Вы находитесь на странице: 1из 2

“Alianza Estratégica Internacional” Acuerdo entre Argentina y Chile.

La presidenta Cristina Kirchner regresó este fin de semana de su largo viaje por China con 15
acuerdos firmados que se suman a los 20 que suscribió en julio pasado, cuando Xi Jimping visitó la
Casa Rosada, acompañado por más de 200 empresarios del gigante asiático. Esta “relación
fundacional” y “alianza estratégica internacional”, como se la bautizó oficialmente, ya generó
reacciones de sectores productivos locales que vislumbran una competencia poco clara y en
desventaja con las firmas del gigante oriental.

La inquietud que se plantea es por qué un acuerdo estratégico se firma sin consensos políticos ni
privados. La respuesta es simple y repite eventos del pasado. La razón que explica de manera
determinante la urgencia por firmar este acuerdo es la restricción externa. Las reservas del Banco
Central estaban cayendo de manera riesgosa y China ofreció financiamiento vía un swap que el
gobierno ya ha empezado a utilizar y que le permitió mostrar a fin de 2014, un nivel de activos
superior a los 31.000 millones de dólares en la autoridad monetaria.

El convenio, que no ha tenido una discusión apropiada en el Congreso ni con los representantes de
la dirigencia empresaria argentina, posee tres puntos controversiales: el artículo 4 que anticipa
ciertas facilidades para las importaciones industriales chinas en proyectos prioritarios; el 5 que
prevé un plan quinquenal de infraestructura con créditos atados para financiamiento pero que se
saltea las licitaciones competitivas y el 6 que permite el uso de mano de obra importada de china.

Un acuerdo tan amplio con un país tan competitivo como China no permite ser optimista respecto
del grado de participación que tendrá la industria nacional en la tarea de reconstrucción del sector
energético y de buena parte de las obras de infraestructura que el país deberá emprender en los
próximos años. Eso es lo que preocupa al empresariado local que ha encendido la luz de alarma
cuestionando fundamentalmente las adjudicaciones directas y la contratación de mano de obra
ajena.

Como en la próxima década no habrá crecimiento sin inversión en infraestructura, es vital para
incentivar el desarrollo de la industria nacional lograr que la misma participe del proceso. El
acuerdo con Xi Jimping parece moverse en sentido opuesto.

Una mayor apertura con China en términos de inversión industrial e infraestructura en “sectores
prioritarios” seguramente estará acompañada por facilidades para importar bienes
manufacturados de ese país. Con ello, es muy poco probable que la industria nacional o nuestros
socios del Mercosur logren beneficiarse con la demanda generada por los sectores prioritarios. Un
hecho que, por otra parte, no será gratuito: es muy probable que Brasil tome medidas para
cobrarse el hecho de quedar en desventaja competitiva debido a un acuerdo firmado por el
gobierno y no por razones de mercado. Y Brasil es el único mercado donde logramos colocar una
cantidad más o menos apreciable de productos industriales con valor agregado.

Tampoco los trabajadores sindicalizados tienen mucho para festejar. El acuerdo anticipa que
podrá importarse mano de obra China.
Entonces, la restricción de liquidez en divisas determina que nuestro país renuncie a tener una
política industrial propia, coordinada con la inversión en infraestructura y, también, renuncia a
basar el régimen de obra pública en un proceso de licitaciones competitivo orientado a minimizar
los costos para el Estado.

Esta asfixia financiera ha impulsado al gobierno a tratar –con variado éxito– de colocar deuda
pública a tasas que duplican las que pagan otros países emergentes de la región. Sin embargo, en
el caso del acuerdo con China las consecuencias pueden ser mucho más negativas a largo plazo. Si
los intereses de la deuda son altos habrá una carga más alta de servicios de la deuda por un
tiempo. Pero despojarse de la política industrial y dañar la relación con nuestro principal socio
estratégico puede tener consecuencias irreversibles sobre nuestro desarrollo industrial.

Tanto el swap con China como el atraso del tipo de cambio en los últimos meses han rendido sus
frutos: las reservas dejaron de caer y la inflación se desaceleró. Pero ello se hizo a costa de la
competitividad y del desarrollo industrial.

Reacciones del Candidato a presidencia y hoy Presidente de Argentina Macri

Macri le transmitió su "preocupación" ante "este tipo de convenios, que –dijo– comprometen al
Estado argentino hacia las próximas décadas (y) requieren amplios consensos, así como una
profusa información sobre los compromisos que en ellos se establecen y una clara
fundamentación de su conveniencia y alcances.

Lamentablemente ello no ha ocurrido". Como candidato a presidente, Macri justificó el rechazo de


su bloque parlamentario a los acuerdos: "Consideramos que las actuales conductas del gobierno
argentino podrían ser violatorias de la Constitución Nacional y contrarias al más elemental
principio de transparencia en el manejo de la cosa pública". Fulvio Pompeo, asesor de política
exterior, y el diputado Federico Pinedo llevaron la carta en mano a la embajada. No podían ocultar
cierta excitación.

Debido a esta alianza mas adelante en noviembre del 2015 se daría el acuerdo para la
construcción de las 2 centrales nucleares.

Вам также может понравиться