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REINÍCIATE:
ES NAVIDAD
Navidad es un misterio y misterio de
fe: el misterio del amor de Dios que
sale fuera de sí y nos abre sus
entrañas, su Corazón en Jesús Niño.
Hace falta pedir la fe y dejarnos
tocar por el Corazón de la fe, que
hace latir la nuestra de nuevo, para
adentrarnos en este misterio admirable del AMOR que viene a iniciar
contigo una historia verdadera de amor y de salvación, Es Dios que en
Jesús viene a reiniciarte, a hacerte de nuevo.
La Sagrada Escritura nos ofrece luces muy orientadoras y nos interroga para
tener esta experiencia del nacimiento del Señor y mirarlo con ojos de fe:
«La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que
viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por
ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la
recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de
hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre». (Evangelio de
S.Jn)
¿QUÉ ES LA NAVIDAD?
Navidad es la locura de amor de DIOS por ti, que te busca en Jesús, hasta
encontrarte. Navidad es el despertar del hombre, porque Dios mismo se
hace hombre, es surgir entre los muertos porque el Autor de la vida nos
alumbra con el esplendor de su luz.
Dios se hace niño y a veces olvidamos lo que ello significa, pues un niño
humano no puede bastarse por sí mismo, necesita de sus padres para
sobrevivir. ¡Dios se hace verdaderamente un niño! ¡Es algo incomprensible!
¡El Todopoderoso se hace un frágil Niño al resguardo de María y de José!
Habitualmente son los adultos quienes más cosas enseñan de la vida a los
niños. Pero también es verdad que los niños enseñan grandes cosas a los
adultos. ¡Cuánto más te enseña Dios en la ternura de Belén! Lo paradójico
de este Niño es que nos enseña a caminar siempre por el Plan del Padre, a
trabajar siempre según el máximo de nuestra capacidad y al máximo de
nuestras posibilidades en nuestras circunstancias concretas, a pensar
rectamente, a amar con un corazón puro y a orientar nuestra voluntad hacia
el bien, es decir, nos enseña a ser personas auténticas, hombres y mujeres
de verdad, que viven en verdad, viviendo de veras con Cristo vivo.
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Por todo ello San León Magno explica que «Dios verdadero ha nacido en la
íntegra y perfecta naturaleza de verdadero hombre, totalmente divino en lo
suyo, totalmente humano en lo nuestro».
Las palabras de San Juan no pueden ser más claras cuando nos dice que
"en esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió
al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de Él" (Jn 4,
9). Es así que en Jesucristo, Dios sale al encuentro del hombre para
introducirlo en el dinamismo amoroso de la reconciliación haciéndonos por
la fe amigo de Dios.
El misterio de la Navidad-
Encarnación también es una
oportunidad para reflexionar en
torno a nuestra misión de ser
discípulos y apóstoles de Jesucristo.
Cómo vivir en Cristiano la Navidad.
Por otro lado, siguiendo el relato, San Lucas nos cuenta que: unos
humildes pastores que recibiendo el anuncio de un ejército de
ángeles, van presurosos a adorar al Salvador que ha nacido bajo el
abrigo de la noche. Al llegar al pesebre "encontraron a María y José,
y al niño acostado en el pesebre" (Lc 2, 17) y les contaron lo que
habían visto y oído. El relato deja entrever que María acoge esto
maravillada, su corazón fascinado y conmovido guarda todo esto y lo medita
interiormente. ¡Qué ejemplo nos da la Madre! No son pocas las veces en
que nosotros, metidos en la rutina y cegados por el activismo perdemos
nuestra capacidad de asombro con la gozada de haber encontrado a Dios en
nuestra vida y la gozada de contar a los demás cómo ha cambiado nuestra
vida al encontrarnos con Jesús. Muchas veces nos puede la mediocridad, el
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riesgo del ir tirando, no hay peligro de que me mate por Jesucristo. Es ese
cristianismo” a la carta” en que se instalan muchos. Perder la capacidad de
asombrarnos ante lo que puede Dios en nosotros significa perder también
una fuente inagotable de profunda alegría.
Las primeras palabras del ángel a los pastores de Belén, fueron "No
temáis, pues os anuncio una gran alegría..." (Lc 2, 10) y más
adelante dirá "y esto os servirá de señal: encontraréis un niño en
pañales y acostado en un pesebre" (Lc 2, 12). En medio de una cultura
y un mundo secularizados, en el que Dios es un enemigo o un rival, ante un
hombre que suele tener miedo ante lo que Dios le pueda pedir, María nos
entrega a un Jesucristo hecho niño. Un niño que no atemoriza ni inspira
desconfianza, sino que por el contrario despierta en el corazón humano
sentimientos de ternura y acogida Y es que Jesús en un pesebre nos señala
una actitud importante como evangelizadores, la de ser como niños:
abiertos, generosos, transparentes, espontáneos, carentes de malicia o
segundas intenciones, confiados, puros y sobre todo dóciles a la voluntad
del Padre., Como los pastores que estaban en vela, también buscando a
Dios, pedir al Espíritu Santo introducirnos en el Corazón de Cristo en Belén,
pedir tener su Corazón, abrazar a Dios que se hace Niño y dejarnos tocar,
dejarnos hacer de nuevo, dejar reiniciarte por la ternura del amor de Dios
descubierta en su Corazón que late en la gruta de Belén.
LA VOCACIÓN DE MARÍA EN
EL SILENCIO, DONDE HABLA
EL AMOR.
Quien haya pasado una noche a campo
abierto sabe de la notable diferencia que
existe entre caminar a la luz de la luna y
caminar sin ella. Su reflejo nos ayuda a
delinear los contornos de la realidad que se
abre a nuestro paso. Pero sabemos
también que esta luz no le es propia, sino que es reflejo de la luz del sol.
que ayudó a María. En efecto, "la tierra y el paraíso esperan tu sí, oh Virgen
Purísima". Son palabras de San Bernardo, famosas y hermosísimas palabras.
Espera tu sí, María. Espera tu sí,
EL HÁGASE DE MARÍA
VIVIR EL SILENCIO