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Por disposición de la Ley 497 de 1999, “por la cual se crean los jueces de paz y se
reglamenta su organización y funcionamiento”, la jurisdicción de paz tiene las
siguientes características fundamentales: (a) se trata de particulares investidos por
las partes de la autoridad para administrar justicia y resolver ciertos conflictos en
equidad; (b) está animada por la búsqueda de la concordia entre los ciudadanos, a
partir de su esfuerzo participativo en la solución de conflictos individuales y
colectivos, (c) mediante el empleo de mecanismos de administración de justicia no
tradicionales; (d) es gratuita, y los jueces realizan una labor ad-honorem; y (e)
dicha jurisdicción especial está inscrita en la estructura orgánica de la rama
judicial.
Los jueces de paz fueron previstos como un medio para que el ciudadano
participe, en virtud de sus calidades personales y su reconocimiento comunitario,
en la función pública de administrar justicia, jugando así un rol complementario al
que asignó la Carta a las demás autoridades y particulares que participan de dicho
cometido estatal, pues se pensó en personas que aunque no tuvieran una
formación jurídica fueran reconocidas por su comunidad; provistas de capacidad,
ecuanimidad y sentido de la justicia, quienes se ocuparían de asuntos de la
cotidianidad, que aunque pudieran ser pequeños afectan profundamente la
convivencia pacífica de un conglomerado social, ejerciendo, por tanto, una tarea
esencial.
En el caso sub judice era legalmente posible para el Concejo y Alcalde Municipal
de Santiago de Cali promulgar los actos administrativos acusados, [ los artículos
del 4 parágrafo y 6 del Acuerdo 0195 de 2006, Decreto 0077 de 2007] sin
exceder el ámbito de sus competencias; toda vez que (i) lo hicieron en
cumplimiento de los fines esenciales del Estado encaminados a lograr el bienestar
social de la comunidad, la convivencia pacífica, el orden público y la correcta
administración de justicia; propósitos que se desarrollan por medio del principio de
colaboración armónica entre las ramas del poder público; y (ii) conllevaba la
materialización de una política de Estado, como es la concreción del derecho y
deber a la paz, la formación democrática y la participación ciudadana, por medio
de la resolución pacífica de controversias, a través del desarrollo de una política
municipal consignada en el plan de desarrollo territorial. (..) Por tanto, en la
medida en que los actos administrativos demandados, fueron expedidos en
acatamiento del principio de iniciativa exclusiva del alcalde, atendiendo a los fines
esenciales del Estado materializados bajo el postulado de la colaboración
armónica entre los poderes y como desarrollo de una política pública municipal de
paz que privilegia la solución alternativa de controversias y la garantía del acceso
a la administración de justicia, los argumentos esgrimidos en la apelación no
estarán llamados a prosperar.
CONSEJO DE ESTADO
SECCIÓN SEGUNDA
SUBSECCIÓN B
I. ANTECEDENTES
1. LA DEMANDA
ACUERDA:
(…)
(…)
CONSIDERANDO:
Que la Constitución Política de Colombia en el Titulo VIII, capítulo
V, de las JURISDICCIONES ESPECIALES, en su artículo 247
establece que la ley podrá crear jueces de paz encargados de
resolver en equidad conflictos individuales y comunitarios,
ordenando que se elijan por votación popular.
Que la Ley 497 de 1999 creó los jueces de paz y reglamentó su
organización y funcionamiento.
(…)
DECRETA
2. TRÁMITE PROCESAL
La demanda fue admitida por el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca
mediante Auto del 14 de marzo de 2008. En el mismo proveído se denegó la
solicitud de suspensión provisional de los actos demandados y se procedió
a ordenar la notificación al Agente del Ministerio Público y al Alcalde
Municipal de Santiago de Cali. Finalmente se dispuso la respectiva fijación
en lista. (Folios 45 al 50).
Con Auto del 1 de junio de 2009, el Tribunal Administrativo del Valle del
Cauca dispuso la vinculación de la Sala Administrativa del Consejo
Seccional de la Judicatura del Valle del Cauca para que se pronunciara sobre
las pretensiones de la demanda. En el mismo sentido, mediante Auto del 24
de agosto de 2009 se resolvió vincular al proceso a la Nación, Rama Judicial,
Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura.
(Folios 79 al 81 y 96 al 98)
3. LA CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA
3.1. La Sala Administrativa del Consejo Seccional de la Judicatura del Valle del
Cauca
(Folios 87 al 94)
Respecto del aparte demandado del artículo 6º del citado acuerdo, en cuanto
se refiere a la provisión en cada vigencia fiscal de los estímulos necesarios
para garantizar el normal funcionamiento de la justicia de paz, considera la
primera instancia que ninguno de ellos tiene contenido económico y por
tanto no pugnan con lo dispuesto en el artículo 19 de la ley 497 de 1999 que
establece que los servicios prestados por los jueces de paz y de
reconsideración son gratuitos. Iguales consideraciones realiza respecto del
Decreto 0077 de 2007.
5. EL RECURSO DE APELACIÓN
6. ALEGATOS DE CONCLUSIÓN
II. CONSIDERACIONES
1. COMPETENCIA
2. PROBLEMA JURÍDICO
1
Corte Constitucional. Sentencia C-149 de 2010. M.P. Jorge Iván Palacio.
2
Corte Constitucional. Sentencia C-123 de 2014. M.P. Alberto Rojas Ríos.
realización de sus fines.” Es a partir de esta previsión constitucional que la
jurisprudencia de la Corte Constitucional ha construido una teoría
consistente y reiterada acerca del principio de separación de poderes y su
modulación basada en el sistema de frenos o contrapesos, el cual integra la
colaboración armónica y la concurrencia de controles interorgánicos.
La separación de poderes es, sin duda alguna, uno de los rasgos que mejor
define el régimen constitucional propio de la democracia liberal. El tránsito
hacia ese modelo responde necesariamente a la pretensión de limitar el
poder político y, con ello, evitar la arbitrariedad y el desconocimiento de los
derechos del individuo. Precisamente, la existencia de un poder limitado
opera como garantía para el funcionamiento de la democracia y el sistema
republicano de Gobierno, el cual parte de la base del equilibrio entre los
poderes del Estado, el reconocimiento de ámbitos de ejercicio independiente
y autónomo de las funciones otorgadas por el orden jurídico, y la
subordinación de la actuación de los servidores públicos y los particulares a
las reglas jurídicas producidas, de manera prevalente, a partir de canales
deliberativos y representativos de la voluntad de los ciudadanos 3.
3
Corte Constitucional. Sentencia C-253 de 2017. M.P. Gloria Stella Ortiz Delgado.
Se trata entonces de unas autoridades que no solamente desarrollan los
fines esenciales en el marco de sus competencias, sino que tienen la
representación misma del Estado en sus territorios a través del gobierno que
ejercitan, lo que les otorga la posibilidad de que de manera reglada y
discrecional, conforme con la Ley en cada caso, desarrollen actividades
tanto de policía administrativa, como de servicio público, al tiempo que
crean, adoptan e implementan políticas públicas de orden local,
departamental y nacional.
Pues bien, el artículo 71 de la Ley 136 de 1994 señala que los Alcaldes
Municipales tienen iniciativa exclusiva para presentar proyectos de acuerdo
al Concejo Municipal en relación con los temas previstos en los numerales 2,
3 y 6 del artículo 313 de la Constitución Política, esto es en los temas
relativos a la adopción de planes y programas de desarrollo económico y
social y de obras públicas, celebración de contratos y ejercicio pro-tempore
de precisas funciones que corresponden al Concejo, por vía de facultades; y
la determinación de la estructura de la administración municipal, las
funciones salariales y escalas de remuneración.
Conforme con el artículo 247 de la Constitución Política, “la ley podrá crear
jueces de paz encargados de resolver en equidad conflictos individuales y
comunitarios. También podrá ordenar que se elijan por votación popular”.
4
Gaceta Constitucional No. 66. Informe del ponente.
En ese entonces, se plantearon como características de la naciente
jurisdicción de paz las siguientes: (a) cercanía a la comunidad cuyos
conflictos cotidianos habrá de resolver el juez de paz, (b) competencia para
resolver conflictos menores de manera ágil e informal –es decir, sin
ritualismos o fórmulas procesales -, (c) respetabilidad del juez dentro del
medio social en el cual habrá de desempeñar su función, (d) adopción de
fallos en equidad, (e) coercibilidad de sus decisiones y (f) elección por parte
de la comunidad.
5
Corte Constitucional. Sentencia C-103 de 2004. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
lo es, en este caso, la judicial” 6, y que “esta institución guarda
también relación con algunos de los deberes que la Constitución
consagra a cargo de la persona y del ciudadano, concretamente
los de ‘propender al logro y mantenimiento de la paz’ (Art. y 95-6
C.P.) y el de ‘colaborar para el buen funcionamiento de la
administración de justicia’ (Art. 95-7 C.P.)”.
(Cursiva ajena al texto original)
Es así como los jueces de paz fueron previstos como un medio para que el
ciudadano participe, en virtud de sus calidades personales y su
reconocimiento comunitario, en la función pública de administrar justicia,
jugando así un rol complementario al que asignó la Carta a las demás
autoridades y particulares que participan de dicho cometido estatal, pues se
pensó en personas que aunque no tuvieran una formación jurídica fueran
reconocidas por su comunidad; provistas de capacidad, ecuanimidad y
sentido de la justicia, quienes se ocuparían de asuntos de la cotidianidad,
que aunque pudieran ser pequeños afectan profundamente la convivencia
pacífica de un conglomerado social, ejerciendo, por tanto, una tarea
esencial.
6
Corte Constitucional. Sentencia C-536 de 1995, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
7
Corte Constitucional. Sentencia C-893 de 2001. M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
(Cursiva ajena al texto original)
Por disposición de la Ley 497 de 1999, “por la cual se crean los jueces de
paz y se reglamenta su organización y funcionamiento”, la jurisdicción de
paz tiene las siguientes características fundamentales: (a) se trata de
particulares investidos por las partes de la autoridad para administrar
justicia y resolver ciertos conflictos en equidad; (b) está animada por la
búsqueda de la concordia entre los ciudadanos, a partir de su esfuerzo
participativo en la solución de conflictos individuales y colectivos, (c)
mediante el empleo de mecanismos de administración de justicia no
tradicionales; (d) es gratuita, y los jueces realizan una labor ad-honorem; y
(e) dicha jurisdicción especial está inscrita en la estructura orgánica de la
rama judicial.
5. EL CASO CONCRETO
De igual manera, queda claro que los alcaldes municipales tienen dentro del
ámbito de sus competencias la de cumplir los fines esenciales del Estado, y
particularmente desarrollar planes, programas y proyectos que le permitan
colaborar con las autoridades jurisdiccionales y emprender acciones que
promocionen y garanticen la convivencia entre los habitantes de su
territorio, así como su participación en el desarrollo, concertación y toma de
decisiones.
Ahora bien, teniendo claro que el Acuerdo 0195 de 2006, sub examine,
compromete recursos del presupuesto y fue presentado a consideración del
Concejo de Santiago de Cali por el ejecutivo municipal, deliberado y
aprobado por esta Corporación y posteriormente sancionado por el Alcalde,
se debe concluir que tratándose de la competencia para afectar el gasto
público local, este acto administrativo no incurre en circunstancia alguna
que desde el punto de vista de la afectación presupuestal, lo vicie de
nulidad.
Ahora bien, el hecho de que el artículo 20 de la Ley 497 de 1999 señale que el
Consejo Superior de la Judicatura deberá incluir en el presupuesto de la
Rama Judicial las partidas necesarias para la financiación de la Justicia de
Paz, ¿implicaba que el Municipio de Santiago de Cali no podía concurrir a la
financiación de su funcionamiento en lo local apropiando recursos propios y
de libre destinación?
Para la Sala resulta diáfano señalar que en el caso sub judice era legalmente
posible para el Concejo y Alcalde Municipal de Santiago de Cali promulgar
los actos administrativos acusados, sin exceder el ámbito de sus
competencias; toda vez que (i) lo hicieron en cumplimiento de los fines
esenciales del Estado encaminados a lograr el bienestar social de la
comunidad, la convivencia pacífica, el orden público y la correcta
administración de justicia; propósitos que se desarrollan por medio del
principio de colaboración armónica entre las ramas del poder público; y (ii)
conllevaba la materialización de una política de Estado, como es la
concreción del derecho y deber a la paz, la formación democrática y la
participación ciudadana, por medio de la resolución pacífica de
controversias, a través del desarrollo de una política municipal consignada
en el plan de desarrollo territorial.
9
Corte Constitucional. Sentencia C-631 de 2012. M.P. Humberto Sierra Porto.
Es así como que para sustentar las erogaciones presupuestales previstas en
el Acuerdo 0195 de 2006 y el Decreto 0077 de 2007, tendientes a colaborar
con la Rama Judicial del poder público en el funcionamiento de los jueces de
paz y de paz y reconsideración en el Municipio, y a su vez darle
cumplimiento a las políticas, programas y proyectos dirigidos a la búsqueda
de la paz, el orden público, la convivencia armónica y la solución pacífica de
controversias previstos en su Plan de Desarrollo; la administración local en
cumplimiento del principio de planeación, adelantó los trámites exigidos en
el banco de proyectos, matriculando bajo el código BP-1795-6 el proyecto
que denominó “capacitación y fortalecimiento de la Jurisdicción de paz en
las 22 comunas y 15 corregimientos del Municipio de Santiago de Cali”.
III. DECISIÓN
Como corolario de lo argumentado, la Sala confirmará la decisión de
instancia proferida por el Tribunal Contencioso Administrativo del Valle del
Cauca, como quiera que no fue posible para el demandante desvirtuar la
presunción de legalidad del Acuerdo 0195 de 2006 y del Decreto 0077 de
2007, en sede de apelación.
FALLA
CONFIRMAR la sentencia proferida el dos (2) de mayo de dos mil once (2011)
por el Tribunal Contencioso Administrativo del Valle del Cauca por medio de
la cual se negaron las pretensiones de la demanda.