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DERECHO ADMINISTRATIVO Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL

CONCEPTOS GENERALES

DERECHO ADMINISTRATIVO

Concepto.

Son muchos los autores que se han esforzado en dar un concepto de Derecho
administrativo, dando lugar a diferentes posiciones doctrinales.

Así, para ZANOBINI “El Derecho administrativo  es aquella parte del Derecho
público que tiene por objeto la organización, los medios y las formas de la
actividad de las Administraciones Públicas y las consiguientes relaciones jurídicas
entre aquéllas y otros sujetos”.

Para GARCÍA DE ENTERRÍA, el Derecho administrativo  es “un Derecho de


naturaleza estatutaria, en cuanto se dirige a la regulación de las singulares
especies de sujetos que se agrupan bajo el nombre de Administraciones Públicas,
substrayéndolas del Derecho común”.

POSADA habla de “orden jurídico de la actividad encaminada a procurar la buena


disposición de las Administraciones Públicas”.

MARTÍNEZ LÓPEZ-MUÑIZ lo conceptúa como “conjunto de normas del Derecho


público interno que regulan la organización y la actividad de las Administraciones
públicas”.

 
Pasamos a continuación a analizar los diferentes caracteres que integran este
último concepto dado de Derecho administrativo.

a)                     Derecho público: Es la parte del Derecho relativa al Poder público


en cuanto tal y se contrapone el Derecho privado que se ocupa de la ordenación
jurídica común a las personas físicas en sus relaciones recíprocas.

b)                     Derecho interno: Regula la organización y actividad de las


Administraciones públicas españolas. Se contrapone al Derecho internacional
administrativo que se ocupa de la ordenación jurídica de la actividad
administrativa de los organismos internacionales.

c)                      Derecho que regula la organización y la actividad de las


Administraciones públicas: El Derecho administrativo regula de una parte el modo
en que se organizan las Administraciones públicas, y de otra el modo en que se
relacionan entre sí o con los particulares.

Fuentes.

Las fuentes (formales) del Derecho, y por consiguiente también  del Derecho
administrativo, hacen referencia a los distintos tipos normativos en que vienen
expresadas las reglas que integran el Derecho, en nuestro caso, el administrativo
(Constitución, Leyes orgánicas, Leyes ordinarias, Decretos Legislativos, Decretos-
Leyes, Reales Decretos, Decretos, Órdenes, etc.).

El artículo 1.1 del Código Civil dispone con carácter general que “Las fuentes del
ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los principios generales
del Derecho”.

 
El término “ley” que cita el Código Civil como primera fuente formal del
ordenamiento jurídico español debe ser entendido en   sentido amplio (ley
material), comprensivo de cualquier norma escrita. Dentro de él, podemos
diferenciar la Constitución, las Leyes en sentido estricto (Leyes formales), las
disposiciones del Gobierno con fuerza de Ley, esto es, los Decretos Legislativos y
los Decretos-Leyes, los Tratados Internacionales, las normas del Derecho
comunitario europeo y los Reglamentos.

En consecuencia, las fuentes del Derecho, y también del Derecho administrativo,


son las siguientes:

a)     La ley material, esto es:

1. La Constitución.
2. Los Tratados Internacionales.
3. Las Leyes formales (orgánicas u ordinarias).
4. Las  normas del Poder ejecutivo con rango de Ley (Decretos
Legislativos y Decretos-Leyes).
5. El Derecho comunitario europeo.
6. Los Reglamentos.

b)    La costumbre.

c)     Los principios generales del Derecho.

A)  La Constitución:

 
La Constitución es la primera de las fuentes del Derecho administrativo que
prevalece y se impone a todas las demás, tal y como se desprende de su artículo
9.1 en donde se dispone que “Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos
a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.

B)   Los Tratados Internacionales:

Los Tratados Internaciones son acuerdos que el Estado español celebra con otros
Estados soberanos.

La Constitución establece en su artículo 96.1 que “Los tratados internacionales


válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán
parte del ordenamiento interno. (…)”.

Por su parte, el artículo 1.5 del Código Civil señala textualmente que “Las normas
jurídicas contenidas en los tratados internacionales no serán de aplicación directa
en España en tanto no hayan pasado a formar parte del ordenamiento interno
mediante su publicación íntegra en el Boletín Oficial del Estado”.

Por tanto, para que un Tratado Internacional pase a ser fuente del Derecho
español es requisito indispensable que sea publicado íntegramente en el Boletín
Oficial del Estado.

Hay que señalar que la negociación y firma de los Tratados Internacionales


corresponde al Gobierno. No obstante, las Cortes Generales deben dar su
autorización respecto de aquellos Tratados Internacionales que se refieran a
cualquiera de las siguientes materias:

a)     De naturaleza política o militar.

b)    Los que afecten a la integridad territorial del Estado.

c)     Los que se refieran a los derechos y deberes fundamentales del Título
primero de la Constitución.

d)    Los que comporte obligaciones financieras para la Hacienda Pública.

e)     Los que supongan la modificación o derogación de alguna Ley o exijan


medidas legislativas para su ejecución.

De la conclusión de los restantes Tratados Internacionales serán inmediatamente


informados el Congreso de los Diputados y el Senado.

C)   Las Leyes:

Inmediatamente subordinadas a la Constitución están las Leyes que pueden


emanar bien del Poder legislativo del Estado, bien de los Poderes legislativos de las
Comunidades Autónomas.

Ello se debe a que en el ordenamiento español, coexisten dos sujetos con


capacidad para crear Leyes: el Estado y cada una de las diecisiete Comunidades
Autónomas surgidas de la Constitución.

 
Por ello, podemos diferenciar entre las Leyes del Estado que aprueban las Cortes
Generales, y las Leyes de las Comunidades Autónomas que aprueban para sus
respectivos territorios sus  correspondientes Asambleas Legislativas.

Las Leyes del Estado, a su vez, pueden ser orgánicas u ordinarias. Las Leyes
orgánicas son aquéllas para cuya aprobación, modificación o derogación la
Constitución exige mayoría absoluta del Congreso de los Diputados, en una
votación final sobre el conjunto del proyecto, es decir, la mitad más uno del
número total de diputados independientemente del número de diputados
presentes en la sesión. La Constitución dispone en su artículo 81.1 que han de ser
objeto de Ley orgánica las siguientes materias:

a)                     El desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades


públicas.

b)                     La aprobación de los Estatutos de Autonomía de las diversas


Comunidades Autónomas.

c)                      El régimen electoral general.

d)                     Y las demás previstas en la Constitución.

Por su parte, la aprobación, modificación o derogación de las  Leyes ordinarias del


Estado no exige tal mayoría cualificada pues basta para ello la mayoría simple de
votos, esto es, la mitad más uno de los miembros presentes en la sesión.

D)  Las normas del Gobierno con fuerza de Ley:

 
La Constitución atribuye al Gobierno la facultad de dictar normas jurídicas con
rango de Ley bajo la forma de Decretos Legislativos y de Decretos-Leyes.

Ello tiene su justificación en que la tramitación parlamentaria de las Leyes


formales resulta ciertamente compleja, por lo que la Constitución, sumamente
previsora, permite al Gobierno que en determinados supuestos y bajo ciertas
condiciones, el Poder ejecutivo pueda dictar disposiciones normativas con rango de
Ley.

D1) El Decreto Legislativo:

El artículo 82.1 de la Constitución permite a las Cortes Generales  delegar en el


Gobierno la potestad de dictar normas con rango de Ley sobre aquellas materias
que no estén reservadas a las Leyes orgánicas.

La finalidad de la delegación legislativa puede ser doble:

a)                      Formar un texto articulado (crear un texto legal conforme a las


principios y criterios dados por el Poder legislativo), en cuyo caso la delegación se
efectuará mediante una Ley de bases.

b)                     Formar un texto refundido (refundir varios textos legales


preexistentes en uno solo), en cuyo caso la delegación se efectuará a través de
una Ley ordinaria.

 
En ambos casos, las disposiciones del Gobierno recibirán el título de Decretos
Legislativos.

D2) El Decreto-Ley:

En este caso el Gobierno no recibe delegación alguna del Poder legislativo sino que
el la propia Constitución la que le habilita para dictar, en determinados supuestos
y bajo ciertos condicionantes, disposiciones normativas con fuerza de Ley.

Así, en casos de extraordinaria y urgente necesidad, el Gobierno puede aprobar


disposiciones legislativas provisionales que, una vez promulgadas, deben ser
sometidas al control del Congreso de los Diputados al objeto de pronunciarse
expresamente en el plazo de los treinta días siguientes a su promulgación, sobre
su convalidación o derogación.

Sin embargo, la Constitución enumera una serie de materias que no pueden ser
reguladas por medio de Decretos-Leyes, a saber:

a)     La ordenación de las instituciones básicas del Estado.

b)    Derechos y deberes fundamentales del Título primero de la Constitución.

c)     Régimen de las Comunidades Autónomas.

d)    Derecho electoral general.

 
Las disposiciones normativas que por esta vía finalmente dicte el Gobierno
tomarán la forma de Decretos-Leyes.

E)   El Derecho comunitario europeo:

Desde el ingreso de España en la Unión Europea el 1 de enero de 1.986, las


normas del Derecho comunitario europeo son fuente del Derecho español y, por
tanto también, del Derecho administrativo, en su caso.

Las normas comunitarias son las siguientes:

a)     Los Tratados constitutivos de la Unión Europea.

b)    Los Reglamentos que tendrán alcance general y serán obligatorios en todos
sus elementos y directamente aplicables en cada Estado miembro.

c)     Las Directivas que obligarán al Estado miembro destinatario en cuanto al


resultado que deba seguirse, dejando sin embargo a las autoridades nacionales la
elección de la forma y de los medios.

d)    Finalmente, con menor trascendencia, las Decisiones, las Recomendaciones y


los Dictámenes.

F)    Los Reglamentos:

 
De acuerdo con PARADA VÁZQUEZ el Reglamento puede conceptuarse como “Toda
norma escrita con rango inferior a la Ley dictada por una Administración Pública”.

De la referida definición se extraen las siguientes conclusiones:

a)     Los Reglamentos son normas jurídicas escritas. Por ello, se caracterizan por
la notas de generalidad y obligatoriedad.

b)    Los Reglamentos están subordinados a las Leyes y a las normas con fuerza de
Ley. De esta forma, un Reglamento no puede derogar nunca una Ley o una norma
con fuerza de Ley. Sin embargo, toda Ley o norma con rango de Ley tiene efectos
derogatorios sobre cualquier Reglamento.

c)     La fuente material de los Reglamentos es siempre en una Administración


Pública en el ejercicio de potestades administrativas.

Asimismo, y siguiendo a PARADA VÁZQUEZ, podemos distinguir distintas clases de


Reglamentos en función de los diferentes criterios que se exponen a continuación:

A) Por su relación con la Ley:

Podemos diferenciar entre Reglamentos independientes, ejecutivos y de necesidad.

 
Los Reglamentos independientes o extra legem son dictados para regular materias
que interesa a la Administración y sobre las cuales no hay regulación de Ley
formal.

Los Reglamentos ejecutivos o secundum legem  son los que desarrollan una Ley.
Este tipo de Reglamentos es el más común.

Los Reglamentos de necesidad o contra legem son un tipo de normas


reglamentarias que dicta la Administración Pública para hacer frente a situaciones
absolutamente extraordinarias (inundaciones, catástrofes, graves alteraciones del
orden público, etc.).

B) Por razón de la materia que regulan:

Se distinguen aquí entre los Reglamentos internos y los externos.

Los Reglamentos internos (también llamados “administrativos” o “de


organización”), tienen por objeto regular la organización de la Administración
Pública que los ha dictado. Estos Reglamentos están dirigidos a personas
vinculadas de forma especial con la Administración como es el caso de sus
funcionarios, de los usuarios de un servicio público (estudiantes, pacientes, …),
etc. Por ello, se habla de una supremacía especial, que es la que tiene la
Administración Pública de que se trate respecto de determinadas personas.

Los Reglamentos externos (también denominados “jurídicos” o “de relación”),


tienen por objeto regular la actividad de la Administración estableciendo derechos
y deberes de las personas en general. Estos Reglamentos inciden directamente
sobre los administrados en general. Aquí se habla de una supremacía general, esto
es, la que tiene la correspondiente Administración Pública sobre todos los
ciudadanos.

C) Por su origen:

Los Reglamentos pueden ser territoriales, institucionales o corporativos según


provengan de Administraciones Públicas territoriales (Administración General del
Estado, Administración General de cada una de la Comunidades Autónomas y
entes territoriales que integran la Administración Local (Municipios, Islas y
Provincias)), institucionales (organismos autónomos), o corporativas (Colegios
Profesionales)

Respecto a los Reglamentos de naturaleza territorial podemos diferenciar en


función de su origen los siguientes:

a)                       Reglamentos estatales: Ya sabemos que la Constitución atribuye


al Gobierno varias funciones entre las que se encuentra la potestad reglamentaria.
Se trata de los Reales Decretos cuya aprobación corresponde al Consejo de
Ministros. Subordinados a los Reales Decretos están las Órdenes  acordadas por
las Comisiones Delegadas del Gobierno, las Órdenes ministeriales, y las
Resoluciones, Instrucciones o Circulares de las autoridades inferiores.

b)                      Reglamentos autonómicos: Son los aprobados por los respectivos


Consejos de Gobierno de las Comunidades Autónomas que reciben el nombre de
Decretos. Los miembros de este Consejo, los consejeros, también pueden dictar
Órdenes.
c)                       Reglamentos locales: Comprende los Reglamentos y las
Ordenanzas que aprueban los Plenos de los respectivos Ayuntamientos y
Diputaciones, así como los Bandos que los alcaldes pueden dictar en materias de
su competencia.

Finalmente, reseñar que así como hemos visto que el control de la


constitucionalidad de la Leyes corresponde al Tribunal Constitucional, el control de
la legalidad de los Reglamentos corresponde al Poder judicial y, concretamente, a
los Juzgados y Tribunales del orden jurisdiccional contencioso-administrativo.

G)  La costumbre:

La costumbre consiste en una conducta (elemento material) observada


reiteradamente en una comunidad que desea observarla (elemento espiritual).

La costumbre, pese a ser una fuente del ordenamiento jurídico español, en el


ámbito del Derecho público no desempeña papel alguno.

A pesar de ello, hay que advertir que se trata de una fuente subsidiaria de primer
grado, puesto que se aplica en defecto de norma escrita (ley en sentido amplio).

H)  Los principios generales del Derecho:

 
Son  principios, bien del Derecho natural, bien del Derecho positivo, que inspiran el
ordenamiento jurídico

Se trata de una fuente del Derecho subsidiaria de segundo grado, pues se aplica
en defecto de norma escrita (ley en sentido amplio) y costumbre, y su finalidad no
es otra que la de evitar que los jueces y Tribunales, obligados por el artículo 1.7
del Código Civil a fallar en cualquier caso todos los pleitos sometidos a su decisión,
puedan crear Derecho cuando en un supuesto controvertido no haya ley o
costumbre aplicable, en cuyo caso, el órgano judicial en vez de resolver el pleito
como personalmente entienda, debe recurrir a los principios generales del
Derecho.

La Administración pública.

De acuerdo con MARTÍNEZ LÓPEZ-MUÑIZ, se puede definir la Administración


pública como un centro de actividad institucionalizado como Poder público
subordinado a la Ley, sujeto a dirección política, sometido al control
judicial, y sin potestades legislativas ni jurisdiccionales.

Analicemos sucintamente cada uno de los elementos definitorios de Administración


pública:

a)                        Centro de actividad institucionalizado como Poder público: Esta


expresión quiere decir que las Administraciones públicas son Poderes públicos.

b)                        Subordinado a la Ley: Lo dice el artículo 103 de la Constitución


al disponer que la Administración pública sirve y actúa con sometimiento pleno a la
Ley y al Derecho. Esto supone que la Administración pública sólo puede realizar
aquello para lo que ha sido previamente habilitado por la Ley. Se trata de la
vinculación positiva de la Administración al ordenamiento jurídico.

c)                         Sujeto a dirección política: Toda Administración pública se


muestra, en efecto, como una organización dirigida políticamente, es decir, al
frente de cualquier Administración hay siempre uno o más órganos de gobierno
elegidos por el cuerpo electoral correspondiente.

d)                        Sometido al control judicial: Toda la actuación de las


Administraciones públicas queda sujeto al control del Poder judicial, a diferencia de
los actos del Poder legislativo que queda sometido al control del Tribunal
Constitucional.

e)                         Sin potestades legislativas: Las Administraciones públicas


carecen de potestad legislativa y, en consecuencia, no pueden dictar Leyes. Sólo
se excepciona la potestad del Gobierno de dictar normas jurídicas con rango de
Ley (Decretos Legislativos y Decretos-Leyes).

f)                          Sin potestades jurisdiccionales: Las Administraciones públicas


carecen de potestad jurisdiccional, pues ésta recae sobre el Poder judicial que,
precisamente, controla la actuación de las Administraciones.

La Administración General del Estado.

La Ley 6/1997, de 14 de abril, de Organización y Funcionamiento de la


Administración General del Estado, regula la organización y el funcionamiento de la
Administración General del Estado y los Organismos públicos vinculados o
dependientes de ella, para el desarrollo de su actividad.

Existen tres niveles de la organización de la Administración General del Estado, a


saber:
 

a)     Nivel central.

b)    Nivel territorial.

c)     Nivel exterior.

A) Nivel central:

En la organización central existen órganos superiores y órganos directivos:

a)     Órganos superiores:

 ·Los Ministros.
 ·Los Secretarios de Estado.

b)    Órganos directivos:

 ·Los Subsecretarios y Secretarios generales.


 ·Los Secretarios generales técnicos y Directores generales.
 ·Los Subdirectores generales

 
La Administración General del Estado se organiza en Ministerios, comprendiendo
cada uno de ellos uno o varios sectores funcionalmente homogéneos de actividad
administrativa. La determinación del número, la denominación y el ámbito de
competencia respectivo de los Ministerios y las Secretarías de Estado se establecen
mediante Real Decreto del presidente del Gobierno.

En los Ministerios pueden existir Secretarías de Estado, y excepcionalmente


Secretarías Generales para la gestión de un sector de actividad administrativa.

Los Ministerios contarán, en todo caso, con una Subsecretaría, y dependiendo de


ella una Secretaría General Técnica.

Las Direcciones Generales son los órganos de gestión de una o varias áreas
funcionalmente homogéneas.

Las Direcciones Generales se organizan en Subdirecciones Generales para la


distribución de las competencias encomendadas a aquéllas, la realización de las
actividades que les son propias y la asignación de objetivos y responsabilidades.

Las Subsecretarías, las Secretarías Generales, las Secretarías Generales Técnicas,


las Direcciones Generales, las Subdirecciones Generales,  y órganos similares a los
anteriores se crean, modifican y suprimen por Real Decreto del Consejo de
Ministros, a iniciativa del ministro interesado y a propuesta del ministro de
administraciones públicas.

Todos los demás órganos de la Administración General del Estado se encuentran


bajo la dependencia o dirección de un órgano superior o directivo y se crean,
modifican y suprimen por orden del ministro respectivo, previa aprobación del
ministro de administraciones públicas.

Las unidades que no tengan la consideración de órganos se crean, modifican y


suprimen a través de las relaciones de puestos de trabajo.

Los ministros son los jefes superiores del Departamento y superiores jerárquicos
directos de los secretarios de estado.

Los órganos directivos dependen de alguno los anteriores y se ordenan


jerárquicamente entre sí de la siguiente forma: subsecretario, director general y
subdirector general.

Los secretarios generales tienen categoría de subsecretario y los secretarios


generales técnicos tienen categoría de director general.

La jerarquía de los órganos superiores y directivos de la Administración General


del Estado responde, pues, al siguiente esquema:

MINISTRO

SECRETARIO DE ESTADO

SUBSECRETARIO (SECRETARIOS GENERALES)


DIRECTORES GENERALES (SECRETARIOS GENERALES TÉCNICOS)

SUBDIRECTORES GENERALES

En la organización territorial de la Administración General del Estado son


órganos directivos tanto los delegados del gobierno en las Comunidades
Autónomas que tendrán rango de subsecretario, como los subdelegados del
gobierno en las provincias, los cuales tendrán nivel de subdirector general.

Reglamentariamente se determinarán las Islas en las que existirá un director


insular de la Administración General del Estado, con el nivel que se determine en
la relación de puestos de trabajo.

En la Administración General del Estado en el exterior son órganos directivos los


embajadores y representantes permanentes ante Organizaciones internacionales.

Integran la Administración General del Estado en el exterior

a)     Las Misiones Diplomáticas Permanentes o Especiales.

b)    Las Representaciones o Misiones Permanentes.

c)     Las Delegaciones.


d)    Las Oficinas Consulares.

e)     Las Instituciones y Organismos públicos de la Administración General del


Estado cuya actuación  se desarrolle en el exterior.

La Administración tributaria.

La Constitución atribuye poder financiero tanto al propio Estado, como a las


Comunidades Autónomas y a las Corporaciones Locales.

Este poder financiero tiene dos manifestaciones, a saber:

a)                      Poder financiero en sentido estricto, que consiste en la facultad


de establecer normas reguladoras de la actividad financiera.

b)                      Potestad financiera, consistente en aplicar dichas normas y


que ostenta la llamada Administración tributaria.

La Administración tributaria es, pues, la titular de  denominada potestad financiera


y se ocupa de aplicar, de ejecutar, de administrar la materia financiera. La
Administración tributaria es titular de una expresión jerárquicamente inferior de
dicho poder financiero, que se concreta en la capacidad de dictar actos
administrativos dirigidos a hacer cumplir las normas de rango jurídico superior
emanadas de los órganos titulares del poder financiero.

En el estudio de la Administración tributaria debe recordarse la división territorial


del poder financiero y, en consecuencia, habrá que proceder al análisis de la
Administración financiera del Estado, de las Comunidades Autónomas y de las
Corporaciones Locales.

Respecto de la Administración tributaria del Estado, cabe destacar la Agencia


Estatal de la Administración Tributaria adscrita al Ministerio de Hacienda a través
de su Secretaría de Estado, que fue creada por la Ley de Presupuestos Generales
del Estado para 1.991. Esta Agencia se define como una entidad de Derecho
público, con personalidad jurídica y patrimonio propios que actúa con autonomía
de gestión y plena capacidad jurídica, pública y privada, en el cumplimiento de sus
fines.

Por lo que respecta a la Administración tributaria de las Comunidades Autónomas


habrá que estar a los que disponga tanto el Estatuto de Autonomía respectivo
como las Leyes dictadas al respecto por sus Asambleas Legislativas. No obstante,
en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Castilla y León cabe destacar la
Consejería de Economía y Hacienda.

Finalmente, en el ámbito de las Corporaciones Locales se encargan de la potestad


financiera de las mismas sus órganos colegiados (Pleno, Comisión Especial de
Cuentas y Comisiones informativas), y sus órganos unipersonales (alcalde y
concejales).

CONJUNTO DE LEYES

Leyes
Ley Orgánica para la Ordenación y Gestión del Territorio

Esta es una de las leyes más esenciales que rige la ordenación del Territorio, la cual esta estructurada por VII

Títulos y 206 artículos.

El Plan Básico de Ordenamiento Territorial es el instrumento técnico y normativo, mediante el cual la administración

municipal fijan objetivos, directrices, políticas, programas, estrategias, metas, actuaciones y normas para orientar y

administrar EL DESARROLLO FÍSICO DEL TERRITORIO Y LA UTILIZACIÓN DEL SUELO DEL MUNICIPIO (áreas

urbana y rural) a corto, mediano y largo plazo, para mejorar el nivel y calidad de vida, en concordancia con el modelo

de desarrollo socioeconómico y en armonía con el medio ambiente y las tradiciones históricas y culturales de la

región.

Objeto

Establecer las disposiciones que regirán los procesos nacionales, regionales y locales, de ordenación y gestión del

territorio, de conformidad con la estrategia nacional de desarrollo, los patrimonios territoriales de la Nación, las

realidades y las valoraciones ecológica, sociocultural, socioeconómica y geopolítica, de esos patrimonios, para

orientar la distribución espacial del desarrollo y el fortalecimiento del Poder Comunal.

Principios

El Ejecutivo Nacional velará porque todas las actividades y disposiciones que regulan el proceso de ordenación y

gestión de la ordenación del territorio, se realicen bajo los principios de:

1. Soberanía nacional: En reconocimiento de sus derechos soberanos sobre sus recursos naturales, le incumbe al

Estado la facultad de regular la ordenación del territorio de acuerdo a sus leyes nacionales y acuerdos

internacionales suscritos por la República.

2. Equilibrio territorial: La ordenación del territorio deben dirigirse a erradicar los hechos y causas que favorezcan las

desigualdades territoriales derivadas de la localización de las actividades productivas, por lo que debe responder a la

vocación específica y ventajas

comparativas de cada espacio que integra el territorio nacional, racionalizando los criterios de inversión, distribución

y recaudación de recursos públicos e incentivando la inversión privada.

3. Desarrollo endógeno: La ordenación del territorio debe orientar la distribución espacial óptima del desarrollo, a

partir de la consideración de los factores locales, según el modelo caracterizado por el uso y aprovechamiento de los

recursos naturales con base en las capacidades, potencialidades y habilidades propias de la población que habita un

territorio, conforme a sus ventajas comparativas, y que permita la integración de cadenas productivas, capaces de
crear, fortalecer o consolidar economías locales y regionales, y generar equilibrios sociales, económicos y

territoriales.

4. Desarrollo sustentable: La ordenación del territorio debe atender a un desarrollo armónico en lo económico, lo

social, lo político y lo cultural; donde los impactos sobre los ecosistemas no transgredan los niveles de tolerancia

para garantizar su reproducción y permanencia en el tiempo, y deben, igualmente, redundar en una distribución

equitativa de sus beneficios y bondades.

5. Precaución: Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no servirá de

fundamento para postergar la adopción de medidas eficaces para impedir los desequilibrios territoriales y la

inadecuada ocupación del espacio.

6. Corresponsabilidad: La ordenación y gestión del territorio es un deber compartido entre el Estado y la sociedad,

por lo que el Estado proveerá los mecanismos para la efectiva participación de la comunidad organizada en los

procesos de ordenación y gestión del territorio. Las cargas y beneficios derivados deberán ser distribuidos, de

manera justa, entre los involucrados

7. Prevención de riesgos: Es principio de esta Ley tomar en consideración la variable riesgo para el ordenamiento

territorial normativo del país, para lo cual se tomarán en cuenta las amenazas o peligros latentes, y la vulnerabilidad

de los elementos expuestos.

8. Responsabilidad por los daños: Los costos de recuperación, restauración, compensación y saneamiento del

deterioro ambiental y los de reordenación, si es el caso, serán por cuenta del causante del daño, expresados en

unidades tributarias.

9. Seguridad y defensa: La ordenación del territorio debe desarrollarse según las pautas de ocupación basadas en el

marco estratégico de la seguridad y defensa nacional, con un control tangible y equilibrado del territorio nacional.

publicado por ordenacion del territorio en 20:13 

Leyes
Ley Orgánica para la Ordenación y Gestión del Territorio

Esta es una de las leyes más esenciales que rige la ordenación del Territorio, la cual esta estructurada por VII

Títulos y 206 artículos.

El Plan Básico de Ordenamiento Territorial es el instrumento técnico y normativo, mediante el cual la administración

municipal fijan objetivos, directrices, políticas, programas, estrategias, metas, actuaciones y normas para orientar y

administrar EL DESARROLLO FÍSICO DEL TERRITORIO Y LA UTILIZACIÓN DEL SUELO DEL MUNICIPIO (áreas

urbana y rural) a corto, mediano y largo plazo, para mejorar el nivel y calidad de vida, en concordancia con el modelo

de desarrollo socioeconómico y en armonía con el medio ambiente y las tradiciones históricas y culturales de la
región.

Objeto

Establecer las disposiciones que regirán los procesos nacionales, regionales y locales, de ordenación y gestión del

territorio, de conformidad con la estrategia nacional de desarrollo, los patrimonios territoriales de la Nación, las

realidades y las valoraciones ecológica, sociocultural, socioeconómica y geopolítica, de esos patrimonios, para

orientar la distribución espacial del desarrollo y el fortalecimiento del Poder Comunal.

Principios

El Ejecutivo Nacional velará porque todas las actividades y disposiciones que regulan el proceso de ordenación y

gestión de la ordenación del territorio, se realicen bajo los principios de:

1. Soberanía nacional: En reconocimiento de sus derechos soberanos sobre sus recursos naturales, le incumbe al

Estado la facultad de regular la ordenación del territorio de acuerdo a sus leyes nacionales y acuerdos

internacionales suscritos por la República.

2. Equilibrio territorial: La ordenación del territorio deben dirigirse a erradicar los hechos y causas que favorezcan las

desigualdades territoriales derivadas de la localización de las actividades productivas, por lo que debe responder a la

vocación específica y ventajas

comparativas de cada espacio que integra el territorio nacional, racionalizando los criterios de inversión, distribución

y recaudación de recursos públicos e incentivando la inversión privada.

3. Desarrollo endógeno: La ordenación del territorio debe orientar la distribución espacial óptima del desarrollo, a

partir de la consideración de los factores locales, según el modelo caracterizado por el uso y aprovechamiento de los

recursos naturales con base en las capacidades, potencialidades y habilidades propias de la población que habita un

territorio, conforme a sus ventajas comparativas, y que permita la integración de cadenas productivas, capaces de

crear, fortalecer o consolidar economías locales y regionales, y generar equilibrios sociales, económicos y

territoriales.

4. Desarrollo sustentable: La ordenación del territorio debe atender a un desarrollo armónico en lo económico, lo

social, lo político y lo cultural; donde los impactos sobre los ecosistemas no transgredan los niveles de tolerancia

para garantizar su reproducción y permanencia en el tiempo, y deben, igualmente, redundar en una distribución

equitativa de sus beneficios y bondades.

5. Precaución: Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la falta de certeza científica absoluta no servirá de

fundamento para postergar la adopción de medidas eficaces para impedir los desequilibrios territoriales y la

inadecuada ocupación del espacio.


6. Corresponsabilidad: La ordenación y gestión del territorio es un deber compartido entre el Estado y la sociedad,

por lo que el Estado proveerá los mecanismos para la efectiva participación de la comunidad organizada en los

procesos de ordenación y gestión del territorio. Las cargas y beneficios derivados deberán ser distribuidos, de

manera justa, entre los involucrados

7. Prevención de riesgos: Es principio de esta Ley tomar en consideración la variable riesgo para el ordenamiento

territorial normativo del país, para lo cual se tomarán en cuenta las amenazas o peligros latentes, y la vulnerabilidad

de los elementos expuestos.

8. Responsabilidad por los daños: Los costos de recuperación, restauración, compensación y saneamiento del

deterioro ambiental y los de reordenación, si es el caso, serán por cuenta del causante del daño, expresados en

unidades tributarias.

9. Seguridad y defensa: La ordenación del territorio debe desarrollarse según las pautas de ocupación basadas en el

marco estratégico de la seguridad y defensa nacional, con un control tangible y equilibrado del territorio nacional.

publicado por ordenacion del territorio en 20:13 

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