Вы находитесь на странице: 1из 4

COLEGIO DON BOSCO

CULTURA RELIGIOSA 1° AÑO 2020

La Cuaresma es un tiempo en el que nos paramos para revisar nuestro corazón, despojarnos de lo superficial y descubrir
lo esencial de nuestra fe.

Tenemos por delante 40 días de camino hacia la Pascua, y durante este trayecto necesitaremos estar pendientes de las
señales que nos marca la Palabra de Dios. Durante este viaje se nos propone una conversión, enderezar lo torcido de
nuestras vidas, reconducir y reformar el corazón.

El trayecto está marcado: intensificar la oración, las obras de caridad y limosna, y tomar conciencia de nuestra debilidad
mediante el ayuno y abstinencia.

Además, cada semana iremos haciendo escala en distintos lugares de nuestro ser, prestando especial aten ción a las
señales que la Palabra de Dios nos ofrece. En este viaje se nos pide no llevar equipaje que nos cargue, poner el GPS de
nuestro corazón en modo ESCUCHA para nuestra conversión y renovar la alegría cada día.

La Cuaresma es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para prepararnos a la gran fiesta de la Pascua. Es
tiempo para arrepentirnos de nuestros pecados y de cambiar algo de nosotros para ser mejores y poder vivir más cerca de
Cristo.

La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina antes de la Misa de la Cena del Señor del Jueves
Santo. A lo largo de este tiempo, sobre todo en la liturgia del domingo, hacemos un esfuerzo por recuperar el ritmo y estilo
de verdaderos creyentes que debemos vivir como hijos de Dios.

El color litúrgico de este tiempo es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de
conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.
40 días
La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla
de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de
Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de
los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto.

En la Biblia, el número cuatro simboliza el universo material, seguido de ceros significa el tiempo de nuestra vida en la tierra,
seguido de pruebas y dificultades.

¿Por qué la ceniza?


La ceniza, del latín "cinis", es producto de la combustión de algo por el fuego. Muy fácilmente adquirió un sentido simbólico
de muerte, caducidad, y en sentido trasladado, de humildad y penitencia.

El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma (muchos lo entenderán mejor diciendo que es el que
sigue al carnaval), realizamos el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente (fruto de la cremación de las palmas
del año pasado). Se hace como respuesta a la Palabra de Dios que nos invita a la conversión, como inicio y puerta del ayuno
cuaresmal y de la marcha de preparación a la Pascua. La Cuaresma empieza con ceniza y termina con el fuego, el agua y la
luz de la Vigilia Pascual. Algo debe quemarse y destruirse en nosotros -el hombre viejo- para dar lugar a la novedad de la
vida pascual de Cristo.

En este tiempo de preparación, la Iglesia nos propone, como mencionamos anteriormente, intensificar sobre tres
herramientas importantes:

La ORACIÓN: que nos mantiene despiertos al Misterio de amor que nos habita. En su mensaje para esta Cuaresma, el Papa
nos dice: “Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios… ( y
esto) es posible sólo en un «cara a cara» con el Señor crucificado y resucitado «que me amó y se entregó por mí» (Gal 2,20)…
Un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal… Cuanto
más nos dejemos fascinar por su Palabra, más lograremos experimentar su misericordia gratuita hacia nosotros”.
Y nos sigue diciendo: «La oración puede asumir formas distintas, pero lo que verdaderamente cuenta a los ojos de Dios es
que penetre dentro de nosotros, hasta llegar a toca la dureza de nuestro corazón, para convertirlo cada vez más al Señor y
a su voluntad”.
Es por eso la necesidad del AYUNO: Ayunar de tantos malos hábitos, excesos y apegos que nos alejan de este “más” que
anhelamos. Cuán necesario es mantenernos despiertos para darnos cuenta de todo lo que nos aleja de nuestra decisión de
amar.
Y caminando este tiempo cuán oportuno es también revisar lo que entendemos por LIMOSNA: Volver a
preguntarnos cómo impactan en nosotros las necesidades de nuestros hermanos más carenciados y cómo
actuamos en consecuencia. “Compartir -nos dice el Papa- nos hace más humanos, mientras que acumular
conlleva el riesgo de embrutecernos ya que nos cerramos en nuestro propio egoísmo”.

Poner el Misterio pascual en el centro de nuestra vida significa también preguntarnos cómo impacta en nosotros el
sufrimiento de las numerosas víctimas de los flagelos de nuestro tiempo y sentir compasión por las llagas de Cristo que
reconocemos en ellas. (Cf. Mensaje del Papa para la Cuaresma 2020).

Para poder seguir caminando este tiempo juntos, les propongo, luego de haber leído detenidamente cada concepto y
adentrándonos a la cuaresma, ya que estamos en cuarentena, que cada uno pueda realizar la siguiente actividad.

• Redactar una oración (puede ser de un reglón, hasta cinco como máximo), de cosas que quiero agradecer, pedir, o
simplemente decir.
• Escribir ¿A qué cosas estoy dispuesto/a de hacer ayuno? Según la definición de ayuno, para esta cuaresma.

Y para hondar un poco más adentro, les dejo una canción para que se tomen unos minutos con ustedes mismos, puedan
escucharla, para luego responder: ¿Cuáles son aquellas cruces que sentís que cargas hoy en día?

https://www.youtube.com/watch?v=RLEtmpoS-x8

Te dejo algunas palabras que quizás te puedan servir de ayuda: miedo a../frustración/violencia/envidia/soledad/etc.
Hasta la próxima que nos volveremos a encontrar con más propuestas para
seguir preparando el corazón en este tiempo de CUARESMA.

Y lo más importante….

#YOMEQUEDOENCASA

Вам также может понравиться