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Paisaje
Ricardo Gómez
Campuzano La primera manifestación moderna
(/exposiciones/ricardo-
gomez-campuzano)
Éxito y olvido
(/exposiciones/ricardo-
gomez-campuzano/exito-y-
olvido)
De Bogotá a España
(/exposiciones/ricardo-
gomez-campuzano/de- Ricardo Gómez Campuzano © Banco de la República
bogota-espana)
“El paisaje es una orquesta en que todo se ha de tocar al tiempo bajo una misma
PAISAJE
(/EXPOSICIONES/RICARDO-
batuta, para lograr la vibración del aire"1 .
GOMEZ-
CAMPUZANO/PAISAJE) Ricardo Gómez Campuzano.
/
moderar las innovaciones. Si bien en el siglo XIX el paisaje había sido apenas un
Casa Gómez Campuzano
(/multimedia/casa-gomez- elemento o telón de fondo, a comienzos del siglo XX la naturaleza se convertía en la
campuzano) razón fundamental de la pintura colombiana.
Claramente, la Sabana fue el paisaje nacional por excelencia y uno de los más
apetecidos por una clase social favorecida por la economía agrícola de exportación
que, a comienzos del siglo XX, tuvo en el café su principal producto. Clásico
representante de esta escuela, Ricardo Gómez Campuzano pintó la luz y la
topografía de la región, dotándola de gusto y carácter. Obras como Lluvia sabanera
(1976), el Salto del Tequendama (sin fecha) y Desolación (1917), ilustran el amor
que, desde niño, profesó por estas tierras extensas y melancólicas.
“”
Gómez Campuzano es un admirable, un vigoroso paisajista. Pinta
la naturaleza emocionadamente, haciéndola expresar estados de la
sensibilidad humana. Sus evocaciones de la Sabana de Bogotá,
que él ha visto y estudiado durante años, ofrecen una sugestión
íntima y avasalladora. Quizás ninguno de nuestros artistas ha
sabido comprender, como lo ha logrado él, todo el encanto magro y
no que tiene esta vasta extensión [. . .].5
Hablar de la Sabana a comienzos del siglo XX, era hablar del ‘edén andino‘, de sus
tierras fértiles, de sus arboledas y sus aguas puras. De todo un territorio y una
región, cuyos límites estableció el escritor Tomas Rueda Vargas, al escribir: “[La
Sabana] es toda la extensión de la altiplanicie, sin descontar las laderas que se
confunden con la cordillera, y los valles de Sopó, La Calera y Tabio“. 6 No obstante, la
Sabana y Bogotá eran una misma cosa para los bogotanos, estaban unidas
espiritualmente, en cuanto este vasto territorio representaba los valores culturales
de la capital.
Entre la producción de estos artistas se cuentan las más destacadas obras del
territorio nacional. Cada una de ellas dotadas con características propias que las
hacen únicas. Así por ejemplo, Eugenio Peña, Roberto Páramo y Ricardo Borrero
Álvarez, hicieron paisajes abreviados en los que se impuso la elaboración pictórica
sobre la intención descriptiva; mientras Ricardo Moros Urbina, Jesús María Zamora
y Ricardo Gómez Campuzano, ejecutaron descripciones minuciosas de la
naturaleza.
Entre 1949 y 1951 Gómez Campuzano vivió en Canadá con su familia, allí, en las
estaciones, encontró elementos plásticos de gran signi cación. Panoramas llenos
de nieve en invierno o de hojas secas en otoño componen algunas de las obras más
representativas de este periodo. Con ellas se destacan las marinas que pintó en la
provincia de Nueva Escocia. Algunos de estos paisajes e imágenes harán parte de
su época nal, caracterizada por la repetición de obras de épocas anteriores.
Gran parte de los paisajes del artista bogotano acusan la in uencia del pintor
Joaquín Sorolla, quien, fascinado por la luz del Mediterráneo, se convirtió en un
intérprete del impresionismo. Las escenas de playa corresponden al género más
conocido y divulgado dentro de la producción del pintor español. Así, las playas
levantinas le suministraron a Sorolla constantes temas de inspiración, como los
pescadores y pescadoras que tienen en el mar su sustento, las barcas y aparejos de
pesca y los niños, que corren por las playas, se bañan y juegan. Imágenes muy
cercanas a las marinas y escenas veraniegas que Gómez Campuzano pintó en la
costa Atlántica, el mar Mediterráneo y en los mares de la provincia de Nueva Escocia
en Canadá y en las que, además de su admiración por la luz, el artista hizo
mani esta su fascinación por el agua.
Los paisajes de Ricardo Gómez Campuzano ilustran una actitud descriptiva, cuyas
audacias formales fueron la cercanía al luminismo español y a algunos recursos del
impresionismo francés, hecho que se atribuye a su relación con Joaquín Sorolla,
quien le dictó lecciones de pintura al aire libre en San Fernando. Fue grande la
admiración de Gómez Campuzano por este maestro del arte ibérico del que se
re rió así en 1981:
“
[. . .] Pero Joaquín Sorolla fue el que más me impresionó con sus
clases de pintura al aire libre. Sorolla tiene toda la factura de
Velásquez y fue el primero que iluminó las sombras al aire libre.
Sus cuadros daban la impresión de una ventana rota a través de la
cual se veía el paisaje.8
/
”
En 1964, Ricardo Gómez Campuzano regresó a España para exponer en el Círculo de
Bellas Artes de Madrid. Estando allí visitó, durante un año, algunas provincias del
país ibérico. La luz del Mediterráneo y sus contrastes violentos ejercieron una
notable in uencia en su paleta que, a partir de entonces, cobró mayor cromatismo.
Las Barcas de Denia, el viejo puerto de Alicante, las ventas de naranjas de la huerta
valenciana, las estrechas calles de Benidorm con su cielo inconfundible, la
atmósfera brumosa entre la Serranía de Aitana y los rizos de las olas en Altea fueron
los temas que dejó plasmados en obras como Barcas de Denia (1969)
y Alicante (1975).9
Evidentemente, Gómez Campuzano fue un pintor del campo, abierto a todos los
caminos de la luz. La naturaleza robó de su paleta las más ricas pinceladas. Sus
paisajes son esa composición en la que, bien podríamos decir, todo se halla en
perfecta armonía, lo que ilustra a la perfección sus palabras, cuando en una
entrevista para El Espectador, expresó: “El paisaje es una orquesta en que todo se ha
de tocar al tiempo bajo una misma batuta, para lograr la vibración del aire“.10
4 Adel López Gómez, “La exposición de Gómez Campuzano“, Cromos, núm. 910
(Bogotá, 28 de abril de 1934). . Volver arriba
5
Eduardo Castillo, “En la exposición de pintura de Gómez Campuzano“, Cromos
núm. 727 (Bogotá, 6 de septiembre de 1930). . Volver arriba
8 Gloria Valencia Diago, “Setenta años ‘pinte que repinte‘ ¡todos los días!“. . Volver arriba