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BIOGRAFIA DE GREGORIO MENDEL

(1822-1884)
Nacido en Heinzendorf, hoy Hynoice, en el norte de Moravia (República Checa), fue bautizado con el
nombre de Johann Mendel. Toma el nombre de Gregor al ingresar como fraile en el convento de
agustinos de Brno en 1843. En 1847 es ordenado sacerdote.

Describió las leyes que rigen la herencia genética, por medio de los trabajos que llevó a cabo con
diferentes variedades de la planta de la arveja (Pisum sativum).
Mendel presentó sus trabajos en las reuniones de la Sociedad de Historia Natural de Brünn (Brno), el 8 de
febrero y el 8 de marzo de 1865, publicándolos posteriormente como Experimentos sobre híbridos de
plantas en 1866 en las actas de la sociedad. Sus resultados fueron ignorados por completo.
En sus trabajos sobre los guisantes denominó «caracteres» a las características fenotípicas (apariencia
externa). Usó el nombre de «elemento» para referirse a las entidades hereditarias separadas. Su mérito
radica en darse cuenta de que sus experimentos (variedades de guisantes) siempre ocurrían en variantes
con proporciones numéricas simples.

Los «elementos» y «caracteres» han recibido posteriormente varios nombres, pero hoy los conocemos de
forma universal por el que sugirió en 1909 el biólogo danés Wilhem Ludwig Johannsen: genes. Siendo
más exactos, las versiones diferentes de genes responsables de un fenotipo particular, se llaman alelos.
Los guisantes verdes y amarillos corresponden a distintos alelos del gen responsable del color.
Cuando Mendel falleció el 6 de enero de 1884 en el convento de Brno se valoraron sus méritos de abad y
de pedagogo, pero nadie se dio cuenta del alcance de sus experimentos con los híbridos vegetales que le
permitieron formular las leyes de la herencia.

Tuvieron que trascurrir más de treinta años para que sus trabajos fueran reconocidos y entendidos. Hugo
de Vries, botánico holandés, junto a Carl Correns y Erich von Tschermak, redescubren las leyes de
Mendel por separado en el año 1900.

CONTEXTO HISTÓRICO
El moravo Johann Gregor Mendel (1822-1884), por sus méritos y aportaciones al desarrollo de la
genética, término acuñado en 1906, ocupa un puesto relevante en la historia de la ciencia, situándose a la
misma altura de Newton, Kepler, Galileo, Pasteur y Darwin. También mostro su labor docente como
profesor cercano a sus alumnos y buen pedagogo, amigo de experimentaciones en un tranquilo huerto de
Moravia, de excursiones botánicas y viajes culturales por Europa. Fue miembro de varias asociaciones
científicas y abad del monasterio agustiniano de Brno, con honores de prelado y preocupado por
cuestiones de índole espiritual, administrativa y cultural. Acabó sus días de abad de Brno desazonado,
triste y decepcionado porque no acababa de solucionarse la situación económica del monasterio, y sin
haber alcanzado el reconocimiento social por el descubrimiento de las leyes que regulan la descendencia.
Ahora bien, tantos años de paciente, silencioso y perseverante trabajo como hibridador de vegetales no
transcurrieron en vano. Los hallazgos de Johann Gregor Mendel, adelantado a las concepciones
científicas de su tiempo, nos desvelan, en el lenguaje de la ciencia, los secretos de la herencia y las
relaciones matemáticas que existen en la trasmisión de caracteres de padres a hijos, de incalculables
consecuencias, todavía imprevisibles, para el progreso de la ciencia y en beneficios de la propia
humanidad. Sobre las leyes mendelianas, a modo de piedra angular, se levanta el más sofisticado edificio
de la ciencia moderna: la genética.

Los datos y el modelo matemático


 
En sus artículos, Mendel realiza descripciones de los procedimientos que empleó y de las dificultades que
debió sortear, en particular para asegurarse de que las cruzas controladas por él no se contaminaran con el
polen de otras plantas. No obstante, a pesar de que estos experimentos se hicieron en los terrenos de un
monasterio, el autor no hace mención a problemas de plagas o a contingencias debidas a factores climáticos —
por ejemplo, la mortalidad de los especímenes—, lo cual despertó la sospecha de algunos genetistas, como el
mismo Fisher.
 
En uno de los experimentos de Mendel se menciona que de 1 060 semillas provenientes de plantas híbridas —
es decir que compartían las características de tallo largo y corto, pero con dominancia de la primera, esto es,
de tallo largo—, de las cuales tendría que haberse seleccionado al azar alrededor de una semilla por planta del
conjunto progenitor, se obtuvieron 277 de tallo corto y 783 de tallo largo, lo que da la proporción 1 a 2.83,
cuando la predicción es de 1 a 3. Debe tomarse en cuenta que de las 783 plantas con tallo largo sólo del orden
de 1/3 serían “puras” (lo que tendría que comprobarse al autopolinizarlas nuevamente) y los otros 2/3 serían
híbridas. Para conservar la proporción idealizada de 1 (largas puras) : 2 (híbridas) : 1 (cortas puras), que es lo
que procura demostrar Mendel, se requerirían los siguientes valores: 277 (con tallo largo y puras) : 506
(híbridas con tallo largo) : 277 (con tallo corto y puras). La proporción queda así: 1:1.83:1. Obviamente, la
coincidencia exacta de las cantidades colocadas en los extremos es estadísticamente inadmisible. En efecto, sí
parece haber algunas inconsistencias en los datos reportados, pero a mi modo de ver, Mendel buscaba
determinar empíricamente la tendencia que mostraban las respectivas descendencias quizás persiguiendo un
modelo teórico preconcebido (lo cual no es criticable).
 
Ahora bien, el logro con datos de campo reales de la proporción exacta 1:2:1 es propiamente una
imposibilidad matemática (el equivalente genético de la cuadratura del círculo). Si se obtuvieran datos reales
—en condiciones de laboratorio y con organismos más controlables— que fueran cercanos a 0.95:1.9:1, sería
espléndido. El linaje representado por la unidad (1), sólo puede corresponder a las plantas con tallo corto y
puras (o el equivalente que corresponda si se trabaja con otras especies), y es esto lo que sirve de patrón para
el cálculo de las otras dos proporciones.
 
Las matemáticas utilizadas por Mendel hacen ver que sí poseía un dominio notable sobre las mismas, por lo
que no es descabellado suponer que era capaz de aprovecharlas del mismo modo como ocurre en la física o las
matemáticas puras. Jacob Bronowsky, quien realizó una revisión muy detallada de la obra de Mendel,
incluyendo la visita a los lugares en que vivió, en donde pudo encontrar documentos inéditos sumamente
interesantes —gran parte de sus documentos personales fueron quemados tras su muerte en 1884—, señala
que está sorprendido por la visión matemática tan precisa (o quizás exacta) de lo que él pretendía comprobar.
Es casi seguro que contaba con una idea matemática de lo que pretendía encontrar —lo que explicaría una
deducción a priori de las tendencias esperadas en la descendencia de los chícharos—, por lo que el trabajo de
campo y experimental (que inició con mucha anticipación a 1857) sólo poseía un papel confirmatorio.
 
La vinculación con el binomio de Newton
 
Partiendo de lo anterior y tomando en cuenta los simbolismos que utilizaba Mendel para referirse a los
caracteres dominantes (T) y recesivos (t), el problema era encontrar un objeto matemático, modelo o
algoritmo que contuviera las relaciones 1:2:1. Debía entenderse, en primer lugar, el carácter algebraico de las
combinaciones TT, Tt, tT y tt, que esquemáticamente indican las mezclas de caracteres resultantes de las
cruzas, en donde uno de los atributos (tallo largo o tallo corto) domina sobre el otro. Los híbridos podían ser
indistintamente las combinaciones Tt o tT. ¿Representan un producto o un factor? No, en realidad
algebraicamente representan la conjunción o la integración de dos caracteres. Por lo que Tt es más
propiamente T + t o t + T (considerando la permutación de las literales). No es difícil, haciendo una conjetura
bien fundamentada (hasta ahora no considerada formalmente por ningún autor, por lo que constituye una
contribución original), que Mendel haya multiplicado los dos binomios siguientes: (T + t) × (t + T) = TT + 2Tt
+ tt, lo cual constituye el binomio de Newton, cuyo resultado se comporta con base en la proporción 1:2:1. El
término 2Tt está compuesto por las permutaciones Tt y tT, que para efectos genéticos da lugar al mismo tipo
de descendencia. En este caso el signo de multiplicación es algebraico y no esquemático (lo cual indica que se
trata de una cruza o combinación de caracteres).
 
¿Acaso fue así como Mendel dedujo el modelo teórico de la transmisión de los caracteres hereditarios? Es
posible que así haya sido en cuanto al planteamiento general, pero no con respecto a la expresión fenotípica
de los organismos contenidos en cada término del trinomio. Para saber cuáles serían los caracteres
dominantes o recesivos era indispensable la experimentación. Esto muestra que el planteamiento de los
principios formulados por Mendel se obtuvo deduciendo por abstracción matemática, pero su comprobación
(si bien no exacta, pero sí con precisión suficiente) tuvo que ser empírica. Tenemos que reconocer que este
personaje, además de ser inobjetablemente el fundador de la genética, también era un genio.
 
Entre el vitalismo y el mecanicismo
 
En el artículo “Experimentos sobre la hibridación de plantas”, Mendel menciona la siguiente expresión,
relacionándola con las proporciones previstas para la descendencia de híbridos:
 

 
Por ser unidades las “fracciones” T / T y t / t, los híbridos T / t y t / T lo son también por extensión, por lo que
el trinomio que resulta es correcto. Mendel hace una demostración verdaderamente sesuda, en la cual es
posible que tuviera una motivación ideológica. Lo laborioso del desarrollo matemático (sobre todo para
comprenderlo) y la abstracción requerida podrían ser una manera de sugerir que “los asuntos de la vida” son
mucho más difíciles de explicar que los hechos físicos, lo cual fue quizá una estratagema en apoyo del
vitalismo, la postura filosófica dominante entre los biólogos de esa época y que permitía cierta afinidad con
las creencias religiosas.
 
Otro camino a seguir podría haber sido la factorización de los binomios, con los caracteres dominante y
recesivo que tiene cada uno de los híbridos, con lo cual se obtiene otro resultado, sumamente parecido y
quizás completamente equivalente al anterior:
 
 
(T + t) × (t + T) = TT + 2Tt + tt.
 
 De haberse apoyado Mendel de manera explícita en esta demostración, quizás hubiera sido señalado como un
mecanicista, una postura más propiamente materialista, ya que ello implicaría reconocer que los seres vivos —
al igual que todos los objetos del Universo— se someten a principios y leyes comunes.
Gregorio Mendel (1822-1884) vivió y desarrolló su trabajo científico en Brno, pequeña ciudad del
imperio austro-húngaro que hoy pertenece a la república checa; más concretamente en el monasterio
agustino de dicha ciudad, del que llegó a ser abad. Mendel, que a pesar de ser un desconocido para los
hombres de ciencia de su tiempo poseía una sólida formación científica, se interesó por los mecanismos
de la herencia biológica, lo que le condujo a realizar una serie de experimentos para averiguar cómo se
transmitían los caracteres hereditarios de generación en generación.

El éxito del trabajo de Mendel se fraguó con una acertada elección del material experimental así como de
los caracteres a estudiar. Eligió para sus experimentos una planta ornamental, el guisante de olor (Pisum
sativum), que podía cultivar fácilmente en el jardín del monasterio. La anatomía de las flores de esta
planta era la idónea para realizar cruzamientos controlados entre distintas variedades de la misma. En su
estado natural, las flores de Pisum sativum siempre se autofecundan, es decir, los óvulos de una
determinada flor sólo pueden ser fecundados por polen procedente de los estambres de esa misma flor.
Sin embargo, es posible  la fecundación cruzada experimental, sin más que abrir cuidadosamente la flor
inmadura, eliminar los estambres que le proporcionarían el polen, y cubrir el estigma con polen
procedente de otra planta. El uso de esta técnica permitió a Mendel realizar cruzamientos controlados
entre distintas variedades de la planta.  Por otra parte, Mendel fijó su atención en caracteres que
presentaban dos alternativas claramente diferenciables tales como el aspecto liso o rugoso de las
semillas o el color blanco o violeta de las flores. De este modo, en la descendencia de un cruzamiento
podía distinguir perfectamente qué alternativas aparecían y en qué proporciones se encontraban.
Mendel disponía de varias cepas de P. sativum que diferían unas de otras en unos pocos caracteres
fácilmente identificables (color de la semilla, aspecto de la semilla, color de la flor, posición de la flor, color
de la vaina, aspecto de la vaina y longitud del tallo) (Figura 18.6). Durante algún tiempo se dedicó a
comprobar si cada una de estas cepas constituía lo que él denominaba una raza pura, es decir, si todas
las plantas de una misma cepa y la descendencia que de cada una de ellas se obtenía por
autofecundación eran uniformes para el carácter estudiado. Una vez hecho esto, Mendel estuvo en
condiciones de iniciar sus experimentos.

LA MATEMATIZACION EN LAS CIENCIAS:


Las matemáticas utilizadas por Mendel hacen ver que sí poseía un dominio notable sobre las mismas, por
lo que no es descabellado suponer que era capaz de aprovecharlas del mismo modo como ocurre en la
física o las matemáticas puras. Jacob Bronowsky, quien realizó una revisión muy detallada de la obra de
Mendel, incluyendo la visita a los lugares en que vivió, en donde pudo encontrar documentos inéditos
sumamente interesantes —gran parte de sus documentos personales fueron quemados tras su muerte en
1884—, señala que está sorprendido por la visión matemática tan precisa (o quizás exacta) de lo que él
pretendía comprobar. Es casi seguro que contaba con una idea matemática de lo que pretendía encontrar
—lo que explicaría una deducción a priori de las tendencias esperadas en la descendencia de los
chícharos—, por lo que el trabajo de campo y experimental (que inició con mucha anticipación a 1857)
sólo poseía un papel confirmatorio.
 
La vinculación con el binomio de Newton
 
Partiendo de lo anterior y tomando en cuenta los simbolismos que utilizaba Mendel para referirse a los
caracteres dominantes (T) y recesivos (t), el problema era encontrar un objeto matemático, modelo o
algoritmo que contuviera las relaciones 1:2:1. Debía entenderse, en primer lugar, el carácter algebraico de
las combinaciones TT, Tt, tT y tt, que esquemáticamente indican las mezclas de caracteres resultantes de
las cruzas, en donde uno de los atributos (tallo largo o tallo corto) domina sobre el otro. Los híbridos
podían ser indistintamente las combinaciones Tt o tT. ¿Representan un producto o un factor? No, en
realidad algebraicamente representan la conjunción o la integración de dos caracteres. Por lo que Tt es
más propiamente T + t o t + T (considerando la permutación de las literales). No es difícil, haciendo una
conjetura bien fundamentada (hasta ahora no considerada formalmente por ningún autor, por lo que
constituye una contribución original), que Mendel haya multiplicado los dos binomios siguientes: (T + t) ×
(t + T) = TT + 2Tt + tt, lo cual constituye el binomio de Newton, cuyo resultado se comporta con base en la
proporción 1:2:1. El término 2Tt está compuesto por las permutaciones Tt y tT, que para efectos genéticos
da lugar al mismo tipo de descendencia. En este caso el signo de multiplicación es algebraico y no
esquemático (lo cual indica que se trata de una cruza o combinación de caracteres).
 
¿Acaso fue así como Mendel dedujo el modelo teórico de la transmisión de los caracteres hereditarios?
Es posible que así haya sido en cuanto al planteamiento general, pero no con respecto a la expresión
fenotípica de los organismos contenidos en cada término del trinomio. Para saber cuáles serían los
caracteres dominantes o recesivos era indispensable la experimentación. Esto muestra que el
planteamiento de los principios formulados por Mendel se obtuvo deduciendo por abstracción matemática,
pero su comprobación (si bien no exacta, pero sí con precisión suficiente) tuvo que ser empírica.
Tenemos que reconocer que este personaje, además de ser inobjetablemente el fundador de la genética,
también era un genio.
 

LA MATEMATICA EN LA BIOLOGIA

Matemáticas aplicadas a la Biología Es un hecho innegable que en nuestros días la Matemática está atravesando un momento
de gloria en el sentido de que además del desarrollo propio de las teorías abstractas de sus diferentes rama, está teniendo una
participación crucial en otras disciplinas de las cuales se nutre y a las cuales, después de dotarlas de un marco teórico
adecuado, las impulsa haciéndolas avanzar hacia lugares antes inimaginables. La Biología es una de esas ciencias, y su vínculo
con la Matemática ha tomado un impulso decisivo a principio del siglo XX con las ecuaciones de Lotka – Volterra para modelar
la dinámica de un sistema de cazadores y presas, y esto se ha acentuado en las últimas décadas. Es menester aclarar que en
siglos pasados ya han existido, aunque en forma más fugaz, encuentros entre la Matemática y la Biología tales como el modelo
de Fibonacci, para el crecimiento de conejos; el modelo de Malthus, para el crecimiento de la población humana; el modelo de
Verhulst y el modelo de Gompertz para el crecimiento poblacional. La fugacidad de estos encuentros no les quita importancia.
Por ejemplo, de las investigaciones de Malthus se inspiró Darwin para desarrollar su teoría de la evolución, la cual es
fundamental para la Biología moderna. El modelo de Verhulst ha podido explicar el crecimiento de algunos tipos de bacterias y
paramecium (Álvarez, 2006, pp. 73 – 112). La ecuación de Gompertz, por su parte, ha logrado modelar con éxito el crecimiento
de tumores (Hernández, 2014, pp. 1 – 8).

Algunas de las áreas de la Biología en las que los modelos matemáticos han contribuido notablemente son, entre otras, las
siguientes: crecimiento tumoral (Barrea y Hernández, 2012; pp. 41 – 49; Barrea y Hernández, 2012, pp. 5789 – 5800; Barrea y
Hernández, 2013, pp. 35 – 49; Hernández, 2014; Preziosi, 2003; Wodarz y Komarova, 2005), dinámica de poblaciones (Britton,
2002, pp. 1 – 79; Murray, 2001, pp. 1 – 115; Nowak, 2006), modelos para la determinación del sexo según la temperatura de
los huevos (Murray, 2001, pp. 119 – 144), epidemología (Allen, 2003, pp. 56 – 153; Bürger, 2010, pp. 7 – 62; Hernández, 2014,
pp. 25 – 35), biología celular y molecular (Britton, 2002), farmacodinámica y farmacocinética (Bonate y Howard, 2011; Källén,
2008), dinámica de HIV (Nowak, 2006, pp. 167 – 189) y ecología (Momo y Capurro, 2006)
Leyes de Mendel
¿En qué consisten las Leyes de Mendel?
Las leyes de Mendel son los principios que establecen cómo ocurre la herencia, es decir, el proceso
de transmisión de las características de los padres a los hijos.
Las tres leyes de Mendel son:

 Primera ley: principio de la uniformidad.


 Segunda ley: principio de segregación.
 Tercera ley: principio de la transmisión independiente.
Estas tres leyes constituyen las bases de la genética y sus teorías. Fueron postuladas por el naturalista
austriaco Gregor Mendel entre los años 1865 y 1866.

Primera ley de Mendel: principio de la uniformidad


La primera ley o principio de la uniformidad de los híbridos de la primera generación filial establece
que cuando se cruzan dos individuos de raza pura (homocigotos), la primera generación filial
(heterocigotos), será igual entre ellos (fenotipos y genotipos) y, además, sobresaldrá el rasgo fenotípico
de uno de los progenitores (genotipo dominante).
Las razas puras están compuestas por alelos (versión específica del gen), que determina su característica
sobresaliente.

Por ejemplo:
Si se cruzan plantas de razas puras, unas de flores rojas con el genotipo dominante (A) y otra de flores
moradas con el genotipo recesivo (a), se tendrá como resultado que la primera generación filial será igual,
es decir (Aa), ya que va a sobresalir el genotipo dominante (flor roja), como se ilustra a continuación.
Cuadro de Punnet de la primera ley

A (rojo) A (rojo)

a (morado) Aa Aa
a (morado) Aa Aa

Segunda ley de Mendel: principio de la segregación


La segunda ley o principio de la segregación consiste en que del cruce de dos individuos de la primera
generación filial (Aa) tendrá lugar una segunda generación filial en la cual reaparecerá el fenotipo y
genotipo del individuo recesivo (aa), resultando lo siguiente: Aa x Aa = AA, Aa, Aa, aa. Es decir, el
carácter recesivo permanecía oculto en una proporción de 1 a 4.
Por ejemplo:
Si se cruzan las flores de la primera generación filial (Aa), que contienen cada una un genotipo dominante
(A, color rojo) y uno recesivo (a, color morado), el genotipo recesivo tendrá la posibilidad de aparecer en
la proporción 1 de 4, como se observa a continuación:

Cuadro de Punnet de la segunda ley

A (rojo) a (morado)

A (rojo) AA Aa
a (morado) Aa aa
Dominancia incompleta y codominancia

1. 1. Dominancia incompleta y Codominancia Víctor Hugo Bermúdez Hernández


2. 2. Dominancia Incompleta • La dominancia incompleta es una condición en la cual ningún
alelo es dominante sobre el otro. Por ejemplo: • Si una planta roja se cruza con una planta
de flores blancas, la progenie será toda rosa. Cuando una rosa se cruza con otra rosa, la
descendencia es 1 roja, 2 rosas, y una blanca.
3. 3. Cruce: ♀/♂ R R b Rb Rb b Rb Rb ♀/♂ R b R RR Rb b Rb bb 1mera generación de los cuales
el 100 % de la progenie es Heterocigota de flores rosas 2da generación de los cuales el
25% de la progenie es Homocigota Dominante de flores Roja, el otro 50% de la progenie
Heterocigota de flores rosas y el ultimo 25% de la progenie es Homocigoto recesivo de
flores blancas.
4. 4. Codominancia • Tipo de herencia en la que no aparece ningún carácter dominante sobre
el otro, sino que ambos tienen la misma fuerza, ósea, los 2 alelos se manifiestan
simultáneamente en el heterocigoto. Por ejemplo: El grupo sanguíneo al que perteneces,
de los cuales existen 4 grupos distintos “A, B, AB y O” siendo O el recesivo y los demás
Codominantes.
5. 5. Grupo A y B son Dominante sobre el grupo O que es recesivo. Grupo A y B son
codominantes por lo tanto se manifiestan como Grupo sanguíneo AB Genotipo: 100%
Heterocigoto ♀/♂ A A Fenotipo: 100% Grupo S. AB B AB AB B AB AB

La dominancia incompleta es la interacción genética en la cual los homocigotos son fenotípicamente diferentes a


los heterocigotos. Los cruzamientos que tienen una dominancia incompleta son aquellos en los que no existe rasgo
dominante, ni recesivo. Suponiendo que la forma de los ojos estuviera determinada por un gen cuyo homocigoto
dominante de forma grande y redonda y el homocigoto recesivo da una forma semi-alargada, y el heterocigoto resulte
con forma achatada y más alargada que la de cualquier progenitor homocigoto para esta característica, se puede tener el
ejemplo en los progenitores IJ y KL y mostrándose en el heterocigoto IJKL. Hay dos tipos.

Codominancia
En los cruzamientos en los que hay codominancia, en los heterocigotos los dos genes alelos se expresan, pero sin
«unirse». Por ejemplo: al cruzar una vaca y un toro, de líneas puras, siendo la vaca café rojiza y el toro blanco, la
generación filial será 100% Heterocigota y 100% de pelaje rosado o manchado. Para simbolizar los genes de los
individuos se usa la letra inicial del rasgo (en el caso anterior C - color del pelaje-), en mayúscula y la letra inicial de las
distintas expresiones del mismo (Café Rojizo o Blanco), en mayúscula y superíndice.

Las leyes de Mendel[editar]


Las tres leyes de Mendel explican y predicen cómo van a ser los caracteres físicos (fenotipo) de un nuevo individuo.
Frecuentemente se han descrito como «leyes para explicar la transmisión de caracteres» (herencia genética) a la
descendencia. Desde este punto de vista, de transmisión de caracteres, estrictamente hablando no correspondería
considerar la primera ley de Mendel (Ley de la uniformidad). Es un error muy extendido suponer que la uniformidad de
los híbridos que Mendel observó en sus experimentos es una ley de transmisión, pero la dominancia nada tiene que ver
con la transmisión, sino con la expresión del genotipo. Por lo que esta observación mendeliana en ocasiones no se
considera una ley de Mendel. Así pues, hay tres leyes de Mendel que explican los caracteres de la descendencia de dos
individuos, pero solo son dos las leyes mendelianas de transmisión: la ley de segregación de caracteres independientes
(2.ª ley, que, si no se tiene en cuenta la ley de uniformidad, es descrita como 1.ª Ley) y la ley de la herencia
independiente de caracteres (3.ª ley, en ocasiones descrita como 2.ª Ley).

1.ª ley de Mendel: Principio de la uniformidad de los híbridos de la primera


generación filial[editar]
Establece que si se cruzan dos líneas puras para un determinado carácter, los descendientes de la primera generación
serán todos iguales entre sí, fenotípica y genotípicamente, e iguales fenotípicamente a uno de los progenitores (de
genotipo dominante), independientemente de la dirección del cruzamiento. Expresado con letras mayúsculas las
dominantes (A = amarillo) y minúsculas las recesivas (a = verde), se representaría así: AA x aa = Aa, Aa, Aa, Aa. En
pocas palabras, existen factores para cada carácter los cuales se separan cuando se forman los gametos y se vuelven a
unir cuando ocurre la fecundación.

A A

A A
a
a a

A A
a
a a

2.ª ley de Mendel: Principios de la segregación[editar]


Esta ley establece que durante la formación de los gametos, cada alelo de un par se separa del otro miembro para
determinar la constitución genética del gameto filial. Es muy habitual representar las posibilidades
de hibridación mediante un cuadro de Punnett.
Mendel obtuvo esta ley al cruzar diferentes variedades de individuos heterocigotos (diploides con dos variantes alélicas
del mismo gen: Aa) y pudo observar en sus experimentos que obtenía muchos guisantes con características de piel
amarilla y otros (menos) con características de piel verde, comprobó que la proporción era de 3/4 de color amarillo y 1/4
de color verde (3:1). Aa x Aa = AA, Aa, Aa, aa.

A a

A A
A
A a

A a
a
a a

Según la interpretación actual, los dos alelos, que codifican para cada característica, son segregados durante la
producción de gametos mediante una división celular meiótica. Esto significa que cada gameto va a contener un solo
alelo para cada gen. Lo cual permite que los alelos materno y paterno se combinen en el descendiente, asegurando la
variación.
Para cada característica, un organismo hereda dos alelos, uno de cada progenitor. Esto significa que en las células
somáticas, un alelo proviene de la madre y otro del padre. Estos pueden ser homocigotos o heterocigotos.
En palabras del propio Mendel:7

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