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THOMPSON
COSTUMBRES
EN COMÚN
CRÍTICA
RARCELONA
A Mar/in Eve,
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tmpre-,o en Españ.r
Proverbios XI, 26
No han reflexionado, sino de manera superficial, sobre los materiales plina confiere, automáticamente, igual nivel de pericia en la primera.
que ellos mismos han descubierto. Así, Beloff comenta con respecto Uno no puede quejarse, por lo tanto, de que las recientes investiga
a los motines de subsistencias (food riots) de principios del siglo xvm: ciones hayan tendido a tergiversar y cuantificar testimonios que sólo
«este resentimiento, cuando el desempleo y los altos precios se com se comprendían de manera imperfecta. El decano de la escuela es
binaban para crear condiciones insoportables, se descargaba en ata pasmódica es, por supuesto, Rostow, cuyo tosco «gráfico de la ten
ques contra comerciantes de cereales y molineros, ataques que muchas sión social» fue presentado en 1948 por primera vez.' De acuerdo
veces deben de haber degenerado en simples excusas para el crimen».' con este gráfico, no necesitamos más que unir un índice de desem
Sin embargo, registraremos inútilmente sus páginas en busca de los pleo y uno de altos precios de los alimentos para encontrarnos en
hechos que nos permita detectar la frecuencia de esta «degeneración». condiciones de hacer un gráfico del curso de los disturbios sociales.
Wearmouth, en su útil crónica de los disturbios, se permite enunciar Esto contiene una verdad obvia (la gente protesta cuando tiene ham
una categoría explicatoria: la «miseria».' Ashton, en su estudio sobre bre); de igual manera que un «gráfico de la tensión sexual» mostra
los motines de subsistencias entre los mineros, formula el argumento ría que el comienzo de la madurez sexual puede correlacionarse con
propio del paternalista: «la turbulencia de los mineros debe, por su una mayor frecuencia en dicha actividad. La objeción es que este
puesto, ser explicada por algo más elemental que la política: era la gráfico, si no se usa con discreción, puede dar por concluida la
reacción instintiva de la virilidad ante el hambre».' Los disturbios fue investigación en el punto exacto en que ésta adquiere verdadero in
ron «rebeliones del estómago», y puede sugerirse que esto, en cierto terés sociológico o cultural: cuando está hambrienta (o con apetito
modo, es una explicación reconfortante. La línea de análisis es: ham sexual), ¿qué es lo que hace la gente?, ¿cómo modifican su conduc
bre-elemental-instintiva. Charles Wilson continúa la tradición: «Alzas ta la costumbre, la cultura, y la razón? Y (habiendo convenido en
espasmódicas en el precio de los alimentos incitaron al motín a los que el estímulo primario de la «miseria» está presente), ¿contribuye
barqueros del Tyne en 1709 y a los mineros del estaño a saquear la conducta de las gentes a una función más compleja, y cultural
graneros en Falmouth en 1727». Un espasmo condujo a otro: el re mente mediatizada, que -por mucho que se cueza en el horno del
Durante décadas, la historia social sistemática ha quedado reza Son muchos, entre nosotros, los historiadores del desarrollo
gada con respecto a la historia económica, hasta el momento actual culpables de un craso reduccionismo económico que elimina las
en que se da por hecho que una especialización en la segunda disci- complejidades de motivación, conducta y función; reduccionismo
century, Londres, 1945, esp. caps. l y 2. historiografía cuantitativa coexistir (en los mismos sitios y a veces
3. T. S. Ashton y J. Sykes, The coa{ índustry of the eighteenth cenrury, Man en las mismas mentes) con una antropología social que deriva de
chester, 1929, p. 131.
Durkheirn, Weber o Malinowski. Conocemos muy bien todo lo
4. Charles Wilson, England's apprenticeship, 1603-/763, Londres, 1965, p. 345.
relacionado con el delicado tejido de las normas sociales y las reci-
Es cierto que los magistrados de Falmouth informaron al duque de Newcastle (16 de
noviembre de 1727) de que «los revoltosos mineros del estaño» habían «irrumpido y
saqueado varias despensas y graneros de cereal». Su informe concluye con un comen 5. \V. W. Rostow, British economy in the nineteenth century, Oxford, 1948,
tario que sugiere que no fueron mucho más capaces que algunos historiadores mo esp. pp. 122-125. Entre los más interesantes estudios que relacionan precios-cosechas
dernos en comprender la racionalidad de la acción directa de los mineros: «la causa y disturbios populares están: E. 1. Hobsbawm, «Economic fluctuations and sorne
de estos atropellos, según pretendían los amotinados, era la escasez de grano en el social movements», en Labouring men, Londres, 1964 (hay trad. cast.: Trabajado
condado, pero esta sugerencia es probablemente falsa, pues la mayoria de los que se res, Crítica, Barcelona, 1979), y T. S. Ashton, Economic Fluctuations in England,
llevaron el grano lo dieron o lo vendieron a un cuarto de su precio». PRO, SP 36/4122. 1700-1800, Oxford, 1959.
COSTUMBRES EN COMÚN LA ECONOMiA <(MORAL)) DE LA MULTITUD
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procidades que regulan la vida de los isleños de Trobriand, y las Un atropello a estos supuestos morales, tanto como la privación en
energías psíquicas involucradas en el contenido de los cultos de Me sí, constituía la ocasión habitual para la acción directa.
lanesia; pero, en algún momento, esta criatura social infinitamente Aunque esta economía moral no puede ser descríta como «políti
compleja, el hombre melanesio, se convierte (en nuestras historias) ca» en ningún sentido progresista, tampoco puede, no obstante defi
en el minero inglés del siglo XVIII que golpea sus manos espasmódi nirse .c?mo apolítica, puesto que supone nociones del bien público
camente sobre su estómago y responde a estímulos económicos ele categonca y apasionadamente sostenidas, que, ciertamente, encontra
A esta visión espasmódica opondré mi propio punto de vista.' ciones de las que el pueblo, a su vez, se hacía eco tan estrepitosarnen
Es posible detectar en casi toda acción de masas del siglo xvnr algu te que las autoridades eran, en cierta medida, sus prisioneras. De aquí
na noción legitimadora. Con el concepto de legitimación quiero de que esta economía moral tiñese con carácter muy general el gobierno
cir que los hombres y las mujeres que constituían la multitud creían y el pensamiento del siglo xvnr, en vez de interferir únicamente en
estar defendiendo derechos o costumbres tradicionales; y, en gene momentos de disturbios. La palabra «motín» es muy corta para abar
ral, que estaban apoyados por el amplio consenso de la comunidad. car todo esto.
casos, el consenso era tan marcado y enérgico que anulaba las mo 11
El motín de subsistencias en la Inglaterra del siglo xvm fue una Así como hablamos del nexo del dinero en efectivo surgido de
forma muy compleja de acción popular directa, disciplinada Y con la Revolución industrial, existe un sentido en el que podemos hablar
claros objetivos. Hasta qué punto estos objetivos fueron alcanzados del nexo del pan en el siglo XVIII. El conflicto entre tradicionalismo
-esto es, hasta qué punto el motín de subsistencias fue una forma Y la nueva economía política pasó a depender de las leyes de cerea
de acción coronada por el éxito- es una cuestión muy intrincada les. El conflicto económico de clases en la Inglaterra del siglo xrx
para abordarla dentro de los límites de un capítulo; pero puede al encontró su expresión característica en el problema de los salarios·
menos plantearse en vez de negarla y abandonarla sin examen, como en la Inglaterra del siglo xv111, la gente trabajadora era incitada a la
de costumbre, y esto no se puede hacer hasta que sean identificados acción más perentoriamente por el alza de los precios.
los objetivos propios de la multitud. Es cierto, por supuesto, que los Esta conciencia de consumidor altamente sensible coexistió con
motines de subsistencias eran provocados por precios que subían ver la gran era de mejoras agrícolas del ci n tu r ón cerealista del Este y
tiginosamente, por prácticas incorrectas de los comerciantes, o por d_el S u r. Esos años que llevaron la agricultura inglesa a una nueva
hambre. Pero estos agravios operaban dentro de un consenso popular cima en cuanto a calidad están jalonados de motines -o como los
en cuanto a qué prácticas eran legítimas y cuáles ilegítimas en la contemporáneos a veces los describen, de «insurrecciones» o «levan
comercialización, en la elaboración del pan, etc. Esto estaba a su tamientos de los pobres»-: 1709, 1740, 1756-1757, 1766-1767, 1773,
vez basado en una visión tradicional consecuente de las normas Y 1782, Y, sobre todo, 1795 y 1 8 00 - 1 8 0 1 . Esta industria capitalista
obligaciones sociales, de las funciones económicas propias de los boyante flotaba sobre un mercado irascible, que podía en cualquier
distintos sectores dentro de la comunidad que, tomadas en conjun momento desatarse en bandas de merodeadores, que recorrían el
to, puede decirse que constituyen la economía moral de los pobres. ca'?po con c�chiporras, o irrumpían en la plaza del mercado para
«Eighteenth century price riots and public policy in England», Intematíonal Review sobre la venta de cereales, carne, lana; y los dos primeros artículos
of Social History, Y1 (1961), y G. Rudé, The crowd in history, Nueva York, 1964. debían ser vendidos, con poca intervención de los intermediarios, a
LA ECONOMÍA «MORAL>t DE LA MULTITUD
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los millones de personas que componían la legión de los consumi A lo largo del siglo, nuevamente el pan blanco fue ganando terre
dores. De aquí que las fricciones del mercado nos lleven a una zona no a variedades más oscuras de harina integral. Esto se debió en par
crucial de la vida nacional. te a una cuestión de valores de estatus, de posición relativa, que se
En el siglo xvm la clase trabajadora no vivía sólo de pan, pero asociaron al pan blanco, pero en modo alguno fue exclusivamente
(como muestran los presupuestos reunidos por Eden y David Da por eso. El problema es más complejo, y pueden mencionarse rápida
vies) muchos de ellos subsistían casi exclusivamente gracias al pan. mente varios de sus aspectos. Era productivo para los panaderos y
Este pan no era todo de trigo, si bien el pan de trigo fue ganando molineros vender pan blanco o harinas finas, pues el beneficio que se
terreno continuamente sobre otras variedades hasta principios de la podía obtener de estas ventas era, en general, mayor. (Irónicamente,
década de 1790. Durante los años sesenta, Charles Srnith calculó esto fue en parte consecuencia de la protección paternal is ta al consu
que de la supuesta población de alrededor de 6 millones de Ingla midor, pues el Assize of Bread* intentaba evitar que los panaderos
terra y Gales, 3.750.000 comían pan de trigo, 888.000 lo consumían obtuvieran sus ganancias del pan de los pobres; por lo tanto, iba en
de centeno, 739.000 de cebada y 623.000 de avena.' Hacia 1790 po interés del panadero el hacer la menor cantidad posible para «uso
demos calcular que por lo menos dos tercios de la población consu doméstico», y esta pequeña cantidad hacerla de pésima calidad.) 12
En
mían trigo.' El esquema de consumo refleja, en parte, grados com las ciudades, que estaban alerta contra el peligro de la adulteración, el
parativos de pobreza y, en parte, condiciones ecológicas. Distritos pan negro era sospechoso, pues podía ocultar fácilmente aditivos tóxi
con suelos pobres y distritos de tierras altas (como los Peninos) don cos. En las últimas décadas del siglo muchos molineros adaptaron sus
de el trigo no maduraba, eran los bastiones del consumo de otros maquinarias y sus tamices en tal forma que, de hecho, no servían
cereales. Aun en los años noventa, los trabajadores de las minas de
para preparar la harina para la hogaza doméstica de tipo intermedio,
estaño de Cornualles subsistían en su mayor parte gracias al pan
produciendo sólo las mejores calidades para el pan blanco, y los des
de cebada. Se consumía mucha harina de avena en Lancashire y
perdicios, el salvado, para un pan negro que un observador consideró
Yorkshire, y no sólo por parte de los pobres.' Los informes de Nor
«tan rancio, repulsivo y pernicioso como para poner en peligro la
thumberland son contradictorios, pero parecería que Newcastle y
constitución física»." Los intentos realizados por las autoridades, en
muchas aldeas mineras de los alrededores se habían pasado por en
épocas de escasez, para imponer la manufactura de calidades de hari
tonces al trigo, mientras que el campo y ciudades más pequeñas se
na más bastas (o, como en 1795, el uso general de la hogaza «dornés
alimentaban de pan de avena, de centeno, un pan mezcla de varios
tica»), encontraron muchas dificultades y con frecuencia resistencia,
cereales." o una mezcla de cebada y «legumbres secas»."
tanto por parte de los molineros como de los panaderos."
1
7. C. Smith, Three tracts on the corn-trade and corn-lows, Londres, 1766 .
• Regulación o «Reglamento sobre el precio del pan», de acuerdo con el pre
pp. 140, 182-185.
cio del grano. (N. de l a r . )
8. Fitzjohn Brand, A determination of the average depression of wheat in war
12. Nathaniel Forster, An enquiry into the cause of the high price of proví
below that of the precedmg peace . . . , Londres, 1800, pp. 62-63, 96.
sions, Londres, 1767, pp. 1 44- 1 4 7 .
9. Estas generalizaciones se ven corroboradas por las «respuestas de las ciuda
13. J. S. Girdler, Observations on the pernicious consequences of forestalling,
des sobre el consumo de pan», presentadas al Consejo Privado en 1796, que se en
regrating and ingrossing, Londres, 1800, p. 88.
cuentran en PRO, PC 1/33/ A.87 y A.88.
14. El problema fue discutido con lucidez en {gobernador] Pownall, Conside
10. Para mas/in (un pan hecho de varios cereales), véase sir William Ashley,
rations on the scarcity and high prices of bread-corn and bread, Cambridge, 1795,
f our forefathers, Oxford,
The bread o 1928, pp. 1 6- 1 9 .
esp. pp. 25-27. Véase también lord John Sheffield, Rernarks on the deficiency of
11. C. Smith, op. cit., p. 194 (para 1765). Pero el alcalde de Ncwcastle infor
grain occasioned by !he bad harvest of 1799, Londres, 1800, esp. pp. 105-106, para
maba (4 de mayo de 1796) que el pan de centeno era «muy usado por los trabajado
la evidencia de que (1795) «no hay pan doméstico hecho en Londres». Un correspon
res empleados en la Industria del Carbón», y un informador de Hexham Abbey
sal de Honiton describia en 1766 el pan doméstico como «una infame mezcla de
decía que cebada y legumbres secas, o alubias, «es el único pan de los trabajadores
salvado molido y cernido, al cual se añade la peor clase de harina inclasificable»:
pobres y de los criados de los agricultores e incluso de muchos agricultores», con
centeno o mas/in en las ciudades: PRO, PC 1/33/ A.88. Hist. MSS. Comm., City of Exeter, serie LXXIII (1916), p. 255. Sobre esta comple-
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220
A finales de siglo, los sentimientos de estatus estaban profunda Los pocos trabajadores que habían probado pan hecho de mezclas,
mente arraigados dondequiera que prevaleciese el pan de trigo y éste «se encontraron débiles, afiebrados, e incapaces para trabajar con
fuese amenazado por la posibilidad de mezclas más bastas. Se insi un cierto grado de vigor»." Cuando, en diciembre de l 800, el go
núa que los trabajadores acostumbrados al pan de trigo no podían bierno presentó un decreto (popularmente conocido como el Decre
en verdad trabajar -sufrían de debilidad, indigestión, o náuseas to del Pan Negro o «Decreto del Veneno») que prohibía a los mo
si les forzaban a cambiar al pan hecho con mezclas más bastas." lineros elaborar otra harina que no fuera de trigo integral, la res
Aun frente a los atroces precios de 1795 y 1800-180!, la resistencia puesta popular fue inmediata. En Horsham (Sussex),
... en cuanto a los trabajadores pobres que apenas tienen otro sus
semanales de la familia de un trabajador podía muy bien gastarse
tento que el pan y que por la costumbre del vecindario siempre han exclusivamente en pan." ¿Cómo pasaban estos cereales desde la
comido pan hecho solamente con trigo; entre ellos, no he impuesto tierra a los hogares de los trabajadores? A simple vista parece sen
ni expresado el deseo de que consumiesen pan de mezcla, por miedo cillo. He aquí el grano: es cosechado, trillado, llevado al mercado,
a que no estén suficientemente alimentados para poder con su trabajo.
molido en el molino, cocido y comido. Pero en cada etapa de este
16. R. N. Salaman, The hístory and social tnfíuence of the poroto, Cambridge, dad contra estos cambios en la molienda, que fueron impuestos por una ley de 1800
1949, esp. pp. 493-517. La resistencia se extendía desde las regiones consumidoras de {41 Geo. tll, c .16), fue especialmente fuerte en Surrey y en Sussex. Los demandantes
trigo del sur y del centro a las consumidoras de avena del norte; un corresponsal presentaron muestras del nuevo pan a un juez de paz de Surrey: «Dijeron que era de
de Stockport en l 795 observó que use ha hecho una muy generosa suscripción co� el sabor desagradable (y era cierto), que no podia mantenerles en su trabajo diario y
propósito de distribuir harina de avena u otras provisiones entre los pobres a pre<::1�s que producia dolencias de los intestinos, a ellos y en particular a sus hijos»: Thomas
reducidos. (Esta medida, siento decirlo, da poca satisfacción al pueblo, que todavía Turton a Portland, 7 de febrero de 1801, HO 42/61. La ley fue abolida en 1 80 1 : 42
17. PRO, PC 1/33/A.88. Compárese la respuesta de J. Boucher, párroco de in husbandry, Bath, 1795, y en sir Frederick Eden, The state o/ tite poor, Londres,
Epsom, 8 de noviembre de 1800, en HO 42/54: «Nuestros pobres viven no sólo del 1797. También D. J. V. Jones, «The corn riots in Wales, 1793-1801», Welsh Hist.
surgir los motines. Y apenas se puede proseguir sin esbozar, de mane De la supervisión de los mercados pasamos a la protección del
ra esquemática, el modelo paternalista del proceso de elaboración y consumidor. Los molineros y -en mayor escala- los panaderos eran
comercialización -el ideal platónico tradicional al que se apelaba en considerados servidores de la comunidad, que trabajaban, no para
la ley, el panfleto, o el movimiento de protesta- Y contra el que lucrarse, sino para lograr una ganancia razonable. Muchos de los po
chocaban las embarazosas realidades del comercio Y del consumo. bres compraban su grano en el mercado directamente (o lo obtenían
El modelo paternalista existía en un cuerpo desgastado de ley como un suplemento del salario o espigando); lo llevaban al molino
estatuida, así como en la common /aw y las costumbres. Era el mo para ser molido, en cuyo caso el molinero podía cobrar la maquila
delo que, muy frecuentemente, informaba las acciones del gobier acostumbrada, y ellos cocer después su propio pan. En Londres y en
no en tiempos de emergencia hasta los años setenta; Y al cual mu las grandes ciudades donde esto había dejado de ser la norma hacía
chos magistrados locales continuaron apelando. Según este modelo, mucho tiempo, el beneficio o ganancia del panadero se calculaba de
la comercialización debía ser, en lo posible, directa, del agricultor acuerdo con el Assize of Bread, en el que, tanto el precio como el
al consumidor. Los agricultores habían de traer su cereal a granel al peso de la hogaza se fijaban con relación al precio vigente del trigo."
mercado local; no debían venderlo mientras estuviera en las mieses, Este modelo, por supuesto, se aleja en muchos puntos de las
y tampoco retenerlo con la esperanza de subir los precios. Los rner realidades del siglo XVIII. Lo más sorprendente es observar hasta
cados tenían que estar controlados; no se podían hacer ventas antes qué punto todavía funcionaba en parte. Por ello, Aikin puede así
de horas determinadas, que se anunciarían a toque de campana; los describir en 1795 la ordenada regulación del mercado de Preston:
agricultores no debían vender) por muestreo. No debían comprar el 22. S. y B. Webb, «The Assize of Bread».
cereal en la mies ni adquirirlo para revender (dentro del plazo de 23. J. Aikin, A description o/ the country from thirty to forty miles round
Manchester, Londres, 1795, p. 286. Uno de los mejores archivos de un bien regula
tres meses) en el mismo mercado, con ganancias, o en mercados
do mercado señorial del siglo XVIII es el de Manchester. Aquí fueron nombrados
cercanos, etc. Ciertamente durante la mayor parte del siglo xvm el
durante todo el siglo vigilantes de mercado para el pescado y la carne, para pesos y
intermediario siguió siendo legalmente sospechoso, y sus transaccio medidas de grano, para carnes blancas, para el Assize of Bread, así como catadores
nes, en teoría, fueron severamente acotadas." de cerveza y agentes para impedir «monopolio, acaparamiento y regateo», hasta los
años 1750 fueron frecuentes las multas por peso o medida escasos, carnes invendi
bles, etc.: la supervisión fue después algo más ligera (aunque continuó), con un re
21. El mejor estudio general de los mercados de grano del siglo xv111 es toda surgimiento de la vigilancia en los años 1790. Se impusieron multas por vender car
vía R. B. Westerfield, Middlemen in English business, 1660-1760, New Haven, 1915, gas de grano antes de que sonara la campana del mercado en 1734, 1737 y 1748
cap. 2. Véase también N. S. B. Gras, The evo/ution of the English corn market (cuando William Wyat fue multado con 20 chelines «por vender antes de que sonara
from the twelfth to the eighteenth century, Cambridge, Mass., 1 9 1 5 ; D . G . Bames, la campana y declarar que vendería a cualquier Hora del Día a pesar del Señor del
A history oj the English corn /aws, Londres, 1930; C. R. Fay, The corn laws and Munor o de cualquier otra perscna»), y otra vez en 1766. The Court Leet records of
social England, Cambridge, 1932; E. Lipson, Economic history of England, Londres, the monor of Manchester, ed. J. P. Earwaker, Manchester, 1888-1889, vals. VII,
19566. II, pp. 419-448� L. W. Moffitt, England on the eve of the Industrial Revoíu Vlll, IX, passim. Para la regulación del acaparamiento en Manchester, véase más
tion, Londres, 1925, cap. 3; O. E. fussell y C. Goodmen, «Traffic in farm produce adelante nota 64 en p. 239.
LA ECONOMÍA «MORAL» DE LA MULTITUD 225
224 COSTUMBRES EN COMÚN
En el mismo año, en el suroeste (otra de las zonas conocidas por su grano en una bolsa o en un pañuelo que son llamados muestras»."
tradicionalismo), las autoridades municipales de Exeter intentaron Esta era, en efecto, la tendencia; pero muchos pequeños agricul
controlar a los «revendedores, buhoneros y detallistas» excluyéndo tores continuaron vendiendo su grano en los puestos del merca
los del mercado desde las ocho de la mañana hasta mediodía, hora do, como antes, y el viejo modelo quedó en la mente de los hombres
en que sonaba la campana del ayuntamiento." El Assize of Bread como' fuente de resentimiento. Una y otra vez fueron impugnados
estaba aún vigente durante el siglo xvm en Londres y en muchas los nuevos procedimientos de comercialización. En 1 7 1 0 , una peti
ciudades con mercado." En el caso de la venta por muestreo pode ción a favor de la gente pobre de Stony Stratford (Buckinghamshi
mos observar el peligro de asumir prematuramente la disolución de re) se lamenta de que los agricultores y comerciantes estaban «com
las restricciones consagradas por la costumbre. prando y vendiendo en los corrales y en las puertas de sus Grane
Se supone con frecuencia que la venta de grano por muestreo ros, de tal manera que ahora los pobres habitantes no podemos
estaba generalizada a mediados del siglo XVII, cuando Best describe conseguir una molienda en proporción razonable a nuestro dinero
la práctica en el este de Yorkshíre," y con seguridad en 1725, cuan lo cual es una gran calamidad»." En 1733 varios municipios apela'.
do Defoe redactó su famoso informe sobre el comercio cerealista." ron a la Cámara de los Comunes en contra de tal práctica:-Hasle
Pero, mientras muchos grandes agricultores vendían sin duda por mere (Surrey) se lamentaba de molineros y harineros que acapara
muestreo en la mayoría de los condados, por aquellas fechas, los ban el co merc io; «compraban secretamente grandes cantidades de
antiguos mercados de puestos eran corrientes todavía y sobrevivían cereales de acuerdo con pequeñas muestras, y se negaban a comprar
aún en los alrededores de Londres. En 1 7 1 8 el autor de un panfleto el que había sido expuesto en el mercado público»." Esta práctica
describía la decadencia de los mercados rurales como un hecho que sugiere la existencia de una ocultación y pérdida de transparencia
Se pueden ver pocas cosas aparte de jugueterías y puestos de ron a trasladarse hacia el norte y el oeste. Con ocasión de la escasez
baratijas y chucherías . . . Los impuestos casi han desaparecido; y don de 1756, el Consejo Privado, además de poner en movimiento las
de -según memoria de muchos de los habitantes- solían venir an viejas leyes contra el acaparamiento, promulgó una proclama orde
tes a la ciudad en un día, cien, doscientas, quizá trescientas cargas nando a «todos los agricultores, bajo severas penas, traer sus cerea
de grano, y en algunos municipios cuatrocientas, ahora crece la hier
les al mercado público, y no venderlo a muestreo en sus propios
ba en el emplazamiento del mercado.
lares»." Pero a las autoridades no les agradaba sentirse demasiado
o
f Trade, Oppressors to the Poor, and a Common Nuísance to the Kingdom in
PRO, HO 42/34.
25. S. y B. Weeb, op. cit., passim, y J. Burnett, «The baking industry in the General, Londres, 1 7 1 9 , pp. 13, 18-20.
27. The Complete English Tradesman, Londres, 1727, II, parte 2. 32. Calendar of Home O/fice Papers (1879), 1766, pp. 92-94.
226 COSTUMBRES EN COMÚN
LA ECONOMÍA «MORAL» DE LA MULTITUD 227
Dos cartas dan alguna idea del desarrollo de nuevas prácticas en 1768) clamaba indignado contra la supuesta libertad de cada agri
el oeste. Un corresponsal que escribía a lord Shelbourne en 1776 cultor para hacer lo que quisiera con sus cosas; esto sería libertad
acusaba a los comerciantes y molineros de Chíppenharn de «com «natural», pero no «civil»:
plot»:
Él mismo mandó comprar una arroba de trigo al mercado, y o de uno que vive bajo la protección de alguna comunidad; es más
aunque había allí muchas cargas, y era inmediatamente después de bien la libertad de un salvaje; por consiguiente, el que se aproveche
haber sonado la campana del mercado, dondequiera que su agen de ella, no merece la protección que el poder de la Sociedad pro
(Estas prácticas podían dar ocasión a un motín; en junio de 1757, derlas en otro lugar»." Pero después de 1760, los mercados tuvie
se informó de que «la población se sublevó en Oxford y en pocos ron tan poca función en la mayor parte de las tierras del sur y en
minutos se apropió y dividió una carga de trigo que se sospechaba las Midlands que, en dichos distritos, las quejas contra la venta por
había sido vendida por muestra y traída al mercado solamente para muestreo son menos frecuentes, a pesar de que, a finales de siglo,
salvar las apariencias».)" La segunda carta es de 1772, de un corres se protestaba todavía de que los pobres no pudiesen comprar peque
ponsal en Dorchester, y describe una práctica diferente de tasa de ñas cantidades." En algunos lugares del norte el asunto era distinto.
mercado; sostiene que los grandes agricultores se reunían para fijar Una petición de los trabajadores de Leeds en 1795 se queja de «los
los precios antes de ir al mercado, agentes de cereales y molineros y un grupo de gente que nosotros
y muchos de estos hombres no venderán menos de cuarenta bushels, nos de manera que pueden retenerlo y venderlo al precio que quie
que los pobres no pueden comprar. Por esto el molinero, que no es ran, o no venderlo». «Los agricultores no llevan más grano al mer
enemigo del agricultor, da el precio que éste le pide y el pobre tiene cado que el que llevan en sus bolsillos como muestra ... lo cual
que aceptarlo." hace quejarse mucho a los pobres.»> Tanto fue el tiempo que tardó
Los paternalistas y los pobres continuaron lamentándose del de documenta ya cien años antes.
sarrollo de estas prácticas de mercado que nosotros, en visión retros Se ha seguido este ejemplo para ilustrar la densidad y partícula·
pectiva, tendemos a aceptar como inevitables y «naturales»." Pero ridad del detalle, la variedad de las costumbres locales y el rumbo
lo que puede parecer ahora como inevitable no era necesariamente, que el resentimiento popular podía tomar cuando cambiaban las
37. Anónimo, An Enquiry into the Príce o/ Wheat, Malt . . . , Londres, 1768,
pp. 119-123.
33. !bid., pp. 91-92.
38. Véase, por ejemplo, Davies (infra, p. 245). Se informó desde Cornualles
34. Gentleman 's Magazine, XXVII (l 757), p. 2S6.
en 1795 que «muchos agricultores rehúsan vender [cebada] en pequeñas cantidades a
35. Carta anónima en PRO, SP 37/9.
los pobres, lo cual causa grandes murmuraciones»: PRO, HO 42/34, y desde Essex
36. Pueden encontrarse ejemplos, dentro de una abundante literatura, en Gen
en 1800 que «en algunos lugares no se efectúan ventas excepto en los sitios ordina
tleman 's Magazine, XXVI {1756), p. 534; anónimo [Ralph Courteville], The Críes of
rios, donde compradores y vendedores (principalmente molineros y agentes) cenan
the Publlc, Londres, 1758, p. 25; Anon. [C. L . ] , A Letter to a Member of Parlia
juntos . . . el beneficio del Mercado se ha perdido casi para el vecindario»: tales prac
ment proposing Amendments to the Laws against Forestallers, Ingrossers, and Re
ticas son mencionadas «con gran indignación por las clases más bajas»: PRO, HO
graters, Londres, 1757, pp. 5-8; Museum Rusticum et Commercia/e, IV ( 1 7 6 5 ) , p. 199; 42/54.
dad, existe en el área de comerc1ahzacion, escasamente definida. El constitución»." El reguero de procesos que puede observarse a lo
del trigo ta harina y no podía de ninguna manera mfl�1r sobre los ticinco años anteriores." Pero está bien claro que estaban destina
O
precios en sí. Los molineros eran ahora, en Hertfordsh1re y el valle dos a producir un efecto simbólico, con objeto de hacer ver a los
del Támesis empresarios acaudalados, y a veces comerciantes de gra- pobres que las autoridades actuaban en vigilancia de sus intereses.
alta' así como grandes fabricantes de harina." Fuera de los De aquí que el modelo paternalista tuviera una existencia ideal
no o m , dí
pero también una existencia real fragmentaria. En años de buena;
distritos cerealistas principal es, los mercados urbanos no po tan en
modo alguno ser abastecidos sin tas operaciones de agentes cuy.as cosechas y precios moderados, las autoridades lo dejaban caer en el
actividades hubieran quedado anuladas de haberse impuesto estnc olvido. Pero si los precios subían y los pobres se mostraban levan
res, buhoneros, trajineros, revendedores, mercachifles, etc.: ayudó ya había hecho hincapié en que (a pesar de las leyes de 1663 y 1772), «en la common
a tos magistrados a inculcar el temor de Dios_ entre los molineros Y law, todos los esfuerzos por subir el precio común de cualquier mercancía . . . ya sea
Kenyon, el justicia mayor, tomó la responsabilidad de anuncia: que y 1800. En varios condados se establecieron asociaciones privadas para juzgar a los
el acaparamiento continuaba siendo un delito procesable segun la acaparadores: Rev. J. Malham, The scarcity o
f grain considered, Salisbury, 1800,
pp. 35-44. El acaparamiento, etc., siguieron siendo delitos de con,mon faw hasta
common /aw; «a pesar de que el decreto de Eduardo VI fue revoca
f English law, Londres, ed.
1844: W. Holdsworth, History o 1938, XI, p. 472. Véase
do (sí lo fue acertada o desacertadamente no soy yo quien deba
también más adelante la nota 64.
43. Véanse, por ejemplo, Oras, op. cit., p. 241 {«. .. como ha demostrado Adam
40. F. J. Fisher, «The development oí the London food market, 1540·1640)), Smith . . . »): M. Olson, Economics o
f the warttme shortage (Carolina del Norte, 1963),
La riqueza de las naciones, no sólo como punto de partida, sino tam constitución moral de la comercialización, a no ser como preámbu
bién como una gran terminal central en la que convergen, a media lo y motivo de peroración.
dos del siglo XVIII, muchas líneas importantes de discusión (algunas En la P;áctica, el nuevo modelo funcionaba del siguiente modo.
de ellas, como la lúcida obra de Charles Smith, Tracts on the corn La operac1on natural de la oferta y la demanda en el mercado libre
trade, 1758-1759, apuntaban específicamente a demoler las viejas �aximiza�ía la satisfacción de todos los sectores y establecería el
regulaciones paterna listas del mercado). El debate producido entre bien comun. El mercado no estaba nunca mejor regulado que cuan
1767 y 1772, que culminó con la revocación de la legislación contra do se le dejaba autorregularse. En el curso de un año normal el
el acaparamiento, señaló una victoria, en esta área, para el laisse¿ precio del grano se ajustaría a través del mecanismo del mercado
faire, cuatro años antes de que se publicara la obra de Adam Smith. Inmediatamente después de la cosecha , los pequeños agricultores ;
Esto significaba más un antimodelo que un nuevo modelo: una todos aquellos que tenían que pagar salarios por la recolección y ren
negativa directa a la desintegradora política de «previsión» de los tas de la fiesta de San Miguel (correspondiente a los meses de octubre
Tudor. «Sea revocado todo decreto relacionado con las leyes de ce noviem?r� y diciembre), trillarían su grano y lo traerían al mercado:
reales -escribió Arbuthnot en 1773-; dejemos que el cereal corra o penrut�1an la salida d� lo que habían contratado de antemano para
como el agua, y encontrará su nivel»." La «ilimitada, incontenida ser vendido. Desde septiembre a Navidad se podían esperar precios
libertad del comercio de cereales» fue también la exigencia de Adam bajos. Los agncultores de tipo medio retendrían sus cereales, con Ja
Srnith." La nueva economía suponía una «desmoralización» de la esperanza de que subieran los precios en el mercado, hasta el comien
teoría del comercio y del consumo de tanto alcance como la deroga zo de la. primavera; mientras que los agricultores más opulentos y los
ción, ampliamente debatida, de las restricciones contra la usura." pe�enec1entes a la_gentry agricultora retendrían parte de su grano por
Al decir «desmoralización» no se sugiere que Smith y sus colegas mas tiempo todavía -de mayo a agosto- con la expectativa de lle
fuesen inmorales" o no se preocuparan por el bien público." Antes gar al mercado cuando los precios alcanzaran su punto máximo. De
bien, lo que se quiere decir es que la nueva economía política estaba esta manera se racionaban adecuadamente las reservas de cereales de
libre de la intrusión de imperativos morales. Los antiguos folletistas la nación, a través del mecanismo del precio, durante cincuenta y dos
eran, en primer lugar, moralistas y sólo en segundo economistas. semanas, si� ning�na intervención del Estado. En la medida en que
En la nueva teoría económica no entran cuestiones relativas a la los mterrned1�nos mtervenfan y comprometían por adelantado el gra
44. J. Arbuthnot (<<Un agricultor»), An lnquiry into /he Connection Between cio _de racionamiento. _En años de escasez, el precio del grano podía
the Present Príce of Provisions and the Síze of Farms, Londres, 1773, p. 88.
su�tr hasta alturas peligrosas; pero esto era providencial, pues (ade
Londres, 1926, pero no es esencial para su tesis. das en los nueve primeros meses del año, y en los tres meses restantes
47. La sugerencia fue hecha, sin embargo, por alguno de los oponentes de la escasez se convertiría en auténtica hambre.
Smith. Un paníletista, que pretendía conocerle bien, sostenía que Adam Smith
Las únicas vías por las que se podía romper esta economía au
le había dicho que «la Religión Cristiana degradaba la mente humana», Y que la
torregulable eran las entrometidas interferencias del Estado y del
«Sodomía era una cosa en sí indiferente». No sorprende que sostuviera puntos
Man of /ndependent Mind though Dependen! Fortune on the Present High Prices
48. A nivel de intención no veo razón para discrepar del profesor A. W. Coats, 49. Smith opinaba que las dos iban a la par: «Las leyes concernientes al grano
«The classical economists and the labourer», en E. L. Janes y G. E. Mingay, eds., pueden com�ararse en todas partes a las leyes concernientes a la religión. La gente
Land, /abour and population, Londres, 1967. Pero la intención es una mala medida se s1en1� �an 1nteresa�a en lo que se refiere, bien a su subsistencia en esta vida, bien
del interés ideológico y de las consecuencias históricas. a su felicidad en la vida futura, que el gobierno debe ceder ante sus prejuicios ... ».
232 COSTUMBRES EN COMÚN
LA ECONOMfA «MORAL" DE LA MUL TITVD
233
intermediario representaba un papel necesario, productivo y loable. figura clave: el molinero." Aun la primera letra del alfabeto de Smith
Los prejuicios contra los acaparadores fueron rechazados tajan -el supuesto de que los precios altos eran una forma efectiva de
temente por Smith como supersticiones equiparables a la brujería. racionamiento- sigue siendo una mera afirmación. Es notorio que
La interferencia con el modelo natural de comercio podía producir la demanda de grano, o pan, es muy poco flexible. Cuando el pan
hambres locales o desalentar a los agricultores en el aumento de su es ca:º• los pobres -como Je recordaron a un observador de alta
producción. Si se obligaba a ventas prematuras o se restringían los posición-e- no se pasan a los pasteles. Según algunos observadores
precios en épocas de escasez, podrían consumirse con exceso las exis cuando los precios subían los trabajadores podían comer la misma
tencias. Si los agricultores retenían su grano mucho tiempo, saldrian cantidad de pan, pero era porque eliminaban otros productos de su
probablemente perjudicados al caer los precios. La misma lógica presupuesto; podían incluso comer más pan para compensar la pér
puede aplicarse a los demás culpables a ojos del pueblo: molineros, dida de otr�s ar'.ículos. De un chelín, en un añ o normal, seis peni
perjuicio en última instancia. A finales de siglo, cuando los precios De cualquier manera, es bien sabido que los movimientos de los
te, es esta una superstición que algunos historiadores de la econo 50. V_éase, sin embargo, A. Everitt, «The marketing of agricultura! produce»
en Joa� Thirsk, ed., The agrarian history o/ England and Wales, vol. IV: 1500-)640:
mía han sido los últimos en abandonar. En ciertos aspectos, el mo
Cambridge, 1967, Y D. Bakcr, «The marketing oí corn in the first half of the eigh
delo de Smith se adapta mejor a las realidades del siglo xvm que
teenrh-cenunv: North-east Kem», Agric. Hist. Rev., XVIJJ (1970).
el paternalista, y era superior en simetría y envergadura de cons
. .si. Hay alguna información útil en R. Bennett y J. Elton, flísrory of corn
trucción intelectual. Pero no deberíamos pasar por alto el aparente m,lhng, Liverpoot, 1898, 4 vols. ·
_52. Emanuel Collins, Lying Detected, Bris1ol, 1758, pp. 66-67. Esto parece
aire de validez empírica que tiene el modelo. Mientras que el pri
confirmado �orlos pre�upuestos de Davies y Eden (véase nota 20), y por Jos obser
mero invoca una norma moral -lo que deben ser las obligaciones
vadores del siglo xtx: vease E. P. Thompson y E. Yeo, eds., The unknown mayhew
recíprocas de los hombres-, el segundo parece decir: «este es el
Londr�s, 197J, Ap. H. E. H. Phelps Brown y S. V. Hopkins, «Seven centuries of
modo en que las cosas act úan, o actuarían si el Estado no inter the pnces of consumables compared with builders' wage retes», Economica, XXII
(J956), pp. 297-298, conceden que sólo un 20 por 100 del presupuesto total domésti
firiese». Y sin embargo, si se consideran esas partes de La riqueza
co se gastaba �n alimento� harinosos, aunque los presupuestos de Davies y de Eden
de las naciones, impresionan menos como ensayo de investigación
(to�ados en anos de precios altos) muestran un término medio del 53 por JOO. Esto
empírica que como un soberbio ensayo de lógica válido en sí
sugiere �ucvame�te q�e- en tales años el consumo de pan permaneció estable, pero
mismo. otros art!culos alimenticios fueron suprimidos por completo. Es posible que en Lon
dres hubiera _Y� una mayor diversificación de la dieta hacia la década de I 790. p. Col
Cuando consideramos la organización real del comercio de ce
ninguno de los dos modelos. Ha habido poca investigación detalla- zanahorias y nabos: PRO, PC J/27/A.54 '
234 COSTUMBRES EN COMÜN LA ECONOMÍA <iMORAL» DE LA MUL TITVD
235
de trigo fue inferior al 25 por 100; pero el precio subió un 8 1 por [aire), sino a comerciantes o molineros que estaban en mejor situa
100; proporcionando, por tanto, según sus cálculos, a la comunidad cron para retener las existencias y mantener altos los precios en el
agrícola un beneficio de 20 millones de libras más que en un año mercado . . En las últimas décadas del siglo, al crecer la población
normal." Los escritores tradicionalistas se lamentaban de que los el consumo p_resionó co!1tinuamente sobre la producción, y los pro'.
agricultores y comerciantes actuaban por la fuerza del «monopolio»; ductores pudiero� _dominar, de forma más general, un mercado de
su punto de vista fue rebatido, en un escrito tras otro, como «de :en_ta_s. Las condiciones de las épocas de guerra, que en realidad no
masiado absurdo para ser tratado seriamente: ¡vamos!, ¡más de dos inhibieron d�masiado la importación de grano durante los periodos
cientas mil personas . . . l » . " El asunto a tratar, sin embargo, no era de �scase�; sm embargo acentuaron en esos años las tensiones psi
si este agricultor o aquel comerciante podía actuar como un «mo cológicas, Lo que importaba para fijar el precio posterior a la co
nopolista», sino si los intereses de producción y de comercio en su s�cha era la expectativa del rendimiento de ésta, y en las últimas
conjunto eran capaces, en una larga y continuada sucesión de cir decadas del siglo hay pruebas del desarrollo de grupos de presión
cunstancias favorables, de aprovechar su dominio sobre un anículo de agrícultores, qu_e conocían muy bien los efectos psicológicos in
de primera necesidad y elevar el precio para el consumidor, de igual volucrados e? el nivel de los precios posteriores a la cosecha, y fo
manera que las naciones desarrolladas e industrializadas de hoy han. mentaban asiduamente expectativas de escasez." Notoriamente en
podido aumentar el precio de ciertos artículos manufacturados con años de escasez, los agricultores ostentaban una faz sonriente," mien
destino a las naciones menos desarrolladas. tras que en años de cosechas abundantes el premio inconsiderado
Al avanzar el siglo, los procedimientos de mercado se volvieron de la Señora Naturaleza provocaba gritos de «¡des a stre!» en los agri
menos claros, pues el grano pasaba a través de una red más com cultores. Y p�r muy abundante que pudiera aparecer la cosecha ante
pleja de intermediarios. Los agricultores ya no vendían en un mer l�s OJOS del ciudadano, en cada caso iba acompañada de comenta
cado competitivo y libre (que en un sentido local y regional, consti rios so�re el mildiu, las inundaciones, las espigas atizonadas que se
tuía la meta del modelo paternalista y no la del modelo del Iaissez- convertían en polvo cuando comenzaba la trilla, etc.
mos: sir C. Whitworth, The political and commercial works of Charles Davenant, otro,_ un mayor número de pequeños agricultores podían retener sus
Londres, 1771, II, p. 224. El problema está tratado en el articulo de W. M. Srern, pr�v1SJones hasta que el mercado subiera a satisfacción suya. (Des
«The bread crisis in Britain, 1795-1796)), Economica, nueva ser.. XXXI (1964) , y
pues de todo, para ellos no era un asunto de comercialización ruti
J. D. Gould, «Agricultura! íluctuations and the English economy in the eighteenth
naria, sino de intenso, de vital interés: su ganancia anual podía de
century», JI. Ec. Híst., XXll (1926). Gould hace híncapié sobre un punto menciona
pender, en gran medida, del precio al que tres o cuatro montones
do a menudo en justificaciones contemporáneas de los precios ahcs (p. ej., Furmer's
Magazine, H, 1801, p. 81), según el cual los pequeños agricultores en anosde esca· de grano pudieran llegar a venderse.) Si tenían que pagar rentas, el
sez necesitaban toda la cosecha para simiente y para su propio consumo: en factores
precios de granos en los comienzos de la época moderna». Se requeriría más invesn . 55. Otson, Economics �! the wartime shortage, cap. 3; W. F. Galpin, The
gación del funcionamiento real del mercado antes de que tales explicaciones fueran gramt suppl! oj England during the Napo/eonic period, Nueva York 1925.
convincentes. . 56. Vease, p. ej.,_ Anó�imo («Un preparador de malta del Oesr�»J, Considera
otros ejemplos, véase lord John Sheffield, Observations on the Corn Sil/ (1791), 57. «Espere -escribía un terrateniente de Yorkshire en 1708- que la escasez
and high Price o/ Provisions, Londres, 1800, p. 33; J. S. Fry, Letters on lhe Com table para n�so1ros, roturando y mejorando toda nuestra nueva tierra», citado por
Belofí, op. ctt., p. 57.
Trade, Bristo!, 1816, pp. 10-11.
LA ECONOMiA <tMORAL>> DE LA MULTITUD 237
COSTUMBRES Er< COMÚN
236
tación consciente entre el productor reluctante y el consumidor fu ca de tradicionalistas y economistas políticos, ¿podría hacerse lo mismo
Smith, sino simplemente para indicar los puntos donde hay que te los tradicionales de respuesta a la escasez. Tampoco es posible, en un
respecto al modelo del Iaissez-faire no hay que decir sino que no se ban las teorías de la multitud. Éstos abarcan realidades articuladas e
ha demostrado empíricamente; que es intrínsecamente improbable, inarticuladas e incluyen hombres con educación y elocuencia. Después
y que existen ciertas pruebas en contra. Nos han recordado recien de 1750, todo afio de escasez fue acompañado de un torrente de es
que los comerciantes de grano lo deben haber ganado «manipulan todos los protagonistas del libre comercio de granos la de que la gentry
do el mercado»." Estas manipulaciones se registran ocasionalmen ilusa agregaba combustible a las llamas del descontento del populacho.
te si bien raramente de manera tan franca como fue anotado por Hay cierta verdad en esto. La multitud dedujo su sentimiento
un agricultor y comerciante de granos de Whittlesford (Cambridge de legitimidad, en realidad, del modelo paternalista. A muchos gen
Yo compré Centeno hace Doce Meses a cincuenta chelines la arro ban aún derechos de mercado, se sentían molestos por la pérdida (a
ba. Podría haberlo vendido a 122 chelines la arroba. Los pobres con través de la venta por muestreo, etc.) de tales i mp ue s tos. Si eran
siguieron su harina, buen centeno, a 2 chelines 6 peniques el celemín.
agricultores propietarios, que presenciaban cómo se vendía la hari
La Parroquia me pagó la diferencia que fue I chelín 9 peniques por
na o la carne a precios desproporcionadamente altos en relación a
celemín. Fue una bendición para los Pobres y bueno para mí. Com
lo que ellos recibían de los tratantes, les m olestab a n aún más las
pré 320 arrobas,"
ganancias de estos vulgares comerciantes. El autor del ensayo de
mo ((<Una Sociedad de Agricultores Prácticos»], A letter to the Rt. Hon. Lord perniciosos», y, en los clásicos términos de condena que los campe
Somervüte, Londres, 1800, p. 49. Cf. L. S. PressneU, Country banking in the lndus- sinos arraigados a la tierra adoptan con respecto al burgués, dice:
59. C. \V. J. Grainger y C. M. E\liott, <<A fresh look at wheat prtces and
1 son una clase de gente vagabunda ... llevan todas sus pertenencias
markets in the eighteenth century», Econ. l·Jist. Rev.. 2. ser., XX (1967), p. 252.
consigo, }' sus . . . existencias no pasan de ser un simple traje de mon
60. E. M. Hampson, The treatment of poverty in Cambridgeshire, 1597-1814,
tar, un buen caballo, una lista de ferias y mercados, y una cantidad
Cambridge, 1934, p. 2 1 1 .
COSTUMBRES EN COMÚN
LA ECONOM(A (1MORAL» DE LA MULTITUD 239
238
prodigiosa de desvergüenza. Tienen la marca de Caín,. Y como él va C iertamente, acusaba a l os j ueces de alentar «l a extraordinaria p re
gan de un lugar a otro, llevando a cabo unas transacciones no auto tensión de q ue la fu erza y el espíritu del populacho s on necesarios
rizadas entre el comerciante bien intencionado Y el honesto con par a h acer cum pli r las leyes»." P ero si realmente se p onían en m ar
61
sumidor . cha las eyes,
l se aplicaban, sin excepción, contra p equeños delin
Esta hostilidad hacia el comerciante se daba aun entre muchos beneficios en transacciones sin im portancia- m ientras q ue no afec
magistrados rurales, cuya inactividad se hacía notar, en algunos <:3"- taban a los g randes comerciantes y m olineros."
1758, ante los jueces de paz, de «su populacho que impone leyes», cuentes, pero suficientes para sugerir que tenían algún efecto en regular el p equeño
" d que un alboroto popular contra los acaparadores no era alubias, uvas, pasas d e Corinto, cerezas, pichones, aves d e corral, pero mu y raramente
c1on e , . . t
mal acogido por algunas autoridades; distraía 1a atencion pues a en avena y trigo. Después de l 7&J la.s multas son m enos frecuentes pero incluyen 1766
(trigo y mantequilla), 1780 (avena y anguilas), 1785 (carne) y 1796, 1797 y 1799 (en
agricultores y rentistas, mientras que vagas amenazas del <?uarter
todos, patatas). Simbólicamente, eJ número d e agentes d e Court Leet nombrados anual
Sessionat" contra los acaparadores daban a los pobres la_ idea de
mente para impedir el acaparamiento subió d e 3 o 4 (1730-1795) a 7 en 1795, 15 en
que las autoridades se ocupaban de sus intereses . Las viejas leyes 1796, 16 e n 1797. Además, los transgresores fueron juzgados ocasionalmente (como
contra los acaparadores, se lamentaba un comerciante en 1766, en 1757} e n Quarter Sessions. Véase Earwaker, Court Leer Records (citado en nota 23),
vols. Vll, Vlll y IX, y Constables' Accounts (nota 68), JI, p. 94. Para otros ejemplos
a abrigar una muy alta opinión y un respeto hacia estas leyes ... alguaciles Por especular con cerdos, octubre d e 1735 y octubre de 1746: Bury SL Ed
munds y West Suffolk CRO, 08/1/8 (5); idem para la es peculación con mantequilla,
ser muy rentable, induce a gente de carácter y fortun� a_d�ersos a tom�r parte en el. Se CRO, 12/24, 23; amonestaciones contra la especulación d e m antequilla, erc., mercado
abandona a un grupo inferior de comerciantes». Ve1nuc1n.co an�s mas tarde el �en.de de Woodbridge, 30 de agosto d e 1756: lpswick y Eas1 Suffolk CRO, V 5/9/6-3. En la
Fitzwilli am escribía: «Los com erciantes d e grano se estan retua.ndo del com rcro. mayoría de los registros de Quarter Sessions o me rcados se encuentra algún procesa
temerosos de traficar co n un artículo comercial que les ha convertido en merecedores mi ento, antes d e 1757. El autor de Refíectíons (citado en la nota anterior), escribiendo
.. de aquellos que debe n s er más ilus trados»: Pltzwilliam a Port1 and, para el procesamiento de «algunos traficantes sumisos y agictistas indigentes o aterro
en 1a proteccron d r ili
· b 1800 PRO HO 42/Sl Pero un examen de las fortunas e ami ras rizados», y d a a entender que los «factores principales» han de spreciado «estas amena
3 sepuem re , , · d al b lite aria
tales com o los Howards, Frys y Gurneys podría poner en_ du a t prue. a I r · zas», creyendo que eran un a ley m ala (p. 37). Para 1795 y 1800, véase la nota 42,
62. Colllns, op. cit., pp. 67-74. En 1756 varias c�i:nllas de los cuaqu:ros !u:: p. 229: los casos mas importantes de procesamiento de grandes c omerciantes fueron los
on atacadas
r d urante molines de subsistencias en las Midlands: Gentleman s M g de Rushby, por especular con avena (1799): véase Bames, op. cit., p.
p 81-83; y de
y Panaderos y de nuestro Comercio si no a vria sido por mi y por cribas y cedazos, y la destrucción de las piedras de molino y las
otro tú hijo de perra uvieras sido asesinado hace mucho por ofrecer ruedas."
tus condenadas recompensas y perseguir Nuestro Comercio Dios te Había otras áreas igualmente sensibles, donde las quejas de la mul
6
maldiga y arruine tú no b i v i r á s para ver otra cosecha . . . s titud eran alimentadas por las de los tradicionalistas o por las de pro
grupos urbanos de presión eran, por supuesto, especialmente. pode va de grano barato. Sin embargo, era menos generalizador que el
rosos a mediados de siglo y presionaban en pro de que terminaran punto de vista de los patemalistas. Los datos conservados en relación
las primas a la exportación, o de la prohibición de toda exportación con los pobres muestran un mayor particularismo: son este molinero,
en épocas de escasez. Pero Londres y las ciudades grandes abriga aquel comerciante, esos agricultores que retienen el cereal, los que
ban inmensas reservas de resentimiento, y algunas de las acusacio provocan la indignación y la acción. Sin embargo, este particularismo
nes más violentas vinieron de ese medio ambiente. Un cierto doctor estaba animado por nociones generales de derechos que se nos reve
Manning, en la década de 1750, publicó alegatos de que el pan era lan de forma más clara únicamente cuando examinamos la muche
adulterado no sólo con alumbre, tiza, blanqueadores y harma de dumbre en acción; porque, en un sentido, la economía moral de la
fréjoles, sino también con cal muerta y albayalde. Más sensacional multitud rompió decisivamente con la de los paternalistas, puesto que
fue su afirmación de que los molineros mezclaban en la harma «bol la ética popular sancionaba la acción directa de la muchedumbre, mien-
sas de huesos viejos molidos»: «los osarios de los muertos son hur
Las acusaciones de Manning fueron mucho más allá de los limi 67. véase, por ejemplo, John Smith, An lmpartial Refation of Facts Concerning
tes de la credibilidad. (Un crítico calculó que si se hubiera usado cal the Malepraclices of Bakers, Londres, s.f., ¿1740?
of Manchester, and the food riors of 1757 and 1812)), Trans. Lancs. and Chesh.
tras que los valores de orden que apuntalaban el modelo paternalista Los hulleros -de Kingswood, del bosque de Dean, de Shropshíre,
se oponían a ella categóricamente. del Noroeste- eran especialmente propensos a la acción en a quellos
La economía de los pobres era todavía local y regional, deriva tiempos. Notoriamente los mineros del estaño de ornualles poseían
C
da de una economía de subsistencia. El grano debía de ser consumi una irascible conciencia de consumidores, y una decidida inclinación
do en la región en la cual se cultivaba, especialmente en épocas de a recurrir a la fuerza. «Nosotros tuvimos al demonio y todo lo de
escasez. La exportación en épocas de escasez suscitó un profundo más que trae un motín en Padstow», escribió un gentleman de Bod
malestar durante varias centurias. Un magistrado escribió lo siguien min en 1 7 7 3, con una admiración mal disimulada:
e l P opulacho algunos tenían alabardas, otros palos y otros cachi El resentimiento más grande lo provocaron a mediados de s iglo
p orras . . . ». V iajando hacia N orwich, en varios lugares de l a r uta: las exportaciones a l exterior, por las q ue se pagaron primas. Se c on
de past oreo, los hombres nunca estaban lejos del gr ano. La industria
Peter Clemeseson y Meses Luthart e sto es para dar os una Adver
fabril estaba dispersa por el campo: los min eros del carbó n m archa
tencia de que debéis Abandonar vuestro Comercio ilegal o Morir y
ba n a su trabajo junto a los campos de cereales; os
l trabajadores
Maldita sea vuestra compra de grano para matar de hambre a los
domésticos dejaban sus telares y talleres para recoger la c osecha. La
Pobres Habitantes de la Ciudad y Suburbios e Carlisle
d ara man
p
ro. Las á reas de exportación marginales eran especialmente sensi fuera del P aís, pero por el Señor Dios T odopoderoso nosotros os
bles, pues en ellas se exportaba p oco c ereal e n años no rmales, p ero, daremos la Prima a Expensas de Vuestras Vidas, Malditos Cananas . . .
ganga en Londres, q ue, en consecuencia ag ravaba la esca sez local." « Y si Alguna Taverna en Carlisle [continuaba el cartel] Te permite
70. PRO, PC 1/2/165. 72. Calendar of Home Office Papers, 1773, p. 30.
impedir las exportaciones de la parroquia. Se detuvo a los carros y local porque había sido contratado por el Departamento de Avitua
se descargaron en las ciudades por donde pasaban. El movimiento llamiento de la Armada para hacer galletas para los barcos: esto
Los carros crujen profundamente bajo sus pesadas cargas, ción del ejército para sus depósitos de queso situados a Jo largo del
con media cosecha, a sus destinos van . . . Los depósitos ... en peligro por los mineros amotinados no son
La expedición secreta, como la noche propiedad de ningún monopolizador, sino de un numeroso cuerpo
que cubre sus intenciones, aún rehúye la luz . . . de traficantes de queso, y absolutamente necesarios para la recepción
mientras que el pobre labrador, cuando deja su lecho, del queso, para transportarlo a Hull, y que desde allí se flete para
Se amenazó con destruir los canales." Se asaltaron barcos en los Estos agravios se relacionan con la queja, ya observada, con
puertos. Los mineros de la mina de carbón de Nook, cerca de Ha respecto a la retirada de mercancías del mercado público. A medida
verfordwest, amenazaron con cerrar el estuario en un punto angos que los comerciantes se alejaban de Londres y concurrían con ma
to. Ni las gabarras de los ríos Severn y Wye se libraron del ataque." yor frecuencia a los mercados provinciales, podían ofrecer precios y
La indignación podía inflamarse también contra un comerciante comprar en grandes cantidades que provocaban en los agricultores
cuyas obligaciones con un mercado foráneo interrumpían los sumi un sentimiento de molestia al tener que atender los pequeños pedi
nistros regulares de la comunidad local. En 1795, un agricultor y dos de los pobres. «Ahora no es ne gocio para el agricultor -escri
tabernero acaudalado, próximo a Tiverton, se quejó al Ministerio bía Davies en 1 795 - vender grano por bushel al por menor a este
de la Guerra de asambleas desordenadas «que amenazan con tirar o aquel pobre; excepto en algunos lugares determinados, y como
along the roads; / Wheel following wheel, in dread procession slow, I With half a
Ni el molinero ni el harinero venderán al trabajador una canti
harvest, to their points they go ... / The secret expedition, like the night I That
dad menor a un saco de harina por debajo del precio al por menor
covers its intents, still shuns the light ... I \Vhile the poor ploughman, when he
a que se vende en las tiendas, y el bolsillo del pobre pocas veces
leaves his bed, / Sees the huge barn as empty as his shed.]
76. Algunos años antes Wedgwood había oído «amenazar . . . con destruir nues podrá permitirle comprar todo un saco de una sola vez."
tros canales y dejar salir el agua», porque las provisiones pasaban por Staffordshire
camino de Manchester desde East Anglia: J. Wedgwood, Address to the young inha
78. PRO, WO 1/1082, John Ashley, 24 de junio de 1795.
bitants oj the Pottery (Newcastle, 1783).
79. PRO, HO 42/34.
77. PRO, PC 1/27/A.54; A.55-7; HO 42/34; 42/35; 42/36; véase también
80. PRO, WO 1/986 fo. 69.
Stern, op. cit., y E. P. Thompscn, The making o/ lhe English working clas.s, Pen
81. Davies, op. cit., pp. 33-34.
guin, ed., 1968, pp. 70-73.
246 COSTUMBRES EN COMÚN
LA ECONOMÍA ((MORAL» DE LA MULTITUD 247
si esta no mereciera ser tenida en consideración. Pero pronto les resistencia y, ocasionalmente, dieron lugar a motines. Una carta de
llegará su Fin, tan pronto como los Soldados hayan salido de la un minero de Clee Hill (Shropshire) a un «Compañero de Infortu
Se pidió a la corporación que ordenara a los trajinantes que salie El Parlamento para nuestro alivio para ayudarnos a morir de
ran del mercado hasta que la gente del pueblo hubiera sido atendi hambre va a reducir nuestras Medidas y Pesos al Nivel más bajo.
la cama y dormidos y vuestros graneros y almiares y a vosotros tam Una joven moza vigorosa tan vigorosa y alegre
87
bién con ellos ... fue al molino un día ...
Un colaborador de los Annals of Agricu/ture de Hampshire explicó sólo puedo quedarme un momento.
la medida presente, requiere más aritmética de la que él puede co Por otro lado, la reputación del molinero era menos envidiable.
amar al molinero que viene una vez al año a comprar nuestro gra
Aun así, las nociones aritméticas del pobre podían no haber sido
no». Si creemos todo lo que se ha escrito sobre él en estos años la
tan erróneas. Los cambios en las medidas, como los cambios en la
historia del molinero ha cambiado poco desde el «Cuento de Ree
moneda decimal, tendían por arte de magia a desfavorecer al con
ves», de Chaucer. Pero mientras que al pequeño molinero rural se
sumidor.
le acusaba de costumbres típicamente medievales -recipientes exce
Si los pobres compraban (a fines de siglo) menos cantidad de
sivamente grandes para recolectar el impuesto en especie, harina
grano en el mercado público, esto indicaba también el ascenso
oculta en las cajas de las piedras, etc .- , a su duplicado, el molinero
hacia una condición de mayor importancia del molinero. El moline
«moler». Quizá lo adecuado del molino de pueblo, oculto en un Entonces el molinero la acorraló contra la tolva
medios de subsistencia; quizá su condición social en el pueblo, que [Then the miller he laid her against the mill hopper / Merry a soul so wanton
le convertía en un buen partido; todo pudo haber contribuido a la !y I He pulled up her cloaths, and he put in the stopper / For says she 1'11 have my
There's a peck of corn ali far to grind / l can but stay a little time. // Come sit you
down my sweet pretty dear / l cannot grind your corn l fear / My stones is high and
87. Noviembre de 1793, en PRO, HO 42/27. Las medidas en cuestión eran
my water low / l cannot grind for the mili won't go. // Then she sat down ali on a
para malta. sack / They talked of this and they talked of that / They talked of !ove, of lave
88. Annals of Agricu/ture, XXIV (1795), pp. 51-52.
proved kind / She soon found out the mill would grind . . . ]
250 COSTUMBRES EN COMÚN
LA ECONOM'A 1cMORAL)) OE LA MULTITUD 251
más importante, se Je acusaba de agregar nuevos y mucho más osa comerciaban ampliamente en harina y malta. A los molineros no
dos desfalcos:
les afectaba la Tasa del Pan (Assize of Bread), y podían hacer re
por su propia cuenta para los panaderos, tenían poco tiempo para los
Huesos y Piel, eran dos molineros flacos,
pequeños clientes (con un saco o dos de grano espigado); de aquí que mataban de hambre a la ciudad, o andaban cerca de ello;
tardanzas sin fin; y de aquí también que, cuando se devolvía la hari pero sepan, Piel y Huesos,
na al cliente, podía ser el producto de otro grano de calidad inferior. que Carne y Sangre no pueden soportarlo."
grano dañado y que lo mezclaban con el grano de sus clientes.)" Al Cuando, en 1 7 5 7 , los nuevos arrendatarios quisieron prohibir la im
transcurrir el siglo, el paso de muchos molinos a fines industriales portación de harina a la ciudad en desarrollo, mientras que al mis
90. Véanse Markham, Syhoroc, JI, p. 15; Bennett y Elton, op. cít., lll, pp. 150-
siglo. Los molinos de Albion en el puente de Blackfriars (los prime-
165; información de John Spyry contra el molinero de Millbrig Mill, 1740, por to
mar a veces una sexta parte, a veces una sépuma parte y a veces una octava parte en
93. Véanse Bennett y Elton, op. cit., 111, pp. 204 y ss.: W. Cudworth, «The
pago: papeles de las \Vest Riding Sessions, County Hall, Wakefield.
Bradford Soke», The Bradford Anliquary (Bradford, \888), l. pp. 74 ss.
91. Véase Girdlcr, op. cit., pp. 102-106, 212.
• (Bone and Skin, two millers lhin, I \Vould starve the town, ornear it; / But
92. Annals of Agriculture, XXIII (1795), pp. 179-191; Bcnnett y Elton, op.
be it known, to Skin and Bone, I That Flesh and Blood can't bear it.]
cit., Il] , p. 166; 36: Gco m, c.85.
94. Véase la nota 68, p. 241, y Bennet y Ehon, op. cn., pp. 274 ss.
LA ECONOMÍA «MORAL)) DE LA MULTITUD 253
252 COSTUMBRES EN COMUN
ros molinos de vapor de Londres) eran gobernados por un sindicato cer el Assize, para convencer al pueblo de que el precio que exigen
cuasifilantrópico; sin embargo, cuando se quemaron en 1791, los los Panaderos no es más que lo que creen razonable los Magis
primer molino de vapor de Birmingham (Snow Hill) no lo pasó me El efecto psicológico del Assize fue, por ello, considerable. El
jor, pues fue blanco de un ataque masivo en 1795. panadero no podía tener esperanza de aumentar sus beneficios por
Puede parecer a primera vista muy curioso que tanto los comer encima de la cantidad calculada en el Assize más que con pequeñas
ciantes como los molineros continuaran figurando entre los objeti estratagemas, algunas de las cuales -como el pan de peso escaso,
vos de los motines de fines de siglo, cuando en muchos puntos de adulteración, mezcla de harinas baratas y dañadas- estaban suje
las Midlands y del Sur (y seguramente en áreas urbanas) la clase tas a rectificaciones legales o a recibir represalias instantáneas de la
obrera se había acostumbrado a comprar pan en las panaderías multitud. El panadero, ciertamente, tenía a veces que atender a sus
más que grano o harina en los mercados. No sabemos lo bastant; propias relaciones públicas, incluso hasta el extremo de tener que
para hacer un gráfico del cambio con exactitud, y seguramente se poner a la multitud a su favor: cuando Hannah Pain de Kettering
siguió cociendo el pan en las casas en gran medida." Pero aun don se quejó a los alguaciles sobre la escasez de peso del pan, el pana
de el cambio fue completo, no se debe subestimar la complejidad de dero «levantó al populacho contra ella . . . y dijo que merecía ser
la situación ni los objetivos de la multitud. Hubo, por supuesto, azotada, pues ya había suficientes heces de la sociedad de este tipo»."
muchísimos pequeños motines frente a las panaderías, y muchas ve Muchas corporaciones, a lo largo del siglo, hicieron un gran espec
ces la multitud «fijaba el precio» del pan. Pero el panadero (cuyo táculo de la supervisión de pesos y medidas, y del castigo de los
trabajo en tiempos de precios altos puede haber sido muy poco en transgresores." El «Justice Overdo» de Ben Jonson estaba todavía
vidiable) era el único que, entre todos los que bregaban con las ocupado en las calles de Reading, Conventry o Londres:
lineros), se hallaba en contacto diario con el consumidor, y se en Alegre, entra en todas las cervecerías y baja a todos los sótanos;
mide las tortas ... pesa las hogazas de pan en su dedo corazón . . . da
contraba más protegido que cualquiera de los demás por la visible
las tortas a los pobres, el pan al hambriento, las natillas a sus niños.
insignia del paternalismo. El Assize of Bread limitó clara y pública
na: «En Pueblos y Ciudades grandes siempre será necesario estable- 97. Smith, Three tracts on the com-trade, p. 30.
96. Respuestas de las ciudades a las preguntas del Consejo Privado, 1796, en 99. Llama la atención que los castigos de estos delitos tuvieran fuerza simbó-
PRO, PC 1/33/A.88: por ejemplo, el akalde de York, 16 de abril de 1796, «los 1ica: así, 6 acusaciones por peso falso o insuficiente en los tribunales de Bury St.
pobres pueden hacerse cocer el pan en los hornos comunes . . . »; alcalde de Lancas Edmunds, mayo de 1740: llury St. Edmunds y West Suffolk CRO, 08/1/8(5); 6
ter, 10 de abril, «cada familia compra su propia harina y elabora su propio pan»; multados por peso deficiente en Maidenhead, octubre de 1766: Berks. CRO, M/JML
alcalde de Leeds, 4 de abril, es costumbre «comprar trigo o harina y elaborar el pan En Reading, sin embargo, parece que la vigilancia era bastante constante, en los
propio y cocerlo uno mismo o pagar para que te lo cuezan». Un estudio de los años buenos tanto como en los malos: Central Public Library, Reading, R/l\1J Acc.
panaderos en el hundred de Corby (Northamptonshire) en 1757 indica que de 31 167, Court leet Y Visión de Frankpledge. En Manchester los funcionarios del mer
parroquias, una (la de Wilbarston) tenía cuatro panaderos, otra tenía tres, tres tenían cado vigilaron hasta la década de 1750, fueron más despreocupados a partir de la
dos, ocho tenían uno, y catorce no tenían ningún panadero residente (cuatro no citada fecha, pero se mostraron muy activos en abril de 1796: Earwaker, Court Leet
vender pan de peso escaso, intervino, se apoderó de las mercancías ción directa, deberíamos tomar, no las disputas en las panaderías
del panadero, pesó las hogazas y, encontrándolas realmente deficien en las afueras de Londres, ni aun las grandes refriegas provocadas
00
tes de peso, las distribuyó entre la multitud. ' por el descontento contra los grandes molineros, sino los «levanta
Sin duda los panaderos, que conocían a sus clientes, se queja mientos populares» (muy especialmente los de 1740, 1756, 1766, 1795
ban a veces de su impotencia para reducir los precios, y dirigían a y 1800) en los cuales los mineros del carbón y del estaño, los teje
la multitud hacia el molino o el mercado de granos. «Después de dores y operarios de calcetería fueron quienes se destacaron. Lo
vaciar muchas panaderías -relataba el molinero de Snow Hill, Bir extraordinario en estas «insurrecciones» es, en primer lugar, su dis
mingham, refiriéndose al ataque de 1795-, vinieron en grandes gru ciplina Y, en segundo lugar, el hecho de que exhiben un modelo de
pos contra nosotros . . . » '°' Pero en muchos casos la multitud elegía conducta cuyo origen debemos buscar unos cientos de años atrás·
claramente sus propios blancos, eludiendo deliberadamente a los pa que más bien gana complejidad en el siglo xvm; que se repite, apa'.
naderos. Así en 1740 en Norwich la gente «fue a casa de cada uno rentemente de manera espontánea, en diferentes puntos del país y
de los Panaderos de la Ciudad, y fijó una Nota en su Puerta con después del transcurso de muchos años tranquilos. La acción central
estas palabras: "Trigo a Diez y Seis Chelines la Rastra"». En el en este modelo no es el saqueo de graneros ni el robo de grano o
mismo año en Wisbeach obligaron a «los Comerciantes a vender harina, sino el acto de «fijar el precio».
Trigo a cuatro peniques el bushel . . . no sólo a ellos, sino también a Lo extraordinario de este modelo es que reproduce, a veces con
los Panaderos, donde ellos regulaban los Pesos y Precios del Pan».'" gran precisión, las medidas de emergencia en épocas de escasez, cuya
Pero a esta altura está claro que estamos tratando con un mo función, entre los años 1 5 8 0 y 1630, fue codificada en el Book of
delo de acción mucho más complejo que el que se puede explicar Orders. Estas medidas de emergencia se emplearon en épocas de
satisfactoriamente por un encuentro cara a cara entre el populacho escasez en los últimos años del reinado de Isabel I, y se pusieron en
y molineros determinados, comerciantes o panaderos. Es necesario vigor, en forma un tanto revisada, durante el reinado de Carlos ¡
dibujar una imagen más amplia de las acciones de la multitud. en 1630. Durante el reinado de Isabel I se exigía a los magistrado;
102. Jpswich Journal, 12 y 26 de julio de 1740. (Debo estas referencias al doc opinaban que los altos precios se debían en parte a los monopolistas,
tor R. W. Malcolmson, de la Queen's University, Ontario.) En modo alguno creía la
y en parte a la «avaricia» de los cultivadores de grano, quienes «no
multitud que los panaderos eran sus principales adversarios, y con frecuencia las
están satisfechos con ninguna ganancia moderada, sino que buscan y
formas de presión eran de una complejidad considerable; asi, papeles «incendiarios»
proyectan medios de mantener altos los precios con la consiguiente
colocados en los alrededores de Tenterden (1768) incitaban a la gente a alzarse y
obligar a los agricultores a vender su trigo a los molineros o a los pobres por 10 li
bras el cargamento, y amenazaban con destruir a los molineros que dieran un precio 103. «A coppie of the Councells her[e] for graine delyv" ar Bodmyn the xith
más elevado a los agricultores: Shelburne, 25 de mayo de 1768, PRO, SP 44/199. of May 1586»: Bodleian Library, Rawlinson MSS B 285, fols. 66-67.
COSTUMBRES EN COMÚN LA ECONOMÍA «MORAL)) DE LA MULTITUD
256 257
manifiesta opresión de la clase más pobre». Las órdenes se deben Esta legislación de emergencia se fue desmoronando durante las
imponer «sin ninguna parcialidad que perdone a ningún hombre».'" guerras civiles.!" Pero la memoria popular, especialmente en una
En esencia, pues, el Book of Orders otorgaba a los magistrados sociedad analfabeta, es extraordinariamente larga. Poca duda cabe
el poder (con la ayuda de tribunales locales) de inspeccionar las exis de que hay una tradición directa que se extíende desde el Book of
tencias de cereales en cámaras y graneros;"' de ordenar el envío de Orders de 1630 a los movimientos de los trabajadores pañeros en el
ciertas cantidades al mercado; y de imponer con severidad todas las este Y oeste de Inglaterra durante el siglo xv111. (La persona instrui
normas de la legislación sobre licencias y acaparamiento. No se po da también _tiene recuerdos muy profundos: el propio Book of Or
día vender grano fuera del mercado público, «salvo a algunos po ders se volvió a publicar, extraoficialmente, en 1662, y nuevamente
bres artesanos, o Jornaleros de la parroquia en que viven, que no en 1 7 5 8 , con un discurso prelíminar para el lector que se refería a ta
pueden llegar convenientemente a las Ciudades con Mercado». Las actual «alianza perversa para producir la escasez».)''"
Ordenanzas de 1630 no facultaban explícitamente a los alguaciles Las ordenanzas mismas eran en parte una respuesta a las presio
para fijar el precio, pero les ordenaban asistir al mercado y asegu nes de los pobres:
rarse de que «se proveía a los pobres de los Granos necesarios ...
EJ Grano es tan caro
con tanta conveníencia en los Precios, como se pudiera obtener por
Que no dudo que muchos morirán de hambre este año.
medio de la Persuasión más enérgica de los alguaciles». El poder de
Si no os ocupáis de esto
104. Hay algún iníorme sobre el funcionamiento d�I Book ofOrders en E. r:,1·
algunos de vosotros vais a pasarlo mal.
Leonard, Early history of English poor relief, Cambndge, 1900; Gr�s, º�·. clt.,
Nuestras almas nos son caras,
pp. 236-242; Lipson, op. cit., III, pp. 440-450; B. E. Supple, Commerctal cnns .and
change ¡ Englond, /600-1642, Cambridge, 1964, p. 117. Hay documentos que ilus de nuestro cuerpo tenemos algún cuidado.
11
(Camden Society, 3. • ser., XXVI, 1915), pp. 130-157.. . menos cantidad será suficiente . . .
105. Para un ejemplo, véase Victoria County nistory, Osfordshire, ed. de W.
Vosotros que estáis establecidos
106. Por un Acta de 1534 (25 Henry VIII. c. 2), el Consejo Pnvado tenia
poder para tasar los precios del grano en caso de emerge�cia. En una_ nota más
bien confusa, Gras (op. cit., pp. 132·133) opina que, después de 1550, dicho poder pero cuando en 1762 se propuso elevar el precio en medio penique el cuartillo sir
no se usó nunca. En cualquier caso no fue olvidado; una proclama de 1603 a�rccc John Ficldin� escribió al conde de Suffolk que el aumento «no puede considerarse
para fijar los precios (Seligman Collection, Columbia Univ. Lib., P�oclamatlons'. razonable; ru se somete�án a él los súbditos»: Calendar of Home O/fice Papers,
James I , 1603); el Book o/ Orders de 1630 concluye con la advertencia de �ue, «sr 17 73, pp. 9-14; P. , Mathias, The brewing industry in England, /70().1830, Cambrid
los dueños de grano y otros propietarios de víveres . . . n� cumplen _voluntanament� ge, 1959, p. 360.
estas órdenes», Su Majestad «dará Orden de que sean �Jados Precios razonables», 107 .. G. D. R�rnsay, «Industrial Jaisser-faire and the policy of Cromwell»,
el Consejo Privado intentó controlar los precios par mecho d.e una proclama.en 1709, Econ. H_1st. Re� .• l. ser.,. XVI (1946), esp. pp. 103·104; M. James. Social probiems
Liverpool Papees, Brit. Mus., add. MS. 38.3S3, fol. \9S, Y el asunto fue activamente ond pohcy during the Puntan Revolutíon, Londres, 1930, pp. 264·271.
discutido en 1757; véase Smirh, Three tracls on the corn trade, pp. 29, 35. Y (apar 108. Seasonable orders offered Jrom forme, precedents whereby the príce o/
te del Assize of Bread) subsistieron otros poderes de tasa de precios. En 1681 en c�rn . . . may be much oboted (1662), reimpresión de las Elizabethan Orders; J. Mas·
el mercado de Oxford (controlado por la Universidad) se fijaron precios para la sre, Orders appointed by His Majestie King Charles¡ (J 758).
mantequilla, queso, aves, carne, tocino, velas, avena y alubias: «The Ox�ord Mar· 1 09 . Calendar State Papers, Dornestíc, 1630, p. 387. [If you see not to this ¡
ket», Collectanea, 2.,. ser., Oxford, 1890, pp. 12 7 -128 . Parece que el Assize oí �e Sum of you will speed amis. / Our souls they are dear. / For our bodys have sume
desapareció en Middlesex en 1692 (Lipscn, op. cit., IC, p. 501) y en 1762 se autonzó ceare I Before we arise I Less will safise ... I You that are sel in place ¡ See that
a los cerveceros a subir el precio de una forma razonable (por 2 Geo. lll, c. 14); youre profesion you doe not disgrace . . . )
COSTUMBRES EN COMÚN LA ECONOM(A t(MORAL» DE LA MULTITUD 259
258
chelines por bushel, prometido lo cual y habiéndoles dad� alg�nas cuentran repetidamente. Así, el movimiento de la multitud desde el
provisiones sin solicitarlas, se marcharon sin la menor violencia u mercado hacia los molinos y de allí (como en el Book o
f Orders) a
Si seguimos otros pasajes del relato del sheriff podemos e_ncon titud: todo esto se encuentra habitualmente. Ello iba a veces acompa
trar ta mayor parte de las características que presentan estas acciones: ñado de la tradicional ronda de visitas a las residencias de las perso
El Viernes pasado, al toque de trompeta, se puso en pie una Norwich, en 1740, la multitud, después de obligar a la baja de precios
muchedumbre compuesta toda ella de la gente más baja, como teje en la ciudad, y de apoderarse, en el río, de una barcaza cargada de
dores, menestrales, labradores, aprendices Y chicos, etc. trigo y centeno, pidió contribuciones a los ricos de la ciudad:
«Se dirigieron a un molino harinero que está cerca del pueblo ... El martes por la Mañana temprano, se reunieron nuevamente, al
abrieron los costales de Harina y la repartieron y se la llevaron Y toque de los Cuernos; y después de una breve Confabulación, se
destruyeron el grano, etc.» Tres días después envió otro informe: dividieron en grupos y salieron del Pueblo por diferentes Puertas,
Visitaron a Agricultores, Molineros, Panaderos y tiendas de bu Caballeros y Agricultores de las aldeas vecinas, para exigirles Dine
honeros, vendiendo grano, harina, pan, queso, mantequilla y toci�o ro, Cerveza Fuerte, etc. En muchos lugares, donde la Generosidad
a sus propios precios. En general devolvieron el pr�ucto (es _decrr, de la Gente no respondía a sus Expectaciones, se dice que mostraron
el dinero) a los propietarios o en ausencia de ellos dejaron el dinero; su resentimiento pisoteando el Grano de los Campos . . .
PRO, PC 1/8/41.
111. \Vesterfield, op. cit., p. 148.
COSTUMBRES EN COMÚN LA ECONOM[A i(MORAL» DE LA MULTITUD 261
260
Las multitudes, en su deambular con el propósito de inspeccionar, Cheer le dijo que debía acompañarlos a la Cruz y recibir el dinero
se mostraron muy activas durante este año, especialmente en Dur de tres sacos de harina que habían tomado de una tal Betty Smith
ham y Northumberland, el West Riding y varias zonas del norte de y que venderían a cinco chelines el bushel»; la misma muchedum
Gales. Los manifestantes en contra de la exportación, que salieron bre se agenció al jefe de policía de Abingdon para el mismo servi
de Dewsbury (abril de 1740), iban encabezados por un tamborilero cio. El jefe de policía de Handborough (también en Oxfordshire)
y «algo parecido a una enseña o bandera»; realizaron un recorrido fue requerido de manera similar, en 1795; la multitud fijó un precio
regular por los molinos locales, destruyendo maquinaria, cortando -y un precio considerable- de 40 chelines el saco de un carro de
sacos y llevándose grano y harina. En 1766, la multitud que recorría harina que había sido interceptado, y le fue entregado el dinero
el valle del Támesis en acto de inspeccionar, se bautizó a sí misma correspondiente a no menos de quince sacos. En la isla de Ely, en
con el nombre de «los Reguladores»; un agricultor aterrorizado les el mismo año, «el populacho insistió en comprar carne a 4 peniques
permitió dormir en la paja de su corral y «pudo oír desde su Apo la libra, y pidieron al Sr. Gardner, un Magistrado, que supervisa
sento que hablaban entre sí sobre a quién habían asustado más, y ra la venta, como había hecho el Alcalde en Cambridge el Sábado
dónde habían tenido mejor fortuna». El modelo continúa en la dé por la noche». Y también en 1795 hubo un cierto número de oca
cada de 1790: en Ellesmere (Shropshire) la multitud detuvo el grano siones en que la milicia o las tropas regulares supervisaron ventas
que era conducido a los molinos y amenazó individualmente a los forzadas, algunas veces a punta de bayoneta, mientras sus oficiales
agricultores; en el bosque de Dean los mineros visitaron los molinos miraban resueltamente hacia otro lado. Una operación combinada
y las viviendas de los agricultores, exigiendo dinero «a las personas de soldados y. muchedumbre forzó al alcalde de Chichester a acce
que encontraban en la carretera»; en el oeste de Cornualles los mi der a fijar el precio del pan. En Wells, miembros del 122 regimiento
neros del estaño visitaron las fincas con un dogal en una mano y en empezaron
113. Norwich, 1740: /pswich Journal, 26 de julio de 1740; Dewsbury, 1740: 114. Drayton, Oxon, relación contra Wm. Denley y otros tres, en PRO, TS
J. L. Kaye y cinco magistrados, Wakefield, 30 de abril de 1740, en PRO, SP 36/50; 11/995/3707; Handborough, información de Robert Prior, alguacil, 6 de agosto de
Thames Valley, 1766, testimonio de Bartholomew Freeman de Bisham Farm, 2 de 1795, PRO, tribunal 5/116; Isla de Ely, lord Hardwicke, Wimpole, 27 de julio de
octubre de 1766, en PRO, TS l l/995/3707; Ellesmere, 1795: PRO, WO 1/1089, fol. 1795, PRO, HO 43/35 y H. Gunning, Reminiscences of Cambridge (1854), II, pp. 5-7;
359; Bosque de Dean: John Turner, alcalde de Gloucester 24 de junio de 1795, Chichester: duque de Richmond, Goodwood, 14 de abril de 1795, PRO, WO 1/1092;
PRO, WO 1/1087; Cornualles: véase John G. Rule, «Sorne social aspects oí the Wells: «verax», 28 de abril de 17 9 5 , PRO, WO I /1 08 2 y rev. J. Turner, 28 de abril,
Cornish industrial revolution», en Roger Burt, e d., Jndustry and society in the south HO 42/34. Para el ejemplo de un alguacil que fue ejecutado por su participación en
un motín de estañeros en Saint Austell, 1729, véase Rule, op. cít., p. 90.
west, Exeter, 1970, pp. 90-91.
COSTUMBRES EN COMÚN
262 LA ECONOMÍA «MORAL)) DE LA MULTITUD
263
de los encajeros de Honiton que, en 1766, quitaron el grano a los después reconocieron que se arrepentían mucho de este acto porque
agricultores, lo vendieron en el mercado a precio popular y devol no era el dueño de la casa (que estaba fuera) el que había disparado
contra ellos.
vieron a los agricultores, no sólo el dinero, sino también los sacos;
dor a dos celemines por cabeza, y las muchas ocasiones en que se En 179_5 los mineros del estaño organizaron un ataque contra un
detenían los carros en la carretera, se vendía su contenido y se con con:erciante de Penryn (Cornualles) que había sido contratado para
fiaba el dinero al carretero.!" enviarle� ce��da, pero que les había mandado grano estropeado y
Más aún, en aquellos casos en que se tomaban las mercancías en germ'.nac!on. Cuando se atacaba a los molinos, y se estropeaba
sin pagarlas, o en que se cometían actos de violencia, sería prudente la maqumana, era a menudo como consecuencia de una adverten
averiguar si el caso presenta alguna circunstancia particular agravan cia prolongada que no había sido escuchada, o como castigo a al
guna practica escandalosa.'"
te. Esta distinción se hace en el informe de una acción llevada a
cabo en Portsea (Hampshire) en 1795. Los panaderos y carniceros R�al_mente, si deseamos poner en duda la visión no lineal y es
fueron los primeros a quienes la multitud ofreció los precios por pas?1od1ca del motín _de subsistencias, no tenemos más que apuntar
ella fijados: «a los que se amoldaron a estas exigencias se les pagó hacia este tem_a contmuado de la intimidación popular, en el que
con exactitud», pero los que se negaron vieron sus tiendas desvali hombres Y mujeres a punto de monr de inanición atacaban no obs
jadas, «sin recibir más dinero que el que quiso dejar el populacho». t�nte molmos Y _gran.eros, no para robar el alimento, sino para cas
Los canteros de Port Isaac (Cornualles), en el mismo año, se apo tigar � los propietanos. Repetidamente, se derramaban el grano
O
deraron de la cebada almacenada para la exportación, pagando un la harma a lo largo de. carreteras y setos, se arrojaban al río, se
precio razonablemente alto de 1 1 peniques el bushel, advirtiendo al estrop�aba la maqumana y se abrían las compuertas del molino.
mismo tiempo al propietario que «si pretendía transportar el Rema Ante ejemplos de un comportamiento tal, las autoridades reacciona
nente vendrían y lo tomarían sin compensación alguna». Con fre b�n tanto con i�d!�naci_ón como con asombro. Era un comporta
cuencia aparecen motivaciones de castigo o venganza. El gran mo miento (en su opinión) smtomático del estado de ánimo «frenético»
tín de Newcastle de 1740, en que los mineros y los bateleros irrum Y destemplado de una gente cuyo cerebro estaba excitado por el
pieron en el ayuntamiento, destruyeron los libros, se repartieron el hambre. En 1795, tanto el justicia mayor como Arthur Young di
contenido de las arcas municipales y arrojaron barro y piedra a los ng1er.�n discursos a los pobres en los que se destacaba que la des
concejales, se produjo tan sólo a consecuencia de dos provocacio t r u c c í ó n del grano no era el mejor medio de mejorar el suministro
nes: primero, tras romperse un acuerdo entre los dirigentes de los de pan " , f.Iannah More añadió una «Homilía de Medio Penique».
mineros y los comerciantes (en el que actuó un concejal como árbi Un vers1f1cador_ de 1800 nos da un ejemplo bastante más vivo de
tro), acuerdo que fijaba los precios del grano; segundo, cuando re estas amonestac10nes a las clases bajas:
multitud desde las escaleras del ayuntamiento. En 1766, en Glouces Cuando pasas las horas con tus Amigos del campo
ron todos los muebles, ventanas, etc., y quitaron parte de las tejas; 116. Portsea: Gentleman's Magazine LXV (1795) p 343· p ¡ ·
W M 1 ' , · , or 1 saac, sir
· � esworth, 23 de marzo de 1795, PRO, HO 42/34; Newcastle, Gentleman's
0/dham, Oldham, 1856, pp. 137-139, 144-145. Penryn, 1795: PRO, HO 42/34. ' ' '
LA ECONOMÍA «MORAL» DE LA MULTITUD 265
COSTUMBRES EN C0fv1ÚN
264
John jura que luchará mientras le quede aliento, Sabe mo s q e e u n 1693 u na gr an canti d ad de m u j r e es se d ir gi r
i e on al
no producirá grano ru . ll
enara ' l
os estomag ' os
. "' E l populacho fue alz d a o , e n S toc k to n (F rh m) u a e n 1 7 40, po r u na
· Pero eran realmente tan ignorantes los pobres? Uno sospecha ke), en 17 9 5, u n an t ic u ado ju z e de pa z que intent ó, co n a yu da de
que Jos molineros y comerciantes que estaban ojo �vizor con respe� un subalterno, luc har co n l os mi ne r os del c a rb ó n , se q ue jó d e q ue
cios conocían mejor las circunstancias que los poetastros sentados tas fu ia . R c bí a gu
r s e i l nos golp es de al gun a d e el l as sob r e mis E p s al
en sus escritorios. Pues los pobres tenían sus propias fuentes de das . . . ». Un p eriódi co de Birmi n gh m a desc ri b í a los m ot i n es d e S no w
información. Trabajaban en los puertos. Transportaban l�s barca Hill como obra de «un a c husm , a inc i tada p o r f u ri osa s m u j e r es ».
zas a ¡ largo de los canales. Conducían los carros y ma nejaban las En d o c nas de cas
e os ocu rr e lo mi m s o : l as m u j r
e es aped r ean d o a u n
mucha s ac i n s fu
c o e eron d er ech s a o las p rovis io n e s d e g rano escon
que los homb es r a l s a r pr
e es a il as de l s a aut orida des ; «l as m u jer es
suelta, 1800). [When with your country Friends your hours you p�ss, I And take,
118. Norlhampton: Calendar State Papers, Domestíc, 1693 , p. 397; Poole, me
as oft you're wont, the copious glass, / When ali grow mellow, if perchan.ce Y:�
morial de Chitty y Lefebare, mercaderes, incluido en Holles, Newcastle, 26 de mayo
hear ¡ «That "tis th" Engrossers make the coro so dear; / »They must and will ha, e
de 1737, PRO. SP 4 1 / 1 0 ; Stockton, Edward Goddard. 24 de mayo de 1740, PRO,
bread; they've had enough / »Of Rice and So�p, and ali such squ<:5hy stuff: I »They II
SP 36/50 («Enconlramos una Señora con un palo y un cuerno que iba camino de
help thernselves: and strive by might and mam I )>TO be reveng d o n ali such rogues
Norton para sublevar a la gente . . . le quitamos el cuerno mientras ella nos colmaba
¡ grain»: ¡ John swears he'll fight as long as he has breath, I «vlwere beuer t_o be
0 de improperios y la seguimos hasta la ciudad, donde sublevó a tanta gente como
hang'd than starv'd to death: / »He'JI burn Squire Hoardum's garner, so he w1_ll, I
pudo . . . Ordenamos que la mujer fuera apresada . . . Ella no paraba de gritar: ¡Mal
»Tuck up old Filchbag, and pul! down his mill». / �ow when the Prong and Ptt�h
ditos seáis todos! ¿Dejaréis que sufra o vaya a la cárcel?»): Haverfordwest: PRO,
fork they prepare ¡ And all the implements of rusuck var ... I Tell them what ills
HO 42/35; Birmingham: J. A. Langford, A century o/ Birmingham lije, Birmin
unlawful deeds anend, / Deeds, which in wrath begun, and sorrow end, / T_hat
gham. 1868, 11. p. 52.
burning baros, and pulling down a mili, / Will neither coro produce, nor bellies fill.]
LA ECONOMfA (<MORAL» DE LA MULTJTUD 267
COSTUMBRES EN COMÚN
266
La acción espontánea en pequeña escala podía derivarse de una
odía escribir como lugar común, en 1807: «Las mujeres están más
especie de abucheo o griterío ritual frente a la tienda del vendedor
�ispuestas a ;motinarse: tienen menos temor � .la 1.ey' en parte por
al por menor,"' de la intercepción de carros de grano o harina al
. . arte orque abusan del privilegio de su sexo, y
pasar por un centro populoso, o de la simple congregación de una
ignoranc1.a, � ei° �n toJo tumulto público sobresalen en violencia
multitud amenazante. Con gran rapidez se desarrollaba una situa
pof�r::��:,:�;,; Eran también, por supuesto, !as más involucr�das
ción de negociación: el propietario de las provisiones sabía m uy bien
en la compra y venta cara a cara, las más sensibles a la trascen en-
que si no aceptaba voluntariamente el precio impuesto por la mul
ia del precio las más experimentadas en detectar el pes� �caso o
titud (y su conformidad hacía muy dificil cualquier prosecución sub
�a calidad inf�rior. Es probable que con mucha frecuencia .ªs mu
siguiente) corría el peligro de perder todas sus mercancías. Cuando
jeres precipitaran los movimientos espontáneos, pero otros Iavab de fue interceptado un carro con sacos de trigo y harina en Handbo
. ban con más cuidado. Algunas veces se e ava an
rough (Oxfordshire), en 1 7 9 5, unas mujeres se subieron al carro y
acc10nes se prepara . . d s En 1740 «se pregonó
carteles en las puertas de iglesias o posa a . 1 tiraron los sacos a los lados de la carretera. «Algunas de las perso
K t . n Partido de Fútbol de Quinientos Hombres de un u-
nas allí reunidas dijeron que darían Cuarenta Chelines por el Saco
eg:r eper;:g1: intención era Destruir los Molinos .d� la Señora l'!etey
de Harina, y que pagarían eso, y no darían más, y que si eso no era
' . f 1 d iglo se hiciera más comente
Jesmaine». Es posible que a ina es e s · Wakefield bastante, lo tomarían por la fuerza.» El propietario (un yeoman) Jo
la distribución de avisos escritos a mano. Proveruente de aceptó finalmente: «Si tiene que ser ese el precio, que lo sea». El
(Yorkshire), 17 95: procedimiento de forzar la negociación se puede ver con igual clari
Por deseo de los habitantes de Halif";' y habiéndole preguntado si había rebajado el precio del Pan, él le
que se reunirán con ellas alh. dijo que no tenía Órdenes de los Molineros de rebajarlo, y ella dijo
este Pueblo» . . .
De Stratton (Cornualles), 1801:
A todos los Hombres trabajadores Y Comerciant.es en la <_:ente Varias personas entre la multitud ofrecieron entonces 9 peniques
na de Stratton que están dispuestos a salvar a sus Mujeres e H1JOS d� por un pan de 4 li b r as, mientras que él pedía 19 peniques. Entonces
la Terrible condición de ser llevados a la �uertedpor. Ha:i�::a��n;e «juraron que si no se lo daba a 9 peniques la Hogaza se lo quita
agricultor insensible y acaparador . . . Reumas w I os �nm das de los rían, y antes de que pudiera dar otra respuesta, varias Personas que
marchad en temeroso Orden de Batalla hacia as ivien -
estaban a su alrededor sacaron varias Hogazas de sus Cestas . . . ».
�gricultores usureros, y Obligadlos a Vender el Grano en el Merca
Sólo al llegar a este punto aceptó Smith vender a 9 peniques \a
20
hogaza. La negociación fue bien entendida por ambas partes, y los encontramos con q ue se acusa a un hilandero, dos tejedores, un
vendedores al por menor, que tenían que contar con sus clientes cardador de lana, un zapatero, un bordador y diez trabajadores; en
tanto en los años buenos como en los malos, capitulaban con fre el suceso de Handborough se habló en una información de un car
cuencia ante las primeras señales de turbulencia por parte de la pintero, un cantero, un aserrador y siete labradores.'> Había menos
En disturbios a gran escala, una vez formado el núcleo del motín, nas con una posición superior en la vida de las que Rudé y otros
el resto de la muchedumbre era a menudo levantado a toque de trom han observado en Francia.!" a pesar de que se sugería con frecuen
peta y tambores. «El lunes pasado -comenzaba una carta de un cia que los trabajadores eran alentados por sus superiores a adoptar
magistrado de Shropshire en 1756-, los mineros de Broseley se un tono hostil hacia agricultores e intermediarios. Un observador
reunieron al son de las trompetas, y se dirigieron al Mercado de Wen del suroeste sostenía en 180 1 que los motines estaban «ciertamente
lock . . . » El punto crítico era la reunión de un núcleo determinado. El dirigidos por comerciantes inferiores, cardadores, y disidentes, que
destacado papel de los mineros no se explica por su «virilidad» y por se mantenían apartados pero, por su lenguaje e inmediata influen
el hecho de estar particularmente expuestos a la explotación del con cia, gobernaban a las clases ba j as»."' Ocasionalmente, se adujo que
sumidor, sino también por su número y por la natural disciplina de personas que empleaban muchos trabajadores habían animado a sus
una comunidad minera. «El jueves por la mañana -declaró John propios obreros a actuar.!"
Todd, un minero de la mina de carbón de Heaton, Gateshead (1740)-, Otra diferencia importante, en comparación con Francia, era la
en el momento en que empezaba la ronda de noche», sus compañeros relativa inactividad de los braceros agrícolas de Inglaterra en con
de mina, «en número de 60 u 80 detuvieron la bomba de agua de la traste con la actividad de los vignerons y el pequeño campesinado
mina ... y se propuso venir a Newcastle para fijar los precios del gra francés. Muchos productores de cereal, por supuesto, continuaron
no . . . ». Cuando vinieron desde la mina de carbón de Nook a Haver con la costumbre de vender grano barato a sus propios braceros.
fordwest, en 1 7 95 (el magistrado relata que su ayudante dijo: «Doctor, Pero esto se aplicaba sólo a los braceros regulares, con contratos
aquí vienen los mineros . . . yo levanté la vista y vi una gran multitud anuales, y a ciertos distritos. Por otra parte, los trabajadores rura
de hombres, mujeres y niños con porras de roble que bajaban por la les sí que participaban en los motines cuando otro grupo (como los
más tarde que habían venido a petición de los pobres de la ciudad, 123. \Vlrney, información de Thomas Hudson, 10 de agosto de 1795, PRO,
que no tenían el ánimo necesario para fijar el precio por su cuenta.:" rribunal 5 / 1 1 6 ; Saffron walden. acusaciones por delitos el 27 de julio 1795, PRO, tri
bunal 35/236; Devonshire, calendario para el Circuito de Verano, 1795, PRO, tribu
La composición de la m ult i t u d en cuanto a profesiones nos pro
nal 24/43; Handborough, información de James Stevens, cabeza de decena de ved
porciona pocas sorpresas. Era (al parecer) bastante representativa
nos, 6 de agosco de 1795, PRO, tribunal 5 / 1 1 6 . Los trece amotinados de Berkshire
de las ocupaciones de las «clases más bajas» en las zonas de mo ti en 1766 juzgados por la encomienda especial fueron calificados de «braceros»: de las
ne s . En Witney (Oxfordshire) encontramos informes contra un teje 66 personas que comparecieron ante la encomienda especial en Gloucester en I 766,
dor, un trabajador del estambre, y nueve labradores; en varias al Lythe, «The Tayside mea! mobs», Scot. Hist, Rev., XLVI (1967), p. 34: un portero,
deas de Devonshire (Sampford P everell , Burlescomb, C u l mst ock) un cantero, tres tejedores y un marinero fueron acusados.
122. Broseley, T. Whitrnore, 1 1 de noviembre de 1756, PRO, SP 36/136; Ga J26. Así, en un motín provocado por la exportación en Flint (1740) hubo ale-
teshead, información de John Todd en Newcastle City Archives; Haverfordwest, gaciones de que el mayordomo de sir Thomas Mosryn había encontrado armas para
mineros) formaba el núcleo original, o cuando una cierta actividad precios, y ejemplos también de lo contrario, e incluso otros en los
los reunía en número suficiente. Cuando un grupo grande de brace que parece haber poca diferencia en el movimiento de precios en
ros recorrió el valle del Támesis en 1766, la acción habia comenza mercados donde hubo y no hubo motín, ninguno de esos ejemplos
do entre cuadrillas que trabajaban en la barrera de portazgo de una -sean calculados por agregación o por término medio- tiene por
carretera, quienes dijeron «con una sola voz: Vamos todos a una a qué revelar necesariamente el efecto que la expectación del motín
Newsbury en una corporación para Poner más Barato el Pan». Una producía sobre la situación total del mercado.'"
vez en el pueblo, lograron más apoyos, desfilando por la plaza y Podemos tomar una analogía de la guerra. Los beneficios reales
dando tres vítores. En East Anglia, en 1795, se creó un núcleo simi inmediatos de la guerra rara vez son significativos, ni para vencedo
lar entre los bankers (cuadrillas «empleadas para limpiar Zanjas de res ni para vencidos, pero los beneficios que se pueden obtener de
Drenaje y en la presa»). Los bankers estaban también menos suje la amenaza de guerra pueden ser considerables y, sin embargo, la
tos a la identificación inmediata y al castigo, o a las venganzas del amenaza de guerra no comporta terror alguno si no se llega nunca
paternalismo rural, que \os trabajadores de la tierra, puesto que a la sanción de la guerra. Si el mercado fue un campo de batalla de
eran, «en su mayor parte, extranjeros de diferentes comarcas los la guerra de clases en la misma medida en que llegaron a serlo la
cuales no son tan fácilmente apaciguados como los que viven en el fábrica y la mina durante la Revolución industrial, entonces la ame
lugar». u, naza del motín afectaría a la situación total del mercado, no sólo en
En realidad, el motin de subsistencias no precisaba de un alto años de escasez, sino también en años de cosecha media, y no sólo
grado de organización. Necesitaba un consenso de apoyo_ en la. c� en pueblos destacados por su susceptibilidad al motín, sino tam
munidad, y un modelo de acción heredado, con sus propios objeri bién en aldeas donde las autoridades deseaban preservar una tradi
vos y restricciones. La persistencia de esta forma de acción suscita ción de paz. Por muy meticulosamente que cuantifiquemos los da
una cuestión interesante: ¿hasta qué punto tuvo, en cualquier senti tos disponibles, éstos no pueden mostrarnos a qué nivel habrían
do, éxito? ¿Hubiera continuado durante tantos años -realmente subido los precios si se hubiera eliminado totalmente la amenaza
objetivos, y no hubiera dejado tras de sí más que unos pocos moli Las autoridades de zonas propensas al motín dominaban a me
nos destruidos y víctimas en las horcas? Es una pregunta especial nudo los disturbios de manera equilibrada y competente. Esto nos
mente dificil de contestar; pero que debe ser planteada. permite a veces olvidar que el motín era una calamidad que produ
A corto plazo, parece probable que el motín y la fijación de tardar dos, tres o más días en llegar, y la multitud lo sabía muy
precios frustraran sus propios objetivos. Los agricultores se veían a bien. El sheriff de Gloucestershire, en los primeros días del «levan
veces intimidados hasta tal punto que se negaban después, durante tamiento» de l 766, no pudo sino acudir al mercado de Stroud con
varias semanas, a llevar sus productos al mercado. Es probable que sus «hombres de jabalina». Un magistrado de Suffolk, en 1709, se
ciera más que agravar la escasez en otras. Aunque pueden encon 128. Indudablemente, investigaciones pormenorizadas de movimientos de pre
cios a cono plazo en relación con los motines, que varios investigadores desarrollan
trarse ejemplos en que el motín parece producir una caída de los
ahora con ayuda de ordenadores, ayudará a afinar la cuestión; pero las variables son
127. Newbury; escrito en PRO, TS 11/995/3707; East Anglia: B. Clayton. Bos ejercida sobre arrendatarios, comerciantes, etc., suscripciones caritativas, aplicación
ton, 11 de agosto de 1795, PRO, H 0 4 2 / J 5 . de precios para pobres, etc.) es a menudo difícil de encontrar y de cuantificar.
272 COSTUMBRES EN CO�IÚN
LA ECONOMiA e<MORAL), DE LA MULTITUD
273
abstuvo de encarcelar a los dirigentes de la muchedumbre porque Su principal objetivo es el robo. Varias personas han sido gol·
«el Populacho amenazó con destruir tanto su casa como el Calabo peadas Y despojadas de sus relojes, y siempre se ha hecho de la ma
zo si castigaba a cualquiera de sus compañeros». Otro magistrado nera más violenta y brutal.
tus a través del Yorkshire del norte hasta Durham, haciendo prisio � un joven le fracturaron el cráneo, a otro le cortaron el labio supe
neros por el camino, quedó desalentado al ver a los ciudadanos de rior. Los habitantes de Wantage, Farringdon y Abingdon pidieron
La cuestión del orden no era ni mucho menos sencilla. La insu motín, podía ser una calamidad aún mayor. De aquí la ansiedad de
ficiencia de las fuerzas civiles se combinaba con la repugnancia a las autoridades por anticiparse al suceso o abortarlo con rapidez en
emplear la fuerza militar. Los funcionarios mismos tenían la sufi sus primeras fases, por medio de su presencia personal, por exhor
ciente humanidad y estaban acorralados por ambigüedades suficien taciones Y c?ncesiones. En una carta de 1763 el alcalde de Penryn,
tes, en cuanto a sus poderes en caso de disturbios civiles, como sitiado por iracundos mineros del estaño, escribe que el pueblo fue
visitado por tre sci en tos «de aquellos bandidos, con los cuales nos
para mostrar una marcada falta de entusiasmo por ser empleados
en este «Servicio Odioso » . '" Si los magistrados locales llamaban a vimos forzados a parlamentar y llegar a un acuerdo por el cual les
las tropas, o autorizaban el uso de armas de fuego, tenían que se permitimos que obtuvieran el grano a un tercio menos de Jo que
guir viviendo en el distrito después de la marcha de las tropas, in había costado a los propietarios». Tales acuerdos, más o menos for
curriendo en el odio de la población local, quizá recibiendo cartas zados, eran corrientes. Un experimentado magistrado de Warwick
amenazadoras o siendo víctimas de rupturas de ventanas e incluso shir e , sir Richard Newdigate, anotó en su diario del 27 de septiem
bre de 1766:
de incendios. Las tropas alojadas en un pueblo se hacían rápidamen
los habitantes de Sunderland, encabezada por su rector, pedía, después fui con ellos a todas las casas en que creían se había acapa
en 1800, la retirada del 68 regimiento: rado Y permití a 5 o 6 entrar para registrar y persuadir a los dueños
129. « ... un Servicio de lo más Odioso que nada salvo la Necesidad puede
Entonces los mineros abandonaron en orden el pueblo, después de El alcalde de Exeter contestó a Yonge que las autoridades de la
que sir Richard Newdigate Y otros dos les hubieran dado cada uno ciudad habían ordenado que se vendiera el grano a 5 chelines 6
media guinea. Habían actuado, en efecto, de acuerdo con el Book peniques: «Todo quedó tranquilo en cuanto los agricultores bajaron
Este tipo de negociación, en los comienzos del motín, solía ga 1 8 0 1 , «ciertos caballeros entre los más respetables de la vecindad de
rantizar concesiones a la multitud. Pero debemos también observar Exeter . . . ordenaron . . . a sus Arrendatarios llevar el Grano al Mer
los esfuerzos de los magistrados y terratenientes para prevenir el cado bajo pena de no renovarles los arrendamientos». En J 795 y
motín. Así, un magistrado de Shropshire en 1756 describe cómo los 1 8 00 - 1 8 0 1 , órdenes como estas de los terratenientes tradicionalistas
mineros «dicen que si los agricultores no traen su grano a los mer a sus arrendatarios eran frecuentes en otros condados. El conde de
cados, irán ellos a sus casas para trillarlo ellos mismos»: Warwick (un archipaternalista y un defensor de la legislación con
En el mismo año se puede ver a los magistrados de Devon realizando mercado, frenar la subida de precios e impedir cierto tipo de lucro.
esfuerzos similares. Se habían producido motines en Ottery, el grano de Más aún, una predisposición al motín era ciertamente efectiva como
los agricultores había sido arrebatado y vendido a 5 chelines un bushel advertencia a los ricos de que debían poner la organización de la
y varios molinos habían sido atacados. Sir George Yonge envió a su beneficencia parroquial y de la caridad +-grano y pan subvenciona
criado a fijar un pasquín admonitorio y conciliador en el mercado: do para los pobres- en buenas condiciones. En enero de 1757 la
•
corporación de Reading acordó:
gonero . . . al leer el pasquín declararon que no servía, no necesitaban que se organizara una suscripción para reunir dinero para comprar
molestarse los Caballeros porque El/os fijarían el precio a 4 chelines Pan que será distribuido entre los Pobres ... a un precio que se fija
9 peniques en el próximo Día de Mercado: en vista de esco fui ayer rá muy por debajo del precio actual del Pan . . .
se, que si la situación no permanecía tranquila habría de llamar al La corporación misma donó 2 1 libras."' Tales medidas se adopta
ejército . . . ban con mucha frecuencia, por iniciativa unas veces de una corpo
chelines 6 peniques por bushel a la gente más pobre, puesto que he
132. Shropshire: T. \Vhitmore, l l de noviembre de 1756, PRO, SP 36/136;
mos decidido mantenerlo algo por encima del precio dictado por el
Devon: HMC, City o/ Exeter, serie LXXIII (1916), pp. 255-257; Devon, 1801: te·
populacho. Consultaré con los molineros para saber si pueden dar
niente general J. G. Simcoe, 27 de marzo de 1801, PRO, HO 42/61; Warwick:
nos algo de Harina . . .
T. W. Whitley, Tñe parfiamentary representation ofthe city ofCoventry (Coventry,
1894), p. 2 1 4 .
131. Penryn: PRO, WO 40/17; Warwickshire: H. C. Wood, «The diaries of 133. Diario manuscrito del ayuntamiento de Reading, Central Public Library,
sir Roger Newdigate, 1751�1806)), Trans. Birmingham Archaelogical Soc., LXXVIII Reading: anotación del 24 de enero de 1757. Se desembolsaron 30 libras «para el
Las medidas tomadas en 1795 fueron especialmente amplias, va Los Caballeros y los Agricultores se reunieron y el Pueblo espe
riadas y bien documentadas. Iban desde suscripciones directas para ró su decisión ... fueron informados de que no se aceptaría ningún
reducir el precio del pan (las parroquias enviaban a veces sus pro Precio que ellos propusieran o fijaran, y principalmente porque el
pios agentes directamente a los puertos a comprar grano importa principio de Fijar un Precio encontraría su oposición. Los Agriculto
para reducir los precios entre los comerciantes y una delegación de Lo que importa aquí no es solamente que los precios, en mo
una manifestación de mineros (actuando concejales como mediado mentos de escasez, estuvieran determinados por muchos otros fac
res), tuvo como consecuencia que la ciudad se viera inundada por tores además de las simples fuerzas del mercado: cualquiera con un
«gente del campo» de las aldeas de los alrededores; se intentó sin conocimiento, incluso pequeño, de las muy difamadas fuentes «lite
éxito limitar la venta a personas con un certificado escrito de un rarias» tiene que ser consciente de ello. Es más importante observar
«Ajustador, un Encargado del Depósito del Carbón, un Medidor o todo el contexto socioeconómico dentro del cual operaba el merca
un Capillero». La participación de soldados en motines encamina do, y la lógica de la presión popular. Otro ejemplo, esta vez de un
dos a fijar el precio fue explicada por el duque de Richmond como mercado libre de motines hasta el momento, puede demostrarnos
producto de una desigualdad similar: alegaban los soldados que esta lógica en acción. El relato proviene de un agricultor acomoda
«mientras la Gente del Campo es socorrida por sus Parroquias y do, John Toogood en Sherborne (Dorset). El año 1757 comenzó
Subscripciones, los Soldados no reciben ningún Beneficio similar». con una «queja general» contra los precios altos, y frecuentes infor
Además, tales suscripciones, aunque su intención era «sobornar» al mes de motines en otros lugares:
motín (real o potencial), podían a menudo producir el efecto de
elevar el precio del pan para los que no participaban del beneficio El 30 de abril, siendo Dia de Mercado, muchos de nuestros ocio
de la suscripción.!" Este proceso puede observarse en Devon del sos e insolentes Hombres y Mujeres Pobres se reunieron y empeza
sur, donde las autoridades actuaban todavía en 1801 dentro de la ron un Motín en la Plaza del Mercado, fueron al Molino de Oborn
tradición de 1757. Una multitud se manifestó en Exeter, en el mer y trajeron muchos Sacos de Harina y dividieron el Botín aquí en
Triunfo.
cado, pidiendo trigo a 10 chelines el bushel:
• Sistema de ayuda a los pobres adoptado en 1795 por los magistrados del El lunes siguiente se encontró en la abadía una carta anomma,
Berkshire y que se mantuvo en gran parte de Inglaterra incluso hasta principios del dirigida al hermano de Toogood (que acababa de vender 10 bushels
siglo XIX. (N. del t.)
de trigo a 14 chelines 10 peniques -«verdaderamente un precio
134. Especialmente útiles son las respuestas de los corresponsales en Annals of
alto»- a un molinero): «Señor, si no traéis vuestro Trigo al Mer
Agrículture, XXIV y XXV (1795). Véase también S. y B. Webb, «The Assize of
Bread», op. cit., pp. 208-209; J. L. y B. Hammond, op. cit., cap. VI; W. M. Stern,
cado, y lo vendéis a un precio razonable, serán destruidos vuestros
135. Un punto que debe ser considerado en todo análisis cuantificado: el pre
cio que quedaba en el mercado después de un motín podía subir, aunque, a con
136. Newcastle: anuncio del 24 de junio de 1740 en City Archives Office; du
secuencia del motín o de la amenaza de motín, el pobre pudiere recibir grano a
que de Richmond, 13 de abril de 1795, PRO, WO 1/1092; Devon: James Coleridge,
precios subvencionados. 29 de marzo de 1801. HO 42/61.
278 COSTUMBRES EN COMÚN
LA ECONOM[A 1.-�fORAL11 DE LA MULTITUD
279
Puesto que los motines son una Cosa muy nueva en Sherbor
día consistir éste en lograr un término medio entre un precio «eco
el señor Jeffrey y yo hiciéramos un Informe de todas las Familias del titud por medio de la caridad y los subsidios. Como cantaba alegre
Pueblo más necesitadas, hecho esto, reunimos alrededor de 100 libras me nte H annah More, en el personaje del sentencioso Jack Anvil al
por Suscripciones y, antes del Siguiente Día de Mercado, nuestro i ntent ar disuadir éste a Tom Hood de unirse al m o tín:
través de todo el Pueblo y publicaron por medio del Pregonero del Así. trabajaré codo el dia, y el Domingo buscaré
Pueblo el siguiente Aviso: en la Iglesia cómo soportar todas las necesidades de la semana,
«Que se entregará a las Familias Pobres de este Pueblo una Can Las gentes de bien, también, nos proporcionarán provisiones,
tidad de Trigo suficiente para su Mantenimiento todas las Semanas Harán suscripciones . . . y renunciarán a sus bizcochos y pasteles.
Vida y alguno se dedica a los Negocios de la Agricultura, no dejéis deriva de un consenso con respecto a la economía moral del bienes
que os tiente un ojo Codicioso a ser los primeros en aumentar el tar público en tiempos de escasez. N ormal men t e no es útil exami
Precio del Grano, síno dejad mejor que vuestra Conducta muestre narlo con relación a intenciones políticas claras y articuladas, a pe
137
alguna Compasión y Caridad hacia la Condición del Pobre ... sar de que éstas surgieran a veces por coi nc i d e nc i a casual. Pueden
función del motín. Éste pudo ser contraproducente a corto plazo, 138. «The Riot: or, half a loaf is better than no bread, &e>), 1795, en Hannah
aunque no se haya demostrado todavía. Pero, repetimos, el motín More, Works (1830), 11, pp. 86-88. [So l'll work the whole day, and on Sundays l'll
seek / At Church how to bear ali thc wants of the week. / The gentlefolks, too, will
era una calamidad so ci al , que debía evitarse a cualquier c o ste. Po-
afford us supplies, / They'll subscribe - and they'II give up their puddings and pies. !
Derry down.)
137. Diario manuscrito de John Toogood, Dorser CRO, D 170/l.
• IBefore we arise / Less will safise.]
280 COSTUMBRES EN COMÚN
LA ECONOMÍA «MORAL» DE LA MULTITUD 281
te, los barqueros de Henley (Oxfordshire) gritaron «Viva el Preten tas bombas listas para los Molineros y para todos, y no habrá ni rey
diente», en 1743, y alguien en Woodbridge (Suffolk) clavó un aviso ni parlamento sólo una maraña de pólvora por toda la nación.
larmente descarado y sedicioso y de alta y delicada significación»: En 1766, se advirtió a los gentleman de Fareham (Hampshire) que
«Deseamos -decía- que nuestro exiliado Rey pueda venir o enviar se prepararan «para una guerra del Populacho o Civil» que «arran
algunos funcionarios». Es posible que esa misma intención amena caría a Jorge de su trono y derrumbaría las casas de los pillos y des
zante tuvieran en el Suroeste, en 1753, las amenazas de que «los truiría los sitiales de los Legisladores». «Es mejor Soportar un Yugo
Franceses estarán aquí pronto».'" Extranjero que ser maltratados de esta forma», escribía un aldeano
Más habituales son las amenazas generales de «nivelación», e de cerca de Hereford al año siguiente. Y casos similares se encuen
imprecaciones contra los ricos. En Witney (1767) una carta asegura tran en casi todos los lugares de Inglaterra. Es, principalmente, re
ba a los alguaciles de la ciudad que la gente no permitiría a «estos tórica, aunque una retórica que deshace la retórica de los historia
malditos pillos resollantes y cebados que Maten de Hambre a los dores respecto a la deferencia y solidaridad social en la Inglaterra
Pobres de Manera tan Endemoniada para que ellos puedan dedicar de Jorge III. ''°
se a la caza, las carreras de caballos, etc., y para mantener a sus Únicamente en 1795 y 1 8 00 - 1 8 0 1 , cuando es frecuente encontrar
familias en el Orgullo y la extravagancia». Una carta dirigida al un matiz jacobino en estas cartas y volantes, tenemos la impresión
Gold Cross de Snow Hill en Birmingham (1766), firmada por «Kid de que existe una corriente subterránea de motivaciones políticas
derminster y Stourbridge», se acerca más al tipo de la copla articuladas. Un tajante ejemplo de ellas es cierta copla dirigida a
«los que hacen los caldos y los Amasadores» que alarmó a un ma
... tenemos un Ejército de más de tres mil todos dispuestos a luchar gistrado de Maldon (Essex):
y maldito sea si no hacernos polvo el ejército del Rey
139. Newcastle: crónica manuscrita de los motines en City Archives; Henley: Cientos y cientos de cartas como estas circularon en estos años. De
Isaac, op. cit., p. 186; Woodbridge: PRO, \VO 1/873: 1753; manuscrito de Newcast·
Uley (Gloucestershire), «no el Rey sino una Constitución abajo aba
le, Brit. Lib. Add MS 32732, fol. 343. El conde de Poulet, gobernador de Somerset,
jo abajo oh caed altos gorros y orgullosos sombreros por siempre
informó en otra carta al duque de Newcastle de que algunos miembros de la chusma
abajo abajo . . . ». En Lewes (Sussex), después de haber sido ejecuta fijan los precios, sino que también exigen un salario mínimo y el fin
dos varios hombres de la milicia por su participación en la fijación del socorro Speenhamland. Estos motines se acercan a la revuelta
de precios, fue colocado un cartel: « ¡ A las armas, soldados!» de los jornaleros, muy diferente, de 1830. La antigua forma de ac
ción subsiste en los años 1840 e incluso más tarde, con raíces espe
levantaos y vengad vuestra causa cialmente profundas en el suroeste.'? Pero en las nuevas zonas de la
contra esos malditos bestias, Pitt y Jorge,
Revolución industrial evoluciona gradualmente hacia otras formas
Hay otra razón por la cual los años 1795 y 1 8 00 - 1 8 0 1 nos sitúan
temporal o os Moriréis de Hambre. Os han quitado el pan, Queso, dumbre. Este equilibrio se dislocó con las guerras, por dos motivos.
Carne, etc., etc., etc., etc., y hasta vuestras vidas os han quitado a En primer lugar, el antijacobinismo de la gentry produjo un nuevo
miles en sus Expediciones que la Familia Borbónica defienda su pro temor hacia cualquier forma de actividad popular; los magistrados
pia causa y volvamos nuestra vista, los verdaderos ingleses, hacia estaban dispuestos a ver señales de sedición en las acciones encami
nosotros devolvamos a algunos a Hanover de donde salieron. Abajo
nadas a la fijación de precios, incluso cuando no existía tal sedición;
con vuestra Constitución. Erigid una república o vosotros y vuestros
el temor a la invasión levantó a los Voluntarios, da n do de esta for
hijos pasaréis hambre e! Resto de vuestros días. Queridos Hermanos,
ma a los poderes civiles medios mucho más inmediatos para enfren
reclinaréis vuestras cabezas y moriréis bajo estos Devoradores de Hom
tarse a la muchedumbre, no parlamentando y con co n ces i o n es, sino
bres y dejaréis a vuestros hijos bajo el peso del Gobierno de Pillos
con la represión.'" En segundo l ugar, esta represión resultaba legi
que os está devorando.
timada, en opinión de las autoridades centrales y de muchas loca
Dios Salve a los Pobres y abajo Jorge l l I . '"
les, por el triunfo de una nueva ideología de economía política.
eco nóm ica -presión sobre los salarios- se hace más vigorosa; hay tratar los desórdenes, sino en anular y reconvenir a las a u t o ri da de s
ción obrera clandestina, j ura m entos , los sombríos «Ingleses unidos». de ! 800 tuvo lugar en Oxford un episodio significativo. Por un cier
• [Arisc and revenge your cause / On thcse bloody numskulls, Pitt and Geor
ge, I For since they no longer can send you to France / To be murdered like Swine, 142. Véase A. Rowe, «The food riors of rhe forries in Cornwall», Reporf o
f
or pierc'd by the Lance, J You are sent for by Express to make a speedy Rcturn I Royal Cornwafl Polytechnic Society (1942), pp. 51·67. Hubo motines de subsisten
To be shot like a Crow, or hang'd in your Turn . . . } cias en las Tierras Altas de Escocía en 1847; en Teignmouth y'Exerer en noviembre
!41. Maldon: PRO, WO 4{)/!7; Uiey: W. G. Baker, octubre de 1795, HO de 1867; y en Norwich un episodio curioso (la «Batalla de Ham Run») todavía en 1886.
42/36; Lewes: HO 42/35; Ramsbury: adjunto en rev. E. Mcyrick, 12 de junio de 1800, 143. J. R. \Vestern, «The Volunteer movement a s a n anti-revoluticnary force,
tamiento, por indicación del alcalde y los magistrados, escribió al vista de un ataque violento e injustificado a la propiedad, preñado
secretario de la Guerra, expresando su «sorpresa porque un cuerpo de las más fatales consecuencias para la Ciudad de Oxford y sus
Su Excelencia ... desea que informe al Alcalde y Magistrados, sido objeto de presiones por parte de las autoridades del condado:
muy especial el alcance del daño público que se seguirá inevitable . . . mi experiencia . . . me obliga a decir que toda empresa de este tipo
mente de la continuación de los sucesos tumultuosos que han tenido no se puede justificar por la naturaleza de las cosas y tiene inevita
lugar en varias partes del Reino como consecuencia de la actual es blemente, y pronto, que aumentar y agravar la desgracia que preten
casez de provisiones, se considera más inmediatamente obligado a de aliviar, y me atreveré incluso a afirmar que cuanto más general se
ejercer su propio juicio y discreción en ordenar que se tomen las haga más perjudiciales serán las consecuencias que a la fuerza la
medidas adecuadas para la eliminación inmediata y efectiva de tan acompañarán, porque necesariamente impide el Empleo de Capital
5
peligrosas acciones. Porque lamentando mucho Su Excelencia la cau en la Agricultura . . . '"
cir otro efecto que el de aumentar el mal más allá de todo posible 144. W. Taunton, 6 de septiembre de 1800; l. King a Taunton, 7 de septiem
cálculo. Su Excelencia, por tanto, no puede permitirse pasar ensilen bre de 1800, PRO, WO 40/17 y HO 43/12. En sus cartas privadas, Portland se
cio la parte de su carta que afirma «que la población de Oxford no esforzó todavía más y escribió al doctor Hughes del Jesus College, Oxford (12 de
trivial en que aparece en su carta (incluso suponiendo que no esté ser denominados acaparadores, son, hablando correctamente, los abastecedores y
conectada con otras de naturaleza similar y aún más peligrosas, que providentes Mayordomos del Público»: Universidad de Nottingham, Portland MSS,
La «naturaleza de las cosas» que en otros momentos había he esfuerzo económico, que el siglo XIX atribuía a los b ene f i ci o s.»'"
cho imperativa, en épocas de escasez por lo menos, una solidaridad Estos supuestos se encontraban, naturalmente, fuertemente amena
simbólica entre las autoridades y los pobres, dictaba ahora la soli zados mucho antes del siglo XVIII. Pero en nuestras historias se abre
daridad entre las autoridades y «el Empleo de Capital». Es, quizás, vian con demasiada frecuencia las grandes transiciones. Abandona
adecuado que el ideólogo que sintetizó un antijacobinismo histérico mos el acaparamiento y la doctrina del precio justo en el siglo xvn
con la nueva economía política fuese quien firmase la sentencia de y empezamos la historia de la economía de libre mercado en el si
muerte de aquel paternalismo que, en sus más sustanciosos pasajes glo XIX. Pero la muerte de la antigua economía moral de abasteci
de retórica, había celebrado. «El Pobre Trabajador -exclamó Bur miento tardó tanto en consumarse como la muerte de la intervención
ke-, dejemos que la compasión se muestre en la acción», paternalista en la industria y el comercio. El consumidor defendió
pero que nadie se lamente por su condición. No es un alivio para sus el mismo hombre en otro papel) defendió su situación profesional
social. No nos es fácil concebir que pudo haber una época, dentro Por lo menos uno de estos sermones, predicado en Bodrnin y Fowey
de una comunidad menor y más integrada, en que parecía «antina (Cornualles) (antes de reunirse la Quarter Session), en 1630 , por el
tural» que un hombre se beneficiara de las necesidades de otro, y reverendo Charles Fitz-Geffrey, era todavía conocido por los lecto
cuando se daba por supuesto que, en momentos de escasez, los pre res del siglo xvm. Los acaparadores de trigo eran denunciados como
este panfleto tuvo influencia sobre Pitt y Portland, y puede haber contribuido a las
más duras disposiciones de 1800. 147. R. H. Tawney, Religion and the rise of capitalism, Londres, 1926, p. 33.
288 COSTUMBRES EN COMÚN LA ECONOMÍA (<MORALn DE LA MUL Tl'rUD 289
exporta grano en momentos de escasez, «el sabor del lucro le es «Hombres Sanguinarios»; y con seguridad que de la Sangre de aque
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llos que mueren por su culpa se les tomará cuenta.
dulce, a pesar de haberlo sacado hurgando en el charco de la más
nerlos fuera la causa de la escasez».'" Las antiguas enseñanzas mo A veces en hojas sueltas impresas y baladas:
grano es del tipo más vil. Recae con más peso sobre los Pobres, es cididos a reunirnos y marchar inmediatamente hasta lle g ar a tu Ído
robarles por que lo son . . . es asesinar abiertamente a aquellos que se lo o tu Dios o tu Moisés [ ? ] , a quien consideras como tal y destruir
encuentran medio muertos y saquear el Barco naufragado . . . estos lo y lo mismo tu Casa . . . ». '"
son los Asesinos acusados por el Hijo de Sirach, cuando dijo: El
Pan del Pobre es su vida: aquel que se lo robare es por ello un Hom
151. Anónimo [«A clergyman in the country»], Artificial dearth: or, the ini
bre Sanguinario ... Con justicia se puede llamar a tales opresores
quity and danger of witholding corn (1756), pp. 20-21.
Curse upon the Hoarders, Londres, 1 6 3 1 ; repr. 1648, pp. 7, 8, 13. ces of Provisions», hoja suelta, sin fecha, en la colección Seligman (Hojas sueltas,
149. Tawney, op. cit., p. 222. Véase también C. Hill, Society and puritanism Precios), Universidad de Columbia. [Go now you hard-hearted rich men, / In your
in pre-revolutionary England, Londres, 1964, esp. pp. 277-278. miseries, weep and howl, / Your canker'd gold will rise against you, / And Witness
150. Debo esta información al profesor David Montgomery. [Here Lyes a Faith be against your souls . . . ]
ful Friend unto the Poore / Who dealt Large Almes out of his Lord " Store / Weepe 154. London Gazette, marzo de 1772, n.º 11.233.
Not Poore People Tho' ye Servat's Dead I The Lord himselfe Will Give You Dayly 155. Carta de «Captins Audaclous, Fortitude, Presumption and dread not»,
Breade I If Markets Rise Raile Not Against Theire Rates I The Price is Stil the fechada el 28 de diciembre de 1795, «Polgooth and other mines», y dirigida a Mrs.
Hoy no damos importancia a los mecanismos extorsionadores en distritos fabriles dispersos- donde podían llegar a organizarse
de una economía de mercado no regulado porque a la mayoría de con más facilidad. La comercialización (o la «cornpra») se hace pro
nosotros nos causan sólo inconvenientes y perjuicios de poca mon gresivamente más impersonal en una sociedad industrial madura.
ta. En el siglo XVIII no era este el caso. Las escaseces eran verdade En la Inglaterra o la Francia del siglo xvnt (en regiones del sur de
ras escaseces. Los precios altos significaban vientres hinchados y Italia, o de Haití, o de la India rural, o del África de hoy) el mer
niños enfermos cuyo alimento consistía en un pan basto hecho con cado permaneció como nexo social tanto como económico. Era el
harina rancia. No se ha publicado todavía ningún testimonio que lugar donde se llevaban a cabo cientos de transacciones sociales y
muestre algo parecido a la clásica crise des subsistances francesa en personales, donde se comunicaban las noticias, circulaban el rumor
la Inglaterra del siglo x v m : "' es verdad que la mortalidad de 1795 y la murmuración y se discutía de política (cuando se hacía) en las
no se aproximó a la de Francia en el mismo año, pero hubo lo que posadas o bodegas que rodeaban la plaza del mercado. Era el lugar
la clase acomodada describió como una desgracia «verdaderamente donde la gente, por razón de su número, sentía por un momento
penosa»; la subida de precios, escribió uno, «les ha despojado de que era fuerte.'"'
las Ropas que cubrían sus hombros, les ha arrancado los zapatos Las confrontaciones en el mercado, en una sociedad «preindus
y las medias de los pies, y arrebatado la comida de la boca»."' El trial», son, por supuesto, más universales que cualquier experiencia
levantamiento de los mineros del estaño en Cornualles fue precedi nacional, y los preceptos morales elementales del «precio razonable»
do de escenas angustiosas: los hombres se desmayaban en el trabajo son igualmente universales. Se puede sugerir, en verdad, la supervi
y tenían que ser llevados a sus casas por sus compañeros, que no vencia en Inglaterra de una imaginería pagana .que alcanza niveles
estaban en mucho mejor estado. La escasez fue acompañada. por más oscuros que el simbolismo cristiano. Pocos rituales folclóricos
una epidemia de «Fiebre Amarilla», muy probablemente la ictericia han sobrevivido con tanto vigor hasta fines del siglo xvm como toda
que acompaña a la inanición.'" En un año como este, el «buhone la parafernalia hogareña durante la cosecha, con sus encantos, sus
ro» de Wordsworth deambulaba entre las cabañas y vio cenas, sus ferias y festivales; incluso en áreas fabriles el año trans
Las desgracias de aquella estación; muchos ricos escasez representa siempre para tales comunidades un profundo im
se hundían como en un sueño entre los pobres, pacto psíquico que, cuando va acompañado del conocimiento de
y muchos pobres dejaron de vivir.
injusticias, y la sospecha de que la escasez es manipulada, el choque
159
y sus lugares no les reconocieron . . .
se convierte en furia.
159. W. Wordsworth, Poetícaí works, ed. de E. de Selincoun y Helen Darbi 160. Sidney Mintz, «Interna! market systems as mechanisms of social articula
shire (Oxford, 1959), V, p. 391. [The hardships of that season: many rich / Sank ríon». lruermediate socíetíes, social mobility and communication, American Ethno
down as in a dream among the poor, / And of the poor did man y cease ro be, I logical Society, 1959, y del mismo autor «Peasant markets», Scíentífíc An1erican,
And their place knew them not ... ] CCIII (1%0), pp. 112-122.
292 COSTUMBRES EN COMÚN LA ECONOMÍA «MORALi, DE LA MULTlTUD 293
mismo año, frases como «Tomaremos sangre antes de cenar». En perativos, por algunos de los socialistas seguidores de Owen, y sub
Plymouth, «una Hogaza que ha sido bañada en sangre, con un co sistió durante años en algún fondo de las entrañas de la Sociedad
razón a su lado, fue encontrada en las calles». En los grandes mo Cooperativa Mayorista. Un síntoma de su final desaparición es que
tines de Merthyr, de 1831, se sacrificó un ternero y una hogaza hayamos podido aceptar durante tanto tiempo un cuadro abreviado
empapada en su sangre, clavada en el asta de una bandera, sirvió y «economicista» del motín de subsistencias, como respuesta di
Esta furia en relación con el grano es una culminación curiosa mismo un producto de la economía política que redujo las recipro
de la época de los adelantos agrícolas. En la década de 1790, la cidades humanas al nexo salarial. Más generosa, pero también más
gentry misma estaba algo perpleja. Paralizados a veces por un exce autoritaria, fue la afirmación del sheriff de Gloucestershire en 1766.
so de alimentos nutritivos,"' los magistrados, de vez en cuando, Las masas de aquel año, escribió, habían cometido muchos actos
pulos de sir Lewis Namier, y miraban desde las alturas de sus par
ques a los campos de cereales donde sus labriegos pasaban hambre. algunos de desenfreno y excesos; y en algunas ocasiones algunos ac
muy serio» y «en este campo abierto, muy fácil de que se haga, por
lo menos a hurtadillas».'"
t880), p. 286; Yeovil: PRO, HO 42/150; East Anglia: A. J. Peacock, Bread or blood
su propia cena: 6 de marzo, «... para cenar Un Par de Pollos hervidos y Cabeza
prodigiosamente bueno, grande y muy gordo Pavo asado, Macarrones, Tarta de cre
ma», etc.: James Woodforde, Diary of a country parson, ed. J. Beresford, World's
163. Lord Hardwicke, 27 de julio de t795, PRO, HO 42/35. 164 . W. Dalloway, 20 de septiembre de 1766, PRO, PC l /8/ 4t.