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Maestría en Ciencias Sociales

Univeridad General Sarmiento - IDES


Trabajo Final: Economía y Ciencias Sociales”
Estudiante: Diana María Ordóñez Hincapie
Docente a cargo: Guido Starosta.

1) a. Desarrolle cuáles son los avances de Ricardo con respecto a Smith en relación a la
determinación del valor por el tiempo de trabajo, y la forma en que reconcilia dicha ley
general con la explicación del origen y magnitud de la ganancia. Adicionalmente,
discuta la concepción implícita en Ricardo del vínculo entre determinación de la
distribución del producto por leyes económicas objetivas y antagonismo político entre
las clases sociales.

En su obra “Los principios de economía política y tributación”, David Ricardo


plantea los conflictos que no dejaron avanzar a Adam Smith respecto de su teoría, expuesta
en el libro Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones. Allí este
autor pretende indagar sobre la naturaleza de la riqueza y buscar, sobre la idea de una
sociedad de productores simples que desarrollan actividades diferenciales y concretas, un
patrón fijo que permita medir el valor de las mercancías. En este sentido, nos ocuparemos de
repasar brevemente las ideas principales de Smith.

En una primera instancia, podemos decir que este autor aporta dos cuestiones
fundamentales. Lo primero: que la riqueza está conformada por aquellos bienes y cosas que
son necesarias para la vida. Segundo: que la fuente exclusiva de la riqueza es el trabajo anual
de la sociedad tomando en su conjunto. Sobre la base de ambas ideas, Smith sostiene que es
la utilidad y la escases de las cosas los factores para determinar el valor de los bienes. A lo
que denominó, valor de uso. Sin embargo, centra su explicación en el trabajo como aspecto
estructural de su propuesta sin llegar a una definición de su objeto de interés, en tanto espera
determinar el patrón de medida del valor en cambio, entendida como la capacidad de comprar
otros bienes, en un contexto de sociedades complejas.

En las sociedades primitivas se cambian bienes por otros bienes. En este sentido,
plantea que el “cuánto cuesta una cosa” se determina a partir de la la fatiga y la pena que

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conlleva a su adquisición (1997:31) Con ello aparece la idea de una sociedad en la que cada
uno de sus integrantes se encarga de alguna tarea fundamental para la producción de un bien,
el cual es necesario y fundamental para la existencia de otros. Esto supone que cambiamos
cosas que contienen la misma cantidad de trabajo. En esta suposición es donde se anida el
mayor problema de Smith, respecto a confundir trabajo incorporado y el trabajo comandado,
al plantear que la unidad de valor de cambio es el trabajo.

Respecto a esto, Axel Kicillof asegura que “es en el terreno de la ley del valor donde
Smith realiza sus aportes teóricos más decisivos y duraderos, es también en este campo donde
su análisis tropieza con las mayores dificultades” (2010: 72). Son estas problemáticas la base
del trabajo de David Ricardo, quien estructura su propuesta en diálogo directo con Smith.
Enmarcado en una sociedad moderna con mayor grado de constitución y pensando en la
concepción de salarios, Ricardo, preocupado además por la ganancia del capitalista, busca
purgar de ambigüedades a la teoría del valor-trabajo planteada por Smith y demostrar que las
mismas no contradicen la ley del valor-trabajo.

Para ello propone dos pasos: por un lado, formula la idea de que el valor se determina por
el tiempo de trabajo y segundo, observa fenómenos particulares con los que afirma que
ninguno de ellos contradice la ley general, sino más bien que son compatibles con ella.

Respecto al valor, Ricardo señala que el valor de uso y el valor de cambio no son
independientes entre sí como expresó Smith. Por el contrario, estos atributos se relacionan
pero de manera opuesta. Es decir, algo que tiene mucho valor de uso tiene poco valor de
cambio y viceversa. El valor de uso es condición necesaria para el valor de cambio pero no
es fuente o determinante del mismo. Lo que sí es importante al momento de calcular el valor
de las mercancías, sostiene Ricardo, son las distintas fuerzas de trabajo involucradas en la
producción de un bien.

Estas diferentes fuerzas de trabajo toman la forma de salarios. Aspecto constituido


como el principal objeto de estudio de Ricardo (además de las ideas de ganancia y renta) y
como uno de los factores para la determinación del valor relativo de una mercancía. Para ello
Ricardo se adentra al tema de la ganancia y los capitales. Hace referencia a capitales fijos,
capitales circulantes y capitales acumulados, los cuales se relacionan con la concepción de
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durabilidad y con el tiempo que debe transcurrir hasta que un conjunto de bienes pueda
llevarse al mercado. Estos conceptos tienen sentido cuando se entiende que en la producción
de cualquier mercancía intervienen tanto la fuerza de trabajo involucrada en el momento de
la elaboración de un bien que luego será llevado al mercado, como los diferentes implementos
o máquinas que se utilizan en dicha producción.

Lo que influye entonces en el cambio recíproco de diferentes objetos es la proporción


entre distintas cantidades de trabajo que se necesitan para adquirirlos. Diferentes cantidades
de trabajo que en su conjunto, hacen que el precio de las cosas se modifique y que el
trabajador adquiera cierta cantidad de bienes en función del cambio de valor que estos tengan.

El tiempo objetivo en los medios de producción, fue una característica que Smith
observaba sólo en sociedades con acumulación de capital y propiedad de la tierra. Ricardo
las identifica también en el estado rudo y primitivo de la sociedad ya que en ellas también se
da un desgaste de los medios de producción (Kicillof, 2010). De esta manera, el Ricardo
afirma que el hecho de que los medios de producción pertenezcan al mismo trabajador o al
capitalista tampoco modifica la validez de la ley valor-trabajo.

Teniendo en cuenta que ahora el trabajo no es la única circunstancia que regula la adquisición
de mercancías se vuelve necesario incorporar un segundo y tercer componente del precio,
correspondientes a los beneficios del capital y de la renta, es decir, la ganancia. La existencia y
magnitud de esta, entendida como retribución al capitalista por comprometer su capital, le
permite a Ricardo validar la ley general del valor-trabajo. Este autor expresa que la fuente de
la ganancia es el valor del trabajo que realizan los obreros. El salario es menor que el valor
de la mercancía, y en esa diferencia se da el origen de la ganancia. Del valor total se divide
el salario y la ganancia. En este sentido una modificación en los salarios o en la productividad
no modifica el valor de la mercancía sino de las ganancias.

Por último, Ricardo respecto a la renta, entendida como el producto de una exigencia que
realiza el terrateniente al capitalista por “el uso de las energías originarias e indestructibles del
suelo” (Ricardo, 1993), asegura que: cuanto menor fertilidad de las tierras y peores condiciones
de producción se requerirá una mayor cantidad de trabajo. Situación que hará aumentar el valor
de la mercancía debido a la mayor cantidad de trabajo necesaria causada por una escasa fertilidad.

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Ahora bien, el problema que tiene Ricardo es que postula dos leyes distintas que rigen el valor
de cambio de las mercancías y que no logra conciliar: la ley del valor-trabajo y la ley de la
igualación de las tasas de ganancia.

Para dar respuesta a la concepción implícita en Ricardo respecto del vínculo entre la
determinación de la distribución del producto por leyes económicas objetivas y el antagonismo
político entre las clases sociales, este autor expresa que la forma de la ganancia de la cual se
apropia el particular, es en la forma de salarios, y esa distribución de la riqueza es antagónica.
Cada uno de los sujetos, determinados por las condiciones de producción, buscan su propio
interés. Los propietarios del trabajo, los propietarios del capital y los propietarios de la tierra
entran en conflicto tratando de apropiarse de la mayor cantidad de riqueza social.

El problema de la distribución, expresa Ricardo, se basa en una relación antagónica


entre individuos libres diferenciados en distintas clases sociales, sobre las cuales, sólo es
posible organizar la producción y el consumo en la sociedad. En este sentido, reconoce por
un lado, el antagonismo de clases como algo necesario para el movimiento de la reproducción
en la sociedad, pero desplaza más adelante este argumento al hablar de una una ley objetiva
que rige el movimiento de los salarios.

Para Ricardo (1993) el salario real se determina respecto de un nivel de subsistencia. Es


decir, depende del precio de los alimentos y de los productos necesarios para el sostén del
trabajador y su familia. De esta forma, al quedar el salario establecido por el automatismo de
mercado y la ley poblacional (por leyes objetivas) aparece como algo inmodificable y carente de
problematización. De este modo, Ricardo señala que cualquier intento de organización
sindical de los obreros para luchar por el aumento del salario, se escapa del control de los
mismos. Para Ricardo, los sindicatos son una irracionalidad, y lo que opera son puras leyes
económicas, excluyendo cualquier tipo de relación social directa entre los individuos,
expresando que lo que allí existe es una relación política.

2). Enfoque marginalista. Exponga cuáles son los puntos de ruptura de los primeros
marginalistas respecto de la teoría “clásica del valor” y explique los lineamientos

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fundamentales de la teoría alternativa del valor que proponían para reemplazarla.
¿Cuáles son, a su juicio, las consecuencias de la revolución marginalista respecto de la
naturaleza de la economía como disciplina científica (concepción del objeto de estudio,
determinación ideológica de la misma, etc.)?

De la mano de Jevons, Menger y Walras, el Marginalismo se constituye como una


corriente de pensamiento que rompe con las teorías clásicas sobre las cuales se fundamenta
la determinación de los precios de las mercancías: la ley de hierro de los salarios (David
Ricardo) y el valor establecido por la cantidad de trabajo (Adam Smith). Con esta ruptura
propone la racionalidad económica como la determinante del valor. Es decir, la utilidad o
beneficio que para los individuos les puede otorgar una mercancía, con relación a sus
necesidades en un momento dado. Antes de adentrarnos a esto, expondremos cuáles son los
puntos de ruptura que los marginalistas tienen con el sistema clásico.

Los marginalista redujeron a una sola categoría la descomposición analítica con la que se
determinaba el fenómeno del precio. Se pasó de: “valor”, “valor de uso”, “valor de cambio”,
“precio natural” y “precio del mercado” a “relación de intercambio”. Desde aquí la
determinación del valor se da al producirse el intercambio y no es intrínseca a las mercancías.
De esta manera, el valor no es un atributo propio de los bienes, sino tan sólo una circunstancia a
la que estos son sometidos por los hombres, quienes atribuyen un valor a las mercancías en el
momento del intercambio.

Este posicionamiento niega el proceso productivo y asume que las mercancías ya


están dadas y provienen directamente de las manos de sus propietarios; así las mercancías
poseen dos atributos: la cantidad y la utilidad. Con estas dos cualidades los marginalistas se
proponen determinar la relación de cambio estableciendo una relación cuantitativa entre la
utilidad y el precio. Utilidad comprendida como “la suma de placeres que su uso proporciona”
(Jevons en Screpanti y Zamagni, 1997: 166).

Desde esta perspectiva aparecen la distinción entre la utilidad total y la utilidad de cada
porción. Una mercancía puede tener distintas partes útiles, e interesa la utilidad de cada parte
de la mercancía, la cual disminuye en la medida que va creciendo su cantidad. En este sentido,

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lo importante en la formación del precio no es la utilidad total de una mercancía, sino la utilidad
correspondiente a la última adición, a la que denomina “grado final de utilidad”.

Esto quiere decir que, de la utilidad total que presenta una mercancía deberá diferenciarse
la utilidad parcial que ofrece cada una de las partes de la misma. Según la ley de utilidad marginal
decreciente, a medida que obtengamos más porciones de un producto, menor será su utilidad. De
este modo podemos corroborar la existencia de una relación inversamente proporcional entre la
utilidad y la cantidad de un producto. La utilidad de una mercancía será mayor o menor en
función a su cantidad disponible, ya que son limitadas y provienen directamente de sus
propietarios.

Jevons sostiene que “…la relación de intercambio entre dos mercancías, es la relación
entre los grados finales de utilidad de las cantidades de mercancía disponibles para el
consumo después de completado el intercambio”. (Jevons, [1871] 1998: 133 En: Kicillof,
2010). Por su parte, Walras en su trabajo sobre los Elementos de economía política pura,
establece una curva llamada de oferta y demanda. Desarrollada a partir de un ejercicio
matemático, con esta curva se sostiene que los precios de las mercancías ajustarán hasta llegar
a un equilibrio de establecimiento de los precios que se conecta con la utilidad marginal de
las mercancías.

Esta inclusión de la matemática al pensamiento económico, hecho por los


marginalistas, influenció y determinó en buena medida la concepción de la Economía como
disciplina científica, en tanto buscó dotarla de objetividad y neutralidad.

Paralelamente a la búsqueda de objetividad de la disciplina, la revolución marginalista


ubicará en la “elección subjetiva” la explicación del valor de las mercancías. En este sentido, los
únicos actores relevantes serían los individuos deseantes en el mercado. Con ello se deja dejar
por fuera a los actores colectivos, así como también al proceso productivo previo que hace que
las mercancías existan realmente. La anulación de ambos aspectos se traduce en una sociedad
plenamente armónica e imaginaria, que desconoce la existencia del conflicto.

3) Discuta cuáles son las críticas de Keynes al mercado de trabajo “clásico”


(marshalliano) y la explicación alternativa que ofrece respecto del fenómeno del
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desempleo. ¿Cuál es, a su modo de ver, la visión más general de Keynes respecto de
las formas capitalistas de regulación social implícita en su ruptura con el
marginalismo?

Keynes denomina al mercado de trabajo de los marginalistas “teoría clásica de la ocupación”.


Desde esta perspectiva interactúan en el mercado de trabajo: la oferta y la demanda de trabajo,
buscando obtener el salario y la ocupación en estado de equilibrio. Planteado de esta forma, el
salario real es igual a la productividad marginal del trabajo (reflejada en la curva de demanda a
la que Keynes llama Primer Postulado) y a la vez, el salario real es igual a la desutilidad marginal
del trabajo (representada por la curva de oferta a la que Keynes denomina Segundo Postulado).

Es posible hablar de un punto de equilibro determinado por la cantidad de empleo


ofrecida y por la demanda del mismo, en condiciones normales o en un situación ideal. Esto
supone que los obreros que quieren trabajar lo hacen y los empresarios tienen la posibilidad
de contratarlos. Desde este punto de vista, el desempleo es considerado un exceso de oferta
de trabajo. Un desequilibro producido cuando el salario real se encuentra por encima del
nivel de equilibrio. Pero, la situación normal del capitalismo, según Keynes, es de un nivel
de empleo fluctuante. Sobre esta base este autor explica la determinación del volumen de
empleo que se establece en cualquier momento, y plantea como causa real del desempleo al
insuficiente gasto en inversión. La economía puede estar en un equilibrio con desempleo
masivo.

Poner en duda la naturaleza del pleno empleo como punto de equilibrio fue la cuestión
central en el aporte de Keynes. Con este eje discutió la teoría del mercado de trabajo propuesta
por los clásicos. Frente a estos, Keynes sostiene que el desempleo cíclico (períodos de
depresión cíclica) y estructural (cuando ciertas ramas de la producción son abandonadas y el
trabajador está largos periodos de tiempo sin empleo), son involuntarios. En estos términos,
el desempleo no se produce por una negativa del obrero respecto al trabajo en ciertas
condiciones, sino por una insuficiencia de demanda efectiva que limita las inversiones y por
lo tanto el nivel de la ocupación de pleno empleo.

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Surgen así, por parte de Keynes dos críticas al mercado de trabajo y a su correspondiente
teoría del salario y el empleo. Una de naturaleza empírica y la otra, de carácter teórico. Desde
aquí se plantea que: si fuera cierto que el salario real se encuentra determinado por la oferta de
trabajo, cada vez que se produzca un incremento de los precios ocurriría que una parte de los
trabajadores ocupados abandonen su puesto de trabajo debido a que el nuevo nivel de salario real
no alcanzaría para compensar la desutilidad marginal de su trabajo. Pero esto no es lo que sucede
en la vida real, pues los trabajadores no abandonan sus empleos en masa cuando los precios
aumentan ante una inflación. Por esta misma razón, desde el punto de vista empírico, esta premisa
queda refutada.

Lo que dice Keynes es que el salario real se determina conjuntamente con lo que
sucede en el mercado de bienes. Basándose en la teoría marshalliana de los precios, este autor
argumenta que una caída de todos los salarios de la economía representa una caída del costo
primo marginal de todos los bienes que será aproximadamente de la misma proporción. Llegando
a la conclusión que toda reducción del salario nominal provoca una reducción de los precios de
una magnitud porcentual semejante, lo cual implica que el salario real quede fijo. Es decir, al
mismo nivel que antes de la aplicación de la reducción por parte de los obreros, lo que significa,
desde esta perspectiva, que estos últimos no tienen control sobre la determinación de su salario
real.

Respecto a esto, Keynes concluye que si los trabajadores y los empresarios no pueden
reducir voluntariamente el salario real, entonces, su determinación es llevada a cabo de una
forma distinta a la propuesta por los clásicos. Estos sostienen que el desempleo se produce
por la resistencia de los trabajadores a reducir su salario real hasta alcanzar el equilibrio con
pleno empleo. Pero lo que veremos es que dicho salario real se determina de una manera
completamente distinta.

Para Keynes la causa principal del desempleo es la debilidad de la demanda de


inversión. Es decir, la desocupación es responsabilidad de quienes establecen el volumen de
la inversión: los empresarios. Cuando se presenta descenso en la demanda de inversión el
Estado debe intervenir incrementando su gasto. De este modo, restaurar el empleo para
mantener el nivel global de gasto en la economía.

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A esto se le llama política intervencionista del Estado en la economía. Es decir, que el
Estado es el órgano que debe intervenir en el control de las inversiones para garantizar el
interés general sin desestabilizar los principios del capitalismo. Esta regulación aparece como
una excelente opción para sostener un capitalismo saludable, donde el Estado al implementar
reformas para beneficiar a la población, constituye leyes para regular el salario y en virtud
de ello, considerar al gasto social como una inversión productiva y una solución a la crisis.

4) La crítica de la economía política de Marx. Contraste el análisis de Marx de la


naturaleza del dinero en la sección I de El Capital con la explicación ofrecida por
Adam Smith en el capítulo 4 de la Riqueza de las Naciones.

Adam Smith en el capítulo 4 de su obra La Riqueza de las Naciones afirma que la


inexistencia de un intercambio directo de productos no suele darse en una correspondencia
igualitaria respecto de los deseos de los individuos frente a los productos que intercambian.
Para evitar inconvenientes, Smith señaló que después de establecida la división del trabajo,
todo individuo dispuso de diferentes cantidades de otras mercancías, a partir de la que
producía. Con ello, buscaba que al momento de intercambiar, el riesgo de ser rechazada su
mercancía fuera mínimo. Surge de esta manera, el dinero.

Considerado por Smith como una mercancía más, el dinero, entendido como un
instrumento facilitador, cumple el papel de medio para el intercambio de mercancías. Posee
valor intrínseco, es decir, valor propio. Sin embargo, para Marx el dinero es más que una
mercancía. Para el autor de la importante obra El Capital el dinero surge de la mercancía y
no es un mero medio de intercambio, es depósito de poder de compra. Lo que implica que
además de ser utilizado para realizar transacciones, este es demandado. Marx llama genésis
del dinero a la conexión interna y necesaria que existe entre este y la mercancía.

Para entender un poco mejor esto, veamos que dice Marx respecto del valor de las
mercancías:

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“La relación de valor .1 manzana = 2 lápices., así puesta, consigue que el valor de
la manzana se manifieste, utilizando a los lápices como el material para expresarse. El papel
que desempeña la manzana en esta expresión es totalmente distinto del rol que le toca
cumplir a los lápices. El valor de la manzana, dice Marx, toma la forma del valor relativo,
mientras que los lápices funcionan, dentro de esta expresión, como mercancía equivalente.
Como puede verse, lo que ocurre aquí es que el valor de la manzana, que por sí solo era
incapaz de mostrarse como tal, logra ahora expresarse valiéndose de otra mercancía
distinta, el equivalente. Es importante recalcar que el valor de la manzana consiguió darse
a conocer pero no expresándose en el valor de los lápices, sino en su valor de uso. Si nos
preguntamos ¿cuánto vale la manzana?, la respuesta es dos lápices., no el valor de los dos
lápices. De manera que el valor de la manzana se expresa como su contrario, como el valor
de uso de los lápices. Y no puede hacerlo de otra forma”. (Kicillof, 2010: 352).

Se entiende que la mercancía solo es tal cuando señala a otra mercancía. Es decir, en
relación de espejo. De esta manera, dicha mercancía porta el atributo de la cambiabilidad,
pues cada una es portadora de valor. La mercancía denominada como equivalente es una
expresión unificada y monopolizada, como lo es el dinero. Así, según Marx, la expresión de
valor de las mercancías se configura como el equivalente general, como el dinero, entendido
como vinculo social en la forma del atributo monopolizado por una cosa particular de ser
directamente intercambiable. La mercancía es mercancía–dinero, no es solo mercancía. Es
para Marx la capacidad social de vinculación con otros, no como un atributo de la persona,
sino como un atributo de la cosa. En este sentido, la relación social general en la sociedad
que habitamos, se encuentra representada por el dinero.

No puede existir un intercambio de mercancías sin que haya presencia del dinero.
Este no es un mero medio de circulación, como lo entendió Smith o algo accidental, es una
forma general del valor de la mercancía. Es, en este sentido, una forma de expresión del poder
social.

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El cambio establece entonces relaciones entre los productos del trabajo y entre los
productores. Dichas relaciones aparecen no como relaciones directamente sociales de las
personas en sus trabajos, sino como relaciones materiales entre personas y relaciones
sociales entre cosas (Marx [1867] 1986: 38, En Kicillof, 2010). En este sentido, las
relaciones sociales están portadas por las cosas que producen, y la forma más desarrollada
que toma la expresión de relación de cambio es el dinero, el cual tiene la capacidad de
entablar el vínculo social y su acumulación da poder social.

Bibliografia.
Iñigo Carrera, Juan (s/f); “Acerca del carácter de la relación base económica -
superestructura política y jurídica: la oposición entre representación lógica y reproducción
dialéctica”, documento de trabajo, Centro para la Investigación como Crítica Práctica,
Buenos Aires.

Jevons, W. (1998). Teoría de la economía política, Pirámide, Madrid.

Keynes, J. (2005). Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Fondo de Cultura


Económica, Buenos Aires.

Kicillof, Axel (2010). De Smith a Keynes. Siete lecciones de historia del pensamiento
económico, Eudeba, Buenos Aires.

Marx, Karl (1998) [1867]: El capital. Crítica de la economía política, Tomo I. Vol. I, Siglo
XXI editores, Buenos Aires.

Ricardo, David (1993). Principios de Economía Política y Tributación. Fondo de Cultura


Económica, México.

Screpanti, Ernesto y Zamagni, Stefano (1997) [1993]: Panorama de historia del


pensamiento económico, Editorial Ariel, Barcelona.

Smith, Adam (1997). Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las


naciones. Fondo de Cultura Económica, México.

Walras, León (1987) [1874]: Elementos de economía política pura, Alianza Universidad,
Madrid.

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