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TOMO II
Nulidad de los Actos Procesales
J u r i s t a E d i t o r e s E . I . R . L .
A lberto H inostroza M inguez
DERECHO
PROCESAL
CIVIL
TOMO II
N ulidad de los A ctos Procesales
JÜKISTA
DERECHO PROCESAL CIVIL
TOMO II: Nulidad de los Actos Procesales
EL AUTOR
€ Nulidad de los
Actos Procesales
C Nulidad de los
Actos Procesales
CAPITULO I
1. SANCIONES PROCESALES
«... Los actos procesalmente perfectos son aquellos que satisfacen todos
y cada uno de los requisitos que para su existencia normal fijan las normas
adjetivas y los imperfectos son aquellos a los que le faltan elementos esenciales
o accidentales para su existencia...» (TRASLOSHEROS PERALTA, 1988: 310).
A decir de Rodríguez Espejo, «... la imperfección se produce cuando al
acto procesal le falta alguna de las circunstancias establecidas por el Derecho
para su realización ideal. Cuáles son los requisitos cuya ausencia da lugar a la
potencial invalidación del acto es algo que no puede establecerse de forma
general, porque depende en cada supuesto de la voluntad soberana del conditor
iuris...» (RODRIGUEZ ESPEJO, 1976: 679).
«... Los actos irregulares son aquellos, que siendo procesalmente perfectos
violan disposiciones que traen consigo una sanción de índole extraprocesal»
(TRASLOSHEROS, 1988: 310).
Serra Domínguez entiende por irregularidad «... la ausencia en un acto
procesal de determinado requisito que, si bien determina la incorrección del
acto y la subsiguiente imposición a su titular de una sanción determinada, no
impide la plena producción de sus efectos jurídicos. El acto irregular es
incorrecto, pero aun advertida de oficio o por las partes su incorrección no se
perjudica su eficacia. El acto se ha realizado defectuosamente, pero produce
idénticos efectos que si se hubiera efectuado correctamente» (SERRA DOMINGUEZ,
1969: 468).
En relación a la irregularidad de los actos procesales, Gozaíni sostiene
que aquélla «... manifiesta una forma de violar la legalidad de las formas, pero
el vicio que trasuntan no es grave ni produce indefensión o crisis en el derecho
18 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
«El tema de las nulidades pertenece a la teoría general del derecho. Pero
cada rama de éste debe adaptarlo a su finalidad y esencia específica, para no
llegar a soluciones antitéticas con su objeto y contenido» (MAURINO, 1990:12).
Tal como lo expresa Juan Carlos Mendoza, «... reciben el nombre de
nulidades substanciales las que están reguladas por el derecho de fondo y, por
oposición, el nombre de nulidades procesales las reguladas por el derecho de
forma» (MENDOZA, 1966:135). El referido autor añade que:
«Los elementos distintivos de unas y otras surgen de diferencias que
pueden resumirse del siguiente modo:
1. El derecho procesal es una rama del derecho público y queda, por
ende, diferenciado peculiarmente del derecho privado por esta
circunstancia. Lo cual hace que sus normas busquen sobre todo la
Capítulo I: N ociones esenciales 21
Santana Mujica opina que «... las nulidades, en materia procesal, surgen
y están referidas al grado de separación entre lo que está reglado y lo que en
un caso concreto efectúan los sujetos realizadores del acto procesal...»
(SANTANA MUJICA, 1982:153).
A juicio de Pallares, el acto procesal nulo es aquel «... que no reúne los
requisitos legales y que por no reunirlos, la ley lo declara expresa o implícitamente
ineficaz» (PALLARES, 1979: 201).
Guasp expresa que «... la nulidad consiste en que la falta de alguno de
los requisitos exigidos para el acto procesal acarrea, por imperativo del
ordenamiento jurídico, la pérdida de todos (nulidad total) o de parte (nulidad
parcial) de los efectos que el acto normalmente tendería a producir» (GUASP,
1998, Tomo I: 271).
Para Silva Melero, «... la nulidad viene referida a aquellos actos que, aun
no siendo inexistentes, pueden aparecer viciados por la falta de determinados
elementos que hacen relación: l.°, a los sujetos en particular, es decir, a la
capacidad del órgano jurisdiccional o de las partes (incompetencia y falta de
legitimación); 2.°, a la voluntad de los sujetos; 3.°, al contenido del acto, y 4.°,
a la forma del acto» (SILVA MELERO; citado por MORON PALOMINO, 1962:
78). «... La consecuencia de los vicios de los actos procesales se califica de
nulidad y anulabilidad...» (SILVA MELERO; citado por MORON PALOMINO,
1962: 78).
Amaya dice sobre la nulidad que «... el acto jurídico procesal es un
instrumento público y (...) las normas procesales son de orden público. Ambas
premisas se confunden y relacionan para determinar que cuando no se llenan
los requisitos o las solemnidades que el acto jurídico debe contener, y cuando
no se han respetado las normas procesales, se ha incurrido en una nulidad
procesal» (AMAYA, 1947: 27).
Maier denomina nulidad a «... toda descalificación de un acto pretendidamente
jurídico como productor de ciertos efectos determinados por la norma
potestativa que lo regula. No se trata entonces de lo que un ordenamiento
positivo menciona con el nombre de "nulidad7, sino del concepto universal
presente en todo ordenamiento jurídico actual que representa la negación de
la validez de un acto para conseguir determinados fines...» (MAIER, 1980:137).
Esclapez sostiene que «... el acto es nulo cuando ha sido dictado con
violación de las formas establecidas por la ley, las cuales tienen por finalidad
garantizar el derecho de defensa (...) y garantizar también la rectitud de la
sentencia» (ESCLAPEZ, 1967: 203-204).
Véscovi anota que «... desde el derecho romano nos viene la idea elemental
de que nulo es lo que no produce efectos (nullum est quod nullum effectum producit)»
(VESCOVI, 1999: 257). «Y la no producción de efectos del acto nulo deriva de
la violación o el apartamiento de ciertas formas, o la omisión de los requisitos
26 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
En relación a este punto, Devis Echandía anota que «la nulidad se refiere
a la existencia de vicios que afectan la validez del acto; la revocabilidad
generalmente contempla los defectos del acto que lo hacen injusto o equivocado a
pesar de su validez y eficacia, pero puede también operar en razón de aquellos
vicios si se interpone en tiempo el recurso pertinente» (DEVIS ECHANDIA,
1985, Tomo II: 676). «Surge claramente la diferencia entre invalidar y revocar
un acto; la invalidación tiende a eliminar un acto nulo o anulable; la revocación,
además, a excluir la eficacia de un acto válido» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo
II: 676).
A decir de Guasp, «... si alguno de los requisitos marcados para los actos
procesales no se da, el acto queda viciado por falta de esta circunstancia, ya
que vicio de un acto no es sino la ausencia en el mismo de alguno de los
requisitos que en él debieron concurrir...» (GUASP, 1998, Tomo I: 271).
Según Gozaíni, «... son los vicios una consecuencia del incumplimiento
en los requisitos intrínsecos y extrínsecos necesarios para dar eficacia y validez
a los actos jurídicos en general» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 833).
Angela Ledesma, haciendo un deslinde entre vicio y sanción, sostiene
que «el vicio es el defecto introducido en alguno de los elementos del acto. La
sanción consiste en la declaración jurisdiccional de invalidez de todo lo afectado,
invalidez que representa una verdadera extirpación o desaparición del acto y
de sus efectos, cuya finalidad es la de enderezar el proceso alterado en algún
principio fundamental que haga la constitución del contradictorio, desarrollo
o conclusión del juicio lógico, encausándolo hacia la normalidad, o resultado
querido por la ley» (LEDESMA, 1995: 334).
En opinión de Zinny, «el vicio es la discordancia del acto con la norma
que lo regula; se trata de una irregularidad en el acto cumplido...» (ZINNY,
1990:160). «El vicio es la discordancia que existe entre el acto y las previsiones
de la ley. El acto ha sido irregularmente cumplido cuando no se han observado
las exigencias legales, establecidas para el acto de que se trata» (ZINNY, 1990:
163). Dicho autor agrega que el vicio es objetivo «... cuando la irregularidad se
encuentra en el acto mismo, ya sea en su estructura o en el modo de cumplirlo.
El acto está mal construido porque no se ajusta a las exigencias legales...»
(ZINNY, 1990:163).
Es de subrayar que la principal clasificación existente acerca de los vicios
procesales es aquella que los distingue en: a) vicios o errores de procedimiento
o de actividad o defecto de construcción o de forma o in procedendo; y b) vicios
o errores de razonamiento o de juicio o de contenido o in indicando.
Capítulo I: N ociones esenciales 33
Alzamora Valdez, al tratar sobre las causas de nulidad del acto procesal,
señala lo siguiente:
«... En primer lugar, son actos procesales nulos los afectos por incumplimiento
de los presupuestos procesales.
En segundo lugar, vician los actos procesales los defectos en la aplicación
y las violaciones de las reglas de procedimiento.
En tercer lugar, los vicios de voluntad (...) influyen en la validez del acto.
En cuarto lugar, el contenido mismo del acto, ya por inexactitud o por
ilegalidad, genera su ineficacia; y
Por último, los defectos estrictamente formales, dado el carácter público
del Derecho Procesal» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 317).
Sobre el particular, Zanzucchi anota que el acto procesal«... puede resultar
afectado por determinados vicios que consisten en el defecto de uno u otro de
los elementos que les son propios, siempre que este defecto no sea tal que dé
lugar a la inexistencia...» (ZANZUCCHI; citado por MORON PALOMINO,
1962: 61). El vicio -según Zanzucchi- puede referirse: «... l.°, a los sujetos, en
particular a su capacidad, sea del órgano jurisdiccional, sea de las partes; 2.°,
a la voluntad de los sujetos; 3.°, al contenido del acto; 4.°, a la adecuación entre
el contenido y la forma, y 5.°, a la forma del acto» (ZANZUCCHI; citado por
MORON PALOMINO, 1962: 61). «... Cada uno de estos vicios pueden producir
consecuencias diversas, a saber: la nulidad del acto (...); o la anulabilidad, o
nulidad relativa...» (ZANZUCCHI; citado por MORON PALOMINO, 1962: 61).
Rocco, siguiendo parcialmente la clasificación de Zanzucchi, distingue
los vicios de los actos procesales en relación:
«a) Con los sujetos, esto es, según que conciernan a los órganos
jurisdiccionales o a las partes. Hay que observar, sin embargo, que
cuando hablamos de órganos jurisdiccionales, entendemos referirnos
no solamente al órgano (oficio) jurisdiccional, sino también a los
sujetos que personifican el órgano. Nótese, además, que, por el
contrario, cuando se habla de partes, esta palabra debe tomarse en
el sentido más amplio, esto es, comprehensivo de todos los sujetos
que de un modo o de otro vienen a estar presentes enjuicio (...).
b) Con la voluntad de los sujetos, esto es, con la voluntad de todos
aquellos, órganos jurisdiccionales y partes, que en cualquier forma
son sujetos de la relación jurídica procesal.
Y como la mayor parte de los actos procesales, tanto de los órganos
jurisdiccionales como de las partes, se traduce en declaraciones de
voluntad y la voluntad puede estar afectada por los tres vicios
característicos del error, la violencia o el dolo, la segunda categoría
de vicios concierne precisamente a esos vicios de voluntad.
Capítulo I: N ociones esenciales 35
(...)
3o) El error puede ser causado por dolo, esto es, por una acción
intencional dolosa realizada por un sujeto que personifica el órgano
u oficio jurisdiccional, a fin de favorecer a una de las partes enjuicio,
con daño de la otra.
Aquí, para que el vicio invalide el acto de voluntad, es suficiente
el elemento subjetivo de la intención del sujeto, sin que sea necesario
el concurso de otros elementos objetivos (artificios o engaños).
Pero puede también ocurrir que la intención dolosa no esté en el
juez, sino en las partes, que coludiéndose entre sí, y en perjuicio de
los terceros, induzcan en error al juez (...). Puede ocurrir asimismo
que el dolo sea desplegado por una parte en daño de la otra,
induciendo en error al juez (...), y en tal caso tendrán que concurrir
los dos elementos objetivos y subjetivos del dolo.
El dolo debe estar en una relación tal de causalidad con la emisión
del acto de los órganos jurisdiccionales, que ha de ser la causa
determinante de la declaración de voluntad (dolus causam dans),
mientras que si el dolo es tal que aun sin él el acto se hubiese cumplido
igualmente, no produce la invalidez, ya que no constituye un vicio
del acto (dolus incidens)» (ROCCO, 1976, Volumen II: 294-297).
Rocco, acerca de la nulidad y anulabilidad de los actos procesales de
parte, referentes a la voluntad de los sujetos, señala que:
«... Es cierto que en aquella categoría de actos que constituyen puras
manifestaciones de voluntad, que no tienen una autonomía e individualidad
propias, pero cuyos efectos jurídicos deben estar ligados al derecho más
general (derecho de acción y de contradicción) de que forman parte,
por constituir el ejercicio de esos actos una de las diversas facultades
comprendidas en tales derechos, el elemento de la voluntad no tiene
aquella relevancia que se observa en otras declaraciones o manifestaciones
de voluntad dispositivas.
De ello se sigue que los tres clásicos vicios que pueden afectar a la
voluntad, el error, la violencia o el dolo, tienen escasa relevancia como
vicios y causas de invalidez de los actos procesales de parte pertenecientes
a la primera categoría.
I o) A propósito del error, es cierto que éste no puede tener ninguna
relevancia, por cuanto el derecho procesal prescinde tanto de la
causa como de los motivos que han engendrado la determinación
a cumplir dicho acto, ya que tiene poca importancia el que haya
sido fruto de una falsa representación de la realidad.
2o) A propósito de la violencia, aunque también aquí la indagación
acerca del proceso formativo de la voluntad esté en cierto modo
40 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
precedente, a tal punto que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que
no es sino consecuencia de ella.
2.1.1 Configuración
ningún efecto. Nos encontramos con una categoría más allá de la nulidad,
porque ésta implica un acto real pero viciado, y la inexistencia un no acto
cuya 'invalidación' no requiere declaración judicial, no se cubre por la
confirmación ni por la prescripción y se puede reconocer aun de oficio.
(...)
Alzamora Valdez señala que «el acto viciado de nulidad relativa, adolece
de un defecto leve, que no compromete su existencia» (ALZAMORA VALDEZ,
s/a: 318). «Tal vicio, proveniente de un descuido o error en la mayoría de los
casos, sólo puede ser alegado por las partes o por las personas a quienes la ley
reconozca tal derecho» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 318). «El acto anulable
deja de producir efectos sólo a partir del día en que la declaración respectiva
quede ejecutoriada...» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 318).
A decir de Serra Domínguez, «... una categoría sumamente interesante
de actos ineficaces lo constituyen los supuestos de nulidad relativa, intermedios
entre los de nulidad absoluta y los de anulabilidad...» (SERRA DOMINGUEZ,
1969: 464). La nulidad relativa -prosigue el jurista español- «... se distingue de
la nulidad absoluta en que puede ser objeto de subsanación; y se distingue de
la anulabilidad en que no necesita ser puesta de relieve por la parte. Mientras
la nulidad relativa sólo puede ser compensada mediante una conducta positiva,
siendo inoperante la conducta meramente negativa, la anulabilidad es
compensada tanto mediante acciones como mediante omisiones. Por tal motivo
podemos considerar la nulidad relativa como una subespecie de la nulidad
absoluta, que puede ser desvirtuada en virtud de actos concretos» (SERRA
DOMINGUEZ, 1969: 464). Serra Domínguez concluye que «... la anulabilidad
de los actos procesales se produce cuando un determinado acto que, pese a
faltarle alguna circunstancia no esencial, desde un principio ha tenido eficacia
bastante para producir sus efectos, puede ser desprovisto de sus efectos
normales a petición de parte» (SERRA DOMINGUEZ, 1969: 465).
Sobre el particular, Gozaíni expresa lo siguiente:
«El vicio que afecta estos actos es de poca entidad. No trascienden del
fuero interno de requerimiento que las formas imponen.
Son eficaces pese a su irregularidad, y sólo caen si producen daños o
perjuicios a otro, y siempre que éste deduzca la invalidación consecuente
(anulabilidad).
Son relativamente nulos porque dependen de la convalidación que al
respecto suceda; hasta tanto, ellos son válidos.
Un acto enquistado con un vicio leve, tiene utilidad y eficacia, y produce
las consecuencias previstas si la parte perjudicada no promueve la
anulación» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 845-846).
El citado autor argentino agrega que «... la amdabilidad supone la
pretensión promovida por el afectado para invalidar el acto procesal que lo
perjudica» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 846-847). «La anulabilidad,
desde este miraje, se constituye en una consecuencia del obrar de parte
interesada destinada a destruir los efectos jurídicos que obtuvo un acto viciado»
(GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 847).
Capítulo II: Clases de nulidad procesal 67
«Pero las formas y, en general, los preceptos que regulan el proceso son
numerosos: luego numerosas tendrían que ser las ocasiones en que el legislador,
si quisiera ser exhaustivo, habría de establecer la nulidad. Y como difícilmente
cabe contemplar cuantas transgresiones procesales sean imaginables, para,
seguidamente, discriminar las capaces de producir lesión, perjuicio o indefensión,
es natural que se decrete expresamente la nulidad sólo en los casos más salientes;
por lo que, en general, puede decirse que, salvo prohibición expresa, a más de
las nulidades declaradas existen las nulidades virtuales...» (MORON PALOMINO,
1962: 89).
Como bien dice Juan Carlos Mendoza,«... hay circunstancias en las cuales
el legislador estima conveniente fulminar expresamente de nulidad una
transgresión procesal, cualquiera sea el interés que tenga por objeto proteger.
Entonces previene que si el acto o procedimiento no se ejecuta conforme a lo
mandado por él, carecerá de validez. A este tipo de sanción se le da el nombre
de nulidad expresamente conminada...» (MENDOZA, 1966:163).
Las nulidades procesales expresas o conminadas son, pues, aquellas que
están previstas legalmente de un modo claro y específico, vale decir, que se
encuentran contempladas expresa o explícitamente en el ordenamiento jurídico
y no precisan de interpretación alguna.
Las nulidades procesales implícitas o virtuales son aquellas que están
sobreentendidas como sanción a la inobservancia de normas imperativas o de
orden público. Al no encontrarse literalmente descritas, es necesaria la
correspondiente interpretación del texto de la ley a efecto de su determinación.
Así lo deja entrever Juan Carlos Mendoza al sostener que «... las nulidades
virtuales son (...) las que pueden considerarse implícitas en las normas
impositivas que disciplinan el proceso y podrán ser pedidas por las partes o
declaradas de oficio por el juez, según la gradación en que se encuentre la
norma afectada...» (MENDOZA, 1966:164).
Por su parte, Véscovi anota que «la doctrina, no sin discrepancias, ha
creado la categoría de las llamadas nulidades implícitas, que contradice al
principio (de especificidad o legalidad) puesto que admite que, al menos en
ciertos casos, existen nulidades que no están previstas en la ley expresamente,
pero que resultan de principios contenidos en el texto (aunque no explicitados).
Así sucede cuando se 'violan las garantías fundamentales del proceso' o 'el
derecho de defensa y de la debida contradicción o audiencia bilateral', lo que
también se ha llamado caso de indefensión» (VESCOVI, 1999: 264).
«... La distinción entre nulidades expresas o implícitas, a los efectos de
su declaración, tiene un valor relativo, porque lo que cuenta es el contenido de
la forma. Es así que aun en los casos en que la nulidad esté expresamente
prevista, su declaración no tiene objeto, si no obstante el defecto que el acto
contenga el fin propuesto ha sido logrado (...). Recíprocamente, aun cuando
no exista un texto expreso, la declaración de nulidad es procedente si por la
Capítulo II: Clases de nulidad procesal 69
( ...)
Las nulidades procesales saneables son aquellas que pueden ser subsanadas
o convalidadas, ya sea expresa o tácitamente. Las nulidades procesales
insaneables son aquellas no susceptibles de subsanación o convalidación.
«Importante es la clasificación de las nulidades en saneables e insaneables,
según que pueda convalidarse o ratificarse la actuación, por la simple
manifestación de las partes o su silencio, o que, por el contrario, ese remedio
resulte improcedente» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 672).
«... La economía procesal aconseja extender el saneamiento de la nulidad
a la mayor cantidad de casos, y, por lo tanto, salvo disposición legal en contrario,
debe considerarse como la regla general. Es decir, las nulidades procesales
deben ser saneables mientras la ley no disponga lo contrario. Pero son
72 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los A ctos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
Los principios que rigen la nulidad procesal son los que a continuación
se indican:
Principio de especificidad.
Principio de finalidad incumplida.
Principio de trascendencia.
Principio de protección.
Principio de conservación.
Principio de convalidación.
Principio de la declaración judicial.
Principio de independencia.
Los mencionados principios serán desarrollados en los puntos que siguen.
2. PRINCIPIO DE ESPECIFICIDAD
2.1 Definición
Precisando esta noción, digamos que no basta que la ley prescriba una
determinada formalidad para que su omisión o defecto origine la nulidad
del acto o procedimiento. Ella debe ser expresa, específica.
Los modernos códigos de procedimientos, la doctrina y la jurisprudencia,
no han aceptado este principio en su concepción pura, sino con
atenuaciones (incluso se ha integrado con otros principios) nacidas ya
del sistema finalista de las formas, de la necesaria concurrencia con otros
requisitos (...), y en definitiva del juego armónico de las ideas rectoras en
materia de nulidades procesales (interpretación restrictiva, principio de
conservación de los actos procesales, derecho a un proceso justo, etcétera)»
(MAURINO, 1990: 35).
2.2 Aplicación
(...)
«El finalismo considera que los actos procesales no realizan fines por sí
mismos sino que se dirigen a otro fin, y, que, por tanto, las nulidades no pueden
establecerse en beneficio de la ley sino que su declaración debe derivar de un
perjuicio» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 323). «De aquí deriva la consecuencia
que constituye sustento del finalismo: si los actos procesales cumplen el fin
para el que han sido instituidos deben considerarse válidos» (ALZAMORA
VALDEZ, s/a: 323).
El principio de finalidad incumplida emerge del de la instrumentalidad
de las formas que «... subordina la invalidez de un acto procesal no a la simple
inobservancia de la forma, puesta de relieve mecánicamente, sino a la relación
-declarada caso por caso- entre el vicio y la finalidad del acto...» (LIEBMAN,
1980:196). Es así que se sanciona la nulidad «... solamente cuando el acto, por
efecto del vicio, no haya podido conseguir su objeto, en modo de salvar lo que
se hizo en la medida máxima consentida por las exigencias técnicas del proceso»
(LIEBMAN, 1980: 196).
82 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
Tal como dice Eduardo Pallares, «... la nulidad de los actos procesales
está relacionada con el llamado sistema formalista que puede expresarse así:
Los actos procesales para ser válidos necesitan cumplir con las formalidades
previstas de antemano por el legislador. Este principio está atemperado por
las siguientes normas: 1.- Las formas no valen por sí mismas; no deben ser
consideradas como un fin en sí sino como un medio para que el acto realice su
función procesal; 2.- Las nulidades de forma son siempre odiosas; 3.- Cuando
a pesar de faltar al acto determinada forma, realiza dicha función o lo que es
igual cumple el fin para que fue establecido, el acto será válido» (PALLARES,
1979: 202).
«... El vicio formal del acto puede importar la nulidad del acto mismo,
aun cuando ella no esté expresamente conminada por la ley, cuando el acto
carezca de los requisitos formales indispensables para la obtención de su
finalidad. Al juez se le atribuye, por consiguiente, de este modo, un poder
discrecional más bien amplio de indagar la indispensabilidad del requisito
formal para alcanzar la finalidad, investigación que presupone una distinción
entre los substantialia y los non substantialia processus aun allí donde la ley -al
no hacer distinciones- sitúa en el mismo plano todos los requisitos formales
del acto procesal. Se ha observado en su lugar (...) que el carácter estrictamente
formal del acto mismo constituye una garantía de certeza del proceso, pero
el mismo se presta mal a una investigación, caso por caso, dirigida a la
determinación de la esencialidad o no de un requisito formal en relación al
logro del objeto. Se ha considerado, de todas maneras, por la jurisprudencia
que determinan nulidades las violaciones de normas, aun cuando respecto a
ellas la ley no prevé la sanción de nulidad, con disminución de los derechos
de la defensa...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 321).
«La nulidad del acto procesal por un vicio de forma no puede ser
pronunciada, sin embargo, cuando el acto ha alcanzado la finalidad a que está
destinado. Esta norma está dictada por una exigencia de economía procesal,
esto es, de no desperdiciar una actividad desarrollada en el proceso cuando la
misma sea idónea para alcanzar la finalidad a la que la actividad misma está
dirigida, según el esquema típico formal previsto por el legislador. Se tiene,
por consiguiente, la aplicación del principio de la conservación de los actos
jurídicos (...) con la admisibilidad de la convalidación de un acto nulo por
defecto de forma cuando dicho acto haya podido alcanzar igualmente la
finalidad a que estaba destinado...» (MICHELI, 1970, Volumen I: 321-322).
Es de resaltar que «... por finalidad u objeto no debe entenderse el móvil,
el motivo determinante del sujeto agente, sino del objeto indicado por el
legislador en la previsión general y típica de dicho acto...» (MICHELI, 1970,
Volumen I: 322).
Sobre el particular, Redenti refiere que:
«... El juez puede (...) considerar necesarias bajo pena de nulidad aun formas
no expresamente prescritas, si su necesidad va implícita en las disposiciones
Capítulo III: Principios que rigen la nulidad procesal 83
4. PRINCIPIO DE TRASCENDENCIA
«Un antiguo principio de derecho dice que 'no hay nulidad sin perjuicio'.
Tal principio se ha llamado de transcendencia: la nulidad de los actos procesales
por vicio de forma no debe ser declarada sino cuando se trata de evitar o
remediar un perjuicio» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 322). «Esta regla (...) ha
surgido como una clara reacción contra el excesivo formalismo» (ALZAMORA
VALDEZ, s/a: 322). Como bien dice Alzamora Valdez, «la nulidad no es un
fin en sí misma, sino una sanción, consecuencia de la violación de la norma, y
carece de sentido si no tiene por objeto lograr una determinada finalidad (orden
público, derecho de las partes, etc.)» (ALZAMORA VALDEZ, s/a: 322).
Giovannoni subraya que, conforme al principio objeto de nuestro examen,
«... es imperioso, para declarar la nulidad del acto, que éste produzca un daño,
y que ese daño no pueda ser reparado sin la declaración de nulidad»
(GIOVANNONI, 1980: 75).
Condorelli señala que el principio de trascendencia está «... plasmado en
la antigua máxima 'pas de nullité sans g rief, que significa que las nulidades no
existen en el mero interés de la ley: no hay nulidad sin perjuicio» (CONDORELLI,
1980: 99). Dicho autor cita a continuación jurisprudencia argentina que guarda
conexión con el principio aludido y establece que:
«... El principio de trascendencia (...) exige a quien reclame la
nulidad que demuestre que el vicio le ocasionó un perjuicio cierto
e irreparable, insubsanable por otra vía ajena al acogimiento de la
sanción de nulidad» (CONDORELLI, 1980:100).
«... No basta para que la nulidad procesal sea procedente la
existencia de un vicio y la ineficacia del acto, si la omisión o el acto
defectuoso o ineficaz no perjudica a los litigantes, quienes, a pesar
de ello, han ejercido sus facultades procesales, o no lo han hecho
porque no tenían defensa que oponer o nada que decir o que
observar en el caso» (CONDORELLI, 1980:100-101).
Angela Ledesma advierte que «la configuración de un vicio o de una
simple irregularidad en la actividad puede generar perjuicios o desvirtuar los
intereses que tutela el proceso; pero no toda irregularidad ni todo vicio es
relevante, tampoco cualquier vicio trae aparejada la invalidez del acto. Para
que la ley considere trascendente esa irregularidad debe ser lesiva de la
actividad regular del proceso. Sólo la irregularidad esencial traerá aparejada
la invalidez del acto...» (LEDESMA, 1995: 326).
86 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
5. PRINCIPIO DE PROTECCION
6. PRINCIPIO DE CONSERVACION
conversión del acto jurídico inválido por otro acto jurídico distinto pero
válido, si la declaración de voluntad satisface las exigencias legales para
que advenga este último...» (CONDORELLI, 1980:113).
Por el principio de conservación -puntualiza Satta-, «... 'si el vicio impide
un determinado efecto, el acto puede, sin embargo producir los efectos para
los que sea idóneo! Este principio tiene puntos de contacto con el otro, propio
del derecho sustancial, de la conversión de los negocios jurídicos, pero se
distingue de él porque mientras la conversión apoya sobre la interpretación
de la voluntad de las partes (...), la conservación del acto procesal es totalmente
independiente de la voluntad, y tiene su raíz únicamente en la función del acto.
Es decir, puede darse que por un vicio formal el acto no puede cumplir su
íntegra función (...) pero sin embargo puede cumplir una función menor,
comprendida en la primera...» (SATTA, 1971, Volumen I: 241).
En el régimen de las nulidades en el derecho procesal, pues,«... el principio
de conservación -como en el de saneamiento- tienden a acentuar los perfiles
de respeto al resguardo de los valores de seguridad y firmeza, de operancia
relevante dentro de la función jurisdiccional. No se concibe un dispendio
de jurisdicción inútil; de allí que el valor seguridad tienda a prevalecer
axiológicamente sobre el de la validez. De este postulado, se deducen dos
consecuencias de suma importancia: I o) el acto procesal es válido aun siendo
irregular o defectuoso, si ha logrado el fin a que estaba destinado; 2o) en caso
de duda sobre la configuración de un vicio procesal, corresponde declarar la
validez del acto desde que la nulidad debe ser considerada un remedio
excepcional y último» (CONDORELLI, 1980:114-115).
7. PRINCIPIO DE CONVALIDACION
7.1 Configuración
Maurino, acerca de la terminología referida al principio de convalidación,
nos enseña que:
«... Para denominar el presupuesto de marras, el vocablo más aceptado
y preciso es el de convalidación, equivalente a confirmación.
El término 'subsanación' tiene con el citado la relación del género con la
especie. En efecto, 'subsanar' (o sanear) es reparar un error o vicio, es
decir, sanear el acto quitándole su irregularidad. ' Convalidación o
confirmación' es la renuncia de la parte a pedir la nulidad del acto, que
de esta manera se subsana.
Resulta, pues, que la subsanación como actividad puede provenir de las
partes (convalidación propiamente dicha) o del juez.
Algunos autores consideran que la terminología apropiada sería 'renuncia
a la reclamación' o 'renuncia a la nulidad'.
Se emplean también las palabras 'consentimiento', o 'aquiescencia'...»
(MAURINO, 1990: 54).
92 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
Salas Vivaldi refiere que «... cada vez que estamos en presencia de alguno
de los casos en que el legislador -sin que medie la correspondiente declaración
de nulidad- estima subsanada la irregularidad que incide en una actuación
procesal, desaparecerá el derecho del agraviado con ella para impetrarla. Se
dice, genéricamente hablando, que se ha producido su convalidación...» (SALAS
VIVALDI, 1988: 26). El indicado autor previene luego que no debe confundirse
«... la convalidación del acto nulo, que siempre procederá del litigante no
causante de la irregularidad, pero sí perjudicado con ella (...) con la llamada
rectificación del mismo. En efecto, esta última también es una manera de
subsanar la nulidad, pero proviene de quien originó el vicio o concurrió a su
materialización (...). Así sucederá, si antes de demandarse la nulidad, éste
subsana el vicio, ya sea repitiendo ahora correctamente el acto o introduciéndole
las enmiendas habilitantes que corresponda...» (SALAS VIVALDI, 1988: 31).
Salas Vivaldi termina diciendo que «la rectificación del acto nulo ha sido
aceptada por la jurisprudencia como forma de subsanarlo, especialmente
porque por medio de ella desaparece el perjuicio que justifica su ineficacia. No
es, naturalmente, convalidación, pues no proviene del legitimado para solicitar
la nulidad» (SALAS VIVALDI, 1988: 31).
A juicio de Aguirre Godoy, «la nulidad relativa sigue los principios
conocidos en derecho sustancial sobre su posible ratificación o convalidación.
En efecto, como son irregularidades procesales de menor trascendencia, no
debe dárseles el efecto grave de provocar la anulación de los actos procesales
sin alegación de parte, pues si no existe tal invocación se produce una
subsanación por acuerdo tácito de la parte. También puede existir este tipo de
convalidación cuando la parte, no obstante existir en los actos procesales una
irregularidad de esta naturaleza, continúa ejercitando actos de parte...» (AGUIRRE
GODOY, 1975: 44). Según dicho autor, este principio «... tiene por objeto
proteger la firmeza de los actos procesales, ya que si quedaran sujetos a
impugnaciones futuras, no obstante que no se objetaron en su oportunidad, el
proceso se llenaría de incidencias de nulidad que afectarían a su normal
desarrollo» (AGUIRRE GODOY, 1975:57). Aguirre Godoy concluye recomendando
que en el proceso «... debe evitarse que la parte se reserve el momento que
estima adecuado para sus personales intereses, pero tal vez el más inoportuno,
para formular la alegación de nulidad de un acto procesal. Al contrario, debe
establecerse que si la parte tuvo conocimiento del acto irregular o nulo, ya sea
en forma directa o indirecta, y continúa interviniendo en el proceso, importa
consentimiento tal actitud para la convalidación de la nulidad que pueda afectar
a tal acto» (AGUIRRE GODOY, 1975: 57).
Goldschmidt considera que son requisitos de la subsanación los que a
continuación se mencionan:
«a) La norma vulnerada sólo debe afectar a la forma del acto procesal
(y no, por ej., a la fundamentación de un acto de postulación ni a
la justicia objetiva de una resolución).
94 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
J) Posición de Zanzucchi.
Se admite «... no sólo la corrección y rectificación de los actos
procesales viciados sino también su renovación, así como la
posibilidad de que lleguen a sanarse en los siguientes casos: I o,
cuando se ha obtenido el fin del acto, no obstante la irregularidad,
lo cual es posible sólo en caso de anulabilidad, no de nulidad; 2o,
cuando la parte renuncia expresa o tácitamente a la alegación del
vicio, ya que no puede pronunciarse la nulidad sin instancia de
parte y si la parte en cuyo interés es establecido un requisito no
opone la nulidad del acto por la falta del requisito mismo y no la
opone en primera instancia o en las fases sucesivas o cuando tiene
noticia del defecto, se entiende que acepta el acto que, naturalmente,
se convalida; 3o, supone también sanación la aceptación expresa o
tácita de la sentencia impugnable, la preclusión o decadencia y,
finalmente, el transcurso del plazo de la impugnación» (ZANZUCCHI;
citado por MORON PALOMINO, 1962: 62).
Antes que nada, cabe señalar que la invalidación «... sólo puede efectuarse
como consecuencia de una actividad más o menos compleja que se concluye con la
resolución judicial que viene a privar de efectos al acto imperfecto» (RODRIGUEZ
ESPEJO, 1976: 679). «De esta manera aparecen íntimamente ligadas las tres
facetas que presenta el problema nada simple de la invalidez de los actos
procesales; en primer lugar, el jurista se encuentra con un estado de imperfección
para el que el ordenamiento conmina, simple o conjuntamente con cualquier
otro tipo de sanción, la posibilidad más o menos inmediata de privar al acto
de sus consecuencias jurídicas normales; en segundo lugar y en todo caso, al
cultivador del Derecho se ofrece la percepción de una actividad procesal
invalidadora sujeta en las distintas hipótesis a muy diversas exigencias subjetivas,
Capítulo III: Principios que rigen la nulidad procesal 107
9. PRINCIPIO DE INDEPENDENCIA
DECLARACION DE LA
NULIDAD PROCESAL
A) Incidente de nulidad.
«En principio, las nulidades procesales deben plantearse en la
instancia en que se han ocasionado. Es decir que el cuestionamiento
debe hacerse ante el órgano judicial ante el que se cumplieron los
actos defectuosos, procurando su reparación» (MAURINO, 1990:
211 ).
«El fundamento de lo expresado radica en que la habilitación de la
potestad revisora de las cámaras (léase del órgano superior
jerárquico) requiere 'el necesario antecedente de su planteamiento
y decisión previos', pues de lo contrario se violaría la garantía de
la doble instancia» (MAURINO, 1990: 211).
«Las desviaciones procesales o vicios de procedimientos ocurridos
durante la instancia son impugnables por medio del incidente de
nulidad, medio normal que se da para la reparación de los errores
in procedendo y que no ejercitado en tiempo hábil, hace convalidable
el acto y subsanable el vicio que padece» (CARLOS; citado por
MAURINO, 1990: 211).
110 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
B) Recursos.
Tenemos los recursos de nulidad, apelación y casación.
1) Recurso de nulidad.
«... En el plano de la pureza terminológica, el vocablo
adecuado para designar este medio impugnatorio, es el de
recurso de anulación. Pero habitualmente se habla de recurso
de nulidad, identificando el vicio y el modo de repararlo: la
enfermedad y el remedio» (MAURINO, 1990:173-174).
«El recurso de nulidad es un medio de impugnación dado a
la parte perjudicada por un error de procedimiento, para
obtener su reparación» (COUTURE, 1985: 372).
«El recurso de nulidad procede contra las resoluciones pronunciadas
con violación u omisión de las formas prescriptas por la ley bajo esa
sanción, o que asuman carácter sustancial...» (MAURINO, 1990:178).
112 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
C) Excepciones.
«... Este medio de defensa puede utilizarse para impugnar los actos
procesales viciados y obtener su anulación» (MAURINO, 1990:223).
«La excepción es un instituto procesal a través dpi ™al el emplazado
ejerce su derecho de defensa denunciando la existencia de una
relación jurídica procesal inválida por omisión o defecto en algún
presupuesto procesal, o, el impedimento de pronunciarse sobre el
fondo de la controversia por omisión o defecto en una condición
de la acción» (MONROY GAL VEZ, 1987:102-103).
«... La excepción dilatoria, calificada de procesal en algunos códigos
de procedimientos, tiene como fin 'obtener la anulación del proceso
irregularmente constituido» (CARLOS; citado por MAURINO,
1990: 223).
La declaración judicial de nulidad puede obtenerse mediante el
planteamiento de la excepción procesal, pues, si ésta resulta
fundada, se anulará todo lo actuado y se dará por concluido el
proceso. Puntualizamos que algunas excepciones (como la de
incapacidad del demandante o de su representante, representación
defectuosa o insuficiente del demandante, oscuridad o ambigüedad
en el modo de proponer la demanda y falta de legitimidad para
obrar del demandado) tienen corno primer efecto la suspensión del
proceso a fin de que se cumpla con la subsanación del vicio o
defecto, produciéndose la anulación de lo actuado y la conclusión
del proceso únicamente cuando, transcurrido el plazo correspondiente
señalado por el Juez para que opere tal subsanación, ésta no se lleva
a cabo. Advertimos también que, en caso de excepción de
incompetencia, el efecto del amparo de tal excepción no es la
nulidad de actuados y la conclusión del proceso sino la remisión
de los actuados al Juez que corresponda.
116 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
«No basta una invocación genérica, como sería decir, v.gr., 'tenemos
legítimas excepciones que oponer', o la imprecisa fórmula 'se ha violado el
derecho de defensa en juicio', sino que el interesado debe indicar cuál es el
agravio que le causa el acto irregularmente cumplido» (MAURINO, 1990: 46).
nullité sans grief), pues resulta inconciliable con la índole y función del
proceso la nulidad por la nulidad misma o para satisfacer un mero interés
teórico.
(...)
B) Posición de Alsina.
«... El juez debe declarar de oficio o a petición de parte o del
Ministerio público, las nulidades esenciales...» (ALSINA, 1958: 74).
«... En cuanto a las nulidades accesorias o secundarias (...) sólo
podrán ser declaradas 'a petición de parte' (...), condición que
debemos vincularla a la exigencia de un interés i a declaración...»
(ALSINA, 1958: 76-77).
«... Es un principio jurídico que la nulidad no puede ser invocada
por quien contribuyó a su celebración (...). Es necesario, no obstante,
recordar que en esta regla no están comprendidas aquellas personas
a quienes una disposición de fondo protege contra su propia
incapacidad, como serían los menores (...). En cambio, están
incluidas las que debían tener conocimiento de la prohibición en
que fundan su pedido de nulidad...» (ALSINA, 1958: 78).
«... La nulidad puede ser alegada por aquel a quien perjudica, pero
no por aquel a quien beneficia...» (ALSINA, 1958: 79).
D) Posición de Amaya.
A decir de Amaya:
«Distinguiendo en las de carácter absoluto y relativo, diremos
(...) que las nulidades absolutas deben ser declaradas de oficio,
con la sola denuncia. Las nulidades relativas deben ser
alegadas por los perjudicados por ella.
Se sostiene (...) que no pueden ser alegadas por los beneficiados.
No estamos de acuerdo con ello, pues si una persona, a pesar
de resultar favorecida por la nulidad, desea que el proceso
civil se encuadre dentro de las normas que el procedimiento
determina y solicita la nulidad, no vemos inconveniente
alguno para que se acceda a ello.
Por supuesto quien incurrió en la nulidad no puede solicitarla;
al viejo aforismo latino 'nemo auditur vel propiam turpitudinem
allegans non est audiendus' se agrega una razón de pura
lógica, sería muy fácil dilatar los procesos incurriendo en
nulidades exprofeso para solicitarlas luego (...). Cabe hacer
notar que ni aun los representantes de los Ministerios Fiscal
y de Menores pueden solicitar una nulidad en la que ellos
hubieran incurrido» (AMAYA, 1947: 31).
H) Posición de Véscovi.
Sobre el particular, Véscovi hace estas anotaciones:
«... Acerca del problema de quién tiene legitimación para
reclamar las nulidades, la respuesta debe ser, en principio,
que quien tiene interés en ellas. En realidad, el interés es la
medida de la actuación procesal, en general.
En este sentido es lógico que lo tengan, en primer lugar, las
partes (...).
(...)
I) Posición de Maurino.
Maurino, en relación al tema que nos ocupa, es del siguiente parecer:
«... La nulidad no puede pronunciarse sino a instancia de
parte, salvo los supuestos de excepción, en que proceda la
declaración de oficio por el tribunal.
(...)
Los requisitos que deben darse (...) para que la parte quede
legitimada procesalmente a los efectos de solicitar la nulidad son:
a) Que ella no haya originado el vicio o concurrido a producirlo.
Quien solicita la nulidad no debe haber sido causa de
ella (...).
El origen de este presupuesto de legitimación, lo
hallamos en la regla moral nemo auditur turpitudinem
suam allegans, que es de aplicación a la teoría general
de la nulidad de los actos jurídicos y significa que no
debe ser escuchado, quien se prevalece de su propia torpeza.
Es la consecuencia más importante del principio de
protección.
El impedimento supone culpa o negligencia. No así el
error, que es un eximente.
(...)
Las nulidades declarables de oficio «... son las que el juez pronuncia sin
que medie petición al respecto. En realidad no se trata de un tipo especial de
nulidades, sino de uno de los procedimientos que la ley o la jurisprudencia
reconocen para la declaración de las mismas, si bien no todas las nulidades son
declarables de este modo...» (MENDOZA, 1966:147).
«La facultad dejada al juez para la anulación le impone, no solamente, el
deber de indagar si existe el vicio y si éste se refiere a la sustancia específica
del acto, sino también el de declarar las consecuencias materiales y jurídicas
que del mismo derivan...» (BAPTISTA MARTINS, 1944: 395).
«Es evidente que la forma principal como el magistrado podrá corregir
por propia iniciativa los actos del proceso, será decretando su ineficacia cuando
se han ejecutado de un modo anormal, con lo que evitará la realización de otros
posteriores, que tampoco tendrán valor debido al efecto extensivo de la nulidad
procesal. De esta manera se ahorra tiempo en la tramitación de la causa, pues
se impide su prosecución sobre actos viciados y se propende, a través del juez,
a la correcta aplicación de la ley procesal» (SALAS VIVALDI, 1962: 293).
«... La actuación oficiosa vela por un activismo judicial que corresponda
la seguridad y valor del proceso justo, con el presupuesto de trascendencia que
porta la nulidad procesal» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 867).
«... No es misión del magistrado, con respecto a las nulidades del proceso,
únicamente declararlas. Debe, además, prevenirlas» (MAURINO, 1990: 75).
Teniendo en cuenta que en la actualidad el Juez ha dejado de ser un mero
espectador para convertirse en el director del proceso, y atendiendo, entre
otras, a razones de economía procesal y seguridad jurídica, aquél tiene no sólo
130 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
C) Posición de Alsina.
En opinión de Alsina:
«... El principal efecto de la nulidad es privar al acto de su
eficacia jurídica; y, en consecuencia, se tiene el acto como no
realizado; consiguientemente, tampoco pueden tener validez
los actos posteriores que en él se funden, de acuerdo con la
máxima romana: qued nullum est nullum producit effectum.
(...) Para establecer las consecuencias de la declaración de
nulidad debemos tener presente la distinción (...) según que
ella se refiera al acto, al procedimiento o a las formas de la
sentencia. Tratándose de los actos, es necesario distinguir tres
categorías: los antecedentes, los consecuentes y los
independientes. La relación procesal, en efecto, se presenta
como una sucesión de actos que realizan las partes y el
tribunal, cada uno de los cuales tiene como antecedente otro
acto (...) y es a su vez antecedente del que le sigue (...); entre
136 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
D) Posición de Rocco.
Rocco anota sobre el particular lo siguiente:
«... Puede ocurrir que un acto procesal de parte, por la falta
de un elemento sustancial, no tenga eficacia; pero si los efectos
jurídicos del acto pueden ser varios y diversos, la exclusión
de un efecto no importa necesariamente que no se produzcan
los demás efectos, cuando sean compatibles con el acto
realizado (...).
La nulidad de una parte del acto procesal de parte no afecta
a las otras partes que sean independientes de ella (...),
principio que vale, especialmente, en cuanto a los actos
procesales de parte complejos.
La nulidad de un acto no implica la de los actos precedentes
o siguientes que sean independientes de ella...» (ROCCO,
1976, Volumen II: 305).
F) Posición de Zinny.
«... Como sanción, la nulidad es la invalidación del acto viciado.
Esto significa hacer desaparecer los efectos producidos e impedir
que siga produciéndolos. Como consecuencia de la cesación de los
efectos producidos, la anulación del acto procesal trae aparejada la
invalidación de todos los otros que sean consecuencia directa del
declarado nulo...» (ZINNY, 1990:172).
«El proceso regular y legal es el medio para garantizar la
inviolabilidad de la defensa enjuicio de las personas y los derechos,
como así también para obtener una mejor administración de justicia.
La sanción de nulidad es un remedio eficaz para que estas finalidades
no se vean desvirtuadas, reencausando el proceso cuando la actividad
irregularmente cumplida pueda desviarlo hacia un resultado
distinto al previsto en la ley, o impidiendo que se altere algún
principio fundamental en cuanto a su inicio, desarrollo o finalización
que afecte la garantía constitucional...» (ZINNY, 1990:172).
G) Posición de Liebman.
Para Liebman:
«El acto procesal no se presenta aislado: el mismo pertenece,
o al menos es conexo, a un procedimiento, cuyos actos son
vinculados entre sí por un vínculo más o menos estricto de
dependencia, en tal modo que la nulidad de un acto se
comunica a los que necesariamente lo presuponen.
Por eso, si la nulidad es insanable o no es sanada, afecta
también los actos que dependen del acto mismo (...). Con
mayor razón la omisión de un acto hace nulos los actos que
lo presuponen. Particular gravedad asume naturalmente la
nulidad del acto judicial, constitutivo del proceso, que -si no
es sanada- importa la nulidad del proceso entero» (LIEBMAN,
1980:198-199).
138 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
I) Posición de Gozaíni.
Este jurista argentino, acerca de los efectos de la nulidad del acto
procesal, dice lo siguiente:
«Nulificar un simple acto del proceso (...) no acarrea
consecuencias futuras. El acto deja de existir como tal, pierde
validez y eficacia, pero no transfiere a otros su nulidad.
Es una nulidad independiente que no incide en el acontecer
procedimental.
Tampoco tiene efectos retroactivos, sin atender por ahora la
responsabilidad procesal de quien ha dado lugar al vicio, de
modo tal que no conmueve el estado de las actuaciones hasta
allí suscitadas.
Empero hay actos que por comunicabilidad de efectos
conducen la nulidad hacia los demás, sea hacia atrás o por
los que se dieron con posterioridad al vicio.
Por ejemplo, la nulidad del auto que decreta abierto el juicio
a prueba, anula los pasos siguientes que se hubieran practicado,
pero no los anteriores. En cambio, si la nulidad fuera de la
notificación de la demanda, caen los actos que ocurrieron a
posteriori de ella, retrotrayendo la causa a su estado inicial»
(GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 871-872).
Gozaíni, refiriéndose a los efectos de la nulidad en el procedimiento,
destaca que en estos casos «... los vicios no corren por vasos
comunicantes sino por la trascendencia que tiene el acto, que obliga
a cumplirlo con regularidad y eficacia. Se trata de requisitos
Capítulo I V : D eclaración de la nulidad procesal 139
M) Posición de Gallinal.
Gallinal, respecto de los efectos de la declaración de nulidad
procesal, opina de esta manera:
«Hay que distinguir (...) tres categorías de actos: los antecedentes,
los dependientes y los independientes.
Los primeros, cumplidos como estaban válidamente, tenían
existencia propia antes de celebrarse el acto nulo, y así como
la no realización de éste en nada habría influido sobre la
validez de los ya celebrados, tampoco puede afectarles la
anulación del mismo.
El efecto de la nulidad de un acto de procedimiento no obra,
en principio, sino sobre el acto mismo, el cual debe tenerse
como no celebrado, sin que se le pueda reconocer valor
jurídico alguno: quod nullum est nullum producit effectum.
Capítulo I V : D eclaración de la nulidad procesal 143
P) Posición de Véscovi.
Véscovi, en lo que atañe a los efectos de la declaración de nulidad
procesal, refiere lo siguiente:
«... En principio, el acto nulo no produce efectos, es ineñcaz (...).
(...)
Q) Posición de Maurino.
En primer lugar, predica Maurino que:
«Por efectos entendemos las consecuencias jurídicas de la
declaración de nulidad y los actos a los cuales alcanza esa
decisión.
El efecto fundamental se traduce en la ineficacia del acto (...).
La existencia del vicio o causa de nulidad origina la desviación
o irregularidad del acto...» (MAURINO, 1990: 245).
Luego, en lo que concierne a los efectos de la declaración de nulidad
en relación al acto procesal y su ubicación en el proceso, el indicado
autor manifiesta lo siguiente:
«... La decisión sobre nulidad de un acto procesal importa
una constatación declarativa. Por ende, el momento en que
ocurre el vicio es el determinante del efecto retroactivo de la nulidad,
de modo que el acto viciado se tiene por ineficaz, desde su
origen mismo.
Las partes son retrotraídas a la situación o estado anterior al
acto anulado.
La nulidad propia de un acto (...) se proyecta sobre los
actos posteriores o consecuentes, que reconocen en aquél su
antecedente, en virtud de la 'transitividad' que entre ellos
existe.
Ubicado el acto anulado en el centro de la cuestión, cabe
analizar qué efectos producirá sobre los actos anteriores o
antecedentes, los posteriores o consecuentes, y los independientes.
a) Efectos sobre los actos anteriores o antecedentes. La declaración
de nulidad de un acto procesal no afecta a los actos
anteriores (...).
(...)
Los procesos irregulares o anormales son aquellos «... en los que las partes
intentan la consecución de algún fin más o menos desviado del de tutela
jurídica...» (GUASP; citado por MORON PALOMINO, 1962: 121).
Urrutia Salas, por su lado, distinguiendo entre proceso irregular, anormal
y nulo, sostiene que «... el proceso irregular es el que viola la regulación formal,
el esquema legal, la estructura jurídica, es decir, la forma, por cuyo motivo
tiene como sanción la nulidad» (URRUTIA SALAS, 1975: 1061). «Proceso
anormal es el que no surge conforme a una norma jurídica, que se pretende
satisfacer a través del proceso, llámese costumbre, ley, equidad, es decir, es un
proceso ajeno a la realidad, porque no hay pretensión discutida, y la que aparece
como causa del juicio, se simula, se inventa. El proceso nulo es un proceso
desarreglado, el proceso anormal es un proceso -desnaturalizado, porque no se
cumple el fin de ser garantía jurídica, ya que ésta se ha podido obtener sin él-.
Es un aprovechamiento del proceso como medio de satisfacer un goce
determinado, en sustitución de la actividad o arreglo directo. Queremos decir
que el proceso anormal se coloca en el lugar de un negocio jurídico directo que
pudo ser satisfecho por las partes, al margen de la justicia; en cambio, el proceso
nulo es la realidad mal construida» (URRUTIA SALAS, 1975:1061-1062).
Los procesos irregulares o anormales son los siguientes:
Proceso convencional.
Proceso aparente.
Proceso simulado.
154 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
(...) El contrato concertado entre dos o más personas con el fin de que
surta sus efectos en el proceso no vincula, por razones de derecho privado,
al juez, extraño, tercero si se quiere (en sentido civil) al vínculo obligacional;
el juez podrá desconocer dicho contrato que, por tanto, carece de eficacia
procesal intrínseca.
(...)
El proceso aparente es aquel«... usado por las partes con fines negocíales
pero sin intención fraudulenta» (PRIETO-CASTRO Y FERRANDIZ; citado por
MORON PALOMINO, 1962:120).
Según Jaime Guasp, «... proceso aparente es aquel que las partes utilizan
para la constitución de un negocio jurídico lícito...» (GUASP; citado por
MORON PALOMINO, 1962:121).
Oscar Martínez dice del proceso aparente que es aquel «... que no está
destinado a componer un litigio real y concreto, o potencial o inminente (sentencia
declarativa), supuesto que incluye formas benignas, como la promoción de
procesos con el solo objeto de lograr jurisprudencia que luego se invocará en
el verdadero conflicto» (MARTINEZ, 1980: 68).
Urrutia Salas opina que «el concepto de proceso aparente surge frente al
concepto de proceso real, entendiendo por este último aquel en que la pretensión
jurídica es efectivamente discutida, contrapuesta al interés del demandado. Si
en el fondo, entre el demandante y el demandado, no existe esa discrepancia
jurídica que caracteriza el asunto controvertido, no puede haber un proceso
real que encuentra en su estructura la única manera de obtener la declaración
jurídica conveniente al interés sostenido en el proceso. No siendo así, se cae en
el proceso aparente» (URRUTIA SALAS, 1975:1066). Urrutia Salas agrega que
«... debe tratarse de un acto lícito, es decir, debe ser permitido por el derecho,
es una simulación destinada a crear una relación jurídica sustancial por medio
del proceso, en todos aquellos casos en que la creación de esa relación jurídica
también es posible establecerla en forma directa y se recurre al proceso como
mi substituto legal» (URRUTIA SALAS, 1975:1068). El indicado autor concluye
afirmando que «no sólo puede surgir el proceso aparente como una decisión
de las partes, que pudiendo elegir el trato directo prefieren el proceso, sino
también en aquellos casos en que se exige la sentencia judicial, como único
medio de establecer la obligación o la relación jurídica que se pretende...»
(URRUTIA SALAS, 1975:1068).
En lo relativo al proceso aparente, Morón Palomino señala que:
«Se suele hablar de proceso aparente para referirlo a aquellos procesos
en los que se persigue no la decisión de una controversia, sino un fin
negocial lícito.
La denominación no debe ser aceptada sin reservas, pues si (...) no todo
proceso implica controversia entre partes, el tipo procesal que nos ocupa
no es, en rigor, aparente. Mejor sería hablar de procesos con litis aparente.
(...)
(...)
B) Posición de Gozaíni.
La pretensión autónoma de nulidad «se trata en este caso de ir
contra la cosa juzgada; un proceso cualquiera sustanciado y
finiquitado que, en algún pasaje de su historia incurre en vicios
invalidantes advertidos después de dictada la sentencia» (GOZAINI,
1992, Tomo I, Volumen 2: 862).
«Las nulidades del pronunciamiento radican tanto en errores in
iudicando, como en errores in procedendo, sin descartar los que han
malformado la voluntad interna de las partes o del mismo juzgador
(revocación de la cosa juzgada por defectos volitivos, o por fraude
o colisión con terceros, etc.). El objeto de revisión en esta vía no
ocupa todos estos espacios, sino aquellos que demuestran vicios
sustanciales que obtienen una sentencia consecuencia del fraude o
estafa procesal» (GOZAINI, 1992, Tomo I, Volumen 2: 862-863).
C) Posición de Levitán.
«... La acción autónoma no es un incidente del proceso; luego, éste
no ejerce fuero de atracción en relación a la demanda de revocatoria
o nulidad. Siempre será una acción personal, no real, aunque se
refiera a un proceso que verse sobre un inmueble, por cuanto
persigue la revocatoria o nulidad de la sentencia y no el dominio
del inmueble implicado en el pleito...» (LEVITAN, 1986: 216).
E) Posición de Couture.
«... Para casos excepcionales de fraude, dolo o colusión, debe
conceptuarse concedida y no negada una acción revocatoria dirigida
a obtener la invalidación de los actos ilícitos, cubiertos de formas
procesales, realizados en perjuicio de terceros que no han litigado»
(COUTURE, 1985: 386).
166 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
H) Posición de Maurino.
Dice Maurino de la acción de nulidad que:
«a) En primer lugar, es una acción que 'se concreta, exterioriza e
instrumenta, en una demanda principal introductiva de
instancia'.
b) No debe confundirse esta acción con la demanda de nulidad
de los actos jurídicos privados, pues ésta tiene su esfera de
actividad fuera del proceso.
c) Tampoco es dable asimilar al instituto en estudio, medios
extraordinarios de cancelación de la cosa juzgada, como el
recurso de revisión, rescisión, etc., al menos tal como están
legislados éstos en algunos códigos de procedimientos. Con
ello no negamos la necesidad que tendrá, quien en el futuro
trate de cristalizar legislativamente esta acción, de abrevar
en las fuentes de los recursos citados.
d) (...) No entra dentro del ámbito invalidatorio de la acción de
nulidad independiente la cosa juzgada viciada por irregularidades
formales, sea en su presupuesto -sentencia- o en los trámites
que la precedieron.
e) Finalmente, (...) el estado de cosa juzgada es aquel de que goza
Ta última sentencia', es decir la que ha atravesado todas las
alternativas procesales y consumido todos los recursos, si
los hubo, no admitiendo más revisión por tales medios»
(MAURINO, 1990: 227-228).
Maurino señala, además, que:
«... El planteamiento de procedencia de una acción de nulidad
contra la sentencia firme, vuelca al terreno de la discusión
dos disyuntivas clásicas.
La primera: ¿La cosa juzgada es intangible o no?
La segunda: ya de carácter axiológico, coloca al jurista en la
opción entre dos valores: ¿justicia o seguridad?
Y este discurrir teórico resulta vital para dar luz a la cuestión.
a) La cosa juzgada no es intangible (...). Pero tampoco
puede ser vulnerada siempre que a las partes de un
juicio o a terceros se les ocurra.
b) La dicotomía axiológica justicia-seguridad, no es tal.
No hay valor y disvalor que se polaricen. A la justicia
168 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
A) Posición de Esclapez.
«El recurso surge cuando la sentencia se hubiera dictado en base a
documentos o testimonios declarados falsos con posterioridad, en
sede penal, o cuando hubiera existido cohecho, violencia u otra
maquinación fraudulenta» (ESCLAPEZ, 1967: 210).
G) Posición de Podetti.
«Es evidente que la cosa juzgada, de tan inapreciables ventajas para
la seguridad jurídica, puede, en ciertas hipótesis, resultar inicua.
De allí entonces la conveniencia de crear un recurso que, en casos
excepcionales, permita revisar los procesos con sentencia pasada
en autoridad de cosa juzgada. Es decir, que el recurso de revisión
es el remedio procesal extraordinario encaminado a examinar de
nuevo una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, cuando
se ha llegado a ella por medios ilícitos o irregulares, sin culpa o
negligencia del vencido; y prescindiendo o incorporando elementos
de prueba en el nuevo juicio» (PODETTI; citado por LEVITAN,
1986: 212).
J) Posición de Kisch.
«... Sólo excepcionalmente y por motivos especialísimos es posible
valerse de un medio para anular la sentencia que ha adquirido la
fuerza de cosa juzgada. Cuando esto ocurre la ley habla de revisión
del procedimiento (WIEDERAUFNAHME DES VERFAHRENS).
Tiene ésta lugar, no por medio de la interposición de un recurso,
sino de la presentación de una demanda independiente, que puede
ser la de nulidad (NICHTIGKEITSKLAGE) y la de restitución
(RESTITUTIONSKLAGE)» (KISCH, 1940: 308).
«... Procede la primera en los casos en que la sentencia esté afectada
de ciertas faltas de proce dimiento de suma gravedad, que la ley
enumera taxativamente...» (KISCH, 1940: 308).
«... Por lo que hace concretamente a la demanda de restitución, es
procedente cuando se dan algunos de los motivos mencionados en
la ley, que inducen a creer que la sentencia es injusta en el fondo...»
(KISCH, 1940: 308).
Se pretende que la acción pauliana puede darse, incluso, contra los actos
procesales y la sentencia. Entendemos totalmente equivocada esta
posición.
Se trata de actos procesales, no de actos jurídicos (...). Dentro del
proceso existen medios de impugnación contra la resolución judicial y
terminado él, la posibilidad de la acción autónoma, pero nunca la acción
pauliana (...).
(...)
(...) La acción pauliana está limitada a los acreedores (...), mientras que la
acción autónoma de nulidad no tiene limitación -en cuanto a los legitimados-
176 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
Parry concluye que «... la acción pauliana no es, pues, otra cosa que la
extensión al campo del derecho procesal, de los principios de la acción pauliana»
(PARRY, 1956: 749).
Morón Palomino indica al respecto que:
«... La acción pauliana, a nuestro juicio, no es idónea para alcanzar la
nulidad del proceso fraudulento (...).
Ante todo, hay que insistir en que, por regla general, no es correcto
resolver problemas de derecho procesal acudiendo a preceptos e
instituciones de derecho privado.
Por lo que se refiere a la acción pauliana, ésta, por su origen, características
y encuadramiento en la sistemática del Código Civil, es, evidentemente,
inidónea para obtener la anulación de los procesos fraudulentos con
perjuicio de tercero» (MORON PALOMINO, 1962:137).
«... Según la doctrina más relevante, se considera que tienen que tener
un carácter decisivo, respecto de la sentencia (...). Asimismo, se recalca
que deben constituir una auténtica novedad con respecto al proceso
anterior; es decir, tratarse de hechos nuevos y posteriores a la sentencia, o
conocidos con posterioridad.
F) Posición de Zeiss.
«... La mentira procesal puede tomar forma de acto antijurídico y
punible cuando un litigante busca procurarse a sí mismo o a un
tercero una ventaja patrimonial ilegítima mediante alegaciones
falsas con perjuicio patrimonial para otra persona (fraude
procesal...). Un ejemplo de ello es el del litigante que, no teniendo
ya, como él mismo sabe, nada que reclamar, logra obtener una
orden de pago o de ejecución contra el otro. Comete también fraude
procesal quien reclama una indemnización por un damnum ex mora
que no ha sufrido, o la restitución de gastos judiciales no realizados»
(ZEISS, 1979: 38-39).
184 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los A ctos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
6.2 La colusión
E) Posición de Silveira.
Silveira anota que «... el dolo es bilateral cuando es practicado
por ambas partes en detrimento de la justicia...» (SILVEIRA, 1947:
287-288).
188 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
7.1.1 La sentencia
7.1.2.1 C onfiguración
Para Jaime Guasp, «la cosa juzgada en sentido amplio es (...) la fuerza que
el derecho atribuye normalmente a los resultados procesales. Esta fuerza se
traduce en un necesario respeto y subordinación a lo dicho y hecho en el
proceso. El proceso, en virtud de la figura de la cosa juzgada, se hace inatacable,
y cosa juzgada no quiere decir, en sustancia, sino inatacabilidad de lo que en el
proceso se ha conseguido» (GUASP, 1998, Tomo I: 511).
Es definida la cosa juzgada por Lino Palacio como «... la inmutabilidad
o irrevocabilidad que adquieren los efectos de la sentencia definitiva cuando
contra ella no procede ningún recurso (ordinario o extraordinario) susceptible
de modificarla, o ha sido consentida por las partes» (PALACIO, 1979, Tomo
V: 498).
De Santo asevera que «la cosa juzgada presupone fundamentalmente (...)
la inimpugnabilidad de la sentencia, o, expresado de otro modo, la preclusión
de los recursos que proceden contra ella (sea por no haberse interpuesto o por
haberse agotado la facultad de interponerlos)» (DE SANTO, 1987, Tomo VIII-A:
57).
Máximo Castro concibe a la cosa juzgada como «... un efecto de la sentencia,
que impide que nuevamente se vuelva a discutir, entre las mismas partes y
por la misma causa, lo que ya fue una vez objeto de discusión y de resolución
judicial» (CASTRO, 1927, Tomo Segundo: 174).
González-Alegre Bernardo sostiene que la cosa juzgada es «... toda
cuestión fallada enjuicio, contra cuya sentencia no existe recurso alguno o han
transcurrido los términos señalados para preparar, interponer o mejorar el
procedente, sin necesidad de declaración sobre ello...» (GONZALEZ-ALEGRE
BERNARDO, 1955: 772).
Oderigo asegura que «... una sentencia u otra resolución judicial relativa
al fondo producen cosa juzgada, cuando causa ejecutoria, y su contenido
sustancial -lo que sobre el derecho material dispongan- no puede ser revisto
mediante el procedimiento de los recursos...» (ODERIGO, 1982, Tomo II: 265-
266).
Fairén Guillén entiende que la cosa juzgada «... es una institución
destinada a proteger las resoluciones judiciales - conflictos en los que ha
intervenido el órgano jurisdiccional, resolviéndolo por la aplicación de la norma
al caso concreto» (FAIREN GUILLEN, 1990: 515). Dicho tratadista agrega que
«... sin esta protección (...) la función jurisdiccional devendría solamente
consultiva; la s 7opiniones' -resoluciones, en verdad- de los jueces y tribunales,
no serían obligatorias, ya que se podrían volver a provocar y a repetir a voluntad
de los interesados...» (FAIREN GUILLEN, 1990: 515).
Parry estima que «... la cosa juzgada no es el efecto o uno de los efectos
de la sentencia, sino una calidad, una calificación particular de dichos efectos,
esto es, su inmutabilidad...» (PARRY, 1956: 743).
Capítulo Y : L a nulidad de cosa juzgada fraudulenta 191
Casarino Viterbo destaca que «... la cosa juzgada presenta una doble
característica: es coercitiva, pues el vencido está obligado a cumplir la condena
que se le ha impuesto, y en caso de que no lo haga voluntariamente, el vencedor
podrá exigírselo por medios compulsivos; y es inmutable, en el sentido de que
las partes deben respetar lo resuelto y no pueden renovar en un nuevo juicio
la misma controversia» (CASARINO VITERBO, 1983, Tomo III: 225).
En relación a la cosa juzgada, señala Barrios de Angelis lo siguiente:
«... Pensamos que bajo una misma denominación -cosa juzgada- se alude
a no menos de tres realidades diferentes.
A) Etimológicamente, la cosa juzgada es To juzgado7 (iudicatum), lo
que el Juez inmediatamente ha juzgado, lo que es producto de la
actividad mental de juzgar (iudicium); es decir, la sentencia (iudicatio).
B) En segundo término, y siempre dentro del plano etimológico, la
cosa juzgada es el objeto del proceso y, consiguientemente, de la
sentencia.
El sustantivo res, en la locución res iudicata, significa genéricamente,
cosa y objeto; pero, específicamente, alude al objeto del juzgamiento.
Así comparece en las expresiones 7ad res judicandas7, 7de re iudicare7.
Si esta segunda acepción, directamente ligada al sentido legal y al
sentido vulgar, la concertamos con la anterior, comprobaremos que
ambas se encuentran en relación de continente a contenido. En el
instante de dictarse una sentencia, ya la cosa (objeto) estaría juzgada;
el Juez habría emitido su juicio, produciendo algo que, en cuanto
exterior al sentenciante, es, ya, una cosa (la sentencia) juzgada.
Pero es claro que no siempre, con la emisión de la sentencia, se
habrá producido el fenómeno que la práctica denomina, también,
cosa juzgada.
C) En tercer término, cosa juzgada es una fuerza o trascendencia
especial de la sentencia (Rechtskraft). Originalmente debió acompañar,
sin más, al 7judicium7; término que significó no sólo sentencia sino
también, por metonimia, dicha fuerza o trascendencia, una forma
de autoridad. Luego, cuando la idea de ios recursos se desarrolló,
quedó sometida a su exclusión o a su existencia, fijadora de plazos,
cuyo transcurso inútil o aprovechado para deducir aquéllos, difirió
la formación de un estado trascendente, el de cosa juzgada.
Esta acepción última -cosa juzgada como fuerza o eficacia- ocurre
por gracia de brevedad; es una expresión sintética o elíptica. Es la
versión de un enunciado más extenso: autoridad de la cosa juzgada;
es decir, autoridad de la sentencia (ya) cosa juzgada» (BARRIOS
DE ANGELIS, 1970: 9).
192 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
D) T eoría m aterialista.
E) Teoría procesalista.
Planteada por Hellwig y sostenida por Goldschmidt, Schónke, Stein
y Rosenberg.
Esta teoría confiere a la cosa juzgada solamente efectos procesales,
postulando que no alcanza a las relaciones de orden sustancial
materia de controversia y objeto de la sentencia. En consecuencia,
restringe la autoridad de la cosa juzgada a la declaración de certeza
contenida en el fallo, la misma que es vinculante entre las partes e
irrevisable a través de otro proceso.
Dice Schónke que «... la teoría procesal de la cosa juzgada, considera
que lo esencial en ésta es que la sentencia define la existencia o
inexistencia de un derecho con efecto vinculante para el Tribunal
y para los interesados, de manera que el efecto jurídico determinado
en la resolución, no puede ya discutirse, pero la misma no crea un
derecho nuevo» (SCHÓNKE, 1950: 270).
Conforme a la teoría procesalista (o doctrina alemana moderna),
«... el contenido de la declaración de certeza de las sentencias
pasadas en cosa juzgada no tiene influencia alguna sobre las
relaciones jurídicas sustanciales, las cuales, en caso de error en la
declaración judicial de certeza, continúan siendo lo que son: el único
efecto que se produce es un efecto procesal de aquellos respecto a
los cuales se ha emitido la sentencia, a la observancia, por parte de
los órganos jurisdiccionales, de lo que se declaró cierto, y una
obligación por parte de los mismos órganos de respetar la precedente
declaración de certeza en una sentencia pasada en cosa juzgada»
(ROCCO, 1976, Volumen II: 324).
Pese a que la cosa juzgada no crea ni modifica derechos materiales,
sí les da certeza jurídica atendiendo a la inmutabilidad de la decisión
judicial con tal carácter. Es por esta razón que se objeta a la teoría
en estudio el hecho de negarle a la cosa juzgada efectos sobre la
relación sustancial.
7.1.2.3 Objeto
7.1.2.4 Elementos
'quien', y según la causa jurídica que apoya o sostiene dicha relación, según la
calidad procesal legitimadora con que actuaron en el proceso» (JIMENEZ
ASENJO, 1948: 74).
Ahora bien, son elementos de la cosa juzgada, conforme lo enseña Ochoa
Franco:
«... Que el objeto sobre el cual versa la discusión sea el mismo, IDENTIDAD
DE COSA;
(...) Que la causa en la cual se fundamenta el nuevo juicio sea igual a la
del anterior, IDENTIDAD DE CAUSA;
(...) Que las personas intervinientes en el nuevo juicio sean las mismas y
con iguales calidades, IDENTIDAD DE PARTES» (OCHOA FRANCO,
1975: 222).
La identidad de la cosa demandada «... no se debe confundir con la
identidad de la causa para pedir o CAUSA PETENDI, pues si se pide una cosa
diferente a la primera, no es posible afirmar entonces que ella sea la misma,
por el único hecho de que la causa de la nueva demanda es igual a la de la
demanda precedente. La Ley y la Doctrina exigen la presencia o concurso de
la identidad de cosa y la identidad de causa, lo cual nos está indicando que son
ideas distintas, y el confundirlas equivale a suprimir uno de los requisitos
esenciales que se exigen para que pueda oponerse la excepción derivada de la
COSA JUZGADA» (OCHOA FRANCO, 1975: 231).
Ochoa Franco precisa que la causa petendi consiste «... en el hecho jurídico
que sirve de fundamento al derecho que se trata de reclamar en el juicio...»
(OCHOA FRANCO, 1975: 231).
En lo que toca a la identidad de partes, Ochoa Franco expresa lo siguiente:
«No se trata de identidad de personas sino de partes. Ello es debido a
que no todas las personas concurrentes a un juicio lo hacen como partes;
además las partes no obran en la mayoría de los casos por sí mismas, sino
atendidas por medio de un representante o apoderado. Si fuera la
identidad de personas el requisito que se estudia, bastaría cambiar de
abogado para que nos fuera posible adelantar de nuevo un proceso que
ya fue decidido en una oportunidad anterior.
Es necesario manifestar la diferencia existente entre partes en sentido
material y partes en sentido formal, pues las primeras son sujetos del
litigio; las segundas son en cambio sujetos del proceso, distintos del juez.
Como el juicio a que nos referimos es de naturaleza contenciosa, tales
sujetos son siempre dos: Demandante y Demandado. Cada uno de estos
sujetos del proceso, puede estar compuesto por una o varias personas y
pueden incluso llegar tales personas a aumentarse en el decurso del juicio,
por medio de la intervención de litisconsortes o coadyuvantes.
198 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
7.1.2.5 Fundamento
Alvarez Juliá, Neuss y Wagner indican sobre el tema que, «... en cuanto
atañe a la inmutabilidad de la decisión, su fundamento emana asimismo de la
configuración de determinado ordenamiento institucional, en cuanto a la
estabilidad de los derechos de los cuales es uno de los fundamentales el que
emana del reconocimiento judicial de los que las leyes consagran. De ahí que
en última instancia el fundamento de la inmutabilidad esté en la seguridad
jurídica» (ALVAREZ JULIA; NEUSS; y WAGNER, 1992: 200-201).
positivo: por el que la parte cuya acción ha sido acogida y su derecho admitido
por sentencia puede invocar en su favor lo resuelto y obrar en justicia, sin que
otro juez ni autoridad puedan dejar de acatar esa decisión» (AVILA PAZ; y
RAMOS, 1976: 585).
En la misma línea se encuentra Máximo Castro al sostener que:
«... En virtud de la autoridad de la cosa juzgada, la cuestión resuelta por
el juez no puede ser de nuevo planteada entre las mismas partes. Una
parte no puede hacer rever la cuestión fallada: es lo que se llama el efecto
negativo de la autoridad de la cosa juzgada.
La parte puede apoyarse en la resolución del juez, en un segundo proceso,
para hacer sacar del pleito, por el juez, nuevas consecuencias: es lo que
se llama el efecto positivo de la autoridad de la cosa juzgada» (CASTRO,
1927, Tomo Segundo: 201).
identidad objetiva entre los dos litigios, ni tampoco cosa juzgada. Ni el objeto,
ni la causa petendi, tomados en forma aislada, son suficientes, en materia civil...»
(DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo II: 574).
Sobre el particular, sostiene Redenti que «los llamados límites objetivos de
la declaración de certeza y por tanto de la cosa juzgada, deberían identificarse
con los del derecho o de la relación que le sirve de base y ha sido declarada cierta,
cualesquiera que sean luego las consecuencias que de ello puedan provenir
para el futuro, aun no explícitamente consideradas o previstas en el momento
en que se forma la declaración de certeza...» (REDENTI, 1957, Tomo I: 65).
El límite subjetivo de la cosa juzgada: la identidad de las partes, hace que
los efectos de ella giren alrededor de tales y no respecto de terceros (salvo en
el caso de terceros cuyos derechos dependen de los de las partes o de cuyos
derechos dependen los de las partes, siempre que hayan sido citados con la
demanda). Puntualizamos que no se trata de identidad de personas sino de
partes, porque aquéllas pueden variar y constituir, sin embargo, una misma
parte procesal en un determinado juicio. «... Lo que importa es la identidad
jurídica de las partes, no su identidad física» (DEVIS ECHANDIA, 1985, Tomo
II: 576).
José Arlas, acerca de la limitación de orden subjetivo de la cosa juzgada,
tiene el siguiente punto de vista:
«... La sentencia produce dos grupos de efectos: efectos directos, que se
refieren a la contienda y que se limitan a las partes, porque éstas son uno
de los elementos de la contienda. Efectos reflejos que se producen frente
a cualquier titular -parte o tercero- de una relación jurídica en determinada
conexión (de prejudicialidad o de concurrencia) con la ventilada enjuicio.
Lo normal es que estos efectos reflejos se produzcan frente a cualquiera
-erga omnes- y lo excepcional es que se limiten a las partes del juicio. En
esta forma, el problema de los límites subjetivos de la cosa juzgada queda
subsumido en la cuestión de sus límites objetivos» (ARLAS, 1951: 98-99).
7.2 Acuerdo de partes homologado por el Juez que pone fin al proceso
7.2.1 Conciliación
7.2.1.1 Concepto
7.2.1.3 Oportunidad
Fornaciari indica que «... desde que existe una relación procesal puede
intentarse la concreción del acuerdo...» (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 125).
La conciliación judicial podrá tener lugar desde el inicio del proceso
(a partir de la interposición de la demanda o de la expedición del auto admisorio,
si se quiere) hasta antes de pronunciarse la sentencia de segunda instancia.
El acuerdo a que lleguen los litigantes en momento posterior a la
expedición del fallo de segunda instancia significará un acto ulterior a la
sentencia que no afecta la inmutabilidad propia de su calidad de cosa juzgada.
Tampoco tendrá dicho acuerdo el carácter de conciliación judicial cuando no
se realice dentro del proceso sino en fase previa.
7.2.1.4 Formalidad
7.2.1.5 Homologación
7.2.1.6 Efectos
7.2.2 Transacción
7.2.2.1 Noción
A) Teoría declarativa.
Son partidarios de esta teoría Castán, Puig Peña, Gullón, Moxo,
Santos Briz, Espín Cánovas, entre otros.
De acuerdo a esta tesis la transacción tiene naturaleza eminentemente
declarativa por cuanto sirve sólo como medio para determinar con
exactitud o aclarar una relación controversial existente entre las
partes. De esa forma las partes autocomponen sus diferencias.
Conforme a esta posición la transacción no crea o da lugar a derecho
alguno, circunscribiéndose su función a «... la fijación convencional
de los mismos por obra de las partes, que declaran con un valor
vinculante de la extensión que ha de darse a la fuente de la relación
jurídica controvertida. Viene a ser la transacción una nueva fuente
de la relación, no en el sentido de que sustituye a la primitiva, sino
que coexiste con ella aclarándola. Los derechos y obligaciones de
las partes no han de considerarse que tienen su causa en la
transacción en sí, sino en la fuente primaria que ha sido completada.
De este modo la relación jurídica se presenta como cierta e
incontrovertida. No obstante, conviene precisar que las partes
cuando fijan sus relaciones transaccionales están sometidas a una
limitación impuesta por la misma naturaleza del instituto, y es la
de que esa fijación ha de partir necesariamente del dato de las
recíprocas concesiones, de las posiciones mantenidas en la
controversia que han zanjado. No pueden hacer cualquier fijación,
sino una que reconozca enteramente la pretensión de la parte, o
bien, de un modo parcial, o que se reconozca la inexistencia del
derecho. El hecho de que no se pueda llegar en la transacción a una
búsqueda objetiva y exacta del derecho aplicable, no obsta en nada
a la naturaleza declarativa del negocio, porque viene impuesto por
la misma esencia de la autocomposición del litigio» (GULLON;
citado por PELAEZ, 1987: 96-97).
La afirmación hecha en el sentido que la transacción -dentro de la
concepción declarativa- no representa una fuente nueva de la
relación, sino que coexiste con la primitiva determinándola con
exactitud o aclarándola, tiene que ser matizada. En teoría esto puede
parecer correcto, mas en la práctica «... lo que sucede es que en la
Capítulo V : L a nulidad de cosa juzgada fraudulenta 215
B) Teoría traslativa.
Emerge esta teoría de la tradición romana fundada en el Derecho
justinianeo y del aforismo transigere est alienare.
Según esta teoría, denominada también atributiva, a través de la
transacción las partes se hacen mutuas concesiones respecto de sus
derechos.
Así, dentro de esta corriente doctrinaria «la transacción produce
una modificación de la situación jurídica preexistente. El camino
utilizado para fundamentar esta concepción serán las recíprocas
concesiones que constituyen la esencia de la figura» (PELAEZ, 1987:
101).
Gullón, comentando esta teoría, señala al respecto que «esos mutuos
sacrificios implican siempre disposición, renuncia, desaparición de
derechos de cada uno de los patrimonios de los transigentes...»
(GULLON; citado por PELAEZ, 1987: 101). Tales renuncias -de
acuerdo a la teoría que nos ocupa en este punto- no están referidas
únicamente a las acciones o pretensiones, sino también a los
derechos en los que se sustentan aquéllas.
«... La transacción, en suma, es una cesión de derechos litigiosos. A cada
parte se le transfiere lo que la otra le reconoce o asigna» (PELAEZ,
1987: 102). «Tales transferencias están sujetas al régimen general
de los actos y contratos a título oneroso: saneamiento en caso de
evicción y vicios ocultos, retracto en ciertos casos, etc. También
producirá efectos novatorios y servirá de justo título a la usucapión»
(PELAEZ, 1987:102).
Gullón critica esta teoría diciendo que «la naturaleza traslativa de
la transacción pugna abiertamente con el supuesto de hecho bajo
el cual se elabora aquélla. En efecto, no cabe decir que hay una
transferencia de derechos de una parte a otra cuando transigen
sobre una relación jurídica, no saliéndose de este marco en sus
concesiones recíprocas, porque, entre otras cosas, no se puede
ceder algo que no se discute. Renunciaremos, desde luego, a las
pretensiones que sobre ese algo mantenemos, pero estas pretensiones
en modo alguno son derechos firmes de los que se hace dejación...»
(GULLON; citado por PELAEZ, 1987: 107). Complementa lo
expuesto Francisco Peláez afirmando que «... tener o no tener
derecho o razón, o tenerlo en tal medida, es algo que sólo puede
quedar determinado tras la sentencia, y precisamente, la transacción
Capítulo Y : L a nulidad de cosa juzgada fraudulenta 217
C) Teoría constitutiva.
Nace esta teoría como negación del presupuesto de la tesis
declarativa de la transacción. Se niega así la facultad de las partes
para fijar o declarar sus relaciones, dejándose en claro que dicha
tarea corresponde al Estado, a través de sus órganos jurisdiccionales,
o a un tercero (árbitro), si el asunto se ventila en sede arbitral.
En base a esta teoría la transacción tiene naturaleza constitutiva
porque, como todo negocio, conduce a la variación del estado
anterior, ya sea creando o modificando relaciones jurídicas, o
dándoles término.
«... La eficacia constitutiva de la transacción significa que, como
todo negocio jurídico, crea, modifica o extingue relaciones jurídicas.
Así, pues, en una relación jurídica existente entre las partes que
transigen, y que se ha hecho dudosa por la controversia, la transacción
sería una forma de modificar o extinguir aquella relación creando otra en
su lugar» (GULLON; citado por PELAEZ, 1987:102).
Peláez, resistiéndose a dar por válida la tesis examinada, sostiene
con propiedad que «... parecería a primera vista, que la solución
dada por la teoría constitutiva podría servirnos, siendo la transacción
un medio de modificar o extinguir una relación controvertida,
creando otra en su lugar. No obstante, a nuestro juicio, tiene un
grave inconveniente y es el de que la premisa de toda transacción
es una situación conflictiva, por ello no podemos conocer con
seguridad qué se ha modificado o cambiado; desconocemos la
218 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
D) Teoría dispositiva.
Es defendida principalmente por Santoro Passarelli.
Dicho autor considera que «... la transacción, como negocio jurídico
que es, sólo puede ser dispositiva por la constante aptitud del negocio
para modificar la situación jurídica a la que se refiere...» (SANTORO
PASSARELLI; citado por PELAEZ, 1987:102-103). Añade, además,
que la transacción «... extingue la situación litigiosa pero no, en
términos generales, la situación anterior a la controversia porque
ésta no abarca necesariamente a toda relación; puede ser objeto una
parte de la misma» (SANTORO PASSARELLI; citado por PELAEZ,
1987:103).
Luna, al tratar sobre las limitaciones de la teoría declarativa,
pone de relieve ciertas notas de la tesis dispositiva, destacando que
la transacción «... desde luego fija posiciones, pero no porque
declare absolutamente nada sobre lo preexistente sino porque
solventa la controversia mediante el arreglo dispositivo que
suponen las recíprocas concesiones» (LUNA; citado por PELAEZ,
1987:103).
Si se tiene en cuenta que las partes esperan obtener con la transacción
la eliminación de una situación conflictiva, es posible comprender
que resulta sumamente complicado aceptar que se disponga a la
brevedad de algo que está sujeto a discusión y que se ignora a quién
le corresponde en realidad. Es prácticamente imposible el intentar
dar una fórmula de arreglo válida para ambas partes, sin suprimir
previamente el obstáculo (la litigiosidad) que ha evitado precisamente
llegar a dicha fórmula. En razón de esto lo primero que se hace es
poner fin al asunto controvertido a través de un acuerdo del cual
derivarán determinadas obligaciones que no representan sino la
concreción del indicado acuerdo. En resumen, no puede considerarse
a la transacción como un negocio de carácter dispositivo porque
todo negocio de esa naturaleza supone un cambio inmediato en las
titularidades o un desprendimiento -igualmente rápido- de derechos,
debiéndose en la transacción, como se dijera, concluir previamente
el litigio o conflicto. Esto no significa, claro está, que de la solución
transaccional no se generen obligaciones que puedan implicar actos
de disposición.
En nuestra opinión, no cabe duda que la transacción es, en principio, un
contrato (unitario aunque de contenido complejo), y como tal una fuente de
obligaciones. Es por ello que, como todo acuerdo contractual, es inherente a la
transacción el efecto constitutivo. Asimismo, tiene notas dispositivas, ya que
Capítulo V : L a nulidad de co sa juzgada fraudulenta 219
7.2.23 Elementos
C) Concesiones recíprocas.
Las concesiones recíprocas a que se comprometen realizar las partes
representan el tercer elemento de la transacción.
«La transacción supone sacrificios o concesiones mutuos: si es uno
solo de los litigantes quien cede o accede, habrá desistimiento o
allanamiento, parciales o totales, pero no transacción...» (ALCALA-
ZAMORA Y CASTILLO, 1947: 84).
«Cuando en esta materia se habla de concesiones recíprocas, se está
diciendo de lo que cada contratante sacrifica de sus derechos o
pretensiones, o bien de la prestación que cada uno realice o se obliga
a realizar en beneficio del otro» (FORNACIARI, 1988, Tomo II: 26).
Las concesiones recíprocas deben versar sobre los derechos
pretendidos y controvertidos, en el caso de la transacción judicial,
Capítulo V : L a nulidad de cosa juzgada fraudulenta 221
7.2.2A Clases
7.2.25 Objeto
aliquid bine inde datum, vel promissum, vel retentum de las recíprocas concesiones
se refiere al ámbito de la misma situación o relación jurídica discutida, como
en el de la transacción mixta o compleja, en la que el término objetivo se amplía,
al poder consistir las recíprocas concesiones en dar, prometer o retener cada
una de las partes también alguna cosa ajena a la situación o relación controvertida,
aunque con el propósito funcional de superar la contienda sobre ésta» (LUNA;
citado por PELAEZ, 1987: 71-72).
La transacción debe recaer sobre un objeto cierto. Este tiene que ser,
además, real o posible, es decir, que exista al tiempo de su celebración o que
sea susceptible de existir en el futuro. El objeto de la transacción debe ser
también lícito, esto es, no tiene que ser indisponible, ni estar fuera del comercio,
ni ser contrario al orden público o a las buenas costumbres. Por último, debe
ser determinado o determinable.
7.2.2.6 Oportunidad
1.2.2.1 Formalidad
7.1.2.8 Homologación
y.2.2.9 Efectos
12. E FE C T O S D E L A N U L ID A D D E C O S A JU Z G A D A FR A U D U L E N T A
SEGUNDA PARTE
LA NULIDAD PROCESAL EN
NUESTRO ORDENAMIENTO
JURIDICO
CAPITULO VI
LA NULIDAD EN EL
CODIGO PROCESAL CIVIL
A) Principio de convalidación.
El artículo 172 -primero, segundo y tercer párrafos- prevé tres casos
en que puede darse la convalidación de la nulidad procesal, a saber:
Tratándose de vicios en la notificación, la nulidad se convalida
si el litigante procede de manera que ponga de manifiesto
haber tomado conocimiento oportuno del contenido de la
resolución (primer párrafo del art. 172 del C.P.C.).
Hay también convalidación cuando el acto procesal, no
obstante carecer de algún requisito formal, logra la finalidad
para la que estaba destinado (segundo párrafo del art. 172
del C.P.C.).
Existe convalidación tácita cuando el facultado para plantear
la nulidad no formula su pedido en la primera oportunidad
que tuviera para hacerlo (tercer párrafo del art. 172 del C.P.C.).
Conforme al artículo 174 del Código Procesal Civil (que trata lo referente
al interés jurídico para peticionar la declaración de nulidad), quien formula la
nulidad:
Tiene que acreditar estar perjudicado con el acto procesal viciado.
Debe precisar, en su caso, la defensa que no pudo realizar como
consecuencia directa del acto procesal cuestionado.
Tiene que acreditar interés propio y específico con relación a su
pedido.
Antes de pasar a ver el artículo 175 del Código Procesal Civil, que trata
-de manera expresa- lo concerniente a la inadmisibilidad o improcedencia del
pedido de nulidad, vamos a detenemos un momento para examinar los requisitos
de admisibilidad y procedencia de los remedios (entre los que se incluye, como
se dijera, la nulidad procesal).
A) Requisitos de admisibilidad.
En principio, cabe señalar que, de acuerdo a lo dispuesto en la
segunda parte del primer párrafo del artículo 356 del Código
Procesal Civil, los remedios sólo se interponen en los casos previstos
en dicho ordenamiento procesal.
Ahora bien, son requisitos de admisibilidad de los remedios los
que a continuación se indican:
Su interposición dentro del tercer día de conocido el agravio,
salvo disposición legal distinta (parte final del primer párrafo
del art. 356 del C.P.C.).
Su interposición ante el órgano jurisdiccional que cometió el
vicio o error, salvo disposición en contrario. Así lo establece
la primera parte del art. 357 del C.P.C., que versa sobre los
requisitos de admisibilidad de los medios impugnatorios.
234 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
B) Requisitos de procedencia.
Los requisitos de procedencia de los medios impugnatorios, entre
los que se encuentran los remedios, están regulados en el artículo
358 del Código Procesal Civil, el mismo que establece lo siguiente:
«El impugnante fundamentará su pedido en el acto procesal en que
lo interpone, precisando el agravio y el vicio o error que lo motiva.
El impugnante debe adecuar el medio que utiliza al acto procesal
que impugna».
El incumplimiento de alguno de los requisitos de procedencia
contenidos en el numeral citado determina la declaración de
improcedencia del medio impugnatorio (remedio, en el caso
particular), mediante resolución debidamente fundamentada. Ello
con arreglo a lo prescrito en la primera parte del artículo 359 del
Código Procesal Civil. Este último precepto guarda concordancia
con la parte final del artículo 128 del indicado Código, conforme a
la cual el Juez declara la improcedencia de un acto procesal si la
omisión o defecto es de un requisito de fondo.
Luego de haber visto los requisitos de admisibilidad e improcedencia de
los remedios (entre los que se encuentra -reiteramos- la nulidad procesal) cabe
anotar que el artículo 175 del Código Procesal Civil se refiere de modo expreso
a la inadmisibilidad o improcedencia del pedido de nulidad, que se declarará,
según corresponda, cuando:
Se formule por quien ha propiciado, permitido o dado lugar al vicio
(art. 175 -inc. 1)- del C.P.C.).
Capítulo V I: L a nulidad en el Código Procesal Civil 235
Según el artículo 177 del Código Procesal Civil, la resolución que declara
la nulidad:
Ordena la renovación del acto o actos procesales afectados y las
medidas efectivas para tal fin.
Impone el pago de las costas y costos al responsable.
Es de resaltar que, a pedido del agraviado, la sentencia (y no la resolución
que declara la nulidad, salvo que tal declaración tenga lugar en la sentencia)
puede ordenar el resarcimiento por quien corresponda de los daños causados
por la nulidad. Así lo dispone la parte final del artículo 177 del Código adjetivo.
1.8.1 Noción
Se desprende del artículo 178 -primer párrafo- del Código Procesal Civil
(norma que regula la figura jurídica en estudio) que la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta es aquella (situación que adolece de vicio o anormalidad) que
puede ser demandada (por el perjudicado) a través de un proceso (es decir, en
vía de acción) dirigido a invalidar la sentencia con calidad de cosa juzgada o
el acuerdo homologado por el Juez que pone fin al proceso (conciliación o
transacción, también con la autoridad de cosa juzgada), porque -se alega- el
proceso donde se originó el acto procesal cuestionado ha sido seguido con
fraude o colusión, afectando el derecho a un debido proceso, cometido por
una, o por ambas partes, o por el Juez o por éste y aquéllas.
1.8.2 Causales
1.8.4 Competencia
Por disposición del primer párrafo del artículo 178 del Código Procesal
Civil, el plazo para interponer la demanda de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta es hasta dentro de seis meses de ejecutada o de haber adquirido
la calidad de cosa juzgada, si no fuere ejecutable, la sentencia o el acuerdo
homologado por el Juez que pone fin al proceso (conciliación y transacción).
El plazo aludido es uno máximo o perentorio y no suspensivo. En
consecuencia:
Dentro de los seis meses de haber adquirido el acto procesal
impugnado (sentencia o acuerdo conciliatorio o transaccional) la
calidad de cosa juzgada, si no fuere ejecutable, puede peticionarse
la declaración de nulidad de cosa juzgada fraudulenta.
Dentro de los seis meses siguientes a la ejecución del acto procesal
cuestionado (sentencia o acuerdo conciliatorio o transaccional), y
siempre que tuviese éste la calidad de ejecutable, puede demandarse
la nulidad de cosa juzgada fraudulenta, siendo factible interponer
tal demanda a partir del momento en que el acto procesal que se
impugna adquiere la calidad de cosa juzgada, por cuanto el objeto
de la acción autónoma de nulidad es precisamente atacar el acto
procesal que reviste indebidamente la autoridad de cosa juzgada
por haberse realizado sobre la base de un procedimiento fraudulento.
242 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
1.8.7 Legitimidad
Conforme se desprende del segundo párrafo del artículo 178 del Código
Procesal Civil, tienen legitimidad (activa) para demandar la nulidad de cosa
juzgada fraudulenta la parte o el tercero ajeno al proceso que se considere
directamente agraviado por la sentencia (o también -se entiende- por el acuerdo
conciliatorio o transaccional homologado por el Juez).
Es de resaltar que, si bien la norma aludida no hace mención a los terceros
intervinientes en el proceso, haciendo una interpretación sistemática de ella se
puede colegir que aquéllos de ninguna manera están excluidos como sujetos
activos del proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta, pues, estando los
terceros ajenos al proceso (que sufrieron agravio directo) facultados para
demandar la referida nulidad, con mayor razón lo estarán los terceros
intervinientes en el proceso fraudulento al conferirle legitimidad su participación
en el proceso viciado. Al parecer el legislador consideró a esta última clase de
terceros como partes del proceso fraudulento (lo cual no es muy exacto que
digamos), lo que explicaría la omisión descrita.
Puntualizamos que la persona que demande la nulidad de cosa juzgada
fraudulenta deberá sujetarse a los principios exigidos en el Título VI («Nulidad
de los actos procesales») de la Sección Tercera («Actividad procesal») del
Capítulo V I: L a nulidad en el Código Procesal Civil 243
1.8.9 Efectos
El Código Procesal, en sus artículos 4, 50 -inc. 5)-, 106,109 -inc. 2)-, 110,
111,112,118,186,190,199,332 -inc. 7)-, 441,509,510 y 518, contiene disposiciones
referidas de una u otra manera al dolo o fraude, por lo que procedemos a citar
estos numerales a fin de conocer el tratamiento que en dicho cuerpo de leyes
se hace de las mencionadas figuras jurídicas.
«Artículo 4o.- Consecuencias del ejercicio irregular del derecho de acción civil.-
Concluido un proceso por resolución que desestima la demanda, sí el demandado
considera que el ejercicio del derecho de acción fue irregular o arbitrario, puede
demandar el resarcimiento por los daños y perjuicios que haya sufrido, sin perjuicio
del pago por el litigante malicioso de las costas, costos y multas establecidos en el
proceso terminado».
(...)»■
«Artículo 106° . - Llamamiento en caso de fraude o colusión.- Cuando en cualquier
etapa del proceso se presuma fraude o colusión entre las partes, el Juez, de oficio,
ordenará la citación de las personas que pueden resultar perjudicadas, a fin de que
hagan valer sus derechos. Para tal efecto, el Juez puede suspender el proceso por
un plazo no mayor a treinta días».
(...)
(...)».
(...)».
«Artículo 199°.- Ineficacia de la prueba.- Carece de eficacia probatoria la prueba
obtenida por simulación, dolo, intimidación, violencia o soborno».
(...)
(...)».
El artículo IV del Título Preliminar del Código Procesal Civil está referido,
además del principio de iniciativa de parte, al principio de conducta procesal,
estableciendo en su segundo párrafo que las partes, sus representantes, sus
Abogados y, en general, todos los partícipes en el proceso, adecúan su conducta
a los deberes de veracidad, probidad, lealtad y buena fe.
Pues bien, el último párrafo de dicho numeral preceptúa claramente que
el Juez tiene el deber de impedir y sancionar cualquier conducta ilícita o dilatoria.
El primer párrafo del artículo V del Título Preliminar del Código Procesal
Civil versa sobre el principio de inmediación y señala que las audiencias y la
actuación de medios probatorios se realizan ante el Juez, siendo indelegables
bajo sanción de nulidad. Se exceptúan las actuaciones procesales por comisión.
Dicho numeral es concordante con el artículo 202 del Código adjetivo que
regula la dirección de la audiencia de pruebas.
Por mandato del artículo 122 del Código Procesal Civil las resoluciones
contienen:
1. La indicación del lugar y fecha en que se expiden (art. 122 -inc.
1)- del C.P.C.).
2. El número de orden que les corresponde dentro del expediente o
del cuaderno en que se expiden (art. 122 -inc. 2)- del C.P.C.).
3. La mención sucesiva de los puntos sobre los que versa la resolución
con las consideraciones, en orden numérico correlativo, de los
fundamentos de hecho que sustentan la decisión, y los respectivos
de derecho con la cita de la norma o normas aplicables en cada
punto, según el mérito de lo actuado (art. 122 -inc. 3)- del C.P.C.).
Capítulo V I: L a nulidad en el Código Procesal Civil 251
Según el artículo 237 del Código Procesal Civil, son distintos el documento
y su contenido. Puede subsistir éste aunque el primero sea declarado nulo.
Conforme al artículo 243 del Código Procesal Civil (que trata sobre la
ineficacia por nulidad de documento), cuando en un documento resulte
manifiesta la ausencia de una formalidad esencial que la ley prescribe bajo
sanción de nulidad, aquél carece de eficacia probatoria. Esta declaración de
ineficacia podrá ser de oficio o como consecuencia de una tacha fundada. Este
numeral es concordante con el artículo 244 del citado cuerpo de leyes, el
mismo que establece que la copia de un documento público declarado o
comprobadamente falso o inexistente, no tiene eficacia probatoria. La misma
regla se aplica a las copias certificadas de expedientes falsos o inexistentes.
El artículo 355 del Código Procesal Civil preceptúa que mediante los
medios impugnatorios las partes o terceros legitimados solicitan que se anule
o revoque, total o parcialmente, un acto procesal presuntamente afectado por
vicio o error.
El artículo 356 del Código Procesal Civil norma las clases de medios
impugnatorios, señalando en su primer párrafo que los remedios pueden
formularse por quien se considere agraviado por actos procesales no contenidos
en resoluciones. La oposición y los demás remedios (entre los que se encuentra
la nulidad procesal) sólo se interponen en los casos expresamente previstos en
el Código Procesal Civil y dentro de tercer día de conocido el agravio, salvo
disposición legal distinta.
El artículo 364 del Código Procesal Civil establece que el recurso de
apelación tiene por objeto que el órgano jurisdiccional examine, a solicitud de
parte o de tercero legitimado, la resolución que les produzca agravio, con el
propósito de que sea anulada o revocada, total o parcialmente.
El último párrafo del artículo 367 del Código Procesal Civil faculta al
superior a declarar inadmisible o improcedente la apelación, si advierte que
no se han cumplido los requisitos para su concesión. En este caso -ordena dicho
numeral-, además, declarará nulo el concesorio.
Capitulo V I: L a nulidad en el Código Procesal Civil 253
El primer párrafo del artículo 437 del Código Procesal Civil, que trata
sobre el emplazamiento defectuoso, preceptúa que será nulo el emplazamiento
si se hace contraviniendo lo dispuesto en los artículos 431,432, 433, 434, 435 y
436 de dicho Código. Sin embargo, no habrá nulidad si la forma empleada le
ofreció al demandado las mismas o más garantías de las que el Código adjetivo
regula.
Tampoco habrá nulidad si el emplazado comparece y no la formula
dentro del plazo previsto, o si se prueba que tuvo conocimiento del proceso y
omitió reclamarla oportunamente (art. 437 -in fine- del C.P.C.).
Los artículos 431,432,433,434,435 y 436 del Código Procesal Civil, a que
hace mención el numeral 437 de este Código, establecen lo siguiente:
«Artículo 431°.- Emplazamiento del demandado domiciliado en la competencia
territorial del Juzgado.- El emplazamiento del demandado se hará por medio de
cédula que se le entregará en su domicilio real, si allí se encontrara».
En este caso, el plazo para contestar la demanda se aumentará con arreglo al Cuadro
de Distancias que al efecto elaborará el Consejo Ejecutivo del Poder Judicial».
El plazo del emplazamiento será fijado por cada procedimiento, pero en ningún caso
será mayor de sesenta días si el demandado se halla en el país, ni de noventa si
estuviese fuera de él o se trata de persona indeterminada o incierta».
El artículo 451 del Código Procesal Civil regula los efectos de las
excepciones, pudiéndose encontrar en dicho numeral algunas referencias a la
nulidad procesal (que nos permitimos subrayar), por lo que pasamos a citarlo
seguidamente:
«Una vez consentido o ejecutoriado el auto que declara fundada alguna
de las excepciones enumeradas en el Artículo 446° [del C.P.CJ, el cuaderno
de excepciones se agrega al principal y produce los efectos siguientes:
1. Suspender el proceso hasta que el demandante incapaz comparezca,
legalmente asistido o representado, dentro del plazo que fijará el
auto resolutorio, si se trata de la excepción de incapacidad del
demandante o de su representante.
2. Suspender el proceso hasta que se subsane el defecto o la insuficiencia
de representación del demandante dentro del plazo que fijará el
auto resolutorio.
3. Suspender el proceso hasta que el demandante subsane los defectos
señalados en el auto resolutorio y dentro del plazo que este fije, si
se trata de la excepción de oscuridad o ambigüedad en el modo de
proponer la demanda.
4. Suspender el proceso hasta que el demandante establezca la relación
jurídica procesal entre las personas que el auto resolutorio ordene
y dentro del plazo que éste fije, si se trata de la excepción de falta
de legitimidad para obrar del demandado.
Vencido los plazos a los que se refieren los incisos anteriores sin
que se cumpla con lo ordenado, se declarará la nulidad de lo
actuado y la conclusión del proceso.
5. Anular lo actuado y dar por concluido el proceso, si se trata de las
excepciones de incompetencia, representación insuficiente del
demandado, falta de agotamiento de la vía administrativa, falta de
legitimidad para obrar del demandante, litispendencia, cosa
juzgada, desistimiento de la pretensión, conclusión del proceso por
conciliación o transacción, caducidad, prescripción extintiva o
convenio arbitral.
256 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los A ctos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
Subsanados los defectos, el Juez declarará saneado el proceso por existir una relación
procesal válida. En caso contrario, lo declarará nulo y consiguientemente concluido.
La resolución que declara concluido el proceso o la que concede plazo para subsanar
los defectos, es apelable con efecto suspensivo».
El artículo 733 del Código Procesal Civil regula la publicidad del acto
procesal del remate, y dispone en su último párrafo que la publicidad del remate
no puede omitirse, aunque medie renuncia del ejecutado, bajo sanción de nulidad.
El primer párrafo del artículo 741 del Código Procesal Civil señala
claramente que si el saldo del precio del remate del inmueble no es depositado
dentro del plazo legal (hasta el tercer día de efectuado el remate, tratándose
de bien inmueble: art. 739 -primer párrafo- del C.P.C.; y hasta el día siguiente
de realizado el remate, en el caso de bien mueble: art. 740 -segundo párrafo- del
C.P.C.), el Juez declarará la nulidad del remate y convocará a uno nuevo.
Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 741 del Código Procesal Civil,
la nulidad del remate sólo procede por los aspectos formales de éste y se
interpone dentro del tercer día de realizado el acto. No se puede sustentar la
nulidad del remate en las disposiciones del Código Civil relativas a la invalidez
e ineficacia del acto jurídico. Así lo establece el artículo 743 del Código Procesal
Civil.
cuales [sic -léase cuáles-] deben ser sus efectos, es decir aceptarlos
si le son favorables o denunciarlos si les son [sic -léase si le son-]
adversos, pues ello atenta contra los principios de lealtad y buena
fe procesal...» (Casación Nro. 1376-02 / San Román, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 30-05-2003, págs. 10590-10591).
«... La demandante [...] no fue parte en ese proceso y normalmente,
al tercero que no participó en el proceso no le reflejan directamente
los efectos de la cosa juzgada, pero si éste se ve perjudicado con
una sentencia firme, tiene expedito su derecho a una tutela
jurisdiccional efectiva, y puede plantear la demanda de nulidad de
cosa juzgada fraudulenta, tal como lo faculta el artículo 178 del
Código Procesal Civil. [...] En consecuencia, hay error procesal
cuando se exige que un tercero, que no participó en el proceso
cuestionado, agote los medios de defensa en ese juicio, lo que es
necesario rectificar...» (Casación Nro. 899-2004 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 28-02-2006, págs. 15607-15608).
«... Al encontrarnos avocados al conocimiento de un proceso de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta, se debe evaluar y resolver
las alegaciones contenidas en la demanda, tendientes a acreditar si
el proceso anterior se siguió con fraude o colusión, afectándose el
derecho a un debido proceso, el cual puede ser cometido por una
o por ambas partes o por el juez o por éste y aquéllas conforme así
lo señala el artículo 178 del Código Procesal Civil; razón por la que
también resulta necesaria la intervención litisconsorcial de quienes
iniciaron el proceso donde se expidió la sentencia materia de la
presente acción, siendo predecible que la decisión a recaer les va a
afectar...» (Casación Nro. 165-2002 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 30-10-2003, pág. 10917).
«... El proceso de nulidad de cosa juzgada fraudulenta debe seguirse
con citación del Poder Judicial, representado por su Procurador
Público y no necesariamente con los magistrados que intervinieron
en el proceso que se quiere nulificar, ya que lo hicieron como
integrantes de órganos del Poder Judicial, y su responsabilidad
personal, si la hay, se les exige en otra vía» (Casación Nro. 1473 - 97 /
Cajamarca, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 09-12-1998,
pág. 2190).
«... Solamente será posible expedir una resolución válida en el
presente proceso (de nulidad de cosa juzgada fraudulenta) cuando
los magistrados afectados sean debidamente emplazados» (Casación
Nro. 1855-98 / lea, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 24-
08-2000, pág. 6081).
«... Solamente será posible expedir una resolución válida en el
presente proceso [sobre nulidad de cosa juzgada fraudulenta]
296 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
acto, de tal manera que produzca la ineficacia del mismo así como
en la sentencia que se expida en forma definitiva sobre el proceso...»
(Casación Nro. 514-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 02-12-2008, págs. 23560-23561).
«... Toda denuncia respecto de nulidades que afectan al debido
proceso debe ser real y efectivo [sic -léase efectiva-], y no simplemente
formal o nominal; en consecuencia, mientras los actos procesales
que se cuestionen al interior del proceso no afecten de manera
alguna el derecho de defensa del demandado, éste no puede alegar
afectación de su derecho al debido proceso...» (Casación Nro. 2880-
2006 / Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 02-10-2007,
págs. 20810-20811).
«... El estado de nulidad potencial no puede afectar el debido proceso
ya sea por ser subsanable el vicio, por convalidación o porque el acto
ha cumplido con su finalidad y porque además el agravio que se
produzca a las partes sea trascendente, sustentado en un perjuicio
cierto e irreparable y que por ello incida determinantemente en la
decisión jurisdiccional definitiva que se adopte...» (Casación Nro.
194-2007 / San Martín, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
03-12-2008, págs. 23587-23588).
«... Ese estado de nulidad potencial puede o no afectar el debido
proceso ya sea por ser subsanable el vicio, por convalidación o
porque el acto ha cumplido su finalidad y por que [sic] además el
agravio que se produzca en el proceso a las partes debe ser
trascendente, en virtud del cual no hay nulidad si el vicio no influye
de manera decisiva sobre el acto, de tal modo que pueda ser capaz
de producir su ineficacia, además de tener una influencia decisiva
sobre la sentencia...» (Casación Nro. 5094-2006 / La Libertad,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 03-12-2008, págs. 23606-
23607).
ello así, no resulta razonable el exceso de celo por parte del ad quem
para declarar la nulidad de todo lo actuado [...] e improcedente la
demanda y la reconvención, pues, en relación a la pretendida
nulidad relacionada con la omisión del mandato contenido [...] [en
el] artículo setentitrés del Código Procesal Civil es posible aplicar
los [...] principios de convalidación y trascendencia...» (Casación
Nro. 3640-2006 / Junín, publicada en el Diario Oficial El Peruano
el 03-01-2008, pág. 21381).
«... La regulación establecida en el artículo 75 del Código Procesal
Civil, busca proteger tanto a los terceros que pueden ser demandados
por representantes desprovistos de facultades y al representado
que ignora que su representante esté accionando sin facultades
expresas para ello, por lo que el incumplimiento de dicha norma
legal acarreara [sic -léase acarreará-] un vicio que de no ser
adecuadamente subsanado genera el rechazo de la acción...»
(Casación Nro. 4995-2007 / Lima, publicada en el Diario Oficial El
Peruano el 30-06-2008, págs. 22439-22440).
«... Esta Sala Suprema ha señalado que hay infracción de las formas
esenciales para la eficacia y validez de los actos procesales, cuando
las resoluciones sobre discordias han sido suscritas únicamente por
el relator y no por todos los integrantes de la Sala...» (Casación Nro.
438-96 / Lambayeque, publicada en el Diario Oficial El Peruano el
30-01-1998, págs. 375-376).
«... En las Cortes Superiores de Justicia (...), a falta de vocales
expeditos para completar la Sala, en casos de discordia, se llama al
juez especializado más antiguo del Distrito Judicial y no al vocal
suplente como se ha preferido en el presente caso, cuya inobservancia
de las formas esenciales para la eficacia y validez de los actos
procesales que determinan la nulidad del fallo impugnado,
obviamente, por haberse contravenido las garantías de un debido
proceso...» (Casación Nro. 85-95 / Lima, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 10-06-1996, pág. 2227).
«... Los artículos 141 y 144 de la Ley Orgánica del Poder Judicial
[...] señalan que en las Cortes Superiores tres votos conformes hacen
resolución, precisando que en caso de existir discordia, se pública
[sic -léase se publica-] y notifica el punto que la motiva, bajo sanción
de nulidad, llamándose al vocal dirimente. [...] Que, en el caso de
autos, se aprecia que con la expedición del voto suscrito por el
Doctor [Vocal] [...] la opinión de confirmar la sentencia apelada en
el extremo que declaraba infundada la demanda de nulidad de acto
jurídico, contaba con tres votos válidos que hacían resolución, de
conformidad con el artículo 141 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial. [...] Que, sin embargo al subsistir la discordia en cuanto al
extremo de la reconvención formulada por la recurrente, el vocal
llamado por Ley para dirimir dicho aspecto, omitió pronunciarse
sobre dicho punto, y contrariamente se adhirió a la opinión de que
la apelada sea declarada nula, lo que trajo consigo que se expidieran
dos resoluciones con decisiones contradictorias. [...] Que, siendo
ello así, es evidente que la Sala de mérito ha incurrido en infracción
de las formas esenciales contenidas en los artículos 141 y 144 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial...» (Casación Nro. 1389-2001 /
Callao, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2002, págs.
8485-8486).
«... Se aprecia que por resolución [...] se corrigieron los votos
discordantes [...] pero sin sustento alguno, toda vez que de lo
actuado no aparecen los fundamentos de dichos votos, más aún si
se tiene en cuenta que ésta resolución [sic -léase esta resolución-]
no ha sido notificada a ninguna de las partes procesales; [...] se debe
agregar a ello, que el artículo ciento cuarentitrés, segundo párrafo,
del Texto Unico Ordenado de la Ley Orgánica del Poder Judicial
señala que: 'Una vez emitidos los votos, no pueden ser modificados
346 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
inciso tercero del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil,
en consecuencia se debe reponer el proceso al estado en que se
cometió el vicio...» (Casación Nro. 2054-2001 / Lima, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 01-04-2002, pág. 8509).
«... La sentencia de vista al pronunciarse conforma en un extremo
y anula en otro la apelada mandando a expedir un nuevo fallo, lo
que constituye una aberración jurídica pues genera una duplicidad
de sentencia que atenta contra toda lógica afectando el deber de
expresión claro y preciso que sobre todos los puntos controvertidos
debe contener una resolución...» (Casación Nro. 1846-2000 / Tacna,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7005).
«... El Colegiado Superior, pese a señalar en la sentencia de mérito
que el Juez de la causa no ha llevado a cabo un examen profundo
para determinar el monto de los intereses moratorios y compensatorios
que se reclaman, no revoca la sentencia de primera instancia en
cuanto a dicho extremo y la reforma convenientemente, sino que
más bien la declara nula y ordena que el Juez de la causa expida
un nuevo pronunciamiento al respecto, confirmando los demás
extremos de la apelada; [...] conforme a lo señalado precedentemente,
el Tribunal de mérito estaba facultado para llevar a cabo una nueva
valoración de los hechos y pruebas, por lo que carece de sustento
el declarar la nulidad parcial de la sentencia apelada, como ocurre
en el presente caso...» (Casación Nro. 1798-2000 / Tacna, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 01-03-2001, pág. 7004).
«... Si bien de acuerdo con el Artículo ciento veintiuno del Código
Procesal Civil, la sentencia de vista podía pronunciarse sobre la
validez de la relación procesal y declarar improcedente la demanda (...),
para ello tenía que declarar nula la apelada o revocarla, lo que
implica que la apelada contenía una causal de nulidad o la Sala
modificaba la misma, pero al declarar improcedente la demanda,
sin anular o revocar la apelada, se mantiene la misma, lo cual
importa un absurdo jurídico y no existe pronunciamiento en la
parte resolutiva sobre la sentencia apelada, incumpliendo lo
dispuesto en el inciso cuarto del Artículo ciento veintidós del
Código acotado e incurriendo en la causal de nulidad contemplada
en el Artículo ciento setentiuno de dicho Código» (Casación Nro.
3016-99 / Huaura, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 04-
07-2000, pág. 5528).
«... La Sala de revisión al haber revocado una sentencia que ya no
era objeto de apelación y que aun más había sido anulada por la
propia Sala Superior, ha infringido lo dispuesto en los incisos tres
y cuatro del artículo ciento veintidós del Código Adjetivo [C.P.C.],
concordado con el artículo trescientos sesenticuatro del mismo
388 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
[sic] del artículo 413 del Código Procesal Civil, las Universidades
Públicas están exoneradas de los gastos del proceso, mas no así de
los Costos, por lo que en el caso de autos la Universidad Nacional
[...] demandada es una Universidad Pública y por lo tanto se
encuentra exonerada del pago de Costas. [...] Que, las normas
invocadas [...] son de orden público y de obligatorio cumplimiento,
por lo que las instancias de mérito han incurrido en causal de
nulidad al incumplir estas normas condenando al pago de costas
a la Universidad demandada, situación que es imperativo corregir,
declarando la Nulidad de la sentencia en ese extremo de conformidad
con lo dispuesto por el artículo 171 del Código Procesal Civil...»
(Casación Nro. 1741-2004 / La Libertad, publicada en el Diario
Oficial El Peruano el 03-07-2006, pág. 16353).
«... Con relación al agravio descrito [...] referido a la condena de
costas y costos del proceso, cabe anotar que si bien en virtud a lo
dispuesto por el artículo cuatrocientos trece del Código Procesal
Civil, el recurrente se encontraba exonerado del pago de dichos
conceptos al contar con auxilio judicial, [...] no obstante, dicho error
no puede ser materia de nulidad, teniendo en cuenta el principio
procesal antes glosado [principio de trascendencia], por lo que debe
ser materia de corrección por parte de esta Sala Suprema, de
acuerdo a lo dispuesto por el numeral cuatrocientos siete del Código
Procesal Civil, debiendo entenderse que no procede el cobro de
tales conceptos...» (Casación Nro. 4930-2006 / Santa, publicada en
el Diario Oficial El Peruano el 02-09-2008, pág. 22673).
«... El artículo 1992 del Código Civil establece [...] que el Juez no
puede fundar sus fallos en la prescripción [extintiva] si no ha sido
invocada, además, entre las razones que pueden sustentar una
declaración de improcedencia de [la] demanda, reguladas en el
artículo 427 del Código Procesal Civil, no existe la causal de
prescripción de la acción, razón por la cual, se concluye que las
resoluciones emitidas por las instancias de mérito deben ser
anuladas por infringir el inciso 3o del artículo 122 del Código
Procesal Civil...» (Casación Nro. 2923-2006 / San Martín, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 05-01-2007, págs. 18373-18374).
«... La sentencia recurrida [sentencia de vista] viene declarando la
improcedencia de la demanda por presunta invalidez insubsanable
de la relación procesal, sustentada en el inciso primero del artículo
cuatrocientos veintisiete del Código Procesal Civil, al considerar
que la demandada [...] carece de legitimidad para ser considerada
parte pasiva en este proceso, no obstante que la improcedencia que
sanciona la citada norma procesal es para los casos en que se
verifique la falta de legitimidad para obrar de la parte demandante,
y no de la parte demandada, siendo que en este último caso nuestro
ordenamiento procesal prevé, en vía de saneamiento, la suspensión
del proceso para efectos de que la parte demandante establezca
correctamente la relación jurídica procesal; [...] esta circunstancia
determina que la sentencia de vista se encuentra afectada de
nulidad, toda vez que no consigna los fundamentos de derecho
pertinentes para la solución de la litis, conforme ordena el inciso
tercero del artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil, sino
que se sustenta en normas procesales impertinentes para declarar
la improcedencia de la demanda...» (Casación Nro. 2100-05 /
Ucayali, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 30-10-2006,
págs. 17496-17497).
«... El Banco recurrente [...] interpuso demanda de obligación de
dar suma de dinero derivada de contrato de arrendamiento
financiero, en la vía de conocimiento; [...] las resoluciones de mérito
han declarado liminarmente improcedente la demanda, por cuanto
la minuta con la que se recauda la acción no reviste la formalidad
de naturaleza imperativa que exige el numeral ocho del Derecho
[sic -léase Decreto-] Legislativo doscientos noventinueve Ley de
Arrendamiento Financiero; [...] no se trata de un proceso ejecutivo
[entiéndase proceso único de ejecución en la actualidad], sino de
una acción causal de conocimiento, donde se pretende cobrar el
cumplimiento de las obligaciones establecidas en una minuta de
arrendamiento financiero; [...] tratándose de una acción causal, no
se puede rechazar liminarmente la demanda, sin tramitar el proceso
con arreglo a ley y en el que sólo en la sentencia deberá definirse
402 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
«... El hecho de que dicho pago a cuenta (de un título valor) se haga
valer en ejecución de sentencia, no constituye causal de nulidad
del proceso (de ejecución)...» (CasaciónNro. 415-96 / Lima, publicada
en el Diario Oficial El Peruano el 25-10-1996, pág. 2363).
«... Del contexto del documento [acta de conciliación extrajudicial]
se aprecia que las partes debidamente determinadas, acordaron
obligaciones expresas, precisando el contenido, el alcance de las
mismas, los términos en que fueron pactadas así como el supuesto
que establece cuando [sic] la obligación asumida por una de las
partes se torna en exigióle, lo que permite concluir que las instancias
de mérito [,] al rechazar in limine la demanda señalando erróneamente
que previo al inicio del proceso se determine el incumplimiento o
no de los acuerdos contenidos en el título de ejecución, incurrió [sic
-léase incurrieron-] en un arbitrario análisis de los supuestos de
procedibilidad de la demanda de ejecución de resoluciones
judiciales [...]; [...] en consecuencia[,] conforme a lo anteriormente
expuesto [,] habiendo incurrido tanto el AQuo como el Ad Quem
en afectación al derecho a la tutela jurisdiccional efectiva de uno
de los justiciables, ello determina la afectación al debido proceso,
adoleciendo por ende sus pronunciamientos de nulidad
insubsanable a tenor del artículo ciento setenta y uno del Código
Procesal Civil, correspondiendo reponer el proceso al estado que
corresponde a tenor de la parte in fine del artículo ciento setenta y
seis del Código Procesal Civil...» (Casación Nro. 1636-2007 / Lima,
publicada en el Diario Oficial El Peruano el 01-12-2008, págs. 23272-
23273).
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Solicita se declare nulidad de audiencia
de pruebas
A L ....... JU Z G A D O C IV IL D E ..........
I. H EC H O S Q U E C O N FIG U R A N L A C A U SA L D E N U LID A D :
II. IN T E R E S P A R A P E D IR L A N U L ID A D :
III. S U S T E N T O D EL PED ID O D E N U L ID A D :
PO R TANTO:
Ciudad,
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
P ráctica Forense: Nulidad de los actos procesales 435
A L ....... JU Z G A D O C IV IL DE ...............
I. H EC H O S Q U E C O N FIG U R A N LA C A U SA L D E N U LID A D :
III. S U S T E N T O D EL P E D ID O D E N U LID A D :
Ciudad,
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
Práctica Forense: Nulidad de los actos procesales 437
mm
I DELO DE ESCRITO ABSOLVIENDO TRASLADO DE NULIDAD Y QUE SE FUNDA
EN EL CUMPLIMIENTO DE LOS FINES DEL ACTO PROCESAL IMPUGNADO
Secretario : .......................
Expediente : .......................
Cuaderno : PRINCIPAL.
Escrito : Nro................
Absuelve traslado de nulidad interpuesta
por la parte contraria
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
ley.
Ciudad,
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
438 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
A L .........JU Z G A D O C IV IL D E ...................
POR TA N T O :
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
ley.
Ciudad,...................
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
P ráctica Forense: Nulidad de los actos procesales 439
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
Ciudad,
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
ley.
Ciudad,...................
POR TANTO:
A la Sala Civil, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere
de ley.
Ciudad,...................
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
ley.
Ciudad,
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
P ráctica Forense: Nulidad de los actos procesales 443
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
Ciudad,
A L ........JUZGADO CIVIL DE
POR TANTO:
Al Juzgado, solicito se sirva tener presente lo expuesto y proveer conforme
se pide y de acuerdo a ley.
Ciudad,
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
P ráctica Forense: Nulidad de los actos procesales 445
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva admitir el presente recurso de apelación, a
efecto de que el superior en grado lo examine y proceda a anular o revocar
parcialmente la sentencia, en lo que concierne a su indebida integración.
Ciudad,
2.- Que, los actos procesales señalados en los acápites anteriores fueron
declarados nulos en la resolución apelada únicamente por haber
sido realizados en fecha posterior a .... (señalar el acto procesal de que
se trate), acto procesal este último que, como se indicara, fue anulado
en mérito de la solicitud respectiva presentada por la contraparte.
3.- Que, como resulta evidente, los actos procesales consignados en
los acápites que integran el punto 1 son independientes del acto
procesal cuya nulidad fue peticionada por la parte contraria y que,
448 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva admitir este recurso de apelación, a efecto de
que el superior en grado lo examine y proceda a anular o revocar parcialñiente
la resolución Nro......., en lo que respecta a la declaración de nulidad de lós
P ráctica Forense: Nulidad de los actos procesales 449
actos procesales indicados en los acápites que integran el punto 1 del rubro I
del presente medio impugnatorio.
Ciudad,
Secretario : .................................
Expediente : .................................
Cuaderno : DE APELACION.
Escrito : Nro.........................
Apela resolución que declara nulidad
de acto procesal
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva admitir este recurso de apelación, a efecto de
que el superior en grado lo examine y proceda a anular o revocar la resolución
Nro...... , de fech a.........
C iudad,...............
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener por interpuesta la presente solicitud de
nulidad y, en su oportunidad, declararla fundada, invalidando el acto procesal
impugnado por el (la) recurrente.
Ciudad,
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
ley.
Ciudad,
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
P ráctica Forense: Nulidad de los actos procesales 455
A L ........JUZGADO CIVIL DE
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
ley.
Ciudad,
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
P ráctica Forense: Nulidad de los actos procesales 457
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
ley.
Ciudad,..................
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener presente lo expuesto en lo que fuere de
Ciudad,
A L ...........JUZGADO CIVIL DE
Ciudad,...................
I. H EC H O S Q U E C O N FIG U R A N L A C A U SA L D E N U L ID A D :
II. IN TER ES PA R A P E D IR LA N U L ID A D :
PORTANTO:
Ciudad,...................
Sello y firm a del letrado Firm a del (de la) recu rren te
464 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los A ctos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
I. H EC H O S Q U E C O N FIG U R A N L A C A U SA L D E N U L ID A D :
II. IN T E R E S PA R A P E D IR L A N U L ID A D :
III. S U S T E N T O D EL PE D ID O D E N U LID A D :
PO R TA N TO :
A L ....... JU Z G A D O C IV IL DE ...............
Ciudad,
A L JU Z G A D O C IV IL D E ....................
I. V IA P R O C E D IM E N T A L Y PETIT O R IO :
II. C O M P E T E N C IA :
III. FU N D A M E N T O S D E H EC H O :
IV . I N T E R E S P A R A P E D IR L A N U L ID A D D E C O S A JU Z G A D A
FR A U D U LE N T A :
V. F U N D A M E N T A C IO N JU R ID IC A :
VI. M ED IO S PR O B A TO R IO S:
Ciudad,
I. V IA P R O C E D IM EN T A L Y PETIT O R IO :
II. C O M P E T E N C IA :
III. FU N D A M E N T O S D E H EC H O :
IV. IN T E R E S P A R A P E D IR L A N U L ID A D D E C O S A JU Z G A D A
FR A U D U LE N T A :
V. F U N D A M E N T A C IO N JU R ID IC A :
VI. M E D IO S P R O B A T O R IO S :
Ciudad,
II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso:
Porque, en aplicación del primer párrafo del artículo 475 del Código
Procesal Civil, los procesos de conocimiento (y el de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta lo es, según el primer párrafo del artículo 178
del Código Procesal Civil) se tramitan ante los Juzgados Civiles.
Porque, siendo dos o más los demandados, es competente el Juez
del lugar del domicilio de cualquiera de ellos, pues así lo dispone
el artículo 15 del Código Procesal Civil.
V. FUNDAMENTACION JURIDICA:
Mi petitorio se funda en lo normado en los siguientes preceptos legales:
Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, que
dispone que toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con
sujeción a un debido proceso.
Artículo 178 del Código Procesal Civil, de cuyo primer párrafo se
colige que puede demandarse, a través de un proceso de conocimiento,
Práctica Forense: Nulidad de cosa juzgada fraudulenta 477
PORTANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener por interpuesta la presente demanda y
darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y de
acuerdo a ley.
exigible para la representación judicial por abogado, cumplo con indicar que
está señalado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as)..........,
identificado (a) con D.N.I. Nro............., y .................... , identificado (a) con D.N.I.
Nro............. , para efectuar los actos de procuraduría que sean pertinentes en
el presente proceso, como son el revisar el expediente, sacar copias, copias
certificadas, gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger anexos, entre
otros.
TERCER OTROSI DIGO: Que, pido al Juzgado se sirva notificar esta
demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta al procurador de los asuntos
judiciales del Poder Judicial, a la dirección que se indica seguidamente:.............
CUARTO OTROSI DIGO: Que, pido al Juzgado se oficie (notifique
electrónicamente) a la respectiva dependencia judicial con el objeto de que
proceda a remitir el expediente Nro............, referido al proceso fenecido que
sobre................ fue seguido entre el (la) demandado (a), Sr. (a )....................... , y
el (la) recurrente, por ante e l ...... Juzgado Civil d e ..........., Secretario (a).............
QUINTO OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) accionante.
l.C Copia certificada (simple) del acta de conciliación, de fech a ...... ,
recaída en el proceso fenecido que sobre..................fue seguido entre
los (as) demandados (as), Sres. (a s).................. y ................. , y el (la)
accionante, por ante el ...... Juzgado Civil de .......... , expediente
Nro............, Secretario (a )..............
Ciudad,
II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............ es competente para conocer del presente
proceso:
Porque, en aplicación del primer párrafo del artículo 475 del Código
Procesal Civil, los procesos de conocimiento (y el de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta lo es, según el primer párrafo del artículo 178
del Código Procesal Civil) se tramitan ante los Juzgados Civiles.
Porque, siendo dos o más los demandados, es competente el Juez
del lugar del domicilio de cualquiera de ellos, pues así lo dispone
el artículo 15 del Código Procesal Civil.
V. FUNDAMENTACION JURIDICA:
Mi petitorio se funda en lo normado en los siguientes preceptos legales:
Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, que
dispone que toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con
sujeción a un debido proceso.
Artículo 178 del Código Procesal Civil, de cuyo primer párrafo
se colige que puede demandarse, a través de un proceso de
conocimiento, la nulidad del acuerdo de las partes homologado
por el Juez que pone fin al proceso, alegando que éste se ha seguido
con fraude, afectando el derecho a un debido proceso, cometido
por una (como es en el presente caso), o por ambas partes, o por el
Juez o por éste y aquéllas.
Artículo 178 del Código Procesal Civil, cuyo segundo párrafo
prescribe que puede demandar la nulidad (de cosa juzgada fraudulenta)
el tercero ajeno al proceso que se considere directamente agraviado
con la sentencia (entiéndase acuerdo conciliatorio en el presente
caso).
Artículo 105 del Código Procesal Civil, que trata acerca del
llamamiento posesorio y en cuyo primer párrafo se dispone que,
quien teniendo un bien en nombre de otro, es demandado como
poseedor de él, debe expresarlo en la contestación de la demanda,
precisando el domicilio del poseedor.
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener por interpuesta la presente demanda y
darle el trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y de
acuerdo a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. (a )...................... . con Reg............... , y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que concierne al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigióle para la representación judicial por abogado, cumplo con indicar que
está señalado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as)
..................... , identificado (a) conD.N.I. Nro............ , y ................... , identificado (a)
con D.N.I. Nro.............., para efectuar los actos de procuraduría que sean
pertinentes en el presente proceso, como son el revisar el expediente, sacar
copias, copias certificadas, gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger
anexos, entre otros.
TERCER OTROSI DIGO: Que, pido al Juzgado se sirva notificar esta
demanda de nulidad de cosa juzgada fraudulenta al procurador de los asuntos
judiciales del Poder Judicial, a la dirección que se indica seguidamente:..............
CUARTO OTROSI DIGO: Que, pido al Juzgado se oficie (notifique
electrónicamente) a la respectiva dependencia judicial con el objeto de que
proceda a remitir el expediente Nro............, referido al proceso fenecido que
sobre................fue seguido entre el (la) demandado (a), Sr. (a )........................, y
el (la) recurrente, por ante e l ...... Juzgado Civil d e ..........., Secretario (a).............
QUINTO OTROSI DIGO: Que, acompaño los siguientes anexos:
l.A Tasa judicial por concepto de ofrecimiento de pruebas.
l.B Fotocopia del D.N.I. del (de la) accionante.
l.C Copia certificada (simple) del acta de conciliación, de fe ch a ...... ,
recaída en el proceso fenecido que so b re................... fue seguido
entre los (as) demandados (as), Sres. (as) ................y .....................,
por ante e l ........ Juzgado Civil d e .......... , expediente Nro............ ,
Secretario (a )..............
Ciudad,
II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso:
Porque, en aplicación del primer párrafo del artículo 475 del Código
Procesal Civil, los procesos de conocimiento (y el de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta lo es, según el primer párrafo del artículo 178
del Código Procesal Civil) se tramitan ante los Juzgados Civiles.
Porque, siendo dos o más los demandados, es competente el Juez
del lugar del domicilio de cualquiera de ellos, pues así lo dispone
el artículo 15 del Código Procesal Civil.
V. FUNDAMENTACION JURIDICA:
Mi petitorio se funda en lo normado en los siguientes preceptos legales:
Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, que
dispone que toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con
sujeción a un debido proceso.
Artículo 178 del Código Procesal Civil, de cuyo primer párrafo se
colige que puede demandarse, a través de un proceso de conocimiento,
la nulidad del acuerdo de las partes homologado por el Juez que
Práctica Forense: Nulidad de cosa juzgada fraudulenta 485
Ciudad,
II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso:
Porque, en aplicación del primer párrafo del artículo 475 del Código
Procesal Civil, los procesos de conocimiento (y el de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta lo es, según el primer párrafo del artículo 178
del Código Procesal Civil) se tramitan ante los Juzgados Civiles.
Porque, siendo dos o más ios demandados, es competente el Juez
del lugar del domicilio de cualquiera de ellos, pues así lo dispone
el artículo 15 del Código Procesal Civil.
V. FUNDAMENTACION JURIDICA:
Mi petitorio se funda en lo normado en los siguientes preceptos legales:
Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, que
dispone que toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con
sujeción a un debido proceso.
Artículo 178 del Código Procesal Civil, de cuyo primer párrafo
se colige que puede demandarse, a través de un proceso de
conocimiento, la nulidad del acuerdo de las partes homologado
por el Juez que pone fin al proceso, alegando que éste se ha seguido
con fraude, afectando el derecho a un debido proceso, cometido
por una (como es en el presente caso), o por ambas partes, o por el
Juez o por éste y aquéllas.
Artículo 178 del Código Procesal Civil, cuyo segundo párrafo
prescribe que puede demandar la nulidad (de cosa juzgada
fraudulenta) el tercero ajeno al proceso que se considere
directamente agraviado con la sentencia (entiéndase transacción
judicial en el presente caso).
Artículo 105 del Código Procesal Civil, que trata acerca del
llamamiento posesorio y cuyo primer párrafo establece que, quien
teniendo un bien en nombre de otro, es demandado como poseedor
de él, debe expresarlo en la contestación de la demanda, precisando
el domicilio del poseedor.
Ciudad,
II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso:
Porque, en aplicación del primer párrafo del artículo 475 del Código
Procesal Civil, los procesos de conocimiento (y el de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta lo es, según el primer párrafo del artículo 178
del Código Procesal Civil) se tramitan ante los Juzgados Civiles.
Porque, siendo dos o más los demandados, es competente el Juez
del lugar del domicilio de cualquiera de ellos, pues así lo dispone
el artículo 15 del Código Procesal Civil.
V. FUNDAMENTACION JURIDICA:
Mi petitorio se funda en lo normado en los siguientes preceptos legales:
Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, que
dispone que toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con
sujeción a un debido proceso.
Artículo 178 del Código Procesal Civil, de cuyo primer párrafo
se colige que puede demandarse, a través de un proceso de
conocimiento, la nulidad del acuerdo de las partes homologado
por el Juez que pone fin al proceso, alegando que éste se ha seguido
con fraude, afectando el derecho a un debido proceso, cometido
por una (como es en el presente caso), o por ambas partes, o por el
Juez o por éste y aquéllas.
Práctica Forense: Nulidad de cosa juzgada fraudulenta 493
Artículo 178 del Código Procesal Civil, cuyo segundo párrafo prescribe
que puede demandar la nulidad (de cosa juzgada fraudulenta) el
tercero ajeno al proceso que se considere directamente agraviado
con la sentencia.
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener por interpuesta esta demanda y darle el
trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y de acuerdo
a ley.
Ciudad,
II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso:
Porque, en aplicación del primer párrafo del artículo 475 del Código
Procesal Civil, los procesos de conocimiento (y el de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta lo es, según el primer párrafo del artículo 178
del Código Procesal Civil) se tramitan ante los Juzgados Civiles.
Porque, siendo dos o más los demandados, es competente el Juez
del lugar del domicilio de cualquiera de ellos, pues así lo dispone
el artículo 15 del Código Procesal Civil.
V. FUNDAMENTACION JURIDICA:
Mi petitorio se funda en lo normado en los siguientes preceptos legales:
Artículo I del Título Preliminar del Código Procesal Civil, que
dispone que toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional
efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses, con
sujeción a un debido proceso.
Artículo 178 del Código Procesal Civil, de cuyo primer párrafo
se colige que puede demandarse, a través de un proceso de
conocimiento, la nulidad del acuerdo de las partes homologado
por el Juez que pone fin al proceso, alegando que éste se ha seguido
con fraude, afectando el derecho a un debido proceso, cometido
P ráctica Forense: Nulidad de cosa juzgada fraudulenta 497
POR TANTO:
Al Juzgado, pido se sirva tener por interpuesta esta demanda y darle el
trámite que a su naturaleza corresponde, conforme a mi derecho y de acuerdo
a ley.
PRIMER OTROSI DIGO: Que, delego las facultades generales de
representación, a que se contrae el artículo 80 del Código Procesal Civil, al (a la)
Dr. ( a ) ...................... , con Reg............... , y declaro estar instruido (a) sobre sus
alcances. En lo que concierne al domicilio del (de la) representado (a), requisito
exigible para la representación judicial por abogado, cumplo con indicar que
está señalado en la parte introductoria de esta demanda.
SEGUNDO OTROSI DIGO: Que, autorizo a los (as) señores (as)
..................... , identificado (a) con D.N.I. Nro............, y ...................., identificado (a)
con D.N.I. N ro.............., para efectuar los actos de procuraduría que sean
pertinentes en el presente proceso, como son el revisar el expediente, sacar
copias, copias certificadas, gestionar y recoger oficios, notificaciones, recoger
anexos, entre otros.
498 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
Ciudad,
II. COMPETENCIA:
El Juzgado Civil de ............. es competente para conocer del presente
proceso:
Porque, en aplicación del primer párrafo del artículo 475 del Código
Procesal Civil, los procesos de conocimiento (y el de nulidad de cosa
juzgada fraudulenta lo es, según el primer párrafo del artículo 178
del Código Procesal Civil) se tramitan ante los Juzgados Civiles.
Porque, siendo dos o más los demandados, es competente el Juez
del lugar del domicilio de cualquiera de ellos, pues así lo dispone
el artículo 15 del Código Procesal Civil.
IV. IN T E R E S P A R A P E D IR L A N U L ID A D D E C O S A JU Z G A D A
FR A U D U LE N T A :
V. FU N D A M E N T A C IO N JU R ID IC A :
V I. M ED IO S P R O B A T O R IO S:
PO R TANTO:
Ciudad,
A L ..............JU Z G A D O C IV IL DE
L FUNDAMENTOS DE HECHO:
1.~ Que, el (la) demandado (a), Sr. (a )..................., y el (la) accionante
siguieron un proceso sobre ................, ante el ......Juzgado Civil
d e ...... , expediente Nro.........., Secretario (a ).............. , proceso que
culminó con la sentencia, de fecha....... , que adquirió la autoridad
de cosa juzgada, después de haberse agotado los mecanismos
internos de impugnación contemplados en la ley.
2.- Que, en el proceso aludido en el punto anterior la contraparte obró
en forma fraudulenta, pues ...... (señalar los actos u omisiones que
configuran una conducta fraudulenta que influye en la decisión final).
3.- Que, atendiendo a lo señalado precedentemente, el (la) accionante
interpuso la respectiva demanda de nulidad de cosa juzgada
fraudulenta, la cual se tramita en este Juzgado, expediente
Nro............., Secretario (a )............. , con el objeto de que se declare
la nulidad de la sentencia emitida en el proceso mencionado en el
punto 1, en aplicación de lo dispuesto en nuestra legislación procesal.
4.- Que, la presente medida cautelar (de anotación de demanda de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta en los Registros Públicos)
tiene por finalidad poner en conocimiento de terceros, a través
de la publicidad registral, que se está tramitando un proceso (de
nulidad de cosa juzgada fraudulenta) en el que se discute la validez
de la sentencia emitida en el proceso al que se hace mención en el
punto 1, por lo que cualquier acto jurídico que se realice en relación
con los derechos inscritos a que se refiere el proceso fraudulento
504 Derecho Procesal Civil II: Nulidad de los Actos Procesales / Alberto Hinostroza Minguez
II. M ED IO S P R O B A T O R IO S :
III. FU N D A M E N T A C IO N JU R ID IC A :
V. CO N TRACAU TELA:
PO RTANTO:
Al Juzgado, pido se sirva admitir la presente solicitud de medida cautelar,
de acuerdo a ley.
Ciudad,
A L ...... JU Z G A D O C IV IL D E ..................
PO R TANTO:
Ciudad,
AVILA PAZ, Rosa Angélica; y RAMOS, Alicia (1976): «La cosa juzgada y sus
modos de impugnación». En: Revista del Derecho Comercial y de las Obligaciones,
Ediciones Depalma, Buenos Aires 1976, Año 9, Nros. 49 a 54, págs. 583-600.
DEVIS ECHANDIA, Hernando (1985): Teoría general del proceso. Tomo II,
Editorial Universidad, Buenos Aires.
GALLINAL, Rafael (s/a): Manual de derecho procesal civil. Tomo II, Unión
Tipográfica Editorial Hispano - Americana, Buenos Aires.
GIO VANNONI, Adrio (1980): «Los vicios formales en la realización del acto
procesal». En: Estudios de Nulidades Procesales, Ed. Hammurabi, Buenos Aires,
1980, págs. 71-86.
PALACIO, Lino Enrique (1977): Derecho procesal civil. Tomo IV, Ed.
Abeledo - Perrot, Buenos Aires.
PARRY, Adolfo E. (1956): «La cosa juzgada írrita». En: Revista Jurídica
Argentina La Ley, Ed. La Ley, Buenos Aires, 1956, Tomo 82, págs. 743-752.
SALAS VIVALDI, Julio S. (1962): «Facultades del Juez en el proceso civil para
mantener la corrección del procedimiento». En: Revista del Ministerio de Justicia,
Ministerio de Justicia, Venezuela, Julio - Agosto - Septiembre de 1962, Año XI,
Nro. 42, págs. 287-300.
SALAS VIVALDI, Julio E. (1988): «La subsanación del acto procesal irregular».
En: Revista de Derecho, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad
de Concepción, Concepción, Chile, Enero - Junio 1988, Año LXI, Nro. 183,
págs. 25-32.
Introducción..........................................................................................................9
[ d q c t r in a |
P R IM ER A P A R T E
TEORIA GENERAL DE LA NULIDAD PROCESAL
CAPITULO I
N O C IO N E S E SE N C IA L E S
1. Sanciones procesales........................................................................................ 17
2. Nulidades substanciales y procesales......................................................... 20
3. Sistemas de nulidades procesales..................................................................21
4. Concepto de nulidad procesal ...................................................................... 23
5. Distinción entre ineficacia y nulidad procesal...........................................29
5.1 Revocabilidad y nulidad procesal..................................................... 31
6. Distinción entre caducidad y nulidad procesal........................................ 31
7. Vicios que dan origen a la nulidad procesal..............................................32
7.1 Los vicios del consentimiento en la realización
del acto procesal.....................................................................................35
8. Fundamento de la nulidad procesal ........................................................... 41
9. Interpretación de la nulidad procesal......................................................... 41
10. Finalidad de la nulidad procesal ..................................................................42
CAPITULO II
C LA SES D E N U L ID A D P R O CESA L
CAPITULO III
P R IN C IP IO S Q U E R IG E N L A N U L ID A D P R O C E SA L
1. Mención preliminar................................................................................ 77
2. Principio de especificidad...............................................................................77
2.1 Definición................................................................................................. 77
2.2 A plicación................................................................................................ 79
3. Principio de finalidad incumplida ...............................................................81
4. Principio de trascendencia..............................................................................85
5. Principio de protección ................................................................................... 88
6. Principio de conservación...............................................................................90
7. Principio de convalidación..............................................................................91
7.1 Configuración..........................................................................................91
7.2 Formas de convalidación..................................................................... 95
7.3 Nulidades procesales no convalidables .........................................103
7.4 Inviabilidad de convalidación de actos procesales
inexistentes ............................................................................................105
8. Principio de la declaración judicial ............................................................106
9. Principio de independencia......................................................................... 108
CAPITULO IV
D E C L A R A C IO N D E L A N U L ID A D P R O C E SA L
CAPITULO V
L A N U L ID A D D E CO SA JU Z G A D A FR A U D U L E N T A
S EG U N D A PA RTE
LA NULIDAD PROCESAL EN
NUESTRO ORDENAMIENTO JURIDICO
CAPITULO VI
L A N U L ID A D E N EL C O D IG O P R O C ESA L CIVIL
CAPITULO VII
L A N U L ID A D P R O C E SA L E N L A JU R ISP R U D E N C IA
C A SA T O R IA
^PRACTICA FORENSE |
BIBLIOGRAFIA................................................................................................ 507