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FACULTAD DE HUMANIDADES
CARRERA: FILOSOFÍA
PROF.: Germán Jimenez
Año 2011
Gloria G. Guantay
L.U.: 708.121
Tanto así que este trabajo tendrá dos partes. En la primera intentaré desarrollar lo
que en la cátedra llamamos ‘aletheiología’, es decir, la metafísica entendida como ciencia
de la verdad, y desarrollada por Aristóteles en los dos primeros libros de la metafísica.
Asimismo completando esta idea indagaré en este sentido del ser, es decir, el ser como
1
Heidegger, ST p. 233
2
Volpi, F. La existencia como praxis. Las raíces aristotélicas de la terminología de Ser y Tiempo. En
Hermeneutica y racionalidad (comp. Gianni Vattimo) Grupo Editorial Norma. Se trata de un resumen de la
obra del mismo. F. Volpi, Heidegger e Aristótelé, Pádua, Daphne, 1984.
1
verdadero, al que nuestro Filósofo hace referencia en E,4 y luego en IX, 10. Trataré de
encontrar razones por las cuales Aristóteles, podría haber dado crédito a la unidad de esta
ciencia inhallable y siempre buscada en este sentido fundamental.
“Todos los hombres desean por naturaleza saber” 3, así comienza el primer libro de
la metafísica donde Aristóteles intenta introducirnos en su concepción de sabiduría. En
principio, propone una gradación de los conocimientos, comenzando por la sensación,
siguiendo por la experiencia, y llegando al arte y a la ciencia; y además distinguiendo
dentro de esta última tres niveles: 1) ciencias prácticas orientadas a satisfacer necesidades;
2) ciencias prácticas orientadas al placer y la calidad de vida; y 3) ciencias teóricas o
teoréticas.
3
Met., A, 1, 980 a, 1
4
Met., A, 1, 980 b 25-30
2
Por eso los que poseen el arte y la ciencia poseen más sabiduría que quien tiene tan
solo experiencia o sensación. Siguiendo este razonamiento Aristóteles, concluye, “que la
llamada Sabiduría versa, en opinión de todos, sobre las primeras causas y sobre los
principios.”5 Puesto que la sabiduría es una ciencia buscada lo que intentará indagar es de
qué causas y principios es ciencia la Sabiduría.
Dicho esto podemos comprender que el capítulo siguiente de este mismo libro nos
enumere las características de la sabiduría y tome como referencia las opiniones comunes
acerca del sabio. Los sabios son aquellos cuyo conocimiento: 1) es más universal; 2)
alcanza las cosas más difíciles de conocer, 3) es más exacto respecto de las causas; 4) se
elige por sí mismo y no en función de alguna utilidad y 5) le están subordinado todos los
demás saberes y conocimientos. Aristóteles mostrará que todas estas características,
atribuidas a la sabiduría, se cumplen en la ciencia de los primeros principios.
A esta sabiduría como ciencia de las causas primeras podemos completarla con lo
que Aristóteles nos dice acerca de la investigación de la verdad, en el libro que sigue. 6 “Y
también es justo que la Filosofía sea llamada Ciencia de la verdad; pues el fin de la
ciencia teórica es la verdad, y el de la ciencia práctica, la obra. En efecto, si los prácticos
indagan cómo está dispuesta una obra, no consideran en ella lo eterno, sino lo que se
ordena a algo y al momento presente. Pero no conocemos lo verdadero sin conocer la
causa…Por consiguiente, también será lo más verdadero lo que es para las demás cosas
causa de que sean verdaderas.” Es decir que la verdad es causa de que las cosas sean
verdaderas. Lo verdadero le da el ser a las cosas, pues cada cosa tiene verdad en la misma
medida que tiene ser. Las cosas son porque son verdad.
Esta ciencia de los primeros principios y causas comienza en el capítulo que sigue,
donde realiza una exposición de las doctrinas anteriores, adoptando la perspectiva de las
cuatro causas ya expuesta en la Física.8 Dice el estagirita “Aunque hemos tratado
suficientemente de las causas en la Física, recordemos, sin embargo, a los que se
dedicaron antes que nosotros al estudio de los entes y filosofaron sobre la verdad. Esta
revisión será útil para nuestra actual indagación; pues o bien descubriremos algún otro
género de causa, o tendremos más fe en las que acabamos de enunciar.” 9 Es decir, la
finalidad de este recorrido que va a realizar Aristóteles hacia los sistemas anteriores, es para
ver en cada uno de ellos el presentimiento parcial de la verdad total. Siguiendo a Aubenque
podemos decir que esta vuelta a los sistemas anteriores es una reconstrucción con
propósitos de justificación retrospectiva, es decir, que la historia fue invocada como
garantía suplementaria de la verdad.
7
ST p. 233
8
“Y puesto que, evidentemente, es preciso adquirir la Ciencia de las primeras causas (decimos, en efecto, que
sabemos una cosa cuando creemos conocer su causa primera), y las causas se dicen en cuatro sentidos, una
de las cuales decimos que es la sustancia y la esencia (pues el porqué se reduce al concepto último, y el
porqué primero es causa y principio); otra es la materia o el sujeto, la tercera, aquella de donde procede el
principio del movimiento, y la cuarta la que se opone a ésta, es decir, la causa final o el bien (pues éste es el
fin de cualquier generación y movimiento).” Met., A, 3, 983 a 24-32
9
Met., A, 3, 983 b, 1-5
10
Filebo, 16 c.
11
Met. A, 3, 983 b 32
4
técnicas humanas, idea que Platón se había burlado en el Hippias mayor. Claro que este
progreso, no se trata de un progreso lineal e irreversible que iría en contradicción con su
cosmología (es decir, la de un devenir cíclico del tiempo, imagen débil e imperfecta de la
eternidad del cosmos). Es decir, hay un progreso, pero su ritmo es desigual según las
distintas ramas del saber, y esto lo reconoce al término de su Obra lógica, donde el Filósofo
evidenciando la satisfacción por lo expuesto dice que si bien la retórica había llegado antes
de él a un grado avanzado de desarrollo, no así la analítica y la dialéctica. Aristóteles no se
considera restaurador de una antigua sabiduría, sino fundador de una ciencia nueva.
Otra diferencia es que Platón despreciaba a los filósofos mediocres, en cambio para
Aristóteles no hay filósofos mediocres, sino hombres que han participado con mayor o
menor éxito en una búsqueda común, en la especulación acerca de la verdad. En este caso,
el error sería también parte del camino a la verdad, en cuanto es un enunciado positivo
acerca del ser, ese error sigue siendo verdad por relación a la totalidad. Nada se pierde pues
en la historia de lo filosofía, puesto que todo contribuye a su perfección.
Esta comprensión de las doctrinas anteriores llega incluso a paradojas tales como
que ciertos filósofos han sido ciegos a la verdad que en sí mismos llevaban, por ser esta
parcial, por ejemplo dice “Anaxágoras no entendió el sentido de sus propias palabras”12. O
también hay como una especie de impotencia de la verdad, que es el caso de Empedócles al
cual, Aristóteles recomienda “atenerse mas bien al espíritu que a la expresión literal, que
es mero tartamudeo y solo así podremos ver en la Amistad y el Odio un presentimiento de
la causa final”13. O también una especie de maleficio de la verdad por el cual el filósofo
termina diciendo lo contrario de lo que quieren decir, es así el caso de los mecanicistas, que
quieren explicar el orden en virtud de los movimientos desordenados.
Con respecto a los sofistas es necesario que apreciemos este giro que realiza
Aristóteles en el libro IV, cuyo objeto es librarse de los adversarios que ponen obstáculos a
cualquier búsqueda eficaz de la verdad. Allí Aristóteles se muestra desilusionado por las
posiciones relativistas, especialmente la de Protágoras que impide sostener el principio de
no contradicción, que es imprescindible en la búsqueda de la verdad diciendo: “Y el
resultado es aquí gravísimo, porque, si lo que más han alcanzado a ver la verdad que no es
asequible –y éstos son lo que mas la buscan y aman- tienen tales opiniones y manifiestan
estas cosas acerca de la verdad ¿Cómo no ha de ser natural que se desanimen los que se
disponen a filosofar? Realmente buscar la verdad será perseguir volátiles.” 14
¿En que sentido es difícil? La causa de la dificultad no está en las cosas, sino en
nosotros. “Pues el estado de los ojos de los murciélagos ante la luz del día es también el
del entendimiento de nuestra alma frente a las cosas más claras por naturaleza” 16. Por eso
el origen de la filosofía para Aristóteles está en “el asombro de que las cosas sean como
14
Met. IV, 5, 1009 b 33- 39
15
Met., II, 993 a 30 - 31
16
Met., II, 993 b
6
son”17 y que el correlato del asombro es la aporía, es decir, un estado de cosas tal que
conlleva una contradicción, al menos aparente.
Desde este punto de vista el mismo Heidegger cita todos los fragmentos en donde
Aristóteles habla de una coerción de la verdad. Un ejemplo de ello lo tenemos con los
filósofos que no pudieron explicar el movimiento apelando solo a la causa material, no
tuvieron más remedio que recurrir a una nueva clase de causa. “En ese momento la cosa
misma le trazó el camino y los obligo a la búsqueda”18
Entonces tenemos que el filósofo cuando se topa ante una dificultad en el momento
de su búsqueda, está ante una aporía, esto es, un grupo de problemas que constituyen el
núcleo de las dificultades metafísicas. En el libro III Aristóteles nos enumera una lista de
problemas. Los problemas se asemejan a los nudos que no pueden deshacerse si se ignora
su existencia, por eso aquí los pone en claro cada uno de ellos para que cuanto más
conscientes seamos de ellos más fácil sea solucionarlos. Las primeras cuatro aporías
encuentran su resolución en el libro IV19 de la metafísica. La respuesta es: La ciencia de Ser
en cuento Ser es ontología, y a su vez el ser se dice en varios sentidos, aunque en orden a
una sola cosa y a cierta naturaleza única. Estamos ante el problema de la unidad y
multiplicidad del ser.
17
Met., A,2, 983 a 13
18
ST pp. 233-234
19
Las aporías a la que hacemos referencia son: 1) ¿Es una la ciencia de las cuatro causas o son varias?; 2)
¿Pertenecen a una misma y única ciencia el estudio de los principio lógicos fundamentales y el de la
sustancia? (si no pertenecen a una misma ciencia, ¿Con cuál de las dos identificaremos la “filosofía
primera”?; 3) ¿Hay una sola o diversas ciencia para todos los tipos de sustancias (sensibles y
suprasensibles)?; 4) La ciencia que estudia la sustancia ¿es la misma que estudia también las propiedades de
la sustancia?.
7
¿Es una ciencia de las cuatro causas o son varias? Aristóteles responde a esta
primera aporía en el libro IV “Hay una ciencia que contempla el ser en cuanto ser y lo que
le corresponde de suyo. Y esta ciencia no se identifica con ninguna de las que llamamos
particulares, pues ninguna de las otras especula en general acerca del Ser en cuanto ser
sino que habiendo separado una parte de él, considera los accidentes de ésta.” 20
Aristóteles a diferencia de Parménides y de Platón, incluye dentro de la noción de ser
absolutamente a toda la realidad, el ser se predica de absolutamente todo, hasta incluso de
lo que no-es (entendiendo que en lo referente al discurso decir que algo no-es es darle cierta
entidad). Pero que el ser se predique de todo no da lugar a que pueda decirse que se lo haga
en el mismo sentido y de manera univoca.
La solución será la homonimia prós év, la cual es compatible con una cierta unidad,
tiene fundamento y que se basa en la referencia a algo uno y a una misma naturaleza, es
decir, la ousía. Aristóteles se sirve de dos ejemplos para expresar la relación prós év:1) la
relación de todo lo que es “sano” con la salud; 2) la relación de todo lo “medicinal” con la
medicina. Ambos ilustran en el plano óntico, la relación ontológica de la multiplicidad de
los significados del ser con la ousía.
20
Met., IV 1, 1003 a, 20-25
21
Cfr. Jimenez, G., Heidegger y Aristóteles: la analogía y el problema de la unidad de las significaciones
múltiples del ser en el curso de 1926. Edición digital: “Memoria, libertad y destino”, pp. 257-262
8
el qué, el cuál, el cuanto, el donde, el cuando, y otros términos que significan en este
sentido. Y además de todos estos sentidos del ser, están el ser en potencia y el ser en
acto”22
Si bien Aristóteles ya nos presenta la plurivocidad del ser, es Franz Brentano quien
identifica y examina los cuatro significados del ser, que en ese entonces habían caído en el
olvido o que mas bien habían sido tenidos por insignificantes. Lo que Heidegger nos aporta
y le reprocha a Brentano es haber pasado por alto el sentido de los póllajos, Aristóteles usa
el póllajos en tres sentidos: 1) la gran polisemia de los modos fundamentales, 2) la pequeña
polisemia categorial; 3) El tó ón é ón que apunta a ambas anteriores en una relación de
inclusión, en el sentido que los tres modos no categoriales se resuelven en el póllajos de las
categorías, porque en estas últimas se encuentra la ousía, que, siendo el significado
dominante, no es, sin embargo un género como sostenía Brentano.23
22
Met., E, 2, 1026 a 33 - 40
23
Con respecto al problema de la unidad y la multiplicidad, en 1926, Heidegger escribe “Los conceptos
fundamentales de la filosofía Antigua” en donde hace una exposición de la historia del pensamiento griego
desde Tales hasta Aristóteles. En los últimos cinco capítulos analiza algunos conceptos metafísicos en
relación a este problema, y rechaza la doctrina de la analogía como intento efectivo de Aristóteles de
responder al problema de los pollajós legómena. (Cfr. Jimenez, G. ob cit)
24
Cfr. Jimenez, G., Heidegger y Aristóteles. (Pág. 258-259)
9
Con Aristóteles tenemos que la ousía es la acepción fundamental que rige la
pluralidad de significados, pero en la interpretación heideggeriana la ousía como modo
propiamente dicho comprende el ser como el ser presente, Vorhandenheit. El trabajo de
Heidegger está abocado a la búsqueda del sentido fundamental y unitario que sostiene la
naturaleza plurívoca del ente, pero quiere superar el horizonte de la metafísica de la
presencia. Como dijimos que en los años 20’ investiga uno tras otro, los cuatro
significados, para ver cual es el fundamental y examina a fondo el significado del ser en
cuanto verdadero. Eso es lo que harémos a continuación.
Más adelante en IX, 10, vamos a encontrar otra teoría, que dice que el enlace del
pensamiento para ser verdadero debería expresar un enlace con las cosas, es decir,
“verdadero o falso, y esto es en las cosas el estar unidas o separadas, de suerte que se
ajusta a la verdad el que piensa que lo separado está separado y lo junto está junto, y
yerra aquel cuyo pensamiento está en contradicción con las cosas.” 27 Habría una verdad en
25
Met., VI, 4, 1027 b 25-27
26
Met., VI, 4 1027 b 30 - 35
27
Met., IX, 10, 1051 b, 3 - 5
10
el plano de las cosas que residiría en su estar juntas o su estar separadas, en el caso de seres
compuestos, tales como “la madera es blanca” o “la diagonal es inconmensurable”. En los
ejemplos, su ser (verdadero) reside en estar juntos y ser uno, y el no ser (falso) sería ser
varias cosas y estar separadas.
Heidegger llega a este descubrimiento durante el examen del significado del ser en
cuanto verdadero, a través de una interpretación del libro VI de la Etica a Nicómaco en el
28
Met., IX 10, 1051 b 21 -25
11
curso del semestre invernal de 1924/25. Es importante decir que esta interpretación se debe
en gran medida al profundo estudio que realiza de las Investigaciones Lógicas de Husserl,
ya que es a partir de la configuración fenomenológica del horizonte temático por el cual
Heidegger se acerca a Aristóteles.29
30
Tomando como referente a Silvana Filippi en su trabajo “Heidegger y la noción tomista de verdad”, al igual
que ella, para los objetivos del trabajo me pareció conveniente atenerme a la aletheia en Ser y tiempo,
porque reviste un carácter gonoseológico y podemos vincularlo con la noción de verdad aristotélica. No así
el segundo Heidegger (La esencia de la Verdad en Platón, 1942 y De las esencia de la verdad, 1943)
31
ST p. 235; De Interpr. I, 16 a 6
12
concepción de verdad daría lugar a lo que Tomás de Aquino luego llamaria
correspondencia/conveniencia en vez de adaequiatio, y además esta definición sería a la
que se atiene el mismo Kant.32
Heidegger contesta que no, “El proferir una proposición es un ‘ser relativamente a’
la cosa, al ente mismo”34. Por lo tanto la comprobación se da cuando se verifica que la
proposición que expresa el conocimiento, se muestra como descubrimiento del ente al que
está referida. En la comprobación no se comparan representaciones, ni entre sí ni en
referencia a la cosa ‘real’, tampoco una concordancia del conocimiento y el objeto. La
comprobación es el ser descubierto del ente mismo. La proposición muestra a los entes en
32
El artículo de Silvana Fillippi “Heidegger y la noción tomista de verdad”, está abocado a desentrañar la
diferencia entre la adequatio intellectus et rei y “la concordancia del juicio con su objeto”, cuestión que
Heidegger parece no tener en cuenta en el parágrafo 44. Además de mostrar errores que Heidegger comete
en su interpretación del Aquinate, encuentra importantes vínculos en la noción de verdad de ambos
filósofos.
33
ST. P. 238
34
ST. p. 238
13
su ‘estado de descubiertos’. Por lo tanto si la proposición resulta verdadera es porque
descubre al ente en sí mismo: “Ser verdadero quiere decir ser descubridor”35
Esta noción de verdad, dice Heidegger ya había sido presentida por los griegos con
el término aletheia, (lo no oculto, lo descubierto), pero que el sentido original de esta
expresión se perdió y cambió por la traducción posterior. La palabra verdad quedó
encubierta por el intento de definirla como adecuación o concordancia entre dos entes (lo
real y lo ideal, sujeto y objeto, lo psíquico y lo físico).
35
ST. p. 240
36
ST. p. 166
37
ST. p. 244
14
determinaciones del ser de los entes en cuanto tales”. El juicio en cambio puede tanto
descubrir, como encubrir, porque esa es la doble posibilidad inherente al lógos.
Ahora volvamos con Aristóteles quien nos advirtió en E, 4, que el ser en cuanto
verdadero no puede ser comprendido entre las significaciones del ser propiamente dicho.
Según Aubenque esto sucede por la misma razón que la lógica no puede tener un lugar en
las clasificaciones del saber. En ambos casos la relación en los dos términos no es de la
parte al todo: si la lógica no es una ciencia más entre otras, ello se debe a que, siendo teoría
de la ciencia, posee en cierto sentido la misma extensión de la totalidad del saber,
asimismo, el ser en cuanto verdadero no forma aparte del ser propiamente dicho, puesto que
al ser reiteración suya, tiene en cierto sentido la misma extensión que él. Aubenque intenta
superar la alternativa entre adecuación y desvelamiento a la cual los intérpretes, sobretodo
Heidegger, nos han circunscripto. En realidad, dice nuestro autor, la verdad es siempre
desvelamiento, no sólo cuando es simple enunciación (fásis) sino también cuando es juicio
(katáfasis).
En el juicio, no decimos sólo algo de algo, sino que dejamos hablar en nosotros a
una cierta relación de cosas que existe fuera de nosotros. Aristóteles expresa esta prioridad
de la relación entre cosas sobre el juicio en que ella se desvela. “Pues tú no eres blanco
porque nosotros pensemos verdaderamente que eres blanco, sino que, porque tú eres
blanco, nosotros que lo afirmamos, nos ajustamos a la verdad”. 38 El enlace se da en las
cosas cuyo ser es el de ser juntas o ser separadas, y esto lo que desvela en la verdad del
juicio, del mismo modo que el ser de las cosas no compuestas se devela en la verdad de la
captación enunciativa. De esta manera entendemos, que hablar de la verdad de las cosas, es
significar que la verdad del discurso humano que está representada anticipadamente en las
cosas. Hay una especie de anterioridad de la verdad con respecto a sí misma, la cual en el
mismo instante en que la hacemos ser mediante el discurso, la hacemos ser precisamente
como siendo ya antes. Esta es la tensión inherente en la verdad, la que nos conduce a la
aparente dualidad.39
38
Met., IX, 10, 1051 b 7- 9
39
Cfr. Aubanque, P. (pp. 160-161)
15
Más aún, todavía no hemos considerado la frase que encabeza el libro IX que
contradice aún más el sentido del libro VI: “Puesto que “lo que es” y “lo que no es” se
dicen, en un sentido según las figuras de la predicación, en otro sentido según la potencia
o el acto de éstas, o sus contrarios, y en otro sentido, lo que es verdadero o es falso en el
40
sentido más fundamental.” Considerando lo que veníamos diciendo más arriba sobre el
sentido de la verdad lógica que debía ser excluida de la investigación del ser propiamente
dicho, porque que no añadía nada y era una reiteración en el plano del pensamiento,
estamos aquí ante una contradicción.
. El segundo texto, IX 10, trata de una verdad ontológica, se confunde con el ser
propiamente dicho cuya extensión comparte. Aubenque nos dice que Aristóteles entiende
por “sentido más fundamental” al ser por excelencia, y por ende esto nos lleva a interpretar
que la verdad ontológica no significa tal o cual parte del ser, sino el ser en su totalidad, pero
también quiere decir que nosotros no podríamos decir nada del ser si este no fuese verdad,
o sea apertura al discurso humano que lo desvela. De esta manera podemos entender que el
ser como verdadero, es decir el ser por excelencia no pueda ser incluido entre las
significaciones del ser, puesto que es la significación de las significaciones, aquello que
hace que el ser tenga significaciones y aquello que hace posible un discurso humano acerca
del ser.
Entonces, el ser en cuanto verdadero es, lo que hace que el ser pueda ser
significado. Ahora bien, una posible objeción sería que como la verdad, tal como lo dice
Aristóteles en el libro IX, puede darse tanto en la simple enunciación (fasis) como en el
juicio (katáfasis) y la significación del ser sólo se nos ha aparecido a través del discurso
predicativo, entonces, deberíamos renunciar a reconocer que hay igual extensión en el ser
en el sentido de lo verdadero y en el ser propiamente dicho, aquel que nos conlleva una
pluralidad de significaciones. El ser en cuanto ser, no es todo el ser, ya que dejaría subsistir
fuera de él un ser que se revelaría únicamente en el iluminación de la captación enunciativa,
y, por lo tanto, al margen de toda atribución.
17
que quizá sólo debiéramos verla como el progresivo descubrimiento de una verdad mayor,
pero eso si, nunca hallada en su totalidad.
Por eso, la búsqueda de la verdad sin dejar de ser tal, en vez de llamarse
Aletheilogía, esto es, ciencia de la verdad, es ciencia del Ser en cuanto Ser, que se dice de
muchas maneras. Aristóteles se encuentra en la encrucijada del problema de la unidad de la
ciencia y la polisemia del Ser. Aquí cabe aclarar que la ousía, si bien constituye la acepción
fundamental que rige la pluralidad de significados no es el significado unitario que da
cuenta de la basta polisemia de los modos de ser.
Bibliografía
- HEIDEGGER, MARTÍN, (2007): Ser y Tiempo, Buenos Aires, FCE. (Trad. José
Gaos)
19
- VOLPI, FRANCO, (1984): “La existencia como praxis. Las raíces aristotélicas de
la terminología de Ser y Tiempo”. En Hermeneutica y racionalidad (comp. Gianni
Vattimo) Grupo Editorial Norma. 1984.
20