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Patricia Espinosa

Fragmentos

“Ningún arte, menos la literatura, va a ser el mismo después de este estallido". Entrevista
realizada por Tamy Palma aparecida en La Tercera, 8 de noviembre de 2019.

https://www.latercera.com/tendencias/noticia/patricia-espinosa-ningun-arte-menos-la-
literatura/892622/

“Muchos dicen que no vieron venir esta crisis, pero desde las artes, desde lo que más me
importa, que es la literatura, estaba todo esto que ocurre hoy en las calles. No en todos los
narradores o literatos chilenos, no en todos los poetas, pero sí en muchos. Quizá más en la
narrativa que en la poesía, pero estaba ahí lo que estaba pasando”.

“Hay un antes y un después del estallido social y eso marca la escritura. Hay un antes y un
después del mayo feminista, por ejemplo. Siempre es necesario mirar la historia, la
sociedad, la cultura”.

“Hay un flujo y una interacción. Como dice Josefina Ludmer, teórica argentina que habla de
"literatura posautónoma", no existe el arte autónomo, aunque en las escuelas se siga
enseñando que sí. La obra siempre está en diálogo y en contexto. Y sin dudas hay una
representación de lo real y actual en la literatura”.

“ [...] la literatura por siempre y desde siempre ha prefigurado la historia, antes que ocurran
los hechos. Ese es un privilegio”.

“[...] el arte literario puede tener una función para entretener, de evasión o para ocupar las
horas de ocio, pero me parece que principalmente las funciones son otras y tienen que ver
con retratar el curso de la historia".

“La literatura es absolutamente un ring. Es un territorio político, polémico y donde se viven


batallas mayores o menores, por privilegiar significados, por hacer visible un discurso o una
palabra. Quizá no sea más que eso: una pequeña gran batalla donde quien escribe tiene la
necesidad de denunciar enunciando”.

“Por mi parte, no puedo dejar la conmoción por lo que sucede. No puedo dejar de sentir
mucha rabia al ver los militares en la calle, el toque de queda. Es necesario que esto se
resignifique y reelabore en las áreas de trabajo. Desde la docencia hasta la escritura. Y
también hay que analizar nuestra literatura y escritura a partir de esto”.
“Nadie puede quedar inmune al ver el dolor de la gente y el sufrimiento, y mucho menos la
violencia desatada del poder. Esto ya no se trata de un Yo, sino de todos. Y creo que ningún
arte, y menos la literatura, va a ser el mismo después de este estallido”.

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“Aquí, Chile: literatura neoliberal y literatura post estallido”. Palabra Pública, 18 de


diciembre de 2019.

https://palabrapublica.uchile.cl/2019/12/18/aqui-chile-literatura-neoliberal-y-literatura-
post-estallido/

“Que la literatura mostró la crisis antes del estallido, sí, pero no toda. No puede haber aquí
una defensa corporativa, gremial, que intente dejar a la literatura como un oasis de crítica,
sospecha o denuncia constante. No, porque mucha narrativa ha acompañado a los discursos
oficiales, plegándose acríticamente a la naturalización del modelo. Sólo basta pensar en
todos esos relatos sin anclajes, con ausencia o débiles referencias a todo aquello que pueda
sonar a latinoamericano y que se ofrece desde una neutralidad globalizada. Sólo ese
aspecto nos habla de un sujeto/a sumiso, desmovilizado, inhabilitado para ejercer presión
o intentar cambiar su estado de desesperanza”.

“La ficción atada a la representación de lo real deviene de una episteme, la neoliberal, que
acosa al sujeto/a, que no le da tregua, cuyo fin es su destrucción o la obediencia del
sometido/a al manual neoliberal. Ante esto surge la mayor parte de las veces de manera
incipiente y en otras de manera radical, una estética de la derrota, y es precisamente esta
derrota la que prefigura el estallido social. Sin embargo, hay un aspecto importante que la
literatura prácticamente no vio, no fue capaz: el entusiasmo, la confianza colectiva en que
quizás esta sea la vez en que la infame ruleta del poder escuche las demandas del pueblo.
Presenciamos la sorprendente y hasta alegre reinstalación de la utopía”.

“Tal como plantea la posmodernidad, la estética neoliberal incluye también la falta de


verdades absolutas y la fragmentación del sujeto. Pero es precisamente por ahí por donde
se comienza a filtrar un excedente antihegemónico, me refiero con esto a indicios de torsión
a la lógica neoliberal. En las narrativas de mujeres y homosexuales y en las de la memoria,
los gestos antihegemónicos dejan de ser indicios de subversión y pasan a formar parte de
su contenido fundamental. Sin embargo, es necesario hacer una salvedad, la literatura
homosexual masculina burguesa emerge como una tendencia ya no marginal, sino visible
y, por lo general, como un dispositivo orientado a realzar poder y clase, deslizándose hacia
una banalidad autocelebratoria y una sexualidad convertida en objeto de consumo”.
“La autoficción se ha vuelto una moda o tendencia que fácilmente se podría rechazar en
bloque por sus innegables parentescos con la lógica neoliberal, sin embargo, me parece
necesario hurgar un poco más en ella. Se trata de una escritura sobre una intimidad en
crisis, despojada de todo, donde lo único que queda en pie es el sí mismo/a. Sin épica
resulta natural la introyección del sujeto/a, el privilegio de situaciones domésticas que dan
cuenta del vaciamiento de expectativas, de la impotencia de no poseer algo más que al
propio yo; son escrituras del después de la derrota, del momento en que surge un estado
de tregua, donde sólo queda vivir en el pequeño territorio asignado y, en ciertas ocasiones,
asumir cierto cinismo o ironía”.

“[...] no hay literatura sin crisis y que, por tanto, si de literatura y crisis se trata, es casi
imposible encontrar un texto donde se haya eliminado la crisis. He intentado derivar a un
tipo particular de crisis, aquella ligada al estallido social que estamos viviendo. Pero esto no
puede implicar la elaboración inoportuna, dado el contexto y este espacio, de listas con
autores y autoras que hayan vaticinado la revuelta social o, en su contrario, autoras y
autores que se hayan plegado al discurso hegemónico [...] Por eso, más que celebrar los
poderes predictivos de la literatura deberíamos preguntarnos de qué lado queremos que
esté la literatura que viene”.

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“El centro como ausencia: la memoria en el capítulo II de Los detectives salvajes de


Roberto Bolaño”. Lexis Vol. XLI (2) 2017: 373-402, Instituto de Estética, Pontificia
Universidad Católica de Chile.

“Olvido que es una forma de muerte o, más bien, que es la muerte. El relato logra rescatar
a los sujetos de la muerte. Así, el archivo tiene siempre presente la destrucción como
amenaza, como correlato. Por esta razón, es en el propio archivo donde opera la ausencia
de Belano y Lima, donde se nos patentiza con mayor fuerza su ausencia y su posible y
definitiva desaparición. El testimonio y el archivo en que son contenidos trabajan al interior
de la desaparición y la muerte, pretendiendo negarlas, anularlas por medio de devolverlo a
un territorio: la novela subvertida desde su propia interioridad y tensionada hacia su
exterioridad absoluta, es decir, la historia” (394).

“La ausencia de un cuerpo/sujeto se convierte en un ejercicio de violencia de tal magnitud


que, según Ernesto Sábato, “[c]on la técnica de la desaparición y sus consecuencias, todos
los principios éticos que las grandes religiones y las más elevadas filosofías erigieron a lo
largo de milenios de sufrimientos y calamidades fueron pisoteados y bárbaramente
desconocidos” (CONADEP 1984). De esta forma, el/la desaparecido(a) se convierten en la
constatación más evidente, más cruelmente palpable del fondo de violencia y horror sobre
el cual se han construido nuestras sociedades latinoamericanas en los últimos cincuenta
años. La persistencia de su ausencia es la negación más rotunda contra los discursos
modernizadores que las nuevas democracias neoliberales han pretendido imponer a costa
de un olvido oficial. Porque el horror no logró aplacarse, por lo menos en Chile, a pesar de
la manifiesta intencionalidad de un apresurado y consensuado Informe Rettig (1991), que
pretendía ser un instrumento eficaz para “alcanzar la reconciliación tan deseada”
(Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación 1996: XIV)” (395).

“La extraordinaria figura jurídica del “secuestro permanente”, que sirvió para revitalizar
casos de detenidos desaparecidos que se creían cerrados debido a la aplicación de la Ley de
Amnistía, permite que la víctima siga existiendo al interior de una esperanza productiva:
negar su muerte es lo que hace que la justicia pueda actuar, porque la certificación de la
muerte habría clausurado todo intento de justicia. Los abogados de los represores acusados
bajo este argumento se apresuraron a plantear, en tono despectivo, que no era más que
una ficción jurídica. Creo que no habría problemas en aceptar que es una ficción, porque
con las ficciones se puede combatir el horror o, por lo menos, limitar su accionar, restringir
su fuerza totalizante” (395-396).

“De esta forma, en LDS [Los Detectives Salvajes], por medio del archivo se logra la
construcción imposible de una comunidad interrumpida reunida en torno a la desaparición;
una comunidad interrumpida que al igual que el mito, se articula en la interrupción misma,
pero a la vez en su posibilidad de ser en tanto comunicación de la ficción o, quizás,
ficción/utopía comunicativa” (398).

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