ELEARNING TOTAL Adicciones en la actualidad desde el psicoanálisis – Unidad 8

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Unidad 8 - El Inconsciente y lo real

Los desarreglos del goce

En “Lo real y el sentido” Miller (2011) desarrolla las 2 operaciones constitutivas del
psiquismo que recordamos como el momento de alienación y separación propuestas por
Lacan en el Seminario XI.

En la separación introduce el goce y la pulsión a la vez que redefine las operaciones.

De la 1ra.; la alienación sostiene que es propia de los fenómenos del inconsciente. Es

una operación en la cual el sujeto se confronta con el significante (p.30) pero yuxtapuestos
por el inconsciente mismo, por sus formaciones.

De la 2da. Operación, la separación, ésta es correlativa de la inscripción del deseo

del Otro en tanto que junto con S1-S2 se produce la falta que representa el intervalo
significante y surge como “a” como consecuencia de la misma. Agrega que esta 2da.
Operación tiene efecto de verdad que le atañe al Otro pero que el sujeto desconoce.

Por esta cuestión, sostiene que el sujeto se ofrece él mismo como sujeto porque
responde a esta opacidad y se ofrece, a la vez que desconoce lo que el Otro, como deseo,
supone.

De este modo, la opacidad del sujeto responde a la opacidad del Otro.

Introduce la incidencia del goce en esa opacidad.

Pero se interroga acerca de estas dos operaciones ¿solo es cuestión de las dos faltas?
¿Cómo pensar el goce? (p.31)

Introduce el mito y la pulsión como desarreglos del goce en el sujeto. La pulsión es el

elemento suplementario que se presenta como objetos libidinales afectando el organismo y
aportan desarreglando aún más la dialéctica del sujeto respecto de las dos faltas.

La separación entonces supone un reconocimiento del sujeto de sus propios objetos

libidinales. Este sería el intento de acercamiento al goce, que incluye el organismo, que
excede al significante, podemos decir que lo despoja, lo arrasa, nos queda un residuo de él
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por el efecto de los objetos libidinales. Este efecto es propio de las toxicomanías. Podemos
suponer entonces que la violencia de la pulsión es claramente un desarreglo del goce.

Por eso Miller adhiere a la idea que la elección sobre “la bolsa o la vida” se podría
modificar en “el goce o el significante”. Si opta por el significante, éste frena algo del goce,
pero queda alojado igual en un goce medular. Es la asunción del sujeto cuando dice por ej.:
“soy adicto”

Al final, Lacan vuelve sobre el viviente como ser tomado en la palabra y agrega: el
sujeto era un conjunto vacío, pero a lo largo del texto de Lacan se metamorfoseo en un
personaje muy distinto: se trata de un sujeto representado por su pulsión en la que se
encuentra la sexualidad en el inconsciente (p.32)

Tal vez el intento de Miller (2011) de explicar los efectos transferenciales a partir del
Seminario XI se comprendan mejor si pensamos en el sujeto supuesto saber, como una
articulación significante. Mientras que la transferencia como acto que pone en juego la
realidad sexual del inconsciente nos muestra la pulsión, sus efectos, sus objetos pulsionales
que claramente se expresan como he descripto, como efectos de goce (p.36)

¿Cómo entenderlo y pensar lo real en la clínica?

Sabemos de lo imaginario, por sus efectos en ese registro: las ideas, fantasías, y sabemos
que el registro simbólico tiene efecto de orden, por sus reglas, por sus formas…pero ¿y de
lo real? ¿se trata del goce?

El goce engloba en sí mismo a lo pulsional que es reductible al cuerpo propio. También hay
una pérdida relativa al yo: se trata de su desplazamiento, porque ahora: “se goza”.

Volvemos al sujeto acéfalo que Lacan propuso en el Seminario XI: Allí donde Ello era yo
debo advenir.

O expresado de otro modo: Allí donde estaba la pulsión acéfala y silenciosa, el sujeto deberá
advenir. En ese momento se trataba del sujeto del significante. Miller (2011) lo pensaba así
en “Sutilezas Analíticas” p.256,

Pero nos preguntamos: ¿Qué sucede con esta subjetivación? ¿Alcanza?

Tal vez le permita al goce aparecer entre esas líneas, entre los significantes, discurre y se
desliza en el discurso del sujeto…pero y el deseo … ¿acota el goce?

Ambos comparten la metonimia, el deslizamiento (p.258). Esta forma de presentación nos

permite abordar las variaciones del goce o sus desarreglos de acuerdo a cierta intensidad.

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Agreguemos que distinguir la pulsión (como objetos Libidinales) permite en un análisis

pensar significantes del cuerpo. Por la pulsión es posible localizar el goce (264)

Pero ¿se lo puede nombrar? Sería una materia amorfa, o más bien, permanece como lo real,
sin predicado, como independiente del significante, a este real ¿Cómo se lo ordena? (265,
266)

Por una marca significante que mortifica el goce, cuya pérdida será el plus de gozar. (267)

En esta clínica, donde lo que impera son los desarreglos del goce ¿Cómo pensar la
interpretación?

Será un modo de decir especial, no se trata de la dimensión de la significación ni tampoco

de la dimensión de la verdad. Sino que se trata de lo que acentúa en el significante como
materialidad, como sonido.

Lacan proponía que la interpretación eficaz era quizás del orden de la jaculación, a saber,
un uso del significante que no tiene fines de significación, de significado, sino donde el
sonido, su consistencia, lo que podría hacer sonar la campana del goce de manera
conveniente para satisfacerse con éste (268)

Tratemos de entenderlo:

Un análisis es concebible donde una jaculación puede rectificar.

No rectificar como decía Lacan en sus primeros seminarios, como rectificación subjetiva,
sino el goce; que pueda este ser concebido como satisfactorio. (268)

Toxicomanía y Discurso Capitalista

La idea lacaniana de Discurso, tal como su autor refiere en el Seminario 17, p.46-47
se refiere a interlocutores que tienen un determinado lazo social. Lacan (1969/70/2015)
propone 4 lugares representados por el agente, el saber, el objeto a y la producción. En el
discurso del Amo, la referencia a Hegel es central: plantea la dialéctica del Amo y del
Esclavo. Claramente el Amo impone su voluntad, aunque no sepamos como llevara adelante
esa función, siendo este el enigma central. No hay posibilidad de responder que quiere o

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desea el Amo, dado que el mismo no lo sabe. El Amo es un ordenador, un lugar de referencia
como lo fue el padre y/o sus sustitutos, Dios, Reyes, Sres. Feudales, etc. En estas formas
de ordenamientos, que proponen maneras discursivas se necesitan esclavos, ellos son los
que verdaderamente dan consistencia al Amo. Es en el dónde se revela el inconsciente, por
la incidencia del discurso del Amo queda instalado el lugar del Otro (Spivak, 2016)

Además, ya estaba en Freud en “El Malestar en la Cultura” (1930/1993)) la idea de

que la pulsión producía un desorden que era necesario regular. Esa pulsión de Muerte que
Freud definió como “muda” responde a su repercusión en el cuerpo, vía el Superyó; aunque
también toma el camino de Pulsión de Destrucción cuando se dirige hacia afuera. Ejemplo
de ello nos dice las guerras. Sera interesante pensar como la idea generada desde Freud
sobre el saber, entendiendo que este puede ser totalizante reflejara un registro imaginario
donde el todo es posible, o sea brindara la satisfacción como total, ambición propia de los
predicadores políticos y/o religiosos (Spivak cita a Lacan, J Seminario XVII, p. 31)

De este modo será el esclavo quien deberá poseer un saber. Claro que es complicado
dado que el esclavo por haber sido desposeído de algo justificara como válida esa lucha que
tomara como propia. Recordemos que en su esencia el Amo no sabe lo que quiere, pero si
lo sabe el Esclavo, porque esa es su función, concederle al Amo, obedecerle. El Amo ordena,
manda, es un tirano que dictamina un modo en que ordena, por ejemplo, los tiempos, de
acuerdo a cierta validez del inconsciente.

En este sentido, las problemáticas actuales relativas al vacío subjetivo, deja a

los cuerpos al desnudo y al encuentro con lo real ya sea por el camino de las adicciones-
toxicomanías, excesivos tatuajes, trastornos de alimentación, psicosis, etc. En todos los
ejemplos hay un problema a nivel del Otro en la estructura y el fracaso de la no relación
sexual propia del inconsciente.

El cambio de Discurso del Amo al Discurso Capitalista, que supone la idea de

“modernidad” o “hipermodernidad” según los autores contemporáneos como Baumann,
Auge, Chaparro Amaya (2013) y otros especialistas de esta época entienden también que
hay una modificación respecto del lugar del saber. Desde la perspectiva lacaniana ahora el

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Esclavo quedo inútil frente al saber, anulado de su posición quedo solo frente al objeto con
el cual se identifica, lo cual trae un problema con el Otro. Se dice que “Ya no hay hombres”
o viceversa “Ya no hay mujeres…” o sea… no hay parejas. En esta época es la relación del
sujeto y su objeto. Evidencia que presenta la anulación de la relación sexual propia del
inconsciente, que nos traslada a una moda unisex en ese empuje hacia la igualación que
borra las diferencias entre los sexos. (Spivak, C. 2016)

También las fiestas electrónicas son un claro ejemplo de lo que no hay, de la

transformación en objetos de consumo, son cuerpos que deben resistir venciendo el
cansancio y al sueño, porque no también al hambre y la sed, y seguir el objeto a-droga, quien
suelto empuja hacia la muerte.

Se observará que la dificultad en el Discurso Capitalista a nivel del saber es que obtura
de tal modo que enloquece, porque es un discurso que siempre rueda sobre sí mismo, gira
solo, en el cual hay una aceleración propia (tiempo) de ese girar sobre sí mismo.

Como se va exponiendo en este discurso no hay fijeza en el modo de la satisfacción

pulsional ya que esta se manifiesta por fuera del fantasma. No tiene consistencia lógica el
“tú me pegas” de Freud, S “En pegan a un niño” sino más bien “Todos somos pegados” que
sostiene la posición perversa. En ella se consume cualquier cosa dada su generalización.

Coincide esta posición con la que asume el sujeto toxicómano-adicto al mostrar e

imponer su forma de gozar en la cual los lazos se sustituyen por encuentros en multitudes,
aglomeraciones, aglutinaciones de personas identificadas por un rasgo, por ejemplo, la
música.

También se observa cierto fracaso en la misma psicología de las masas ya que no los
dirige nadie, “eso” los empuja a un goce “cínico” que es la droga.

De lo dicho se entiende una frase de Lacan en la que propone que el Discurso

Capitalista trae una forclusión del amor, su verwerfung supone que al no haber perdida
instalada en el psiquismo el objeto se desata a nivel del cuerpo como lo expresan los sujetos
al consumir heroína: dicen “el flash de la heroína” allí el objeto a se desprende del cuerpo.
O “quedar duro” otra expresión donde el objeto droga quita inmovilidad.
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Es de suponer que cuando la realidad se vuelve virtual se produce la segregación

cuyo empuje es a nivel de lo real; lo que equivale a decir que cada vez los sujetos gozan
haciéndolo más intensamente sin tope ni medida, sino qu4e se repite con mayor intensidad
porque no es suficiente. Este es el aspecto letal del empuje al goce que renueva la relación
sujeto-objeto y sumerge a la subjetividad en una nada propio del ser moderno, un hombre
que cada vez habla menos de sí mismo, de su identidad y no para de hablar de su modo de
gozar.

En este sentido, las modalidades adictivas son correlativas del exceso o promovidas
por no tolerar hoy los sujetos la falta de algo, las perdidas. En una realidad del mundo
moderno que la experiencia en términos de violencia neurótica se ha perdido (Agamben, G.
2001) al determinar que para este autor la experiencia constituye un conocimiento que se
basa en una autoridad, dada por la circulación de la palabra y el relato, valor que le atribuye
al mito con sus variaciones (p. 9)

En el mundo de hoy el slogan es una invitación al consumo y a la felicidad, a la

satisfacción sin experiencia. Describe además que la actual “toxicomanía de masas” debe
ser vista en la perspectiva de esa destrucción de la experiencia (p. 13) Denota como en la
actualidad no tenemos casos aislados, sino sujetos que experimentan: al sujeto moderno no
le importan las causas ni las consecuencias, quizás el psicoanálisis sea una de las ultu8imas
terapéuticas que intentaran volver a la idea de que un sujeto es un caso clínico.

A la luz de estos indicadores surge que la estructura del fantasma apenas si funciona,
como mediador y productor de objetos que Lacan llamo objetos a. Esta teorización pierde
vigencia frente a la pluralización de objetos que el mercado ofrece, y bajo la sombra de un
deseo, el de consumir, hasta el amor ha cambiado: hay que apropiarse del Otro, siguiendo
esta lógica el amor pierde “corporeidad”, se vuelve imagen que para la filosofía oriental era
imaginación pura y estaba separada del cuerpo (p. 28)

Se entiende entonces que la anulación de los límites entre sujeto y objeto fagocitan el
objeto perdido freudiano promoviendo un deseo incontrolable de poseer objetos. Aquí el
amor como experiencia se opone al fantasma del sadismo, quien proclamaba que sus

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personajes necesitaban avivar un poco la imaginación con deleites que nunca terminan.
(Agamben, G. cita a Sade en Nota al pie de página Nº 8 y 9, p. 29) De este modo, el
encuentro con el amor fracasa de entrada ya que es solo un cuerpo, un objeto para consumir
según un fantasma infinito lo promueve. Ahora en estas aventuras sexuales y de consumos
se prescinde del afecto, de Eros cuyo efecto de deseo ligado a la necesidad de4 una realidad
corpórea queda desligado. Las modalidades adictivas son perversas, ya que escinden el
deseo-necesidad y el lugar del otro queda vacío.

Actualmente pensamos en las dificultades a nivel del yo, en un nivel donde el sujeto
debería poder “cualifica” como equivalente de subjetivar. Sus procesos psíquicos, tal como
Freud (citado por Agamben, G. p. 70) sostiene acerca del Es, será el lugar desde donde el
sujeto se enuncia “Yo soy eso-adicto” inscribe al sujeto en una experiencia que para él tiene
valor de verdad bajo una estructura de lenguaje. Lo que agrava el discurso moderno es que
este sujeto es más un sistema de signos que condicionan su discurso, motivo por el cual se
apropió de una lengua problemática, en el sentido en que Banveniste (citado por Agamben
G. p. 76) lo explicita: el signo es pura identidad de sí mismo, se reconoce por un significante,
pero sin significación, ya que ese valor semántico esta engendrado por el discurso. Ahora la
lengua se puede pensar como productora de mensajes (p. 77) Escapa a la enunciación de
ese sujeto la comprensión semántica de lo que dice y asume una identidad que no
comprende. Volvemos al mundo del signo como decía Banveniste, quien pensaba que era
un orden cerrado y la otra significación que se incorpora al signo es el valor-dimensión de lo
histórico-trascendental alude al discurso para el psicoanálisis, del otro como lugar de
referencia. (p. 78-79)

Como se viene exponiendo, hay en esta época una adherencia a los objetos
probablemente por efecto del Discurso moderno, pero siguiendo la idea de Agamben, G,
quien toma de Baudelaire un aspecto relevante en el cual el objeto, aquel llamado juguete
de la infancia tenía un valor histórico. Este es un pensamiento que también está en Levy
Strauss (citado por Agamben G. p. 103)

Quedan los residuos o fragmentos que aportan antiguos significados en significantes.

La miniatura es la cifra de la vida (p. 104) Es sumamente llamativo que en Heráclito la idea
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histórico-temporal estaba en un pasaje en el cual dice “un niño que juega a los dados”, así
definía este autor la dimensión abierta al tiempo mediatizado en un juego infantil con un
objeto (p. 105)

Al parecer los objetos ocuparon desde siempre un lugar privilegiado, el problema

actual es que no cumplen con la función del pasado, ahora más bien inundados de objetos
no hay historia ni intervalo temporal (p. 115-116)

Esta apertura que occidente comanda orienta al hombre de hoy al placer para lo cual
los objetos son un modo de satisfacción. En el apogeo del hombre libre el tiempo es infinito
de lo que surge su mayor condena: la generalización de los consumos como modos de
apaciguamientos pulsionales (p. 154)

Una forma de explicitar a este hombre moderno es la manera a la que se identifican

respecto de sus supuestas inclinaciones pulsionales, hasta llegar a tener el nombre de ellas
por ejemplo como “los caníbales”, “los sádicos”, los bisexuales”, los masoquistas, los
drogadictos, los homosexuales, y porque no, “las anoréxicas”, “los fetichistas”, etc.…Los
sujetos pierden su singularidad para formar parte de una clase. Notablemente, ya no están
representados por significantes rectores, que los nominan en el espacio público y que
señalaban un lugar en lo social, sino que ahora se propagan enunciaciones por maneras de
gozar que inusitadamente confiesan, tal como antes lo demostraba el fantasma. (Oms,
S.2009, p.93)

El hombre moderno asume su dependencia respecto de las ciencias coyunturales

claramente paso a ser una estadística, una probabilidad, facilita la clasificación. Lacan opone
este modelo para volver a una ciencia humana, de este modo la lógica del psicoanálisis será
establecer la función del objeto a aun allí donde en principio no se presente, de eso se trata
el campo psicoanalítico propuesta que anticipo tempranamente en los Escritos II, año 1965
en “La ciencia y la Verdad” (p. 842)

Dado que el inconsciente es lenguaje, eso nos habla, hacer de un sujeto generalizado
por los efectos de su goce o porque el Otro lo nombra por su adicción o consumo, implicarlo

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en una verdad que reintroduzca la causa que lo coloca como sujeto evidencia de cierta
predisposición al saber.

Esa será nuestra posición para introducir una diferencia en el discurso actual, que
pretende siempre la igualación, no solo de las modalidades adictivas, sino también de las
modalidades terapéuticas: todas deben decirle al sujeto como salir, caminos que alternan
con la voluntad.

En esa diferencia se ubica el psicoanálisis, al producir una interrogación y al

responsabilizar al sujeto de su forma de gozar.

Referencias Bibliográficas

Lacan, J.A. (2015/1969/70) Libro 17 “El reverso del psicoanálisis” Editorial Paidós, 12va.
Reimpresión, Buenos Aires, Argentina

Spivak, C. 2016 Apertura de Jornadas de Psicoanálisis en EOL, Buenos Aires.

Laurent, E. 2000 “Psicoanálisis y Salud Mental” Edit. Tres Haches, Buenos Aires

Agamben, G. “Infancia e Historia” Editorial Hidalgo, Buenos Aires, 2001

Oms, S. “Violencia/s”, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2009

Autora: Mg. Silvia Maioli

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