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La Apostasía Personal

LA APOSTASIA PERSONAL
HEBREOS 3:7-13

INTRODUCCIÓN
La apostasía (gr. apostasía) aparece dos veces en el Nuevo Testamento
como sustantivo (Hechos 21:21; 2 Tesalonicenses 2:3) y aquí en Hebreos 3:12
como verbo (gr. “afistemi”, traducido apartarse). El vocablo griego se define como
deserción, rebelión, abandono, retirada o separación de aquello a lo que se ha
acercado antes.

¿QUE SIGNIFICA APOSTASIA?


Apostatar significa cortar la relación salvadora de uno con Cristo o apartarse
de la unión vital con El y la verdadera fe en El. Así que la Apostasía Personal es
posible sólo para lo que primero han tenido la experiencia de la salvación,
regeneración y renovación por medio del Espíritu Santo (Lucas 8:13; Hebreos
6:4,5); no es la simple negación departe de los inconversos de la doctrina del
Nuevo Testamento que se observa en la iglesia visible. La apostasía puede
abarcar dos aspectos separados, pero relacionados:

(A) La Apostasía Teológica, es decir, el rechazo de todas o algunas de las


enseñanzas originales de Cristo y de los apóstoles. (1 Timoteo 4:1; 2
Timoteo 4:3)

(B) La Apostasía Moral, es decir, el antiguo creyente que deja de pertenecer


en Cristo y vuelve a hacerse esclavo del pecado y de la inmoralidad
(Isaías 29:13; Mateo 23:25-28; Romanos 6:15-23; 8:6-13).

La Biblia imparte advertencias apremiantes sobre la apostasía, destinadas a


alertar sobre el peligro mortal de abandonar la unión con Cristo y a motivar a la
perseverancia en la fe y la obediencia.

El propósito divino de estos pasajes de advertencia no se debe debilitar con


la opinión: “son ciertas las advertencias, pero no la posibilidad de la
apostasía propiamente dicha”.
Más bien hay que considerar esas advertencias como referencias a la
realidad del período de prueba y con alarma si se quiere obtener la salvación final.

Algunos de los muchos pasajes de advertencia del Nuevo Testamento son:


Mateo24:4,5,11-13; Juan 15:1-6; Hechos 11:21-23; 14:21,22; 1 Corintios 15:1,2;
Colosenses 1:21-23; 1 Timoteo 4:1,16; 6:10-12; 2 Timoteo 4:2-5; Hebreos 2:1-3;
3:6-8,12-14; 6:4-6; Santiago 5:19-20; 2 Pedro 1:8-11; 1 Juan 2:23-25.

Ejemplos de apostasía se pueden encontrar en Isaías 1:2-4; Jeremías2:1-9;


Hechos 1:25; Gálatas 5:4; 1 Timoteo 1:18-20; 2 Pedro 2:1,15,20-22; Judas 4,11-
13.

Veamos lo que la Biblia predice que ocurrirá dentro de la iglesia profesante


en los últimos días de esta época:

Según la Biblia, viene el Anticristo (1 Juan 2:18), el artífice de la final


embestida violenta contra Cristo y los santos, poco antes de que Cristo establezca
su reino en la Tierra. Pablo se refiere al Anticristo como “el inicuo, el que está
condenado a la destrucción” (2 Tesalonicenses 2:3). También se le describe en la
Biblia como “la bestia que sube del mar” (Apocalipsis 13:1-10), “una bestia
escarlata” (Apocalipsis 17:3) y “la bestia” (Apocalipsis 17:8,16 ; 19:20; 20:10).

SEÑALES DE LA VENIDA DEL ANTICRISTO


A diferencia del arrebatamiento, la venida del Anticristo no será sin
advertencia. Varias señales indican de su venida y aparición. Por lo menos tres
acontecimientos deben ocurrir antes de que aparezca sobre la Tierra: (1) “el
poder secreto de la iniquidad”, que ya está obrando en el mundo, se ha de
intensificar (2 Tesalonicenses 2:7); (2) sucederá “la rebelión” (2 Tesalonicenses
2:3); (3) “El que ahora lo detiene” será quitado de en medio (2 Tesalonicenses
2:7).

1. “El poder secreto de la iniquidad”, esa actividad secreta de los poderes del
mal que son evidentes en todo el mundo (2 Tesalonicenses 2:7) aumentará
hasta que llegue a su clímax en el ridículo completo y el desacato a las
normas y los mandamientos que se consideran sagrados en la Biblia.
Debido a un espíritu prevaleciente de pecado, el amor de muchos se
enfriará. (Mateo 24:10-12; Lucas 18:8), pero habrá un remanente que se
mantendrá fiel a la fe apostólica revelada en el Nuevo Testamento (Mateo
24:13; 25:10; Lucas 18:7; Apocalipsis 2:7)
Nota: “El poder secreto de la iniquidad” es una actividad oculta de poderes
malignos en el transcurso de la historia humana que prepara el camino para la
rebelión del Inicuo.

Es un proceso engañoso que atrapa a los incrédulos y dispone a muchos


creyentes a que se aparten de la verdadera fe y crean a la mentira encarnada en
la iglesia apóstata.

Comprende un espíritu o una tendencia contra la fe bíblica genuina y la ley


divina; procura librarse de toda restricción moral y se complace en el pecado (2
Tesalonicenses 2:10-12). Aunque esa tendencia existía ya en los días de Pablo,
será común y corriente en el mundo y en el cristianismo al acercarse el fin del
mundo (Mateo 24:11; 2 Timoteo 4:3-4). Mas por medio de los cristianos fieles, la
Iglesia seguirá luchando esgrimiendo la espada del Espíritu (Efesios 6:11).

2. Sucederá “la rebelión” (en griego apostasía) que significa: “partida”,


“caída” o “abandono”. En los últimos días, muchos de la iglesia profesante
se apartarán de las verdades bíblicas. Tanto Cristo como Pablo
describieron un cuadro deprimente de la condición moral, espiritual y
doctrinal de gran parte de la iglesia visible al concluir la época actual (Mateo
24:5,10-13,24; 1 Timoteo 4:1; 2 Timoteo 4:3-4). Pablo en particular subraya
que a las iglesias las invadirán los impíos en los últimos días. Esa “rebelión”
dentro de la Iglesia tendrá dos dimensiones:

A. La Apostasía Teológica – es la desviación y el rechazo de parte o toda


la enseñanza original de Cristo y los apóstoles (1 Timoteo 4:1; 2
Timoteo 4:3). Los falsos dirigentes ofrecerán “salvación” y gracia barata
y pasarán por alto la exigencia de Cristo del arrepentimiento, la
separación de la inmoralidad y la fidelidad a Dios y sus normas (2 Pedro
2:1-3,12-19). Serán populares los evangelios falsos que se centran en
los deseos humanos y en metas egoístas. Aparecerán dentro de la
Iglesia ministros que tienen mucho talento y predican bajo la unción
poderosa de Dios. Algunos harán grandes proezas en el nombre de
Dios y predicarán con eficacia la verdad del evangelio, pero se
apartarán de la fe y poco a poco se volverán a espíritus seductores y a
doctrinas falsas. Extraviarán a muchos debido a su anterior unción y
celo por Dios.

Muchos creyentes se apartarán de la fe por haber dejado de amar la Verdad


(2 Tesalonicenses 2:10) y de resistir la tendencia pecaminosa de los últimos días
(Mateo 24:5,10-12; 2 Timoteo 3:2-3). Así que en muchas iglesias muy pocos se
opondrán al evangelio tergiversado de ministros y educadores transigentes (1
Timoteo 4:1; 2 Timoteo 3:5; 4:3; 2 Corintios 11:13).

La popularidad de la enseñanza contraría a la Biblia será principalmente el


resultado de que Satanás dirige sus hordas demoniacas en una oposición más
intensa a la obra de Dios. A la Segunda Venida de Cristo le precederá una mayor
dosis de satanismo, espiritismo, ocultismo, posesión de espíritus malos y engaño
demoniaco en el mundo y en la Iglesia (Efesios 6:11-12).

La protección del creyente contra semejante engaño se halla en la completa


fidelidad a Dios y a Su Palabra inspirada y en el estar conscientes de que las
personas con mucha unción y carisma pueden ser engañadas y luego engañar a
otros con su mezcla de verdad y error. El creyente que tiene conciencia de esto
debe tener también el deseo sincero de hacer la voluntad de Dios (Juan 7:17) y de
andar en justicia y temor de Dios (Salmo 25:4-5,12-15).

Los creyentes fieles no deben pensar que, ya que la apostasía se extiende


dentro del cristianismo durante los últimos días, no puede ocurrir el auténtico
avivamiento o que no puede tener éxito el evangelismo. Según el modelo del
Nuevo Testamento Dios ha prometido que en los “últimos días” salvará a todos los
que invoquen Su Nombre y se separen de esa perversa generación (Hechos 2:16-
21,33,38-40; 3:19) y derramará su Espíritu sobre ellos.

B. La Apostasía Moral es la interrupción de la relación salvadora que se


tiene con Cristo y la vuelta al pecado y la inmoralidad. Es posible que los
apóstatas proclamen la doctrina correcta y la enseñanza del Nuevo
Testamento, pero abandonen las normas de moralidad de Dios (Isaías
29:13; Mateo 23:25-28). Muchas iglesias tolerarán lo que sea a cambio
del aumento de asistencia, dinero, éxito y honor terrenal (1 Timoteo 4:1).
El evangelio de la Cruz con su llamado a sufrir (Filipenses 1:29), a
renunciar radicalmente al pecado (Romanos 8:13), a sacrificarse por el
reino de Dios y a negarse a sí mismo se volverá para ellos algo extraño
(Mateo 24:12; 2 Timoteo 3:1-5; 4:3)

Tanto la historia de la Iglesia como la apostasía profetizada de los últimos


días, les advierten a todos los creyentes que no den por sentado el progreso
continuo del reino de dios a través de todas las épocas hasta el fin. En algún
momento de la historia de la Iglesia, la rebeldía contra Dios y Su Palabra
alcanzará proporciones increíbles. En el Día del Señor caerá la ira de Dios sobre
los que rechazan Su Verdad (1 Tesalonicenses 5:2-9)

Por lo tanto, el triunfo definitivo del reino de Dios y su justicia en el mundo no


depende del progresivo aumento de éxito de la iglesia profesante, sino de la final
intervención de Dios cuando entre en el mundo con juicio (Apocalipsis 19 – 22; 2
Tesalonicenses 2:7-8; 4:1; 2 Pedro 3:10-13 y el libro de Judas).

Un acontecimiento decisivo debe ocurrir antes que pueda revelarse “el


inicuo” y pueda comenzar el Día del Señor (2 Tesalonicenses 2:2-3), es decir, el
quitar “de en medio” a alguien (2 Tesalonicenses 2:7) o algo que “detiene” el poder
secreto de la iniquidad y al Inicuo (2 Tesalonicenses 2:3-6).

Cuando sea quitado de en medio el que lo detiene, puede comenzar el Día


del Señor (2 Tesalonicenses 2:6-7). “El que ahora lo detiene” pudiera entenderse
mejor como referencia al Espíritu Santo, quien es el único que tiene el poder para
detener el mal, al Inicuo y a Satanás (2 Tesalonicenses 2:9) Se alude al que lo
detiene con el artículo masculino “el” (2 Tesalonicenses 2:7) y con “que” (2
Tesalonicenses2:6). Asimismo a la palabra traducida “Espíritu” del griego se
puede aludir con el pronombre masculino o el neutro (véase Génesis 6:3; Juan
16:8, Romanos 8:13 y Gálatas 5:17 – sobre la obra del Espíritu en la restricción
del pecado).

Al principio de los siete años de la Gran Tribulación, el Espíritu Santo será


“quitado de en medio”. Eso no significa que sea quitado del mundo, sino sólo que
cesará su influencia restrictiva de la iniquidad y la entrada del Anticristo. Serán
quitadas todas las limitaciones contra el pecado y comenzará la rebelión inspirada
por Satanás. Sin embargo, el Espíritu todavía permanecerá en la Tierra durante la
Tribulación para convencer de su pecado a las personas, convertirlas a Cristo y
capacitarlas (Apocalipsis 7:9,14; 11:1-11; 14:6-7). Al quitar de en medio al Espíritu
Santo, el Inicuo puede entrar en escena (2 Tesalonicenses 2:3-4). Dios enviará
una influencia engañosa sobre todos los que se niegan a amar la Verdad (2:11)

Nota: Después de quitarse al que lo detiene y que se manifieste el Inicuo, no


habrá más oportunidad para que se salve un grupo particular de personas; ese
grupo lo forman todos lo que, dentro o fuera de la Iglesia, después de haber
escuchado la verdad de la Palabra de Dios, voluntaria e intencionalmente, se han
negado a amar esa verdad y en lugar de ello han optado por deleitarse en la
maldad del mundo (10-12). Están destinados por siempre a creer “la mentira”. Dios
les envía el engaño poderoso… para que sean condenados (12).

Por lo tanto, para lo que han oído y entendido la Palabra de Dios, pero no
han amado su Verdad, sino que han escogido el placer del pecado, “ya no queda
sacrificio por los pecados, sino sólo una horrible expectativa de juicio” (Hebreos
10:26-27).

La salvación durante los días de la Tribulación se le ofrecerá sólo a los que


nunca han tenido una adecuada oportunidad para recibir el conocimiento de la
Verdad ni de oír y entender el evangelio (Apocalipsis 7:14; 11:3; 14:6-7). Los que
se niegan a amar la Verdad aceptarán las pretensiones del Inicuo y la sociedad
humana se degenerará hasta una profundidad de depravación jamás vista.

El ministerio del Espíritu Santo de restricción del pecado se efectúa


mayormente por medio de la Iglesia, que es su templo (1 Corintios 3:16; 6:19). Por
eso muchos intérpretes de las Escrituras creen que la separación del Espíritu es
una indicación clara de que el arrebatamiento de los fieles ocurrirá al mismo
tiempo (1 Tesalonicenses 4:17), es decir, el retorno de Cristo para reunir con El a
Su Iglesia y libraría de la ira venidera (1 Tesalonicenses 1:10) ocurrirá antes del
principio del Día del Señor y de la revelación del Inicuo.
LAS ACTIVIDADES DEL ANTICRISTO
Al comenzar el Día del Señor, se revelará “el Inicuo”. Será un gobernante
mundial que hará un pacto con Israel siete años antes del fin del mundo (Daniel
9:27).

Su verdadera identificación será confirmada tres años y medio después


cuando llegue a ser el gobernante mundial y establezca en el templo judío la
abominación que causa desolación (Daniel 9:27; 2 Tesalonicenses 2:4,8,9).

Nota: La “abominación desoladora”(Mateo 24:15) se refiere a un


acontecimiento visible que les avisa a los fieles, que estén vivos durante la
Tribulación (la Iglesia ya estará en el cielo), que la venida visible del Cristo a la
Tierra al final de los tiempos ocurrirá muy pronto. Ese acontecimiento como señal
visible se refiere primordialmente a la futura profanación del templo judío de
Jerusalén por el Anticristo (Daniel 9:27; 1 Juan 2:18). El Anticristo, llamado el
Inicuo, levantará su imagen en el templo de Dios (2 Tesalonicenses 2:3,4;
Apocalipsis 13:14,15).

El Anticristo afirmará que es Dios y perseguirá severamente a los que


permanezcan fieles a Cristo (Apocalipsis 11:6:7; 13:7,15-18). Exigirá adoración.
Evidentemente desde un gran templo que emplea como centro de sus
pronunciamientos (Daniel 7:8,25; 8:4; 11:31,36). Los seres humanos han
procurado ese estado divino desde el principio de la creación (2 Tesalonicenses
2:8; Apocalipsis 13:8,12).

El Inicuo demostrará, mediante el poder de Satanás, grandes prodigios,


maravillas y milagros para propagar el error (2 Tesalonicenses 2:9). “Falsos
milagros” se refiere a milagros sobrenaturales genuinos que engañan a las
personas para que acepten una mentira. Es posible que esas demostraciones de
lo sobrenatural sean vistas por televisión alrededor del mundo. Millones serán
impresionados, engañados y persuadidos por ese aparente caudillo carismático
porque ellos no tienen un compromiso profundo ni amor por la Palabra de Dios (2
Tesalonicenses 2:9-12). Tanto las palabras de Pablo (2 Tesalonicenses 2:9) como
las de Jesús (Mateo 24:24) deben prevenir a los creyentes contra la suposición de
que todo lo milagroso viene de Dios. Las manifestaciones aparentes del Espíritu (1
Corintios 12:7-10) y supuestas experiencias aparentes del Espíritu deben probarse
por la fidelidad de la persona a Cristo y a las Escrituras.

LA DERROTA DEL ANTICRISTO


Al final de la Tribulación, Satanás reunirá muchas naciones en Armagedón
bajo la dirección del Anticristo y hará la guerra contra Dios y Su pueblo en una
batalla que abarcará todo el mundo (Apocalipsis 16:16).
Cuando llegue ese momento, Cristo volverá e intervendrá de manera
sobrenatural para destruir al Anticristo, a sus ejércitos y a todos los que
desobedecen el evangelio (Apocalipsis 19:15-21). Además, Cristo atará a Satanás
y establecerá Su reino en la Tierra (Apocalipsis 20:1-6).

LOS PASOS QUE CONDUCEN A LA APOSTASIA SON:

1. Los creyentes, por incredulidad, dejan de tomar muy en serio las


verdades, las amonestaciones, y las advertencias, las promesas y las
enseñanzas de la Palabra de Dios (Marcos 1:15; Lucas 8:13; Juan
5:44,47; 8:46).

2. Cuando las realidades del mundo llegan a ser mayores que las
realidades del reino celestial, los creyentes poco a poco dejas de
acercarse a Dios por medio de Cristo (Hebreos 4:16; 7:19,25; 11:6).

3. Mediante el engaño del pecado se vuelven más tolerantes del pecado


en su vida (1 Corintios 6:9,10; Hebreos 3:13), ya no aman la justicia ni
odian la maldad (Hebreos 1:9).

4. Por la dureza del corazón (Hebreos 3:8,13), y el rechazo del plan de


Dios (Hebreos 3:10), no hacen caso de la advertencia continua y la
reprensión del Espíritu Santo (Efesios 4:30; 1 Tesalonicenses 5:19-22)

5. Se entristece al Espíritu Santo (Efesios 4:30; Hebreos 3:7,8), se apaga


el fuego (1 Tesalonicenses 5:19) y se viola su templo (1 Corintios 3:16),
de modo que él termina por apartarse de los creyentes (Jueces 16:20;
Salmo 51:11; Romanos 8:13; 1 Corintios 3:16,17; Hebreos 3:14).

Si la apostasía sigue sin freno su curso, las personas pueden finalmente


llegar a un punto en que no es posible volver a comenzar.

Los que una vez tuvieron una experiencia de salvación con Cristo, pero
deliberada y continuamente endurecen el corazón a la voz del Espíritu (Hebreos
3:7-19), siguen pecando intencionalmente (Hebreos 10:26) y se niegan a
arrepentirse y a volver a Dios, pudieran llegar a un punto sin retorno donde ya no
son posibles el arrepentimiento y la salvación (Hebreos 6:4-6). La paciencia de
dios tiene un límite (1 Samuel 2:25; 3:14; Mateo 12:31,32; 2 Tesalonicenses 2:9-
11; Hebreos 10:26-29,31; 1 Juan 5:16). No puede determinarse por adelantado
ese punto sin retorno. Por lo tanto, la única salvaguarda contra el peligro de la
apostasía extrema se encuentra en la amonestación: “Si hoy oyesen ustedes su
voz, no endurezcan su corazón” (Hebreos 3:7,8,15; 4:7).

Debe subrayarse que aunque la apostasía es un peligro para todos lo que se


desvían de la fe (Hebreos 2:1-3) y se apartan de Dios (Hebreos 6:6), no se
completa sin el pecar intencional y constante contra la voz del Espíritu Santo
(Mateo 12:31).

Los que por incredulidad del corazón se apartan de Dios (Hebreos 3:12)
pudieran pensar que son salvos, pero su indiferencia a las exigencias de Cristo y
del Espíritu y a las advertencias de las Escrituras indican lo contrario. Debido a
esa posibilidad de engañarse a sí mismos, Pablo exhorta a todos los que dicen ser
salvos: Leer 2 Corintios 13:5.

Los que de veras se preocupan por su estado espiritual y tienen en el


corazón el deseo de volver a Dios en arrepentimiento, tiene una prueba segura de
que no han cometido la apostasía imperdonable. Las Escrituras afirman con
claridad que Dios no quiere que nadie perezca (2 Pedro 3:9; Isaías 1:18,19;
55:6,7) y declara que Dios recibirá a todos lo que una vez estuvieron bajo la gracia
salvadora, si se arrepienten y vuelven a El (comp. Gálatas 5:4 con 4:19; 1
Corintios 5:1-5 con 2 Corintios 2:5-11; véase Lucas 15:11-24; Romanos 11:20-23;
Santiago 5:19-20; Apocalipsis 3:14-20; obsérvese el ejemplo de Pedro: Mateo
16:16; 26:74,75; Juan 21:15-22).

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