Вы находитесь на странице: 1из 20

Informe Laboral N° 77 bis

(Ampliación Informe Laboral N° 77)

Covid-19. DNU 367/20: “Demasiado Poco”


“¿Por qué no Enfermedad Profesional?”
Horacio Schick

1. Introducción

En noviembre de 2019, en Wuhan (China) se detectó una persona infectada con el


Coronavirus (COVID 19).
A partir de allí la expansión de los afectados -con muertes incluidas- fue acelerada,
teniendo el primer caso en nuestro país el 3 de marzo.
Hoy es una pandemia mundial que produce daños inmensos en la vida de las personas
como fuertísimos daños en la economía de los países, crecientemente paralizados,
preanunciándose una depresión económica, similar a la de los años 30.
El riesgo de contaminarse, de contraer la enfermedad o aun morir, es el escenario que
impregna todos los aspectos de la vida de los seres humanos.
El Coronavirus sucede ahora en todo el mundo y al mismo tiempo. La Organización
Mundial de la Salud (O.M.S.) declaró el brote del SARS-CoV-2 como una emergencia de salud
pública de importancia internacional (ESPII) en el marco del Reglamento Sanitario
Internacional.
Como principio general no puede omitirse la protección del derecho a la vida y a la
integridad psicofísica de los trabajadores consagrado por el principio ​alterum non laedere
formulado por la Corte Suprema como un derecho constitucional emanado del artículo 19 de
nuestra Carta Magna que no debería ser restringido por normativa de inferior jerarquía.
Hace ya dos meses convivimos con el Coronavirus, que impacta en nuestra
cotidianidad personal, familiar, social y, por supuesto, laboral. En el contexto del COVID-19 nos
hallamos frente a una situación novedosa e inédita de alto riesgo para toda la población y
particularmente para los llamados “trabajadores esenciales” y, en especial, de la salud,
expuestos a desarrollar tareas por estar exceptuados del aislamiento provisorio preventivo
social y estar en contacto frecuente y cotidiano con los agentes contaminantes.

2. Considerandos del DNU 367/20. OIT. Enfermedad Profesional

En este contexto, el Poder Ejecutivo Nacional emitió el Decreto de Necesidad y


Urgencia Nro. 260/2020 publicado el 12 de marzo del corriente, ampliando por el término de
un (1) año la "emergencia sanitaria" sancionada por la ley 27.541, formulando una batería de
normas para cuidar a la población de esta enfermedad. La ley 27.541 (BO 23/12/2019) de
solidaridad social y reactivación productiva en su art. 1º había declarado la emergencia
sanitaria hasta el 31 de diciembre de 2020.
Posteriormente, se dictó el DNU 297/2020, mediante el cual el Poder Ejecutivo
Nacional (PEN) ordenó, con carácter general, el aislamiento social, preventivo y obligatorio
(ASPO) en todo el territorio de la Nación desde el 20 y hasta el 31 de marzo (art. 1°),

1
prolongado luego hasta el 13 de abril. Con posterioridad el PEN dictó el DNU 355/20 del 11 de
abril de 2020, mediante el cual se extiende el ASPO hasta el 26 de abril y se autoriza al Jefe de
Gabinete de Ministros, en su carácter de Coordinador de la “Unidad de Coordinación General
del Plan Integral para la Prevención de Eventos de Salud Pública de Importancia Internacional”,
previa intervención de la autoridad sanitaria nacional, y a pedido de los Gobernadores o de las
Gobernadoras de Provincias o del Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a
exceptuar del cumplimiento del “aislamiento social, preventivo y obligatorio” y de la
prohibición de circular, al personal afectado a determinadas actividades y servicios, o a las
personas que habiten en áreas geográficas específicas y delimitadas. Todo ello, siempre que se
cumplan los requisitos que aseguren la prevención de la enfermedad.
Durante el ASPO, las personas deberán permanecer en sus residencias habituales
absteniéndose de concurrir a sus lugares de trabajo (Art. 2°). Se exceptuó de esta medida a los
trabajadores afectados a los ​servicios declarados esenciales en la emergencia​, enumerados
inicialmente en el artículo 6° del mismo DNU297/20 , listado que fue luego ampliado por la
Decisión Administrativa N° 492/2020 del Jefe de Gabinete de Ministros, del 20 de marzo de
2020 y luego por la Decisión Administrativa N° 462/20 que incorporó a la actividad notarial
1
relacionada con las actividades esenciales .

1
De forma tal que deberán seguir trabajando considerándose trabajadores esenciales:
1. Personal de Salud, Fuerzas de seguridad, Fuerzas Armadas, actividad migratoria, servicio meteorológico nacional,
bomberos y control de tráfico aéreo.
2. Autoridades superiores de los gobiernos nacional, provinciales, municipales y de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires Trabajadores y trabajadoras del sector público nacional, provincial, municipal y de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, convocados para garantizar actividades esenciales requeridas por las respectivas autoridades.
3. Personal de los servicios de justicia de turno, conforme establezcan las autoridades competentes.
4. Personal diplomático y consular extranjero acreditado ante el gobierno argentino, en el marco de la Convención
de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y la Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares y al personal
de los organismos internacionales acreditados ante el gobierno argentino, de la Cruz Roja y Cascos Blancos.
5. Personas que deban asistir a otras con discapacidad; familiares que necesiten asistencia; a personas mayores; a
niños, a niñas y a adolescentes.
6. Personas que deban atender una situación de fuerza mayor.
7. Personas afectadas a la realización de servicios funerarios, entierros y cremaciones. En tal marco, no se autorizan
actividades que signifiquen reunión de personas.
8. Personas afectadas a la atención de comedores escolares, comunitarios y merenderos.
9. Personal que se desempeña en los servicios de comunicación audiovisuales, radiales y gráficos.
10. Personal afectado a obra pública.
11. Supermercados mayoristas y minoristas y comercios minoristas de proximidad. Farmacias. Ferreterías.
Veterinarias. Provisión de garrafas.
12. Industrias de alimentación, su cadena productiva e insumos; de higiene personal y limpieza; de equipamiento
médico, medicamentos, vacunas y otros insumos sanitarios.
13. Actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización agropecuaria y de pesca.
14. Actividades de telecomunicaciones, internet fija y móvil y servicios digitales.
15. Actividades impostergables vinculadas con el comercio exterior.
16. Recolección, transporte y tratamiento de residuos sólidos urbanos, peligrosos y patogénicos.
17. Mantenimiento de los servicios básicos (agua, electricidad, gas, comunicaciones, etc.) y atención de
emergencias.
La Resolución 492/2020, del 20 de marzo de 2020 agrega al listado nuevas actividades y servicios declarados
esenciales en la emergencia, en los términos previstos en el Decreto N° 297/20:
1. Venta de insumos y materiales de la construcción provistos por corralones.
2. Actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización forestal y minera.
3. Curtiembres, aserraderos y fábricas de productos de madera, fábricas de colchones y fábricas de maquinaria vial
y agrícola.
4. Actividades vinculadas con el comercio exterior: exportaciones de productos ya elaborados e importaciones
esenciales para el funcionamiento de la economía.
5. Exploración, prospección, producción, transformación y comercialización de combustible nuclear.
6. Servicios esenciales de mantenimiento y fumigación.
7. Mutuales y cooperativas de crédito, mediante guardias mínimas de atención, al solo efecto de garantizar el
funcionamiento del sistema de créditos y/o de pagos.
8. Inscripción, identificación y documentación de personas.

2
En los considerandos del DNU 367/20 se menciona que, ​dado el alcance mundial de la
actual pandemia, resulta pertinente destacar que la ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL
TRABAJO (O.I.T.) ha llevado a cabo un análisis pormenorizado sobre las disposiciones
fundamentales de las normas internacionales del trabajo pertinentes en el contexto del brote
del nuevo coronavirus COVID-19, publicado con fecha 27 de marzo de 2020, sosteniendo que
las patologías contraídas por exposición en el trabajo a dicho agente patógeno podrían
considerarse como enfermedades profesionales​, en razón de lo cual otros países -tales como
España, Uruguay y Colombia- han declarado que la afección producida por la exposición de los
trabajadores y las trabajadoras al nuevo coronavirus, durante la realización de sus tareas
laborales, reviste carácter de enfermedad profesional. ​(El resaltado es nuestro).
Efectivamente, la Resolución del 23 de marzo de 2020 denominada “Recomendaciones
OIT. Las normas de la OIT y el COVID-19. Disposiciones fundamentales de las normas
internacionales del trabajo pertinentes en el contexto del brote de COVID-19”, entre otras
consideraciones expresa que: ​La enfermedad del COVID-19 y el trastorno de estrés
postraumático contraídos por exposición en el trabajo, podrían considerarse como
enfermedades profesionales. En la medida en que los trabajadores sufran de estas afecciones
y estén incapacitados para trabajar como resultado de actividades relacionadas con el
trabajo, deberían tener derecho a una indemnización monetaria, a asistencia médica y a los
servicios conexos, según lo establecido en el Convenio sobre las prestaciones en caso de
accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, 1964 (núm. 121). Los familiares a cargo
(cónyuge e hijos) de la persona que muere por la enfermedad del COVID-19 contraída en el
marco de actividades relacionadas con el trabajo tienen derecho a recibir prestaciones
monetarias o una indemnización, así como una asignación o prestación funeraria.​
Y agrega el documento de la OIT que: ​Se debería reconocer a determinados agentes
biológicos como la causa de enfermedades profesionales provocadas por la exposición a
tales agentes que resulte de las actividades laborales. Cuando se haya establecido, por
medios científicos (o de conformidad con otros métodos nacionales) la existencia de un
vínculo directo entre la exposición a agentes biológicos que resulte de las actividades
laborales y una enfermedad contraída por los trabajadores, se recomienda reconocer esa

9. personas afectadas a las actividades destinadas a la provisión de insumos necesarios para la realización de
servicios funerarios, entierros y cremaciones. (Aclaración de las disposiciones del inciso 14 del artículo 6° del
Decreto N° 297/20).
Con posterioridad se dictó el PEN dictó el DNU 355/20 del 11.04.2020, mediante el cual se extiende la cuarentena
hasta el 26 de abril y se autoriza al Jefe de Gabinete de Ministros, en su carácter de Coordinador de la “Unidad de
Coordinación General del Plan Integral para la Prevención de Eventos de Salud Pública de Importancia
Internacional” podrá, previa intervención de la autoridad sanitaria nacional, y a pedido de los Gobernadores o de las
Gobernadoras de Provincias o del Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, exceptuar del
cumplimiento del “aislamiento social, preventivo y obligatorio” y de la prohibición de circular, al personal afectado a
determinadas actividades y servicios, o a las personas que habiten en áreas geográficas específicas y delimitadas.
Todo siempre que se cumplan los requisitos que aseguren la prevención de la enfermedad. Con posterioridad se
dictó la Resolución Decisión Administrativa 490/2020 de Jefatura de Gabinete que amplía el listado nuevas
actividades exceptuadas de la cuarentena:
1. Se permite la actividad bancaria con atención al público con turnos previos.
2. Se autorizan salidas breves de personas con discapacidad o con trastorno del espectro autista (TEA) "en la
cercanía a su domicilio".
3. Habilitación del trabajo a domicilio de los acompañantes terapéuticos de las personas con discapacidad.
4. Habilitación de los talleres mecánicos, para la atención de vehículos del transporte público, los móviles afectados
a las fuerzas de seguridad, el sistema sanitario y las personas autorizadas a circular.
5. Venta de repuestos, partes y piezas para automotores, motocicletas y bicicletas únicamente bajo la modalidad de
entrega puerta a puerta. En ningún caso podrán realizar atención al público.
6. Fabricación de neumáticos; venta y reparación de los mismos exclusivamente para transporte público, vehículos
de las fuerzas de seguridad y fuerzas armadas, vehículos afectados a las prestaciones de salud o al personal con
autorización para circular.
7. Venta de artículos de librería e insumos informáticos, exclusivamente bajo la modalidad de entrega a domicilio.
En ningún caso se podrá realizar atención al público.

3
enfermedad como enfermedad profesional a los efectos de la prevención, el registro, la
notificación y la indemnización.
No es un dato menor que del total de las personas afectadas por el Covid-19 se estima
que entre el 14 y 15 % de los infectados corresponde a la categoría de trabajadores de la salud.
Ello obedece a la falta de elementos de protección personal y al hecho de verse obligados a
rotar en diversos centros de salud por la insuficiencia de ingresos en cada uno de ellos,
elevando su nivel de riesgo de contaminación. Se estima que el contagio se produce con
frecuencia entre el mismo personal de la salud, no con los pacientes. Esta circunstancia ha
llevado a la clausura de diversos centros sanitarios.
En sintonía con estas circunstancias, el presidente de la Sociedad de Medicina del
Trabajo, Dr. Gabriel Fernández, ha señalado: ​El equipo médico trabaja con dedicación y amor al
prójimo, pero además debe contar con los elementos de protección personal (EPP) que son
indispensables para ejercer la medicina seriamente ante este riesgo físico, biológico y social. La
disponibilidad de materiales de bioseguridad, EPP, debe cumplir con las normas sanitarias ISO,
IRAM, ANMAT siendo las indicadas por medicina del trabajo e higiene y seguridad en el trabajo.
Por eso, desde la medicina del trabajo se aconseja: 1) Valorar la disponibilidad de Elementos de
Protección Personal; 2) El uso adecuado de los mismos y 3) Disposición final como residuos
patológicos en tiempo y forma. El uso de elementos de protección de personal es de uso
obligatorio y nunca optativo. Se debe hacer la capacitación en su correcto y obligado uso. La
reglamentación vigente indica que Medicina del Trabajo debe aconsejar al empleador que
cumpla la indicación del Ministerio de Salud de la Nación. Cada trabajador debe contar con un
legajo médico laboral donde consten: ausencias por enfermedades, examen médico de ingreso,
periódicos, de cambio de tareas, por ausencias prolongadas y de egreso. Las ART deben hacer,
por ejemplo, los exámenes periódicos. Así se cuida a un trabajador de la salud y no de otra
manera. Las vacunaciones contra la neumonía y la gripe estacional, están indicadas en todo el
personal de la salud y debe ser de amplio cumplimiento en toda empresa y, además, en la
2
subcontratada que tenga que proveer insumos al sistema de salud.
Una prestigiosa institución médica, REDIMA (“Red Integrada de Médicos de
Argentina”), con fecha 31 de marzo de 2020, dio a conocer una carta abierta al Presidente
Alberto Fernández, a los responsables de la salud, a políticos en general y toda la sociedad
Argentina, para que se conozca verdaderamente la situación de los profesionales denunciado
la precariedad, la carencia de medios de protección personal y la falta de remuneraciones
acordes a las calificadas y riesgosas funciones desempeñadas. En ella, finalmente reclaman:
HONORARIOS MÉDICOS DE EMERGENCIA SANITARIA calculado según el valor ÉTICO MÍNIMO
de $3.500 la hora, con cargos de 36 hrs. Semanales $126.000… UN SEGURO DE VIDA
CONTUNDENTE, URGENTE Y EXPEDITIVO que ampare a nuestras familias si morimos
INFECTADOS o si los contagiamos por ir a casa infectados con el enemigo invisible. *Exigimos
algo que ni deberíamos exigir, que es la provisión de los EQUIPOS DE PROTECCIÓN PERSONAL
INDISPENSABLES Y VITALES indicados por las OMS para TODO el equipo de salud que enfrenta
esta pandemia y no aceptamos un “NO HAY”, ni un “YA VA A LLEGAR”, porque ese tiempo de
desidia, corre en contra de nuestra vida.*Exigimos EXIMICION DE IMPUESTOS, ya que ESTO NO
3
ES GANANCIA, es RIESGO!!! .

2
Dr. Gabriel Oscar Fernández, Presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Trabajo y Salud Ocupacional de
la Asociación Médica Argentina, médico especialista en Salud Pública. En:
<​https://www.clarin.com/opinion/prioridad-cuidar-personal-salud_0_ZVuuDETBT.html​>.
3
CARTA ​DE LOS MEDICOS, AL SR. PRESIDENTE DE LA NACION DR ALBERTO FERNANDEZ, A TODA LA POBLACION Y A
LOS POLITICOS RESPONSABLES DEL AREA DE LA SALUD: Todos sabemos que desde siempre la Salud Pública ha sido
relegada. Si había que hacer ajustes, FUE y ES, el área de salud la más afectada. Así es que nosotros, los Médicos,
nos hemos acostumbrado a trabajar como podemos, nos hemos adaptado a hospitales en pésimas condiciones
edilicias, con escasos insumos y a que el valor de la hora de trabajo altamente calificado, sea menor al valor de
cualquier otra carrera profesional. De igual manera, Ustedes, pacientes del sector público, se han ido conformando a
que no haya insumos, a no tener cama o a una habitación digna, a que una cirugía deba reprogramarse 20 veces por
múltiples circunstancias, debiendo canalizar estas falencias en una prepaga que les dé, en el mejor de los casos, un

4
En esta dirección, en un amparo ante la presentación de una enfermera reclamando
elementos como barbijo quirúrgico, camisolín, guantes y protección ocular, y a fin de que se
garantice y refuerce la seguridad laboral mediante la provisión de estos y otros elementos de
protección personal aptos para prevenir el contagio de la enfermedad y mitigar sus
consecuencias, la Jueza de Feria interviniente, Dra. Rosalía Romero, resolvió ante la petición de
la enfermera Carolina Alejandra Cáceres ordenar al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires la
entrega de equipos de protección personal en el plazo de 24 horas bajo apercibimiento de
aplicar sanciones conminatorias. La jueza, sin entrar en debate sobre el marco jurídico que
debe aplicarse sobre el fondo de la cuestión, en virtud de las normas dictadas y con motivo de
la necesaria efectivizarían del deber de prevención, intima al empleador al cumplimiento de las
normas usuales y la provisión de los equipos de protección personal, para que las trabajadoras
expuestas al riesgo directo del Covid-19 no se contagien de los enfermos que atienden
sacrificadamente, ante la ausencia de elementos de prevención indispensables que el
4
nosocomio no les brindaba, según denuncian los demandantes​.

mejor servicio de hotelería, equipamiento e instrumental adecuado al bien de la salud, ya que el nivel médico de
todos nosotros, es de igual calidad en lo público y en lo privado. El equipo de salud tristemente se fue desalentando,
desmotivando y callando, por NO querer utilizar el Paro General de actividades como reclamo y dejar a la población
sin atención, como los dejan tantos otros sindicatos, sin transporte, sin educación, sin limpieza. Dejarlos sin salud,
sería dejarlos sin guardia, sin especialistas, sin cirugías de urgencia, En síntesis, sería dejarlos empeorar o morir. Pero
esto, NO nos lo permiten la ética, la vocación y el don de servicio. La vocación porque nace con nosotros, no
seríamos nosotros sin ella y no podríamos hacer seguramente ninguna otra cosa con el amor y dedicación que
hacemos ésta, y el don de servicio, que tantas veces nos ha puesto de rodillas. De rodillas, ante los grandes
negociados de la medicina, las dudosas compras, los insumos pagos que nunca aparecen, los contratos basura, lo
inestable e inseguro de facturar como monotributistas, donde la dignidad del trabajo medico se esfuma en el día a
día. La necesidad de tener diversidad de trabajos que nos permitan tener un salario digno. El no tener concursos, ni
puestos que nos den derechos laborales como otros trabajadores, que inclusive asumen riesgos, jamás comparables
con la vida de otro ser humano. La no existencia de licencias especiales para médicas embarazadas que deben
continuar trabajando, expuestas a todo tipo de noxa. Y aunque parezca increíble, debimos tener que aceptar que se
considere que vivir entre la enfermedad y las infecciones, NO sea evaluado ni de alto riesgo ni insalubre. Desde la
sociedad, observar y padecer que se nos tilde de asesinos, y tener que callar ante quienes nos agreden verbal y
físicamente o nos amenazan de muerte. Hoy, una vez más nos encontramos de rodillas, frente a la pandemia más
atroz que haya conocido la historia, la del SARS- COV2, donde miles de colegas están muriendo en el mundo, día a
día. Colegas que mueren infectados, miembros del equipo que se suicidan. Agotados, abatidos, desesperanzados.
Pandemia, que pronta a llegar a las puertas de nuestro débil sistema de salud, encuentra que aún no se dispone de
equipos de protección para todo su personal y da cuenta de los escasos centros de salud con la complejidad y los
insumos necesarios para afrontarla. Pandemia que hace que salgamos corriendo a comprar respiradores, a armar
estadios y hospitales de campaña, improvisados y urgentes. El Ministerio nos coloca al frente de esta batalla, con
total desprotección, sin seguro médico, ya que frente a una pandemia NO se nos reconoce el mismo, sin pensar que
posiblemente estemos muertos dentro de unos meses, o llevaremos la peste a nuestras casas o tendremos que vivir
en el hospital para evitarles a ellos la posibilidad de contagio y a nosotros la culpa eterna de haberlos contagiado,
con las consecuencias anímicas y económicas que esto conlleva. Ahora somos héroes y merecemos aplausos. Pues,
no señores, somos personas que tenemos coraje, pero también tenemos temor a morir, mientras luchamos con las
pocas armas que tenemos. Tenemos incertidumbre y ansiedad, porque somos seres humanos que trabajamos de
médicos. Ni dioses, ni héroes, ni asesinos, ni mercenarios. Simplemente MEDICOS. Por eso, el reconocimiento por ir al
campo de batalla, por ir al frente, lo queremos AHORA que estamos vivos, AHORA que podemos respirar, hablar y
explicarles nuestra condición, para que nos acompañen y nos apoyen. Y NO TENGAN MIEDO…EXPONER LA
REALIDAD NO IMPLICA QUE LOS VAYAMOS A DEJAR SOLOS. Ninguno de nosotros los dejara a la deriva. Vamos a
estar todos, piloteando el barco en plena tormenta, para hacerle frente a este virus altamente contagioso. Aun
sabiendo que perderemos compañeros, amigos, y veremos muchas bajas a nuestro alrededor. No los dejaremos
SOLOS, aun sabiendo que PODEMOS PERDER LA VIDA. Por eso AHORA, es el momento, si, AHORA.
4
Juzgado Nacional de Primera Instancia – Juzgado de Feria, 1.04.2020, “Cáceres, Carolina Alejandra c/ PROVINCIA
A.R.T. S.A. y Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/ amparo”: ​El fundamento de la pretensión cautelar urgente se
apoya en el deber de prevenir que se encuentra en cabeza del empleador, que la actora sustenta en el art. 75 de la
L.C.T, y que encuentra expresa recepción normativa en la ley 19.587, ley básica de higiene y seguridad en el trabajo,
y en la ley 24.557, disposiciones ambas que constituyen la reglamentación de los derechos federales antes
reseñados. El deber de prevención, además, ha sido previsto específicamente en el art. 1710 del Código Civil y
Comercial de la Nación. En el marco de las leyes nacionales citadas y como disposiciones reglamentarias de éstas, en
el puntual contexto de emergencia por COVID-19, la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT en adelante)
emitió una serie de resoluciones y una disposición dirigidas a atender la prevención de riesgos del trabajo del
personal exceptuado del aislamiento. Estas normas específicas, como lo expresan sus fundamentos, constituyen una

5
De igual modo, en otro amparo presentado en el Juzgado Contencioso Administrativo
de La Plata ante la acción promovida por la Jefa de Departamento de Enfermería y la Jefa de
Servicio de Enfermería, respectivamente, del HOSPITAL DE NIÑOS “SOR MARIA LUDOVICA” de
la ciudad de La Plata, se reclamó la provisión de elementos de prevención y seguridad por
parte de la Provincia de Buenos Aires en su calidad de empleadora, de acuerdo a lo normado
por el art. 57 inciso f y 63 de la Ley 10430, de manera urgente, a fin de afrontar la crisis
sanitaria que implica el COVID-19 para seiscientos treinta (630) enfermeros.
El Juez interviniente hizo lugar a la medida cautelar articulada, ​ordenando al Poder
Ejecutivo de la Provincia de Buenos Aires a que, de forma inmediata, provea todos los insumos

reglamentación directa de las leyes 19587 (arts. 4, 8 y 9) y 24.557 (art. 1, ap. 2 inciso a, y 31) que estipularon la
obligación de prevenir los riesgos del trabajo. A partir del DNU 260/2020 (12/3/2020), que amplió la emergencia
sanitaria de la ley 27.541 por la pandemia de COVID , la SRT creó un Comité de Crisis (Resolución 22/2020), ámbito
en el que se entendió necesario informar a los actores involucrados en el sistema de riesgos del trabajo, las medidas
de prevención conducentes para contribuir a los fines establecidos por el Poder Ejecutivo Nacional en relación con el
coronavirus COVID-19, en concordancia con los objetivos establecidos en la Ley N° 24.557. Ello motivó el dictado de
la Resolución S.R.T. Nº 29 (21 de marzo de 2020), mediante la cual se impuso la obligación a los empleadores de
exhibir en sus establecimientos el modelo digital de afiche informativo sobre medidas de prevención específicas
acerca del Coronavirus COVID-19, provisto por las Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (A.R.T.). Esta resolución,
además, aprobó el documento “SARS-Cov-2 Recomendaciones y medidas de prevención en ámbitos laborales”, el
que -como anexo- formó parte integrante de la resolución (art. 3°). En su art. 4° la Resolución 29/2020 estableció
que las A.R.T. deberían instrumentar, a través de herramientas informáticas, los medios pertinentes para difundir y
notificar a los empleadores afiliados el afiche digital y el documento con las recomendaciones, y asesorarlos al
respecto. Posteriormente, el DNU 297 (19 de marzo de 2020) dispuso en forma temporaria el “aislamiento social,
preventivo y obligatorio” con el fin de proteger la salud pública. En el art. 6° se previó que las personas afectadas a
las actividades y servicios declarados esenciales en el contexto de la situación de emergencia, podrían desplazarse y
concurrir a los lugares de prestación de servicio. En este marco, y dado que en todos los casos de excepción previstos
en el citado Decreto los empleadores y empleadoras deben garantizar las condiciones de higiene y seguridad
tendientes a preservar la salud de las trabajadoras y de los trabajadores, el Comité de Crisis de la S.R.T. estimó
procedente establecer recomendaciones especiales para el desempeño de los trabajadores exceptuados del
aislamiento social, preventivo y obligatorio para el cumplimiento de su labor, así como para su desplazamiento hacia
y desde el lugar de trabajo, sobre buenas prácticas en el uso de los elementos de protección personal y sobre
colocación de protección respiratoria. Sobre esta base la SRT sancionó la Disposición 5/2020 el 27/3/2020. Las
recomendaciones técnicas aprobadas tuvieron en miras el logro de los objetivos de la ley 24.557 y sus normas
complementarias y reglamentarias, en particular la prevención de los daños derivados del trabajo, tal como lo define
los fundamentos de la disposición. La reglamentación se declaró complementaria de las medidas adoptadas por el
Sector Público Nacional, y en línea con las recomendaciones emitidas por la OMS y el Ministerio de Salud de la
Nación. En su art. 1 aprobó el documento “EMERGENCIA PANDEMIA COVID-19. RECOMENDACIONES ESPECIALES
PARA TRABAJOS EXCEPTUADOS DEL CUMPLIMIENTO DEL AISLAMIENTO SOCIAL, PREVENTIVO Y OBLIGATORIO”, en el
marco de la emergencia pública sanitaria dispuesta por el Decreto N° 260 de fecha 12 de marzo de 2020, y que como
Anexo IF-2020-18618903-APN-GP#SRT, formó parte integrante de la disposición. El segundo artículo aprobó el
documento “EMERGENCIA PANDEMIA COVID-19. RECOMENDACIONES PARA DESPLAZAMIENTOS HACIA Y DESDE TU
TRABAJO”, y el artículo 3 aprobó el documento “EMERGENCIA PANDEMIA COVID-19. ELEMENTOS DE PROTECCION
PERSONAL. Todas estas recomendaciones forman parte de la Disposición como anexos de la misma, y, por ende,
tienen fuerza normativa. De los documentos interesan particularmente el primero y el tercero, por el detalle con el
que se consignan las medidas que deben tomar los empleadores de los trabajadores exceptuados. En suma, el
dispositivo normativo enunciado otorga pábulo a la petición en cuanto torna verosímil la existencia de un derecho
cuyo amparo se demanda. En este orden de ideas, de no admitirse la cautela por la posibilidad de que se configure
algún adelanto de jurisdicción, la restricción se convertiría en una mera apariencia jurídica sin sustento real alguno
en las concretas circunstancias de la causa, habida cuenta de que toda presentación en tal carácter se enfrentaría
con el valladar del eventual prejuzgamiento del tribunal como impedimento para la hipotética resolución favorable
al peticionario. El mencionado anticipo de jurisdicción que incumbe a los tribunales en el examen de ese tipo de
medidas cautelares, no importa una decisión definitiva sobre la pretensión de fondo del demandante y lleva ínsita
una evaluación del peligro de permanencia en la situación actual a fin de habilitar una resolución que concilie -según
el grado de verosimilitud- los probados intereses de aquél y el derecho constitucional de defensa del demandado.
Por estas y otras consideraciones la Jueza hace lugar al amparo resolviendo: ​1) Hacer lugar a la medida solicitada
por la Sra. CAROLINA ALEJANDRA CACERES y ordenar al GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES que, debiendo
dar estricto cumplimiento a la entrega de los Equipos de Protección Personal aludidos precedentemente en el plazo
de 24 horas de notificada, sin perjuicio de los recursos que pudiera deducir al respecto, bajo apercibimiento de
imponer astreintes a razón de $ 10.000.- (PESOS DIEZ MIL) por día en caso de mora o inobservancia, quedando a
cargo del interesado la notificación de la presente resolución por medio de oficio que será enviado de manera
electrónica en el día de mañana y a PROVINCIA ART S.A. a arbitrar los medios los mecánicos de prevención y control
necesarios, en idéntico plazo, bajo apercibimiento de astreintes por el valor de $ 10.000.- (PESOS DIEZ MIL) diarios
para el caso de incumplimiento… Dr. Rosalía Romero. Jueza de Feria.

6
de bioseguridad necesarios para prevenir el contagio del virus Covid-19 para todo el personal
de enfermería que presta funciones en el Hospital de Niños “Sor María Ludovica” de La Plata, y
en particular los siguientes: “Alcohol en gel. Termómetros infrarrojos. Guantes estériles Nros 7,
7 y medio y 8. Mamelucos hemorepelentes. Barbijos 3 m. y Barbijos quirúrgicos. Antiparras
largas. Camisolines de alta densidad. Botas, guantes, cofias descartables. Escafandras. Calzado
cerrado lavable”. Todo ello en cantidad suficiente, y conforme a las necesidades del servicio
público hospitalario, bajo apercibimiento de lo dispuesto por el art. 163 de la Constitución
Provincial, y/o de ordenar el secuestro de los insumos disponibles en los depósitos del
Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, y sin perjuicio de la eventual aplicación de
5
astreintes.​
Retomando el comentario de los considerando del DNU 367/20, cabe destacar que no
obstante los consejos de la OIT de ponderar como enfermedad profesional al Covid-19 -los
cuales se encuentran mencionados en los considerados del propio DNU 367/20-, el PEN no
incluye al Covid-19 como una nueva enfermedad profesional listada, en forma similar a cómo
fueron incorporados en su momento el Hantavirus y el Mal de Chagas-Maza y, más
recientemente, las enfermedades previstas en el Decreto 49/14 (hernia inguinal directa y
mixta, hernia crural, várices primitivas bilaterales y la hernia discal Lumbo-Sacra con o sin
compromiso radicular que afecte a un solo segmento columnario).
El DNU 367/20 establece, en cambio, un nuevo supuesto híbrido que prescribe que
sólo para los llamados “trabajadores esenciales” exceptuados de la ASPO y por un tiempo
determinado, diferentes tipo de presunciones.
En efecto, se considerará que en el caso de contraer el Covid-19, la misma se
presumirá como una ​enfermedad de carácter profesional -no listada- en los términos del
apartado 2 inciso b del Artículo 6° de la Ley 24557 (​ modificado por el DNU 1278/00).
En los considerandos, se fundamenta esta mezquindad en la cuestión de “​Viabilidad
económica financiera, receptando a la vez la aplicación de elementales principios de justicia
social en el actual contexto de emergencia sanitaria​”.
Al no incorporar al listado permanente de enfermedades profesionales al ​Covid-19
producida por coronavirus SARS-CoV-2​, se l​ imita la cobertura en el tiempo, en dos plazos
diferentes y se libera, asimismo, la responsabilidad de las ART por un tiempo, al hacerse cargo
inicialmente de las prestaciones el Fondo Fiduciario de Enfermedades Profesionales, mientras
dura el Aislamiento Social Preventivo Obligatorio (ASPO): la invocada justicia social no luce
muy evidente.
Como puede advertirse, el Poder Ejecutivo Nacional dicta un nuevo DNU, sumando
más de 30 normas del mismo rango en este período de emergencia, mientras el Congreso no
funciona, ni siquiera implementando herramientas de videoconferencias como ‘Zoom’ u otros
medios digitales aptos para sesionar de forma virtual. Resulta preocupante la ausencia, por un
lado, del ejercicio de las facultades del Poder Legislativo, así como por el otro, de la
proliferación de decretos de necesidad y urgencia del PEN, produciéndose una suerte de
"normalización" del ejercicio de facultades legislativas por parte del titular del Ejecutivo, desde
que todo acto que afecte el ejercicio de derechos fundamentales requiere la sanción de una
6
ley, vale decir, de una decisión del Congreso de la Nación.
El Poder Judicial también está indebidamente paralizado. Mientras vemos que un
puñado de personas dirige centralizadamente los destinos del país, dejando de funcionar el
resto de los poderes, se afecta gravemente el funcionamiento de la República, la democracia y
la transparencia. En los demás países que están alcanzados por la pandemia, sus parlamentos
no han dejado de funcionar.

5
Res. CCALP N° 15/17 del Juzg. Cont. Adm. N° 3 de La Plata a cargo del Dr. Francisco José Terrier.
6
Gnecco, Lorenzo, “Decretos de necesidad y urgencia y emergencia sanitaria”, RC D 1653/2020.

7
Ni siquiera en este caso se convocó al Comité Consultivo de la LRT a efectos de evaluar
la existencia de una enfermedad profesional, como manda el artículo 40 ap. 2 inc. b de la Ley
24557.
En este contexto se dicta esta normativa de excepción cuestionable en diversos
aspectos. Por otra parte, no era la esperada por el mundo jurídico que suponía la inclusión de
la pandemia dentro del ​listado de enfermedades profesionales, como aconseja la OIT, ​citada
en los considerandos del DNU​.
Ahora, si bien nos encontramos con la reedición edulcorada del DNU 1278/00,
reconociendo al Covid-19 como enfermedad presuntivamente profesional, pero solo para el
caso concreto, sin alterar el listado y manteniendo el laberíntico procedimiento, pero aún más
agravado al imponerse el recurso obligatorio y excluyente de la Comisión Médica Central
(CMC).
Nada impedía incorporar el Coronavirus como una enfermedad profesional que -como
se ha dicho- recomienda la OIT y han concretado otros países. El híbrido determinado como
enfermedad profesional no listada es una arbitrariedad del redactor del decreto.
Con este DNU se llega crear una cuarta categoría de infortunios que permite recibir la
cobertura del régimen de la LRT:
1) Accidentes del trabajo por el hecho o en ocasión del trabajo e ​in itinere entre
el domicilio del trabajador y el lugar del empleo;
2) Enfermedades profesionales listadas por el sistema a través del decreto
658/96 y sus dos normas modificatorias;
3) Enfermedades profesionales no listadas cfr. Art. 6° ap. 2 inc. B LRT (según
DNU 1278/00)​: cuando mediante el procedimiento previsto por la norma se demuestre en el
caso concreto que la noxa ha sido provocada por causa directa e inmediata por el trabajo,
excluyendo los factores personales del trabajador o ajenos al trabajo;
4) Enfermedades profesionales no listadas consideradas presuntivamente​: se
presumen como consecuencia de actividades esenciales sufridas por trabajadores que
debieron cumplir sus tareas en momentos del “Aislamiento social preventivo y obligatorio” del
Decr. 297/20, mientras dure dicho aislamiento. Es decir, durante un lapso temporal de tiempo.
Nada obstaba a declarar directamente como enfermedad profesional al Coronavirus.
Predominaron los intereses sectoriales de las Aseguradoras, pues durante un tiempo se hace
cargo de la cobertura el Fondo Fiduciario de Enfermedades Profesionales (cf. Art. 5° DNU
367/00).
En cuanto al control de los referidos decretos por el órgano judicial, resulta claro que
en el Estado de derecho dicha actividad se encuentra sujeta al referido control, y ello así hubo
de ser establecido en reiterados pronunciamientos del Alto Tribunal. La previsión del
constituyente en relación a la nulidad absoluta e insanable, como categoría constitucional
prescripta en la norma, importaría la institucionalización de la competencia jurisdiccional para
dicho tipo de inconstitucionalidades. No obstante, cabe ser señalado, se han registrado
decisiones en que la Corte hubo de abstener su control sobre la referida actividad.
El necesario control jurisdiccional sobre el DNU 367/20 puede alcanzar no sólo lo
atinente a los recaudos formales, sino también a los materiales, lo que incluye la razonabilidad
de su dictado y de su contenido. De tal manera, y en virtud de lo dispuesto por el art. 28 de la
Constitución, el órgano judicial puede y debe controlar la razonabilidad de la medida. En
especial en este caso sobre la inexistencia de la enfermedad profesional listada, como la
limitación temporal de vigencia de la tutela de los “trabajadores esenciales”.
7
En el caso “Verrocchi”, retomando la postura del control expuesto en “Peralta”, la
Corte examinó si se cumplieron las exigencias formales y materiales para el dictado de dicha
clase de normas que se enmarcan dentro del principio republicano y mantienen intangible el

7
CSJN, caso “Verrocchi, Ezio Daniel c/ Poder Ejecutivo Nacional - Administración Nacional de Aduanas s/ acción de
amparo”, Fallos 322:1726 y sus citas; íd. caso “Consumidores Argentinos”, Fallo del 19/05/2019.

8
sistema de mutuos controles entre los poderes. Desestimó el Alto Tribunal la sustentación en
razones de mera conveniencia para dictar los decretos y requirió suficiente motivación fáctica
en los considerandos de la norma para poder efectuar el pertinente control de razonabilidad y
verificar que no se suprima -ni aún en la emergencia- el derecho limitado mediante la norma.
La verificación de razonabilidad comprendería la de los medios elegidos para la
resolución de la crisis, ello es, la proporción de los mismos en relación a la finalidad perseguida
para resguardar un adecuado equilibrio: la relación entre los medios elegidos por la norma y
los fines de éste, pues no debería significar una aniquilación o grave perjuicio de las garantías
constitucionales afectadas. La CSJN hubo en tal sentido de descalificar normas de necesidad y
urgencia que carecían de razonabilidad y proporción en los instrumentos empleados por el
8
Estado para superar la emergencia.

3. Nueva categoría de contingencia: ​Presuntiva enfermedad profesional no listada

El DNU 367/2020 crea una nueva categoría dentro de las contingencias, otorgando al
coronavirus el trato de una enfermedad profesional no listada, confiriendo a los trabajadores
esenciales contagiados del virus dos presunciones diferenciadas.
Una primera presunción, que alcanza a todos los contagiados e impide el rechazo por
la aseguradora hasta que se expida la Comisión Médica Central (Art. 1°). El plazo de vigencia de
estos trabajadores esenciales -excluidos los de la salud- se extiende mientras se encuentre
vigente el ASPO dispuesto por el DNU 297/20 y sus eventuales prórrogas.
Una segunda presunción, referida a los trabajadores de la salud -y creando una
presunción ​iuris tantum​- exime al damnificado de acreditar la relación causal (Art. 4°). Se
admite la reparación del daño en el marco de la prestación laboral.

4. Cobertura de los trabajadores esenciales con excepción de los correspondientes a


la salud

El artículo 1° del DNU 367/20 señala ​que la enfermedad COVID-19 ….se ​considerará
presuntivamente una enfermedad de carácter profesional -no listada- en los términos del
apartado 2 inciso b) del artículo 6º de la Ley Nº 24.557, r​ especto de las y los trabajadores
dependientes excluidos mediante dispensa legal y con el fin de realizar actividades
declaradas esenciales, del cumplimiento del aislamiento social, preventivo y
obligatorio(​ ASPO​) ordenado por el Decreto N° 297/20 y sus normas complementarias, y
mientras se encuentre vigente la medida de aislamiento dispuesta por esas normativas, o sus
eventuales prórrogas, salvo el supuesto previsto en el artículo 4° del presente decreto.
El DNU en su artículo 1° presume que el COVID-19 generado por el coronavirus
SARS-CoV-2 configura “una enfermedad de carácter profesional —no listada—”, en favor de
todos los trabajadores esenciales excluidos del ASPO que deban prestar actividades laborativas
durante ese período de excepcionalidad.
Se configura una presunción que abarca a los trabajadores esenciales, excluidos los de
la salud, cubiertos por el artículo 4° del DNU, cuya primera manifestación invalidante se
produjera desde el 19/03/2020 y mientras estuviere vigente el ASPO y sus eventuales
prórrogas.
Para los trabajadores de la salud (Artículo 4° del DNU), en cambio, el plazo de vigencia
de la cobertura se extiende a los 60 días posteriores al vencimiento de la declaración
extensión de la emergencia sanitaria. De acuerdo al DNU 260/20 el vencimiento de la
cobertura operaría el 12 de mayo de 2021.
Según la regla madre invocada en el artículo 1°, no serán resarcibles aquellas
enfermedades que fueren consecuencia ​inmediata o mediata previsible de factores ajenos al

8
Gnecco, Lorenzo P, Decretos de necesidad y urgencia y emergencia sanitaria, RC D 1653/2020.

9
trabajo o imputables al trabajador. Es decir que el nexo de causalidad es en principio
restrictivo y se torna más laxo en las presunciones para el caso de personal de la salud que el
que prevé el artículo 4° y artículo 3° segundo párrafo del DNU 367/20.
La exigencia tradicional del sistema de la causalidad directa e inmediata con la
ejecución del trabajo (visión monocausalista), elude todos los factores que inciden en el
trabajador, en las relaciones de trabajo, más aún en estos momentos críticos donde los
motivos de contaminación son a veces difíciles de dilucidar e identificar. Este dogmático
enfoque restrictivo, puede llevar a negar prestaciones médicas y dinerarias que correspondan
a los trabajadores expuestos.
La prueba de “la imprescindible y necesaria relación de causalidad directa e inmediata
de la enfermedad denunciada con el trabajo” que enuncia el decreto en el párr. 1º de su art. 3º
se refiere en realidad a la prueba de la exposición del trabajador al riesgo biológico del
coronavirus SARSCoV-2, en su medio ambiente laboral o en ocasión de sus tareas, pues no
puede exigírsele la prueba diabólica acerca del momento y la acción precisa mediante la cual
9
ese virus ingresa a su organismo.
Se trata de una presunción transitoria, pues opera hasta que la Comisión Médica
Central determine en definitiva el carácter de la patología. Hasta ese momento, se presume
que la enfermedad tiene origen laboral y la cobertura de la ART para la percepción de las
prestaciones dinerarias y en especie.
Los arts. 1º y 2º del decreto disponen simultáneamente: a) aceptación de denuncia,
con imposibilidad de rechazo in limine; b) cobertura inmediata de prestaciones dinerarias y
médicas (art. 2º); c) condicionalidad del reconocimiento definitivo al tránsito por el
procedimiento ante la CMC.
Por ello es relevante advertir que aun por fuera de la presunción legal que consagra el
dec. 367/2020 en su artículo 1° operarían las ​presunciones hominis:​ presunciones judiciales de
causalidad, estructurados en cada caso conforme indicios graves, precisos y concordantes que
persuada al juez sobre la existencia de la relación de causalidad entre el daño y la actividad
laborativa, de la que carece de una prueba directa.
Pero cabe aclarar que si bien el artículo 2° del DNU impone a las ART la obligación de
no rechazar las contingencias del Covid-19 enunciadas en el artículo 1°, está conjuntamente
exigiendo al damnificado a que presente junto con la denuncia, el correspondiente diagnóstico
emitido “por entidad debidamente autorizada”.
Es decir, según el artículo 2° la norma operaría como una medida cautelar. La ART no
puede rechazar la cobertura denunciada por el trabajador “esencial” y debe otorgarle las
prestaciones dinerarias y en especie. Todo ello sin perjuicio de que el carácter definitivo -como
ya se expuso- lo determine la CMC; esto es, superada la instancia de la ART, directamente
interviene la instancia federal superior del Sistema.
De la lectura de este artículo 2° surge que, recién a partir de la presentación del
certificado con el diagnóstico del Covid-19, surge el derecho de los damnificados a acceder
como beneficiarios de las prestaciones en especie y dinerarias de la LRT.
Esta disposición no contempla un inconveniente: muy pocas instituciones, por lo
menos hasta el presente, testean la contaminación en las personas, certificando la enfermedad
con retraso. Hasta ahora lo hacía en CABA el Instituto Malbrán y ahora se ha incorporado algún
otro Instituto, pero todos actúan con demora.
De modo que esta obligación que se impone al trabajador tampoco luce razonable. En
todo caso frente a la denuncia debería ser la ART, quien derive al presunto contagiado a uno
de sus prestadores de salud, a fin de que confirme la enfermedad.

9
Formaro, Juan, Diego A. Barreiro y Eduardo E. Curutchet, “El derecho de daños laborales y el coronavirus Reglas
generales para la cobertura del COVID-19 y análisis del DNU 367/2020”, cita on line: AR/DOC/1094/2020.

10
Puede señalarse que una vez más los reguladores han desconocido que el Consejo de
Administración de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT) aprobó una nueva lista de
enfermedades profesionales en su reunión de 25 de marzo de 2010.
El nuevo listado aprobado por la OIT incorpora enfermedades profesionales
reconocidas internacionalmente, como son las causadas por agentes químicos, físicos y
biológicos, además de las de origen respiratorio y de la piel, trastornos del sistema
osteomuscular y cánceres profesionales. También se incorporaron los trastornos mentales y
del comportamiento.
Además, se prevén puntos abiertos en todas las secciones, que permiten el
reconocimiento del origen profesional de enfermedades que no figuran en el listado, siempre y
cuando se haya acreditado un vínculo entre la exposición a los factores de riesgo que
resultaren de las tareas laborales desempeñadas y las enfermedades contraídas por el
trabajador.
Estos nuevos convenios y protocolos de la OIT han sido ratificados por las leyes 26693,
que aprobó el Convenio OIT 155 y su Anexo, el Protocolo de 2002, sobre Seguridad y Salud de
los Trabajadores y la ley 26.694, sancionadas por el mismo Congreso Nacional en el año 2011,
que aprobó el Convenio OIT sobre el Marco Promocional para la Seguridad y el Trabajo.
El procedimiento laberíntico de llegar hasta la CMC, es aún más intrincado que el
desfavorable de la ley 27348. La experiencia dentro de las CCMM en estos años de vigencia de
la citada ley, es sumamente desalentadora, ya que los mejores derechos son mutilados,
cercenados por los órganos del sistema. Se ha convertido en un “Fuero pro ART”, en el que el
damnificado debe recibir las ‘migajas’ ofrecidas por las Aseguradoras, convalidadas por las
CCMM.
El artículo 1° determina aplicable el DNU a aquellos trabajadores esenciales excluidos
del cumplimiento del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio impuesto por el DNU 297/20
mientras se encuentre vigente la medida de aislamiento o sus prorrogas, salvo lo dispuesto en
el artículo 4° para los trabajadores de la salud que merece un análisis particular.
Como se ha dicho. La cobertura para los beneficiarios enumerados en el artículo 1° del
DNU 367/20 se extenderá exclusivamente por el plazo que dure la cuarentena, circunstancia
que se contradice con los periodos de latencia del virus y sus consecuencias para el portador,
que pueden extenderse mucho tiempo después de vencido este plazo limitado de tiempo.
La cobertura en los términos previstos en el artículo 1° se limita al tiempo de vigencia
del ASPO. Lo cual parece un plazo breve y arbitrario por cuanto la ciencia no ha determinado la
cura de la enfermedad, ni se ha descubierto la vacuna que neutralice la pandemia.
Se contradice con los periodos de latencia del virus y sus consecuencias para el
portador, que pueden extenderse mucho tiempo después de vencido este plazo limitado de
tiempo.
En cambio, para los trabajadores de la salud según el artículo 4° del DNU 367/20 la
presunción es más eficiente, se extiende hasta el vencimiento de la emergencia sanitaria
determinada por el Decreto 260/20 más otros sesenta días. El Decreto de Necesidad y
Urgencia Nro. 260/2020 publicado el 12 de marzo del corriente, amplió por el término de un
(1) año la "emergencia sanitaria" sancionada por la ley 27541. Es decir que adicionándole los
60 días estaría venciendo la cobertura el 12 de mayo de 2021.
Quiere significar que en ambos casos estaría venciendo la cobertura del DNU 367/20 y
los damnificados quedarían a la intemperie. En el mejor de los casos bajo la cobertura del Art.
6° apartado 2 inciso b de la Ley 24557. Es decir, una simple enfermedad no listada sin las
presunciones del DNU 367/20.
Son muy restrictivos los términos de vigencia de la tutela por cuanto tampoco la
ciencia desconoce cómo se contagia y en qué momento el virus cesará de actuar. Ni existen
fármacos eficientes que curen la enfermedad, ni existen vacunas para inmunizar a la
población.

11
De modo tal que los plazos de caducidad de vigencia del DNU, sobre todo en el caso
del artículo 1°, lucen con un grado de arbitrariedad asincrónico con la finalidad tutelar de la
norma.
No se entiende esta diferencia de plazos cuestionable en ambos casos. Si bien el
personal de la salud es el más directamente expuesto al contagio, los demás trabajadores
esenciales, de un modo u otro también lo están. Incluso en el extremo de contagiarse de un
compañero de labor: hecho del dependiente en ocasión del trabajo.
De modo que no parece razonable este doble ​standard ​en cuanto a extensión
temporal de la cobertura diferenciada y perjudicial para los trabajadores del artículo 1°.
Sin desconocer la especial exposición de los trabajadores de la salud, no puede
soslayarse que el resto de los trabajadores esenciales también sufren exposiciones
significativas. Por ejemplo, el personal de seguridad o el de las funerarias.
El art. 3° segundo párrafo del DNU bajo análisis prescribe que la CMC podrá invertir la
carga ​de la prueba de la relación de causalidad en favor del trabajador en el supuesto de
existir un número considerable de infectados por el Covid -19 en actividades desarrolladas en
ese contexto por el damnificado y en un establecimiento determinado en el que tuvieren
cercanía o posible contacto o cuando se demuestren otros hechos reveladores de la
probabilidad cierta de que el contagio haya sido en ocasión del cumplimiento de las tareas
desempeñadas en el marco del artículo 1° del DNU.
Este segundo párrafo del artículo 3° crea una presunción de causalidad en favor del
trabajador, para que la CMC la aplique en los casos de que el trabajador esencial este
cumpliendo tareas en un establecimiento o cercanías del mismo existan circunstancias
reveladoras de contagio para el mismo y que haya sido en el cumplimiento de tareas
descriptas en el artículo 1°. Es decir, todos los trabajadores esenciales que no sean de la salud,
para los cuales rige el artículo 4°.
En alguna medida el artículo 3° otorga alguna tutela mejorativa a través de
presunciones que la referencia expresada en artículo 1° y en artículo 3° primer párrafo a los
trabajadores con la cobertura del artículo 1°.
El inconveniente es la recurrencia obligada a la CMC así como el plazo en extremo
limitado de la cobertura de los trabajadores esenciales del artículo 1° ya mencionados.

5. Nuevas reglas procesales

El DNU 367/20 establece nuevas reglas procesales, ya que el Art 3° primer párrafo del
DNU establece que: ​La determinación definitiva del carácter profesional de la mencionada
patología quedará, en cada caso, a cargo de l​ a COMISIÓN MÉDICA CENTRAL (C.M.C.)
establecida en el artículo 51 de la Ley Nº 24.241, l​ a que entenderá originariamente a efectos
de confirmar la presunción atribuida en el artículo 1° del presente y procederá a establecer, con
arreglo a los requisitos formales de tramitación y a las reglas de procedimiento especiales que
se dicten por vía reglamentaria del presente decreto, la imprescindible y necesaria r​ elación de
causalidad directa e inmediata de la enfermedad denunciada con el trabajo efectuado en el
referido contexto de dispensa del deber de aislamiento social, preventivo y obligatorio, en los
términos​ especificados en el artículo 1°.
El DNU 367/20 modifica las reglas procesales del DNU 1278/00, así como las
establecidas en la Ley 27348.
Se prescribe que una vez que sea determinada por la ART que el trabajador ha
contraído la enfermedad, el carácter definitivo de la misma lo establece verticalmente la CMC,
con sede en CABA, obligando a todos los damnificados del país a concentrarse en ese único
órgano centralizado, de carácter federal y dependiente de la SRT.
No está previsto el patrocinio jurídico obligatorio, ni la aplicación de las reglas
procesales del Art. 1° de la Ley 27348, el tránsito por la CMJ y la inmediata revisión judicial. Ya

12
sea mediante la acción laboral ordinaria como establecen los términos de adhesión de las
Provincias o la vía recursiva del artículo 2° de la Ley 27348 en el ámbito de la Justicia Nacional
del Trabajo.
Podría interpretarse que existe una norma más favorable. Nos referimos al art. 2° de la
Ley 27348, que establece que agotada la CMJ, queda la instancia judicial en la jurisdicción que
intervino la CMJ cualquiera sea la forma que ella adopte: recurso de apelación en la Justicia
Nacional del Trabajo o demanda laboral ordinaria en las demás provincias que adhirieron al
régimen de la ley 27348.
En cuanto a la necesidad de esta imposición de la norma de recurrir a la Comisión
Médica Central (Art. 6 ap. 2. inc. c Ley 24557) se trata de dos normas que regulan idénticos
institutos, por lo tanto, el artículo 9° de la LCT permitiría utilizar el régimen más favorable de la
Ley 27348, evitando el trámite engorroso ante la CMC.
No hay que olvidarse que ocurrir ante la CMC es un trámite burocrático innecesario,
que solo demorará el proceso de acceso a su reparación de los afectados. Además, es un
órgano único para todo el país que tiene un notable congestionamiento de causas.
Resulta cuestionable que todos los casos, aun aquellos que no sean controvertidos por
las ART, deban ser sometidos a decisión final de la Comisión Médica Central, lo que generará
además demoras propias de un órgano central nacional rápidamente se llenará de conflictos
administrativos.
La remisión a dicha instancia única y originaria es un mero capricho del redactor del
DNU, que no puede interpretarse de otro modo que el de obstaculizar el acceso a la
reparación, motivado a su vez por la caprichosa adopción del régimen del art. 6.2.b de la Ley
10
24557 , que también pareciera obedecer al objetivo de aligerar las cargas de las ART. En
efecto, si hubiera sido declarada como enfermedad profesional, debería afrontar la cobertura
de prestaciones en especie y dinerarias, en forma inmediata.
No obstante, lo soportará por un período determinado y en un 100% a cargo del Fondo
Fiduciario de Enfermedades Profesionales (Art. 5° DNU 367/20).
La CMC es un órgano de competencia federal y el diseño de la norma avasalla a la
Justicia Provincial.

10
Según la referencia que efectúa el Art 1° del DNU 367/20 al apartado 2 incisos b) del Artículo 6 ° de la ley 24557
este fija un procedimiento distinto que el que se diseña ahora: ​Serán igualmente consideradas enfermedades
profesionales aquellas otras que, en cada caso concreto, la Comisión Médica Central determine como provocadas
por causa directa e inmediata de la ejecución del trabajo, excluyendo la influencia de los factores atribuibles al
trabajador o ajenos al trabajo. A los efectos de la determinación de la existencia de estas contingencias, deberán
cumplirse las siguientes condiciones. i) El trabajador o sus derechohabientes deberán iniciar el trámite mediante una
petición fundada, presentada ante la Comisión Médica Jurisdiccional, orientada a demostrar la concurrencia de los
agentes de riesgos, exposición, cuadros clínicos y actividades con eficiencia causal directa respecto de su dolencia. ii)
La Comisión Médica Jurisdiccional sustanciará la petición con la audiencia del o de los interesados, así como del
empleador y la ART; garantizando el debido proceso, producirá las medidas de prueba necesarias y emitirá
resolución debidamente fundada en peritajes de rigor científico. En ningún caso se reconocerá el carácter de
enfermedad profesional a la que sea consecuencia inmediata, o mediata previsible, de factores ajenos al trabajo o
atribuibles al trabajador, tales como la predisposición o labilidad a contraer determinada dolencia.2 c) Cuando se
invoque la existencia de una enfermedad profesional y la ART considere que la misma no se encuentra prevista en el
listado de enfermedades profesionales, deberá sustanciarse el procedimiento del inciso 2b. Si la Comisión Médica
Jurisdiccional entendiese que la enfermedad encuadra en los presupuestos definidos en dicho inciso, lo comunicará a
la ART, la que, desde esa oportunidad y hasta tanto se resuelva en definitiva la situación del trabajador, estará
obligada a brindar todas las prestaciones contempladas en la presente ley. En tal caso, la Comisión Médica
Jurisdiccional deberá requerir de inmediato la intervención de la Comisión Médica Central para que convalide o
rectifique dicha opinión. Si el pronunciamiento de la Comisión Médica Central no convalidase la opinión de la
Comisión Médica Jurisdiccional, la ART cesará en el otorgamiento de las prestaciones a su cargo. Si la Comisión
Médica Central convalidara el pronunciamiento deberá, en su caso, establecer simultáneamente el porcentaje de
incapacidad del trabajador damnificado, a los efectos del pago de las prestaciones dinerarias que correspondieren.
Tal decisión, de alcance circunscripto al caso individual resuelto, no importará la modificación del listado de
enfermedades profesionales vigente. La Comisión Médica Central deberá expedirse dentro de los 30 días de recibido
el requerimiento de la Comisión Médica Jurisdiccional.

13
Recuérdese que en fallos de la CSJN “Castillo Ángel c/ Cerámica Alberdi” (7.09.2004) y
“Venialgo Inocencio c/Mapfre ART” (13.03.2007) se estableció que la Ley de Riesgos del
Trabajo no contiene disposición alguna que declare federal el régimen de accidentes de
trabajo, y que la Ley 24557 y sus reformas regula conflictos jurídicos entre particulares,
originados en infortunios laborales.
No se conoce la reglamentación del procedimiento por parte de la SRT, que prevé el
artículo 6° del DNU 367/20.
Sin embargo, puede afirmarse que la imposición de la norma de recurrir en forma
directa a la Comisión Médica Central (Art. 6 ap. 2. inc. c Ley 24557) podría sustituirse por la
existencia de una norma más favorable. Nos referimos al art. 2° de la Ley 27348, que establece
que agotada la CMJ, queda abierta la instancia judicial en la jurisdicción que intervino la CMJ
cualquiera sea la forma que ella adopte: recurso de apelación en la Justicia Nacional del
Trabajo o demanda laboral ordinaria en las demás provincias que adhirieron al régimen de la
ley 27348.
La acción ante la Comisión Médica Central con asiento en CABA muestra que no es
necesaria ninguna sustanciación previa ante las CCMM locales según la Ley 27348 y la Res. SRT
298/2017. De este modo se dinamita el sistema de adhesiones provinciales de acuerdo al
artículo 4° Ley 27348 que, precisamente, adhirieron exigiendo la proximidad de la instancia
administrativa y la actuación posterior ante instancias judiciales locales.
Es sabido que para los damnificados, la experiencia dentro de las CCMM ha sido
sumamente desalentadora, ya que los mejores derechos son cercenados por los órganos del
sistema. El 90% de los casos son conciliados en esa instancia, la mayoría de las veces en
términos lesivos, abusándose del estado de necesidad de los damnificados, que no pueden
esperar la instancia judicial. Es en un “Fuero Pro ART”, en el que los trabajadores deben
aceptar las mezquinas indemnizaciones ofrecidas por las Aseguradoras, convalidadas por las
CCMM.
Ir en forma directa a un órgano centralizado abarrotado de causas, acentuará esta
mutilación de derechos y posibilidades de los trabajadores expuestos al Covid-19.
Como hemos señalado en reiteradas oportunidades, el sistema de las ART y CCMM (no
hay mucha diferencia entre ellas) es refractario a reconocer las enfermedades laborales: solo
verifican un 2% sobre el total de siniestros, cuando es sabido que hay más enfermedades que
accidentes traumáticos. Hay un serio ​infra registro​ de enfermedades en nuestro país.
Aun así, y a pesar del cuestionamiento precedente y del silencio en la materia no
puede caber duda alguna de que por el principio de revisión judicial plena de las decisiones de
los órganos administrativos, la resolución de la Comisión Médica Central siempre será pasible
de revisión judicial, ya sea por la vía de una apelación o de una acción laboral ordinaria, frente
a un conflicto netamente jurídico.
Por último, cabe referir que la Ley 27348 prevé la intervención de la CNAT como
órgano de apelación de las decisiones de la CMC en los casos que el trabajador opte por el
incidente de revisión de la decisión de la CMJ.

6. Inversión de la carga de la prueba para los trabajadores de la salud. Presunción


iuris tantum

Los trabajadores del sistema de salud se encuentran al frente de la batalla contra el


avance del virus en la población (médicos, enfermeros, personal de limpieza, personal de
mantenimiento, entre otros) y obligadamente están en directo contacto con el virus.

Además como ya se expusiera el déficit del sistema sanitario público y privado, en la


provisión de elementos de elementos adecuados de protección personal para tratar a los

14
paciente afectados por el virus, ha determinado que un 14/15% de los trabajadores de la salud
haya sufrido contaminación en el cumplimiento de sus funciones profesionales.
Este cuadro de situación configura los requisitos a los fines de considerar a esta
enfermedad como profesional.
En el art. 4º, y con aplicación exclusiva a las trabajadoras y los trabajadores de la salud,
se presume salvo prueba en contrario, a cargo de la ART (art. 4º del DNU 367/2020) que la
enfermedad COVID-19 producida por el coronavirus SARSCoV-2 “guarda relación de causalidad
directa e inmediata con la labor efectuada”.
Según el artículo 4° la presunción rige -como señalamos más arriba- hasta los 60 días
posteriores a la finalización de la declaración de la emergencia sanitaria dispuesta por el DNU
260/20 el 12 de Marzo de 2020. Es decir, rige hasta el 12 de mayo del año 2021.
Esta presunción ​iuris tantum s​ olo puede ser desvirtuada si se demuestra, en el caso
concreto, la inexistencia de la prestación de labor que da lugar a la contaminación.

7. Financiamiento y vigencia

El Artículo 7° del DNU 367/20 dispone la aplicación de sus reglas a las contingencias
cuya primera manifestación se hubiera producido a partir de la publicación del Decreto
297/20, esto es, el 19 de marzo de 2020.
El artículo 5° del DNU establece que hasta 60 días después de finalizado el aislamiento
social, preventivo y obligatorio (ASPO) será a cargo del Fondo Fiduciario de Enfermedades
Profesionales creado por el Decreto 590/96 el financiamiento de las prestaciones otorgadas a
las contingencias mencionadas en el artículo 1° del DNU. Es decir, todos los trabajadores
esenciales enumerados en el Decreto 297/20 y sucesivas resoluciones.
Esto significa que finalizada la llamada ‘Cuarentena’ y pasados 60 días, estará a cargo
de las ART las prestaciones derivadas del Covid-19.
El artículo 6° deja sujeta a la SRT las normas de reglamentación de la actuación ante la
CMC. La solución más equitativa sería eliminar esa instancia, que en la Ley 27348 es
meramente voluntaria.

8. Omisión del DNU

El DNU 367/20 en ningún momento menciona como beneficiario de la norma a los


derechohabientes ​en caso de muerte del trabajador incluido en la norma que haya fallecido a
consecuencia de haber contraído la enfermedad.
Se presume que igualmente tienen acceso a la cobertura. Aunque es recomendable
que la reglamentación los incluya expresamente.
De todos modos, una interpretación razonable establece su cobertura, ante la omisión
de los redactores de la norma:
a. Puede interpretarse que la solución del decreto es de coyuntura, lo que no impide
que en el futuro el coronavirus pueda incluirse en el listado de enfermedades profesionales,
ampliando el rango de actividades comprendidas por la presunción y sin atarla a un limitado
lapso temporal de contagio.
b. No es admisible que los daños injustamente sufridos permitan que las víctimas
queden sin una adecuada reparación como lo prescribe el art. 19 de la CN, más aún cuando se
encuentra en riesgo la integridad psicofísica de los trabajadores esenciales, incluso la vida de
trabajadores que merecen preferente tutela en el difícil contexto actual.

9. Fraude en la contratación de personal médico

15
El caso de los médicos o personal afín, en muchos casos encuadrados como
monotributistas, pseudo autónomos pero que en verdad se hallan vinculados por una relación
laboral, configura un típico escenario de simulaciones ilícitas de contrataciones laborales
encubiertas, como locaciones de servicios o de obra. Esta situación fraudulenta provoca la
carencia de cobertura de estos trabajadores con la pérdida de derechos laborales y de
cobertura de una ART.
En estos supuestos, de darse la circunstancia penosa de contagiarse el Coronavirus se
deberá accionar judicialmente contra los respectivos empleadores para obtener el
reconocimiento de la relación laboral, conjuntamente con el reclamo del otorgamiento de las
prestaciones dinerarias y en especie de la LRT, así como el resarcimiento por el derecho común
de los daños sufridos.

10. Otras vías reparatorias


10.a. Reparación del Covid-19 en virtud del art. 75 LCT
Al celebrarse el contrato de trabajo entre un trabajador y empleador, nace una
relación jurídica bilateral, con obligaciones y deberes recíprocos, entre las cuales se pueden
citar: prestar servicios con asistencia, puntualidad, cumplimiento de las instrucciones del
empleador y, por el otro, abonar la remuneración en tiempo y forma de acuerdo a la categoría
laboral y tareas efectivamente prestadas por el trabajador.
Entre las principales obligaciones impuestas por la ley al empleador, se encuentra la de
observar las disposiciones legales y reglamentarias sobre higiene y seguridad en el trabajo.
Esto es, brindarle las condiciones de protección esenciales al trabajador, procurando su
integridad psico-física.
Estas obligaciones legales tienen plena vigencia frente al COVID-19 y la circunstancia
de que el trabajador expuesto por desempeñar tareas esenciales, eximidas del aislamiento
social obligatorio contraiga la enfermedad, por incumplimientos al deber de seguridad del
dador de trabajo. Esto es al exponerlo a la contaminación por la falta de provisión de los
elementos de protección adecuados, el contagio de otro dependiente no controlado sobre si
estaba contaminado o de cualquier otra circunstancia de hecho.
Concordantemente para aspirar a una reparación más completa e integral, que resarza
todos los órdenes de la vida afectados por la enfermedad laboral, se puede -siempre y cuando
se cumplan los requisitos que este tipo de acciones requiere- iniciar una demanda basando el
reclamo en la acción laboral común fundada en el incumplimiento al deber de seguridad e
higiene del empleador previsto en el art. 75 LCT y la normativa laboral específica (ley 19587) y
concordantemente con los artículos 1710 y 1711 del CCCN.
En efecto, el art. 75 LCT según la reforma de la ley 27.323 establece:
Deber de seguridad: El empleador debe hacer observar las pautas y limitaciones a la
duración del trabajo establecidas en la ley y demás normas reglamentarias, y adoptar las
medidas que según el tipo de trabajo, la experiencia y la técnica sean necesarias para tutelar la
integridad psicofísica y la dignidad de los trabajadores, debiendo evitar los efectos perniciosos
de las tareas penosas, riesgosas o determinantes de vejez o agotamiento prematuro, así como
también los derivados de ambientes insalubres o ruidosos​.
Está obligado a observar las disposiciones legales y reglamentarias pertinentes sobre
higiene y seguridad en el trabajo. El trabajador podrá rehusar la prestación de trabajo, sin que
ello le ocasiones pérdida o disminución de la remuneración, si el mismo le fuera exigido en
transgresión a tales condiciones, siempre que exista peligro inminente de daño o se hubiera
configurado el incumplimiento de la obligación, mediante constitución en mora, o si habiendo
el organismo competente declarado la insalubridad del lugar, el empleador no realizara los
trabajos o proporcionara los elementos que dicha autoridad establezca.
Esta modificación, al eliminar el segundo párrafo de la redacción que prevenía que los
daños derivados del incumplimiento del deber de seguridad serían reparados solamente por el

16
régimen especial de la LRT, despeja ya toda duda sobre la existencia de la acción autónoma
laboral, instada por el trabajador damnificado a causa del incumplimiento del empleador a su
deber de seguridad. Por tanto, habiendo sido derogado el segundo párrafo del art. 75 LCT,
modificado por la disposición adicional del art. 49 LRT, queda indudablemente abierto el
camino para instar la acción laboral por incumplimiento del deber de seguridad que,
careciendo de reparación intrasistémica en la LCT, debe acudir a la extensión del resarcimiento
civil que ha unificado las consecuencias reparatorias de la responsabilidad contractual y
extracontractual en el nuevo CCCN.
Cabe resaltar el deber de prevención y cuidado del personal que establece en primer
lugar la norma. Su incumplimiento y el acaecimiento del daño al personal afectado, da lugar a
esta acción diferente a las demás existentes.
En efecto hay que complementar la norma del Art. 75 con las disposiciones de la Ley
19587 de Higiene y Seguridad que entre otros aspectos dispone, en su Art. 4º:
La higiene y seguridad en el trabajo comprenderá las normas técnicas y medidas
sanitarias, precautorias, de tutela o de cualquier otra índole que tengan por objeto:
a) proteger la vida, preservar y mantener la integridad sicofísica de los trabajadores;
b) prevenir, reducir, eliminar o aislar los riesgos de los distintos centros o puestos de
trabajo;
c) estimular y desarrollar una actitud positiva respecto de la prevención de los
accidentes o enfermedades que puedan derivarse de la actividad laboral.
Así la Ley 19587, como el decreto 351/79 y demás decretos reglamentarios de la ley
19587, son complementarios de la responsabilidad contractual laboral, emergente del art. 75
de la LCT.
También el artículo 6 del DNU 297/20 prescribe que los empleadores deben garantizar
a los trabajadores que se desempeñen en tareas exceptuadas de la “cuarentena”, las
condiciones de higiene y seguridad establecida por el Ministerio de Salud, que para el caso
concreto se adapta a lo normado por el art. 75 LCT.
Principalmente también cabe considerar la ya citada declaración de la OIT del 23 de
marzo de 2020: “Recomendaciones OIT. Las normas de la OIT y el COVID-19. Disposiciones
fundamentales de las normas internacionales del trabajo pertinentes en el contexto del brote
de COVID-19”.
El segundo párrafo del artículo 4º de la ley 26773 hace referencia a otros sistemas de
responsabilidad, de modo que implícitamente se está reconociendo en el nuevo cuerpo legal
que, además de la acción emergente de la ley especial y de las provenientes del régimen del
Código Civil, existen otras vías reparatorias. Es evidente que si el legislador se hubiera referido
sólo al régimen civil así lo hubiera expresado, de modo que cabe interpretar sin hesitación que
se ha consolidado la existencia de las tres vías reparatorias: a) la vía especial constituida por la
Ley de Riesgos del Trabajo y sus normas reglamentarias, b) la acción fundada en el derecho
civil y c) el acceso propio mediante la solución ante la infracción del deber de seguridad
previsto en el artículo 75 de la Ley de Contrato de Trabajo y normas concordantes.
Ello trae las siguientes consecuencias ineludibles:
1. la confirmación de la tercera vía en el marco de la redacción del art. 4º de la ley
26773, en sus segundo y cuarto párrafos, cuando hacen referencia a “otros sistemas de
responsabilidad”, con la consiguiente apertura y procedencia de la competencia laboral con los
principios y reglas propias de la justicia especializada del trabajo;
2. la posibilidad de una reparación fundada en el Derecho Civil vinculada al
incumplimiento de las normas de seguridad e higiene genéricamente establecidas en el
artículo 75 de la LCT;
3. sin perjuicio de representar una tercera alternativa, debe plantearse la
inconstitucionalidad del régimen de opción excluyente del art. 4º de la ley 26773 si es que
también se demanda a la ART por las prestaciones dinerarias del régimen especial, así como

17
contra la absurda disposición del art. 15 de la ley 27348, que sin mayor fundamento que
obstaculizar el acceso a la justicia pretende obligar al trabajador a agotar el trámite de las
CCMM cuando optó por otro sistema de responsabilidad distinto al del régimen especial;
4. si solo se demanda al empleador por incumplimiento al deber de seguridad,
operando a su vez como un sistema de fuga de la ley 27348, alcanza con plantear la
inconstitucionalidad del art. 15 de la ley 27348.
La competencia natural para dirimir esta acción autónoma es, consecuentemente, el
Fuero del Trabajo, como lo reconociera nuestro Máximo Tribunal, en el precedente “Jaimes” y
en el más reciente caso “Faguada” que establecieron, la competencia del fuero laboral
especialmente habilitado para conocer en las controversias vinculadas con la aplicación del art.
75 LCT, en función del artículo 20 de la ley 18345, incluso con acumulación de acciones civiles.
No caben dudas -por las propias instrucciones dadas por la SRT- de que cualquiera de
los trabajadores esenciales excluidos de la cuarentena, deben estar especialmente protegidos
para evitar su contagio. De producirse el mismo se puede presumir que es en ocasión del
trabajo, tornando responsable al dador del mismo, por este motivo.
El artículo 75 de la LCT no solo obliga a la prevención del daño al empleador
responsable, cuestión de indudable relevancia en el contexto de la pandemia del Covid-19.
Sino que ocurrido el mismo habilita esta acción autónoma laboral que no es la acción civil, ni la
acción tarifada de la LRT. Esta acción es competente en la Justicia del Trabajo y el
resarcimiento por los incumplimientos al deber de seguridad contemplado en dicha norma
debe ser indemnizado sobre la base de lo dispuesto en normas del derecho civil.
Esta acción se entabla entonces contra el empleador atribuyéndole sus
incumplimientos y negligencias por no adoptar las medidas necesarias para proteger la
integridad psicofísica del trabajador y en razón del carácter peligroso o riesgoso de la actividad
ya que el empleador está obligado a observar las disposiciones legales y reglamentarias
pertinentes sobre higiene y seguridad en el trabajo, máxime en las especiales circunstancias
del brote virósico.
El resarcimiento que corresponde por esta acción es la que prevé el Código Civil para
los casos de daños o fallecimiento, sin los límites tarifados de la LRT.
Por último, frente a las dificultades procesales y las limitaciones que presenta el DNU
367/20 como el propio DNU 1278/00, es el damnificado quien tiene el derecho a recurrir
siempre ante la justicia por la vía de la acción autónoma laboral del artículo 75 de la LCT.

10.b. Acción civil contra el empleador. Doctrina “Silva” CSJN

El coronavirus puede provocar daños materiales y extrapatrimoniales que también


pueden ser resarcidos en el marco del derecho civil.
En este sentido cabe referir que una consecuencia no prevista la LRT fue que las
enfermedades no contempladas en el listado cerrado, o rechazadas por el sistema por
cualquier motivo, pero que guardaran nexo causal con las actividades desarrolladas en favor
del empleador, serían igualmente resarcibles, pero por afuera del sistema de la ley 24557 y sus
disposiciones complementarias, a través del derecho común.
Si ello no ocurriera se produciría una verdadera autorización para dañar, en abierta
conculcación con el art. 19 CN. Por otro lado, se produciría un desajuste: el daño, al no ser
reparado, sería absorbido por la víctima del evento dañoso.
Por eso, la afirmación respecto a que las secuelas del Covid-19 no contempladas en el
DNU 367/20 o aparecida la contaminación, vencidos los plazos de los Artículos 1° y 4° de dicha
norma, determinaría que no fuesen resarcibles por las prestaciones de la LRT, sólo tiene
virtualidad dentro del marco normativo de dicho decreto y la LRT.
Por lo tanto también es posible perseguir una reparación civil integral por los daños
sufridos a consecuencia de la enfermedad Covid 19 responsabilizando al empleador por sus

18
incumplimientos, inobservancias e impericias que ocasionaron el contagio iniciando en una
demanda fundada en la responsabilidad del empleador sobre la base del precedente “Silva”
de la Corte Suprema, dada la inexistencia de cobertura de la enfermedad de Coronavirus
habiendo vencido los plazos del DNU 367/20 o incluso en el supuesto de haber sido rechazado
por los órganos del sistema.
11
En “Silva” la Corte consideró innecesario cuestionar la inconstitucionalidad del
listado de enfermedades ya que en los términos en que se había reclamado se probó que la
afección padecida estaba relacionada con las tareas realizadas por el trabajador, sin necesidad
de requerir la declaración de invalidez constitucional.
La CSJN sentó la doctrina –hoy pacífica– según la cual, aunque una enfermedad laboral
no esté incluida en el listado de enfermedades de la LRT, pero si se demuestra que dicha
enfermedad está vinculada causalmente a la actividad laborativa desarrollada por el
trabajador, corresponde la indemnización sobre la base de las disposiciones del derecho civil.
Esta doctrina sigue plenamente vigente y es clara en el sentido de que las
enfermedades no incluidas en el listado cerrado del artículo 6° LRT, o no admitidas por los
órganos del sistema por no cubrir los rígidos requisitos de causalidad que exige el artículo 6°
ap. 2 LRT, igualmente debían ser reparadas, con fundamento en las normas del derecho civil,
en la medida que se compruebe que existe un nexo de causalidad adecuado entre el daño
sufrido y la actividad laboral desempeñada a favor de la empleadora.
Si la enfermedad es rechazada por los órganos del sistema, o pierde la tutela limitada
en el tiempo por los artículos 1° y 4° del DNU 367/20 o no es reclamada por la vía especial, no
le es oponible la valla del artículo 4° de la ley 26773, en cuanto a la opción excluyente, porque
no hay acumulación de sistemas de responsabilidad, ya que se reclaman daños no
contemplados ni reparados por el sistema especial.
Esta vía procesal extra sistémica no está sujeta al régimen de opción previsto por el
artículo 4° de la ley 26773; tampoco se le aplica el procedimiento del último párrafo de dicho
artículo y, por lo tanto, es indiscutible la competencia de la Justicia Nacional del Trabajo en el
ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.
El nexo de causalidad adecuado, que torna aplicable la responsabilidad civil, es más
amplio que el del régimen especial y deriva de las reglas emergentes de los artículos 1726,
1727 y 1728 del CCCN que prevén:
Art. 1726. Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo
adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en
contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles.
Art. 1727. Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que acostumbran a
suceder según el curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en este Código
“consecuencias inmediatas”. Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de un
hecho con un acontecimiento distinto, se llaman “consecuencias mediatas”. Las consecuencias
mediatas que no pueden preverse se llaman “consecuencias casuales”.
Art. 1728. Previsibilidad contractual. En los contratos se responde por las consecuencias
que las partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración. Cuando
existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias
también al momento del incumplimiento.
Esta teoría implica que la relación causal debe ser analizada de acuerdo al desarrollo
regular de las circunstancias y la experiencia diaria. El análisis del caso debe ser hecho ​ex post
facto de acuerdo a un cálculo de probabilidades y de reglas de previsibilidad objetivas, como
reafirma el artículo 1726 del Código Civil y Comercial.
Ello sin perjuicio de la responsabilidad subjetiva, por existencia de culpa (art. 1735,
Cód. Civ. y Com.).

11
CSJN, 18/12/07, Recurso de Hecho, “Silva, Facundo Jesús c/Unilever de Argentina SA”.

19
La afirmación constitucional del ​Principio de No Dañar constituye el sólido fundamento
que sustenta la doctrina mayoritaria, emanada de la Corte Suprema en el caso “Silva”.
Es de aplicación en estos supuestos amparados por el derecho común el art. 1757 del
CCCN, que se refiere al “hecho de las cosas y actividades riesgosas”.
La responsabilidad es amplia, lo que parece adecuado y justo frente a actividades de
gran peligrosidad, como es el caso actual de la exposición al riesgo de contagiarse el Covid-19
por el desempeño de actividades esenciales. Se formula aquí novedosamente la expresa
referencia a la “actividad riesgosa” que no estaba prevista en el original texto del art. 1113 del
Código velezano, y fuera elaborado por la jurisprudencia.
En el art. 1757 del CCCN fue incorporada específicamente la actividad riesgosa. El
riesgo es atribuido a la actividad o impulso desplegada por el agente y no es una característica
intrínseca del objeto. Este tema había sido debatido con frecuencia en el ámbito laboral, con
anterioridad a la sanción del CCCN, ya que la doctrina y jurisprudencia más moderna ampliaron
el concepto de “cosa riesgosa” más allá del estricto criterio físico del término, incluyendo la
ponderación razonada de la incidencia de la actividad laborativa desarrollada por el trabajador,
pudiendo la misma constituirse en factor de causación interpretándose que en el ámbito del
artículo 1113, párrafo segundo, del Código de Vélez no cabía una interpretación restringida del
concepto de cosa riesgosa. La expresión “cosa” se extiende para abarcar, en la actualidad, las
tareas específicas del trabajador y toda actividad laboral. El ensanchamiento de la
responsabilidad objetiva en los supuestos de actividad riesgosa o peligrosa, consolida la
posición que sostenía que no es necesaria la intervención estricta de la “cosa” en la producción
del daño, sino que se contempla el riesgo de actividad.

Buenos Aires, 23 de abril de 2020.

20

Вам также может понравиться