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Contacto y ayuda mutua: Aunque no vivan cerca uno del otro, la mayoría
de los hijos de edad media y sus padres tienen relaciones cálidas y
afectuosas que se basan en el contacto frecuente, la ayuda mutua, los
sentimientos de apego y los valores compartidos. Las hijas y las madres
mayores suelen ser en especial cercanas. Las relaciones positivas con los
padres contribuyen a lograr un sentido fuerte del yo y al bienestar
emocional en la mitad de la vida.
Por lo general, las generaciones tienen una mejor relación mientras los
padres disfrutan de salud y vigor. Cuando las personas mayores se vuelven
enfermizas, la carga de su cuidado puede ejercer demasiada presión en la
relación. En todo el mundo, el cuidado suele ser una función femenina.
Cuando una madre enferma queda viuda o una mujer divorciada ya no
puede arreglárselas por sí sola, lo más probable es que una hija asuma el rol
de cuidadora. Los hijos contribuyen al cuidado, pero es menos probable que
proporcionen el cuidado personal principal.
Los vínculos entre hermanos son las relaciones más duraderas en la vida de
la mayoría de la gente. En algunas investigaciones, las relaciones fraternas
durante el ciclo de vida son parecidas a un reloj de arena donde el mayor
contacto ocurre en ambos extremos (la niñez y la adultez media a la tardía)
y el menor contacto se da durante los años de la crianza de sus hijos. Los
lazos fraternos pueden renovarse después de que los hermanos establecen
sus carreras y familias.
Las relaciones con los hermanos que permanecen en contacto pueden ser
fundamentales para el bienestar psicológico en la mitad de la vida. En la
adultez temprana tienden a ser más cercanas las relaciones entre hermanas
que entre hermanos. El cuidado de los padres ancianos puede acercar más
a los hermanos pero también puede causar resentimiento y conflicto. Es
posible que surjan desacuerdos por la división del cuidado de los padres o
por una herencia, sobre todo si la relación fraterna no ha sido buena.
CONVERTIRSE EN ABUELOS
Cuando los hijos crecen, por lo regular dejan la casa y establecen nuevas
familias nucleares autónomas en cualquier lugar al que los lleven sus
inclinaciones, aspiraciones y empleos. En general, las abuelas ven más a
sus nietos y mantienen relaciones más estrechas, cálidas y afectuosas con
ellos (en especial con las nietas) que los abuelos.