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Ensayo II
"Con todo, el hecho de que esta regla, sagrada como es, admita posibles ex-
cepciones, es algo reconocido por todos los moralistas, siendo el principal caso
excepcional aquel en que al ocultar algún hecho podamos salvar a un individuo de
un grande e inmerecido mal -especialmente cuando se trate de otro individuo que
no seamos nosotros mismos-, como ocurre cuando le ocultamos información a un
malhechor o malas noticias a una persona gravemente enferma, y cuando la
ocultación sólo puede ser realizada mediante la negación."1
Tal vez un acto de humildad podría ser cultivar la virtud, decir la verdad
independientemente de nuestra opinión de los hechos, de si lo consideramos
apropiado o no. Como algo incondicional, como la buena voluntad de la que
habla Kant, un “deber” a través del cual pensemos al mundo.
2 Idem. pp. 89 - 90
verdad. Queda consensuado que la verdad, aunque (en casos excepcionales)
puede hasta cobrar vidas, es un camino mas apropiado para transitar.
Así se invalida todo argumento que defienda a la mentira, así esta deja de
ser utilizada por quienes no solo no están interesados en cultivar la virtud,
sino que no buscan hacer el bien a través de la falsedad.
No importa cual sea la interpretación que expresemos del mundo, lo
importante es el ejercicio de la virtud.
Al proponer que decir la verdad puede ser universalizable creo que hay un
tema en común que inquietaría a cualquiera y por eso me parece apropiado
señalarlo. Me refiero al hecho de que expresar nuestra verdad pueda herir a
otra persona. Aunque es claro que esto puede ocurrir creo que en una
comunidad que aborde apropiadamente el ejercicio de la virtud de la verdad
se enfatizaría (como ya habíamos mencionado) el hecho de que lo que
expresamos no se trata de la verdad sino de nuestra interpretación del
mundo. En una sociedad que tenga claro que lo que alguien describe como
verdad es el resultado de su percepción, cualquier cosa que este exprese
debería tomarse como un punto de vista y no como una sentencia de la
realidad.
Para concluir, creo que lo mas complicado de todo esto es poner, antes que
cualquier circunstancia, los fundamentos por los cuales queremos regirnos.
Un código de honor que tenga mas fuerza que nuestras desiciones ante las
condiciones que la vida pueda plantear. Con esta tercera proposición, Kant
va a desplegar la idea del imperativo categórico:
La ley como el deber que adoptamos como nuestro sin atender a las
inclinaciones (a nuestro juicio), sin desviarnos del rumbo.
La virtud debe desarrollarse mas como una convicción, como una
predisposición de lo que somos. Un fundamento a través del cual nos
relacionemos con la realidad. La virtud no debe desarrollarse dependiendo
de las condiciones que una situación plantee sino independientemente de
estas.