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EFECTOS PARÁSITOS EN

COMPONENTES PASIVOS

Introducción

Normalmente se estudian los componentes como si fuesen elementos ideales que soportan potencias,
corrientes y voltajes infinitos. En textos básicos de física es común ver capacidades de varios Faradios,
resistencias de 1 Ohm, corrientes de 10 A, inductancias de varios Henrios.... valores que de por sí son muy
lejanos al mundo real, pero que son necesarios para no complicar con cálculos inútiles y cientos de ceros la
adquisición de conocimientos y estrategias.

Una primera aproximación al mundo real es la inclusión de la potencia, trabajar con potencias reales (ahora
las resistencias soportan máximo 1W en vez de 100) supone la desaparición de los Faradios y los ohmios, y
empezamos con los kOhm y los uF, ya más cercanos a lo que se puede adquirir en la tienda.

A medida que se especializa el diseño, y se pretende sacar el máximo rendimiento a un circuito, dbemos tener
en cuenta que los componentes reales no se comportan como componentes ideales, tienen trabas en su
funcionamiento que los alejan del comportamiento esperado. Por ejemplo, el ejemplo más obvio y cercano es
el caso de los componentes para filtros pasivos:

Al sustituir un electrolítico bipolar en un tweeter por un condensador MKP mejoran espectacularmente los
agudos y los cambios son perfectamente medibles. Es un fenómeno llamado inductancia serie equivalente, y
hace que a partir de una frecuencia el condensador se comporte como una bobina ¿? Todo tiene su
explicación.

Resistencias

Existen cuatro tipos básicos de resistencias: composición de carbón, hilo bobinado, film metálico o film de
carbón y resistencias metal-óxido. Los demás (thick film, bulk metal foil, metal cistalizado...) son variantes

Para empezar, el primer efecto parásito está causado por las patas. El hilo crea alrededor de sí mismo un
campo magnético (experimento de Oersted), y a muy alta frecuencia se manifiesta como una inductancia.
Tanto es así que para un hilo de cobre de 10cm, tenemos 10nH. Afortunadamente estos valores no son
importantes en las frecuencias a las que nos movemos, aunque sí lo sean en el diseño de la electrónica previa.

Otro efecto parásito que no es para nada obvio, aunque bastante más leve, es la modulación térmica de la
resistencia. Habitualmente, la resistencia aumenta con la temperatura, y la disipación de potencia puede no ser
suficiente. Por eso, a medida que nos aproximamos al límite de disipación térmica, la temperatura aumenta y
la resistencia también. Si superamos ese valor, es muy posible que se puedan producir variaciones
permanentes. Estas variaciones dependen del material y el carbón es siempre el que más variación térmica
tiene.
Composición de carbón

Las resistencias de composición de carbón consisten en una


pasta hecha a base de carbón y algún metal conductor, que
se solidifica en forma de barritas y luego se corta, dando así
la resistencai deseada. Existe una variante, el Cermet, usado
principalmente en potenciómetros de potencia (10W), que
en vez de carbón usan cerámica y metal.

Los efectos parásitos de este tipo de resistencias son una gran capacidad parásita y un alto nivel de ruido de
baja frecuencia, debido a la inhomogeneidad de la materia.

Son sumamente antiguas y aunque es posible encontrar alguna en alguna tienda, están casi en deshuso.

Película de metal o de carbón

Las resistencias de película de metal o de carbón solventan


ese problema con una mayor homogeneidad. El problema
del metal es que es muy buen conductor, y no se pueden
hacer resistencias de valores altos. Por ejempo, un
megaohmio no es nada fácil de encontrar en metal, y
330kOhm el límite tecnológico para una resistencia axial de
300"/1000 y 0,25W.

Sus efectos parásitos son principalmente capacitivos como se puede ver en la gráfica, aunque mucho menores
que las de composición de carbón, pero aún así siguen siendo notables a muy alta frecuencia. Su modelo
equivalente es el mismo que las de composición, pero cambian los valores de capacidad parásita.

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