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DEL ALTIPLANO PERUANO A LA REPUBLICA ORIENTAL DE URUGUAY

Tres fotógrafos puneños ponen en vitrina la festividad de la Virgen de la


Candelaria.
Por: Nilton Vela / info@niltonvela.com
19/09/2018
Hace una semana culmino la exhibición fotográfica “Festividad de la Virgen de la
Candelaria” en la sala de exposiciones del Museo de Arte Precolombino e Indígena
(MAPI) de Montevideo en Uruguay. La exposición se inauguró en julio pasado por la
conmemoración del mes patrio, dentro del programa “Mes del Perú en Uruguay”. Este
programa estuvo a cargo de la Embajada del Perú en dicho país, donde se desarrollaron
conferencias, exhibiciones de pintura y fotografía, talleres de música y ciclos de cine
peruano. Asimismo, estas actividades se llevaron a cabo gracias a la cooperación de
diversos centros culturales y museos uruguayos.
Con respecto a la exhibición fotográfica, es importante saber que estuvo compuesta por
tres fotógrafos puneños, -Víctor Neira, Uriel Montúfar y Carlos Álvarez- ganadores del
Primer Concurso Regional de Fotografía dedicado a la Festividad de la Virgen de la
Candelaria, concurso que fue convocado por la Oficina Desconcentrada en Puno del
Ministerio de Relaciones Exteriores (ODE – Puno), en febrero del 2017. Conjuntamente
al concurso, este año se ha editado y publicado un simpático libro donde -daré una
impresión más exhaustiva en otro momento- los jóvenes fotógrafos dieron a conocer su
trabajo.
No obstante, la exhibición estuvo compuesta por una serie de 30 fotografías dentro del
marco curatorial del museo, estas fueron distribuidas en tres espacios, con la intención
de distinguir el trabajo de los tres fotógrafos. Es decir, cada fotógrafo tuvo su propia
vitrina, con la intención de resaltar su proyecto fotográfico y que la muestra comprenda
de un guion museográfico de fácil comprensión. Asimismo, los paneles estuvieron
vestidos de rojo y blanco, para Neira y Montúfar el fondo fue rojo, con la intensión de
resaltar el color y el movimiento de sus fotografías. En el caso de Álvarez, el fondo fue
de un blanco inmaculado, dando la predominancia a sus fúlgidos contrastes de blanco y
negro.
También debemos tener en cuenta que esta sala de exhibición está conectada a la galería
de objetos arqueológicos precolombinos. De esta manera, se puede ver una lectura
conjunta de ambas exhibiciones, por un lado, el objeto ancestral y por el otro, los
elementos contemporáneos que se fusionan a las costumbres ancestrales de nuestro
altiplano. Subsistiendo así, el pasado con el presente.
En este sentido, el director del MAPI, Facundo de Almeida, resaltó que al museo le
interesó “especialmente esta exposición porque muestra una práctica cultural
contemporánea”. Confirmando así, el acierto curatorial de esta exhibición.
Hay que destacar, que esta exhibición es meritoria por dos sentidos, el primero es el
acierto de la ODE – Puno, por elaborar y promover la fotografía en Puno y realizar
intercambios culturales con los países del continente. El segundo, nos conduce a la
reflexión del artista, en este caso del fotógrafo puneño al elaborar un dialogo con la
parafernalia de la festividad.
Por ello, me parece justo destacar el trabajo de estos jóvenes fotógrafos, quienes con
mesura vienen cosechando laureles para Puno. En el caso, de la exhibición “Festividad
de la Virgen de la Candelaria” se puede ver el reflejo paciente y peliagudo de estos
jóvenes puneños. No obstante, debemos aclarar que las 30 obras -fotografías- convergen
a través de los pasacalles, procesiones religiosas y concursos de danzas que la festividad
ofrece, pero no todas las imágenes comparten el mismo lenguaje visual, estético, ni
cromático. Por un lado, Neira trabaja el contraste de la luz y el color mediante el
movimiento de los danzantes y de la pirotecnia que se inmiscuye con el sombrío de la
noche, como si se tratará de un claroscuro de Rembrandt. Desde otra perspectiva
encontramos la obra de Álvarez, una serie de fotografías en blanco y negro, él propone
un punto de vista diferente, donde el detalle es el predominante y la composición fluye
con los puntos de fuga según su perspectiva, así sus imágenes logran constituir una
armonía lineal de contrastes perfectos.
De otra magnitud son las obras de Montúfar, su trabajo esta desglosado dentro de la
serie titulada “Willka Nina” que en castellano significa ‘fuego sagrado’, esta serie se
yuxtapone a la energía que emite lo sagrado. Así, el valor de su obra se ve irradiada de
un sistema poético donde el aura es el predominante y el ande se extiende en plenitud.
Este valor se desarrolla en un conjunto de fotografías, donde se puede resaltar la
conexión de la naturaleza con el individuo, evocándonos a sentidos más excelsos, donde
la imagen dialoga con el más allá. Es decir, estas impresiones metafóricas nos hacen
comprender que las fotografías de Montúfar, no solo son de una concepción mecánica,
sino más bien de una conexión biológica sensorial. Además, su obra nos remite a sentir
lo sagrado dentro de lo terrenal y de lo terrenal hacia lo sagrado.
Sin embargo, estas apreciaciones pueden variar según sea el grado del espectador, y
también del que las emana. Por ello, debemos preguntarnos también, si nuestros
fotógrafos están trabajando desde lo teórico o sí están planteando proyectos fotográficos
que impliquen al autor como núcleo, y que dichos proyectos documenten más que una
interacción social, política, religiosa o artística y, no solo sea una fotografía turística.
Además, debemos tener en cuenta que la fotografía también es un registro histórico, es
un documento que el Perú necesita para la posterioridad. Como diría Mario Montalbetti.
“El estado en el que se encuentra la fotografía peruana actual es en buena parte debido
al desconocimiento del tercer origen”. Esto también, nos transporta a otra realidad, no
solo a la falta de planteamiento del fotógrafo, sino también al desconocimiento del
tercer origen que comenta Montalbetti, acaso no se refiere a las instituciones del estado
y muchas veces a la privada, o al público en general que por mera indiferencia o
desconocimiento desvaloran la impronta del fotógrafo puneño-peruano.
En definitiva, esperemos que estas palabras alberguen una esperanza en los artificies y
suspicacia a los menos afortunados. Y que esta exhibición sea un detonante de cambio
en la percepción visual y cognoscitiva de nuestros voluntariosos regentes de la cultura
puneña.
Ilustración 1) Facundo de Almeida (director del MAPI), (x), Sonia Fontans y Bruno
Podestá (encargado de asuntos culturales de la embajada de Perú en Uruguay).

Ilustración 2) Obras de Uriel Montúfar


Ilustración 3) Obras en la exposición

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