Вы находитесь на странице: 1из 1

Cien años de Soledad

La historia de macondo se arrastra penosamente desde mediados del siglo pasado: sus
primeros pobladores fueron gentes que huian de las guerras civiles que asolaban Colombia.
Tras una pacificación formal hacia 1903, Macondo conoce su edad dorada en los años de la
primera guerra mundial: es la fiebre del banano, que convierte al pueblo en un activo centro
de traficantes, explotadores y aventureros. Tras el auge y la sensación de prosperidad, solo
quedarían cenizas y recuerdos. Macondo volvió a hundirse en el polvo de la historia y siguió
muriéndose de a pocos, en medio del calor, poblado de gentes que se odiaban.

Macondo es un lugar ardiente, cenagoso, fuera del tiempo, arruinado y lleno de historias
fantásticas cuya única comunicación con el mundo depende de un trencito amarillo, aunque
no se sabe bien a donde conduce. Macondo es un lugar mitológico. Todo allí es posible: seres
más que centenarios, varones que procrean gozosamente hasta la ancianidad, apariciones y
diálogos con espíritus, alfombras que vuelan, ascensiones en el alma y cuerpo al cielo,
monstruosidades y destrucciones sobrenaturales, presagios e inventos disparatados, plagas,
diluvios, etc.

García Marquez encara la tarea de contar todo Macondo atravesando tres círculos de fuego
que se contienen concéntricamente:

- El primero consistía en trazar la biografía del inacabable coronel Aureliano Buendía.


- El segundo encierra la descripción de la familia fundadora Buendía, en una
numerosísima dinastía cuya incongruente existencia dura un centenar de años, al
término de los cuales todos están muertos, tal como lo precedían los pergaminos del
mago Melquíades. Son una grey indómita, medio delirante constituida por
protomachos colosales y mujeres histéricas o beatificas que, en obediencia a una
fuerza atávica, imponen a sus hijos el archirrepetido nombre de Aureliano o Arcadio.
“Mientras los Aurelianos eran retraídos, pero de mentalidad lúcida, los José Arcadio
eran impulsivos, pero estaban marcados por un signo trágico. Ursula iguarán es ese
principio ordenador en medio del caos de los tiempos, la razón domestica en medio
del infinito peregrinaje de los hijos que desparraman el apellido Buendía al igual que
una semilla en el viente.
- El ultimo circulo es Macondo mismo, con su turbulenta historia y su desastrada
existencia a través de las guerras civiles y la fiebre del banano que solo trae desgracias
y muertes. Lo imaginario y lo desaforado se entroncan con la historia de Colombia y
con aquellos viejos males reales que América repite a lo largo de sus cien años de
soledad: la división cainita entre liberales y conservadores, entre blancos y colorados,
entre demócratas y civilistas; el revolucionarismo tropical y romántico puesto al
servicio de los grandes partidos, que abundó en heroísmos que no condujeron a nada.

Вам также может понравиться