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Licenciatura en desarrollo empresarial.

¿Cómo superar un divorcio?


Cuatrimestre 3.
Eddrehy Marín Rodríguez Guillen.
Matrícula 42-29-18-005.
¿Cómo superar un
divorcio?
Las fracturas de pareja, al igual que ocurre con cualquier tipo de pérdida, encuentran
en el duelo su respuesta más común.
Cuando esto ocurre, y para sobrellevar el proceso de la mejor forma posible, hay
que tener en cuenta que “en las relaciones de pareja no hay buenos y malos,
responsables e ingenuos, sino que hay buenas y malas relaciones”, como explica
el psicólogo y coach Joan Garriga en El buen amor en la pareja (Destino), que
reproducimos en estas líneas.
Para poder superar una ruptura es importante expresar aquello que no se ha dicho
a lo largo de la relación, aquello relevante y que tal vez intoxicó y nutrió los
desencuentros.
Si es posible hacerlo con la otra persona delante, mucho mejor; si no es posible por
cualquier motivo, por ejemplo, porque creemos que puede emporar las cosas, o
porque se deben establecer límites precisos, podemos escribir todo lo pendiente e
imaginar a la otra persona frente a una silla vacía y decírselo.
Una regla útil que tiene la intención de prestar atención para que las cosas no se
pudran adentro y no vivamos rodeados de asuntos pendientes y reconcomios que
se comen nuestra atención y energía.
La terapia Gestalt recomienda expresar lo inexpresado, decir lo no dicho, vivir lo no
vivido, procesar lo no procesado, cerrar lo no cerrado, y que las venas relacionales
estén bien ventiladas.
De este modo, la energía queda libre del pasado y se orienta al futuro, y el presente
estricto se vuelve asombrosamente más presente. Por otro lado, para superar la
ruptura de pareja también es crucial agradecer todo lo que nos ha dado la otra
persona y todo lo que hemos podido vivir a su lado.
Una técnica muy importante es el reencuadre el cual intentare ilustrar en seis pasos.

El reencuadre en seis pasos para mi es la técnica estrella de la PNL, siempre que


quiero cambiar una conducta o comportamiento la técnica número uno es el
reencuadre en seis pasos, luego se pueden hacer más cosas como el cambio de
historia o el Swish. Cómo se suele decir cuanta más azúcar más dulce, pero primero
el cola-cao que le de sabor a la leche y ese es el reencuadre.

Una de las gracias de las técnicas de PNL que se suelen hacer sentados y con los
ojos cerrados como el reencuadre en seis pasos es que se pueden hacer a
diferentes niveles de conciencia. Puedes hacer un reencuadre en seis pasos a lo
largo de una conversación sin que la persona lo note. Se puede hacer a un nivel
alfa, que sería con una breve relajación que es la forma más habitual dentro de la
PNL o también se puede hacer dentro de un buen trance hipnótico ericksoniano.
¿Pará que sirve Reencuadre en seis pasos?

El reencuadre en seis pasos es una técnica que actúa a nivel de comportamiento,


desde cambiar hábitos hasta comportamientos compulsivos. Ejemplos típicos
serían dejar de hacer cosas que ya no son útiles, o más bien que son útiles de
alguna forma que no somos consciente todavía e inútiles incluso perjudiciales de
otra forma en que sí somos conscientes.

La lista podría ser interminable: el hábito de llegar tarde a todas partes, levantarse
tarde, dejar de fumar, dejar de comer en exceso, dejar el alcohol, comerse las uñas,
posponer lo que tienes que hacer para hacer otra cosa menos prioritaria, estresarse,
ruborizarse, cuando me desmayo al sacarme sangre, el dolor de cabeza que me da
cuando visito a mi suegra, el enfado cuando tengo hambre.

En el ámbito de la salud, algunos ejemplos típicos son el colon que se irrita sobre
todo en vacaciones, mi dermatitis, hay incluso hay quien dice que todas las
enfermedades psicosomáticas (como no soy médico me voy a saltar la lista
completa).

En el ámbito deportivo el auto-sabotaje también es un comportamiento, fallar


siempre el lanzamiento de penaltis, darle a un botón del coche de fórmula uno
cuando había que darle a otro, el desfallecimiento tan inoportuno subiendo en
bicicleta al último puerto de montaña, las piernas temblorosas que te pueden
bloquear en medio de un combate de artes marciales, la tendencia a quedarte corto
con tus golpes, o a pasarte….

Por entrar en otro ámbito bien interesante para mucha gente: la seducción, la
ansiedad ante una aproximación a alguien del sexo opuesto, incluso a realizar una
llamada de teléfono, “dificultades” en el primer encuentro sexual… o el cualquier
encuentro sexual. Y todas esas cosas que hacemos y que tienden a fastidiar las
relaciones antes de empezar.

Pues todas estas cosas tienen algo en común, que hacen algo útil para ti.
¿sorprendido? o directamente no te lo crees. Una de las presuposiones de la PNL
dice que todo comportamiento es útil en el contexto en que ha sido realizado. Y no
solo eso, sino que además era la mejor opción posible. Si no, no lo haríamos tu
cuerpo no es tonto. Si lo hace es para conseguir algo.
Entonces surgen dos cuestiones básicas:

• ¿Para qué hace eso que hace?


• ¿Qué otra cosa podría hacer para conseguirlo?

El reencuadre es el tratamiento de dar opciones ante cualquier síntoma


psicosomático o comportamiento indeseado.

El reencuadre en seis pasos

1. Identifica la conducta que quieres cambiar.

2. Establece una forma de comunicar con la parte que es responsable de esa


conducta. Una forma sencilla es cerrar los ojos y pedirle a tu inconsciente que te
muestre una imagen de la parte responsable de esa conducta. Recuerda darle las
gracias por venir y pregúntale si quiere comunicarse contigo.

3. Descubre el beneficio que obtienes con esa conducta que no deseas. Ve


hacia adentro y pregúntale a la parte que genera esta conducta cual es el beneficio
de hacer lo que hace. Tómate tu tiempo para dejar que la respuesta llegue.

4. Ahora pide a tu inconsciente que te muestre tu parte creativa.


Cuando aparezca, puedes preguntarle ¿cómo conseguir ese mismo beneficio de
alguna otra forma que sea beneficiosa para ti? Pídele que te dé, por lo menos, tres
alternativas de comportamiento útiles e inmediatamente disponibles para lograr ese
mismo beneficio.

5. Vuelve con la parte responsable del comportamiento que deseas cambiar


(la parte del segundo paso) y proponle que utilice las alguna de las nuevas opciones
para satisfacer su intención positiva. Si la parte está de acuerdo continua con el
paso siguiente, sino vuelve al paso cuatro y encuentra más opciones.

6. Comprobación ecológica. Convoca a todas tus partes y pregúntales si ¿hay


alguna que ponga objeciones al nuevo comportamiento? Si alguna se opone vuelve
de nuevo al paso cuatro.

Por último, para culminar el ejercicio viviendo y experimentando el cambio que estás
realizando en tu vida, proyéctate hacia el futuro, haciendo esa nueva conducta,
manteniendo ese beneficio, donde la antigua conducta limitante ha desaparecido y
tu vida ha cambiado de una forma muy positiva, porque tú has cambiado y tu vida
ha cambiado.
La monogamia secuencial: el final de la pareja para toda la vida.
A algunas personas les puede servir la técnica de hacer una lista de las cosas
concretas que puede agradecer. Y es que aceptar lo que nos ha dado el otro y decir
gracias nos pone en disposición de valorar lo recibido y desde ahí poder superar la
ruptura, porque la gratitud mitiga el victimismo y el resentimiento. Cuando podemos
ver lo que no ha aportado una relación y lo que hemos aprendido en ella, estamos
en disposición de cerrarla y abrirnos a lo que esté por venir.
La idea de que el amor es eterno ha desaparecido, así que los requisitos para el
amor se han simplificado. En definitiva, relata Garriga en El buen amor en la pareja,
el gran reto para todos consiste en aprender a amar lo imperfecto de la vida, de
nosotros y de los demás, y volvernos compasivos.
Cuando esto es posible, apunta, ponemos nuestros errores al servicio de la vida y
de un camino feliz, sea en pareja o no. Ser capaz de algo así es doblemente
importante en el momento actual, pues vivimos tiempos caóticos y creativos,
originales e inciertos, turbulentos y esperanzados para el amor en las parejas. La
ventaja es que podemos ser creativos con el tipo de relación que queremos; el
inconveniente, que nos podemos perder con tantas opciones y al final no saber qué
tipo de relación queremos establecer.
Algunos estudiosos han acuñado el concepto de “monogamia secuencial”, que
viene a anunciar lo que ya se está percibiendo: el funeral de la pareja “para toda la
vida”.
Esto significa que, hoy por hoy, las personas tenemos estadísticamente muchas
probabilidades de tener dos, tres o más parejas de cierta duración a lo largo de la
vida, con la consiguiente complejidad de formatos familiares y de convivencia y,
sobre todo, con un alto precio en estrés emocional, afectivo y vincular. Nunca como
ahora nos habíamos enfrentado de forma masiva a tantas exigencias emocionales
y tránsitos dolorosos.
El filósofo Zygmunt Bauman decía que, en nuestra época, la idea de que el amor es
eterno ha desaparecido, así que los requisitos para el amor se han simplificado, y
el conjunto de experiencias definidas con el término amor se ha ampliado
extraordinariamente.
El problema, añade, es que cuando la calidad y profundidad de una relación no nos
dan sostén, tendemos a buscar el remedio en la cantidad. A veces, incluso llegamos
a pensar que el amor se puede aprender a partir de la experiencia y el ejercicio
amoroso. Bauman describe este proceso como un círculo vicioso en el que las
personas quieren estar en el “mercado de las relaciones” pero, al mismo tiempo,
anhelan amar profundamente a alguien.
El refugio en nosotros mismos, en lugar de en la comunidad

En cualquier caso, se trata de tiempo presididos por la libertad individual. De hecho,


en las sociedades tecnológicas se desdibuja el sentido de lo colectivo y de lo
trascendente y las personas se refugian en un rabioso norte autorreferencial.
En la actualidad, las personas nos sentimos sin esfuerzo el centro del universo, y la
presencia de las dificultades que la vida trae nos empuja a salvar el propio barco, el
yo tan preciado, olvidando el marco grande del nosotros, del destino común. Así
ocurre también en la pareja.

Cuando aparecen los desencuentros y conflictos, cuando los hijos ponen a prueba
la fortaleza de la pareja, cuando aparecen los problemas económicos o de salud no
encontramos espacios de apoyo, sosiego y alivio en otros o en la comunidad.
Y ante la tensión, la frustración y el dolor, nos volvemos de nuevo hacia el yo, nos
dirigimos hacia el único refugio seguro: nosotros mismos.

En la mayoría de culturas, el vínculo de la pareja, especialmente de la pareja


convertida en padre y madre, tenía antaño un valor sagrado, reverente, de culto y
servicio a la vida.
La pareja era vista como la realización en el amor y en la sexualidad, y estaba al
servicio de la comunidad y la vida. La pareja era vista como la realización en el amor
y en la sexualidad, y estaba al servicio de la comunidad y de la vida.
Pero ya no es así. Ante la inseguridad de los modelos, la tentación es ceder a una
materialización de los vínculos, de manera que el otro puede llegar a ser visto como
un bien de consumo, efímero y fungible. La salida cómoda es despojar de alma a lo
humano.

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