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Está generalmente reconocido que los seres vivos evolucionan y que las
formas sencillas dan lugar a formas cada vez más complejas. ¿Cómo
sucede esto? He aquí la cuestión que intrigó a Carlos Darwin, el gran
naturalista, durante muchos años. Darwin creía firmemente en la
evolución, pero por largo tiempo fue incapaz de explicarla. Al cabo de
muchos años desarrolló su famosa Teoría de la evolución por
selección natural, basada en el modo prodigioso en que los animales
se adaptan a su ambiente. La evolución es el proceso por el que una
especie cambia con el de las generaciones. Dado que se lleva a cabo de
manera muy lenta han de sucederse muchas generaciones antes de que
empiece a hacerse evidente alguna variación.
UN POCO DE HISTORIA…Desde la antigüedad, el modo
de originarse la vida y la aparición de la gran variedad de
organismos conocidos, constituyó un misterio que, en
menor o mayor medida, despertó curiosidad de los
científicos.
Sin embargo, las supersticiones, los prejuicios, los dogmas
religiosos y las teorías que se aventuraban debido a la
imposibilidad de probarlas con el nivel de conocimiento de
aquellas épocas, hicieron que la cuestión quedara a
menudo en el olvido o que, simplemente, se aceptara la imposibilidad de averiguar
los orígenes.
No fue hasta épocas relativamente recientes cuando el hombre pudo finalmente
abordar esta cuestión con unos criterios fiables y unos conocimientos científicos
suficientes para demostrar sus hipótesis.
Es así como podemos afirmar, que antes del siglo XIX existieron diversas hipótesis
que intentaban explicar justamente esta cuestión, “el origen de la vida sobre la
Tierra”. Las teorías creacionistas que hacían referencia a un hecho puntual de la
creación divina; y por otra parte, las teorías de la generación espontánea que
defendían que la aparición de los vivos se producía de manera natural, a partir de
la materia inerte.
Una primera aportación científica sobre el tema es el trabajo de Oparin (1924), El
origen de la vida sobre la Tierra, donde el bioquímico y biólogo ruso propone una
explicación, vigente aún hoy, de la manera natural en que de la materia surgieron
las primeras formas pre-biológicas y, posteriormente el resto de los seres vivos. En
segundo aspecto de la generación espontánea de la vida tiene una respuesta
convincente desde mediados del siglo XIX.
Esto es así, gracias a Pasteur y fundamentalmente a Darwin quienes realizaron
experimentos al respecto. Este último, naturalista británico realizó una obra de
vital trascendencia (1859): El origen de las especies. La cual tiene por objetivo
aportar una explicación científica sobre la evolución o denominada “descendencia
con modificación” (término utilizado para explicar estos fenómenos).
Los pinzones de Darwin son un grupo de pájaros que se encuentran en las islas
Galápagos y que contribuyeran grandemente a ¡a formación de la teoría de la
evolución. En esas islas existen pocas aves de otra de otra clase y los pinzones han
evolucionado en varias direcciones, de modo que ahora los hay granívoros,
frugívoros, insectívoros, etc. Sus picos varían de forma, de acuerdo con le función.
Se distinguen varias especies y subespecies. La semejanza general entre ellos
sugiere que han evolucionado recientemente, a partir de un antepasado común.
Sin lugar a dudas que existieron importantes antecedentes del tema, aunque
siempre se manifiesta el honor de haber realizado esta teoría de manera científica
e inexorable, a Charles Darwin. No muy lejos, fue su abuelo –Erasmo Darwin- quien
aportó las primeras muestras de interés científico por estos temas. No obstante,
quien fue precursor de una corriente de pensamiento sobre el estudio de la
evolución de los seres vivos, es Jean Baptiste de Monet, caballero de Lamarck
(1744-1829).
Lamarck, que vivió de 1744 a 1829. De acuerdo con ella, si un hombre hace
gimnasia intensamente y desarrolla sus músculos, sus hijos tendrán también
músculos potentes. En otras palabras, los caracteres adquiridos durante la vida de
un individuo pueden ser heredados. Esta teoría recibe, por ello, el nombre
de teoría de la herencia de los caracteres adquiridos.Evidentemente, es
cierto que los músculos pueden ser desarrollados mediante ciertos ejercicios, pero
lo que no está demostrado en absoluto es que estas modificaciones puedan
heredarse.
En lo que respecta al científico británico, Charles Darwin, viajando a bordo
del Beagle, durante largos años (1831- 1836) recogió datos botánicos, zoológicos y
geológicos que le permitieron establecer un conjunto de hipótesis que
cuestionaban las ideas precedentes sobre la generación espontánea de la vida.
La diversidad observada durante esos veinte años siguientes se intentó explicar de
manera coherente mediante la formulación de los datos obtenidos. Una de las
etapas que más influyó en el fue su paso por las islas Galápagos, donde encontró
14 subespecies distintas de pinzones, que se diferencian únicamente en la forma
del pico. Es decir, que cada una de ellas, estaba adaptada a un tipo de
alimentación y vivía en un hábitat diferente en las diversas islas.
Sin embargo, en 1858, Darwin se vio obligado a presentar sus trabajos, cuando
recibió el manuscrito de un joven naturalista, Alfred Russel Wallace (1823/1913),
que había llegado de manera independiente a las mismas conclusiones que él, es
decir, a la idea de la evolución por medio de la selección natural.
La obra de Malthus sobre el crecimiento de la población, fue la base que habría
tomado para sus estudios, tanto Darwin como Wallace. La misma establece que
este factor (crecimiento de la población) tiende a ser muy elevado, la cual al
disponibilidad de alimento y espacio son limitados lo mantendrá constantes, de
aquí surge esta proposición de la idea de competencia. Ambos científicos de
acuerdo a esta base argumental sustentan sus teorías estableciendo dos aspectos
relevantes, dando por sentado que los seres vivos pueden presentar clones.
Justamente la noción de competencia establecida anteriormente por Malthus y
finalmente esta última idea, es lo que los lleva a establecer que estas variaciones
pueden ser ventajosas o no en el marco de dicha competencia. Entonces la
conquista por los recursos necesarios para la vida, dará como resultado una lucha
que determinará una selección natural la cual favorecerá a los individuos con
variaciones ventajosas y eliminará a los menos eficaces. Pese a ello, no todo es
compartido por ambos, ya que existe un punto discordante entre ellos. Y es que
esta idea de Darwin de selección natural expresada en su obra El origen del
hombre (1871), nunca fue compartida por Wallace.
Al respeto, Darwin argumenta que algunos caracteres son preservados sólo porque
permiten a los machos mayor eficacia en relación con las hembras. Pero cabe
decir, que ciento cincuenta años después, hay quienes aún lo veneran y quienes lo
deploran, pero El Origen de las especiessigue aún ejerciendo una influencia
extraordinaria.
Cuando Darwin regresó de su viaje por América del Sur y el Pacífico, era
capaz de empezar a responder una pregunta muy sencilla que no
parecía tener una respuesta fácil: ¿por qué las plantas y los animales
cambian? El problema se le presentó al advertir que en América del Sur
encontraba muchas especies que conocía, pero con algunas diferencias.
Asimismo, en las Galápagos pudo clasificar dieciséis especies de
pinzones y se preguntó por qué un pájaro, que conocía de Europa,
presentaba tal grado de variación.
Uno de los hechos que impresionó a Darwin, durante su largo viaje fue la variedad
de formas y de especies análogas que pueden agruparse alrededor de un mismo
prototipo. Esta variación morfológica es fácil de observar también, por ejemplo, en
los animales domésticos.
En las palomas caseras existen innumerables razas que se diferencian por la forma
de la cola, por el tipo de rizado o lisura del plumaje, por el color, por la existencia
de moños o carnosidades (carúnculas) en la cabeza, además de otras
características.
Mediante una serie de cruzamientos, es posible convencerse de que estas formas
descienden todas de la forma silvestre: la paloma saxícola o paloma de las rocas
(Columba livia). El autor de la perpetuación de estas variaciones es el hombre, que
las dirige y conserva, según su voluntad y sus intereses; y lo mismo actúa sobre
otros animales domésticos o sobre las plantas cultivadas. Darwin buscó, durante
mucho tiempo, la fuerza que en la naturaleza podría reemplazar la acción selectiva
del hombre, evidente en las plantas cultivadas y en los animales domésticos.
LA TEORÍA DE DARWIN
Darwin parte de las ideas, del economista Thomas Malthus. Malthus
postulaba que la población crece en forma geométrica y se preguntaba
qué sucedería con el crecimiento de la población humana en un habitat
cerrado, como por ejemplo una isla. La conclusión era que el
crecimiento estaría limitado por la cantidad de alimento, que crece en
proporción aritmética. Si la cantidad de alimento es restringida,
debemos suponer que llegará un momento en que existirán más
animales con necesidad de alimentarse que alimento disponible.
Entonces, se producirá una competencia entre los individuos por el
alimento, y algunos individuos resultarán vencedores y los otros morirán
de hambre. De esta idea, Darwin concluye que sobrevivirán aquellos
individuos con características más favorables, idea conocida como la
“supervivencia del más apto”. Sin embargo, hay que tener en cuenta
que, a menudo, se registran variaciones, hecho que Darwin había
observado en las Galápagos.
Conectando este hecho con la idea de la supervivencia del más apto, se
deduce que aquellos individuos que poseen las características más
favorables compiten en mejores condiciones y, al cabo del tiempo, se
produce la selección natural; es decir, los más aptos ocupan todo el
habitat y los menos “adaptados” desaparecen.
Un Ejemplo de la Selección Natural: Entre las perdices se observa,
ocasionalmente, la aparición de individuos completamente blancos o
albinos, o cuyo plumaje tiende a ser blanco. Estos casos se presentan,
por lo demás, en muchos otros animales. Sin embargo, el porcentaje de
perdices blancas es siempre muy pequeño. Se puede comprender
fácilmente que, en caso de ataque por un ave de rapiña, cuando las
perdices se ven obligadas a buscar refugio entre la maleza y los
accidentes del terreno, las de color blanco están mucho menos
favorecidas y tienen muchas más probabilidades que las otras de ser el
punto de mira y la presa inmediata del halcón atacante.
Sin embargo, la variación blanca sigue apareciendo de vez en cuando
entre las perdices, aunque la selección natural, que trabaja en contra de
ella, le impida “fijarse” o convertirse en una característica importante. Si
se tratase, sin embargo, de animales que por habitar en altas latitudes
(tierras circumpolares) o altas montañas se vieran obligados a pasar
una época de su vida en la nieve, el color blanco podría ser una
característica favorable que los ayudaría a pasar inadvertidos.
De hecho, la coloración blanca se presenta frecuentemente en esa clase
de animales, ya sea de modo estacional o fijo. Se puede suponer que la
selección natural ha favorecido su fijación. Las variaciones que tienen
lugar en todos los animales hacen, por tanto, que se adapten más o
menos al ambiente que los rodea. Los que están bien adaptados tienen
más probabilidades de vivir y reproducirse, y pueden transmitir estas
variaciones favorables a su descendencia. De esta manera, una especie
cambia gradualmente y acaba por estar muy bien adaptada al medioa
ambiente.
Pruebas de la evolución
Son pruebas basadas en criterios de morfología y anatomía comparada.
Los conceptos de homología y analogía adquieren especial relevancia
para la comprensión de las pruebas anatómicas. Se entiende por
estructuras homólogas aquellas que tienen un origen común pero no
cumplen necesariamente una misma función; por el contrario, las
estructuras que pueden cumplir una misión similar pero poseen origen
diferente, serían análogas. De esta manera, las alas de los insectos y las
aves serían estructuras análogas, mientras que las extremidades
anteriores de los mamíferos, que presentan un mismo origen pero que
llevan a cabo funciones diversas —locomotora, natatoria, etc.—,
constituirían estructuras homólogas.
En relación a las pruebas embriológicas, hay que distinguir entre
ontogenia —las distintas fases del desarrollo embrionario— y filogenia,
concepto que hace referencia a las distintas formas evolutivas por las
que han pasado los antecesores de un individuo, es decir, su desarrollo
evolutivo. En los vertebrados, cuanto más cerca de la fase inicial se
sitúan los embriones, más parecidos son; posteriormente, se van
diferenciando progresivamente cuanto más cerca de la fase de adulto
terminal se encuentran.
Otra de las pruebas clásicas es el estudio de los fósiles. El análisis de los
distintos estratos geológicos demuestra la presencia de fósiles de
invertebrados en los más antiguos; gradualmente, van apareciendo en
los más recientes peces primitivos, y, finalmente, los fósiles
correspondientes a los mamíferos y las aves.
EVIDENCIAS SOBRE ESTA TEORÍA:
En El origen de las especies, Darwin decía: “No vemos ninguno de estos
lentos cambios en el momento en que ocurren sino hasta que el
transcurso del tiempo los ha marcado”.
Muchas personas, tal como lo pensaba Darwin, suponen que todo
ocurrió en un pasado distante, Los biólogos actuales, por su parte,
sostienen que la evolución no solo es un fenómeno del pasado, sino que
continúa hoy en día. Así, pueden citarse ejemplos del proceso evolutivo
llevado a cabo en tiempos coitos, como los originados por la fuerte
intervención producida por el hombre sobre el ambiente durante los
siglos XIX y XX.
Uno de los ejemplos más conocidos es el de la polilla del abedul, cuyo
nombre científico es Biston betularía. Los bosques británicos, cuyos
árboles en general están cubiertos de líquenes de color claro, son el
habitat natural de estas polillas de hábitos nocturnos. Antes de la
Revolución Industrial (mitad del siglo XIX), la mayor parte de la
población de polillas era de color claro, con algunas motas oscuras.
Debido a que las polillas descansaban durante el día sobre los troncos
de los árboles, no eran vistas por las aves depredadoras. Sin embargo,
entre la población de polillas, se podían encontrar algunos individuos
mutantes de Color oscuro, que eran fácilmente detectados y devorados
por las aves.
Durante la Revolución Industrial, la floreciente industria británica
comenzó a quemar grandes cantidades de carbón como combustible.
Debido a la falta de control de la contaminación, el hollín se diseminó
por los bosques, lo que provocó la muerte de los líquenes claros. De este
modo, solo quedaron a la vista los troncos de los árboles, que se
ennegrecieron por la contaminación.
La polilla de color claro contrastaba con el color oscuro de los troncos y
era fácilmente detectada por los depredadores, pero no así la oscura:
estas últimas, que hasta ese momento habían sido escasas, sobrevivían
y se reproducían, y pasaban esta característica a sus descendientes.
Hacia el final del siglo XIX, el 98 % de las polillas en los alrededores de
la ciudad de Manchester eran de color oscuro. Esta tendencia de las
variedades de color oscuro de reemplazar a las de color claro es
conocida como melanismo industrial. Pero es importante recordar que la
coloración negra de las polillas no fue producida por la contaminación: la
selección natural “trabaja” sobre variaciones que ya existen en las
poblaciones. Las medidas adoptadas en la última mitad del siglo XX para
el control de la contaminación han revertido esta situación, y en las
poblaciones de Biston betularía de las islas británicas, los individuos de
color claro han vuelto a ser mayoría.
Existen otros ejemplos que ponen de manifiesto en tiempos cortos el
proceso evolutivo, tales como la resistencia de algunos insectos a los
insecticidas o la resistencia de las bacterias a algunos antibióticos.