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Grupo: 2852
Andere. (2013). Cap 6. Políticas públicas en educación en el México del siglo XXI. pp 78-128.
Al principio del texto se nos presenta los principales programas o instituciones que surgieron y se
efectuaron en la primera década del siglo XXI de los gobiernos del estado mexicano. Uno de estas
acciones fue la creación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), casi
después de diez años de operar como un organismo descentralizado sectorizado a la SEP, el INEE
fue reestructurado en el último año de gobierno de Calderón donde se buscaba consolidar al
instituto y dotarlo de mayor autonomía, ya para el gobierno de Peña se realizaron algunas
modificaciones para otorgarle al INEE todavía más autonomía y poder.
En torno a la prueba ENLACE sólo ha servido como un instrumento para el manejo de imagen de la
política pública y con base en estímulos para movilizar la motivación extrínseca de maestros,
directores, autoridades y alumnos. La evaluación educativa en nuestro país está sufriendo una grave
crisis, ya que los gobiernos del siglo XXI han caído en la aplicación de evaluaciones estandarizadas
que tiende a fomentar una actitud reduccionista, enseñar para el examen, enseñar para ganar, entre
los formadores y autoridades, en lugar de enseñar para aprender.
Se aborda el tema del concurso de las plazas de maestros, a pesar de que a simple vista uno estaría
de acuerdo con una competencia sana y real, el problema con el Concurso Nacional es que el
beneficio aparente es rebasado por consideraciones políticas y mediáticas. Esto debido a que la
SNTE es participe en la gran mayoría de las instituciones encargadas en este concurso por las
plazas. No se puede ser juez y parte y el SNTE no es autoridad, pero el gobierno federal le ha
obsequiado la conducción de la política educativa.
Rodríguez García Cristian Rolando. Grupo: 2852
La evaluación universal de maestros tal como está concebida es un error tanto de política pública
como de pedagogía. Los maestros sí deben evaluarse pero a través de otros instrumentos. La
evaluación magisterial debe ser local, conducida por los directores de las escuelas y realizadas por
consejos, grupos o redes de pares. No universal y nunca con base en pruebas estandarizadas. La
evaluación es un instrumento poderoso de aprendizaje, no sólo la de los estudiantes sino también la
de los maestros y directivos. La evaluación está destinada a convertirse en otro fiasco de política
pública, mientras se tenga la idea que los maestros son los responsables directos del aprendizaje de
los estudiantes. Los resultados de las pruebas estandarizadas aplicadas en todo el mundo
demuestran que lo que pasa fuera de la escuelas es incluso más importante de lo que sucede dentro
de ellas. Y es todavía mucho más importante si las condiciones de la población a evaluar son de
mucha pobreza, desigualdad y segregación.