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El control de los políticos

José María Maravall (Madrid, Taurus, 2003)


ÍNDICE
PRESENTACIÓN 9
CAPÍTULO 1. LAS ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA POLÍTICA 13
Introducción 13
La representación política como una relación de agencia 15
El escenario de la responsabilidad política 24
La opacidad de las políticas 37
La persuasión de los votantes 44
La aceptación de políticas impopulares 56
Conclusiones 67
CAPÍTULO 2. PREMIOS Y CASTIGOS ELECTORALES 71
Introducción 71
La evolución de los resultados económicos 77
La evaluación de la economía y el voto 89
Ideología, economía y voto 97
Conclusiones 110
CAPÍTULO 3. LAS CONSECUENCIAS POLÍTICAS DE LA DEMOCRACIA INTERNA EN
LOS PARTIDOS 113
Introducción 113
Una relación de agencia triangular 121
El control del Gobierno por parte de los partidos 128
Conflicto por el control 137
Democracia de partido y rendimiento de cuentas electoral 151
Conclusiones 165
CAPÍTULO 4. EL ESTADO DE DERECHO COMO ARMA POLÍTICA 169
Introducción 169
Más allá de los estereotipos 173
La subversión del Estado de derecho en nombre de la democracia 183
La subversión de la democracia mediante el Estado de derecho 187
La judicialización de la política en las democracias 194
Librarse de 'los adversarios mediante el Estado de derecho 200
Conclusiones 218
APÉNDICE 223
BIBLIOGRAFÍA 235
ÍNDICE DE NOMBRES 251
ÍNDICE DE MATERIAS 257

PRESENTACIÓN
En este libro analizo algunas cuestiones que constituyen, a mi juicio, puntos débiles de una teoría
minimalista de la democracia. Un argumento subyacente a lo largo de sus páginas es que la
democracia difícilmente puede encajar en una concepción que se remonta a Schumpeter (1942) y
que no atiende a las consecuencias de las asimetrías de información entre ciudadanos y políticos.
En una frase famosa, Sartori (1987: 3) advirtió que ciertas «ideas erróneas acerca de la democracia
conducen a que las democracias fracasen». En consecuencia, la teoría minimalista de la democracia
ha pretendido liberar a las democracias de expectativas desmesuradas y de sobrecargas normativas.
Así, las concibe como regímenes en los que los ciudadanos pueden desechar gobernantes por razón
de su mala gestión y en los que, debido a ello, existen incentivos para que los gobernantes sean
representativos.
Esta concepción de la democracia resulta: demasiado complaciente. Subvertir tal complacencia es el
propósito de este libro. Mis argumentos no atenúan en modo alguno la importancia de las
elecciones, sino que la enfatizan. Pero si éstas constituyen el fundamento de la democracia, los
ciudadanos deben tener una capacidad real de premiar o castigar alos gobernantes. Si estos últimos
disponen de mayor información que los votantes, el control de los políticos mediante las elecciones
se hará difícil. Los gobernantes podrán mantener políticas en la opacidad, conseguir que los
ciudadanos toleren políticas impopulares, ser excusados por malos resultados de su gestión, recortar
la democracia interna [9-10] en los partidos o utilizar como instrumentos de poder instituciones
pensadas para proteger a los ciudadanos de posibles abusos. Lo que el libro estudia son estrategias
que los políticos utilizan para acceder al poder o mantenerse en él en contextos de información
asimétrica que dificultan su control por parte de los ciudadanos.
Los argumentos que expongo son analíticos, no valorativos. Pero de ellos sí pueden extraerse
consideraciones normativas acerca de cómo facilitar el rendimiento de cuentas de los políticos y el
carácter representativo de los gobiernos, limitar las posibilidades de estrategias de manipulación,
reducir las tendencias oligárquicas en el seno de los partidos o evitar la judicialización de una
política desplazada del ámbito de las instituciones democráticas. Quiero también aclarar que los
argumentos del libro son probabilísticos; y también que una causa no deja de merecer la pena sólo
por ser difícil.
El libro utiliza material empírico muy diverso: análisis estadísticos de decenas de encuestas y de
una base de datos que elaboré respecto de veintidós democracias a lo largo de veintiún años, datos
secundarios y fuentes históricas; y también observaciones extraídas de una prolongada participación
política personal. Ésta tuvo lugar en el Gobierno, en el Parlamento yen la dirección del Partido
Socialista. Me parece obvio que el valor de los argumentos del libro dependerá de su consistencia y
de la calidad de la evidencia empírica que utilizo, con independencia del sesgo ideológico del autor.
En todo caso, sise desea escrutar sesgos, quiero dejar constancia de que mis ideas siguen siendo las
mismas que guiaron esa participación política. Pensar críticamente y -recordando una máxima de
Willy Brandt- «osar más democracia» son, a mi entender, componentes necesarios, aunque no
suficientes, de la izquierda: lo contrario del conservadurismo. De forma que, si el libro provoca una
reflexión política, espero que sea en la dirección de un radicalismo democrático.
Quiero expresar numerosos agradecimientos. A Cambridge University Press, por autorizarme a
utilizar en este libro versio[10-11]nes revisadas de capítulos publicados en tres volúmenes
diferentes"1. A Adam Przeworski, coautor de uno de esos capítulos, por animarme a reescribir la
nueva versión que aquí figura como capítulo 2 y por sus observaciones al resto del texto. A las
1
Los capítulos son los siguientes: «Accountability and Manipulation», en Adam Przeworski, Susan C. Stokes y
Bernard Manin (eds.), Democracy, Accountabilits, and Representation. Nueva York: Cambridge University Press,
1999. «Political Reactions to the Economy» (con Adam Przeworski), en Susan C. Stokes (ed.), Public Support for
Market Reforms in NewDemocracies. Nueva York: Cambridge University Press, 2001. «The Rule of Law as a
Political Weapon», en José Maria Maravall yAdam Przeworski (eds.), Democracy and the Rule of Law. Nueva
York: Cambridge University Press, 2003.
personas que me han comentado el libro, en su totalidad o en alguna de sus partes, y a las que, como
la lista es larga, he preferido mencionar al comienzo de cada capítulo. En particular, a Ignacio
Sánchez-Cuenca y Andrew Richards por sus sugerencias y críticas a los distintos capítulos. En
seminarios en el Instituto Universitario Europeo y en las universidades de Nueva York, Princeton y
Yale he expuesto bastantes ideas del libro y los debates posteriores me resultaron muy útiles.
El Centro de Estudios Avanzados en Ciencias Sociales, del Instituto Juan March, ha sido un lugar
intelectualmente privilegiado para investigar y aprender. Con José Luis Yuste no sólo tengo una
profunda amistad desde hace años, sino una gran deuda porsu interés intelectual y su apoyo
personal. Los profesores, doctores y estudiantes del Centro han significado para mí un estímulo
constante. Y no creo que sea posible contar con mejor ayuda en la preparación de un original que la
que me ha proporcionado Magdalena Nebreda. Finalmente, a María Cifuentes le debo su interés en
que publicase el libro en la editorial Taurus. Y a Jesús Cuéllar, unas traducciones excelentes de los
capítulos 1, 3 y 4, que me permitieron escribir las versiones definitivas. [11-]

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