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NULIDAD EN LA AUDIENCIA DE JUICIO ORAL POR CAMBIO DEL JUEZ DE

CONOCIMIENTO, ANALISIS DINÁMICO DE LA JURISPRUDENCIA DE LA


SALA DE CASACIÓN PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

DAVID FERNANDO RINCON BAUTISTA

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE COLOMBIA


FACULTAD DE DERECHO
2013

1
NULIDAD EN LA AUDIENCIA DE JUICIO ORAL POR CAMBIO DEL JUEZ DE
CONOCIMIENTO, ANALISIS DINÁMICO DE LA JURISPRUDENCIA DE LA
SALA DE CASACIÓN PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

DAVID FERNANDO RINCON BAUTISTA

MONOGRAFIA, REQUISITO DE GRADO, PARA OBTAR POR EL TÍTULO DE


ABOGADO

DIRECTOR: DR. JULIAN ALBERTO ARDILA MORA, PROFESOR DE TIEMPO


COMPLETO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD
CATÓLICA DE COLOMBIA

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE COLOMBIA


FACULTAD DE DERECHO
2013

2
3
DEDICADO

A mi Maestro el Doctor JAVIER FERNANDO FONSECA ALVARADO,


agradeciéndole su gran colaboración y empeño, enseñándome lo valioso del
ejercicio del Derecho y guiándome para disciplinar mis conocimientos con el
fin de aportar con honestidad y lealtad a la profesión que escogí.

Igualmente a mis Padres LUIS FERNANDO RINCON ALFARO y CLAUDIA


LUCIA BAUTISTA LOPEZ, quienes junto a mi Hermano PABLO ENRIQUE
RINCON BAUTISTA, son la razón principal de mi vida y el apoyo
incondicional para lograr cada una de mis metas.

“PRIMUS INTER PARES”

4
CONTENIDO

1. Introducción …………………..…2

2. Objetivo general …………………..…3

3. Objetivos específicos …………………..…4

4. El problema de Investigación y la Principialistica


Procesal Penal …………………..…5

4.1. El Debido Proceso y otros principios


relacionados con la actividad de los jueces. ………………..……6

4.2. La jurisprudencia como herramienta de la


Investigación ……………….…..10

5. Descripción metodológica: Fijación y Revisión


Del universo jurisprudencial …………………...11

5.1. Fijación del universo jurisprudencial de la


Investigación
……………………13
5.2. Resultados de la Revisión jurisprudencial
……………………14
6. Análisis Dinámico de la Jurisprudencia
……………...…....44
7. Toma de Posición ……………………52

8. Conclusiones ……………………54

9. Bibliografía ……………………56

5
1. INTRODUCCIÓN

El presente trabajo monográfico es el resultado del interés académico del autor en


la jurisprudencia, considerada como un mecanismo de validación de los preceptos
legales y de los principios del derecho procesal penal, en la práctica. En los
últimos años, la consulta de la jurisprudencia para la actualización de los
conocimientos y para la práctica del derecho en los juzgados, parece ser
indispensable, pues frecuentemente se cambian las reglas jurídicas que pueden
aplicarse a los casos, por parte de la Corte Suprema de Justicia, prueba de esto
es que incluso en la práctica de consultorio jurídico, se debe consultar la
jurisprudencia para estar seguro de cómo se aplican las normas en los casos
concretos.

Teniendo alguna cercanía con la utilidad de las líneas jurisprudenciales en la


práctica del derecho, dado que el autor trabaja en un bufete de abogados
penalistas, casi desde el inicio de la carrera, se resolvió formular un problema de
investigación en esta rama de la ciencia jurídica, que pudiera clarificarse mediante
el análisis de la jurisprudencia de la sala de Casación Penal de la Corte Suprema
de Justicia. Es así como se escogió un tema de actualidad en la práctica judicial y
del litigio, como lo es la relativamente reciente jurisprudencia sobre nulidad en la
etapa de juicio por cambio del juez en la audiencia de juicio oral.

Para la elaboración de la monografía, se hizo un rastreo serio de las sentencias


que pudieran tener relación con el tema y el problema de investigación, las cuales
fueron organizadas cronológicamente, resumidas y analizadas, para luego,
utilizando algunas de las técnicas de la construcción de líneas jurisprudenciales de
derecho constitucional, elaborar una síntesis de los argumentos más importantes y
de su evolución en los últimos años.

Se espera que el trabajo sea de utilidad para los interesados en el tema y que
incluso en el futuro alguien más pueda seguir construyendo y documentando la
línea jurisprudencial, para actualizarla, dependiendo de lo que la Corte resuelva
sobre el tema específico.

6
2. OBJETIVO GENERAL

Describir cronológica y críticamente el desarrollo jurisprudencial de la Sala de


Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, en sede de casación, y en
relación con la nulidad del juicio por cambio del juez de conocimiento, identificando
los argumentos transversales de las decisiones, sus antecedentes y efectos en el
desarrollo de la jurisprudencia, así como su dinámica de producción

7
3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

1. Identificar, rastrear y fijar el universo de sentencias de casación, en las que


la Sala penal de la Corte Suprema de Justicia, ha tomado una posición
argumentativa de acuerdo con la cual el cambio de juez de conocimiento en
la etapa de juicio oral, puede producir eventualmente efectos nulatorios de
la actuación procesal.

2. Elaborar una línea jurisprudencial de las decisiones de casación de la Sala


Penal de la Corte Suprema de Justicia, teniendo en cuenta los argumentos
que determinan la eventual afectación del debido proceso por cambio del
juez de conocimiento en la audiencia de juicio oral.

3. Formular con base en un análisis de los argumentos de la jurisprudencia de


la Sala de casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, una
interpretación crítica de los mismos, para determinar la posible existencia
de afectación a la estructura del derecho constitucional al debido proceso
por cambio del juez de la causa, entendido este derecho como una garantía
procesal.

4. Organizar, resumir y comentar la información jurisprudencial disponible a la


fecha de la presentación del trabajo de monografía, sobre la posible
afectación del debido proceso en los eventos de cambio de juez de
conocimiento en la etapa de juicio oral de la ley 906 de 2004.

8
4. EL PROBLEMA DE INVESTIGACION Y LA PRINCIPIALISTICA
PROCESAL PENAL

En su momento, planteamos el problema de investigación en los siguientes


términos:

“en los últimos años la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, por vía de su
jurisprudencia de casación, ha desarrollado las causales de nulidad en el marco
de la Ley 906 del 2004 o estatuto procesal del sistema penal acusatorio. Dentro
del plexo de posiciones relativamente novedosas, la Sala Penal de la Corte ha
desarrollado una serie de decisiones en relación con los efectos de cambiar el
Juez de conocimiento en la etapa procesal del juicio oral, en algunos casos
sosteniendo que tal circunstancia deviene en la nulidad de la actuación…

…El problema planteado se orienta a explorar las decisiones de la Corte sobre


esta particular cuestión, con el fin de hacer una reconstrucción cronológicamente
organizada de la jurisprudencia sobre el particular, sus causas, efectos y su
aparato argumentativo.”

En ese contexto, el problema de investigación se formuló así: “¿Cuáles son los


argumentos principales utilizados en la reciente jurisprudencia de la Sala de
Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, para sostener que el cambio de
juez de conocimiento, en audiencia de juicio oral, puede llegar a afectar de nulidad
el proceso penal de la ley 906 del 2004? ¿La jurisprudencia sobre el particular
hace un giro jurisprudencial o crea alguna tendencia de interpretación? ¿Cómo ha
funcionado desde el punto de vista argumentativo la producción de esta
jurisprudencia?”

Así las cosas el problema planteado, se relaciona directamente con los principios
generales del proceso penal, los cuales han tenido un desarrollo en los Estados
Liberales en los que se forjan como fundamentales para el desarrollo de las
pautas del IUS PUNENDI; tanto así, que desde el inicio de nuestra legislación
nacional, en el siglo XIX, estos parámetros se establecen y se mantienen vigentes
como garantías primarias en cualquier procedimiento punitivo. En la
principialistica procesal penal, “propia de los Estados Liberales” existen nociones
como el de Debido Proceso, Juez Natural y de Legalidad, que son orientadores de
la aplicación de la ley en los procedimientos judiciales.

9
4.1. El Debido Proceso y otros principios relacionados con la
actividad de los jueces

Los principios procesales, inspiran ideológicamente los estatutos procedimentales,


al tiempo de ser normas de forzoso cumplimiento por su naturaleza Constitucional.
En ese sentido los principios al Debido Proceso, Juez Natural y Principio de
Legalidad, se encuentran en la Constitución Política de Colombia de 1991 en su
artículo 29 de acuerdo al siguiente tenor:

“Artículo 29. El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones


judiciales y administrativas. Nadie podrá ser juzgado sino conforme a leyes
preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y
con observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio. En
materia penal, la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se
aplicará de preferencia a la restrictiva o desfavorable. Toda persona se
presume inocente mientras no se la haya declarado judicialmente culpable.
Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un
abogado escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el
juzgamiento; a un debido proceso público sin dilaciones injustificadas; a
presentar pruebas y a controvertirlas que se alleguen en su contra; a
impugnar la sentencia condenatoria, y a no ser juzgado dos veces por el
mismo hecho. Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación
del debido proceso.” 1

El debido proceso legal puede ser estudiado desde muchos puntos de vista
(histórico, teórico, conceptual, procesal, etc.), sin embargo y dado que no es
nuestra intención hacer una reconstrucción histórica, ni una reflexión teórica
profunda sobre ese concepto, bastará decir que es uno de los logros más
importantes del derecho procesal moderno, propio de los estados liberales,
adicionalmente y de manera reciente, es bueno mencionar que la jurisprudencia
relacionada con la defensa de los derechos humanos, lo ha asumido como uno de
estos, siendo objeto de protección, incluso por la misma Corte Interamericana de
Derechos Humanos.

En complemento de lo anterior, debe aclararse que el debido proceso tiene un


doble significado, de un lado es un principio del derecho procesal penal
contemporáneo y de otro una garantía constitucional; estas dos características
acarrean que si se viola el debido proceso, se infringe a la vez, un principio teórico
y además se afecta una norma de rango constitucional, lo cual como más adelante
se aclarará, tiene consecuencias en la suerte del proceso penal.
Ahora bien, es conveniente aclarar la diferencia entre derechos y garantías
constitucionales, pues esta precisión puede ser útil en el análisis que nos hemos
1
Constitución Política de Colombia de 1991, articulo 29.

10
propuesto. Cabe entonces diferenciar, para claridad del texto, los derechos de las
garantías constitucionales, toda vez que los primeros hacen referencia a una
generalidad de libertades individuales o colectivas que reconocen en cabeza de
los ciudadanos prerrogativas específicas, mientras que las segundas, es decir la
garantías, tienen una relación inseparable con los procedimientos judiciales y el
goce de los derechos subjetivos2.

La vulneración de las garantías procedimentales es de tal magnitud que agreden


directamente los lineamientos de cualquier sistema procesal, afectando
claramente de nulidad cualquier actuación judicial en un caso determinado. Las
nulidades pueden alegarse en cualquier etapa del proceso, ante los jueces de
instancia o ante la Corte Suprema de Justicia por vía del recurso extraordinario de
casación. En desarrollo de lo anterior, las nulidades tienen el efecto de invalidar
las actuaciones procesales afectadas y la obligación de reconstruir el derecho
vulnerado por parte de los operadores judiciales.

Adicionalmente y de acuerdo con lo consignado en el Marco Teórico del Ante


Proyecto de Investigación, el procedimiento penal con la reforma constitucional
del 2003 y la lay 906 del 20’04, consagró un nuevo modelo de proceso penal
acogiendo la tendencia acusatoria dentro de las técnicas de la oralidad, de esta
forma también la concepción de las nulidades dentro del proceso penal sufrieron
modificaciones que aun hoy en día requieren de investigación en cuanto al
impacto que generan en la práctica judicial.

Así mismo, con el cambio de un modelo procesal mixto a uno netamente


acusatorio oral, se fueron generando diferentes puntos de interpretación a la
nueva normatividad procesal, toda vez que la implementación de un sistema
“desconocido” e innovador en su aplicación, parte de unos supuestos no taxativos
aplicables a los diferentes casos.

La ley 906 del 2004 como cualquier otra norma jurídica, no prevé todas las
hipótesis posibles que puedan darse dentro de las actuaciones judiciales, por lo
que desde su entrada en vigencia ha presentado vacíos dando lugar a diferentes
interpretaciones en busca de consagrar una línea jurisprudencial que llene los
vacíos legales que conllevó dicho cambio.

2
Álvarez Laura, Los Derechos y sus Garantías, Revista Telemática de Filosofía del Derecho, nº 13,
2010, pp. 311-324, D.L. M-32727-1998 ISSN 1575-7382, disponible en
http://www.rtfd.es/numero13/14-13.pdf, el 28 de Marzo del 2013 y Añon María José, Derechos
fundamentales y Estado constitucional, Universidad de Valencia, disponible en
http://drept.unibuc.ro/dyn_doc/relatii-internationale/cds-2010-3.Cc-40.-Anon.pdf, el 28 de Marzo del
2013.

11
En cuanto al tema de nulidades, entendidas como los mecanismos para la
conservación de las garantías constitucionales dentro de los procedimientos
judiciales; estas propenden, a la materialización del derecho sustancial. Así, el
código de procedimiento penal ley 906 del 2004, señala en sus artículos 455, 456
y 457, como causales de nulidad i) la derivada por prueba ilícita ii) por
incompetencia de juez iii) nulidad por violación a garantías fundamentales; siendo
esta última interpretada por la jurisprudencia de casación de acuerdo a las
características específicas del procedimiento acusatorio actual.3

En desarrollo de lo anterior, la nulidad por violación a garantías fundamentales ha


sido frecuentemente relacionada a la interpretación de los principios propios del
sistema penal acusatorio, tales como el de inmediación y concentración. En
materia del proceso penal ley 906 del 2004, estos principios son de vital
importancia para el desarrollo jurisprudencial de la Sala de Casación Penal de la
Corte Suprema de Justicia, toda vez que en un sistema oral como el vigente, la
afectación de los mismos puede devenir en nulidad por vulneración indirecta del
debido proceso.

El código de procedimiento penal, ley 906 del 2004, en su artículo 16 incorpora el


principio de inmediación así:

“Artículo 16. Inmediación. En el juicio únicamente se estimará como prueba


la que haya sido producida o incorporada en forma pública, oral,
concentrada, y sujeta a confrontación y contradicción ante el juez de
conocimiento. En ningún caso podrá comisionarse para la práctica de
pruebas. Sin embargo, en las circunstancias excepcionalmente previstas en
este código, podrá tenerse como prueba la producida o incorporada de
forma anticipada durante la audiencia ante el juez de control de garantías.”

Esto significa, inicialmente que la etapa de juicio en el proceso penal debe llevarse
a cabo completamente en presencia del juez, con el fin de garantizar que se cree
una conciencia de los hechos para proferir el sentido del fallo, obligando esto a
una vinculación procesal durante todo el debate. La interpretación que se genera
con la relación entre un juez determinado y el acusado o los demás sujetos
procesales es lo que le da claridad al juzgador para determinar si existe sentencia
condenatoria o absolutoria en busca de un fallo justo coincidente con la verdad.

Igualmente es preciso aclarar que el principio de inmediación, siendo de gran


importancia en un sistema oral como el de la ley 906 del 2004, no se afecta
cuando en casos excepcionales la prueba producida en otras instancias es
considerada dentro del juicio; esto siempre y cuando no afecte la claridad del juez
en su decisión, su relación directa con el acusado, las partes e intervinientes y con
el desarrollo probatorio en etapa de juicio.
3
Marco Teórico, Ante Proyecto de Investigación.

12
Queda claro que el principio de inmediación tiene una relación directa con la
práctica de las pruebas y su posterior valoración, es por esto que también, para
dar aún más claridad sobre este concepto en la ley 906 de 2004, debe
contrastarse con la llamada “permanencia de la prueba” que regía en la ley 600 de
2000. La permanencia de la prueba hace referencia, por oposición al principio de
inmediación del sistema oral acusatorio, a que en los sistemas escritos de
procedimiento penal, se entendía que, como la práctica de pruebas quedaba
consignada en un acta o era entregada por los sujetos procesales mediante
documentos escritos, esta prueba permanecía en el tiempo y cualquier juez o
autoridad podía luego consultarla.

En el marco teórico del anteproyecto, se dijo sobre este tema que, la permanencia
de la prueba hace relación a la característica que esta tenía en un sistema
escrito, toda vez que la percepción del funcionario judicial no se veía viciada
teniendo en cuenta la posibilidad de estudiar, analizar e interpretar el archivo
judicial en cualquier tiempo dado su registro escrito, lo cual suponía la no
afectación de la percepción del juez de turno. Así la valoración de la prueba no se
encontraba en cabeza del funcionario judicial sino de la rama judicial en general.
Asimismo se refería entonces y nos reafirmamos en que, cosa distinta sucede en
el actual sistema procesal, en el que la validez de la prueba depende de la
inmediación y su práctica. Esto significa, que el juez debe estar presente en la
práctica de todas las pruebas, para crear su propio juicio o entendimiento sobre
las mismas. En sentido contrario teniendo en cuenta que la valoración de la
prueba está en cabeza del funcionario judicial, si este se aparta del proceso el
mismo se vicia de nulidad.

Podría decirse que los audios o videos de hoy, se equiparan en cuanto a la


permanencia de la prueba con los escritos del sistema de la ley 600 de 2000; sin
embargo esto no es así porque a diferencia de la ley 600, la 906 exige que el juez
esté presente en la práctica probatoria, básicamente porque tiene que aplicar unas
reglas distintas en la apreciación de las pruebas, pues en el nuevo sistema, la ley
dice cuáles son las reglas especiales para la valoración de cada una de las clases
de pruebas en particular (testimonios, peritajes, etc.), cosa que no pasaba antes,
es decir en la ley 600. Sobre cómo se entienden los medios técnicos para
resguardar las pruebas la Corte ya se ha pronunciado, dejando en claro que estos
medios tecnológicos no pueden sustituir la presencia del juez, aunque sirvan para
el estudio del caso por parte de los tribunales y la Corte4.

Igualmente el estatuto procesal vigente, incorpora el principio de concentración en


el artículo 17 así:

“Artículo 17. Concentración. Durante la actuación procesal la práctica de


pruebas y el debate deberán realizarse de manera continua, con
44
Sentencia 27192, M.P. Augusto J. Ibáñez Guzmán, 30 de enero de 2008.

13
preferencia en un mismo día; si ello no fuere posible se hará en días
consecutivos, sin perjuicio de que el juez que dirija la audiencia
excepcionalmente la suspenda por un término hasta de treinta (30) días, si
se presentaren circunstancias especiales que lo justifiquen. En todo caso el
juez velará porque no surjan otras audiencias concurrentes, de modo que
concentre su atención en un solo asunto.”

El principio de concentración, hace referencia directa a que el proceso penal se


debe llevar a cabo en una sola unidad con el fin de que el juez mantenga su
atención a un solo caso y no exista una pérdida de la memoria en cuanto al juicio
a resolver. En el sistema procesal penal de la ley 906 del 2004, se admite la
suspensión de la audiencia de manera justificada en un máximo de treinta (30)
días, aludiendo esto que durante ese tiempo la conciencia del juez no sea ve
afectada para lograr un fallo justo y a la probable existencia de situaciones
excepcionales y razonables que impidan la concentración de la audiencia.

Aunque la inmediación y la concentración no aparecen en la constitución como


partes del debido proceso, sí aparecen, como ya se probó, como principios del
código de procedimiento penal, lo cual nos hace creer que su aplicación es
forzosa en el modelo de la oralidad procesal penal y puede, como ya se dijo,
afectar el debido proceso, entendido como garantía constitucional.

4.2. La jurisprudencia como herramienta de la investigación

Habiendo esbozado así, en términos generales, la relación existente entre la


principialistica procesal penal, derechos y garantías constitucionales y nulidades
procesales, surge como un instrumento de innegable utilidad la jurisprudencia de
casación de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, puesto que mediante
su análisis, podremos dilucidar en qué eventos el cambio de juez de conocimiento
en etapa de juicio oral, puede afectar las garantías procesales, viciando el proceso
de nulidad.

Una de las finalidades de la casación, es la unificación de la jurisprudencia5, la


cual crea un efecto relativamente vinculante6 respecto a los jueces de instancia,
mediante la creación de una regla de interpretación aplicable a casos similares,
con la finalidad de llenar vacíos normativos o aclarar los preceptos legales.
5
Artículo 180 de la ley 906 de 2004
6
La fuerza vinculante de la jurisprudencia, es frecuente materia de discusión, pues como lo ha
estudiado Diego López Medina, en su obra El Derecho de los Jueces, entre otros, de acuerdo con
el artículo 230 de la Constitución Política de Colombia, los jueces en sus decisiones, solo están
sometidos al imperio de la ley. Sin embargo, como lo afirma López de la jurisprudencia
constitucional, también la Corte Suprema de Justicia, ha pretendido la creación de precedentes
vinculantes para los jueces de instancia.

14
Teniendo en cuenta que en materia de Única Instancia, Extradición y Segunda
Instancia, la jurisprudencia de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, no
tiene fines de unificación, resulta de mayor utilidad el estudio de la Casación con el
fin de definir la regla de interpretación aplicable a la afectación del cambio de juez
de conocimiento en etapa de juicio oral.

Ahora bien, en cuanto al alcance del precedente jurisprudencial, se debe aclarar


que la Sala de Casación Penal, mediante la sentencia 39.456 No de acta 106 del
10 de abril del 2013, Magistrado Ponente Doctor JOSE LUIS BARCELO
CAMACHO, tomando como fundamento principal el desarrollo jurisprudencial que
le ha dado al tema la Corte Constitucional, en concordancia con el artículo 230 de
la Carta Política, que aduce, que al referirse que el juez solo está sometido al
imperio de la ley, indica no solamente a la creada por el legislador “sino a todo el
ordenamiento jurídico, en el que se incluyen, por ejemplo, la jurisprudencia, la
costumbre, los tratados internacionales, las convenciones colectivas, entre otros”.

En desarrollo de lo anterior, la Corte aclara que reconociéndole a la jurisprudencia


de la Corte Suprema de Justicia fuerza vinculante y disminuyendo la
discrecionalidad del juez inferior, no esta vulnerando los principios de autonomía
e independencia judicial pues este debe tener en cuenta lo ya dicho por la
jurisprudencia, con el fin de buscar una coherencia judicial en la que una
situación similar no se resuelva de maneras distintas, pues esto generaría una
transgresión de garantías fundamentales e inestabilidad en el sistema jurídico.

Así mismo dice la Corte que la jurisprudencia puede dejar de ser obligatoria, solo
en los siguientes eventos “(i) Que, a pesar de la similitud entre dos supuestos de
hecho, de todas formas existan diferencias relevantes que no fueron consideradas
en el primer caso, las cuales conducen a situaciones que no resultan
comparables; (ii) debido a un cambio social posterior a la primera decisión, en
cuyo caso el precedente resulta inadecuado para volverse a aplicar por lo
diferente del contexto social; (iii) que el juez concluya que la decisión es contraria
a los valores y principios sobre los que se estructura el ordenamiento jurídico y (iv)
en los casos de variación de la norma legal o constitucional interpretada en la
decisión de la cual el juez pretende apartarse”.

Es así que en armonía con lo propuesto en el anteproyecto de la investigación y


con los argumentos que se acaban de hacer sobre la jurisprudencia de casación,
se tomarán como objeto de análisis un grupo de sentencias de la Sala Penal de la
Corte Suprema de Justicia, que a continuación se establecerá y justificará.

15
5. DESCRIPCIÓN METODOLOGÍCA: FIJACIÓN Y REVISIÓN DEL UNIVERSO
JURISPRUDENCIAL

Como ya se dijo, tanto en el anteproyecto de investigación como en esta


monografía, la herramienta escogida para desarrollar el problema, es la
jurisprudencia de casación de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Las
razones por las cuales se seleccionó este instrumento fueron explicadas en el
capítulo anterior, debiendo resaltar que, sólo con este tipo de jurisprudencia, se
puede hablar de unificación jurisprudencial.

Ahora bien, nos hemos propuesto hacer un análisis dinámico de la jurisprudencia


referida, esto significa que lo que se busca establecer es si las sentencias
producidas sobre un problema jurídico particular (en este caso el del cambio de
juez en la etapa de juicio) tienen una evolución clara, cronológicamente
organizable, que nos permita resolver la pregunta de investigación.

Debe dejarse en claro que, la técnica de las líneas jurisprudenciales se hizo


popular gracias al libro del doctor Diego Eduardo López Medina, titulado el
Derecho de los Jueces7, publicado en dos ediciones (2000 y 2006) y varias
reimpresiones (2006, 2007 y 2008).

El profesor López incorpora la técnica de lectura de precedentes jurisprudenciales


en materia de sentencias de tutela y constitucionalidad producidas por la Corte
Constitucional a partir de 1991, explicando lo que él denomina el análisis dinámico
de la jurisprudencia, lo cual se entiende como la lectura en conjunto de la
jurisprudencia organizada en una línea cronológica, en la que se estudian las
razones que tuvo la Corte para decidir los casos (ratio decidendi).8

En materia de la jurisprudencia penal de la Corte Suprema, la aplicación de esa


metodología no esta tan clara, puesto que tiene una dinámica distinta de
producción, enfocada más a la interpretación que a la creación de sub reglas de
derecho.

No obstante esa distinción, algunos elementos de la técnica del precedente


pueden aplicarse a la lectura de la jurisprudencia penal, a saber: la organización
cronológica de las sentencias, la fijación de los argumentos determinantes para

7
López Medina Diego Eduardo, El Derecho de los Jueces, editorial LEGIS, 2006.
8
Ídem

16
tomar decisiones, la continuidad o discontinuidad de las tesis de la Corte sobre un
mismo problema en un lapso específico.

Es por ello que, aplicando parte de la técnica de la lectura de precedentes (las


enunciadas antes) se puede establecer con mediana confiabilidad el
comportamiento de la jurisprudencia en relación con un asunto concreto en un
lapso específico, lo cual sirve para hacerse una idea de los argumentos que se
prefieren o de los que se desechan por parte de la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia, para resolver problemas jurídicos.

La diferencia fundamental entre las líneas jurisprudenciales en materia


constitucional de las líneas de jurisprudencia penal, es que en las primeras se
puede hablar de precedente, mientras que en las segundas no. El precedente es
obligatorio, mientras que las decisiones de la Corte Suprema no lo son, pues no
existe norma ni constitucional ni legal que así lo indique, aun atribuyéndoseles
funciones unificadoras y aunque en la práctica los jueces no se atrevan a
contrariar la jurisprudencia de casación. Claro está que en la actualidad, con la ya
citada sentencia de abril del 2013, esta generalidad sufre un gran cambio en
cuanto al precedente jurisprudencial obligatorio de la Corte Suprema De Justicia
desarrolló y explicado en el acápite 4.2 del presente escrito.

5.1. Fijación del Universo Jurisprudencial a Revisar

Revisada la base de datos Lex Base, disponible mediante el portal web de la


Universidad9 y una vez hecha la revisión de sentencias sobre el tema de
investigación en la relatoría de la Corte Suprema de Justicia, se lograron ubicar 14
sentencias de casación relacionadas de manera directa con el problema
planteado, a partir de la entrada en vigencia del sistema penal acusatorio en
Colombia, es decir a partir de la ley 906 de 2004 (8 años aprox.).

9
http://regweb.ucatolica.edu.co/paw/servlet/hemblexb

17
Las sentencias fijadas como universo de revisión para el análisis fueron:

Numero Fecha Magistrado Ponente


27192 30/01/08 Augusto Ibáñez Guzmán
32196 20/01/10 Augusto Ibáñez Guzmán
32556 20/01/10 Augusto Ibáñez Guzmán
32829 17/03/10 Sigifredo Espinosa Pérez
33989 09/12/10 Augusto Ibáñez Guzmán
33844 04/05/11 Augusto Ibáñez Guzmán
35192 07/09/11 José Luís Barceló Camacho
32143 26/10/11 José Leónidas Bustos Martínez
38316 16/04/12 Sigifredo Espinosa Pérez
38308 18/04/12 José Luís Barceló Camacho
38453 18/04/12 Augusto Ibáñez Guzmán
32650 27/06/12 José Leónidas Bustos Martínez
36333 14/11/12 Luis Guillermo Salazar Otero
38512 12/12/12 Gustavo Enrique Malo Fernández

Estas 14 sentencias fueron organizadas en orden cronológico y se procedió a


revisarlas (leerlas cuidadosamente), elaborando una ficha de resumen y síntesis
de argumentos por cada una de ellas, en las que se incluyeron los siguientes
datos:

Número de la Sentencia.
Magistrado Ponente
Fecha y acta
Síntesis de los hechos elaborada por la Corte
Argumentos Principales de la Decisión
Trascendencia de la Decisión en el análisis dinámico de la jurisprudencia

De los datos extraídos, los más importantes corresponden a: 1. Los Argumentos


Principales de la Decisión y 2. La Trascendencia de la Decisión en el análisis
dinámico de la jurisprudencia, dado que son los argumentos tenidos en cuenta
para decidir, los que se constituyen en el hilo conductor del análisis propuesto y
permiten relacionar las sentencias entre sí.

18
5.2. Resultados de la Revisión Jurisprudencial

5.2.1. SENTENCIA No 27192, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN, APROBADO ACTA
Nº. 013, Bogotá, D.C., treinta (30) de enero de dos mil ocho (2008).

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:


“El Juez segundo penal del circuito especializado de Cali, luego de agotar las
instancias pertinentes de la ley 906 del 2004, condeno a ARMANDO NARANJO
CASTRO, JORGE ALBEIRO PULIDO VALENCIA y VÍCTOR ANDRÉS MATEUS
RODRÍGUEZ a la pena principal de cuarenta y siete (47) años de prisión y a la
accesoria de inhabilitación de derechos y funciones públicas por el término de
veinte (20) años, como coautores responsables de los delitos de homicidio
agravado, en concurso homogéneo, y en concurso heterogéneo con el de porte
ilegal de armas de uso privativo de las Fuerzas Armadas. Así mismo, los absolvió
de los cargos de homicidio en el grado de tentativa, en concurso homogéneo, que
se les había formulado.

El Tribunal Superior de Cali, al conocer del recurso de apelación interpuesto por la


Fiscalía y la defensa, revocó la absolución por el delito de homicidio agravado en
el grado de tentativa, para en su lugar condenarlos por esta conducta cometida en
concurso, aumentando la pena en cinco (5) años más, para un total de cincuenta y
dos (52) años de prisión.

La demanda de casación se apoya en la causal tercera del artículo 181 del Código
de Procedimiento Penal, el recurrente acusa la sentencia del Tribunal por error de
derecho, en la modalidad de falso juicio de legalidad, toda vez que el sentenciador
aceptó material probatorio que había sido aportado al proceso con
desconocimiento de las formalidades legales requeridas para su aducción.

La Sala Penal de La Corte Suprema de Justicia, en sus facultades legales y con


fundamento en la finalidades de la casación (artículo 180 C.P.P.) se pronuncia de
oficio, con el fin de examinar si desde la naturaleza y alcance de los principios de
concentración, inmediación e inmutabilidad judicial, y la previsión legislativa del
inciso 3º del artículo 454 de la ley 906 de 2004, es posible que se reanude un
juicio oral presidido por un juez distinto del que instaló la vista pública”.
Argumentos fundamentales de la decisión:

19
1. “es deber del juez tener contacto directo con los medios de prueba y con los
sujetos procesales que participan en el contradictorio, sin alteración alguna, sin
interferencia, desde su propia fuente. Por ello y para que la inmediación sea
efectiva, se hace necesario que el debate sea concentrado y que no se prolongue
para que la memoria no se pierda en el tiempo.”

2. “la inmediación que se exige del juez va de la mano del uso de la tecnología,
porque en desarrollo de ese principio, el artículo 146 del Código de Procedimiento
Penal determina que para el registro de la actuación “se dispondrá del empleo de
los medios técnicos idóneos para el registro y reproducción fidedignos de lo
actuado”, de acuerdo con las reglas que allí se establecen.”

3. “la Sala estima necesario precisar que en el deber de buscar la verdad en el


actual esquema, el desarrollo del juicio oral no se puede supeditar,
exclusivamente, al cumplimiento de las ritualidades que lo conforman porque el
proceso penal no es un trámite de formas, ni un fin en sí mismo considerado. Por
lo tanto, en aras de no suprimir la eficacia del debate, se debe examinar en cada
caso concreto si una incorrección, en punto de cambios en la persona del
juzgador, alcanza a trastocar los principios reguladores de la fase del juicio y, por
consiguiente, las garantías fundamentales de los sujetos procesales.”

RESUELVE: NO CASAR la sentencia impugnada

5.2.2 SENTENCIA No 32196, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN, Aprobado: Acta No. 7,
Bogotá. D.C., veinte (20) de enero de dos mil diez (2010).

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“El 10 de abril de 2007, el Juzgado 26 Penal del Circuito de Bogotá con funciones
de conocimiento realizó la audiencia de formulación de acusación, en el transcurso
de la cual la fiscalía aclaró que se trataba del delito de abuso de confianza
agravado - artículos 249 y 267 del Código Penal- razón por la cual el despacho
declaró su incompetencia y dispuso remitir el asunto al Tribunal para que
resolviera lo pertinente.
En cumplimiento de lo decidido por la Colegiatura, el Juzgado 9º Penal Municipal
de Bogotá avocó el conocimiento de las diligencias y realizó las audiencias de

20
formulación de acusación, preparatoria, de juicio oral y de incidente de reparación
de perjuicios.

El 7 de noviembre de 2008, dictó el fallo de primer grado en el que condenó a


LAURA CUELLAR BERBEO como autora responsable del delito de abuso de
confianza. En consecuencia, le impuso la pena principal de treinta (30) meses y
diez (10) días de prisión, multa de veinte (20) salarios mínimos legales mensuales
vigentes y la accesoria de inhabilitación en el ejercicio de derechos y funciones
públicas por un periodo igual al de la pena privativa de la libertad. Le concedió la
suspensión condicional de la ejecución de la pena y le ordenó cancelar la suma de
ochenta y tres millones trescientos sesenta y nueve mil pesos ($83’369.000), a
título de indemnización de daños y perjuicios ocasionados a la víctima.

El Tribunal Superior de Bogotá, al resolver el recurso de apelación interpuesto por


el apoderado de la procesada, confirmó en su integridad la decisión del A quo. La
decisión fue recurrida en casación.

La sentencia de segunda instancia se dictó en un juicio viciado de nulidad por


desconocimiento de los principios de concentración, inmediación e inmutabilidad
judicial, y de lo dispuesto en el artículo 454-3 de la Ley 906 de 2004, toda vez que
el funcionario judicial que presidió el juicio no fue el mismo que valoró la prueba y
dictó sentencia condenatoria contra la procesada.

Argumenta, al respecto, que como el debate probatorio fue adelantado ante un


juez distinto del que profirió el fallo, se vulneró la garantía fundamental al debido
proceso y los principios de inmediación y concentración consagrados en los
artículos 16 y 17 de la Ley 906 de 2004.

El señor Juez 9º Penal Municipal que dictó el fallo de primera instancia, debió
ordenar la repetición del juicio oral como lo dispone la ley, pues las pruebas se
practicaron en presencia de otro funcionario judicial y, por tanto, no se materializó
el principio de inmediación.

Argumenta, al respecto, que como el debate probatorio fue adelantado ante un


juez distinto del que profirió el fallo, se vulneró la garantía fundamental al debido
proceso y los principios de inmediación y concentración consagrados en los
artículos 16 y 17 de la Ley 906 de 2004.
El señor Juez 9º Penal Municipal que dictó el fallo de primera instancia, debió
ordenar la repetición del juicio oral como lo dispone la ley, pues las pruebas se

21
practicaron en presencia de otro funcionario judicial y, por tanto, no se materializó
el principio de inmediación.”

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “es deber del juez tener contacto directo con los medios de prueba y con los
sujetos procesales que participan en el contradictorio, sin alteración alguna, sin
interferencia, desde su propia fuente. Por ello y para que la inmediación sea
efectiva, se hace necesario que el debate sea concentrado y que no se prolongue
para que la memoria no se pierda en el tiempo.”

2. “es imperativo examinar en cada caso concreto si el cambio en la persona del


juzgador alcanza a alterar las directrices reguladoras del juicio oral y las garantías
fundamentales de los sujetos procesales, con miras a no suprimir la eficacia del
debate.”

3. “la sentencia que pone fin al proceso en el sistema de la Ley 906 de 2004 es un
acto complejo que se conforma con el sentido del fallo que, motivado
sucintamente con los aspectos señalados en el artículo 446 del Código de
Procedimiento Penal, el juez debe anunciar al finalizar el debate oral, y la
providencia finalmente redactada y leída a las partes, siendo imperativo para el
juez que ésta guarde armonía, consonancia, congruencia con aquél aviso, porque
las dos fases de ese único acto constituyen una unidad temática. Pero si, eventual
y excepcionalmente, al redactar la sentencia el juez llega a la convicción de que el
acatamiento al anuncio de ese sentido implicaría una injusticia material, debe
declarar la nulidad de aquel aviso, para que, al reponer la actuación con el anuncio
correcto, respete las garantías de las partes.”

4. “si bien la jurisprudencia de la Sala ha admitido como posible que un juez


distinto al que presenció el debate oral, sea el que profiera la sentencia
correspondiente, ello debe ser entendido como una situación excepcional o, si se
quiere, inusual. Ello puede ocurrir, a manera de ejemplo, cuando el funcionario se
encuentre en algunas de las siguientes situaciones contempladas en la Ley
Estatutaria de la Administración de Justicia:

Traslado. - Comisión de servicios. - Comisión especial. - Licencia remunerada por


incapacidad, enfermedad, accidente de trabajo y maternidad. - Licencia no
remunerada. - Vacaciones. -Suspensión del empleo por medida penal, disciplinaria
o servicio militar. - Retiro del servicio por renuncia aceptada, supresión del
despacho judicial o cargo, invalidez absoluta declarada por autoridad competente,

22
retiro forzoso motivado por edad, vencimiento del periodo para el cual fue elegido,
retiro con derecho a pensión de jubilación, abandono del cargo, revocatoria del
nombramiento declaración de insubsistencia, destitución y muerte del funcionario.

Sin duda, cuando un servidor se encuentre en una de estas situaciones,


necesariamente habrá de ser reemplazado por otro funcionario judicial. Si así
ocurriere en el transcurso de un juicio oral regulado por la Ley 906 de 2004, la
Sala encuentra conveniente que el juez sucesor informe a la audiencia la razón de
esa novedad y además examine, de acuerdo a las particularidades del caso, si es
conveniente o no continuar con el desarrollo del juicio en aras de no lesionar las
garantías fundamentales de los sujetos procesales y/o la estructura del proceso.”

RESUELVE: PRIMERO. NO CASAR el fallo impugnado, en los términos


solicitados por el recurrente.

5.2.3 SENTENCIA No 32556, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN, APROBADO ACTA Nº
7, Bogotá, D.C., veinte (20) de enero de dos mil diez (2010).

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“Finalizado el juicio oral y escuchadas las partes e intervinientes, el 22 de abril de


2008 la Juez anunció que el sentido del fallo sería condenatorio.

El 24 de febrero siguiente, luego de agotado el incidente de reparación, la Juez


profirió sentencia en virtud de la cual condenó a Páez Hidalgo a 446 meses de
prisión, a la inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por
tiempo igual y al pago de daños y perjuicios de orden material y moral. Le negó la
suspensión condicional de la ejecución de la pena privativa de la libertad y la
prisión domiciliaria. Impugnado el fallo por la defensa, fue confirmado el 19 de
mayo de 2009 por el Tribunal Superior de Bogotá.

Con apoyo en la causal segunda del artículo 181 de la Ley 906 de 2004 el
defensor del acusado solicita se case la sentencia del Tribunal Superior y, en sede
de instancia, la Corte decrete la nulidad de lo actuado a partir de la audiencia del
juicio oral realizada el 29 de febrero de 2008, con el fin de que se rehagan las
diligencias de forma que el juez que dicte el fallo haya intervenido en el juicio oral.
Considera el recurrente que la sentencia se dictó en un juicio viciado de nulidad
por desconocimiento de la estructura y afectación de la garantía del procesado a

23
tener un juicio oral, público, contradictorio, concentrado, imparcial y con la
inmediación de la prueba, lo que condujo a la aplicación indebida de los artículos
103, 104 y 365 del Código Penal y a la inaplicación de los artículos 457, 454 -
inciso 3-, 6, 8 -literal K-, 10, 16, 17, 19 y 26 de la Ley 906 de 2004.”

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “en el nuevo sistema -el denominado penal acusatorio oral- ese concepto,
tratándose del juicio oral, se entiende de manera diversa y restringida, en tanto el
juez natural hace mención a la persona, al titular del despacho, no al cargo mismo.
En ese orden y como desarrollo de los principios de inmediación y concentración,
el funcionario ante quien se surta el debate público será el que deba anunciar el
sentido del fallo y el que lo profiera. Esa fue la intención del legislador de 2004 y
así quedó consignado en el estatuto procedimental penal de ese año (Ley 906).
De allí que el artículo 454 contemple, entre otros eventos, que cuando deba
cambiarse el juez durante alguna de las etapas del juicio, la audiencia
correspondiente habrá de repetirse.”

2. En efecto, se desnaturaliza el sistema cuando el funcionario que emite el fallo


no es el mismo -en términos de persona- a aquel que asistió al debate oral. El
cambio en el juzgador se muestra admisible únicamente cuando el nuevo repite el
juzgamiento. De manera que si por cualquier circunstancia el funcionario que ha
adelantado el juzgamiento es cambiado por otro, y es al nuevo a quien compete
anunciar el sentido del fallo y proferirlo, ello solo es viable hacerlo con la previa
repetición del juicio oral”

3. “La existencia de registros que permiten verificar lo ocurrido durante el debate


no pueden servir de sustento para que el nuevo juez -ajeno al mismo- resuelva el
caso. Ello implicaría volver a sistemas procesales anteriores regidos por el criterio
de “permanencia de la prueba”, que quiso ser eliminado por el legislador de 2004.”

4. “La Corte ha sostenido que forman parte de la estructura básica de un debido


proceso. Por manera que si el juzgador pretende desconocer o retractarse del
sentido de su aviso, para variar la orientación de la sentencia, debe acudir al
remedio extremo de la nulidad.”

5. “Ahora, si el funcionario que luego es reemplazado alcanzó a anunciar el


sentido del fallo, el nuevo podría omitir la repetición del juicio, siempre que respete
el criterio adoptado por quien presenció el juicio y no haga cosa distinta que

24
desarrollar, o mejor materializar los argumentos expuestos en la audiencia en la
que se anunció el sentido del fallo, salvo, eventualmente, cuando el cambio resulte
benéfico para el acusado.”

RESUELVE: No casar la sentencia impugnada por el cargo expuesto en la


demanda.

5.2.4 SENTENCIA No 32829, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. Dr. SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ, Aprobado Acta No.
82, Bogotá, D.C., diecisiete de marzo de dos mil diez.

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“realizadas las audiencias preparatoria y de juicio oral en la que se anunció el


sentido del fallo, el juzgado de conocimiento dictó sentencia, el 20 de enero de
2009, a través del cual condenó a ÁLVARO GIRALDO HENAO, como autor del
ilícito por el cual se acusó judicialmente, a las penas principal y accesoria
anteriormente reseñadas. Del mismo modo, se abstuvo de sentenciarlo al pago de
perjuicios –habida cuenta que la víctima y sus representantes legales
manifestaron su deseo de no adelantar el incidente de reparación integral- y le
negó el beneficio sustitutivo de la suspensión condicional de la ejecución de la
pena.

La providencia en comento, que fue apelada por la defensa del acusado, la


confirmó íntegramente la Sala Penal del Tribunal Superior de Pereira (Risaralda),
el 30 de junio de 2009, mediante la que hoy es objeto de impugnación
extraordinaria, por parte del mismo sujeto procesal, quien oportunamente presentó
el libelo, el cual fue admitido por la Sala con auto del 15 de octubre del año
anterior.

El casacionista señala que la sentencia se dictó en un juicio viciado de nulidad,


con violación flagrante del debido proceso, al permitirse que el fallo de primer
grado fuera emitido “por juez diferente a aquel o aquella que fungió como juez
durante el juicio oral y profiriera sentido del fallo en el asunto materia de
juzgamiento”.
En orden a fundamentar su censura, sostiene que la doctora Lucelly Amparo
Marín fue le encargada de instalar el juicio oral y dirigir el debate probatorio –que
es la parte esencial del acto, aclara más adelante-, luego de escuchar los alegatos
de apertura; de igual modo, fue quien adoptó decisiones importantes en el curso

25
del mismo, relacionadas con el debido proceso, como aceptar prueba
sobreviniente solicitada por la defensa y definir lo atinente al amparo constitucional
al que apelaron la presunta víctima y sus padres, para abstenerse de declarar, en
razón del parentesco.

Por ello, agrega el demandante, era dicha funcionaria la competente para anunciar
el sentido del fallo y además dictar la correspondiente providencia, en coherencia
con ese anuncio, que en este caso fue de carácter condenatorio. En cambio no lo
era, como ocurrió aquí, el doctor William Cano Quintero, quien “directamente
ingresó al caso a proferir sentencia”.

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “En tanto que, en el régimen plasmado en la segunda normatividad, la


construcción probatoria cambia de escenario, se abandona el principio de
permanencia y en su lugar se activan con rigor los de oralidad, publicidad,
inmediación, contradicción y concentración. En este contexto, prueba es la que se
practica en el juicio oral ante el juez de conocimiento, y sólo ella puede suministrar
el fundamento de la sentencia sea absolutoria o condenatoria, la cual, valga
agregar, será dictada por el mismo funcionario ante quien se recaudó la misma.”

2. “si el principio de inmediación implica una observación directa del juez, quien
adelanta el juicio oral en un solo acto y además es el encargado de anunciar el
sentido de la decisión, cualquiera que ella sea, lo razonable y lógico es que ese
funcionario judicial sea siempre el mismo, es decir, el que interviene en la totalidad
de la práctica probatoria, escuche los alegatos de conclusión de las partes e
intervinientes y, tras examinar el aporte probatorio recaudado en su presencia, en
un término no superior a dos (2) horas, anuncie el sentido de la decisión que
posteriormente se concretará en la sentencia..”

3. “configuran serios atentados contra dichos principios, no solo el transcurso del


tiempo –enemigo de la memoria-, sino también el cambio del juez. No obstante, la
Corte precisó que en el sistema acusatorio hoy implantado en nuestra
normatividad, ese concepto, tratándose del juicio oral, se entiende de manera
diversa y restringida, habida cuenta que el juez natural hace mención a la persona,
al titular del despacho, no al cargo mismo. En ese orden y como desarrollo de los
principios de inmediación y concentración, el funcionario ante quien se surta el
debate público será el que deba anunciar el sentido del fallo y el que lo profiera.

26
Por lo tanto, si por cualquier circunstancia el funcionario que ha adelantado el
juzgamiento es cambiado por otro, y es al nuevo a quien compete anunciar el
sentido del fallo y proferirlo, ello solo es viable hacerlo con la previa repetición del
juicio oral.”

4. “Colígese, de lo expuesto, que si el juez en la motivación de la sentencia debe


hacer un juicio lógico y axiológico producto de un concienzudo y delicado análisis
conceptual, probatorio, sustantivo y procesal, el cual debe ser consonante con el
anuncio del fallo, no tendría sentido, en principio, que mientras un funcionario
judicial sea el que presencie y dirige el juicio oral en el que anuncia el sentido de la
decisión, otro sea el que la materialice, sobre todo porque el último no tuvo una
percepción directa de lo ocurrido y mucho menos puede arrogarse el
razonamiento y los análisis de quien sí tuvo esa oportunidad.”

6. “En esta oportunidad, la Corte ratifica que la dirección hasta su culminación del
juicio oral –incluido, desde luego, el anuncio del sentido del fallo- por parte de un
juez, y la emisión de la sentencia por parte de otro, dentro del esquema penal
acusatorio y sus referentes rectores, desconoce los principios basilares de
inmediación, concentración e inmutabilidad judicial, dado que, distorsiona el papel
que el juez debe cumplir en ese debate público que, como etapa medular, concibe
su permanencia de manera imperativa.”

7. “De esta forma, puede apreciarse que en el caso concreto, el cambio en la


persona del juzgador no alcanzó a trastocar los principios reguladores de la fase
del juicio, ni las garantías fundamentales de los sujetos procesales, en la medida
en que hay plena concordancia entre lo manifestado en el anuncio del sentido del
fallo y lo argumentado posteriormente en la sentencia.

Es decir, cabe afirmar que en este caso, como ocurriera en uno de los
precedentes reseñados, la sentencia contiene un adecuado “desarrollo de los
argumentos esbozados en la audiencia de anuncio del fallo, tal como
acertadamente lo dejó consignado la juez que lo profirió”.”

R E S U E L V E: No casar la sentencia impugnada.

27
5.2.5. SENTENCIA No 33989, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE
CASACIÓN PENAL, M.P. Dr. AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN, Aprobado Acta No.
411, Bogotá, D.C., nueve de diciembre del dos mil diez.

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:


“El 7 de septiembre de esa anualidad el Juez 1º Penal del Circuito Especializado
de Buga dio lectura a la sentencia, en la que halló penalmente responsable a la
acusada del delito de secuestro extorsivo agravado, en calidad de cómplice,
conforme a los artículos 169 y 170 -numerales 1 y 6- del Código Penal. En
consecuencia, la condenó a 197 meses de prisión, multa de 3.229 salarios
mínimos legales mensuales vigentes e inhabilidad de derechos y funciones
públicas por término igual; le negó los subrogados y sustitutos penales y libró en
su contra orden de captura. La defensa recurrió en apelación y el Tribunal
Superior de Buga, en providencia del 15 de diciembre de 2009, confirmó la
decisión.”

La defensa presenta demanda de casación, alegando como único cargo la nulidad


por afectación sustancial a la estructura del proceso, toda vez que el juicio oral se
llevó a cabo por 3 jueces diferentes, y el que dio sentido del fallo y dicto sentencia
no fue el mismo que practico todas las pruebas afectando el principio de
inmediación e igualmente el de concentración toda vez que el mismo se extendió
de manera injustificada en el tiempo.

Argumentos fundamentales de la decisión:

En cuanto al tema específico, la corte argumenta y desarrolla los principios de


inmediación y concentración con fundamentos en el principio de juez natural así:
1. “En los esquemas procesales penales anteriores a la Ley 906 de 2004 la
alusión al juez natural hacía referencia al cargo, no a la persona que lo ocupare.
De donde no surgía inconveniente alguno cuando un juez, por ejemplo el 62,
adelantaba el juicio y luego, ya fuese por vacaciones, por enfermedad o por otra
causa, era otro -su reemplazo- el que profería sentencia. La garantía
constitucional no se afectaba en tanto se mantuviera el asunto en el juzgado 62.
No obstante, en el nuevo sistema -el denominado penal acusatorio oral- ese
concepto, tratándose del juicio oral, se entiende de manera diversa y restringida,
en tanto el juez natural hace mención a la persona, al titular del despacho, no al
cargo mismo. En ese orden y como desarrollo de los principios de inmediación y
concentración, el funcionario ante quien se surta el debate público será el que
deba anunciar el sentido del fallo y el que lo profiera.
Esa fue la intención del legislador de 2004 y así quedó consignado en el estatuto
procedimental penal de ese año (Ley 906). De allí que el artículo 454 contemple,

28
entre otros eventos, que cuando deba cambiarse el juez durante alguna de las
etapas del juicio, la audiencia correspondiente habrá de repetirse.

En efecto, se desnaturaliza el sistema cuando el funcionario que emite el fallo no


es el mismo -en términos de persona- a aquel que asistió al debate oral. El cambio
en el juzgador se muestra admisible únicamente cuando el nuevo repite el
juzgamiento.

De manera que si por cualquier circunstancia el funcionario que ha adelantado el


juzgamiento es cambiado por otro, y es al nuevo a quien compete anunciar el
sentido del fallo y proferirlo, ello solo es viable hacerlo con la previa repetición del
juicio oral”.

2. “La existencia de registros que permiten verificar lo ocurrido durante el debate


no pueden servir de sustento para que el nuevo juez -ajeno al mismo- resuelva el
caso. Ello implicaría volver a sistemas procesales anteriores regidos por el criterio
de “permanencia de la prueba”, que quiso ser eliminado por el legislador de 2004.”

“La existencia de registros de audio y video –ya lo ha sostenido la Sala- no hacen


nugatorio el principio de inmediación, puesto que el juez debe percibir las pruebas
directamente para poder adoptar una decisión más acorde con la realidad. Si bien
son necesarios, en tanto serán la herramienta con que se cuenta en la segunda
instancia y en sede de casación, no pueden convertirse en elementos con los
cuales se adopte sentencia de primera instancia.”

“Ahora bien, resulta oportuno recordar que la observancia de los principios


mencionados es un mandato para todos los juzgadores. Empero, tratándose de
jueces colegiados, sea en segunda instancia o en casación, su aplicación opera
de forma diversa, en tanto lo esencial es que se verifique la mayoría de los
integrantes de la Sala, pues la función jurisdiccional descansa en el ente colectivo,
no en el magistrado individualmente considerado. Así se sostuvo en sentencia del
17 de marzo de 2010 (radicado 32.829)”

“De manera, pues, que el solo cambio en la persona de un integrante de la Sala


no constituye razón de valía para cuestionar la legalidad del juicio. Para que se
consolide una irregularidad trascendente que conduzca a la nulidad de lo actuado
es preciso que la variación sea de la mayoría que constituye quórum en la
composición de la Sala, de modo que pueda argüirse una verdadera mutación, o
mejor, argumentar que hubo cambio del juzgador, del juez colegiado.”

3. “De lo expuesto surge que la inmediación, la concentración y el juez natural son


postulados que guían el juicio oral y público. Así mismo, que no acatarlos implica
desconocimiento de mandatos constitucionales y legales y, en principio,
resquebrajamiento del debido proceso. A su vez, que el juez (persona) que

29
preside el juicio debe ser el mismo que anuncia el sentido del fallo y el que lo
profiere”.

4. “Solo en especiales eventos resulta aceptable que un juez diferente al que


adelantó el juicio profiera sentencia de primera instancia. De convertirse lo
expuesto en regla de comportamiento procesal aceptada, conllevaría trastocar el
sistema y regresar a esquemas ya superados en donde la permanencia de la
prueba era un principio.”

Teniendo en cuenta los argumentos esgrimidos en los numerales anteriores, la


Corte igualmente toma como referencia las sentencias 27.192, 32.196, 32.556 y
32829, para anunciar que aunque en los procesos referidos también hubo cambio
de Juez en etapa de juicio no se vulneran los principios objeto de estudio puesto
que se guarda unidad temática de los argumentos expuestos en el sentido del fallo
por el juez que percibió las pruebas y el juez que dictó sentencia, diferenciando los
mismos con el caso actual en el que el cambio de juez afecta directamente el
estatuto procesal actual y las garantías fundamentales del acusado.

Igualmente dice la Sala que “Los derechos de las víctimas no pueden desvanecer
la garantía de un debido proceso del acusado. Desconocer ese postulado
implicaría victimizar el proceso penal y hacer nugatorio los derechos de los
procesados reconocidos en instrumentos internacionales. Las víctimas tienen
derecho a la verdad a la justicia y a la reparación pero dentro de los límites de la
legalidad, sin violentar los derechos del procesado.”, entendiendo también que la
prevalencia del derecho sustancial en ningún momento puede vulnerar el debido
proceso.

RESUELVE: Primero. Casar la sentencia impugnada.


Segundo. Declarar la nulidad del juicio adelantado contra Mónica Johana
Cuervo Solís por el punible de secuestro extorsivo agravado a partir, inclusive,
de la audiencia del 9 de noviembre de 2007, con la finalidad de que éste sea
repetido a efectos de que se dé estricto cumplimiento a los principios
mencionados.

5.2.6. SENTENCIA No 33.844, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN, APROBADO ACTA
No. 150, Bogotá, D. C., cuatro (4) de mayo de dos mil once (2011).

30
Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“El fallo proferido el 16 de octubre de 2009, condenó al enjuiciado en los términos


de la acusación y le impuso la pena principal de cinco (5) años, cuatro (4) meses
de prisión, así como la accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el mismo término. De igual manera, le negó la suspensión
condicional de la ejecución de la pena y la prisión domiciliaria.

La sentencia, apelada por la defensa técnica, fue confirmada por la Sala Penal del
Tribunal Superior de Armenia, en fallo del pasado 27 de noviembre.

Con invocación de la causal 2ª del artículo 181 de la Ley 906 de 2004, el defensor
del señor ARCILA PARRA postuló un solo cargo en el sentido de “haberse dictado
sentencia en un proceso viciado de nulidad”.

Explicó que la nulidad invocada es la prevista en el artículo 457 ibídem, es decir,


por violación del debido proceso y el derecho a la defensa.

Acusó la sentencia de segunda instancia de violar el derecho a la defensa y


especialmente, el literal k) del artículo 8º de la Ley 906 de 2004, relativo a los
principios de celeridad, concentración, inmediación y contradicción.

En concreto, explicó que el juez de conocimiento admitió “una serie de


contemplaciones a favor de la Fiscalía, representadas en aplazamientos,
prórrogas y suspensiones del proceso, tanto en la etapa investigativa como en la
Audiencia de Juicio Oral”.

Precisó que aunque su prohijado tenía derecho a un juicio público sin dilaciones
injustificadas, se avaló la mora del Estado en “la auscultación psicológica
(segunda) del menor presuntamente abusado”.”

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “La inmediación se vincula con la percepción que debe tener el juez con la
prueba, con los sujetos procesales, de manera que sea el funcionario que va a
proferir fallo de primera instancia el que directamente practique las pruebas y ante
quien se presenten los alegatos. Al tenor del artículo 16 de la Ley 906 de 2004,
solamente podrán estimarse las pruebas que hayan sido producidas e

31
incorporadas en el juicio público, con garantía de contradicción y confrontación
frente al juez de conocimiento, con algunas taxativas salvedades.

Ese principio se encuentra íntimamente relacionado con el de concentración, en


cuanto para que aquél sea efectivo, se hace necesario que el debate sea
concentrado y que no se prolongue más de lo necesario, lo racional, para que la
memoria no se pierda.”

2. “No obstante, se debe recordar que la declaración de nulidad sólo es posible


cuando el defecto alcanza un nivel de ilegalidad que no permite deducir solución
distinta que la repetición del acto procesal afectado, pues la vulneración de las
garantías fundamentales es extrema.”

RESUELVE: Primero. NO CASAR la sentencia dictada el 27 de noviembre de


2009 por la Sala Penal del Tribunal Superior de Armenia por razón del cargo único
formulado en la demanda promovida a favor de JULIO CÉSAR ARCILA PARRA.

5.2.7. SENTENCIA No 35192, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO, Aprobado acta No.
318, Bogotá, D. C., siete de septiembre de dos mil once.

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“Celebradas las audiencias preparatoria y del juicio oral, el Juzgado Diecisiete Penal
del Circuito de Bogotá, el 12 de mayo de 2010, condenó a Fabio Orlando Aponte
Suárez y Gustavo Adolfo Ramírez Estupiñán a las penas principales de 90
meses de prisión y a la accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el mismo lapso de la privativa de la libertad, como
coautores de la conducta punible de hurto calificado agravado. Apelado el fallo por
los defensores, el Tribunal Superior de Bogotá, el 24 de agosto de 2010, al desatar
el recurso, lo confirmó.”

“Contra la anterior decisión, la defensa técnica de Aponte Suárez y Ramírez


Estupiñán, presentaron sendas demandas de casación, las cuales, mediante auto
del 6 de julio de 2011, fueron admitidas con relación al único y primer cargo,
respectivamente. Acusa al Tribunal de haber dictado sentencia en un juicio viciado
de nulidad, “por desconocimiento de la estructura y afectación de la garantía
debida al proceso de tener un juicio oral, público, contradictorio, imparcial y con la
inmediación de las pruebas y sin dilaciones injustificadas”, lo cual condujo a la
aplicación indebida de los artículos 103, 104 y 365 del Código Penal, y falta de
aplicación del 3°, 6°, 8°, 10, 16, 17, 19, 26 y 457 de la Ley 906 de 2004.”

32
“Dice que el juicio se adelantó ante 5 jueces diferentes, aunque reconoce que la
jurisprudencia de la Corte ha sostenido que el proceso no es un fin en sí mismo y
que excepcionalmente se permite el cambio del operador judicial durante el
trámite, sin que ello afecte los principios de concentración e inmediación. Sin
embargo, se pregunta si se ¿vulneran los principios de inmediación y
concentración, en aquellos casos en que se cambia de juez en distintas
oportunidades, al punto que son cinco los jueces que conocen de la etapa del
juicio, tres de ellos durante el juicio oral?”.

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “Ley 906 de 2004


De acuerdo con la sistemática reglada en la citada ley, el proceso penal con
tendencia acusatoria se rige, entre otros, por los principios de concentración e
inmediación, previstos no por iniciativa propia del legislador de 2004 al expedir la
Ley 906 (artículos 16 y 17), sino directamente por el Constituyente derivado a
través del Acto Legislativo 03 de 2002, que modificó el artículo 250 de la
Constitución Política.

El acatamiento de tales principios es, entonces, un mandato directo de la Carta


Fundamental. En esas condiciones, el campo de maniobra del operador jurídico es
restringido y la mayor o menor flexibilidad en su aplicación, sólo podrá tener lugar
al amparo de una interpretación transversal de las normas superiores.

Valga aclarar lo importante del numeral 4º del referido artículo 250, en tanto no
solo reconoce a la Fiscalía General de la Nación como la entidad encarga de
presentar escrito de acusación ante el juez de conocimiento, sino que impone
reglas claras en orden a adelantar el juicio, esto es, que sea público, oral,
orientado por principios de inmediación de la prueba, contradicción, concentración
y con plenas garantías.

El principio de inmediación se vincula con la percepción que el juez tiene con los
elementos de conocimiento y los intervinientes en el acto. De manera que el
funcionario que va a proferir fallo de primera instancia, debe ser aquel que
directamente practicó las pruebas y ante quien se presentaron los alegatos”.
2. “Otro principio que rige el sistema es el del juez natural, reglado en el artículo 29
de la Carta Política, como elemento sustancial del debido proceso y plasmado en
el 19 de la Ley 906 de 2004. Constituye para el procesado garantía de que será
juzgado por la autoridad previamente determinada y revestida de competencia en
la ley, y que el término “juez” alude, no al cargo, sino a la persona”.

33
3. “La inmediación, la concentración y el juez natural son postulados que guían el
juicio oral y público, el no acatarlos implica desconocimiento de mandatos
constitucionales y legales y, en principio, el resquebrajamiento del debido proceso.

A su vez, el juez (persona) que preside el juicio debe ser el mismo que anuncia el
sentido del fallo y el que lo profiere.

No obstante las precedentes reglas orientadoras del proceso penal acusatorio, hay
eventos en los que si bien hay variación en la persona del juez o prolongación del
juicio, y ser una situación anómala la misma, no resulta trascendente hasta el
punto de configurar nulidad y obligar a su repetición”.

4. “Si bien la variación en la persona del juez o la extensión del juicio son
situaciones, per se, inusuales, para que se genere nulidad, es preciso que,
analizadas concienzuda y detenidamente las particularidades del caso, se
determine, sin ambages, que con tal variación se afectó la estructura básica del
proceso, se trasgredieron los principios que lo rigen y/o se lesionaron los derechos
de las partes.

Si una anomalía de ese talante se alega en casación y con fundamento en ella se


reclama nulidad, es imperioso examinar con detenimiento el caso, en orden a
establecer si hubo o no grave afectación del debido proceso y de los derechos y/o
garantías fundamentales de alguna de las partes, pues de no comprobarse ello,
resulta inane decretar nulidad, en tanto sería imponer las formas sobre la
sustancia”.

5. Sin embargo, valga destacar que la existencia de registros de audio y video -ya
lo ha sostenido igualmente la Corporación- no hacen nugatorio el principio de
inmediación, puesto que el juez debe percibir las pruebas directamente para poder
adoptar una decisión más acorde con la realidad. Si bien son necesarios, en tanto
serán las herramientas con que se cuenta en la segunda instancia y en sede de
casación, no pueden convertirse en elementos con los cuales se adopte sentencia
de primer grado.

6. “No hay duda que la repetición de la audiencia del juicio oral es excepcional, so
pena -recalcó la Corte Constitucional en la sentencia C-059, ya citada- de no
afectar a las víctimas y a los testigos, pero cuando se ha violentado el derecho al
debido proceso de quien está siendo procesado, es necesario, frente a la tensión
de derechos, hacer una ponderación y examinar con detenimiento el asunto con el
fin de no hacer nugatorias las garantías legales y constitucionales de aquél. En
esta ocasión, no se constata lesión a las víctimas.

Como lo ha reiterado la Sala en otras ocasiones, los derechos de las víctimas no


pueden desvanecer la garantía de un debido proceso del acusado, toda vez que

34
desconocer ese postulado implicaría victimizar el proceso penal y hacer nugatorio
los derechos de los procesados reconocidos en instrumentos internacionales”.

RESUELVE: 1. Casar la sentencia impugnada de acuerdo con los cargos único y


primero formulados en las correspondientes demandas, conforme a lo expuesto en
la parte motiva de esta decisión.

2. En consecuencia, declarar la nulidad del juicio adelantado contra Fabio Orlando


Aponte Suárez y Gustavo Adolfo Ramírez Estupiñán, a partir, inclusive, de la
audiencia del 23 de mayo de 2007, con la finalidad de que éste sea repetido a
efectos de que se dé estricto cumplimiento a los principios de inmediación,
concentración y juez natural, según lo establecido en la Ley 906 de 2004.

5.2.8. SENTENCIA No 32143, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ, Aprobado acta
No. 382, Bogotá, D. C., veintiséis de octubre de dos mil once.

Síntesis de los hechos a partir de lo relacionado por la Corte:

Ante el juzgado cuarenta penal del circuito de conocimiento de Bogotá, se llevó a


cabo proceso penal en ley 906 del 2004 hasta etapa de juicio oral, en el que se
realizó todo el tramite pertinente, en contra del señor HÉCTOR HELÍ MARTÍNEZ
LEAL por el delito de Rebelión. El juez cuarenta penal del circuito de conocimiento
de Bogotá, una vez culminado el debate procesal señalo remitiría el proceso a la
Sala Plena de la Corte Suprema de Justicia para que defina la competencia, de
conformidad con la Ley 270 de 1996, toda vez que con anterioridad el señor
MARTÍNEZ LEAL está siendo investigando en la Fiscalía 31 Especializada de
Derechos Humanos de Villavicencio, por el mismo delito.

“La Corte, a través de providencia proferida el 8 de octubre de 2008, resolvió


“reiterar la asignación de la competencia para juzgar al señor HÉCTOR HELÍ
MARTÍNEZ LEAL, por el delito de rebelión de acuerdo con la formulación fáctica
incorporada en el escrito de acusación, en el Juzgado Cuarenta Penal del Circuito
de Bogotá”.

En el momento que se reasume el proceso por el Juzgado Cuarenta Penal del


Circuito con Funciones de Conocimiento de Bogotá, el juez había sido cambiado
quedando a cargo desde ese momento la doctora Ana Victoria Hernández
Sánchez. Posteriormente el 5 de noviembre de 2008 anunció el sentido
condenatorio del fallo, no sin antes manifestar la funcionaria:

35
“…esta juez, considera que se afectaría el elemento material probatorio de volver
a hacer un nuevo juicio. Que inclusive, también iría en detrimento de la persona
acusada y se harían juicios extremadamente dispendiosos y largos en contra del
sistema acusatorio. Así las cosas y sin más preámbulos considero que se ha
respetado el debido proceso, el derecho a la defensa, que la función es una sola,
la función judicial, que hay que preservar el elemento material probatorio, la
evidencia física, la información legalmente obtenida, que se está ante un juez
también imparcial, ante un juez idóneo, sin interesar el nombre, sin interesar sus
condiciones, simplemente lo que interesa es la función y de igual manera tanto el
juez que instaló el juicio como la suscrita juez tenemos obligaciones
constitucionales y legales para analizar todo caso que se nos presente y llegar a
una conclusión en definitiva” (sic).

Posteriormente el 12 de diciembre del 2008, condeno al señor HÉCTOR HELÍ


MARTÍNEZ LEAL “a las penas principales de ciento cuatro (104) meses de prisión
y multa en cuantía equivalente a doscientos doce punto cinco (212.5) salarios
mínimos legales mensuales vigentes, así como a la accesoria de inhabilitación
para el ejercicio de derechos y funciones públicas por término igual al de la pena
privativa de la libertad, al tiempo que no le concedió la suspensión condicional de
la ejecución de la pena ni la sustitutiva de la prisión domiciliaria, entre otras
decisiones, como consecuencia de encontrarlo autor penalmente responsable del
delito de rebelión, a él imputado en la acusación.”

Teniendo en cuenta lo relacionado anteriormente, la defensa apelo la decisión,


confirmada por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, mediante
sentencia de segunda instancia del 6 de marzo del 2009.

“Contra la sentencia de segunda instancia, en oportunidad la defensa interpuso


recurso extraordinario de casación mediante la presentación de la correspondiente
demanda, sobre cuya admisibilidad se pronunció la Corte mediante providencia de
nueve de diciembre de dos mil diez, en el sentido de admitir para su estudio de
fondo tan sólo el segundo cargo formulado por el libelista.”

Argumentos fundamentales de la decisión:

Los argumentos esbozados por la Corte en esta sentencia, se fundamentan por lo


expuesto en la sentencia de casación penal del 30 de enero de 2008. Con número
de radicación 27192, así:

1. “la etapa del juicio se constituye en el eje fundamental del nuevo modelo de
procesamiento penal, en el cual los principios de inmediación y concentración de
la prueba se manifiestan en el desarrollo de un debate público y oral, con la

36
práctica e inmediata valoración de las pruebas recaudadas y con la participación
directa del imputado. De este modo, señaló que “el principio de concentración se
materializa con esa evaluación en un espacio de tiempo que le permita al juez
fundamentar su decisión en la totalidad del acervo probatorio que se ha recaudado
en su presencia”.”

2. “atendiendo a los principios de inmediación y concentración, en donde se centra


el aspecto fundamental de este pronunciamiento, es deber del juez tener contacto
directo con los medios de prueba y con los sujetos procesales que participan en el
contradictorio, sin alteración alguna, sin interferencia, desde su propia fuente. Por
ello y para que la inmediación sea efectiva, se hace necesario que el debate sea
concentrado y que no se prolongue para que la memoria no se pierda en el
tiempo.”

Igualmente, precisa en el caso concreto que:

“Se establece que la audiencia de juicio oral no tuvo realización en un mismo día,
no fue continua, ni las sesiones consecutivas y, finalmente, que la persona del
juez que anunció el sentido del fallo y profirió la sentencia no fue la misma que
presenció la totalidad del juicio, con lo cual resultaron desconocidos los principios
de concentración, inmediación y juez natural.”

RESUELVE: 1.- CASAR LA SENTENCIA proferida el 6 de marzo de 2009 por el


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, mediante la cual condenó al
acusado HÉCTOR HELÍ MARTÍNEZ LEAL, por el delito de rebelión, por las
razones expuestas en la motivación de esta providencia.

2.- DECRETAR, en consecuencia, la nulidad de lo actuado en el presente


proceso, a partir inclusive de la audiencia de juicio oral llevada a cabo el 14 de
julio de 2008 ante el Juzgado Cuarenta Penal del Circuito de Conocimiento de
Bogotá.

5.2.9. SENTENCIA No 38316, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACION PENAL, M.P. Dr. SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ, Aprobado Acta No.
131, Bogotá, D.C., dieciséis de abril de dos mil doce.

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

Cabe aclarar, que la presente sentencia es basada en un caso llevado a cabo por
la Ley 600 del 2000, sin embargo es pertinente para el desarrollo del presente
trabajo toda vez que en la demanda de casación se hace alusión que al ser un
sistema mixto igualmente se debe tener en cuenta como principios fundamentales

37
del proceso de ley 600 los principios de inmediación y concentración, por lo que la
Corte desarrolla en sus consideraciones las posturas pertinentes al tema
específico de estudio.

Los hechos relacionados en la demanda por la Corte se enmarcan así:

De la etapa del juicio conoció inicialmente el Juzgado 8º Penal del Circuito de


Bogotá, despacho que luego remitió la actuación al Décimo Penal del Circuito de
Descongestión, donde se evacuó la audiencia preparatoria y se inició la audiencia
de juzgamiento hasta culminar la etapa probatoria. Posteriormente, con base en
medidas de descongestión adoptadas por el Concejo Superior de la Judicatura, la
actuación pasó al Juzgado Quinto Penal del Circuito de Descongestión de Bogotá,
despacho que culminó la audiencia de juzgamiento.

El 30 de octubre de 2007, el último Juzgado dictó sentencia de primera instancia


condenando a EDGAR GUILLERMO BEJARANO CHÁVEZ a las penas principales
de 100 meses de prisión y multa de $179.152.870, como autor de peculado por
apropiación a favor de terceros y en beneficio propio; mientras que a JULIO
FERNANDO SANDOVAL GÓMEZ se le condenó a las penas principales de 120
meses de prisión y multa de $525.471.861 como autor de peculado por
apropiación a favor de terceros. A ambos acusados se les impuso la sanción
accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por
un periodo igual a la pena de prisión e inhabilitación definitiva para el desempeño
de funciones públicas. Igualmente se les negó la suspensión condicional de la
ejecución de la pena y la prisión domiciliaria.

Contra la condena, los defensores interpusieron recurso de apelación, dando lugar


al fallo de segunda instancia arriba mencionado, en la cual se confirmó la
condena, con las siguientes modificaciones punitivas:

A EDGAR GUILLERMO BEJARANO CHÁVEZ se le impuso la pena de 96 meses


de prisión y multa de $159.552.735 como coautor del delito de peculado por
apropiación a favor propio y de terceros, y a JULIO FERNANDO SANDOVAL
GÓMEZ la pena de 110 meses de prisión y multa de $353.275.958 como coautor
de peculado por apropiación a favor propio y de terceros.

En la misma decisión se declaró la nulidad de lo actuado a partir del cierre de la


investigación, en relación con algunos hechos incluidos en la sentencia a
SANDOVAL GÓMEZ, pero no mencionados en la acusación –órdenes de egreso y
pago No.1134 de 5 de julio de 2001, 039 de 16 de enero de 2001, 494 de 16 de
abril de 2001 y 606 de 5 de mayo de 2001.

38
Contra esta determinación, los defensores de JULIO FERNANDO SANDOVAL
GÓMEZ y EDGAR GUILLERMO BEJARANO CHÁVEZ interpusieron recurso
extraordinario de casación.

La Defensa basa sus argumentos según la sentencia de la siguiente manera:

“Advierte que aunque la sistemática de la Ley 600 de 2000, por la cual se rituó el
juicio, consagra el principio de conservación o permanencia de la prueba,
excluyendo la inmediación y la concentración, tal regla no es absoluta, pues la
mencionada ley acoge un sistema mixto, en el que se distinguen las etapas
instructiva o sumarial y la de la causal o juicio.

La primera, agrega, es fundamentalmente inquisitiva; la segundo, en cambio, es


fundamentalmente acusatoria y como tal, se gobierna por los principios de
oralidad, publicidad, contradicción, concentración e inmediación, a más de que las
tres funciones básicas de acusación, defensa y decisión, son desempeñadas por
tres órganos distintos, a saber, fiscal, defensor y juez, características que se
ostentan desde la Ley 95 de 1938.

Por lo tanto, si en la fase acusatoria del sistema mixto se vulneran los principios
mencionados, se desconoce la garantía del debido proceso por afectación de su
estructura, generándose la causal de nulidad prevista en el numeral 2º del artículo
306 de la Ley 600 de 2000.

En el presente caso, dice, se quebrantaron ambos principios, ya que fue uno el


juez ante quien se practicaron las pruebas y otro el que escuchó los alegatos
finales y profirió la sentencia, lo cual comportó la afectación de la estructura del
proceso.”

Argumentos fundamentales de la decisión en cuanto al principio de


inmediación:

1. La inmediación es un principio rector característico del sistema procesal penal


implementado a través de la Ley 906 de 2004, es decir, de tendencia acusatoria, a
través del cual se entiende que solamente se tendrá como prueba aquella que se
haya practicado en audiencia pública, en presencia del juez de conocimiento y con
pleno ejercicio del derecho de contradicción, salvo las excepciones legalmente
establecidas, como en el caso de la prueba anticipada.

RESUELVE: INADMITIR las demandas de casación presentadas a nombre de los


procesados JULIO FERNANDO SANDOVAL GÓMEZ y EDGAR GUILLERMO
BEJARANO CHÁVEZ, por sus defensores.

39
5.2.10. SENTENCIA No 38308, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE
CASACIÓN PENAL, M.P. JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO, Aprobado acta Nº
139, Bogotá, D. C., dieciocho (18) de abril de dos mil doce (2012)

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“Celebradas las audiencias preparatoria y del juicio oral, el Juzgado Catorce Penal
del Circuito con Función de Conocimiento de Bogotá, el 23 de septiembre de
2011, dictó sentencia de primera instancia en la que condenó a Héctor Yesid
Sánchez Rodríguez a la pena principal de 224 meses de prisión y a la accesoria
de inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por término
igual a la privativa de la libertad, como autor de las conductas punibles de acceso
carnal abusivo con menor de catorce años y actos sexuales con menor de catorce
años, ambos agravados.

Apelado el fallo por el defensor, el Tribunal Superior de Bogotá, el 18 de


noviembre de 2011, al desatar el recurso, lo confirmó en su integridad.
Contra la anterior decisión, la defensa técnica interpuso recurso de casación, en el
que enuncia los artículos 16 y 454 de la Ley 906 de 2004 y aduce que no solo el
transcurso del tiempo (15 meses) incidió en la memoria de lo sucedido en el
juicio, “si hubiera habido identidad entre el juez que dictó el fallo, la que anunció el
sentido del fallo, que sólo presidió parcialmente el juicio y la anterior juez que
dirigió la mayor parte del juicio oral”.

Afirma que se vulneraron las formas propias del juicio, en la medida en que en la
etapa del plenario actuaron tres jueces, dando lugar a que la percepción del
segundo y tercer funcionario no fueran directas sobre las pruebas soporte del fallo,
quebrantando el principio de inmediación.”

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “la Corte ratifica que la dirección hasta su culminación del juicio oral -incluido,
desde luego, el anuncio del sentido del fallo- por parte de un juez, y la emisión de
la sentencia por parte de otro, dentro del esquema penal acusatorio y sus
referentes rectores, desconoce los principios basilares de inmediación,
concentración e inmutabilidad judicial, dado que distorsiona el papel que el
operador judicial debe cumplir en ese debate público que, como etapa medular,
concibe su permanencia de manera imperativa.”

2. “Claro está, es oportuno señalar que si bien así se ha pronunciado la Sala sobre
el tópico en cuatro asuntos anteriores (Radicados 27.192, 32.196, 32.556 y
32829), en dichos eventos no casó los fallos impugnados, al considerar que el

40
cambio en la persona del juzgador no alcanzó a alterar las directrices reguladoras
del juicio y las garantías fundamentales de los sujetos procesales, es decir, estimó
que la irregularidad denunciada no era trascendente ni suficiente para declarar la
invalidez de la actuación.

En efecto, se dijo allí que en el deber de buscar la verdad en el desarrollo del


esquema acusatorio penal, la realización del juicio oral no se podía supeditar,
exclusivamente, al cumplimiento de las ritualidades que lo conforman porque el
proceso penal no es un trámite de formas, ni un fin en sí mismo considerado. Por
lo tanto, en aras de no suprimir la eficacia del debate, se debía examinar en cada
caso concreto si una incorrección, en punto de cambios en la persona del
juzgador, alcanzaba a trastocar los principios reguladores de la fase del juicio y,
por consiguiente, las garantías fundamentales de los sujetos procesales.”

3. “que en algunas ocasiones es posible el surgimiento de excepcionales


circunstancias, vicisitudes, bien sea de orden personal, laboral, etc., que
ocasionan el cambio del juez y que le impiden cumplir con la permanencia
requerida por el nuevo sistema a lo largo del debate y el cabal cumplimiento de los
principios de inmediación y concentración que regulan esa fase del proceso.”

4. “Frente a este punto, el sentenciador de segundo grado, respetando los


derechos de los niños, consideró que si bien en el trámite del juicio hubo cambio
de persona del juez, en este particular evento no procedía la declaratoria de
invalidez de lo actuado. Veamos: “En tal virtud, aparte de la regla según la cual la
repetición del juicio oral es excepcional, en tratándose de procesos seguidos por
delitos cometidos contra menores de edad, prima facie, no hay lugar a tal
repetición, dado el evidente perjuicio que ésta implica para aquéllos, ello por
fuerza del principio del interés superior del niño, consagrado expresamente en los
arts. 8° y 192 de la ley 1098 de 2006, entre otros…”.

5. “De otro lado, vale recordar, si bien el transcurso del tiempo estropea, por regla
general, la memoria del juez, esa sola circunstancia no constituye motivo
suficiente para ordenar repetir el juicio. Es preciso revisar las particularidades del
caso, tales como la naturaleza del juez, la situación de las partes en el proceso,
las garantías y sus derechos, con el fin de no afectar a la administración de justicia
ni los derechos de los testigos y las víctimas.”

RESUELVE: INADMITIR la demanda de casación presentada por el defensor de


Héctor Yesid Sánchez Rodríguez.

41
5.2.11. SENTENCIA No 38453, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE
CASACION PENAL, M.P. AUGUSTO J. IBÁÑEZ GUZMÁN, Aprobado: Acta No.
139, Bogotá, D. C., dieciocho (18) de abril de dos mil doce (2012)

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“El 18 de octubre de 2011, el juez de conocimiento profirió sentencia en contra de


Sandro Cabrera Cabezas, en su calidad de autor del delito de extorsión agravada
en la modalidad de tentativa, le impuso una pena principal de 8 años de prisión y
multa de 2.000 s.m.l.m.v., la accesoria de inhabilitación de derechos y funciones
públicas por igual tiempo. Le negó la suspensión condicional de la ejecución de la
pena. Al tiempo absolvió a José Yesid Echeverri Pinto de los cargos por los que
fuera acusado.
Apelada la decisión por la defensa fue confirmada por la Sala Penal del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Armenia el día 9 de diciembre del mismo año.

Concluye que la funcionaria que profirió la sentencia, al no estar presente en el


desarrollo del juicio oral, no adquirió un conocimiento más allá de toda duda
razonable con relación a la responsabilidad del acusado, luego la verdad sobre la
cual cimentó el fallo de condena “no tiene una fuente real y fidedigna”. Ello
contraría el artículo 29 de la Constitución Política, conforme lo ha señalado el
precedente de la Corte Constitucional en sentencia C-396 de 2007, la que
transcribe en distintos apartes.

Dice que si se profundiza sobre las motivaciones entre el sentido del fallo y la
sentencia, fácilmente se advierte que “no existe compaginación”, pues en tanto el
primero “sólo hizo mención a la credibilidad que le ofrecía la prueba testimonial
(…) mientras que la funcionaria que emitió el fallo lo hizo cimentada en las reglas
de la experiencia, la prueba indicial (sic) y la poca credibilidad que le ofrecía la
declaración (sic) Cabrera Cabezas”

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “…la inmediación, la concentración y el juez natural son postulados que guían el


juicio oral, cuyo desacato constituye desconocimiento de mandatos
constitucionales y legales y, en principio, violación del debido proceso. A su vez
que, salvo casos excepcionales, la persona del juez que preside el juicio, debe ser
la misma que anuncia el sentido del fallo y el que lo profiere”.

2. “Esta Sala en postura, que no es novedosa, ha admitido de manera


excepcionalísima y en estricta ponderación de los principios puestos de presente,
que el nuevo funcionario no ordene la repetición del juicio (o lo que es lo mismo

42
que no invalide el trámite) en el evento en que respete plenamente el criterio
anunciado por su antecesor”

3. “El entendimiento armónico de los principios de concentración e inmediación, y


de las formas procesales de llevar un registro de la actuación debe conducir al
juez a la interpretación de que aquellos son de imperioso acatamiento y que las
grabaciones logradas solamente pueden tener alcance de ayudas técnicas para el
trámite y decisión de los recursos de apelación y casación, y para suplir algunas
falencias temporales que no tengan incidencia sustancial en el sentido de fallo.”

4. “Ese cambio de juez puede presentarse, por ejemplo, por vacaciones, por el
otorgamiento de una comisión de servicios o de una comisión especial, por
ascenso, por licencia no remunerada o por licencia de maternidad. Sin embargo,
para que tal situación, per se inusual, no genere nulidad es preciso que,
analizadas concienzuda y detenidamente las particularidades del caso, se
determine, sin ambages, que con tal variación no se afectó la estructura básica del
sistema, no se trasgredieron los principios que lo rigen y no se lesionaron los
derechos de las partes”

5. “En torno al anuncio del sentido del fallo y a la obligación del juez de respetarlo
en el momento de la redacción de la sentencia, la Corte ha sostenido que forman
parte de la estructura básica de un debido proceso. Por manera que si el juzgador
pretende desconocer o retractarse del sentido de su aviso, para variar la
orientación de la sentencia, debe acudir al remedio extremo de la nulidad. Dicho
enunciado cobra mayor fuerza cuando, por alguna circunstancia excepcional, es
otro juez, distinta persona, el que desatiende los derroteros hechos por su
antecesor”

6. “si el funcionario que luego es reemplazado alcanzó a anunciar el sentido del


fallo, el nuevo podría omitir la repetición del juicio, siempre que respete el criterio
adoptado por quien presenció el juicio y no haga cosa distinta que desarrollar, o
mejor materializar los argumentos expuestos en la audiencia en la que se anunció
el sentido del fallo, salvo, eventualmente, cuando el cambio resulte benéfico para
el acusado.”

RESUELVE: INADMITIR la demanda de casación presentada por el defensor de


Sandro Cabrera Cabezas.

43
5.2.12. SENTENCIA No 32650, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE
CASACIÓN PENAL, M.P. JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ, Aprobado acta
No. 239, Bogotá, D. C., veintisiete de junio de dos mil doce.

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“Ante el Juzgado Segundo Penal del Circuito de Buenaventura, a cargo de la


doctora Clara Rosa Cortés Monsalve, el día 14 de febrero de 2008 se llevó a cabo
la audiencia de formulación de acusación - en la cual la Fiscalía acusó al imputado
del referido concurso de delitos-, el día 3 de abril de 2008 la audiencia
preparatoria, en la que se resolvió sobre la pertinencia y conducencia de practicar
las pruebas pedidas por las partes y, posteriormente, los días 8 de mayo, 10 y 17
de julio de 2008, el juicio oral. En esta última fecha, por parte de la misma
funcionaria que presidió el desarrollo de la totalidad del juicio oral, se anunció el
sentido condenatorio del fallo.

La sentencia fue proferida el 24 de febrero de 2009, por el titular del Juzgado


Primero Penal del Circuito de Buenaventura, el doctor Rodrigo H. Santacruz
Ramírez, y con ella se puso fin a la instancia condenando al acusado HERNÁN
YEBSEHVIC RIASCOS ASPRILLA a la pena principal de ciento veinte (120)
meses de prisión, así como a la accesoria de inhabilitación para el ejercicio de
derechos y funciones públicas por término igual al de la pena privativa de la
libertad, al tiempo que no le concedió la suspensión condicional de la ejecución de
la pena ni la sustitutiva de la prisión domiciliaria, entre otras decisiones, como
consecuencia de encontrarlo autor penalmente responsable del concurso
homogéneo de delitos de acceso carnal abusivo con menor de catorce años,
agravado, a él imputado en la acusación.
Apelada esta determinación por la defensa -quien solicitó declarar la nulidad de lo
actuado por la violación del debido proceso, y subsidiariamente revocarla en
cuanto consideró ausentes los presupuestos exigidos por el Código de
Procedimiento Penal para proferir fallo de condena-, el Tribunal Superior del
Distrito Judicial de Buga, mediante providencia del 3 de junio de 2009 decidió
“revocar parcialmente la sentencia recurrida, para en su lugar condenar al
acusado HERNÁN YEBSEHVIC RIASCOS ASPRILLA en calidad de autor
penalmente responsable del ilícito de actos sexuales con menor de 14 años”,
acorde con lo cual decidió imponerle “la pena principal y privativa de la libertad de
SESENTA Y NUEVE (69) MESES DE PRISIÓN y de manera accesoria la
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones públicas por un período
igual a la sanción principal” y confirmó en lo demás, al resolver en segunda
instancia la impugnación interpuesta.

Contra la sentencia de segunda instancia, en oportunidad la defensa interpuso


recurso extraordinario de casación mediante la presentación de la correspondiente
demanda, sobre cuya admisibilidad se pronuncia la Corte”

44
Aclarando el demandante en el segundo cargo, apoyado en la causal segunda de
casación, haciéndolo consistir en que “la sentencia fue proferida en juicio viciado
de nulidad, “en atención a que el juicio oral fue adelantado por un juez y fallado
por otro, sin razón ni justificación válida, distinto al capricho de la judicatura”.”

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “Precisó que “atendiendo a los principios de inmediación y concentración, en


donde se centra el aspecto fundamental de este pronunciamiento, es deber del
juez tener contacto directo con los medios de prueba y con los sujetos procesales
que participan en el contradictorio, sin alteración alguna, sin interferencia, desde
su propia fuente. Por ello y para que la inmediación sea efectiva, se hace
necesario que el debate sea concentrado y que no se prolongue para que la
memoria no se pierda en el tiempo. El debate puede agotar todas las sesiones
consecutivas que sean necesarias, pero no se debe suspender por un periodo
muy largo, pues de otra manera, parámetros de valoración como los propuestos
en la Ley 906 de 2004 en sus artículos 404 y 420, no se verían cumplidos, si se
tiene en cuenta que la polémica, tanto jurídica como probatoria del juicio, se debe
desarrollar ante el juez de conocimiento, en un lapso breve.”

2. “la Corte puntualizó que solamente en eventos excepcionales admitidos por la


jurisprudencia, mas no por la ley, un juez diverso a aquél que presenció el debate
oral, puede emitir la sentencia correspondiente, sin que por ello dicha actuación se
halle afectada de ineficacia. Tal el caso, de que la prueba practicada por el
antecesor no tenga ninguna incidencia en el sentido del fallo.

En el aludido pronunciamiento del 20 de enero de 2010, la Corte insistió en que


“únicamente en eventos excepcionales resulta aceptable que un juez diferente al
que adelantó el juicio, profiera sentencia de primera instancia” y agregó:

“Ese cambio de juez puede presentarse, por ejemplo, por vacaciones, por el
otorgamiento de una comisión de servicios o de una comisión especial, por
ascenso, por licencia no remunerada o por licencia de maternidad. Sin embargo,
para que tal situación, per se inusual, no genere nulidad es preciso que,
analizadas concienzuda y detenidamente las particularidades del caso, se
determine, sin ambages, que con tal variación no se afectó la estructura básica del
sistema, no se trasgredieron los principios que lo rigen y no se lesionaron los
derechos de las partes.”

3. “la Corte ha sostenido que forman parte de la estructura básica de un debido


proceso. Por manera que si el juzgador pretende desconocer o retractarse del
sentido de su aviso, para variar la orientación de la sentencia, debe acudir al

45
remedio extremo de la nulidad. Dicho enunciado cobra mayor fuerza cuando, por
alguna circunstancia excepcional, es otro juez, distinta persona, el que desatiende
los derroteros hechos por su antecesor.”

4. “Ahora, si el funcionario que luego es reemplazado alcanzó a anunciar el


sentido del fallo, el nuevo podría omitir la repetición del juicio, siempre que respete
el criterio adoptado por quien presenció el juicio y no haga cosa distinta que
desarrollar, o mejor materializar los argumentos expuestos en la audiencia en la
que se anunció el sentido del fallo, salvo, eventualmente, cuando el cambio resulte
benéfico para el acusado.”

RESUELVE: INADMITIR la demanda de casación presentada por el defensor del


acusado HERNÁN YEBSEHVIC RIASCOS ASPRILLA, por las razones expuestas
en la motivación de este proveído.

5.2.13. SENTENCIA No 36333, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. Luis Guillermo Salazar Otero, Aprobado Acta No. 417,
Bogotá, D.C., catorce (14) de noviembre de dos mil doce (2012)

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

“El 29 de octubre de 2009, inició el juicio oral que se desarrolló en varias sesiones
y a su culminación, la Juez anunció que el fallo sería de carácter absolutorio.

El 28 de julio de 2010, en audiencia denominada de “emisión de fallo”, la Juez


declaró nulo el anuncio anterior indicando “que el mismo será de carácter
CONDENTORIO (sic)”.

El 13 de octubre de 2010, dio lectura a la sentencia de primera instancia, la cual


fue confirmada por el Tribunal Superior de Bogotá al decidir el recurso de
apelación interpuesto por el defensor del acusado, siendo esta el objeto de la
impugnación extraordinaria.

Con esa actuación, considera transgredidos los principios de concentración,


inmediación e inmediatez, a los cuales se refiere extensamente y vulnerado el
debido proceso.”

46
Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “la Sala ha sostenido que si el juez que profiere la sentencia no es el mismo que
anunció el sentido del fallo, el juicio oral debe repetirse siempre que aquél se
aparte de lo decidido por éste.

Ahora, si el funcionario que luego es reemplazado alcanzó a anunciar el sentido


del fallo, el nuevo podría omitir la repetición del juicio, siempre que respete el
criterio adoptado por quien presenció el juicio y no haga cosa distinta que
desarrollar, o mejor materializar los argumentos expuestos en la audiencia en la
que se anunció el sentido del fallo, salvo, eventualmente, cuando el cambio resulte
benéfico para el acusado”

2. “respecto de la posibilidad que un juez distinto al que presenció el juicio oral


sea el que dicte el fallo, se tiene dicho que tal situación es de carácter excepcional
dado que es “necesario insistir en la estricta atención de los principios de
inmediación y de concentración que impone el nuevo sistema penal, porque si
bien la jurisprudencia de la Sala ha admitido como posible que un juez distinto al
que presenció el debate oral, sea el que profiera la sentencia correspondiente, ello
debe ser entendido como una situación excepcional o, si se quiere, inusual.”

3. “la consideración según la cual el anuncio de la decisión o sentido del fallo y la


sentencia finalmente leída es un acto complejo que hace parte de la estructura del
debido proceso, no es asunto problemático, como tampoco lo es la obligación que
entre el uno y la otra haya concordancia.

En el juicio oral, la labor del juez no está circunscrita a su instalación, a dirigir el


desarrollo de la audiencia, a verificar la validez de la manifestación de culpabilidad
del acusado, a aceptar o rechazar las manifestaciones de culpabilidad
preacordadas entre la defensa y la acusación, sino que lo obliga a estar atento a
su desarrollo y al debate probatorio en razón de la inmediación.

Recuérdese que en virtud de dicho principio, son pruebas únicamente las


practicadas, confrontadas y controvertidas en su presencia, dada la admisibilidad
excepcional de la prueba de referencia”

4. “La anulación de ese acto, admitida bajo el hipotético juicio del juez de
encontrarse en el proceso de redacción del mismo con que su convencimiento es
distinto del anunciado, resulta inadmisible en un procedimiento regido por la
inmediación, concentración e inmutabilidad del juez.

47
Permitirla no es un acto trascendente sino una informalidad que sacrifica el debido
proceso acusatorio con el pretexto de contener una injusticia material,
fundamentalmente porque la aceptación de dicha tesis, conduce sin ninguna duda,
a ignorar los principios de inmediación y de concentración, pilares del juicio oral,
que considera protegidos.”

5. “La anulación del sentido del fallo cuando se ha observado el debido proceso
acusatorio, es una medida extrema contraria a la seguridad jurídica, no solo
porque las partes no sabrían a qué procedimiento atenerse, sino que quedarían
sometidas al arbitrio de la facultad discrecional del juez, a quien solo le bastaría
con invocar la justicia material para modificar su decisión inicial. Además, la
nulidad no es aplicable para corregir un criterio del juez, sino que opera por vicios
en la producción de los actos procesales y el sentido del fallo no fue irregular.”
RESUELVE: Casar la sentencia proferida el 28 de febrero de 2011 por el Tribunal
Superior de Bogotá y en su lugar declararla nula por violación de la estructura del
debido proceso. Devuélvase la actuación para que se proceda a dictarla de
acuerdo con el sentido del fallo anunciado a la culminación del juicio oral.

5.2.14. SENTENCIA No 38512, CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, SALA DE


CASACIÓN PENAL, M.P. GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ, Aprobado
Acta No. 458, Bogotá, D.C., doce de diciembre de dos mil doce.

Síntesis de los hechos hecha por la Corte:

En auto del 21 de marzo de 2012, la Sala inadmitió el cargo primero de la


demanda, pero en relación con el cargo segundo encontró necesario superar los
“defectos de fundamentación que evidencia, en orden a precaver cualquier
violación de las garantías fundamentales del procesado ORTÍZ CHAVERRA.

Consecuente con esa determinación, el 30 de julio de 2012 se llevó a cabo la


audiencia respectiva de sustentación oral del cargo admitido.

En orden a fundamentar la pretensión, sostiene que el juicio se surtió inicialmente


ante el Juez Humberto Navales Durango, quien luego de escuchar a los testigos
del ente acusador fue separado de su cargo por circunstancias ajenas a la
defensa, siendo reemplazado por la doctora Liliana María Arias Uribe, con la cual
se reanudó la audiencia de juicio oral.

Esa circunstancia, dice, debió llevar a la repetición del juicio, máxime cuando el
mismo se había iniciado el 8 de junio de 2011 y sólo vino a reanudarse el 5 de
octubre de la misma anualidad.

48
Por lo tanto, no se respetó el principio de inmediación, porque la mayor practica
probatoria, soporte de la sentencia impugnada, lo fue precisamente en presencia
del primer Juez y no de la segunda, quien al proferir la sentencia desconoció
aspectos vividos en el juicio, en especial las narraciones de Mary Isabel Sánchez
Quintero, elemento trascendente para las resultas del proceso.

Argumentos fundamentales de la decisión:

1. “desde los albores del sistema acusatorio la jurisprudencia se encaminó por


señalar que la permanencia del juez en el debate probatorio del juicio hasta la
definición de la responsabilidad penal del acusado, a través del fallo
correspondiente, es consecuencia lógica del respeto a los principios de
inmediación y concentración, al punto que el inciso 3º del artículo 454, establece
que si excepcionalmente debe suspenderse la audiencia y el “término de
suspensión incide por el transcurso del tiempo en la memoria de lo sucedido en la
audiencia y, sobre todo, de los resultados de las pruebas practicadas, esta se
repetirá. Igual procedimiento se realizará si en cualquier etapa del juicio oral se
debe cambiar el juez.”

2. “Igualmente, la Sala ha estimado que la existencia de registros que permiten


verificar lo ocurrido durante el debate, no puede servir de sustento para que el
nuevo juez –ajeno al mismo- resuelva el caso, ya que ello implicaría volver a
sistemas procesales anteriores regidos por el criterio de “permanencia de la
prueba”, que quiso ser eliminado por el legislador de 2004.

No obstante, es oportuno destacar que a pesar de que la Corte ha reconocido


pacíficamente la importancia y trascendencia de esos principios garantistas,
también ha dicho que no siempre que se producen cambios en la persona del juez
durante el juicio, se genera la nulidad de la actuación, pues cada caso habrá de
examinarse particularmente, en orden a establecer si una incorrección de esa
naturaleza, alcanza a trastocar los principios reguladores de la fase del juicio y,
por consiguiente, las garantías fundamentales de los sujetos procesales.

Ello, porque en el deber de buscar la verdad en el desarrollo del esquema


acusatorio penal, la realización del juicio oral no puede supeditarse,
exclusivamente, al cumplimiento de las ritualidades que lo conforman, ya que el
proceso penal no es un trámite de formas, ni un fin en sí mismo considerado.”

3. “En primer lugar, es necesario precisar que el principio de inmediación como tal,
cuyas características ampliamente se han referenciado en precedencia, hace
parte toral, no de un debido proceso en general, esto es, de los requisitos mínimos
que debe contener cualquier procedimiento penal, acorde con lo establecido en el
artículo 29 de la Constitución colombiana, sino del procedimiento instituido por el

49
legislador en la Ley 906 de 2004, con soporte constitucional en el artículo 250 de
la Carta.”

4.“Entonces, si se ha verificado que el principio de inmediación opera obligatorio


exclusivamente en atención al tipo de procedimiento penal adelantado, pero
además está claramente deducida la obligación de acudir a una instancia superior
para controvertir la sentencia condenatoria o absolutoria, la conclusión evidente es
que el principio en cuestión puede limitarse en su aplicación, pues, no sobra
recordar, la intervención de ese juez o tribunal superior, en lo que al análisis
probatorio compete, implica morigerar en esa instancia, lo postulado en el mismo.

Pero, además, dentro del mismo diseño procedimental instituido por el legislador
en la Ley 906 de 2004, se acota en sus efectos el principio de inmediación, dado
que excepcionalmente se faculta la introducción de prueba anticipada y es
permitido que se analice, aunque con efectos probatorios reducidos, la prueba de
referencia admisible.

No admite discusión que los institutos en cita representan clara limitación de los
efectos que busca producir el principio examinado, en el entendido que tanto en la
prueba anticipada como en los casos de la prueba de referencia, el medio
suasorio no es practicado en presencia del funcionario judicial encargado de emitir
la decisión.”

5. “El principio de inmediación no hace parte del núcleo fuerte del debido proceso
que en Colombia se instituye constitucionalmente en el artículo 29 de la Carta
Política, aunque, ya instituido el trámite consagrado en el artículo 250 de la misma,
su eliminación o afectación del núcleo básico sí conduce a estimar violado el
debido proceso y, consecuencialmente, los dictados de la Constitución.”

6. “El principio de inmediación debe ceder ante otros derechos fundamentales o de


más peso y, en consecuencia, la nulidad de la audiencia de juicio oral cuando las
pruebas no fueron practicadas ante el funcionario encargado de emitir el sentido el
fallo o éste, sólo opera como mecanismo excepcionalísimo cuando se advierta que
esa circunstancia causó un daño grave.”

7. “evidente que el principio de inmediación no comporta la naturaleza y efectos


superlativos que se estimaron en las decisiones jurisprudenciales ampliamente
reseñadas en precedencia y, en consecuencia, su limitación o afectación no
necesariamente implica que deba acudirse al mecanismo extremo de la nulidad.
La Sala, visto que el principio en estudio debe balancearse con otros de igual o
superior cariz protectivo, entre ellos el de acceso a la justicia en su componente de

50
celeridad, junto con los derechos de los menores, las víctimas y testigos, ha de
advertir que no necesariamente debe propenderse por el remedio extremo de la
nulidad en los casos en los que el funcionario encargado de emitir el fallo estuvo
ausente de la práctica probatoria fuerte.

Ello, se resalta, porque en sí mismo el principio de inmediación no representa un


valor constitucional, legal o procesal obligado de respetar de manera absoluta,
superior, y ni siquiera de la misma jerarquía, a otros inmanentes que deben
privilegiarse.”

8. “Comparte la Corte Suprema de justicia, con su par Constitucional, que en


razón a esa naturaleza intrínseca del principio de inmediación, su afectación o
limitación no debe conducir a la nulidad, que apenas puede decretarse en
circunstancias particularísimas y muy excepcionales de daño grave demostrado a
otros distintos derechos de raigambre fundamental.

De esta manera, nunca la sola afirmación de que el juez encargado de emitir el


fallo –o su sentido- es distinto de aquel encargado de presenciar la práctica
probatoria trascendente, puede conducir a la anulación del juicio oral,
consecuencia que, de solicitarse, obliga demostrar grave afectación de otros
derechos o principios fundamentales.”

9.si la repetición del juicio implica afectar de manera importante o grave los
derechos de los menores –víctimas o testigos trascendentales- ; o de las mujeres
víctimas de delitos sexuales (que obligadas a recordar el episodio vejatorio
pueden ser objeto de doble victimización o sufrir daños sicológicos); o si corren
peligro los testigos o víctimas, en atención a amenazas o temores fundados de
retaliación; el juez debe ponderar los derechos en juego para proteger a estas
personas y, en consecuencia, mientras no existan razones de mayor peso,
diferentes a la de tutelar de forma irrestricta el principio de inmediación, está en la
obligación de morigerarlo y evitar la invalidez del juicio.

10.si son motivos de fuerza mayor o caso fortuito los que demandan el cambio de
juez, dígase la licencia por embarazo, la muerte o enfermedad impeditiva que se
prolonga en el tiempo, la sanción disciplinaria o medida restrictiva personal de
carácter penal que se impongan al titular del despacho, las calamidades que
obliguen la dejación prolongada de la función, siempre será necesario proteger lo
actuado evitando la nulidad, dado que esas son situaciones que se salen de las
manos de la judicatura o su administración, al punto que no pueden preverse o
eliminarse en sus efectos inmediatos.

51
11.Ahora, si el cambio de funcionario obedece a una situación administrativa
normal o previsible, ya no es posible acudir a esos factores ingobernables para
soportar mantener incólume el proceso, pues, aquí sí refulge en toda su dimensión
el principio de inmediación, que no puede ser desnaturalizado sólo en atención a
circunstancias particulares de interés apenas para el funcionario.

En estos casos, sigue invariable el deber del juez de adelantar el juicio desde su
inicio hasta la cabal terminación; y de los nominadores, de hacer respetar esa
obligación, como así lo han señalado la Corte Constitucional y esta Corporación.

12. La nulidad sólo puede decretarse excepcionalmente, cuando se cumplan (en


conjunción) dos presupuestos: (i) que no se afecten de forma importante o grave
otros derechos fundamentales; (ii) que el cambio de funcionario no obedezca a
situaciones ingobernables para el funcionario o la administración.

13. Debe precisar la Corte que la decisión en ciernes no significa sacrificar


absolutamente, o mejor, eliminar el núcleo central del principio de inmediación, en
tanto, no puede desconocerse cómo al día de hoy los adelantos tecnológicos,
facultan remplazar con una fidelidad bastante aceptable la verificación in situ que
realiza el juez dentro de la audiencia.

Y, entonces, si los registros de lo sucedido en la práctica probatoria permiten esa


auscultación directa del funcionario encargado de emitir el fallo, sin desnaturalizar
el contenido esencial del medio, nada obsta para que el examen se adelante por
quien remplazó al juez anterior

RESUELVE: NO CASAR la sentencia impugnada.

6. ANALISIS DINÁMICO DE LA JURISPRUDENCIA

Una vez concluida la revisión del universo jurisprudencial, fijado como herramienta
para la investigación, se observan las siguientes particularidades que permiten
una lectura de las sentencias analizadas y la elaboración de la línea que se ha
propuesto.

En primer lugar, es la sentencia 27192 proferida por la sala de Casación Penal de


la Corte Suprema de Justicia, el 30 de enero de 2008, con ponencia del

52
Magistrado Augusto Ibáñez Guzmán, la primera sentencia que aborda el problema
referido a la eventual nulitación de la actuación por cambio del juez de
conocimiento en la etapa de juicio en la ley 906 de 2004. Es por lo anterior que
podría decirse que esta es la sentencia “hito”, dado que por primera vez fija una
posición jurisprudencial en sede de casación sobre el particular.

La importancia de esta sentencia, radica en que la Corte a partir de lo establecido


en el estatuto procedimental penal (ley 906 del 2004) desarrolla con fines de
unificación de la jurisprudencia, un concepto específico sobre si el cambio de juez
en etapa de juicio alcanza a trastocar los principios reguladores de la fase del
juicio y, por consiguiente, las garantías fundamentales de los sujetos procesales
en la nueva ley procedimental.

En concordancia con lo anterior, se establece en ésta sentencia (sentencia hito),


como la primera en desarrollar a fondo el alcance de la afectación de los principios
procesales establecidos en el estatuto de referencia, posicionando unos
fundamentos relativamente vinculantes para el desarrollo del tema en etapas
posteriores.

Hasta ese entonces (enero de 2008), la Sala Penal de la Corte Suprema de


Justicia no tenía una posición específica en cuanto al tema, basando su
fundamento en los argumentos expuestos por la Corte Constitucional sin ningún
análisis propio sobre el particular.

En el texto de la sentencia puede advertirse que: “Para que la inmediación sea


efectiva, se hace necesario que el debate sea concentrado y que no se prolongue
para que la memoria no se pierda en el tiempo, aduciendo de igual forma que el
uso de la tecnología en la ley 906 del 2004, no afecta los principios de inmediación
y concentración puesto que van de la mano con los medios implementados en el
mismo proceso penal.”10

Adicionalmente, como argumento principal, la Corte sostiene que en el proceso


de la ley 906 del 2004, es prioridad la búsqueda de la verdad, por lo tanto el no
cumplimiento de las ritualidades procesales no somete al proceso, ya que éste “no
es un trámite de formas ni un fin en sí mismo”11. De la misma forma, la Sala,

10
Corte Suprema de Justicia, sala de Casación Penal, Sentencia 27192 M.P. Augusto Ibáñez
Guzmán.

11
Ídem

53
amplía su concepto diciendo que esta vulneración se debe examinar en cada caso
concreto, con la intención de determinar si verdaderamente trastocan los principios
del procedimiento penal actual, en los casos concretos, y con ello, se vulneran las
garantías de los sujetos procesales.

Así las cosas, en relación con lo plasmado por la Sala, el no cumplimento


especifico de las ritualidades procesales de la ley 906 del 2004, no vulnera ipso
facto los principios de inmediación y concentración propios del estatuto procesal
referido, por lo tanto, para que éste desconocimiento procesal afecte de nulidad lo
actuado, se debe llevar a cabo un estudio demostrativo de la vulneración de
garantías fundamentales para los sujetos procesales en el caso concreto, así, se
aduce que solamente en casos excepcionales, con una debida ponderación de las
garantías y los precitados principios, se puede llegar a la conclusión de la
necesidad de protección constitucional.

Con relación a la sentencia 32196 del 20 de enero de 2010, M.P. Augusto Ibáñez
Guzmán, queda claro que la misma empieza mostrando la intención de la Corte
Suprema de Justicia, de unificar la jurisprudencia con la inmediatamente anterior,
pues es evidente que en cuanto a los argumentos plasmados en el año 2008 se
mantienen para el presente fallo.

Igualmente analiza de fondo el tema específico del cambio que realiza el juez de
conocimiento de su percepción sobre la culpabilidad del acusado entre el sentido
del fallo y la sentencia, aclarando que solo si el juez en ese tiempo encuentra que
el pronunciamiento inicial implica una injusticia material, este debe declarar la
nulidad del referido aviso, con el fin de no vulnerar las garantías de las partes.

Así mismo la Corte sostiene que, solamente en casos excepcionales establecidos


por la Ley Estatutaria de Administración de Justicia, el juez puede ser cambiado
después de dar el sentido del fallo, por lo que el nuevo juez deberá en estos
eventos proceder a dictar sentencia; sin embargo, el nuevo juez, con el fin de no
lesionar las garantías de los sujetos procesales, deberá examinar si es
conveniente o no seguir con el desarrollo del juicio, toda vez que si existe duda
sobre el sentido del fallo realizado por el juez anterior, se debe optar por la
protección de las garantías de los sujetos procesales tanto así que si es necesario
se debe repetir el juicio.

Por su parte, la sentencia 32556 proferida por la sala de Casación Penal el mismo
día que la anterior, es decir el 20 de Enero de 2010, con ponencia del mismo
magistrado, Augusto Ibáñez Guzmán, como era apenas lógico, mantiene lo dicho
por la sentencia 32196, ampliando su alcance en el sentido en que si el cambio de
juez se da después de dictar sentido del fallo, el nuevo se puede abstener de

54
repetir el juicio siempre y cuando respete el criterio adoptado por el primer
juzgador, salvo cuando el cambio resulte benéfico para el acusado.

Igualmente la Corte en esta sentencia se aparta en gran medida por lo que


sostuvo dos años antes, en la sentencia 27192, en la medida en que aduce que
los registros que permiten verificar lo ocurrido durante el debate oral, no
constituyen sustento para que el nuevo juez resuelva el caso, toda vez que esto
implicaría volver a sistemas procesales regidos por el criterio de permanencia de
la prueba eliminado por el legislador del 2004.

La sentencia 32829 del 17 de marzo de 2010, con ponencia del magistrado


Sigifredo Espinosa Pérez, en términos generales mantiene los argumentos
plasmados en la sentencias 32196 y 32556. Igualmente lo hace la sentencia
33989 del 09 de Diciembre del 2010, que aunque a diferencia de las referidas
anteriormente en esta se casa la sentencia impugnada, toda vez que se
demuestra la vulneración de los principios de inmediación y concentración,
también amplia los argumentos especificando la afectación de tales principios en
cuanto al cambio en jueces colegiados, en el que la inmediación y concentración
está a cargo del despacho siempre y cuando el cambio no sea igual o mayor al
quorum decisorio.

Esta sentencia mantiene igualmente con una argumentación amplia, que los
principios de inmediación y concentración así como el de juez natural al no ser
reconocidos ni protegidos dentro del proceso se estaría desconociendo no solo el
ordenamiento jurídico legal sino también el constitucional toda vez que estos se
reconocen como principios constitucionales. Así mismo que estos principios no se
pueden cambiar por los registros electrónicos puesto que significaría volver a
sistemas penales anteriores a la Ley 906 del 2004.

El 4 de mayo de 2011, la Sala profiere la sentencia 33844, con ponencia de


Augusto Ibáñez Guzmán, en la cual también se mantiene lo dicho en la sentencia
32196. Igualmente el 07 de septiembre del 2011, con ponencia de JOSE LUIS
BARCELO CAMACHO, la sentencia 35192, casando la sentencia, mantiene lo
dicho por las sentencias 27192, 32196, 32556, 32829, 33989 y 33844, en el que
mantiene los argumentos claros y la calidad de los principios de inmediación y
concentración como fundamentales del proceso penal y con una categoría de
constitucionales, imposibilitando igualmente la utilización de registros electrónicos
para fallos de primera instancia y manteniendo lo ya establecido en cuanto a los
jueces colegiados.

La sentencia 32143 del 26 de octubre de 2011, con ponencia del magistrado José
Leónidas Bustos Martínez, basa sus argumentos en la sentencia 27192 en cuanto
al tema general de los principios de concentración e inmediación. El 16 de abril de

55
2012, la sala profiere la sentencia 38316 con ponencia del magistrado Sigifredo
Espinosa Pérez, en la cual se mantiene la tesis de la sentencia 32196.

Continuando con el análisis, la sentencia 38308 del 18 de abril de 2012, con


ponencia del magistrado José Luís Barceló Camacho, fundamenta sus
argumentos principalmente en la protección de los derechos de los niños como el
principio del interés superior consagrado en la ley 1098 del 2006 y la Constitución
Política de Colombia de 1991, para sostener que si la declaratoria de nulidad por
cambio de juez de conocimiento en etapa de juicio, afecta derechos de terceros
como por ejemplo los derechos de las victimas menores de edad, se tiene que
ponderar la viabilidad de decreto. Así mismo se adhiere, esta providencia a lo
expuesto por las sentencias 27192 y 32196, en cuanto a la definición de los
principios de inmediación y concentración, precisando sin embrago que hay
casos excepcionales en el que el cambio de juez, no siempre afecta el proceso
penal de la ley 906 del 2004. También señala la Sala, que el tiempo que estropea
la memoria del juez, no es motivo suficiente para la repetición del juicio, por lo
tanto no se estaría afectando las garantías del estatuto procesal.

Por su parte, la sentencia 38453 , también del 18 de abril de 2012, pero con
ponencia del magistrado Augusto Ibáñez Guzmán, mantiene la tesis de la Sala,
expuesta en las sentencias 32196 y 32556, argumentando que, en relación con
los registros llevados en el proceso de la ley 906 del 2004 como grabaciones,
entre otros, estos son válidos únicamente como ayudas técnicas para el trámite de
decisión de los recursos de apelación y casación, con el fin único de suplir algunas
falencias temporales que no tengan incidencia sustancial en el sentido del fallo.

El 27 de junio de ese mismo año 2012, la Sala profiere la sentencia 32650, con
ponencia del magistrado José Leónidas Bustos Martínez, en la cual mantiene lo
dicho por la sentencia 32556, argumentando igualmente que en materia
jurisprudencial y no legal, se considera que el cambio de juez que presencio el
debate oral, por uno que emite la sentencia, en casos excepcionales no afecta la
eficacia de los principios procesales de la ley 906 del 2004.

En ese mismo contexto, dice la Sala que no se afecta de nulidad y por lo tanto no
es obligatorio la repetición del juicio, siempre y cuando el juez posterior si ya
existió pronunciamiento del sentido del fallo por su antecesor, mantenga el respeto
por los criterios esbozados por quien presencio el juicio y solamente desarrolle los
argumentos ya expuestos en la audiencia en que se hizo el anuncio. Si el cambio
del sentido del fallo en la sentencia, resulta benéfico para el acusado, se entiende
por lo dicho por la Corte, que no se estaría vulnerando ninguna garantía del
procedimiento penal actual.

56
Por su parte, la sentencia 36333 del 14 de noviembre de 2012, siguiente en la
cronología de las sentencias universo de la revisión, ahora con ponencia del
magistrado Luis Guillermo Salazar Otero, basa sus argumentos de cambio de juez
excepcionalmente, por lo plasmado por la sentencia 32556, siguiendo la tesis
sostenida en ella.

Igualmente aclara que la labor del juez en el juicio oral no está circunscrita a su
instalación, dirección del desarrollo de la audiencia, verificación de la validez de la
manifestación de culpabilidad del acusado o a la aceptación o rechazo de las
manifestaciones de culpabilidad preacordadas entre defensa y acusación, sino
que su obligación es estar atento al desarrollo del proceso y el debate probatorio,
en razón al principio de inmediación.

No obstante, la providencia en comento, aclara que cuando el juez se encuentra


en proceso de redacción de la sentencia y cambia el sentido del fallo en el texto
de la providencia, (por ejemplo de un sentido del fallo absolutorio a uno
condenatorio), esto sería una trasgresión directa que sacrifica el proceso
acusatorio oral. Que aunque exista una aparente “injusticia material” no sería
viable dicho cambio toda vez que esto permitiría ignorar los principios de
concentración e inmediación del proceso penal.

Adicionalmente se señala en la sentencia que la anulación del sentido del fallo,


generaría una inseguridad jurídica, en la que las partes quedarían dependiendo de
un juez arbitrario. Esto, teniendo en cuenta que en la etapa de juicio y en función a
los principios de inmediación y concentración, ya se ha observado toda la práctica
probatoria por parte del juez, creando para sí, una percepción directa del caso a
resolver.

En ese sentido, adiciona textualmente que: “la nulidad no es aplicable para


corregir un criterio del juez, sino que opera por vicios en la producción de los actos
procesales y el sentido del fallo no fue irregular”.

Por último, en la sentencia 38512 de 2012 M.P. Gustavo Enrique Malo Fernández,
de manera parcial, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, se adhiere a lo
dicho en la sentencia 32556 en cuanto a la posible afectación a los principios de
inmediación y concentración en juicios por cambio de juez, sí en casos
excepcionales es necesario o no la repetición del juicio y en el estudio minucioso
que se debe hacer para tener la claridad si se afectan o no los principios y
garantías de los sujetos procesales.

Igualmente, la sentencia analizada, hace referencia a los registros de la ley 906


del 2004, los cuales en el concepto de la Corte, no pueden ser sustento para
avocar la memoria del juez nuevo, debido esto a que se estaría vulnerando lo

57
buscado por el legislador en el nuevo estatuto y se devolvería a sistemas
procesales anteriores.

En ampliación de lo anterior y en relación con el tema de los registros, aunque se


avala inicialmente lo dicho en sentencia 32556, concluye la Corte en esta ocasión,
que no se pueden desconocer los adelantos tecnológicos actuales los cuales
resultan idóneos para remplazar, con una fidelidad bastante aceptable, la
verificación que realiza el juez dentro del proceso; por lo tanto, admite la Corte
que si los registros de la práctica probatoria, aclaran mediante su revisión por
parte del funcionario encargado de emitir fallo, las resultas de la práctica
probatoria, ello no desnaturaliza el contenido esencial del principio de
inmediación, cerrándose el paso de eventuales nulidades por esta causa.

Así mismo, la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, desarrolla desde un


punto de vista comparado, una nueva posición para la solución del conflicto
presentado por afectación a los principios de inmediación y concentración en la ley
906 del 2004, pronunciándose los argumentos, que a continuación se sintetizan:

De un lado, la Corte en este punto, desarrolla su concepto teniendo en cuenta que


los principios de inmediación y concentración son propios del sistema acusatorio,
en este caso de la ley 906 del 2004 y no hace parte fundamental de los sistemas
procesales en general, toda vez que se muestra obligatorio únicamente su
aplicación en el proceso penal actual.

De otro lado, aduce la Corte que estos principios se deben ver menguados en su
aplicación, ya que por ejemplo, el mismo procedimiento penal referido, soporta la
incorporación de la prueba de referencia y la prueba anticipada, excepciones que,
aunque no poseen la misma fuerza probatoria, tampoco son practicadas por el
mismo juez que profiere el fallo, sin que tal circunstancia especial nulite lo
actuado.

De conformidad con lo anterior, sostiene la Corte que aunque los principios de


inmediación y concentración se vinculan con el debido proceso legal, no siempre
su infracción debe producir nulidad. La vinculación de estos principios con el
debido proceso legal, se da mediante la aplicación artículo 250 de la Constitución
Política de Colombia.

En desarrollo de lo anterior, el principio de inmediación, debe ceder ante otros


derechos fundamentales de más peso, como los que recaen en cabeza de la
víctima por ejemplo, pues según la Corte, su limitación o afectación, no siempre
implica que deba acudirse al mecanismo extremo de nulidad, pues esto sólo se
daría si existe daño grave y de forma excepcionalísima.

Aclara la Corte, en la misma línea de argumentación, que el principio de


inmediación no representa un valor constitucional, legal o procesal de obligatorio y

58
forzoso cumplimiento, superior o de la misma jerarquía a otros muchos como los
derechos de las víctimas, los derechos de los menores u otro inmanentes que
deben privilegiarse. Esto significa que el principio de inmediación se debe
balancear con otros de igual o superior jerarquía, entendiéndose, que en los casos
en que el funcionario judicial encargado no estuvo presente en la práctica
probatoria, no necesariamente se vería afectado el principio en cuestión.

Añade de manera explícita la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, que en


razón a la naturaleza intrínseca del principio de inmediación, su afectación o
limitación no debe conducir indefectiblemente a la nulidad, pues esta se podría dar
solo de manera excepcional y sólo si se encuentra vulnerados otros derechos de
raigambre fundamental.

Adicionalmente, aclara la Sala, que el cambio de juez no genera afectación al


proceso y por lo tanto se debe proteger lo actuado, en los casos de fuerza mayor o
caso fortuito dado, que esas situaciones se salen de las manos de la judicatura o
su administración. Cosa distinta sucede cuando el cambio de juez de conocimiento
obedece a una situación administrativa normal o previsible, puesto que en estos
casos es necesario que el juez adelante nuevamente el juicio desde el principio
hasta su terminación, con el fin de no desnaturalizar el principio de inmediación.

Para finalizar, la Sala puntualiza que la nulidad solo se puede decretar de forma
excepcional, cuando se cumplan en conjunción los siguientes presupuestos: “(i)
que no se afecten de forma importante o grave otros derechos fundamentales; (ii)
que el cambio de funcionario no obedezca a situaciones ingobernables para el
funcionario o la administración.”

Todo el anterior análisis, podrá verse gráficamente en la diagramación de la línea


jurisprudencial, (siguiente página) que como resulta claro, muestra la gran
inestabilidad de los argumentos en las sentencias, sobretodo en el año 2012, en el
cual se cambian los argumentos o se moderan de manera tal que no permiten
uniformidad ni unificación alguna y más bien muestran una inmensa inseguridad
jurídica, lo cual la Corte disimula cuando adecúa los argumentos a los casos que
resuelve.

59
El cambio del juez de conocimiento en la etapa de juicio genera nulidad
Siempre SI NO Nunca

Sentencia 27192
2008
2009

Sentencia 32196 Sentencia 32556

Sentencia 32829
2010

Sentencia 33989

Sentencia 33844
2011

Sentencia 35192

Sentencia 32143

Sentencia 38316
Sentencia 38308
Sentencia 38453
2012

Sentencia 32650
Sentencia 36333

Sentencia 38512

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7. TOMA DE POSICIÓN

De acuerdo con todo lo que hemos referido, la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia, ha venido desarrollando desde el año 2008, una serie de
argumentos jurídicos para resolver qué efectos tiene el cambio de juez en la
audiencia de juicio oral, en el contexto de la Ley 906. Sin embargo tales
argumentos se han desdibujado a partir del año 2011, en el que la Sala empieza a
producir jurisprudencia sobre el tema analizado, de una manera casi errática,
cambiando con frecuencia de posición y moderando los argumentos según cada
caso concreto, lo cual ha generado cambios trascendentales en sus propios
conceptos.

En desarrollo de lo expresado, se puede evidenciar que la Corte no ha mantenido


un argumento único para resolver el asunto, sino que por el contrario ha producido
un conjunto de argumentos, algunos incluso contradictorios y en un lapso corto.
Asimismo debe precisarse que la producción de jurisprudencia de los años 2011 y
2012, es la que muestra la mayor cantidad de decisiones y la menor congruencia
histórica entre ellas. Así, por vía de ejemplo, la última sentencia de la Corte
analizada, de diciembre de 2012, argumenta que el cambio de juez “no genera
afectación al proceso y por lo tanto se debe proteger lo actuado, en los casos de
fuerza mayor o caso fortuito, dado que esas situaciones se salen de las manos de
la judicatura o su administración”12.

En puntos específicos de estudio por parte de la Corte y que nos competen en


este tema, teniendo en cuenta que están intrínsecamente relacionados a la
vulneración de los principios de inmediación y concentración por cambio de juez
en etapa de juicio, se pueden ver en los alcances que da la Sala a conceptos
como la importancia de los registros materializados en el proceso penal o la
ponderación de dichos principios con otros derechos fundamentales o garantías
procesales.

En relación a los registros y su trascendencia para el principio de inmediación, por


ejemplo, se evidencian tres (3) tesis diferentes en un lapso de dos años, en las
que ocasionalmente se mantiene la argumentación. Así, la Sala en lugar de
cumplir con su función de unificar la jurisprudencia, por vía de sus decisiones del
recurso de casación, está cambiando sus mismos argumentos con frecuencia,
generando ello lo contrario, es decir una inestabilidad en sus posturas, sin lograr
establecer una regla clara de interpretación de los preceptos que brinde alguna
seguridad jurídica a mediano o largo plazo.
12
Sentencia 38512, M.P. Gustavo Enrique Malo Fernández, Bogotá, 12 de Diciembre del 2012.

61
Toda vez que se demostró en el presente estudio, que no existen fundamentos
reales y vinculantes que generen una estabilidad jurisprudencial. Así, no se podría
hablar de una línea jurisprudencial confiable, constante o predecible, todo lo
contrario, no existen garantías en el actuar de la rama judicial, ni mucho menos en
el ejercicio profesional, concluyendo que en el desarrollo jurisprudencial de la
Corte, se ha venido desnaturalizando la misma esencia del estatuto procedimental
de la ley 906 del 2004, apartando los principios de inmediación y concentración,
estos como soporte principal de la afectación de nulidad generada por el cambio
de juez de conocimiento en etapa de juicio.

En ese orden de ideas, daría la impresión de que la Corte aplica sus tesis
dependiendo de cada caso en concreto y no tiene la solidez suficiente para
mantener sus tesis más allá de los casos concretos, resultando de ello una
especie de falta de seriedad y confiabilidad de los precedentes judiciales en la
materia.

Así por ejemplo, la Sala es más estricta y hace más difícil que las nulidades por
cambio de juez se puedan dar en los casos de delitos sexuales contra menores.
De la misma manera, la Corte frecuentemente, sobre todo en sus últimas
jurisprudencias, le atribuye la culpa del cambio del juez a casos fortuitos,
sosteniendo por esta vía que ello no genera nulidad, como si acaso se estuviera
discutiendo de quien es la culpa de cambiar los jueces y no, qué efecto tiene ello
en las garantías procesales de los acusados.

Parecería entonces que los acusados de delitos sexuales contra menores tienen
menos garantías que los demás ciudadanos procesados, lo cual es inaceptable y
riñe con la Principialistica procesal penal contemporánea, así como que depende,
de quien es la culpa del cambio del juez, para saber si este cambio afecta las
garantías constitucionales o no, razonamiento que resulta muy cuestionable.

Por último, queda la sensación de que la construcción de líneas jurisprudenciales


en materia penal no tiene tanta utilidad, pues al ver el zigzag que da la línea entre
2011 y 2012, queda claro que, la posición jurisprudencial de la jurisprudencia de la
Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de justicia, es poco confiable, pues
resulta casi impredecible.

62
8. CONCLUSIONES

1. A partir de la sentencia 27192 del 30 de enero del 2008, la Sala Penal de la


Corte Suprema de Justicia, empieza a desarrollar los argumentos
principales en busca de unificar jurisprudencia, en cuanto a, si el cambio de
juez de conocimiento en etapa de juicio, en el sistema procesal de la ley
906 del 2004, afecta los principios de inmediación y concentración, llevando
esto a una nulidad del proceso.

2. La Corte, señala en sus primeros fallos y en correlación con la sentencia


27192, que aunque los principios de inmediación y concentración son
propios del sistema procesal penal, este mismo no puede estar supeditado
al cumplimiento estricto de todas sus ritualidades, puesto que se debe
examinar cada caso concreto, a fin de verificar si el no cumplimento de los
principios referidos, vulnera las garantías fundamentales de los sujetos
procesales y de esa forma verse realmente afectada la actuación de
nulidad.

3. En el trascurso del desarrollo jurisprudencial, la Corte ha desarrollado una


aparente regla general en cuanto a los argumentos plasmados para definir
la afectación de los principios ya citados coexistiendo en la actualidad
varias posiciones sobre el mismo tema.

4. Existen como se probó en el trabajo realizado, cinco (5) puntos específicos


de estudio para definir la posible vulneración de los principios de
inmediación y concentración, afectando el proceso de nulidad, los cuales
relaciono así: i) afectación por cambio de juez después de proferido el
sentido del fallo ii) afectación por cambio de posición entre el sentido del
fallo y la sentencia iii) cumplimiento de las ritualidades procesales a
cabalidad iv) circunstancias permisibles para el cambio de juez en etapa de
juicio v) utilización de los registros del proceso para la creación de
conceptos para proferir el fallo.

5. En el desarrollo de la jurisprudencia de la Sala, se encuentran diferencias


conceptuales en cuanto a los temas específicos de vulneración, toda vez
que por ejemplo en una gran mayoría de los casos se aceptó que el juez de
conocimiento podía cambiar en la sentencia el sentido del fallo, siempre y
cuando declarara nulo dicho aviso, aunque es de gran importancia resaltar,
igualmente a modo de ejemplo, que en la sentencia 36333, dicho acto es
considerado como una trasgresión directa que sacrifica el proceso penal en
sus principios de inmediación y concentración afectándolo de nulidad.

63
6. Temas como el de cumplir las ritualidades del proceso de la ley 906 del
2004 a cabalidad, la jurisprudencia en su generalidad dice que la
vulneración de los principios de inmediación y concentración, no siempre
afecta el proceso, toda vez que se debe examinar el caso concreto, debido
a que el proceso no es un fin en sí mismo, por lo tanto si no se afectan las
garantías procesales, no es obligatorio para el funcionario judicial repetir el
juicio.

7. La Corte en cuanto a el cambio de juez de conocimiento para dictar


sentencia, después de proferido el fallo, mantiene la postura en gran
medida, que este no afecta de nulidad el proceso siempre y cuando el juez
que dicta la sentencia mantenga los argumentos plasmados por el juez
anterior, en su anuncio, salvo que ese cambio sea favorable para el
acusado.

8. Aclara la Corte en su momento que el cambio de juez es permitido según


los casos establecidos en la Ley Estatutaria de Administración de Justicia,
esto entendido por otras sentencias analizadas, como casos fortuitos o de
fuerza mayor, en los cuales no se vulneraria los principios referidos en el
estatuto procesal.

9. La Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, en busca de crear un efecto


relativamente vinculante, por medio de la unificación de la jurisprudencia,
no ha logrado su fin, pues es evidente que aunque se forjaron unos
argumentos claros inicialmente, estos no se han mantenido en el tiempo.

10. Las sentencias que crean la línea jurisprudencial desde el 2008, no


mantienen una estabilidad jurídica clara, lo cual se puede evidenciar en
sentencias como la 36333, 32556 o mejor aún en la sentencia 38512 del
12 de diciembre del 2012, en la que trasgrede diversos argumentos
desarrollados en el tiempo.

11. Como se puede percibir fácilmente, el intento fallido de la Corte, en la


unificación de la jurisprudencia, muestra grandes discrepancias en sus
argumentos, generando esto una inseguridad jurídica para el ejercicio del
derecho.

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9. BIBLIOGRAFIA

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65
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Corte Suprema de Justicia, sala de Casación Penal, Sentencia 32650 M.P. José
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