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2Amor, Caridad y Compasión

Emilio del Barco


La bondad es el amor a los humanos, la sabiduría su conocimiento. Si no se puede dar
aquello de lo que se carece, para dar amor, comprensión, compasión, el individuo ha
de amarse, comprenderse y compadecerse de sí. Cuando estos sentimientos hayan
germinado en nuestro interior, desbordándonos, podrán ser repartidos con
generosidad.
Si, quienes dicen moverse por amor al prójimo, pretenden la búsqueda de la
perfección, el camino a seguir los conduciría a su mente. Donde encontrarán la
parte de Universo que contenemos. Desde allí nos podemos expandir, hasta ser Uno
con el Todo. La diferencia entre caridad, compasión y amor, no es evidente, pero sí
esencial. La negación de uno mismo, para poder dedicarse con sacrificio a los demás,
es la base de la caridad. La entrega por amor, por expansión del amor que
rebosamos, no es sacrificio ni negación, sino asentimiento, cultivo, fecundación, nos
damos con placer y por placer. Quien sacrifica algo, espera un premio a su ofrenda.
Quien actúa por amor, no espera nada a cambio, se satisface en sí mismo. El amor es
afirmación de vida, el sacrificio implica muerte.
Nadie puede salvarse a sí mismo, si no es apoyándose en otros. Dando amor, se
cultiva la felicidad de otros, siendo feliz uno mismo. La ignorancia, el odio y los
egoísmos son las raíces de casi todos los males que nos afectan. Y no hay mayor
generador de odios que la pretensión de ignorar la legitimidad de otras creencias. Las
creencias no son científicas. Quien pretenda estar en posesión de la única verdad, es
el más equivocado. Sólo que su egocentrismo y autocomplacencia le impiden verlo.
Generosidad, comprensión y compasión, son claves para la convivencia.
Ejemplos de lo funesto que resulta el mezclar reglas políticas y sociales con dogmas
religiosos, los vemos todos los días. No hay un solo conflicto armado en el mundo
contemporáneo que no esté infectado con odios religiosos. Los odios de quienes creen
ser buenos, son los más intensos, duraderos y destructivos. Porque, quienes los
dirigen, les hacen creer que luchan del lado del Bien, la Luz, la Justicia, de Dios.
¿Desde cuándo es legítimo predicar el odio en el nombre de Dios?
Ayudando a un humano, se ayuda a toda la Humanidad. Si ayudas a tus próximos, a
través de ellos se expandirá el bien, hasta beneficiar a otros. La Humanidad es global,
unitaria; un conjunto interdependiente. Aún admitiendo las diferencias entre los
hombres, su individualidad, y el respeto debido a tales singularidades, cada uno de
ellos es como una parte de un mecanismo, necesaria para que el total funcione. El mal
estado de una pieza, afecta al resto. La Humanidad es un todo, muy probablemente
con origen común, y, ciertamente, con desarrollo común, aunque no sea uniforme. Un
hombre, aparte de ser él mismo, es también parte del todo. Como tal, es un reflejo de
cuanto le rodea. Receptor, transmisor, emisor, en cuanto transformador, de lo que
recibe. El amor genera compasión, suma de amores. La caridad, lástima, no son lo
mismo. 27/12/10
Emilio del Barco. emiliodelbarco@hotmail.com

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