Podríamos preguntarnos: ¿quienes somos para decidir
cuando mentir y cuando decir la verdad?
Mill también habla de lo conveniente de la mentira, refiriéndose a que es
sencillo superar diversas incomodidades ocultando la verdad:

"Pero lo conveniente, en el sentido en que se opone a lo correcto, generalmente


significa lo que es conveniente para los intereses particulares del propio agente,
como cuando un ministro sacrifica los intereses de su país para mantenerse en su
puesto.2

Y mas adelante afirma:

Mas, el cultivar en nosotros mismos un desarrollo de la sensibilidad respecto al


tema de la verdad es una de las cosas más útiles, y su debilitamiento una de las
más dañinas, con relación a aquello para lo que nuestra conducta puede servir.

Tal vez un acto de humildad podría ser cultivar la virtud, decir la verdad
independientemente de nuestra opinión de los hechos, de si lo consideramos
apropiado o no. Como algo incondicional, como la buena voluntad de la que
habla Kant, un “deber” a través del cual pensemos al mundo.

No es que la verdad sea la herramienta mas eficaz, es que confiar en la


mentira es, justamente, creer que sabemos qué es lo que tiene que pasar.
No lo sabemos, pero si sabemos que es lo que queremos cultivar.

Podríamos jerarquizar a la verdad como virtud antes que nuestra desición de


mentir. La verdad no depende de parametros individuales. Cultivar la virtud
se eleva como una máxima y los juicios que generamos alrededor de la
desición de formular una mentira quedan por debajo de la virtud de la

2 Idem. pp. 89 - 90
verdad. Queda consensuado que la verdad, aunque (en casos excepcionales)
puede hasta cobrar vidas, es un camino mas apropiado para transitar.

Así se invalida todo argumento que defienda a la mentira, así esta deja de
ser utilizada por quienes no solo no están interesados en cultivar la virtud,
sino que no buscan hacer el bien a través de la falsedad.
No importa cual sea la interpretación que expresemos del mundo, lo
importante es el ejercicio de la virtud.
Al proponer que decir la verdad puede ser universalizable creo que hay un
tema en común que inquietaría a cualquiera y por eso me parece apropiado
señalarlo. Me refiero al hecho de que expresar nuestra verdad pueda herir a
otra persona. Aunque es claro que esto puede ocurrir creo que en una
comunidad que aborde apropiadamente el ejercicio de la virtud de la verdad
se enfatizaría (como ya habíamos mencionado) el hecho de que lo que
expresamos no se trata de la verdad sino de nuestra interpretación del
mundo. En una sociedad que tenga claro que lo que alguien describe como
verdad es el resultado de su percepción, cualquier cosa que este exprese
debería tomarse como un punto de vista y no como una sentencia de la
realidad.
Para concluir, creo que lo mas complicado de todo esto es poner, antes que
cualquier circunstancia, los fundamentos por los cuales queremos regirnos.
Un código de honor que tenga mas fuerza que nuestras desiciones ante las
condiciones que la vida pueda plantear. Con esta tercera proposición, Kant
va a desplegar la idea del imperativo categórico:

“El deber es la necesidad de una acción por respeto a la ley”

La ley como el deber que adoptamos como nuestro sin atender a las
inclinaciones (a nuestro juicio), sin desviarnos del rumbo.
La virtud debe desarrollarse mas como una convicción, como una
predisposición de lo que somos. Un fundamento a través del cual nos
relacionemos con la realidad. La virtud no debe desarrollarse dependiendo
de las condiciones que una situación plantee sino independientemente de
estas.

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