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Nan Goldin
Para pensar el tema de los medios quiero apoyarme en la obra de Nan Goldin (USA 1953),
esto debido a la particularidad de su trabajo fotográfico que se decanta a la auto
documentación de la vida newyorkina de la década de los 80’s, retratando los excesos, el
color, la vulnerabilidad y la intensidad de la vida en esos momentos, haciendo un principal
enfoque en las personas con VIH y sus complicaciones, así como en las personas con
problemas de adicciones, el dragqueen y las fiestas. Sin embargo el trabajo de Goldin
pronto pasó de ser sólo fotográfico, a convertirse en un performance (1979) , en el cual
proyectaban las fotografías acompañadas de música, y de este modo se abría paso a una
nueva forma de comprensión de sentido de las imágenes, se hacía apertura a otro tipo de
emociones. De esta forma, ya para el año de 1987 Goldin expuso una pieza sonora en el
MoMa de New York, cuya banda sonora resignifica el discurso implícito en cada
fotografía, sería su pieza The Ballad of Sexual Dependency, que desembocó a su vez en un
libro que realizó tras la fractura de una relación violenta y co-dependiente, dicha pieza
colocaría a Nan Goldin como una de las fotógrafas de la era post industrial, más
importantes y fundamentales para la comprensión de la estética contemporánea.
1
Kuspit, Donald, Arte digital y video arte, ediciones pensamiento, Madrid, España 2006, p. 12
cada performance había variaciones entre presentación y presentación, que se realizaban en
cinemas underground, mucho antes de llegar al MoMa.
2
Aquí quiero acotar que por pantalla estoy pensando en Smartphones, tablets, computadoras de escritorio y
portátiles, aquellas que presenten un medio de acceso a internet.
II
“Existe algo así como una actualidad de lo pasado. Sin embargo, si hemos de comprender
la actualidad de la historia no solamente allí donde es correcto verla como carga y
obligación, sino también allí donde vale la pena dejarla desplegarse como atracción
especial, entonces necesitamos cambiar esa actitud que logra solo hallar lo viejo en lo
nuevo. La historia vista en esta perspectiva es en el fondo una promesa de conservación,
es la celebración del progreso constante bajo el signo de la humanidad. Ya todo estuvo
alguna vez presente, sólo que en forma menos elaborada. Solo tienen que observar con
mayor detenimiento. Los siglos son para pulir y perfeccionar las grandes ideas arcaicas”3
Sin embargo coincidimos al pensar con él que la importancia que tiene el pasado no es la
de ser rescatado en un sentido de mejora o pulido, sino de pensar en los acontecimientos
afortunados que el accidente y el azar abrieron paso cuando se iba en la búsqueda de algo,
de esta manera el progreso no tendría que ver con mirar hacia adelante en un avance
infinito hacia la ruina, sino en pensar “los procesos de variación de eventos y expansión de
la diversidad”4, todo aquello que abre paso a lo otro venidero.
3
Zielinski, Siegfred, Arqueología de los nuevos medios P. 4
4
Ibid. P. 7
momento Derrida, la huella permite pensar los hilos que elaboran los tejidos, para así
prestar atención a aquello que se ha mantenido al margen, detrás de los grandes
acontecimientos, los fragmentos.
III
Sin embargo, pese a la apertura que tiene la mutabilidad de la tecnología a nuevos modos
de comprender el mundo, las tecnologías de la subjetivación el uso de las pantallas como
aparatos de control y domesticación, que como pensará Byung-Chul Han en sus críticas 5,
se presenta ahora como una amigable red que se presenta de manera seductora para que de
forma voluntaria el sujeto se vuelva usuario de sus interfaces, dichos dispositivos cuya
finalidad se inserta en el diseño de las subjetividades levanta otro paradigma de la
visualidad. Si consideramos que el medio va más allá de la materialidad y es una práctica,
no podemos pensar el arte como autónomo de su contexto sociopolítico.
Sin embargo en este momento ya no se trata de la lucha contra una sociedad totalitaria y
dominante que impide la libre expresión, sino todo lo contrario, los medios digitales se
convierten así en vigilancia digital. En pos de una supuesta transparencia de datos y de
una falsa claridad, el usuario se vierte en estas interfaces tras la explotación de sus
inclinaciones inconscientes, los humanos se vuelven así paquetes de datos explotables, el
ello es susceptible de ser explotado. 6
Tampoco estamos frente a modelos disciplinarios que repliegan los cuerpos y los
automatizan, ahora el usuario, frente a la pantalla, dona sus datos, contribuye
voluntariamente a los algoritmos de las interfaces, se auto explota, se auto produce
ilimitadamente.
El humano de la era de silicio parece ser un ser sin intimidad, vuelca lo privado en lo
público por sí mismo, a través de la pantalla se reafirma, cree desear, pero en realidad es
el algoritmo de las interfaces que él mismo ha alimentado el que le dicta que objetos
ansiar, que productos comprar, cómo verse. Incluso las diferencias son absorbidas por
estos medios, lo radical, lo distinto, también opera dentro de esta lógica. Nada queda
fuera.
6
Ibid p. 29 - 61
IV
Finalmente, para cerrar estas reflexiones en torno a la intimidad dentro de la imagen, para
nuestras investigaciones personales en torno a la muerte y el duelo, nos parece importante
que el trabajo de Goldin retrata también el duelo frente a las enfermedades de transmisión
sexual. Muchas de las personas que aparecen en los escenarios murieron varios años atrás
a causa del sida, que fue una epidemia que terminó con muchísimos miembros de su
generación.
A diferencia de la fotografía de las redes sociales que vuelca la intimidad de una manera
prefabricada, con sus retoques y sus filtros, la fotografía de Goldin se convirtió en una
extensión de su mirada, esos cuerpos se muestran en su plenitud, esos espacios no están
predispuestos, el azar y la belleza de lo caótico juegan un papel sumamente importante.
No se trata de calidad increíble o ángulos ostentosos, sino de honestidad y claridad frente
al otro, respeto a su diferencia.7
La obra de Goldin es una prueba de que la intimidad va más allá de mostrarse a los otros
desnudo o teniendo sexo, la intimidad lo es la falta de retoque, las pilas de libros apiladas,
la luz chocando contra las superficies, el punk sonando crudo y rápido, la confrontación
que es la vida misma, sin pose, sin maquillaje caro.
Pese a que como pensará Kuspit, en el arte digital hay más libertad, “más elementos
libres que pueden combinar y manipular de forma más libre”8, a su vez los ordenadores
pueden volcarse como nuevas formas de control, administración y formulación de
información. Dentro de las sociedades de control, aquel espacio (internet) que parecía una
promesa de libertad de creación, un medio de producción de arte que no se había visto
antes, se ha convertido en una renuncia al azar como espacio de acontecimiento. En la era
del big data tenemos la utilización de las emociones humanas para la productividad, es
delgada la línea que separa nuestro intento de constituirnos a partir de esa mirada
autobiográfica que impregnamos en las redes, de la desnudez voluntaria en las redes
sociales que nos vuelven panóptico de nosotros mismos.
7
Goldin, Nan, https://www.youtube.com/watch?v=2B6nMlajUqU, Moca interview
8
Kuspit, Donald, Arte digital y video arte, ediciones pensamiento, Madrid, España 2006
p. 34
Bibliografía
Kuspit, Donald, Arte digital y video arte, ediciones pensamiento, Madrid, España 2006
Ryder, Adam. “Nan Goldin’s The Ballad of Sexual Dependency Turns 30. The Ballad
will be presented live at Aperture Foundation’s annual benefit.”
http://www.americanphotomag.com/nan-goldins-ballad-turns-30 Consultada el 10 de
junio de 2019