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Inmadurez constitucional.

El próximo 26 de abril se llevará a cabo el plebiscito de entrada en el que los ciudadanos votarán si
aprueban o rechazan la redacción de una nueva constitución y cuál será el mecanismo con el que
será escrita: convención mixta o convención constituyente. Pero surge la siguiente consulta: ¿Los
chilenos seremos capaces de elaborar y redactar una constitución que nos represente a cabalidad,
en todo ámbito?

Lamentablemente, la antesala a esta trascendente votación se ve empañada por una atmósfera de


violencia en que día a día, tanto los que aprueban el cambio de constitución, quienes creen que,
mediante este mecanismo, se pondrá fin a los abusos legales que existen en nuestro diario vivir
como chilenos. Ya sea el paupérrimo sistema de pensiones que ampara esta constitución, las
famosas “AFP”, isapres, carencia de la gratuidad en la educación superior, privatización de un
derecho como el agua, etc. Se enfrentan con los que rechazan este cambio, y que consideran que
la constitución de 1980 le ha dado estabilidad al socioeconómica al país desde su instauración. Lo
cierto es que según un informe entregado por el INDH (desde el 17 de octubre de 2019-30 de
diciembre de 2019) se cifraban en 3583 las personas lesionadas de las cuales 395 personas
presentaban heridas oculares, 980 acciones judiciales, de las que 777 son por torturas y tratos
crueles, etc.

Bajo este contexto en que vivimos, surgen dos puntos de vista que muestran lo poco preparados
que estamos para este trascendental proceso:

1. Los procesos constituyentes actuales, tienden a la polarización social: Basta con tener
algo de conocimiento de teoría política para darse cuenta de que redefinir un catálogo
extenso de deberes, derechos e instituciones, muchos de los grupos implicados en estos
cambios, por disposición natural, querrá velar por sus intereses, por sobre del de la gran
mayoría. En el caso de nuestro país, según la encuesta CEP publicada en enero de 2020,
daba cuenta que un 67 % de los chilenos, está a favor de un cambio de carta magna. Sin
embargo, una parte importante del 32 % restante, que rechaza la nueva constitución, ha
salido con fuerza a la calle, a demostrar su descontento. Generando un ambiente de
inseguridad, descontrol y polaridad en nuestras calles. Es por eso, que llegar a un punto
consensuado, donde este cambio nos represente a todos los chilenos, es una verdadera
quimera.

2. Incompetencia de ciudadanos comunes en este proceso: Según la encuesta Cadem del 27 de


enero de 2020, un 47 % de los chilenos aprueba la “Convención constitucional”, mientras que
un 45 % apoya la “Convención mixta”. Si bien existe un empate técnico entre ambas opciones,
en ambas se ve presente la participación de ciudadanos elegidos democráticamente por los
chilenos. La pregunta es ¿Qué tan competentes de redactar nuestra nueva carta magna son
estos ciudadanos? Claro está que tratarán de poner sobre la mesa la gran mayoría de los
problemas que le aquejan a los chilenos por culpa de la constitución actual. Pero ¿cómo
personas que no tienen conocimiento alguno (lo más probable) de lo que respecta a materia
legal, redactarán ya sea en mayor o menor participación, un documento de esta magnitud?
Queda claro que como chilenos no debemos rechazar este proceso, ya que traerá muchos
cambios, los cuáles son un imperante social realizarlos. Para de esta forma, acabar con
muchos de los abusos que avala la Constitución actual. Lamentablemente, en nuestro país
estamos inmersos dentro de una atmosfera de inmadurez política. En la cual un grupo
numeroso busca reformar la carta magna. Pero que, a su vez, cuenta con un grupo no menor
en oposición a esta medida. Donde lejos de generar un consenso, genera distanciamientos y
polarización entre los que “aprueban” y “rechazan” esta medida. Sumado a esto, está la
incompetencia de ciudadanos comunes y corrientes a la hora de redactar la nueva
Constitución. Ya que, a diferencia de legisladores, que durante años no han sabido sacar
adelante esta transcendental tarea, estos ciudadanos que, al venir del pueblo, y que conocen
la realidad del chileno, sabrán como beneficiar a la mayor cantidad de chilenos posibles. Sin
embargo, al no tener experiencia a la hora de reformar, no sabrán como llevar a cabo todas
estas ideas. Es verdad que se necesita un cambio de constitución, en donde Chile deje de ser
un país que privatice derechos tan importantes como el agua, educación superior gratuita y de
calidad, pensiones dignas para todos nuestros jubilados, salud publica de calidad, poner fin al
monopolio instaurado por grandes cadenas, como de supermercados, farmacias, papeleras,
etc. Necesitamos que este proceso no se tome a la ligera. Y para eso, debemos instruirnos mas
a la hora de querer cambiar nuestra constitución. Y que, de esa forma, deje conforme a la
mayor cantidad de chilenos posibles.

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