Вы находитесь на странице: 1из 6

El patrimonio musical de la humanidad.

La música nueva y el
público masivo. El teléfono roto.
“Para quien canto yo entonces, si los humildes nunca me entienden”

Charly García.

“Hay un aromo nacido 


En la grieta de una piedra
Parece que la rompió 
Pa' salir de adentro de ella…

Pero con l'alma tan linda 


Que no le brota una queja
Que en vez de morirse triste 
Se hace flores de sus penas”

A. Yupanqui

Nos hacemos dos preguntas muy importantes y difíciles de contestar para las cuales
debemos recurrir a la ayuda de las ciencias sociales. Vamos a convocar a Marx, a
Benjamin, a Bordieu, Caudwell, Gramsci y a otros autores a que nos den una mano en
tan titánica tarea. La respuesta a la primera nos abre el interrogante de la segunda. La
primera pregunta tiene la presencia estelar de los invitados: ¿Porque los gustos del
público masivo están lejos de la nuevas reflexiones y producciones artísticas? Y allí
precisamos a los autores antes mencionados para comprender el campo de la gran
producción artística, o sea, si están lejos, ¿dónde están? Podemos retomar el texto de
Bulinche- Ciaffardo y su concepto sobre los estereotipos en el arte para comprender
como funciona la lógica de ese campo. El desarrollo de las fuerzas productivas y su
expresión en el arte, la reproductibilidad técnica, nos traen a Marx y a Benjamín para
aclarar aun mas el panorama. Con Harnoncourt podemos observar que hay algo que
evidentemente no posee la misma dinámica que hasta fines de siglo XIX, Caudwell y su
“la agonía de la cultura burguesa” lo reafirman y lo desarrollan en el sentido que vamos
a tomar dicha caracterización, es decir haciendo hincapié en los conceptos de lucha de
clases (¡Otra vez Carlitos!) y la construcción de hegemonía gramsciana. Tomamos el
guante de Goodman y unimos ciencia y arte en nuestras dos cabezas. Tanto en la que
esta puesta en responder la primera pregunta como con la que intentará resolver la
segunda:
Que, para qué y para quienes componemos, tocamos, ¿cantamos?
Al investigar la resolución de estos interrogantes nos transformamos al fin en un ente
bicéfalo consciente en sus dos cabezas, que se pregunta con la segunda de ellas: ¿Que
puede hacer el artista para acercarse al público masivo? ¿Es posible bajo estas
relaciones sociales de producción cuyo proceso parece ir progresivamente en sentido
inverso? Entonces… ¿Debe el artista de hoy desarrollar una tarea pedagógica con su
arte?
El capital avanza sobre todos los aspectos de la vida humana y su entorno, dejando a su
paso, por un lado, la degradación de las condiciones de vida de la población, de los
lazos sociales y de la educación (y del oído musical) y por otro un desarrollo de la
ciencia y la técnica que porta las potencialidades de una vida verdadera humana. Estas
potencialidades se pueden desenvolver en otras relaciones sociales que se basen en el
interés colectivo y no en la maximización del lucro privado. Así seguir profundizar el
desarrollo de las fuerzas productivas y liberar a la humanidad del yugo del trabajo y
dejar más tiempo para el arte, el amor y vivir una vida plena. En esa sociedad no solo,
no habrá grieta entre el arte nuevo y el público, sino que tenderá a desaparecer la
frontera artista/no artista. El arte es comunicación, no podemos abstraernos de a
quienes va dirigido. Si no comprendemos esto estamos dejando la sensibilidad de las
masas a merced del machismo, el individualismo y otras ideologías que aportan la
construcción de la hegemonía de la clase dominante. Hay que desarrollar una tarea
pedagógica que contemple el estado actual de percepción y los elementos que hacen al
“éxito” en la confección de las planchas de los estereotipos que permitan que este
proceso de comunicación se desarrolle y nos permita instalar otra sensibilidad asociada
a los valores de la sociedad futura y a la conciencia de clase y de la necesidad y
posibilidad de un cambio social.

1. Desarrollo:

La argumentación va a estar dividida en los siguientes puntos. El primero es describir


someramente cual es el proceso social general y como se expresa en el campo de la
producción artística y las tendencias generales y particulares presentes en la situación
actual. El otro punto es el planteamiento de las características de las intervenciones que
se pueden desarrollar en el campo del arte y de la música para revertir esas tendencias.

El desarrollo de las fuerzas productivas provoca como tendencia permanente al


crecimiento de una población sobrante para el capital y la descalificación de la fuerza de
trabajo (trabajos que antes hacían varios operarios especializados hoy lo hace uno solo,
cuyas tareas son mucho más sencillas). El producto de este proceso es que la educación
se degrada ya que la gran mayoría de obreros ocupados hace tareas para las cuales se
precisa cada vez menos formación y la escuela se transforma en un lugar de contención
social para los obreros desocupados y sus hijos. Si en muchos casos ni siquiera llegan a
los contenidos básicos mínimos de matemática o lectura y comprensión de textos, es
obvio que la educación musical queda como último orejón de un pobre tarro.
Como consecuencia de este proceso quien tiene la "suerte" de conservar su trabajo debe
trabajar horas extras para completar el salario que precisa o bien para quedar bien con
su jefe, ya que la sombra del ejército de reserva lo sigue cada vez más de cerca.
Conclusión, menos horas para el tiempo libre y para dedicarse al arte, por ejemplo. El
resultado de la situación descripta es que se va poniendo en pie una pared entre la
abrumadora mayoría de la población y la posibilidad de acceder a la música que se ha
creado en la historia y que forma parte del patrimonio cultural de la humanidad.

Producto de este proceso que lleva a la tasa de ganancia a una tendencia decreciente, el
capital ha comenzado a avanzar sobre áreas antes inexploradas o poco aprovechadas
(Salud, educación, arte, deportes profesionales, etc.) y le va imprimiendo su lógica, así
es que imprime su lógica a la producción artística y esta se monta sobre la pared recién
descripta. Es la obsolescencia programada aplicada al campo de la música, así como
fácil entra, fácil se va. Se consume durante un corto tiempo y ya sale el próximo
producto a consumir. Las rítmicas repetitivas, las melodías con intervalos acotados
afinados desde una computadora, letras de canciones que van perdiendo la metáfora y
todo tipo de recursos poéticos son la forma de un contenido que refuerza la dominación
burguesa y el patriarcado apelando al sentido común. Se va produciendo una
proletarización de la gran mayoría de los artistas cuyo éxito depende de la difusión y de
la tecnología y se reserva a un selecto grupo un lugar en la mesa de los burgueses.
Podemos tomar estos aportes para comprender las características de la gran producción

“El estereotipo es algo que se reitera y se reproduce sin mayores transformaciones. Se


caracteriza por ser un cliché, un lugar común, un esquema fijo que no requiere una
participación del intérprete sino, por el contrario, apenas demanda su reconocimiento
inmediato. El origen del término ligado a la imprenta es claro al respecto: una vez
diseñadas las planchas era posible imprimirlas en serie y sin alteraciones, es decir,
permitía estereotipar los textos y reproducirlos sin más” (Revista La puerta, año 3, nro.
3 “Los estereotipos en el arte”, Belinche, Daniel- Ciafardo, Mariel, Pág. 28). Esta
mecánica de funcionamiento es la que explica Pierre Bourdieu como la que corresponde
al campo de la gran producción cultural.

Ya Walter Benjamin nos describía que el avance de las fuerzas productivas hacia
comienzos del siglo XX genera la profundización y masividad de un proceso que se fue
dando en la historia de manera intermitente, esto es el desarrollo de los mecanismos de
reproducción técnica. Esto provoca grandes modificaciones en la función de las obras
de arte heredadas y en la conquista de un puesto específico en los procedimientos
artísticos. El proceso continua en el siglo XXI con internet y una sociedad en la que
tenemos acceso a una cantidad información enorme pero fragmentada y sin ningún tipo
de jerarquía ni relación. Como potencialidad todo el mundo podría acceder a toda la
música de la historia y a toda la música nueva, pero esta se pierde en la maraña de
información. La percepción se torna fragmentada y la capacidad de comprensión del
significado y el peso del contenido se va diluyendo. A su vez la cultura actual posee una
presencia de la imagen muy fuerte, que le otorga un lugar central. La música cobra
sentido con la poesía o asociada a la imagen en el cine, por ejemplo. En el cine podemos
escuchar música que genera otro tipo de sensaciones, no solo la complacencia, la
comodidad o una leve emoción agradable, pero siempre asociadas a la imagen. O
también podemos encontrar música con elementos contemporáneos que cobra sentido
con letra y es asequible a un público mayor. Un ejemplo de esto es la obra “Cerrajería”
de Leo Masliah.
La música nueva se basa en un diálogo, pero el diálogo es con los músicos del pasado y
no con el público masivo, que por el panorama antes descripto queda excluido de la
conversación. Para que el gran público pueda participar hay que acompañar con
conocimientos el desarrollo de la sensibilidad musical. Harnoncourt reflexiona sobre las
cuestiones que venimos plasmando en nuestros argumentos y describe otros elementos
fundamentales para completar el cuadro. “Despreciamos la intensidad de la vida a
cambio de los destellos de la comodidad…. Desde que la música ha dejado de estar en
el centro de nuestras vidas, todo esto ha cambiado, como ornamento, la música ha de ser
ante todo “bella”. En ningún caso ha de molestar, no debe asustarnos. La música actual
no puede cumplir con esa exigencia, ya que por lo menos refleja -como cualquier arte-
la situación espiritual de su tiempo…se entromete en nuestras vidas, es decir, molesta.”
(Aspectos fundamentales de la música y la interpretación, Cap. 1, Págs. 7-8, N.
Harnoncourt). Lo intenso fue desplazado luego de la revolución. La burguesía otrora
revolucionaria tiene el poder, solo puede proponernos comodidad, conformismo o la
desesperanza producto de la percepción difusa de la imposibilidad de la salida
individual. Frente a esto, el arte además de beber en el mar de la ciencia debe aferrarse
con fuerza a la clase obrera la clase que esta objetivamente enfrentada a este modo de
producción y porta la semilla de su cuestionamiento y destrucción. Así volverá su
impertinencia y su intensidad. En los análisis que Caudwell, crítico literario inglés
vuelca en su libro “La agonía de la cultura burguesa” traza un paralelo entre la
decadencia del capitalismo y como se expresa en la cultura, en este caso en la literatura.
Uno de los temas que aparece es el individualismo y la tendencia para aislarse del
artista, a volverse más críptico y alejarse de la comprensión de las masas y como otra
cara de la decadencia un arte que se va vulgarizando. Este proceso se puede verificar
también en la producción musical del siglo XX y la actual. El nuevo arte cae así en un
agujero negro, es arte para artistas, para un reducido grupo de entendidos o hasta para si
mismos.

Podemos analizar también aspectos de la música popular. Muchas veces acompañan el


clima de época, a veces con sus composiciones, con las letras de sus canciones o con la
forma de tocar se ponen en sintonía con el espíritu o el humor social de una época y lo
ponen en juego.

¿Que, Para qué y para quienes?

Ahora con todos estos elementos vamos a intentar comenzar a responder esta pregunta
con tres interrogantes. Nos vamos a referir a que creemos se puede hacer desde el arte
para revertir las tendencias que observamos a profundizar el de situación planteado.
Vamos a comenzar al revés por el para quienes ya que es la pregunta que menos nos
llevará y que se desprende de las últimas reflexiones. Si partimos de la base que, para
revertir esta tendencia, nuestro arte va a formar parte de un proceso dialéctico cuya
síntesis será una transformación radical de la sociedad que permitirá un florecimiento
sin precedentes de las creaciones artísticas, nuestro público debe ser el sujeto
revolucionario. Según el proceso de proletarización de la mayoría abrumadora de la
sociedad, producto del desarrollo de las relaciones sociales capitalistas que describimos
antes, el sujeto revolucionario es la clase obrera. El aumento de su peso numérico en el
conjunto de la sociedad va acompañado por una también creciente heterogeneidad. Esta
caracterización, junto con la de un estudio de sus gustos y las características de sus
consumos en la industria cultural, son fundamentales para delinear ese sujeto. Esos
conocimientos nos aportan para desentrañar el Que? Aquí las respuestas son muy
diversas, pero en todas tenemos que tener bien en claro esta reflexión “El artista es
quien se encarga de actuar como un ente bicéfalo, articulando así aquello que ya existe
con lo que todavía no es, pero quiere surgir para este mundo.” (Zatonyi, “Arte y
creación”, Pag.18). La respuestas tienen que contemplar entonces el Para quienes? O
sea, el grado de percepción actual para establecer una comunicación e invitar a nuestro
público a cruzar el puente que debemos trazar sobre la pared hacia el acervo cultural de
la humanidad y construir allí la música nueva.

“La experiencia estética, más que estática, es dinámica. Esto implica la elaboración de
discriminaciones delicadas y el discernimiento de relaciones sutiles; identificar sistemas
simbólicos y caracteres dentro de estos sistemas y lo que estos caracteres denotan y
ejemplifican; interpretar obras y reorganizar el mundo en términos de obras, y las obras
en términos del mundo. Buena parte de nuestra experiencia y nuestras capacidades
pueden fructificar, así como pueden transformarse a resultas del encuentro. La "actitud"
estética es inquieta, escudriñadora, comprobante, es menos una actitud que una acción:
es creación y re-creación. Ahora bien, ¿qué distingue esta actividad estética de otras
conductas inteligentes como la percepción, la conducta ordinaria y la investigación
científica? La respuesta que al momento se nos ocurre es que la estética no se orienta
hacia un fin práctico, no se preocupa por la autodefensa o la conquista, por la
adquisición de bienes necesarios o superfluos, por la predicción y el control de la
naturaleza. Pero si la actitud estética carece de fines prácticos, no puede decirse que la
finalidad sea una respuesta suficiente. La actitud estética es inquisitiva en contraste con
las actitudes adquisitivas y auto preservativas, pero no toda indagación no práctica es
estética. Suponer que la ciencia está motivada en última instancia por unos fines
prácticos, que debe juzgarse o justificarse por puentes y bombas y el control de la
naturaleza, es confundir la ciencia con la tecnología. La ciencia busca el saber
independientemente de las consecuencias prácticas, y se interesa por la predicción, no
en cuanto guía de conducta, sino como test de verdad. La inquisición desinteresada lo
mismo abarca la experiencia científica que la estética. A veces se hacen tentativas para
distinguir lo estético en términos de placer inmediato; Nada de lo que vengo diciendo
pretende ser una obliteración de la distinción entre arte y ciencia. Las declaraciones de
unidad indisoluble ~de las ciencias, las artes, de las artes y las ciencias juntas, o de la
humanidad~ tienden igualmente a centrar la atención en las diferencias. Lo que quiero
remachar es que, aquí. las afinidades son más profundas de lo que frecuentemente se
supone…” (p. 264). (Goodman, Nelson. Los lenguajes del arte). A la ciencia y a la
reflexión estética las vamos a precisar en una tarea practica de suma importancia o
podemos decir que sería de manera desinteresada y que a partir de sus resultados se
pueda desarrollar la tecnología (técnica) capaz de crear un arte revolucionario. Podemos
hacer lo que hizo el proletkult en el siglo pasado en Rusia e ir a las barriadas obreras a
desarrollar una tarea docente y llevar allí la ciencia y la experiencia estética como
público y fomentando la creación para desarrollar la faceta que comparten de cuestionar
lo que existe y proyectarse a lo nuevo.

El qué? estará determinado seguramente, por lo todo lo que hemos mencionado que
favorece la comunicación con el sujeto real, es decir, la importancia de la imagen y el
texto, la fusión con otros artes, la búsqueda de la sintonía con el espíritu de una época
como parte de la estética de nuestra creación artística. El para qué? Podemos ponerlos
en orden de importancia, asignarles una jerarquía a contrapelo de los tiempos que
vivimos. Primero para dar la batalla cultural por la hegemonía, luego para transformar
las relaciones sociales y construir un mundo, verdaderamente humano. Y al final para
poder desarrollar nuestra creatividad, empatía y comunicación en un arte libre, en una
humanidad libre, por primera vez en la historia, del yugo de la necesidad.

Tenemos una respuesta general para los interrogantes planteados. La tarea es mucha,
de cada una de las respuestas a estas preguntas se desprenden interrogantes particulares,
que deben ser respondidos mediante la concurrencia de la investigación y la reflexión
estética. Primero debemos tomar conciencia de la necesidad y luego poner toda nuestro
esfuerzo para dicha tarea. Tenemos que profundizar en la relación forma- contenidos, en
cómo debemos coordinar y hasta que punto, la utilización de todos los recursos que
permiten afirmar el texto y las sensaciones que se buscan transmitir. Desarrollar que
contenidos vemos necesarios en la lucha contra la hegemonía burguesa, Como le
asignamos a nuestro arte un carácter pedagógico que permita desarrollar
progresivamente el oído musical de nuestro público. Todo esto, en función de otorgarle
fluidez a la comunicación de artista y público y luego poder utilizar estos canales para
transmitir mensajes que tengan el espíritu de Nietzsche de romper con las costumbres,
comportamientos e ideas cristalizadas en sentido común como ideología dominante.
También debemos contemplar los aspectos prácticos ¿cómo podemos obtener los
recursos que sean necesarios para la difusión por fuera de la industria cultural? ¿Es
posible semejante cosa? Luego será a prueba y error, pero siempre, haciendo lo posible
para hacerlo bien. Es mucho lo que está en juego.

5. Bibliografía: Correctamente citada.

Вам также может понравиться