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LA APOSTASIA PERSONAL
HEBREOS 3:7-13
INTRODUCCIÓN
La apostasía (gr. apostasía) aparece dos veces en el Nuevo Testamento
como sustantivo (Hechos 21:21; 2 Tesalonicenses 2:3) y aquí en Hebreos 3:12
como verbo (gr. “afistemi”, traducido apartarse). El vocablo griego se define como
deserción, rebelión, abandono, retirada o separación de aquello a lo que se ha
acercado antes.
1. “El poder secreto de la iniquidad”, esa actividad secreta de los poderes del
mal que son evidentes en todo el mundo (2 Tesalonicenses 2:7) aumentará
hasta que llegue a su clímax en el ridículo completo y el desacato a las
normas y los mandamientos que se consideran sagrados en la Biblia.
Debido a un espíritu prevaleciente de pecado, el amor de muchos se
enfriará. (Mateo 24:10-12; Lucas 18:8), pero habrá un remanente que se
mantendrá fiel a la fe apostólica revelada en el Nuevo Testamento (Mateo
24:13; 25:10; Lucas 18:7; Apocalipsis 2:7)
Nota: “El poder secreto de la iniquidad” es una actividad oculta de poderes
malignos en el transcurso de la historia humana que prepara el camino para la
rebelión del Inicuo.
Por lo tanto, para lo que han oído y entendido la Palabra de Dios, pero no
han amado su Verdad, sino que han escogido el placer del pecado, “ya no queda
sacrificio por los pecados, sino sólo una horrible expectativa de juicio” (Hebreos
10:26-27).
2. Cuando las realidades del mundo llegan a ser mayores que las
realidades del reino celestial, los creyentes poco a poco dejas de
acercarse a Dios por medio de Cristo (Hebreos 4:16; 7:19,25; 11:6).
Los que una vez tuvieron una experiencia de salvación con Cristo, pero
deliberada y continuamente endurecen el corazón a la voz del Espíritu (Hebreos
3:7-19), siguen pecando intencionalmente (Hebreos 10:26) y se niegan a
arrepentirse y a volver a Dios, pudieran llegar a un punto sin retorno donde ya no
son posibles el arrepentimiento y la salvación (Hebreos 6:4-6). La paciencia de
dios tiene un límite (1 Samuel 2:25; 3:14; Mateo 12:31,32; 2 Tesalonicenses 2:9-
11; Hebreos 10:26-29,31; 1 Juan 5:16). No puede determinarse por adelantado
ese punto sin retorno. Por lo tanto, la única salvaguarda contra el peligro de la
apostasía extrema se encuentra en la amonestación: “Si hoy oyesen ustedes su
voz, no endurezcan su corazón” (Hebreos 3:7,8,15; 4:7).
Los que por incredulidad del corazón se apartan de Dios (Hebreos 3:12)
pudieran pensar que son salvos, pero su indiferencia a las exigencias de Cristo y
del Espíritu y a las advertencias de las Escrituras indican lo contrario. Debido a
esa posibilidad de engañarse a sí mismos, Pablo exhorta a todos los que dicen ser
salvos: Leer 2 Corintios 13:5.