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El lugar del registro en la capacitación

Objetivo
Tomar como objeto de trabajo registros que hayan realizado de situaciones de
aula que desarrollaron con sus alumnosi.

Justificación del registro


La necesidad de registrar aspectos de la práctica para analizarlos, es uno de los
objetivos centrales del curso, por ello es importante que se establezcan ciertos puntos en
común respecto de cómo considerar esos registros.

En primer lugar, se trata de revisar el ¿ Por qué y para qué de registrar la práctica?

La cuestión central es establecer estrategias que permitan a los docentes encontrar


sentido a revisar qué pasó en sus clases, superando respuestas que den una visión global
del tipo "se obtuvieron buenos o malos resultados".

Estas estrategias deben ofrecer la posibilidad de poner cierta


distancia entre la toma de decisiones (previas y durante la
práctica) y su análisis, para poder comprenderlas “un poco
más de lejos”.

Esta mirada centrada en algunas situaciones particulares, en


sus razones y consecuencias, abre el camino para establecer
generalizaciones y transferirlas a otras situaciones que
compartan, con las analizadas, algunas de sus características.

El registro se constituye en una de estas estrategias. Es una posibilidad de


“tener a mano” la práctica realizada para poder trabajar sobre ella. Es una manera de
tener información disponible acerca de lo que pasó; esas prácticas tomadas como
ejemplo, como modelo, permiten avanzar en dos sentidos: en el análisis de lo realizado y
a la vez en la construcción de estrategias de análisis.
El registro escrito no es un objeto en sí mismo, sino un instrumento para promover
la reflexión.

Así no se propone una mirada formal sobre el registro en papel, sino una mirada
exhaustiva sobre lo que dice ese texto.

Una primera aproximación al uso del registro permite centrar la atención en el


valor que tiene para cada uno, en particular, trabajar a partir de la toma de notas sobre lo
que pasó. Instalar la práctica del registro permite a cada profesor disponer de una
descripción que le posibilite someter al análisis personal los elementos que pudo
recuperar de su clase.

La sola relectura del registro es una manera de “volver a mirar” la práctica y esa
nueva mirada, por sí misma, ofrece posibilidades de enriquecer el hacer cotidiano. Surgen
reflexiones del tipo: tendría que repetir esto... tal cosa no la volvería a hacer... en realidad
lo que pasó fue que... , lo que dijo tal alumno es interesante porque... etc. De todos modos
es necesario considerar que, salvo prescripciones previas, cada uno registra lo que "se le
aparece” como relevante: en esto radica la potencialidad del registro, cada uno puede
trabajar sobre aquello en lo que centró su atención.

En segundo término es necesario considerar el lugar que se asigna al registro


en el marco de las tutorías.

Para ello es necesaria una aproximación al registro considerando su lugar en la


capacitación “a distancia”. Llevar un registro personal a la tutoría significa ponerlo a
disposición de la discusión grupal. El tratamiento compartido de los registros promueve el
intercambio entre pares y la posibilidad de enriquecer los análisis: cada uno aporta sus
propias reflexiones y recibe los aportes de los otros, para incorporar a su propia toma de
decisiones.

Desde este punto de vista es posible establecer acuerdos acerca de qué


estrategias desarrollar en la tutoría para orientar el uso del registro tanto en su potencial
para el análisis personal cuanto en las posibilidades que brinda al trabajo grupal.

Las sugerencias que siguen intentan trabajar ambos aspectos.

 No es necesario preocuparse porque el registro no recupere exhaustivamente


todo lo que pasó: hay que tener en cuenta las condiciones reales en que los
docentes desarrollan su tarea y por lo tanto la imposibilidad de registrar todo
simultáneamente, mientras ocurre. De todas maneras, facilitará la tarea si se
determina previamente incluir ciertas informaciones necesarias, que pueden dar
elementos para el análisis y que no necesitan ser escritas durante la clase. Todos
los datos que puedan registrarse antes, es bueno que los docentes los escriban:
tema, contenidos involucrados, criterios de selección, alumnos destinatarios, etc.
Durante la clase, quedará la posibilidad de tomar ciertas notas, cortas, a modo de
ayuda memoria. Posteriormente a la clase, cada uno podrá escribir todo lo que
recuerde y lo que más le llamó la atención de lo que sucedió.
 Considerar lo que cada uno pudo recuperar da la posibilidad de centrar el análisis
en lo que el docente miró; a su vez, la mirada sobre las diferentes tomas de notas,
permite identificar variables pertinentes para cada grupo en un momento
determinado de la capacitación.
o Los ejes de trabajo planteados para cada Unidad del Módulo dan
elementos para orientar el análisis que es posible realizar durante cada
tutoría. Para ello es necesario tener en cuenta sobre qué ejes se trabajará
en cada caso.
De todos modos es importante considerar algunos aspectos recurrentes:
 Comparar lo planificado y lo implementado; dificultades para
implementar lo previsto y “novedades” planteadas por la ejecución;
resoluciones generadas frente a las novedades, posibilidad de
tomar esas resoluciones para otras situaciones.
 Selección y jerarquización de contenidos: qué se toma, qué se deja,
qué se incluye respecto de lo planteado, por qué; qué se selecciona
de los contenidos curriculares.
 Agrupamiento de los alumnos: criterios, las posibilidades
individuales, otras...
 Lo que fue nuevo en la forma de planificar la clase
 Lo que recuperó del trabajo habitual

Dado el valor que se propone para el registro, es importante incluir variables que
plantee cada docente, a partir de la experiencia de realización del registro, aunque no
estuvieran previstas.

De esta manera, no será necesario, promover la lectura completa de cada


uno de los registros. El tiempo que demandaría esa actividad restaría posibilidades a la
reflexión. Se trata, sí, de generar el intercambio a partir de las variables consideradas.

Para dar al registro el valor de instrumento de trabajo, es necesario ofrecer la


posibilidad de seguir tomando notas sobre el escrito, completando el registro realizado.
Será posible incluir las propias reflexiones a partir de relecturas posteriores y también las
surgidas de las discusiones sostenidas en los encuentros. Cada uno podrá incorporar el
resultado de lo que pensó junto con otros o a partir de las otras intervenciones.

Es posible establecer algún código para señalar de manera particular cuando se


completan los registros. Así sus posteriores relecturas, además de “volver a mirar” lo que
pasó, tendrán un valor agregado respecto de la reflexión inicial y también permitirán dar
cuenta del proceso realizado por cada docente. Es, también, un espacio para dar un lugar
central a las conclusiones individuales para reformular lo que se había sido planeado de
manera de que quede disponible ante nuevas oportunidades de implementarlo; es
importante dar lugar al establecimiento de generalizaciones respecto de las variables,
para transferir decisiones más allá de la propuesta desarrollada.

En este sentido se confirma el carácter instrumental del registro en tanto recurso


para promover la reflexión sobre la práctica. Por otra parte, la inclusión de los registros y
sus agregados especialmente señalados constituirán un interesante insumo para las
instancias del trabajo final.
Para dar continuidad al trabajo realizado a partir de los primeros registros,
progresivamente se podrían plantear criterios para el registro de experiencia posteriores.
Por ejemplo:
 Trabajar sobre la necesidad de registrar lo más cerca posible de la práctica real
para rescatar la mayor cantidad posible de información.
 Abrir la posibilidad de “agregar” reflexiones ante la relectura del registro original
 Recordar la posibilidad de tomar notas cortas durante la práctica de las
intervenciones de los alumnos
 Preparar previamente los datos formales del registro: fecha, tema, agrupamientos
previstos, contenidos a desarrollar.

Es importante instalar una modalidad de trabajo que permite a cada uno trabajar
sobre lo que sucedió en el aula.

Así, si cada profesor viera la posibilidad de realizar una actividad del tipo de las
planteadas (realizar la experiencia, registrarla, releerla pensando alrededor de lo que
pasó) ante la implementación de alguna propuesta nueva en su trabajo cotidiano, se
estaría abriendo el camino para la construcción de conocimiento pedagógico, a partir de
reflexionar sobre la propia práctica tomándola como objeto de estudio.

Es un punto de partida para el trabajo grupal y para encontrar aspectos comunes


y diferenciados en las prácticas de los distintos docentes y desde allí profundizar en la
coherencia de las estrategias globales de la institución, así se avanzaría en proyectos
educativos institucionales cada vez más ajustados a la realidad.

ii
Olga Záttera, ex docente de la Escuela de Posgrado de la F.C.E. de la U.B.A.

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