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Oscar Collazos (1942-2015), fue autor de novelas, cuentos y crítico literario, tuvo una fuerte
vinculación con la literatura tradicional, a tal punto de introducir técnicas de narrativa
contemporánea, aspecto que permitió otorgarle matices específicos de caracterización a
sus personajes, en aspectos profundos y complejos, tales como:
Son de máquina, una historia que relata con tal simplicidad, la sensación de nostalgia y
anhelo de un reencuentro, es así, como esta historia a través de una prosa vivencial, narra
la historia de un joven bonaverense, que después de muchos años de haber partido hacia
New York, regresa a su tierra natal.
Una tierra que le traía en sí, una pasión desmesurada en recuerdos y colores descrita en
cada uno de los espacios de esa ciudad, más aún cuando cada pasaje de su vida, contenía
la alegría de reencontrarse con sus amigos y así alimentar aspectos egolatras respecto a su
exitosa vida, después de su regreso de la Gran Manzana.
Sin embargo, y de manera prodigiosa, el velo sensacionalista de un plan, se va manchando
cada vez más con un toque de realidad, donde cada escenario, cuenta su propia historia,
con tal desfortúnio, de que cada tiempo pasado fue mejor, y la sombra de sus recuerdos
representados en amigos, lugares y conocidos, ya solo es un imaginario, puesto que la
cruda verdad, es que cada vida a cambiado.
En tal aspecto que sus amigos, no siguieron los lazos que venían forjando, sus conocidos
habían sido infestados de desiluciones y malas pasadas por parte del destino, en donde el
sentimiento de alegría se había confundido con matices grises llenos de conformismo,
tristeza y desasosiego, en donde lo único que queda para estos conocidos es el paso del
tiempo.
Es así como, Ernesto y Margarita, presos de una historia de amor no entendida, carente de
elocuencia, pero llena de ternura hacen participe a este narrador, que a través de chispazos
literarios empuja las emociones de estos conformes e incipientes enamoradas a una historia
repetida, donde solo está basada en largas noches, sobre compromisos paternales ficticios
y de un deseo, comprendido por el autor como monótono y repetitivo en frases una y otra
vez expresadas.
A través de este hostigamiento social, no aportante, el narrador solo ve sin nostalgia alguna,
su partida a la habana, puesto que ser parte de una ciudad, solo enmarca el entendimiento
de un idioma que luego volverá a hablar, un cuarto mordaz con un carácter imperturbable,
acompañado de una fetidez a razón de su estrechez, o el encuentro apasionado de una
amor callejero fugaz capaz de robar el sueño de una noche y quedarse en el desarrollo de
un coito triste, carente de relacionamiento íntimo y pasado solo a un plano banal y corpóreo.
Las puertas del infierno, un relato de cuatro pequeños niños, que viven en las calles de la
capital Colombiana, quienes conviven con las drogas y carecen de un figura paternal que
los guíe, haciendo que sus actos, pensamientos y sentimientos ronden en la inocencia
manchada de las banalidades de las enseñanzas nefastas otorgadas por un entorno social,
en donde el robo, la supervivencia y la imponencia de su ser, es lo que les garantiza a fin de
cuentas su libertad.
Es de entender que los ideales de estos niños, se encuentran manipulados, por los
impulsos, tal vez construidos a través del pasar de muchos noches frías, en donde la
imponencia de poder es lo único que genera la diferencia entre unos y otros, es así como la
relación de Trabuco, un pequeño adicto al consumo de gasolina, se esfuerza por imponer
sus posturas atribuidas al tiempo que lleva en la calle, a las experiencias construidas de un
ejemplo no digno de unos padres alcohólicos olvidados.
Y es tal vez, como el autor en el afán de caracterizar cada pensamiento de esta una
realidad social muy común, busca demostrar cada imaginario de estos niños, en donde la
droga es ley, y las burlas, chanzas y triquiñuelas son el escape a una realidad carente de un
buen ejemplo, y son estas las que los acercan a experiencias íntimas no adecuadas, que
son carentes de límites sociales y normas comportamentales.
De igual forma, este relato desarrolla de manera silenciosa el valor del miedo, visto como
una sombra que da pasos voraces para capturarlos, que están materializados a través del
despliegue de la fuerza pública, por la llegada su santidad el Papa, sin embargo, más allá
del desarrollo del miedo, se encuentra la camaradería que hace que estos secuaces
entiendan al final el sentido de la pérdida de un amigo, y cómo esto podrá manchar de
colores grisáceos su día.
Y es el joven, quien desde el más allá ve cómo su muerte solo es tomada como un
encabezado periodístico, capaz de satisfacer el hambre de voraz de vecinos inescrupulosos
y promiscuos que deciden emitir juicios sin validez, aún desconociendo, las motivaciones,
hechos, momentos y segundos que generaron la muerte del joven, quien a grito herido
ahogó su clamor en su sangre a la espera de que un vecino fetichista, detrás de unas
cortinas lo socorriese, sin embargo, en la historia el toque de realidad es un abandono total
y como si fuese un Dios, solo emitió un juicio vacío carente de hechos.
Mariposa sin alas, una historia de un recuerdo pasado, sobre un trabajador sexual
asesinado, quien despertaba la envidia de muchos, y a través de sus esfuerzos, encarnaba
la apariencia de una “verdadera mujer” o de esta forma lo veían sus amigos y colegas,
quienes a través de momentos anecdóticos descriptivos se encargaban de detallar aquella
piel suave como el lino, de curvas ásperas, y de imponente presencia; Pero también a
través de historias unidas, frases cortas y palpitaciones sentimentales no contenidas, se
encargaban de retratan aquella noche, que cómo una voraz ventisca se llevó las ilusiones
de esta mujer.
En esta historia, se describe el peligro inminente al cual se arriesgan muchas trabajadoras
sexuales, travestis e indigentes, quienes son presos de un oficio altamente peligroso,
ejercido en las oscuras, silenciosas y morbosas calles nocturnas de la ciudad, en donde,
alcanzar el premio implica el riesgo hasta de la propia vida, porque solo con ella, como si
fuese una ruleta incesante, se complace los devenires de aquellos que usan la noche para
poseer y dominar sus servicios.
Y es cómo, en palabras de Mariela, una amiga envidiosa sin fortunio en su profesión, decide
recordar aquel vestido bamboleante de lentejuelas y aquellas figura alcanzada por
Mariposa, la cual envidiaba sobre manera, pues esta le atesoraban fama y reconocimiento
en una profesión desempeñada por miles, pero donde pocos lograban hacerse, a los
céntimos para pagar su habitación, comida y demás compromisos adquiridos.
Por eso, ella al ver con una envidia entristecida, como aquella noche a través de un limosina
blanca mortífera soachina, vió por última vez, cómo Mariposa se alejaba hacia un túnel sin
regreso, que solo se encargaría de recordarle, que tener pensamientos positivos, no
significa que el día termine de esta forma, y muestra de eso eran las magulladuras de su
piel, que solo despertaban la sevicia de un grupo que dice limpiar las calles, justificando
comportamientos maquiavélicos a través de actos atroces.
Aún peor en esta historia, y de manera contrariada vemos cómo, un suceso tan nefasto,
lleno de sangre y dolor, solo se queda en un relato de unas pocas palabras de un policía,
quien reconoció a Nicolás alias Mariposa, en aquel suceso, pero el cual quedó sepultado en
miles de otros casos sin descifrar, mostrando la incompetencia de nuestra fuerza pública
cuando se trata de buscar los culpables de este tipo de hechos.
Conclusiones
Los cuales se expresan como modas vaporeas, es decir, estos enfoques en donde
los personajes optan por pensamientos espiritistas y ritualistas pueden obedecer a la
pérdida de identidad, cuyo nacimiento se ha filtrado en las letras de la narrativa de
cuentos colombianos.
Bibliografía